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 CURSO:

DERECHO PROCESAL LABORAL


 DOCENTE:
MG. PÉREZ RAMÍREZ, MARCO A.
 ALUMNA:
VERA PÉREZ, ENITH CONSUELO
 CÓDIGO:
174018C
 AÑO Y SECCIÓN:
4 “B”
UNPRG | FDCCPP
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LA LLEGADA DE LA NUEVA LEY
PROCESAL DEL TRABAJO

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INTRODUCCIÓN

El presente ensayo abarcará el antecedente histórico del derecho laboral, contexto


universal y sus inicios en nuestro país con la finalidad del mejor entendimiento del
contexto en el que surge esta rama importante del derecho y cómo ha ido evolucionando
en el tiempo.

El derecho laboral es una materia relativamente nueva en comparación con el derecho


civil, si bien es cierto el trabajo es parte de la vida del hombre desde tiempos
inmemorables, sin embargo, el derecho laboral como tal no existía en esas épocas
antiguas.

El derecho laboral evoluciona cada vez que evolucionan los sistemas económicos en el
mundo. Con la aparición de sistemas como: el feudalismo, capitalismo, comunismo.

La tarea del derecho laboral es defender al trabajador. Pero, ¿desde cuándo el trabajador
empieza a adquirir tanta importancia? remontémonos a los inicios del hombre. Desde el
principio el hombre vio la necesidad de expandirse y buscar tierras nuevas, a su paso se
encuentra con culturas diferentes y quiere adueñase de sus riquezas lo que ocasiona
entrar en guerras.

En la edad moderna, se dieron algunas rebeliones que a menudo tenían que ver más con
el precio de los alimentos que con los derechos del trabajador. Surgen las grandes
fábricas, los grandes mercados y la nueva maquinaria que a la vez fomenta nuevos
sistemas de producción y nuevas necesidades sociales y nace la gran competencia.

Con el inicio de la revolución francesa, desaparecen las antiguas leyes de trabajo


dejando paso a un fresco aire de liberalismo y comunismo. Y por fin en el año 1940 se
crea el manifiesto comunista del derecho del trabajo que es el antecedente oficial de lo
que hoy conocemos como el derecho laboral moderno.

Mientras tanto el Perú no solo se ha caracterizado por la continua y constante


promulgación de diversas Constituciones, sino también por la indigente regulación
sobre derechos fundamentales.
Teniendo como punto de partida a la Constitución Política del Perú de 1823.

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DESARROLLO

Si retrocedemos en el tiempo veremos que el intento más remoto para establecer en el


Perú una jurisdicción especializada encargada de solucionar los conflictos laborales lo
encontramos en el proyecto de ley para crear un Tribunal de Hombres Buenos y
Prudentes, presentado al Congreso de la República en octubre de 1893 por los diputados
Teodomiro Gadea y Enrique Rubín. Según el proyecto presentado, el tribunal a crearse
estaría integrado por cinco hombres buenos y prudentes, designados por la Prefectura
del Departamento, de una terna doble que debía presentar la Unión Universal de
Artesanos. Su función sería juzgar las controversias entre los patrones y artesanos,
averiguando la verdad y actuando de buena fe, teniendo sus decisiones carácter
inapelable y produciendo ejecutoria cuando la cuantía del litigio no llegara a los
trescientos soles, caso contrario se podía interponer el recurso de apelación que sería
resuelto por la Corte Superior actuando como tribunal de equidad. El procedimiento a
seguir ante este Tribunal era sumarísimo, limitándose a la contestación de la demanda y
una estación probatoria de ocho días, vencidos los cuales se debía dictar sentencia.
Este primer intento de regulación de los conflictos de trabajo fue desestimado por la
comisión respectiva en 1895 por considerar que el Tribunal de Hombres Buenos y
Prudentes no ofrecía las garantías del caso para cumplir con su misión.
Al año siguiente, en septiembre de 1896, el diputado Santiago Giraldo presentó un
proyecto de ley para crear jurados mixtos que, por la vía de la conciliación y arbitraje,
dirimieran los conflictos entre los empresarios y los obreros. El proyecto contemplaba la
posibilidad que, si los laudos expedidos no eran aceptados por las partes, cualquiera de
ellas podía recurrir ante los tribunales de justicia. El proyecto fue desestimado por
considerársele “disociador de la clase obrera”.
Es así que a inicios del siglo XX el Estado peruano empieza a intervenir
progresivamente en las relaciones laborales mediante su actividad legislativa. La
incipiente legislación protectora empezó por abordar el tema de los accidentes de
trabajo, que estaban causando índices de mortalidad muy altos. Así, siguiendo a la Ley
de Accidentes de Trabajo de España de 1900, se aprobó la Ley sobre Responsabilidad
del Empleador por los Accidentes de Trabajo, otorgó competencia a los jueces de
Primera Instancia en lo Civil para conocer de los reclamos indemnizatorios derivados de
su aplicación, Ley 1378, del 24 de enero de 1911.

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Luego, en un primer intento de crear un órgano colegiado especializado en atender
controversias laborales, con la Ley N°4916(1924) “Ley del Empleado particular” se
optó por encomendar a un tribunal arbitral la solución de controversias que pudieran
presentarse entre los patronos y empleados; lo llamativo de esta disposición es que esta
regulación solo estaba dirigida a los empleados y no a los obreros, generando ello una
clara discriminación. esta ley no duró mucho porque no se podía concebir aún, un
código de Trabajo.
A partir de 1930, empieza una etapa de surgimiento del derecho procesal de trabajo en
el Perú, pues el fracaso de la solución de los conflictos laborales por medio del proceso
civil ordinario así como de las fórmulas arbitrales, sumado a los nuevos derechos
sustantivos reconocidos a los trabajadores, llevó a que se desarrollara en nuestro país no
solo el derecho procesal del Trabajo, como una disciplina jurídica autónoma, sino
también el fortalecimiento de la administración de justicia en materia laboral, llegando a
crearse órganos jurisdiccionales encargados de dar solución a los conflictos obrero
patronales, aunque con limitaciones en cuanto a sus atribuciones.
Es así que se expide la Ley N °6871 (1930), con la cual se crea los juzgados de trabajo
encargados de solucionar reclamos laborales de los empleados de
comercio(particulares) así como las derivadas de los accidentes de trabajo.
Por otra parte, mediante la Ley Nº 9483 del 31 de diciembre de 1941 se estableció el
Fuero Privativo de Trabajo (organizado por el D.L19040 de 1971) con el objeto de
resolver las demandas de los obreros sobre salarios e indemnizaciones, fijándose en este
caso que el Tribunal de Trabajo actuaba en segunda y última instancia. Considero que a
partir de esta norma podemos hablar del Derecho Procesal del Trabajo como una
disciplina autónoma en nuestro medio. Encontramos también al D.S. N°007-71-TR
(1971), mismo que aprobó el procedimiento para resolver las acciones seguidas ante el
fuero privativo de trabajo, y que considero es una mira al futuro, pues presenta los
principios modernos del derecho procesal laboral tales como la oralidad, sencillez,
concentración, economía procesal, inversión de la carga de la prueba, entre otros.
Asimismo, según mi punto de vista, el derecho Procesal del Trabajo empieza a
consolidarse a partir de 1980, pues con el principio de unidad de la función
jurisdiccional que establece la constitución de 1979, desaparece el fuero privativo de
trabajo tan pronto se dictara una nueva Ley Orgánica del Poder Judicial, lo que también
implicaba una reforma de la legislación adjetiva en materia de trabajo. Dicho principio,
se mantuvo con la constitución de 1993, por lo que en nuestro país no existe la
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posibilidad de instaurar una jurisdicción laboral independiente del Poder Judicial, sino
que dentro del mismo deben existir órganos que administren este tipo de justicia
especializada, tal como ocurre actualmente. Lo expuesto se ve reflejado en el D.S. 003-
80TR (1980), estableciendo una nueva y única regulación de los procesos laborales y en
el DL. N°767(1991), la cual aprueba la Ley Orgánica del Poder Judicial y además
dispone la integración definitiva del fuero del trabajo y comunidades laborales al Poder
Judicial, del mismo modo, otorgó a los Juzgados laborales competencia para conocer de
las demandas por incumplimiento de normas laborales que presentasen los trabajadores
con vínculo laboral vigente.
En esa línea, se ha promulgado la Ley No. 26636(1996), Ley Procesal del Trabajo, cuyo
objetivo es proveer a los justiciables un mecanismo que les permita acceder a la
prestación del TJE. La Ley Procesal del Trabajo se ubica, así, en el papel de instrumento
de la jurisdicción, incorporando a sí misma las modernas tendencias procesales y
procurando convertirse en una herramienta de la justicia, inspirándose en principios
como la inmediación, concentración, celeridad y veracidad (aunque aquí, se buscaba
una verdad objetiva y real, en lugar de una verdad legal). Cabe señalar también que esta
ley constituyó un proceso especial: un proceso ordinario laboral con audiencia única,
además, gracias a su segunda modificación se integró el recurso de casación, lo cual
considero sustancial, ya que de ese modo existiría una jurisprudencia unificada,
asimismo, se implementó una solución para conflictos de trabajo, la conciliación.
He creído necesario referirme también a la Carta magna de 1979, en razón de que, a
diferencia de las anteriores, se caracterizó por la prolija regulación que le dio al trabajo,
pero esencialmente por otorgarles la calidad de derechos fundamentales a una serie de
derechos que emanan de la relación laboral (como una remuneración equitativa, horario
de 8 horas de trabajo, medidas sobre higiene y seguridad laboral, el derecho a la
sindicalización, entre otros).
Ahora, recordemos que la Ley N°26636, tuvo diversas modificaciones por lo que se
creyó conveniente una reforma, hubo muchos intentos, pero a juicio propio, el más
resaltante sería el Proyecto de Ley N°117-2006, el cual se enfocaba en enfocaba en el
ámbito empresarial, por lo que no tuvo acogida.
Es por ello, que, en 2008, se destinó una comisión encargada de elaborar el
anteproyecto de Nueva Ley Procesal del Trabajo, pero una ley acorde a los tiempos, es
decir que tome en cuenta que la tecnología ha avanzado, y que se apoye en esta para

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lograr la celeridad procesal facilitando el acceso de los trabajadores a la justicia, que
instaure la oralidad y a su vez se resguarden los derechos fundamentales en el trabajo.
A mi criterio, dicha comisión empleó las herramientas adecuadas para lograr con los
fines preestablecidos, pues estableció una justicia laboral omnicomprensiva y ampliar la
competencia en materia laboral de los juzgados de paz letrados, introdujo la oralidad y
la tecnología, unificó la jurisprudencia y estableció su vinculancia, protegió
normativamente la libertad sindical y la igualdad, así como de los impedidos a trabajar y
menores.
En efecto, el anteproyecto, hoy Ley N° 29497, “Ley Procesal del Trabajo” in comento
fue aprobado y promulgado en el 2010, acercándonos así a legislaciones extranjeras más
avanzadas y garantizando al trabajador tutelar sus derechos fundamentales, en cuanto a
trabajo se refiera.

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CONCLUSIÓN

Tal como hemos visto en el desarrollo, las tareas de unificación, sistematización y


codificación de la legislación laboral en la historia a través de comisiones, se plantearon
exclusivamente por el camino de la formalidad; ni las organizaciones de los
trabajadores, ni de los empleadores participaron en las decisiones definitivas de dichas
comisiones lo cual explica en parte su fracaso. Y esto es debido a que ello no es
solamente un asunto técnico: una ley general o código de trabajo, por más acabada que
sea, no podrá nunca sustituir a la suma de reformas laborales necesarias que le permitan
al país combinar el crecimiento económico con justicia y paz social; esta codificación
no debe significar una simple consolidación de la actual legislación que es dispersa y
muchas veces ilegal; que el respeto a los derechos laborales deriva de un mandato
constitucional; y por último, tomar en cuenta lo relacionado con las organizaciones
sindicales, lo cual tiene honda repercusión en la marcha social y política del país. Ahora
existe un Consejo Nacional del Trabajo, donde están representados todos los estamentos
involucrados en el mundo laboral y, por otra parte, en el Congreso de la República hay
una Comisión de Trabajo que ha tomado con mucha madurez la necesidad de legislar en
materia laboral, hecho que ha permitido avanzar en más del 50% la elaboración de leyes
consensuadas.
Podemos afirmas que hubo un notable avance en material laboral, sin embargo, se debe
seguir en esta lucha. Un gobierno que tiende a la concertación nacional para todo el
país, en el plano laboral se debe traducir en una política de concertación social que
propicie un clima de diálogo y paz que contribuyan al desarrollo económico sustentable,
a la lucha contra la pobreza y a la convivencia en paz.
En este sentido, nos queda como reflexión el hecho de que el Derecho del trabajo debe
ir construyéndose sobre la base de verdaderas necesidades, pues es solo de esa forma
que se pueden atenuar o menguar las diferencias sociales existentes y poner fin a las
injusticias creadas no solo por los vacíos o deficiencias legales, sino sobre todo por los
propios actores de las relaciones laborales en nuestro país. 

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REFERENCIAS

 Seminario Evolución y tendencias recientes del derecho del trabajo en América


del Norte, Europa y América Latina.
 Revista de la Academia de la Magistratura “Doctrina y Análisis Sobre la Nueva
Ley Procesal del Trabajo”.

 Revista de la PUCP: “Surgimiento, Evolución y Consolidación del Derecho del


Trabajo”.
 Curso virtual sobre Nociones Básicas de Derecho Laboral por el Abogado
Eleazar Peña Barrios.

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