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c   : El carlismo fue un movimiento político de carácter antiliberal y antirrevolucionario surgido en España en el siglo
XIX que pretendía el establecimiento de una rama alternativa de la dinastía de los Borbones en el trono español en la persona de
Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, y sus descendientes. En sus orígenes propugnaba la vuelta al Antiguo Régimen.
En el siglo XX una parte del carlismo evolucionó hacia el socialismo autogestionario (el Partido Carlista), si bien más tarde se
produjo una escisión del sector tradicionalista conservador, que formaría la Comunión Tradicionalista Carlista. Ambos
movimientos tienen actualmente un apoyo electoral residual. Los carlistas formaban el ala tradicional de la sociedad española de
la época, englobando a los denominados «apostólicos», tradicionalistas y, sobre todo, a la reacción antiliberal. La lucha entre la
hija de Fernando VII y el Rey Don Carlos María Isidro fue realmente u na lucha entre dos concepciones políticas, de una parte los
defensores del Antiguo Régimen y de otra los partidarios de las reformas liberales, surgidas como consecuencia de la Revolución
Francesa y de la Revolución Industrial, que habían empezado a reorganizar la sociedad, tanto moral como materialmente,
especialmente en las clases populares. Así, el carlismo tuvo escasa repercusión en las grandes ciudades, siendo un movimiento
predominantemente rural. Su lema: «Por Dios, por la Patria y el Rey». En el siglo XIX se produjeron varias insurrecciones de los
carlistas contra el gobierno de Isabel II. Tres fueron las guerras carlistas: la primera (1833-1840), la segunda (1849-1860) y la
tercera (1872-1876). En ninguna de ellas los carlistas fueron capaces de imponerse y su objetivo no se alcanzó.

          : El Partido Moderado o Partido Liberal Moderado era uno de los dos partidos
políticos españoles (ambos liberales y dinásticos o isabelinos -es decir, defensores de la línea dinástica representada por Isabel II
frente a los carlistas-) que se disputaron el poder durante su reinado (1833-1868). Los R   o  R   son la
continuación de doceañistas del Trienio Liberal (opuestos a los 
   o   ) que en los últimos años del reinado de
Fernando VII efectuaron una mutua aproximación a los elementos menos absolutistas cercanos al poder. A la muerte del rey
apoyaron la sucesión de Isabel (la hija única del rey, una niña de tres años) bajo la regencia de la reina madre (María Cristina de
Borbón-Dos Sicilias). Del sistema político quedaban excluidos los carlistas (fuertemente absolutistas y partidarios del Antiguo
Régimen representado por la sucesión en el varón con más derecho: el infante Carlos Luis de Borbón). El partido se organizó en
1834, en torno a la presidencia gubernamental de Francisco Martínez de la Rosa. Tras unos años de predominio progresista, ocupó
el poder de forma continuada durante la denominada  R  (1843-1854) bajo el liderazgo del general Narváez, y tras
el bienio progresista (1853-1855) volvió al poder aliado con la Unión Liberal. Tras la revolución de 1868, y la constitución de
1869 no obtuvo representación en las nuevas cortes, y perdió todo su poder. Terminado el sexenio democrático y restaurada la
monarquía en 1874, se unió con la Unión Liberal para formar el Partido Liberal-Conservador, bajo la dirección de Cánovas del
Castillo. Sus principales ideas eran: fortalecimiento de poder real, capitalismo puro y centralismo total (ubicado en Madrid).
Durante su existencia tuvo el apoyo de parte del ejército (los   moderados, como el general Narváez), los terratenientes
(una oligarquía proveniente tanto de la aristocracia tradicional como de la alta burguesía, y especialmente situados en las zonas
latifundistas de Andalucía y la Meseta), y parte de las clases medias (la llamada     ). Económicamente tendían a
defender el librecambismo que permitieran la exportación de los excedentes agrícolas, lo que se adecuaba a los intereses de sus
bases sociales. Electoralmente defendían el sufragio restringido o sufragio censitario (que limitaba el censo electoral a los más
ricos, exigiendo para obtener la condición de elector demostrar un determinado nivel de propiedad o el pago de una cierta cantidad
de impuestos) por la misma razón.

          : El Partido Progresista era una formación política española del siglo XIX.
Surgió en 1834 como oposición liberal extremista al régimen de la regente María Cristina de Borbón y fue disgregándose
paulatinamente tras el inicio de la Restauración en España en 1874. Esta división entre exaltados, veinteañistas o progresistas y
moderados, doceañistas o conservadores va a caracterizar el panorama ideológico del siglo XIX y XX en España. Los progresista s
van a ser partidarios de la Milicia Nacional, el jurado popular, la soberanía nacional, la ampliación del sufragio censitario y el
laicismo. Por su parte, los moderados se oponen a ello y son partidarios de la soberanía compartida, las buenas relaciones con la
Iglesia y un requisito censitario más estricto para el sufragio. Durante el reinado de Isabel II fueron marginados del poder por la
preferencia de la reina por el partido moderado. Sólo gobernaron en periodos breves: durante la regencia de María Cristina entre
1835 y 1840 diversos gobiernos progresistas entre los que destaca el de Mendizábal y sus realizaciones más importantes fueron la
Constitución de 1837 y la Desamortización eclesiástica; durante la Regencia de Espartero entre 1840 y 1843, en la que
profundizaron en las reformas constitucionales y en la desamortización; y durante el breve Bienio Progresista entre 1854 y 1856,
en el que volvieron a realizar una nueva desamortización (la de los bienes municipales de Madoz) y una constitución que no llegó
a ponerse en marcha (la Constitución non-nata de 1856).

   : La Unión Liberal fue un partido político español de la segunda mitad del siglo XIX fundado por Leopoldo
O'Donnell en 1858 con la intención de aglutinar en torno al mismo a los moderados no absolutistas del reinado de Isabel II y a los
progresistas menos exaltados en un intento por ocupar el centro político de la época. Su presentación pública, no obstante, se
realizó cuatro años antes, en 1854. Por sus características que sólo se pueden deducir de la acción política cotidiana, no era un
partido de ideales, sino pragmático, cuyos principios básicos fueron conservar la Monarquía como forma de gobierno pero
alejándola de las tentaciones absolutistas, reformar la administración pública en un sentido centralista y ofrecer cierto grado de
multipartidismo a los Moderados y Progresistas. Junto a ello pretendía la reforma de la ley de prensa -que no llegó a realizar- y el
mantenimiento de una política económica de fuertes inversiones públicas. De hecho, tras las elecciones a Cortes de 1858, la Unión
Liberal ocupó la mayoría de los escaños lo que le permitió mantenerse en el poder hasta la revolución de 1868 y la llegada del
Sexenio Democrático. La Unión Liberal se agrupaba en torno a la personalidad de O'Donnell. Al mismo pertenecieron también
figuras como Juan Prim, Manuel Silvela y el mismo Antonio Cánovas del Castillo entre otros. El origen social de sus miembros
era muy dispar: nobles, abogados, empresarios, comerciantes, banqueros, militares y funcionarios. Para mantener el control de la
opinión pública, la Unión Liberal se sostenía en el periódico La Época, Ê  Ê  y       Ê.

    c : nace de la radicalización de sectores del Partido Progresista por la imposibilidad que tenían de llegar
al poder, monopolizado durante el reinado de Isabel II por los moderados. Este sector radicalizado se separó del Partido
Progresista y fundaron el Partido Demócrata en 1849. Los demócratas defendían la soberanía popular y el sufragio universal y
querían ampliar las libertades públicas; además, también defendían cierta intervención del Estado en algunos aspectos sociales
(instrucción pública, asistencia social, un sistema fiscal más justo) . El nuevo partido tuvo un importante apoyo popular y aglutinó
a los primeros núcleos republicanos y los primeros grupos de orientación socialista. Apoyaron el Manifiesto de Manzanares,
publicado por O´donell en 1854 y que permitió a los progresistas alcanzar el poder durante el Bienio Progresista. Entraron por
primera vez en las Cortes, en la que se elaboró una constitución más democrática que no llegó a estar en vigor: la Constitución
non-nata de 1856. Tuvo un papel destacado en el Pacto de Ostende en 1866, en el que se pactó el final del reinado de Isabel II con
progresistas y unionistas. Con estos grupos los demócratas participaron en la elaboración de la Constitución de 1869, que
convirtió a España en una verdadera monarquía constitucional. Pero la falta de reformas económicas y sociales que deseaban los
demócratas provocó una escisión dentro del partido y la mayor parte de sus afiliados fundaron el Partido Democrático
Republicano Federal, que fue uno de los grandes protagonistas de la I República.



   c  : El sufragio censitario o sufragio restringido consiste en la dotación del derecho a voto sólo a la
parte de la población que está inscrita en un censo electoral. Este censo suele tener ciertas restricciones, generalmente económicas
(como la posesión de un determinado nivel de rentas u oficio) o relacionados con el nivel de instrucción (leer y escribir), social
(pertenencia a determinado grupo social) o incluso el estado civil (casado). Se puede dar el caso de que reuniendo determinadas
características se disponga de derecho a más de un voto. El sufragio censitario se contrapone al sufragio universal, que no
establece condiciones salvo mayoría de edad y ciudadanía (aunque hasta el siglo XX estaba limitado al sufragio masculino). El
sufragio censitario fue la norma para calificar tanto a electores como a elegibles en las primeras revoluciones liberales
(norteamericana, francesa y española) y durante el siglo XIX. Durante los gobiernos moderados en el reinado de Isabel II se
intentó limitar la participación reduciendo el porcentaje de electores: en 1837 se aprobó una que estableció el 
 !, en la que tenían derecho de voto los "! y varones de determinado nivel intelectual
(en total unos 240.000 varones de más de 25 años 1/58 de la población); pero la Ley Electoral de 1846 restringió todavía más el
voto configurando un verdadero régimen oligárquico, al establecer un sufragio muy restringido que limitó el cuerpo electoral a
97.000 varones mayores de más de 25 años, lo que suponía el 0.8% del total de la población.


  
 # : El     consiste en el derecho a voto a toda la población adulta de un Estado,
independientemente de su raza, sexo, creencias o condición social. La evolución histórica del sufragio universal ha sido de una
evolución desde el     R (segunda mitad del siglo XIX) - todos los que supieran leer y escribir - a la
inclusión de la mujer (siglo XX en adelante), analfabetos (siglo XX) y mayores de 18 años (segunda mitad del siglo XX). En
España, se alcanza el sufragio universal masculino en 1891 y el de las mujeres en 1931. El Partido Demócrata, escisión del Partido
Progresista, lo defendía en su Manifiesto de 1849. Por primera vez, aparecerá reflejado en la Constitución de 1869 que establece
el sufragio universal masculino para los hombres mayores de 25 años. En 1891 un gobierno liberal presidido por Sagasta
restablece el sufragio universal masculino. Y no será hasta la Constitución republicana de 1931 cuando se establezca el sufragio
universal masculino y femenino, aunque con restricciones de edad. Con la Constitución de 1978, se establece el sufragio universal
para todos los mayores de 18 años.

  $c : La desamortización fue un largo proceso histórico-económico iniciado en España a finales del siglo
XVIII por Godoy (1798) y cerrado ya muy entrado el siglo XX y consistió en poner en el mercado, mediante subasta pública, las
tierras y bienes que estaban amortizados, es decir, que no se podían comprar ni vender. Estas tierras estaban en manos de la
aristocracia, la Iglesia católica o las Órdenes religiosas y los municipios y el Estado. Los objetivos de la desamortización eran:
reformar la estructura de la propiedad, obtener recursos para la Hacienda y lograr el apoyo popular para la causa liberal. Estos
objetivos no se consiguieron plenamente, y por lo tanto las desamortizaciones no fueron un éxito. En ningún caso fue el
campesino que trabajaba la tierra, y que tenía derechos adquiridos, el beneficiario de las compras de la tierra, ya que al cambiar el
concepto de propiedad el campesino perdió sus derechos tradicionales. Quien compraba tierras desamortizadas tenía un
compromiso con la revolución, para defender el dinero invertido, y por lo tanto apoyaba a los liberales en el gobierno. Los
beneficiarios de la desamortización serán los campesinos ricos y acomodados, la burguesía urbana especuladora y absentista, y la
aristocracia terrateniente. Las tierras se subastan y se adjudican al mejor postor, con lo que su venta no implicó un cambio en las
estructuras de la propiedad. Estas medidas suponen la desaparición de régimen señorial en el mundo rural. En España hubo tres
grandes desamortizaciones: La desamortización de Godoy (1798), la desamortización eclesiástica promovida por Mendizábal
(1837), la desamortización civil y general promovida por Pascual Madoz (1855).


c c  : Un concordato es un acuerdo entre la Iglesia Católica (Santa Sede) y un Estado para regular las relaciones
entre ellos, en materias de mutuo interés. Bajo el reinado de Isabel II fue sustituido por el concordato de 1851.
La política anticlerical de la Segunda República (1931,1939) llevó a la Santa Sede a tener el concordato por derogado. Tras la
instauración de la dictadura franquista (1939-1975) tras la Guerra Civil, las negociaciones para una renovación concordataria
fueron arduas y largas; de hecho se fueron firmando una serie de acuerdos parciales (provisión de las sedes episcopales, 19411;
provisión de los beneficios no consistoriales, 1941; seminarios y facultades eclesiásticas, 1946; elección de un vicariato castrense
1950) mientras las negociaciones se prolongaban. La firma del concordato definitivo solo se alcanza el 27 de abril de 1953
(Concordato español de 1953). En la actualidad, el régimen concordatario en España está compuesto por acuerdos firmados en
1979 sobre asuntos jurídicos, educativos, económicos, etc.

  % c : es un concepto ideológico surgido de la teoría política liberal, que puede remontarse a Locke y
Montesquieu (finales del siglo XVII en Inglaterra, siglo XVIII en Francia). Hace pertenecer la soberanía a la nación, una entidad
abstracta y única, vinculada normalmente a un espacio físico (la patria), a la que pertenecen tanto los ciudadanos presentes tanto
como los pasados y futuros, y se define como superior a los individuos que la componen. El mismo concepto de  (sujeto
de derechos, en igualdad de derechos con los demás miembros de la nación, y no súbdito u objeto pasivo de pertenencia a una
entidad política que se le impone) está asociado al principio de soberanía nacional. En la teoría clásica, la soberanía nacional se
traduce en un régimen representativo, porque la nación no puede gobernarse a sí misma directamente (ni siquiera en los sistemas
de democracia directa, dada la imposibilidad de reunir de hecho a la "nación eterna"). En la concepción restringida de soberanía
nacional, el voto no es un derecho del individuo, sino que esta función será reservada para quienes reúnan la dignidad suficiente,
generalmente unida a la riqueza personal (por entender que estarán más identificados con los intereses de la nación), y por tanto se
justifica el sufragio censitario. Mientras que el principio de la soberanía popular hace residir la soberanía en el pueblo, que estaría
formado por la totalidad del cuerpo social, en especial por los más humildes (el pueblo llano), y que sólo podría expresarse
mediante el sufragio universal.

#     : Montesquieu en su obra "Del Espíritu de las Leyes" describe la división de los   Ê 
en el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial y se promueve que su titularidad se encargue respectivamente al Parlamento o
Congreso, al Gobierno y los Tribunales de Justicia. Propuso que era necesario que las funciones del Estado se dividieran entre
distintos poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), para que el poder se autocontrole, a fin de evitar la tiranía. Según la doctrina
de la separación de poderes, redactar las leyes es tarea del poder legislativo, interpretarlas es tarea del poder judicial, y hacerlas
cumplir es tarea del poder ejecutivo. En la práctica, sin embargo, esta separación no suele ser absoluta. Según la teoría clásica de
Montesquieu, la división de poderes garantiza la libertad del ciudadano. Bajo esta separación de poderes, nace el llamado estado
de derecho, en el cual todos los poderes públicos están igualmente sometidos al imperio de la ley.

    # : Se denomina poder legislativo a una de las tres facultades y funciones primordiales del estado (junto
con el poder ejecutivo y el judicial) consistente en la aprobación de normas con rango de ley. Es una de las tres ramas en que
tradicionalmente se divide el poder de un Estado. En una democracia, el poder legislativo elabora y modifica las leyes existentes
de acuerdo a la opinión de los ciudadanos. Su función específica es la aprobación de las leyes y, generalmente, está a cargo de un
cuerpo deliberativo (congreso, parlamento o asamblea de representantes).

   &c
 # : El     es una de las tres facultades y funciones primordiales del Estado (  
     ) consiste en dictar y hacer cumplir las leyes que suele aprobar el gobierno o el propio jefe del Estado. El
ejecutivo en la rama de gobierno responsable de la gestión diaria del Estado. En muchos países, se utiliza la palabra gobiern o para
referirse al poder ejecutivo. Según la doctrina de la separación de poderes, redactar las leyes es tarea del poder legislativo,
interpretarlas es tarea del poder judicial, y hacerlas cumplir es tarea del poder ejecutivo. En la práctica, sin embargo, esta
separación no suele ser absoluta. El jefe de gobierno es la figura visible y de mayor peso del poder ejecutivo.

   &
c : es aquel poder del Estado que, de conformidad al ordenamiento jurídico, es el encargado de administrar
justicia en la sociedad, mediante la aplicación de las normas jurídicas, en la resolución de conflictos. En el caso del Poder Judicial
los juzgados y los tribunales ejercen la potestad jurisdiccional, que suele gozar de imparcialidad y autonomía. El Poder judicial
debe ser independiente para poder someter a los restantes poderes, en especial el ejecutivo, cuando estos contravengan el
ordenamiento jurídico. El papel arbitral entre el poder legislativo y el ejecutivo requiere de un poder judicial fuerte y respetado
como uno de los poderes fundamentales del estado cuya independencia es un valor a preservar porque de ella depende que el
sistema no deje de funcionar y la democracia de paso a la tiranía.

 
c   : es un '( ) ) o toma del poder político, de un modo repentino y violento, por parte de un
grupo de poder, vulnerando la legitimidad institucional establecida en un Estado, es decir, las normas legales de sucesión en el
poder vigentes con anterioridad. El '(  o (!   se produce cuando la toma del poder es realizada
por miembros de las fuerzas armadas. Suele darse en estados con una influencia excesiva del poder militar en el gobierno civil,
que en muchos de los casos lo llevan a cabo mediante los golpes de Estado o pronunciamientos. En la España del siglo XIX,
fueron frecuentes los pronunciamientos protagonizados tanto por los liberales moderados como los progresistas. Desde los
pronunciamientos liberales contra Fernando VII, incluido el de Riego en 1820, hasta los protagonizados por militares progresistas
en la Sargentada de la Granja (1836), el de O´donell en Vicálvaro en 1854, el golpe que derrocó a Isabel II en 1868, el que acabó
con la Primera República en 1874 a cargo del general Pavía y el de Martínez Campos en ese mismo año para restaurar la
monarquía en la persona de Alfonso XII.
      : La libertad de culto, libertad religiosa o libertad de conciencia es un derecho fundamental que se
refiere a la opción de cada ser humano de elegir libremente su religión, de no elegir ninguna (irreligión), o de no creer o validar la
existencia de un Dios (ateísmo y agnosticismo) y poder ejercer dicha creencia públicamente, sin ser víctima de opresión,
discriminación o intento de cambiarla. Este concepto va más allá de la simple tolerancia religiosa que permite, como una
concesión graciable, el ejercicio de religiones distintas a la oficial, en situaciones de confesionalidad del Estado propias del
Antiguo Régimen. En las democracias modernas generalmente el Estado garantiza la libertad religiosa a todos sus ciudadanos. El
derecho a la libertad religiosa se empieza a reconocer en España en la Constitución de 1837, en la que no se prohíben otras
religiones distintas a la católica. En la Constitución non -nata de 1856 se reconoce el derecho de libertad de conciencia en materia
religiosa. La libertad de cultos queda consagrada en la Constitución de 1869.

     *  : La libertad de expresión es un derecho fundamental o un derecho humano, señalado en el


artículo 19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, y las constituciones de los sistemas democráticos,
también lo señalan. De ella deriva la libertad de imprenta también llamada libertad de prensa. En España hubo un brote de libertad
de expresión durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) ya que las Cortes de Cádiz reconocieron la libertad de imprenta
en 1810. Con el regreso de Fernando VII de España se suceden alternativamente las etapas de represión y libertad de expresión
coincidiendo con los periodos absolutistas y liberales respectivamente. Pero no será hasta la Constitución de 1837 cuando se
reconozca la libertad de expresión como derecho de todo ciudadano. Durante el gobierno moderado (1844-1854) se recortaron
todos los derechos y fundamentalmente el de expresión.

  % c   : se produce cuando las Cortes (el Parlamento) y el Rey comparten poderes. Normalmente, en
estos casos el Rey asume poderes legislativos, que en principio deberían ser ejercidos por las Cortes, y poderes ejecutivos, que en
las monarquías parlamentarias suelen detentar los gobiernos emanados de la soberanía popular. En España, la soberanía
compartida ya aparece en la Constitución de Cádiz de 1812, en la que el Rey asume poderes ejecutivos aunque con limitaciones.
En el Estatuto Real de 1834 las Cámaras tenían funciones muy limitadas y el monarca mantenía importantes poderes: podía
convocar y suspender Cortes cuando quisiera y cualquier ley, además de la aprobación de las Cámaras necesitaba el
consentimiento del rey (derecho de veto). Incluso en la Constitución de 1837 el rey tenía además del poder ejecutivo otros
poderes: iniciativa legislativa, veto ilimitado, el rey designaba a senadores y nombramiento de ministros y podía adoptar la
disolución de las Cortes. Esta soberanía compartida fue consagrada en la Constitución de 1845 de carácter moderado. En el
proyecto constitucional progresista de 1856 (Constitución non-nata) se limitaba el poder de la Corona, las Cortes tenía mayor
autonomía y el Senado era elegido por el pueblo.

c       : Un Estado confesional es el que se adhiere a una religión específica. Esa situación
puede ser simplemente resultado de los usos y costumbres o tradición, o reflejarse en sus respectivas legislaciones, especialmente
en la constitución. El que el Estado reconozca una religión oficial, no significa que otras religiones no se permitan practicar
libremente, bien públicamente o bien restringidas al ámbito privado. Esa situación es la de tolerancia religiosa o intolerancia
respectivamente. La situación contraria es la de Estado aconfesional, laicismo o separación Iglesia-Estado. La constitución de
Cádiz de 1812 proclamaba que la religión no sólo del Estado, sino de la Nación misma,    R       
 R    . El apoyo del clero al bando absolutista durante la Guerra Carlista explica la enemistad de los liberales,
sobre todo de los progresistas, que no dudarán de llevar a cabo una desamortización.de los bienes eclesiásticos que restó poder
económico a la Iglesia. Las relaciones oficiales con la Iglesia se recuperan con el Concordato de 1851, por el que el estado se
obliga al mantenimiento de los eclesiásticos con fondos públicos. La alternancia de progresistas y moderados iba dando el pulso
de una mayor o menor aproximación a la iglesia, siendo el momento más alejado el Sexenio Revolucionario (1868-1874), y el más
próximo la Restauración borbónica, en que se expulsó de la universidad a los que no se ajustaran a la ortodoxia religiosa
(Francisco Giner de los Ríos, que se vio forzado a fundar la Institución Libre de Enseñanza). El crecimiento de las comunidades
religiosas fue visto con tanto recelo por los liberales dinásticos que se llegó a promulgar la ley del candado en 1910, que lo
limitaba. En la Segunda República se instauró un Estado laico (prohibiendo por ejemplo a los religiosos ejercer la enseñanza y
expulsando a los jesuítas). Después de la Guerra Civil, bajo la dictadura de Franco el estado volvió a ser confesional (a veces hasta
la exageración, en contraposición del periodo anterior), identificándose con el término nacionalcatolicismo y se firma en este
periodo el Concordato de 1953 muy favorable para la Iglesia católica. Tras la proclamación de la Constitución Española en 1978,
España es formalmente un estado aconfesional, manteniendo relaciones con los distintos credos. No obstante, la Iglesia Católica
tiene en España una posición especial, apoyada en el Concordato de 1978, un acuerdo con la Santa Sede que fue aprobados por las
Cortes antes de que la Constitución entrara en vigor, basada en la subvención por parte del Estado (en 2006 se llegó al acuerdo de
destinar el 0,7% de los ingresos del IRPF) y en una posición privilegiada en la enseñanza (obligación de los centros de ofertar la
clase de religión católica, voluntaria para los alumnos, y financiación pública para la enseñanza concertada, en su mayor parte
bajo el control de distintas organizaciones católicas). Los conflictos entre la Conferencia Episcopal y los sucesivos gobiern os de la
democracia han sido recurrentes, particularmente durante el gobierno de Rodríguez Zapatero, en que la emisora de radio COPE,
controlada por aquélla, ha pasado a ser el principal medio de comunicación de oposición al gobierno, junto con el periódico El
Mundo. Asuntos como el matrimonio homosexual o la citada clase de religión han producido manifestaciones promovidas desde
grupos católicos, en un intento de impulsar los valores católicos en la vida pública mucho mayor que el que se dio en el comienzo
de la transición en respuesta a las leyes del divorcio (con la UCD de Leopoldo Calvo-Sotelo en el gobierno) o el aborto (con el
PSOE de Felipe González).

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