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Cambios emocionales y conductuales generados a partir de la separación de sus

padres, que afecta en su bajo desenvolvimiento escolar

Como segundo argumento sostiene que, los problemas conductuales y emocionales, así

como la resolución de conflictos han sido temáticas abordadas y consideradas por

profesionales de diferentes campos (educativos, psicológicos y de trabajo social). La

preocupación vendría de cómo repercuten estos cambios conductuales en la etapa de la

adultez. Como lo cita, Oldham, Skodol y Bender, (2007). Cuando la conducta del menor

comienza a ser desviada y sobrepasan las reglas impuestas para vivir con la sociedad

(personal, familiar y social del menor), se estará produciendo un trastorno conductual que

puede proceder cuando el menor ya sea adulto en trastornos de personalidad. Citado en

Acevedo y Contreras, (2016, p.15).

Por ende, que el menor no tenga una conducta adecuada y sobrepase las reglas para vivir

en armonía con la sociedad, se podría llegar a producir un trastorno conductual que puede

llegar a repercutir cuando el joven ya está en la etapa adulta en trastornos de personalidad.

Por otra parte, debido a la separación de los padres, el menor puede verse afectado de

distintas formas y pueden llegar a adoptar conductas inadecuadas. Para el caso, Seijo,

Fariña, Novo, indican que: “El menor puede adoptar hábitos que ya había superado

anteriormente”, (2002).

Aparecen sentimientos en los menores de edad después de que sus padres se

divorcian creen que son culpables de la separación, todos estos sentimientos,

que frecuentemente surgen en los niños, pueden derivar en comportamientos


inadecuados, siendo los más comunes la aparición de conductas

inapropiadas, que pueden tener un carácter regresivo, es decir, que el niño

adopte hábitos anteriores que había superado (enuresis, chuparse el dedo);

como manierismos, tics, tartamudeo o una maduración impropia de su edad,

mostrándose excesivamente cooperativos, educados, autodisciplinados y

autocontrolados […]. Citado en Acevedo y Contreras, (2016, p.15).

En consecuencia, de la separación de los padres, el menor presenta sentimientos de

culpabilidad entre otros, la mayoría de estos sentimientos pueden derivar en

comportamientos inadecuados del menor, es decir que el menor posiblemente vendría a

adoptar hábitos que ya había superado anteriormente lo cuales vendrían a reflejarse con una

maduración impropia para su edad.

Además, cuando surge un proceso de separación de los padres, el hijo empieza a adoptar

diferentes reacciones, las cuales no les permiten desenvolverse correctamente en su etapa

académica. Por lo mencionado, Seijo, Fariña, Novo indican que: “Los menores adoptan

reacciones de abandono, impotencia y rechazo”, (2002).

[…]Siendo habitual que después del divorcio los niños manifiesten una serie

de reacciones tales como: sentimientos de abandono, por no entender la

razón por la cual uno de sus progenitores deja el hogar, asumiendo este

comportamiento como un abandono hacia ellos; sentimientos de impotencia,

por tener que ir asimilando repentinos cambios en sus hábitos y rutinas

(colegio, vecindario, hogar); sentimientos de rechazo, derivados de una mala

interpretación por parte de los niños, del hecho de que sus padres les

dediquen menos tiempo. Citado en Acevedo y Contreras, (2016, p.21).


Es decir que, luego de la separación de sus padres los menores vendrían a adoptar

reacciones como: sentimientos de abandono, impotencia y rechazo, las cuales vendrían a

ser una limitante para el buen desenvolvimiento académico del menor en su etapa

estudiantil.

También, las familias disfuncionales provienen de una mala planificación familiar,

embarazos precoces, falta de comunicación, por lo cual se conlleva a una mala

organización e inestabilidad emocional dentro de la familia generando un ambiente de

malestar, por lo cual los lleva a la separación y a un bajo rendimiento de su menor hijo. Por

otra parte las familias intactas no cumplen con ninguno de los problemas mencionados

anteriormente, por la cual sus hijos tienen una mayor capacidad de estudio, ya que cuentan

con menos preocupaciones. Como lo cita Popenoe, (1995).

Cuando llega a producirse un proceso de separación, el aprendizaje del

menor se ve afectado porque, aquel infiere en los patrones de estudio del

menor, por ende obtiene un bajo rendimiento académico. Asimismo los

estudiantes que provienen de familias intactas son los que mayormente

obtienen un mayor rendimiento académico en la etapa estudiantil. Citado en

Acevedo y Contreras, (2016, p.19).

Por lo mencionado se podría llegar a afirmar que, los estudiantes que provienen de

familias disfuncionales tienen menos aptitud de obtener un alto rendimiento académico, que

los que vendrían de familias intactas

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