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PRINCIPALES FALLAS GEOLOGICAS EN COLOMBIA Y EN EL

DEPARTAMENTO DEL TOLIMA

CRISTIAN RENE PERALTA ORJUELA

INSTITUCION DE EDUCACION SUPERIOR ITFIP


FACULTAD DE INGENIERIA Y CIENCIAS AGROINDUSTRIALES
PROGRAMA DE GESTIÓN DE LA CONSTRUCCION
ESPINAL - TOLIMA
2013
PRINCIPALES FALLAS GEOLOGICAS EN COLOMBIA Y EN EL
DEPARTAMENTO DEL TOLIMA

CRISTIAN RENE PERALTA ORJUELA

EDWIN GUARIN
Ing. civil

INSTITUCION DE EDUCACION SUPERIOR ITFIP


FACULTAD DE INGENIERIA Y CIENCIAS AGROINDUSTRIALES
PROGRAMA DE GESTION DE LA CONSTRUCCION
ESPINAL - TOLIMA
2013
SITUACION GEOLOGICA EN COLOMBIA

Colombia está situada, dentro del dentro del marco tectónico global, en la placa
suramericana que sufre un proceso de separación de la placa Africana. El vestigio
de esa separación es una sutura en el piso del océano atlántico denominado Rift:
allí diariamente sale magma que conforma el piso del océano atlántico originando
un fenómeno de expansión y crecimiento.

Por estar en la esquina noroccidental de la placa suramericana, como se observa


en el mapa, Colombia se encuentra en un sitio de choque entre la placa pacifica y
oceánica, y el borde de la placa sudamericana, allí la placa pacifica empieza
penetrar debajo de ella, en un evento conocido como subducción. La placa del
Caribe también presenta una subducción y penetra a una velocidad de 1 a 2 cm
por año, la placa pacifica penetra a una velocidad mayor de 6 cm por año.

- Falla Salinas. Longitud 160 Km. Ubicada al costado oriental del Magdalena
Medio, es falla inversa con desplazamiento de tres km. lo que explica el
levantamiento del altiplano Cundiboyacense. Al sur, en el Huila, se encuentra la
falla del Magdalena, al occidente la de Mulato (Mariquita), y al norte se inicia la
falla Santa Marta Bucaramanga que es de rumbo. 
- Fallas Santa María, Yopal y Guaicaramo. Tres fallas en el margen oriental de la
cordillera Oriental, todas de cabalgamiento y paralelas, entre sí. En el costado
nordeste de estas, está la falla Bocono (Venezuela) con una dirección N 45° E y
de rumbo derecho. Las fallas de cabalgamiento más notables del país son éstas
situadas a lo largo de la Cordillera Oriental, cuyo buzamiento se da hacia ella con
fuerte ángulo.

- Sistema de Fallas de Algeciras. Partiendo del Golfo de Guayaquil (Ec) hacia el


sector meridional del sistema Guaicaramo, este sistema de fallas de rumbo
deslizante y desplazamiento vertical, con actividad geotectónica, muestra dirección
NE-SW y comprende las fallas Algeciras, Pitalito, Yunquillo, San Francisco y
Afiladores.

- Falla Cauca y sector central de la de Romeral. De Cartago a Puerto Valdivia, el


Cauca es un graben comprimido entre las dos cordilleras; por lo tanto las dos
fallas son inversas, buzando hacia ambas cordilleras, la Occidental y la Oriental
respectivamente.

- Falla de Santa Marta-Bucaramanga. Longitud 600 Km., al Norte el aluvión que la


cubre expresa topográficamente su actividad cuaternaria. Según perforaciones
ésta falla de dirección sudeste es una falla de rumbo izquierdo con un
desplazamiento de 110 Km., lo que explica la curvatura de la Cordillera Oriental.

- Falla Bonocó. Corta los Andes de Mérida en dirección NE, tiene una importante
actividad con desplazamiento dextro lateral del orden de 1 centímetro por año. El
extremo SW se une con las escamas de cabalgamiento de la región de Pamplona,
donde confluyen los Andes de Mérida y el Macizo de Santander.

- Falla Oca. Falla de rumbo con desplazamiento dextrolateral de 60 Km. según


perforaciones. Su dirección es EW. Limita el norte de la Sierra Nevada y penetra a
Venezuela pasando por la boca del Golfo de Maracaibo.

- Falla Cuisa. Es paralela y armoniza con la anterior. Localizada 80 Km. al norte de


la falla Oca; esta falla de rumbo muestra un desplazamiento derecho de 25 Km.

- Falla Otú. La más antigua de la Cordillera Central, con dirección N 15° W,


expuesta al sur en 125 Km., se sumerge luego en los estratos terciarios de la
costa con dirección a Montería; muestra un movimiento sinixtrolateral de 65 Km.
medidos donde ella emerge. Otú armoniza con la falla Santa Marta Bucaramanga
por ser de rumbo izquierdo y por su paralelismo con ella.
- Falla Cimitarra. Nace en la confrontación Otú-Palestina y se extiende hasta
Barrancabermeja, siendo visible por su fuerte expresión topográfica en un trayecto
de 120 Km. Su juventud se infiere por la intensa alteración de las formaciones
miocenas del Valle Medio del Magdalena. Si las fallas antiguas, Otú y Santa
Marta-Bucaramanga son de movimiento sinixtrolaterales, las fallas transcurrentes
más jóvenes del terciario medio, como la falla Cimitarra al ser dextrolaterales
anuncian cambios de esfuerzos tectónicos que armonizan con el tectonismo
terciario de la cuenca del Caribe.

- Falla de Palestina. Tiene una longitud de 300 Km., una dirección N 15° E y un
desplazamiento dextrolateral de 27.7 Km. medidos donde ésta falla de rumbo
desplaza a la de Otú. Palestina es muy joven por su fuerte expresión topográfica.
El extremo sur presenta vulcanismo fisural, desde el Ruiz hasta el Quindío.

- Falla Romeral. Se extiende de la costa norte colombiana en dirección al Ecuador


pasando por Medellín, Armenia y Popayán. Al Norte el aspecto es de rumbo; en el
centro de falla de compresión o inversa, al Sur de cabalgamiento. Por la
distribución alineada de cuerpos ígneos ultramáficos, en su contorno, se prevé que
profundice la corteza.

- Falla Atrato. Pasa 15 Km. al oriente de Quibdó, con dirección N-S, es decir,
paralela a la Romeral. Estuvo bajo compresión pero ahora muestra
desplazamiento de rumbo izquierdo. Atrato sale por el golfo de Urabá y entre ella y
Romeral norte encontramos la falla Sabanalarga que en su extremo norte,
Montería, da origen a la falla Bolívar.
CALDAS TEAR SE DENOMINA LA FALLA IGNORADA EN LOS MODELOS
GEOLÓGICOS, QUE HOY MODIFICA LA ESTIMACIÓN DE LA AMENAZA
SÍSMICA EN EL CENTRO DEL PAÍS. SE CONSIDERA LA CONTINUACIÓN DE
UN NÚCLEO DE EXPANSIÓN SUBMARINO EN EL PACÍFICO, CUYA ÚLTIMA
ACTIVIDAD FUE HACE 9 MILLONES DE AÑOS.

Recientemente, el Grupo de Geofísica de la Facultad de Ciencias de la


Universidad Nacional de Colombia y la Universidad de Texas en Austin dieron a
conocer un innovador modelo geológico que fue evaluado en Manizales, y sus
resultados varían el nivel de amenaza sísmica que se conocía para algunas
ciudades del país.

La nueva propuesta tectónica evidencia una división del territorio en dos


segmentos que se han alejado aproximadamente 240 kilómetros durante los
últimos 10 millones de años (figura 1), y la existencia de una gran fractura o falla
de la litósfera denominada Caldas Tear.

La revaluación de la amenaza sísmica en Colombia, liderada por el profesor Ómar


Darío Cardona de la UN en Manizales, indica que los parámetros manejados hasta
hoycambian en algunos sitios, si se tiene en cuenta esta falla en el modelo
tectónico utilizado para definir las exigencias de la Norma Sismo Resistente, NSR–
10.

Tal fractura llega a profundidades de más de 150 km y atraviesa la Región Andina


desde el Pacífico hasta el Piedemonte Llanero, es decir, de occidente a oriente.

Debido a su ubicación y comportamiento, podría haber causado los sismos de


Tauramena en 1995 (de magnitud 6,5), de Armenia en 1999 (magnitud 6,2) y el
terremoto de Honda–Mariquita en 1805.

Su disposición lineal entre Bahía Solano (Chocó) y Tauramena (Casanare) puede


considerarse como la continuación de Sandra Ridge, un centro de expansión del
piso marino ubicado en el océano Pacífico colombiano, que tuvo su última
actividad hace 9 millones de años.

Implicaciones económicas y territoriales

La alineación de estas dos estructuras (Caldas Tear y Sandra Ridge) crea una
división geológica que determina marcadas diferencias.

Por ejemplo, al sur de la falla Caldas Tear, el país tiene un vulcanismo activo
caracterizado por volcanes como el Ruiz, Tolima, Machín, Huila, etc., mientras que
al norte, en zonas como Paipa, Iza y San Diego (Boyacá), se ha extinguido.

Este fenómeno, la sismicidad y la reinterpretación del modelo de fallas geológicas,


como consecuencia de la fractura tectónica, tendrían incidencia en el marco de la
planificación territorial y cambios en las exigencias de sismorresistencia,
particularmente a lo largo de la mencionada estructura.

Debido a que Caldas Tear ha redefinido la geometría de cuencas sedimentarias y


hasta el patrón de depósitos minerales e hidrocarburíferos, el reconocimiento de
su existencia puede también tener repercusiones económicas relevantes.
La fractura de la litósfera fue determinada a partir de la compilación de datos
adquiridos a lo largo de muchos años por diversas instituciones de la Nación
(Agencia Nacional de Hidrocarburos, Ingeominas y el Instituto Geográfico Agustín
Codazzi).

Se tuvo en cuenta: sismicidad (variación espacial y temporal de los eventos),


análisis geoquímicos (composición química de las rocas), anomalías gravimétricas
(variaciones locales del campo gravitacional), anomalías magnéticas (contrastes
del campo magnético remanente en las rocas), información térmica (distribución
del gradiente geotérmico) y datos geológicos.
En efecto, la combinación de múltiples observaciones y variables, así como su
modelado numérico, han servido para establecer su presencia y geometría. Solo
hasta mediados del 2010 fue posible la identificación de la falla en forma definida.
FALLAS GEOLOGICAS EN EL DEPARTAMENTO DEL TOLIMA

Las fallas geológicas son fenómenos naturales que corresponden a fracturas de


las rocas con desplazamiento de los segmentos producidos. Las rocas, al igual
que los cuerpos sólidos, cuando se someten a esfuerzos, inicialmente se pliegan,
posteriormente se fracturan y liberan energía en forma de ondas sísmicas que
ocasionan terremotos y maremotos. Nuestro país está cruzado en todas las
direcciones por fallas geológicas, pero esto no debe preocuparnos porque son
muy antiguas y entonces se considera que están estabilizadas; vale decir, carecen
de movimiento.
El problema se presenta cuando las fallas afectan rocas del Cuaternario, con
menos de un millón de años de edad, que son las más jóvenes conocidas y que al
tener fallas se consideran activas, o sea que eventualmente pueden moverse y
producir terremotos, como el ocurrido recientemente en Popayán, donde hubo
notorias pérdidas humanas y materiales.
La falla de Ibagué atraviesa gran parte de su casco urbano y afecta sedimentos
cuaternarios. Esto le imprime carácter histórico, y por lo tanto es necesario
estudiarla, para determinar si sufre algún desplazamiento, establecer la magnitud
y la dirección del mismo y disponer, de acuerdo con los resultados del estudio, el
uso potencial de la tierra.
Gran parte del trazo de la falla de Ibagué cuenta con asentamientos humanos
adyacentes al mismo y la urgencia de determinar si es activa o no, radica en los
estragos que podría causar en estas áreas tan densamente pobladas.
Observacioens de campo, como estado de los sardineles, grietas en los muros de
las casas, descuadre y desgaste excesivo de líneas férreas y el deterioro de los
concretos rígidos y elásticos de carreteras, indican indirectamente el movimiento
de las fallas.
Estudios sísmicos, utilizando ondas sonoras, aunque sofisticados, dan idea
también de la actividad de las fallas. El método más común para determinar el
movimiento de fallas son los levantamientos topográficos de precisión o medidas
geodésicas. Para esto se ubican mojones o puntos fijos de referencia, sobre calles
o en lugares visibles de edificaciones y se les determina por medio de
coordenadas X y Y su posición en el espacio y con la coordenada Z, su altura.
Cada seis meses y durante varios años se chequean las coordenadas X, Y y Z y si
no cambian en sus valores la falla es inactiva, pues sus bloques permanecen
estáticos.
Si estas coordenadas varían, se determinan su magnitud y la dirección del cambio
para establecer así la dirección y la intensidad del desplazamiento de las rocas,
originado por la falla activa. El Instituto de Investigaciones en Geociencias, Minería
y Química, Ingeominas, Regional Ibagué, efectúa el estudio geodésico de la falla
del mismo nombre y en este enero de 1992, cuando se termine la implementación
de los mojones, se iniciará la determinación de las coordenadas iniciales.
Preliminarmente y por las observaciones de campo, se cree que la falla geológicas
de Ibagué, a pesar de su juventud, es inactiva, pero desde luego la última palabra
la tiene la geodesia. Ingeominas contribuye de esta forma al planeamiento
urbanístico de Ibagué, efectuando el primer estudio sobre control de fallas
presumiblemente activas en Colombia.
LOS RUIDOS, FUMAROLAS Y FLUJOS QUE EMERGEN DEL VOLCÁN
CORRESPONDEN AL CHOQUE DE DOS FALLAS GEOLÓGICAS EN SU
PROFUNDIDAD: MACHÍN Y CAJAMARCA. GEÓLOGOS ANALIZAN LAS
ENTRAÑAS DE ESTE CRÁTER ACTIVO, QUE TIENE EN ALERTA A LOS
POBLADORES DEL TOLIMA.

Poco nombrado hasta hace unos dos lustros, el volcán Cerro Machín se confunde,
por su baja altura, con la topografía de la región. Su cráter abarca 2,4 kilómetros
de largo y está ocupado por conos (montañas) que se formaron progresivamente
en el cerro con erupciones lentas de lava.

Durante octubre de este año se registraron 2.006 sismos de baja magnitud y se


reportaron ascensos en los niveles de actividad, con magnitudes que oscilaron
entre 0,73 y 3,5 en la escala de Richter, según reporte del Instituto Colombiano de
Geología y Minería (Ingeominas).

Carlos Alberto Vargas, profesor del Departamento de Geociencias y director del


Grupo de Geofísica de la Universidad Nacional de Colombia, junto a estudiantes
del posgrado de Geofísica examina desde hace cinco años la estructura interna
del Machín, y según él “la actividad de este cráter es parte de la amenaza que
configuran todos los volcanes del mundo”.
Ruidos, ¿nada que temer?

Inicialmente, el grupo rastreó los tramos de la carretera que comunica a Armenia


con Ibagué –despensa agrícola del país–, donde se ubica el volcán Cerro Machín,
a 7 km del casco urbano de Cajamarca y a 35 km de Ibagué, sobre la vía
Panamericana.

Allí instalaron 36 estaciones sismológicas, aparatos de alta sensibilidad que miden


los movimientos del suelo, es decir, sismos de baja energía cuyos registros se
parecen a los que reporta un electrocardiograma.

Estos equipos fueron prestados por el consorcio Iris–Passcal, que integra unas 70
universidades norteamericanas y del cual hace parte la Universidad Nacional de
Colombia como miembro extranjero.

Como la idea era analizar la estructura de la cordillera Central, el origen del


vulcanismo aledaño a la zona y recoger información sobre el espesor de la
corteza, los geólogos realizaron cinco detonaciones de 100 kg de dinamita,
semejando una ecografía materna, es decir, impactando una zona para que
emitiera señales. En el caso del procedimiento realizado en estas capas de suelo,
se registraron perturbaciones desde Calarcá hasta Ibagué.

El profesor Vargas explica que, con el estudio realizado, no fue tan evidente la
presencia de vulcanismo activo, o sea, lava fundida con alto contenido en gases,
dióxidos, sulfuros o vapor de agua, propios de la actividad de un volcán. “En
cambio, sí nos sugirió la existencia de una interacción entre las fallas geológicas
Machín y Cajamarca, que han permitido la infiltración de aguas termales y con
algún contenido de sustancias como azufre”, lo que hace que el cerro emita ruidos
producto de la fisura interna.

Una segunda fase consistió en aplicar tomogramas, imágenes similares a los TAC
(tomografía axial computarizada) que se utilizan en medicina para analizar
órganos internos. Así, los investigadores sacaron fotografías por cada una de las
secciones o capas de la Tierra para analizar las estructuras internas.

Como lo reporta el profesor Vargas, más allá de la sismicidad detectada y la


ocurrencia de aguas termales en la superficie, con las pruebas aplicadas sobre la
actividad del Machín no ha sido contundente la detección de magmatismo activo,
definido como una mezcla de roca fundida y gases a alta temperatura que tiende a
subir a la superficie para convertirse en lava.
Para el profesor Gonzalo Duque, del Departamento de Ingeniería Civil de la Sede
Manizales, la altitud del Cerro Machín (2.750 msnm) produce una mayor energía
potencial porque el magma tiene que ascender apenas la mitad de lo que debiera
en una cumbre como la del Ruiz, donde la altitud es del orden de 5.300 msnm.
“Esa menor altura significa un ahorro de energía que queda disponible para hacer
una erupción de mayor magnitud, en caso de que se diera”.

Para el grupo de geólogos y geofísicos de la UN en Bogotá, la conclusión es que


existe un rompimiento interno ocasionado por el choque de dos fallas geológicas
que se cruzan: Machín y Cajamarca, “ello explica los ruidos y el potencial ascenso
de material desde su profundidad”. Nada que temer.

El Túnel de La Línea

Según el ingeniero Néstor Ocampo, director de la Fundación Cosmos, que estudia


el Machín, al proyectar el Túnel de La Línea, que comprende la construcción de la
carretera del sector Calarcá – Cajamarca, no se tuvo en cuenta la existencia del
volcán como posible amenaza, a pesar de las recomendaciones de Ingeominas.

La construcción de este paso subterráneo hace parte de la megaobra Cruce de la


Cordillera Central: Túneles del II Centenario y Segunda Calzada Calarcá –
Cajamarca. Inició en el 2009 y proyecta su culminación en el 2013, según Ana
María Yarce, gerente del proyecto, quien afirma que ya hay 1.530 metros
excavados de 8.800 que entrarán a operar en tres años. Una vez concluida la
obra, se reducirá de 45 a 33 km el tramo.

Mario Duque, supervisor de proyecto del Túnel de La Línea, explica que en los
estudios de factibilidad para determinar los puntos de la cordillera Central por
donde se debía maniobrar, se plantearon tres alternativas, de las cuales se
escogió la que corresponde al trazado actual y que en caso de erupción del
Machín sus accesos sufrirían en menor proporción.

El profesor Vargas señala que la actual carretera Ibagué – Armenia, a pesar de


haber tenido diseños con deficiencias geométrica (muchas curvas en distancias
muy cortas) y geotécnica, concernientes a la estabilidad del suelo, “ha demostrado
su sostenibilidad por más de medio siglo”.

Entretanto, la subdirectora de Ingeominas ha insistido en que la ubicación del


volcán Machín, respecto al Túnel de La Línea, permite descartar que estén
relacionados y su actividad tampoco tiene conexión con la construcción de la obra.
“El país no puede detener su desarrollo a la espera de si ocurre o no un evento
natural”, puntualiza.

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