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Iconos, Revista de Ciencias Sociales No.

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Flacso-Ecuador
Agosto 2002

de los partidos políticos como organizacio-


nes, tanto en su dimensión de cambio inter-
no, así como en su capacidad de -y éxito pa-
ra- adaptarse a diferentes patrones de compe-
tencia política con otros partidos.
Para su estudio, los autores desarrollan
una pionera y meticulosa descripción de las
características organizativas de cinco agrupa-
ciones políticas (Partido Social Cristiano -
PSC-, Partido Roldosista Ecuatoriano -PRE-,
Izquierda Democrática -ID-, Democracia Po-
pular -DP- y Pachakutik) y del entorno que
las rodea, con base en decenas de encuestas
realizadas a líderes, miembros y militantes de
cada partido a lo largo de varios años de in-
vestigación en Ecuador.
Si bien no existe un criterio uniforme pa-
ra la selección de casos (por ejemplo, Pacha-
kutik es seleccionado por su “capacidad de in-
fluencia” en el sistema político, mientras los
demás partidos son seleccionados por su de-
Flavia Freidenberg y Manuel Alcántara, sempeño regional), los autores ofrecen infor-
Los Dueños del Poder: Los partidos mación inédita sobre el financiamiento de
políticos en Ecuador (1978-2000). partidos, los procesos de selección de líderes y
FLACSO, Quito, 2001 candidatos, e inclusive una completa fotogra-
fía de las redes de poder de la dinastía Buca-
¿Cómo se puede conciliar la generalizada per- ram. Los autores evalúan el desempeño de los
cepción de que en “Ecuador no existen parti- partidos de acuerdo con sus dimensiones “ex-
dos”, o que “Ecuador no está hecho para par- ternas” (la arena electoral, gubernamental y
tidos” con el hecho concreto de que, al finali- legislativa), así como sus dimensiones “inter-
zar la segunda década de democracia se perfi- nas” (el partido visto como organización bu-
lan en el país cinco partidos con patrones esta- rocrática y como organización de volunta-
bles de votación regional? ¿Cómo es que di- rios). Lamentablemente para el libro, las ricas
chas organizaciones partidarias prevalecen implicaciones conceptuales de este enfoque
electoralmente pese a las actitudes antipartidis- innovador se desarrollan al margen del texto
tas de algunas elites de poder y pese a las refor- principal, en los pies de página del segundo
mas constitucionales encaminadas a reducir el capítulo (PSE).
control electoral de los partidos políticos? Fla- A partir del estudio de estas “cinco caras”
via Freidenberg y Manuel Alcántara ofrecen en de los partidos, Freidenberg y Alcántara sos-
este oportuno libro una visión alternativa para tienen que dichas organizaciones son capaces
explicar cómo los partidos ecuatorianos han de estructurar la competencia electoral, pro-
contribuido de múltiples maneras a mantener veer a los votantes de información política,
“la operatividad” del sistema político. concertar acuerdos en torno a políticas, esta-
Para enfrentar este reto, los autores utili- blecer acciones legislativas, y en suma, “hacer
zan un enfoque poco explotado en la ciencia operativo al sistema político”. El diagnóstico
política contemporánea, que tiene en Katz y reconoce que si bien los partidos ecuatorianos
Meir (1990, 1992, 1995) y Panebianco cumplen “eficientemente” dichas tareas en el
(1988) sus principales exponentes: el estudio ámbito regional, enfrentan serias dificultades

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reseñas
para articular demandas en lo que tiene que cas, prestigio y bienes materiales para sus
ver con lo nacional. miembros.
Evaluar el desempeño de los partidos polí- En su afán por evaluar el desempeño de
ticos por su “eficiencia” a partir de una defi- los partidos políticos, los autores tampoco es-
nición minimalista o instrumental sobre la fi- pecifican qué modelo de representación políti-
nalidad de los partidos es una apuesta proble- ca persiguen las organizaciones partidarias: si
mática. Siguiendo a Sartori, Freidenberg y Al- uno en que los partidos y sus integrantes
cántara definen a los partidos como “cual- cumplan fielmente con el mandato de sus vo-
quier grupo político que se presenta a eleccio- tantes o uno en que los partidos y sus miem-
nes y es capaz (...) de colocar candidatos para bros tengan independencia para ejecutar las
cargos públicos”. Si bien los autores están acciones de gobierno que benefician a los
concientes de la existencia de otros objetivos, grupos de poder y que van más allá de los in-
han preferido poner en práctica su estudio en tereses distritales. En este sentido, una teoría
términos de esta única finalidad, sin tomar en de delegación y liderazgo condicional (Cox y
cuenta las sendas implicaciones conceptuales McCubbins 1993, y Morgenstern y Nacif,
de esta definición. 2002) puede ser instrumental para explicar
En primer lugar, el concepto implica to- cómo los líderes de los partidos logran conci-
mar al partido como unidad de análisis, es de- liar las exigencias inmediatas de los distritos
cir que tanto los líderes como los miembros electorales al tiempo que perfilan una agenda
de cada tienda política comparten y persi- para la supervivencia de sus partidos en el lar-
guen el mismo objetivo (ganar elecciones) y go plazo.
que dicha meta sea mutuamente beneficiosa La tercera implicación radica en que se
para sus integrantes. En la práctica, la bús- confunde el papel que desempeñan los parti-
queda de dicho objetivo provoca serias divi- dos para asegurar la subsistencia o para mejo-
siones entre líderes y sus cuadros y se debilita rar la calidad de las democracias. Los autores
el funcionamiento de los partidos, especial- son optimistas al afirmar que los partidos
mente cuando los líderes limitan las aspira- ecuatorianos contribuyen eficientemente a la
ciones políticas de sus miembros. En Ecuador “operatividad del sistema” por su capacidad
por ejemplo, los conflictos internos de parti- para cumplir con las tareas de representación
do justificaron una buena parte de los “cam- y agregación de intereses, es decir, aseguran
bios de camiseta” entre 1979 y 1998. No se las condiciones mínimas de la democracia li-
puede decir tampoco que los partidos inten- beral (poliarquía). Bajo un argumento pura-
ten solamente maximizar su desempeño elec- mente funcional, se cae en la tentación de ca-
toral, cuando en la práctica sólo un porcenta- lificar como “eficientes” al manejo de redes
je reducido de políticos buscó y obtuvo la ree- clientelares y corporativas al servicio de unos
lección en la arena legislativa y municipal.1 pocos, sin contemplar sus consecuencias so-
Queda entonces pendiente la pregunta en bre el funcionamiento de la democracia. Ca-
torno a cuál sea el objetivo que buscan maxi- be sin embargo preguntar si el enfoque de or-
mizar los “integrantes” de un partido. El mo- ganizaciones puede revelar las graves deficien-
delo de organización de partidos debería con- cias que tienen los partidos en Ecuador para
templar un rango más dinámico de objetivos ejecutar políticas de alcance nacional, ofrecer
individuales que incluyan la maximización de veraces fuentes de información política y ase-
votos, cargos públicos, buenas políticas públi- gurar mecanismos de transparencia y rendi-
ción de cuentas del partido con la ciudadanía.
1 Durante la prohibición de la reelección inmediata La línea de fondo de “Los Dueños del Po-
(1979-1994), las tasas de reelección legislativa fueron de
der” es que la organización partidaria tiene
solamente el 12%, y sólo se incrementaron al 25% cuan-
do la prohibición constitucional fue levantada desde consecuencias importantes sobre el desempe-
1996. ño (electoral) de los partidos y la selección de

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casos que hacen los autores corrobora esta
afirmación. Sin embargo, el argumento sería
más completo si se examinasen también los
casos negativos, aquellos en los cuales por
ejemplo, la organización partidaria contribu-
yó al fracaso del partido (Concentración de
Fuerzas Populares -CFP- o el Frente Amplio
de Izquierda -FADI-), o donde partidos con
diferentes estructuras organizativas (PRE y
PSC) lograron similares desempeños electora-
les y niveles de penetración regional.
Con esta contribución, Freidenberg y Al-
cántara llenan un vacío metodológico impor-
tante en la escasa literatura sobre partidos y
sistemas de partidos en Ecuador. Siguiendo la
tradición de estudios empíricos del Instituto
de Estudios de Iberoamérica y Portugal en Sa-
lamanca, los autores han desplegado un im-
presionante esfuerzo de recolección y sistema-
tización de datos y encuestas. La ausencia de
un capítulo de análisis comparativo entre par-
tidos o de un capítulo de conclusiones puede
ser una invitación para que estudiosos del sis-
tema político ecuatoriano elaboren su propio
análisis de los temas propuestos por los auto-
res. El libro además constituye una valiosa
fuente de referencia para quienes ponen en
práctica la política en Ecuador.

Andrés Mejía Acosta

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