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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales
“Rómulo Gallegos”
Área Ciencia de la Educación
Núcleo Calabozo Estado Guárico

Profesora: Integrantes:
Ponte Andreina Bolívar Yaimer C.I: 24.662.228
Luques Yenny C.I: 18.581.895
Salas Eudis C.I: 22.612.099
Salas Lili C.I: 19.601.996
Tovar Eucary C.I: 17.603.870

3ER Año de Educación Integral


Sección “2”

Calabozo, Febrero de 2014


ÍNDICE

Pág.
Introducción 3

Literatura Infantil 4

Origen y Evolución de la Literatura Infantil 4

La Literatura Infantil en Venezuela 7

Características de la Literatura Infantil 9

Tipos de Literatura Infantil 9

Conclusión 12

Bibliografía 13
INTRODUCCIÓN

La literatura infantil, es una herramienta que ha evolucionado a través de


los años, y que va dirigida a un público en específico que son los niños, sin
embargo esta lectura es del agrado de los grandes y chicos, incluso desde
sus inicios existen literaturas para adultos que por ser del agrado de los
niños se convierten en literatura infantil. Por lo tanto, es importante aclarar
que en nuestro país desde el punto de vista educativo, es un instrumento
poco usado para la formación intelectual y desarrollo motriz de de los
infantes, esto quizás por la falta de motivación hacia la lectura, la cual
empieza desde el hogar.
Siendo así necesario, retomar y motivar a todas las personas en general a
utilizar la literatura infantil, como instrumento promotor de la inteligibilidad en
los niños y niñas, ya que permite desarrollar las capacidades intelectuales
desde temprana edad, incluso se puede decir que la misma debe iniciarse
del el periodo de gestación. Además, la literatura infantil permite desarrollar
la capacidad creadora del individuo ya sea real o irreal, llevándolo a soñar
mundos inimaginables. Es importante acotar, que a la hora de elegir un libro
de literatura infantil, el mismo debe ser del agrado del lector o del niño de lo
contrario solo causaría efectos antinómicos en él, lo cual en vez de crear un
hábito lector crearía un descontento hacia la lectura.

Por consiguiente, la literatura infantil es una herramienta indispensable


para el niño o niña donde el protagonista es él, permitiéndole así, crear,
pintar, imaginar, entre otras cosas, siendo la más importante, el desarrollo en
sus habilidades intelectuales, es decir, un mejor léxico, capacidad de
relacionar los sonidos con las letras, lo cual va a beneficiar o facilitar el
aprendizaje o inicio del niño y niña el aprendizaje del abecedario y la lectura.
LITERATURA INFANTIL

Se entiende por literatura infantil, lo relacionado con lectura, juego,


escritura y expresión literaria. Son historietas y poemas que a lo largo de los
tiempos, seducen y cautivan al niño y a la niña aunque a veces no van
dirigidos a ellos o ellas. Por lo tanto, es un arte que recrea contenidos
humanos profundos y esenciales; emociones y efectos, capacidades y
talentos que abarcan percepciones, sentimientos, memorias, fantasía y la
exploración de mundos innatos. Abarca campos en el quehacer básico que
tiene que ver de manera raigal con la cultura, la educación, la comunicación,
la ciencia y lo más central de las personas.
Por otro lado, a veces se considera que el concepto incluye la literatura
juvenil, escrita para o por los adolescentes; pero lo más correcto es
denominar al conjunto, literatura infantil y juvenil o abreviado LIJ. De este
modo, María Bortalussi (1985) la califica como “La obra artística destinada a
un público infantil” “A toda producción que tienen como vehículo la palabra
con un toque artístico o creativo y como destinatario el niño”

Origen y Evolución de la Literatura Infantil

La crítica literaria moderna considera esencial el carácter de "literatura"


dentro de este tipo de escritos, por lo que hoy se excluye, de la producción
actual los textos básicamente morales o educativos, aunque todavía siguen
primando estos conceptos en toda la literatura infantil, dado el contexto
educativo en el que se desarrolla su lectura. Esta es una concepción muy
reciente y casi inédita en la Historia de la Literatura. La literatura para
niños, ha pasado de ser una gran desconocida en el mundo editorial a
acaparar la atención del mundo del libro, donde es enorme su producción, el
aumento del número de premios literarios de literatura infantil y el volumen
de beneficios que genera.

De tal manera, esto se debe en gran parte al asentamiento de la


concepción de la infancia como una etapa del desarrollo humano propia y
específica, es decir, la idea de que los niños no son, ni adultos en pequeño,
ni adultos con minusvalía, se ha hecho extensiva en la mayoría de las
sociedades, por lo que la necesidad de desarrollar una literatura dirigida y
legible hacia y por dicho público se hace cada vez mayor.

En este sentido, la concepción de infancia o niñez, no emerge en las


sociedades hasta la llegada de la Edad Moderna y no se generaliza hasta
finales del siglo XIX. En la Edad Media no existía una noción de la infancia
como periodo diferenciado y necesitado de obras específicas, por lo que no
existe tampoco, propiamente, una literatura infantil. Por consiguiente, eso no
significa que los menores no tuvieran experiencia literaria, sino, que esta no
se definía en términos diferenciados de la experiencia adulta. Es decir, dado
el acaparamiento del saber y la cultura por parte del clero y otros
estamentos, las escasas obras leídas por el pueblo, pretendían inculcar
valores e impartir dogma, por lo que la figura del libro como vehículo
didáctico está presente durante toda la Edad Media y parte
del Renacimiento.
Sin embargo, dentro de los libros leídos por los niños de dicha época,
podemos encontrar los bestiarios, abecedarios o silabarios. Así mismo, se
podrían incluir en estas obras algunas de corte clásico, como
las fábulas de Esopo en las que, al existir animales personificados, eran
orientadas hacia este público. Sin embargo, llegado el siglo XVII, el
panorama comienza a cambiar y son cada vez más las obras que versan
sobre fantasía, siendo un fiel reflejo de los mitos, leyendas y cuentos, propios
de la trasmisión oral, que ha ido recopilando el saber de la cultura popular
mediante la narración de estas, por parte de las viejas generaciones a las
generaciones infantiles.
Además de escribir estas obras o cuentos, donde destacan autores
como Charles Perrault o Madame Leprince de Beaumont, destaca la figura
del fabulista, como Félix María de Samaniego o Tomás de Iriarte. En esta
época, además, ocurren dos acontecimientos trascendentes para la que hoy
se conoce como Literatura Infantil, la publicación, por un lado, de Los viajes
de Gulliver de Jonathan Swift- y, por otro, de Robinson Crusoe Daniel Defoe,
claros ejemplos de lo que todavía hoy, son dos temas que reúne la LIJ: los
relatos de aventuras y el adentrarse en mundos imaginados, inexplorados y
diferentes.

Una vez llegado el siglo XIX con el movimiento romántico, arriba el siglo


de oro de la literatura infantil. Son muchos los autores que editan sus obras
con una extraordinaria aceptación entre el público más joven. Son
los cuentos (Hans Christian Andersen, Condesa de Ségur, Wilhelm y Jacob
Grimm y Oscar Wilde en Europa, y Saturnino Calleja y Fernán Caballero en
España) y las novelas como Alicia en el país de las maravillas -Lewis
Carroll-, La isla del tesoro -Robert L. Stevenson-, El libro de la
selva de Rudyard Kipling, Pinoccio Carlo Collodi, las escritas por Julio
Verne o Las aventuras de Tom Sawyerentre, entre otras, las que propiciaron
un contexto novedoso para la instauración de un nuevo género literario
destinado al lector más joven en el siglo XX, donde la ingente producción
de literatura infantil, coexiste con las obras del género adulto.

Son muchas las obras de renombre por citar, como es el caso de Peter
Pan, El Principito, El viento en los sauces, Pippi Calzaslargas o la colección
de relatos sobre la familia Mumin; en todas ellas destaca una nueva visión
que ofrecer al pequeño lector, donde, además de abordar los temas clásicos
como las aventuras o el descubrimiento de nuevos mundos, se tratan la
superación de los miedos, la libertad, las aspiraciones, el mundo de los
sueños y los deseos, como actos de rebeldía frente al mundo adulto. Esta
producción aumenta considerablemente en las décadas de los 70, 80 y 90,
con autores como Roald Dahl, Gianni Rodari, Michael Ende, René
Goscinny (El pequeño Nicolás), (Christine Nöstlinger, Laura Gallego
García o Henriette Bichonnier entre otros.

Así mismo, en este siglo XX, además, aparecen nuevos formatos de


la literatura infantil, gracias a las técnicas pictóricas y la ilustración de las
historias, donde las palabras son acompañadas de imágenes que
contextualizan la narración y aportando nexos de unión a la historia, es la
aparición del libro-álbum o álbum ilustrado, género en el que destacan
autores como Maurice Sendak, Janosch, Quentin Blake, Leo Lionni, Babette
Cole, Ulises Wensell o Fernando Puig Rosado.

Ahora bien, en el siglo XXI, la literatura infantil se encuentra muy


consolidada dentro de los países occidentales, donde las ventas son
enormes y la producción literaria vastísima. Una fuente básica de información
sobre el tema en España es la revista CLIJ, Cuadernos de Literatura Infantil y
Juvenil

La literatura infantil en Venezuela

     Como antecedente de la literatura infantil, la oralidad en Venezuela


recopiló la rica y variada tradición de una herencia que sería recogida más
tarde por los libros para niños. Sin embargo, cuando la imprenta hizo su
aparición en el país se editaron los primeros libros para niños, que se
alejaron de la oralidad para que se ubiquen bajo los preceptos del
didactismo. En este sentido, cuando el país había transitado años de
independencia y era necesario trazar los límites de la identidad nacional, los
libros para niños volvieron la mirada hacia los héroes y la tradición oral,
poblada de personajes como Tío Tigre y Tío Conejo. El nombre de Rafael
Rivero Oramas se hace presente como pionero y gran divulgador de la
tradición oral. Antonio Arráiz publica en esa misma línea, Cuentos de Tío
Tigre y Tío Conejo en la década de los cuarenta, Pilar Almoina saca a la luz
Carrera y El camino de Tío Conejo en 1970 y Luis Eduardo Egui Cuentos
para niños, en 1971.

De igual modo, el criollismo narrativo dejó su impronta cuando varios de


sus cultores como Luis M. Urbaneja Achelpohl y José Rafael Pocaterra,
incursionaron en la literatura para niños. El modernismo se hizo presente con
El diente roto de Pedro Emilio Coll, mientras la modernidad irrumpe con
Manzanita (1951) de Julio Garmendia, un clásico de la Literatura infantil
venezolana. Miguel Vicente Pata Caliente (1971) de Orlando Araujo sigue
esta senda y entre ellos, se sitúan autores como Oscar Guaramato Ramón
Palomares, David Alizo, Carlos Izquierdo, Francisco Massiani y Marisa
Vannini.

     Al mismo tiempo, en poesía, Fernando Paz Castillo con La huerta de


Doña Ana (1920) y Manuel Felipe Rugeles con su libro Canta Pirulero (1954)
inician, con propiedad, el cultivo del género poético para niños. Rafael
Olivares Figueroa y Efraín Subero publican antologías fundamentales, y son
referencias obligadas los nombres de Elizabeth Schön, Beatriz Mendoza
Sagarzazu, Ana Teresa Hernández, Velia Bosch, Aquiles Nazoa y Jesús
Rosas Marcano, este último gran promotor desde distintas aristas de la
literatura infantil.

     Seguidamente, a partir de los años setenta se siente un impulso en el


libro para niños, surgen varias editoriales y se crea bajo la batuta de Monika
Doppert desde ediciones Ekaré, una escuela en el campo de la ilustración
del que dan muestra los trabajos de Morella Fuenmayor, Rosana Farías,
Irene Savino, María Fernanda Oliver y Cristina Keller. En otra tendencia más
cercana a lo que se conoce como ilustración de libros para niños se sitúan
Marcela Cabrera, Carmen Salvador, Vicky Sampere, María Elena Repiso,
Jorge Blanco y Menena Cottin. Mención aparte merecen Carlos Cotte, Gloria
Calderón y, más recientemente, Gerald Espinoza.

Características de la Literatura Infantil

1. La maleabilidad y plasticidad que ofrecen los relatos orales para su


adaptación al público infantil. Esto quiere decir que puede extenderse
y es fácil de realzar las ideas para rápido entendimiento de las y las
pequeños.
2. La tendencia a la manipulación de la Literatura Infantil en nombre del
didactismo y de la moral a que se ven afectados.
3. La predominancia del carácter adulcéntrico. Es la actitud que puede
tener el niño y la niña al momento de enfrentarse a la expresión
literaria.
4. Por su propia naturaleza, es una realidad interdisciplinaria. Es decir,
participan diferentes ramas y características.
5. La sencillez creadora en cuanto a su concepción y expresión temática
nunca la implicidad. Es decir contenidos simple de asimilar, sin
rodeos.
6. La audacia poética es la fuerza expresiva del lenguaje puro, por lo
tanto, ese mundo lúdico se interioriza. Es decir aprende por medio del
juego.
7. La comunicación simbólica PIAGET la lectura de pasatiempos se
convierte en gozo y el juego en placer.

Tipos de Literatura Infantil.


La literatura de niños puede ser dividida en muchas maneras, entre ellas
por género. Los géneros, en la Literatura infantil, pueden ser determinados
por la técnica, el tono, el contenido, o la longitud. Nancy Anderson, profesora
asociada en el Colegio de Educación en la Universidad del Sur Florida en
Tampa, ha delineado seis categorías principales de literatura de niños, con
algunos subgéneros significativos:

 Los libros ilustrados, incluyendo libros de consejo (tabla), libros de


concepto (la enseñanza de un alfabeto o el conteo), modelan libros, y
libros mudos.
 Literatura tradicional: hay diez características de literatura tradicional:

1. Autor desconocido.
2. Introducciones convencionales y conclusiones.
3. Vagos ajustes.
4. Personajes estereotipados.
5. Antropomorfismo.
6. Causa y efecto.
7. Final feliz para el héroe.
8. Magia aceptada como normal.
9. Breves historias con argumentos (complots) simples y directos.
10. Repetición de acción y modelo verbal. La mayor parte de la Literatura
tradicional consiste en cuentos tradicionales, que transportan las
leyendas, la aduana, supersticiones, y las creencias de personas en
veces pasadas. Este género grande puede ser descompuesto en
subgéneros: mitos, fábulas, baladas, música folklórica, Leyendas,
cuentos de hadas, fantasía, ciencia ficción, comedia, romance, entre
otros.

 Ficción, incluyendo los subgéneros de fantasía y ficción realista (tanto


contemporánea como histórica). Este género también incluiría la historia
de la escuela, un género único a la literatura de niños en la cual el
internado es un ajuste común.
 Biografías, incluyendo autobiografías.
 Poesía y verso.
 Teatro infantil: teatro para niños (realizado por adultos y destinado a
un público infantil que es tan sólo espectador-receptor) y teatro de los
niños (creado para ser escenificado por los pequeños. Él se convierte en
el emisor.)Autores importantes fueron: Barrie, Maeterlink, Benavente,
Lorca, Valle-Inclán, Elena Fortún, M. Donato, Carmen Conde, entre otros.
CONCLUSIÓN

El niño, desde pequeño, debe acostumbrarse a buscar entretenimiento en


los libros de cuentos y poesías, y en los trabajos intelectuales según su
preferencia. Es importante mencionar, que existe mucha evidencia para
demostrar que las familias que le dan importancia a la lectura, escritura, y a
la forma de hablar, ofreciendo amplias y calurosas oportunidades para la
lectura de libros de cuentos, tienden a crear hijos que desde muy temprano
son niños competentes en la lectura. Es fácil ver por qué es esencial que las
familias y los demás encargados del cuidado de los niños, se esmeren en
crear un ambiente donde se goce de las lecturas y compartan los libros
cortos y familiares, el cual tiene mucho atractivo para los niños.
Para concluir, el ritmo y la repetición de los poemas para infantes, por
ejemplo, hacen que los niños sientan como si las palabras y los sonidos
fueran sus amigos. Conforme leen una y otra vez sus libros favoritos, se
desarrolla otro paso importante, el de juntar el sonido de la palabra con la
palabra escrita. Los ritmos y los sonidos que los niños gozan cuando son
infantes llevan consigo un valor mayor de alegría: les ayuda a construir su
sensibilidad hacia los fonemas, un conocimiento crítico en el aprendizaje de
la lectura, radicando aquí la importancia de la literatura infantil.
BIBLIOGRAFÍA

Bravo Villasante, Carmen. (1971). Antología de la literatura infantil universal.


Madrid.

Garralón, Ana. (2001). Historia portátil de la literatura infantil. Madrid.

María Bortalussi (1985). Ensayo “Características y Diversas Concepciones


de Literatura Infantil”. Universidad Nacional Experimental “Simón
Rodríguez”. Altagracia. Venezuela

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