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l. Introducción
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Ahora bien, más allá del carácter originariamente autónomo y volun-
tario del proceso de negociación emergente, el análisis de los fenómenos
aludidos arrojó por otra parte indicios suficientes sobre el desenvolvimiento
de formas específicas de intervención social con anterioridad a 1943.
Tal comprobación resulta consistente con las caracterizaciones usua-
les referidas a los rasgos peculiares que rodearon el proceso de acumulación
capitalista propio de la etapa de industrialización originada hacia mediados
de los años 1930. La necesidad de mantener la articulación de los diferentes
intereses sociales, derivada tanto de una sociedad que se tornaba cada vez
más compleja como de la misma singularidad del proceso económico, impli-
có -tal como suele admitirse- un considerable crecimiento de las esferas
de la actividad estatal sobre la sociedad civil 5 •
No obstante, cabe afirmar que -al no haberse reconocido los esbozos
de política social desarrollados por entonces- se ha soslayado uno de los
cursos de acción relativamente importantes a través de los cuales tuvo
lugar tal transformación en la estructura y funciones del aparato estatal,
el cual en este caso tenía como principal interlocutor a la clase obrera.
En efecto, los cambios en la estructura productiva trajeron aparejada una
cierta generalización del descontento y la movilización de los trabajadores.
Empero, la originalidad de la respuesta estatal -más allá de una simple reac-
ción- habría consistido no sólo en procurar la institucionalización del con-
flicto sino además en promover el desarrollo de mecanismos orientados a
organizar el funcionamiento del mercado de trabajo -involucrando, en este
aspecto, también el campo de intereses del sector patronal- en concordan-
cia con los procedimientos más amplios de regulación del proceso económico.
En este sentido, es lícito aseverar que la acción del Estado en este
campo constituyó el otro rasgo relevante de la nueva pauta evidenciada en
el marco de las relaciones laborales que se configuró durante la etapa previa
al ascenso del peronismo.
Tal afirmación significa, por un lado, hipotetizar al menos el desarrollo
de una progresiva tendencia por parte del Estado a asumir, y reclamar como
legítimamente propia, la función de mediador en el conflicto y normali-
zador de las relaciones obrero-patronales. Los elementos que dan cuenta
de su ocurrencia efectiva -así como su verdadera naturaleza- apenas si
han sido esbozados a lo largo del artículo referido anteriormente. Cual-
quier avance en la dirección indicada supone analizar más detenida y directa-
mente los hechos producidos y las características asumidas por la actuación
del Departamento Nacional del Trabajo (DNT), organismo oficial que fuera
reemplazado por la STyP en 1943. Sobre esto versa, justamente, el núcleo
empírico del presente trabajo.
5 Es por demás conocido el papel jugado por el Estado bajo las condiciones del "crecimiento
industrial sin revolución industrial" típico de la década del treinta, por lo que aquí no resulta necesa-
rio explayarse sobre ello. No obstante, es preciso destacar que este aspecto ha sido enfatizado exclu-
sivamente con respecto a las relaciones entre sectores dominantes de distinto origen (básicamente,
agropecuarios e industriales). Los límites que imponía el carácter de la alianza establecida han sido
registrados por diversos autores. Ver MURMIS y PORTANTIERO, op. cit., primera parte, pp. 3-42,
y J. VILLANUEVA: "El origen de la industrialización argentina", en Desarrollo Económico, vol. 12,
NO 47, p. 473.
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Y, por contraposición:
El corporativismo puede ser definido como un sistema de representación de
intereses en el cual las unidades constituyentes se organizan en un número limitado
de categorías singulares, compulsivas, no competitivas, jerárquicamente ordenadas
y diferenciadas funcionalmente, reconocidas o permitidas (si no creadas) por el
Estado, a las que se les garantiza el monopolio deliberado de la representación
dentro de sus respectivas categorías a cambio de la observación de ciertos controles
sobre la selección de sus dirigentes y la articulación de demandas y apoyos10.
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nes de poder y de objetivos políticos. En algunos casos, se usaron recursos
corporativos para reforzar la posición de la clase obrera y los sindicatos en
su relación con los empleadores mientras que, en otros, con el fin de debi-
litarla. Ciertas veces. se implementaron para obtener el apoyo de los traba-
jadores al gobierno; otras, para aislar a sus organizaciones como medio de
restringir su poder o influencia política.
Tales variaciones -tanto respecto de los distintos contextos en que
surge la adopción de prácticas corporativas como en relación a las diversas
características y significados que ellas asumen en cada uno de aquéllos-
han abonado el camino teórico para la elaboración de diferentes subtipos
de corporativismo.
Siguiendo a M. Manoi1esco, en este sentido, Schmitter ha distinguido
el corporativismo estatal del corporativismo societal 13 • En el primer subtipo,
los grupos corporativizados "son creados y mantenidos como órganos auxi-
liares y dependientes del Estado, el cual funda su legitimidad y funciona-
miento efectivo sobre otras bases". En el segundo, el término describe siste-
mas de representación de intereses pospluralistas, típicos de las sociedades
industriales avanzadas, donde las "corporaciones" juegan un papel funda-
cional importante. En este subtipo, las nuevas pautas de relación entre el
Estado y la sociedad emergen dentro de contextos en los que "la legitimi-
dad y funcionamiento del Estado son primaria y exclusivamente dependien-
tes de la actividad" de los grupos corporativizados. El Estado, de alguna
manera, ratifica pautas de representación de intereses "no competitivos"
que surgen desde abajo a partir de grupos de interés fuertes y autónomos.
En un caso, las asociaciones son "dependientes y penetradas"; en otro,
"autónomas y penetrativas" 14 •
En el nivel más agregado, parece lícito caracterizar globalmente la
experiencia de América Latina en términos de corporativismo estatal. No
obstante, los Collier sugieren que, para comprender las variaciones que ofre-
cen los diferentes casos concretos dentro de este contexto regional, resulta
útil tratar la distinción efectuada no como una dicotomía sino como un
continuo, admitiendo que algunos de los casos se sitúan claramente en el
medio de la línea que se extiende hasta el extremo opuesto, es decir, el del
corporativismo societal 15 •
Los mecanismos específicos utilizados en los diferentes casos y/o
contextos nacionales, sin duda, no resultan ser necesariamente de igual
naturaleza e incluso, en un nivel de análisis más desagregado, se los suele
encontrar combinados de diferente forma. Para precisar mejor este tipo de
13 SCHMITTER, op. cit. Se basa en la distinción introducida por uno de los más originales teó-
ricos del corporativismo, quien diferenció los dos tipos bajo la denominación, respectivamente, de
corporatisme subordonné y corporatisme pur. M. MANOILESCO: Le ciecle du corporatisme, París,
1936.
14 SCHMITTER, op. cit. Para Schmitter, el "corporativismo societal parece ser un componente
concomitante, si no ineluctable, del moderno Estado de bienestar, capitalista avanzado, poiliber.. l y
organizado democráticamente"; mientras tanto, el corporativismo estatal aparece más bien como
"un elemento definitorio, si no una necesidacl estructural, del Estado capitalista tardío, neomercan-
tilista, antiliberal y autoritario".
15 R. B. y D. COLLIER, op. cit.
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diametralment~ opuestos. Los dos sirven para influir comportamientos. Aun cuando impliquen venta-
jas, los "incentivos" son también mecanismos de cooptación; conducen también, por otra vía, al
control social, manifestando así su carácter dual.
111 Las variaciones entre los contextos sociopolíticos dentro de los cuales han surgido las legis-
laciones nacionales estudiadas son definidas por los Collier en virtud de la presencia-ausencia (Y consi-
guiente combinación eventual) de tres factores o fenómenos destacables, a saber: a) el grado de
preocupación de las elites por obtener el apoyo político de los trabajadores organizados, b) el grado
de preocupación por el control de la clase obrera y e) la fuerza y autonomía presentes en el movimien-
to obrero.
19 En la primera situación típica, los trabajadores poseen cierta capacidad para resistir las impo-
siciones o restricciones y¡o el Estado, la necesidad de extender los incentivos para obtener su coopera-
ción. En la segunda, el objetivo a menudo es prevenir la emergencia de sindicatos autónomos e inde-
pendientes del Estado. En la tercera, más que descansar en la cooptación, el control se basa en serias
restricciones a los sindicatos, frecuentemente apoyadas por un grado elevado en el uso de la fuerza.
R. B. y D. COLLIER, op. cit. Los casos del primer gobierno peronista y de la presidencia de Cárdenas
en México ( 1934-1940) son presentados como representativos del primer tipo . La experiencia del
Estado Novo en Brasil, bajo el varguismo, es considerado un fiel ejemplo de la segunda combinación.
Por último, entre otros, los regímenes militares instaurados en Brasil (1964) y Argentina (1966)
ejemplifican bien el tercer agrupamiento diferenciado.
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20 A poco de instaurado el régimen militar de 1943, el gobierno sancionó d decreto 2.669 re-
glamentando el funcionamiento de las asociaciones profesionales, mucho más restrictivo que el pro-
mulgado posteriormente, que fue ampliamente resistido por las organizaciones gremiales. Su vigencia
fue suspendida el mismo año, pocos días después de que Perón lograra el objetivo de crear la Secreta-
ría de Trabajo y Previsión.
21 L. M. DOY ON : "Conflictos obreros durante el régimen peronista ( 1946-1955)", Desarrollo
Económico , vol. 17, N° 67, p. 459. La experiencia de las huelgas emprendidas por los sindicatos
peronistas durante los años del régimen permite a la autora comprobar la validez de una hipótesis
más general, según la cual "las huelgas no son un mero indicador de disidencia política y, lo que es
más importante aún, es que la existencia de consenso político puede ser compatible con los conflic-
tos obreros" (p. 437). Más que expresar tensiones y oposición en el nivel político, tales hut"!gas se ins-
cribieron en la "tentativa de los trabajadores de transferir su victoria política en las elecciones presi-
denciales de 1946 en el área de las relaciones laborales . .. " (p. 438).
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22 DOYON, op . cit., p. 459. Al margen de las características del movimiento huelguístico, otros
trabajos muestran además el posterior mantenimiento de ciertas independencia por parte de las direc-
ciones gremiales que actuaron después del triunfo electoral de 1946: ver W. LITTLE: "La organiza-
ción obrera y el Estado peronista", Desarrollo Económico, vol. 19, NO 75; E. S. PONT: Partido Labo-
rista: Estado y Sindicatos, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1984.
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23 Creado en 1907, el DNT formaba parte del Ministerio del Interior, fijándosele sus funciore '
mediante la ley 8.999 en 1912 .
~ De acuerdo con el artículo 1 o de la ley , el DNT tenía como principales funciones "preparar
la legislación del trabajo. recogiendo , coordinando y publicando los datos relativos a la misma, y
organ a }.. i spe cci ·, y , igilancia de las disposiciones legales que dicte el Congreso sobre la materia"
¡·. " io cua se rea , an dentro de su ámbito treo dív·sion cs: a) Legisladvn, b) E:,tad!stíca y cj In pcc
<'1' •11 y \'¡ 1la ·c1a Le y • .999 consultada en A . AMILLANO : Legislación Nacional del Trabajo . A.C.A ..
A ~ 9
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2S Según Krotoschin, el régimen estatuido por la ley 8.999 y su decreto reglamentario corres-
ponde a la categoría de los procedimientos estatales pero voluntarios. Este autor clasifica Jos procedi-
mientos de conciliación (mediación) y arbitraje, según sean enteramente voluntarios o bien obligato-
rios (teniendo la obligatoriedad varios matices) y según sean convencionales o estatales. La obligato-
riedad puede limitarse a que las partes están obligadas a recurrir a dichos procedimientos, pero no a
someterse a la fórmula conciliatoria, o bien consistir en imponer también la solución arribada con
efecto obligatorio. En cambio "se habla de procedimientos convencionales cuando las partes colecti-
vas, de mutuo acuerdo, deciden someter un conflicto a un organismo conciliatorio o arbitral, sea
que las mismas partes constituyan ese organismo o que convengan llevar el conflicto a un organismo
ya existente, particular o estatal. Estos procedimientos coinciden, pues, con los llamados voluntarios ...
Los procedimientos estatales, se caracterizan por el hecho de que los establece el Estado, constitu-
yendo también Jos Órganos respectivos. Los procedimientos estatales pueden ser voluntarios, con
respecto tanto a su iniciación como a la aceptación del Jaudo, como pueden ser obligatorios en el
doble sentido indicado" (E. KROTOSCHIN: Tratado práctico de derecho del trabajo, Ed. De Palma,
Buenos Aires, 1963, t. Il, pp. 1005-7).
26 A lo largo de las primeras décadas del siglo, algunos sindicatos habían obtenido su persone-
ría jurídica de acuerdo con las normas que regían las sociedades en general. No obstante, según el pri-
mer Censo de Asociaciones Profesionales, efectuado a partir de fines de 1935, los gremios que poseían
este tipo de existencia legal conformaban una franca minoría y, de acuerdo con la nómina que los
comprendía, se trataba fundamentalmente de asociaciones patronales (Boletin Informativo del Depar-
tamento Nacional del Trabajo, N° 200/1, 1936, pp. 4.738 y ss., y DNT : Organización Sindical, Serie
B, N° 39, 1941, y más especialmente, Crónica Mensual, NO 138, 1929, p. 2.906, donde se transcribe
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una "Nómina de Sociedades Patronales y Obreras con Personería Jurídica" que arroja la cifra de
75 asociaciones, de las cuales sólo unas pocas son organizaciones obreras, generalmente, sociedades
de socorros mutuos).
27 La mayor diferencia con respecto a los tribunales ordinarios residía, en última instancia ,
en la naturaleza especial que exhibía la materia objeto de sus resoluciones: éstas no se reducían a la
aplicación o interpretación de una norma legal ya establecida en algún cuerpo de derecho laboral,
sino que se originaban y tenían por objeto resolver "conflictos de intereses" (Krotoschin, op. cit .,
tomo II, p. 1.005).
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La mencionada resolución establecía normas de procedimiento "hasta tanto (se sancionara) el régi-
men orgánico definitivo que {habrá) de regir en la substanciación de las reclamaciones colectivas, y
con el fin de dar a las que a diario se promueven un trámite adecuado que constituya una garant ía
para obreros y patrones".
30 GERMANI: "El surgimiento del peronismo ... " , o p. cit., p. 473. Este autor se basa en las
cifras proporcionadas por FA YT, o p. cit., pp. 108-109. La fuente utilizada por Fayt es la de los
mismos registros oficiales aquí mencionados.
31 Ver KROTOSCHIN, op. cit., t. l, p. 31 ; M. L. DEVEALI : Curso de derecho sindical y de la
previsión social, Ed . Víctor P. Zavalía, Buenos Aires, 1957 {3a. edición), cap. IV, especialmente,
p. 174. C. Lanfranchi considera la etapa de 1943 a 195 3 como una fase de "transición hacia un régi-
men legal definitivo" (LANFRANCHI, op. cit.). Deveali, además, se encarga de aclarar : "Evidente-
mente los textos legales anteriores a la ley 14.250 eran insuficientes para regular, en forma aunque
sea somera , la materia de las convenciones colectivas. De ahí la profunda división que se ha presentado
en el campo de la doctrina como de la: jurisprudencia" (M. L. DEVEALI: "El contrato colectivtt de
trabajo en la Argentina", en Revista de Ciencias Sociales y Juridicas de La Plata, 1955, NO 2, p. 35).
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comenzó a tener una inserción cada vez más definida en el ámbito de las
relaciones colectivas de trabajo, la cual llegó a transformarse ya no sólo en
una práctica común sino además en una función orgánica específica, cuya
legitimidad pasó a verse bastante consolidada hacia comienzos de la década
del cuarenta.
En efecto, la transformación operada en esos años fue un proceso de
creciente diferenciación en el tipo de actividad desempeñada y, por consi-
guiente, básicamente detectable a través de su propia actuación. Su signi-
ficación (y alcance), empero, no sería correctamente evaluada si se omitiera
el hecho de que entre el conjunto de iniciativas tendientes a regular legal-
mente el desarrollo de las relaciones obrero-patronales, se halló también el
intento de establecer un régimen que reglamentara el funcionamiento de las
asociaciones profesionales de trabajadores 32 •
Ahora bien, la hipótesis explicativa de tales fenómenos que aquí se
sostiene -como ha sido ya anticipado en la introducción- "postula que su
razón fundamental se habría de encontrar en la intensidad y difusión alcan-
zada por la movilización obrera y los conflictos laborales que acompañaron
la reactivación del ciclo económico experimentada desde 1935" 33 •
En un principio, el Estado buscó encauzar a través de sus canales
"naturales" la respuesta más o menos inmediata que debió dar el gobierno
conservador del general A. P. Justo al incontrastable crecimiento de la acti-
vidad huelguística. Sin embargo, tomada como un "acto reflejo", esta pre-
disposición a intervenir apenas si podría describirse todavía como un cam-
bio de orientación claro por parte del DNT 34 •
Sin duda, el impacto producido por la movilización debe considerarse
el factor subyacente o desencadenante de la nueva política laboral. No
obstante, la importancia del incremento en las tasas de huelgas y huelguistas
registrada a partir de 1935 -a juzgar por las variaciones que presentan di-
chos indicadote& en el más largo plazo- resultó bastante menor que la alcan-
zada alrededor de ·los años 1917-1921 35 , sin que estos últimos acontecí-
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mientos empero hubieran hecho variar significativamente en su momento
la orientación del Estado.
Por lo tanto, parecería que una explicación más completa de la acti-
tud asumida en esta otra ocasión debiera dar paso a la consideración de
otros factores presentes en la nueva situación. Entre ellos, ciertamente,
deben ubicarse las alteraciones producidas en la composición, estructura,
capacidad de organización y orientaciones de los sindicatos que acompaña-
ron a la movilización obrera. Pero existieron también otras condiciones
derivadas del c~ntexto económico, provenientes -más específicamente-
de las exigencias de la etapa de industrialización que se había encarado.
Dadas las modificaciones experimentadas en el modelo de crecimiento
emprendido hasta ese momento, el auge de los conflictos -aun cuando su
intensidad no resultó equivalente o superior a la de otros momentos-
tenía ahora un efecto mucho más considerable sobre el propio proceso de
desarrollo y el funcionamiento de la economía industrial, demandando una
progresiva atención por parte del Estado.
Desgraciadamente, no es mucho lo que ha quedado registrado sobre
la evolución de esta experiencia intervencionista anterior a 1943. La refe-
rencia más directa acerca de las activid.ades desarrolladas por la dependencia
del Ministerio del Interior se halla en un boletín cuya publicación periódi-
ca efectuaba el mismo organismo. En ella se recogían los acontecimientos
más relevantes del ámbito laboral 36 y se solían incluir sus memorias anua-
les. En 1935, a raíz de una resolución interna de su presidencia, se fijaron
normas reorganizando el contenido de la publicación y se determinó in-
cluir entre sus secciones una que debía cubrir la "Síntesis de la interven-
ción tomada por el Departamento en materia de conflictos colectivos de
trabajo" 37 . De este modo quedaron registrados una variedad de ejemplos
acerca de las circunstancias y la forma en que se había suscitado la inter-
vención estatal. Si bien es cierto que esta información no puede considerarse
una base sólida para generalizaciones muy precisas, las constantes menciones
a la acción del DNT la convierten en una fuente de inferencia nada desde-
ñable.
Entre las primeras referencias del boletín, relativas al año 1935, la
crónica se ocupa de recoger un caso cuyas alternativas ilustran la forma en
que desde muy temprano el órgano laboral logró imponer en esta etapa
un tipO de autoridad hasta entonces prácticamente desconocida, ampliando
incluso el contenido de su jurisdicción. A raíz de una huelga desatada por el
personal de una firma perteneciente a la industria y el comercio de la con-
fección (es decir, un caso de los que en la época recibían la denominación
de conflictos "particulares"), la presidencia del organismo se disp1:1so a inter-
36 El DNT comenzó a publicar boletines trimestrales en junio de 1907. Estos boletines con-
tienen amplia información sobre cuestiones relativas al trabajo, incluyendo legislación, salarios, jorna-
das, descansos, huelgas, acuerdos obrero-patronales, etcétera.
37 Resolución de la presidencia del DNT, de junio 12 de 1935 (enBoletinlnformativo, NO 184/5,
1935, pp. 4277 y ss.). Resulta indicativa la constatación de que las primeras referencias contenidas
en la publicación tienden decididamente a coincidir con la ocurrencia efectiva y novedosa de la inter·
vención oficial.
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38 ("Conflicto ocurrido entre la firma Zaldívar, Padilla y Cía., etc." en Bolet1'n Informativo,
NO 189/190/1, 1935, pp. 4408 y ss.). La actuación del DNT quedó consignada de la siguiente manera:
"Declarada la huelga por parte del personal de la firma .. . y en atención a la función de mediar en los
conflictos entre el capital y el trabajo, que el artículo 6° de la ley número 8.999 confiere al presidente
del organismo, tomó el mismo la intervención del caso, quedando sometida a arbitraje las diferencias
relativas a: la incorporación del personal en huelga; eliminación del que la casa ocupara durante .
el conflicto y pago de los días de huelga". Como antecedentes se transcribían las actas y resoluciones
del acuerdo previamente alcanzado, entre cuyos términos se destacaba el hecho de "que la firma ...
acepta aumentar el sueldo de cada uno de sus empleados en veinte pesos mensuales". Con ello, el
DNT sentó un interesante antecedente cuya significación quedaría básicamente revelada en la resolu-
ción última que tuvo el litigio entablado a partir del laudo arbitral, en el cual llegó a verse implicado
el propio organismo oficial.
39 El fallo determinó la reincorporación de todo el personal en huelga, en virtud de un supuesto
"derecho que había consagrado la práctica en el país"; además, propuso mantener al personal incorpo-
rado ya que su relación contractual resultaba ajena al conflicto planteado. Por otra parte, la razón
sostenida por el DNT para no dar lugar al recurso presentado consistió en "que el arbitraje, como
institución destinada a resolver conflictos colectivos de trabajo, no se (hallaba) organizado en la legis-
lación positiva nacional, y en consecuencia debe ajustarse a los términos que libremente fijen las partes
entre quienes se conviene, en tanto no se afecten principios de orden público".
40 La posición de la parte patronal puede ser sintetizada en la afirmación de que el procedi-
miento arbitrado, a falta de disposiciones legales que lo regularan, debía haberse diligenciado de acuer-
do y por analogía con las normas vigentes en otras partes del derecho, particularmente en el Código
de Procedimientos. En base a esto Último se afirmaba que, por no haberse ajustado a las normas pro-
cesales vigentes, la fórmula seguida había estado desde un principio viciada de nulidad y que tampoco
debiera haberse visto cerrada la vía de apelación en otras instancias. Según el fiscal de la Cámara de
Apelación, en realidad, no hubo propiamente juicio de árbitros ... "primero, porque con la 'facultad
discrecional' que se otorgó al (presidente del DNT) para decidir sobre los puntos de los que ha hecho
mérito, se dejó de lado lo concerniente al procedimiento indispensable para el caso y, segundo, por
faltar (otros) requisitos esenciales a ese efecto".
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41 "Vista del Señor Agente Fiscal", transcripta en las pp. 4415 -6 del Boletin Informativo,
NO 189/190/1, 1935 (el subrayado es nuestro).
42 "Memoria del Departamento Nacional del Trabajo, año 19 39", en Boletin Informativo,
NO 223/4/5, 1941, p. 10 (el subrayado es nuestro).
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CUADRO 1
Métodos utilizados para solucionar las huelgas. Años 1941 y 1942
(En por cientos)
A ñ o 1 9 4 1 A ñ o 1 9 4 2
Métodos
Huelgas Huelguistas Huelgas Huelguistas
43 La participación del Estado se vio suscitada de manera más usual por movimientos reivindica-
tivos que comprometían a un gran número de trabajadores. La mayoría de los casos habían respondido
a movilizaciones orgánicas llevadas adelante por dirigentes sindicales que buscaban, al mismo tiempo,
imponer la representación gremial en los lugares de trabajo. El propio éxito logrado por el llamado
a la huelga, expresado en la adhesión masiva de las bases obreras, además había supuesto generalmente
un arduo aunque fructífero desarrollo de la acción sindical. Organización y movilización habían resul-
tado prácticamente las dos caras de un mismo proceso. De este modo, en la base de cada uno de los
conflictos gremiales que comenzaron a ocupar la atención se hallaron presentes las circunstancias que
harían más claramente posible una extensión del sentido de su acción, incluso, más allá de la natura-
leza meramente conciliatoria de su mediación .
44 "Conflicto ocurrido en la industria de la construcción", en Boletin Informativo, N° 192/3/4,
1936, pp. 4460 y ss . Según esta reseña, "después de una larga campaña realizada por el Sindicato de
Obreros Albañiles ... , recientemente constituido, se inició la huelga de los gremios cuya representación
invocara esa entidad, haciendo abandono del trabajo los obreros de la industria de la construcción en
una proporción que alcanzaba, aproximadamente, el 95 'lo de ellos. Previamente, el mencionado
sindicato había hecho llegar a las empresas un pliego de condiciones en el que se pedía el reconoci-
miento del sindicato", la contratación del personal por medio de aquél, designación de delegados sin-
e' icales en las obras y salarios mínimos. Ni las empresas ni las entidades patronales representativas con-
testaro n el pliego, limitándose a hacer colocar carte les en los lugares de trabajo y a publlcar en los
diarios los tipos de salarios que ofrecían.
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45 La significación que alcanzó este movimiento se halla bien delineada en la excelente crónica
de C. Durruty en su trabajo sobre el movimiento sindical anterior al surgimiento del peronismo
(C. DURRUTY: Clase obrera y peronismo, Ed. Pasado y Presente, Buenos Aires, 1968 , pp . 58-122).
%Entre los considerandos de la resolución , fechada en noviembre 15 de 1935, se hacía constar
"que las formas y medios de ejercer esa función mediadora, no están limitados al procedimiento de
la constitución de 'Consejos de Trabajo' ... y quedan librados al juicio del titular de la función en
cuanto a su oportunidad y carácter más conveniente". Y seguidamente, "en el caso particular de que
se trata, el primer y más urgente objetivo de la mediación debe ser el de facilitar la iniciación de nego-
ciaciones entre las partes, sin perjuicio de que la intervención ... pueda orientarse más tarde en otros
sentidos" (el subrayado es nuestro).
4? En la nota de contestación a la invitación formulada, la representación patronal se ocupaba
de aclarar que de ningún modo se admitía que en el conflicto fuera parte el sindkato, el que carecía
de personería legal, y que cada empresa entendía que sus relaciones jurídicas y materiales con su per-
sonal sólo podían ser materia de discusión entre la empresa y ese personal. (Ver " :'\ota de las entidades
patronales", de noviembre 20 de 1935, Boletinlnformativo, NO 192/3/4. p . 4466 .
48 Tales "bases" comprendían los siguientes puntos: "1 O) Las asociaciones patronales concre-
tarían el compromiso de pagar salarios mínimos en una ofe rta formal suscrita directamente por las
empresas y registrada en el Departamento Nacional del Trabajo, que tendría a su cargo el l:ontrul dt·
su cumplimiento . 2°) Las empresas se obligarían a mantener la refer;da oferta para tuda el personal
de sus obras y a no retirarlas sin un preaviso de treinta días notificanuo al (ll :-<T). 3°) Las empresas
aceptarían el principio de que la huelga ha suspendido pero no ha resc111dido Jos co11tratos de trabajo,
y admitirán a su personal anterior sin represalias o despidos relacionados con el conflicto. 4o) El
(DNT) instituirá una Comisión Paritaria Consultiva ... (la cual seria) oída por el Departamento y cola-
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Según la crónica oficial, "acordada la solución del conflicto, el Departa-
mento se dio a la tarea de hacer efectiva esa terminación y a organizar lo
necesario para el cumplimiento de los puntos convenidos. Por resolución
del DNT se tuvo por establecida la conformidad de las empresas constructo-
ras y obreros albañiles" con respecto a la fijación de los nuevos salarios 49 •
La actuación del DNT despertó la atención de la opinión pública.
Según C. Durruty, su intervención como mediador en un conflicto laboral
... "constituía un procedimiento poco común en la época, y más aún si esa
intervención se efectuaba sin solicitud de las partes interesadas. El diario La Nación,
que consagraba su editorial del 20 de noviembre a comentar la resolución del De-
partamento, señala el carácter novedoso del mismo y la expectativa que despierta,
al introducir una nueva pauta en las relaciones obrero-patronales" so.
boraría con él en cuanto concierne a la reglamentación de las condiciones de trabajo en dicha indus·
tria y a la mejor aplicación en la misma de las leyes vigentes sobre la materia y conocería, además, en
todos los asuntos relacionados con el cumplimiento o la denuncia de la tarifa de salarios mínimos
aceptada por las empresas ("Nota de la presidencia del Departamento Nacional del Trabajo, propo·
niendo bases de solución", de diciembre 13 de 1935, Bolet{n Informativo, NO 192/3/4, 1935,
pp.4469·70).
49 "Resolución de la presidencia del Departamento Nacional del Trabajo, teniendo por esta·
blecida la conformidad de las entidades patronales y obreras, en materia de salarios", de enero 24 de
1936, pp. 4482·3.
50 DURRUTY, op. cit., p. 84.
51 "Resolución del Departamento Nacional del Trabajo", enero 24 de 1936, en Bolet{n In[or·
mativo, N° 192/3/4, pp. 4482·3.
52 "Resolución, fijando la fecha de terminación del conflicto y disponiendo la creación de un
Registro de salarios mínimos de la Construcción", de enero 30 de 1936, pp. 4484·5. En la "contes·
tación de las entidades patronales a las 'bases' propuestas por el DNT" de diciembre 19 de 1935, loa
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258 RICARDO GAUDIO Y JORGE PILONE
patrones habían marcado la necesidad de extender ·el eventual acuerdo a las empresas no agremiadas
a las entidades representativas: "Nos permitimos formular una condición que acredita nuestro interés
propio y especial, en el cumplimiento de las bases establecidas. Independientemente de la fiscalización
directa por el Departamento Nacional del Trabajo, a efectos de asegurar la aplicación general y estricta
de la tarifa de salarios mínimos, requerimos que el mismo Departamento gestione ante el Poder Ejecu·
tivo, la Municipalidad de la Capital, Centro de Ingenieros, Sociedad Central de Arquitectos, y otras
entidades que intervienen en la adjudicación de obras públicas y privadas, la exclusión de cualquier
empresa constructora que no suscriba el compromiso o que, suscrito, no lo cumpla estrictamente"
(Bolet(n Informativo, NO 192/3/4, 1936, p. 445 1).
53 El convenio colectivo era reemplazado "por un sistema de ofertas individuales no retracta·
bies sin previo aviso y susceptibles de producir efectos de derecho común con relación a los contra·
tos de trabajo". ·
54 Las tarifas mínimas a que alude la resolución correspondían a un nivel de salarios al que, en
la práctica, habían accedido ya o estaban en condiciones de acceder la mayoría de las empresas, mien·
tras que las ofertas (aun las mayores) quedaban libradas en última instancia a la iniciativa (o capa·
cidad) de cada empresa particular.
SS DURRUTY, op. cit., p. 91.
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260 RICARDO GAUDIO Y JORGE PILONE
CUADRO 2
Convenios colectivos elaborados, renovados o modificados.
Capital Federal: 1936-1940 (a)
Establecimientos Trabajadores
Años Convenios afectados interesad os
(a) Sobre la base de referencias contenidas en el Boletín Informativo del Departamento Nacio·
nal del Trabajo, éste había intervenido en 4 convenios no registrados en esta tabla.
Fuente: DNT: Investigaciones Sociales, 1940, p. 49, cuadro 30.
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Ministerio del Interior", cuya aplicación había tenido lugar preferentemente a partir de los años 1941
y 1942 (DNT: Adaptación de los salariol a la1 [luctuactone1 del costo de vida, Buenos Aires, 1943,
pp. 43-4) . De esta manera , a principios de 1943 regían con carácter normativo -para obreros califi·
cados y no calificados- verdaderas tarifas de salarios en las siguientes actividades económicas: alimen·
tación (aceiteros, fideeros, faenadores de cerdos y panaderos), comercio (indumentaria), confección
(vestido -talleristas, pompiers y a domicilio-, calzado y zuequeros), construcción (en general y 12 ra·
mas subsidiarias), espectáculos públicos, gráficos (en general y cartoneros), madera (fabricación de
muebles, de damajuanas, de parquets y de escobas), metales (metalúrgicos y ascensoristas) , químicos
(pinturas y marroquinerías) , servicios sanitarios (hospitales privados, sanitarios y cloaquistas), textiles
(tejedores de algodón, hilanderos de algodón , lana, seda, cintas y elásticos, tejido de punto y medias)
y trans¡::orte marítimo (lancheros). La fuente desliza la omisión del número de personal afectado
correspondiente a los convenios textiles. Usando la estimación de 70.000 trabajadores que las fuentes
provinciales les adjudicaban a dichos acuerdos para el año 1939, la cifra total de personal afectado
asciende a la magnitud de 220.000 trabajadores consignada en el texto.
62 Por la ley 4.578 de la provincia de Buenos Aires, del 30 de abril de 1937, se transforman
las atribuciones del Departamento de Trabajo y se prescriben los procedimientos de conciliación y
arbitraje obligatorios. Ver M. A. FRESCO: Cómo encaré la politica obrera durante mi gobierno,
La Plata, 1940, t. 1., pp. 109·146, y DEPARTAMENTO PROVINCIAL DEL TRABAJO: Condiciones
de vida de la familia obrera y la regulación colectiva del trabajo, Provincia de Buenos Aires, La Plata,
1943, p. 115.
63 El movimiento sindical de la construcción protagonizó todavía otro conflicto de gran enver·
gadura, con el cual culminarían sus luchas anteriores a 1943. El mismo tuvo su resolución el21 de no·
viembre de 1941 a través de un laudo del entonces ministro del Interior, Dr. M. Culaciati, el cual
tuvo como consecuencia la extensión de los términos fijados al ámbito de la provincia de Buenos
Aires. Sobre el desarrollo de este proceso, consultar DURRUTY, op. cit., pp. 96-112, y Boletin Infor·
mativo, N° 235/6/7 , 1942, pp. 56 y ss.
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68 Las alternativas de este caso siguieron un proceso bastante intrincado, cuya reseña se encuen-
tra en el Bolet{n Informativo, NO 195/6/7, 1936, pp . 4560 y ss. Las razones para acordar el convenio
aludidas por las entidades patronales dan cuenta de las condiciones que definían la competencia capi-
talista en un área particular -el mercado de trabajo- y que en buena medida explican el virtual in·
terés patronal por la fijación de salarios relativamente uniformes dentro de cada sector. La Unión
Comercial de Sastres, por ejemplo, expresaba que "el petitorio obrero sobre aumento de salarios
contrasta como nunca con la situación real de la Sastrería, propiamente dicha, la que, como conse·
cuencia de la intensa y ruinosa competencia, atraviesa por momentos notoriamente difíciles ...
Creemos, por consiguiente, que obreros y patrones, con ayuda de las autoridades co"espondientes,
deberrán concretarse a la consecución del cumplimiento de la ley 10.505 (de trabajo a domicilio),
lo que sin duda, redundaría en beneficio común". ("Comunicación de la Sociedad Unión Comercial
de Sastres" de abril 30 de 1936). En la nota del Centro de Tiendas, Sastrerías y Anexos se vertían
conceptos semejantes: "Declaró, asimismo, la Asamblea (patronal) que era de alta conveniencia ase-
gurar el cumplimiento estricto de esa tarifa (la estipulada para el trabajo de confección a domicilio
por la respectiva Comisión de Salarios, ley 10.505) por todo el comercio del ramo, una buena parte
del cual, no está, inafortunadamente, afiliada a las asociaciones gremiales respectivas" ("Comunica-
ción del Centro de Tiendas, Sastrerías y Anexos", de mayo 2 de 1936, p. 4565; el subrayado es
nuestro).
69 "Convenio sobre salarios y condiciones de trabajo entre las empresas y los obreros instala·
dores de calefacción", ya citado, en Boletin Informativo, NO 220/1/2, 1939 .
'lO En el caso de los textiles, por ejemplo, tal iniciativa se llevó a cabo por medio de una nota
a las empresas ("Circular del DNT a los no afiliados a la CAIT", de febrero 22 de 1937 , en Boletin
Informativo, N° 208/9 1937). Para confrontar similar actitud a raíz del convenio de la industria de
medias, ver Bolet¡'n Informativo, N° 241/2/3, 1942.
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264 RICARDO GAUDIO Y JORGE PILONE
... en primer término, dentro de una nueva estructura de nuestro estatuto legal,
es indispensable proceder a la creación de ciertas instituciones que den vigor a las
iniciativas de este Departamento, permitiendo que sus esfuerzos se traduzcan en
una realidad aprovechable, al dirimir con el "imperium" -que hoy no tiene-los
conflictos sociales que continuamente se suscitan dentro de su jurisdicción.
Los tribunales de trabajo; el arbitraje obligatorio; la imposición oficial para el
cumplimiento de los convenios a que llegaron las partes desavenidas merced a una
eficaz mediación; las reglas de procedimiento adecuadas para tratar los conflictos;
la inscripción, autorización y fiscalización oficial de asociaciones gremiales son
resortes de gobierno imprescindibles en manos del poder público, para garantir el
normal desenvolvimiento de las relaciones entre el capital y el trabajo y para tornar
útil y efectiva la intervención del Estado, en caso necesario.
La ley de este Departamento sólo le otorga la delicada misión de mediación.
Es preciso ir más allá y ofrecer al par que una decidida colaboración oficial para
el arreglo de las controversias entre patrones y obreros, la seguridad de una auto-
ridad ejecutiva para dar solución obligatoria o para procurar el remedio oportuno
en las aludidas contiendas, conjurando en lo posible el daño que las huelgas gremia-
les o particulares producen a los elementos en juego ... Por lo demás, la· parte de
su acción meramente tutelar sería entonces preponderante; mientras que ahora
resulta de relativa eficacia, según sea el mayor o menor grado de autoridad moral
y de conf'JanZa que en cada circunstancia se logra infundir a las partes en pugna.
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7l "Memoria del Departamento Nacional del Trabajo, año 1938", elevada en abril 3 de 1939
al ministro del Interior, Dr. Diógenes Taboada, y publicada en el Bolet{n Informatii!O , NO 220/1/2,
1939, pp . 5245 y ss. Al año siguiente, la presidencia del organismo volvía a informar que "ante la
persistente necesidad a que (se había referido) el año anterior, de integrar la legislación social existen-
te, de modernizarla y de tender a que constituya un cuerpo realmente armónico, se estudiaron entre
otras, las bases de anteproyectos de ley sobre asociaciones profesionales, convenios colectivos y solu-
ción de conflictos de trabajo, proponiendo procedimientos adecuados de conciliación y arbitraje ... "
(en "Memoria del Departamento Nacional del Trabajo, año 1939, elevada en abril 20 de 1940 y publi-
cada en el Bolet{n lnformatil/0, NO 223/4/5, 1949, pp. 5 y ss.) .
73 Entre los factores que hicieron posible este proceso no estuvieron, por supuesto, ausentes
los cambios producidos para entonces en el seno y en las orientaciones del movimiento obrero, tema
éste al cual nos hemos referido apenas y sólo cuando ello resultó imprescindible, pero que indudable-
mente demandaría un tratam iento autónomo mucho más profundo. Como mera ilustración de la perti-
nencia de tales fenómenos, nos remitimos a las siguientes apreciaciones. Entre las conclusiones arriba-
das en el trabajo de Durruty, encontramos que "el trámite seguido por los conflictos protagonizados
por el sindicato (la FONC), puso de manifiesto el frecuente recurso a las vías de negociación y arbi-
traje controladas por el aparato estatal. La acción del sindicato no se ajusta a la pauta de acción direc-
ta en torno a la que se movilizaba el sindicalismo de principios de siglo y el Estado, por su parte,
estuvo lejos de permanecer ajeno a los conflictos entre el trabajo y el capital, interviniendo en esta
área con frecuencia"(DURRUTY, op. cit ., p. 113). Por su parte, R. Rotondaro -si bien entiende que
la intromisión del gobierno en las relaciones laborales significaba un apoyo a las empresas, un excesivo
control del sindicalismo y la precariedad en que se desarrollaban tales relaciones- reconoce que los
fenómenos que definen este período son "una prueba más de lo que caracteriza al sindicalismo de
transición, que evoluciona de una táctica de acción directa -prevaleciente en la década anterior a
1930- a una negociación y acomodación que preparan el camino al nuevo sindicaliamo que surgiría
a partir de 1943" (R. ROTONDARO: Realidad y cambio en el sindicalismo, Buenos Aires, 1971,
pp . 155 y ss.) .
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"" Con la ley 12.637 se inicia -según Krotoschin- la serie de los llamados "estatutos profe-
sionales", la cual contenía normas para los empleados de bancos particulares. A ella le siguió la ley
12.651, de setiembre 24 de 1941, estatuyendo el régimen de trabajo de los viajantes de comercio.
Durante estos años se suceden algunos decretos y laudos ministeriales, cuyo propósito era semejante:
Hospitales y Sanatorios Particulares, decreto 19.862/40; Transporte de Productos por la Vía Pública,
decreto 66.078/40; Corporación de Transporte de la Ciudad de Buenos Aires, decretos 85.148/40 y
85.149/40; Industria Aceitera, decreto 16.162/42; Laudo ministerial para trabajadores de la Cons-
trucción, de noviembre 21 de 1941; laudo ministerial para la Industria del Calzado, de abri18 de 1942;
laudo ministerial para la Industria del Ascensor, de agosto 10 de 1942; laudo ministerial para trabaja-
dores Metalúrgicos, de agosto 20 de 1942. Ver KROTOSCHIN, op. cit., 1955, pp. 119 y ss. y p. 46.
75 Bo/etin Informativo, N° 223/4/5, 1941, p. 73.
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ESTADO Y RELACIONES LABORALES,1935·1943 267
aceptar la tesis de que allí donde sea posible el convenio colectivo por existir las
asociaciones correspondientes debe detenerse la intervención del Estado en la fija-
ción de los salarios o debe tomar formas distintas. Pero en nuestto caso tal situación
no se presenta, y son aislados los ejemplos de trato regular y acuerdos entre las
organizaciones colectivas a pesar de que éstas existen y tienen relativa fuerza en
determinados ramos de la industria y el comercio. El orden y la tranquilidad social
resultan comprometidos porque las cuestiones del trabajo no encuentran una vía
natural para su encauce, y la ley que haya de contemplar nuestra realidad debe
facilitar esa vía ... Así el proyecto que se ofrece a la consideración de vuestra hono-
rabilidad, en su artículo 70 dispone que podrá aplicarse el sistema legal de fijación
de salarios mínimos a una industria determinada no sólo cuando ésta remunere en
forma excepcionalmente baja a sus trabajadores, sino cuando no exista en ella un
régimen eficaz y ordenado de convenios colectivos u otro semejante, y que la ausen-
cia de ese régimen determine una protección insuficiente del nivel de salarios, o
exponga a los empleadores que pagan mejores salarios a los riesgos de una compe-
tencia desleal76.
~ Boletz'n Informativo, No 210/11 , 1937 , pp . 5081 y ss., " Poder Ejecutivo. Mensaje y proyecto
de ley creando un sistema permanente y de carácter nacional para la f'Jjación de salarios mínimos".
77 Ver DNT: Adaptación de los salarios a las fluctuaciones del costo de la vida, op. cit., pp. 7-13 ,
especialmente.
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268 RICARDO GAUDIO Y JORGE PILONE
78 Distinto es el caso del "salario vital, mínimo y móvil", figura creada por ley del Congreso
durante el gobierno radical del Dr. Illia (1963-1966). La ley 16.459 instituía un Consejo Nacional,
conformado de manera tripartita, cuya función era determinar periódicamente un "salario mínimo"
que regia en todas aquellas actiVidades laborales que no estuvieran sujetas a convenciones colectivas
u otros regímenes especiales. El valor del salario se determinaba en función del monto de una "canasta
de consumo familiar" típica y su actualización, en base a las variaciones del costo de vida.
19 La ley 13.529 sobre organización y competencia del Ministerio de Trabajo y Previsión -vi-
gente en ese momento- declaraba además que a éste le correspondía "intervenir en las negociacion&s
colectivas".
80 M. L. DEVEALI: "La nueva ley sobre convenciones colectivas de trabajo", Revista Derecho
del Trabajo, t. xm. 1953, p. 584.
81 DEVEALI, op. cit., p. 584.
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ESTADO Y RELACIONES LABORALES,1935-1943 269
IV. Conclusión
Todo cuanto ha sido expuesto hasta aquí permite advertir una serie
de semejanzas y puntos de contacto entre las etapas inmediatamente ante-
rior y posterior a 1943.
La imposibilidad de pensar en una participación previa de la clase tra-
bajadora, si no directa al menos derivada, en algunas de las ventajas del
desarrollo económico experimentado durante los años treinta tuvo su raíz
primordial en otra idea bastante generalizada. Según ésta, los elementos de
contención más cruciales ante los que se habían estrellado las reivindicacio-
nes obreras habrían residido en el sistema de poder imperante, al cual el
proceso económico no había logrado modificar, y cuya naturaleza oligár-
quica tenía, justamente a este respecto, toda la solidez y vigencia de las que
había sido depositaria en el país 82 •
Sin embargo, este trabajo logra demostrar que en el Estado anterior
a 1943 ya se manifestaban formas de intervencionismo social, algunas sor-
prendentemente afines (y otras menos) con lo que resultó típico de la dé-
cada siguiente. La descripción y análisis de tales formas de intervención
muestran ya un Estado que empieza a adoptar y a arrogarse como legítima-
mente propias funciones tales como la de intermediario en el conflicto social
y la de normalizador de un tipo de relaciones hasta entonces consideradas
"privadas" y, por consiguiente, pertenecientes a la esfera de la sociedad
civil.
Los esbozos de una verdadera política social descriptos en este artículo
fueron tanto parte de la ampliación de las esferas de actividad como de la
diferenciación de funciones del Estado capitalista en un contexto de des-
arrollo tardío, tantas veces señaladas en la literatura para caracterizar aquella
etapa del crecimiento industrial argentino. A través de ella, los sectores
dominantes que controlaban el aparato estatal persiguieron modificar los
mecanismos tradicionales de subordinación ; político-social, mediante la
búsqueda de nuevas instancias y fuentes de legitimidad con las cuales rodear
al conjunto de fenómenos generados en un área tan crucial como la de las
relaciones obrero-patronales. A su vez, y no menos importante para el
desarrollo del proceso de acumulación en curso, se hacía necesario la adop-
ción de medidas básicamente destinadas a racionalizar el mercado de trabajo.
La clase trabajadora no fue ajena al proceso indicado más arriba. Por
82 GERMANI: "El surgimiento del peroniamo ... ", op. cit., p . 467. Menciona, particularmente,
"la situación previa, altamente conflictiva, de las organizaciones gremiales tanto en su aspecto interno
como frente a los gobiernos conservadores represi110s de los alfos 30", entre los principales elementos
del contexto que deberían tenerse en cuenta para comprender el apoyo posterior de los sindicatos al
peronismo (el subrayado es nuestro). Cfr. ROTONDARO, op. cit., p. 155 y ss.
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270 RICARDO GAUDIO Y JORGE PILONE
un lado, procuró beneficiarse con este primer intento serio de política so-
cial emprendido desde el Estado, y en parte lo logró; por otro, lo estimuló y
secundó con interés, de una manera que no resultó contradictoria con las
orientaciones predominantes en el seno del movimiento obrero de la época 83 •
Tales hechos, incluso, confirman la idea de que en la conciencia de los
trabajadores organizados estaban presentes de antemano los elementos que
constitu¡eron los ejes principales sobre los que giró el peronismo en materia
laboral 8 •
Sin duda, muchas cosas cambiaron entre 1943 y 1946. Algunas de
ellas, sobre todo las concernientes al creciente peso del movimiento obrero
dentro del contexto ct'e las relaciones de fuerza con sectores sociales antagó-
nicos, asumieron una dimensión marcadamente política 85 , promoviendo
en este terreno una alianza efectiva con aquellos grupos (partícipes del
poder estatal) responsables de las iniciativas "pro obreras" emprendidas
desde la STyP. Dentro del plano en el que se ha movido el presente análi-
sis, empero, existen ciertos aspectos que merecen ser subrayados. Nos refe-
rimos, especialmente, a la consolidación definitiva de la presencia del Estado
en el marco de las relaciones colectivas de trabajo, al mismo tiempo que al
comportamiento más decidido y consecuente de las organizaciones sindica-
les en cuanto al hecho de recurrir al Estado, buscando asegurar tanto su
legitimidad institucional como la de sus reivindicaciones categoriales.
En la introducción, se planteó la posibilidad cierta de interpretar lo
acontecido en el período 1935-1943 como un proceso de gestación del
modelo corporativo que habría de pasar a imperar con posterioridad. Al
definirse este proceso como una progresiva relación entre orientaciones y
prácticas originadas desde distintos planos -esto es, la sociedad civil y el
Estado- hasta alcanzar una cierta convergencia, se ha buscado diferenciarlo
de una imagen probable -tan simplificadora como irreal-, según la cual
podría ser concebido como un mero proceso de transición (o bien de solu-
ción de continuidad) entre un modelo "pluralista" y otro "corporativo".
Nuestra interpretación, basada en la idea de una convergencia, en pri-
mer lugar rescata la relevancia de aquellos factores o elementos "societa-
les" que (desde el inicio de la modernización industrial) condicionaron
83 En nuestro artículo anterior, referido más centralmente a estas cuestiones, concluimos que
"de acuerdo a los resultados .. -., el logro obtenido por la movilización de los asalariados estuvo lejos
de corresponder a la imagen de un movimiento obrero sumido en una experiencia de lucha franca-
mente negativa. En ello incidieron, sin duda, el desarrollo no desdeñable alcanzado por la negociación
colectiva y su promoción desde el Estado. El relativo éxito obtenido se advierte no sólo en el resul-
tado de las huelgas, sino también en el carácter de 'estatutos de garantías' (incluido el nivel de sala-
rios) que revistieron las mejoras -limitadas pero ciertas- logradas a través de muchos convenios"
(op. cit., pp. 283-4).
84 No se trata tanto de la continuidad que podría llegar a advertirse en el tipo de reivindica-
ciones planteadas como en la de los métodos puestos en práctica, consistentes en la "novedad" de
recurrir al Estado buscando lograr por su intermedio aquellas conquistas difíciles de obtener directa-
mente de los empleadores o bien, simplemente, el aval oficial a los acuerdos paritarios alcanzados.
85 No sólo se hace referencia aquí a la mayor fluidez que pasaron a revestir las relaciones entre
los sindicatos (y sus dirigentes) y las autoridades de la STyP, sino sobre todo al papel jugado por
aquéllos, primero, en el proceso que desembocó en la jornada del 17 de octubre de 1945 y, posterior-
mente, en la organización del Partido Laborista y el consiguiente apoyo electoral a Perón en 1946.
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RESUMEN
SUMMARY
The process of social interuention has ing class mobilizations and the growing
always been a relevant factor in all tradi· intensity of labour conflicts that accom·
tional interpretations of the rise of Pero· panied the industrial modernization period
nism. The term generally refers to distri· beginning in Argentina around 1935, this
butive policies pursued by the State and, study uncovers the emerging new pattern
more specifically, . to the establishment of labor relations which increasingly con·
of labor legislation and collective institu· sisted of resolving said conflicts by labor
tions. In most approaches to the question, agreements. At the same time, this process
it has been a key concept in the explana· shows evident signs that the State was
tion of working class support for the beginning to assume and claim for itself
populist movement as well as of "corpo· the functions of conflict mediation and the
rative" relations between the state and normalization of labor relations.
union organizations during 1943-1955. All this evidence permits to affirm that
In fact, the apparent emergence of state orientations and practices arising from
interuention as of 1943 has actually different spheres and levels -State and
hidden the true nature and significance of "civil society "- tended to relate each
state involvement in labor relations and other to the point of a relative conver-
collective bargaining, which really has gence, reaching a situation near to the
its roots in the mid-1935. "corporative" model definately designed
Using as a point of reference the work· under Peronism.
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