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Clero

nombre colectivo que engloba a quienes han sido ordenados en el servicio religioso

Clero es el nombre colectivo que engloba de forma general a los que han sido ordenados en el
servicio religioso: obispos, presbíteros y diáconos. El nombre individual es clérigo.

San Buenaventura en el Concilio de


Lyon. Francisco de Zurbarán, 1629.

Clero de diferentes religiones.

Introducción

Pertenecientes a la Iglesia católica y a la Iglesia ortodoxa, el clero generalmente se dedica a los


diversos aspectos del ritual religioso, o liturgia, la enseñanza o la predicación, y la administración
de los sacramentos. A menudo se ocupan de los grandes acontecimientos de la vida mediante
rituales con signos como los nacimientos, el bautismo, la confirmación, el matrimonio, o la muerte
como paso hacia la vida eterna. El clero de la mayor parte de religiones actúa dentro y en ocasiones
fuera de los lugares de culto, y se les puede encontrar realizando su labor en hospitales, escuelas,
misiones, e incluso en el ejército (clero castrense).

Hay una diferencia importante entre el clero y los teólogos. Los primeros se ocupan de la práctica
del culto, mientras que los teólogos son los estudiosos de la religión y la teología, y no son
necesariamente clérigos.

El clero está protegido por leyes especiales en muchos países (fuero eclesiástico) y en muchos
casos, financiado (o cofinanciado) por el Estado, aunque generalmente sus recursos provienen en
su mayoría de las donaciones de sus fieles. La confesionalidad del estado o la total separación
Iglesia-Estado pueden tener muy distintas situaciones intermedias.

En el catolicismo el clero incluye religiosos de diverso tipo, desde el sacerdote de una pequeña
parroquia, al obispo de una diócesis, hasta el monje de una abadía, o a la alta jerarquía de la Iglesia
de Roma. Cualquiera que reciba las órdenes sagradas del sacerdocio o diaconado, por tanto los
religiosos no ordenados no forman parte del clero pero sí de la Iglesia al igual que todos los
bautizados. Debido a esto las religiosas no forman parte del clero, porque tanto en la Iglesia
católica como en la Ortodoxa, y en las demás iglesias orientales, no existe el sacerdocio femenino.
En la Iglesia Anglicana está admitido el sacerdocio femenino, pero rehúsan el término clérigo
prefiriendo el de pastor o "pastora".

El alto clero (Arzobispos, Obispos, Cardenales, Abades y Canónigos) detentaba en el Antiguo


Régimen la condición de estamento privilegiado. Dado que lo compartía con la nobleza pero era
reconocido, teórica y tradicionalmente, como el primero en rango y honor, constituía el llamado
primer estado (y de ahí la nobleza era el segundo estado).

En el catolicismo la diferencia esencial dentro del clero se establece entre el clero regular y el clero
secular. Esta división se mantiene tanto en el clero católico como el ortodoxo. En la Reforma
protestante en las denominaciones históricas se mantiene el clero regular, a pesar de que se
estableció el sacerdocio universal, dejando en claro que la misma existencia de un clero como
clase diferente del resto de los fieles dejó de tener sentido en alguna de las Iglesias reformadas,
aunque en otras se mantuvo con una clara jerarquía, como en las luteranas y en la Comunión
anglicana. En esta última confesión, a pesar de considerarse protestante, también existe clero
regular.[1]

La oposición terminológica entre los ámbitos religioso (vida consagrada) y clerical (órdenes
sagradas) se da entre dos términos que tienen una gran parte del campo semántico en común, en
el uso habitual y en literatura. Todavía más confusión o equivocidad tendría la terna
clérigo/eclesiástico/religioso. La distinción entre los tria genera hominu: praelati, continentes y
conjugati (clero secular, clero regular -o vida consagrada- y laicos) se venía explicitando desde la
Antigüedad Tardía y los primeros siglos medievales, por autores como San Agustín y San Gregorio
Magno.[2]

Clero secular

Es el que vive "en el siglo", es decir, dentro del pueblo sometido a sus leyes humanas, y administra
los sacramentos. También se le llama diocesano (derivado de 'diócesis'). Su organización
jerárquica parte del papa -de los patriarcas en la Iglesia ortodoxa-, continúa con los obispos,
presbíteros y diáconos. No forman parte del clero lo que antiguamente se llamaban órdenes
menores, hoy día extintas, como el ostiario. A pesar de que se llame cura al presbítero en general,
solamente son curas los que tienen a su cargo la cura de almas, es decir, los que tienen
nombramiento como párrocos en una determinada parroquia, aunque hoy día se aplique a cualquier
presbítero en general. Asimismo, el término sacerdote no se aplica solamente al presbítero sino
también al obispo. Sin embargo, a pesar de no tener que ver con la condición de clérigo ni con el
orden sacerdotal, existen otros títulos que se aplican sobre el clero (en sus tres órdenes), como el
de arcipreste, canónigo, magistral, capellán, prelado, cardenal, vicario, beneficiario, arzobispo,
exorcista, entre otros muchos.

El celibato eclesiástico del clero secular, que no existió durante los primeros siglos del cristianismo
y que no se aplica en la iglesia ortodoxa ni en algunos ritos orientales de obediencia católica (o a
título individual por algunos casos en la iglesia católica de rito occidental), es uno de los temas
más controvertidos en la actualidad (movimiento por el celibato opcional), así como la ordenación
de las mujeres o de los homosexuales en algunas iglesias reformadas. No hay que confundir el
celibato con el voto de castidad del clero regular.

San Juan María Vianney, el santo cura de Ars fue designado como patrono del clero secular por Pío
XI en 1925.[3]

Clero regular

Es el que sigue una regla, y no es secular porque vive fuera del siglo, es decir, fuera de la sociedad
de los hombres. En su origen se iban al desierto (en las afueras de las ciudades egipcias del siglo
IV y V) tanto individualmente (anacoretas o eremitas, algunas subidos a un árbol o una columna:
dendritas o estilitas) como en grupos (cenobitas). Hay muchas órdenes distintas dentro del clero
regular, cada una de las cuales se rigen por una norma de conducta diferente. Asimismo, las
órdenes se dividen en mendicantes y contemplativas. Los primeros viven en conventos urbanos, y
predican el evangelio mediante la enseñanza y, en ocasiones, las obras. Los segundos se recluyen
en monasterios rurales, y dedican su vida al estudio de la Biblia y autores canónicos. Los miembros
del clero regular son habitualmente denominados religiosos. Propiamente son clérigos sólo si han
recibido las órdenes sagradas, cosa que no se extiende a la mayor parte de sus miembros, a
excepción de algunas órdenes (por ejemplo, los canónigos regulares como los premostratenses), y
está excluida por principio en las órdenes y congregaciones femeninas (implicaría el sacerdocio
femenino). A pesar de ello, se utiliza en ocasiones la expresión clero femenino y clero regular
femenino, incluso en la bibliografía especializada, y es de uso común en historiografía.[4] El Código
de Derecho Canónico establece que la vida consagrada no es ni clerical ni laical.[5]

Carismas

Existen multitud de carismas o formas de vida religiosa dentro del catolicismo, habiéndose
multiplicado desde el siglo XVI, en el que se solía hablar de órdenes religiosas, mientras que las
fundadas a partir de entonces suelen llamarse congregaciones.

Véase también: Carisma

Órdenes religiosas

Son aquellas instituciones aprobadas por la Iglesia católica, en las cuales una parte de sus
miembros, o todos, emiten votos solemnes. Se diferencian las órdenes monásticas de las
mendicantes o conventuales, dependiendo si se integran (conventos) o no (monasterios) en un
entorno urbano.

Congregaciones

A diferencia de las órdenes, solamente emiten votos simples.

Los votos monásticos …


Lo que distingue a un religioso de un seglar son los votos monásticos, promesas con las que se
pretende acceder a una vía espiritual a la salvación a través de la renuncia de placeres terrenales.
Los votos son tres: pobreza, obediencia y castidad. Pretenden imitar, en el religioso, la vida de
Jesucristo, según los consejos evangélicos.

Históricamente sirvieron para implicar extraordinariamente al monje en la sociedad feudal. La


identificación entre clero y nobleza como privilegiados, y el papel clave de los votos, era evidente en
el momento de su supresión durante la Revolución Francesa, y se explicitó en los debates de la
Asamblea (decreto del 13 de febrero de 1790).[6] Lo mismo ocurrió en el caso español.[7]
Véase también

Clericalismo

Anticlericalismo

Referencias

1. 5.htm Página anglicana en castellano.Lista de comunidades religiosas anglicanas (en


inglés).

2. Vincent Serverat Sobre algunas tríadas sociales en la Hispania medieval : de Isidoro de Sevilla a
Rodrigo Sánchez de Arévalo, Revista de Literatura Medieval 19 (2007), p. 222. Cita como
referencia a Yves Congar Les laïcs et l'ecclésiologie des "ordines" chez les théologiens des XIe et
XIIe siècles, en I laici nella "societas christiana" dei secoli XI et XII (Milan, 1968), p. 83-117

3. «Devocionario.com» . Archivado desde el original el 10 de mayo de 2012. Consultado el 29


de diciembre de 2010.

4. Por ejemplo, en Jacques Le Goff (2007) La Edad Media explicada a los jóvenes Barcelona:
Paidos.

5. Canon 588

. Comentados en De la convocación a la revolución. La Constitución francesa de 1791 de


Chantal López y Omar Cortés.

7. Secularización: Estado e iglesia en tiempos de Gómez Farias Archivado el 21 de agosto de


2011 en la Wayback Machine., de Anne Staples, Estudios de Historia Moderna y Contemporánea
de México, Álvaro Matute (editor), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto
de Investigaciones Históricas, v. 10, 1986, p. 109-123

Datos: Q177826 Multimedia: Clergy Diccionario: clero


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