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14/01/2011 Portada: Lo bueno y lo malo de la Ref…

Viernes 14 de Enero de 111

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Los Elegidos
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Editoria l
FORO
Inform e Económ ico Los nicaragüenses tienen en promedio 22 años de
Libro de Visita s edad, y su juventud tiene la misión de sacarla del
Ne gocios subdesarrollo
FIDEG *A na Victoria Portocarrero Lacayo y Juan Carlos Ortega
Porta da victoria@elobservadoreconomico.com,juancarlos@elobservadoreconomico.com
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Una sociedad que aísla a sus jóvenes, corta sus amarras: está
condenada a desangrarse”.
Kofi Annan

Cuando se escribe este artículo, Matrix Recargado rige la taquilla de


los cines. Mientras en el filme de ficción Neo es el Elegido para liberar
a la humanidad de la esclavitud impuesta por las máquinas, en
Nicaragua otros deben liberar a su nación del subdesarrollo. Un
ejército de casi tres millones 247 mil jóvenes y niños, sin saberlo aún,
tiene la misión de transformar al país para bien. Ellos son los Elegidos
y las generaciones que le anteceden, los encargados de brindarles
las herramientas para cumplir su cometido.

Nicaragua tiene una población que ronda los cinco millones 71 mil
habitantes, con una edad promedio de 22 años. De éstos, la
población en edad de trabajar (15-64 años), se acerca al 54 por
ciento, del cual el 21 por ciento está conformado por jóvenes entre
los 15 y los 24 años.

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Actualmente, el 46 por ciento
del total de habitantes
nicaragüenses es
económicamente dependiente,
ya que o son menores de 14
años o son mayores de 65
años; niños y ancianos cuyos
ingresos generalmente han de
ser brindados por el grueso de
la población en edad de
trabajar. Sin embargo, para el
2015 el número de personas en
edad de trabajar habrá crecido aún más.

Quienes hoy son menores de 24 años (tres millones 247 mil), en el


2015 estarán mayoritariamente en la edad apta para trabajar, y el 61
por ciento de la población sostendrá al restante 39 por ciento. Será
un período en el cual, teóricamente, habrá de existir mayor cantidad
de gente generando ingresos que aquella que sólo lo consume, en
comparación con la actualidad. “La población se concentrará en las
edades laborales, incrementando el potencial productivo del país”,
asegura el informe Población, Pobreza y Oportunidades, del Fondo de
Población de las Naciones Unidas del año 2002.

Esta oportunidad demográfica no durará mucho tiempo. Se irá


cerrando nuevamente a medida que la población vaya envejeciendo,
y, por tanto, aumentando el número de familiares dependientes. Este
es, sin lugar a dudas, un activo importante que tiene el país, y de
cómo se aproveche dependen los resultados.

Es así que si las herramientas les son dadas a quienes conforman el


actual segmento menor de 24 años, veremos en los Elegidos la
constitución del cambio soñado.

Invertir en el futuro
Las inversiones que se realicen ahora en la preparación educativa y
laboral de este grupo poblacional, suponen un mejor presente y
futuro para el país. Por ello, se necesitan políticas de empleo que
absorban la creciente oferta laboral, y alrededor de esto, cambios
profundos en el sistema educativo, de forma que dicha inserción sea
lo más productiva posible.

Esto es algo que debería ser tomado en cuenta en la Estrategia


Nacional de Desarrollo, de manera que ese potencial sea
aprovechado. Sin embargo, una reciente investigación de la
Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (FIDEG),
financiada por DANIDA titulada Juventud: una mirada al porvenir,
permite ver que no existe nada concreto para el impulso de esta
joven población y su inserción en el mercado laboral nicaragüense.
Describir al joven nicaragüense resulta, a veces, en una historia
Kafkiana: la realidad es cruda y los ánimos bajos, en un país donde
los sueños de muchos se quedan en sueños.

Las señales son confusas, los problemas estructurales abundan, y las


soluciones suelen ser caras. Pero no todo está perdido. Tenemos un
batallón joven. La pregunta es, ¿qué estamos haciendo para armarlo
y aprovecharlo en esta lucha contra el subdesarrollo? Como Neo,
ellos son los Elegidos; sólo habrá que despertarlos.

BIENVENIDOSAL DESIERTO DE LO REAL —Morfeo—

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Antes de diseñar cualquier tipo
de estrategia, o de evaluar
algunas de las iniciativas que
se están desarrollando con el
propósito de mejorar las
condiciones educativas y
laborales de los jóvenes,
debemos conocerlos. ¿Cuántos
son?, ¿cómo son?, ¿qué
hacen?, ¿qué dicen?, son
algunas de las interrogantes a
despejar.
Intentando sumergirse en este mundo, FIDEG elaboró su
investigación Jóvenes: una mirada al porvenir, donde se dan
hallazgos concernientes a las preguntas planteadas.
A continuación, la fotografía.

Adultos antes de tiempo


Aunque en ocasiones es cansado leer estadísticas, las siguientes
seguramente resultarán interesantes para muchos.

Nicaragua tiene 22 años de edad. Si sumamos la edad de cada


nicaragüense y la dividimos entre la población total del país, resulta
que en promedio tenemos 22 años de edad.

Igualmente se conoce que casi el 64 por ciento de la población total


del país es menor de 25 años, a la vez que un millón 532 mil personas
son menores de 10 años (ver gráfico 1), lo que en el 2015 se
reflejará en un aumento de agentes económicos activos,
demandando condiciones para desempeñarse laboralmente.

¿Pero qué características tiene este segmento poblacional?


Ciertamente las condiciones que hasta el momento les ofrece el país
no son las mejores, puesto que su consigna da la impresión de ser
“sálvese quien pueda”.

Asimismo, la historia y el estado socioeconómico actual de Nicaragua


ha producido en los niños y jóvenes nicaragüenses una especie de
madurez acelerada. Lidiar con el día a día, y no poder pensar en
pasado mañana es parte de la fisonomía del país, en el cual
continuamente, desde temprana edad, se deben asumir roles de
adultos para mantener familias enteras.

En esta nación centroamericana, la falta de recursos económicos es


la principal razón que tienen algunos niños y jóvenes para no
estudiar. En condiciones de analfabetismo, o en el mejor de los casos
de una raquítica preparación académica, las opciones laborales en las
que logran desempeñarse son temporales, sin calificación alguna y
con remuneraciones completamente insuficientes.

Según datos del Ministerio del Trabajo (MITRAB), tomando en cuenta


únicamente a personas mayores de 18 años y menores de 29,
alrededor del 15 por ciento de los jóvenes empleados no tienen
ningún tipo de educación; sólo un 28 por ciento terminó la primaria; y
apenas el 17 por ciento culminó la secundaria (ver cuadro 1).
A su vez, este grupo poblacional se emplea en actividades
relacionadas con la agricultura, silvicultura, pesca, industria, y
comercio, por decir algunas; casi un 64 por ciento labora como
obrero no calificado o en el área de servicios; y tan sólo un 3.16 por
ciento logra trabajar en áreas de técnicos superiores o profesionales
.
Sobre los salarios... bueno, los salarios son bajos, dada la poca
calificación de las actividades que realizan. Más del 50 por ciento del
grupo referido gana menos de mil córdobas mensuales.

Libera tu mente—Morfeo—
Educación desconectada de la realidad
En algunos casos, ciertamente una minoría, los jóvenes logran

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aprobar la secundaria, lo que disminuye al hablar sobre la educación
universitaria. Y el drama de este grupo poblacional que conquista un
alto nivel de educación, es que al salir al mercado laboral se topa
con que las opciones de empleo son sumamente reducidas y que, de
encontrar algún trabajo, el perfil solicitado por el empleador no es el
mismo en el que ellos se prepararon.

En este sentido, la educación


secundaria y universitaria no
parece proporcionar una
relación vinculante entre su
labor educativa y la inserción
del joven egresado en el
mercado laboral.

El problema de la educación en
Nicaragua es alarmante. Según
datos de Jóvenes: una mirada
al porvenir, si todos los y las
jóvenes nicaragüenses
tuviesen la oportunidad de
insertarse en el sistema educativo de una forma apropiada, entre los
15 y los 24 años de edad estarían cursando la secundaria y
finalizando la universidad.

Sin embargo, la situación es otra: un 36.8 por ciento de la juventud


nicaragüense no terminó la primaria; sólo el 46.9 por ciento terminó
la secundaria; un raquítico 6.8 por ciento concluyó la educación
universitaria; y un 6.7 por ciento no tiene ninguna educación.

La Odisea por un Trabajo


Actualmente encontrar un trabajo digno es casi un milagro. Quienes
consiguen un trabajo muchas veces cuentan con una preparación
mayor a la requerida por la labor desempeñada. Los salarios son
bajos y los requisitos en algunos casos son abrumadores. Niños,
jóvenes y adultos compiten por las pocas plazas existentes. Si hoy
tener un empleo es difícil, en el 2015 la situación se habrá
multiplicado.

La Población Económicamente Activa (PEA), está conformada por las


personas que tienen un trabajo o lo están buscando activamente. En
Nicaragua son aproximadamente 2 millones 162 mil personas las que
componen esta población. Los jóvenes representan el 28.5 por ciento
de la misma, con un total de 616 mil 163 personas.

Del total de la PEA de jóvenes entre los 18 y 29 años de edad, el 64


por ciento son hombres y solo el restante 36 por ciento son mujeres.
Y aunque las estadísticas digan que la PEA ocupada es del 91 por
ciento, es importante hacer notar que un 56 por ciento de estas
personas están trabajando en el sector informal, y que tanto del
sector formal como del informal hay un 43 por ciento que está
subocupado, es decir, que no trabaja las 40 horas semanales.

¿Cuál será la PEA para el 2015? Según estimaciones de las Naciones


Unidas, la PEA en edades entre los 10 y los 24 años se incrementará
en aproximadamente 276 mil personas. Tomando en cuenta este
hecho, deben prepararse las condiciones para que estos actuales
niños y futuros jóvenes cuenten con condiciones distintas a las que
enfrentan en la actualidad.

Elegidos
que no ven un camino
Tener menos de 24 años significa ser parte del bloque que conforma
el 64 por ciento de la población nicaragüense, lo que contrasta con
el hecho de que casi la mitad de la población que no tiene acceso a
un empleo (42 por ciento) está conformada por este mismo
segmento.

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De acuerdo a la investigación que el FIDEG realizó, “el nivel de
escolaridad de estos jóvenes es bajo y muchas veces es el principal
impedimento para acceder a otros trabajos que les permitirían
mejorar su situación”. Se llega al extremo de que quienes no saben
leer y escribir ni siquiera pueden ser meseros, según el testimonio de
uno de los entrevistados en la serie de seis grupos focales
celebrados con jóvenes de edades oscilantes entre los 15 y los 24
años. “Para ser mesero fue que me exigieron que supiera leer y
escribir para levantar el pedido”, expresó “Mariano”, un trabajador del
sector construcción, con 17 años de edad.

Son requisitos en el campo de la educación los que mayoritariamente


impiden al joven nicaragüense el acceso a un empleo, pero a estos
también se agregan requisitos meramente burocráticos (cartas de
recomendación, record policial, certificado de salud, partida de
nacimiento), que en última instancia deben ser conseguidos con
dinero de su propio bolsillo, lo cual según “Leyman”, trabajador del
sector construcción, con 22 años de edad, “cuesta mucho dinero”.

Y en este marco, existe, de acuerdo a la investigación, una


diferencia en el nivel de escolaridad entre los jóvenes que trabajan
en el sector comercio y aquellos que lo hacen en la construcción,
pues los primeros han tenido un mayor acceso a la educación.

Esas molestas “patas”


“Hay que tener conectes, amistades, cosas que en lo particular no
tengo”, expresó “Roberto”, estudiante de una carrera técnica con 23
años de edad, haciendo alusión a uno de los fenómenos que más le
afecta al momento de conseguir un trabajo. Algo que “Edwin”, otro
de los entrevistados, complementó diciendo que “lamentablemente el
mercado laboral se maneja por contactos”.

La verdad es que el fenómeno de “las patas”, como se le dice


tradicionalmente a estos conectes que facilitan un empleo, pesa en
gran medida en toda la sociedad nicaragüense al momento de buscar
trabajo. No es algo que afecte únicamente a los jóvenes, sino a la
población en general, y esto lo dice claro la investigación, al afirmar
que “las relaciones son un elemento de mucho peso”, lo que queda
evidenciado en tres testimonios de jóvenes, cuyos empleos fueron
adquiridos de esta manera, ya fuese por familiares o conocidos.

Sueños Jóvenes
De acuerdo a la investigación de FIDEG, “todos tienen la aspiración
de estudiar o seguir estudiando”, a lo que agregan el deseo de “un
trabajo fijo y no perderlo”, sobre todo en el sector construcción,
donde se prioriza primero el trabajo y después la educación.

“Desde que sale uno de su casa va con la esperanza de que va a


encontrar trabajo, pero regresamos con la cabeza gacha.

Caminamos y caminamos y nada. El sueño es un sueño y la realidad


es que cuando te despertás no tenés nada de lo que estás
soñando”, sentencia “Mariano”, al diferenciar lo que es soñar y los
sufrimientos que deja la vida en la realidad nicaragüense.

Estrategia de los jóvenesdesde la educación


Muchos de quienes lograron estudiar aseveran que cambiarían su
trabajo actual por uno que se desarrolle en el área de los
conocimientos adquiridos en sus estudios profesionales, se infiere de
la investigación de FIDEG. Asimismo, “resultó notable cómo en los
estudiantes de carreras técnicas, el cálculo de oportunidad de
trabajo fue un elemento importante a la hora de decidir qué
estudiar”.

Se supo, de esta manera, que quienes estudian carreras


profesionales eligen el campo de estudios de acuerdo a gustos,
conocimientos y habilidades, lo que desemboca muchas veces en
frustración al encontrarse trabajando fuera de lo que aprendieron.
Mientras que los que estudian carreras técnicas, dispuestos con
frecuencia a tomar dos opciones, lo hacen pensando en las
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oportunidades laborales que puedan tener con ellas.

Existe un plan más concreto por parte de quienes se especializan en


una carrera técnica.

La educación es fundamental. El rol que desempeñe la empresa


privada también. Las iniciativas desde la sociedad civil son aliadas
esenciales. Pero quien más debe aportar para cambiar el “desierto de
lo real” y convertirlo en un campo fértil, es el Estado, desde sus
estrategias de desarrollo y su comunicación con la comunidad
internacional.

La fotografía es clara. Preocupa y esperanza a la vez. Por ello, no


sólo es importante imaginar el futuro –sea positivo o negativo-, sino
también conocer qué acciones está tomando cada uno de los
principales actores, en el apoyo de esta misión encomendada por la
historia a los Elegidos.

Matrix te posee
Ausencia de una Políticade Empleos

La juventud nicaragüense
apuesta al trabajo
independiente. A falta de
empleos en el mercado laboral,
consideran que la mejor manera
de obtener uno es creárselo con
una microempresa. Sin embargo,
para ello, “el gobierno tiene que
proporcionar los mecanismos”,
dice “Glenda”, otra participante
en las entrevistas de Grupos
Focales, por lo que FIDEG
concluye que “el impulso de
microempresas de desarrollo
para el sector joven es una
demanda inmediata para la
creación de fuentes de empleo
por parte de los jóvenes”.

El problema es que no hay una seria política de empleos en el


país, cuyo fin sea facilitar trabajo al 21 por ciento de la
población conformada por jóvenes entre los 15 y los 24 años
de edad. Si esto no se hace hoy, ¿qué pasará cuando el
cúmulo haya crecido en el 2015?

En Matrix, Neo buscaba respuestas. En Nicaragua la juventud


lo hace también, pues es prisionera del subdesarrollo y a la vez
su propia libradora... aunque aún no lo sepa.

El Estado no ha brindado una respuesta efectiva a la juventud


nicaragüense, y han sido los organismos multilaterales los que
han jugado un papel determinante en este asunto, al financiar
proyectos donde los jóvenes son beneficiarios, pero que el
gobierno termina redirigiendo a sectores que considera de
mayor importancia.

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“En el proceso de
financiamiento los
organismos bilaterales
tienen un papel
determinante” y son los
gobiernos quienes
determinan las
prioridades a atender,
explica el texto Jóvenes:
una mirada al porvenir.
En el mismo se lee: “a
pesar de que la
estrategia del Banco
Interamericano de
Desarrollo (BID) no
explicite o enfatice la
cuestión de la juventud,
la mayoría de todos los
préstamos y operaciones
que se implementan con financiamiento del BID en el país,
miran a la juventud como beneficiarios”, citando a un
funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo.

Ya en otros países se han creado fondos crediticios para


jóvenes con el BID, donde el Estado es garante de esos
préstamos de fondos revolventes. En Brasil recién se acaba de
presentar un enorme plan para dar trabajo a casi tres millones
de jóvenes, el cual cuenta con el financiamiento del BID,
Banco Mundial y otros organismos.

Mientras tanto, la Secretaría de la Juventud de Nicaragua, en


encuentros con el FOMIN (un fondo específico del BID)
supuestamente identificó dos programas que podrían contar
con el financiamiento del organismo bilateral: elaborar un mapa
del mercado laboral, y crear un observatorio del mercado
laboral. Aún así, la propuesta no ha llegado a las oficinas del
FOMIN, ya que la Secretaría de la Juventud parece no haberlas
preparado todavía... a un año de haberse dado la reunión.

ONG tampoco presentes


De 1054 proyectos de Organizaciones No Gubernamentales
(ONG) internacionales, contabilizados por el Ministerio de
Relaciones Exteriores a inicios del 2002, sólo 84 tenían como
población meta a la juventud nicaragüense. Y de 218 ONG
nacionales, 93 se desarrollan en actividades relacionadas con
el tema.

Sin embargo, “la generación de fuentes de empleos no ha sido


una prioridad” para las ONG, asegura FIDEG. A lo que se anexa
la opinión de Carlos Amador, presidente de la Asociación
Cristiana de Jóvenes, una ONG nicaragüense, quien explica que
hay “pocas experiencias exitosas de parte de las ONG en
atención a la problemática del desempleo”, por lo que es
“urgente” acercarse más al fenómeno para entenderlo,
analizarlo y presentar alternativas de solución.

Es conocido que no hay políticas de empleo en la nación,


aunque, según FIDEG, los jóvenes consideren el tema como el
de mayor importancia. Y es que además el problema no es sólo
conseguir el empleo, sino también conseguir una buena
remuneración a cambio del servicio ofrecido, pues los salarios
son muy bajos para los empleados jóvenes. María Auxiliadora
Ampié, del Consejo Nacional de la Juventud, la ONG más
grande de jóvenes en Nicaragua, confirma esto, expresando
que “la mano de obra juvenil es la mano de obra más barata”,
después de la femenina.

Otra dificultad que se ha interpuesto entre los jóvenes y su


incorporación al mercado laboral, es la crisis internacional de
los precios del café, dicen las ONG. “Con la caída de los
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precios del café la mayor parte de los jóvenes quedó
desempleado”, lamentó Yolanda Areas, del movimiento Jóvenes
del Campo, lo que ha obligado al joven de las áreas rurales a
buscar trabajo en el tabaco, donde los sueldos son muy
inferiores.

Asimismo, se suma a esta lista de dificultades para la inserción


del joven en el mercado laboral, desde la óptica de las ONG,
las políticas de las instancias de educación técnica y superior,
porque están produciendo una fuerza de trabajo sin crear
políticas de inserción laboral, mucho menos de colocación
laboral, asevera Ricardo Andino, de la Fundación Desafíos.

FIDEG concluye: “Las iniciativas de las organizaciones no


gubernamentales, aunque loables, son insuficientes para
resolver el problema. Éste tiene dimensiones tales que
demanda una intervención efectiva de parte del Estado”.

Estado no pasa de planes


El Estado ha dado pasos en este tema. Creó la Política
Nacional para el Desarrollo Integral de la Juventud, propuesta
por la desaparecida Secretaría de Acción Social en 1999, y la
Ley de Promoción de Desarrollo Integral de la Juventud (4 de
julio de 2001), impulsada por el Consejo Nacional de la
Juventud y otras ONG. Ambos proyectos ahora deben ser
vigilados por la también recién creada Secretaría de la
Juventud.

Según el informe de FIDEG, la Secretaría de la Juventud


atenderá la problemática del desempleo desde el Plan de
Acción de la Política Nacional de la Juventud, donde se
propone “promover la inserción de los y las jóvenes al mercado
laboral... a través de programas de formación y capacitación
técnica”, así como la promoción de prácticas laborales y el
control de la no discriminación.

Lindolfo Monjarretz, Director de la Secretaría de la Juventud,


manifiesta que en la actualidad “están creadas todas las
condiciones para NO fomentar la iniciativa empresarial entre los
jóvenes”, ya que las políticas crediticias y el sistema de micro
finanzas dicen que no financiaran iniciativas comerciales con
menos de seis meses de existencia. “Eso significa que nadie te
financia para que comencés”, aqueja.

Monjarretz echa en gran parte la culpa del problema de


desempleo juvenil a “la falta de políticas afirmativas por parte
del Estado”, y cree que al menos el aparato estatal podría
comprar los servicios a utilizar de pequeñas empresas
juveniles, y así facilitar su existencia y proliferación.

Por su parte, el Ministerio de Educación Cultura y Deporte


(MECD), indica que busca rediseñar la educación secundaria,
con el fin de que desde ahí se busque la inserción laboral de
los jóvenes. En cuanto a la educación técnica, “se piensa unir
a estas instituciones a fin de que trabajen de forma
coordinada. Se piensa impulsar la educación técnica mediante
la apertura de institutos técnicos en diferentes áreas
geográficas del país... especializadas según la demanda del
área... y en la línea de los clusters que el gobierno desea
impulsar”.

Se observa, entonces, que el Estado no pasa de planes. Desde


la Secretaría de la Juventud todos son proyectos, que aunque
prometedores, son víctimas de la desconfianza que la sociedad
ha desarrollado hacia las instituciones del Estado, por la falta
de cumplimiento de sus promesas. Y desde el MECD,
nuevamente nos encontramos sólo con proyectos, que todavía
no representan una solución tangible al problema del
desempleo en la juventud.

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La empresa privada calla
Entretanto, el Instituto Nicaragüense de Desarrollo fundó
Emprendedores Juveniles, una filial de Junior International,
organización internacional con sede en 112 países. María Elena
Porta, responsable de ese programa, explica que lo que hacen
es enseñarle al joven sobre la importancia de la educación
para mejorar su calidad de vida y su forma de pensar,
“despertando en ellos el espíritu emprendedor”.

De acuerdo a Emprendedores Juveniles, uno de los principales


problemas en el fomento del empleo en el país es “la falta de
participación de la empresa privada en el apoyo a este tipo de
programas, dirigidos a la educación y formación, y la razón
principal es que para ellos nosotros no somos una inversión”.
Por ello, Porta piensa que es necesaria una Ley de Incentivos
en Nicaragua, con la cual los aportes de la empresa privada a
Emprendedores Juveniles podrían ser deducidos de impuestos.

Así también, FIDEG explica en su investigación que en la


actualidad “hay limitantes en el plano del desarrollo profesional
de lo jóvenes”, porque la empresa privada del país demanda
más técnicos que profesionales, y “al ofrecerle a los
profesionales trabajos técnicos, éstos se sienten desmotivados
y frustrados”, agrega María Consuelo Morales, de la empresa
Preselección Empresarial, una agencia de empleos radicada en
Nicaragua.

Los profesionales egresados no están integrándose al mercado


laboral porque las empresas no los buscan, además de que
éstos no estudian lo que el mercado requiere, certifica
Morales. “Es evidente que entre la empresa privada y las
instancias de educación superior y técnica hay una escasa o
nula comunicación”, complementa FIDEG.

El comportamiento erróneo de las instancias de educación es


aunado con las palabras de Ricardo Andino, miembro de la
Fundación Desafíos, quien expresa que “las universidades
están produciendo fuerzas de trabajo, pero no hay políticas de
inserción laboral”, y sólo unas cuantas de éstas tienen
políticas de colocación laboral. Además, “la capacitación está
desajustada de la realidad del mercado”, dice, para concluir
con que “los jóvenes no están en la agenda de las autoridades
adultas”.

El Despertar
Neo no sabía que era el Elegido. La juventud nicaragüense
tampoco lo sabe. En la saga de Matrix, fue Morfeo quien tuvo
que despertar a Neo de su sueño involuntario, y como ya se
ha dicho antes, en nuestra realidad nicaragüense tendrán que
ser las generaciones que ahora llevan la lid del país, quienes
despierten a los Elegidos, brindándoles las armas y
herramientas necesarias que den paso libre a la lucha contra el
subdesarrollo, en un momento histórico que inicia ahora, y que
en el 2015 se acentuará.

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