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RESUMEN #4

Jorge Luis Marcano Pérez, EC-46-13177

En el punto de la historia de la mú sica en que se masifican las presentaciones pú blicas, éstas adquieren un

cará cter social, respondiendo a las necesidades de las altas esferas de ver y ser vistos. Es por esto que la ó pera

se convierte en el evento social por excelencia, má s el teatro no era como la conocemos hoy día. Segú n

Giacomo Durazzo, un diplomá tico italiano en Viena y amante de las puestas en escena, describe el teatro de la

ó pera como una especie de mercado, con un bullicio permanente, producto de las conversaciones que se

daban por doquier. Sin embargo, este era el escenario perfecto para demostrar un talento cuidadosamente

cultivado: el canto. Las soprano y los castrati eran los protagonistas sobre las tablas, pero en especial estos

ú ltimos, quienes en Italia recibían salarios muy altos y un trato digno de la realeza. Durazzo acota que las

divas y divos tenían el poder de silenciar toda la sala con sus voces.

El teatro se mantenía activo y operando gracias al aporte econó mico del pú blico, por lo que se volvió

necesario tomar en cuenta su criterio, gustos y expectativas a la hora de escribir el libreto y desarrollar la

historia. De esta forma se simplifica el drama, siendo má s fá cil hacer creer al pú blico que lo que contemplan

podría ser real, alejá ndose de puestas en escena muy fantasiosas y cambios de locaciones muy drá sticas.

Al igual que sucede en otros géneros, la ó pera contaba con dos (2) vertientes bastante diferenciadas: la ó pera

italiana y la francesa. En Italia, a su vez, se distinguían dos (2) tipos: la ó pera seria y la ó pera buffa. La ó pera

seria no es má s una simplificació n del género, donde el proceso de montaje y desarrollo del argumento se

vuelve má s fá cil de adaptar y un tanto mecá nico, sirviéndose del uso del recitativo y del aria para lograr este

fin. El recitativo, al ser secciones donde se declama el texto, se utiliza para desarrollar el argumento y avanzar

en la línea de tiempo del drama. El recitativo simple o secco consistía en un acompañ amiento de bajo continuo

que soportaba la voz y la mantenía en la tonalidad mientras declamaba el texto; la gó gica del lenguaje

determina la métrica. El recitativo acompañ ado u obbligato era un poco má s improvisado, el cantante y el

instrumentista se tomaban libertades artísticas dependiendo del arco emocional por el que esté pasando el

personaje. El aria, por su parte, consistía en una dedicació n a alguna emoció n específica en el desarrollo del

drama. Estaban cargadas de sentimientos y permitían al solista lucir su pericia vocal. Habían diferentes tipos
de aria dependiendo del tema o sentimiento abordado, acompañ ado de recursos musicales y vocales

específicos.

Las arias eran tan populares y esperadas que surgió un tipo de composició n llamado pastiche, que consistía

bá sicamente en una recopilació n de las arias favoritas del pú blico a las que se les adaptaba un nuevo texto. La

congruencia de mú sica y letra no era importante para el pú blico de la época; lo realmente importante era

complacer a la audiencia y a la diva o divo que interpretarían la obra.

Por otro lado, la ó pera buffa italiana era una representació n de comedia y sá tira. Era una parodia de temas

cotidianos y en ella se representaban personajes universales con los que los espectadores se podían

identificar fá cilmente. Debido a esto, el género atrajo la atenció n de las capas má s bajas de la sociedad de la

época. Y dentro de este marco de comedia surge un género denominado intermezzo, el cual es una secció n de

la ó pera donde se excluía el elemento de comedia. Como su nombre lo sugiere, se ejecutaban entre actos.

Si bien la popularidad de los castrati era arrolladora en Italia, en Francia no se conseguía ni uno solo. La ó pera

francesa era un poco má s tradicional en este sentido ya que las mujeres soprano se encargaban de los papeles

principales. Un tipo de voz que era má s comú n encontrar en la ó pera francesa que en la italiana era el

barítono. Ademá s de la tesitura de las voces, la ó pera francesa se caracterizaba por su caracter exclusivo y

nacionalista. El aporte de Lully con la adaptació n del recitativo al idioma galés, en el que la acentuació n de las

palabras determinaba la rítmica, se intenta preservar a toda costa aú n después de su muerte, a fin de

mantener la pureza del idioma que tanto gusta a los franceses. Otras características de la ó pera en Francia era

la presencia del ballet, del cual el rey era aficionado; las arias francesas eran má s sencillas de memorizar y

esto era lo que determinaba su éxito a su vez que utilizaban coros para crear contrastes dramá ticos.

La ó pera en los países germá nicos se limitaba a las cortes debido a la divisió n política y territorial europea de

la época. En Viena se exploró con la creació n de ó peras que combinaban el estilo italiano y el francés. Londres,

al ser la ciudad donde se desarrolló el negocio de la mú sica como tal debido a su historia mercantilista y los

hechos ligados a la revolució n industrial, se volvió el epicentro de la ó pera italiana con Haendel y el King's

Theatre a la vanguardia, produciendo dos (2) ó peras por temporada, impregnadas de críticas al gobierno o a

situaciones sociales específicas. Los ingleses intentaron hacer ó peras en inglés, pero lenguaje no se adaptaba

muy bien al género, por lo que los intentos fueron fallidos.


La ó pera ha sido el género musical má s explotado de la historia de la mú sica debido a las amplias opciones

teatrales y musicales que ofrecía y debido a los beneficios sociales y econó micos que se experimentaban, en

una época donde todo era aná logo, era menester tener un espacio donde reunirse a socializar.

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