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Universidad Nacional

Autónoma de
México

Facultad de Estudios Superiores


Zaragoza

Psicología Clínica
CLASE TEORICA

EL HOMBRE EN BUSCA DEL


SENTIDO
Villeda Sedeño Sara F

Grupo 2602
EL HOMBRE EN BUSCA DEL SENTIDO

¿Cuál es el sentido de la vida y de la existencia del hombre?; estas fueron las


interrogantes que surgieron en el transcurso de esa parte de su vida como
prisionero, en medio se situaciones adversas, rodeado de desastres, muertes,
gritos, dolor propio y ajeno, Viktor E. Frankl decidió tomar lo mejor, en su obra
“El hombre en busca del sentido”, relata sus experiencias durante su
permanencia en los campos de concentración alemanes; expone que, incluso
en las condiciones más extremas de deshumanización y sufrimiento, el hombre
debe encontrar una razón para vivir, basada en su dimensión espiritual.

Según Viktor E. Frankl vivir es aceptar dignamente el desafío lleno de


adversidades que la vida nos plantea, y sobrevivir es hallar el sentido de ese
sufrimiento. Es inevitable que el ser humano sea afectado por el su entorno.
Sin embargo, el hombre esta dotado de la capacidad de discriminar, ya que ya
que puede decidir si permite que se apropien o no de sus creencias y su razón,
incluso cuando se encuentra en circunstancias terribles de tensión psíquica y
física, hay una cosa de lo que el hombre es dueño en su totalidad, es la
elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir
su propio camino. En el camino de la toma de decisiones el ser humano puede
tomar dos caminos, puede conservar su valor, su dignidad, su generosidad; o
bien, en la dura lucha por la supervivencia, puede olvidar su dignidad humana y
ser poco más que un animal. Una situación difícil puede proporcionarle la
oportunidad de hacer méritos en el camino de la superación. El hombre es
capaz de vivir e incluso de morir por sus ideales y principios. Para Frankl el
término existencial se puede utilizar de tres maneras: 1) para referirse a la
propia existencia, al modo de ser humano, 2) al sentido de la existencia y 3) al
afán de encontrar un sentido concreto a la existencia personal, o lo que es lo
mismo a la voluntad de sentido.
Cuando el ser humano se ve envuelto en circunstancias adversas, es libres de
elegir si permite que dichas circunstancias se adueñen de sus decisiones y su
vida misma o si las enfrenta y toma las riendas de su vida y de sus decisiones
dandole un tinte de libertad y dignidad a su vida. Y vivir, ¿qué es, en definitiva,
vivir? Vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta
correcta a los problemas que se nos platean y cumplir las tareas que la vida
nos asigna continuamente. "Vida" algo muy real y concreto, que configura el
destino de cada hombre, distinto y único.

La búsqueda por parte del hombre del sentido de la vida constituye una
prioridad y no una racionalización secundaria de sus impulsos, de sus
instintos. Sentido no es algo que nace de la propia existencia, sino algo que
hace frente a la existencia, ¿cómo hallamos nuestro sentido?, Frankl nos
presenta tres grandes acercamientos: el primero es a través de los valores de
experiencia, o vivenciar algo o alguien que valoramos. La segunda forma de
hallar nuestro sentido es a través de valores creativos, es el actuar en si
mismo. Esta sería la idea existencial tradicional de comprometerse con el
proyecto de vida de uno mismo. La tercera vía de descubrir el sentido es la de
los valores actitudinales. Estos incluyen virtudes tales como la compasión,
valentía y un buen sentido del humor, etc. Pero el ejemplo más famoso de
Frankl es el logro del sentido a través del sufrimiento. Al final, estos valores, de
actitud, de experiencia y creativos son meras manifestaciones superficiales de
algo mucho más fundamental, el suprasentido, que es la idea de que, existe un
sentido último en la vida; sentido que no depende de otros, ni de nuestros
proyectos o incluso de nuestra dignidad. Según Frankl "El vacío existencial es
la neurosis colectiva más frecuente en nuestro tiempo". A lo largo de la historia
el ser humano ha reprimido sus instintos más básicos que son los animales,
por lo cual se ha visto forzado a elegir su propia idea de sí mismo y del sentido
de su existencia. La tradición y las creencias religiosas que han soportado su
conducta y los cambios que la misma ha tenido, dan lugar a una especie de
tedio social. Es importante resaltar que la idea de el sentido de la vida, no
trata sólo de una gran causa o creencia que dirija todos los campos de la
existencia, sino en la libertad y la responsabilidad personal ante los distintos
acontecimientos particulares de la vida. El hombre no está absolutamente
condicionado y terminado; al contrario, es él quien decide si cede ante
determinadas circunstancias o si resiste frente a ellas. En otras palabras, el
hombre, en última instancia, se determina a sí mismo. El hombre no se limita a
existir

El ser humano es un ser autotrascendente, pero la libertad no es la última


palabra, es solo una parte de la historia. Es el aspecto negativo de un
fenómeno cuyo aspecto positivo es la responsabilidad. En los campos de
concentración pudo verse que algunos prisioneros se comportaban como
cerdos y otros como santos. El hombre tiene dentro de sí ambas potencias, de
sus decisiones y no de sus condiciones depende cuál de ellas se manifieste.

En definitiva, el ser humano no es una cosa más entre otras cosas: las cosas
se determinan unas a otras, pero el hombre, en última instancia, es su propio
determinante. Lo que llegue a ser, dentro de los límites de sus facultades y de
su entorno, lo tiene que hacer por y para sí mismo. Para Frankl el hombre es el
ser que siempre decide lo que es, en medio y a pesar de, las circunstancias.
No obstante, el esfuerzo puesto al servicio de un sentido puede ser frustrante,
la frustración existencial se da cuando la voluntad de sentido se ve fracasada.
Por diferentes causas, el individuo no puede descubrir o materializar el
verdadero sentido de su vida, y esto desencadena en una frustración, la que se
resuelve en neurosis. Para este tipo de neurosis, la logoterapia utiliza el
término “neurosis noógenas”, o lo que otros suelen llamar neurosis existencial o
espiritual.

A partir de lo anterior surge la terapia de Frankl, conocida como “logoterapia”,


según la cual, la primera fuerza que motiva al hombre es la lucha por
encontrarle un sentido a la propia vida. Se centra en el significado de la
existencia humana. El soporte filosófico de la logoterapia, recae en Jean Paul
Sartre, quien dice que "el hombre se inventa a si mismo, concibe su propia
'esencia'; es decir, concibe lo que es en esencia, incluso lo que debería o
tendría que ser. Sin embargo, yo afirmo que nosotros no inventamos el sentido
de nuestra vida, nosotros la descubrimos".La logoterapia considera que su fin
es ayudar al paciente a encontrar el sentido de la vida. Trata de hacer al
paciente consciente de lo que anhela en lo más profundo de su ser. El
bienestar del paciente se basa en el efecto tenso que cusa comparar lo que se
es y lo que se debería ser. Lo que el hombre necesita no es vivir sin tensiones,
sino esforzarse en luchar por una meta valga la pena. La logoterapia considera
que la esencia íntima de la existencia humana está en su capacidad de ser
responsable de la propia vida. La logoterapia como técnica tiene ciertos
instrumentos como la "intención paradójica" una técnica basada en que el
miedo hace que se produzca lo que se teme. La intención paradójica intenta
que el paciente haga aquello que teme, aunque sea por un momento, eso suele
romper el círculo. La metodología logoterapéutica de Frankl se basa en tratar
las enfermedades psíquicas tanto desde una perspectiva médica (por ejemplo
a ciertas personas que le consultaban por depresión, tras estudiarlas, les
recetaba un tratamiento hormonal), aunque principalmente la cuestión es
dialogar con la persona y notar en ella qué es lo que da sentido a su vida.

la logoterapia se basa fundamentalmente en tres principios, 1. La libertad de


voluntad que toma en cuenta la capacidad del ser humano de tomar
decisiones, por lo que es libre de escoger su propio destino y no convertirse en
una marioneta a disposición del destino mismo; 2. la voluntad de sentido, que
consiste en tener la iniciativa personal de encontrar el por que de nuestra
propia vida. Pero no sólo quedarnos en el descubrimiento de éste, sino que
también materializarlo, pues las personas, muchas veces, necesitamos de
hechos para poder comprender las cosas en profundidad y quizás ver
satisfechas nuestras necesidades y expectativas. y 3. El sentido de vida, que
no es un concepto general para toda la humanidad, sino por el contrario, la vida
de cada ser, tiene un sentido diferente. No debemos buscar un sentido
abstracto a la vida, pues cada ente tiene una misión que cumplir, y su tarea es
única, al igual que la oportunidad de ejecutarla. Y por último, la persona no
debería empeñarse en buscar el sentido de su vida, sino que darse cuenta de
que es a ella a quien la vida busca y requiere. Cada hombre, cuando se le
pregunta por la vida, tiene que responder su vida, y esto lo logra con
responsabilidad. La logoterapia, considera que la esencia humana esta en la
capacidad de responsabilidad. La Logoterapia es una percepción positiva del
mundo.

A través de la obra del psicoterapeuta Viktor Frankl, conocimos y revivimos la


tortura a la que fueron sometidos los hombres en la segunda guerra mundial, la
cual nos lleva a una profunda reflexión, ¿vale la pena preocuparse por lo
vivido?, o es mejor ocuparse por como enfrentar lo que venga, nos enseñan a
valorar la vida que tenemos y así enfrentar en forma práctica y sencilla las
dificultades que se nos presentan a diario.

Viktor E. Frankl a través de lo que vivió, experimentó y observó en su estancia


en los campos de concentración alemanes, elaboró un nuevo método para la
cura de enfermedades mentales: la Logoterapia, que consiste en encontrar el
sentido de nuestras vidas, el porqué existimos y realizarlo. Esta técnica a
permitido que muchas personas encuentren el real sentido de sus vidas y que
hoy en día se encuentren sanas mentalmente y felices.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

“El hombre en busca de sentido”, Viktor Frankl, 20º edición, 1999. Editorial Herder.

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