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Unidad 1: La construcción de un sistema educativo nacional (desde mediados del siglo XIX hasta
1880). Los proyectos de Nación: Alberdi y Sarmiento. La función de las instituciones escolares en la
formación de la Nación-Estado. La gestación del sistema de instrucción primaria. Relación Nación-
provincias. El sentido político de la naciente educación media: colegios nacionales y escuelas
normales. La Universidad.
Sarmiento. De la educación popular (1849). "Introducción. Instrucción pública"
-La instrucción pública tiene como objeto primordial preparar las nuevas generaciones en masa para el
uso de la inteligencia individual, por el conocimiento de las ciencias y hechos necesarios para formar
la razón. Es una institución puramente moderna. En los siglos pasados, sólo había educación para las
clases gobernantes, para el sacerdocio, para la aristocracia, pero la plebe no formaba parte activa de las
naciones, ya que era impensable que todos los hombres debían ser educados de la misma manera.
El progreso de las instituciones, la libertad adquirida en algunos países y el despotismo de otros han
contribuido a preparar a las naciones en masa para el uso de los derechos de las personas.
La última revolución en Europa se refiere al ejercicio del derecho electoral (derecho al voto), cometido
a todos los varones adultos de una sociedad, sin distinción de clase, condición ni educación. Esta
igualdad de derechos acordada a todos los hombres es un hecho que sirve de base a la organización
social. De este principio, nace la obligación de todo gobierno a proveer de educación a las
generaciones venideras, a prepararlos intelectualmente para que puedan gozar todos los derechos que
le son atribuidos. Asimismo, las masas tienen que asumir la responsabilidad de que todos los
individuos se preparen para desempeñar las funciones sociales.
La educación pública debe tener el fin de aumentar las fuerzas de producción, de acción y de
dirección, aumentando cada vez más el número de individuos que las posean.
Otro riesgo nacional es el que resulta de la inmigración de la industria extraña que puede y debe
aclimatarse entre nosotros. Un crecido número de emigrantes de otras naciones que no son la española
traerá por consecuencia forzosa la substitución de una sociedad por otra.
Las masas están menos dispuestas a respetar la vida y la propiedad a medida que su razón y sus
sentimientos morales están menos cultivados. Nuestros esfuerzos deben ser mayores para educar
completamente las generaciones próximas atendiendo a las condiciones desfavorables que ha dejado la
sociedad española.
Nuestra tarea es: llenar el déficit que ha dejado la colonización española y el aumento de barbarie que
esta dejó y su conservación de los indígenas. La colonización española incorporó al indígena legando
una progenie bastarda, rebelde, sin tradición de ciencia, arte e industria. Sólo cambiando las razas
pueden cambiarse los instintos, la civilización, las ideas.
Tenemos el deber de prepararnos para la nueva existencia que asumirán las sociedades cristianas:
mayor desenvolvimiento posible de todos los individuos que componen la nación hasta lograr hacer
partícipes de las ventajas de la asociación a todos los asociados. No educando a las generaciones
nuevas, todos los defectos de nuestra organización actual continuarán existiendo y tomando
proporciones más grandes. Nuestra ineptitud industrial de masas es por la falta de tradiciones de
trabajo.
La falta de ejercicio y de educación del cerebro obstruye el juego de los poderes mentales; carece de
actividad espontánea, cae en la inacción y el alma no toma interés por un futuro alguno. Esto sucede
en contraposición a los que recibieron una educación, los cuales producen mejor su trabajo y
demuestran constantemente que quieren aprender, saber ejecutar e idear cada vez con más facilidad.
En los países donde el sistema de educación ha estado por más de veinte años, hay una actividad
mental más grande y mayor capacidad de mejora. Demuestran que no sólo saben más sino que quieren
aprender.
Los educados visten más limpios y tienen más orden además de una constante aspiración a mejorar de
condición. En cambio, el que no tiene educación es ignorante y débil de espíritu. El hombre que no
sabe leer ignora aquello mismo que lo rodea, y sirviera a satisfacer sus necesidades, a tener noticia de
su existencia y de esto se desprende su imposibilidad de una influencia civilizadora.
Proveer de educación a los niños que vayan a la escuela tiene el efecto moralizador de habituar a un
deber regular, continuo, que le proporciona hábitos de regularidad en sus operaciones; añadir una
autoridad fuera del recinto de la familia para prepararlos a las obligaciones y deberes de la vida de
adultos.
La mayor dificultad de la difusión de la instrucción que se opone entre nosotros nace de que no se
quiere bien lo mismo que se desea, de que no hay convicciones profundas. Nada vamos a inventar,
nada a crear que no haya sido ya puesto en práctica en diversos países y dado resultados completos.
Alberdi. Bases: y puntos de partida para la organización política de la República Argentina (1852).
"La educación no es la instrucción" (cap. 13)
Alberdi representa el pensamiento, el genio que trazó las fórmulas luminosas del progreso americano.
En este texto, Alberdi nos habla de la instrucción.
-Confundieron la educación con la instrucción. Nos referimos a una educación de las cosas. La
educación debe tener el lugar de la instrucción en el presente de nuestras repúblicas por ser el medio
más eficaz y más apto de sacarlas del atraso en que existen. Los países europeos Por la instrucción se
fomenta y promueve la cultura de los países europeos y este debe ser nuestro punto de partida.
Si la instrucción es el medio de cultura de los pueblos ya desenvueltos, la educación por medio de las
cosas es el medio de instrucción que más conviene a pueblos que empiezan a crearse. La instrucción
que se le dio a nuestro pueblo, jamás fue adecuada a sus necesidades.
¿De qué le sirvió al hombre de pueblo el saber leer? Lo único que hizo fue estimular su curiosidad
inculta y grosera. No pretendo que se niegue al pueblo la instrucción primaria sino que es un medio
impotente comparado con otros.
El principal establecimiento se llamó colegio de ciencias morales. Habría sido mejor que fuese colegio
de ciencias exactas y de artes aplicadas a la industria. Tampoco pretendo que la moral deba ser
olvidada. Pero se llega a la moral por medio de los hábitos productivos.
La instrucción, para ser fecunda, ha de contraerse a ciencias y a artes de aplicación, a cosas prácticas, a
lenguas vivas, a conocimientos de utilidad material e inmediato.
La enseñanza del idioma inglés, el idioma del orden y de la industria, debe ser más obligatorio que el
latín. Esto sería un cambio fundamental en la educación de nuestra juventud.
El plan de instrucción debe multiplicar las escuelas de comercio y de industria. Nuestra juventud debe
ser educada en la vida industrial ya que ella es la que nos conduce al bienestar y a la riqueza del orden
por la vía de la libertad. La industria es el medio de moralización y el que facilita los modos de vivir.
Nuestro hombre deberá vencer a nuestro enemigo: el atraso material, el desierto, la naturaleza bruta y
primitiva de nuestro continente. Nuestra juventud debe inspirarse en Europa.
La religión, base de toda sociedad, debe ser medio de educación pero no de instrucción. Necesitamos
prácticas y no ideas religiosas.
En cuanto a la mujer, desde su rincón, hace las costumbres privadas y públicas, organiza la familia,
prepara el ciudadano, su instrucción no debe ser brillante. Necesitamos señoras y no artistas. Sus
destinos son serios.