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EL UNIVERSALISMO

El universalismo que se expresa y el centro de la doctrina surgió de calvinismo en


Inglaterra. Varias sectas que abarcaba la salvación final se desarrolló a partir del
siglo XVII, el puritanismo, entre ellos los de Filadelfia, fundada por Jane plomo. No
fue, sin embargo, hasta un siglo más tarde, cuando James Relly rompió con el
Wesley - renacimiento Whitefield, que un movimiento universalista organizada
apareció. Su Unión (1759) rechazó el calvinismo y argumentó que todas las almas
están en unión con Cristo. Sacrificial del castigo y la muerte de Cristo por lo tanto
trajo la salvación a todos, no sólo unos pocos elegidos. Uno de los conversos
Relly fue John Murray, otro predicador metodista, quien fue excomulgado por sus
puntos de vista universalistas.

Mientras que Murray cree que todas las almas fueron corrompidas con el pecado
original, su punto de vista del universalismo se basa en Cristo como la cabeza de
la familia humana. Al igual que todos los hombres habían participado en el pecado
de Adán, a través del sacrificio de Cristo todos los que reciben la salvación.

Mientras tanto ideas similares están surgiendo en otros lugares. Algunos


congregacionalista clero liberal como Jonathan Mayhew y Charles Chauncy ayudó
a preparar las bases para la propagación del universalismo. Esta última es la
salvación de todos los hombres (1784) ha rechazado en bloque una "limitada"
visión expiación. El ex Bautista Elhanan Winchester fundó una congregación
Universalista en Filadelfia en 1781 y desarrolló una posición restauracionista
convincente en sus Diálogos sobre la restauración universal (1788). Winchester,
un Arminiano, argumentó que el castigo futuro se mide para cada pecado y en
última instancia, los resultados en la felicidad eterna de todas las almas.

En el siglo XIX tuvo el universalismo de las características familiares de una


denominación de América. Creció en forma continua en varios estados y Nueva
Inglaterra y en la frontera y las zonas rurales del Medio Oeste que asumió una
postura evangélica más de lo que comúnmente se reconoce. Varios periódicos se
iniciaron y / o las asociaciones regionales de estado formado. Tufts College (1852)
y una escuela de teología (1869) en Medford, Massachusetts, se convirtió en el
líder en las instituciones educativas. La controversia sobre la cuestión de castigo
futuro llevó a la formación de una facción minoritaria restauracionista en 1831.
Esta se disolvió en 1841, sin embargo, como la mayoría de los universalistas
colocan menos y menos énfasis en la doctrina anterior de apocatástasis.

Es evidente, sin embargo, muchos de los que han profesado la creencia en la


salvación final se han mantenido fuera de la tradición unitaria universalista. En el
universalismo del siglo XX (apokatastasis) se ha asociado con el neo - teología
ortodoxa como por la forma de teólogo suizo Karl Barth. A pesar de que no enseñó
la salvación final directamente, algunos pasajes de su masiva Dogmática Iglesia
estrés lo universal triunfo irresistible de la gracia de Dios. Barth fue dirigido en este
sentido por la doctrina de la doble predestinación. En Cristo, el representante de
todos los hombres, la aprobación y la reprobación de combinación. No hay dos
grupos, uno salvado y el otro condenado. El hombre mortal puede todavía ser un
pecador, pero la elección de Cristo exige una sentencia definitiva de la salvación.
Otros neo - ortodoxo escritores han sugerido que el castigo divino es una forma
encubierta o purificación de amor de Dios, que en última instancia, los resultados
en la restauración.

Algunos protestantes de una tradición más conservadora también han defendido


una visión universalista. Una posición es que un "Evangelio Hades" da una
segunda oportunidad para aquellos que no tuvieron la oportunidad de confesar a
Cristo en el mundo. Otro enfoque ha sido articulada por Neal Punt en Incondicional
Good News (1980). Punt invierte el calvinista opinión tradicional de que todos se
pierden, excepto aquellos a quienes la Biblia indica se encuentran entre los
elegidos. Su "universalismo bíblica" contadores que todos seamos salvos en
Cristo, excepto aquellos a quienes la Biblia declara directamente se pierden. Es
evidente que el universalismo, en una variedad de formas, sigue siendo un
atractivo para la fe contemporánea, tanto en círculos liberales y conservadores.
EL RELATIVISMO
Para el relativismo, en cambio, la verdad siempre está relacionada al sujeto que la
piensa. No existen verdades o conocimientos objetivos ni que sean universales. A
partir de esta idea, el relativismo aparece en diferentes ámbitos de la ciencia y del
pensamiento.

Es importante conocer que dentro del relativismo existen diversos tipos o


clasificaciones, que se basan en los pilares del mismo pero que lo encaminan o
dirigen hacia un punto de vista más concreto.

Así, nos topamos con estos:

-Relativismo individual. Este se sustenta en el principio fundamental de que la


verdad es relativa y que depende de cada individuo. Precisamente por eso,
establece que existen tantas verdades como individuos.

-Relativismo específico. En este caso, lo que viene a establecerse es que la


verdad es relativa porque depende de cada especie. Y cada una de estas tendrá
una y vivirá en un mundo diferente en base a sus circunstancias.

-Relativismo de grupo. Como es de imaginar, esta otra vertiente se encarga de


determinar que la verdad es relativa porque depende de cada grupo. A su vez
cuenta con cuatro tipos diferentes: relativismo de grupo por civilización, por clase
social, por sexo y por edad. Estos vienen a establecer que la citada verdad es
relativa en base a que varía en función de cada civilización, clase social, sexo o
grupo de edad, respectivamente.

Se conoce como relativismo cultural al estudio de una cultura a partir de los


criterios particulares de la misma. De esta manera, se evita condenar moralmente
a aquella cultura que resulta extraña respecto a la propia.

El relativismo moral, el relativismo lingüístico y el relativismo cognitivo son otras


clases de relativismo que se basan en criterios similares en cuanto a su oposición
a lo absoluto y lo objetivo.

A todo lo expuesto, hay que añadir que tanto Sócrates como Platón se
manifestaron totalmente en contra del relativismo. Lo hicieron porque consideraron
que no sólo era un planteamiento absurdo sino también porque dificultaba
sobremanera el poder llevar a cabo lo que es el conocimiento del mundo. Sin
embargo, frente a ellos se encuentran los filósofos sofistas que se considera que
fueron los primero pensadores en llevar a cabo el uso de determinados
planteamientos relativistas.
Las raíces del proyecto universalista se amarran en los presupuestos de la
filosofía de la conciencia. La filosofía dejaba atrás el modelo clásico que, sin
conciencia de la subjetividad, se sumía en una contemplación absorta del mundo e
isomorfizaba las características del sujeto con las de la naturaleza. La filosofía de
la conciencia consideró, en cambio, que es la subjetividad la que fundamenta la
objetividad al construirla.

Sin embargo, fácilmente esta concepción condujo a una racionalidad objetivante


que trataría de encontrar la explicación de los fenómenos en su modo de
producirlos. La racionalidad objetivante sería, pues, la racionalidad de la técnica y
por ello "el programa de la Ilustración era el desencantamiento del mundo"2, tal
como definen Adorno y Horkheimer esa tarea liberadora que pretende sustituir los
mitos por la ciencia y la técnica, la confianza ciega por el dominio esclarecedor. La
Ilustración ha sido considerada en muchos casos como el estandarte de la razón
instrumental; una razón que ha funcionalizado al hombre mismo, hasta el punto de
que -como señala Horkheimer en una obra anterior- "el progreso ha destruido el
objetivo que quería alcanzar: la idea de hombre"3. El hombre es la instancia
dominadora y a la vez la víctima dominada. La Ilustración se ha convertido en su
opuesto: la Contrailustración (Gegenaufklärung). La propia dinámica interna de la
Ilustración conduciría al opuesto que se proponía; la máxima claridad de la razón,
no dejaría ver nada, y la máxima racionalidad e identidad universal llevaría a la
desintegración multicultural en un mosaico de nacionalidades, de realizaciones
históricas.

Por ejemplo, el problema interno del nacionalismo es una manifestación más del
binomio universalismo-relativismo. El concepto de nación puede ser concebido
según distintos parámetros, de modo que cabría entenderlo "como una comunidad
política sometida a leyes e instituciones comunes"4 o como un modelo más bien
étnico en el que el vínculo social tiene un carácter primordialmente cultural, fáctico
y menos voluntario. La alternativa consiste en determinar si la racionalidad, el
vínculo voluntario establecido conforme a unos principios, es el conectivo
fundamental de la comunidad o más bien lo constituyen los lazos históricos y
culturales.5 En último término, las distinciones culturales que delimitan a los
grupos podrían considerarse como fruto de un deseo de diferenciación, que
produciría una unidad y comunidad interna opuesta a todo aquello que no
pertenezca a dicha identidad.
Universionalismo
Con la Ilustración, racionalidad, moralidad y universalidad se identifican hasta
encontrar en la subjetividad la condición de posibilidad de la intersubjetividad, y,
por tanto, de unidad en las interpretaciones y los juicios.

En este sentido, Kant ensayó una ética basada en la igualdad, no de contenidos,


sino de procedimientos conducentes a la universalidad. Es decir, se trataba de
encontrar ese modo de proceder ético, que aplicado a una acción concreta,
lograse subsumirla en la universalidad y, por tanto, en la necesidad para todos.

El péndulo entre el universalismo y el relativismo, procede de la aplicación de un


tipo de lógica a una realidad que apela a otro tipo de estrategia intelectual. Esto
supone insertar la razón práctica en los problemas práctico-teóricos, y ampliar la
noción de razón teórica de modo que no se reduzca a razón científica. De este
modo es posible una crítica al relativismo y a la vez, una universalización flexible.

De lo que llevamos dicho se desprende la necesidad de abordar desde un punto


de vista teórico adecuado las cuestiones de tipo práctico, como son la unidad y la
multiplicidad histórica, cultural, moral, etc... La pregunta que se plantea es si
verdaderamente se dispone de un instrumento óptimo, acorde a la realidad
histórica, social y a la praxis humana, que pueda dar explicación y comprensión de
estos fenómenos. En definitiva, si el concepto de racionalidad utilizado es el más
acorde y si es la racionalidad la que debe explicarse a sí misma, o más bien
abrirse a una comprensión de la realidad humana integrada, anclada en una
antropología.

En finalidad el plano de la universalidad lógica pueden establecerse todo tipo de


normas y de valoraciones generales, de modo que cualquier cuestión de tipo
valorativo parece tener fácil solución apelando al rigor del razonamiento, y a las
leyes lógicas. Puede alegarse en favor de la universalidad cognoscitiva, la
existencia de una serie de principios comunes a la experiencia sensorial, a los
procedimientos inductivos, al desarrollo de la matemática. Sin embargo, la clave
para entender un posible universalismo radicaría no olvidar que, en último término,
lo que toda cultura se plantea es el modo de afrontar la existencia humana.

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