Sunteți pe pagina 1din 6

AGOSTO

17 Localiza lo que necesitas


Lectura bíblica: Deuteronomio 4:16–20
Jehovah os ha tomado y os ha sacado…
para que seáis pueblo de su heredad como
en el día de hoy. Deuteronomio 4:20
Aun antes de acomodarse en la silla de la esteticista, Sarita empezó a explayarse en
todos los cambios maravillosos que quería: las cejas más altas, las orejas más chicas, los
dientes más blancos y la espalda más derecha. Cuando hizo una pausa para respirar
antes de seguir enumerando las imperfecciones que quería que le arreglaran, la
esteticista intervino para poner las cosas en claro:
—Mira chica —dijo—, tienes que saber tres cosas. Betty sólo trabaja de la nuca para
arriba. Betty sólo arregla el cabello y maquilla. Y Betty es esteticista, no maga.
No tienes que depilarte las cejas ni cortarte la punta de las orejas para lograr los
cambios más importantes que jamás podrás lograr para ti mismo, porque el cambio más
grande que jamás puedas hacer en ti es saber tu verdadera identidad como hijo de Dios,
quien te ama con locura y te valora muchísimo.
Dios no es un peluquero, está más interesando en nuestros pensamientos, creencias
y actitudes interiores que en nuestro aspecto exterior. Él no es un mago, no chasquea los
dedos y hace que todo sea mejor al instante. Su modo más sabio es cambiarnos poco a
poco.
Y aquí va una pista importante para saber dónde quiere obrar en ti. Tema para
comentar: De las tres siguientes afirmaciones, ¿cuál te resulta más difícil aceptar?
(a) Soy digno de ser amado. Dios me ama tal como soy y quiere que sea su hijo.
(b) Soy valioso. Dios hubiera enviado a Jesús a morir por mí aun si hubiera sido el único
ser humano en el mundo.
(c) Soy útil. Dios confía que trabajaré para ayudar a otros a ver quién es él.
Ojalá puedas decir cada una de esas verdades con una sonrisa por saber que Dios te
ama tan intensamente. Pero si eres como la mayoría de los creyentes, quizá te
emociones un poco cuando hagas una o más de estas afirmaciones.
Tus sentimientos en cuanto a estas realidades probablemente indiquen el primer área
en que Dios quiere reorganizar tu manera de pensar, llevar a cabo un cambio importante
que te ayude a verte como su hijo o hija realmente amado.
Sea lo que sea que necesites, Dios quiere satisfacer tu necesidad. Quiere que sepas la
verdad acerca de ti: Eres digno de ser amado… Eres valioso… Eres útil. ¡Dios lo dice!
PARA DIALOGAR: ¿Por qué será que a veces nos resulta difícil creer las
cosas buenas que Dios dice de nosotros? ¿De qué manera estás dejando que Dios
reorganice tu modo de verte a ti mismo?
PARA ORAR: Habla con Dios acerca del área en que más te gustaría mejorar
tu comprensión del concepto que tiene de ti. Cuéntale si necesitas sentirte digno
de ser amado, valioso o útil.
PARA HACER: Pídele a un familiar que te haga acordar una vez por día esta
semana tu verdad más difícil de creer.

AGOSTO
18 Cuenta tu experiencia
Lectura bíblica: 1 Pedro 2:9–12
Pero vosotros sois linaje escogido…, para
que anunciéis las virtudes de aquel que os
ha llamado de las tinieblas a su luz
admirable. 1 Pedro 2:9
Los engranajes en cada cerebro empezaron a andar a toda velocidad cuando la clase
de Escuela Dominical de la hermana Sambrano respondió a su reto de que pensaran en
maneras de compartir su fe.
—Yo creo que deberíamos escribir “Jesús te ama” en una cartelera.
—¡Yo quiero conseguir un altavoz y ponerme en la esquina y gritar el mensaje a
viva voz!
—Yo voy a ir al partido de fútbol infantil y tener en alto un estandarte que diga
“Juan 3:16”.
La hermana Sambrano los escuchó a todos, y después dijo:
—Todas esas ideas son muy originales. Pero, ¿cómo pueden compartir su fe con las
personas que ya conocen?
Tema para comentar: ¿Cuál es la manera absolutamente mejor de compartir tu fe
con un amigo no creyente? ¿Se te ocurre alguna gran idea?
Estamos rodeados de personas que no conocen a Jesús. No tenemos que
convertirnos en fogosos predicadores para asegurarnos de que nuestros amigos tengan
una comprensión cabal de la verdad de Dios. Necesitamos sólo dos cosas cruciales para
ayudarles a conocer a Jesús.
Necesitamos saber qué decir. Podemos compartir nuestra fe usando un sencillo
proceso que se va cumpliendo un paso a la vez. Una manera de presentar las buenas
nuevas de Jesús de modo que sean fáciles de comprender es usando el folleto “Puente
hacia la vida”.
Necesitamos saber lo que estamos compartiendo. Éste es el ingrediente segundo en
importancia para presentar bien lo que crees. Podemos compartir nuestra fe contando
nuestra propia experiencia.
¿Sabes cómo explicar a otros cómo fue que aceptaste a Jesús como tu Salvador?
Puedes
• contar por qué confiaste en Cristo. Quizá tengas apenas nueve años pero, ¿por qué
decidiste aceptar a Jesús como tu Salvador? ¿Cómo sería tu vida sin él?
• contar cómo confiaste en Cristo. ¿Qué oraste? ¿Quién te ayudó a saber qué decir?
• contar cómo ha sido tu vida desde que confiaste en Cristo. ¿Qué significa Cristo para ti
ahora? ¿De qué maneras te ha cambiado? ¿De qué maneras te ha ayudado?
Nuestros amigos necesitan conocer verdades claras de la fe a fin de comprender que
ser cristiano empieza con confiar en Jesús. Y nuestros amigos también necesitan oír
cómo la fe nos ha cambiado a nosotros. ¡Así es como comprenderán por qué la fe es
importante en la vida diaria, ¡y para la eternidad!
PARA DIALOGAR: Como familia, dialoguen sobre el qué, el porqué y el
cómo de la salvación. Sería bueno que tomaran nota de lo que dicen.
PARA ORAR: Señor Jesús, danos sabiduría al pensar en cómo compartir el
evangelio con nuestros amigos.
PARA HACER: ¿Puedes contar tu experiencia de salvación en no más de
ocho oraciones? Toma una hoja de papel y escríbelas.
AGOSTO

19 Cuenta las cosas tal como son


Lectura bíblica: 1 Pedro 3:13–17
Estad siempre listos para responder a todo
el que os pida razón de la esperanza que
hay en vosotros. 1 Pedro 3:15
Contarle a Dios que quieres compartir tu fe te puede entusiasmar. O te puede dar un
miedo terrible. Quizá tengas miedo de que tus amigos te rechacen. O que no sabrás qué
decir. O que podrías arruinar un mensaje increíblemente importante.
No te preocupes. Pensemos en algunas cosas que debes decir, o no. Vota “Sí” o
“No” sobre si conviene incluir estas declaraciones cuando compartes tu fe.
(a) La razón por la que no crees en Jesús es porque te falta materia gris.
(b) Ser cristiano significa que tienes que andar por toda la escuela con el cuaderno lleno
de frases cristianas, como lo hago yo.
(c) Mi iglesia es la única a la que van los verdaderos cristianos.
(d) Te contaría de Jesús, pero el solo pensar que pasaría la eternidad contigo me hace
doler el estómago.
(e) Si confías en Jesús se te solucionan todos los problemas en tu vida, incluyendo tu mal
aliento.
Bueno, eso cubre algunas cosas que no es conveniente decir.
La realidad es que cuando nos ponemos nerviosos, a veces decimos cosas
inapropiadas. Pero no tenemos por qué ponernos nerviosos. Sin ser pesados u
orgullosos, podemos sentirnos seguros al hablar de Jesús con los que no lo conocen.
Aquí van algunas sugerencias útiles:
1. Prepárate. No tienes que memorizar la Biblia a fin de que Dios te use para compartir
tu fe. No obstante, puedes seguir aprendiendo. Y cada vez que compartes tu fe, sabrás
más para la próxima vez.
2. No te sientas amenazado. Estás representado a Cristo, por lo que él no te dejará solo.
Cuando dialogas sobre el evangelio con tus amigos, el poder de Dios está obrando en ti.
3. No discutas. Sencillamente comparte el evangelio con tu amigo, pidiéndole
silenciosamente al Espíritu Santo que te guíe. Luego deja que tu actitud de verdadero
interés sea lo que ayuda a convencer a tu amigo de que tu mensaje es cierto.
4. No le tengas miedo a las preguntas. Tu amigo puede tener millones de preguntas. Si
no sabes la respuesta a alguna pregunta, dile que la averiguarás para darle una respuesta
en otro momento.

PARA DIALOGAR: ¿Cómo puedes prepararte de modo que estés listo para
compartir a Cristo cuando te él da la oportunidad? ¿De qué manera pueden
trabajar como familia para testificar juntos?
PARA ORAR: Pídele a Dios oportunidades para compartir a Cristo con tus
amigos.
PARA HACER: ¿Cuál de las cuatro últimas sugerencias necesitas poner en
práctica? Cuéntaselo a Dios y a un creyente que te merece respeto.

AGOSTO
20 Haz la cuenta
Lectura bíblica: 2 Timoteo 2:1–7
Lo que oíste de parte mía mediante muchos
testigos, esto encarga a hombres fieles que
sean idóneos para enseñar también a otros.
2 Timoteo 2:2
La tarea de contarle al mundo de Jesús suena bastante grande, ¿no es cierto? Es tan
enorme que hace pensar a muchos creyentes: Me encantaría contarle al mundo de
Jesús. Sería realmente grande hacer discípulos de todas las naciones. Pero, ¿cuánto
puedo hacer en realidad? No soy más que una sola persona.
Bueno, sí, eres una sola persona. Eso es cierto.
Pero el siguiente cálculo puede ayudarte a ver la influencia que una sola persona
puede tener. Considera esta oferta de trabajo. Te pagarán una vez por semana. El sueldo
de la primera semana es apenas un centavo, pero tu empleador te duplicará tu sueldo
cada semana durante todo el tiempo que sigas trabajando. No parece muy ventajoso, ¿no
es cierto? Pero serías tonto si no aceptaras la oferta. En un poco más de seis meses
serías millonario. Después de un año, tu sueldo habrá subido a $22,5 ¡billones!
¿Cómo puede ser? El proceso empieza con un centavito, pero ese centavo termina
siendo una fortuna. Es así por el principio de multiplicación.
Este principio se aplica también al reino de Dios. Dios, por supuesto, no está
repartiendo contratos que nos harán millonarios. Pero tiene una oferta aún mejor. Dios
nos da la oportunidad de ser sus socios en la tarea de alcanzar al mundo con sus buenas
nuevas. Y tiene planeado usar la estrategia de la multiplicación espiritual.
Funciona así: Supón que tú y cuatro amigos —un total de cinco— comparten cada
uno su fe con tres personas. Luego Dios obra en el corazón de esos 15 de manera que
aceptan a Cristo como su Salvador personal. Durante el año siguiente, capacitas a los 15
para que compartan su fe con otros. El segundo año, los cinco primeros y los 15 amigos
que ganaron para Cristo ganan cada uno tres personas más para Cristo.
Aquí es donde la multiplicación nos deja mudos. Supón que tú y los que capacitaste
continúan con esa práctica años tras año. En diez años, más de medio millón habrán
sido ganados para Cristo. ¡Y en quince años, podrían alcanzar a todo el mundo!
Eso es lo quiso decir Pablo cuando le recomendó a Timoteo que enseñara las
verdades del evangelio a “hombres fieles”. Su meta es que contemos las buenas nuevas
a las personas y luego les ayudemos a capacitarse al punto de que puedan hacer lo
mismo. De la misma manera como un centavo puede terminar siendo millones de pesos,
la multiplicación espiritual de Dios puede originar un despertar mundial a la verdad
acerca de Jesucristo. Entonces, ¿por qué no dejas que empiece contigo?
PARA DIALOGAR: Piensa en alguien que necesita saber de Jesús. ¿Es
contarle lo que tú sabes de Jesús algo que puedes hacer?
PARA ORAR: Señor, ayúdanos a demostrar tu amor hoy a alguien.
PARA HACER: Busca oportunidades para hablar con tus amigos sobre el
impacto que Jesús ha tenido sobre tu vida y cómo también ellos pueden conocer
a Jesús.
1

1
McDowell, J. J., Kevin. (2005). Devocionales para la familia : McDowell, Josh. (20 de agosto). El
Paso, Texas, EE. UU. de A.: Editorial Mundo Hispano.
21 Ayudar al bebé a crecer
Lectura bíblica: 1 Tesalonicenses 2:8–12
Tanto es nuestro cariño para vosotros que
nos parecía bien entregaros no sólo el
evangelio de Dios sino también nuestras
propias vidas. 1 Tesalonicenses 2:8
Isabel tenía un recién nacido. No era uno humano, sino un huevo crudo de gallina
que tenía que acarrear por todas partes durante dos semanas en medio de algodones en
una cajita plástica. Se trataba de una tarea escolar cuyo propósito era hacerle vivir las
responsabilidades de ser madre.
A todos lados que iba, allí se iba con su huevo.
Excepto el día que se lo olvidó al borde de una mesa.
Al ratito Isabel se dio cuenta de que le faltaba el huevo. Cuando se fue corriendo a
buscarlo, lo encontró estrellado en el piso.
Es una carga enorme cuidar a un huevo como si fuera un bebé humano. Pero quizá
tengas una responsabilidad aún más grande: ¿Conoces a alguno que acaba de confiar en
Jesús? De ser así, puedes estar seguro de que Dios quiere incluirte, de alguna forma, en
el cuidado de ese creyente bebé.
No tienes que arropar a cada bebé cristiano que conoces y cargarlo por todas partes.
Pero los nuevos creyentes que acaban de nacer en Cristo sí necesitan cuidado espiritual
y protección de la misma manera como el recién nacido necesita cuidado físico y
emocional.
Por lo tanto, ¿qué puedes hacer tú para cuidar a los bebés espirituales a tu alrededor?
Primero, dales alimento. Los nuevos cristianos necesitan alimentarse de la Palabra
de Dios para madurar (ver 1 Pedro 2:2). Recuérdales lo que sucedió cuando confiaron
en Cristo:
• Cuanto confiaste en Cristo, te convertiste en un hijo de Dios (Juan 1:12).
• Tus pecados fueron perdonados (1 Juan 1:9).
• Jesucristo vino a tu vida (Apocalipsis 3:20).
• Él nunca te dejará (Hebreos 13:5–8).
• Tu vida vieja ha pasado (2 Corintios 5:17).
• Has recibido vida eterna (Juan 5:24).
Segundo, dales tu cariño y atención. Sin abrazos y caricias los recién nacidos no se
desarrollan bien. De la misma manera como los bebés tienen que sentirse unidos a sus
padres, los nuevos cristianos necesitan estar rodeados del cariño de otros creyentes.
Preséntalos a tus amigos cristianos. Invítalos a las actividades de la iglesia. Recíbelos en
tu clase de estudio bíblico o de la Escuela Dominical.
¿Tiene esto sentido ahora para ti? Dios confía que alimentarás a los nuevos
creyentes. Acepta la responsabilidad, ¡y no los dejes abandonados al borde de una mesa!
PARA DIALOGAR: ¿Qué opinas de la asombrosa realidad de que Dios
confía en que seas un padre espiritual para los nuevos creyentes?
PARA ORAR: Pídele a Dios que te capacite para satisfacer las necesidades
de los nuevos creyentes.
PARA HACER: Traza planes para ayudar a un creyente nuevo a tu
alrededor. Si no conoces a ninguno, ora pidiendo que puedas hacer tu parte para
ayudar a alguien a tu alrededor a confiar en Jesús.
AGOSTO

22 Sé amigo de los nuevos creyente


Lectura bíblica: 1 Pedro 5:2–9
Apacentad el rebaño de Dios que está a
vuestro cargo. 1 Pedro 5:2
—¿El aposo qué? —tartamudea un chico sentado en la primera fila.
—La palabra es “apóstol”, tonto —corrige Adolfo desde la última fila en la clase de
la Escuela Dominical—. Por ejemplo, el apóstol Pablo. Un apóstol es un representante
oficial enviado por Dios a predicar el evangelio y a enseñar a la iglesias, muchas veces
en más de un lugar.
La chica en la primera fila y varios otros se dan vuelta para mirar a Adolfo, quien se
vuelve a acomodar en su silla y menea la cabeza ante la ignorancia del resto de la clase.
Opina que son unos ignorantes espirituales, y, después de años en la Escuela Dominical,
le parece que ya sabe demasiado para sacar algún beneficio de ésta.
Más y más son los chicos que aceptan a Cristo y no tienen idea de lo que se trata la
Biblia. Aprender de un maestro bondadoso y paciente —no alguien como Adolfo— los
conceptos básicos de nuestra fe es una de sus mayores necesidades. Creélo o no, Dios
tiene para cada uno de nosotros una parte que cumplir en ayudar a los nuevos creyentes
a nuestro alrededor.
Quizá te gustaría ser maestro. Puedes formar pareja con un adulto para empezar un
pequeño grupo de nuevos cristianos que se reúna una vez por semana para aprender y
crecer. Quizá quieras ser un invitador que hace la propaganda para los encuentros y
consigue participantes para el estudio. O quizá te consideres un compañero cotidiano
que tiene el propósito de estar siempre a disposición de los nuevos creyentes a tu
alrededor.
Sea cual fuere el rol que cumplas, aquí tienes cuatro cosas que puedes hacer para
ayudar a tus amigos que son nuevos creyentes a crecer, y para que, al mismo tiempo,
crezcas tú.
Sean sinceros unos con otros. Conversen acerca de lo que está pasando en la vida de
cada uno. Incluyan lo que ven que Dios está haciendo y cómo se están desarrollando.
Estudien juntos la Biblia. Lean los versículos que ayuden a tus amigos a cimentar su
fe. Muéstrales cómo leer la Biblia por sí solos, junto con un libro devocional como éste.
O cuéntales las cosas en la Biblia que te conmueven.
Contesten juntos las preguntas. Tus amigos quizá tengan montones de preguntas.
¡Déjales que las hagan! Si no sabes alguna respuesta, averíguala.
Oren juntos. Esto brinda la oportunidad de demostrar cómo orar y de qué orar. Haz
que las oraciones sean una conversación sencilla con Dios acerca de tus pensamientos,
sentimientos y necesidades.
Más que ninguna otra cosa, necesitas ser un amigo cristiano. Algunos creyentes
nuevos han perdido a sus amigos de antes. ¡Sé tú un amigo!
PARA DIALOGAR: ¿De qué manera puedes ayudar a chicos que son
nuevos creyentes?
PARA ORAR: Señor, gracias por darnos el Espíritu Santo, quien nos muestra
cómo ayudar a los que recién te conocen.
PARA HACER: Como familia, busquen Biblias fáciles de leer y libros
devocionales entretenidos que pueden ayudar a los que recién han aceptado a
Jesús como su Salvador.

S-ar putea să vă placă și