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Demetrio Estébanez Calderón

Breve diccionario
de términos literarios

El libro de bolsillo
Biblioteca de consulta
Alianza Editorial
Prólogo

La amplia y generosa acogida que los lectores y la crítica han


dispensado al Diccionario de términos literarios, publicado an­
teriormente en esta misma editorial, nos ha animado a prepa­
rar este breve diccionario, que constituye una minuciosa reela­
boración del texto mencionado. Con esta apretada síntesis se
trata de responder adecuadamente a las expectativas del públi­
co al que va dirigido. Aunque, desde el punto de vista metodo­
Diseño de cubierta: Alianza Editorial lógico, el nuevo texto exige un planteamiento más ajustado en
Cubierta: Angel Uriarte la organización y estructura de las entradas, sin embargo, en el
contenido temático y en los objetivos, hay una perfecta concor­
dancia con el texto anterior. Nuestro propósito es ofrecer un
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que
establece penas de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones instrumento útil para el estudio de la literatura, disciplina que,
por daños y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comuni­ vinculada a la enseñanza de la lengua, debe recuperar el papel
caren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su
transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte
fundamental que le corresponde en la formación lingüística,
o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización. estética y cultural de las nuevas generaciones. Un objetivo pri­
mordial de esta obra es facilitar a los estudiosos de la materia, y
© Demetrio Estébanez Calderón al público culto en general, una información rigurosa y actua­
© Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2000 lizada de los conceptos fundamentales impartidos en las dis­
Calle Juan Ignacio Lúea de Tena, 15; 28027 Madrid; teléfono 91393 88 88 tintas ramas de la ciencia de la literatura, en la que se ha produ­
ISBN: 84-206-3617-7
cido un gran avance durante las últimas décadas del siglo xx,
Depósito legal: M. 13.633-2000
Compuesto e impreso en Fernández Ciudad, S. L.
tanto en la investigación y métodos de estudio como en el tra­
Catalina Suárez, 19.28007 Madrid tamiento de los temas y en la elaboración del metalenguaje es­
Printed in Spain pecífico de dicha ciencia.
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<s BREVE DICCIONARIO DETÉRMINOS LITERARIOS PRÓLOGO 9

En lo que se refiere al contenido temático, el presente dic­ existencialismo, hermenéutica, idealismo, krausismo, etc.), la
cionario recoge unas mil doscientas entradas de las mil qui­ estética (belleza, esperpento, lo feo, grotesco pathos, etc.),
nientas que se ofrecían en el texto anterior. La retirada, por el arte (cubismo, expresionismo, impresionismo, manieris­
razones de espacio, de determinados conceptos pertenecien­ mo, etc.) y la música: ballet,'comedia-ballet, música y litera­
tes, en su mayor parte, a un léxico especializado de rara utili­ tura, ópera, zarzuela, etc.
zación ha permitido un tratamiento adecuado del resto de las Otros campos abordados son los tópica (Carpe diem, Ubi
entradas, que exceden, en número y amplitud, a lo que cabía sunt, Edad de Oro, etc.) y ciertos «temas» recurrentes a la tra­
esperar en este tipo de obras. El conjunto de artículos que dición literaria (anagnórisis, honor, viaje, etc.), personajes re­
aquí aparecen abarca las cuatro ramas en las que se subdivide lacionados con la creación o la ficción literarias (autor, escritor,
la mencionada disciplina: teoría de la literatura (en la que se juglar, trovador, héroe, gracioso, histrión, etc.), instituciones
abordan los conceptos de literatura, lengua literaria, géneros (academia, certamen, festival, juegos, Real Academia, revistas,
literarios, y otros relacionados con el discurso poético, la na- tertulia), etc.
rratología, el teatro, etc.), crítica literaria (términos referidos Por otra parte, muchos de los conceptos mencionados se
al concepto y función de dicha materia, así como a las diferen­ desglosan en sus elementos constituyentes, derivaciones, etc.,
tes escuelas y téorías de crítica literaria: de construcción, es­ dando lugar a nuevas entradas. Esto ocurre, p. e., con los gé­
tética de la recepción, estilística del texto, etc.), historia de la neros literarios, tal como se manifiestan en sus realizaciones
literatura (artículos en los que se estudian los diferentes mo­ históricas concretas: épico-narrativos (epopeya, cuento, no­
vimientos culturales, estéticos y literarios más relevantes en el vela, etc.), líricos (égloga, elegía, oda, etc.), dramáticos (co­
transcurso de la historia: p. e., en el siglo xvi: eramismo, eu- media, farsa, tragedia, etc.) y didáctico-ensayísticos (diálogo,
fuismo, humanismo, manierismo, petrarquismo, renaci­ ensayo, epistolario, etc.). A su vez, algunas de estas formas ge­
miento, etc.) y literatura comparada, en la que se abordan te­ néricas se subdividen en diferentes modelos de realización de
mas, géneros y formas literarias comunes a diversas lenguas y las mismas, p. e., novela (de aprendizaje o bildungsroman, de
culturas. aventuras, bizantina, caballeresca, cortesana, de costumbres,
Se incluyen, además, artículos dedicados a otras discipli­ epistolar, erótica, de espionaje, etc.), comedia, poesía, teatro,
nas estrechamente vinculadas a la ciencia de la literatu­ etcétera.
ra, como la retórica (entradas referidas"a la oratoria, tipos de En cuanto a la metodología y la organización de los temas,
discurso, figuras literarias, etc.), la métrica (prosa y verso, se ha procurado mantener una homogeneidad en el desarrollo
acento, ritmo, metro, rima, tipos de verso, de estrofas, de poe­ de los artículos, de acuerdo con el siguiente esquema: breve de­
mas, etc.), la lingüística (discurso, enunciado, fonema, fun­ finición inicial del concepto (con la etimología del término en
ciones, léxico, norma, etc.), la semiótica (código, connota­ cuestión, cuando se juzga pertinente), exposición sistemática
ción, icono, índice, signo, etc.) y la pragmática (actos de de los aspectos esenciales del tema, escueta referencia -en las
habla, contexto, destinatario, interlocutor, situación, etc.). entradas que se cree necesario- a la evolución histórica y, en
A este conjunto se añaden diversas entradas que analizan las ciertos casos, a las interpretaciones de la crítica y, finalmente,
relaciones de la literatura con determinadas disciplinas como referencias cruzadas, destinadas a complementar, en aspectos
la filosofía (corrientes de pensamiento que han influido en la relacionados con el tema, la exposición del mismo, p. e., en la
creación o en la teoría y crítica literarias: estructuralismo, entrada sobre Cantiga, se dice al final: Véanse: Cantiga de ami­
10 BREVE DICCIONARIO DETÉRMINOS LITERARIOS PRÓLOGO 11

go, Cantiga de amor, Cantiga de escarnio y de maldecir, Cantiga tética de la recepción, kitsch, leitmotiv, Sturrn und drang, etc.),
de estribillo y Decir. así como algunas expresiones literarias de las culturas orien­
En la redacción del diccionario se han cuidado, especial­ tales: la japonesa (haiku, yoruri, kabuki, kyógen), hindú
mente, dos aspectos: la proyección didáctica en el tratamiento (kathakali), etc., que han influido en la producción poética y
de los temas y la apertura a un pluralismo metodológico y cul­ dramática occidental durante el pasado siglo.
tural. En el primer aspecto, todos los artículos que lo precisan
(especialmente los referidos a figuras literarias, tipos de ver­ Demetrio Estébanez Calderón
sos, estrofas, poemas, diversos subgéneros de novela, comedia,
etcétera) finalizan su exposición con ejemplos aclaratorios,
para facilitar una mejor comprensión del contenido temático.
En algunos casos, cuando varias entradas convergen en un
mismo tema, los ejemplos se concentran, por economía de es­
pacio, en una o dos, alas que se remite al lector: p. e., en el artí­
culo referido a estancia (estrofa compuesta por dos conjuntos
de versos denominados fronte y sirima, unidos por un esla­
bón), las referencias cruzadas de los tres últimos términos re­
miten a * estancia, donde figura (además de en sirima) un
ejemplo de dicha estrofa.
En cuanto al pluralismo mencionado, se ha respetado
una metodología abierta a las distintas corrientes de crítica li­
teraria y se ha tenido en cuenta la diversificada riqueza cultu­
ral de nuestra tradición, que hunde sus raíces en el mundo
grecolatino (del que procede el mayor contingente de artícu­
los, entre ellos los referidos a la retórica y a la poética clási­
cas), con ciertas aportaciones de la cultura árabe (aljamiado,
casida, parábola, jarcha, salmo, sefardí, etc.). Se ha prestado
una particular atención a las literaturas francesa (cortés, can­
só, fabliaux, naturalismo, parnasianismo, partimen, pastore­
la, preciosismo, simbolismo, sirventés, tensó, etc.) e italiana
(Commedia dell’Arte, Dolce stil novo, fronte, manierismo,
marinismo, petrarquismo, sirima, etc.), y, sobre todo, a la
literatura hispanoamericana: antinovela, antipoema, creacio­
nismo, gauchesca, indigenismo, negrismo, modernismo,
nueva novela, ultraísmo, etc. Aparece, además, una serie de
artículos de literatura y crítica literaria del área anglosajona
(eufuismo, imaginismo, New Criticism, etc.) y germánica (es­
Abreviaturas

a.C.: antes de Cristo.


c.: circa (aproximadamente, en torno a).
comp.: compilador.
coord.: coordinador.
d.C.: después de Cristo.
dir.: director,
e.: estrofa.
ed.: editor.
edic.: edición.
edit.: editorial.
ibid.: ibidem (en el mismo lugar o texto).
p. e.: por ejemplo,
s. : siglo.
t. : tomo.
trad.: traductor o traducción, según el contexto.
v. o vs.: verso o versos,
vol. o vols.: volumen o volúmenes.

Siglas

CSIC: Consejo Superior de Investigaciones Científicas.


DA: Diccionario de Autoridades.
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ABREVIATURAS 14

DHLE: Diccionario Histórico de la Lengua Española.


DRAE:
DTL:
HCLE:
Diccionario de la Real Academia Española.
Diccionario de Términos Literarios (DEC).
Historia y Crítica de la Literatura Española
A
(9 vols. y suplementos, al cuidado de F. Rico).
RAE: Real Academia Española.

Signos

El asterisco, cuando va delante de una palabra


(p. e., *zeugma), indica que en el Diccionario fi­
gura una entrada o artículo sobre el tema enun­
ciado por esa palabra.
Absurdo. Término de origen la­ dentes de estos autores puede
tino (absurdtis: necio, disparata­ mencionarse a A. Jarry, F. Kafka,
do) que se aplica a enunciados sin A. Artaud y los surrealistas.
sentido lógico y a situaciones y Las características de este teatro
acontecimientos que no admiten del absurdo son las siguientes:
una explicación racional. En la fi­ 1) Frente a la estructura tradicio­
losofía existencialista contempo­ nal (planteamiento, nudo y desen­
ránea, el absurdo es un concepto lace), estas piezas carecen de intri­
clave, de origen metafísico y mo­ ga y de una acción progresiva y
ral, para definir el «sin-sentido» coherente: los acontecimientos so­
de la vida en un mundo en el que brevienen al azar y provocan si­
el hombre se encuentra como tuaciones absurdas. 2) Los perso­
«arrojado» y donde su existencia, najes de estos dramas son «entes»
dominada por la angustia de una indefinidos, que se mueven como
muerte ineludible, carece de sig­ peleles, a la deriva, en busca de un
nificación y de esperanza. sentido de la vida que se les esca­
Esta concepción filosófica de la pa. 3) El lenguaje se convierte en
existencia, que surge en el con­ centro de interés del espectáculo
texto de dos guerras mundiales, teatral, un lenguaje frecuente­
es el sustrato ideológico de las mente dislocado, desintegrado
novelas y dramas de J.-P. Sartre y (incoherencias, disparates, frases
A. Camus y del llamado «teatro contradictorias, simplezas y ex­
del absurdo», que tuvo como re­ presiones tópicas) yconvertido en
presentantes a E. Ionesco, S. Bec- puro juego (a veces, juego de es­
kett y A. Adamov. Como antece­ carnio) de palabras vacías, que de-

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ACADEMIA 16 17 ACRÓNIMO

latan dificultades insalvables en la Academias de la Lengua, de la raba en tres fases: prótasis o plan­ paroxítono o llano («De un grito
comunicación humana. Historia, de Bellas Artes, etc. En­ teamiento de la situación dramá­ elevé una montaña», V. Huido-
Academia. Término de origen tre los<académicos, los llamados tica en ciernes; epítasis, «crisis» bro) y proparoxítono o esdrújulo
griego (akademeia) con el que se de número son aquellos que, con o nudo, relativo a la aparición ^ («Afrodita de oro, los tebanos, las
designaba inicialmente la Escue­ carácter vitalicio, han sido admiti­ agravamiento de los conflictos ágoras», J. L. Borges). Véanse:
la de Platón, situada en un jardín, dos en la institución para poder en que se ven inmersos los per­ COMPUTO SILÁBICO y VERSO.
cerca de Atenas, dedicado al hé­ asistir con regularidad a todas las sonajes; y catástrofe, epílogo o Aconsonantado. Se dice de los
roe Academos. En dicha escuela sesiones y tomar parte en las acti­ desenlace, en el que se produce versos o estrofas que presentan
se desarrolló una activa reflexión vidades y deliberaciones de la la resolución de los conflictos. una rima consonante. Se aplica
filosófica y científica (sobre todo misma. Otro tipo de académico, el Véase: unidades. también dicho término a aque­
en matemáticas y astronomía) y correspondiente, es el que, resi­ Acento. Rasgo prosódico con el llos versos que llevan rima acon­
se dedicó una atención especial a diendo fuera de Madrid, participa que se destaca una sílaba dentro sonantada, cuando, atendiendo a
la pedagogía, a la música y tam­ como colaborador en los trabajos de una palabra, para diferenciar­ la regularidad métrica del poema
bién a la literatura. de investigación de la Academia. la de las demás. Este fenómeno al que pertenecen, debieran ser
En el transcurso de la Edad Media En una segunda acepción del tér­ puede consistir en un mayor es­ asonantes, p. e., en el siguiente
aparecen diversas instituciones mino, se habla de estilo académi­ fuerzo expiratorio (acento de in­ romance:
culturales que fomentan el cultivo co de un autor cuando, en la ela­ tensidad, característico del espa­
de las letras en un marco de comu­ boración de su obra, se ajusta ñol y el inglés), en una elevación «Mañanita de San Juan,
nidad intelectual, análogo al de rigurosamente a un sistema de del tono de voz al emitir la sílaba mañanita de primor,
la antigua institución platónica. normas clásicas o de convencio­ acentuada (acento tónico o meló­ cuando damas y galanes
Sin embargo, habrá que esperar al nes establecidas. dico, peculiar del griego) o en el van a oír misa mayor,
Renacimiento para que surjan, en Acción. Es la serie de aconteci­ alargamiento de dicha sílaba acen­ allá va la mi señora,
Italia, las primeras academias mientos y situaciones que con­ tuada, como ocurre en el latín: es entre todas la mejor;
(p. e., la Academia platónica de figuran una historia relatada o el llamado acento de cantidad. viste saya sobre saya,
Florencia), entendidas ya en la representada. La acción dinami- El acento cumple una función dis­ mantellín de tornasol [...]».
acepción moderna del término: za esa historia al poner en mar­ tintiva en los niveles gramatical y (Romance anónimo)
«Sociedad científica, literaria o ar­ cha los distintos mecanismos de semántico (p. e., para diferenciar
tística establecida con autoridad transformación que empujan a palabras integradas por los mis­ Acotación. Es la parte no dialo­
pública» (DRAE). Por influencia los personajes a pasar de una si­ mos fonemas: «amo» - «amó») y, gada del texto teatral, constituida
de las academias italianas, se fun­ tuación a otra. Por la acción se sobre todo, en la métrica, ya que por orientaciones que sirven a
dan instituciones similares en definen estos personajes y en la de la diferente posición del acento los actores para una mejor com­
otros países europeos, p. e., la Aca­ acción se establecen entre ellos en unas sílabas u otras depende la prensión y representación (indi­
demia Francesa (1634) y, a imita­ unas relaciones motivadas por la configuración y distinción de los cación de gestos, movimientos,
ción de ésta, la Real Academia Es­ prosecución respectiva de sus diferentes tipos de verso. Así, de­ etc.) y al director para una ade­
pañola (1714), encargadas de velar propios intereses. Éstos pueden pendiendo de la posición en la úl­ cuada puesta en escena (distri­
por el buen uso de la lengua. Véa­ generar conflictos, que, a su vez, tima sílaba acentuada de un verso, bución del espacio, decoración,
se: REAL ACADEMIA. mueven a actuar en busca de la éste puede ser oxítono o agudo (si luces, vestuario, etc.).
Académico. Miembro de una solución de los mismos. recae el acento en la última sílaba Acrónimo. Término de origen
academia. Se dice especialmente En la dramaturgia clásica, el de­ del verso: «Como una rosa roja griego (aero: punta, y onoma:
de los pertenecientes a las Reales sarrollo de la acción se estructu­ que fuera flor de lis», R. Darío), nombre) con el que se denomina
ACRÓSTICO 18 19 ACTOS DE HABLA

una formación léxica construida de la acción. En el teatro latino se como A. Antoine, E. Kazan, J. o informativa. Ejemplo: «Mis pa­
por las siglas o abreviaturas (letras dividía en cinco actos, costum­ Grotowski, Stanislavski, etc., han labras fueron éstas: “deberías pe­
o silabas iniciales) de un conjun­ bre confirmada por los tratadis­ centrado sus esfuerzos en la for­ dirle disculpas”».
to de palabras. Ejemplo: «Re(d) tas italianos del Renacimiento mación del actor, fundamento de - Acto ilocutivo o ¡locucionario:
N(acional) (délos) F(errocarriles) y seguida por los dramaturgos toda escenificación. es el que se produce al decir algo,
E(spañoles)»: RENFE. De la épo­ franceses del siglo xvii, Cornei- Actos de habla. Expresión uti­ y sirve para caracterizar el modo
ca romana procede uno de los lle y Racine. En el teatro español lizada inicialmente en Filosofía como estamos realizando el enun­
acrónimos más conocidos: SPQR del siglo xvi los dramaturgos di­ del Lenguaje por J. J. Austin y ciado. Este acto permite descu­
(Senatus Populusque Romanas). viden sus obras en cinco (Torres J. R. Searle, interesados en lograr, brir, de acuerdo con el contexto,
Acróstico. Término de origen Naharro), cuatro y tres actos. A a partir de un cuidadoso estudio si el enunciado tiene fuerza de ad­
griego (akros: extremo, y stichos: finales de dicho siglo se impuso del lenguaje común, la precisión vertencia, ruego, consejo, etc., y
verso) con el que se denomina un como costumbre (Cervantes y lingüística necesaria para evitar posee fuerza ilocutiva. Ejemplo:
procedimiento ingenioso consis­ Lope de Vega) la división en tres falsos problemas que, a su juicio, «Le rogué una y otra vez que se
tente en la combinación vertical actos o jornadas, hecho que se se plantean en la reflexión filosó­ disculpara».
de las letras iniciales de los ver­ adecuaba mejor a la división fica por un uso inadecuado del - Acto perlocutivo o perlocucio-
sos de un poema para formar pa­ aristotélica de la acción en tres lenguaje. Austin y Searle parten nario: es el que se produce por
labras con las que se transmite un fases: prótasis o exposición, epí- del análisis del lenguaje corriente, haber dicho algo; alude a los efec­
mensaje o se da a conocer el nom­ tasis o nudo y complicación de la al elaborar su «teoría de los actos tos provocados en el destinatario
bre de una persona. Un ejemplo intriga y catástrofe o desenlace. de habla» (speech act), reflexión por lo que se le ha comunicado:
aparece en las octavas que ante­ Véase: escena. que constituye el punto de parti­ aceptación, rechazo, inquietud,
ceden al texto de La Celestina, en Actor. Intérprete de un papel en da de la moderna * Pragmática y etc. Ejemplo: «Finalmente, logré
las que F. de Rojas deja constan­ una representación teatral o ci­ que será recogida por algunos es­ que le pidiera disculpas».
cia de su autoría. Véase el acrós­ nematográfica o en una obra des­ tudiosos de teoría de la literatura Tanto Austin como Searle aluden
tico de su apellido: tinada a la radio o a la televisión. (R. Ohmann, T. Van Dijk, etc.) a la forma peculiar de uso del len­
[...] El actor es el elemento clave de la para explicar las características guaje que aparece en los textos li­
«Reproches, revistas e tachas. representación teatral: él es quien del lenguaje literario como mo­ terarios. Para Austin, las caracte­
[Callando da vida a los personajes, hace po­ dalidad de acto de habla. Austin rísticas de los actos ilocutivos no
Obstara, e los daños de invidia é sible la acción dramática y con­ clasifica los actos de habla en tres pueden aplicarse a los enunciados
[murmuros fiere (en consonancia con el dis­ tipos fundamentales: de un texto literario, ya que en
Insisto remando, é los puertos positivo escénico y el montaje) la - Acto locativo o locucionario, ellos están «suspendidas las con­
[seguros plena significación al texto dra­ que es el que se produce, simple­ diciones normales de referencia».
Atrás quedan todos ya cuanto mático, que adquiere nuevas po­ mente, por el hecho de decir algo En la misma línea, Searle cree que
[más ando. sibilidades significativas en cada y que consiste en «la emisión de en la literatura se producen expre­
Si bien quereys ver mi limpio representación e interpretación. ciertos ruidos (acto “fónico”), siones sobre acontecimientos,
[motivo...». En el teatro contemporáneo se ha de ciertas palabras en una deter­ personajes, etc., que carecen de
cuidado especialmente el adies­ minada construcción (acto “fáti- verdadero valor referencial, al si­
(F. de Rojas)
tramiento de los actores a través co”), y con un cierto significado tuarse en un discurso fuera de la
Acto. Es una de las partes en que de nuevas técnicas de decla­ (acto “rético”)». Este acto com­ realidad en la que se producen
se divide la obra teatral, en fun­ mación, expresión corporal, etc. porta un significado, y su virtua­ los usos lingüísticos normales. Se
ción del tiempo y del desarrollo Grandes directores de escena, lidad es meramente constatativa trataría de un uso miniético y lú-
ACTUALIZACIÓN 20 21 ALBA

dico de los actos de habla. Véase: Adagio. Término de origen lati­ El tratamiento del espacio ofrece por algunos escritores, como li­
PRAGMÁTICA. no (adagium: sentencia) con el mayores posibilidades de desa­ cencia poética, en la recreación
Actualización. Véase adapta­ que se designa una breve sentencia rrollo que en el teatro o que en la estética de un rasgo peculiar del
ción. doctrinal, de origen popular, for­ novela. Lo mismo ocurre con la habla correspondiente a estratos
Acumulación. Figura retórica mulada con claridad y concisión, televisión, medio en el que son sociales de escasa cultura. Ejem­
consistente en la enumeración o en la que se expresa un principio cada día más frecuentes las adap­ plo: «norabuena» (enhorabuena),
adición (adjectio) de una serie de moral, una norma de conducta taciones de obras literarias. «noramala» (enhoramala).
de palabras, sintagmas o propo­ o una observación de carácter Adínaton. Término griego (adú­ Aforismo. Término de origen
siciones interrelacionados por general. Ejemplos: «Hazbienyno nalos: imposible de hacer) con el griego (aphorismos: regla deli­
su función análoga y comple­ mires a quién», «Lo bueno, si bre­ que se denomina una figura retó­ mitada, máxima) con el que se
mentaria en la descripción de un ve, dos veces bueno». rica relacionada con la hipérbole, aludía en dicha lengua a un prin­
personaje, acontecimiento, si­ A este tipo de sabiduría senten­ que se utiliza para resaltar enfáti­ cipio científico expresado en for­
tuación, etc. Véase, como ejem­ ciosa pertenecen también el * re­ camente que lo que se propone es ma concisa, a imitación de los
plo, la reflexión antifeminista de frán, la *máxima y el ^proverbio. imposible de realizar. Ejemplo: Aforismos de Hipócrates, tratado
Sempronio ante Calixto en La Adaptación. Cambio introdu­ de medicina que resume, en for­
Celestina: cido en la configuración de un «Es más fácil que un camello entre ma de sentencias breves, los prin­
texto para acomodarlo a un nue­ por el ojo de una aguja, que el que cipios y doctrinas de la escuela
«Pero destas otras, ¿quién te con­ vo destinatario o para acoplarlo a un rico entre el Reino de Dios». de Cos. Dicho término significa
taría sus mentiras, sus tráfagos, un género literario distinto de también una sentencia breve que
(Le. 18,25)
sus cambios, su liviandad, sus la­ aquel en que originalmente se es­ sintetiza una regla, axioma o má­
grimillas, sus alteraciones, sus cribió. En este sentido, una nove­ Afectación. Defecto consisten­ xima instructiva. En esta segun­
osadías? Que todo lo piensan, la puede convertirse en obra tea­ te en la falta de sencillez y natura­ da acepción, el aforismo presen­
osan sin deliberar. ¿Sus disimula­ tral, guión cinematográfico o en lidad en la expresión oral o escri­ ta semejanzas con el *adagio,
ciones, su lengua, su engaño, su una serie televisiva. Cada género ta. Esta deficiencia en el estilo *refrán, *máxima y ^proverbio,
olvido, su desamor, su ingrati­ literario exige unas condiciones puede manifestarse en el rebus­ pero carece del fin moralizador
tud, su inconstancia [...], su des­ peculiares de adaptación: así, al camiento artificioso de palabras de éstos. Ejemplo:
vergüenza, su alcahuetería?». transformar una novela para y figuras literarias, en la utiliza­
(F. de Rojas) acomodarla a la representación ción pretenciosa de un tono o «No consiste la perfección en la
dramática, las condiciones im­ unos recursos de lenguaje inade­ cantidad, sino en la calidad».
La acumulación es una técnica puestas por el espacio y el tiempo cuados a un determinado con­ (B.Gracián)
estilística utilizada en la *ampli- son muy estrictas. La adaptación texto, en la ampulosidad y ama­
ficación y presenta ciertas seme­ de la novela al cine implica me­ neramiento expresivos, etc. Aforo. Capacidad o conjunto de
janzas con la *enumeración, de nos restricciones: se trata de con­ Aféresis. (Del griego apltairesis, localidades de un teatro o de otras
la que se diferencia, no obstante, tar un argumento, tomando la de aphairein: quitar.) Pérdida o salas destinadas a espectáculos
por el hecho de implicar ésta un cámara como punto de vista del supresión de un fonema o de una públicos.
mayor sentido del orden y ser narrador, que puede acercarse al sílaba al comienzo de una pala­ Alba. Composición lírica de ori­
empleada especialmente en la mundo-interior del personaje, bra. Se trata de un vulgarismo gen provenzal, cuyo tema se re­
enunciación de los elementos traduciendo en imágenes aluci­ morfológico, inaceptable en el laciona con el disgusto de los
que constituyen series o con­ naciones fantásticas, exteriori­ uso correcto del idioma, y que, enamorados que han pasado la
juntos. zando monólogos interiores, etc. no obstante, aparece utilizado noche juntos y han de separarse
ALEGORÍA 22 23 ALJAMIADO

al alborear el día. Dicho tema Quintiliano considera la alego­ se utiliza en la poesía popular an­ dos versos octosílabos, general­
aparece en diversas literaturas, ría como «una serie continuada daluza y que consiste en la com­ mente de carácter popular, que
como la china, la griega, latina, de metáforas» (De Institutione binación de dos versos asonantes riman en consonante. Ejemplo:
etc. Por lo que respecta a la lite­ Oratoria, VIII, 6, 44). La ale­ cuya medida puede ser de cinco y
ratura románica, se conservan goría presenta, como rasgo pe­ diez sílabas, o de seis y once, res­ «La primavera ha venido.
ejemplares de este tipo de can­ culiar, el hecho de que en su pectivamente. Ejemplo: Nadie sabe cómo ha sido».
ciones en la poesía provenzal, en desarrollo exige una total co­ (A. Machado)
la galaico-portuguesa, castella­ rrespondencia lógica, término «Vente conmigo
na, etc. En esta última aparecen a término, entre los elementos a las retamas de los caminos». Se dice también de cada una de
canciones alusivas, tanto a la des­ constituyentes de los dos planos las estampitas impresas en serie y
(Anónimo)
pedida de los amantes, al venir el o sentidos: el plano A (literal), con la explicación del asunto, en
alba, como a la espera del encuen­ en el que aparece el sentido in­ Alejandrino. Verso de catorce un pliego de papel, generalmente
tro. Véase un ejemplo de alba de mediato dado por las imágenes sílabas, formado por dos he­ en versos pareados.
despedida: evocadas, y el plano B (alegóri­ mistiquios de siete sílabas, se­ Aliteración. (Del latín ad: a, y
co), en el que se sugiere un signi­ parados por una pausa que im­ litteras: letras.) Figura retórica
«Ya cantan los gallos ficado figurado, que puede ser pide la sinalefa. Se denomina consistente en la reiteración de
amor mío y vete: de tipo amoroso, político, mo­ alejandrino por ser éste el me­ sonidos idénticos o semejantes a
cata que amanece. ral, religioso, etc. Un ejemplo tro utilizado por primera vez en lo largo de uno o varios versos o
Vete, alma mía, clásico es la alegoría de «la nave un poema francés de la segun­ frases. Con este recurso, inten­
más tarde no esperes, del Estado», procedente de Ho­ da mitad del siglo xn (Román cionadamente buscado (si fuera
no descubra el día racio, en la que, en el plano li­ d’Alexandre, de Lambert le Tort un hecho casual sería un defecto
los nuestros placeres. teral, se relata una arriesgada y Alexandre de Berney), en el de estilo), se pretende suscitar
Cata que los gallos, travesía marítima (en la que, determinadas sensaciones en el
que aparece en series monorri-
según me parece, gracias a la pericia y el coraje del lector y potenciar los valores ex­
mas de variable número de ver­
dicen que amanece». capitán, se logra arribar feliz­ presivos del texto. Véase, como
sos. En otros poemas franceses
(Cancionero anónimo) mente al puerto de destino, des­ posteriores el alejandrino figu­ ejemplo, el conocido verso de San
pués de sortear tempestades y el ra en cuartetos monorrimos, Juan de la Cruz: «El silbo de los
Alegoría. Término de origen acoso de piratas), travesía con la uso que generaliza en España el aires amorosos», en el que la re­
griego (de all-egoria: palabras que se alude, en el plano figurado Mester de Clerecía a través de la currencia del fonema sibilante s
cambiadas; o de allegoreno: ha­ o alegórico, a una situación polí­ cuaderna vía, estrofa que con­ imita el sonido del viento, evoca­
blo de otra manera) con el que se tica, en la que la nave se refiere al lleva una regularidad silábica y do en el texto («el silbo de los ai­
designa un procedimiento retó­ Estado, el capitán, al Rey, la tem­ rima consonante. El alejandrino res»). Véase: onomatopeya.
rico que consiste en expresar un pestad, a la discordia civil y la aparece en distintos tipos de es­ Aljamiado. Se designan con di­
pensamiento por medio de una guerra, los piratas, a los enemi­ trofas (pareados, tercetos, cuar­ cho término (derivado de alja­
o varias imágenes, o metáforas, gos del Estado, y la llegada feliz al tetos monorrimos, etc.) y en dife­ mía, palabra con la que los ára­
a través de las cuales se pasa de puerto de destino, al logro de la rentes escuelas, épocas y autores, bes denominaban al castellano)
un sentido literal a un sentido concordia y la paz. Véanse: me­ desde el citado Mester de Clere­ los textos literarios, de mudéjares
figurado o alegórico, que es el táfora, PARÁBOLA y SÍM-BOLO. cía hasta el siglo xx. Véase un y moriscos, escritos en lengua ro­
que, en definitiva, se desea trans­ Alegría. Nombre con el que se ejemplo en cuaderna vía. mance, pero transcritos en ca­
mitir. Entre los retóricos latinos, reconoce un tipo de pareado que Aleluya. Estrofa compuesta por racteres arábicos. Un ejemplo de
ALOCUCIÓN 24 25 ANACOLUTO

esta literatura aljamiada es el y que responde a los gustos, preo­ de diversión («comedia de eva­ rral de La Pacheco y el de La Cruz.
Poema de Yúfuf(s. xiv). cupaciones y mundo de valores sión»). El teatro ambulante se reduce en­
El término «aljamiado» se ha de la burguesía española de la lla­ Ambientación. Es la sugerencia tonces a pequeños núcleos de po­
aplicado también a textos roman­ mada «Época moderada». Dicha o creación, mediante rasgos vero­ blación urbana y rural. En el si­
ces escritos en caracteres hebreos, corriente busca una técnica y un símiles, délas circunstancias (es­ glo xx se produce una experien­
como ocurre, p. e., con las jarchas tono realistas con los que confi­ pacio, tiempo, hábitat, posición cia singular de teatro ambulante
hispanohebreas de Yehudá Ha- gurar situaciones y realidades so­ social, etc.) que conforman el me­ con las Misiones Pedagógicas y la
levi (siglos xi-xn), etc. ciales y analizar formas de con­ dio en el que un escritor sitúa la compañía La Barraca, de García
Alocución. «Discurso o razo­ ducta de personajes peculiares de acción y los personajes que inte­ Lorca, que recorre (como los an­
namiento breve por lo común la sociedad coetánea. La obra gran el universo de ficción de su tiguos cómicos) diferentes pue­
dirigido por un superior a sus con la que se inicia esta tendencia obra literaria. La configuración blos de España.
inferiores, secuaces o súbditos» es El hombre de mundo (1845), de de ambientes es fundamental Ametría. Ausencia de igualdad
(DRAE). Dicho término es utili­ Ventura de la Vega, seguida por para el desarrollo de esa acción, o regularidad en el número de sí­
zado en teoría de la comunica­ El tejado de vidrio (1856), El nue­ así como para suscitar la ilusión labas de los versos que compo­
ción para designar el acto por el vo don Juan (1863) y Consuelo de realidad, objetivo buscado en nen una estrofa o poema. Esta
cual un emisor dirige a un desti­ (1878), de A. López de Ayala, y la literatura clásica y más aún en versificación irregular, que es pe­
natario un mensaje que habrá de La bola de nieve (1856) y Los la estética realista y naturalista. culiar de los cantares de gesta,
ser interpretado de acuerdo con hombres de bien (1870), de J. Ta- Ambulante (teatro). Hasta la como el Poema de Mió Cid, se
un código común a ambos. Al re­ mayo y Baus. fundación de los ^corrales, en convierte en característica de la
ceptor y descodiftcador de ese Con la «Alta comedia» se relacio­ la segunda mitad del siglo xvi, no versificación libre en el siglo xx.
mensaje se le denomina, en dicha na una parte de la producción existían en España (a excepción Amor cortés. Véase cortés.
teoría, «alocutor» o, preferible­ dramática de J. Benavente (Gente de los palacios de los nobles y co­ Amplificación. Figura retórica
mente, interlocutor. conocida, 1896, La noche del sá­ legios universitarios) locales es­ consistente en el desarrollo de un
Alojero. Término con el que se bado, 1903, etc.) dotada de una tables para la representación tea­ tema mediante la enumeración
designaba a la persona que ven­ indudable calidad literaria en los tral. Las comedias se ofrecían al de elementos complementarios
día aloja (bebida compuesta de diálogos, una acertada presenta­ público en escenarios improvisa­ que contribuyen a realzar e in­
agua, miel y especias), avellanas, ción de ambientes y un dominio dos en los patios de las posadas o tensificar el sentido y valor de di­
piñones, etc., durante los en­ de las técnicas de la construcción en las plazas públicas de pueblos cho tema. Esta figura fue muy
treactos de una representación teatral. Estas obras van a servir y ciudades. Dichas obras eran re­ cultivada por los oradores lati­
teatral. El lugar donde se situaba de modelo a un grupo de auto­ presentadas por cómicos ambu­ nos. En los tratadistas medieva­
dicho vendedor (la galería baja res de posguerra (J. Calvo Sotelo, lantes. Agustín de Rojas describe les el término amplificado res­
del teatro) y los palcos que ocu­ V. Ruiz Iriarte, J. López Rubio), a en El viaje entretenido (1603) di­ ponde más bien a la idea de
paron, más tarde, dicho lugar re­ los que se ha considerado expo­ ferentes tipos de cómicos y com­ alargamiento y desarrollo de un
cibieron también el nombre de nentes del llamado «teatro bena- pañías de los que tiene noticia; el tema. En este sentido, es utilizada
alojero. ventino», destinado a un público *bululú, el *ñaque, la *gangarilla, en la obra de Juan Ruiz, en El
Alta comedia. Expresión con la de clases medias que buscan en *cambaleo, *compañía de Garna­ Corbacho, La Celestina, etc.
que se designa una corriente tea­ estas piezas «bien hechas» la con­ cha, ^bojiganga, la ^farándula y Anacoluto. Alteración del or­
tral que se produce a mediados firmación de sus ideales conser­ las *compañías. Cuando Lope de den sintáctico y de la coherencia
del siglo xix como reacción fren­ vadores («comedia dramática») Vega llega a la escena en torno de la frase, por la omisión de ne­
te a la estética del Romanticismo y la satisfacción de sus deseos a 1580, se han fundado ya el Co­ xos relacionantes o de elementos
ANACREÓNTICA 26 27 ANTAGONISTA

constitutivos de la misma, debi­ do unas veces a un desconoci­ hecho del reconocimiento de un «consigo» (secum: «cum se») y en
do a una ruptura del decurso li­ miento de la realidad histórica, personaje por otro, circunstancia expresiones fijas, como «cuesta
neal de la comunicación. Este fe­ otras a un deseo de adaptación que provocaba el desenlace del abajo», «mar adentro», etc.
nómeno, frecuente en el habla de la realidad pretérita al contex­ conflicto, un desenlace que podía Anécdota. Término de origen
coloquial, es utilizado por ciertos to presente para hacerla com­ ser feliz (en el caso de la comedia) griego (anekdota, deany ekdido-
escritores que pretenden recrear prensible, o a una deliberada in­ o desgraciado, como ocurre en la m¡: sin publicar, cosas inéditas)
un tipo de lenguaje adecuado a la tención estética. Véanse: arcaís­ tragedia. Este recurso es utilizado con el que se denomina el «relato
caracterización de un personaje mo Y FABLA. en la novela “‘bizantina de la época breve de un hecho curioso que se
excitado o perturbado, o en cier­ Anadiplosis. Término griego helenística y medieval, en las no­ hace como ilustración, ejemplo
tas formas de monólogo interior, (ana-diplosis: reduplicación) con velas de caballerías, en algunas o entretenimiento» (DRAE). La
como en el llamado de «corriente el que se designa una figura li­ novelas del Siglo de Oro (p. e. La. anécdota, lo mismo que las histo­
de conciencia». Ejemplo: teraria consistente en la *repeti- gitanilla, de Cervantes) y en cier­ rietas, cuentecillos, chistes, etc.,
ción de la última palabra o pa­ tos dramas románticos. constituye un recurso importan­
«Figúrate, en un santiamén, claro, labras de una frase o verso al Anagrama. Transformación de te de comunicación y entreteni­
qué vas a pedir a esa gente, ni en­ comienzo de la frase o verso si­ una o más palabras en otra u otras miento con el que los seres hu­
terarse, a ver, natural, de detalles, guiente. Ejemplo: de significado distinto, por la re­ manos se divierten en sus ratos
cero». ordenación de sus fonemas o le­ de ocio, en reuniones de familia­
«Oye, no temas, y a mi ninfa dile,
(M. Delibes) tras correspondientes. Un ejemplo res y amigos. Véanse: facecia y
dile que muero».
de uso del anagrama en la literatu­ MISCELÁNEA.
Anacreóntica. Poema en el que (E. M. de Villegas) ra española es el de Lope de Vega, Anfibología. Véase equívoco.
se exaltan los placeres sensuales que se designa a sí mismo y a algu­ Anisosilabismo. Denomina­
procurados por el goce estético Anáfora. Término griego (ana- nas de sus amadas con dicho pro­ ción métrica que se aplica cuando
de la naturaleza, la degustación de phora: repetición) con el que se de­ cedimiento: Gabriel Padecopeo los versos integrantes de una es­
la comida y la bebida (el vino, es­ nomina una figura retórica consis­ (Lope de Vega Carpió), Belisd' trofa o de un poema no cuentan
pecialmente) y la vivencia del tente en la reiteración de una o (Isabel), Camila (Micaela), etc. con igual número de sílabas. No
amor. Iniciado por Anacreonte, más palabras al comienzo de una Analepsis. Véanse flash back obstante, determinadas composi­
poeta griego, y asimilado por los frase o verso, o al inicio de varias y RETROSPECCIÓN. ciones poéticas, formadas por la
latinos (Catulo, sobre todo) y por frases o versos integrantes de un Anapesto. Véase pie. combinación de versos largos y
los representantes de la poesía período o de una estrofa o poema. Anástrofe. Es una forma de hi­ sus quebrados correspondientes
helenística alejandrina, será imi­ Con ello se contribuye a resaltar, pérbaton que aparece en algunas (p. e., octosílabos y tetrasíla­
tado por diversos poetas a partir en el conjunto del texto, el valor construcciones latinas en las que bos, endecasílabos y heptasílabos,
del Renacimiento: Gutierre de expresivo y evocador de la palabra se pospone la preposición al sus­ etc.), no deben ser consideradas
Cetina, E. M. de Villegas, J. Me- o palabras reiteradas. Ejemplo: tantivo, cuyo caso va regido por como anisosilábicas, al mantener
léndez Valdés, etc. ella. Ejemplo: con regularidad dicha combina­
Anacronismo. Incongruencia «Helo, helo por do viene
«Manus interque ora» (y el rostro ción.
derivada de presentar como pro­ el Infante vengador [...]».
éntrelas manos)» (Eneida, 1,681).—
Antagonista. Es el personaje
pio de una época algo que, en (Romancero) que se opone al protagonista de
realidad, corresponde a otra. En En español sólo se da en las pala­ una historia en la consecución
la historia de la creación literaria Anagnórisis. Palabra griega con bras «conmigo» (de mecum: «cum de sus fines, oposición que consti­
es frecuente este fenómeno, debi­ la que, en el teatro, se designaba el me»), «contigo» (tecum: «cum te», tuye un elemento fundamental en
ANT1CADENC1A 28 29 ANT1STR0FA

el desarrollo de la acción. Véanse: Ejemplo: «¡Menuda alhaja!». Es rrativa posible («novela nueva») a uno de los cuales, el surrealis­
PERSONAJE y PROTAGONISTA. un recurso frecuentemente uti­ que, apartándose del esquema mo, se siente vinculado. Sin em­
Anticadencia. Véanse caden­ lizado en la literatura de humor tradicional, basado en una es­ bargo, cree que ese movimiento
cia y tono. y en lasátira. Véanse: ironía y tructura cerrada, orgánica y li­ debe .ser purificado de su artifi­
Anticipación. Figura retórica sarcasmo. neal (la «novela rollo» en la que cio, de su innecesaria oscuridad,
consistente en la enunciación y Antihéroe. Término utilizado se cuenta una historia perfecta­ de su apartamiento de la vida,
refutación, por adelantado, de las en Narratología y en Teatro en mente desarrollada que se lee para convertirse en un «surrea­
objeciones y argumentos que una doble acepción: para refe­ «del principio al final»), habría lismo criollo», gracias a la inmer­
previsiblemente podrían ser es­ rirse al antagonista, que se opo­ de configurar una estructura sión en las experiencias concre­
grimidos por el oponente o ad­ ne o lucha contra el personaje abierta a la intervención del lec­ tas del hombre y en el lenguaje de
versario. centrahle la trama en una deter­ tor, el cual podría convertirse en la calle. Para recuperar la verda­
Anticlíniax. «Gradación retó­ minada obra literaria, o bien «copartícipe y copadeciente» de dera realidad de las cosas, oculta
rica descendente. Término más para designar al protagonista al la experiencia creadora del autor. y desfigurada en las palabras, ha­
bajo de esta gradación» (DRAE). que se ha privado de las cualida­ La antinovela (de la que Rayue­ bría que utilizar un instrumento
Tanto el clímax como el anticlí- des con las que habitualmente se lo, por su estructura, podría ser clave: la desmitificación, a través
max representan una progresión presenta al héroe en la tragedia modelo) presenta, pues, una for­ de la ironía, la parodia y el pro­
gradual (se avanza por escalo­ clásica, en los relatos fantásticos, ma narrativa en gestación, abier­ saísmo. Ejemplo:
nes en el desarrollo de una acción en los cuentos y en las novelas de ta a posibles lecturas diferentes, y
o en la comunicación de un men­ aventuras (belleza, juventud, va­ en la que se invita al lector a la Para nuestros mayores
saje), ya sea en forma ascendente lor, nobleza, etc.). Ejemplos de creatividad. La poesía fue un objeto de lujo
y amplificadora (clímax), ya sea este segundo tipo de antihéroe Antipoema. Término utiliza­ Pero para nosotros
descendente y amenguadora (an­ serían los protagonistas de las do por Nicanor Parra en uno de Es un artículo de primera nece­
ticlímax). Ejemplo: novelas picarescas (Lázaro, Guz- sus libros (Poemasy antipoemas sidad:
mán, Pablos) o, en la literatura 1954) para designar una parte de No podemos vivir sin poesía. [...]
«Tras el vivir y el soñar contemporánea, Max Estrella en su producción literaria, cuya ma­ Nosotros conversamos
está lo que más importa: Luces de bohemia, de Valle-In- teria, extraída de la vida diaria, En el lenguaje de todos los
despertar». clán. Véanse: antagonista, trata de expresarla con «el len­ [días (...]
HÉROE, PICARESCA y PROTAGO­ guaje de todos los días», al mar­ Los poetas bajaron del Olimpo».
(A. Machado)
NISTA. gen de los recursos tradicionales (N. Parra)
A la gradación ascendente de los Antilogía. Véase paradoja. del ornato literario (metáforas,
dos primeros versos sigue la des­ Antimetátesis. Figura que con­ símbolos, etc.), convencido de Véase: antinovela.
cendente (anticlímax) del terce­ siste en invertir los términos de que en la íntima experiencia de la Antistrofa. Término con el que
ro. un enunciado: «Tenéis la razón vida y del lenguaje sin artificios se denomina la segunda de las
Antífrasis. Figura retórica con de la fuerza, os falta la fuerza de se puede encontrar un destello de tres estrofas que constituyen la
la que se da a una persona o cosa la razón» (Unamuno). Véase: vibración poética. La antipoesía llamada canción u oda pindárica
un nombre que indica cualida­ QUIASMO. de Parra implica una reacción (formada por versos endecasíla­
des opuestas a las que tiene, Antinovela. Título con el que contra los tópicos y formas ruti­ bos y heptasílabos, que riman en
o con la que, irónicamente, se Morelli, personaje de ficción de narias del lenguaje poético here­ consonante); la primera y la terce­
pretende sugerir lo contrario de una novela de J. Cortázar, Rayue­ dado, similar a la producida en ra se denominan, respectivamen­
lo que aparentemente se dice. lo (1963), designa un tipo de na­ los movimientos de vanguardia, te, estrofay epodo. Véase: epodo.
ANTÍTESIS 30 31 APOSTROFE

Antítesis. Es una contraposi­ partir del siglo xtx. Anterior­ Juan, para significar que se trata al autor o época a los que en algu­
ción de dos palabras o frases de mente, dichas colecciones fueron de un seductor. na ocasión se había atribuido.
significación opuesta, que ad­ designadas con diversos nom­ Aparte. Recurso convencional Apología. Defensa oral o escri­
quieren así mayor expresividad y bres: cancionero, flor, flores, flori­ utilizado en el teatro por el que ta de una persona, idea o insti­
viveza. Este contraste ocurre, a legio, silva y romancero. un personaje, hablando consigo tución, realizada en forma de
veces, oponiendo dos palabras Antonimia. Fenómeno lingüís­ mismo, y dando por supuesto elogio (panegírico) o de reivin­
antónimas (Garcilaso de la Vega: tico que consiste en que dos voca­ que los demás personajes no le dicación de sus valores, contro­
«Conozco lo mejor, lo peor aprue­ blos, llamados antónimos o con­ oyen, comunica, en complicidad vertidos o injustamente trata­
bo») o frases enteras (Góngora: trarios, expresan ideas opuestas: con el público, sus opiniones so­ dos.
«Ayer naciste y morirás maña­ «frío-calor», «bueno-malo». La bre determinadas incidencias de Apólogo. Término de origen
na»). antonimia se produce igualmente la intriga o sobre la conducta de griego (apo-logos: relato) con el
Antología. Término de origen cuando una misma unidad léxica otros personajes. que se denomina una narración
griego (de anthos: flor, y lego: es­ posee dos significados opues­ Apócope. Término griego (apo- breve, de carácter didáctico-mo-
coger; de ahí, florilegio) con el tos: así, con el término «huésped» kope: corte, supresión) con el que ral, que, junto con la fábula, fue
que se designa una colección de puede uno referirse tanto al que se denomina la pérdida o supre­ muy cultivada en la Edad Media.
textos o fragmentos vinculados da hospedaje como al que lo re­ sión de uno o más sonidos al Aunque los límites entre fábula y
por alguna característica común cibe. final de palabra (buen, mal, un, apólogo no están bien definidos
(pertenecer a un mismo autor, Antonomasia. Término de gran, etc.). Un fenómeno contra­ (algunos autores los identifi­
género, tema, estilo, movimiento origen griego (anti-onorna: en rio al apócope es la paragoge, que can), se advierten diferencias en
literario, etc.) y que han sido es­ lugar del nombre) con el que se consiste en la adición, por arcaís­ cuanto a forma literaria (el apó­
cogidos de acuerdo con determi­ designa una figura literaria que mo o licencia poética, de una vo­ logo se escribe en prosa, la fábu­
nados criterios: perfección artís­ consiste en la sustitución del cal al final de la palabra: «felice», la preferentemente en verso) y
tica, utilidad didáctica, función nombre propio de un personaje «dolore», «señore». tono: reflexivo y serio en el pri­
ideológica, testimonio de una es­ por un nombre común o una pe­ Apócrifo. Término griego (apo- mero, más desenvuelto y procli­
cuela o corriente literaria, etc. rífrasis que le caracteriza de ma­ criphos: secreto, oculto) utilizado ve al humor y a la ironía en la
Las antologías pueden ser indi­ nera inconfundible: p. e., el Cid, especialmente en los estudios bí­ segunda. Véanse: cuento, fá­
viduales (centradas en un solo au­ en lugar de Rodrigo Díaz de Vi­ blicos para designar aquellos li­ bula y MARCO.
tor) o colectivas. Históricamente, var. Y viceversa: se habla tam­ bros que no son reconocidos Apostilla. «Acotación que co­
se conocen, ya desde la antigüe­ bién de antonomasia cuando se como «canónicos» por el judais­ menta, interpreta o completa un
dad, testimonios que prueban la reemplaza un nombre común mo o por el cristianismo. Así, de­ texto» (DRAE). Las llamadas Glo­
existencia de una labor recopila­ por el nombre propio de un per­ terminados libros del Antiguo sas Silenses y Emilianenses, en
dora de textos literarios en pue­ sonaje al que se considera como Testamento que fueron escritos cuanto aclaraciones complemen­
blos y culturas muy diversos: Ja­ arquetipo de la cualidad desig­ en griego (p. e., Tobías, Judith, tarias de un texto latino, podrían
pón, India, Persia, Grecia, Roma, nada por ese nombre común: así, Macabeos, etc.) no aparecen en la considerarse como una primitiva
etcétera. los nombres de Celestina, Tartu­ Biblia hebraica y, sin embargo, muestra de apostilla.
En la crítica literaria española fo, Otelo, etc., han venido a ser el son reconocidos como «inspira­ Apostrofe. Figura retórica que
el término antología, entendida arquetipo o modelo, por antono­ dos» por la Iglesia Católica. consiste en dirigir la palabra, con
como colección de fragmentos masia, de la alcahueta, el hipó­ El término «apócrifo» se utiliza emoción o vehemencia, a una
escogidos, en prosa o en verso, de crita y el celoso. Por ello, se pue­ en crítica literaria para aludir a persona o a una cosa, o a seres abs­
uno o varios autores, se utiliza a de decir de alguien que es un don aquellas obras que no pertenece"n tractos personificados. El após-
APOTEGMA 32 33 ARTE MAYOR

trofe puede realizarse en forma Arcadia. Zona montañosa en el lenguaje común de la época. Arquetipo. Término de origen
de pregunta, ruego, exclamación centro del Peloponeso, idealizada Véase: fabla. griego (archetipos: modelo pri­
o mandato, y generalmente a tra­ por J. Sannazaro en su novela Argot. Véase jerga. mordial) utilizado por Platón, en
vés del vocativo o del imperativo. pastoril Arcadia (1504), escrita Argumentación. Véase retó­ su teoría del conocimiento, para
Ejemplo: en prosa y verso. Dicha zona es rica. definir alas «ideas» como mode­
recreada como una región para­ Argumento. En sentido lógico, lo original de las realidades sensi­
«Para y óyeme, ¡oh Sol!, yo te sa- disíaca, donde unos pastores ár- es el razonamiento utilizado para bles, las cuales no serían más que
[ludo cades viven una existencia feliz probar o refutar una tesis o para una copia o reflejo de ese mode­
y estático ante ti me atrevo a ha- entre escenas lúdicas, amorosas y convencer a alguien de la veraci­ lo arquetípico. Dicho término
[blarte...». certámenes poéticos, en los que dad o validez de un aserto. reaparece en la psicología con­
(Espronceda) se recrea el ideal clásico de belle­ En narratología, se entiende por temporánea, al ser aplicado por
za. El influjo de las Geórgicas de argumento la *trama o «dispo­ C. G. Jung para designar una serie
Apotegma. Sentencia breve e Virgilio es evidente en esta nove­ sición artística del conjunto de de motivos que, a su juicio, se en­
ingeniosa, aleccionadora en el la, que fue traducida al español acontecimientos que nos son co­ cuentran en el inconsciente colec­
orden moral y emitida por un en 1549 e imitada en una serie de municados en una obra» (B. To- tivo de la humanidad y que cons­
personaje célebre. En la cultu­ novelas pastoriles, como La Dia­ machevski) según el orden en tituyen modelos o prototipos de
ra grecolatina gozaron de gran na, de Montemayor, La Galatea, que esos acontecimientos apare­ ordenación, según ciertas imáge­
aceptación los libros de apoteg­ de Cervantes, etc. Véase: bucó­ cen. Dicho término se utiliza nes, de los sentimientos, aspira­
mas, entre los que sobresalen las lica. también para designar el suma­ ciones y modos de conducta del
colecciones de Plutarco (Apoteg­ Arcaísmo. Es el uso de pa- rio del asunto de una obra. existir humano. Estos arquetipos
mas, que son los dichos notables y labrasx» expresiones anticuadas. Armonía imitativa. Fenóme­ se manifestarían en la conciencia
breves de los Emperadores), Laer- Se puede distinguir entre ar­ no lingüístico consistente en la por medio de los sueños, la ima­
cio, etc., que sirvieron de fuente caísmos lingüísticos y arcaís­ evocación o imitación del signi­ ginación y los símbolos. Deforma
de inspiración a los humanistas mos literarios. Los primeros se ficado de una palabra, expresión anóloga, en ciertas obras maes­
del Renacimiento y a escritores producen cuando en un área o enunciado por medio de los tras de la literatura universal, de­
como Antonio de Guevara, Pe­ geográfica lingüísticamente ho­ elementos fónicos que integran terminados personajes, como
dro Mexía, etc. Ejemplo: mogénea aparece una zona en la el significante de dicha palabra o Edipo, Hamlet, don Quijote, don
que se manifiesta un conjunto enunciado. Juan o Fausto, reflejarían, en su
«El consejo antes daña que apro­ de rasgos fonéticos, morfológi­ En la literatura española es fre­ comportamiento, modelos de
vecha, si el que lo da no tiene mu­ cos, sintácticos y léxicos más cuente el uso de la armonía imi­ conducta arquetípica y universal.
cha cordura, y el que lo recibe conservadores y antiguos. Así tativa en sus diferentes moda­ Por arquetipo se entiende, tam­
mucha paciencia». en la geografía lingüística me­ lidades: aliteración, evocación, bién, en crítica textual, el modelo
(Fray A. de Guevara) dieval de la Península, el leonés onomatopeya, etc. Ejemplo: original perdido de un texto que
y el navarro-aragonés resulta­ se trata de reconstruir a través de
Apuntador. Encargado de re­ ron ser unos dialectos más con­ «En la tristeza del hogar golpea las copias existentes, ya sean ma­
cordar a los actores, en una servadores que el castellano. El /eltic-tacdel reloj». nuscritas o impresas. Véanse:
representación teatral, la parte de arcaísmo literario se produce (A. Machado) EDICIÓN, MITO y PSICOANALISIS
su papel, en el caso de que les fa­ cuando se mantienen o rescatan Y psicocrítica literaria.
lle la memoria. Suele estar oculto del pasado formas de expresión Véanse: aliteración y onoma­ Arte mayor. Se denominan ver­
entre el decorado del escenario. que ya no están vigentes en el topeya. sos de arte mayor los que constan
ARTE MENOR 34 35 ASCÉTICA

de nueve silabas en adelante, por trofas, de igual o diverso número te, coincide con la línea editorial Ascética. Término de origen
oposición a los de ocho o menos de versos cada una. Este tipo de del periódico. griego (askesis: ejercicio) utiliza­
sílabas, que son versos de arte composiciones adquiere su ma­ Otra modalidad del periodismo do en las disciplinas teológicas
menor. La denominación «arte yor vigencia durante el siglo xv y de opinión es el artículo de ensa­ para significar las etapas del «ca­
mayor» se aplicó inicialmente a pervive hasta el Renacimiento. yo, en el que un autor expone su mino de perfección» en las que
un tipo de versos (dodecasíla­ Artículo. «Cualquiera de los pensamiento (ideas, resultados el alma, mediante ejercicios es­
bos), con dos hemistiquios, utili­ escritos de mayor extensión que de una investigación, hipótesis) pirituales, logra purificarse y
zados en la poesía española a se insertan en los periódicos u sobre aspectos relacionados con desprenderse del apego a los pla­
partir del siglo xiv (Rimado de otras publicaciones análogas» la ciencia en sus diferentes cam­ ceres corporales y a los bienes te­
palacio, de López de Ayala), que (DRAE). Se entiende por escrito pos (ensayo científico) o sobre rrenos. Los teólogos distinguen
suplantan al alejandrino del Mes- periodístico una modalidad de cuestiones ideológicas de tipo tres estadios en este camino de
ter de Clerecía y tienen su mayor creación literaria destinada a in­ cultural, filosófico, político, lite­ purificación y acercamiento a
apogeo en el siglo xv (Laberinto formar sobre acontecimientos o rario, etc. (ensayo doctrinal). Dios: vía purgativa (fase peni­
de Fortuna, de J. de Mena). ideas de actualidad y a orientar, Dentro del periodismo inter­ tencial de liberación del pecado,
Arte menor. Se denominan ver­ mediante juicios de interpreta­ pretativo destacan, por su inte­ mediante la mortificación y ora­
sos de arte menor los que tienen ción y valoración, la opinión de rés cultural, los artículos de crí­ ción), vía iluminativa (ejercicio
de dos a ocho sílabas. A diferen­ los lectores sobre dichos aconte­ tica de arte, literatura, teatro, de las virtudes, potenciado por
cia de los de arte mayor, no llevan cimientos e ideas. cine, etc., en los que se informa la imitación de la vida de Cristo
más de un acento rítmico, aparte Dentro del periodismo de opi­ sobre la aparición de las diver­ y la meditación sobre su pasión y
del que se produce necesaria­ nión figura, en primer lugar, el sas obras en los campos mencio­ muerte) y vía unitiva, en la que el
mente en la última, penúltima o llamado artículo editorial o de nados y se realiza una labor de alma, superada la «noche oscu­
antepenúltima sílaba. Son versos fondo, que es un escrito sin fir­ interpretación y valoración de las ra», llega a la unión espiritual
de arte menor el bisílabo, trisíla­ ma, publicado en una página y mismas. con Dios. Los tratadistas distin­
bo, tetrasílabo, pentasílabo, he- espacio relevantes y que repre­ Otro escrito del periodismo de guen entre ascética (período de
xasílabo, heptasílabo y octosíla­ senta la opinión y postura ideo­ opinión, muy arraigado en la desarrollo de las virtudes mora­
bo. De todos ellos, este último, lógica del periódico, al interpre­ prensa española, es el llamado les «adquiridas», que abarcaría
empleado ya en las jarchas mozá­ tar un hecho noticiable de cierta artículo de costumbres, iniciado la fase purgativa e iluminativa) y
rabes, ha sido el más utilizado en trascendencia. De esta opinión se en el período romántico por es­ mística: período de plenitud, de
la métrica española, sobre todo hacen responsables el director o critores como M. J. de Larra, perfección, conseguido, no por
en los romances y en otras for­ el consejo de redacción. R. de Mesonero Romanos y S. Es- el propio esfuerzo, sino por una
mas de poesía popular. Una segunda modalidad del pe­ tébanez Calderón. Entendido a la ayuda o «gracia» de Dios, previa
Arte real. Expresión con la que riodismo de opinión es el artícu­ manera de Larra, como un escri­ a la vía unitiva. En torno a esta
se designa una serie de combina­ lo-comentario o «columna», que to ligero en el tono y serio en experiencia religiosa aparecen,
ciones estróficas (copla real, co­ comparte con el editorial el la intención, a través del cual se en la España del siglo xvi, nume­
pla castellana, copla manrique- carácter interpretativo, valorati- realiza una sátira de modos de rosos escritos de autores perte­
ña, copla mixta, etc.) integradas vo y orientador de un aconteci­ conducta, prejuicios y valores necientes a distintas órdenes
por versos octosílabos, en algu­ miento o idea y se diferencia de él inauténticos de la sociedad, ha religiosas, como la de los carme­
nos casos alternando con tetrasí­ en que va firmado, y, por tanto, seguido vigente en la prensa es­ litas (Santa Teresa y San Juan
labos, que riman en consonante y manifiesta la postura personal pañola hasta la actualidad. Véa­ de la Cruz), agustinos (Fray Luis de
están divididos en dos semies- del articulista, que, normalmen­ se: PERIODISMO. León), dominicos (Fray Luis
ASIMETRÍA 36 37 AUTO SACRAMENTAL

de Granada), jesuítas (San Igna­ vocálicos a partir de la última vo­ religioso del siglo xvi conserva­ relativos a las fiestas de Navidad
cio), etc., que entroncan con una cal acentuada. Véase: rima. das en el denominado Códice de y del Corpus (p. e., Farsa sacra­
larga tradición europea de reli­ Asonante. Véanse asonancia Autos viejos. Las piezas de esta co­ mental, de López de Yanguas,
giosidad ascética y mística: la es­ y rima. lección, en su mayor parte anó­ 1521), una serie de piezas dramá­
piritualidad franciscana, la de Astracán. Término con el que nimas, estaban destinadas a la re­ ticas del Códice de Autos viejos y
los místicos alemanes y flamen­ se designa un tipo de farsa tea­ presentación en fiestas religiosas las obras de D. Sánchez de Bada­
cos de los siglos xiv y xv, etc. tral creada por P. Muñoz Seca en ante un público escasamente cul­ joz, cuyo teatro iba destinado a
Véase: mística. el primer cuarto del siglo xx y tivado, al que había que trasmitir las fiestas religiosas en el ámbito
Asimetría. Falta de simetría o cuyo objetivo principal es la una educación teológica y moral. de las iglesias. Este tipo de repre­
igualdad entre los versos que com­ diversión de un público poco Por esto, y por los temas aborda­ sentaciones va conformando un
ponen una estrofa (irregularidad exigente, a base de juegos de pa­ dos en dichas obras (aconteci­ público capaz de comprender la
silábica) o entre las estrofas que labras, equívocos, retruécanos, mientos del Antiguo y Nuevo técnica del drama alegórico y el
forman un poema. chistes, exageraciones y despro­ Testamento, vidas de santos, as­ sentido trascendente de las figu­
Asíndeton. Figura que consiste pósitos y de situaciones hilaran­ pectos relativos a la eucaristía, ras simbólicas que aparecerán en
en la omisión de nexos o con­ tes y disparatadas. El astracán es etc.), así como por la técnica (tra­ el futuro auto sacramental. Esta
junciones entre palabras, propo­ una mezcla de juguete cómico tamiento histórico y alegórico tradición del auto religioso es re­
siciones u oraciones. Esta ausen­ y de melodrama humorístico de los temas) y rasgos formales cogida por Lope de Vega, Tirso
cia de nexos confiere al texto degradados, al servicio de la pu­ (verso), se ha visto en ellos un de Molina y, en especial, por J. de
mayor fluidez verbal, al tiempo ra evasión, pero también de una precedente de los autos sacra­ Valdivielso y Calderón de la Bar­
que transmite una sensación de ideología conservadora. Todo ello mentales. Véase: auto sacra­ ca. Este último pondrá en pie
movimiento y dinamismo, o de a través de un tratamiento paró­ mental. sobre el escenario conceptos abs­
apasionamiento, e intensifica la dico y caricaturesco de persona­ Auto sacramental. «Represen­ tractos del dogma y de los sacra­
fuerza expresiva y el tono del jes, costumbres y realidades so­ tación que se haze de argumento mentos, encarnándolos en per­
mensaje. Ejemplo: ciales, políticas (más raramente) sagrado en la fiesta del Corpus sonajes capaces de representar
y culturales, del presente o del Christi y otras fiestas.» Asi defi­ una historia, gracias al procedi­
«Acude, corre, vuela, pasado, como ocurre, p. e., en La nía Covarrubias en 1610 el auto miento de la alegoría. Algunos de
traspasa la alta sierra, ocupa el venganza de Don Mendo, en la sacramental, pieza dramática, en estos personajes llegan a conver­
[llano, que se ridiculizan los dramas his­ un solo acto y en verso, en la que tirse en símbolos de la historia y
no perdones la espuela, tóricos en verso. se representaban, en forma ale­ de la condición humanas (la vida
no des paz a la mano, Astracanada. Véase astracán. górica, temas relacionados con la y la muerte, el alma y el cuerpo, la
menea fulminando el hierro in- Atrezo. Véase utilería. Biblia, la hagiografía, el dogma virtud y el vicio, etc.) y en prota­
[sano». Auto. Término con el que se de­ católico y los sacramentos, espe­ gonistas alegóricos del gran tea­
(Fray Luis de León) nomina una breve pieza dramá­ cialmente el de la eucaristía. tro de la vida, en el que el hombre
tica, medieval y renacentista, de Desde el punto de vista histórico, deberá optar por Dios o el diablo,
La figura opuesta al asíndeton es tema sacro (Auto de la pasión, se han considerado como antece­ por su salvación o condenación.
el ^polisíndeton. de Lucas Fernández) y profano dentes del auto sacramental cier­ Los autos sacramentales obtuvie­
Asonancia. Es la llamada rima (Auto de Repelón, de Juan del En­ tas representaciones pastoriles ron una gran acogida entre el pú­
parcial o imperfecta, consistente cina), que tiene su manifestación de Juan del Encina y Lucas Fer­ blico desde finales del siglo xvi,
en la reiteración, en dos o más más importante en una colección nández, determinados autos reli­ no sólo por el apoyo de la Iglesia
versos, de los mismos fonemas de noventa y seis obras de teatro giosos de comienzos del siglo xvi (preocupada por educar a sus fie­
AUTOBIOGRAFÍA 38 39 AVENTURAS

les y combatir la Reforma lutera­ Rousseau) como el inicio y mo­ de la puesta en escena de las obras visión que late en la obra como
na) sino también porque ese pú­ delo, respectivamente, de esta como de las condiciones econó­ reflejo del pensamiento del autor
blico se divertía con el sentido de modalidad narrativa. Sin em­ micas de la compañía. El concep­ real. Véanse: escritor y na­
fiesta y espectáculo que implica­ bargo, estas dos obras difieren to de autor, como productor ori­ rrador.
ba su celebración: la escenografía de la autobiografía en la inten­ ginal y garante de su obra, es Autorretrato. «Retrato de una
y el vestuario lujosos, la música y cionalidad pragmática de hacer propio de una tradición literaria persona hecho por ella misma»
la eufonía del verso, la espectacu­ públicos los secretos de la propia culta, ya que en la literatura de (DRAE). Se trata de una des­
lar y rica tramoya y el carácter vida con un propósito de ejem- tradición oral (cantos populares, cripción de la prosopografía y la
festivo incitaban al gran público plaridad, y en el caso de San canciones de gesta, etc.) el anoni­ etopeya de un autor enmarcadas
a la asistencia masiva a este teatro Agustín, el haber sido escrita mato era lo: más frecuente. En en un texto autobiográfico, en el
religioso, perfectamente organi­ desde la óptica de la «conver­ la literatura española la concien­ que cobra especial importancia
zado. sión», con la consiguiente supe­ cia de autoría comienza a ser la indagación introspectiva de la
Autobiografía. Término de ración de la ignorancia, del error relevante a partir de don Juan imagen del yo y el descubri­
origen griego (autos, uno mismo, y el pecado hasta el reconoci­ Manuel, preocupado por la fiel miento de la propia indentidad,
bios, vida, ygrapho, escribir: vida miento de la verdad cristiana. transmisión de sus escritos. según se ha ido conformando y
de una persona escrita por ella Véanse: autorretrato, bio­ En la narratología contemporá­ desenvolviendo en el transcurso
misma) con el que se designa un grafía, CONFESIÓN, DIARIO y nea se han estudiado distintas de la vida. En algunos casos,
«relato retrospectivo en prosa que MEMORIAS. formas de presencia del autor- como ocurre, p. e., en la literatu­
una persona real hace de su pro­ Autodiegético. Véase voz. emisor en el texto, que se han ra francesa con las Confesiones
pia existencia, poniendo el acen­ Autógrafo. Es el manuscrito de precisado bajo los conceptos de de Rousseau (publicadas entre
to sobre su vida individual, en una obra realizado por el autor autor real y autor implícito re­ 1782 y 1789), el escritor, al des­
particular sobre la historia de su de la misma. En crítica textual presentado y no representado. cribir su personalidad, está ofre­
personalidad» (Ph. Lejeune). En suelen distinguirse tres modali­ Aplicando dicha terminología, ciendo al mismo tiempo un re­
esta definición aparecen los ras­ dades de manuscrito: el borra­ por ejemplo, al Quijote, dando por trato de la sociedad de la época.
gos específicos de la autobiogra­ dor, el original autógrafo y la co­ sabido que es Cervantes el autor Véanse: autobiografía y re­
fía propiamente tal, como texto pia autógrafa. El borrador es una real, aparece, no obstante, un au­ trato.
narrativo, y sus diferencias con primera redacción del texto. Se tor implícito representado, que Aventuras. Término de origen
otras modalidades de relato denomina original autógrafo a la es citado como autor del relato latino (adventura: lo que ha de
autobiográfico (memorias, con­ copia realizada por el autor a par­ por el propio Cervantes: Cide suceder) con el que se designa
fesiones, diario íntimo, autorre­ tir del texto de borrador. Por últi­ Hamete. Sin embargo, es claro una acción o empresa arriesgada
trato, poema autobiográfico y mo, la copia autógrafa es la que que quien realmente organiza cuyo resultado final es incierto.
novela autobiográfica). La mo­ hace el autor a partir del original ese relato no es Cide Hamete, Con la expresión novela de aven­
dalidad más cercana a la auto­ u otra copia del mismo. sino el autor real, presente en el turas se denomina un tipo de re­
biografía es la llamada confesión, Autor. Término polisémico cuyo texto como autor implícito no re­ lato en cuya trama predomina la
hasta el punto de que podrían contenido ha ido evolucionando presentado. Bajo esta denomina­ acción y el sucederse de aconteci­
considerarse las dos obras más en el decurso de la historia y de la ción se alude no al autor históri­ mientos inesperados y, en oca­
significativas de este subgénero crítica literarias. En el Siglo de co en cuanto tal, sino a su siones, extrordinarios, en los que
designadas con esta denomi­ Oro se aplicaba dicha denomina­ desdoblamiento en la obra, a el héroe, tras superar una serie de
nación (las Confesiones de San ción al director de una compañía partir de las huellas dejadas en el obstáculos y situaciones peligro­
Agustín y las Confesiones de de teatro, que se encargaba tanto texto y, en concreto, de la cosmo- sas, logra conseguir su objetivo.
AVENTURAS 40

Esta concepción de la aventura, Persiles y Sigismundo, de Cer­


en la que el viaje constituye un
elemento fundamental, está pre­
sente en los diferentes modelos
vantes). A partir del siglo xvm
destacan las novelas de aventu­
ras de D. Defoe (Robinson Cru-
B
de relato del género que se han soe, 1719), W. Scott (Quintín
ido sucediendo en la historia de Durward, 1823), A. Dumas (Los
la literatura: la novela amorosa tres mosqueteros, 1844), J. Verne
de aventuras, conocida también (Veinte mil leguas de viaje sub­
como «bizantina» y surgida en marino, 1870), etc. En el siglo xx
Grecia (Teágenes y Cariclea, de se han multiplicado los tipos de
Heliodoro, Aventuras de Leucipa relato en los que la aventura es
y Clitofonte, de Aquiles Tacio, un componente fundamental:
etc.) e imitada en el Siglo de Oro relatos de ciencia-ficción, de
por A. Núñez de Reinoso (Histo­ aventura espacial, bélica, de es­
ria de los amores de Clareo y Flo- pionaje, de agente secreto, etc.
risca y de los trabajos de la sin­ Véanse: bizantina (novela), Baile. Término con el que se de­ de sátira social, expuesta en for­
ventura Isea), J. de Contreras, CABALLERESCA (NOVELA), CIEN­ signaba en el Siglo de Oro una ma alegórica y con «propósito
etc., la novela caballeresca, la CIA-FICCIÓN, NOVELA DE ESPIO­ breve pieza compuesta de canto, didáctico» y moralizador. Véan­
«novela de peregrinación del NAJE, NOVELA DEL OESTE y VIA­ música y danza e integrada en se: ENTREMÉS, JÁCARA, LOA y
amor casto», del Barroco (p. e. JES (literatura de). el conjunto del espectáculo tea­ MOJIGANGA.
tral, constituido por la comedia y Balada. Término derivado posi­
los entremeses intercalados entre blemente del latino bailare (bai­
las jornadas de la misma. Parece lar) y utilizado inicialmente en
que en un principio estaba ane­ la literatura francesa medieval
xionado a un entremés, en cuyos (ballade, balada en provenzal:
últimos versos solía anunciarse danza) para designar un tipo de
que a continuación comenzaba el composición poética de carácter
baile. Con el tiempo, éste va ga­ lírico, destinada al canto y danza,
nando en importancia, de forma y más tarde a la recitación. Estos
que será el entremés el que quede poemas, de raíz tradicional y
integrado en el baile. Surge así lo de posterior tratamiento culto,
que L. Quiñones de Benavente se desarrollan originalmente en
denominaba «entremés cantado», Francia y en el norte de Europa,
y otros, «baile entremesado». Es en especial en los países escandi­
lógico pensar que todo el diálogo navos (Suecia, Noruega, Islan-
de estas piezas fuera cantado, se­ dia), Inglaterra, Dinamarca y
gún parece deducirse de la deno­ Alemania. En el ámbito cultural
minación de Quiñones. La temá­ de estos países nórdicos y anglo­
tica más frecuente, al menos en sajones, la balada es un poema
lo que a este autor se refiere, era no ya de carácter lírico, sino fun-

41
BALCÓN 42 43 BARBARISMO

damentalmente épico-narrativo. les suplantan a los nobles, y la re­ York City Ballet, fundado por Ba- Rodrigo) y Antonio, con obras
Los folkvisor suecos o los folkevi- citación cede el primer plano a lanchine, un exiliado ruso, que, basadas en la música de Albéniz
ser noruegos y daneses presen­ la mímica, música y danza. En la en sus montajes de obras de Stra- y Halffter (Rapsodia española),
tan una temática relacionada con época de Luis XVI se inician los vinski, crea un nuevo clasicismo Granados, Falla, Turina, etc., han
leyendas, cuentos populares, sa­ llamados ballet de acción, en del ballet, caracterizado por la consolidado una forma clásica
gas familiares, poesía de los ed- los que predomina la pantomi­ elegancia y claridad expresivas. del ballet español, continuada
das, etc. Las baladas inglesas, lo ma; la música y la danza se Después de la Segunda Guerra por Mariemma, José Greco, Juan
mismo que las alemanas (Volks- subordinan entonces a la ambien- Mundial, se consolida en la URSS Magriñá, Antonio Gades (Car­
ballade), conectan con ciertos te­ tación de las escenas, y la repre­ una gran escuela de danza y men y El amor brujo), Cristina
mas de los relatos épicos medie­ sentación mímica del argumento coreografía. En Leningrado, el Hoyos, etc. Véase: música y li­
vales. constituye el elemento central. A maestro de danza Pouchkin pre­ teratura.
En su acepción actual, el térmi­ este ballet-pantomima sucederá para una generación excepcional Bambalinas. Tiras de lienzo
no balada se aplica tanto al en los comienzos del xix el ballet de bailarines: Rudolf Nureyev, pintado que cuelgan del telar del
mencionado poema tradicional romántico, la expresión más lo­ Youri Soloview, Natalia Makaro- teatro, cruzando de lado a lado
como a la «balada lírica» desa­ grada del ballet clásico francés. va, etc. Por esas fechas aparecen del escenario, y que forman la
rrollada a partir del Romanticis­ Éste tendrá su continuación en el en Francia grandes coreógrafos, parte superior de la decoración.
mo, en la que pervive el carácter ballet ruso, promovido por el como Serge Lifar, Roland Petit, Las bambalinas se utilizaban ya
narrativo y se intensifica el tono francés Marius Petipa, el cual, con Maurice Béjart, Jean Louis Ba- en el siglo xviii, puesto que apa­
sentimental de melancolía y nos­ obras como Cascanueces (1892) y rrault, etc. rece dicho término en el Diccio­
talgia. Véase: saga. El lago de los cisnes (1895), lleva En España, a pesar de que se nario de Autoridades, que las de­
Balcón. Véase corral. este ballet clásico a una gran per­ cuenta con una larga tradición de fine como «unos pedazos de lien­
Ballet. Palabra francesa con la fección. En 1909, el ruso Ser- espectáculos coreográficos y zo pintado, que en los Theatros
que se designa una representa­ ge Diáguilev inicia una radical de bailes insertos en las represen­ donde se representa se ponen de
ción teatral efectuada por medio transformación, creando lo que taciones teatrales de los siglos bastidor a bastidor con cuya pin­
de la danza, la pantomima y la se ha denominado desde entonces xvi y xvii (p. e., Calderón, en sus tura se finge lo superior, de loque
música. Tiene sus orígenes en el ballet moderno. comedias mitológicas), habrá que la mutación imita aire, fuego, cie­
la corte de los Médicis en Floren­ En el período de entreguerras, llegar al siglo xx para encontrar lo, etc.».
cia, de donde pasa a Francia a fi­ surge en Alemania una escuela de un ballet original, surgido de la Barba. Entre los principales pa­
nales del siglo xvi. En el reinado ballet que incorpora nuevas for­ transformación estética de ele­ peles representados por los cómi­
de Enrique IV, y por influjo de mas relacionadas con los movi­ mentos del folclore y de la danza cos en las «compañías de título»
Catalina de Médicis, su esposa, mientos estéticos de vanguardia, popular. La versión de la obra de del teatro del Siglo de Oro apare­
se establece en la corte francesa especialmente el expresionismo y P. A. de Alarcón, El sombrero de ce el barba (después del primer
(1581) un tipo de ballet consis­ el dadaísmo. Expresionista es el tres picos, elaborada por Falla, actor y la primera dama), que re­
tente en la representación, por un montaje de El titán (1927), de Ru- ambientada por Picasso y repre­ presentaba al anciano, figura que
grupo de nobles, de un argumen­ dolf von Laban. En la década de sentada por la compañía de Diá­ aún aparece en el melodrama ro­
to (de tema mitológico o noveles­ los treinta, el centro de interés se guilev, significa la entrada de un mántico del siglo xix. Véase: có­
co), desarrollado en una alter­ desplaza a Estados Unidos. En tema literario español en el con­ micos.
nancia de recitaciones poéticas, 1933 surge laSchool of American junto de obras maestras del ballet Barbarismo. Incorrección pro­
música y danza. En la etapa de Ballet, que da lugar al American universal. Las compañías de Pilar sódica, morfosintáctica o léxica
Luis XIV, bailarines profesiona­ Ballet, y posteriormente al New López (Concierto deAranjuez, de que contraviene el código de la
BARROCO 44 45 BELLEZA

lengua y la norma vigente. Se apli­ mismo en las artes plásticas que Quevedo, y no son excluyentes ni cos: El Quijote. Véanse: auto
ca especialmente al extranjerismo, en la literatura, donde el exceso privativos. SACRAMENTAL, BARROQUISMO,
entendido como entrada de ele­ puede ocurrir tanto por estiliza­ - Visión desengañada de la reali­ CONCEPTISMO, CULTERANISMO,
mentos léxicos y calcos de cons­ ción como por deformación cari­ dad, consecuencia del desencanto MANIERISMO, PICARESCA y RE­
trucciones sintácticas de otras caturesca de la realidad. producido por una honda crisis NACIMIENTO.
lenguas en el español; p. e., «avión - Confluencia de contrastes en social y, a la vez, por la visión ascé­ Barroquismo. Término uti­
a reacción», «en base a», etc. una simbiosis de elementos reli­ tica proclamada por la Iglesia, lizado en crítica literaria para
Barroco. Término (posiblemen­ giosos y profanos, de espirituali­ rectora de las conciencias. Este designar la pérdida de equili­
te relacionado con «barrueco»; dad y sensualidad, de aspectos desengaño se refleja en ciertos brio, armonía y claridad racio­
perla de forma irregular) con el trágicos y cómicos, sublimes y poemas del Barroco centrados en nal del clasicismo producida por
que se designa un período artís­ grotescos. Un ejemplo es el Polife- los temas de la fortuna y su mu­ la irrupción del Barroco.
tico y literario que se desarrolla mo, de Góngora, en el que, frente danza, en la fugacidad del tiempo, En un sentido peyorativo, el tér­
en Europa (y en Hispano- a la belleza sublime de Galatea, en la reducción de la vida a la apa­ mino barroquismo se utiliza para
amé-rica) en el transcurso del si­ emerge la fealdad monstruosa del riencia de un sueño, en la contem­ descalificar un escrito o una ma­
glo xvii y que coincide con cier­ cíclope. plación de las «ruinas», etc. nera de hablar en la que se ad­
tos cambios político-sociales y - Búsqueda de un mundo de be­ En cuanto a los géneros litera­ vierte desmesura, recargamien­
culturales que influyen en la vi­ lleza deslumbrante, creado por la rios, en el Barroco se percibe to, complicación innecesaria y,
sión del mundo y en la concep­ palabra poética a través de recur­ una continuidad respecto del en definitiva, mal gusto. Véase:
ción estética de los escritores sos originales capaces de sor­ Renacimiento, aunque se cons­ BARROCO.
de esa época. En el siglo xix, prender las expectativas de un tata una más amplia y diversifi­ Belleza. «Propiedad de las cosas
J. Burckhardt utiliza por primera lector cansado ya de manidos tó­ cada producción dramática (es que nos hace amarlas, infundien­
vez la expresión Barockstyl para picos renacentistas. La búsqueda la época de las grandes creacio­ do en nosotros deleite espiritual»
caracterizarla producción artís­ de la palabra colorista («púrpu­ nes del teatro nacional del Siglo (DRAE). Este concepto de belle­
tica posterior al Renacimiento, a ra», «rubíes», «escarlata», etc.), la de Oro: Peribáñez, Puente Ove­ za correspondía, en la cultura
la que identifica con el arte de la elección de cultismos por su va­ juna y El caballero de Olmedo, clásica, a la expresión griega to
Contrarreforma. En el siglo xx, lor musical, la utilización de lati­ de Lope de Vega; El burlador de kalon y a la palabra latina pul-
diversos investigadores de la nismos, referencias mitológicas, Sevilla y El condenado por des­ chritudo. Históricamente, se atri­
historia literaria (H. Hatzfeld, agudezas del ingenio, juego de confiado, de Tirso de Molina; El buye a la escuela de Pitágoras el
A. Parker, E. Orozco, E. Carilla, palabras y conceptos e intensifi­ alcalde de Zalamea, La vida es origen del concepto de belleza
etc.) que han analizado y compa­ cación de figuras retóricas (antí­ sueño y los autos sacramentales, considerada como armonía, cua­
rado dicho período con el Renaci­ tesis, paradoja, zeugma, metáfo­ de Calderón) y una ingente cre­ lidad asignada a la configuración
miento (y con el manierismo, su­ ras inusitadas, etc.) son los ación lírica (por parte de Lope del universo y que se refleja tam­
puesto período intermedio de artificios con los que se crea ese de Vega, Góngora, Quevedo, bién en el ser humano y en sus
ambos) perciben en la estética y mundo deslumbrante del Ba­ etc.) y narrativa, en la que desta­ expresiones artísticas e inves­
literatura del Barroco las siguien­ rroco. Esta artificiosidad del len­ can la novela picaresca (El Guz- tigaciones matemáticas. Poste­
tes características: guaje poético presenta dos mo­ mán de Alfarache, de M. Ale­ riormente, Platón formula su
- Pérdida de la armonía y del dalidades: el * conceptismo y el mán, La picara Justina, de concepción sobre la belleza
equilibrio clásicos y aparición de '•'culteranismo; rasgos culteranos F. López de Úbeda, El Buscón, en contraposición a las ideas de
un recargamiento ornamental y conceptistas aparecen tanto de Quevedo, etc.) y la gran ciertos sofistas, que identificaban
de formas, que se desmesuran, lo en Góngora y Calderón como en parodia de libros caballeres­ lo bello con lo agradable, o con lo
BELLEZA 46 47 BELLEZA

útil, y que circunscribían el con­ también en realidades inmóviles (magnutn carinen) de un «modu­ debe a A. Baumgarten, que la
cepto de belleza al plano de las (Metafísica XIII, 3, 1078 a.). En lador» inefable. Entrelos escolás­ concebía como ars pulcliri cogi-
realidades sensibles. Se opone, cuanto a la realización de la be­ ticos, Santo Tomás cree que para tandi (arte de pensar bellamen­
igualmente, a una concepción re­ lleza en la obra de arte literario, considerar bella una realidad ha te). Entre las opiniones de es­
lativista y subjetiva, y plantea la Aristóteles cree que no aparece de presentar, como requisitos, tos pensadores destacan las de
necesidad de buscar un concepto vinculada al concepto de verdad perfección, claridad y propor­ G. Berkeley (para quien la belleza
de validez universal: «qué es lo (como en Platón) sino al de *ve- ción; y, así, define lo bello como consiste en «una cierta simetría
bello para todos». A esta belleza rosimilitud, con lo que se defien­ «lo que, por su debida propor­ o proporción agradable a los
«absoluta» se puede llegar, en su de la autonomía del arte y de la ción, agrada al ser visto». ojos»), D. Hume (según el cual
opinión, escalonadamente, par­ belleza frente a la categoría tras­ Con el Renacimiento se vuelve a «la belleza, como el ingenio, no
tiendo de la belleza física o sensi­ cendental de «lo verdadero». la tradición platónica a través, se puede definir, sino que se dis­
ble para ascender después a la Dentro del helenismo, Plotino sobre todo, de las obras de Marsi- cierne por medio del gusto o la
belleza espiritual, inteligible, que recoge el pensamiento de Platón lio Ficino, maestro de la escuela sensación»), E. Burke («Entien­
se manifiesta, p. e., en la conduc; sobre la belleza, p. e., la distin­ platónica de Florencia, y León do por belleza aquella o aquellas
ta virtuosa, en las ciencias, en las ción de los tres grados (sensible, Hebreo (Dialoghi d’amore, 1535), cualidades de los cuerpos, por
leyes, etc. Finalmente, se es capaz inteligible y divina), así como la cuyas ideas estéticas influirán en las cuales causan amor o alguna
de contemplar «la belleza en sí», idea del progresivo escalona- los poetas renacentistas. Merece pasión semejante a él»), E. Kant,
o absoluta, que se encuentra en miento en la percepción de esos recordarse su definición de belle­ que presenta el juicio del gusto
el cosmos suprasensible de las tres grados, en un proceso de ele­ za: «La hermosura es gracia que, no como un juicio cognoscitivo y
Ideas-Formas (Verdad, Bien, Be­ vación del hombre hasta la su­ deleitando el ánimo, lo mueve a científico sino «estético», subjeti­
lleza), donde la percibió el alma prema belleza, que reside en el amar». Sin embargo, en el trans­ vo y desinteresado, por el que se
humana antes de que por el naci­ Uno. Sin embargo, concede ma­ curso de los siglos xvi y xvn se produce una adecuación entre el
miento quedara encerrada en la yor valor al arte como medio de va imponiendo la estética de Aris­ mundo que está ante nosotros y
cárcel del cuerpo. Por eso, el co­ acceso a la belleza ideal, ya que, al tóteles, actualizada por los nuestra facultad de percibirlo;
nocimiento de la belleza es un contrario de lo que opinaba Pla­ numerosos comentaristas de la esta facultad de juzgar es univer­
medio de acercamiento a la vir­ tón, «las artes no imitan directa­ * Poética. En el campo filosófico, sal, ya que a todos agrada perci­
tud y al bien. La fusión de estos mente los objetos visibles, sino destacan las observaciones de B. bir la belleza de los objetos, aun
dos valores (kalos kai agatlios: que se remontan a las razones Pascal sobre la dificultad de pre­ antes de conocer su contenido
hermoso y bueno) conforma el ideales de las que proviene la na­ cisar en qué consiste el placer es­ conceptual: «Lo bello es lo que se
ideal de la arete (virtud) del hom­ turaleza» (Eneadas V, 8,1). Este tético y en qué razones se funda piensa como objeto de una satis­
bre griego. Por su parte, Aristóte­ pensamiento platónico reapare­ el «modelo de agrado y belleza» y facción universal» (Crítica del
les, que entiende la belleza como ce entre los primeros escritores las de B. Spinoza sobre la subjeti­ juicio, 1790).
expresión del orden, medida y cristianos y, especialmente, en vidad de la percepción de lo be­ Con el Romanticismo, y especial­
unidad en la variedad, la consi­ San Agustín, que concibe la be­ llo, ya que «cada cual juzga las mente en la obra de Hegel, se
dera como valor autónomo: lo lleza como proporción, orden y cosas según la disposición de su produce una elaboración siste­
bello se diferencia de lo útil y de armonía. Desde su fe cristiana, cerebro» (Ética). mática de la estética como disci­
lo agradable, pero igualmente se y asimilando la herencia pitagó­ En el siglo xvm surge una serie plina filosófica autónoma. Den­
distingue de lo bueno, ya que el rica, considera el universo, crea­ de pensadores en cuyas obras se tro del sistema hegeliano, al arte
bien está siempre unido a la ac­ do por Dios, como un todo ar­ sientan las bases de la moderna («manifestación sensible de la
ción, en tanto que la belleza se da mónico, como el inmenso canto Estética, denominación que se idea») le corresponde la función
BERMUDINA 48 49 BIBLIOTECA

de hacer ostensible lo divino por riman entre sí el segundo con el vez, tendría influencias de la Bi­ aquellas publicaciones manus­
medio de pl antaciones figuradas. tercero, el sexto con el séptimo y blia (bestiario del Apocalipsis) y critas o impresas (libros, folletos,
Hegel considera que lo bello se el cuarto con el octavo. Estos dos de otros libros orientales relativos hojas sueltas, etc.) en las que se
manifiesta en la naturaleza de for­ últimos son agudos. Se llama a seres y monstruos imaginarios. transmiten los textos escritos. El
ma imperfecta y que la más valio­ bermudina por haber sido espe­ En crítica literaria se ha utiliza­ conocimiento de esta disciplina
sa expresión sensible de la idea se cialmente cultivada por S. Ber- do, en algunas ocasiones, el aná­ es un requisito para la investi­
encuentra en el arte. Este supues­ múdez de Castro, poeta del si­ lisis del bestiario que aparece en gación y crítica literarias. Como
to va a dar origen a una reflexión glo xix. Ejemplo: determinadas obras y la rica sim- fuentes de información para la
posterior sobre las relaciones en­ bología que conlleva. tarea investigadora deben seña­
tre belleza natural y belleza artís­ «Siempre te amé. Tu plácida tris- Best Sellen Expresión inglesa larse los repertorios bibliográfi­
tica. B. Croce negará valor estéti­ [teza («mejor vendido») con la que en cos y los catálogos de bibliotecas
co a la naturaleza, y H. Bergson en mi infancia feliz me arreba- la tercera década del siglo xx co­ públicas y privadas, así como los
llegará a preguntarse si la belleza [taba; menzó a denominarse al libro diccionarios, enciclopedias y ma­
que se atribuye a la naturaleza no para contemplar tu sombra aban- que, en determinado período de nuales especializados sobre la
estará condicionada por el hecho [donaba tiempo, hábía conseguido una materia, estudios monográficos,
de que en ella se cree descubrir la clara luz de mi tranquilo hogar. mayor venta y difusión nacional información aportada en revis­
ciertos procedimientos del arte. Yo te cantaba al resonar del vien- o internacional. Una buena par­ tas especializadas, etc. Véanse:
Finalmente, dada la cantidad de [to, te de los best seller contemporá­ BIBLIOTECA, CÓDICE, EDICIÓN,
teorías estéticas que surgen en de la brisa invocábate al arrullo, neos ha llegado a serlo como LIBRO, MANUSCRITO y TRADI­
la filosofía contemporánea, sólo de la selva en el lánguido mur- consecuencia de una bien orga­ CIÓN DIPLOMÁTICA.
cabe apuntar algunas opiniones [mullo nizada propaganda, dirigida por Biblioteca. Palabra utilizada,
significativas, como las de quie­ o en las playas pacíficas del mar». las industrias editoriales, que en terminología literaria, en dos
nes ven en la belleza un motivo de (S. Bermúdez de Castro) han tenido en cuenta los gustos, acepciones: la primera, para de­
placer y «consolación» (A. Scho­ exigencias de consumo y expec­ signar una colección de libros
penhauer), una expresión del Bestiario. Nombre con el que se tativas de un público de masas. dedicados a una materia o rama
acuerdo de la obra de arte con la designan ciertas obras medieva­ Biblia. Véanse hebraísmo, sal­ concreta de la ciencia o a una se­
naturaleza (W. Morris), un poder les, aparecidas en Francia e Italia, mo, SEFARDÍ y TRENO. rie de autores y obras de una
selectivo del conocimiento y un en las que se presenta una amplia Bibliografía. Término polisé- determinada época, nación, es­
valor que toma «completa pose­ nómina de animales reales o ima­ mico con el que se designa: 1) un cuela, etc., p. e., la Biblioteca de
sión de nosotros» (F. Nietzsche), ginarios a los que se confiere una conjunto de escritos sobre un de­ Autores Españoles, iniciada en
la «instauración» poética de la significación alegórica o se les terminado tema, autor, materia Madrid en 1846 por el editor
verdad, el «resplandor» de esa ver­ convierte en símbolos de una de­ científica, etc.; 2) una relación o M. Rivadeneyra; la segunda
dad (M. Heidegger), «el placer terminada virtud: p. e. el dragón catálogo de libros o publicacio­ acepción alude a la sede o local
considerado como la cualidad de y el cocodrilo serían símbolos del nes sistemáticamente ordenados don-de se conserva y está dispo­
una cosa» (P. Soriau),la «plenitud mal, el ave fénix lo sería de la in­ según unos métodos previamen­ nible para su lectura o consulta
inmediatamente sentida de la per­ mortalidad y de la resurrección, te establecidos; y 3) una discipli­ un conjunto de textos debida­
fección» (M. Dufrenne), etc. etc. La fuente de estos bestiarios na en la que se enuncia la teoría mente ordenados y catalogados.
Bermudina. Octava aguda, en es un texto griego del siglo n d.C., y metodología científicas perti­ Véanse: bibliografía, códice,
versos endecasílabos, de los que hoy perdido, al que se conoce con nentes para la búsqueda, identifi­ EDICIÓN, INCUNABLE, LIBRO,
el primero y quinto van libres y el título de Physiologus, que, a su cación, descripción y análisis de MANUSCRITO y REVISTA.
BILDUNGSROMAN 50 51 BOFETÓN

Bildungsroman. Término ale­ colatina (p. e., en las Vidas parale­ Bizantina (novela). Expresión percibe, además, una recurrencia
mán (Bildung: educación, forma­ las, de Plutarco, en la Vida de los con la que se designa un tipo de de temas, abordados dentro de
ción) con el que se designa en la doce Césares, de Suetonio, y en los relato surgido en la literatura los cauces de la moral y el dogma
crítica literaria un tipo de novela elogios fúnebres o laudado) y en griega (p. e., Teágenesy Cariclea, católicos: fortuna, providencia,
(román) cuyo protagonista va de­ la medieval (p. e., en las vidas de de Heliodoro) y cuya estructura amor platónico, castidad (los
sarrollando, a lo largo del relato, santos: Vida de Santo Domingo de y argumento responden a un es­ protagonistas de estas novelas
su personalidad en esa etapa clave Silos, de Berceo; o en las Crónicas quema común: dos jóvenes aman­ realizan un peregrinaje de amor
que va desde la adolescencia y ju­ de los Reyes de Castilla, de P. Ló­ tes, que desean casarse, encuen­ casto, simulando ser hermanos),
ventud hasta la madurez. En di­ pez de Ayala, Generaciones y sem­ tran graves obstáculos que se lo etc. Desde el punto de vista na­
cho período modela su carácter, blanzas, de E Pérez de Guzmán, impiden (forzada separación, via­ rrativo, presentan los siguientes
concepción del mundo y destino, etc.). Sin embargo, habrá que lle­ jes peligrosos, cautiverio, etc.), rasgos: comienzo in medias res,
en contacto con la vida, que le sir­ gar a la obra de J. Boswell (Vida de hasta que, finalmente, consiguen verosimilitud en las descripcio­
ve de escuela de aprendizaje a tra­ Samuel Johnson, 1791) para en­ la realización de sus anhelos al nes, análisis psicológico porme­
vés de las más diversas experien­ contrar ya una biografía en senti­ encontrarse y comprobar, con sa­ norizado de los personajes, una
cias. Esta modalidad narrativa do moderno. Será, no obstante, tisfacción, que su amor ha per­ técnica ingeniosa del suspense,
responde a un motivo caracterís­ en el siglo xx cuando (gracias a manecido fiel en medio de tales etc. Véase: aventuras.
tico de la novela, como género, el las mayores posibilidades de acce­ contratiempos. Blanco (verso). Véase verso
de la «búsqueda». Entre las obras so a fuentes de información: car­ En la literatura española pueden suelto.
que representan con mayor preci­ tas, memorias, diarios y otros incluirse dentro de este subgéne­ Bobo. Personaje cómico que en
sión este modelo cabe citar el Wil- documentos conservados en ar­ ro el Libro de Apolonio (s. xm, en el teatro español del siglo xvi
helm Meister, de Goethe, L’éduca- chivos públicos y privados) se de­ verso) y un conjunto de novelas provocaba la risa de los especta­
tion sentimentale, de G. Flaubert, sarrolle una amplia y rigurosa amorosas de aventuras, que son dores con sus simplezas, obse­
y, en la literatura española, Cami­ producción biográfica. Véanse: representativas del llamado se­ sión por la comida y por el hecho
no de perfección, de Baroja. AUTOBIOGRAFÍA, CRÓNICA, ME­ gundo Renacimiento y de la Con­ de ser víctima de los engaños y
Bimembre (estructura). Se di­ MORIAS, RETRATO y SEMBLANZA. trarreforma, p. e., Historia de los golpes de los demás. Con el tiem­
ce de la forma de organizar un Bisílabo. Se dice del verso que amores de Clareo y Florisea y de po, esta figura del bobo irá per­
enunciado, en el que se distribu­ consta de dos sílabas. Es el más los trabajos de la sinventura Isea diendo interés ante un nuevo pú­
yen sus componentes en secuen­ breve en castellano. No existen (1552), de Alonso Núñez de Rei- blico, más sutil y malicioso, y
cias constituidas por dos elemen­ versos monosílabos, pues aun­ noso, Selva de aventuras (1565), será sustituido por el personaje
tos, ya se trate de componentes de que tengan una sola sílaba orto­ de Jerónimo de Contreras, El pe­ del bellaco, como lo atestigua, a
una proposición (lexemas o sin­ gráfica, al recaer sobre ella el regrino en su patria (1604), de comienzos del xvii, un comenta­
tagmas) o de proposiciones den­ acento se convierte en aguda, por Lope de Vega, y Persiles y Sigis­ rio de Correas: «Ya no hay bobos,
tro de un enunciado más amplio. lo que se computa como dos síla­ mundo (1617), de Cervantes. En que somos bellacos todos».
Biografía. Término utilizado por bas. Ejemplo: este tipo de novelas se dedica una Bofetón. Mecanismo utilizado
J. Dryden en su relato sobre la especial atención a los aspectos en los corrales de comedias de los
«...
vida de Plutarco (Biographia, geográficos e históricos, que Siglos de Oro que consistía en
leve,
1683) con el sentido de historia de constituyen el marco espacial y una plataforma giratoria, al esti­
breve
la vida de una persona. Los ante­ temporal del relato, así como al lo de los tornos conventuales, por
son».
cedentes del relato autobiográfico descubrimiento de pueblos, cos­ la que podían aparecer o desapa­
se encuentran en la literatura gre- (Espronceda) tumbres y culturas diferentes. Se recer súbitamente actores y obje­
BOHEMIA-BOHEMIO 52 53 BUCÓLICA

tos desde el fondo o laterales del defiende la exaltación del ocio dos Sawa (Iluminaciones en la abejicas de oro
escenario, donde estaba situado creador bajo el lema del «arte por sombra, \9I0),Hark (La santa bo­ vienen y van.
dicho mecanismo. el arte». Escritores como Rim­ hemia, 1913), Barrantes y Gálvez,
Bohemia-bohemio. Términos baud, Verlaine, Baudelaire, etc., escritores cuya conducta social y De tu colmena,
utilizados por Gérard de Nerval encarnan esa figura del artista producción literaria suscitan una colmenero del alma,
(La bohemia galante, 1835), H. de creador de un mundo deslum­ reacción crítica en Azorín (Bo­ yo colmenera.
Balzac (Un príncipe de la bohe­ brante de belleza y de inteligen­ hemia, 1897), Unamuno, Maeztu (A. Machado)
mia, 1844), Rimbaud (Mi bo­ cia, a la vez que de «poeta maldi­ y Baroja. Por su parte, Valle-In-
hemia), etc., en dos acepciones to», que siente especial regusto clán dejará en Luces de bohemia Borrador. Véase manuscrito.
complementarias: como forma en escandalizar al burgués (épa- (1920) un testimonio literario de Braquistiquio. Término de ori­
de vida social y como actitud ter le bourgeois) con sus ideas y excepcional valor artístico, en el gen griego (brachu-stichos: breve
ante el arte y la literatura. En la formas de vida. que los protagonistas, Max Estre­ línea, o verso) con el que se desig­
primera acepción, la bohemia es Con esta bohemia francesa co­ lla y don Latino, representan los na la parte de un verso que está
un producto del romanticismo necta la española de fin de siglo: dos tipos clave del personaje his­ separada por pausas y cuya ex­
francés, y tiene su mayor vigen­ Alejandro Sawa, modelo de bo- tórico: el bohemio «heroico» y el tensión no excede las cinco síla­
cia en el París del siglo xix, desde hemióTiispano, vive en París esa «golfo», respectivamente. bas métricas. Ejemplo:
los años veinte hasta la etapa de experiencia. También en España Bojiganga. Compañía de teatro
Napoleón 111, período en el que se produce una oposición a la po­ ambulante que cumplía su fun­ «Aires que se precipitan
una serie de estudiantes y artis­ lítica de la Restauración y su es­ ción en los medios populares a lo ciñéndome, conduciéndome,
tas, inadaptados o marginados quema de valores por parte de largo del siglo xvi. Según Agus­ yo arraigado, por los aires».
en la naciente sociedad burguesa, algunos representantes de la bo­ tín de Rojas Villandrando, en su (J. Guillen)
presenta unas formas de vivir (y hemia (Ernesto Bark, Pedro Ba­ Viaje entretenido, estaba com­
de vestir: melena, chaleco rojo) rrantes, Pedro Luis de Gálvez, puesta por seis o siete cómicos, Véase: hemistiquio.
y unas actitudes sociales y políti­ etc.) a través de un producto lite­ dos mujeres y un muchacho, que Bucólica. Con este nombre se
cas que suponen un rechazo de rario en el que, con frecuencia, eran capaces de representar «seis conoce un tipo de creación li­
ese modelo de sociedad. Los «bo­ abundan la agresividad y trucu­ comedias, tres o cuatro autos, teraria surgida en la literatura
hemios» reaccionan contra la bu- lencia verbales (la poesía como cinco entremeses». Véase: com­ griega (Teócrito) y latina (Virgi­
rocratización de las relaciones «dinarpita», en E. Bark). Sin em­ pañía. lio) en la que se recrea una natu­
sociales impuestas por la burgue­ bargo, en otros escritores perte­ Bordón. Conjunto de tres ver­ raleza idealizada, en cuyo marco
sía triunfante y contra sus idea­ necientes o afines a la bohemia sos que, a veces, se añaden a la se­ unos pastores, también idealiza­
les, entre ellos el culto al dinero, (Sawa, Valle-Inclán e incluso Ru­ guidilla, denominada, por este dos, viven una experiencia amo­
al tiempo que adoptan una posi­ bén Darío), el lenguaje, «moder­ motivo, compuesta: de ellos, el rosa, haciendo partícipes de sus
ción demoledora frente a los va­ nista», comporta una belleza y primero y el tercero, que son gozos y desventuras a los ele­
lores tradicionales: religión, fa­ dignidad aristocráticas propias pentasílabos, riman entre sí en mentos de ese entorno natural:
milia, propiedad, orden, etc. En de quien tan sólo busca el arte por asonante, mientras que el segun­ árboles, ríos, aves, animales, etc.
la segunda acepción, la bohemia el arte. La literatura bohemia es­ do, heptasílabo, va suelto. Ejem­ En España, y por influencia de la
intelectual implica una concep­ pañola cuenta con poetas (E. Ca- plos: literatura italiana, el bucolismo
ción aristocrática de la cultura, rrere), narradores (E. Zamacois) tiene su apogeo en el Renaci­
que, frente al pragmatismo rea­ y dramaturgos (Joaquín Dicen- «Colmenero es mi amante, miento, decae en el siglo xvn y
lista y al mercantilismo del arte, ta), además de los ya menciona­ yen su abejar, reaparece en el siglo xvm. Está
BULULÚ 54

presente, tanto en la poesía (p. e., costumbres, instituciones, valo­


en las églogas de Garcilaso de la
Vega) como en la prosa narrativa
(La Diana, de J. de Montemayor,
La Galatea, de Cervantes, etc.) y
res, etc., convirtiéndolos en obje­
to de mofa. Este efecto de burla
puede producirse, p. e., cuando
un personaje grave e importante
c
en el teatro. Uno de los tópicos (o un acontecimiento memora­
vinculados a esta literatura bucó­ ble) aparece en un contexto ri­
lica es el de la «Edad de Oro»: un dículo, utilizando un lenguaje
mundo ideal, anterior a la civiliza­ trivial o chocarrero y unos gestos
ción corruptora, tema que consti­ y atavío vulgares, o, al revés,
tuye el motivo central del capítu­ cuando un personaje o un hecho
lo XI de la primera parte del intrascendentes son revestidos
Quijote. Dicho tema reenvía, a su de una desproporcionada y arti­
vez, al tópico de la oposición cor­ ficiosa solemnidad. Lo mismo
te-aldea. Véase: anacreóntica. sucede cuando un texto clásico es
Bululú. Palabra con la que se de­ sometido a una jocosa distorsión Caballeresca (novela). Las no­ rante el siglo xin. Algunos de esos
signaba en el siglo xvi a un tipo hasta convertirlo en un vulgar velas caballerescas, conocidas en textos (p. e., el Román du Graal)
de cómico que iba de pueblo en pastiche. Éste es precisamente el el Siglo de Oro como «libros de serán traducidos al español.
pueblo, representando, él solo, un origen de lo que se ha dado en caballerías», constituyen un sub­ Por lo que se refiere a los antece­
entremés, una loa o una comedia. llamar género burlesco: las imi­ género narrativo en prosa, desa­ dentes hispánicos de la novela de
Al final, los improvisados espec­ taciones paródicas de textos clá­ rrollado en España durante los caballerías, deben citarse, en pri­
tadores ofrecen una «limosna» al sicos. En la historia de la literatu­ siglos xv y xvi y cuyo prototipo mer lugar, El caballero del cisne
bululú, que prosigue su camino ra, lo burlesco se ha desarrollado es el Amadís de Gaula. Los ante­ (incluido en La gran conquista de
en busca de nuevo público que le especialmente por medio de dos cedentes de dicha novela se en­ Ultramar) y el Libro del caballero
proporcione «su remedio». recursos: la parodia y la caricatu­ cuentran en el denominado ro­ Zifar, escrito en torno al 1300 y
Burlesco. Modalidad cómica ra. Véanse: caricatura, cómi­ mán courtois, un modelo de atribuido a un canónigo de Tole­
desmesurada que consiste en la co (lo), esperpento, farsa, relato surgido en Francia en el si­ do, Ferrand Martínez. Sin em­
imitación paródica de personas, grotesco y PARODIA. glo xn y en el que se recogen las bargo, es con el Amadís de Gau­
leyendas del «ciclo artúrico» (así la (1508), de Garci Rodríguez de
llamado por ser el Rey Artús y su Montalvo, cuando la novela ca­
corte de Bretaña el centro en tor­ balleresca se constituye como
no al cual giran las aventuras ca­ tal subgénero, en cuanto a la
ballerescas y la intriga amorosa creación de su peculiar mundo
de esas narraciones) y otras re­ de ficción, estructura narrativa y
feridas a temas clásicos (guerra configuración del protagonista
de Troya, Alejandro Magno) y como paradigma de conducta e
orientales. La materia de las le­ ideales del caballero andante. De
yendas relativas al rey Arturo hecho, en esta obra se ponen las
(inicialmente narradas en verso) bases de la estructura y técnicas
será fijada en textos en prosa du­ narrativas de las novelas caballe­

55
CABALLERO 56 57 CAFf.-THATRO

rescas posteriores: desarrollo si­ vela pastoril, al tiempo que se ini­ último acento. La rima de estos Cadencia. Se dice de la distribu­
métrico de aventuras, creación cia Un tratamiento crítico de la poemas, para la que sólo se tiene ción y combinación regular de los
de «suspense» por la demora en conducta y valores caballerescos. en cuenta la última vocal de cada sonidos, acentos y pausas que ge-
la consecución de los deseos del La publicación de El Quijote (1605 verso, se denomina también ri­ neran el ritmo en la cadena habla­
héroe, mediante la inserción de y 1615), genial parodia de los li­ ma partida. Este recurso humo­ da. Se designa como fonema deca­
episodios que retardan dicha bros de caballerías, marca el de­ rístico o agudeza fue utilizado dencia la inflexión descendente
consecución, relato de narrador clive defini-tivo de dichas obras. por Cervantes, en las décimas a que se produce en la entonación al
omnisciente y, sobre todo, confi­ Véase: libros de caballerías. Urganda que preceden al texto final de una frase enunciativa.
guración del protagonista como Caballero. Véase personaje. del Quijote, y por J. López de En métrica castellana, se denomi­
símbolo del caballero andante, al Cabeza. Estrofa de dos a cuatro Úbeda, que denomina a este tipo na cadencia al tiempo métrico que
que mueven dos valores funda­ versos con la que se inicia un de versos «pies cortados». Ejem­ sigue al último acento de un verso.
mentales: la fama (lograda por el poema y en la que se adelanta el plo: Café-teatro. Es una experiencia
heroísmo individual) y el amor contenido temático que se va a teatral surgida en el Café Royal
inquebrantable hacia una dama, desarrollar en el resto de las es­ «Advierte que es desati-, (1966) de París y extendida rápi­
que le da fuerzas para superar trofas. Cuando se repite, se con­ siendo de vidrio el teja-, damente por varios países euro­
toda serie de obstáculos y aven­ vierte en un estribillo. Entre los tomar piedras en las ma- peos, entre ellos España. Se trata
turas, en las que se ponen a prue­ poemas que llevan cabeza figu­ .para tirar alveci- [...]». de una modalidad de realización
ba su fortaleza de ánimo y su per­ ran el cosaute, la letrilla, el zéjel, (Cervantes) teatral surgida de la búsqueda de
fección moral. la glosa, el villancico, etc. En el locales adaptados a un público
El Amadi's cuenta, a lo largo del zéjel la cabeza se denomina tam­ Cacofonía. Término de origen joven e intelectualmente exigente
siglo xvi, con una serie de conti­ bién estribillo, y, en el villancico, griego (kakos phone: mal soni­ (que demanda un tipo de obras y
nuaciones que confirman la con­ se conoce con los nombres de es­ do), opuesto a eufonía, con el que representaciones diferentes de las
solidación del modelo literario, tribillo, letra o tema. Ejemplo: se alude a la sensación desagra­ del teatro establecido), con la
aunque muy pronto se introduce dable que se deriva de una orde­ posibilidad, además, de estrenar
una orientación religiosa y una «Del rosal vengo, mi madre, _ nación disonante e inarmónica aportaciones originales de nue­
revisión del esquema de valores vengo del rósale. de los elementos fónicos consti­ vos creadores que chocan con los
morales heredados de la tradi­ A ciberas de aquel vado tuyentes de una palabra o con­ gustos del público burgués. El
ción artúrica (p. e., en relación viera estar rosal granado; junto de palabras. Aunque se tra­ contexto espacial y ambiental de
con el erotismo), de manera que, vengo del rósale. ta de una incorrección que debe estos cafés-teatro impone unas
a partir de Las Sergas de Esplan- A riberas de aquel río ser evitada, en algunos textos li­ condiciones muy precisas en
didn, el héroe se convierte en el viera estar rosal florido, terarios aparecen casos de caco­ cuanto al tipo de obras y repre­
«perfecto caballero cristiano». vengo del rósale [...]». fonía utilizada conscientemente sentación: el escenario es reduci­
En la segunda década del si­ (Gil Vicente) para provocar determinados efec­ do, el número de actores lo debe
glo xvi se advierte una evolu­ tos estilísticos de armonía imitati­ ser también, el público está ro­
ción del género, evidente ya en Véanse: cosaute, glosa, letri­ va y degradación irónica. Ejem­ deando el escenario, el montaje es
las obras de Feliciano de Silva: lla, VILLANCICO y ZÉJEL. plo: elemental. Los textos son breves,
Amadís de Grecia (1530) y las di­ Cabo roto. Se denominan «ver­ de temática social y de carácter
ferentes partes de Florisel de Ni- sos de cabo roto» aquellos en los «Una endiablada chillería de chi-
satírico, las más de las veces. Hay
quea (1532, 1535 y 1551), en las que se suprimen la sílaba o síla­ [quillos».
también textos poéticos cantados
que se insertan elementos de no­ bas átonas que van después del (J. R. Jiménez) y escenificados.
CALAMBUR 58 59 CANCIÓN MEDIEVAL

Calambur. Figura literaria con­ estética, el cultivo del caligrama, posiciones poéticas, unas de ca­ tancias, estructura sus versos en­
sistente en un juego de palabras como fruto de la interrelación rácter popular y otras de origen decasílabos en estrofas de cuatro
que se produce al reagrupar los entre poesía y artes plásticas. El culto. En principio se incluyen versos (cuarteto-lira), cinco (lira
vocablos de un enunciado o cier­ iniciador de estas composiciones en esa denominación ciertas ex­ garcilasiana), seis (sexteto-lira),
tas sílabas que forman parte de y creador del término con el que presiones de la lírica popular siete (septeto-lira) y ocho (octa­
esos vocablos, de tal forma que, hoy se las designa es G. Apolli- primitiva destinada al canto, va alirada), combinando dichos
sonando lo mismo o parecido, naire, que es quien concibe la p. e., las jarchas, los villancicos, versos, que riman en consonan­
tengan distinto significado; los idea de crear sus propios «ideo­ las cantigas de amigo y las de es­ te, según la alternancia propia de
niños la utilizan en sus adivinan­ gramas líricos» o «caligramas». carnio o maldecir, las canciones cada una de estas estrofas. Véan­
zas y acertijos: «Blanca por den­ Entre los vanguardistas hispanos de vela, de romería, de siega, se los ejemplos correspondientes
tro, verde por fuera, si quieres (uitraístasy creacionistas), lo cul­ etcétera. Dentro de las canciones en lira.
que te lo diga es-pera». tivan G. Diego, G. de Torre, etc., de origen culto figuran la llama­ Canción italiana. Este poema,
Este recurso expresivo, lúdico y y, en la segunda mitad del si­ da ^canción medieval o trovado­ denominado también canción pe­
literario, aparece frecuentemente glo xx, O. Paz, G. Cabrera Infan­ resca, la ^canción italiana, deri­ trarquista y canción real, está for­
en la poesía satírica del Barroco: te, etc. vada de la cansó provenzal, que mado por un número variable de
Cambaleo. Es un tipo de agru­ logra su definitiva estructura estancias (al menos tres) com­
«Dícenme que hace Lopico pación de cómicos ambulantes con Dante y Petrarca («canción puestas por heptasílabos y ende­
contra mí versos adversos; que en los Siglos de Oro iban de petrarquista») y que es introdu­ casílabos, de rima consonante y
pero si yo versifico, pueblo en pueblo representando cida en España por Garcilaso en combinados según una estructu­
con el pico de mis versos un repertorio consistente en una el siglo xvi, y la conocida como ra uniforme, marcada en la pri­
a este Lopico lopico». comedia, dos autos y algunos en­ ^canción pindárica, utilizada mera estrofa y seguida en las
(Góngora) tremeses. por Quevedo. En la poesía con­ siguientes. La estrofa final, lla­
Canal. En la teoría de la comu­ temporánea el término canción- mada remate, es más reducida y
Caligrama. Composición poéti­ nicación es el medio a través del aparece en composiciones de puede presentar, como rasgo pe­
ca cuya disposición tipográfica re­ cual un emisor transmite un de­ pluriforme estructura métrica y culiar, el hecho de que el poeta
presenta una figura o unas formas terminado mensaje a un recep­ vario contenido, por obra de hace una reflexión sobre su pro­
relacionadas con el objeto o tema tor o destinatario. En la historia poetas tan diversos como A. Ma­ pia canción. El contenido de es­
evocado o tratado en el texto. de la cultura los mensajes litera­ chado (Nuevas canciones, 1924), tas canciones es preferentemen­
Entre los antecedentes de este rios se han transmitido, funda­ J. R. Jiménez (Canción, 1936), te amoroso, aunque también las
tipo de composición suelen citar­ mentalmente, a través de canales F. García Lorca (Canciones, 1927), hay de tema bucólico, elegiaco,
se poemas figurativos de Teócri- acústicos (p. e., la tradición oral etc. Ejemplo: etc. Véase: estancia.
to, en la cultura griega; los carmi­ de cuentos, canciones populares, Canción libre. Véase can­
na figurata de Rabano Mauro cantares de gesta, etc.), visuales «Los cabellos de mi amiga ción.
(s. ix), ciertos poemas de F. Ra- (el texto escrito, que, desde la in­ de oro son; Canción medieval. Este poe­
belais, en el Renacimiento, como vención de la imprenta, se ha para mí lanzadas son». ma (denominado por T. Nava­
el titulado «Divina Botella», cuyo' convertido en canal predomi­ (Anónimo) rro Tomás canción trovadoresca)
texto aparece configurado en for- ’ nante) y audiovisuales: el teatro, consta de tres estrofas, de las que
ma de botella, etc. Sin embargo, el cine, la televisión, etc. Canción alirada. Es una va­ la primera (denominada cabe­
es en el siglo xx cuando se pro­ Canción. Término genérico riante de la *canción italiana que, za, estribillo o tema) es, general­
duce, con clara intencionalidad aplicado a diversos tipos de com­ en vez de estar formada por es­ mente, una redondilla (puede ser
CANCIÓN PETRARQUISTA 60 61 CANCIONERO

también una quintilla o una es­ tres “estrofas de las cuales las dos de la Biblioteca Vaticana y en rial), en la que prevalece el arte
trofa de tres versos), la segunda, primeras (denominadas estrofa el de la Biblioteca Nacional de mayor y, en concreto, la estrofa
otra redondilla, que le sirve de y antiestrofa) son simétricas y Lisboa, también denominado de ocho versos dodecasílabos. En
mudanza, y la tercera (que repite constan de la misma combina­ Colocci-Brancuti. Entre los ti­ cuanto a los temas más frecuen­
la estructura y rimas de la prime­ ción y número de versos y de la pos de poemas recogidos figuran tes, figuran los amorosos y los de
ra estrofa) cumple la función de misma alternancia de rima. La cantigas de amigo, de escarnio y índole moral y filosófica, expues­
vuelta. Los versos de estas es­ tercera estrofa, denominada epo­ de maldecir, ten<;oes, pastorelas, tos en largas composiciones (de­
trofas pueden ser octosílabos o do, presenta un número de ver­ prantos, etc., y la denominada cires): la fortuna, la caída inespe­
hexasílabos. La temática es prefe­ sos y de rima diferentes de las dos cantiga de amor, que deriva de la rada de los poderosos, la muerte,
rentemente amorosa. Aparece ya anteriores. Este tipo de canción cansó provenzal. etcétera.
en las Cantigas de Alfonso X,yes ha sido utilizado por Quevedo y Por lo que respecta a los cancio­ El Cancionero de Stúñiga (entre
cultivada por P. López de Ayala, otros poetas afínes. Un ejemplo neros en lengua española, existen 1460 y 1463), así llamado por
J. de Mena, J. del Encina, J. Bos- de canción pindárica es el Elogio varias colecciones de textos poé­ pertenecer el primer poema del
cán, etc. Ejemplo: al Duque de Lerma, Don Francis­ ticos, de autores del siglo xv libro a Lope de Stúñiga, fue co­
co, de Quevedo. Véase: epodo. vinculados a las Cortes de Casti­ leccionado en Ñapóles en la corte
CABEZA Canción real. Véase canción lla (Cancionero de Baena), de de Alfonso V. En cuanto a los te­
a «Ya del todo desfallece ITALIANA. Aragón (Cancionero de Stúñiga o mas, abunda la poesía amorosa
b con pesar mi triste vida: Canción trovadoresca. Véase de Estúñiga) y Navarra (Cancio­ (expuesta en tono quejumbroso
b desde la negra partida CANCIÓN medieval. nero de Herberay des Essarts), a por la ausencia de la dama o por
a mi mal no mengua, mas crece. Cancionero. Colección de can­ los que hay que añadir los deno­ su indiferencia cruel) y los «deci­
ciones, generalmente de varios minados Cancionero de Palacio res» de contenido filosófico, reli­
MUDANZA autores, que se agrupan en un (relacionado con Aragón) y el gioso y moral, así como la mi­
c Non sé qué diga ventura, texto manuscrito o impreso. Cancionero General (1511), de tología. En la métrica aparecen,
d que mal (me) quiso apartar Aunque se aplica también al con­ Hernando del Castillo. El Can­ además de la estrofa de ocho ver­
c de vos, gentil criatura, junto de poemas de un solo autor cionero de Baena, llamado así sos, ciertas formas populares:
d alaqualyohed’amar. (p.e.r Cancionero, de Juan del En­ por haber sido coleccionado por motes, villancetes, glosas y ro­
VUELTA cina), tanto el término cancione­ Juan Alfonso de Baena (1445), mances, la mayor parte de tipo lí­
a Todo mi plazer paresce ro como el de poesía cancioneril o reúne cerca de 600 poemas, per­ rico.
b sin mi racon ser o(í)da; de cancionero se utilizan espe­ tenecientes a medio centenar de El Cancionero General, prepara­
b cruel muerte dolorida cialmente para designar varias poetas de la corte castellana (que do por Hernando del Castillo, re­
a veo que se me bastece». colecciones de textos poéticos de escribieron durante los reinados coge 964 composiciones de 128
diversos autores pertenecientes a que van de Pedro I a Juan II), en­ poetas, pertenecientes a los rei­
(Marqués de Santillana) la poesía gallego-portuguesa (si­ tre los que se distinguen dos co­ nados de Juan II, Enrique IV y los
glos xiii-xiv) y a cierta produc­ rrientes: lagalaico-provenzal (a la Reyes Católicos: Juan de Mena,
Canción petrarquista. Véase ción lírica de las Cortes de Casti­ que pertenecerían Maclas y Álva- Jorge Manrique, el Marqués de
CANCIÓN ITALIANA. lla, Aragón y Navarra (siglos rez de Villasandino), en la que Santillana, etc. La temática pre-
Canción pindárica. Poema xiv-xv). Con respecto a la pri­ predomina la métrica tradicional valente es amatoria, didáctico-
formado por versos endecasíla­ mera, se conocen diversas colec­ de versos de arte menor, y la ale- moral, religiosa y satírica. Abun­
bos y heptasílabos que riman en ciones, recogidas en el Cancio­ górico-dantesca (Sánchez de Ta­ dan las canciones glosadas, vi­
consonante; está compuesto por nero de Ajuda, en el Cancionero layera, Micer Francisco Impe­ llancicos, recuestas y romances.
CANDILEJAS 62 63 CANTIGA

Candilejas. Nombre con el que, «las cosas hechas») porque en di­ San Pedro de Arlanza: Poema de dos y quintetos de endecasílabos
en la terminología teatral, se de­ chos cantos se narran «hazañas» Fernán González, de mediados y heptasílabos), aparecen octavi­
signaba la línea de luces situadas de personajes relevantes y aconte­ del siglo xm), el Cantar de la llas hexasílabas agudas.
en el nivel del tablado, al borde cimientos de especial trascenden­ Condesa traidora y el Romanz del Cantidad. Es la duración de un
del proscenio, y que servían para cia para la comunidad social a la Infant García. 2. El ciclo del Cid, sonido consonántico o vocálico,
iluminar desde abajo el escenario que van dirigidos. formado por el Cantar de Mió de un diptongo o de una sílaba, al
y los actores. Dentro de la épica románica, la Cid, el Cantar de Sancho II y Las ser pronunciados. En determina­
Cansó. Composición poética de literatura castellana es, junto a Mocedades de Rodrigo. 3. El lla­ das lenguas, como el griego o el
la literatura provenzal, integrada la francesa, la que cuenta con una mado ciclo francés (surgido a latín, las vocales y las sílabas se
por un conjunto de cinco a siete más amplia producción de canta­ ambos lados de los Pirineos), in­ distinguen, por su cantidad, en
coblas (estrofas) y una tornada; res de gesta. No obstante, son tegrado por el Cantar de Ronces- largas (-) y breves (v). La dura­
cuenta con melodía propia; el escasos los textos conservados: valles, el de Bernardo del Carpió y ción de una vocal larga es similar
tema es fundamentalmente amo­ tan sólo del Cantar de Mió Cid, éLMainete. a la de dos breves. Se denomina
roso: el amor cortés. La cansó del Cantar de Roncesvalles (unos Sobre las peculiaridades estilísti­ sílaba larga la que lleva una vocal
provenzal tuvo una notable in­ cien versos) y del conocido como cas del género épico, estructura larga o un diptongo, o una vo­
fluencia en la *cantiga de amor Las Mocedades de Rodrigo te­ de los cantares de gesta, caracte­ cal breve seguida de dos conso­
gallega. Véase: cortés. nemos el texto original. Sin em­ rísticas de los autores e intérpre­ nantes o doble consonante; es sí­
Cantar. Nombre aplicado a una bargo, a partir de las crónicas tes de dichos poemas, etc., véan­ laba breve la que termina en vo­
serie de poemas, generalmente medievales (Crónica Najerense, se: ÉPICA, MESTER DE JUGLARÍA y cal breve. Aunque en español,
de tipo popular, formados por Chronicon Mundi, de Lucas de ORAL (LITERATURA). como en el resto de las lenguas
una sola estrofa: cuarteta, re­ Tuy -ambas del siglo xii-, Prime­ Cantata. Composición musical románicas, es el acento lo que
dondilla, seguidilla, soleá, etc. ra Crónica General, de Alfonso X derivada del madrigal renacen­ fundamentalmente determina el
También se designa con dicho -c. 1289-, Crónica de Castilla, tista y cultivada inicialmente en ritmo versal, y las sílabas no se
nombre a la cuarteta asonanta­ Crónica de los Veinte Reyes, am­ Italia por C. Monteverdi, A. de ajustan a un orden cuantitativo
da. Ejemplo: bas del siglo xiv) y de los roman­ Grandi, A. Vivaldi, A. Scarlatti, regular, sin embargo, «la canti­
ces, se infiere la existencia de etc., y posteriormente en Francia dad continúa desempeñando pa­
«Soñaba que yo tenía otros cantares, de los que es posi­ y Alemania, donde adquiere un pel esencial en el ritmo del verso»
alegre mi corazón, ble reconstruir el argumento e gran desarrollo. Dicho nombre (T. Navarro Tomás).
pero a la fe, madre mía, incluso fragmentos del poema se ha aplicado en la literatura del Cantiga. Término con el que se
que los sueños sueños son». original. De esos supuestos can­ siglo xvm a un tipo de poema designa, principalmente, una se­
(Cancionero anónimo) tares de gesta, los que presen­ narrativo en el que se combinan rie de composiciones de la poe­
tan indicios razonables de haber versos endecasílabos (o endeca­ sía gallego-portuguesa medieval
Véanse: cuarteta, redondi­ existido han sido agrupados en sílabos y heptasílabos), rimados (cantigas de amigo, de amor, de
lla, SEGUIDILLA y SOLEÁ. torno a tres grandes ciclos: 1. El o blancos, con octavillas italia­ escarnio y de maldecir, de «vi-
Cantar de gesta. Expresión con de los Condes de Castilla, al que nas. Una de las primeras canta­ láos» y de «seguir») relacionadas,
la que se designa una serie de rela­ pertenecerían el Cantar de los tas españolas de las que se tiene por una parte, con la tradición
tos épicos medievales, denomina­ Siete Infantes de Lara, el Cantar noticia es el Diálogo de París y provenzal, y, por otra, con un
dos cantares por estar destinados de Fernán González (del que se Elena, de E. Gerardo Lobo, en la fondo autóctono que podría re­
a la recitación declamada o al conserva una refundición hecha que, dentro de su variada poli- construirse a partir de ciertas
canto, y de gesta (término latino: por un monje del monasterio de metría (sextetos alirados, parea­ cantigas de amigo. Estos poemas
CANTIGA DE AMIGO 64 65 CANTIGA DEESTRIBILLO

presentan, desde el punto de vis­ de todas estas composiciones es do se desarrolla en el entorno de Cantiga de escarnio y de
ta métrico, dos tipos de estrofa, el paralelismo. una ermita, lo que implica ciertas maldecir. Poema burlesco de la
con las que se configuran dos El término «cantiga» se utiliza en interferencias del tema religioso literatura gallego-portuguesa del
modalidades de cantiga, deno­ los cancioneros castellanos para en la expresión del amor) y mari­ Medievo que, en su aspecto mé­
minadas «de maestría» y «de re­ designar ciertos poemas con es­ na, cuando sucede a orillas del trico, aparece tanto en forma
fram». La cantiga de maestría, tribillo, aunque en un principio mar. No obstante, algunas canti­ de «cantiga de maestría» como
que deriva de las formas proven- se aplicaba igualmente a otros gas de amigo hacen referencia a «de refram», si bien predomina
zales, carece de estribillo y se or­ que no lo tenían, por ejemplo, los ambientes domésticos: la mucha­ la primera. Aunque guarda rela­
ganiza a base de tres rimas dis­ decires. Desde mediados del si­ cha teje, se dirige a su madre, etc. ción con el sirventés provenzal, es
tribuidas según unos esquemas glo xv la palabra «cantiga» co­ Véase un fragmento de cantigas posible que existiera en Galicia
métricos determinados (abbac- mienza a ser suplantada por la de de amigo en leixa-pren. una poesía satírica anterior, hoy
ca, abbaccb, ababcca o ababccb), «canción»'. Véanse: cantiga de Cantiga de amor. Es una com­ perdida. Conceptualmente, pue­
en los que se distinguen dos AMIGO, CANTIGA DE AMOR, CAN­ posición lírica perteneciente a de distinguirse entre cantigas de
miembros simétricos (pies) en la TIGA DE ESCARNIO Y DE MALDE­ la poesía gallego-portuguesa del «escarneo» (cuando el poeta dice
fronte y una cauda. Este modelo, CIR, CANTIGA DE ESTRIBILLO, Medievo; deriva de la cansó pro- mal de alguien con «palabras
el más utilizado en las cantigas de CANTIGA DE MAESTRÍA y DECIR. venzal, de la que recibe el conteni­ cubiertas» y sobreentendidos) y
escarnio y de maldecir, es fre­ Cantiga de amigo. Composi­ do temático y ciertos términos cantigas «de mal dizer» (cuando
cuente en las de amor, y muy es­ ción lírica de la poesía gallego- (en su correspondiente versión) lo hace clara y «descubertamen-
caso en las de amigo. En estas úl­ portuguesa medieval que, en su del vocabulario relativo al vasalla­ te»); sin embargo, en los cancio­
timas, en cambio, predomina la configuración métrica, presenta, je amoroso, tema clave en la poe­ neros apenas se hace diferencia
llamada cantiga de refram, que generalmente, la forma de la sía trovadoresca. Los rasgos pecu­ entre ambas.
presenta como elemento peculiar «cantiga de refram», o de estribi­ liares de este tipo de poemas son: Estas cantigas presentan tres mo­
el estribillo (refram), rasgo que llo. La rima es consonante, aun­ - Configuración métrica en for­ dalidades diversas: la invectiva
las pone en relación con la primi­ que puede haber algún caso de ma de «cantiga de maestría», com­ personal, la sátira moral y políti­
tiva lírica gallega autóctona. La asonante en las cantigas menos puesta, generalmente, por cuatro ca y la sátira literaria.
rima de ambos tipos de cantiga cuidadas o más primitivas. Un estrofas de siete versos octosílabos Elemento común de estas moda­
es consonante, aunque en las rasgo de estos poemas es la es­ o decasílabos, organizados en tres lidades es el tratamiento burlesco
cantigas de amigo más antiguas tructura paralelística y el *leixa- rimas consonantes, según los si­ de las personas (aspecto físico)
puede haber algún caso de aso­ pren («deja-toma»). En cuanto a guientes esquemas: abbacca, ab­ y de sus conductas (escarnio de
nante. En cuanto al número de sus temas, el motivo predomi­ baccb, ababcca, ababccb. Una ca­ sus vicios) con el objetivo funda­
sílabas, los versos más frecuente­ nante en estas cantigas es la con­ racterística de estos poemas es el mental de provocar la risa del
mente utilizados son los decasí­ fidencia de una muchacha, que paralelismo. lector o del público.
labos, pero también los hay octo­ se lamenta en tono melancólico - El tema central de estos poe­ Cantiga de estribillo. Com­
sílabos, heptasílabos, etc. Por lo ante su madre, sus amigas o la mas es la «coita», o tristeza del posición medieval castellana que
que se refiere a la estructura, es­ naturaleza por la despedida o poeta, que se siente dolorido por se corresponde con la «cantiga
tos poemas suelen presentar un la separación del amigo o ena­ el rechazo de la dama, desdeñosa de refrán» gallego-portuguesa;
exordio introductor del tema y, morado. En relación con el espa­ e insensible a las manifestaciones consta (como el zéjel) de estribi­
en algunos casos, una «finda», cio en el que puede desarrollarse de amor y de sufrimiento del llo, mundanza y vuelta. El estri­
que corresponde a la «tornada» o la acción, presenta dos modali­ enamorado. Véanse: cantiga y billo suele ser de cuatro versos, a
«finida». Un rasgo fundamental dades: cantiga de romería (cuan­ CORTÉS. veces de tres. La «mudanza» es
CANTIGA DE MAESTRÍA 66 67 CARPE DIEM

una redondilla o quintilla, segui­ de la narrativa y del ensayo. Sin pectiva múltiple, flash-back, etc.) presión latina de idéntico signifi­
da de uno o más versos de enlace embargo, en la narrativa con­ relativas al análisis del mundo in­ cado -carnes tollendas- relativa al
que anteceden a la «vuelta». Esta temporánea algunas novelas tien­ terior: p. e., la evocación de re­ ayuno cuaresmal) con la que ori­
estructura métrica será heredada den a la disolución de los capítu­ cuerdos (M. Proust), de sueños y ginalmente se designaba a las fies­
por el villancico. Véase: villan­ los, bien por amplificación o por pesadillas (F. Kafka), la recrea­ tas populares que se celebraban
cico. excesiva atomización en peque­ ción de impresiones fugaces los tres días anteriores al miércoles
Cantiga de maestría. Compo­ ñas secuencias narrativas. En (V. Woolf), la descripción del de ceniza y que consistían en bai­
sición poética gallego-portugue­ este último aspecto podría haber fluir de la conciencia (J. Joyce), les, procesiones y mascaradas que
sa y castellana medieval, de mé­ influido la técnica cinematográ­ etc. Véanse: amdientación, expresaban la alegría y júbilo po­
trica muy variada y culta, que fica. ETOI’EYA, PERSONAJE, PROSOPO- pular, previos al retiro ascético de
respondía a la libre iniciativa y Caracterización. Técnica o GRAFÍA, RETRATO y SEMBLANZA. la inminente Cuaresma.
originalidad del poeta. Véase, procedimiento utilizado por un Caricatura. Término proce­ Dicha tradición carnavalesca, cu­
como ejemplo, la Cantiga de loo­ escritor para configurar, a través dente del italiano caricare (cam­ yos antecedentes habría que bus­
res de Santa María («Santa Vir­ de una serie de rasgos distintivos, biar, transformar) con el que se car en la cultura grecolatina (fies­
gen escogida»), en la que Juan un personaje dramático o nove­ alude al retrato de un persona­ tas de Dioniso en Grecia y las
Ruiz emplea una combinación lesco. En el teatro clásico y en la je, realizado con una técnica de­ saturnales y lupercales en Roma),
estrófica formada por una re­ narrativa anterior al siglo xix, formadora de su ^prosopografía adquiere nuevo vigor en la Edad
dondilla cruzada y otra abrazada aparece un esquema convencio­ (desmesurando algunos de sus Media (las llamadas «Fiesta de los
(abab:bccb): nal, de conformación de perso­ rasgos físicos) o de su *etopeya locos» y del «Asno» o las masca­
najes, centrado en la descripción (exagerando y ridiculizando sus radas de disfraces con pieles de
«Con el tu defendimiento, de su aspecto físico (prosopogra- animales) y en el Renacimiento
defectos psicológicos o morales).
non catando mi maldad fía) y psicológico-moral (etope- (carnavales de Venecia y Roma,
La caricatura, como la parodia,
nin el mi meres<;imiénto, ya), complementado, general­ p. e.). Ecos de esta fiesta popular
son recursos y técnicas utilizados
mas la tu propia bondad: mente, por una semblanza. En la se perciben en tradiciones orales,
en la literatura satírica y burles­
que confieso en verdat narrativa y el teatro del siglo xix cuentos, relatos folclóricos y otras
ca, y especialmente en la farsa. En
que só pecador errado; (el realista y naturalista, p. e.) a la expresiones de la literatura popu­
la literatura española, la técnica
de ti sea ayudado, prosopografía, etopeya y sem­ lar y culta.
de la caricatura figura ya en la
por la tu virginidad». blanza se añade una minuciosa Carpe di'eni. Expresión proce­
descripción de las serranas en el
(Juan Ruiz) descripción de las condiciones Libro de Buen Amor, en el perso­ dente de las Odas de Horacio, I,
de vida de los personajes, así naje del clérigo de Maqueda en el XI (Dum loquimiir fugerit invi­
Capítulo. Es uno de los compo­ como de su génesis y trayectoria Lazarillo, en el Dómine Cabra de da/ aetas: carpe diem, quain mí­
nentes en los que puede dividirse dentro del «medio» en que se de­ El Buscón, etc. Véanse: burles­ nimum crédula postrero, «Mien­
un texto, por razones de organi­ senvuelven (hábitat, grupo so­ co, cómico (lo), esperpento, tras hablamos, huye el tiempo
zación interna y para facilitar la cial, etc.). Los grandes narrado­ FARSA, GROTESCO, HUMOR, PA­ enemigo; aprovecha el momento,
lectura y comprensión del tema res del siglo xix y del siglo xx RODIA, RETRATO y SÁTIRA. sin fiar en absoluto en el maña­
que se va a tratar. Los capítulos logran una gran perfección en la Carnaval-carnavalesco. Pala­ na»), en la que se enuncia, como
suelen ir señalados por un nú­ caracterización de personajes, bra italiana (carnevale, derivada tema capital, el paso del tiempo y
mero y un título en el que se su­ añadiendo a las técnicas hereda­ posiblemente de carne levale, alte­ la fugacidad de la vida y, en con­
giere o enuncia su contenido. La das (retrato, diálogos, monólo­ ración de carne levare -suprimir la secuencia, la invitación a gozar el
división en capítulos es propia gos, etc.) otras nuevas (la pers­ carne-, que evoca, a su vez, la ex­ momento presente.
CARTA 68 69 CATÁFORA

En la poesía grecolatina aparece nero literario, el epistolar) conce­ epistolarios de Lope de Vega y de Casida. Término con el que
frecuentemente el tema de la bre­ bido como la realización de un Quevedo, etc. se denomina un poema árabe
vedad de la vida, motivo que in­ diálogo por escrito entre dos per­ En el siglo xviii se produce igual­ (qastda) que consta de un núme­
cita a una actitud epicúrea de sonas ausentes (J. L. Vives). La mente un notable desarrollo del ro indeterminado de versos mo-
aprovechar toda ocasión de gozo práctica de este cauce de comuni­ género epistolar, en el que ad­ norrimos, divididos en dos he­
en la breve existencia. El tema cación cuenta con una larga tra­ quieren especial relieve las llama­ mistiquios (en el primer verso
pervive en la Edad Media (p. e., dición, tanto en el plano real das cartas-ensayo, que se con­ riman, a su vez, ambos hemisti­
en la poesía de los ^goliardos), el como en el de la ficción literaria. vierten en vehículo transmisor quios) y de asuntos variados. La
Renacimiento (p. e., en el soneto En la literatura grecolatina el gé­ de las ideas de la Ilustración. Son casida se estructura en tres par­
XXIII Garcilaso invita a una bella nero espistolar fue muy culti­ cartas filosóficas, políticas, reli­ tes o núcleos temáticos: prólogo
muchacha a gozar «el dulce fruto vado: en Atenas se editaban car­ giosas y de crítica estético-litera­ o introducción (nasib), descrip­
antes que el tiempo airado cubra tas de personalidades relevantes ria. El siglo xix ha dejado una ción (rehil) y panegírico (ma-
de nieve la hermosa cumbre») y (¡Sócrates, Demóstenes, Platón, amplia gama de cartas-ensayo, dih), bien de un grupo, o de un
en la literatura del Barroco, en la etc.); en cuanto a Roma, se con­ como las de José María Blanco- individuo, que puede ser el pro­
que se percibe una obsesión por servan diversas colecciones de White (Cartas de España, 1822), pio poeta. En la poesía árabe an­
el tema del paso del tiempo y el cartas de Cicerón, Plinio, Séneca, artículos periodísticos de Larra daluza se cultiva dicho poema,
de la muerte, ideas recurrentes Horacio (a quien se debe una escritos en forma de carta (Car­ en el que se mantiene el mencio­
en la «poesía de ruinas» y en las carta fundamental para la teoría tas de un liberal de acá a un li­ nado esquema'con alguna varia­
imágenes de la belleza efímera de literaria: su Epistula ad Pisones) beral de allá, 1834; Cartas al di­ ción temática, p. e., el nasib es de
la rosa, del barco varado, etc. A y Ovidio, autor de las famosas rector de El Español, 1836, etc.), tema erótico.
esta preocupación, ciertos poe­ «Pónticas» y las Tristia, donde las Cartas literarias a una mujer Un tipo especial de casida, que
tas contraponen la fuerza del cuenta sus desventuras en el exi­ (1860-1861) y Desde mi celda aparece en la poesía árabe an­
amor, que sobrepasa la muerte lio. En la Edad Media, destacan (1864), de Bécquer. La escritura daluza, es la denominada por
(Quevedo), y lanzan una invita­ como grandes escritores de car­ epistolar es aún más abundante E. García Gómez «casida zejeles-
ción a gozar de la vida mientras tas Petrarca, Abelardo y Eloísa, en las generaciones literarias co­ ca» (qásida zayaliyya), que se es­
aún hay tiempo (Góngora: «goza etc. En el Renacimiento hay un nocidas con las fechas de 1868, cribe en árabe coloquial (mal-
cuello, cabello, labio y frente»). desarrollo excepcional del géne­ 1898,1914,1927, etc. hün) y que podría relacionarse
Dicho tema reaparece en el Ro­ ro epistolar: las llamadas cartas Finalmente, en la literatura de con la moaxaja y el zéjel. Véanse:
manticismo (Canto a Teresa, de «neolatinas» (de Erasmo, Budé, ficción, la carta ha sido una for­ ¡ARCHA, MOAXAJA y ZÉJEL.
Espronceda) y llega hasta nues­ etc.), escritas según el modelo de ma discursiva recurrente en la Catáfora. (Del griego katapho-
tros días con la revalorización de Cicerón, las lettere volgari del configuración de textos narra­ ra, de kata, hacia abajo, yphorein,
la tradición cultural y los «tópi­ tipo de las de Aretino, escritas en tivos, desde la novela medieval llevar.) Figura retórica consisten­
cos clásicos» en la poesía de Gui­ prosa y en lengua vulgar, las Cárcel de amor, de Diego de San te en anticipar, mediante una pa­
llermo Carnero, Luis Alberto de Epístolas familiares, de Fray An­ Pedro, hasta la renacentista La­ labra o expresión, una idea del
Cuenca, Antonio Colinas, etc. tonio de Guevara, epístolas poé­ zarillo de Tormes, o, en los si­ mensaje que se va a especificar a
Carta. Término de origen gre- ticas, como la Epístola a Boscán, glos xvin y xix, La Nueva Eloísa, continuación. Dicha figura se
colatino (khartes: hoja de papiro; de Garcilaso de la Vega, etc. En el de Rousseau, Las cartas del joven produce también cuando el sen­
charla epistolaris: papel de car­ transcurso de los siglos xvi y xvn Werther, de Goethe, Pepita Jimé­ tido de una frase o período se
tas) con el que se alude a un cauce cabe citar, por su interés literario, nez, de Valera, La incógnita, de aclara o se precisa con una pala­
de comunicación escrita (y un gé­ las cartas de Santa Teresa, los Galdós, etc. bra o frase (generalmente el suje­
CATÁLOGO 70 71 CIENCIA-FICCIÓN

to) que viene al final del discurso. forma semicircular que solía te­ de posibles disidentes respecto lose (s. xiv) entre los trovadores
Ejemplo: ner o más bien por el «hervide­ del dogma o la moral católicos. provenzales, las Justas literarias
ro» de mujeres que allí se «amon­ Tras la aparición de la imprenta, de la corte de Juan II de Castilla
«¿Qué es poesía?, dices mientras tonaban», ya que, en efecto, un la censura inquisitorial se centró (s. xv), los concursos de autos sa­
[clavas apretador (acomodador) se en­ en el control de la impresión y di­ cramentales en el Siglo de Oro, los
en mi pupila tu pupila azul; cargaba de que en dicha cazuela fusión de libros: surgieron así los Juegos florales de Barcelona y
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo pre­ cupiera el mayor número posible famosos índices de libros prohi­ otras capitales españolas en el si­
guntas? de ellas. bidos, a partir de los cuales se glo xix y, ya en el xx, los grandes
Poesía eres tú». Cenáculo. Véase clasifica­ ejerce la censura represiva de la premios nacionales (Adonais, Na­
ción LITERARIA. Inquisición desde el siglo xvi dal, Planeta, etc.) e internaciona­
(Bécquer)
Censura. Control, limitación o hasta el xvm. Véanse: índice de les de literatura (Nobel, Cervan­
Catálogo. Véase bibliogra­ represión de la libertad de pensa­ LIBROS PROHIBIDOS y TESTIMO­ tes, etc.).
fía. miento y de expresión por parte NIO DE ERRATAS. Cesura. Breve descanso que se
Catarsis. Término griego (ka- de una autoridad política, reli­ Centón. Composición literaria realiza en la lectura del verso por
tharsis: purgación, purificación), giosa o de cualquier otro signo. en verso o en prosa, elaborada exigencias sintácticas o para re­
aplicado por Aristóteles a la in­ La historia de la cultura ofrece íntegramente, o en parte, con saltar el valor o sentido de una
terpretación de la tragedia, en múltiples ejemplos y formas de textos o fragmentos de obras parte del mismo. Se diferencia de
cuya representación se produci­ conculcación de ese derecho ajenas, pertenecientes a uno o la *pausa métrica (que se produ­
ría una agitación del espíritu y fundamental de la persona y de varios autores. Ejemplos de este ce al final de un verso, o para se­
una descarga afectiva en el ánimo los grupos sociales. Así, en Gre­ tipo de escritos serían el Centón parar los hemistiquios de un ver­
del espectador, al identificarse cia, Sócrates fue condenado a nupcial (s. iv), de Ausonio, en la so compuesto) en que permite la
éste con el héroe que, por su si­ muerte por disentir públicamen­ literatura latina, el Cento chris- sinalefa (aunque no el hiato, que
tuación dramática, trasvasaría te de las creencias religiosas esta­ tianus (1644), de R. Fournier, en sí puede producirse en la pausa)
un doble sentimiento: de piedad blecidas; en Roma, Ovidio fue la francesa, y el Centón epistola­ y en que no admite adición o su­
y de terror. De esta forma, el es­ desterrado por publicar el Ars rio, de Fernán Gómez de Ciudad presión que afecte al número de
pectador quedaría purificado de amandi; en la Edad Media, el Real, en la española, sobre textos sílabas métricas.
sus pasiones, al experimentar en papa Gregorio IX estableció el tri­ castellanos del siglo xv. Ciencia-ficción. Expresión de
sí esos sentimientos. bunal de la Inquisición para cen­ Certamen. Término latino con origen inglés acuñada por Hugo
Cazuela. Lugar reservado a las surar y reprimir creencias heré­ el que se designa un concurso Gernsbacken 1923 (Scientifiction
mujeres en los antiguos corrales ticas, como la de los albigenses convocado por una entidad pú­ Issue) con la que se alude a un
de comedias. Éstas asistían a la (s. xiii). En España dicho tri­ blica o privada para estimular con tipo de narraciones cortas cuya
función teatral separadas de los bunal cumplió, inicialmente, la premios el desarrollo de las cien­ trama argumental versa sobre
hombres, que se colocaban en el función de investigar y reprimir cias y las artes o la creación litera­ acontecimientos fantásticos que
patio. La cazuela estaba situada ciertas conversiones (supuesta­ ria. En determinadas épocas de la ocurren en un mundo futuro,
al fondo del edificio, normal­ mente falsas) de judíos al cristia­ historia se han promovido certá­ imaginado desde la previsión de
mente en el primer piso (actual nismo. Posteriormente, se apli­ menes para incentivar la creación sus posibilidades de desarrollo
entresuelo), al que daba acceso cará también al seguimiento de literaria, p. e.: las competiciones en relación con los avances cien­
una escalera situada en uno de las conversiones de los moriscos de ditirambos en las fiestas en ho­ tíficos y técnicos del momento.
los laterales del corral. Se deno­ tras la conquista de Granada y a nor de Dioniso en Grecia (s. vi Se encuentra a medio camino en­
minaba «cazuela» tal vez por la la represión de focos erasmistas y a.C.), los Juegos Florales de Tou- tre el relato de utopía y la novela
Cl ENCIA DE LA LITERATURA 72 73 CINE Y LITERATURA

de aventuras. Los protagonistas Ciencia de la literatura. De­ leccionando y sistematizando las ese concurso, lograr un estudio ri­
suelen estar poco definidos psi­ nominación con la que se conoce aportaciones más significativas y guroso y científico de ningún
cológicamente y, en general, no una disciplina que tiene por ob­ valiosas de las mencionadas es­ tema en cualquiera de las discipli­
afloran en ellos motivaciones jeto la fundamentación teórica cuelas hasta constituir un Corpus nas mencionadas. Véanse: com­
sentimentales: el amor, o no apa­ de los estudios literarios con el de doctrina que pueda organi­ parada (literatura), crítica
rece, o adquiere escasa relevan­ fin de dotarlos de unos princi­ zarse pedagógicamente en un LITERARIA, HISTORIA DE LA LITE­
cia. Los temas son de actualidad pios y metodología de investi­ programa abarcador de los prin­ RATURA, POÉTICA y TEORÍA DE LA
científica o social. gación y análisis y de un meta- cipios y aspectos fundamentales LITERATURA.
En este subgénero de «ciencia- lenguaje preciso, con el que po­ de dicha ciencia en sus diferentes Cine y literatura. Definido
ficción» se perciben ciertas con­ der designar, relacionar, ordenar, ramas: teoría de la literatura, en­ como «séptimo arte» por Riccioto
vergencias temáticas que podrían clasificar y definirlos fenómenos cargada de elaborar los aspectos Canudo, el cine es considerado
resumirse en los siguientes pun­ que constituyen el objeto de di­ teóricos referentes al texto, los por este y otros teóricos y reali­
tos: a) exploración del espacio a cha ciencia. Los estudiosos de la conceptos generales, terminolo­ zadores de la época (G. Dulac,
través de relatos de aventuras en literatura han tratado de dar una gía y modelos con respecto a los S. Eisenstein, etc.) como la sínte­
otros planetas (J. Verne, Bo- fundamentación científica a la cuales deben ser estudiados esos sis y culminación de las artes tra­
rroughs, Clarke, etc.); b) viajes teoría literaria. Aparte del inten­ textos; la crítica literaria, cuyo dicionales. Para Eisenstein, el ob­
por el tiempo, tanto en su aspec­ to positivista (que tuvo su corre­ cometido es realizar un estudio jetivo de la cinematografía es
to de retorno al pasado como de lato en la crítica historicista de sincrónico de los elementos for­ incorporar «la pintura y el drama,
desplazamiento al futuro (La má­ H. Taine), los formalistas rusos males y temáticos de los mismos; la música y la escultura, la arqui­
quina del tiempo, de H. G. Wells; hicieron notables esfuerzos por la historia literaria, que aborda tectura y la danza, el paisaje y el
Yo, robot, de I. Asimov, etc.); c) el conferir un estatuto científico a las obras literarias, proyectando hombre, la imagen y la palabra».
tema de los mundos paralelos los estudios literarios, p. e., en la necesaria información históri­ Desde sus orígenes, y en su con­
(Crónicas marcianas, de R. Brad- sus trabajos sobre las peculiari­ ca en relación con su autor, la se­ solidación como arte autónomo,
bury); d) la idea de la presencia dades del lenguaje poético, la te­ rie literaria, el contexto, etc; y, el cine está vinculado a dos géne­
de seres ahumanos, como pro­ oría de los géneros (sobre todo, finalmente, la literatura compa­ ros literarios: el teatro y la novela.
ducto de creaciones artificiales del relato), sientan las bases de la rada, que estudia las obras (así En las primeras obras de G. Mé-
(androides, robots: La ciudad y moderna narratología y en deter­ como cuestiones relativas a te­ liés aparece clara la idea de que el
las estrellas, 1953, de A. Clarke) o minados aspectos de la historia mas, géneros, escuelas, estilos, objetivo del cine es contar his­
de evolución extraterrestre (alie­ literaria. Otros intentos de fun­ etc.) en su relación con la pro­ torias; para ello acude al teatro,
nígenas), así como de posibles damentación científica se han ducción literaria de otros países, en el que encuentra, además, un
mutaciones de seres humanos llevado a cabo posteriormente en áreas lingüísticas y culturales modelo para la configuración y
(Mulante, de H. Kuttner); e) la el ámbito de distintas escuelas de distintas, y se ocupa del estudio encuadre del espacio escénico.
proyección de una utopía polí­ teoría y crítica literarias, como el sistemático de conjuntos supra- Éste es percibido desde un punto
tica de signo positivo (la obra New Criticism, la estilística, el es- nacionales. de vista fijo, dada la dificultad de
de E. Bellamy) o negativo (1984, tructuralismo, la Nouvelle Criti­ Deslindados los diferentes cam­ movilidad de la cámara, cuyo pa­
de G. Orwell) en ciertos relatos, en que, la hermenéutica, semiótica, pos o ramas de la ciencia literaria, pel se asemeja a la visión de un
los que se sugiere la posibilidad de pragmática, etc., escuelas a las debe, sin embargo, quedar clara la espectador teatral. Posteriormen­
formas diferentes de organización que se dedican las entradas co­ interdependencia y el concurso de te, D. W. Griffith, enEl nacimiento
social, política y de costumbres de rrespondientes en este Dicciona­ unas ramas respecto de otras, de una nación (1915), inicia una
la futura sociedad humana. rio. De lo que se trata es de ir se­ de tal forma que no se puede, sin nueva técnica de narración fílmi-
CINE Y LITERATURA 74 75 CLÁSICO

ca, basándose en las formas na­ imagen a otra sería como la ción en paralelo, ruptura de la del siglo xvii y comienzos del si­
rrativas de la novela realista del «coma del cine». Esta explica­ temporalidad lineal (*flashback), glo xvm (Dryden, Pope, etc.),
siglo XIX. ción, realizada con un objetivo etc. que se enmarca dentro del movi­
Aparte de esta vinculación res­ pedagógico, presenta el interés Círculo de Praga. Véase es- miento de la Ilustración, con in­
pecto de las técnicas narrativas, de aludir, por una parte, al cons­ TRUCTURALISMO. fluencia del clasicismo latino;
debida al objetivo común de con­ tituyente esencial del lenguaje Circunlocución. Véase perí­ y el clasicismo alemán del si­
tar historias, el cine ha extraí­ cinematográfico (la imagen), y, frasis. glo xvni (Lessing, Goethe, Schi-
do, además, temas, argumentos y por otra, al nivel de correspon­ Cita. Es la repetición o copia de 11er), que va de la Ilustración
personajes de la literatura de di­ dencia entre dicho lenguaje y el una frase, verso o fragmento (Aufklarung) al Romanticismo
ferentes épocas. literario: el de la sintaxis narrati­ de un texto perteneciente a un (Sturm ttnd Drang) y cuya in­
Por otra parte, en lo referente al va,- que se realiza en el montaje determinado hablante o autor, fluencia es principalmente grie­
lenguaje cinematográfico, algu­ para organizar el desarrollo de la que se inserta en la comunicación ga. En la crítica literaria españo­
nos estudiosos del cine han trata­ narración, de acuerdo con un rit­ de otro hablante o en la obra de la, la palabra «clasicismo» no ha
do de encontrar una correspon­ mo, según el cual se arman los otro autor. Dicha copia o inser­ sido utilizada para designar un
dencia entre los mecanismos de planos en tomas, las tomas en es­ ción puede ser consciente o in­ período concreto de la propia
expresión verbal y los específica­ cenas, las escenas en secuencias y consciente, exacta o parcialmen­ historia de la literatura. Para la
mente cinematográficos. M. Vi­ las secuencias en obra cinemato­ te modificada. En la Edad Media época de producción de los
llegas López, intentando hacer gráfica. y en los Siglos de Oro son fre­ grandes poetas (de Garcilaso de
comprensible la técnica del mon­ Finalmente, y volviendo sobre las cuentes las citas en glosas y co­ la Vega a Góngora), novelistas
taje, elaboró un cuadro de corre­ relaciones entre cine y literatura, mentarios, en utilización de re­ (del autor del Lazarillo a Cer­
lación analógica entre lo que se debe tenerse en cuenta que no franes (Santillana, F. de Rojas, el vantes) y dramaturgos (Lope de
podría denominar gramática del sólo el cine es deudor de la litera­ autor del Lazarillo, Cervantes, Vega y Calderón), considerados
cine y los signos de puntuación tura, sino también, a la inversa, la etc.), en la inclusión de coplas y como verdaderos «clásicos», se
de la ortografía. Así, el fundido o creación literaria lo es respecto canciones populares en el teatro. ha acuñado la expresión Siglo de
esfumatura (oscurecimiento pro­ del cine. Y lo es, tanto en el aspec­ Clasicismo. Término con'el Oro. No obstante, en la enseñan­
gresivo de la imagen hasta que­ to de los temas (p. e., P. Salinas que se designa en la historia de la za académica, el término clasi­
dar en negro, que sirve para se­ dedica un poema al «Cinema­ literatura a tres variantes geo­ cismo se ha referido, en primer
parar secuencias o escenas con tógrafo» en Seguro azar, 1929; gráficas de un fenómeno litera­ lugar, al conjunto de saberes
un significado completo) sería F. G. Lorca titula dos poemas su­ rio que presenta rasgos comunes producidos en la antigüedad
análogo al punto y aparte; el en­ yos: «El paseo de Buster Keaton» y otros peculiares de cada lite­ grecolatina (literatura, historia,
cadenado (desaparición lenta de y «Diálogo con Luis Buñuel», ratura nacional: el llamado cla­ filosofía, mitología, arte, etc.),
una imagen, mientras la va susti­ etc.) como en determinadas téc­ sicismo francés del siglo xvii hacia el que se vuelve en el Re­
tuyendo suavemente otra) co­ nicas narrativas, como ocurre, p. (Racine, Moliére), de tendencia nacimiento y en la Ilustración.
rrespondería al punto y seguido; e., en la novela norteamericana barroca e influencia del clasicis­ Véanse: clásico, neoclasicis­
la cortinilla (entrada de una ima­ de los años veinte (de W. Faulk- mo latino, cuya normativa se mo y RENACIMIENTO.
gen por un lado, empujando a la ner, E. Hemingway, J. Dos Pas- apoya en el concepto de mimesis, Clásico. Término derivado del
otra, para indicar el cambio de sos, etc.) y europea (J. Joyce, o imitación de la naturaleza^ (e adjetivo latino classiciis con el
lugar o de tiempo) se asemejaría M. Proust, etc.), con las llamadas imitación de los autores grecola- que en Roma se aludía a la clase
a la función del punto y coma; fi­ técnicas de ^contrapunto, frag­ tinos, considerados como clási­ social más alta de entre las cinco
nalmente el paso directo de una mentación del relato, construc­ cos); el clasicismo inglés de fines en que Servio Tulio dividió a los
CLASIFICACIÓN LITERARIA 76 77 CLÁUSULA

ciudadanos romanos según su como «autoridades» y «clásicos» los fenómenos literarios, entre de autores, obras, generaciones,
fortuna y situación económica. ciertos escritores del Siglo de los que figura, en primer lugar, el movimientos, etc., son edad (An­
En el siglo n d.C., Aulo Gelio (en Oro: Garcilaso de la Vega, Fray asociativo: vinculación de obras tigua, Media, Moderna y Con­
su Noeles Atticae) utilizó el tér­ Luis de León, Cervantes, etc. y autores por su pertenencia a temporánea), época (época de los
mino classicus para designar al Véanse: clasicismo, neoclasi­ determinadas formas de agrupa­ Reyes Católicos, época del Em­
escritor que, por sus eminentes cismo y siglo DE ORO. ción o contexto cultural, artísti­ perador Carlos V, etc.), siglo (xv,
dotes literarias, podía conside­ Clasificación literaria. La co, estilo, etc. Los términos más «Siglo de Oro», etc.), período o
rarse modelo en su oficio. Esta clasificación literaria es un obje­ frecuentes en este tipo de clasifi­ etapa (fin de siglo, etapa de las
denominación de escritores de tivo perseguido desde los estu­ cación pueden ser ^tertulia, ce­ vanguardias), etc.
primera clase (classici) se corres­ dios iniciales de poética en Gre­ náculo (club de escritores que se Finalmente, sobre la clasificación
ponde con otra que existía en cia y Roma. Una clasificación reúnen regularmente en un local concreta de distintas unidades li­
Grecia (hoi enkrithenses: los ele­ precisa figura ya en la Poética de adecuado para intercambiar im­ terarias como, p. e., las citadas
gidos) para mencionar a los Aristóteles, a quien se debe la presiones, sin un compromiso de formas genéricas (así, clases de
autores que, en los diversos géne­ primera teoría sobre los géne­ unidad artística o lireraria), sa­ novela: de aprendizaje, de aven­
ros, eran considerados maestros ros literarios y su diferencia­ lón (reunión de artistas, escrito­ turas, bizantina, caballeresca, etc.;
o modelos eminentes, p. e., en el ción, atendiendo a los medios, res, políticos, etc., en la que los o de comedia: alta comedia,
género trágico, Esquilo, Sófocles objetos y modos de desarrollo de participantes se sienten vincula­ comedia antigua, commedia
y Eurípides; en el épico, Home­ la mimesis. Su discípulo Teofras- dos, más por inquietudes intelec­ dell’Arte, etc.), pueden verse las
ro y Hesíodo; en el lírico, Pínda- to elabora la doctrina sobre los tuales, ideológicas y políticas que entradas correspondientes de
ro, Baquílides, Safo, Anacreonte; estilos, recogida en Roma por expresamente artísticas o litera­ este Diccionario. Véanse: gene­
en la comedia antigua, Aristófa­ Horacio, el cual, en su Epistula rias), ^academia, escuela (asocia­ ración, GÉNEROS LITERARIOS,
nes, etc. ad Pisones, fija la tríada clásica ción artística o literaria que su­ MOVIMIENTOS LITERARIOS y PE­
En el Renacimiento reaparece el de los* géneros (épico, lírico y pone la existencia de maestros RÍODOS LITERARIOS.
término «clásico», en unos casos dramático), cuya distinción y transmisores de unos ideales es­ Cláusula. Término con el que
para referirse a los autores greco- definición se basan en criterios téticos y de unos discípulos que se denomina en la retórica greco-
latinos, en otros para aplicarlo a temáticos, métricos y estilísti­ aceptan esos ideales y los ponen latina la parte final del período o
escritores modernos, considera­ cos. Quintiliano añade un cuar­ en práctica, p. e., el Mester de Cle­ de la frase a la que oradores y es­
dos modelos del lenguaje litera­ to género: el didáctico. En la ac­ recía, la Pléiade, etc.), corriente critores solían dotar de especia­
rio en la lengua vernácula corres­ tualidad, y en relación con esta (tendencia intelectual o estética les efectos rítmicos para lograr
pondiente, p. e., en francés, a La clasificación, ciertos autores re­ que procede de un período litera­ una mayor expresividad. El em­
Fontaine, Moliére, Racine, etc., servan el término «géneros» para rio anterior y que continúa en el pleo de palabras cuya diferente
que coinciden en la aceptación de los denominados «fundamenta­ período siguiente, superpuesta o combinación de sílabas largas
los cánones de la retórica greco- les» (épico, lírico, dramático, di­ subyacente), ^movimiento, *ge- o breves conformaba diversas
latina y de los rasgos estilísticos dáctico), y «especies» o «subgé­ neración, *estilo de época, etc. clases de pies (yambo, espondeo,
peculiares de la tradición clásica: neros», para las realizaciones Otro criterio de clasificación es el etc.) daba lugar a distintos tipos
orden, claridad, medida, equili­ concretas de esos géneros (epo­ cronológico: los conceptos y tér­ de cláusulas. Desde el siglo ni
brio, decoro, armonía y «buen peya, tragedia, ensayo, etc.). minos de demarcación cronoló­ d. C., esta ordenación de cláusu­
gusto». También en la literatura Aparte de esta clasificación en gica más usados en los estudios las, basada en la cantidad, se va
española, a partir del siglo xviii, géneros y subgéneros, existen de historia de la literatura para perdiendo, y aparece, en su lugar,
comienzan a ser considerados otros criterios de ordenación de situar la aparición y desarrollo una distribución rítmica de tipo
CLICHÉ 78 79 COLLAGE

acentual que da origen al deno­ go klimax: escalera) con el que se estricto, un manuscrito anterior a narios que exponen, desde una
minado cursus ornato de la prosa designa una figura retórica que la invención de la imprenta. perspectiva crítica, diferentes opi­
que pervive en escritores de la consiste en una exposición con­ Código. Término procedente niones de orden social, filosófico
Edad Media y del Renacimiento. tinua, progresiva y encadenada de la ciencia del Derecho, que ha o moral. En el Renacimiento ad­
El nombre de la cláusula se ha de un tema, en cuya enunciación sido aplicado en diversos cam­ quirieron gran importancia dos
aplicado también en métrica (ini­ se procede por escalonamiento. pos de la ciencia y de la cultura, obras consideradas como mode­
cialmente lo utilizó A. Bello) para Algunos tratadistas circunscri­ como la lingüística, el cine, la pu­ los del género: los Colloqtiia fa-
designar el conjunto de sílabas ben el sentido de clímax para de­ blicidad, las artes plásticas y la miliaria (1518) de Erasmo y los
que forman una unidad rítmica signar el estado o escalón en el teoría de la comunicación o in­ Colloquies (1529) deT. Moro. En
en torno a una sílaba tónica, que culmina el proceso ascen­ formación. En Lingüística se de­ la literatura española de los Si­
l’or cláusula se entiende, además, dente de la gradación, es decir, el nomina código al conjunto de glos de Oro aparece un ejemplo
un enunciado del discurso que momento de máxima tensión signos, normas y procedimien­ clásico en el Coloquio de ios pe­
algunos autores denominan in­ que precede al desenlace de la tos que regulan y posibilitan el rros, de Cervantes.
distintamente con los términos acción en un relato, en un drama proceso de significación y la Columna. Véase artículo.
de «frase», «proposición» u «ora­ e, incluso, en un poema. Ejem­ composición o producción de Collage. Término francés (signi­
ción». En este sentido, el DRAE plo: mensajes. El código lingüístico fica «encoladura») utilizado ini­
define la cláusula como «conjun­ se diferencia de otro tipo de có­ cialmente en artes plásticas para
to de palabras que, formando «Acude, acorre, vuela, digos (kinésicos, de circulación, designar una composición pictó­
sentido cabal, encierran una sola traspasa el alta sierra, ocupa el etc.) por la clase de signos em­ rica en la que se integran diversos
proposición o varias íntimamen­ [llano; pleados: signos orales o escritos materiales (fragmentos de perió­
te relacionadas». no perdones la espuela, en la lengua, gestos y mímica en dicos, madera, etc.) encolados en
Cliché. Palabra francesa (tópico, no des paz a la mano, la kinésica, señales (colores, ban­ la superficie del cuadro, ya sea
estereotipo) con la que se designa menea fulminando el hierro in- deras, etc.) en los códigos de cir­ éste de lienzo o de madera. Dicho
una expresión «rebuscada que [sano». culación. La crítica semiótica término es asumido por los escri­
constituye un desvío estilístico con (Fray Luis de León) considera la literatura como una tores futuristas y dadaístas, que lo
relación a la norma y que se ha forma peculiar de comunicación aplican a un tipo de escritos en los
convertido en una forma trivial Véanse: anticlímax y grada­ en la que un emisor (autor) que se recogen elementos de
por el uso demasiado frecuente ción. transmite a un destinatario (lec­ obras o textos preexistentes, con
que se ha hecho de ella» (J. Du- Códice. Término derivado del tor), a través de un canal (la es­ el fin de elaborar un nuevo texto
bois). Ejemplos: «hormiguero hu­ latino codex (que, a su vez, proce­ critura), un mensaje (el texto) en el que se trasluce, en forma de
mano», «amargas lágrimas», «no­ de de caudex: tronco de árbol) que ha sido producido de acuer­ disonancia o ruptura, el origen
ches lúgubres», etc. El cliché puede con el que se designaba una serie do con un código, cuyos signos y combinatorio de la nueva crea­
ser utilizado por un escritor como de tablillas enceradas sobre las convenciones son compartidos ción. El collage es utilizado con
procedimiento mimético para si­ que se grababa un determinado por emisor y receptor. diferentes fines estéticos e ideoló­
tuar a un personaje en el ámbito de texto. El mismo nombre de codex Coloquio. Término de origen gicos: crítica desmitificadora de
unas determinadas actitudes so­ se aplicaba al conjunto de pliegos latino (colloquium, de colloqui: determinadas obras de arte, trata­
cio-culturales. Puede también de pergamino, material que co­ conversar) con el que se designa miento paródico de ciertos temas
cumplir una función humorística. mienza a utilizarse entre los si­ una obra literaria dialogada, en o, por el contrario, ennobleci­
Clímax. Término procedente glos iii y iv d.C. En la actualidad prosa o en verso, en la que inter­ miento de materiales infravalora­
del latino climax (y éste, del grie­ se entiende por códice, en sentido vienen personajes reales o imagi­ dos por la crítica.
COMEDIA 80 81 COMEDIA

Comedia. Término de origen teriormente, el cultivador más comedia humanística italiana del 'tipos, que se reiteran en gran
griego (komodia, de Roznos -fies­ notable de la comedia es Menan- Renacimiento, escrita en latín parte de las comedias del Siglo de
ta con desfile, canciones y danza, dro (siglos iv-iii a.C.), iniciador (Philodoxus, de L. A. Alberti; Oro: el galán y la dama, el pode­
o también, banquete- y ode: can­ de lo que se denomina 'comedia Philogenia, de Pisani, etc.), cuya roso, el caballero, el gracioso, el
to), alusivo al festín y coro proce­ nueva, que abandona, debido a la relación con La Celestina fue ya rey y el villano; e) los temas reco­
sional, con cantos, que se cele­ censura, la sátira política y se percibida por Menéndez Pelayo. gidos en estas obras son muy va­
braban en las fiestas dedicadas a concentra en la de costumbres y En el Siglo de Oro, el término riados: históricos (de historia
Dioniso. De hecho, el origen de defectos individuales de orden «comedia» no parece tener una universal, bíblica y española), li­
la comedia, lo mismo que el de la moral. acepción rigurosamente delimi­ terarios (épica y romancero, no­
tragedia, tiene relación con los En Roma, las primeras comedias tada: así, Lope de Vega engloba, vela pastoril, morisca, etc.), reli­
cultos dionisíacos. La comedia sé vinculan a la tradición griega. bajo el título de comedia, obras giosos (vidas de santos, temas
surge en Atenas, y su creador es Así, la llamada comedia pallia- tan diversas como El mejor alcal­ litúrgicos), políticos y sociales de
Aristófanes (siglos . v-iv. a.Q.), ta (nombre derivado del «palio» de, el Rey (cuyo final justiciero la época. Un tema importante es
que Ja configura en seis partes griego con que se vestían los ac­ haría pensar en la calificación de el del 'honor, que se convierte en
fundamentales: el prólogo, la en­ tores) recoge temas procedentes tragicomedia) o La dama boba, motivo central en obras como El
trada del coro (parodos), las in­ de la comedia nueva de Menan- que conecta más con el modelo médico de su honra, El pintor de
tervenciones del coro o certáme­ dro. Plauto aprovechó modelos de la comedia latina. Y es que, en su deshonra, A secreto agravio,
nes entre dos semicoros (agón), de esa comedia: p. e., su Cistella- el Siglo de Oro, el término «co­ secreta venganza, de Calderón;
la 'pardbasis, cantada por el ria y Stichus se basan en Synaris- media» equivalía, más bien, a lo f) el lenguaje consagrado en la
coro, los 'episodios (en los que tosai y Adelphoi de Menandro, que hoy se entiende por drama. comedia es el del verso, con su
dialogan los personajes) y el éxo­ autor en el que se inspira a su vez Es Lope de Vega el que, en su Arte variada combinación estrófica,
do o desfile final. Los rasgos ca- Terencio, en la composición de nuevo de hacer comedias para adaptada a las diferentes situa­
racterizadores de la comedia son: cuatro de sus obras. Otro tipo este tiempo (1609), sienta las ba­ ciones y personajes: sonetos, oc­
temática referente a la vida coti­ de comedia era la togata (llamada ses para este tipo de obras, cuyas tavas, silvas, décimas, quintillas,
diana, personajes populares, to­ así por la toga romana que porta­ características son: a) consta de redondillas y romances.
no de humor regocijado y satíri­ ban los actores), en la que se re­ tres actos o jornadas, que res­ La tradición de la comedia greco-
co y final agradable. Estos rasgos crean escenas y tipos autóctonos, ponden al desarrollo de la acción latina influye en la renovación
responden a lo que Aristófanes generalmente de los estratos po­ en tres fases: exposición, nudo y del teatro europeo que se produ­
había plasmado en sus obras, pulares. Finalmente, existe otra desenlace; b) se aparta de la nor­ ce en los siglos xvi y xvn: cabe
dirigidas a un público popular, creación de la Península Itálica, mativa clásica de las *unidades destacar la aparición de la Com­
que se divertía contemplando la las farsas atelanas, en las que se (aunque se mantiene la unidad media delTArte italiana, la come­
«imitación» satírica de costum­ ha visto un precedente de la de acción) y opta por la liber­ dia inglesa de Shakespeare (Las
bres de diversos grupos sociales, Commedia delV Arte, ya que sur­ tad de movimiento, concorde alegres comadres de Windsor) y
profesiones, oficios y personajes gen tipos que prefiguran a los con el ritmo espacio-temporal de la francesa de Moliere, iniciador
(la sátira política alcanza al mis­ de ésta: «Buceo» (el fanfarrón), la vida normal; c) por coherencia dé la comedia moderna (El médi­
mo Pericles) más representativos «Maccus» (el tonto), «Pappus» con lo que sucede en la vida real co a palos, Tartufo, El avaro), y
de la sociedad de la época. La fi­ (el viejo avaro), «Sannio» (el pa­ (principio de verosimilitud) co­ Marivaux (Las falsas confiden­
nalidad primordial de esta come­ yaso), etc. La comedia latina de existen lo trágico y lo cómico; cias). En España la comedia será
dia era la diversión (sin excluir Plauto y Terencio sirve de base d) los personajes, a excepción de cultivada en el siglo xviii por
úna función moralizadora). Pos­ para el surgimiento de la llamada algunos relevantes, responden a L. Fernández de Moratín (El sí de

r-.-V'
COMEDIA (ALTA) 82 83 COMEDIA DE FIGURÓN

las niñas), creador de la comedia Oro se conocía como «comedia se el galán, a taparse la dama, y, taro, de Lope de Vega. Algunas
neoclásica, y en el xix por Ventu­ de disparates», la cual se repre­ en fin, a aquellos sucesos más ca­ comedias de Moliere (El burgués
ra de la Vega, configurador de la sentaba generalmente antes del seros de un galanteo» (F. A. de gentilhombre, Las mujeres sabias,
«alta comedia» (El hombre de comienzo de la cuaresma, en las Bances y López Candamo). Este etc.) responden a esta denomina­
mundo), que sirve de modelo a las fiestas de carnaval o «Carnes to- galanteo deriva normalmente ha­ ción, lo mismo que las de L. Fer­
obras de Tamayo y Baus, López llendas» y en la que se parodia­ cia un final feliz, con el matrimo­ nández de Moratín y las de ciertos
de Ayala y Echegaray. En el si­ ban personajes conocidos del pú­ nio de los amantes. Ejemplo de representantes de la «Alta come­
glo xx, cabe dentro del marbete blico u obras literarias en boga, este tipo de obras son: La dama dia», de J. Benavente, etc.
de «comedia» buena parte de la mediante el procedimiento de la duende y Casa con dos puertas, Comedia de enredo. Véanse
producción de Benavente y la lla­ distorsión desmitificadora. Este mala es de guardar, de Calderón. ENREDO e INTRIGA.
mada «comedia de la felicidad» subgénero continúa cultivándose Comedia de carácter. Obra Comedia de fantasía. Deno­
de ciertos dramaturgos de pos­ en la literatura española en épo­ teatral en la que prevalece, sobre minación utilizada para designar
guerra, como J. López Rubio, cas posteriores, como ocurre, la intriga, el análisis de la psicolo­ ciertas piezas teatrales cuya ac­
V. Ruiz Iriarte, E. Neville, etc., p. e., en el siglo xx, con La ven­ gía de los personajes. Éstos son ción se desarrolla fuera del esce­
que utilizan en sus obras elemen­ ganza de don Mendo, de R Muñoz configurados a partir de un de­ nario de la vida cotidiana, en es­
tos de la farsa fantástica, la sátira Seca, sobre los dramas neorro- terminado rasgo psicológico o pacios lejanos o exóticos y en una
burlesca, la comedia de costum­ mánticos, etc. Véanse: burlesco moral predominante en su per­ época imprecisa, con lo que se fa­
bres y el sainete. y parodia. sonalidad, y encarnan una pecu­ cilita el vuelo de la imaginación.
Comedia (alta). Véase alta Comedia caballeresca. Deno­ liaridad del ser humano o una Ejemplo de este tipo de obras son
COMEDIA. minación, poco precisa, que res­ determinada actitud social. Ejem­ las llamadas «comedias románti­
Comedia antigua. Denomina­ ponde al tema abordado en algu­ plo de estos personajes y de este cas» de Shakespeare (El sueño de
ción con la que se califica a las co­ nas comedias del teatro del Siglo tipo de comedias son los crea­ una noche de verano, Como gus­
medias representadas en Atenas de Oro, en las que se dramatizan dos por Moliere (El avaro, El mi­ téis), El perro del hortelano, de
en el siglo v a.C. De ellas sólo se temas heredados de la tradición sántropo, Tartufo, el hipócrita), Lope de Vega, El vergonzoso en
lian conservado completas las de caballeresca y de los romances. J. Ruiz de Alarcón (La verdad sos­ palacio, de Tirso de Molina, etc.
Aristófanes. Sobre la estructura En este sentido, podrían incluir­ pechosa, el mentiroso), A. More- Comedia de figurón. Expre­
interna de estas obras de Aristó­ se ciertas obras de Lope de Vega, to (El desdén, con el desdén, la en­ sión con la qué se designa una se­
fanes. Véase: comedia. como El Marqués de Mantua y La greída), etc. rie de obras del teatro del Siglo de
Comedia-ballet. Obra dramá­ mocedad de Roldan, etc. Comedia de costumbres. Es la Oro en las que se destaca la ca­
tica cuyo texto dialogado alterna Comedia de capa y espada. que se centra en la presentación ricatura de ciertos personajes,
con intermedios de danza o ba­ Es una de las modalidades más de formas de conducta de los per­ construida a base de intensificar
llet situados entre determinadas importantes de la comedia espa­ sonajes y en la descripción de am­ los procedimientos de degrada­
escenas como entreactos. Dichos ñola del Siglo de Oro. Se denomi­ bientes sociales. En la comedia del ción satírica y burlesca. Un mo­
ballets pueden incluir diálogos na así porque los personajes de Siglo de Oro se aborda, especial­ delo del género podría ser don
recitados o cantados, que se in­ dichas obras no llevan una indu­ mente, una problemática deriva­ Lucas del Cigarral, de Entre bobos
sertan en el desenvolvimiento de mentaria especial, sino la capa y da de los usos y hábitos amo­ anda el juego, de Rojas Zorrilla,
la trama general de la obra. espada ordinarias que ha de por­ rosos: intrigas femeninas, celos, un personaje miserable en su ava­
Comedia burlesca. Expresión tar cualquier caballero normal desdenes fingidos, lances entre ri­ ricia, tosco, pedante y necio, que,
con la que se designa un tipo fuera de casa. Los lances se redu­ vales, etc. Ejemplo de estas come­ pretendiendo á una muchacha
de obra teatral que en el Siglo de cen a «duelos, a celos, a esconder­ dias podría ser La moza del cán­ pobre, envía, para concertar las
COMEDIA HEROICA 84 85 COMEDIA RELIGIOSA

bodas, a un primo joven y apues­ efectos maravillosos, gracias a Comedia musical. Obra tea­ herencia en el diseño y desarrollo
to, que se enamora de ella. la intervención de poderes so­ tral en la que se combinan los ele­ de la acción dramática, la origi­
Comedia heroica. Denomina­ brenaturales (ángeles, demonios, mentos del texto (monólogos y nalidad en la creación de perso­
ción dada a un tipo de obras dra­ hadas, seres mitológicos, etc.) ca­ diálogos) con el canto y la danza. najes,las constantes referencias al
máticas producidas en Francia paces de volar, hacer milagros, En la comedia española del Siglo espectador a través de los apartes
sobre temas de la comedia espa­ aparecer y desaparecer, adivinar de Oro, la música y el baile ad­ y monólogos, la desligación del
ñola de los Siglos de Oro (es­ el futuro, etc., así como fantas­ quieren una gran relevancia no coro respecto de la acción (danza
pecialmente de Lope de Vega) im­ mas, cadáveres, seres monstruo­ sólo en entremeses, “bailes y y canto son ya elementos de relle­
portados por Corneille. Se carac­ sos, etc. Estas comedias de magia “mojigangas, sino sobre todo en no) y la división de la obra en cin­
terizan dichas obras por el tono y gozaban del aprecio del público la “comedia mitológica. Otros co actos, costumbre que Horacio
estilo elevados, concordes con la en los siglos xvi y xvii en Francia ejemplos de combinación de es­ convertirá en norma.
presencia de héroes (el Cid, San­ (El vellocino de oro, de P. Cornei­ tos elementos son la “comedia- La influencia ejercida por Menan­
cho de Aragón, etc.) que protago­ lle; Psique, de Moliére), Inglate­ ballet, la “zarzuela y la “ópera. dro en la dramaturgia romana y
nizan nobles gestas en un marco rra (El sueño de una noche de Con la misma denominación de europea posterior (en Terencio,
conflictivo de guerras, tensiones, verano de Shakespeare) e Italia comedia musical se designa un Plauto, la comedia humanística,
raptos, etc. Ejemplo de esta come­ (Commedia dell’Arte). En Espa­ espectáculo, entre revista y ope­ Moliére, etc.) es notable.
dia heroica sería Le Cid, de Cor­ ña se advierte en las postrimerías reta, que surge tras la aparición Comedia pastoril. Obra tea­
neille. del Barroco, ya en el siglo xvm, del cine sonoro y que adquiere tral en la que se dramatiza un
Comedia de honor. Denomi­ una acogida especial a este tipo una extraordinaria relevancia en tema “pastoril, tan en boga en la
nación errónea de lo que debe de obras. el cine americano entre la década poesía y novela de los siglos xvi
designarse como drama de ho­ Comedia mitológica. Obra de los treinta y la de los sesenta y xvii. A este modelo de obras
nor. Véase: honor. dramática cuyo argumento se del siglo xx. pertenecen La Arcadia, Belardo
Comedia de intriga. Obra tea­ basa en un tema de la mitología Comedia nueva. Frente a la lla­ el furioso y La selva sin amor, de
tral en la que prevalece, sobre el clásica. Ejemplos eminentes de mada “comedia antigua de Gre­ Lope de Vega. En algunas de es­
análisis de los caracteres, la serie comedia mitológica son El Per- cia, representada por la obra de tas obras, y especialmente en Be-
de incidentes, conflictos y obs­ seo, El laberinto de Creta y El ve­ Aristófanes, se designa como lardo el furioso (Belardo es el
táculos que jalonan la tramaylas llocino de oro, de Lope de Vega, y «comedia nueva» la producción nombre literario tras el que Lope
distintas iniciativas y recursos El mayor encanto, amor, Eco y dramática de Menandro (si­ se enmascara en algunos poemas
ideados por los personajes para Narciso y La estatua de Prometeo, glos iv-iii a.C.), renovador de la y dramas), hay referencias a per­
superar dichos obstáculos y lo­ de Calderón de la Barca. En las dramaturgia griega. Aunque re­ sonajes conocidos del dramatur­
grar sus objetivos. Ejemplo: Don tres últimas, concebidas para ser coge elementos de Aristófanes en go, siguiendo la costumbre de
Gil de las calzas verdes, de Tirso representadas en el teatro de la cuanto a la forma de organizar otros escritores de novelas pasto­
de Molina. Véase: intriga. corte para disfrute de los reyes y ciertas escenas, en lo referente a la riles (p. e., Cervantes en La Gala-
Comedia italiana. Denomina­ del personal palaciego, Calderón crítica abandona la sátira política tea).
ción aplicada especialmente a la combina la palabra, el canto, la y social para derivar hacia una Comedia religiosa. Denomi­
* Commedia dell’Arte. música y la danza, anticipándose crítica de vicios individuales y a nación, imprecisa, que se aplica
Comedia lacrimosa. Véase de esta forma a la idea wagneria- un análisis de los caracteres y de a una serie de obras teatrales de
COMEDIA SENTIMENTAL. na del teatro como espectáculo las motivaciones internas de la los Siglos de Oro que abordan,
Comedia de magia. Obra dra­ total y compendio de todas las ar­ conducta. Entre sus rasgos pecu­ como base del argumento, temas
mática en la que se producen tes. liares figuran la perfección y co­ o asuntos extraídos de diversas
COMEDIA SENTIMENTAL 86 87 COMENTARIO DETEXTOS LITERARIOS

fuentes religiosas: la Biblia, vidas Comentario de textos litera­ mo A. Carballo y M. Seco, e his­ Aparte de estos y otros métodos-
de santos, leyendas piadosas, et­ rios. Método de análisis e inter­ panoamericanos, como A. Beren- generales (de ]. M. Diez Borque,
cétera. pretación de obras literarias (o guer Carimoso o las profesoras M. García Posada, etc.), algunos
Comedia sentimental. Obra fragmentos de las mismas) con el M. H. Lacau y M. M. de Rosetti, críticos opinan que ciertos méto­
dramática en la que sus autores que se intenta descubrir y preci­ contribuyen al perfeccionamien­ dos son más aptos que otros para
pretenden conmover al público, sar el sentido del texto y las ca­ to de la metodología del análisis el análisis específico de un de­
provocando sentimientos de sim­ racterísticas de la expresión y textual con nuevas aportaciones terminado género literario. Así,
patía y de ternura hacia los perso­ mostrar la estrecha vinculación científicas y didácticas, a las que para el análisis de poemas sería
najes que encarnan el bien y la que existe entre el contenido y la seguirán posteriormente nuevos más indicada la aplicación de una
virtud. Una variante de esta co­ forma de esa expresión. Como enfoques metodológios por parte metodología derivada de la Esti­
media sentimental es la llamada método didáctico, el comentario de R. H. Castagnino, G. Sobejano, lística, en la línea de la llevada a
comedia «lacrimosa», que se de­ de textos comenzó a ser utilizado J. M. Diez Borque, D. Villanueva, cabo por D. Alonso, C. Bousoño,
sarrolla en Francia (comédie lar- en Francia a finales del siglo xix M.a C. Bobes Naves, etc. En el A. López Casanova y A. Alonso,
moyante) desde comienzos del si­ por algunos profesores de Litera­ mencionado manual de F. Lázaro etc. En relación con los textos
glo xvm a través de las obras de tura, que, tratando de superar las Carretel- y E. Correa, se proponen dramáticos, A. Tordera (1978)
Nivelle de la Chaussée (Mélanide, deficiencias de una enseñanza como fases de realización de di­ ofrece un esquema de análisis de
1741) y del mismo Marivaux (La historicista y memorística de di­ cho método: a) lectura atenta del dichos textos (aplicado a La casa
mere confidente, 1735). En Espa­ cha materia, trataban de conse­ texto; b) localización; c) determi­ de Bernarda Alba, de F. García
ña se escribe también este tipo de guir un doble objetivo: un co­ nación del tema; d) determina­ Lorca), partiendo de la Semióti­
relatos, entre los que cabe citar El nocimiento directo de la propia ción de la estructura; e) análisis ca, en tres apartados: a) análisis
delincuente honrado (1773), de tradición literaria y un aprendi­ de la forma, partiendo del tema, y de la dimensión sintáctica (fun­
Jovellanos. zaje y dominio de los recursos f) conclusión. En el método de ciones y situaciones, signos no
La comedia sentimental deriva­ expresivos de la lengua. Lacau y Rosetti (1962 y 1970) se lingüísticos: tono, mímica-gesto,
rá, a finales del xvm y comienzos En España, desde comienzos del recogen aportaciones del Estruc- movimiento, ntaquillaje-peina-
del xtx, hacia el drama burgués siglo xx, investigadores y críticos, turalismo y de la Semiótica. De do, traje, iluminación, acceso­
(Diderot, Beaumarchais) y el me­ como Menéndez Pelayo, A. Cas­ acuerdo con esta perspectiva crí­ rios, música, sonido, decorado);
lodrama. tro, P. Salinas, Amado y Dámaso tica, el análisis textual debe tener b) de la dimensión semántica (es­
Comediantes. Término con el Alonso, etc.; propugnaron la ne­ en cuenta quién es el hablante o pacio escénico y sentido, mode­
que se denominaba en el Siglo de cesidad de la lectura y comentario emisor del texto (autor, narra­ los operantes que ayudan a expli­
Oro a los actores de teatro, a quie­ de los textos literarios para un co­ dor), el oyente o receptor (lector), car el texto, significado de los
nes se les reconocía, además, con nocimiento adecuado de la litera­ el referente (la realidad represen­ personajes, iconos, índices y sím­
otros nombres: «representantes», tura. No obstante, es con la apari­ tada en el mundo de ficción crea­ bolos); y c) de la dimensión prag­
«recitantes», «cómicos», etc. En el ción del manual Cómo se comenta do por el autor), el código y los re­ mática (emisor-mensaje, o rela­
teatro francés del siglo xvn se uti­ un texto literario (1957), de F. Lá­ cursos a partir de los cuales se ciones del autor con el texto, y
lizaba comedien- para designar zaro CarreteryE. Correa, cuando organiza el texto (disposición ex­ mensaje receptor: relaciones de la
tanto al actor capaz de represen­ se inicia una profunda renova­ terna: partes, capítulos, etc.; es­ obra con el espectador o públi­
tar cualquier género (tragedia, ción pedagógica en la enseñanza tructura; modos de composición: co). Finalmente, por lo que res­
comedia, drama, etc.) como la de la literatura en España. En la narración, descripción, exposi­ pecta al análisis de textos narra­
misma profesión de actor. Véase: década de los años sesenta, pres­ ción, diálogo; recursos lingüísti­ tivos, merecen destacarse los mé­
CÓMICOS. tigiosos profesores españoles, co­ cos, etc.). todos desarrollados por M.“ C. Bo-
CÓMIC, 88 89 CÓMICO

bes (1991) y D. Villanueva (1992, jes, etc.); 3) fase complementaria: güísticamente articulado: p. e., creto X-9, etc.) como en creacio­
2.a). Este último propone un mé­ atención a la pragmática externa aparecen en algunos cómics ono- nes españolas (TBO, Pulgarcito,
todo de comentario que habrá de del discurso narrativo, en rela­ matopeyas o sonidos inarticula­ Pinocho, etc.). En la segunda mi­
desarrollarse de acuerdo con el ción coq el autor, los receptores dos. Cada viñeta cuenta con un tad de dicho siglo, adquieren es­
siguiente esquema: 1) fase preli­ reales en el transcurso del tiempo decorado, un vestuario de los per­ pecial relevancia ciertos cómics
minar: primera lectura, movida y el contexto histórico, social, po­ sonajes (que les individualiza y para adultos (p. e. la serie francesa
por un «interés lúdico o estético», lítico, religioso, filosófico, artísti­ les hace reconocibles al lector) Asterix, la argentina Mafalda, la
pero que supone ya una primera co o literario en el que surge la y unos determinados gestos (de española Mortadelo y Filemón,
identificación con la obra; segun­ obra. brazos, piernas, cabeza y, espe­ etc.) por su calidad estética, su
da lectura, en la que se descubre Cómic. Término inglés con el cialmente, el rostro); p. e., el cabe­ original sentido del humor y su va­
la historia del relato, el tema o que se designa una historieta ilus­ llo erizado puede mostrar senti­ lor cívico y moral.
complejo temático que le da sen­ trada que se desarrolla en una se­ mientos de terror o de iracundia; Cómico (lo). Término que pre­
tido y la estructura o modelo ac- rie de viñetas en las que los pensa­ las cejas altas, sorpresa, y las frun­ senta diversas acepciones: actor
tancial que lo configura; 2) fase mientos, sentimientos y diálogos cidas, enfado, etc. En cuanto al ba­ teatral, categoría estética relativa
central: análisis del discurso, co­ de los personajes se transcriben ilón, globo o «bocadillo», puede al fenómeno humano de la risa y
menzando por el diseño editorial en unos globos, situados a la dere­ presentar diversas formas (circu­ la comicidad y género dramático
del texto (disposición externa) y cha o encima de su cabeza, y que lar, ovalada, de dientes de sierra: (lo cómico como opuesto a lo trá­
el paratexto (título de la obra, de terminan en una delta que sirve en este caso, significa la cólera del gico: comedia-tragedia). Lo có­
sus capítulos, notas, etc.) y si­ para identificarlos como emisores personaje) y se vincula al emisor mico, en cuanto categoría estéti­
guiendo por las operaciones de su mensaje correspondiente. El mediante un delta o «rabo». En el ca, es un producto del psiquismo
compositivas mediante las cuales cómic ha sido definido como una «bocadillo» aparecen los pensa­ humano que responde a la capa­
la historia se convierte en discur­ «estructura narrativa formada mientos, fantasías, recuerdos, cidad de percibir con sentido lú­
so (los recursos del lenguaje y por la secuencia progresiva de etc., de los personajes, en forma dico los aspectos defectuosos, de­
procedimientos retóricos con los pictogramas en los cuales pueden de diálogo, de onomatopeya formes o insólitos de la realidad
que se ha organizado el discurso); integrarse elementos de la escritu­ («boom»: estampida), de sonidos física y de los comportamientos
una tercera lectura atendería al ra fonética» (R. Gubern). Se en­ inarticulados («uf», «ejem») o de sociales del hombre que, por esos
descubrimiento del tipo de nto- tiende por pictograma, o viñeta, metáforas visualizadas (una bom­ rasgos, son interpretados como
dalizacióu predominante en el un conjunto de signos ¡cónicos billa para aludir a una idea lumi­ ridículos o hilarantes. En el trans­
texto (características del narra­ que representan gráficamente los nosa; estrellas, que se ven al re­ curso de la historia han surgido
dor y del lector implícito, visión, objetos que se intenta designar. cibir un golpe; culebras, como diversos intentos de explicación
voz, posible presencia del autor Las viñetas presentan en el cómic signo de palabrotas o tacos, etc.). del fenómeno de la comicidad y
implícito, etc.); una cuarta lectu­ una forma secuencial progresiva, Históricamente el cómic, cuya de la risa, por parte de distintos
ra tendría en cuéntala temporali- y sus componentes gráficos y fo­ primera serie aparece en 1896 en pensadores, como Aristóteles,
zación (formas verbales presen­ néticos deben ser interpretados a el New York World (Yellow Kid: Kant, Hegel, Schopenhauer, Berg-
tes en el discurso, orden y ritmo través de una lectura que va de iz­ niño amarillo), encuentra en las son, Freud, etc.
temporal, posibles anacronías, quierda a derecha y de la tira su­ primeras décadas del siglo xx una Este último, que interpreta lo có­
etc.) y espacialización (enclaves perior a la inferior. En cuanto a los notable acogida en el público his­ mico como un medio de obten­
espaciales que aparezcan en el elementos fonéticos, han de estar pano, tanto en la traducción de di­ ción de placer y de superación del
discurso y su relación con la es­ integrados en la viñeta, y no siem­ versas series estadounidenses dolor, analiza los diversos me­
tructura temporal, los persona­ pre constituyen un discurso lin­ (Tarzán, Flash Gordon, Agente Se­ dios de expresión y creación de
CÓMICOS 90 91 COMPAÑÍA DEGARNACHA

comicidad: imitación, *caricatu- nes alusivas a su oficio: «repre­ la permanencia de los cómicos y, hombres, se producen sorpren­
ra, *pantomina, ^parodia, chiste, sentantes», «recitantes», «farsan­ en consecuencia, la continuidad dentes escenas de reconocimien­
etcétera. tes», «actores», «comediantes», de las representaciones. to, etc.
Estos medios o recursos son uti­ «histriones» y «faranduleros», Commedia dell’Arte. Moda­ La Commedia dell’Arte y otras
lizados, como instrumento de aunque ellos preferían llamarse lidad teatral que surge en Ita­ experiencias teatrales italianas
creación literaria y de placer esté­ «cómicos» o «representantes». lia (inicialmente se denominaba van a infuir en el teatro español
tico, en diferentes tipos de textos Entre los cómicos, había dos ti­ Commedia all’improviso), con­ del siglo xvi (Torres Naharro y
y géneros. Es en el género dramá­ pos perfectamente diferencia­ sistente en la escenificación de un Lope de Rueda) y en los grandes
tico donde la comicidad ha logra­ dos, según la clase de compañía espectáculo elaborado en común autores dramáticos de los siglos
do un especial desarrollo, por de teatro a la que pertenecían: por un grupo de actores que im­ xvii y xvm europeos: Shakes­
medio de tres modalidades seña­ la llamada compañía de. título provisan, a partir de un esquema peare, Lope de Vega, Moliére y
ladas por los tratadistas clásicos: (Real) y la de la legua. La prime­ previo, el texto oral de la repre­ Marivaux.
- Comicidad de carácter: centra­ ra, de rango superior, legalmente sentación, así como sus actuacio­ Compañía. Sociedad de profe­
da en la parodia o caricatura de reconocida, presenta sus actua­ nes. La Commedia dell’Arte, con sionales del teatro, organizada je­
un personaje, del que se destacan, ciones generalmente en teatros su precisa configuración de acto­ rárquicamente, que incluye a los
por acumulación y distorsión, estables (los * corrales) de ciuda­ res, repertorio de guiones y téc­ actores y al personal directivo y
sus defectos peculiares: p. e., Tar­ des importantes, cuenta con un nicas de creación y representa­ subalterno, cuyas funciones, de­
tufo (hipócrita) de Moliére. número fijo de actores, mantiene ción colectiva, se desarrolla en rechos y obligaciones aparecen
- Comicidad de situación: cuan­ una estructura organizada y je­ Italia entre los siglos xvii y xvm. delimitados en una reglamenta­
do los efectos cómicos derivan de rárquica y formaliza un contrato El grupo de actores está integra­ ción precisa. Véanse: cómicos,
unas circunstancias insólitas e con sus trabajadores, en el que se do por dos parejas de enamora­ COMMEDIA DELL’ARTE y COMPA­
hilarantes, en las que se ve inmer­ especifican derechos y obligacio­ dos (que viven una historia de ÑÍA DE GARNACHA.
so el personaje, p. e., La dama nes. Por el contrario, las llamadas amores contrariados), dos ancia­ Compañía de Garnacha. Es
duende, de Calderón de la Barca. compañías de la legua, o departe, nos cómicos (Pantalone y el Doc­ uno de los ocho tipos de compa­
- Comicidad verbal: cuando la no cuentan con licencia real y ac­ tore), el Capitano (estereotipo ñía de teatro ambulante que en
fuente principal (no la única) de túan en pequeñas aldeas y pue­ del «soldado fanfarrón») y los los Siglos de Oro iba, de pueblo
lo cómico radica en el juego del blos. Están integradas por perso­ zanni o criados, cuyos nombres en pueblo, representando su re­
lenguaje, p. e., lo que ocurre en los nas sin vocación ni aptitudes son Arlecchino, Pulcinella, Sca- pertorio. A. de Rojas Villandran-
sainetes de C. Arniches o en las para el teatro y, a veces, por gen­ ramuccia, Mezzottino, Scapini, do lo describe así en El viaje en­
comedias de E. Jardiel Poncela. tes que, escondiéndose de la jus­ Coviello y Truffaldino. El reper­ tretenido (1602): «Compañía de
Véanse: caricatura, entre­ ticia, buscan asilo en estas agru­ torio de guiones previos era muy Garnacha son cinco o seis hom­
més, GROTESCO, HUMOR, IRONÍA, paciones, (p. e., clérigos fugitivos, variado, ya que los autores solían, bres, una mujer que hace la dama
MOJIGANGA, PARODIA, SAINETE y vagabundos, delincuentes, etc.), tomar sus temas de fuentes tan primera y un muchacho la se­
SÁTIRA. trabajan sin contrato previo y no diversas como las comedias y tra­ gunda; llevan un arca con dos sa­
Cómicos. Término con el que, reciben salario fijo después de gedias antiguas o coétaneas (p. e. yos, una ropa, tres pellicos, bar­
en el Siglo de Oro, se designaba a cada representación. Los fondos obras de Marivaux, Goldoni, bas y cabelleras y algún vestido
los actores de teatro. Estos profe­ recaudados por la compañía se etc.), novelas cortas, cuentos, etc. de la mujer de tiritaña. Éstos lle­
sionales, que gozaban de una reúnen en una caja común y En la representación, los perso­ van cuatro comedias, tres autos y
gran popularidad en esa época, se distribuyen al fin de tempora­ najes utilizan disfraces y másca­ otros tantos entremeses; el arca
reciben diversas denominacio­ da. Con ello se trata de asegurar ras, aparecen mujeres vestidas de en un pollino, la mujer en las an­
COMPAÑÍA DE LA LEGUA 92 93 COMPROMISO

cas gruñendo y todos los compa­ Comparada (literatura). Es la «literatura universal», afín a tan distantes como la árabe, la
ñeros detrás arreando...». una rama de la ciencia de la lite­ la historia literaria. Los principa­ china o la francesa, etc. Estos y
Compañía de la legua. Véase ratura que se ocupa del estudio les aspectos abordados en la pri­ otros ejemplos similares son sín­
CÓMICOS. de las obras literarias en un mar­ mera se refieren al descubri­ tomas de la existencia de mitos,
Compañía de parte. Véase co de relaciones supranacionales. miento y análisis de posibles leyendas, temas, símbolos, etc.,
CÓMICOS. La expresión «Literatura Com­ influencias, semejanzas, conver­ que trascienden los límites de la
Comparación. Figura retórica parada» aparece ya en una car­ gencias, etc., entre literaturas de cultura occidental y ponen en re­
que consiste en relacionar dos tér­ ta de J. J. Ampére a V. Cousin diversas áreas lingüísticas (en lación áreas lejanas por su geo­
minos entre sí por la semejanza o (1826), y es utilizada por A. Vi- cuanto a fuentes, temas y tópicos grafía pero unidas por vínculos
analogía que presentan las reali­ llemain en su Curso de Literatura comunes), al surgimiento y evo­ ancestrales referidos a un fon­
dades designadas por ellos. Esa Francesa (1828-1829) al referirse lución de los distintos géneros li­ do mítico-religioso compartido.
relación se establece, general­ a las influencias mutuas de dicha terarios, a la coincidencia de esti­ Véase: ciencia de la litera­
mente, por medio de partículas literatura y la inglesa. los y movimientos literarios, etc. tura.
o nexos comparativos: «como», La perspectiva comparatista, en La segunda sección de la litera­ Comparsa. Término de origen
«igual que», «tan», «semejante a», el estudio de los fenómenos lite­ tura comparada, conocida con italiano (de comparire: compare­
etc. En toda comparación hay rarios, lingüísticos y culturales, la denominación de «literatura cer) que designa un «conjunto de
siempre dos términos: uno alude comienza cuando los poetas lati­ universal», tiene, entre otros ob­ personas que en las representa­
a la realidad de la que se está ha­ nos se enfrentan con sus modelos jetivos, el de señalar e interpretar ciones teatrales o en los filmes fi­
blando y el otro (denominado griegos y continúa entre los estu­ aquellas obras maestras de la lite­ guran y no hablan» (DRAE).
*imagen) designa aquello con lo diosos de la poética, historia y ratura mundial que constituyen Compromiso. Es la actitud del
que se la compara. La compara­ crítica literarias, desde Cicerón un patrimonio cultural de toda escritor que concibe su creación
ción es un recurso frecuente en el y Quintiliano hasta los cultivado­ la humanidad: p.e., la Biblia, la literaria con el objetivo primor­
uso de la lengua ordinaria, y lo es res de estas disciplinas en el si­ litada, la Eneida, la Divina Co­ dial de influir ideológica y políti­
mucho más en el lenguaje litera­ glo xvtn (J. G. Herder, los Schle- media, el Quijote, etc. Otro de los camente en la transformación de
rio, ya que está presente en el sí­ gel, Mme. de Staél, F. Bouterwek, cometidos es elaborar una histo­ la sociedad. En la historia de la li­
mil, la metáfora, la alegoría, etc. etc.), que, en sus trabajos sobre ria de la literatura universal. teratura ha habido épocas en las
Ejemplo: literatura nacional o extranje­ En la actualidad, el comparatis- que la implicación de los intelec­
ra,'se muestran «comparatistas mo tiene un desafío al que res­ tuales en la vida social y política
«Y yo siempre dura como un al­ avant la lettre». No obstante, es ponder: superar la visión occi­ ha sido patente, p. e., en el Ro­
cornoque, conservándome ente­ en el siglo xix cuando aparecen dental y abrirse a una concepción manticismo (V. Hugo), Realismo
ra como la salamanquesa en el los primeros estudios específicos universalista de la cultura. Se han (B. Pérez Galdós, E. Zola), etc. Sin
fuego, o como la lana entre las de literatura comparada, por descubierto hechos tan curiosos embargo, es a partir de la Primera
zarzas, para que este buen hom­ obra de J. CH. L. Sismonde de como éstos: que existe una litera­ Guerra Mundial cuando el com­
bre llegase ahora con sus manos Sismondi, Ch. A. de Puibusque, tura pastoril china similar a la promiso político de los escritores
limpias a manosearme». A. Duquesnel, M. Arnold, etc. europea, o un poema lírico aná­ se convierte, para algunos, en una
La literatura comparada se ha logo al *alba provenzal, también cuestión de responsabilidad mo­
(Cervantes) desglosado en dos secciones en la literatura china; que una ral, que llega a condicionar su
complementarias: la denomina­ misma imagen poética de la luna propia obra literaria. Véanse: an-
Véanse: alegoría, metáfora y da «literatura general», más rela­ («hoz de oro en el campo de las tipoema, deshumanización y
SÍMIL. cionada con la teoría literaria, y estrellas») aparece en literaturas realismo socialista.
CÓMPUTO MÉTRICO 94 95 CONCEPTISMO

Cómputo métrico. Véase desconocido: unos lectores que, pe al interlocutor de las dudas, La concatenación está relacio­
CÓMPUTO SILÁBICO. normalmente, no pueden esta­ cuestiones o problemas que in­ nada con la anadiplosis y la gra­
Cómputo silábico. Es la me­ blecer un contacto inmediato con quietan al emisor, el cual finge dación, de la que podría consi­
dición del número de sílabas el escritor, sino con su obra. En pedir ayuda para poder solven­ derarse una variante. Véanse:
que tiene un verso. Para ello hay cuanto al código, además de la tarlas. Es un recurso utilizado en ANADIPLOSIS y GRADACIÓN.
que tener en cuenta, por una lengua, código fundamental, es­ la oratoria forense (el orador se Conceptismo. Corriente litera­
parte, las sílabas fonológicas de tán otros subcódigos propios del dirigía al juez, al adversario o al ria del Barroco que recibe ese
que consta dicho verso y, por lenguaje poético, como la métri­ público), política y religiosa, con nombre de la importancia que
otra, ciertos fenómenos que ca, la retórica, los géneros lite­ el fin de recabar el asentimiento" otorgaron los escritores de esa
pueden alterar el número real rarios y los diversos códigos esté­ de sus oyentes. Como recurso li­ tendencia (Gracián, Quevedo,
de sílabas métricas del mismo: ticos y culturales en los que se en­ terario, es un procedimiento fre­ etc.) al concepto como vía de
p. e., la ^sinalefa, la ^sinéresis, la marca el texto. Cuando el emisor cuentemente empleado por di­ conocimiento y expresión de la
*diéresis y el *hiato. Además de pertenece a una cultura o época versos escritores, que interpelan realidad. El escritor conceptista
estos fenómenos, en la medi­ lejana del destinatario, las difi­ al lector simulando solicitar su ofrece al lector la posibilidad de
ción de las sílabas métricas se cultades de interpretación se in­ opinión sobre el tema de que tra­ un conocimiento de las cosas, no
ha de contar siempre una sola crementan, ya que los códigos tan, sin esperar, naturalmente, su a través de una descripción di­
a partir del último acento del mencionados son desconocidos respuesta. Es, por tanto, una figu­ recta de las mismas, sino por un
verso. para él, y debe hacer un esfuerzo ra afín a la ^interrogación retóri­ haz de relaciones y correspon­
Comunicación. La literatura, de descodificación a partir de los ca. Véanse: actos de habla, dencias con otros objetos, perci­
como todo fenómeno cultural, es supuestos históricos, lingüísticos DISCURSO, ENUNCIACIÓN, FUN­ bidas en los conceptos creados
un acto de comunicación en el y culturales propios del autor- CIÓN, INTERLOCUTOR, LOCUTOR,. por él.
que se produce un paso de infor­ emisor. En este sentido, tiene es­ MENSAJE, RECEPTOR y TEXTO. Entre las técnicas de creación de
mación desde una fuente (el es­ pecial relevancia el estudio del Concatenación. Término de correspondencias entre los obje­
critor) hasta un destinatario: el contexto, entendido como el en­ origen latino (concatenatio: con­ tos heredadas de la tradición re­
oyente (en el caso de la transmi­ torno que condiciona el sentido y catenación) con el que se designa tórica figuran la comparación, la
sión oral del mensaje), el lector función de las distintas unidades una figura de dicción consistente metáfora, la alegoría, la antítesis
(en el caso del texto escrito) o el del mensaje en relación con otras en la repetición de una serie de y contraste, el paralelismo, etc.
espectador, en la representación unidades antecedentes o poste­ palabras que aparecen conexio­ Recursos de manifestación de la
dramática. En el escritor conver­ riores dentro de un determinado nadas en una gradación progre­ agudeza verbal en los escritores
gen las funciones de fuente, codi­ texto o del entramado intertex­ siva a través de las diversas frases conceptistas son la *paronoma-
ficador, emisor y transmisor. En tual constituido por otras obras de un período o de los versos de sia, el ^calambur, el *equívoco,
cuanto a la producción del men­ del mismo autor o por el conjun­ una estrofa o poema. Ejemplo: la ^anfibología, la ^paradoja, la
saje, dicho emisor-codificador to de obras pertenecientes a una ^elipsis y el *zeugma, del que
«¡Oh mi voz condecorada
utiliza los distintos signos del có­ escuela o todo un movimiento ofrece múltiples muestras Balta­
con la insignia marinera:
digo de la lengua, tanto en su as­ cultural. sar Gracián en ejemplos como
sobre el corazón un ancla,
pecto denotativo como connota- Con el término «comunicación» éste: «Es el engaño muy superfi­
y sobre el ancla una estrella,
tivo, lo que confiere al texto un o «anacenosis» (del griego ana- cial, topan con él los que lo son»
y sobre la estrella el viento,
carácter polisémico, peculiar del koinosis: intercomunicación) se (superficiales, se entiende).
y sobre el viento la vela!».
lenguaje poético. El destinatario designa también una figura retó­ Equivocadamente, se ha solido
puede ser múltiple y, en general, rica consistente en hacer partíci­ (Alberti) considerar al conceptismo como
CONCESION 96 97 CONSONANTE

la antítesis del ^culteranismo, la plar. yéanse: autobiografía, retórica consistente en la contra­ primero que es la denotación».
otra vertiente estilística del Ba­ AUTORRETRATO, DIARIO y ME­ posición de dos enunciados que Se trata, pues, de dos sistemas de
rroco. Hoy es opinión común MORIAS. incluyen las mismas palabras, signos interrelacionados.
que ambos estilos no son movi­ Confidente. Se dice del perso­ pero invirtiendo su orden y régi­ En síntesis, la denotación, o pri­
mientos contrapuestos y que, en naje que en una obra teatral ac­ men, de lo que se deriva un senti­ mer sistema de significación, se
el fondo, responden a la misma túa como consejero y guía del do también contrapuesto. Así, no centra en la función referencial
estética de refinamiento y com­ protagonista; suele desempeñar es lo mismo «comer para vivir» del signo, que aporta el significa­
plicación formal del lenguaje. las funciones de ayo, o criado, o que «vivir para comer». El ejem­ do original y permanente de una
Véanse: barroco y cultera­ amigo de aquél, y ser el portador plo clásico es el de Quevedo en la palabra. La connotación consti­
nismo. de sus mensajes. Como el coro de Epístola satírica y censoria contra tuye el sistema segundo de signi­
Concesión. Término de origen la tragedia clásica, sirve de me­ las costumbres presentes de los ficación e implica los posibles
latino (concessio: concesión; su diador entre la escena y el públi­ castellanos: nuevos sentidos o valores que
correspondiente griego sería syn- co, y llega a ser, en ocasiones, el pueden agregarse al significado
choresis: consenso) con el que portavoz o intérprete del sentir y «¿No ha de haber un espíritu va­ referencial o denotativo de dicho
se denomina una figura retórica del pensamiento de este último lúente? signo. La connotación es un me­
consistente en la admisión estraté­ o del mismo autor. Véanse: coro ¿Siempre se ha de sentir lo que se canismo peculiar del lenguaje
gica de ciertas razones del contra­ y gracioso. [dice? poético, caracterizado por la po­
rio que, a primera vista, parecen Conflicto. Es la tensión u oposi­ ¿Nunca se ha de decir lo que se lisemia, ambigüedad y capacidad
debilitar la propia argumentación ción que se produce entre perso­ [siente?». de creación de asociaciones se­
y que, sin embargo, terminan por najes o grupos sociales cuando (Quevedo) mánticas y contenidos significa­
hacer más sólida y convincente la éstos, en el transcurso de una ac­ tivos nuevos. Figuras literarias
propia tesis. ción novelesca o dramática, en­ A esta figura se la conoce tam­ fundamentales como la metáfo­
Confesión o confesiones. cuentran un obstáculo ante los bién con los nombres de ★metáte­ ra, la alegoría, el símbolo, etc., se
Término con el que se designa un objetivos que persiguen (amor, sis e inversión. fundan en el procedimiento de la
tipo de relato autobiográfico, cu­ dinero, ideales, etc.). En algunos Connotación. Término intro­ connotación. Véanse: alegoría,
yos rasgos característicos (ex­ casos, como en Edipo, el conflic­ ducido en la Lingüística por DENOTACIÓN, METÁFORA, POE-
tractados, lo mismo que su deno­ to está'planteado antes de iniciar­ L. T. Hjelmslev para designar la SÍAySÍMBOLO.
minación, de la obra inicial del se la obra. Las raíces del conflic­ capacidad que tienen los signos Consonante. Término de ori­
género, las Confesiones de San to pueden ser de tipo personal del lenguaje de recibir nuevos gen latino (consonans, participio
Agustín) son los siguientes: na­ (p. e., las que surgen entre dos ri­ significados, añadidos al sentido de consonare: estar en armo­
rración retrospectiva en prosa vales por la relación amorosa con o acepción que originalmente nía, sonar juntamente) aplicado
(relato analéptico) sobre la histo­ una dama) o bien basarse en con­ presentan esos signos o palabras, a un tipo de rima que se produce
ria de una personalidad, contada cepciones contrapuestas de or­ p. e., al ser definidos en un dic­ cuando dos o más versos presen­
por ella misma (relato autodiegé- den social, político, moral, etc., o cionario. Dicho término ha sido tan los mismos sonidos vocálicos
tico) con la intención de hacer como consecuencia de dos ma­ aplicado en crítica literaria por y consonánticos a partir de la úl­
públicos los secretos de su propia neras enfrentadas de ver la vida y R. Barthes, que lo define así: tima vocal acentuada. La rima
existencia privada, fijándose es­ organizar la convivencia. «Connotación es un sentido se­ llamada asonante, por el contra­
pecialmente en su evolución o Conmutación. Término de ori­ gundo, cuyo significante mismo rio, tan sólo reitera los mismos
cambio intelectual y moral, al gen latino (conmutado: cambio) está constituido por un signo o sonidos vocálicos a partir de la
que se concede un valor ejem­ con el que se designa una figura por un sistema de significación última vocal tónica. La rima con­
CONTEMPLACIÓN 98 99 COPLA

sonante puede ser aguda, llana y aún no organizada, y la forma, Contexto. Término utilizado en cabulario y una técnica musica­
esdrújulo. Véase: rima. dicha masa acústica estructurada Lingüística para designar el en­ les en la conformación de sus no­
Contemplación. Término pro­ en fonemas. En el plano del con­ torno de una determinada uni­ velas: A. Gide (Sinfonía pastoral,
cedente de la filosofía neoplató- tenido, distingue entre la sustan­ dad (palabra, frase, enunciado), 1919), A. Huxley (Contrapunto,
nica que es recogido por la litera­ cia de ese contenido (que sería el constituido por las unidades que 1928), etc. El título de esta obra
tura ascética y mística para de­ pensamiento amorfo o el sentido la preceden y la siguen (contexto de Huxley responde a la utiliza­
signar una actividad espiritual de una idea aún no precisada en verbal). También se emplea para ción de la técnica musical del
consistente en la «visión» y gozo una determinada lengua: p. e., la aludir a las realidades y circuns­ contrapunto para narrar diversas
de la presencia de Dios en el idea de mi ser o existir) y la for­ tancias que rodean la emisión de historias que se van entrecruzan­
alma. El mismo término es utili­ ma, expresada en cada lengua de un mensaje (contexto de situa­ do sucesivamente.
zado en Estética para significar la manera diferente: «Yo soy», «lo ción) y para referirse «a los da­ Copia autógrafa. Véase ma­
actividad eminentemente recep­ sono», «Ich bin», etc. En esta con­ tos comunes al emisor y al recep­ nuscrito.
tiva del espectador o lector ante cepción, el significado sería la tor sobre la situación cultural Copla. Tipo de composición lí­
la obra de arte. forma del contenido, y el signifi­ y psicológica, las experiencias y rica usada preferentemente en la
Contenido. Término utilizado cante la forma, de la expresión. los conocimientos de ambos» poesía popular, pero que tam­
generalmente como sinónimo de Por otra parte, la expresión lo se­ (J. Dubois). Véanse: intertex- bién aparece en la poesía culta
significado, en contraposición a ría siempre de un contenido, y el TUALIDAD, LINGÜÍSTICA DEL medieval, en la de los Siglos de
«forma», que constituiría el sig­ contenido sería siempre el conte­ TEXTO y PRAGMÁTICA. Oro y en la popularista contem­
nificante de una palabra, enun­ nido de una expresión. Contrafigura. Término utili­ poránea. Aunque presenta dife­
ciado o texto. Ciertos críticos En el campo de la crítica, el zado en el lenguaje teatral para rentes formas estróficas a lo largo
literarios entienden por conteni­ formalismo ha superado la divi­ designar al «doble» que sustitu­ de su historia (copla castellana:
do el argumento de una obra sión forma-contenido, al distin­ ye a un actor, cuando éste, por ocho versos octosílabos, dividi­
o bien el conjunto de motivos, guir entre «materiales» cons­ algún motivo (p. e., cambiarse dos en dos grupos de cuatro ver­
ideas, temas y valores que con­ tituyentes del texto literario de indumentaria), deba ausen­ sos y con cuatro rimas diversas,
forman el mensaje ideológico de (sonidos, palabras, imágenes, tarse de la escena. La contrafigu­ según el modelo: abba: cddc; co­
la misma. La acepción del térmi­ temas, etc., serían el contenido ra puede ser otro actor o un ma­ pla caudata: diez versos, ocho
no contenido ha sido objeto de material) y «procedimientos» niquí o muñeco que se le ase­ de ellos tetrasilábicos, distribui­
diversas matizaciones en el cam­ estilísticos de conformación de mejen. dos en dos grupos simétricos, el
po de la lingüística (en concreto, esa obra de arte. La serie de pro­ Contrapunto. Término musi­ quinto y décimo versos son octo­
en la glosemática) y en el de la cedimientos o artificios utiliza­ cal que alude a una forma de sílabos y riman entre sí; copla real
crítica literaria, especialmente a dos constituiría el contenido composición en la que se desa­ o falsa décima: diez versos octo­
partir del formalismo ruso. En formal: en este sentido, el conte­ rrollan líneas melódicas simultá­ sílabos divididos en dos quinti­
sus estudios sobre el lenguaje, nido es parte de la forma y la neas y en la que los sonidos se llas o en dos grupos de cuatro y
Hjelmslev distingue un doble forma es parte del contenido, ya valoran en función de sus distan­ seis versos, etc.), la estrofa que
plano en la formación del enun­ que todos los elementos cons­ cias respectivas. Desde los inicios por antonomasia se denomina co­
ciado (expresión y contenido) y tituyentes del texto (fónicos, del siglo xx, probablemente por pla está constituida por cuatro
un doble estrato en cada plano morfosintácticos, léxicos, etc.) influjo de los simbolistas, parti­ versos de arte menor, general­
(sustancia y forma). En el plano comportan una carga significa­ darios de interrelacionar lite­ mente octosílabos, con rima aso­
de la expresión, la sustancia es la tiva y contribuyen a formar el ratura, música y artes plásticas, nante en los versos pares y sin
materia acústica de los sonidos, sentido último del mismo. ciertos escritores utilizan un vo­ rima en los impares. Ejemplo:
COPLA DE ARTE MAYOR 100 101 CORRAL

«¡Oh casa de Alvargonzález, f da dolor, tercero, con lo que se configura el por un actor, que declama el
qué malos días te esperan; d cómo, a nuestro parecer, diálogo dramático. Es entonces prólogo y el epílogo de la obra;
casa de los asesinos, e cualquiera tiempo pasado cuando el coro adquiere su forma en el teatro español del Siglo de
que nadie llame a tu puerta!». f fue mejor». y funcionalidad definitiva, que Oro, y en el francés de Racine, la
es múltiple: ritual (oraciones función mediadora es desarro­
(Machado) (Manrique) de plegaria, cantos de acción de llada por el confidente), pero se
Aparte de las formas estróficas gracias, ofrendas, desfile proce­ recupera en los dramaturgos
mencionadas, en la poesía me­ Copla de arte mayor. Véase sional, etc.), demarcadora (del alemanes Goethe y Schiller, en
dieval abundan las llamadas co­ COPLA. inicio y fin de cada episodio, a los románticos franceses V. Hu­
plas de arte mayor y menor y Copla castellana. Véase co­ través de sus intervenciones), go y A. de Musset y en ciertos
las coplas de pie quebrado. Un pla. mediadora (entre la acción que autores contemporáneos, como
ejemplo de las coplas de arte Copla caudata. Véase copla. se desarrolla en escena y el públi­ J. Anouilh (Antígona), B. Brecht,
mayor (ocho versos con triple Copla-manriqueña. Véase co­ co, cuyo sentir y pensamiento in­ F. Dürrenmatt, etc.
rima consonante) aparece en las pla. terpreta y proclama) y narradora Corpus. Término utilizado en
llamadas octavas acrósticas de Copla de pie quebrado. Véase (preanuncia los derroteros por crítica literaria para denominar
La Celestina. (Véase: acrósti­ COPLA. los que se va a encaminar la ac­ el conjunto de obras de un autor,
co.) La misma forma métrica Copla real. Véase copla. ción, advierte a los personajes del escuela o movimiento literario,
presenta la copla de arte menor, Corifeo. Término procedente peligro que corren con su con­ folosófico, etc. Así, se habla del
pero con versos octosílabos o de del latín (coryphaeus, y éste del ducta). El coro de la tragedia «corpus aristotélico» o del «cor-
menor número de sílabas. Las griego korifaios: el que está en si­ constaba de doce miembros, y el pus cervantino» para designar la
coplas de pie quebrado son aque­ tio elevado, el jefe) con el que se de la comedia, de veinticuatro. recopilación de todos los escritos
llas en que se combinan versos designaba al que dirigía el coro En la comedia de Aristófanes el atribuidos a Aristóteles y a Cer­
octosílabos y tetrasílabos en en la tragedia griega y latina. coro interviene frecuentemente vantes, respectivamente.
forma variable. Las más conoci­ Véase: coro. en el desarrollo de la acción a tra­ Corral. Término con el que se
das son las de Jorge Manrique Coro. Término de origen griego vés de las *parábasis: el grupo designa el lugar de representa­
(copla manriqueña), que cons­ (7cofos;"danza) con el que se de­ coral avanzaba hacia el público ción teatral utilizado en España
tan de doce versos, agrupados signaba al grupo de danzantes y, tras un breve canto, el corifeo a partir de la segunda mitad del
en dos sextillas de versos octosí­ que en las fiestas de Dioniso can­ desarrollaba una serie de ideas siglo xvi y que estaba construi­
labos, salvo el 3, 6, 9 y 12, que taban el «ditirambo», dirigidos que representaban el pensamien­ do en un patio cerrado por ca­
son tetrasílabos, con rima con­ por un corifeo o solista. El diti­ to del autor. Posteriormente de­ sas en tres de sus lados. Los pri­
sonante. Ejemplo: rambo está en el origen de la tra­ saparece la parábasis y, tanto en meros corrales se crearon en
gedia griega, y del mencionado la comedia griega como en la ro­ Valencia, Toledo y Sevilla y, más
a «Recuerde el alma dormida, grupo irán surgiendo los perso­ mana, se reduce el papel de coro tarde, en Madrid. Estos locales
b avise el seso y despierte najes, a partir de Tespis, que con­ a una intervención en los entre­ constaban de un escenario o
c contemplando vierte al corifeo en primer ac­ actos con un canto lírico. En la tablado, detrás del cual había
a cómo se pasa la vida, tor: sus intervenciones alternan Edad Media desciende el papel dos vestuarios, para hombres
b cómo se viene la muerte con las respuestas del coro. Estas del coro (adquiere un cometido y mujeres, respectivamente. El
c tan callando: respuestas se van diversificando didáctico), y más aún, en el Re­ patio estaba destinado a los es­
d Cuán presto se va el placer, cuando Esquilo introduce un se­ nacimiento y Barroco (en el tea­ pectadores.masculinos: había
e cómo, después de acordado, gundo personaje y Sófocles un tro de Shakespeare es suplantado bancos cerca del escenario y en
CORRELACIÓN 102 103 CORTESANO

los laterales del patio, donde se (Bl, B2, B3). «A» designa el con­ tría en el empleo de la rima, pre­ donde se crea una lengua poética
sentaban los comerciantes y sec­ tenido conceptual genérico del ferentemente consonante (tam­ en la que se vierte la creación lírica
tores del pueblo con más me­ primer conjunto (circunstancia bién utilizan la asonancia), del cortés de poetas gallegos, portu­
dios económicos. En el centro de lugar), y «B», el del segundo cómputo silábico y de la rica y gueses y castellanos. Véanse: can­
del patio permanecían de pie (sujeto y acción verbal). Las le­ variable organización de las es­ só, CANTIGA DE AMOR, DOLCE
los mosqueteros. Las mujeres se tras A y B señalan los conjuntos a trofas en el poema. Dentro de la STIL NOVO y TROVADOR.
acomodaban en la *cazuela, si­ que pertenece cada elemento, y gran variedad de composicio­ Cortesana (novela). La deno­
tuada al fondo del edificio, en los números 1, 2 y 3, los elemen­ nes utilizadas por los trovadores. minación de «cortesana» se atri­
lo que hoy sería el entresuelo, al tos correlacionados. Véase: re­ (*sirventés, *tensó, *partimen, buye a un tipo de novela corta
que accedían por una escalera colección. *alba, *pastorela, etc.), interesa (escrita por una serie de narra­
ubicada en uno de los laterales Corriente de conciencia. Véa­ especialmente el estudio de la dores del siglo xvn: Alonso Jeró­
del corral. A un lado del patio se MONÓLOGO INTERIOR. cansó por su contenido temático, nimo de Salas Barbadillo, Alonso
estaba la alojería, donde el alo­ Corriente literaria. Véanse en el que aparece formulado un de Castillo Solórzano, María de
jero vendía frutas y bebidas, en­ CLASIFICACIÓN LITERARIA y PE­ original concepto del amor: el Zayas, etc.) que presenta una
tre ellas la aloja (mezcla de agua RÍODOS LITERARIOS. amor «cortés». El hecho de que estructura formada por relatos
y miel con especias). En los bal­ Cortés (Poesía y amor cor­ los trovadores pertenecieran a yuxtapuestos, narrados en el
cones y ventanas de las casas tés). Término con el que se alude una sociedad y cultura feudales marco de una tertulia o de un
que daban al corral se habilita­ a un tipo de poesía lírica, de gran explica que el amor sea concebi­ viaje, al estilo de las conocidas
ban unas localidades denomi­ perfección formal, surgido en do como un culto de vasallaje del obras de Chaucer y Boccaccio en
nadas «aposentos» (correspon­ Provenza en el siglo xn, y tam­ poeta hacia una dama, de la que la Edad Media. Un ejemplo de
dientes a los actuales palcos), bién al contenido de uno de los está enamorado y a la que consi-' este tipo de relatos lo constituyen
que eran ocupados por los no­ poemas más característicos de dera como midons (mi señor). las Novelas amorosas y ejemplares
bles. Y, por último, los desvanes, esta lírica provenzal (la cansó) en Este vasallaje amoroso es consi­ (1637) de María de Zayas. Como
situados en la última planta. el que se canta el fin’amors o derado como un «servicio», cu­ antecedentes de estas novelas
Véase: comedia. «amor cortés». yos rasgos son obediencia y su­ cortesanas del xvn podrían con­
Correlación. Procedimiento li­ Los trovadores, que son quienes misión. Dicho amor exige una siderarse el Heptamerón (1546),
terario consistente en la corres­ inician esta corriente literaria, suprema discreción en el poeta de Margarita de Navarra, y el re­
pondencia sintáctica o concep­ crean una lengua poética pecu­ (la dama es casada), por temor a lato de los amores de Félix, Felis-
tual entre los miembros de dos o liar, artificiosamente refinada, que cortesanos aduladores (lau- mena y Celia en La Diana, de Jor­
más conjuntos estructurados de que tiene como soporte el ha­ zengiers) del celoso (gilós) señor ge de Montemayor.
forma similar. Ejemplos: bla (langue d’oc) de una zona del puedan descubrir y delatar esa Cortesano. Término proceden­
sur de Francia entre Limoges y relación amorosa. Por eso, preci­ te del italiano cortegiano, el cual, a
«Ni en este monte (Al), este Toulouse. Dicha lengua poéti­ samente, en los poemas trovado­ su vez, deriva de cortisanns, pala­
[aire (A2), ni este río (A3) ca se constituirá en modelo de rescos el nombre de la dama apa­ bra utilizada en el bajo latín
corre fiera (Bl), vuela ave (B2), creación lírica, también en otras rece encubierto bajo seudónimo de Italia para aludir al hombre de
[pece nada (B3)...». áreas cercanas, como Cataluña, (senha). corte. Relacionado con dicho tér­
(Góngora) donde algunos poetas la seguirán Esta poesía trovadoresca cortés se mino está el de cortesía, que im­
utilizando hasta el siglo xv. Des­ introduce en la Península Ibérica a plica una doble acepción: come
En estos versos de Góngora hay de el punto de vista métrico, los través de tres focos: Cataluña, Cas­ referencia a una cultura surgida
dos conjuntos: (Al, A2, A3) + trovadores alcanzan gran maes­ tilla y el área gallego-portuguesa, en los ambientes palaciegos de
cosAirri- 104 105 CREACIONISMO

la sociedad feudal, caracterizada pite, intercalado entre ellos, en cuentra en el llamado «artículo - en él se funden, en cuanto al
por unas formas refinadas de forma de estribillo. A lo largo de de costumbres», que tiene como fondo y a la forma, el ensayo y
relación entre el caballero y la la serie se va desarrollando un antecedente remoto el «cuadro de el cuento.
dama, o bien como modelo de tema enunciado en los dos pri­ costumbres» del Siglo de Oro, y Véanse: realismo y tipo.
conducta para una convivencia meros versos, al que se añaden reciente los «cuadros festivos de Crasis. Término griego (krasis:
social basada en la corrección y nuevos aspectos en los pareados la sociedad» de la época: («Una mezcla) con el que se designa una
buenas maneras. A esta última siguientes, en un «movimiento tertulia», «Un baile», «Puerta del figura retórica consistente en la
acepción responde el título (y alterno de retroceso y avance» Sol», etc.), publicados por R. de creación de una nueva palabra
contenido) del libro de Erasmo, (T. Navarro). Es una composi­ Mesonero Romanos en su libro mediante la fusión de otras dos y
Cortesía, publicado en 1526 y que ción apta para el canto: un solista Mis ratos perdidos (1822). Sin em­ previa contracción de sus compo­
constituye un manual de urbani­ podría cantar los pareados, a los bargo, el modelo definitivo de di­ nentes, con la consiguiente pérdi­
dad para la educación desde la in­ que respondería el coro con el es­ cha composición se encuentra en da de fonemas o sílabas. Sirva,
fancia. El término cortesano se tribillo. Ejemplo: «El café», artículo de Mariano como ejemplo, el término Jerigón-
impone en su acepción de discre­ José de Larra incluido en El gora, creado por Quevedo para de­
to, avisado y urbano, a partir de la «Del rosal vengo, mi madre, Duende Satírico del Día (1828). gradar la poesía de Góngora, con­
traducción, en 1534, de la obra de vengo del rósale. En la revista Cartas Españolas siderándola como «jerigonza» o
Castiglione El Cortesano (1528). A riberas de aquel vado (1831, participan Mesonero, La­ jerga incomprensible de rufianes.
Entre los aspectos abordados en viera estar rosal granado: rra y Serafín Estébanez Calde­ Véase: jerigonza.
este libro destacan los relativos al vengo del rósale. rón) y en La Revista Española se Creacionismo. Movimiento
tema del amor platónico, al senti­ A riberas de aquel río va perfilando el nuevo artículo de poético vanguardista que surge
do y arte del humor, al del «bien viera estar rosal florido: costumbres, cuyos rasgos funda­ en la segunda década del siglo
hablar y escribir» y a otras cuali­ vengo del rósale. mentales, al igual que sus dos va­ xx y cuyos representantes más
dades que deben adornar al caba­ Viera estar rosal florido, riantes (el tipo y la escena), son significativos son el francés P.
llero y a la dama de corte. El per­ cogí rosas con sospiro: los siguientes: Reverdy, el chileno V. Huidobro
fecto cortesano ha de ser avezado vengo del rósale. - Composición breve, en prosa y los españoles G. Diego y J. La­
tanto en las armas como en las ar­ Del rosal vengo, mi madre, o en verso, concebida como un rrea. Reverdy, amigo de los pin­
tes y letras (música y poesía), en vengo del rósale». cuadro independiente; tores Picasso y Braque y de los
perfecto equilibrio; estará ena­ - acción elemental o nula; poetas Max Jacob y G. Apolli­
morado del ideal de belleza feme­ En la literatura contemporánea - parquedad o escasez de diá­ naire, contribuye a una profun­
nina y abierto, a la vez, a la belleza resurgen ecos del antiguo cosau­ logo; da renovación de la poesía con­
y sabiduría divinas. El tema de la te en Juan Ramón Jiménez («El - temática relativa a la descrip­ temporánea a través de la revista
lengua es capital en la obra, y a él mar lejano») y en R. Alberti («Se ción de tipos, costumbres, es­ Nord-Sud (1916-1918, de la que
se dedican atinadas reflexiones en equivocó la paloma...»), entre cenas, instituciones, lugares, es cofundador), convertida en
el prólogo y en el libro I. otros. etc., del entorno social; portavoz de las nuevas tenden­
Cosaute. Poema procedente de Costumbrismo. Término con - contemporaneidad de lo trata­ cias. Para Huidobro el creacio­
la poesía popular galaico-portu- el que se alude a un tipo de crea­ do en el artículo; nismo no es una escuela sino
gtiesa, al que, por error, también ción literaria desarrollada en Es­ - propósito diversificado: didác­ una teoría estética, cuya premisa
se denomina «cósante». Está for­ paña en el siglo xix, principal­ tico, de reforma moral o social, fundamental sería la idea de la
mado por una serie de pareados, mente entre 1830 y 1850, y cuya satírico, humorístico, de puro peculiaridad del lenguaje poéti­
a los que sigue un verso que se re­ manifestación más precisa se en­ entretenimiento o evasión, etc.; co, en el cual las palabras cede­
CREACIONISMO 106 107 CRÍTICA LITERARIA

rían su función representati­ por el poeta, metáforas origina­ objetos, las imágenes yuxtapues­ ca desarrollada desde el Renaci­
va primaria para adquirir una les, en las que se advierte un de­ tas al modo de la pintura cubista, miento hasta al neoclasicismo.
significación «más profunda y seo de evasión de la realidad de etc. Véanse: cubismo, dadaís­ Con el Romanticismo surge una
como rodeada de un aura lumi­ los objetos y de elevación hacia mo, CUBISMO, GENERACIÓN DE reacción contra este carácter nor­
nosa que debe elevar al lector del las altas esferas: viento, pájaro, 1927, SURREALISMO, ULTRAÍSMO mativo y contra el mencionado
plano habitual y envolverlo en ángel, etc. Se pretende crear una y VANGUARDISMO. sistema en su conjunto. En el
una atmósfera encantada». El especie de «álgebra del lenguaje», Crítica literaria. Es una de las transcurso del siglo xix se irán
objetivo del creacionismo sería en la que los signos lingüísticos ramas que componen la ciencia sentando las bases para el desa­
lograr una poesía pura, fruto de se utilizan no como portadores de la literatura, junto con la teoría rrollo de la crítica moderna, en
la invención creadora del poeta de significado (de ahí la abun­ literaria, la historia de la literatu­ relación con disciplinas afines
(«hacer un poema como la natu­ dancia de neologismos sin con­ ra y la literatura comparada. Eti­ como la historia literaria, la lite­
raleza hace un árbol»), trascen­ cepto), sino por su capacidad de mológicamente, el término «crí­ ratura comparada, la filología, u
diendo el mundo de los objetos y sugerencia estética y de creación tica» procede del griego kríno otras, como la estética, la filoso­
evitando describir la realidad de belleza. Sirva como ejemplo el (juzgar), actividad que constituye fía, la antropología, etc. .
exterior. El poeta no ha de imitar lenguaje poético elaborado por un cometido fundamental del La segunda y más importante
la naturaleza o el mundo, debe Huidobro en los libros VI y VII crítico, el cual parte de los presu­ función de la crítica es la de inter­
crearlo de la nada: de Altazor, al tratar de comunicar puestos conceptuales y del meta- pretación. El crítico literario, en
éste una experiencia mágica ine­ lenguaje científico proporciona­ su descripción e interpretación
«Inventa mundos nuevos y cuida fable, sentida en su intento de al­ do por la teoría de la literatura y de una obra, ha de dar cuenta de
[tu palabra [...] canzar la plenitud celeste. Véase los aplica a la descripción e inter­ los componentes del texto en sus
El vigor verdadero la siguiente jitanjáfora, que ex­ pretación de los textos literarios. diferentes niveles (gráfico, fono­
Reside en la cabeza [...] presa dolor humano: La crítica literaria, en su devenir lógico, morfosintáctico, léxico-
El Poeta es un pequeño Dios». histórico, ha venido cumpliendo semántico, estilístico y temáti­
«Campanuido lalalí diversas funciones. La primera co), así como de la interrelación
Para lograr este objetivo, el escri­ Auriciento auronida de ellas, al menos en el plano cro­ de todos estos elementos que
tor no tiene otros medios que la Lalalí nológico, ha sido la normativa y conforman la estructura o el sis­
imaginación y la palabra. En este lo ia prescriptiva, por la que, partien­ tema del texto, concebido como
aspecto, el creacionismo busca iiio do de un sistema de principios signo artístico complejo. Por otra
nuevos recursos expresivos, que, Aiaiaiaiiiiiia». estéticos elaborados por la poéti­ parte, en el transcurso del si­
en la línea de otros movimien­ ca, enunciaba criterios orienta­ glo xx, han ido surgiendo diver­
tos de vanguardia, implican una G. Diego, abundando en la carac­ dores a los que debía acogerse el sas corrientes de teoría y crítica
ruptura con las técnicas hereda­ terización de los rasgos diferen- escritor para lograr una perfecta literarias que han enriquecido el
das de la tradición, comenzando ciadores del creacionismo, en su obra de arte. Ese carácter orien­ metalenguaje científico y los mé­
por ciertas normas relativas a la libro Imagen destaca la ausencia tador y prescriptivo tienen, p. e., todos de análisis, interpretación
ortografía, morfosintaxis y se- ■ de contenidos ideológicos, la eli­ las observaciones y juicios de va­ y comentario de textos literarios
mántica: ausencia de puntua­ minación de lo anecdótico y de lor sobre los diversos géneros li­ con las aportaciones de otras dis­
ción, escritura de letras sueltas, los aspectos emotivos y senti­ terarios, que aparecen en la Epís­ ciplinas, como la lingüística, la
palabras carentes de significado mentales, la creación de imáge­ tola a los Pisones, de Horacio. semiótica, el psicoanálisis, la so­
conocido, anacolutos y rupturas nes autónomas, carentes de refe­ Dicho rasgo prescriptivo conti­ ciología, etc. A estas corrientes se
sintácticas, neologismos creados rencias al mundo exterior de los núa siendo primordial en la críti­ dedica un apartado específico en
CRÍTICO 108 109 CRÓNICA

este Diccionario: "formalismo, dirige. Existe el crítico académi­ bus Gothorum, Wandalorum et ca de Alfonso X son también
*New Criticism, "estilística, "es- co, que elabora con carácter cien­ Suevorum (s. vi), de San Isidoro. la Tercera Crónica General y la
tructuralismo, *Nouvelle Criti­ tífico un análisis riguroso de las En el siglo xi aparece la Chronica Cuarta Crónica General, que
que, "psicoanálisis y psicocrítica, obras literarias en sus diferentes Gothorum, escrita por un mozá­ abarca hasta 1455. Todas ellas,
"crítica sociológica, "semiótica, aspectos, de acuerdo con los ins­ rabe de Toledo, en la que se reco­ así como la de Alfonso XI, perte­
"simbólica y mitocrítica, "her­ trumentos metodológicos elabo­ ge la leyenda de la hija del conde necen al siglo xiv. De este mismo
menéutica, "recepción (estéti­ rados en los medios universita­ don Julián y la pérdida de Espa­ siglo son las Crónicas del canci­
ca de la), "lingüística del texto, rios a los que se alude en ^critica ña. Siguen la Chronica Silense ller Ayala sobre los reinados de
"pragmática, etc. literaria. Este tipo de análisis se (c. 1115) y la Chronica Najerense Pedro I, Enrique II, Juan I y Enri­
Una tercera función de la crítica publica en ensayos y revistas (c. 1160), que abarca, en sus tres que III. De las crónicas posterio­
es la de servir de orientación y especializadas. Existen, además, libros, desde los comienzos de la res, cabe recordar la Crónica de
estímulo de la creación literaria, otros críticos, cuya función es humanidad hasta el reinado de Juan II de Castilla, escrita por Al­
facilitando a escritores y lectores orientar al gran público sobre las Alfonso VI y en la que se prosifi- var García de Santa María, la
el conocimiento de las grandes novedades bibliográficas o sobre can varios ^cantares de gesta, Crónica de los Reyes Católicos,
obras del pasado, advirtiendo los estrenos de obras de teatro. La como el de Fernán González, la por Diego de Valera, y las Memo­
las deficiencias de los productos crítica que realizan es de carácter condesa traidora y Garci Fernán­ rias del reinado de los Reyes Cató­
literarios del presente y valoran­ informativo y de valoración de la dez. Vienen a continuación el licos, don Fernando y doña Isabel,
do adecuadamente los logros es­ calidad estética de las obras, de Chronicon Mundi (1236), de Lu­ por Andrés Bernáldez.
téticos y el descubrimiento de acuerdo con los esquemas cultu­ cas de Tuy, y la Historia Gótica, Al período de Carlos V corres­
nuevas formas de expresión ar­ rales vigentes: se trata de la críti­ llamada también De rebus Hispa- ponden Historia del Emperador
tística. ca periodística. niae, de R. Ximénez de Rada, en Carlos V, del cronista oficial
Finalmente, el crítico ha de ter­ Crónica. Modalidad de literatu­ la que se relata la historia de Es­ Pedro Mexía, y la Coránica isto-
minar su análisis con una valora­ ra historiográfica consistente en paña desde la época visigoda ria de Francesillo de Zúñiga, bu­
ción (imparcial, objetiva y sin la narración de acontecimientos hasta 1243. Con Alfonso X se ini­ fón de Carlos V, en la que se na­
prejuicios) de los aspectos posi­ correspondientes a un determi­ cia la prosa histórica en castella­ rran, de forma burlesca, diversos
tivos o negativos, logros estéti­ nado período histórico y según el no. En su Primera Crónica Gene­ aspectos escandalosos de la cor­
cos o deficiencias de la obra ana­ orden en que han sucedido. Esta ral, el rey pretende hacer una te. A la época de Felipe II perte­
lizada, así como sobre la validez modalidad cuenta con una larga historia de los reinos de la Penín­ necen la Crónica, de Ambrosio
de respuesta a las expectativas tradición, que se remonta a la sula, en relación con la historia de Morales, y la Historia de las
del público lector. Véanse: cien­ Crónica de Eusebio de Cesárea universal y especialmente euro­ guerras de Granada, de Diego
cia DE LA LITERATURA, CRÍTICO, (s. lv) y que adquiere un notable pea: el Imperio, el Papado y la Hurtado de Mendoza. Mención
COMENTARIO DE TEXTOS LITE­ auge en los siglos xiiyxm en va­ monarquía francesa. Es impor­ especial merecen las llamadas
RARIOS, COMPARADA (LITERA­ rios países europeos, como Fran­ tante la presencia de cantares de Crónicas de Indias, escritas en el
TURA), HISTORIA DE LA LITE­ cia (Grandes Chroniques de Frun­ gesta prosificados, como los del siglo xvi. Sin contar las grandes
RATURA, POETICA y TEORÍA DE ce, 1274), Inglaterra (Historia Cid, los infantes de Lara, el cerco obras relativas al descubrimiento
LA LITERATURA. regum Britanniae, 1135, de G. de de Zamora, etc. De esta crónica de América (de G. Fernández de
Crítico. Es un experto en crítica Monmouth) etc. En España sur­ se hicieron refundiciones y conti­ Oviedo, Bartolomé de las Casas,
literaria que tiene la función de gen dos tempranos ejemplares en nuaciones posteriores, entre las F. López de Gómara y Bernal
realizar un análisis de textos ade­ latín: el Chronicon, del obispo que destaca la Crónica de Veinte Díaz del Castillo), cabe recordar
cuado al público lector al que se Idacio (s. v), y la Historia deregi- Reyes. Dependientes de la Cróni­ la Crónica del Perú, de Pedro de
CRÓNICA PERIODÍSTICA 110 111 CUBISMO

Cieza; los Naufragios, de Alvar Dicha estrofa aparece también en Esta cuarteta asonantada tiene la sión, color local» (G. de Torre).
Núñez Cabeza de Vaca, etc. las obras de Juan Ruiz (Libro de misma estructura métrica que El cubismo literario tiene su
Aparte de estas crónicas reales y Buen Amor), Pedro López de la copla octosilábica. Véase co­ principal desarrollo entre 1917 y
de Indias, se escriben entre los si­ Ayala (Rimado de Palacio), etc. pla. 1920, fechas de mayor auge de
glos xiii y xv una serie de cróni­ Cuarta pared. Expresión utili­ Cuarteto. Estrofa de cuatro ver­ las revistas en las que publican
cas particulares de personajes no zada en el lenguaje teatral para sos de arte mayor con rima abra­ los escritores más significati­
pertenecientes a la realeza, como designar un tipo de representa­ zada (ABBA) o cruzada (ABAB); vos de este movimiento, Max Ja­
la Crónica de don Alvaro de Luna, ción realista en la que se pide a en este último caso se denomina cob, Guillaume Apollinaire, Pie-
El Victorial, Crónica de don Pero los actores que actúen con tal na­ *serventesio. rre Reverdy, Jean Cocteau, etc.
Niño, Conde de Buelna, de Gutie­ turalidad como si no existiera un El nombre de «cuarteto» se ha (Nord-Sud, L’Elan, Sic, Littératu-
rre Diez de Games, etc. Véanse: público de espectadores que les aplicado también a otras modali­ re), y de las obras clave de los
BIOGRAFÍA y MEMORIAS. estuviera observando, como si dades métricas de dicha estrofa: mismos: Le cornet a dés (El cubi­
Crónica periodística. Véanse en realidad existiera una «cuarta el llamado cuarteto-lira (combi­ lete de los dados, 1917, de Max Ja­
LITERATURA Y PERIODISMO. pared» que les separara del pú­ nación de cuatro versos de once y cob), Calligrammes (Caligramas,
Cuaderna vía. (Del latín qua- blico y estuvieran solos, fuera del siete sílabas: AbAb, AbaB, AbBa, 1918, de Apollinaire), La guitare
terna, de quatuor, «cuatro», y teatro, viviendo una escena de la etc.) y el cuarteto monorrimo. endormie (La guitarra dormida,
via, «camino», «vía».) Estrofa vida real. Véase: embocadura. Ejemplo: 1919, de P. Reverdy), etc.
compuesta por cuatro versos de Cuarteta. Estrofa de cuatro ver­ Los rasgos fundamentales de la
catorce sílabas cada uno, con la sos de arte menor que riman en A «Era un aire suave, de pausa- estética literaria cubista son los
misma rima consonante. Dichos consonante el primero con el ter­ idos giros; siguientes: creación del poema
versos están divididos en dos cero y el segundo con el cuarto. B el hada Harmonía ritmaba como un objeto artísticamente
hemistiquios de siete sílabas. Ejemplo: [sus vuelos, autónomo, con una estructura
Esta estrofa se denomina tam­ A e iban frases vagas y tenues sólida y concentrada; supresión
a «Luz del alma, luz divina,
bién *tetrástrofo (estrofa de cua­ [suspiros de lo anecdótico y descriptivo;
b faro, antorcha, estrella, sol...
tro versos) monorritno (de una B entre los sollozos de los vio­ presentación de impresiones dis­
a Un hombre a tientas camina,
única rima). La cuaderna vía es loncelos». continuas, en forma de fragmen­
b lleva a la espalda un farol...».
utilizada especialmente por los (Rubén Darío) tos e instantáneas; eliminación
poetas del *Mester de Clerecía. (A. Machado) de nexos lógicos y de continui­
Ejemplo: Cuando sólo riman los versos Cubismo. Término aplicado, dad temporal, lo que conlleva
pares, se denomina cuarteta im­ en un principio, a la producción una presencia simultánea («si­
«Mester trago fermoso, non es de perfecta. Existe también una artística de una serie de pintores multaneísmo») de recuerdos del
[ioglaría, cuarteta asonantada, de larga (Picasso, Braque, Juan Gris, pasado y sensaciones del presen­
mester es sen pecado, ca es de tradición en la métrica española. etc.) caracterizada por un arte te; ausencia de elementos senti­
[clerezía, Ejemplo: de «descomponer y recomponer mentales, especialmente amo­
fablar curso rimado por la qua- la realidad» en formas geo­ rosos; rechazo del patetismo y
[derna vía «Por una mirada, un mundo;
métricas, a la manera de Paúl aparición de un sentido lúdico
a sílabas cuntadas, ca es grant por una sonrisa, un cielo;
Cézanne, de acuerdo con los si­ y del humor, que rompe con la
[maestría». por un beso...¡yo no sé
guientes principios: «bidimen- monotonía de la vida y hace aflo­
qué te diera por un beso!».
sionalismo, compenetración de rar la alegría en un mundo cam­
(Libro deAlexandre) (Bécquer) planos, simultaneísmo de vi­ biante y, por ello, más divertido.
CUENTO 112 113 CULTERANISMO

Finalmente, en el plano del len­ una de las formas primitivas de la a los cuentos surgidos a partir ordenación rítmica del período
guaje, estos escritores pretenden expresión literaria transmitida del Romanticismo (cuentos de (aprovechando el hipérbaton)
transformar los recursos expresi­ por tradición oral. Se encuentra evasión al mundo de lo fantástico para lograr la eufonía buscada,
vos heredados de la tradición: en todas las culturas conocidas y y maravilloso, escritor por A. de creando recurrencias fónicas, ali­
prescinden de ciertas normas or­ aparece estrechamente vincula­ Musset, E. T. A. Hoffmann, teraciones, etc.; b) cuidada se­
tográficas (puntuación), sintác­ do a los mitos, de tal manera que E. A. Poe, etc.) y del *Realismo: lección del léxico e inclusión de
ticas y métricas; recurren al jue­ algunos antropólogos lo consi­ relatos breves de G. Flaubert, neologismos con el doble objeti­
go de palabras sin sentido, a la deran como un «mito en minia­ Ch. Dickens, L. Tolstoi, Clarín, vo de abandonar un vocabulario
paradoja, a la busca permanente tura» (C. Lévi-Strauss). etc., que son los verdaderos crea­ poético desgastado y enriquecer
de la sorpresa; inician la técnica Con respecto a la clasificación de dores del cuento literario. Véan­ el aspecto fónico de la lengua es­
del caligrama, etc. los cuentos, ha habido varias ten­ se: APÓLOGO, FÁBULA, FOLCLO­ pañola (en la que predominan las
En España se sigue con interés el tativas: unas, tratando de preci­ RE, LEYENDA, MARCO, MITO, palabras llanas) con esdrújulas
desarrollo de este movimiento li­ sar los diferentes tipos de rela­ NOVELA CORTA y ORAL (LITERA­ de origen latino: «purpúreo»,
terario y hay datos que hacen to (maravilloso, mítico, heroico, TURA). • «diáfano», «cítara», «grávida»,
pensar en la influencia ejercida etc.); otras, a partir de la temá­ Culteranismo. Término atri­ «pórfido», etc.; c) transmuta­
por algunos de estos poetas (p. e., tica y protagonista del cuento buido al preceptista Bartolomé ción estética de la realidad incor­
P. Reverdy) en Gerardo Diego, (religioso, satírico, de niños, de Patón, quien lo habría acuñado porada al texto poético e inten­
Jorge Guillen y Luis Cernuda. animales, etc.), o bien según el para designar la tendencia a utili­ sificación de la capacidad de
Véase: creacionismo. modo de transmisión: oral o es­ zar neologismos y cultismos. Por percibir los aspectos de esa reali­
Cuento. Relato breve, oral o es­ crita. Al relato de transmisión el abuso en la introducción de dad más gratificantes a los senti­
crito, en el que se narra una his­ oral se le denomina generalmen­ neologismos en el idioma por dos, especialmente al oído (la
toria de ficción (fantástica o te cuento popular, y sus carac­ parte de algunos poetas «cultos» musicalidad) y a la vista: Góngo­
verosímil), con un reducido nú­ terísticas son el anonimato de (imitadores extravagantes del es­ ra utiliza un léxico que resalta la
mero de personajes y una intriga autor y la posible reiteración te­ tilo de Góngora), dicho término belleza y luminosidad de los ob­
poco desarrollada, que se enca­ mática y argumental en diferen­ pasó a utilizarse como sinónimo jetos a través de sustantivos que
mina rápidamente hacia su clí­ tes versiones y culturas, dado su de estilo oscuro y afectado, por la aluden al color rojo («púrpura»,
max y desenlace final. Se ha di­ origen ancestral, vinculado en inclusión de expresiones extra­ «carmesí», «escarlata»), blanco
cho que el cuento se distingue muchos casos a tradiciones míti­ ñas al idioma y el exceso de orna­ («lino», «nieve», «perlas»), azul
«por la brevedad, la tendencia cas y folclóricas. El cuento de mentación. («zafiro», «cerúleo») y de una ad­
a la unidad (de lugar, tiempo, transmisión escrita, aunque pu­ En su acepción positiva de enri­ jetivación colorista («brillante»,
acción, personajes); la concen­ diera tener sus antecedentes en quecimiento del léxico y de las «luciente», etc.); d) presencia
tración en algún elemento domi­ un relato popular, se diferencia técnicas expresivas del lenguaje frecuente de alusiones mitológi­
nante que provoque un efecto de éste en que el texto aparece ya poético, el culteranismo se sirve cas, que reinciden en la veta cul­
único (con frecuencia un objeto- fijado por la escritura y, por tan­ de los siguientes procedimientos: tista y ennoblecen el mensaje po­
símbolo o una palabra clave);yla to, está más libre de ser alterado o a) utilización de los recursos lin­ ético del texto. Un ejemplo clave
suficiente capacidad para excitar deformado en diferentes versio­ güísticos que influyen en la eufo­ en el Barroco es el Polifemo de
desde un principio la atención nes o interpolaciones. Algunos nía y musicalidad del texto poéti­ Góngora, en el que aparecen los
del lector y sostenerla hasta el críticos aplican a estos relatos el co: elección de palabras que, por rasgos peculiares del estilo culte­
fin» (G. Sobejano). En cuanto a calificativo de literarios; otros, en su contextura fónica, potencian rano: hipérbaton retorcido, me­
su origen, el cuento constituye cambio, reservan dicho apelativo la sonoridad y ritmo del verso; táforas audaces, cultismos, hi-
CULTISMO 114 115 CULTURA

pérboles, profusa adjetivación latina se presenta en dos versio­ en relación con el concepto de . una determinada sociedad. Los
cromática, etc. Véanse: barro­ nes en romance, una culta y otra naturaleza. En este sentido, y en semiólogossoviéticos (I. M. Lott-
co y CONCEPTISMO. popular: es lo que los lingüistas oposición a las realidades o pro­ man, B. A. Uspensky, etc.) que
Cultismo. Préstamo de una len­ denominan dobletes. Unas veces, ductos naturales, se consideran analizan la cultura en relación
gua clásica, generalmente del la­ ambos términos pueden tener un objetos de cultura aquellos que con la teoría de la comunicación y
tín, que se ha introducido en el mismo significado (p. e., «fosa» y están formados o transforma­ de la literatura consideran el fe­
idioma por la vía culta (ciencia, «huesa»), pero otras han dado dos por el espíritu. Dentro de nómeno cultural bien como un
literatura, religión, etc.) y ha con­ origen a una diferenciación se­ esta corriente filosófica se en­ conjunto jerarquizado de siste­
servado sus rasgos fonéticos y mántica: «regla» y «reja». tiende por cultura la objetiva­ mas semióticos particulares, bien
semánticos originales, por no ha­ Aparte de los cultismos léxicos, ción del espíritu, que implicaría como una suma de textos a los
ber sufrido los cambios normales en la historia de la literatura, y tanto el proceso de humaniza­ que va unido un conjunto de fun­
de las voces populares o tradi­ especialmente en ciertos perío­ ción del individuo como el con­ ciones, bien como el mecanismo
cionales. Aunque el cultismo se dos, como en el siglo xv y en junto de instituciones (sociales, que genera dichos textos. Dentro
puede producir en los distintos los Siglos de Oro, se producen políticas, religiosas, etc.) y pro­ de estos sistemas o códigos con­
niveles de la lengua (fonético, abundantes cultismos gramatica­ ductos humanos (técnicos, cien­ formadores de la cultura, la len­
gramatical y semántico), el más les (construcción de frases con el tíficos, artísticos, etc.) que con­ gua ocuparía un lugar prioritario
abundante es el que se refiere al verbo al final, frecuentes oracio­ forman la vida de la persona y de al desempeñar, alternativamente,
léxico, que abarca todas las voces nes con el verbo en infinitivo, la sociedad en el curso de la his­ la doble función de vehículo
nuevas procedentes del latín, que, abundancia de hipérbatos, etc.) y toria. transmisor de esa cultura y de in­
en diferentes épocas, han entra­ cultismos semánticos (uso de un Desde el punto de vista de la Se­ térprete de los demás sistemas
do en la lengua española y, por término castellano con un signi­ miótica, se ha definido la cultura constituyentes de la misma. Gra­
presión culta, han mantenido su ficado o acepción que tenía en como un conjunto de sistemas cias a estos sistemas y, especial­
forma originaria, salvo las modi­ latín pero que no es usual en el (antropológico, político, filosófi­ mente, a la lengua, la realidad del
ficaciones o adaptaciones exigi­ lenguaje coetáneo del escritor co, estético, etc.) que hacen posi­ mundo resulta inteligible a los
das por la estructura del idioma. que lo emplea); p. e., en Garcilaso ble la organización, convivencia y miembros de una determinada
En una serie de casos, las voces se («Aplacase la ira / del animoso cohesión entre los miembros de sociedad.
han mantenido intactas como viento»), el adjetivo «animoso»
cultismos puros, p. e., «filosofía», se usa con el sentido de «impe­
«música», «gimnasia», etc. En tuoso».
otros casos, se trata de una ele­ Cultura. Término de origen la­
mental adaptación a la estructura tino (cultura, cultivo del campo)
fonética y gramatical romance: utilizado, por analogía, en el
asilas palabras virgine, ángelus o sentido de cultura animi, enten­
regnum dieron «virgen», «ángel» dida como desarrollo de las fa­
y «reino», y no «verzen», «anlo» o cultades espirituales del hombre
«reño», como habría sido lo lógi­ y, en especial, del intelecto. En la
co de no haberse frenado su evo­ filosofía contemporánea (Hegel,
lución (R. Lapesa). A estos casos F. Nietzsche, W. Dilthey, Max
se los denomina semicultismos. Scheler, etc.) se ha desarrollado
En ocasiones, una misma palabra una amplia teoría de la cultura
117 DADAÍSMO

tores franceses de vanguardia: valores de la cultura occidental

D Apollinaire, Reverdy, Bretón,


etc. Afínales de 1919,Tzarallega
a París, donde se le acoge con ex­
estaban en crisis. Los dadaístas
representaron una reacción sub­
versiva contra los valores en que
pectación, pero el talante provo­ se apoyaba esa cultura. Una pa­
cador manifestado por los da- labra .mágica brotó entonces de
daístas en sucesivas veladas que este movimiento de rebeldía:
se celebran en el transcurso de Dadd. Esta palabra no significa
1920 (Palacio de Fiestas, Salón nada, es un balbuceo, es como el
de los Independientes, etc.) va símbolo de un movimiento que
originando un clima de rechazo se propone, a través del arte y la
entre el público. No obstante, el literatura, destruir el corrompi­
movimiento dadaísta se va ex­ do sistema creado por la socie­
tendiendo por otros países: p. e., dad burguesa, incluidos su arte y
en Alemania, Huelsenbeck fun­ su expresión literaria. Es un in­
Dadaísmo. Término derivado tación de poemas, relatos y da un Dada Club en Berlín; otros tento de retorno a la infancia,
del onomatopéyico dadd, con el canciones, con la colaboración centros similares surgen en Co- con su falta de lógica, y a la pure­
que se denomina un movimien­ de escritores y pintores, como lóniá, Hannover, etc. Aspectos za originaria del mundo, pero no
to artístico y literario que apare­ T. Tzara, A. Segall, H. Arp, originales del dadaísmo alemán para instaurar nuevos valores o
ce en el transcurso de la Primera M. Janeo, etc., en las que se va son su apertura al expresionis­ un nuevo orden, como pretendía
Guerra Mundial en la ciudad configurando la ideología y ca­ mo y su capacidad innovadora el ^futurismo. Es una reacción
suiza de Zúrich, a través del cual racterísticas del movimiento. en las formas de expresión plás­ anarquizante que pugna por li­
sus integrantes (H. Ball, T. Tza­ Pronto se proyecta la edición de tica: inician el fotomontaje, a la berar las energías de una creati­
ra, H. Arp, H. Richter, etc.) reac­ uña revista, Cabaret Voltaire, a la vez que utilizan el *collage, etc. vidad desarrollada al margen de
cionan contra la guerra, que sig­ que sucede en mayo de 1916 una Sin embargo, la división interna toda norma, es un dinamismo
nifica para ellos el fracaso de nueva, Dadd, dirigida por Tzara del grupo, a partir del enfrenta­ permanente, basado en la reduc­
toda la cultura basada en los y que inicialmenté está abierta a miento entre Bretón y Tzara, y la ción al absurdo de la cultura
principios de la razón y del pro­ las aportaciones de futuristas y desconfianza surgida entre éste existente. Para realizar este «di­
greso indefinido, en los que se expresionistas. Sin embargo, a y Picabia aceleran la disolución luvio», pretende destruir la fun­
había sustentado la sociedad partir del número 3, en el que se del movimiento dadaísta, cuyo ción semántica y lógica del len­
burguesa anterior. Los orígenes publica el Manifiesto Dadd, de espíritu «revolucionario» será guaje, ya que la racionalidad es la
del movimiento sé sitúan en Tzara, se produce una ruptu­ recogido por el Surrealismo. base del positivismo burgués. .
Zúrich, a donde llega en 1915 ra con las manifestaciones ar­ El dadaísmo había surgido como El interés del dadaísmo como mo­
H. Ball poco después de estallar tística^. anteriores y comienza una reacción moral y estética, a vimiento literario no radica en su
la guerra, quien en febrero de un cambio revolucionario, com­ la vez, frente a las circunstancias valor creativo, sino en cuanto signo
1916 funda, en un bar popular partido por un pintor francés históricas que vivían sus autores: de una protesta contra la degrada­
de dicha ciudad, un cabaret ar- de origen español, F. Picabia, en plena guerra mundial, una ción existente y como germen y
tísticoliterario al que denomina que mantenía ideas similares en sensación de desastre moral ha­ acicate de las nuevas literaturas de
Cabaret Vpllaire. En él se cele­ su revista 391. En seguida, Tzara bía invadido las conciencias más vanguardia, sobre todo el Surrea­
bran unas veladas de presen­ entra en contacto con los escri­ lúcidas. Se consideraba que los lismo. Véase: surrealismo.
116
DAMA 118 119 DECADENTISMO

Dama. Personaje-tipo del teatro ronda fúnebre convocados por la en el juicio final), es recogido por Decadentismo. Término uti­
nacional del Siglo de Oro, que, Muerte. compositores contemporáneos lizado por algunos poetas y
junto al *galán, constituye el cen­ Por lo que se refiere a España como F. Liszt (Danza macabra, .críticos franceses (T. Gautier,
tro de la acción dramática. Los (donde no se conocen represen­ 1850), Ch. C. Saint-Saéns (Danza Ch. Baudelaire, P. Verlaine) que
rasgos peculiares de la dama son: taciones pictóricas de dicha dan­ macabra, 1874), A. Honegger se consagra con el título de la re­
belleza, linaje, amor intenso y au­ za), surge, en el transcurso del (Danza de los muertos, 1938), etc. vista Le Décadent (1886), para
dacia. Véanse: galán y perso­ • siglo xv, una obra literaria anó­ Véanse: carnaval, elegía, significar un movimiento litera­
naje. nima, de notable calidad, titula­ PLANTO y UBI SUNT? rio que se desarrolla a finales del
Danzas de la muerte. Expre­ da Dmipa general de la muerte, en Debate. Texto literario que pre­ siglo xix y cuyos representantes
sión con la que se designa una la que figuran treinta y tres per­ senta la forma de una controver­ más significativos son los ya men­
serie de representaciones artísti­ sonajes, siguiendo un orden je­ sia entre diversos personajes (o cionados Ch. Baudelaire (con su
cas y literarias surgidas al final rárquico, desde el Papa hasta seres inanimados o abstractos, libro clave Las flores del mal,
de la Edad Media en algunos paí­ el rabino y el alfaquí, tipos pecu­ personificados) sobre un deter­ 1857), S. Mallarmé, Verlaine y
ses europeos (Francia, Alema­ liares dé la danza castellana. minado tema. El desarrollo del J. K. Huysmans, cuya novela A
nia, Suiza, España, etc.) en las En 1520 aparece en Sevilla una debate suele acomodarse al si­ rebours (1884) (su protagonista,
que figura una danza macabra, refundición y ampliación del guiente orden: presentación del -el aristócrata Des Esseintes, tipo
integrada por personas de dife­ mencionado texto, publicado por tema en su contexto, confronta­ morboso, es el símbolo del per­
rente condición, edad, estamen­ J. Varela de Salamanca y titulado ción de posiciones y exposición sonaje decadente) es como el
to y jerarquía social, que, inter­ Danfa de la muerte. de argumentos y datos pertinen­ manifiesto de dicho movimien­
peladas por la Muerte, en forma El tema de la danza de la muerte tes y conclusiones. Los asun­ to. Otros escritores que siguen
de esqueleto, se ven empujadas a pervive, como objeto de refle­ tos más frecuentes de discusión la huella de esta tendencia son
entrar en su fúnebre cortejo. En­ xión ascética y tratamiento artís­ suelen ser: el amor (controversia el inglés O. Wilde, el italiano
tre las primeras representacio­ tico, en la literatura española del entre dos amantes sobre las exce­ G. D’Annunzio y, en España, Va-
nes artísticas conocidas de dicha Renacimiento y del Barroco, bajo lencias de sus respectivos ami­ lle-Inclán. Rasgos caracterizado-
danza destacan el fresco que distintas formas (danza maca­ gos), la moral (oposición entre el res del decadentismo son: a) la
existía en el claustro de la iglesia bra, diálogos con la muerte, bar­ bien y el mal), aspectos filosófi- convicción, por parte de dichos
de los Santos Inocentes, de París cas y cortes de la muerte, teatro co-religiosos (disputa entre el escritores, de estar viviendo en
(1424), las pinturas de la Chaise- del mundo), en textos como las alma y el cuerpo), sociales, etc. El una sociedad depravada (la bur­
Dieu en Auvernia, las de la capi­ Coplas de la muerte como llama a debate, entendido como compo­ guesa), frente a la que se com­
lla de Santa María de Liibeck en un poderoso cavallero, de Juan del sición poética según los rasgos portan como marginados. De
Alemania, etc., todas ellas apa­ Encina, la Barca de la Gloria, de anteriormente definidos, adquie­ hecho, los colaboradores de Le
recidas en el transcurso del si­ Gil Vicente, el Auto de las cortes re una forma precisa en la litera­ Décadent son bohemios, con
glo xv. En cuanto a su expresión de la muerte, atribuido a Lope de tura provenzal, y en dos moda­ una fuerte carga de nihilismo y
escrita, ya en 1485 fue publicada Vega, el Entremés de la muerte, lidades: *partimen y *tensó. Se actitudes anárquicas; b) la luci­
en París, por Guyot Marchant, de Luis Quiñones de Benavente, trata de diálogos en verso: p. e., dez crítica frente a esa degrada­
una Dance macabre, en cuyo tex­ Elgran teatro del mundo, de Cal­ un poeta inicia una polémica so­ ción, y al mismo tiempo una
to figura una treintena de perso­ derón, etc. Dicho tema, que ya fi­ bre un tema (ventajas de amar o especie de complacencia estéti­
najes (el Papa, el emperador, un guraba en algún texto musical de ser amado, cuál es el perfecto ca morbosa en los signos de esa
cardenal, un rey, un patriarca, la Edad Media (p. e., el Dies irae, amador, etc.) y le responde otro decadencia: corrupción moral,
etc.) que van apareciendo en la en canto gregoriano y centrado con argumentos en contra. crueldad, exaltación de la fuerza
DECASÍLABO 120 121 DECIR

y at racción por lo enfermizo, de­ Decasílabo. Verso de diez síla­ yas que anima un numen / con su de las rimas varía según los auto­
generado y perverso; c) culto del bas cuyos acentos varían de posi­ celeste melancolía», R. Darío). res.
arte por el arte, y por lo que tiene ción según los distintos tipos, Décima. Estrofa de diez versos Decir. Composición cultivada
de oposición a la naturaleza y a la aunque en todos ellos la novena que presenta distintas modalida­ por los poetas del siglo xv que
sociedad. Primacía de lo estéti­ sílaba va acentuada. T. Navarro des o formas de construcción, se­ solía constar de una serie de co­
co, valor al que se deben subor­ Tomás (1974) distingue las si­ gún los diferentes tipos de versos plas de arte menor (o mayor), al
dinar todos los demás, incluidos guientes modalidades de decasí­ utilizados o la distinta combina­ final de las cuales figuraba una
los religiosos y morales: no exis­ labo: trocaico simple: cuando los ción de la rima. Las más conoci­ breve estrofa, ligada por la rima a
te moral para el arte; d) concien­ acentos recaen en las sílabas im­ das son la llamada décima es­ la última copla, y se designaba
cia de que la realidad humana es pares («Monos que sus manos es­ pinela y V¿ italiana, o décima agu­ con el nombre de «finida». El de­
problemática, y aceptación, en­ trechasteis», M. González Prada); da. La décima espinela se llamó así cir se diferenciaba de la canción,
tre resignada y gozosa, de que el trocaico compuesto: formado por no porque Vicente Espinel fuera el o cantiga coetánea, en que care­
hombre se mueve en perpetua dos pentasílabos trocaicos que primero en utilizarla, sino porque cía de estribillo. Los temas de es­
contradicción: entre el bien y el llevan el acento en la segunda y fue el que más contribuyó a divul­ tas composiciones eran de tipo
mal, entre la carne y el espíritu, cuarta sílabas de cada uno («Cen­ garla. Se trata de una estrofa de didáctico, político o cortesano y,
entre el paganismo y el cristia­ dal flotante de leve bruma», G. A. diez versos octosílabos con rima raramente, amoroso. Entre los
nismo, entre lo humano y lo so­ Bécquer); dactilico simple: con consonante distribuida de esta cultivadores del decir debe citar­
brenatural. Baudelaire dirige sus acentos en la tercera, sexta y no­ forma: abbaaccddc. Aparece fre­ se a Francisco Imperial («Dezir
plegarias a Satán («Gloria y ala­ vena sílabas («Del salón en el án­ cuentemente utilizada en el teatro de las siete virtudes»), Alfonso
banza a ti, Satán en las alturas») gulo oscuro», G. A. Bécquer); de los Siglos de Oro. De ella decía Álvarez de Villasandino, el mar­
con fragmentos de salmos canta­ dactilico compuesto: integrado Lope de Vega en el Arte Nuevo de qués de Santillana, etc. Véase el
dos a Dios; e) tendencia a una por dos pentasílabos dactilicos, hacer comedias: «Las décimas son siguiente decir (de tema amoro­
sensualidad enfermiza, a un ero­ con acentos en la primera y cuar­ buenas para quejas». Ejemplo: so), del que se extracta la última
tismo decadente: sadismo, ma­ ta sílabas de cada uno («Yo soy estrofa y la finida o fin:
soquismo, tema de la mujer fatal ardiente, yo soy morena», G. A. a «Apurar cielos pretendo,
(la vampiresa de Poe y de Baude­ b ya que me tratáis así, «De claridat emicante
Bécquer); dactilico esdrújulo: de­
laire). En algunos de sus repre­ b qué delito cometí Aurora dotar vos quiso
casílabo simple, cuyos acentos
sentantes, sobre todo en los de la a contra vosotros naciendo; ca vivo sol coruscante
van en primera, sexta y novena sí­
corriente simbolista, el decaden- a aunque si nací, ya entiendo es centro del vuestro viso.
labas («Sílabas las estrellas com­
tismo supone un espíritu culti­ c qué delito he cometido; La gentil fija de Niso
pongan», Sor Juana Inés de la
vado hasta el refinamiento. c bastante causa ha tenido del rey de Creta enartada,
Cruz); decasílabo mixto: cuando
El estudio del decadentismo es d vuestra justicia y rigor, nunca fue tan adonada
lleva acentos en segunda, sexta y
importante para entender mejor d pues el delito mayor ni tan fermoso Narciso».
novena sílabas («Destruye una
determinados aspectos de las So­ tormenta la calma», Sinibaldo de c del hombre es haber nacido». FIN
natas de Valle-Inclán: la sensuali­ Mas); decasílabo compuesto poli- (Calderón de la Barca)
dad enfermiza, el satanismo y la «El vuestro angélico viso
rrítmico: combinación de decasí­
religiosidad, el refinamiento aris­ por cierto no deve nada
labos dactilicos y trocaicos com­ La décima italiana o aguda consta
tocrático, evidente hasta en el al que la sancta embaxada
puestos («De orgullo olímpico de diez versos octosílabos, de los
lenguaje, etc. Véanse: bohemia, descendió del paraíso».
sois el resumen / oh, blancas ur­ que el quinto y décimo presentan
DANDISMO y SIMBOLISMO. nas de la armonía. / Ebúrneas jo­ una rima aguda. La combinación (Marqués de Santillana)
DECLAMACIÓN 122 123 DECONSTRUCCION

Declamación. Recitación ex­ su continuación en los represen­ origen de significación. Basán­ entre sonido y sentido, entre sig­
presiva de un texto teatral por tantes del llamado Grupo de Yale dose en la teoría saussuriana del nificante y significado. La conse­
parte de un actor. La declama­ (Estados Unidos): P. de Man, signo (el significado se apoya en cuencia inmediata de esta des­
ción tenía pleno sentido en la H. Bloom, etc. Derrida parte de las diferencias entre los térmi­ vinculación entre significante y
dramaturgia grecolatina, en la que una reflexión filosófica que hun­ nos, y cada término consiste en significado (el significante no
los textos de la tragedia eran reci­ de sus raíces en la fenomenología sus relaciones de oposición con tiene un sentido permanente) se­
tados en una forma cercana al y en la interpretación de Nietzs- otros términos), cree desmontar ría la imposibilidad de encontrar
canto. Sin embargo, ya desde el che por Heidegger, para realizar la posibilidad de llegar a conocer un fundamento válido para una
siglo xvii dicho término adquie­ una «deconstrucción» o des­ la «verdad» y de construir un len­ interpretación adecuada de los
re un sentido peyorativo, deno­ montaje de la metafísica occi­ guaje científico, ya que las pala­ textos y, menos aún, definitiva.
tando un carácter enfático y ar­ dental, en la que se fundamenta bras (signos) no remitirían a una No es sólo que los textos estén
tificial. En ese aspecto, Racine la literatura de esa área cultural. realidad objetiva, sino a otros abiertos a lecturas diferentes, es
consideraba la declamación como Trata de mostrar la inconsisten­ signos: palabras. Todo lo que se que no se podría hablar de una
sinónimo de afectación. En la ac­ cia de una serie de conceptos en podría investigar o interpretar lectura correcta o incorrecta.
tualidad, sin embargo, se está re­ los que se ha basado la reflexión serían palabras o signos que pro­ La crítica deconstruccionista ha
planteando la conveniencia de filosófica occidental: la oposi­ ducirían la apariencia ilusoria de sometido a revisión otras no­
encontrar el tono adecuado para ción entre lo sensible y lo inteligi­ los objetos. En definitiva, el in­ ciones fundamentales en Teoría
la recitación del texto teatral ble, entre significante y significa­ tento de descubrir el origen de la literaria: los conceptos de mime­
en verso, que pide un distancia- do, la presencia de un centro y realidad, el logos o la estructura sis, verdad y ficción, sentido literal
miento de la naturalidad del len­ origen de ser, los conceptos de lo- de los objetos sería vano; no exis­ y metafórico del lenguaje poético,
guaje cotidiano. Se trata de bus­ gos y de estructura o las dicoto­ tiría otra posibilidad que la de etc. En esta revisión ha desempe­
car la dicción, el ritmo y el tono mías: naturaleza-cultura, esen­ realizar un «libre juego» del len­ ñado un papel importante, ade­
adecuados a la presencia de la pa­ cia-apariencia, etc. guaje: la lengua se reduciría aúna más de Derrida, R. Barthes, que
labra en el teatro, que es voz en Por lo que se refiere a la noción estructura de referencias, en la pone en cuestión el concepto de
acción. De hecho, en el teatro de estructura, se trataría de un que cada palabra remite a otra «mimesis» (entendida como re­
contemporáneo ha habido dos concepto metafísico que, con dis­ palabra, cada texto a otro texto, presentación de una realidad exte­
grandes directores de escena, tinta nomenclatura, habría es­ donde únicamente habría «hue­ rior al lenguaje) y las nociones de
C. Stanislavski y V. Meyerhold, tado presente en diversas con­ llas» de «huellas». Desde esta «verdad» y «significado último».
que han conseguido recuperar el cepciones filosóficas vinculadas, perspectiva, Derrida propone un La escritura propondría sin cesar
valor de la voz como elemento desde la cultura grecolatina, a la nuevo concepto de reflexión crí­ «un significado que continua­
corporal y psíquico, que, lo mis­ noción de centro, origen o fun­ tica: el de escritura. Para él, la tra­ mente se diluye» y se negaría a
mo que el gesto, es un elemento damento del ser (el eidos, arche y dición filosófica, desde Platón, asignar un último significado al
clave de la representación. telas de la filosofía griega, «esen­ ha concedido una prevalencia al texto. En consecuencia, la lectura
Deconstrucción. Término con cia» y «substancia» de la esco­ logos, a la oralidad frente a la es­ crítica o interpretación de un tex­
el que se denomina una corriente lástica, «sujeto transcendental», critura, que ha sido reducida a un to no sería ya encontrar su senti­
crítico-literaria surgida a media­ «conciencia», etc., del idealismo mero instrumento de transmi­ do, sino constatar su pluralidad.
dos de los años sesenta del si­ contemporáneo), noción que se­ sión de ese logos. Con su concep­ Estos presupuestos de la teoría de
glo xx, que tiene su origen en las ría un presupuesto sin base obje­ to de «escritura» rompe con una la deconstrucción iniciados per
obras de J. Derrida (L’Écriture et tiva, lo mismo que la idea de un idea clave en la consideración del Derrida y Barthes encuentran en
la différence, 1967) y R. Barthes y logos como punto de referencia y logos, del lenguaje: la vinculación los críticos del Grupo de Yale su
DECORADO 124 125 DECORO

confirmación al subrayar que el ban el presbiterio, púlpitos, naves desaparecer actores y objetos de música, las luces y un cromatis­
lenguaje no es estructuralmente (para el cortejo), etc. Posterior­ la vista del público, etc.) y un de­ mo de tonos suaves y apaga­
representativo, es decir, que no mente, se trasladan al pórtico o a corado sofisticado en el que figu­ dos en telones y demás decora­
hay adecuación entre signo y refe­ las plazas, donde surgen nuevas ran bosques, ciudades, murallas ción de fondo. En esta corriente
rente, por lo que no es posible el formas de escenificación, como y hasta «un mar en perspectiva simbolista se encuadran H. von
significado. Por otra parte recha­ la del paso de carros, en la que con sus naves y peces que fluc­ Hofmannsthal, G. Hauptmann,
zan la oposición entre lenguaje fi­ se iban presentando ante los es­ tuaban», como, ocurre en la re­ M. Maeterlinck, P. Claudel y las
gurado y no figurado, por lo que pectadores las sucesivas escenas presentación de La selva sin amor obras últimas de H. Ibsen y
toda lectura vendría a ser figurati­ asignadas a cada uno en el con­ (1629), de Lope de Vega. A. Strindberg.
va y, más en concreto, alegórica y, junto del espectáculo, o la de los A fines del xvm se introduce en La introducción, a lo largo del si­
por tanto, tergiversadora y de­ espacios escénicos yuxtapuestos los teatros de París un telón de glo xx, de nuevas técnicas para el
constructiva. (son los loci, o moradas), a lo lar­ fondo, que se extendía en curva montaje teatral en los aspectos de
Decorado. Término proceden­ go de los cuales se representaba por los laterales y cuya decora­ tramoya (escenario giratorio, de­
te de las artes plásticas y aplicado una historia, que era seguida por ción pictórica, con una adecuada corados móviles, etc.), la partici­
al teatro para significar la am- el público a través de letreros iluminación; producía una sen­ pación de arquitectos y pintores,
bientación del espacio escéni­ orientadores. sación de «panorama». En Espa­ músicos, etc., han hecho posible
co por medios arquitectónicos, A finales del siglo xvi el teatro ña, L. Fernández de Moratín pro­ escenificaciones de una extraor­
plásticos y pictóricos. En el tea­ «profano» comienza a desarro­ puso por entonces la creación de dinaria calidad plástica. Por el
tro griego, en tiempos de Esqui­ llarse en nuevas sedes, conce­ una escuela de arte dramático en contrario, otros directores de es­
lo, parece que había al fondo del bidas expresamente para la re­ la que se enseñaran, entre otras cena, como los del llamado *tea-
proscenio un telón y, a los lados, presentación, como el Teatro materias, técnicas de montaje tro pobre, prescinden, en lo posi­
unos periactios o bastidores rota­ Olímpico en Vicenza (1585), la teatral: decoración, maquinaria y ble, del decorado, con lo que la
torios, en los que aparecían figu­ Casa de las Comedias en Valencia trajes. ambientación del espacio está
raciones alusivas al espacio en el (1589), etc., en los que aparece ya En el siglo xix, al «decorado fan­ sujeta, como en el teatro grecola-
que se desarrollaba la acción: pa­ un decorado a base de telones tástico» de los románticos segui­ tino o en algunos textos del Siglo
lacios, montañas, etc. En Roma, pintados, alusivos al espacio de la rá en la etapa del naturalismo de Oro, a lo que se ha denomina­
en un principio, las representa­ acción dramática, y otros artifi­ un decorado tan real «como la do «decorado verbal», sugerido
ciones teatrales se realizaban so­ cios tendentes a crear una «ilu­ vida», que «ilustra» y «describe» por los comentarios o alusiones
bre tablados provisionales, con sión de realidad». el desarrollo de la acción. Es lo de los personajes. Véanse: bam­
un decorado elemental. El teatro En el teatro español del Siglo de que pretende Zola, con «su deco­ balinas, DIRECTOR DE ESCENA,
mandado construir por Pompe- Oro existen diversos decorados, rado exacto», y el Teatro Libre de ESCENARIO, ESCENOGRAFÍA, MON­
yo (55 a.C.) y el de Marcelo, en la correspondientes tanto a escena­ André Antoine, en el que apare­ TAJE, TELON, UTILERÍA y VES­
época de Augusto, eran ya de pie­ rios móviles (p. e. en el teatro cen objetos «realistas»: paredes, TUARIO.
dra, y el muro posterior de la es­ ambulante, sobre el mismo carro ventanas, gallinas, etc. Contra Decoro. Concepto que tiene su
cena presentaba una decoración que los cómicos utilizan en sus este teatro naturalista reacciona origen en la literatura grecolati-
fija. traslados) como a los teatros fijos Paúl Fort, fundador del Teatro de na y que consiste en el respeto a
En la Edad Media las representa­ de los corrales, en los que se arte (1890-1893), que propugna las convenciones artísticas y lite­
ciones de teatro religioso se cele­ desarrolla considerablemente la una escenografía de tipo simbo­ rarias vigentes en una determi­
braban en las iglesias, y, para tramoya (con uso de máquinas lista en la que se potencien la pa­ nada sociedad, que condicionan
la escenificación, se aprovecha­ para levantar, hacer descender o labra poética, la gestualidad, la la creación de una obra litera-
DEDICATORIA 126 127 DEPRECACIÓN

ria. Según Aristóteles, el decoro índole psicológica y moral o su rasgos orientativos de la lengua Forman parte de esta representa­
(prepon) exige que, en una obra condición social y los comporta­ relativos al tiempo y al lugar de ción no sólo los personajes (que
de teatro, los comportamientos mientos y lenguaje con que se les la expresión. Toda comunicación en su discurso establecen deícti­
del protagonista sean correctos, configura en un texto narrativo lingüística supone un hablante camente sus relaciones con los de­
que se evite mostrar la reali­ o dramático. A esta congruencia que se dirige a un oyente en unas más en unas coordenadas espa­
dad en sus aspectos más vulga­ aludía Lope de Vega en el Arte determinadas circunstancias de cio-temporales), sino también sus
res, que no se representen accio­ nuevo de hacer comedias en este tiempo y de lugar. Son los térmi­ gestos, actitudes, miradas, etc., y
nes que puedan atentar contra la tiempo (1609): nos deícticos los que señalan esas la misma escenografía, que con­
sensibilidad del público, en es­ circunstancias espacio-tempo­ tribuye a concretar esas coorde­
pecial las relativas a la sexuali­ «Si hablare el rey, imite cuanto rales en las que se desarrolla la nadas.
dad, la violencia y la muerte. El [pueda enunciación y concretan la posi­ Denotación. Es la relación que
mismo estilo literario no debe la gravedad real; si el viejo ha- ción de los interlocutores con se establece entre un signo lin­
ser ni vulgar ni grandilocuente, [blare, respecto al referente. En el ejem­ güístico (la palabra) y su referen­
sino decoroso. Entre los latinos, procure una modestia senten­ plo «Ayer llegamos aquí», «ayer» te o denotatum (el objeto). En
Cicerón y Horacio recogen esta ciosa [...]». y «aquí» señalan el tiempo y el esta relación se funda el sentido
concepción aristotélica del de­ lugar en los que el hablante sitúa primero, objetivo y estable de
coro, en relación con el estilo. Dedicatoria. Breve escrito con el hecho de su llegada. Se con­ una palabra, tal como es definida
Cicerón aplica dicho concepto a el que un autor ofrece su obra en sideran términos deícticos los en los diccionarios. En el esque­
la oratoria, advirtiendo que el homenaje o como muestra de ad­ pronombres personales («yo», ma de la comunicación de Jakob-
fundamento de la elocuencia miración, gratitud o afecto a una «tú»), los demostrativos («este», son, la denotación responde a la
está en el buen sentido para des­ personalidad política relevante, a «ese», «aquel»), los adverbios de función referencial del lenguaje.
cubrir qué es lo más apropiado otro escritor, o un familiar o ami­ tiempo y lugar («ahora», «aquí», Así, la palabra «ardilla», en su
o decoroso (quid deceat) en cada go. Dicho escrito suele figurar al «allí») y otras expresiones de primer sentido, hace referencia
situación, en las sentencias y en comienzo del libro. referencia espacio-temporal. Evi­ -o denota- a un roedor; pero, en
las palabras, de acuerdo con el Definición. Figura retórica de dentemente, también los nom­ un sentido metafórico, se utili­
asunto de que se trata y las cir­ pensamiento que consiste en ex­ bres propios cumplen una fun­ za para calificar a una persona
cunstancias y condiciones de los plicar el significado de un térmi­ ción deíctica. como «vivaracha». La primera
oyentes. La noción clásica de de­ no acudiendo a su raíz etimoló­ Si la deixis es un elemento impres­ acepción responde al uso denota­
coro presenta, por lo tanto, una gica. Por definición, se entiende cindible en toda comunicación,fo tivo y a la función referencial del
doble acepción: de respeto a la también la presentación breve, es, lógicamente, en el texto litera­ lenguaje; la segunda acepción,
sensibilidad moral del público y abarcadora y precisa del conteni­ rio, y, en especial, en un género metafórica y subjetiva, responde
de adecuación a las exigencias do de un concepto o de los ele­ cuya realización textual va desti­ al uso connotativo y a la función
estéticas del «buen gusto» desde mentos y características esencia­ nada fundamentalmente a la dei­ poética del lenguaje.
el punto de vista del estilo. Por les de una determinada realidad. xis, en un sentido originario de Deprecación. Del latín depre-
otra parte, el término «decoro» Deíctico. Véase deixis. mostración: el teatro. El espec­ catio, -onis: súplica. Figura poé­
implica un requisito de con­ Deixis. Término griego que sig­ táculo teatral es un acto de pre­ tica que en la oratoria clásica se
gruencia en la configuración de nifica «indicación», acción de sentación, ante los espectadores, utilizaba en la defensa del reo,
los personajes de una obra lite­ mostrar o señalar, y que se viene de una acción que se sitúa en el es­ cuando éste, tras aceptar su cu'-
raria, según el cual debe existir utilizando en lingüística como pacio y en el tiempo gracias a las pabilidad, suplicaba clemencia,
una correspondencia entre su palabra técnica para designar los diferentes formas de la deixis. aduciendo una serie de méritos
DERIVACIÓN 128 129 DESTINATARIO

y padecimientos sufridos y dan­ la personalidad física y moral de forma, los espectadores encontra­ dro Salinas, Jorge Guillén, etc.).
do a entender que, al menos en un individuo (“retrato), de un rían una respuesta razonable a sus Este último reacciona contra esta
parte, había ya expiado sus cul­ lugar físico o paisaje (‘‘topogra­ interrogantes sobre el desenlace interpretación del arte de van­
pas y se había hecho acreedor a fía) y de los rasgos conformado­ de la intriga y la posición y desti­ guardia, por considerarla desa­
la condonación de la pena. Esta res de un período histórico (cro­ no de los personajes. En el teatro certada e injusta. No obstante,
figura retórica se utiliza en la nografía). Una forma especial de contemporáneo, ciertas obras de­ otros escritores aceptaron implí­
épica y tragedia grecolatinas y descripción es la denominada en jan al espectador sin respuesta de­ citamente dicha visión: Rafael Al-
en la poesía amorosa del Renaci­ la retórica grecolatina “hipoti- finida a estos interrogantes. En berti, p. e., confiesa que, en la eta­
miento cuando el poeta o alguno posis, entendida como la presen­ ellas queda abierta la posibilidad pa de escritura de Cal y canto, la
de los personajes dirige una sú­ tación viva y pormenorizada de de diversas interpretaciones sobre obsesión por lo estético llegó casi
plica a otro personaje, a la mujer un personaje, objeto o paisaje. la conducta de los personajes y el a «petrificarme el sentimiento».
amada o a Dios («Misericordia La descripción puede presentar desenlace del drama. Un ejemplo: La influencia posterior del Su­
de mí, /Señor, si a juzgarme vie­ diferentes modelos, p. e., la sim­ En la ardiente oscuridad, de Buero rrealismo y el compromiso social
nes...», ruega a Dios Lope de ple enumeración (visión rápida, Vallejo. y político de algunos de estos es­
Vega), para conmoverles y obte­ como de panorámica), la des­ Deshumanización. Término critores les llevan a una «rehuma­
ner su gracia o su perdón. cripción objetivista, la interpre­ utilizado por José Ortega y Gas- nización» de la obra de arte.
Derivación. Figura literaria con­ tación subjetiva, la descripción set en su ensayo La deshumaniza­ Destinatario. En la teoría de
sistente en la utilización, dentro impresionista o la que aparece ción del arte (1925) para caracte­ la comunicación, es el oyente,
de un determinado texto, de pa­ i cargada de connotaciones sim- rizar el arte nuevo, surgido de las receptor y descodificador del
labras procedentes de un mismo ; bélicas. ' vanguardias, al que se considera mensaje. En el caso de la comu­
lexema o raíz. Ejemplo: Desenlace. Término con el que deshumanizado, en el sentido de nicación literaria, el destinata­
se alude a la fase final de una obra que en él se elude reflejar la rea­ rio es aquel a quien va dirigida
«Y a solas su vida pasa, dramática, en la que se desenreda lidad de la vida (se pretende, la obra. Este destinatario puede
ni envidiado ni envidioso». o desenlaza el nudo de los conflic­ incluso, deformarla, romper su ser interno al texto: en unos ca­
tos planteados en su desarrollo. «aspecto humano» y evitar las sos es un personaje de ficción
(Fray Luis de León)
Tanto la comedia como la trage­ «formas vivas») y la intimidad (p. e., Joaquín Barrera, a quien
Descripción. Figura consistente dia clásicas están configuradas en del artista. Se intenta, además, Pascual Duarte dirige sus me­
en la presentación de personajes, tres momentos fundamentales: crear un mundo (de «ultraob- morias en La familia de Pascual
sensaciones, sentimientos, obje­ planteamiento o exposición de la jetos») y una vida nuevos, surgi­ Duarte, de C. J. Cela); en otros,
tos, paisajes, etc., en el marco de historia (prótasis), nudo o presen­ dos a través del arte, considera­ puede ser una personalidad his­
un texto del que pueden formar tación de conflictos (epítasis) y do como «juego» intrascendente, tórica: p. e., Julio César Carac-
parte otras modalidades discur­ desenlace (catástrofe). La resolu­ como poesía pura. En definitiva, ciolo, nombre con el que Garci­
sivas, como la narración, el diá­ ción de esos conflictos debía ser se trataría de una nueva forma de laso inicia su soneto XIX. El
logo y el monólogo. La retórica verosímil y natural, no forzada. contemplar e interpretar la reali­ destinatario puede ser externo
tradicional distingue diversos ti­ Sólo cuando una acción era irre­ dad y la vida. al texto, p. e., el conde de Lemos,
pos de descripción: del aspecto soluble por procedimientos nor­ Esa estética «deshumanizada» se­ a quien Cervantes dedica la II
físico de un personaje (*proso- males podía intervenir excepcio­ ría compartida, ajuicio de Orte­ parte del Quijote. En el prólogo
pografía), de su índole psicológi­ nalmente una fuerza superior (los ga, tanto por los pintores y escul­ a esa II parte se alude expresa­
ca y moral: pasiones, costum­ dioses: *Deus ex machina) para tores como por los poetas van­ mente a otro destinatario exter­
bres, virtudes, etc. (*etopeya), de dar una salida al conflicto. De esta guardistas (Gerardo Diego, Pe­ no: el lector «ilustre o quier pie-
DEUS EX MACHINA 130 131 DIARIO

beyo», cuyas expectativas tiene Luis XIV), un estudio diacrónico ca dicho término a la reproduc­ Galdós con su novela dialogada
en cuenta el novelista. tendría en cuenta «las fases de ción de un discurso real o imagi­ Realidad, que terminará adap­
Deus ex machina. Expresión evolución de la lengua». nado que un personaje atribuye a tándola a la escena.
latina que alude a un instrumen­ Diáfora. Término de origen grie­ otro y, como tal, recrea ante el Por otra parte, el diálogo consti­
to mecánico («Dios que llega o go (diaphora: diferencia) con el lector. tuye un subgénero literario que
desciende de un artefacto») utili­ que se denomina una figura retó­ Los términos «dialogismo» y surge en la cultura grecolatina,
zado en la «puesta en escena» de rica consistente en repetir una «polifonía» han sido utilizados vinculado a la exposición de doc­
la tragedia clásica para hacer po­ misma palabra en un mismo por M. Bajtin para aludir a la trinas filosóficas, políticas, re­
sible la entrada de un dios o un enunciado pero con distinto sen­ mezcla de voces y diversos tipos tóricas, etc., p. e., los Diálogos de
ser sobrenatural que, con su in­ tido. Ejemplo: socioculturales de discurso (di­ Platón, el Diálogo de los oradores,
tervención, diera un giro a la ac­ ferentes estilos y sociolectos) que de Tácito, etc. En el Renacimien­
ción dramática, con el fin de en­ «Algún día los hierros
conviven y se interfieren en una to resurge este subgénero en obras
contrar una salida a un conflicto de tus balcones
obra literaria. como los Diálogos de amor, de
humanamente irresoluble. Este presenciaron a solas
yerros mayores».
Diálogo. Término de origen León Hebreo, los Coloquios, de
procedimiento del Deus ex ma­ griego (diálogos: conversación , Erasmo, el Diálogo de la lengua,
china fue criticado por Aristó­ (Anónimo) entre dos) con el que se designa de Juan de Valdés, etc.
teles, para quien la acción ha una forma de discurso consisten­ Diario. Escrito autobiográfico
de desenvolverse de forma natu­ En estos versos anónimos se jue­
te en el intercambio de mensajes en el que se mezcla el discurso na­
ral, desde los mecanismos inter­ ga con el doble sentido de hierros
entre dos o más personas que, al­ rrativo y el descriptivo y en el que
nos de la propia intriga. (barras metálicas) yyerros (erro­
ternando los papeles de emisor y el autor deja constancia de los
Deuteragonista. En la tragedia res y fallos).
receptor, realizan una mutua co­ acontecimientos, relativos a su
griega representa el segundo per­ Dialefa. Término con el que se
municación. Por relación a otras persona y a su entorno, ocurridos
sonaje, después del protagonista denomina un procedimiento mé­
formas discursivas, el diálogo en cada jornada, a lo largo de un
o personaje principal. El deute­ trico consistente en pronunciar
presenta un estilo «directo», se­ determinado período de su vida.
ragonista aparece por primera por separado, en sílabas diferen­
gún el cual los enunciados son Este subgénero literario presenta
vez en las tragedias de Esquilo; tes, la vocal final de una palabra y
transmitidos por los personajes dos modelos fundamentales: el
habrá que llegar a Sófocles para la inicial de la palabra siguiente.
sin mediación de un presentador diario íntimo y el diario de viajes.
que surja el tercer personaje, de­ Es el fenómeno contrario al de la
o de elementos subordinantes, En ocasiones, ambas modalida­
*sinalefa. Ejemplo:
nominado «tritagonista». como ocurre en la narración, en des coexisten en un mismo texto.
Diacronía. Término contra­ la que predomina el estilo «indi­ El diario puede ser reflejo de una
«de / áspera corteza se cubrían».
puesto al de 'sincronía, utiliza­ recto». En este sentido, así como existencia histórica real (p. e., el
dos ambos por F. de Saussure en (Garcilaso de la Vega) la narración es la forma predo­ Diario de Ana Frank) o de una
el análisis de los fenómenos lin­ minante del relato épico y no­ vida de ficción: Diario de un cura
güísticos. Si el estudio sincrónico Véase: hiato. velesco, el diálogo es la forma de aldea, de G. Bernanos.
de una lengua se atiene a la des­ Dialogismo. Figura retórica característica del discurso dra­ Las características estructurales
cripción de dichos fenómenos consistente en la enunciación, mático. No obstante en la narra­ y formales de este tipo de escritos
en un determinado estado de la por parte del hablante, de un tiva contemporánea se produce son: relato en primera persona,
misma (p. e., la Gramática de pensamiento o reflexión interior en algunos novelistas la incorpo­ uso preferente de los tiempos
Port-Royal intenta describir el expuesto en forma de diálogo ración del estilo directo a algunas de presente y pretérito perfecto
estado del francés en tiempos de consigo mismo. También se apli­ de sus obras. Éste es el caso de (dada la cercanía entre el mo-
DIÁSTOLE 132 133 DIRECTOR DE ESCENA

mentó de la narración y el acon­ cogidas en libros, p. e., las Diatri- Diégesis. Término griego, que no obstante, se vuelve al finalizar
tecimiento narrado), lenguaje bai de Epicteto, cuyas ideas in­ significa «relato» o «exposición», el inciso. Los tipos más frecuen­
coloquial con frecuentes elisio­ fluirán en el pensamiento de con el que se designa la sucesión tes de digresión suelen ser las
nes y frases cortas (sobre todo en Marco Aurelio. Es un filósofo afín cronológica de las acciones y comparaciones, anécdotas, re­
el diario de viajes), inclinación a los cínicos, Bión de Borístenes acontecimientos que constituyen cuerdos y ejemplos en la oratoria
por el apunte rápido, motivado (s. iv a.C.), quien introduce en la una historia narrada o represen­ y en la literatura didáctica (p. e.,
por la economía de tiempo, ano­ diatriba la acepción de discurso tada. En la narratología contem­ las parábolas o los relatos «ejem­
taciones de tipo impresionista, o escrito agresivo y, en ocasiones, poránea, G. Genette considera la plares» serían un tipo de digre­
abundancia de datos cronológi­ injurioso, que mantendrá en diégesis como el contenido na­ sión reiterada en la literatura as­
cos, geográficos, etc. Véanse: au­ adelante. Sus críticas a los defec­ rrativo constituido por los acon­ cética y en la oratoria religiosa),
tobiografía, AUTORRETRATO, tos morales de carácter social, lo tecimientos: en ese sentido, dié­ ciertas descripciones de espa­
CONFESIÓN y MEMORIAS. mismo que las de Menipo, servi­ gesis sería sinónimo de historia. cios, personajes, indumentaria,
Diástole. Término de origen rán de modelo a la sátira grecola- La diégesis se diferencia del relato etc. Las anticipaciones o prolep-
griego (dias-tole: alargamiento, tina posterior: la de Luciano de (conjunto de' palabras que for­ sis, retrospectivas, intercalación
dilatación) con el que se designa Samosata (Diálogos de los muer­ man el discurso o enunciado del de relatos metadiegéticos, etc.,
una licencia poética consistente tos), la de Horacio y. la de Varrón narrador) y de la narración, que son otras tantas formas de digre­
en el cambio de lugar del acento (Sátiras menipeas). es el «acto narrativo», productor sión en la narrativa.
de una palabra, acento que, por El verdadero iniciador de la dia­ del relato. Véanse: narración, Dilogía. Término de origen
razones de rima o ritmo, pasa a triba en el sentido moderno del RELATO y VOZ. griego (dis, dos, y logos, palabra)
una sílaba posterior a la que nor­ término (en el que se incluye Diéresis. Término de origen con el que se denomina una
malmente le corresponde. Su con­ la mordacidad y sutil dilacera­ griego (diairesis: división) con el figura de dicción que consiste
trario es la sístole. Ejemplo: ción de personas, instituciones que se designa un tipo de licencia en utilizar una palabra con dos
o ideas) es Voltaire, el cual titu­ poética consistente en separar, sentidos o acepciones diferentes
«Vi luego los montes iperboreos la expresamente con dicho tér­ por razones métricas, dos voca­ dentro de un mismo enunciado.
mino algunos de sus opúsculos, les que normalmente forman dip­ Esta figura es conocida también
dexo más otros rincones ebreos, p. e., Diatriba del doctor Akakia tongo, por lo que se computan, en con los nombres de antanaclasis
de los capadores e los amorreos». (1751), etc. Véase: sátira. consecuencia, como dos sílabas y diáfora. Como ejemplo, véase el
(Juan de Mena) Didáctica. Término de origen diferentes. Ejemplo: que aparece en diáfora.
griego (didaktike, de didasko: en­ Diplomática. Véase edición.
En «iperbóreos» se pasa el acento señar) con el que se alude a un gé­ «Con un manso ru-i-do». Director de escena. Es el res­
a la sílaba siguiente, para poder ri­ nero literario al que pertenecen ponsable de la «puesta en es­
(Fray Luis de León)
mar con «ebreos» y «amorreos». aquellas obras cuyo cometido cena» de una obra teatral. Esta
Véase: sístole. principal es impartir, o favorecer, Un fenómeno contrario a la dié­ función implica una dirección
Diatriba. Término de origen una enseñanza moral, religio­ resis es la *sinéresis. expresiva, centrada fundamen­
griego (diatribe: discurso) con el sa, científica o de otra índole. Digresión. Figura retórica con­ talmente en la preparación de los
que inicialmente se designaban Véanse: apólogo, compromi­ sistente en la interrupción del actores (formación, técnicas de
las lecciones de tema moral que so, DEBATE, DIÁLOGO, ENSAYO, tema o del hilo del discurso para interpretación, expresión corpo­
impartían en Grecia ciertos filó­ EXEMPLO, FÁBULA, ILUSTRA­ introducir un aspecto que, a pri­ ral, movimientos en el espacio
sofos estoicos y cínicos. Algunas CIÓN, PAREMIOLOGÍA, PROVER­ mera vista, parece no tener co­ escénico, etc.), y una dirección
de estas disquisiciones fueron re­ BIOS y REFRANES. nexión con dicho tema, al que, plástica, que incluye la atención
DISCURSO 134 135 DISPOSICIÓN

a la escenografía, iluminación, ción de influenciar de alguna actitud con relación al mensaje partes en que los tratadistas gre-
vestuario, maquillaje, efectos es­ manera al segundo. El discurso del texto; referencial, si se dirige colatinos dividían el discurso
peciales, música, etc. En la histo­ cumple, pues, con una doble fun­ hacia el contexto; persuasivo o co- retórico: inventio, dispositio, elo-
ria del teatro ha habido grandes ción: la de ser portador de un nativo, si se orienta hacia el re­ cutio, memoria y actio. En la pre­
directores de escena (algunos de mensaje e instrumento de ac­ ceptor con el propósito de influir paración de ese discurso, la in-
ellos directores de sus propias ción. Dentro de esta definición en él; poético, si vuelve hacia el ventio consistía en la búsqueda y
obras: Shakespeare y Moliére), del discurso, caben toda clase de mensaje como signo artístico; recopilación del material que ha­
como el francés F. J. Taima, en el textos: orales o escritos, de cual­ metalingüístico, si se orienta ha­ bía de servir al orador para ela­
siglo xviii, E. Kean y Antoine en quier género o modalidad (na­ cia el funcionamiento del código; borarlo (pruebas, documentos,
el xix y C. Stanislavski, V. Me- rrativos, dramáticos, memorias, y de eontacto, si se centra en la co­ argumentos, «tópicos», etc.); a la
yerhold, E. Piscator, B. Brecht, obras didácticas, etc.); en defini­ municación con el receptor. dispositio compete la organiza­
A. Artaud, G. Strehler, G. Craig, tiva, «todos los géneros donde Por lo que respecta al discur­ ción de este material, de acuerdo
A. Apia, J. Copeau, Max Rein- alguien se dirige a alguien enun­ so poético o literario, véanse: con unas fases de desarrollo del
hardt, J. Grotowski, etc., en el ciándose como locutor y organi­ ENUNCIADO, FRASE, FUNCIÓN, discurso, perfectamente delimi­
siglo xx. Véanse: actor, cómi­ zando lo que dice bajo la catego­ LENGUA LITERARIA, LINGÜÍSTI­ tadas: 1) el exordio, o introduc­
cos, COMPAÑÍA, DECORADO, ES­ ría de persona» (E. Benveniste). CA DEL TEXTO, PRAGMÁTICA, ción (exordium), cuyo cometido
CENOGRAFÍA, TEATRO DE LA En una valoración jerarquizada REMA y TEMA. era establecer el primer contacto
CRUELDAD, TEATRO POBRE, etc. de las unidades de comunica­ Diseminación. Véase reco­ con el auditorio, tratando de cap­
Discurso. Término polisémico ción, el discurso es la máxima lección. tar su atención y simpatía; 2) la
utilizado, preferentemente, en unidad lingüística y supone una Disfraz. Artificio utilizado para narrado es la parte informativa,
dos sentidos: como exposición «situación comunicativa total­ desfigurar un objeto o a una per­ consistente en el relato de los he­
oral o escrita de un determinado mente desarrollada» (C. Segre). sona. Es un recurso frecuente en chos, situándolos en el espacio y
tema (p. e., el discurso forense de Dicha unidad máxima se compo­ el teatro para intensificar la in­ en el tiempo; 3) en la confirmado
la oratoria clásica, o un ensayo fi­ ne de unidades menores que son triga, facilitando informaciones, se presentaban las pruebas y ar­
losófico: el Discurso del méto­ los enunciados, los cuales, a su descubriendo secretos, provo­ gumentos a favor o en contra de
do, de Descartes) y como acto de vez, se descomponen en frases. cando situaciones equívocas, etc. la causa, según se tratara de acu­
enunciación de un mensaje o Es difícil lograr una clasificación El disfraz puede consistir en una sación o defensa; 4) la perorado
de comunicación lingüística. En convincente de los diferentes ti­ máscara, un maquillaje, un cam­ constituye el epílogo o parte final
esta segunda acepción, E. Buy- pos posibles de discurso. Ciertos bio de indumentaria; cambio fí­ del discurso, en la que se sinteti­
sens utilizaba el término discours lingüistas han adoptado como sico que debe ir acompañado de zan las ideas básicas desarrolla­
(en oposición aparóle: «flujo so­ criterio el posible predominio, en una transmutación de gestos, len­ das a lo largo de la intervención,
noro que sale de la boca del emi­ un determinado texto, de algu­ guaje, maneras de pensar, etc. La al tiempo que se apela a los senti­
sor») para significar las combi­ na de las funciones lingüísticas presencia del disfraz es algo con­ mientos del público para lograr
naciones (de signos lingüísticos) enunciadas por Bühler y Jakob- sustancial al teatro, ya que, en de­ su adhesión a las tesis propuestas
mediante las cuales el sujeto ha­ son para establecer las diferencias finitiva, todo actor se disfraza de (en el caso de los discursos deli­
blante utiliza el código de la len­ entre unas y otras modalidades un personaje. berativo y epidíctico), o de pe­
gua. Para E. Benveniste el discur­ de discurso. En este sentido se de­ Disonancia. Véase cacofonía. tición de justicia rigurosa o de
so es una enunciación integrada signa como discurso expresivo Disposición. Término de ori­ piedad en el discurso forense.
por un hablante y un oyente y que aquel en el que se centra el interés gen latino (dispositio, -onis) con Véanse: elocución, oratoria
supone en el primero la inten­ sobre el emisor, que expresa su el que se designa una de las cinco y retórica.
DISTANCIAM1ENTO 136 137 tiOLCE STIL NOVO

Distanciamiento. Véase épico se elogia de manera desmedida a demando tal quistión», Anóni­ guientes: a) una concepción del
(teatro). alguien. Véase tragedia. mo); 6) dodecasílabo de 7-5, de­ amor, basada no en la vieja idea
Dístico. Estrofa de dos versos Doble-. Se dice de un actor que nominado también dodecasílabo trovadoresca del vasallaje, co­
con autonomía significativa. Se sustituye a otro en determinados de seguidilla: consta de dos he­ rrespondiente a la cultura feudal
utiliza generalmente al final de momentos de una representa­ mistiquios de siete y cinco síla­ de los poetas provenzales, sino
una composición, aunque tam­ ción teatral, o bien que interpreta bas («Metro mágico y rico que el en un concepto más acorde con
bién puede ir al comienzo. Un dos papeles diferentes en una alma expresas», R. Darío); 7) do­ la sociedad burguesa de las ciu­
ejemplo conocido son los dos misma función, en cuyo caso se decasílabo de 5-7, cuyo primer dades italianas, el de la «gentile­
versos con los que don Juan Ma­ denomina también doblete. hemistiquio suele ser dactilico y za», según el cual el amor sólo
nuel termina cada uno de sus Dodecasílabo. Verso de doce el segundo trocaico («Guerrero puede aparecer en un corazón
cuentos en el Libro de los exem- sílabas que puede presentar dife­ fuiste con que Yupanqui un «noble»; la gentileza es una cuali­
plos del Conde Lncanor: rentes modelos según la distinta día...», J. Santos Chocano). dad del espíritu («nobleza espiri­
composición interna de los he­ Históricamente, el dodecasílabo tual») que no se transmite con el
«Si al comiendo non muestras
mistiquios de que consta y la di­ aparece en estrofas de arte mayor linaje, sino que se funda en la vir­
[qui eres,
versa distribución de sus acen­ en los siglos xiv y xv. Reapare­ tud individual; b) una nueva vi­
nunca podrás después quando
tos. T. Navarro Tomás distingue ce en el neoclasicismo, en el Ro­ sión de la «dama», no ya como
[quisieres».
los siguientes tipos de dodecasí­ manticismo y en el modernismo, «señora» que domina el corazón
Ditirambo. Término de origen labo: 1) trocaico: formado por dónde figuran todos los modelos del poeta, sino como «angélica
griego (dithyrambos: dos veces dos hexasílabos trocaicos, lleva de dodecasílabos mencionados criatura», un «ángel» enviado de
nacido) utilizado como sobre­ acentos en las sílabas impares en las modalidades de dactilico, Dios, una «estrella» (lucente ste-
nombre de Dioniso y como de­ («Tejen las arañas cual las hilan­ ternario y polirrítmico. lla) que provoca con su mira­
nominación de una composición deras», S. Rueda); 2) dactilico: Dolce Stil Novo. Marbete con da, en el corazón del hombre,
lírica que en la primitiva Grecia compuesto por dos hexasílabos el que se reconoce a un grupo un deseo de belleza, bondad y
era interpretada y bailada por un dactilicos, con acentos en la se­ de poetas italianos de la región de perfección moral, un deseo de
grupo de coristas dirigidos por gunda y quinta de cada hexasíla- Toscana que, en la segunda mitad «gentileza» y elevación espiritual
un corifeo. Se ha creído ver en la bo («Donceles latinos de rítmica del siglo xiii, constituyen una es­ hacia el Sumo Bien; c) una des­
estructura dialogal del ditiram­ tropa», A. Ñervo); 3) polirritmi- cuela literaria en la que se reco­ cripción del estado de ánimo del
bo el origen de la tragedia. De co: se produce cuando se combi­ gen elementos de la tradición poeta enamorado, que bascula
hecho, en algunas tragedias, p. e., nan las dos variedades anterio­ trovadoresca, a la vez que se dis­ entre el dulce arrobamiento del
en las Bacantes, de Eurípides, res, dactilica y trocaica («Las tancian de ella en su nuevo con­ ensueño (al recordar la belleza y
aparece este tipo de composi­ luces, la hora, la noche, profun­ cepto del amor y en la fijación de excelencias de la imagen angélica
ción. Entre los autores conocidos do»..., J. de Espronceda); 4) ter­ nuevas formas métricas, como la de la dama a la que adora) y el te­
de esta clase de poemas figuran nario: formado por tres tetrasíla­ baílala y el sonetto. Esta escuela mor a verse abandonado o priva­
Simónides, Píndaro y Baquíli- bos (4-4-4) y con acentos en las literaria está formada por G. Gui- do de su «gracia».
des. sílabas tercera, séptima y undéci­ nizelli, G. Cavalcanti, Ciño da La vigencia de este modelo poéti­
Fuera ya del mundo griego, la ma («Es el verso luminoso que Pistoiay Dante. co se mantiene hasta finales del
palabra «ditirambo» ha servido encandila», S. Rueda); 5) el do­ Desde el punto de vista del conte­ siglo xin y comienzos del xiv. El
para designar una composición decasílabo de 8-4, compuesto de nido, los poetas de esta escuela Canzoniere de Petrarca señala el
en la que se manifiestan senti­ un hemistiquio polirrítmico y presentan una serie de ideas o to- momento del declive del Dolce
mientos exasperados o en la que otro trocaico («presentando les poi compartidos, que son los si­ Stil Novo y el punto de arranque
D OLORA 138 139 DRAMATURGO

de una nueva estética que servi­ un drama) utilizado en tres acep­ En tercer lugar, puede entenderse
Voltaire, etc.) quienes ponen en
rá de modelo en el Renacimiento circulación dicho término, al ciones: la primera, para designar por dramaturgia la tarea de inter­
poético europeo y, en concreto, atribuirlo a sus propias obras, ca­ la técnica de realización de obras pretación de un texto teatral con
en el español, gracias a la obra racterizadas por esta simbiosis teatrales de acuerdo con un siste­ vistas a su puesta en escena y a la
de Boscán y Garcilaso. Véanse: de elementos de la tragedia y de ma de convenciones, principios y búsqueda de los elementos más
CORTÉS y PETRARQUISMO. la comedia. Dentro de la tradi­ recursos establecidos por la pre­ adecuados para el montaje del
Dolora. Tipo de composición ción del drama burgués se in­ ceptiva vigente. Desde la Poética espectáculo teatral. Véanse: di­
poética creada por R. de Campo- cluyen las obras de autores realis­ de Aristóteles, diversos autores rector de escena y drama­
amor y definida por él como tas y naturalistas, como Ibsen, (Lope de Vega, Lessing, Brecht, turgo.
«una humorada convertida en Strindberg, Pérez Galdós, etc. etc.) han tratado de sistemati­ Dramaturgo. Término de ori­
drama», en la que se unen «la li­ Otras denominaciones en las que zar unos principios orientadores gen griego (dramaturgos: autor
gereza con el sentimiento y la se utiliza el mencionado término para la creación de obras dramá­ de dramas) aplicado al escri­
concisión con la importancia fi­ son las de drama social (p. e., Los ticas. tor de obras de teatro. En la dé­
losófica». De extensión y métrica tejedores, de G. Hauptmann, o En una segunda acepción del tér­ cada de los años sesenta ha sur­
variables, es ampulosa y razona­ Juan José, de J. Dicenta), drama mino, se entiende por dramatur­ gido una nueva figura en el ám­
dora. La ironía suave, el sentido histórico (Un soñador para un gia el planteamiento ideológico y bito del teatro, cuyas funciones
del humor y un tono de melanco­ pueblo, de A. Buero Vallejo), dra­ formal implícito en una obra dra­ son: selección del texto teatral,
lía, a veces amarga, son sus ras­ ma lírico (M. Maeterlinck: El pá­ mática que condiciona su puesta estudio documentado, interpre­
gos peculiares. jaro azul, 1908), etc. Finalmen­ en escena. En este aspecto se pue­ tación, adaptación y modifica­
Donaire. Véase gracioso. te, se podría aplicar el término de pretender, desde una concep­ ción (si es preciso) de dicho tex­
Drama. Término griego (dra­ «drama» a diversas obras del ción tradicional concorde con el to para adecuarlo a la puesta en
ma: acción) utilizado a partir del teatro contemporáneo, pertene­ concepto clásico de la mimesis, escena y seguimiento de los en­
siglo xvni para designar un sub­ cientes a autores tan diversos crear en el espectador una ilusión sayos, así como del conjunto del
género teatral en el que se produ­ como L. Pirandello, J. Anouilh, de realidad, o bien buscar unos montaje y espectáculo teatral. En
ce una síntesis de comedia y tra­ F. García Lorca, J.-P. Sartre, E. Io- procedimientos narrativos que francés, a la figura que cumple
gedia. En el teatro español del nesco, S. Beckett, etc. provoquen en el público un dis- con estas funciones se la deno­
Siglo de Oro, ciertas obras, a las Dramática (poesía). Véanse tanciamiento y conciencia críti­ mina dramaturge, mientras que
que se reconoce con el nombre de COMEDIA, DRAMA, GÉNEROS LI­ cos respecto de la realidad social en español es el director de esce­
tragicomedia (Lope de Vega cali­ TERARIOS, POEMA DRAMÁTICO, representada, tal como pretende na el que viene cumpliendo con
fica como tal, p. e., a Peribáñezy TRAGEDIA y TRAGICOMEDIA. B. Brecht en su «teatro *épico». el mencionado cometido.
el Comendador de Ocaña) y aun Dramatis persortae. Expre­
con el más impreciso de comedia, sión latina («personajes o másca­
responden a este concepto; de ahí ras del drama») con la que, en las
que se les aplique en la actualidad ediciones del teatro clásico, se
el marbete de drama barroco. Lo designaba la lista de personajes
mismo puede decirse de gran que iban a intervenir en la repre­
parte de la producción teatral de sentación de la obra. Véase: per­
Shakespeare. Pero son los inicia­ sonaje.
dores de lo que se ha denomina­ Dramaturgia. Término griego
do el drama burgués (Diderot, (dramatourgia: composición de
141 EDICIÓN

los que se alimentaban sin nece­ obra, a través del manuscrito o


sidad de trabajar. La paz y la con­ de la imprenta, o bien como con­
cordia reinaban entre los hom­ junto de ejemplares que integran
bres, que desconocían el robo, la una misma impresión tipográ­
violencia, la injusticia y la guerra. fica. Antes de la invención de
A este período se le denominaba la imprenta, la reproducción de
en la cultura latina «época dora­ textos se realizaba a través de un
da» y «Reino de Saturno». Algu­ trabajo organizado de copistas:
nos poetas, como Virgilio (en su en la Edad Media había centros
égloga IV), idealizaron esta su­ especializados en los monaste­
puesta época primitiva, en la que rios y, a partir del siglo xm, en
la tierra, con su eterna prima­ las universidades. A este tipo ar­
vera, contribuía a mantener la tesanal de edición manuscrita
prosperidad, felicidadyjuventud sucede, con la invención de la
de los humanos. En la literatura imprenta, un medio de repro­
Ecfonema. (Delgriego ek: fuera «Aunque yo triste me seco, española del Renacimiento, el ducción, de mucha mayor capa­
de, y phonema: sonido.) Excla­ eco mito de la Edad de Oro aparece cidad difusora, y con mayores
mación que, en forma de inci­ retumba por mar y tierra; reiteradamente a través de la garantías de transmisión fiel del
so, se inserta en un determinado yerra, idealización de realidades que texto original, al poder controlar
discurso para expresar, en un que a todo el mundo importuna; sugieren la pervivencia de una errores de transcripción, omi­
tono emotivo, los sentimientos una pureza primigenia, p. e., en los siones, posibles interpolaciones,
del emisor y provocar el interés y es la causa sola dello. temas del buen salvaje, menos­ etcétera.
la conmoción del oyente o lector Ello...». precio de corte y alabanza de al­ En los estudios bibliográficos y
por el contenido del mensaje. (Juan del Encina) dea, la idealización de la vida na­ en la crítica textual existe una
Ejemplo: tural en la literatura pastoril, el terminología muy precisa refe­
«Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves En algunos poemas se produce lo cultivo de los refranes como tra­ rente a los diferentes tipos de edi­
que se denomina eco encadenado sunto de la sabiduría primitiva ción, tanto manuscrita como de
[ahora
campos de soledad, mustio colla- cuando se repite la última pala­ de la humanidad, etc. Dichos te­ impresión tipográfica: princeps
[do [...]». bra de cada verso (o sus sílabas mas constituyen un elemento (la primera edición de una obra),
finales) al comienzo del siguien­ recurrente en las obras de Fray original (la primera edición en
(Rodrigo Caro) te. Antonio de Guevara, Jorge de volumen hecha con el permiso o
Este fenómeno se denomina tam­ Edad de Oro. Tema procedente Montemayor, Cervantes, Lope la aprobación del autor, para dis­
bién ecfonesis. Véase: exclama­ de la literatura grecolatina. He- de Vega, etc. En el cap. XI del tinguirla de la edición furtiva o
ción. síodo y Virgilio aluden en sus Quijote, el protagonista procla­ clandestina), definitiva (la que
Eco. Composición poética en la obras a una etapa primitiva de la ma las excelencias de la supuesta presenta el texto revisado por úl­
que las sílabas finales de cada humanidad en la que los habitan­ «época dorada» en su Discurso de tima vez por su autor), anotada
verso, sobre las que descansa la tes de la tierra gozaban de perpe­ la edad de oro. (la que ofrece notas referentes al
rima, se repiten en el verso si­ tua juventud y vivían en comuni­ Edición. Término utilizado en léxico, datos históricos, rasgos
guiente, formando una palabra dad de bienes en medio de una una doble acepción: como acti­ estilísticos, etc., que ayudan a la
que sirve de resonancia: naturaleza pródiga en frutos, con vidad de reproducción de una correcta comprensión del texto),
140
EDITORIAL 142 143 ELEGÍA

crítica (en la que, a las notas de la co-pastoriles. El término écloga JElegía^érmino de origen griego En el Renacimiento, la elegía
anterior, precede una revisión es utilizado definitivamente con (e-legeia: lamentación) con el que europea encuentra su inspira­
cuidada del texto, e incluye posi­ esa connotación temática por se alude al sentimiento que encie­ ción no sólo en las fuentes clási­
bles variantes), facsímil (repro­ Tito Caípurnio (s. i) y se recoge rra esta composición lírica y a la cas mencionadas, sino también
ducción íntegra y exacta de una en el Renacimiento para deno­ estructura métrica, que era lo que en el Canzoniere de Petrarca y en
edición anterior, a ser posible minar poemas escritos sobre el inicialmente caracterizaba a este los dísticos latinos de Sannazaro.
con sus características tipográfi­ asunto mencionado, a imitación tipo de poemas. Estaban com­ Con esta doble tradición conecta
cas), paleográfica (reproducción de Virgilio. De éste proviene el puestos por una serie de elegeion o Garcilaso de la Vega en sus ele­
de un manuscrito, generalmente, contenido y los aspectos forma­ dísticos: dos versos formados por gías A Boscán y Al Duque de Alba
con las características gráficas les de la tradición poética bu- un hexámetro y un pentámetro. en la muerte de Don Bernaldino
del texto originario), diplomáti­ cólico-pastoril en cuanto a su En cuanto a los temas, podían res­ de Toledo. Este tipo de composi­
ca (reproducción del manuscrito, estructura dialogal, al tipo de ponder a un sentimiento de triste­ ciones son cultivadas igualmente
respetando no sólo las grafías, personajes (pastores), tópicos za por la muerte de una persona o en la literatura portuguesa (Ca-
sino también la disposición espa­ (amores no correspondidos, etc.), por una calamidad pública (una moens), italiana (Sannazaro),
cial del texto, los signos diacríti­ espacio (naturaleza idealizada), guerra, una catástrofe natural, francesa (Ronsard: Elegías, mas­
cos, etc.), modernizada (edición etcétera. etc.), o bien podían centrarse en la caradas y poemas pastoriles), in­
de un texto antiguo en la que se El tema pastoril es objeto de un exaltación patriótica o en una glesa (Milton: Lycidas), etc. En la
actualizan aspectos lingüísticos tratamiento literario de gran ca­ evocación amorosa, ya fuera gra- elegía del Barroco-español la sec­
del texto original, respetando el lidad en determinadas obras de tificadora o de desengaño. En ción del poema destinada a la la­
léxico y la estructura sintáctica la literatura italiana como el Bu- Roma, es Ovidio quien crea en sus mentación se acorta o es reem­
del texto primitivo), moderna (la colicum Carmen, de Petrarca, el Tristes y Pónticas el modelo más plazada por la consolación y el
que se prepara para hacer accesi­ Ninfale D’ Ameto de Boccaccio, y perfecto de la elegía latina: en es­ elogio: van desapareciendo los
ble la lectura de un texto antiguo La Arcadia, de Sannazaro. tos poemas, escritos desde el des­ «signos de duelo», y la muerte,
a un público no profesional, re­ En España, aunque habían utili­ tierro a distintas personalidades por razones religiosas, es presen­
construyendo dicho texto con un zado ya el término égloga Juan del romanas, cuenta sus desgracias tada como «posibilidad de entra­
lenguaje moderno en todos los Encina y Lucas Fernández, sin personales, al tiempo que solicita da a una vida mejor». Entre los
aspectos: gráfico, fonético, mor- embargo quien conecta más di­ ayuda para conseguir el regreso a ejemplos más notables, cabe re­
fosintáctico, semántico, etc.). rectamente con la tradición bu- la patria. cordar la Canción a la muerte de
Editorial. Véase artículo. cólico-pastoril representada por En la literatura española medie­ Carlos Félix, de Lope de Vega; En
Egloga. Término de origen gre- Virgilio es Garcilaso de la Vega. val los poemas de tipo elegiaco la muerte de Don Rodrigo Calde­
colatino (ekloge, écloga: texto A las églogas de éste hay que su­ presentan un emotivo tono de rón, de Góngora, etc.
«seleccionado») que se utilizó en mar las de otros escritores del Si­ tristeza, motivada generalmente En el siglo xvm, el prerromanti-
un comienzo para designar poe­ glo de Oro y del siglo xvm. En el por la muerte de un ser querido cismo alemán e inglés confiere
mas breves, razón por la que se siglo xx, al menos L. Cernuda al que se dedican dichas compo­ un tono de gravedad y dignidad a
aplicó a los poemas pastoriles de y M. Hernández titulan «églo­ siciones, a las que se da el expre­ la composición elegiaca a través
Virgilio (Bucólica o Eclogae). Di­ ga» sendos poemas, combinan­ sivo título de plancto (llanto), en­ de los grandes poemas de Young
chos poemas fueron escritos a do heptasílabos y endecasílabos tre las que descuellan, por su (Elegía a la muerte de la Reina
imitación de los Idilios de Teócri- como en las églogas garcilasianas calidad estética y emoción lírica, Ana, Las noches); especialmen­
to, que tratan, en concreto los y compartiendo un similar tono las Coplas de J. Manrique a la te, Goethe, que con sus Elegías
once primeros, de temas bucóli­ melancólico y sensual. muerte de su padre. romanas configura un modelo
ELIPSIS 144 tó EMBLEMA

de poema caracterizado por un por la que se abrevia todo un tos, testimonios y otros materia­ ción con este último podría si­
tono melancólico y nostálgico, enunciado, deducible o no por el les importantes para la defensa tuarse, en el Renacimiento, el
que aparece también en otros ro­ contexto, p. e., «¡Qué penal». de la causa) y la dispositio (orga­ Elogio de la locura, de Erasmo.
mánticos del siglo xix: Shelley, En narratología, se denomina nización de este material corres­ En la literatura española hay tes­
Musset, Lamartine, Leopardi, etc. también elipsis a una técnica na­ pondiente a las distintas partes timonios de «elogio», p. e., en
En España siguen cultivándose rrativa consistente en suprimir del discurso), venía la estrategia El Libro de Buen Amor (alabanza
estos poemas en los siglos xvm en el relato ciertos acontecimien­ de elaboración verbal, consisten­ de las «dueñas chicas»), en Jorge
al xx, p. e., Elegía a las Musas, de tos de la historia, que pueden ser te en la búsqueda de procedi­ Manrique (elogio-panegírico de
L. Fernández de Moratín; Canto recuperados o narrados más tar­ mientos expresivos, adecuados su padre, el maestre don Ro­
a Teresa, de J. de Espronceda; En de por una vuelta retrospectiva o para la transmisión del mensaje drigo), etc. En el Siglo de Oro,
la muerte de un hijo (Unamuno), «analepsis». (electio: selección del léxico y de algunos escritores ponen al fren­
Elejfa estival (J. R. Jiménez), Elisión. Pérdida de la vocal final los recursos del ornatus: tropos y te de sus obras ciertas dedicato­
Llanto de las virtudes y coplas por de una palabra, situada ante otra figuras retóricas) y la acertada rias a sus mecenas que consti­
la muerte de Don Guido y El cri­ palabra que empieza por vocal. disposición y combinación sin­ tuyen auténticos elogios. En el
men fue en Granada (A. Macha­ En ocasiones, es esta vocal inicial táctica y rítmica de los diversos siglo xvm se aplica el título de
do), Llanto por Ignacio Sdncliez la que se pierde. Este fenómeno enunciados del discurso (compo- elogio tanto al panegírico de una
Mejías (F. García Lorca), etc. lingüístico, del que existe cons­ sitio). En la retórica clásica se eminente personalidad fallecida
Véanse: endecha y planto. tancia en textos medievales a daba gran importancia a esta fase (Jovellanos: Elogio de Carlos III)
Elipsis. Término de origen grie­ partir de los siglos xii-xm, llega de la elocutio: el arte del bien ha­ como al tratamiento encomiásti­
go (elleipsis: carencia) con el que hasta el Renacimiento. Su uso blar (bene dicendi). Véanse: cla­ co de un tema de valor científico
se designa una figura de cons­ va decreciendo a lo largo del si­ ridad, CORRECCIÓN, DISPOSI­ o literario y de interés general
trucción o recurso estilístico que glo xvi. Ejemplos: CIÓN, INVENCIÓN, ORNATO y (elogios acade'micos: p. e., la Ora­
consiste en la supresión de pala­ RETÓRICA. ción apologética por la España y
bras o expresiones que, desde el «[...] yen tanto qu’l cabello que’n Elogio. Composición literaria su mérito literario, de J. P. Forner,
punto de vista gramatical y de la [la vena [...]», surgida en la literatura griega, 1786). Véanse: apología, loa y
lógica, deberían estar presentes (Garcilaso de la Vega) que tenía por objeto el reconoci­ PANEGÍRICO.
pero sin las cuales se puede com­ miento y exaltación de los méri­ Emblema. Término de origen
prender perfectamente el sentido «[...] mas no, de esotra parte, en tos de una personalidad pública griego (emblema: incrustación,
del enunciado o del texto. Desde [laribera [...]». relevante. Inicialmente presen­ símbolo) con el que se designa
el punto de vista estilístico, este (Quevedo) ta carácter lírico (p. e., las Odas un «jeroglífico, símbolo o empre­
recurso es de gran utilidad para triunfales o Epinicios, de Pínda- sa en que se representa alguna fi­
evitar reiteraciones innecesarias, En la actualidad quedan restos ro); posteriormente aparece en el gura, y al pie de la cual se escribe
para incitar la atención del lector, de elisión en palabras surgidas de tratamiento de temas políticos algún verso o lema que declara el
estimular su ingenio, provocar contracción, como al, del, en­ (Elogio de Helena, de Isócrates), concepto o moralidad que encie­
expectativas y dar mayor agili­ trambos, etc. filosóficos (exaltación del amor rra» (DRAE). Se ha creído ver en
dad y viveza al texto. En el len­ Elocución. En la retórica greco- en El Banquete, de Platón) e, in­ los jeroglíficos egipcios un ante­
guaje poético es muy frecuente el latina, la elocutio era la tercera de cluso, de realidades irrelevantes cedente de esta modalidad de
uso de la elipsis en sus diferentes las cinco fases de preparación del descritas en tono paródico y bur­ composición literaria, cuya pri­
formas: *asíndeton, ^zeugma y discurso oratorio. Tras la inven- lesco, como el Elogio déla mosca, mera muestra surge en Italia, con
braquiloquia: expresión elíptica tio (fase de recogida de argumen­ de Luciano de Samosata. En rela­ los Emblemata (1531) de Andrea
EMBOCADURA 146 147 ENDECASÍLABO

Alciato, a los que siguen los de La palabras dentro de una oración les, palabras con preposición, quinta sílaba de este último el
Perriére (1539), las Empresas mo­ al ser utilizadas, p. e., como ad­ oraciones adjetivas especificati­ encabalgamiento se denomina
rales (1581), de Juan de Borja; verbios siendo adjetivos («Habla vas, pronombres átonos, preposi­ abrupto; si termina después de la
los Emblemas morales (1589), de muy lento», por «muy lentamen­ ciones, conjunciones, artículos y cuarta, se denomina encabalga­
Juan de Horozco y Covarrubias; te») o al sustituir una forma ver­ los elementos que les siguen. miento suave. Ejemplos:
los Emblemas morales, de Sebas­ bal por otra, un tiempo por otro Existen diversos tipos de enca­
balgamiento: según el lugar del «Mas luego vuelve en sí el engu­
tián de Covarrubias y Orozco; los («Llega mañana», por «llegará»),
verso donde se produce, la uni­ iñado
Emblemas moralizados (1599), un género por otro («Su Majes­
dad morfosintáctica que se rom­ ánimo y, conociendo el desatino
de Hernando de Soto, las Empre­ tad está ocupado»), etc.
sas (1640), de Saavedra Fajardo, Encabalgamiento. Es el desa­ pe o la amplitud de espacio que
etc. El emblema consta de tres juste producido en una estrofa al abarca en el verso encabalgado: (Fray Luis de León)
elementos: una imagen o figura no coincidir la pausa morfosin- a) en el primer aspecto, el enca­
(pictura), un título en forma de táctica con la pausa métrica de un balgamiento puede ser versal o Mario, el ingrato amor como tes-
breve sentencia (inscriptio)y una verso. Esto ocurre cuando el sen­ medial, según dependa de lapau- [tigo
explicación más amplia del con­ tido de una frase no queda com­ sa final del verso (como en la ci­ de rnifepuray de migran firmeza
tenido implícito en la imagen y pleto en el marco de dicho verso tada estrofa de Machado) o de la
en el título (suscriptio). El tema o (al que se denomina encabalgan­ cesura de un verso compuesto de (Garcilaso de la Vega)
sentencia recoge, a veces, un ada­ te) y continúa en el verso siguien­ dos hemistiquios. Ejemplo:
gio o refrán, como sucede en los te (encabalgado), de forma que la Endecasílabo. Verso simple de
citados Emblemas morales de Se­ pausa versal del primero rompe «... fue el abad solitario / de un ig- once sílabas, con acentos interio­
bastián de Covarrubias, con lo unidades sintácticas estrecha­ [noto convento». res variables, salvo el de la déci­
que se evidencia la relación exis­ mente vinculadas. Ejemplo: (Rubén Darío) ma sílaba, que lo lleva siempre. El
tente entre los emblemas y la lite- endecasílabo fue utilizado ya por
ratura de la que se sirven y a la «Yo voy soñando caminos b) en cuanto a la ruptura de la los trovadores gallegos y catala­
que nutren. de la tarde. Las colinas unidad morfosintáctica, se pro­ nes, así como por el Arcipreste de
Embocadura. Término teatral doradas, los verdes pinos, duce un encabalgamiento léxico Hita y don Juan Manuel. Pero la
con el que se alude a la «boca» las polvorientas encinas». cuando una palabra se escinde incorporación a la métrica espa­
del escenario, también llamada (A. Machado) entre el final del verso encabal­ ñola de las diversas modalidades
«boca-escena» o «arco de prosce­ gante y el comienzo del verso en­ desarrolladas en Italia, aunque
nio», que es por donde los espec­ En esta estrofa, la pausa versal del cabalgado. Ejemplo: había sido ensayada de forma
tadores ven la escena. De esta primer verso y la del segundo imperfecta en el siglo xv por
primera abertura del escenario rompen dos unidades sintácticas «Y mientras miserable­ Francisco Imperial y el marqués
forma parte el llamado «telón de que en español normalmente no mente se están los otros abra­ de Santillana, sólo se logra en el
boca». admiten ruptura o pausa interior: cando...». Renacimiento con Juan Boscán y,
Enálage. Término grecolatino sustantivo y complemento deter­ (Fray Luis de León) sobre todo, con Garcilaso de la
(enallage: cambio) con el que se minativo, sustantivo y adjetivo. Vega. De los variados tipos de en­
designa una figura de construc­ Otras unidades que tampoco la c) por lo que se refiere a la ampli­ decasílabo que entonces se im­
ción gramatical consistente en la admiten son verbo y adverbio, tud del espacio que el encabalga­ ponen, destacan: el enfatice, con
ruptura de la función normal auxiliar y participio en los tiem­ miento ocupa en el verso enca­ acentos en las sílabas primera,
que deben cumplir determinadas pos compuestos, perífrasis verba­ balgado, si termina antes de la sexta y décima («Níse, que en
ENDECHA 148 149 ENSAYO

hcrmosnra par no tiene», Garci- A finales del siglo xvi aparece cionero de Baena) como, sobre etc.), de discurso (narración, ex­
laso de la Vega); el heroico, con una variante culta, denominada todo, en la popular (villancicos y posición, diálogo) y distintas len­
acentos en la segunda, sexta y dé­ la endecha real, constituida por cosautes: «Al alba venid buen guas (castellano, náhuatl y habla
cima sílabas («El dulce lamentar una estrofa de cuatro versos, amigo»), y llega a su mayor auge de los negros).
de dos pastores», Garcilaso); el heptasílabos los tres primeros y con el modernismo. Ensayo. Escrito en prosa, gene­
melódico, con acentos en tercera, endecasílabo el último. Sor Juana Enredo. Situación peculiar de ralmente breve, de carácter di­
sexta y décima («¡Oh serpiente Inés deja Cruz, la poetisa me­ las comedias de intriga en la que dáctico e interpretativo, en el
nacida en dulce seno», Garcila­ xicana del siglo xvn, introdujo los personajes se encuentran que se abordan, desde un punto
so); el sáfico, acentuado en las sí­ nuevos modelos de endecha, en­ confusos por lo enmarañado de de vista personal y subjetivo, te­
labas cuarta, octava y décima tre los que destaca una estrofa de la trama y lo extraño de ciertos mas diversos con gran flexibili­
(«Dulce vecino de la verde selva», cinco versos compuesta por cua­ comportamientos y sucesos, lo dad de métodos y clara voluntad
E. M. de Villegas). Desde enton­ tro heptasílabos y un decasílabo, que da lugar a malentendidos e de estilo. Aunque se considera
ces, este verso, que es uno de los con rima asonante en el segundo, incertidumbres que provocan la a Montaigne como el iniciador
de más larga tradición y vigencia cuarto y quinto. impaciencia de aquéllos y la bús­ del género con sus Essais (Ensa­
de la métrica española, se ha em­ Eneasílabo. Verso simple de queda ingeniosa de soluciones yos, 1580), el también ensayista
pleado en numerosas combina­ nueve sílabas, con acentos in­ para lograr sus objetivos. En el Francis Bacon (Ensayo de moral
ciones estróficas: liras, estancias, teriores variables, salvo el de la teatro del Siglo de Oro abunda la y de política, 1597) cree que di­
silvas, tercetos, cuartetos, octa­ octava sílaba, que es impres­ comedia de enredo, de la que fue cho género comienza con los
vas reales, etc. Muchos poetas del cindible. La distribución de los maestro Lope de Vega, p. e., en su Diálogos de Platón, las Epístolas
siglo xx se han servido con fre­ acentos ’en el interior del verso obra El acero de Madrid, en la de Séneca y las Meditaciones de
cuencia del endecasílabo suelto. configura los distintos tipos de que su protagonista, Belisa, se Marco Aurelio. Sin embargo, es
Endecha. Composición poética eneasílabo, que pueden ser: dac­ finge enferma para lograr que su en el Renacimiento cuando se
de carácter luctuoso sin estruc­ tilico: acentuado en segunda, enamorado, Lisardo, también encuentran las primeras mues­
tura métrica prefijada, aunque quinta y octava sílabas («Y luego médico fingido, venga a visitarla. tras de este tipo de escritos con
tradicionalmente aparece en for­ el estrepito crece», J. Espronce- Ensalada. Composición, a la sus rasgos más peculiares. En la
ma de romance, redondilla o da); trocaico: acentuado en cuar­ que también se denomina «ensa­ literatura hispánica destacan los
verso suelto. Está compuesta por ta, sexta y octava sílabas («En el ladilla», destinada al canto, en la ensayos de Fray Antonio de Gue­
versos que van de cinco a siete sí­ castillo, fresca, linda, / marquesi­ que se mezclan asuntos dispares y vara (Epístolas familiares), Juan
labas. La endecha más conocida ta Rosalinda», R. Darío); mixto: diversos tipos de versos, estrofas, y Alfonso de Valdés y Fray Luis
es la dedicada a la muerte de Gui- que puede ser de tres tipos, según formas discursivas y lenguas, se­ de León en el siglo xvi, Saavedra
llén Peraza (1433), que comienza se acentúe en segunda, sexta y gún la libre voluntad del autor. Fajardo, Quevedo y Gracián en
así: octava; en tercera, quinta y octa­ Aparece ya en el Romancero Ge­ el xvii, Feijoo y Jovellanos en el
va; o en tercera, sexta y octava sí­ neral y es cultivada por poetas xviii, Larra, Valera, L. Alas y Gi-
«Llorad las damas,
labas; y polirrítmico: cuando en cultos del Siglo de Oro, p. e., Gón- ner de los Ríos en el xix. Sin em­
sí Dios os vala, bargo, es en el siglo xx (Unamu-
una estrofa aparecen mezclados gora, en el romance «Apeóse un
Guillén Peraza
o combinados los diferentes ti­ caballero». Mención especial me­ no, Ortega y Gasset, Américo
quedó en la Palma, Castro, P. Salinas, E. Martínez
pos de eneasílabo mencionados. recen los villancicos-ensalada de
la flor marchita
El eneasílabo aparece en la mé­ Sor Juana Inés de la Cruz, en los Estrada, J. C. Mariátegui, O. Paz,
de la su cara [...]». etc.) cuando el ensayo adquiere
trica castellana en el siglo xv, que figuran diferentes tipos de
(Anónimo) tanto en la poesía culta (Can­ versos (octosílabos, hexasílabos, una gran relevancia en dicha li-
ENTONACIÓN 150 151 ENTREMÉS

teratura y se configura en sus tado científico sino una obra de el lector tendría completa al co­ de la farsa del teatro medieval. El
características peculiares como arte, en la que aparecen materia­ leccionar todas las entregas de primer autor de piezas cómicas, a
género literario. Esas caracterís­ les de construcción y técnicas que se componía la obra. Este las que se puede, con rigor, consi­
ticas son: 1) brevedad: el ensa­ afines a otras formas de expre­ mecanismo de difusión tiene derar entremeses, es Lope de
yista no pretende ser exhaustivo sión, como la carta, el diálogo, la como precedente la edición, en Rueda, entre cuyas piezas cabe
en el tratamiento de los temas; 2) confesión, el diario, la prosa di­ periódicos y revistas, de nove­ recordar La tierra de Jauja, Las
carácter sugeridor e interpreta­ dáctica y el tratado científico. las por capítulos: de esta forma aceitunas, etc. Pero habrá que lle­
tivo: el ensayista no es un crea­ Entonación. «Línea de altura publican, entre otros, Valera y gar a Cervantes para encontrar
dor ni un especialista en la mate­ musical descrita por la serie de Galdós, respectivamente, nove­ ya definitivamente perfilados los
ria: reflexiona sobre los conoci­ los tonos que corresponden a los las como Pepita Jiménez y Doña rasgos fundamentales del entre­
mientos y valores establecidos, sonidos sucesivos que componen Perfecta en la Revista de España. més, en cuanto al tratamiento de
insinuando una revisión o inter­ una palabra, una frase o un frag­ Véase: folletín. los temas y de los personajes (re­
pretación original; 3) carácter mento cualquiera del discurso» Entremés. Término (posible­ pertorio más variado, mayor nú­
confesional: el ensayo está lleno (F. Lázaro Carreter). La entona­ mente relacionado con el latino mero de tipos, algunos ya del
de apreciaciones subjetivas, a ción puede ser ascendente o des­ intermisus: puesto en medio) ámbito urbano) y en cuanto a los
través de las cuales el autor cendente, aguda o grave, etc., con el que se designaba, a media­ objetivos: divertir al público, re­
comunica su propia visión del según la dirección de la línea dos del siglo xvi, una breve esce­ flejar ciertas formas de conducta
mundo, sus impresiones y senti­ descrita por la voz. Entre las fun­ na cómica (con personajes po­ y costumbres populares desde
mientos surgidos al contacto ciones de la entonación destacan pulares, en tono humorístico) la óptica de la caricatura y de la
con la realidad; 4) intención dia­ la demarcativa (señala la conti­ inserta en una comedia, que po­ sátira y complementar el espec­
logal: el ensayista pretende co­ nuidad o la terminación de las día desglosarse de ella sin pro­ táculo global de la representa­
municarse con sus lectores; 5) frases: la entonación ascendente blema, ya que constituía un pa­ ción teatral, aportando un con­
carencia de una estructura prefi­ marca la continuación; la des­ saje heterogéneo respecto del trapunto de humor a la obra de
jada: el ensayo, al contrario del cendente, la conclusión) y la in­ asunto principal de la misma. carácter serio y también un enfo­
tratado científico, no tiene un formativa: la entonación señala Aunque estas escenas breves po­ que diverso y desmitificador de
orden sistemático, lo que explica el tipo de oración de que se trata dían aparecer como entrada a la la conducta de los personajes y
las frecuentes digresiones que (interrogativa, afirmativa, excla­ obra o como pieza final, la cos­ de sus valores. Entre sus entre­
aparecen en el texto, que respon­ mativa) y también el estado de tumbre de intercalarlas en los meses más conocidos figuran El
den también al carácter colo­ ánimo.del emisor: seguridad, entreactos de la comedia (a par­ retablo de las maravillas, El juez
quial anteriormente menciona­ alegría, preocupación, desáni­ tir de Lope de Rueda) podría ex­ de los divorcios, La cueva de Sala­
do; 6) variedad temática, que da mo, etc. plicar que se impusiera el nom­ manca, etc.
origen a diferentes tipos de ensa­ Entrega. Término utilizado en bre de entremés, según se deduce Otro autor clave en el desarrollo
yo: histórico, político, sociológi­ plural para designar un tipo de del testimonio de A. de Rojas Vi- del entremés es L. Quiñones de
co, autobiográfico, literario, etc.; publicación denominado «no­ llandrando: «porque iban entre­ Benavente, que lleva este subgé­
7) voluntad de estilo: ésta es una vela por entregas», de gran difu­ medias / de la farsa, los llamaron nero a su más lograda perfección
característica imprescindible del sión y consumo en el siglo xix y entremeses». artística. Cuando comienza a es­
ensayo. El ensayista es conscien­ que consistía en la edición sema­ Históricamente, esta forma de cribir, el llamado teatro menor
te de que se espera de él una cali­ nal de un cuadernillo («entre­ teatro breve conecta con un tipo ha desarrollado diversas formas:
dad estética en la expresión de ga») que formaba parte de una de literatura carnavalesca expre­ la "loa, la "jácara, el "baile, la
sus ideas. El ensayo no es un tra­ novela («novela de folletín») que sada en diferentes modalidades "mojiganga y el entremés. Qui­
ENUMERACIÓN 152 153 EPANALEPSIS

ñones recoge estas formas y las asindética. Si la adición es de ele­ vierten algunas marcas deícticas de frases o versos correlativos.
enriquece con nuevas aportacio­ mentos integrantes de un con­ (uso de pronombres personales y Ejemplo:
nes y, en algunos casos, llega a fu­ junto, se denomina enumeración demostrativos, adverbios de lu­
sionar elementos de unas y otras, simple; si es de conjuntos, enu­ gar y tiempo, etc.), a través de las «Ricos de fortaleza y de fe ricos.»
creando formas híbridas como la meración completa. Véanse un cuales se manifiesta la posición (Góngora)
loa entremesada, la jácara entre­ ejemplo de la primera y otro de la del emisor frente al receptor del
mesada, el baile entremesado, el segunda: mensaje, al contexto espacio- Esta figura se conoce también
entremés cantado, etc. temporal en el que se produce la con el nombre de epanástrofe
Después de un período de aban­ «Destas el Padre Eterno enunciación y al contenido del (del griego epanastrophe: vuelta
dono, esta pieza del teatro menor fortificó su nave: propio enunciado (p. e. «He veni­ atrás, inversión).
renace en las nuevas formas del timón, entena, mástil, popa y do hoy aquí a pediros...»). Véan­ Epanáfora. Término de origen
sainete de Ramón de la Cruz, en [frente...». se: DISCURSO y PRAGMÁTICA. griego (epanaphora: repetición),
el siglo xvin, del llamado género (Lupercio Leonardo Enunciado. Es una secuencia sinónimo de anáfora, con el que
chico en el siglo xix y del sainete de Argensola) de palabras transmitidas, de for­ se alude al recurso estilístico
de Carlos Arniches, los hermanos ma oral o escrita, por un emisor a de la repetición de una o más
Álvarez Quintero, Vital Aza, etc., «... agravios que pensaba desha­ un destinatario, a través de las palabras al comienzo de suce­
en el xx, e influye, junto con otras cer, tuertos que enderezar, sinra­ cuales se realiza una comunica­ sivos enunciados. Véase: aná­
formas de teatro cómico menor zones qug enmendar, abusos que ción dotada de sentido y que se fora.
(farsa, jácara, títeres, etc.), en al­ mejorar y deudas que satisfacer». considera concluida. Un enun­ Epanalepsis. Término de ori­
gunas piezas de Valle Inclán (p. e., ciado puede constar de una o va­ gen griego (epanalepsis, de epa-
(Cervantes)
Farsa italiana de la enamorada rias frases o, incluso, de una sola nalambano: reasumir, repetir)
del Rey), Max Aub (Entremés del La enumeración puede ser par­ palabra («¡Cuidado!»). con el que se denomina una fi­
director), A. Casona (Entremés de cial o exhaustiva (en el segundo A veces se utilizan indistinta­ gura retórica, llamada también
Sancho Panza en la ínsula Bara­ caso se denomina inventario), mente los conceptos de enuncia­ geminación, consistente en la rei­
taría), F. Nieva (concibe su Com­ amplificadora o sintética, orde­ do y discurso: en realidad, el dis­ teración de una expresión al co­
bate de Úpalos y Tasia como un nada y progresiva o acumulativa, curso es una unidad superior al mienzo, al medio o al final de un
«entremés satírico»), etc. Véanse: desordenada y caótica. El recur­ enunciado, como éste lo es res­ enunciado con el fin de resal­
BAILE, COMEDIA, FARSA, GÉNERO so de la enumeración caótica es pecto de la frase, aunque, en oca­ tar enfáticamente su contenido.
CHICO, JÁCARA, LOA, MOJIGAN­ frecuente en escritores de todas siones, el discurso pudiera estar Cuando la repetición se produce
GA, PASO y SAINETE. las épocas. La enumeración se formado por un solo enunciado y al comienzo de enunciados suce­
Enumeración. Término con el utiliza, sobre todo, en las diversas éste por una sola frase. Véase: sivos es una forma de *anáfora.
que se designa una figura retóri­ formas de ^descripción, y es un DISCURSO. Ejemplo:
ca que consiste en la adición o recurso que, junto ala *acumula- Enxiemplo. Véase exemplo.
presentación sucesiva de realida­ ción, es empleado en el procedi­ Epanadiplosis. Término pro­ «Cuando morir es ir donde no hay
des vinculadas entre sí como miento retórico de la *amplifica- cedente del griego (epanadiplo­ [nadie, nadie, nadie;
elementos integrantes de un con­ ción. sis: reduplicación) con el que se caer, no llegar nunca, nunca».
junto (objetos o sus partes, cuali­ Enunciación. Es el acto de uti­ designa una figura retórica con­ (Blas de Otero)
dades, acciones, aspectos, etc.) o lizar la lengua para la emisión de sistente en la repetición de una o
una serie de conjuntos relaciona­ un mensaje en un contexto deter­ más palabras al comienzo y al fi­ También se produce cuando se
dos de forma polisindética o minado. En dicho acto se ad­ nal de una frase o de un verso o utilizan las primeras palabras de
EPASNÁSTROFE 154 155 ÉPICO (TEATRO)

un texto (p. e., de un poema) ras: indias, grecorromanas, célti­ En la Edad Media resurge la épica moran el material épico francés
como título del mismo. cas, germánicas, etc. No obstante, bajo la influencia de los pueblos de los ciclos carolingio y bretón
Epanástrofe. Véase epanadi- existe una clara diferencia: en la germánicos, extendidos por una desde una perspectiva desmi-
plosis. poesía épica los protagonistas no gran parte de Europa, que apor­ tificadora y fantástica: Orlando
Epéntesis. Término proceden­ son dioses, sino seres humanos, tan un fondo de leyendas y tradi­ enamorado y Orlando furioso. La
te del griego (epenthesis, de elevados a la categoría de héroes, ciones que serán transcritas en nueva épica culta logra ejem­
epentithemi: interponer) con el que intervienen en acontecimien­ diversos poemas épicos surgi­ plares de gran valor estético en
que se denomina un metaplas- tos importantes para el destino dos en Escandinavia, Inglaterra y Os Lusíadas, de Camoens, en la
mo producido por la intercala­ de una sociedad, acontecimien­ Alemania. De este fondo de le­ Araucana, de Ercilla, y en La
ción de un fonema en el interior tos, en algunos casos, históricos, yendas germánicas procede el Franciada, de Ronsard. En Italia
de una palabra. Ejemplos: Inga- en otros, legendarios, pero consi­ Cantar de losNibelurigos, escrito a aparece una versión épico-reli­
laterra, coránica, etc. Cuando, derados como verídicos por los comienzos del siglo xm por un giosa con La Jerusalén libertada,
como en estos casos, se inserta destinatarios del relato. poeta austríaco. Por otra parte, de T. Tasso, centrada en la prime­
una vocal entre una consonante Por lo que respecta a la épica ro­ la epopeya germánica transmite ra cruzada a Tierra Santa (1096-
líquida o nasal y otras consonan­ mánica, su fuente hay que bus­ una serie de temas y leyendas, 1099). Como ejemplo de epope­
tes o viceversa, la epéntesis se de­ carla en las epopeyas grecolatina como las de Parsifal, Tristón e ya estrictamete religiosa, cabe
nomina anaptisis. En la evolu­ y germánica. En Grecia, una serie Iseo, Walter y otros, que serán re­ citar El paraíso perdido (1667),
ción del latín al castellano se han de cantores anónimos (los aedos) cogidos en la literatura caballe­ de J. Milton, y La Cristíada
producido numerosas epéntesis, configuran la materia básica de la resca posterior, los romances, etc. (1611), de Diego de Hojeda. Vé­
p. e., stella (estrella), restuculo narración que un poeta posterior La épica románica se configura anse: CANTAR DE GESTA, EPOPE­
(rastrojo), regestu (registro), tuo (en torno al siglo vil, sea o no en Francia sobre este fondo tra­ YA, MESTER DE JUGLARÍA, ORAL
(tuyo), etc. Homero) desarrolla en su forma dicional de temas, dando origen (LITERATURA), ROMANCE y RO­
Epica. Término de origen griego definitiva: La Ufada y la Odisea. a los cantares de gesta y a poemas MANCERO.
(epos: noticia, narración) aplica­ En ambos poemas se sientan las breves surgidos en torno a la cor­ Épico (teatro). Modalidad tea­
do a un tipo de relatos en los que bases de la epopeya culta greco­ te de Carlomagno (ciclo carolin- tral en la que interviene un na­
se narran acciones de «héroes» rromana en cuanto a la estructu­ gio: Mainet, Fierabrás, Roland) y rrador que ofrece su punto de
que representan los ideales de ra y contenidos (temas, relación a los caballeros de la Table Ronde vista sobre lo que se está repre­
una clase guerrera o aristocrática historia-mito, modelo del héroe, (ciclo artúrico o bretón: Artús, sentando en la escena o en la que
y de toda una sociedad, que aso­ etc.) y en cuanto a la forma: versi­ Lancelot, Perceval). Uno de esos los personajes exponen los he­
cia a dichos héroes con sus orí­ ficación en hexámetros, estilo so­ personajes es el protagonista del chos en vez de «vivirlos». Esta
genes y destino como pueblo. lemne, técnica de descripción de cantar más importante de la épi­ conversión del drama en relato, o
Transmitidas por vía oral, estas batallas y de personajes, etc. En la ca francesa, la Chanfon de Ro­ la coexistencia de escenas repre­
narraciones han sido relaciona­ épica latina, Virgilio vuelve so­ land (s.xi). sentadas y narración de aconteci­
das con ciertos relatos cosmo­ bre el modelo de los poemas ho­ Sobre el origen, formación y ca­ mientos, es iniciada por Piscator
gónicos y mitológicos, cuya es­ méricos, de tal forma que se ha racterísticas de la épica española y Brecht, que rompen con la «ilu­
tructura narrativa y funciones de llegado a interpretar la Eneida pueden verse *cantar de gesta y sión» del teatro naturalista y sus­
sus protagonistas (dioses-héroes) como una Ufada romana en sus *mester de juglaría. tituyen la pura representación de
presentan notables afinidades, tal últimos seis cantos o una Odisea Con el Renacimiento se vuelve al los acontecimientos por una ex­
como se muestran en mitos y re­ en sus seis primeros, escritos en modelo virgiliano, al tiempo que posición de los mismos, en una
latos épicos de diferentes cultu­ hexámetros latinos. en Italia Boiardo y Ariosto reme­ serie de escenas-relato, tratando
EPIFONEMA 156 157 EPINICIO

de provocar una posición crítica «Solitario, triste y mudo rón y representantes de un Ba­ El epigrama fue cultivado en la li­
y distanciada de los espectadores hállase aquel cementerio; rroco degradado. teratura española por Hurtado de
sobre lo que en escena se está re­ sus habitantes no lloran... Epígrafe. (Del griego epigra- Mendoza, Lope de Vega, Góngo-
latando o representando. A lo­ ¡Quéfelices son los muertos!» phe: inscripción). Es un texto ra, Quevedo, T. de Iriarte, L. Fer­
grar este distanciamiento crítico breve que, en forma de cita, apa­ nández de Moratín, etc. En estos
(Bécquer)
contribuye tanto la estructura­ rece al comienzo de un libro, de autores, lo que caracteriza a dicho
ción de la historia relatada como Epífora, epístrofe. Términos un capítulo o de una composi­ poema no es una forma métrica
la intervención de los actores y la procedentes del griego (epipho- ción poética y en el que se resume definida, ya que presenta formas
configuración del escenario. La ra: conclusión; epistrophe: retor­ un pensamiento o se expone una diferentes (copla real, pareados,
historia no seguirá una progre­ no) con los que se designa una fi­ máxima que anticipa la idea di­ tercetos, cuartetas, redondillas,
sión lineal ininterrumpida hasta gura retórica consistente en la rei­ rectriz o el espíritu y tono que quintillas, dobles quintillas, rima
su final, sino que se fragmentará teración de una o más palabras al anima la obra. consonante o asonante, etc.), sino
en cuadros narrativos autóno­ final de una frase o frases de un El término epígrafe se utiliza tam­ su agudeza festiva o satírica y su
mos. El desarrollo de la acción al­ período o, si se trata de un texto bién para designar inscripciones brevedad.
ternará con relatos del narrador. versificado, al final de un verso o conmemorativas y para denomi­ Epílogo. Del latino epilogas
El conjunto de la representación de una estrofa. Es lo contrario de nar el título de las partes y capítu­ (conclusión), es la parte final de
será análogo al de un montaje de la *anáfora. Ejemplos: los en los que se divide una obra. un texto. En la retórica clásica
secuencias cinematográficas. Los Epigrama. Término griego (epi- constituía la conclusión del dis­
actores representarán su perso­ «No duerme nadie por el cielo. gramma: inscripción) con el que curso, en la que se resumía el
naje con cierta distancia, para no [Nadie, nadie. se designaba, inicialmente, una contenido o la argumentación
facilitar la «identificación» de los No duerme nadie. inscripción o un escrito breve, básica del mismo, a la vez que se
espectadores con ese persona­ [...] generalmente en verso, grabado apelaba a los sentimientos del
je; de esta forma, se les ayuda a No duerme nadie por el mundo. en piedra (en estatuas, tumbas, oyente. El epílogo puede apare­
que asuman una posición crítica [Nadie, nadie. etc.), metal u otras materias. Su cer tanto en textos narrativos
frente a él y se logrará un teatro al No duerme nadie». temática era, en un principio, de como poemáticos, de teatro o de
mismo tiempo «entretenido e carácter épico o elegiaco (p. e., en ensayo. En él suelen despejarse
(García Lorca)
instructivo» y útil al hombre de Arquúoco). El epigrama fue muy las incógnitas e interrogantes
nuestro siglo, «sediento de liber­ Epígono. Término de origen cultivado en la época alejandrina planteados a lo largo del texto
tad y de sabiduría». griego (epi-gonos: nacido des­ por Calimaco, y, en Roma, por que precede. A veces, presenta
Epifonema. Término de origen pués) con el que designó Esquilo Ennio, Catulo, Virgilio y, sobre una enseñanza o moraleja final.
griego (cpiplioncma: expresión o a los siete héroes que vengaron a todo, Marcial. Este poema pre­ Epinicio. Término de origen
juicio último) con el que se de­ sus padres muertos frente a Te- senta, en la literatura latina, una griego (epinikion: canto después
signa la exclamación final, en bas. Dicho término se utiliza en gran diversidad de temas (eróti­ de la victoria) con el que se deno­
forma de sentencia, con la que el filosofía y en crítica literaria para cos, morales, políticos, etc.) y de mina una composición poética
hablante o el escritor cierra su designar a los seguidores de tonalidad: frívola y desenfadada, cuyo tema es el elogio del vence­
enunciado y emite un juicio o un maestro, una escuela o un irónica, mordaz y satírica e, in­ dor en los juegos que se celebra­
consideración personal sobre las estilo. Se puede considerar, en cluso, obscena. Ejemplo: «Danlo ban en Olimpia, Delfos, Corinto
enseñanzas que se deducen del este sentido, epígonos a los dra­ era cirujano. Ahora se ha hecho y Nemea. Píndaro es el gran can­
mensaje que acaba de transmi­ maturgos del siglo xviii, Zamora enterrador. En realidad empezó tor de los triunfadores en estas
tir: y Comellas, seguidores de Calde­ siendo lo que es ahora» (Marcial). competiciones deportivas, a los
EPISODIO 158 159 EPITALAMIO

que dedica sus Ocias, reunidas narrativa en su conjunto. Esto es tina (la Epistula ad Pisones, de Feijoo; las Cartas marruecas, de
en cuatro libros cuyos nombres lo que ocurre con algunos relatos Horacio, las cartas de Varrón y Cadalso; las Epístolas, de Jovella-
responden a los cuatro centros intercalados en el Quijote, p. e., Cicerón, etc.) como de la Biblia: nos, Cartas desde mi celda, de
mencionados: Olímpicas, Píticas, las historias de Ricote y de Clau­ las epístolas de los apóstoles Pa­ G. A. Bécquer, etc.
ístmicas y Nemeas. La estructura dia Jerónima, en la segunda par­ blo, Santiago, Juan y Pedro a sus Por otra parte, existe una serie de
métrica de estas odas era muy te. Desde otra perspectiva, se ha­ discípulos residentes en distintas obras en la literatura española
precisa: una sucesión de conjun­ bla de estructura episódica de regiones de Asia y Europa. En la escritas en forma de narración
tos de tres estrofas denomina­ una novela cuando está construi­ literatura española, la epístola ha epistolar como son el Proceso de
das: estrofa, antistrofa y epodo. da a base de relatos dotados de gozado de gran predicamento, cartas de amores, de Juan de Se­
Esta estructura métrica fue imi­ cierta autonomía y que, gracias a sobre todo en el Siglo de Oro. Se gura; el Lazarillo de Tormes; la
tada en la literatura española por la presencia continuada de la fi­ escribían en prosa o en verso. primera parte de Pepita Jiménez,
Quevedo y algunos poetas afines. gura del protagonista de los mis­ La escritura epistolar, por el con­ de Valera («Cartas de mi sobri­
Un ejemplo de este tipo de poe­ mos, se integran en una trama tenido, tono, destinatarios y pro­ no»); La incógnita, de B. Pérez
ma es el Elogio al Duque de Ler- unitaria, como ocurre en el Laza­ pósito, puede presentar diferen­ Galdós, etc. Véase: carta.
ma, don Francisco, del mismo rillo de Tormes. tes modelos. En primer lugar, las Epistolario. Véase carta.
Quevedo, que consta de dos con­ En el siglo xix, el término «epi­ cartas personales de escritores Epitafio. Término de origen
juntos de estrofa, antistrofa y sodio» ha sido utilizado por eminentes, que se constituyen griego (epitaphion: sobre la tum­
epodo. Como una forma de epi­ B. Pérez Galdós para denominar por ello, aparte de su valor docu­ ba) con el que se alude a un tipo
nicio puede considerarse, ade­ una serie de novelas de trasfondo mental, en muestras ejemplares de poema elegiaco o fúnebre, es­
más de la ^canción pindárica, la histórico y técnica realista en las del estilo epistolar: p. e., las Car­ crito con ocasión de la muerte de
oda, cuando su tema es la exalta­ que se proyecta, en una simbiosis tas de Teresa de Ávila, las Cartas una persona. En algunos casos se
ción de un triunfo, ya sea éste de artística de realidad y ficción, la de Lope de Vega (epistolario al grababa en la lápida sepulcral.
tipo militar, político, religioso, historia de España de dicho siglo. duque de Sessa, al conde de Sal- Aunque generalmente son poe­
etc. Véase: epodo. La organización de episodios daña, etc.), de Quevedo, etc. Este mas breves, los hay más extensos
Episodio. Término de origen autónomos en torno a un eje te­ género epistolar ha sido abun­ y de gran perfección formal, p. e.,
griego (epeisodos: entrada, ac­ mático o a unos determinados dante entre los escritores de los el soneto de Góngora titulado
ción secundaria) con el que se personajes que aparece en este tres últimos siglos: p. e., en la lla­ «Inscripción para el sepulcro de
designaba en el teatro clásico conjunto de novelas históricas de mada Generación de 1868 los Dominico Greco».
cada una de las partes o escenas Galdós figura en ciclos narrati­ Epistolarios de Clarín, Pereda, Epitalamio. Término de origen
dialogadas de la tragedia que es­ vos contemporáneos, como los Galdós, Pardo Bazán y, sobre griego (epithalamios: sobre el tá­
taban separadas por los cantos de P. Baroja (Aviraneta), Martín todo, Valera (a Estébanez Caldea lamo o lecho nupcial) con el que
del coro (stasima). Dicho térmi­ du Gard (Los Thibault), etc. rón, a Gumersindo Laverde, a se designaba en la literatura gre-
no se utiliza también en Narrato- Epístola. Término de origen Menéndez Pelayo, etc.) son una colatina una canción que solía
logía para designar los relatos in­ griego y latino con el que se de­ fuente de información y de valo­ ser cantada por jóvenes y mucha­
tercalados en una novela que se signa un escrito en forma de car­ res estéticos. Otro tipo de cartas chas en la noche de bodas, a la
desvían de la acción principal de ta, dirigido a una persona cono­ frecuentes son las cartas-ensayo, puerta o en las inmediaciones del
ésta y constituyen un elemento cida, a lectores indeterminados o en las que el tema literario, social, dormitorio de los recién casados.
de «diversión» o diversificación a personajes de ficción. Esta for­ político o didáctico constituye Se conservan textos de epitala­
que puede conferir una mayor ma epistolar de escritura procede su contenido fundamental: p. e., mios de Safo (sólo fragmentos),
complejidad e interés a la trama tanto de la tradición grecola- las Cartas eruditas y curiosas, de de Teócrito (Epitalamio de Me-
EPÍTASIS 160 161 EQUÍVOCO

nelno y Helena), Píndaro, Ana- Epíteto. Término de origen enemigos: «buen Campeador», sos, y el epodo, de veintiuno,
creonte, Catulo (Bodas de Tetisy griego (epitheton: sobrepuesto, «fardidas lanzas», «burgalés cum­ organizados en la siguiente for­
Peleo), Ausonio, etc. En la Biblia, añadido) con el que se designa el plido», etc. Se habla también de mación de la rima: ABabaCCD-
algunos salmos y el Cantar de los adjetivo explicativo que expresa epíteto metafórico (cuando el ad­ DeEFGGFhlHiJJ. Véanse: antis-
Cantares presentan aspectos cer­ una cualidad del sustantivo. «Es jetivo implica una metáfora, p. e., tropa y canción pindárica.
canos al epitalamio. A partir del epíteto todo adjetivo morfológi­ «nevadas plumas»: por blancos Epopeya. Término de origen
Renacimiento escriben epitala­ camente tal que acompaña inme­ cisnes) y sinestésico: cuando de­ griego (epopoiEe oépopoiia: rela­
mios Tasso, Ronsard, Sidney, etc. diata o mediatamente a un sus­ nota una cualidad sensorial que, to versificado de acciones heroi­
En la literatura española del si­ tantivo, sin intermedio de cópula, lógicamente, no correspondería cas) con el que se designa un tipo
glo xvn aparecen el Epitalamio para expresar una cualidad pro­ al sustantivo al que califica, p. e., de poema transmitido por tradi­
a las bodas de Anfriso y Filis, de pia o accidental del mismo sin «salada fragancia» (Rubén Da­ ción, oral, probablemente desti­
S. J. Polo de Medina, y una serie necesidad lógica de expresarla» río). nado al canto o a la recitación
de canciones de bodas, tanto en (G. Sobejano). Un rasgo esencial Epítome. Término de origen acompañada de instrumento mu­
la poesía popular como en la cul­ del epíteto es precisamente el no griego (de epitemno: abreviar) con sical y en el que se relatan accio­
ta (Góngora, p. e.). Algunos au­ ser necesario para el conocimien­ el que se alude al resumen o com­ nes extraordinarias de héroes
tores de teatro insertan en sus to del objeto al que califica. Sin pendio de una materia o también (legendarios o históricos) aso­
obras este tipo de canciones que embargó, la manera de utilizarlo a un procedimiento retórico con­ ciados con los orígenes y destino
solían ir acompañadas con músi­ indica la capacidad de observa­ sistente en repetir, de forma recu­ de sus respectivos pueblos. El
ca: p. e., en Peribáñez y en Fuente ción y expresión del hablante, su rrente en el transcurso de un pá­ término «epopeya» es «equiva­
Ovejuna, de Lope de Vega. En los visión imaginativa y afectiva de la rrafo, una palabra o una expresión lente de poema épico» (R. Lápe-
siglos xvm y xix, N. Fernández realidad y ciertas peculiaridades que aparecía al comienzo del mis­ sa), por lo cual se explica la liber­
de Moratín, F. Martínez de la de su personalidad. mo, con el fin de mantener la aten­ tad (o disparidad de criterios) de
Rosa (Himno epitalámico), etc., Hay diferentes clases de epíteto. ción sobre ese aspecto relevante los estudiosos del tema a la hora
presentan muestras de este tipo Se habla de epíteto típico cuando del enunciado, al tiempo que se de abordar la materia en cues­
de canciones. En el siglo xix es el adjetivo denota una cualidad dota a todo el conjunto de una tión, ya sea englobándola ínte­
conocido el Epithalamium de propia o esencial al sustantivo: mayor coherencia. gramente bajo el título de épica, o
Coleridge, y en el xx el «Poema «helada nieve», «noche oscura», Epodo. Término de origen grie­ bien en el de epopeya. Otros in­
leído en la boda de André Sal­ «ardiente fuego». A veces se con­ go (epodos: «después del canto») vestigadores han optado*pof re­
món», de G. Apollinaire. funde este adjetivo con el llama­ con el que se designa la tercera de servar este último término para _
Epítasis. Término griego (epita- do epíteto constante, que se aso­ las estrofas (tríada epódica) de la aquellos poemas de tradición
sis: intensidad) con el que se de­ cia de manera fija a un sustantivo llamada canción pindárica, que oral que hunden sus raíces en un
signaba la segunda de las cuatro («manso cordero»); su empleo presenta (el epodo) un número y fondo primigenio de relatos cos­
partes o fases en las que se desa­ puede ser un signo de pobreza combinación de versos (heptasí- mogónicos o.mitológicos como
rrollaba la tragedia. Es la parte expresiva y de carencia de origi­ labos y endecasílabos) diferentes son, p. e., el Gilgamesh asirioba-
central de la acción dramática, en nalidad. En la literatura grecola- de los de las dos primeras estro­ bilonio, la Ilíada y la Odisea entre
la que sobrevienen los aconteci­ tina y en la medieval se designa fas, así como una distinta organi­ los griegos ylós dos poemas de la
mientos de mayor trascendencia como epíteto épico a ciertos adje­ zación de las rimas. En el Elogio India: el Mahábhárata y el Rá-
y se intensifican los conflictos, tivos con los que, de forma ritua- al Duque de Lerma, Don Francis­ máyana. Véase: épica.
que constituyen el «nudo» de la lizada, se exalta una cualidad del co, de Quevedo, la estrofa y la an- Equívoco. Término de origen
traína. Véase: tragedia. héroe o se fustiga un vicio de sus tistrofa constan de dieciséis ver­ latino (aequivocus, de aequa-vox:
ERASMISMO 162 163 ESCENA

igual voz, pero diversos sentidos) «contaminada» por las categorías to presenta concomitancias con de la superstición y del culto a las
con el que se designa una figura de la filosofía escolástica. Con un el de Erasmo), etc. Pero es en Es­ reliquias, de la conducta an­
retórica consistente en la utiliza­ sólido conocimiento de los textos paña donde su doctrina consi­ tievangélica de eclesiásticos, de
ción de palabras homónimas que bíblicos y de la literatura clásica, guió una audiencia más amplia y las prescripciones legalistas que
se pronuncian de la misma ma­ Erasmo da forma a un pensa­ una implantación más duradera, Sancho llama «tologías»; el de­
nera («yerro» - «hierro») o que se miento filosófico-religioso en el debido a unas circunstancias po­ seo de vuelta a la naturaleza y al
escriben igual («vela» de barco y que intenta conciliar la sabiduría líticas (Erasmo, consejero de cristianismo sencillo e ingenuo
«vela» de cirio) y que, sin embar­ de la cultura grecolatina y la reli­ Carlos V, goza del apoyo del can­ de los Evangelios y el común
go, presentan un significado dis­ giosidad evangélica, configura- ciller Gattinara y del secretario rechazo de las novelas caballe­
tinto. Este recurso literario, que doras de un nuevo humanismo de Estado, Alfonso de Valdés), rescas, de las que El Quijote
se funda en la ambigüedad y po­ cristiano. El objetivo de este pen­ culturales (adhesión de diversos constituye una genial parodia.
lisemia de las palabras, se presta samiento humanista, que trans­ profesores de la Universidad de Por todo ello, adquiere pleno
a un juego de humor y de ironía. mite en sus libros, es la renova­ Alcalá y de la de Salamanca a di­ sentido la afirmación de Batai-
Ha sido muy utilizado en la tra­ ción espiritual de la Iglesia, la cha doctrina) y religiosas: sim­ llon: «Si España no hubiera pasa­
dición teatral (comedias, pasos, búsqueda de concordia entre los patía de los arzobispos de Tole­ do por el erasmismo, no. nos ha­
entremeses, sainetes, etc.) y en la cristianos, enzarzados en quere­ do (Carranza) y Sevilla (Manri­ bría dado el Quijote».
poesía satírica y burlesca. Véan­ llas de religión, y la dignificación que), así como de ciertos grupos Escena. Término de origen
se: CALAMBUR y DILOGÍA. de la Teología y de las expresiones religiosos (judíos «conversos», griego (skene: tienda de campa­
Erasmismo. Nombre con el que del culto, de acuerdo con las for­ «alumbrados», etc.) hacia el ña) con el que se designaba ini­
se conoce un movimiento de re­ mas del cristianismo primitivo. erasmismo. La influencia de este cialmente el espacio reservado a
novación religiosa y cultural que Este programa de renovación in­ pensamiento en la cultura espa­ los actores para poder cambiarse
se produce en la primera mitad telectual y de regeneración mo­ ñola se extiende, además, a la en el transcurso de la representa­
del siglo xvi en varios países ral encuentra una extraordinaria creación literaria en obras como ción. El lugar donde ellos actua­
europeos, entre ellos España, acogida en países como Francia De los nombres de Cristo, de Fray ban se denominaba proscenio,
donde ejercerá una profunda in­ (donde cuenta con las simpatías Luis de León (referencias al cris­ y estaba situado entre el muro
fluencia en determinados medios de humanistas, como G. Budé, tianismo interior, defensa de la frontal y la orquesta, destinada al
intelectuales, en la corte de Car­ etc., miembros del Parlamento lengua romance para el estudio coro. En el teatro romano, dicho
los V y en ciertos estratos popula­ de París e incluso del mismo de la Biblia), Guía de pecado­ término se aplicaba a un tablado
res dirigidos por una parte del Rey), Italia (donde su doctrina res, de Fray Luis de Granada, El de madera (luego de piedra) uti­
clero, afín a dicho movimiento. es acogida con interés por los viaje de Turquía, de Andrés La­ lizado en los ludí o juegos escéni­
En el origen de esta corriente re­ cardenales Contarini, Sadoleto, guna, y, especialmente, en el cos, sobre el que los actores re­
novadora se encuentra la perso­ Pole e incluso el papa Paulo III), Quijote (Cervantes fue discípulo presentaban la obra. En el teatro
nalidad y doctrina de Erasmo de Inglaterra (de 1509 a 1514 ex­ del erasmista López de Hoyos en renacentista italiano se habla de
Rotterdam (1469-1536), religio­ plica griego y Nuevo Testamento el Estudio de Madrid), obra en escena ilusionista (para referirse
so agustino, especialista eA len­ en Cambridge), Alemania (des­ la que se manifiestan ideas y acti­ al decorado del escenario, que es­
guas clásicas, cuyo conocimiento de 1519 los luteranos intentan tudes de raigambre erasmiana, taba formado por un telón de
le sirve para el estudio del Nuevo atraerle a su causa; en 1529 se como la evocación de dicho cris­ fondo pintado para dar la impre­
Testamento, como medio de instala en Friburgo), Bélgica (en­ tianismo interior, centrado en la sión de perspectiva) y de escena
acercamiento al mensaje cristia­ seña en Lovaina; en Brujas cono­ comprensión del prójimo, en vitruviana, constituida por un
no en su fuente original, aún no ce a J. L. Vives, cuyo pensamien­ la sencillez y humildad; la crítica fondo y por dos edificios a dere­
ESCENARIO 164 165 ESPACIO

cha e izquierda. (Sobre la confi­ pectadores, sucesivamente, si­ los actores, la organización de ción italiana. Sirve para unir las
guración de la escena en el teatro guiendo las indicaciones de un dicho espacio en función de la dos partes de la estancia: fronte y
español del Siglo de Oro, tanto el actor o de los carteles orientado­ movilidad de los mismos, la aten­ sirima. Suele ser un verso hepta-
ambulante como el de los corra­ res que figuraban en dichos espa­ ción al vestuario y al utillaje, la sílabo, y rima con el último verso
les, véase 'decorado.) En la actua­ cios. En algunas representaciones coordinación de los efectos so­ de la fronte. Véase: estancia.
lidad el término «escena» pre­ del teatro contemporáneo, se ha noros con el ritmo del texto, etc. Espacio. Categoría filosófica
senta diversas acepciones: sirve situado el escenario en medio del Véanse: decorado, dispositi­ utilizada entre los griegos para
para significar el lugar de repre­ público, con el fin de lograr una vo ESCÉNICO, ESCENA, ESCENA­ designar el receptáculo vacío
sentación o escenario, el fenóme­ mayor participación de los es­ RIO, MONTAJE, UTILERÍA y VES­ (Platón) o el topos o lugar (Aris­
no teatral en su conjunto (en sen­ pectadores. Véase: decorado. TUARIO. tóteles) donde se sitúan los obje­
tido traslaticio), la «puesta en Escenografía. Término proce­ Escritor. Término de origen la­ tos y en virtud del cual éstos son
escena» o, finalmente, para deli­ dente del griego (skene, escena, y tino (scriptor) con el que se de­ percibidos como tales objetos.
mitar una determinada unidad graplio: describir) con el que se signaba tanto al copista (scriptor Dicha categoría es una condición
temporal de la obra dramática. designaba el decorado teatral. librarius: copista de libros) como subjetiva imprescindible para po­
Véanse: decorado, deus ex Hasta hace pocos años, la fun­ el autor de obras literarias: Quin- der «representar» mundos imagi­
MACHINA, DIRECTOR DE ESCENA ción atribuida a dicho decorado tiliano denomina scriptor trage- narios (sustitutorios del mundo
y ESCENARIO. y a la escenografía era la de am­ diarum y scriptor veteris come- real) que la fantasía creadora del
Escenario. Término proceden­ bientar plásticamente un espacio diae al creador de tragedias y de escritor es capaz de poner en pie
te del griego skene (tienda de escénico para que los especta­ la antigua comedia respectiva­ gracias al lenguaje literario. Tanto
campaña) con el que se alude a la dores pudieran reconocer un lu­ mente. En castellano existen dos en la ficción narrativa como en
parte del teatro destinada a la re­ gar determinado (un bosque, un palabras con idéntico lexema el teatro, acción, personajes y ob­
presentación y al decorado o *es- castillo, un palacio), en el que se para referirse a las dos acepcio­ jetos comienzan a adquirir con­
cenografía. Dos son las formas desarrollaba la acción, espacio nes mencionadas: escribiente (co­ sistencia cuando son concebidos
más frecuentes con las que se ha que habría de servir a diferentes pista o transcriptor) y escritor y enmarcados en un espacio y
solido diseñar dicho espacio a lo situaciones posibles. En nuestros (autor). tiempo determinados. El narra­
largo de la historia: el escenario días, el objetivo de la escenogra­ Desde el punto de vista profesio­ dor de un relato de ficción intenta
frontal, que presenta tan sólo una fía no acaba en esta tarea de ilus­ nal la valoración social del escri­ dar forma a un espacio imagina­
cara abierta al público (escena «a tración, sino que pretende dar tor ha variado según las distintas rio a través de la descripción y
la italiana»), y el circular, rodeado un sentido global a la «puesta en sociedades y épocas de la histo­ disposición de los objetos que
en su mayor parte por los espec­ escena» del texto. A través del ria. Véase: público. configuran el escenario en el que
tadores. Este segundo tipo apa­ dispositivo (medios arquitectó­ Escritura automática. Véase se han de moverlos personajes,
rece en el teatro grecolatino y nicos, plásticos, sonoros, ilumi­ SURREALISMO. formando parte de él, en un en­
medieval. En este último se desa­ nación, etc.) trata de interpretar Escuela literaria. Véanse cla­ tramado de relaciones de proxi­
rrolla, además, lo que se denomi­ y desarrollar todas sus virtuali­ sificación LITERARIA, MOVI­ midad o lejanía, pero, en defini­
na escenario múltiple longitudi­ dades: la configuración y la ubi­ MIENTOS LITERARIOS y PERÍO­ tiva, de . interdependencia con
nal, constituido por una serie de cación del espacio escénico, el DOS LITERARIOS. . respecto a esos objetos. Por otra
espacios escénicos yuxtapuestos control de la iluminación para Eslabón. Verso llamado tam­ parte, el narrador puede estimu­
(los loci o moradas) en los que se crear la atmósfera y el ambiente bién volta (vuelta) o chiave (lla­ lar la imaginación del lector sus­
iba representando una historia, deseados, el diseño del decorado ve) con el que se inicia la sirima citando una serie de sensaciones
que era contemplada por los es­ atendiendo a las necesidades de de la estancia, estrofa de la can­ visuales, auditivas, táctiles, olfati­
ESPARZA 166 167 ESPERPENTO

vas (luz, colores, ruidos, voces, Espectador. Se dice del que óptica sistemáticamente defor­ habría que situarla en Luces de
aromas, etc.) que contribuyen a «mira con atención un objeto» y madora de la realidad. bohemia, obra en la que el prota­
crear una impresión de ambiente, del que «asiste a un espectáculo La estética del esperpento conec­ gonista, Max Estrella, promete
atmósfera y espacio determina­ público» (DRAE). Entre los di­ ta con la tradición hispánica de la inmortalizar al «grotesco perso­
dos. versos espectáculos posibles, es literatura paródica y del teatro de naje» don Latino en una farsa
En lo que respecta al teatro, se el teatro el que ha mantenido, farsa, vigente desde la Edad Me­ trágica: el «esperpento».
advierten dos modos fundamen­ desde sus orígenes, una más es­ dia tanto en Castilla (desde el Ar­ Esta obra y otras que escribe has­
tales de considerar el espacio: el trecha relación con la creación li­ cipreste de Hita hasta Cervantes ta 1936 (Los cuernos de don Frio­
dramático y el de la escenifica­ teraria, ya que una parte funda­ y Quevedo: recuérdense sus cari­ lera, Tirano Banderas, La corle de
ción. Por espacio dramático se mental del mismo lo constituye caturas grotescas del tipo del Dó­ los milagros, etc.) presentan ca­
entiende el que es fruto de la fic­ el texto, pero un texto destinado mine Cabra) como en Galicia, de racterísticas comunes en cuanto
ción creadora de su autor, cuyas a la representación escénica. Por la que procede Valle, cuyas obras a temas, estructura, técnicas de
indicaciones y acotaciones sirven tanto, el público al que va dirigi­ recogen elementos del folclore construcción y recursos lingüísti­
al director de escena para imagi­ do ese texto no es, en principio, popular de esa región y del mun­ cos. En el primer aspecto, destaca
nar el marco posible de desarro­ un público lector, sino especta­ do de las ferias y romerías, «con un tema recurrente, la historia
llo de la acción y los movimien­ dor. Dado que el teatro, además su teatrillo de fantoches, con pre­ (del período isabelino, la guerra
tos de los personajes. El espacio de arte, es juego, el espectador gonero embadurnado a la entra­ de Cuba, la dictadura de Primo de
escénico es el que se concreta en puede y debe participar en él da, a base de palo y puñal, cuer­ Rivera, etc.), que, si en la etapa
el desarrollo de un espectáculo, activando sus capacidades de nos, marido vengado y responso modernista de las Sonatas atraía a
de acuerdo con las posibilidades comprensión, interpretación, va­ bufo en el entierro...» (V. Paz- Valle como «leyenda», para eva­
que ofrece la sala o el edificio en loración crítica y disfrute del es­ Andrade). Por otra parte, extrae dirse de la vulgar realidad, en la
el que se pone en escena, o repre­ pectáculo. El espectador cons­ muchos recursos expresivos del etapa de los esperpentos la per­
senta la acción enunciada en un ciente no puede olvidar que el sainete coetáneo y de ciertas for­ cibe como folletín, lo que impli­
texto dramático. Véanse: esce­ espectáculo teatral es re-presen­ mas de subliteratura, siguiendo ca una degradación de esa reali­
nario, ESCENOGRAFÍA e IMAGI­ tación, ficción de realidad, farsa. un proceso de depuración de un dad histórica, de sus héroes y
NACIÓN. De hecho, frecuentemente el dra­ idioma suburbial madrileño. No valores, que, convertidos en ca­
Esparza. Término de origen maturgo lanza ciertos guiños al hay que descartar, además, la po­ ricatura, terminan siendo «gro­
provenzal (equivale a «copla suel­ público para que se percate de sible influencia de ciertas repre­ tescos». Otros temas recurrentes
ta») con el que se designa, en los esa dualidad ficción-realidad en sentaciones de lo grotesco en son los mitos heredados de la tra­
cancioneros de los siglos xv y xvi la que está inmerso. algunos cuadros del Museo del dición (el honor, don Juan, etc.),
(esparta, esparsa), una composi­ Espinela. Véase décima. Prado (El jardín de las delicias y la corrupción de los valores mo­
ción poética de una sola estrofa Esperpento. Término polisé- El infierno, de El Bosco, los «ca­ rales, el encanallamiento de la so­
que normalmente es una copla de mico («persona o cosa notable prichos y disparates» y los «de­ ciedad, el problema social, etc.
arte menor, real o mixta. Su am­ por su fealdad, desaliño o mala sastres» de Goya), así como los En el diseño de estas piezas, Va-
plitud y formas son variables: el traza; desatino, absurdo», según grabados de L. Alenza y los lien­ lle-Inclán utiliza elementos pro­
número de versos oscila entre el DRAE) elegido por Valle In- zos de J. Gutiérrez Solana, «es- cedentes del sainete, la farsa, el
cuatro y diez. Su temática suele clán para designar una categoría perpentizador» de un mundo mi­ guiñol, el romance de ciegos, etc.,
ser amorosa, aunque en algún estética, una forma teatral y una serable. para configurar esa farsa trágica,
caso figura un pensamiento reli­ visión de la vida humana y de la La aparición definitiva del esper­ en la que lo grotesco es una cate­
gioso. Véase: copla. historia, representada desde una pento, como realización estética, goría estética fundamental. Ras­
ESTANCIA 168 169 ESTÉTICA

gos comunes en estos esperpen­ puede aplebeyarse por el tono o C y sequedad d’aquella are­ y a temas y situaciones tipifi­
tos son: la reducción de la perso­ gesto vulgares con que se emite na ardiente, O cadas que reaparecen reiterati­
nalidad a fantoche, la aparición o por la situación innoble en que B o a la que por el hielo vamente en diferentes épocas.
del personaje colectivo y una se enmarca, y viceversa; y en el congelado N Ejemplos de estereotipos dramá­
configuración similar del espacio plano de los sentimientos, valo­ A y rigurosa nieve es intra­ ticos son el miles gloriosus o ru­
(principalmente urbano) y del res, etc., cualquier entidad positi­ table, T fián valiente, el bobo, el viejo ce­
tiempo, que discurre de forma va puede ser neutralizada por su C del todo inhabitada de la loso, etc. Véanse: personaje y
discontinua, por el encadena­ contrario: la emoción, por la gente, E TIPO.
miento de cuadros autónomos. burla, la historia, por la anécdota c por algún accidente eslabón Estética. Término de origen
En cuanto a las técnicas de plas- intrascendente o por su reduc­ D o caso de fortuna desas­ griego (aisthetikos, derivado de
mación de lo grotesco, pertene­ ción a folletín, etc. Véanse: ab­ trada S aisthesis: sensación) utilizado por
cen al campo de la parodia, de la surdo, CARICATURA, EXPRE­ d me fuésedes llevada, I A. G. Baumgarten para designar
sátira y de la caricatura, a través SIONISMO, FARSA, GROTESCO y E y supiese que allá vuestra la parte de la gnoseología dedica­
de un uso especial de la perspec­ PARODIA. dureza R da al conocimiento sensitivo y
tiva, desde la que los personajes Estancia. Estrofa compuesta e estaba en su crueza, I por E. Kant para denominar la
(y los objetos) son deformados por un número variable de ver­ F allá os iría a buscar como «ciencia de todos los principios a
por una exageración y abulta- sos endecasílabos y heptasílabos, perdido, M priori de la sensibilidad». Este fi­
miento de rasgos físicos y psico­ combinados libremente por el F hasta morir a vuestros lósofo, con su Crítica del juicio
lógicos, por una difuminación poeta, de forma similar a lo que pies tendido». A (1790), y Hegel, con la Introduc­
de los perfiles y por la creación de ocurre con la *silva. Se diferencia ción a la Estética (1835), contri­
(Garcilaso de la Vega)
una sensación de irracionalidad de ésta en que no quedan versos buyeron a la formación de esta
y de caos en situaciones y con­ libres, ya que todos riman en La estancia, de origen provenzal, disciplina (con carácter autóno­
ductas. En la configuración de consonante, y en que, además, al se reestructura en Italia, donde mo respecto de la gnoseología)
los personajes destaca la utili­ formar parte de un poema, la es­ adquiere sus características bási­ como una ciencia cuyo objeto es
zación de la «máscara» y de la tructura de la primera estancia cas en la obra de Dante: combi­ la enunciación de una teoría de la
«mueca», así como la degrada­ sirve de modelo obligatorio para nación de endecasílabos y hep­ belleza y del arte, el estudio de las
ción zoomórfica, de la que es un el resto de las estrofas. Frecuente­ tasílabos, extensión variable y diversas manifestaciones y obje­
ejemplo la descripción de Zara- mente la estancia se estructura cierta libertad en la conforma­ tos artísticos y el análisis del pro­
tustra, «abichado», habitando en en dos conjuntos (la/ronte y la si- ción de las rimas. En el Renaci­ ceso de creación y de las diver­
su «cueva» con el loro, el gato y el rima), vinculados por un eslabón miento español se introdujo di­ sas experiencias estéticas. Previa­
can. o llave (volta o chiave), que sue­ cha estrofa en la composición de mente, determinados conceptos
Un recurso fundamental de di­ le ser un verso heptasílabo que églogas y canciones, y, en cuanto y categorías esenciales de esta
cha estética es la utilización de rima con el último de la fronte, a la métrica, su número de versos disciplina (belleza, arte, lo subli­
ciertas figuras retóricas, como la según puede verse en el siguiente oscila entre diez y veinte. me, lo trágico, etc.) habían sido
* ironía, ^hipérbole, * oxímoron, ejemplo: Estereotipo. Término con el ya definidos en la filosofía y retó­
etc. El uso de esta última (que que se alude a expresiones verba­ rica grecolatinas y reelaborados
consiste en una oposición y sín­ A «Si a la región desierta, les en clichés, a tipos o personajes por los tratadistas de retórica y
tesis de contrarios) afecta a todos inhabitable F heredados de la tradición, cuyos poética medievales, renacentistas
los planos del texto? Así, en el B por el hervor del sol de­ gestos, comportamientos y len­ y del Barroco, como se indica en
plano lingüístico, el léxico culto masiado R guaje se repiten mecánicamente, la entrada sobre ^belleza. La base
ESTÉTICA 170 171 ESTÉTICA

fundamental de la reflexión sobre lidad como base de la creación Para Hegel, la belleza es una ma­ se como constituyentes de toda
estos conceptos está en la Poética artística) y Rousseau, que confie­ nifestación del espíritu en la Na­ creación y experiencia estéticas:
de Aristóteles y en la preceptiva re a la naturaleza la primacía so­ turaleza y en el mundo del arte. lo dionisíaco (se manifiesta en la
horaciana expuesta en la Epistula bre el arte, al tiempo que destaca En oposición a la tesis aristotéli­ música, el coro y la danza), que
ad Pisones: el concepto de arte el principio de la intuición y de ca del arte como «mimesis», cree expresa una desenfrenada afir­
como «mimesis» de la realidad, la originalidad en la génesis de la que la función del artista no es mación de la vida, y lo apolíneo,
la unidad de composición de la obra de arte, fruto no de la imita­ imitar o representar la forma ex­ que significa orden y armonía.
obra artística, la armonización de ción de una realidad exterior terna de los objetos, sino intuirla Ambas expresiones son como
las formas métricas con el tema sino de la expresión de la subjeti­ idea latente en la naturaleza y en dos «instintos de arte» que pro­
de la composición, los diversos fi­ vidad del artista. Este presupues­ el mundo interior de los senti­ ceden de la Naturaleza, de la que
nes del arte (pragmático, ético y to está en la base del análisis de mientos y pasiones del espíritu todo artista es «imitador», como
estético), la relación entre poesía E. Kant sobre el valor estético, en humano. -La función del arte es lo fueron los griegos.
y artes plásticas (utpictura poe- su Crítica deljuicio. El juicio esté­ expresar ese mundo y crear mun­ En el transcurso del siglo xx la
sis), etc. Estas ideas y principios tico es un juicio de valor que se dos de ficción. De acuerdo con reflexión estética se ha ido enri­
estéticos son convertidos en pre­ diferencia de otros juicios axioló- Kant, propugna la autonomía del queciendo con sucesivas aporta­
ceptiva y código reguladores de gicos en qüe la percepción de la arte: su única finalidad es la crea­ ciones procedentes del campo de
toda obra artística y llegan a su forma pura, que suscita placer en ción de belleza. Por su parte, la filosofía (los trabajos de Dil-
culminación con el clasicismo el receptor, como forma «bella», F. Schlegel aplica los preceptos de they, Bergson, Croce, Ortega y
francés y la obra normativa de no implica la satisfacción de un la estética romántica a la crítica Gasset, Cassirer, Heidegger, etc.),
Boileau. No obstante, en el Barro­ bien moral (por eso se diferencia y creación literaria, y presenta de la psicología y el psicoanálisis
co italiano y español surgen ten­ «lo bello» de «lo bueno») ni de un como modelo de obra poética la (Freud, Jung, Lacan, etc.), la so­
dencias de liberación de este en- deseo (lo que supondría volun­ producción dramática de Sha­ ciología (G. Lukács, W. Benja­
corsetamiento clasicista, tanto en tad de poseerlo como útil o gra­ kespeare y de Calderón frente a la mín, etc.), la arquitectura (Le
la creación dramática (Lope de tificante), sino que es un placer tradición clásica y la neoclásica. Corbusier, Loos, etc.), la historia
Vega y su escuela) como en las desinteresado. Este desinterés ca­ Entre los pensadores posteriores del arte y de la cultura (Wólfflin,
artes plásticas, con la aparición racterizaría la actitud estética de al Romanticismo, Schopenhauer Panofsky, A. Flauser, E. H. Gom-
de nuevas técnicas (maniera) y la creación artística (rasgo en el confiere al arte la función de con­ brich, etc.), de la creación y críti­
categorías (lo grottesco) que sig­ que coincide con el juego, activi­ suelo de una vida humana caren­ ca literarias (Rilke, P. Valéry, Sar-
nifican un distanciamiento de la dad desinteresada), que no pue­ te de sentido y que se desarrolla tre, Eliot, Shklovski, Barthes,
rígida interpretación de la pre­ de someterse a otros fines (utili­ entre el aburrimiento y el dolor. etc.) y de los historiadores de esta
ceptiva grecolatina. dad, moralidad, etc.) extraños al Las artes y, especialmente, la lite­ disciplina: M. Menéndez Pela-
El interés mostrado hacia estas carácter lúdico y creativo de la ratura y la música son medios yo, R. Bayer, R. K. Gilbert, E. de
cuestiones por diversos pensado­ obra de arte. Frente a esta visión de evasión del tedio de la vida. Bruyne, W. Tatarkiewicz, etc., a
res de los siglos xvm y xix con­ de la experiencia estética desde la En conexión con la filosofía de los que, por razones de espacio,
tribuirá al resurgimiento de la subjetividad, el pensamiento ale­ Schopenhauer, Nietzsche (para tan sólo cabe mencionar aquí. Al
estética como disciplina autó­ mán posterior propone una con­ quien el mundo puede ser perci­ estudio de esta disciplina corres­
noma. Son importantes, en este cepción de la estética a partir del bido estéticamente como obra de ponde también el análisis de
sentido, las aportaciones de Di- objeto, al considerar lo bello arte) distingue en sus estudios las llamadas «categorías estéti­
derot (critica el supuesto de la como la manifestación de lo divi­ sobre la tragedia griega dos ele­ cas», cuya enumeración varía se­
«mimesis» y déla «ilusión» de rea­ no en el universo (Schelling). mentos que pueden considerar­ gún los autores. Aparte de lo be-
ESTÉTICA PE LA RECEPCIÓN 172 173 ESTILO

lio y de su valor opuesto, lo feo, se nar divertías corrientes de análi­ de encontrará las claves de su in­ social (con sus peculiaridades de
han señalado otras categorías sis de la expresión lingüística y li­ terpretación; b)en cada texto hay léxico, sintaxis y estilo), una ins­
como lo sublime (frente a lo gro­ teraria, como la llamada estilísti­ un etymon espiritual, que es el titución o grupo profesional, una
tesco y lo esperpéntico), lo trágico ca genética (propugnada por núcleo de cohesión interna de la edad y condición de sexo (len­
y lo cómico, lo paródico y lo bur­ L. Spitzer, que trata de analizar obra y que se manifiesta en su guaje de los niños, ancianos, mu­
lesco, etc. Véanse: belleza, es­ ambas formas de expresión con composición, en la configura­ jeres), un tono (familiar, culto,
perpento, GROTESCO, PARODIA respecto al individuo o la colec­ ción del tema y en las formas de enfático, irónico, etc.) y unos gé­
yTRÁGICO. tividad que la crea), la estilísti­ expresión lingüística, en las que neros precisos (lírico, oratorio,
Estética de la recepción. Véa­ ca descriptiva (desarrollada por se descubren las marcas del estilo dramático), etc. El lenguaje está
se RECEPCION. Ch. Bally, que estudia los valores de su autor; c) por medio de la in­ condicionado por todas esas cir­
Estilística. Término con el que estilísticos propios de la lengua tuición de rasgos característicos, cunstancias, que la estilística debe
se designa una disciplina que tie­ común, con sus matices afecti­ de detalles expresivos (palabras, tener en cuenta, dada la múltiple
ne por objeto estudiar las carac­ vos, volitivos, estéticos, etc.), la giros, formas peculiares, etc.), el variedad de la lengua hablada;
terísticas de la expresión lingüís­ estilística funcional (de R. Jakob- crítico puede descubrir la clave c) el ámbito de estudio de la esti­
tica individual o de un grupo y, son, que estudia los valores esti­ del texto, partiendo de lo exterior lística descriptiva se centra en los
especialmente, del estilo literario lísticos en función de las necesi­ a lo interior, de la forma lingüís­ valores afectivos que acompañan
de un escritor, de una obra, es­ dades de la comunicación), la tica al contenido. Los rasgos lin­ toda situación de lengua hablada
cuela e, incluso, de una época. El estilística textual, utilizada por güísticos que ofrecen la «clave» y espontánea. Trata de analizar la
estilo, entendido como manera M. Cressot, J. Marouzeau, etc., en de interpretación son, a su vez, expresividad (concepto clave) de
de hablar o de escribir, consti­ la explicación de textos, con el los peculiares del autor, en los la lengua y las relaciones de ésta
tuía, en la cultura clásica grecola- objetivo de describir e interpre­ que se aparta del uso normal del con el pensamiento.
tina, objeto de estudio de la retó­ tar los efectos de estilo en un lenguaje. Por ello, el crítico pue­ A partir de la década de los años
rica. Esta disciplina, si en un contexto determinado, la estilís­ de descubrir la estructura inter­ sesenta del siglo xx, han surgido
principio era una ciencia de la tica estructural y la generativa. na de la obra y el pensamiento y numerosos estudios en los que
expresión o discurso oratorio, se Respecto a la estilística genética, cosmovisión del autor, reflejo, a una serie de críticos, a los que
fue convirtiendo (y en tiempos denominada también «estilística su vez, de la cultura de su época. se considera como creadores de
de Cicerón y de Quintiliano hay idealista», tiene como iniciado­ La estilística descriptiva o de la la mencionada estilística estruc­
ya constancia de ello) en una res a K. Vossler y Leo Spitzer y expresión, iniciada por Ch. Bally tural (M. Riffaterre, J. Cohén,
ciencia de la elocución, en la que como continuadores a H. Hatz- (discípulo de Saussure), se basa L. Doleel, etc.), funcional (R. Ja-
ocupaban un lugar prevalente la feld, G. Devoto, Dámaso y Ama­ en los siguientes puntos: a) su kobson) y generativa (S. R. Le-
expresión figurada y el ornato do Alonso, etc. La metodología objetivo es el estudio de los valo­ vin, S. Saporta, R. Ohmann, etc.),
verbal propios del discurso lite­ de la crítica estilística propuesta res expresivos e impresivos (in­ han tratado de aplicar métodos
rario. En el siglo xix y a comien­ por Spitzer se puede sintetizar en tencionales: estéticos, éticos, di­ de análisis lingüístico al estudio
zos del xx, se conocía como esti­ los siguientes principios: a) el dácticos) de la «lengua común del lenguaje poético. Véanse: es­
lística una asignatura académica punto de partida del análisis esti­ hablada y espontánea, al margen tilo, ESTRUCTURALISMO y LEN­
en la que ocupaba una parte fun­ lístico lo constituye la obra litera­ de sus formas literarias»; b) cada GUA LITERARIA.
damental el inventario de recur­ ria. Si cada obra es única e irrepe­ palabra, cada expresión lingüís­ Estilo. Término de origen latino
sos figurados y del ornato verbal. tible (B. Croce), el crítico debe tica, pertenece a un estado de (stilus: punzón con el que se es­
Sin embargo, en la actualidad, di­ elaborar las categorías y criterios lengua preciso, relacionado con cribía sobre tablillas de cera) que,
cho término se utiliza para desig­ de análisis a partir del texto, don­ una época, una región, una clase utilizado metafóricamente, vino
ESTILO 174 175 ESTROFA

a significar la manera peculiar de habla de estilo trágico, cómico, modo del enunciado en el discur­ desde Berceo hasta el Cancionero
expresarse un hablante o un es­ elegiaco, etc. En relación con los so narrativo o de las diversas for­ de Buena, lo que después se co­
critor, así como la serie de rasgos géneros literarios, la tradición mas de intervención del narra­ nocerá como estribillo. En el si­
lingüísticos distintivos de una clásica (Cicerón: De oratore) y dor en el desarrollo del relato, a la glo xv, se utiliza también dicho
obra o de un conjunto de obras medieval distingue tres tipos de hora de introducir la voz de los término para designar al *zéjel,
pertenecientes a un determinado estilo (gravis o sublime, medio- personajes. En este sentido, se sobre todo cuando esta estrofa fi­
género. En ambos sentidos es uti­ cris o medio y humilis: sencillo), habla de discurso, modo o estilo gura en poemas satíricos. Véase:
lizado dicho término por los pre­ que, según los comentaristas directo, indirecto, indirecto libre, ESTRIBILLO.
ceptistas latinos cuando exigen, de Virgilio, tendrían su perfecta etc. Para mayor precisión, véase Estrofa. Conjunto de versos
con carácter normativo, ciertas realización en las tres obras de modo. Véanse, además: escri­ combinados y articulados en una
cualidades al «bien decir» del este poeta latino (Eneida, Geórgi­ tura, ESTILÍSTICA, ESTRUCTU- estructura simétrica fija que se
orador (la puritas o corrección y cas y Bucólicas), en las que habría RALISMO y RETÓRICA. repite en el transcurso del poe­
propiedad, la perspicuitas o clari­ adecuada correspondencia entre Estrambote. Conjunto de ver­ ma. La estrofa se configura y de­
dad, la concinitas o elegancia, los asuntos tratados, los persona­ sos que aparecen añadidos al fi­ fine según el número y la clase de
etc.) o hablan destilus atticus, sti- jes, etc. Así. p. e., una obra como nal de un poema de estructura versos de que consta y según el
lus asianicus, etc. La reflexión la Eneida, dado el carácter grave fija. Generalmente figuran como tipo y ordenación de su rima.
clásica sobre el estilo se enmarca del asunto (el pasado épico y complemento de sonetos; p. e., Normalmente, constituye una
dentro de la elocutio, parte de la legendario de los orígenes de en el dedicado por Cervantes al unidad o período sintáctico con
retórica en la que los tratadistas Roma) y de los personajes que túmulo de Felipe II («Voto a sentido pleno. Pueden distinguir­
clásicos y medievales realizaron intervienen en la acción (dioses, Dios que me espanta esta gran­ se diversos tipos de estrofa, aten­
un amplio inventario de recursos héroes, reyes), exigía un estilo deza» ...), al final se añaden tres diendo a la regularidad (o no) del
expresivos (tropos y figuras) re­ «grave» o sublime. versos a los catorce del soneto. número de sílabas de cada verso,
lacionados con el ornatus o ador­ En el lenguaje académico dicho Estribillo. Verso o conjunto de al número de versos de que cons­
no del lenguaje literario. La elec- término viene utilizándose en di­ versos que figura como intro­ ta la estrofa y a la distribución de
tio de estos recursos constituía versas acepciones: a) como ex­ ducción al comienzo de ciertos ellos en posibles partes de la mis­
una tarea primordial del escritor, presión de los rasgos lingüísticos poemas y que se repite total o ma. En cuanto al número de síla­
que trataba de seleccionar un peculiares de un escritor (estilo parcialmente, de forma regular, bas de cada verso, si todos los
léxico apropiado a los diversos individual) o de un movimiento después de cada estrofa. El estri­ versos de la estrofa tienen el mis­
asuntos, géneros, personajes, etc., o período literarios (estilo de billo aparece en diferentes tipos mo número de sílabas, se deno­
y que prefería la expresión depu­ época): se habla, así, de estilo de poemas, como la ^cantiga de mina estrofa isométrica o isosilá-
rada y la figura retórica al término gongorino, modernista o román­ amigo, el cosaute, el villancico bica (p. e., los tercetos, cuartetos,
común. Del uso peculiar de estos tico; b) como conjunto de rasgos de Ios-siglos xv y xvi, la ^letrilla, octava real, etc.); si es diverso, se
recursos del ornatus en un deter­ caracterizadores de determina­ el *romance y otras formas de llama heterométrica o anisosilá-
minado discurso dependía la ca­ das expresiones estéticas en cier­ poesía, tanto popular como cul­ bica: p. e, la lira, la estancia y la
racterización del estilo de un ora­ tas artes plásticas: p. e., estilo ta, que han seguido cultivándose silva, que constan de heptasíla-
dor o de un texto determinado. gótico, barroco, etc.; c) como si­ hasta la actualidad. Para ejem­ bos y endecasílabos. Atendiendo
Por otra parte, en la retórica clá­ nónimo del «tono» asumido por plos de estribillo véanse: cosau­ al número de versos, las estrofas
sica y medieval el concepto de es­ un autor al escribir su obra: estilo te y villancico. pueden ser de dos versos apa­
tilo aparece vinculado al de géne­ amanerado, retórico, confiden­ Estribóte. Término con el que reado), de tres (^terceto), de cua­
ro literario. En este sentido se cial, etc.; d) como expresión del se denomina primitivamente, tro (^cuarteto, *serventesio, *re­
ESTRUCTURA 176 177 ESTRUCTURALISMO

dondilla, “cuarteta, "‘seguidilla, de Carlos Fuentes, termina con con el todo. Este concepto apare­ El objetivo sería no tanto lograr
“estrofa sáfica y “cuaderna vía o tres frases que ya habían apareci­ ce ya en el Curso de Lingüística una «explicación» o descubrir el
tetrástrofo monorrimo), de cin­ do en el primer párrafo de la General, deF. deSaussure (1916), significado definitivo, algo así
co (“quinteto, “quintilla y “lira), obra), concéntrica (cuando los di­ donde se sugiere la posible apli­ como la «verdad» de la obra (ello
de seis (“sextina, “sexteto-lira, versos elementos giran en torno a cación de la noción de «sistema» no es posible, ya que su sentido
“sexta rima, “sextilla), de siete un núcleo central: p. e., la figura a otros campos del saber afines a es, en todo caso, «plural»), sino,
(séptima y “seguidilla compues­ de Paco y su muerte constituyen el la lingüística. En dicha obra más bien, entrar, mediante el
ta), de ocho (copla de Juan de eje central de Réquiem por un diversos investigadores han en­ análisis, «en el juego del signifi­
Mena o “copla de arte mayor, “oc­ campesino español, de Ramón contrado modelos de análisis es­ cante, en la escritura», para hacer
tava real u octava rima, “octava J. Sender) yen espiral (cuando alo tructural que han aplicado a sus surgir ese sentido «plural del tex­
italiana, “octavilla), de diez (“co­ largo de la narración se vuelve so­ respectivas disciplinas científicas: to», que deriva de las diversas po­
pla real, “décima o espinela y bre ciertos elementos, considera­ antropología (C. Lévi-Strauss), sibilidades de lectura, de acuerdo
“ovillejo), etc. dos desde una perspectiva más psicoanálisis (J. Lacan), filosofía con la capacidad crítica de cada
Estructura. En crítica literaria, elevada; p. e., En busca del tiempo (M. Foucault, L. Althusser), etc. lector, de la «situación» desde la
es la configuración interna de un perdido, deMarcel Proust). Véase: De manera análoga, conceptos, que se realiza dicha lectura y del
texto, cuyos elementos constitu­ ESTRUCTURALISMO. técnicas y modelos de análisis ex­ mismo carácter «simbólico» (ca­
yentes están interrelacionados, Estructuralismo. Nombre con traídos de la lingüística estructu­ pacidad de plurisignificación)
formando un todo sistemático. el que se designa una metodolo­ ral han sido aplicados al campo inherente al lenguaje literario. En
Aplicado a la narrativa, estructu­ gía científica surgida a comien­ de la literatura por una serie de el acercamiento a la obra litera­
ra sería la organización, diseño zos del siglo xx en dos discipli­ estudiosos de la teoría literaria, ria, Barthes distingue tres tipos:
o composición, según la cual nas, la lingüística y la psicología, p. e., ciertos miembros del llama­ la simple lectura, la crítica litera­
aparecen ordenados los elemen­ que más tarde da origen a un mo­ do Círculo de Praga (J. Mu- ria, abordada desde diferentes
tos constituyentes de un relato. vimiento científico y filosófico karovsky, R. Wellek, etc.), de­ perspectivas (historicista, psico­
El concepto de estructura impli­ que abarca diferentes campos de terminados representantes de analista, sociológica, etc.), y la
caría un proceso de construc­ investigación: psicoanálisis, an­ la Nouvelle Critique francesa ciencia de la literatura, cuyo co­
ción. En el análisis de la estructu­ tropología, sociología, etc. Un (R. Barthes, G. Genette, T. Todo- metido es elaborar modelos ge­
ra de ciertas novelas, algunos concepto clave de esta corriente rov, L. Goldmann, etc.) y algunos nerales de análisis que sirvan
críticos han acuñado una termi­ de pensamiento es, lógicamente, lingüistas partidarios de una es­ para estudiar todas las obras sus­
nología procedente de otras cien­ el de * estructura, que puede defi­ tilística estructural (M. Riffate- ceptibles de ser incluidas en esa
cias o artes, como la geometría, la nirse como «la totalidad de ele­ rre, P. Guiraud, etc.). tipología de modelos.
óptica, la música, etc. En este sen­ mentos constitutivos de un obje­ R. Barthes ha formulado el senti­ Uno de los campos en los que se
tido, hablan de una estructura li­ to, que están relacionados entre do y alcance de la menciona­ ha aplicado el método de análisis
neal (cuando los elementos del sí y con el todo, y subordinados da metodología en el análisis de estructural ha sido el del texto
relato se suceden en una progre­ a unas leyes de composición, obras literarias. El punto de par­ narrativo. Entre los críticos que
sión continua: p. e., si no hay sal­ transformación y autorregula­ tida del análisis sería describir las más han contribuido al estudio
tos en el tiempo, desplazamien­ ción que caracterizan a ese obje­ unidades constituyentes de un estructural del relato figuran
tos, reiteraciones, etc.), circular to como un sistema de relacio­ texto determinado (decoupage) A. J. Greimas, C. Bremond, T. To-
(cuando el final de un relato vuel­ nes» (J. Piaget). La modificación para poder establecer después las dorov, G. Genette, etc.; sobre la
ve sobre el comienzo del mismo: de uno de los elementos cambia­ reglas de su funcionamiento in­ aportación sistematizadora de
p. e., La región mds transparente, ría sus relaciones con los demás y terno, su «forma» y «funciones». este último, véase “narratolo-
ETOPEYA 178 179 EX1STENCIAI.1SMO

Gía. Relacionado con la teoría grafía, "retrato, etc., de la hipoti- and his England (1580), en las Jonson y de Shakespeare. Véan­
del relato, más en concreto con el posis o descripción. La etopeya es que se manifiesta un estilo artifi­ se: CULTERANISMO, MARINISMO
relato novelesco, aparece el ini­ una figura muy frecuente en de­ cioso y refinado que estuvo de y PRECIOSISMO.
ciador del llamado estructuralis- terminados géneros, como el tea­ moda a finales del siglo xvi en la Exclamación. Expresión enfá­
rno genético, L. Goldmann, discí­ tro y la narrativa, y especialmente corte de Isabel de Inglaterra, y que tica con la que una persona exte­
pulo de Lukács, que vincula la en la novela, la biografía, etc. ha sido relacionado con otras ten­ rioriza los propios sentimientos
crítica sociológica, de influencia Eufemismo. Término de ori­ dencias literarias europeas inme­ en un tono emocionado:
marxista, al método estructura- gen griego (euphemismos: buen diatamente posteriores: el "mari-
lista. decir) con el que se designa una nismo italiano, el gongorismo y «¡Ay que la muerte me espera,
Otro campo en el que ha sido figura retórica que consiste en la "■culteranismo español y el "pre­ antes de llegar a Córdoba!».
aplicada la metodología de análi­ sustitución de una palabra o ex­ ciosismo francés del siglo xvii. (García Lorca)
sis estructural es el de los estu­ presión que se considera hirien­ Las características de esta modali­
dios sobre el lenguaje y estilo li­ te, inoportuna o «peligrosa» por dad de estilo afectan a los diferen­ Véase: apostrofe.
terarios. En esta dirección se otra que atenúe su significado tes niveles de la lengua literaria: el Execración. Véase impreca­
desarrolla la estilística estructu­ molesto. Expresiones como «úl­ nivel fónico (uso abundante de re­ ción.
ral de M. Riffaterre. timo viaje», «viaje eterno», «pasó currencias fónicas, aliteraciones, Exemplo o enxiemplo. Arcaís­
Finalmente, se ha relacionado con a mejor vida», etc., son formas asonancias, etc.), sintáctico (pa­ mo léxico, procedente del térmi­
el Estructuralismo una corriente eufemísticas de ocultar la reali­ ralelismos, oposiciones, hipérba­ no latino exemplum, con el que se
lingüística y literaria denominada dad de la muerte. ton, etc.), léxico (vocabulario designaba en la literatura medie­
glosemdtica, cuyos representan­ Eufonía. Término griego (eu- selecto, cultismos, términos mito­ val un tipo de cuentos o apólogos
tes (L. T. Hjelmslev, S. Johansen, phonia: buen sonido) con el que lógicos, etc.), semántico y estilís­ con función didáctica y moral.
A. Stender-Petersen, etc.) han si­ se denomina la sonoridad meló­ tico (figuras retóricas: metáforas, Dicho término aparece en el títu­
do conocidos en España, espe­ dica producida por la acertada antítesis, etc.). lo de dos obras medievales, una
cialmente, por los estudios de combinación de los elementos El eufuismo constituyó durante de carácter ascético-moral y otra
E. Alarcos y G. Salvador. Véanse: acústicos de las palabras y su un período de unos quince años fundamentalmente literaria: la
ESTILÍSTICA, FORMALISMO, NA- adecuada ordenación rítmica en el estilo aristocrático de la corte y primera es el Libro de los exemplos
RRATOLOGÍA y NOUVELLE CRITI­ el decurso de la frase o del perío­ de un grupo de escritores que si­ por abe, de un clérigo del siglo xv
QUE. do. Poetas y creadores de la lla­ guieron esta moda, como R. Gree- (Clemente Sánchez de Vercial),
Etopeya. Término de origen mada «prosa poética» han sido ne, Ph. Sidney, etc. Se ha indica­ que consta de una colección de
griego (ethopoiia, de ethos: cos­ especialmente sensibles en la do que W. Shakespeare, a pesar 438 cuentos o ejemplos morales,
tumbre, ypoieo: hacer) con el que búsqueda de esta cualidad armó­ de haber satirizado directamente destinados a los predicadores, a
en la retórica clásica se aludía a nica del lenguaje. Véanse: caco­ dicho estilo en Enrique IV, no lo­ quienes podrían servir como fuen­
la descripción del carácter y fonía y MELODÍA. gró escapar del todo a su influen­ te de inspiración de sus sermones;
costumbres de una persona, así Eufuismo. Término derivado cia. El eufuismo representó un la segunda es el Libro de los en-
como de sus virtudes o cualida­ de Euphues (del griego eu- momento de transformación y xietnplos del Conde Lucanor et de
des morales, vicios y otras formas phues: bien nacido) con el que dignificación de la lengua inglesa Patronio, de don Juan Manuel, es­
de conducta. Forma parte, junto tituló el escritor inglés J. Lyly que contribuyó, a su modo, a la crito entre 1325 y 1335.
con la cronografía (descripción dos obras suyas de carácter na­ configuración de ese idioma mo­ Existencialismo. Movimiento
de circunstancias de tiempo), la rrativo, Euphues, or the Ana- derno, preciso y rico que se ma­ filosófico que se desarrolla en
topografía (de lugar), "prosopo- tomy of Wit (1578) y Euphues nifiesta ya en las obras de Ben Europa durante el período de en­
EXISTENCIAI.ISMO 180 181 EXORDIO

treguaras (1918-1939) y en la expresamente en el título de dos profunda responsabilidad» que maturgos europeos (Kafka, Mal-
etapa inmediatamente posterior a textos clave al respecto: Carta supone tener que eligir un pro­ raux, Beckett, Ionesco, etc.) han
Ja Segunda Guerra Mundial y del sobre el humanismo (1946), de yecto de vida, una moral; el hom­ utilizado igualmente la novela o
que son representantes M. Hei- M. Heidegger, y El existencialis­ bre se siente desamparado, ya drama como instrumento de in­
degger y K. Jaspers en Alemania, mo es un humanismo (1946), de que, al no existir Dios, no hay dagación filosófica: La náusea, de
J.-P. Sartre y G. Marcel en Francia, J.-P. Sartre. Las ideas de esta filo­ una fuente o norma de valores a Sartre, sería un modelo de ese
N. A. Berdiáievy L. I. Chestov en sofía humanista son las siguien­ la que poder aferrarse: está radi­ tipo de literatura.
Rusia, N. Abbagnano en Italia, tes: a) la existencia humana pre­ calmente «solo» y condenado a En la literatura española, se pro­
etc. Con esta corriente de pensa­ cede a su posible esencia, lo cual ser libre; c) el hombre está abo­ duce, en la etapa inmediatamen­
miento se ha relacionado a una significa que el hombre, cuando cado a la desesperación, en la te posterior a la Guerra Civil, una
serie de escritores en cuya pro­ surge en el mundo, «comienza medida en que es consciente de creación literaria en la que se
ducción literaria se ha venido ma- por no ser nada» hasta que él se que vive en un mundo absurdo percibe una actitud análoga a la
nifestan-do un «sentimiento trá­ vaya haciendo y definiendo a sí y que su proyecto no tiene senti­ que se acaba de describir. Escri­
gico de la vida» (F. Dostoievski, mismo: «El hombre no es otra do, ya que, en último término, la tores como C. J. Cela, M. Delibes,
M. de Unamuno, F. Kafka, L. Pi- cosa que lo que él se hace. Éste es muerte lo reducirá a la nada; C. Laforet, G. Torrente Ballester,
randello, etc.), que, a partir de la el primer principio del existen­ d) sin embargo, el humanismo etc., que han participado en la
última guerra mundial, desembo­ cialismo» (Sartre). Él es, primor­ existencialista no es necesaria­ contienda o han vivido sus dra­
ca en la denominada «literatura dialmente, un «proyecto» o, como mente una doctrina «quietista» o máticas consecuencias, proyec­
de la desesperación» y en el «tea­ insiste Heidegger, un «poder ser» «pesimista»: el hombre sabe que tan en sus personajes de ficción
tro del absurdo», de los que serían un «salto» (Aufsprung). Por tan­ por su compromiso (Sartre) pue­ la sensación de angustia y senti­
exponentes A. Camus, A. Mal- to, no depende, en su devenir, de de dar sentido a su vida (es ab­ miento del absurdo que caracte­
raux, J. Green, H. Boíl y los dra­ lo que una idea eterna (Platón) o surdo que todo sea absurdo) y riza a la filosofía existencialista.
maturgos S. Beckett, E. Ionesco, el espíritu (Hegel) o la voluntad contribuir a «crear una comuni­ En este sentido, varios críticos
etc. Gran parte de los conceptos de un Dios (y en esto se apar­ dad humana». (E. de Nora, M. Durán y G. Sobe­
básicos del pensamiento existen- tan de .Kierkegaard) le hayan Las relaciones entre existencialis­ rano) hablan de novela existen­
cialista (autoconciencia de nihili- impuesto ser, sino de lo que él mo y literatura han sido muy es­ cial al referirse a la obra narrativa
dad o de nada, vivencia de la an­ mismo decida ser, de su «autode­ trechas desde los inicios de esta de los mencionados escritores.
gustia y de la desesperación, terminación»; b) el ser humano corriente filosófica, ya que buena Véase: absurdo.
sentido del absurdo, etc.) apare­ comporta una conciencia des­ parte de estos pensadores ha rea­ Exordio. Es la parte preliminar o
cen ya analizados en la obra del graciada, ya que se encuentra do­ lizado un trasvase de la reflexión introductoria de un texto. En la
escritor danés S. Kierkegaard. minado por un sentimiento de filosófica de sus ensayos a sus oratoria clásica, el exordio era
Pero lo que le convierte en inicia­ soledad, angustia y desamparo. obras de ficción. Es lo que ya hizo la primera de las cuatro partes en
dor de esta corriente filosófica es Para Heidegger, estos sentimien­ Unamuno al trasladar la temática que se dividía el discurso, y tenía
la afirmación de la primacía del tos radican en el hecho de que el de obras como El sentimiento trá­ por objeto la captatio benevolen-
individuo concreto frente a lo hombre no puede llegar a ser, en gico de la vida y La agonía del cris­ tiae, es decir, provocar el interés
universal, y de la existencia frente la historia, el dueño-de su exis­ tianismo a sus novelas San Ma­ del público ante la causa que se va
a la esencia. tencia, marcada por la finitud: el nuel Bueno, mártir y Niebla, que a plantear y predisponerlo a una
El existencialismo se configura hombre es «un ser para la muer­ son, probablemente, las primeras acogida favorable. El exordio se
fundamentalmente como un hu­ te». Para Sartre, la angustia ra­ muestras de la novela existencial desarrollaba en tres fases: \apropo-
manismo, término que aparece dica en el hecho de la «total y en Europa. Otros novelistas y dra­ sitio (o exposición sumaria del
ÉXPLIC1T 182 183 EXPRESIONISMO

tema), la divisio (adelantar el or­ Alemania entre 1905 y 1925 y que allá de la realidad aparente ofre­ do al servicio de los ideales de
den en que se van a tratar cada uno es considerado como una varian­ cida en la sensación visual; trata justicia y solidaridad; e) la gue­
de los aspectos de dicho tema) y la te de los movimientos europeos de trascenderla, en busca de la rra, que motiva descripciones del
insinuatio, o influencia psicológi­ de vanguardia, surgidos en las esencia interior de los objetos; horror y de las ruinas, rechazo
ca sobre el ánimo del público o de dos primeras décadas del si­ cree que es en el interior del alma, de los valores militares y de las
los jueces para inclinarles, ya des­ glo xx. Como categoría estética, en su fantasía, donde el artista ideas convencionales y anhelos
de el principio, a favor de la causa el término «expresionismo» ha configura la realidad y da forma de paz; f) la muerte, abordada
o en contra del encausado. slHo"interpretado como una cua­ al universo, convencido de que unas veces al constatar su pre­
El exordio, como introducción lidad de ciertas obras artísticas y «el mundo comienza en el h‘*om- sencia en los campos de batalla,
preliminar y síntesis del tema o como un modo de «expresión» bre» (F. Werfel). Se trata de lo­ otras ante la realidad patética
de la acción que se va a tratar que es recurrente a lo largo de la grar una especie de iluminación de las «hordas nocturnales de
o relatar, puede formar parte de historia, y del que se han creído intuitiva y una visión de la fanta- suicidas...», a las que se refiere
todo tipo de textos: poéticos, dra­ ver manifestaciones, p. e., en el sía que se convierta en expresión G. Heynr, g) lo religioso: las si­
máticos y narrativos. Función de arte rupestre, egipcio, gótico, ba­ de la realidad metafísica del tuaciones límite de la guerra y de
exordio cumplen, p. e., la prime­ rroco, etc. Dado que un aspecto hombre y del universo. la,muerte provocan en algunos
ra estrofa de la égloga I de Garci- importante en el expresionismo En las obras de los escritores ex­ expresionistas una vuelta a la te­
laso, el «argumento» que antece­ es la deformación de la realidad presionistas se advierte una recu­ mática religiosa, que en F. Werfel,
de a La Celestina y el prólogo del con intención significativa (esté­ rrencia de temas comunes, que E. Stadler y G. Trakl adquiere, en
Lazarillo. tica de lo grotesco), se han seña­ son los siguientes: a) crítica de la ocasiones, un tono apasionado;
Explicit, Término latino con el lado, como precursores de esta sociedad burguesa (y sus valores h) lo absurdo y lo grotesto: la ex­
que se designan, en una descrip­ corriente, ciertos cuadros del predominantes: dinero, poder, periencia de la guerra, con sus
ción bibliográfica, las últimas pa­ Bosco, Griinewald, Goya, etc. Sin progreso basado en el culto a la consecuencias de muerte, des­
labras de un escrito. Véase, como embargo, el mencionado térmi­ máquina y a la técnica) y del Es­ trucción y caos, hace pensar a
ejemplo, el éxplicit con el que fi­ no se relaciona, primordialmen­ tado, responsables de la miseria estos escritores en la carga de
naliza el Poema de Mió Cid: te, con el movimiento artístico- de las masas trabajadoras y de brutalidad e irracionalidad de la
literario que se desarrolla en una crisis profunda de civiliza­ existencia humana.
«Quien escribió este libro ¡dél Alemania entre las fechas indica­ ción; b) la lucha de generaciones Aparte de las innovaciones técni­
[Dios paraíso, amen! das, y cuyos representantes más (protesta de los jóvenes contra el cas, relativas a los distintos géne­
Per Abbat le escrivió en el mes de significativos son, en pintura, mundo y modelo de sociedad de ros (por obra de grandes poe­
[mayo E. Kirchner, O. Kokoschka, sus padres), tema desarrollado tas como E. Stadler, F. Werfel,
en era de mili e'ccxlv' años». W. Kandinski, P. Klee, etc.; en en Der Sohn (El hijo, 1914), de A. Stramm, O. Zur Linde, dra-
música, Schónberg; en cine, W. Hasenclever, Vatersmord (Pa­ matrugos como J. R. Sorge,
(Poema de Mió Cid) R. Wiene, F. Lang, etc.; y, en lite­ rricidio, 1920), de A. Bronnen, G. Kaiser y F. Wedeking o narra­
ratura, F. Werfel, E. Stadler, Max etc.; c) rechazo de la vida urbana, dores como Max Brod, F. Werfel
Exposición. Véase plantea­ Brod, G. Kaiser, J. R. Sorge, etc. a la que culpan de los frecuentes y A. Dóblin, etc.), los expresio­
miento. Desde el punto de vista de la his­ desequilibrios de los habitantes nistas tienen conciencia de la ne­
Expresionismo. Término con toria de los movimientos artísti­ de las ciudades; d) crítica de cual­ cesidad de abordar los aspectos
el que se designa una categoría cos y literarios, el expresionismo quier forma de esclavitud social y estrictamente formales de la len­
estética y un movimiento artísti­ (en oposición al naturalismo e de represión política, frente a la gua literaria. Buscan una expre­
co-literario que se desarrolla en impresionismo) pretende ir más que oponen un arte comprometi­ sión desnuda de todo adorno,
EXTRAÑAMIENTO 184

unas frases adensadas y ceñidas a estética en los esperpentos de


lo esencial del mensaje, centrado Valle-Inclán Véanse: dadaísmo,
en sustantivos y verbos. Optan ESPERPENTO, FUTURISMO, GRO­
por la supresión de los nexos ló­ TESCO, SURREALISMO y VAN­
gicos, para adecuar la lengua a la GUARDISMO.
compleja realidad de la vida, que Extrañamiento. Véanse for­
conlleva un fuerte componente malismo y teatro ÉPICO.
de irracionalidad y de caos. La Extratexto. Término divulgado
descripción ha de restringirse a por la crítica semiológica con el
lo imprescindible, para entrar de que se alude al conjunto de cir­
lleno en el meollo de los asuntos. cunstancias históricas, culturales,
Estas innovaciones del expresio­ biográficas y, sobre todo, de códi­
nismo son análogas a las que por gos artísticos y literarios de los
esas fechas realizan los futuris­ que depende la creación de una
tas en Italia y se anticipan a los determinada obra literaria. En re­
experimentos posteriores del da­ lación con esos códigos y circuns­ Fabla. Lenguaje arcaizante que sura. Plégaos, señora, de mem-
daísmo, influido por estas pri­ tancias, el texto deviene plena­ consiste en el empleo de formas braros deste vuestro sujeto co­
meras iniciativas de la vanguar­ mente significativo. De hecho, el expresivas ya en desuso: rasgos razón, que tantas cuitas por
dia alemana. Con relación a la conocimiento de la tradición lite­ fonéticos y morfológicos, léxico vuestro amor padece».
literatura española, son eviden­ raria, de sus fuentes, temas y mo­ y giros sintácticos anticuados.
(Cervantes)
tes las concordancias entre la es­ tivos recurrentes, géneros, etc., es Este recurso puede ser utilizado
tética de lo grotesco en los expre­ imprescindible para un análisis por un escritor para caracterizar Fabliau. Es una modalidad de
sionistas y la presencia de dicha riguroso de toda obra literaria. a un determinado personaje cuyo relato que surge en el norte
pensamiento y formas de con­ de Francia a mediados del siglo xil
ducta resulten desfasados en y al que sus autores, clérigos y,
su contexto social coetáneo. Un más frecuentemente, juglares, de­
ejemplo de este tipo se encuentra nominan también exemple, dit
en Quijote (I, 2) cuando el prota­ e, incluso, lai, del que sería una
gonista, en su primera salida, re­ versión paródica. Se conservan
crea en su interior sentimientos, unas ciento cincuenta narracio­
tópicos y lenguaje de los antiguos nes en verso octosilábico, de ex­
caballeros enamorados: tensión variable (de cincuenta a
mil quinientos versos), escritas
«-¡Oh princesa Dulcinea, se­ entre los siglos xil y xiv. La temá­
ñora deste cautivo corazón! tica es muy diversa, el tono es jo­
Mucho agravio me habedes fe­ coso, satírico y burlesco. Entre los
cho en despedirme y repro­ temas abordados, figura el del
charme con el riguroso afin­ amor, pero tratado desde una po­
camiento de mandarme no sición irónica y ridiculizadora de
pareces ante la vuestra fermo- sus manifestaciones literarias en
185
FÁBULA 186 187 FARÁNDULA

esa época. En este sentido, se rea­ Pedro (s. i) y adaptadas al con­ Un tercer significado de fábula y, en tomándole, sopló el espuma
liza en estos fabliaux una parodia texto latino; a ellas añadirá otra (que procede de Aristóteles) es que tenía. Preguntóle el verdu­
del amor cortés sublimado en el serie de fábulas y cuentos de ani­ el conjunto de acontecimientos go que por qué le soplaba. Díjole
lai, en la chanfon amorosa y en el males, obras a las que confiere un que constituyen el componente el que ahorcaban que porque era
román courtois. Protagonizado, a doble carácter: aleccionador y de narrativo de una obra, hechos o muy mala para los riñones».
veces, por animales, recuerda los entretenimiento. Muchas de es­ episodios que están vinculados
procedimientos de la fábula clási­ tas fábulas fueron conocidas en (Garibay, Cuentos).
por unas relaciones de causali­
ca. Destinado a un público popu­ la Edad Media, p. e., la del lobo y dad y de continuidad en la suce­
lar, el fabliau utiliza diferentes re­ el cordero, la de la zorra y las sión temporal. A través de estos Facsímil. Véase edición.
cursos de humor, especialmente uvas, etc. Esta tradición fabulísti- hechos se desarrolla la historia Falsificación. Fraude artístico
juegos del lenguaje, equívocos, ca encuentra eco en obras como narrada en un novela o represen­ o literario consistente en la atri­
etc., así como una deformación el Libro de Buen Amor, de Juan tada en un drama. El formalismo bución de determinadas obras a
caricaturesca y paródica de tipos, Ruiz, o El conde Lucanor, de don ruso distingue entre fábula («los autores o artistas de reconocida
conductas, etc. Entre los autores Juan Manuel. En la literatura es­ hechos», tal como han sucedido) fama o en la introducción o su­
conocidos de fabliaux figuran pañola coexiste dicha tradición y trama o asunto («la forma y el presión de pasajes de las mismas
Gautier le Leu, Jean Bodel, Rute- con apólogos o fábulas de proce­ orden en el que el narrador los con el fin de servir a intereses po­
beuf, etc. dencia oriental, como los que cuenta o en la que el lector toma líticos, religiosos, etc. Así, en el
Fábula. Término de origen lati­ aparecen en el Calila e Dimna. A conocimiento de ellos»), cristianismo primitivo se escri­
no (fabula: conversación, relato) partir del Renacimiento se pro­ Facecia. Relato breve, de tema bieron evangelios apócrifos atri­
con el que se designaban en esa ducen nuevas adaptaciones de normalmente cómico, que termi­ buidos a los apóstoles. A lo largo
lengua diversos tipos de creación Esopo y Fedro, especialmente en na con un refrán, una frase aguda de la historia, se han producido
literaria, como cuentos, mitos, la literatura francesa, en la que o un dicho ingenioso y que, en su múltiples ejemplos de falsifica­
obras teatrales (fabula praetexta: aparecen grandes fabulistas, como aspecto formal, puede presentar­ ción y adulteración de textos.
drama de tema histórico roma­ Rabelais y, sobre todo, La Fontai- se tanto en prosa como en verso. Uno de los más conocidos es la
no; fabula paliata: adaptación de ne. En España deben destacarse, El DRAE la define como «chiste, atribución a Ossián de baladas
una comedia griega; fabula ate- en el siglo xvm, las obras de Iriar- donaire o cuento gracioso». escocesas compuestas por J. Mac-
llana: farsa, etc.) y, sobre todo, teySamaniego. Por lo que atañe a la temática de pherson. En la literatura españo­
relatos con moraleja, protagoni­ Un segundo significado de fábu­ estas facecias, es muy variada; la cabe citar el Buscapié, escrito
zados por animales, a los que la es el que la asocia al *mito, de crítica irónica y jocosa sobre di­ por Adolfo de Castro y atribuido
se dota de comportamientos hu­ donde surge la denominación versas profesiones (médicos, a Cervantes.
manos. Esta clase de relatos, que de fábula mitológica, aplicada a mercaderes, alguaciles, barbe­ Fantasía. Véase imaginación.
cuenta con antecedentes en la una serie de poemas aparecidos ros, clérigos, verdugos, etc.), so­ Fantoche. Títere que se mueve
cultura oriental, adquiere su con­ en la literatura española que re­ bre mujeres y casamientos, con­ por medio de hilos. Véanse: es­
figuración como subgénero na­ crean temas y episodios de la mi­ vidados y banquetes, robos y perpento y TÍTERES.
rrativo, tal como hoy lo conoce­ tología clásica o elaboran, según estafas, sobre viajes, caminos, Farándula. Nombre con el que
mos, en la literatura grecolatina, un modelo similar, nuevos asun­ posadas y venteros, etc. Ejemplo: se designaba, en el Siglo de Oro, a
a través de un conjunto de piezas tos. En esta línea, se pueden re­ «Ahorcaban en Toledo a un hom­ una de las compañías de teatro
breves que se conocen como Fá­ cordar «Fábula de Polifemo y Ga- bre, y al tiempo de arrojarlo de la ambulante, a las que se refiere
bulas áe Esopo (siglos iv-m a.C.). latea», de Góngora; «Fábula de escalera, pidió que le diesen a be­ A. de Rojas Villandrando en su
Estas fábulas serán recogidas por Apolo y Dafne», de Quevedo, etc. ber. Trujáronle un copón de vino, Viaje entretenido: «Farándula es
FARSA 188 189 FICCIÓN

víspera de compañía; traen tres ca, aspecto que se remonta a la ci­ municación entre emisor y recep­ briaguez; fealdad moral: vicio o
mujeres, ocho y diez comedias, tada tradición latina y medieval y tor, a través del canal, para com­ perversión) y en el arte. Especi­
dos arcas de hato, caminan en que, en la literatura española, probar que éste sigue abierto y fica también las distintas mo­
mulos de arrieros y otras veces en continúa en los “pasos, el “entre­ que el mensaje llega a su destina­ dalidades de lo feo: deformación
carros, entran en buenos pue­ més, la “mojiganga, etc. En el si­ tario. Esta función se concreta en (amorfía, asimetría y desarmo­
blos, comen apartados, tienen glo xvn, Moliere recogerá este una serie de expresiones con las nía), desfiguración (lo repugnan­
buenos vestidos, hacen fiestas tono satírico y bufonesco de la que, p. e., en una llamada telefóni­ te y la caricatura) y las que se en­
de Corpus a doscientos duca­ farsa y lo insertará en la comedia ca se inicia («¡Oiga!», «¡Diga!», globarían en lo que denomina el
dos [...]». Véase: compañía. de intriga, de manera similar a etc.), se trata de restablecer («¿Me «infierno estético»: lo criminal,
Farsa. Pieza teatral, general­ como harán E. Ionesco y S. Bec- oye?») o se finaliza la comunica­ lo espectral, lo diabólico, la he­
mente breve, de carácter cómico kett en el siglo xx con su teatro ción («¡Adiós!», «¡Hasta pron­ chicería, lo satánico, etc. Escrito­
y satírico, cuyos antecedentes se del “absurdo. En la literatura es­ to!»). Otras formas de relación de res como Poe o Baudelaire culti­
encuentran en el teatro clásico pañola contemporánea pueden la función fática son las fórmulas van la estética de lo feo. Lesfleurs
(Aristófanes, Plauto y los mimos incluirse en dicho subgénero La de cortesía, o las que correspon­ du mal (p. e., los poemas «Une
latinos) pero que no se configu­ marquesa Rosalinda, Farsa infan­ den a ciertas expresiones rituales charogne», «Le vampire», «Dan­
rará, como tal género, hasta la til de la cabeza del dragón, Farsa y religiosas de búsqueda de con­ ce macabre», etc.), de este último,
Edad Media. En Francia se culti­ italiana de la enamorada del rey y tacto con la divinidad («¡Escucha, es un ejemplo eminente de una
va este subgénero dramático con Farsa y licencia de la Reina Casti­ oh Dios!», «Atiende nuestras sú­ concepción artística de lo feo.
obras como Le Garfon etl’Aveu- za, de Valle-Inclán, así como dos plicas», etc.) o con fuerzas ocul­ Festival. Nombre con el que se
gle (s. xiii), La farce de Maítre piezas para guiñol (Tragicomedia tas. Véase: FUNCIÓN. alude a una celebración cultural
Pathelin (s. xv), etc. En la litera­ de don Cristóbal y la señó Rosita Feo (lo). La categoría de lo feo, en la que se ofrece al público la
tura española, el término «farsa» y Retablillo de don Cristóbal) y sugerida en algunas observacio­ posibilidad de conocer en un
es aplicado por Lucas Fernán­ Amor de don Perlimplín con Beli- nes de Lessing en el Laocoonte, es mismo espacio y en un tiempo
dez a piezas de temática religiosa sa en su jardín y La zapatera pro­ reclamada como realidad estéti­ relativamente breve diversas ma­
(Farsa del nascimiento de Nuestro digiosa, de F. García Lorca. En es­ ca por los románticos alemanes nifestaciones del arte y del espec­
Redemptor Jesucristo) y amorosa tas piezas, la farsa, que utiliza con (F. Schlegel, Novalis) y franceses: táculo y, especialmente, en sus
(Diálogopara cantar), englobada profusión elementos grotescos, V. Hugo aboga por los derechos nuevas tendencias o experimen­
esta última en un conjunto de recupera una función que tuvo de dicha categoría y su inserción tos. Hay festivales de cine, de la
tres «farsas o cuasi comedias». Es en sus orígenes: la de crítica y re­ en el mundo del arte: personajes canción, festivales de teatro. És­
Gil Vicente, en la Farsa dos físicos vulsivo frente a la opresión del como Quasimodo o Triboulet son tos recuerdan las celebracio­
y la Farsa llamada das Fadas, poder, de la moral (tabúes) o de un testimonio de la representa­ nes de la antigua Grecia, con oca­
quien más se acerca al sentido las presiones religiosas y políti­ ción artística de lo feo. K. Rosen- sión de las fiestas religiosas, en
original de la farsa, con su sen­ cas. Véanse: carnaval, esper­ kranz, en su Estética de lo feo las que se representaban obras
tido del humor y sátira de los pento y parodia. (1857), analiza los distintos esta­ dramáticas. Véase: juegos.
aspectos ridículos y grotescos Fática. Es una de las seis funcio­ dios de manifestación de dicha Ficción. Término de origen la­
de ciertos comportamientos hu­ nes asignadas al lenguaje por categoría en la naturaleza (la de­ tino (fingere: plasmar, formar
manos. Éste es el aspecto funda­ R. Jakobson, junto ala referencia!, formidad en ciertas especies de con el pensamiento o la fanta­
mental de la farsa: la pintura satí­ expresiva, conativa, poética y me- transición), en el hombre (feal­ sía) con el que se alude al hecho
rica de costumbres, realizada en talingüís'tica. La función fática dad física, enfermedad, taras de de la simulación o ilusión de rea­
un tono de bufonada carnavales­ atañe al mantenimiento de la co­ herencia, pasiones, locura, em­ lidad y, en concreto, a la que se
FIGURANTE 190 191 FIGURAS

produce en la invención literaria, acompañan a un capitán, huéspe­ madas propiamente figuras (sur­ ción ('‘anáfora, 'epanadiplosis,
especialmente en narrativa y tea­ des de una posada, criados que gidas de la adición, supresión o '‘acumulación, '‘pleonasmo, '‘enu­
tro, al presentar seres y aconteci­ sirven en un banquete, etc. Véa­ del cambio de orden de los ele­ meración, '‘gradación, '‘polisín­
mientos que se desarrollan en un se: COMPARSA. mentos verbales) y los tropos, deton, '‘reduplicación, etc.) o por
mundo imaginario. Figuras. Término con el que se consistentes en la sustitución de modificación del orden sintácti­
Históricamente, el concepto de designan, desde la retórica clási­ una palabra por otra. A su vez, y co: '‘hipérbaton, '‘anástrofe, *iso-
«ficción», desde la cultura greco- ca, ciertos procedimientos ex­ en relación con los niveles lin­ colon, "‘paralelismo, etc.
latina hasta el siglo xx, ha sido presivos a través de los cuales el güísticos en los que se realizan - Figuras de pensamiento: con­
entendido en una concepción orador o el escritor, desviándose las figuras, éstas se subdividían ciernen a la forma de concebir y
realista, en la línea de lo ficcional del lenguaje ordinario, trataba de en figuras de dicción (las que expresar las ideas o conceptos
verosímil, de forma que el valor captar la atención del oyente o afectan al significante en su nivel y se realizan en el nivel semántico
estético, tanto de los textos na­ del lector impresionándole por fónico, morfológico y sintáctico) de la lengua. Unas surgen de la
rrativos y teatrales como de las el ornato con que esas figuras re­ y figuras de pensamiento (que oposición o duplicación de con­
obras pictóricas, radicara en su saltaban el lenguaje del texto. A inciden directamente sobre el ceptos ('‘antítesis, 'quiasmo,
capacidad de crear ilusión de rea­ partir de Quintiliano, se conside­ significado y la concepción y 'paradoja, '‘dilogía, '‘oxímoron,
lidad y en el hecho de que la re­ ró como rasgo peculiar de la len­ expresión de pensamientos o etc.), otras por ocultación, si­
presentación de la obra poética o gua y del texto literarios esta des­ conceptos). Sintetizando la clasi­ mulación, alteración o supresión
de la imagen plástica pudiera viación del lenguaje ordinario, a ficación de los procedimientos del contenido real del pensa­
considerarse un reflejo de la rea­ través del ornatus, deliberada­ figurativos estudiados por la re­ miento en la expresión del mis­
lidad natural. Sin embargo, en la mente buscado con fines estéti­ tórica clásica y su reordenación mo ('‘ironía, '‘preterición, "‘reti­
moderna concepción de la ficcio- cos. Los tratadistas clásicos de la posterior en los Siglos de Oro, en cencia, etc.), otras repercuten en
nalidad, teniendo en cuenta los Retórica intentaron precisar y el neoclasicismo y en la época la forma afectiva de la comuni­
referentes textuales de la literatu­ catalogar los distintos procedi­ contemporánea, se pueden dis­ cación: son las llamadas figu­
ra fantástica, se engloban en el mientos o figuras utilizados por tinguir los siguientes tipos: ras «frente al público», como el
concepto de ficción literaria tan­ oradores y escritores en la crea­ - Figuras de dicción: atañen a la 'apóstrofe, la '‘exclamación, "‘im­
to las representaciones artísticas ción de ese ornatus. Dichos pro­ forma y a la pronunciación de las precación, "‘interrogación, "‘con­
verosímiles como las basadas en cedimientos respondían a los si­ palabras y se realizan en el nivel minación, *00110651011, 'eufemis­
modelos del mundo de lo ficcio­ guientes modos de desviación fónico-fonológico de la lengua: mo, etc.
nal no verosímil, que configuran del uso normal del lenguaje o de 'apócope, '‘'prótesis, 'paragoge, - Figuras verbales o tropos: se
representaciones ilusorias de cor­ transformación del mismo: la 'aféresis, 'síncopa, 'metátesis, realizan también en el nivel se­
te irrealista. Véanse: imagina­ adjectio o adición de elementos 'sinalefa, 'hiato, 'diéresis, '‘alite­ mántico, pero sustituyendo una
ción, REALISMO y VEROSIMILI­ verbales, la detractio o supresión, ración, 'onomatopeya, '‘parono­ palabra por otra u otras, dando
TUD. la transmutado o cambio en el masia, 'similicadencia, etc. origen a nuevos significados o
Figurante. Se dice del comparsa orden de dichos elementos y la - Figuras de construcción: afec­ asociaciones de sentido. La retó­
de teatro, personaje irrelevante innutatio o sustitución de unos tan al orden de las palabras en el rica clásica menciona, entre los
que interviene en la representa­ términos verbales por otros. Ba­ discurso y se desarrollan en el ni­ tropos, constituidos por la inmu-
ción como acompañante, miem­ sándose en estos cuatro modos vel morfosintáctico. Se pueden tatio verborum (cambio de pala­
bro de un grupo o figura decora­ de transformación, los retóricos producir por omisión de pala­ bras), la 'metáfora, 'metonimia,
tiva, generalmente sin participar distinguieron dos tipos de pro­ bras ('‘elipsis, '‘zeugma, '‘asín­ 'sinécdoque, 'antonomasia, 'hi­
en el diálogo, p. e., soldados que cedimientos figurativos: las 11a­ deton), por adición y repeti­ pérbole, 'litotes e 'ironía. La re­
FIGURÓN 192 193 FIN DESIGLO(CRISISDE)

tórica tradicional considera la el estudio e interpretación del logia de investigación filológica, estudio del lenguaje, lo hacen
"alegoría como una forma es­ material lingüístico y del contex­ continuada por los grandes filó­ desde diversas perspectivas: la
pecial de metáfora o conjunto in­ to histórico y cultural del que logos holandeses (G. J. Vossius y lingüística se centra en la des­
terrelacionado de metáforas, ba­ forma parte dicho texto (herme­ H. Grotius) e ingleses (R. Ben- cripción de la lengua (sonidos,
sadas en una serie de compara­ néutica). La filología cuenta con tley) de los siglos xvn y xvm fonemas, palabras, sistema) como
ciones relacionadas término a una larga tradición que se re­ y alemanes del xix: M. Heyne, tal, y, si acude a los textos escritos,
término. Dentro de la conforma­ monta a la escuela helenística de F. A. Wolf y K. Lachmann, cuyos es para analizar el modelo de len­
ción metafórica se incluirían Alejandría, donde un grupo estudios sobre la obra de Lucre­ gua que se manifiesta en ellos: es
también otros tipos figurativos de gramáticos del siglo m a.C. cio instauran una metodología lo que hace Menéndez Pidal en su
como el "símbolo, mientras que (Aristófanes de Bizancio, Aris­ rigurosa de estudio y clasifica­ Manual de Gramática Histórica
la "hipálage y la sinécdoque pre­ tarco, „£tc.), en su interpretación ción de manuscritos para recons­ Española. La filología estudia el
sentarían rasgos afines a la meto­ de Homero, trataron de estable­ truir la morfología y disposición lenguaje para lograr una mejor
nimia. cer críticamente, entre las diver­ gráfica del texto original. En el si­ fijación del texto, interpretación
En la etapa contemporánea, han sas variantes, glosas e interpo­ glo xx, la Filología, en su rama de su contenido y análisis de la
surgido varios intentos de reor­ laciones de pasajes apócrifos, el especializada que atañe a la res­ lengua literaria y como testi­
denación y clasificación tipoló­ texto originario auténtico. En tauración de textos (ecdóctica), monio de las realidades de tipo
gica de las figuras y recursos esti­ Roma es conocida esta metodo­ ha contado con eminentes culti­ histórico y cultural de la época.
lísticos, heredados de la tradición logía por estudiosos como Va- vadores como A. Klotz, A. Clark, Véanse: códice, edición, ma­
retórica, teniendo en cuenta dis­ rrón, Servio (en su comentario a A. Dain, D. H. Quentin, A. Dea- nuscrito, TRADICIÓN DIPLO­
tintos procedimientos surgidos los poemas de Virgilio), etc. Con ring, J. Bédier, G. Pascuali, etc. MÁTICA y STEMMA.
en el lenguaje literario y en las la llegada del cristianismo, el in­ Por lo que respecta a España, ha Fin de siglo (crisis de). Expre­
modernas técnicas de comunica­ terés por la exégesis bíblica pri­ sido R. Menéndez Pidal el inicia­ sión con la que se alude a un pe­
ción y de la publicidad. En este ma sobre el estudio de los clá­ dor y sistematizador de la mo­ ríodo histórico que abarca desde
sentido, destacan las tipologías sicos, ~que será reiniciado por derna investigación filológica, los comienzos de los años noven­
de T. Todorov, K. Spang, J. Du- los filólogos bizantinos de los si­ con su edición y estudio sobre el ta del siglo xix hasta la Primera
bois y el Grupo de Lieja, G. Ge- glos vni (Focio) alxii (Eustacio). Cantar de Mió Cid, donde sienta Guerra Mundial y que, en Espa­
nette, A. López García, etc. Vé­ Con la llegada de los sabios bi­ las bases de esta metodología, ña, se caracteriza por una pro­
anse: CONNOTACIÓN y LENGUA zantinos a Italia en el siglo xv co­ que abarca la mencionada edi­ funda crisis político-social que se
LITERARIA. mienzan las primeras ediciones ción de textos, el estudio de la agudiza a raíz déla pérdida de las
Figurón. Dícese del protagonis­ de textos griegos y latinos que, si lengua (grafías, sistema fonoló­ últimas colonias (1898). Esta cri­
ta de una "comedia de figurón. inicialmente fueron una repro­ gico, gramática histórica, léxico, sis, que genera un sentimiento de
Véase: comedia de figurón. ducción acrítica de los manus­ aspectos estilísticos, etc.) y de la frustración colectiva, da pie a
Fiinda. Véase finida. critos recibidos, a partir del si­ literatura en relación con los di­ una reflexión crítica sobre la rea­
Filología. Es la disciplina que glo xvi se realizan ya con criterios versos fenómenos de la cultura y lidad nacional coetánea y pasa­
trata de recuperar el texto exacto científicos sobre los manuscritos la historia del país en el que sur­ da, reflexión que coincide con un
de una obra literaria mediante juzgados más fieles al texto origi­ gen dichos textos. La filología se momento de renovación artísti­
procedimientos científicos de fi­ nal: esta edición va acompañada configura, así, como una discipli­ ca y literaria conocida bajo la de­
jación y restauración del mismo de un incipiente aparato críti­ na que se solapa con la lingüísti­ nominación de modernismo. La
(ecdóctica) y de analizar su for­ co de consignación de variantes, ca, pero sin confundirse con ella. conciencia de esta crisis finisecu­
ma y contenido, apoyándose en etc. Nace así la moderna metodo- Si ambas disciplinas abordan el lar, y los fenómenos que la moti­
FINAL DE VERSO 194 195 FLOR, FLORES Y FLORESTA

van, no son exclusivos de Espa­ siécle (1891) una colección suya por estos tres sanctos Reyes tos y circunstancias que precedie­
ña (de hecho, fracasos políticos de relatos breves. En España y en e por el su sancto día. ron a esa situación delictiva. La
importantes, incluso coloniales los países de lengua castellana di­ Por bondat o fidalguía utilización deflash back y la super­
como el del 98 español, ocurren cha expresión figura en escritos o por sola humanidat, posición de pasado, presente y fu­
por esas fechas en Italia -derro­ de J. Valera, P. Baroja, M. Macha­ vos plega mi libertad, turo constituyen un procedimien­
ta frente a los etiopes en Adua, do, J. del Casal, J. E. Rodó, etc. o por gentil cortesía. to utilizado por varios narradores
1896-, Francia -crisis del canal de La mencionada expresión coe­ españoles e hispanoamericanos
FINIDA
Panamá- e incluso Inglaterra, en xiste, en algunos países europeos contemporáneos, como M. Var­
su lucha contra los bóers sudafri­ (Francia, Inglaterra, etc.), con el Ca vuestra filusumía gas Llosa, J. Cortázar, C. Fuentes,
canos, etc.), sino que es análoga a término «decadencia». deniega ferocidad M. Delibes, Max Aub, E. Sábalo,
la que aparece en estos y otros paí­ En la crítica literaria española, e muestra benignidad etc. Véase: retrospección.
ses europeos ante el fracaso de de­ el concepto historiográfico co­ sin ninguna villanía». Flor, flores y floresta. Deno­
terminadas instituciones (p. e., los rrespondiente a la expresión «fin minaciones con las que se han
viejos partidos políticos) y la pér­ de siglo», relativamente reciente (Marqués de Santillana) designado en la historia de la lite­
dida de fe en ciertos valores tradi­ (J. C. Mainer, 1979), parece ir ga­ ratura española, especialmente
cionales e, incluso, en un soporte, nando terreno frente al de Genera­ Éstas son la última estrofa y la fi­ durante el Siglo de Oro, diversas
clave de la modernidad, defendi­ ción del 98, marbete acuñado por nida de un decir. Como se pue­ colecciones antológicas de poe­
do por el positivismo burgués: la J. Ortega y Gasset para presentar a de observar, el primero y cuarto mas, relatos, sentencias, etc. La
utopía de un progreso indefinido su propia generación y apropiado versos de la finida concuerdan en más antigua es una colección de
basado en el primado de la cien­ y divulgado, de forma oportunis­ la rima con el verso final de la úl­ sentencias traducidas del árabe
cia. Esta realidad internacional ta, por Azorín para designar a la tima estrofa del decir, con la cual en el siglo xiii, conocida como
del fenómeno aludido explica la supuestamente representada por enlazan. Flores de filosofía y que constitu­
coincidencia terminológica en él y su grupo. Véanse: bohemia- Flash back. Expresión inglesa yó una fuente de materiales que
la denominación del mismo: la bohemio, GENERACIÓN DEL 98, (flash: imagen, y back: atrás) con fueron utilizados por los mora­
expresión fin de siglo, que aparece DECADENTISMO, MODERNISMO y la que se designa, en teoría cine­ listas cristianos de la época, a pe­
ya utilizada como título de una REGENERACIONISMO. matográfica, una técnica de na­ sar de que su enfoque era, con
pieza de boulevard de Jouvenot y Final de verso. Se dice del seg­ rrar en retrospectiva aconteci­ frecuencia, pragmático y mate­
Micard (Fin de siécle, 1888), se mento final del verso, integrado mientos vividos por un personaje rialista. En los siglos xvi y xvu
convirtió en seguida en expresión por la última sílaba tónica (lleva en un período anterior al momen­ aparecen antologías de roman­
de moda y, si en un principio el acento estrófico), las sílabas to de la historia que se está rela­ ces, villancicos, glosas, cuentos,
presentaba una acepción negati­ átonas que la siguen (sean una o tando. Esta técnica ha sido muy etc., con las denominaciones men­
va (corrupción o degradación), más, se computan métricamente utilizada en la novela contempo­ cionadas, p. e., Flor de enamora­
pronto terminó aplicándose, elás­ como una sola) y la pausa. Véase: ránea (A. Huxley, J. Joyce, etc.) y dos (Barcelona, 1562), de Juan de
ticamente, a cualquier realidad o CÓMPUTO SILÁBICO. en el teatro (A. Miller, J. B. Pries- Linares; Floresta española (1574),
aspecto alusivos a la «moderni­ Finida. Es el conjunto de versos tley, etc.). Es un procedimiento de Melchor de Santa Cruz; Flores
dad». En Inglaterra se recoge el con los que finaliza el decir o la habitual en la llamada «novela po­ de baria poesía (México, 1577), de
galicismo fin de siécle y como cantiga medievales. Ejemplo: licíaca», que suele comenzar *in Pedro Moncayo; Primera parte de
tal aparece, p. e., en El retrato medias res con el relato de un cri­ las Flores de poetas ilustres de Es­
de Dorian Gray, de O. Wilde. En «[...] Por tanto, señora mía, men o de un juicio, para investigar paña (1605), de Pedro Espinosa,
Alemania, H. Bahr titula Fin de usad de piadosas leyes posteriormente los acontecimien­ etc. Véase: antología.
FLORALES (JUEGOS) 196 197 FORMA

Florales (juegos). Véanse cer­ presencia de motivos folclóricos La narrativa folletinesca presenta explotan los aspectos emotivos y
tamen y juegos. heredados de la tradición popu­ dos formas de edición y distribu­ sentimentales para responder a
Floresta. Véase flor. lar (mitos, fábulas, cuentos, pro­ ción: la primera es la que se co­ los gustos y expectativas del pú­
Florilegio. Véase antología. verbios, refranes, etc.) en la lite­ noce como novela de folletín, blico.
Focalización. Véase punto de ratura culta de diferentes países. que, como sección fija, aparecía En España, 'la etapa de mayor
vista. Véase: balada, comparada generalmente en la parte inferior auge de esta narrativa de folletín
Folclore. Término de origen in­ (literatura), cuento, leyen­ de la primera página de algunos es la comprendida entre 1845 y
glés (folk: pueblo, y lore: saber) da, mito, oral (literatura) y periódicos. La segunda es la de­ 1868; sus autores más destacados
con el que se designa, por una POPULAR (literatura). nominada novela por entregas, son W. Ayguals de Izco, M. Fer­
parte, los diferentes aspectos de Folia. Composición poética des­ que respondía a la distribución nández y González, E. Pérez Es-
la vida tradicional de un pueblo tinada al canto y formada por tres por fragmentos o «unidades de crich, etc.
(saberes, usos, costumbres, fies­ o cuatro versos en forma de co­ extensión variable de una obra Fonema. Es la unidad fonoló­
tas, leyendas, etc.) y, por otra, la pla, cantar o redondilla. Ejemplo: acabada o en vías de creación, gica mínima de una lengua. El
ciencia que observa, documenta, con arreglo a una periodicidad concepto de fonema no coincide
«Riñen dos amantes;
describe, analiza, clasifica, estu­ mensual, bimensual o semanal» estrictamente con el sonido, sino
háceselapaz;
dia, compara y explica los fenó­ (J. F. Botrel). Esta literatura pre­ con sus unidades fonológica­
si el enojo es grande,
menos folclóricos propiamente senta un tipo de obras que res­ mente diferenciadas. Los sonidos
es el gusto más».
dichos. Dicha ciencia comienza a ponde a las expectativas de un son la realización de un fonema,
desarrollarse como tal a finales (Cervantes) público en el que predominan las ya que contienen los rasgos dife­
del siglo xix, compartiendo su capas populares. Se trata de rela­ renciales de éste. Pero, mientras
campo de investigación con otras Folletín. Término que corres­ tos de corte melodramático en el fonema es el conjunto, sola­
disciplinas afines, como la etno­ ponde al francés feuilleton (de los que se narra la historia de mente, de las características dis­
logía, antropología, mitología, feuille:. hoja, cuadernillo de ho­ unas heroínas bondadosas, que tintivas o rasgos diferenciados
historia, lingüística, etc. jas) con el que, en el siglo xix, se viven una serie de aventuras y del sonido, los sonidos engloban
Dada la amplitud temática de esta designaba una forma de edición desdichas, víctimas de unos per­ tanto los rasgos diferenciales
disciplina, ha habido varios in­ seriada de novelas, artículos, etc., sonajes «malvados», de los que, como los no distintivos. Por otra
tentos de distribución por seccio­ en la prensa periódica y que, por al fin, podrán librarse gracias a la parte, los sonidos pertenecen al
nes. En todos figura, naturalmen­ su amplitud, habían de ser publi­ aparición del «bueno», que col­ habla, mientras que los fonemas
te, la literatura popular; sobre cados de manera fragmentada mará las ansias de ensoñada feli­ pertenecen a la lengua.
ésta realiza Van Gennep (1924) en días sucesivos. Las primeras cidad de la desventurada joven, Forma. En la crítica literaria del
una distinción entre lo que llama muestras de esta modalidad de al tiempo que hará triunfar los siglo xx la dicotomía entre la for­
literatura «fija» (dichos, prover­ publicación se desarrollaron en ideales del bien y de la justicia. ma y el fondo ha sido rechazada
bios, sentencias, etc.) y literatura Francia a comienzos del siglo xix, En estas novelas, de carácter pre­ por la estilística, la glosemática,
«móvil» (cuentos, leyendas), en y estaban dedicadas especial­ tendidamente realista, adquieren el formalismo y la crítica semió­
cuanto que estos últimos presen­ mente a la crítica teatral y de li­ especial relevancia las descrip­ tica. Para Hjelmslev, que distin­
tan diferentes versiones o varian­ bros. En la década de los años ciones de espacios y ambientes; gue un doble plano en la forma­
tes según las diversas épocas y treinta, esta fórmula se aplicó a la los personajes están sometidos a ción del enunciado (contenido y
países. edición de relatos novelescos, un tratamiento esquemático y expresión) y un doble estrato en
Uno de los aspectos más estudia­ dando así origen al roman-feui- maniqueo; se amplía y complica cada plano (sustancia y forma), el
dos por los comparatistas es la lleton o «novela de folletín». desmesuradamente la trama y se concepto de forma está incluido
FORMALISMO RUSO 198 199 FORMALISMO RUSO

tanto en el plano del contenido dicha disciplina en los estudios Entre 1920 y 1925 el formalismo una «sustitución de sistemas» que
como de la expresión: el signifi­ académicos y en la crítica perio­ logra consolidarse como método supone «no una renovación y re­
cado sería la forma del conteni­ dística) en el que convergen el de investigación literaria e intro­ emplazo súbito y completo de los
do, y el significante, la forma de llamado Círculo Lingüístico de ducirse en los medios académi­ elementos formales, sino la crea­
expresión. Pero es que, además, Moscú y el OPOIAC. El primero cos a través de algunos de sus ción de una nueva función de esos
la expresión es siempre expre­ aparece en 1915 y está formado representantes (V. Sklovski, B. Ei­ elementos formales». Por otra
sión de un contenido, y el conte­ por jóvenes estudiosos de Lin­ chembaum, J. Tinianov, B. Toma- parte, el estudio de la obra como
nido es siempre contenido de güística (R. Jakobson, B. Toma- chevski, etc.), a quienes se debe el «sistema» y el de la serie literaria
una expresión. En cuanto al for­ chevski, G. D. Vinokour, P. Boga- desarrollo de los principios teóri­ en su evolución histórica ha de ser
malismo, toda la serie de proce­ tirev, etc.) en estrecha relación cos y la publicación (en una serie a la vez inmanente y abierto a
dimientos o artificios utilizados con escritores de la vanguardia titulada Problemas de Poética) de otras «series o sistemas (entre
en la configuración de un texto futurista, a la que pertenece el sus trabajos más importantes en ellos, la vida social) por los que
constituyen el contenido formal poeta V. V. Maiakovski; el segun­ el campo de la teoría de la litera­ está condicionada».
del mismo. Y es que para los for­ do, la Sociedad para el Estudio tura. En síntesis, sus principales - Teoría de los géneros literarios.
malistas el contenido es parte de de la Lengua Poética (OPOIAC), aportaciones a la teoría literaria Los géneros se van configuran­
la forma y la forma es parte del surge en San Petersburgo (1616) son: do evolutivamente en la historia
contenido, ya que todos los «ma­ y está integrado por investiga­ - Una concepción precisarle la como series literarias o clases de
teriales» constituyentes de un dores y críticos de literatura lengua poética y de la literarie- obras, caracterizadas por un con­
texto (fónicos, morfosintácticos, (V. Sklovski, B. Eichembaum, dad: la lengua poética se diferen­ junto de procedimientos o rasgos
léxicos, temáticos, etc.) son sig­ O. Brik) y por lingüistas: L. Jaku- cia del lenguaje «práctico» en constructivos dominantes.
nificativos: hay una plena com­ binskiyE. D. Polianov. una función que le es peculiar y - Teoría del relato. Con el forma­
penetración entre significante y Los formalistas comienzan opo­ que consiste en que «la palabra es lismo se sientan las bases de la
significado. La misma posición niéndose a una enseñanza acadé­ sentida como palabra y no como moderna narratología, a través
se mantiene en la crítica semióti­ mica de la literatura que conce­ simple sustituto del objeto nom­ de los estudios de Sklovski sobre
ca, que considera el texto poético bía la historia literaria como una brado ni como explosión de emo­ la narración corta y la novela, de
como un sistema organizado en historia del pensamiento social y ción» (Jakobson). Esta función B. Tomachevski sobre la distin­
distintos niveles que se interre­ de la cultura (en la línea positi­ poética funda la literariedad de ción «fábula»-«trama», el análi­
lacionan según sus diferentes vista de Veselovski) y a una críti­ un texto, convirtiéndolo en obra sis de «temas» y «motivos» como
funciones. De hecho, en todo ca periodística basada en un sub­ de arte. unidades constituyentes del re­
texto poético, tanto los elemen­ jetivismo estético e influenciada - Teoría del verso y de la prosa. lato, etc., y con los análisis de
tos fonológicos como los morfo­ por el simbolismo. Frente a la Para Jakobson y Tinianov, el rit­ V. Propp sobre la estructura fun­
lógicos y sintácticos adquieren primera, centrada en el estudio mo es un elemento confígurador cional («funciones») del relato.
en el conjunto estructural una extrínseco de las obras, los for­ de un poema y fuerza dinamiza- Están relacionados también con
función semántica y estilística malistas propugnan una crítica dora de los componentes fónicos el formalismo ruso, por conti­
precisas. inmanente de los textos litera­ y léxicos del verso; el ritmo es un nuidad con algunos de sus presu­
Formalismo ruso. Movimien­ rios; frente a la segunda, preten­ rasgo distintivo y organizador puestos, J. Mukarovski, del Círcu­
to renovador de la teoría literaria den crear una «poética» liberada del lenguaje poético. lo de Praga, e I. Lotman, de la
surgido en Rusia durante la Pri­ del subjetivismo estético y enca­ - Teoría de la historia literaria. Escuela de Tartu, y, por oposición,
mera Guerra Mundial (como minada a un estudio científico y Tinianov considera la «evolu­ autores como M. Bajtin, a quien,
reacción frente ala decadencia de objetivo de las obras literarias. ción» de la historia literaria como lo mismo que a Lotman, se le aso-
FORO 200 201 FUTURISMO

cía con lo que ha dado en llamarse está lleno de obstáculos y dificul­ cualquier acto de comunicación función la relación existente, den­
el posformalismo. Véanse: es- tades. Al final, los buenos consi­ verbal. En el desarrollo de un tro de un relato, entre un elemen­
TRUCTURALISMO, GÉNEROS LITE­ guen su objetivo o se sacrifican acto de comunicación, entran en to y los demás del texto, concebi­
RARIOS, LITERARIEDAD, MOTIVO por el bien de los demás, y los juego seis factores: un emisor, do como un sistema. Para Propp,
y TRAMA. malos fracasan y son perdona­ que envía un mensaje a un desti­ la función narrativa es «la acción
Foro. Es la parte del escenario o dos. En España, a finales de los natario o receptor a través de un de un personaje definido desde el
de los decorados teatrales opues­ años sesenta del siglo xx, la foto- canal, que sirve de contacto entre punto de vista de su significación
ta a la embocadura y que, por novela contaba ya con un amplio ambos, de acuerdo con un código en el desarrollo de la intriga». De
tanto, es la más alejada del públi­ público de lectores, en coleccio­ (común o conocido por emisor y sus análisis.de múltiples cuentos,
co. Se denomina telón de foro al nes como Corín Tellado, Setene, receptor, para que sea posible la Propp constata que el número de
que forma el frente de la decora­ Sazonara, Desirée, etc. Véanse: codificación y descodificación funciones no se corresponde con
ción del escenario y que sirve COMICy PARALITERATURA. del mensaje y, en consecuencia, el de personajes, y que una mis­
para cubrir el fondo de la escena. Fronte. Es la primera parte de la mutua relación y compren­ ma función puede ser compar­
Foso. Espacio o cavidad situado la estancia, estrofa utilizada en la sión) y dentro de un contexto de tida por varios personajes y, a
en el piso inferior del escenario canción italiana. La fronte consta referencia, que define las relacio­ veces, uno mismo puede desa­
teatral que, históricamente, ha de dos pies, formados general­ nes del mensaje con el objeto al rrollar diversas funciones. El crí­
servido para realizar cambios en mente por tres versos cada uno, que alude o representa. Cada uno tico ruso delimita el número de
la escenografía, ascensos o des­ con la siguiente estructura de ri­ de estos seis factores «determina funciones (treinta y una), cuya
censos de personajes (p. e., a tra­ ma entrelazada: abC: abC, o bien una función diferente del lengua­ representación se reparte entre
vés del escotillón en los corra­ ABC:BAC. Véase: estancia. je». En un mismo texto puede de­ siete personajes posibles que se
les de comedias del Siglo de Oro) Función. Término con el que se sarrollarse más de una función, repiten en los diversos cuentos:
o de artefactos, así como para la designa en lingüística y en teoría pero las que concurren se rela­ el héroe, el agresor, el donante, el
producción de determinados efec­ literaria el papel que desempeña cionan en un orden jerárquico, auxiliar, la princesa y su padre, el
tos de escena, como, p. e., la sali­ un elemento lingüístico o litera­ de forma que «la estructura ver­ mandatario y el falso héroe. Este
da de humo, etc. rio en relación con el conjunto de bal de un mensaje depende, pri­ concepto de función narrativa
Fotonovela. Producto de litera­ elementos que constituyen un mariamente, de la función pre­ ha sido abordado por otros estu­
tura de masas consistente en la determinado texto, concebido dominante» en dicho texto. Las diosos del relato, como J. Grei-
edición de un texto en el que apa­ como sistema. Dentro de la teo­ seis funciones que corresponden mas, C. Brémond, R. Barthes,
rece una serie sucesiva de escenas ría de la literatura, dicho concep­ a los seis factores enunciados son etc. Véanse: lengua literaria
fotografiadas, acompañadas de to ha adquirido especial rele­ las siguientes: referencial, expre­ y NARRATOLOGÍA.
un pie, en el que se relata una his­ vancia en el estudio de la lengua siva, conativa, fótica, metalin- Fundido. Véase cine y litera­
toria amorosa que recuerda los literaria, la narratología y la teo­ giiística y poética. En esta última tura.
esquemas tradicionales en la no­ ría teatral. R. Jakobson, que con­ la atención del emisor se centra Futurismo. Nombre con el que
vela de folletín o en el melodra­ sidera la teoría literaria como sobre el mensaje por el mensaje: se designa un movimiento ar­
ma del siglo xix. Como en éste, parte integrante de la lingüística en la «forma» peculiar que con­ tístico y literario de vanguardia
los personajes, buenos y malos, y el texto literario como un acto vierte el mensaje en un texto «li­ surgido en Europa en torno a
son figuras estereotipadas. La de comunicación verbal, cons­ terario», en el que la función 1910. Su iniciador es el italiano
protagonista femenina suele ser truye un esquema global de las poética es dominante, aunque no F. T. Marinetti, que en 1905 co­
una muchacha de origen modes­ funciones del lenguaje en el mar­ excluya otras funciones. mienza a publicar en Milán la re­
to que sueña con un amor que co de los factores que conforman En narratología se entiende por vista Poesía, en la que adelanta
FUTURISMO 202 203 FUTURISMO

algunas de las posiciones críticas demoler los museos y las bibliote­ rarias, Marinetti propugna una nente de imágenes nuevas, e) En
que serán características del fu­ cas», «Un automóvil de carreras presentación pictórica de la pági­ cuanto a los temas, desea que los
turismo. Pero la obra con la que [...] es más bello que la Vic­ na, con diversos colores, diferen­ poetas sumerjan su imaginación
llama la atención hacia el movi­ toria de Samotracia»; d) el Futu­ tes tipos de letras («cursiva para en el curso de la naturaleza, hasta
miento naciente es Mafarka elfu­ rismo cree haber superado el las sensaciones análogas, negritas descubrir la «psicología intuitiva
turista, novela que causa un gran concepto clásico de espacio y para las onomatopeyas violentas, de la materia». Como objeto de su
escándalo por la carga de erotis­ tiempo, en virtud del predominio etc.»), cambios en la dirección de glorificación poética figuran las
mo sin trabas que comporta. En del concepto de velocidad; e) por las líneas (verticales, circulares, estaciones, las fábricas, los puen­
1909, Marinetti publica en Le Fí­ último, en dicho manifiesto se interrelacionadas con paréntesis, tes, las locomotoras, los aeropla­
garo de París (22 de febrero) el percibe una exaltación de la vio­ con grandes letras mayúsculas, nos, «las grandes multitudes agi­
llamado Primer Manifiesto del lencia y de la guerra («única hi­ etc.). En cuanto a las grafías, susti­ tadas por el trabajo, el placer o la
futurismo, cuyas ideas fundamen­ giene del mundo») que preanun­ tuye los signos de puntuación por rebeldía», etc.
tales son las siguientes: a) oposi­ cia la posterior evolución política signos matemáticos (+ - x : >, El movimiento futurista tuvo
ción frontal a la literatura ante­ de Marinetti hacia el fascismo. etc.) y musicales; c) en relación cierta resonancia en el resto de
rior y, en especial, a la «poesía Después del primer manifiesto, con la lengua literaria, en el plano Europa, especialmente en Rusia
enfermiza, el sentimentalismo, Marinetti escribe dos obras de morfológico y sintáctico se ad­ (en cuya capital, Moscú, estuvo
la obsesión de la lujuria» de tema bélico: La batalla de Trípoli vierten yuxtaposiciones de sus­ Marinetti), entre escritores jóve­
G. D’Annunzio y al simbolismo (1912) y Zang-Tum-Tumb (1914), tantivos, en las que el segundo nes como B. Pasternak, N. Asseiv
de poetas como Ch. Baudelaire, en las que aparecen ya algunos de cumple una función individuali- y, sobre todo, V. V. Maiakovski,
S. Mallarmc y P. Verlaine, a los losrecursos literarios más usados zadora («hombres-torpedero»), que será el gran divulgador del
que considera «últimos adorado­ por los futuristas: variada tipo­ propia del adjetivo, que él trata de futurismo en dicha nación. En
res de la luna»; b) frente a esta grafía, onomatopeyas, las llama­ suprimir. Por otra parte, elimina Portugal el influjo del futurismo
poesía sentimental, estática y en­ das «palabras en libertad», etc. de la expresión poética el adver­ se percibe en las revistas Orpheu
soñadora, postula una creación Por estas fechas, publica un se­ bio, los adjetivos, las conjuncio­ y Portugal Futurista. En cuanto a
artística basada en una concep­ gundo manifiesto en el que se nes, etc., a los que juzga innecesa­ España, la influencia del futuris­
ción dinámica de la vida, con la proclaman las innovaciones esté­ rios,'¡basándose en la idea de que mo es evidente en el * ultraísmo
exaltación de valores como el co­ tico-literarias iniciadas por esta «IJvelocidad aérea [...] ha hecho (obsesión por las máquinas y el
raje, el amor al riesgo, la revolu­ corriente: Manifiesto técnico de la que la percepción por analogía sea léxico científico y técnico, ten­
ción, etc. Desde esta perspectiva, literatura futurista (1912). Los natural al hombre». Utiliza prefe­ dencia a la supresión, en el plano
entiende la obra poética como un rasgos característicos de este mo­ rentemente el verbo en infinitivo lógico y sintáctico, de nexos, me­
intento de descubrir nuevas for­ vimiento, tal como se desprenden «para que se adapte elásticamente diaciones, adjetivos, fórmulas de
mas de belleza, basada no en de dichas obras y de los citados al sustantivo y que pueda dar el equivalencia -«como», «pareci­
la armonía en quietud, sino manifiestos, son los siguientes: sentido de continuidad a la vida». do a»-, juegos tipográficos en la
en la acción, en la velocidad y en a) en el aspecto ideológico y es­ Finalmente, propugna la destruc­ presentación de los textos, etc.)
la agresividad; c) este carácter tético, se observa un vitalismo ción dé la sintaxis, «disponiendo y en algunas composiciones de
agresivo se muestra arrollador y desenfrenado y una actitud casi los sustantivos al azar de su naci­ P. Salinas, como las dedicadas a la
destructivo con las antiguas for­ idolátrica respecto del mito de la miento»; d) en el plano estilístico, bombilla eléctrica y a la máquina
mas estéticas, j^omo subraya Ma­ modernidad, una exaltación de pide la superación y abandono de de escribir («Urderwood gnls»),
rinetti en dos frases que provo­ la máquina y de la velocidad, etc,.; las «imágenes-cliché» y anhela que o en la de R. Alberti a un futbolis­
caron el escándalo: «Deseamos b) en la tipografía de las obras lite­ la poesía sea una creación perma­ ta («A Platko»), etc.
205 GANGARILLA

su actual denominación: Boletín Galán. Uno de los personajes-


Oficial del Estado. Durante el si­ tipo de la comedia del Siglo de
glo xviii, surgieron publicaciones Oro. El galán y la dama son los
similares en diversas ciudades de personajes fundamentales en el
la América de habla hispana: Ga­ desarrollo de la intriga, movidos
ceta de México y noticias de Nueva por un juego de relaciones amo­
España (1732-1739), Gaceta de rosas en las que tienen especial
Guatemala (1729), Gaceta de Li­ importancia, como ingredientes
ma (1776), Gaceta de Buenos Aires psicológicos, los celos y el sentido
(1781),etc. del honor. Los rasgos caracteriza-
Aparte de estas publicaciones dores del galán son la apostura, el
oficiales de carácter informativo linaje, el valor y la audacia, la
sobre temas políticos, adminis- generosidad, cierta dosis de idea­
tra-tivós, etc., el término «gace­ lismo y la tenacidad en la prose­
ta» se utilizó también para desig­ cución de sus objetivos. Véanse:
Gacela o gacella. Breve poema ción se..extendió a otros países nar ciertas revistas dedicadas a DAMA y PERSONAJE.
arábigo-andaluz, de contenido para designar, desde comienzos la creación artística y literaria. Galicismo. Término con el que
generalmente erótico, compues­ del siglo xvti, ciertas publicacio­ Véanse: periodismo y revista. se alude a ciertas construcciones
to por un número limitado, aun­ nes periódicas que surgieron en Gacetilla. Parte de un periódico francesas que se han introducido
que no fijo, de versos (entre cua­ Francia, Inglaterra, Holanda, Ale­ reservada para insertar noticias en la sintaxis española («avión
tro y quince), de los cuales los mania, etc., en la modalidad de cortas. Denominación aplicada a reacción») y a los préstamos
dos primeros tienen la misma «gacetas hebdomadarias», que en también a estas noticias. lingüísticos que se han produci­
rima, que reaparece en los versos el transcurso de dicho siglo y del Gag. Término inglés («broma») do en nuestra lengua en diversas
pares del resto de la composi­ siguiente se convertirán en órga­ utilizado especialmente en el épocas de la historia.
ción. Al final del poema figuraba nos oficiales de información de los lenguaje del cine y del music- Gangarilla. Es uno de los ocho
el nombre del poeta. En el Diván diferentes Estados. En España, la hall para designar un efecto có­ tipos de compañía de teatro am­
del Tamarit, de F. García Lorca, primera de este tipo de publica­ mico surgido de una breve es­ bulante que se desarrollan en Es­
aparecen varios poemas bajo el ciones que se edita con carácter cena (un sketch humorístico) a paña en el siglo xvi y que son
epígrafe de «gacelas»; no obstan­ regular'fmensualmente) es la Re­ base de gestos y diálogo o de descritos en El viaje entretenido
te, la estructura métrica no se co­ lación o gaceta de algunos casos sólo gestos de efecto visual ins­ (1603) de Agustín de Rojas Vi-
rresponde con la de la composi­ particulares así políticos como mi­ tantáneo, que tienden a provo­ llandrando: «Gangarilla es com­
ción árabe. litares, aparecida en Madrid en car la carcajada de los especta­ pañía más gruesa; ya van aquí
Gaceta. Término de origen ita­ 1661 y que en 1697 se convertirá dores. Es un recurso utilizado en tres o cuatro hombres; uno que
liano (gazzeta: moneda veneciana en Gaceta de Madrid; en 1761, el teatro de humor, y se produce, sabe tocar una locura, llevan un
del siglo xvt) con el que se desig­ Carlos III la incorpora a la Corona p. e., cuando un acontecimiento muchacho que hace la dama, ha­
naba una publicación noticiera y y, desde 1762, se hace cargo de su normal deriva hacia uña salida cen el auto de la Oveja Perdida,
de avisos cuyo precio era precisa­ edición la Secretaría de Estado; en inesperada, que, frecuentemen­ tienen barba y cabellera, buscan
mente una gazzeta, razón por la 1834 se convierte en diario oficial, te, deja en ridículo a uno de los saya y toca prestada (y algunas
que terminó por ser reconocida manteniendo su antiguo nombre personajes que intervienen en la veces se olvidan de volvella), ha­
con tal nombre. Esta denomina­ hasta 1936, año en que recibe escena. cen dos entremeses de bobo, co-
204
GARNACHA 206 207 GAYA CIENCIA

bran a cuarto, pedazo de pan, tancia en los campos ganaderos que le escucha. Otro rasgo fun­ profesional y cortesana, definida
huevo y sardina y todo género de de la llanura sino una elabora­ damental es el del contenido po­ por el marqués de Santillana en
zarandaja (que se echa en una ta­ ción de la misma a partir de su lítico: revolucionario en B. Hi­ estos términos: «E qué cosa es la
lega); éstos comen asado, duer­ lengua española urbana, aunque dalgo, partidista en H. Ascasubi poesía, que en nuestro vulgar
men en el suelo, beben su trago con rasgos fonéticos, sintácticos y E. del Campo y social en J. Her­ Gaya Ciencia llamamos, sino un
de vino, caminan a menudo, re­ y semánticos dialectales. De esta nández: el lamento social del fingimiento de cosas útiles cu­
presentan en cualquier cortijo». forma, su obra resulta, por una gaucho marginado y expoliado. biertas o veladas con muy fermo-
El Auto de la oveja perdida, al que parte, más asequible a ese públi­ En cuanto a la métrica, responde sa cobertura, compuestas, distin­
se alude, es de J. de Timoneda y se co criollo al que va dirigida y, por a sus orígenes de tradición oral y guidas, escandidas por cierto
publicó incluido en su Ternario otra, se configura como un signo del canto: coplas, canciones para cuento, peso e medida» (Carta-
en 1558. de oposición a la lengua del espa­ bailes, marchas, etc. Se utiliza Prohemio). En este movimiento
Garnacha. Véase compañía de ñol culto, propia de los «domina­ una gran variedad estrófica, des­ se advierten influencias de la
GARNACHA. dores». de la cuarteta y redondilla a la dé­ poesía gallega, provenzal (el tér­
Gauchesca. Término asignado Las obras que representan los hi­ cima, pasando por el romance. mino gaya es de origen proven­
a un tipo de literatura popular tos básicos del desarrollo de esta Hay, no obstante, dos modalida­ zal: gay, alegre) e italiana, a través
surgida en Argentina y Uruguay literatura gauchesca son: Cielitos des originales: el cielito (consta de la corte de Aragón, que man­
a comienzos del siglo xix, reali­ (1811-1818) y Diálogos (1821- de versos octosílabos compues­ tiene una presencia política y
zada por escritores cultos que 1822), de Hidalgo; Paulino Luce­ tos por dos hemistiquios de tres y cultural en el sur de Italia. En
adoptan el personaje del gaucho ro (1853), Aniceto el Gallo (1853- cinco sílabas y con acentos en 2,4 Castilla, los poetas de la Gaya
(y tratan de recrear su lengua po­ 1859) y Santos Vega (1859-1872), y 7: «Cielito, cielo que sí / cielito, ciencia dedican su esfuerzo a la
pular) para potenciar un movi­ de Ascasubi; Poemas (1861), de locos están...») y la media caña, elaboración de un nuevo tipo de
miento de autonomía cultural Estanislao del Campo, El gaucho en la que alternan octosílabos verso que suplanta al alejandri­
paralelo al de la independencia Martín Fierro (1872) y La vuelta con tetrasílabos pareados en for­ no, el verso de arte mayor (desti­
política que se inicia a partir de de Martín Fierro (1879), de José ma de pie quebrado, con su rit­ nado, fundamentalmente, a poe­
1810. Los primeros escritores gau­ Hernández, etc. mo consecuente del baile en el mas concebidos para la lectura),
chescos (Bartolomé Hidalgo e Los rasgos caracterizadores de la que tiene su origen. Véase: indi­ y a la depuración del octosílabo,
Hilario Ascasubi) son poetas ur­ poesía gauchesca son los siguien­ genismo. metro que tradicionalmente se
banos que escriben sus composi­ tes: en primer lugar, es una poe­ Gaya ciencia. Título con el que había utilizado para poemas can­
ciones imitando la manera de los sía oral y destinada al canto; en se reconoce un movimiento poé­ tados. Por otra parte, en el marco
payadores (cantores populares segundo lugar, se trata de una tico, especializado en el «arte de de esta escuela comienza a utili­
gauchos) para poder hacerse en­ poesía narrativa. Así, dice Mar­ trovar», que se desarrolla en la zarse el nombre de poeta para de­
tender de los criollos pero confi­ tín Fierro al comienzo del poe­ corte de Castilla durante el si­ signar al vate dotado de cultura
riendo a las estrofas cierta co­ ma, vinculando cantar y narra­ glo xv, desde el reinado de Juan II literaria, perfección técnica y ele­
rrección literaria de la que, sin ción: «Me siento en el plan de hasta el de los Reyes Católicos. vación de pensamiento, y los de
duda, carecía la copla de los can­ bajo / a cantar un argumento». Bajo los auspicios del primero se trovador y decidor para los que
tores analfabetos. Un tercer rasgo, que aparece ya inicia un período de creación li­ elaboran, en verso, composicio­
Cuando Hidalgo y Ascasubi es­ en los Diálogos de Hidalgo, es su teraria promovido por la misma nes ingeniosas o de galantería y
criben los primeros poemas gau­ carácter dramático: Martín Fie­ corte, donde se celebran veladas sátira. En este período aparecen
chescos no emplean el habla rro se comporta como un perso­ y certámenes poéticos de los que tres «poetas» eminentes: Juan de
gauchesca de los peones de es­ naje que se dirige a un público surge un nuevo tipo de poesía Mena, el marqués de Santillana y
GENERACIÓN 208 209 GENERACIÓN DEL 98(1898)

Jorge Manrique. Aparte de ellos, y ble duración y vigencia de las cimiento; l>) homogeneidad de P. Baroja, R. de Maeztu, Rubén
de una larga nómina de trovado­ mismas. En las dos primeras eta­ educación recibida, «en el senti­ Darío, R. M.a del Valle-Inclán,
res y decidores, hay que recordar pas (infancia y juventud) estos do más lato, de fuerzas concu­ J. Benavente, M. Bueno y él mis­
a algunos tratadistas de la «gaya grupos generacionales manten­ rrentes a la especial modelación mo) que, sensibilizados ante «el
ciencia», «gay trovar» o «gay sa­ drían una actitud de iniciación a mental, en que se desarrolla un espectáculo del desastre» y aten­
ber»; Enrique de Aragón, Pedro la vida social y de receptivi­ grupo nacido en los mismos tos a la «evolución del pensa­
Guillen de Segovia, Juan del Enci­ dad frente a los valores vigentes. años»; c) la convivencia o las «re­ miento literario de fuera de Espa­
na y el marqués de Villena, cuyo Tras esta fase receptiva aparecería laciones personales» entre los ña», habrían iniciado por esas
Arte de trovar refleja esta corrien­ otra activa, subdividida, a su vez, miembros de ese grupo genera­ fechas un movimiento de protes­
te de creación literaria. en dos períodos que conforman cional, así como la participación ta social y de «renovación de las
Generación. Término relacio­ sendos grupos generacionales: conjunta en diversas institucio­ letras» españolas. Refiriéndose a
nado con la llamada «teoría de uno, que aportaría una carga de nes culturales, revistas, etc; d) «ex­ dichos escritores, Azorín alude a
las generaciones», esbozada en innovación y consiguiente oposi­ periencia generacional» de un una serie de rasgos comunes,
el siglo xix por L. von Ranke y ción afgrupo dirigente estableci­ hecho'histórico clave que provo­ que, a su juicio, les configuraban
W. Dilthey y aplicada en el si­ do, y otro, de mayor edad, que se­ que una toma de conciencia y como miembros de tal genera­
glo xx al campo de la sociología ría el detentador del poder y que movilice a los integrantes del ción: espíritu de «rebeldía» frente
(K. Mannheim), del arte (W. Pin- trataría de defender la perma­ grupo para una acción común; a las corruptelas políticas y socia­
der) y de la literatura, por J. Pe- nencia del esquema de valores y e) aparición de un guía intelec­ les de la Restauración, apertura
tersen, cuyos principios recogerá formas de vida impuestos por él tual del grupo; f) comunidad de hacia la cultura europea coetánea
P. Salinas en su estudio de la «Ge­ anteriormente. En torno a los se­ «lenguaje generacional», que de­ e interés por algunos de sus inte­
neración del 98». A J. Ortega y senta años, dicho grupo, normal­ note una propia forma de expre­ lectuales y escritores más signifi­
Gasset se debe un estudio sobre mente, habría de ceder el paso a sarse y unas peculiaridades de cativos (F. Nietzsche, P. Verlaine,
el concepto de generación y su la siguiente generación innova­ sensibilidad y estilo literarios; etc.), simpatía por los románti­
utilidad en el campo de la histo­ dora, que trataría de imponer sus g) «anquilosamiento o parálisis cos, especialmente por Larra, de­
ria de la cultura. Para Ortega, la propias formas de cultura y con- de la generación anterior». Véan­ seo de redescubrir valores olvida­
historia de la humanidad se desa­ cepcióp de las relaciones socia­ se: CLASIFICACIÓN LITERARIA y dos o aspectos abandonados de la
rrolla a través de generaciones, les. Las generaciones se irían su­ PERÍODOS LITERARIOS. realidad española (el paisaje, los
que conforman sistemas de cre­ cediendo en períodos de quince Generación de 1868. Véanse viejos pueblos y ciudades, etc.) y
encias, ideas y valores que regu­ años. NATURALISMO y REALISMO. de su tradición literaria primitiva
lan la vida de los hombres en cada Por lo que atañe a la utilización Generación del 98 (1898). (Berceo, Juan Ruiz, Jorge Manri­
época. La generación sería como de dicho concepto en la periodi- Denominación acuñada por J. Or­ que, etc.) y una atención y cultivo
el «órgano visual con que se ve en zación de la historia de la litera­ tega y Gasset para referirse a los acendrado del idioma para «agu­
su efectiva y vibrante autentici­ tura, ha sido J. Petersen quien ha jóvenes de su generación (cuya dizarlo» y enriquecerlo con la
dad la realidad histórica». Basán­ concretado los factores constitu­ entrada en la adolescencia había recuperación de las «viejas» y
dose en el desarrollo de la vida yentes de una generación litera­ coincidido con el desastre colo­ «plásticas» palabras, capaces de
humana en sus diferentes etapas ria. P. Salinas ha precisado dichos nial de 1898) y de la que se apro­ «aprisionar menuda y fuertemen­
(infancia, juventud, madurez, an­ factores en su estudio «El concep­ pió Azorín, en sus cuatro artícu­ te la realidad».
cianidad), Ortega alude al ritmo to de generación literaria aplica­ los titulados «La generación de En relación con esta hipótesis de
de evolución y sucesión de las ge­ do a la del 98». Son los siguientes: 1898», para designar a un grupo la posible generación proclama­
neraciones, así como a la posi­ a) coincidencia en la fecha de na­ de escritores (M. de Unamuno, da por Azorín, la crítica se mués-
GENERACIÓN DEL 98 (1898) 210 211 GENERACIÓN DE 1927

tra dividida en torno a la existen­ una misma generación histórica, ramente modernista y su evolu­ convencionalismos de los poetas
cia o no de la misma, a la nómina a la que pertenecen los llama­ ción posterior hacia el esperpento de la Restauración, al tiempo que
de integrantes y, sobre todo, a sus dos «modernistas»: conviven en las confirma su autonomía respecto resalta su distanciamiento de la
posibles relaciones con el moder­ mismas tertulias y escriben en del 98) o Machado, modernista estética del arte por el arte, al con­
nismo, que fue, en realidad, la las mismas revistas (Germinal, La igualmente (las confluencias te­ siderar la poesía como un elemen­
corriente estética y literaria do­ vida literaria, etc.); b) por otra par­ máticas -España, Castilla, proble­ to que sirve no sólo para produ­
minante a finales del siglo xix y te, noventayochistas y modernis­ mática existencial, etc.- con dicho cir placer estético, sino, sobre
comienzos del xx. Esta división tas coinciden en el punto de par­ grupo son de raigambre regenera- todo, «para agitar los espíritus»
se concreta en dos posiciones tida de su posición estética: el cionista, compartidas por otros (D. Shaw);/) por lo que respecta a
contrapuestas: la primera, re­ rechazo de la narrativa realista y escritores que traspasan los lími­ la lengua literaria, es evidente la
presentada por P. Salinas, que, naturalista, del prosaísmo de la tes del 98); e) desde el punto de preocupación de estos escritores
aplicando la teoría sobre las ge­ poesía de Campoamor y Núñez de vista de la creación literaria, y por por crear un «lenguaje natural y
neraciones de J. Petersen (véase Arce y del drama neorromántico; lo que atañe a los géneros, es evi­ antirretórico, ceñido a la realidad
★generación), afirma la existencia c) las diferencias entre los supues­ dente que dicho grupo de escrito­ de las cosas que evocan» (G. Díaz
de la generación del 98 como tos representantes de una y otra res (Unamuno, Azorín, Maeztu y Plaja). Véanse: fin De siglo, mo­
grupo autónomo y claramente corriente habría que buscarlas, Baroja) utiliza, como género do­ dernismo y REGENERAC1ONIS-
diferenciado del modernismo; la pues, no en el campo de la crea­ minante, en la primera época, el MO.
segunda, representada por escri­ ción literaria, sino en el de una artículo periodístico y el ensayo, Generación de 1914. Véase
tores como Juan Ramón Jimé­ determinada opción ideológica: como medios de divulgación de NOVECENTISMO.
nez y L. Cernuda y críticos como cierta sintonía de carácter regene- sus ideas. Por lo que respecta a la Generación de 1927. Título
F. de Onís y R. Gullón, niega la racionista (en Baroja, Azorín y narrativa, las novelas de Baroja, con el que se reconoce a un con­
existencia de tal generación, ya Maeztu, al fundar la revista Juven­ Unamuno y las primeras de Azo­ junto de escritores españoles cu­
que lo que se considera como tud, al publicar su Manifiesto o al rín giran en torno a un personaje ya producción literaria más im­
rasgos peculiares de la misma apoyar el estreno de Electra, de central, del que se traza la evolu­ portante se desarrolla entre 1920
responderían a un cambio de Galdós, en 1901; sintonía compar­ ción de su personalidad en la línea y 1935 y a los que, a partir de
sensibilidad y actitudes estéticas, tida por Unamuno) en torno al de los ★Bildungsroman. Se nota, 1924, se les considera miembros
fruto y expresión de un fenóme­ presente y el porvenir de España, además, cierto «parecido de fami­ de una nueva generación litera­
no artístico y cultural más am­ su tradición cultural, sus institu­ lia» entre los protagonistas de es­ ria, a la que se refiere un repre­
plio conocido con el nombre de ciones políticas, etc., juzgadas crí­ tas novelas: Fernando Osorio y sentante de la misma, J. Guillén:
modernismo. ticamente desde una posición éti­ Andrés Hurtado, de Baroja; Anto­ «Éramos amigos, y con una co­
Sin prejuzgar la validez de estas ca y estética; d) en torno a 1903 se nio Azorín, de J. Martínez Ruiz; munidad de afanes y gustos que
posiciones críticas contrapuestas, advierte un progresivo distancia- Apolodoro Carrascal y Augusto me ha hecho conocer por la vía
se pueden ofrecer, con las lógicas miento entre estos escritores, que Pérez, de Unamuno: se trataría de directa la unidad llamada “getie-
reservas, las siguientes líneas de habrían de seguir en el futuro un «héroes casi trágicos en un con­ ración”. Pedro Salinas y yo, Ge­
interpretación del problema: a) es camino diferente, en su ideología texto que es menos trágico que rardo Diego, Federico García
evidente que los escritores men­ y en los presupuestos estéticos de desesperanzado». En cuanto a Lorca, Dámaso Alonso, Vicente
cionados por Azorín y considera­ su creación literaria. Por otra par­ la poesía, se advierten coinciden­ Aleixandre, Rafael Alberti y Pepe
dos posteriormente como «no- te, carecería de sentido asociar al cias entre Unamuno y Machado y Bergamín, y Melchor Fernández
ventayochistas» (Baroja, Maeztu, marbete del 98 a Valle-Inclán (su otros poetas modernistas: recha­ Almagro». Los dos últimos, jun­
Unamuno, etc.) forman parte de producción anterior a 1905 es cla­ zo de la ampulosidad, banalidad y to con Juan Larrea y Pedro Gar­
GENERACIÓN DE 1927 212 213 GENERACIÓN DE 1927

fias, son citados como asistentes neración del 27 se haya restringi­ como Hinojosa o Larrea): en 1929 ta (poemas de R. Alberti a Garci-
a las «mesas» amistosas e intelec­ do, entre ciertos críticos, a estos publica Alberti Sobre los ángeles; laso, de Aleixandre a Fray Luis de
tuales del grupo, del que forman diez poetas mencionados. de 1929 es Un río, un amor, de León y a San Juan de la Cruz, etc.)
parte, además, Luis Cernuda, En cuanto a las fases de desarro­ Cernuda; de 1930 Poeta en Nueva como popular: el Romancero, las
Emilio Prados y Manuel Altola- llo de esta generación, G. de To­ York, de Lorca; y de 1932 Espadas •canciones populares de Gil Vicen­
guirre. Entre los escritores men­ rre relaciona sus inicios con el como labios, de Aleixandre. te, Lope de Vega, etc. En conso­
cionados, destacan seis poetas período de la «revolución ultraís- En cuanto a las influencias recibi­ nancia con esta lírica popular,
(Salinas, Guillen, D. Alonso, ta». El grupo se va configurando das, unas pertenecen a las van­ surgirá esa «especie de popularis-
G. Diego, Lorca y Alberti), que en un clima de renovación estéti­ guardias y otras a la tradición li­ mo recién creado» en los versos
constituyen el grupo dinamiza- ca coincidente con el aparecer de teraria anterior. En este sentido, de Lorca y Alberti, enraizados en
dor de toda esta generación, co­ las vanguardias y con la funda­ aceptan inicialmente el magiste­ la tradición folclórica de su Anda­
hesionada no sólo por vínculos ción, en Madrid, de la Residencia rio de Juan Ramón (búsqueda de lucía natal. La confluencia armó­
intelectuales y estéticos, sino, de Estudiantes, en la que viven una poesía pura, tendencia a la nica de esta rica tradición culta y
además, por una gran amistad. internos J. Guillén (1911-1915), creación- de nuevas imágenes y popular con la asimilación de las
Juntos convocan un homenaje a F. García Lorca, (1918-1928), metáforas, uso del versolibrismo, innovaciones técnicas derivadas
Góngora en 1927 (por celebrarse Emilio Prados, Buñuel y Dalí, etc.) y de Gómez de la Serna. Re­ de los movimientos de vanguar­
el centenario de la muerte de di­ y adonde acuden con frecuen­ conocen, igualmente, la función dia será un rasgo peculiar de los
cho poeta, al que consideran mo­ cia R. Alberti, M. Altolaguirre, renovadora que en su tiempo escritores del 27.
delo precursor de sus ideales es­ G. Diego, Salinas y D. Alonso. La ejercieron los poetas modernis­ En definitiva, tratando de sinteti­
téticos) y realizan una excursión primera etapa de creación litera­ tas: Rubén Darío, Unamuno y zar los presupuestos estéticos y
a Sevilla, con actuaciones en su ria de este grupo, marcada por el M. Machado. Reciben, en los co­ los rasgos característicos de los
Ateneo que constituyen una es­ influjo de las vanguardias, ha sido mienzos de su creación, la in­ escritores del 27, podrían seña­
pecie de manifiesto generacio­ designada con el término orte- fluencia de la obra de Bécquer larse, entre otros, el de la autono­
nal. Los seis están, a su vez, en el guiano de «deshumanización», y (reconocida expresamente por mía del arte (se busca un lenguaje
origen o en relación con los prin­ se caracteriza por una búsqueda Aleixandre, Alberti, Cernuda y poético autónomo, una poesía
cipales grupos y revistas regiona­ de perfección formal, el predo­ D. Alonso), pero, sobre todo, de «pura»), el hermetismo, el cultivo
les que surgen en este momento minio de la metáfora, cierta acti­ Góngora, cuyo «descubrimien­ preferente de la imagen y la metá­
en España: G. Diego con el de tud clasicista y especial influen­ to», ya iniciado por Mallarmé y fora, la concepción de la poe­
Santander (Revista de Santander, cia gongorina. Esta fase culmina Rubén Darío, adquiere su pleno sía como «creación» (el poema es
Carinen, Lola), Guillén con el de con la celebración del centenario desarrollo con ocasión del tercer como un «quintaesenciado mun­
Levante (Verso y prosa, en Mur­ de Góngora en 1927, año en que centenario de la muerte del poe­ do»), la intrascendencia del arte:
cia), Salinas con el de Sevilla surge La Gaceta Literaria, que, ta. De ello son prueba los estu­ «la poesía y el arte, desnudos de
(Mediodía), Lorca con los de según G. de Torre, se constituye dios de D. Alonso (La lengua toda finalidad extraestética, mo­
Granada y Málaga (Gallo y Lito­ en «verdadero órgano de expre­ poética de Góngora y la edición ral o social, es juego ingenioso de
ral, respectivamente), etc. Las es­ sión de la generación de 1927». A de Soledades, 1927), de G. Diego palabras y conceptos» (P. Salinas).
peciales relaciones de amistad partir de 1928, se desarrolla una (Antología poética en honor de Por lo que se refiere a la trayectoria
entre los seis, y de éstos con Alei- nueva fase, caracterizada por la Góngora, 1927), etc. En esta vuel­ posterior de los miembros de esta
xandre, Cernuda, Prados y Alto- «entrada de lo social» y el interés ta a la literatura clásica, los poe­ generación, ya se dijo que en tor­
laguirre, explican posiblemente por el surrealismo (inicialmen­ tas del 27 redescubren, además, no a 1928 se inicia un proceso de
el hecho de que el marco de la ge­ te provocado por poetas afines, la rica tradición lírica, tanto cul­ «rehumanización», al que sigue
GENERACIÓN DE 1936 214 215 GENERACIÓN DE 1936

un compromiso social y político Generación de 1936. Deno­ mónica del hombre con el mun­ poetas que en la inmediata pos­
en algunos integrantes del grupo minación con la que se designa a do (en consonancia con el tema guerra participarán (salvo Blei­
(Alberti, E. Prados, L. Cernuda, un grupo de escritores españoles guilleniano del «mundo bien he­ berg) en la revista Escorial. El
etc.), intensificado con el adveni­ nacidos en torno a 1910 que pu­ cho» y del panteísmo cósmico de otro grupo, en el que predo­
miento de la República, irrupción blican sus primeras obras en la ascendencia aleixandrina, aun­ minan, junto al tema amoroso,
de los fascismos, etc., y, en el as­ década de los treinta y que viven que desde una perspectiva reli­ el contenido y compromiso so­
pecto literario, con la presencia en su juventud una situación giosa), predominio de la imagen ciales, está representando por
de Neruda en España a partir de dramática que les marca como y de la metáfora y clasicismo en M. Hernández, A. Serrano, Plaja,
1935, que, a través de su revis­ «acontecimiento generacional»: el uso de la métrica: décimas, so­ J. Gil-Albert (los dos últimos,
ta Caballo verde para la poesía la Guerra Civil de 1936. A pesar netos, romances, etc. En 1936, animadores de la revista Hora de
(1935), proclama la necesidad de de las diferencias ideológicas que año del desencadenamiento de la España), G. Celaya e I. M. Gil.
una «poesía impura». La Guerra separan a algunos de los inte­ Guerra Civil, se celebra el cuarto Otros temas comunes a los miem­
Civil acentúa la urgencia del com­ grantes de dicho grupo, se puede centenario de la muerte de Garci­ bros de esta generación son la
promiso (la casi totalidad del gru­ hablar de generación, no sólo por laso de la Vega, al que se suman rehumanización de la poesía (en
po se alinea a favor de la Repú­ las vivencias históricas comunes, poetas del 27 como Altolaguirre, consonancia con ciertos poetas
blica), que influye en las caracte­ sino también por las coinciden­ R. Alberti, Cernuda, etc., y repre­ del 27), la revalorización del sen­
rísticas de su producción literaria. cias en aspectos formales de su sentantes de la nueva generación, timiento, una vuelta a lo elemen­
Al terminar la contienda, el grupo creación literaria, así como por la como Rosales y Vivanco, G. Blei- tal humano (amor, vinculación a
se disgrega definitivamente: unos vuelta a determinados modelos berg, J. A. Muñoz Rojas y otros. la tierra, etc.) y una búsqueda de
parten al destierro (Salinas, Gui­ clásicos (Garcilaso, Quevedo) y M. Hernández escribe ese mismo valores primordiales con los que
llen, Alberti, Cernuda, Prados y por el influjo recibido de autores año su égloga en recuerdo de Gar­ dar sentido a una vida zarandea­
Altolaguirre), Lorca ha muerto, contemporáneos como Unamu- cilaso y El rayo que no cesa, obra da por circunstancias dramáticas
Aleixandre, G. Diego y D. Alonso no, A. Machado y algunos poetas en la que destaca, en lo formal, el que han generado en los más una
continúan en España y van a ser­ de la Generación del 27. dominio de la métrica clásica en conciencia desgarrada. Por otra
vir de puente entre las vanguar­ Las manifestaciones literarias ini­ sus veinticinco sonetos y en los parte, junto a los poetas mencio­
dias y las nuevas generaciones de ciales de este grupo generacional tercetos encadenados endecasíla­ nados, forman parte de esta ge­
poetas. En este sentido, Sombra se producen en una serie de re­ bos de la «Elegía» a R. Sijé. neración una serie de ensayistas
del paraíso (V. Aleixandre) e Hijos vistas, entre las que destacan Desde el punto de vista temático e investigadores entre los que
de la ira (D. Alonso), publicadas Nueva Revista (1929), publica­ y de las opciones ideológicas res­ cabe mencionar a J. A. Maravall,
en 1944, marcan la reaparición de da por L. Panero y J. A. Maravall; pectivas, la Generación del 36 E. Azcoaga, M. Zambrano, A. Sán­
este movimiento poético «rehu- Brújula (1934), dirigida por está integrada (o «escindida») chez Barbudo, R. Gullón, J. Ferra-
manizador» que «no cesó, sino R. Gullón e I. M. Gil; Hoja litera­ por dos grupos de poetas: uno, ter Mora, A. Rodríguez Moñino,
que precisamente se intensificó ria (1935), promovida por A. Sán­ en el que predominan los conte­ J. L. López Aranguren, P. Laín,
después de la sacudida trágica de chez Barbudo, A. Serrano Plaja y nidos de índole metafísica y reli­ J. Marías, etc.
1936 a 1939» (D. Alonso). Véanse: E. Azcoaga, etc. En 1935 aparece giosa y de corte intimista (L. Ro­ En cuanto a las influencias recibi­
CREACIONISMO, CUBISMO, DES­ el libro de L. Rosales Abril, consi­ sales, L. F. Vivanco, Leopoldo y das por los miembros de esa ge­
HUMANIZACION, FUTURISMO, derado como el primer exponen­ Juan Panero), a los que se vincu­ neración, sobresalen, entre los
NEOPOPULAR1SMO, POESÍA PURA, te de ciertos temas y rasgos for­ lan, por lo que respecta a la re­ clásicos, las de Garcilaso y Que­
SURREALISMO, ULTRAÍSMO y VAN­ males característicos de la nueva novación clasicista, G. Bleiberg, vedo; el influjo de este último es
GUARDISMO. generación: amor y relación ar­ J. A. Muñoz Rojas y D. Ridruejo, más patente en escritores como
GENERACION DELA INMEDIATA POSTGUERRA 216 217 GENERACIÓN DE LOS AÑOS CINCUENTA

M. Hernández, Serrano Plaja e camino del resurgimiento litera­ los cuarenta, de adoptar un nue­ vida del Madrid de postguerra de
I. M. Gil. Entre los contemporá­ rio por la obra de poetas (B. de vo «canto» al hombre «pidiendo La colmena constituyen una pri­
neos, son Unamuno y Machado Otero, G. Celaya, V. Crémer, paz, pidiendo patria, pidiendo mera muestra de algunas de las
los poetas con los que más conec­ J. Hierro), novelistas (C. J. Cela, aire verdadero» (J. A. Goytisolo). características de la futura nove­
tan los escritores jóvenes, que M. Delibes y G. Torrente Balles- Al igual que B. de Otero, conci­ la neorrealista y social de esta ge­
comparten la inquietud religiosa ter) y dramaturgos (A. Buero Va- ben la poesía como un arte de co­ neración del medio siglo. Hacia
y metafísica del primero (Vivan- llejo, A. Sastre) surgidos en la municación con «la inmensa ma­ 1954 parece consolidarse dicha
co, los Panero, etc.) y las preocu­ primera década de la postguerra, yoría», una poesía social en la que tendencia a través de las obras de
paciones cívicas y filosóficas del se va consolidando este impulso es evidente «su sentido ético, su J. Fernández Santos (Los bravos),
segundo. Del 27, Aleixandre y creador a lo largo de los años cin­ afán de justicia, su solidaridad I. Aldecoa (El fulgor y la sangre),
Neruda influyen especialmente cuenta, intensificando la línea de con el oprimido, su clamor con­ A. M.a Matute (Pequeño teatro),
en M. Hernández, así como en compromiso moral a través de la tra el opresor» (J. Hierro). Este J. Goytisolo (Juegos de manos)
los demás poetas que comparten nueva estética del objetivismo y contenido moral impone unas y, en 1956, con El Jarama, de
con él tina visión neorromántica del realismo social, que será im­ exigencias'temáticas y estéticas R. Sánchez Ferlosio, considerada
y humanizada de la poesía y una perante en la década del medio determinadas: atención priorita­ como obra modélica del grupo
peculiar sensibilidad hacia la siglo. ria a los problemas del hombre por sus técnicas narrativas: ob­
problemática sociopolítica. Des­ Los rasgos caracterizadores de dentro del contexto social y polí­ jetivismo, conductismo, trata­
de el punto de vista filosófico, el esta nueva generación se mani­ tico de la época, búsqueda de un miento del lenguaje, etc. En la
magisterio de Ortega y Gasset es fiestan de forma similar en los lenguaje sencillo, sin ornamen­ nómina de este grupo de narra­
fundamental en varios pensado­ diversos géneros. Así, p. e., en tos, un tono predominantemente dores hay que citar, aparte de los
res miembros de esta genera­ poesía, entre 1950 y 1955 van apa­ narrativo que, en ocasiones, deri­ ya mencionados, a López Salinas,
ción, como M. Zambrano, P. Laín, reciendo obras de J. M. Caballero va hacia el prosaísmo; en defini­ C. Martín Gaite, J. M. Caballero
J. Marías, Rodríguez Huesear, Bonald (Las adivinaciones, 1952), tiva, una estética de la sobriedad. Bonald, J. López Pacheco, D. Suei-
Aranguren y Ferrater Mora. C. Rodríguez (Don de la ebriedad, No obstante, en la trayectoria del ro, L. Goytisolo, J. García Hortela­
Generación de la inmedia­ 1953), J. A. Goytisolo (El retorno, grupo se advertirá un cambio no, J. Marsé, L. Martín Santos,
ta postguerra. (1939-1950.) 1955), J. A. Valente (A modo de progresivo hacia una mayor aten­ etc., a los que hay que añadir ex­
Véanse existencialismo, ge­ esperanza, 1955), etc., así como ción al lenguaje poético, como celentes cultivadores del relato
neración DE LOS AÑOS CIN­ las de otros poetas que escriben medio no sólo de comunicación, corto: J. Campos, M. Fraile, A. Za­
CUENTA, GENERACIONES DE LOS por esas fechas: A. González, sino también de «conocimiento» mora Vicente, R. Doménech,
SESENTA Y SETENTA, POESÍA SO­ A. Crespo, J. Gil de Biedma, (F. Grande, J. A. Valente, etc.). F. Grande, etc.
CIAL y TREMENDISMO. E. Cabañero, F. Brines, C. Saha- Por lo que respecta a la narrativa, También en el teatro surge un
Generación de los años cin­ gún y, algo más tarde, J. Marco y la década de los cincuenta se abre grupo de dramaturgos, a los que
cuenta. La llamada generación F. Grande. A este grupo pertene­ con tres novelas: La colmena, de se les ha asignado el rótulo de «ge­
del medio siglo o de los cincuen­ ce también C. Barral, aunque no C. J. Cela (1951), Las últimas ho­ neración realista», que, precedi­
ta está formada por un grupo de comparta algunos de los rasgos ras (1950), de J. Suárez Carreño, dos por A. Buero Vallejo y A. Sas­
escritores nacidos entre 1925 y la de esta poesía: abandono de la y La noria (1952), de L. Rome­ tre, estaría representada por
Guerra Civil, en la que no parti­ subjetividad y actitud testimo­ ro, que preanuncian un nuevo J. Martín Recuerda (La llanura,
ciparon y a la que evocan como nial. Los integrantes de este gru­ enfoque, tono y técnicas narrati­ 1954; Los pueblos del sur, 1956),
testigos críticos de sus consecuen­ po tienen conciencia, frente a la vas. El objetivismo y la implícita C. Muñiz (Elgrillo, 1957; El tinte­
cias deplorables. Preparado ya el poesía garcilasista y religiosa de presentación documental de la ro, 1961), J. M.a Rodríguez Mén­
GENERACIONES DELOS SESENTA Y SETENTA 218 219 GENERACIONES DE LOS SESENTA Y SETENTA

dez (Vagones de madera, 1959; Los Generaciones de los sesenta y ferrer, V. Molina Foix, G. Carne­ prima Montse, 1970), etc. En la
inocentes de la Moncloa, 1961), setenta. En el transcurso de los ro y A. M.a Moix. Sobre las carac­ experimentación de técnicas na­
L. Olmo (La camisa, 1962), etc. La años sesenta se advierte una reac­ terísticas intelectuales y estéticas rrativas surge una narrativa de
temática de estas obras se centra ción frente a la literatura testimo­ de esos poetas (oposición al rea­ corte intelectual, bajo la influen­
en las injustas condiciones de nial anterior, tanto en la crítica lismo anterior, conexión con las cia de Joyce, Kafka, Gide, etc., en
vida del proletariado y clase me­ (J. M. Castellet y C. Barral revisan vanguardias, experimentación la que figuran F. de Azúa (Las lec­
dia baja (su alienación, miseria y su posición anterior favorable a la formal, apertura a los mass-me- ciones de Jena, 1972), J. M. Guel-
discriminación social), la hipo­ literatura de compromiso) como dia, etc.), puede consultarse la benzu (El mercurio, 1968), J. Ma­
cresía social y moral de los repre­ en la misma creación literaria de entrada correspondiente a ★noví­ rías (Travesía del horizonte, 1972),
sentantes de la sociedad estable­ ciertos escritores, como L. Martín simos. Algunas de estas caracte­ V. Molina Foix (Museo provincial
cida y la desmitificación de su Santos (Tiempo de silencio, 1962), rísticas perviven en un grupo de de los horrores, 1970), etc. Deben
mundo de valores, etc. En lo rela­ J. Benet (Volverás a Región, 1968), poetas más jóvenes, cuya obra se citarse, además, las obras de
tivo a las formas dramáticas, pre­ e incluso en la de autores que ha­ desarrolla a partir de la década M. Vázquez Montalbán (Recor­
valecen el realismo y el neoexpre- bían militado anteriormente en de los setenta (M. R. Barnatán, dando a Dardé, 1969) y la serie
sionismo crítico, así como la farsa la narrativa testimonial, como A. Colinas, L. A. de Cuenca, L. A. del detective privado Pepe Car-
«popular» de tipo esperpéntico J. Goytisolo (Señas de identidad, de Villena, J. L. Giménez Frontín, valho (Yo maté a Kennedy, 1972;
(Valle-Inclán) o la tragedia gro­ 1966), J. Marsé (Últimas tardes J. L. Jover, J. Munárriz, J. Siles, La soledad del manager, 1972,
tesca derivada de C. Arniches, con Teresa, 1961), etc. En estos J. Talens, J. M. Ullán y otros), en etc.) y a F. Umbral, con sus relatos
con influencias de F. García Lorca escritores, lo mismo que en los algunos de los cuales se advierte sobre la vida social y cultural de la
y R. Alberti. Los protagonistas maestros de la postguerra, como una fuerte presencia de referen­ postguerra (La noche que llegué
son frecuentemente colectivos; el C. J. Cela (San Camilo 1936,1969), cias culturales y literarias y un re­ al Café Gijón, 1977) y de tono líri­
tono, amargo, pesimista y deses­ M. Delibes (Cinco horas con Mario, finamiento estético evidente. co: Mortal y rosa (1975). En la na­
peranzado; y el lenguaje, bronco, 1966) y G. Torrente Ballester (La En cuanto ala narrativa, Martín rrativa del exilio, en torno a los
directo, provocador, atento a re­ saga/fuga de J. B., 1972), se consta­ Santos trasciende el realismo so­ años sesenta surgen algunas de
crear las formas populares y la ex­ ta una experimentación formal, cial e inicia una nueva estética, las grandes novelas de F. Ayala
presión coloquial. Por otra parte, tanto en la composición de las tanto en los aspectos de compo­ (Muertes de perro, 1958, El fondo
en esta década de los cincuenta se obras como en el lenguaje. Estas sición (utilización del monólogo del vaso, 1962), Max Aub (La calle
inicia el teatro de raíz surrealista tentativas innovadoras se produ­ interior y de la narración en se­ de Valverde, 1961), R. J. Sender
de Arrabal (Picnic, El triciclo, El cen en los tres géneros literarios. gunda persona, etc.) como en el (La aventura equinoccial de Lope
laberinto, 1952 a 1957), al que si­ Por lo que atañe a la poesía, cultivo de la forma: riqueza de lé­ de Aguirre, 1964). Por otra parte,
gue la producción de su teatro J. M. Castellet publica en 1970 xico, sintaxis compleja y barro- la concesión de los premios Bi­
«pánico» (La princesa, 1957; La una antología con el título Nueve quizante, referencias literarias, blioteca Breve y Nadal a varios
primera comunión, 1958, etc.). novísimos, en la que figuran nue­ filosóficas e históricas, etc. En novelistas hispanoamericanos (La
Cabe recordar, igualmente, la co­ ve poetas nacidos entre 1936 y esta línea de renovación formal ciudad y los perros, de M. Vargas
media de tradición benaventina 1950 que serían los representan­ destacan igualmente J. Goytisolo Llosa, 1962; Tres tristes tigres, de
y de evasión en autores como tes de esta renovación producida (Reivindicación del Conde don G. Cabrera Infante, 1967; Cambio
A. Paso (Una bomba llamada desde mediados de los sesenta: Julián, 1970; Juan sin Tierra, de piel, de C. Fuentes, 1967; etc.)
Abelardo, 1953), J. Salom (El men­ M. Vázquez Montalbán, A. Mar­ 1975), J. Benet (Una meditación, promueve en los lectores españo­
saje, 1955), etc. Véanse: neo­ tínez Sarrión, J. M. Álvarez, 1970; Un viaje de invierno, 1972), les un interés por el nuevo realis­
rrealismo y realismo social. L. M. Panero, F. de Azúa, P. Gim- J. Marsé (La oscura historia de la mo mágico.
GÉNERO CHICO 220 221 GÉNEROS LITERARIOS

En el teatro se produce a lo largo po, se consolida un autor inde­ Vía, La verbena de la Paloma, La abarca desde Platón y Aristóte­
de la década de los sesenta y pri­ pendiente, A. Gala, cuya produc­ Revoltosa, Agua, azucarrillos y les hasta el neoclasicismo del si­
meros años setenta una reacción ción, caracterizada por un tono aguardiente, etc. Véanse: saine­ glo xvm), la etapa de oposición
similar frente a la «generación lírico, una reflexión sobre el senti­ te y zarzuela. crítica al clasicismo, iniciada con
realista» anterior por parte de un do de la vida y los valores huma­ Géneros literarios. Expresión la teoría romántica de los géneros
grupo de dramaturgos portado­ nos y cierta crítica social, consi­ con la que se denomina un mo­ (Estética de Hegel), y el período de
res de una nueva estética: J. Rui- gue una notable acogida del delo estructural que sirve como reelaboración de la mencionada
bal, A. Martínez Ballesteros, público con Los verdes campos del criterio de clasificación y agru­ teoría a partir del formalismo
J. M. Bellido, J. A. Castro, J. López Edén (1963), Los buenos días per­ pación de textos (atendiendo a ruso. Para un estudio preciso y
Mozo, M. Romero Esteo, M. Mar­ didos '(1972), Anillos para una las semejanzas de construcción, pormenorizado sobre la forma­
tínez Mediero, L. Matilla, A. Gar­ dama (1973), etc. Véanse: nove­ temática y modalidad de discur­ ción de esta teoría de los géneros
cía Pintado, J. Martín Elizondo, la HISTÓRICA, NOVELA POLICÍA­ so literario) y como marco de re­ literarios en las etapas menciona­
E Nieva, A. Miralles, L. Riaza, etc. CA, NOVÍSIMOS y TEATRO INDE­ ferencia y expectativas para es­ das y en los tratadistas más impor­
Las innovaciones aportadas por PENDIENTE. critores y público. El término tantes, puede verse la entrada co­
estos dramaturgos no atañen al Género chico. Expresión con la «género» (del griego genos: ori­ rrespondiente en el DTC, cuyas
contenido temático, sino a su tra­ que se designa un tipo de obra gen, especie, clase) se utiliza, des­ conclusiones se enuncian a conti­
tamiento (simbólico y alegórico) teatral, en un solo acto, a medio de la cultura clásica, como cate­ nuación: a) es innegable la persis­
y a la concepción del texto litera­ camino entre el sainete y la zar­ goría gramatical (referencia al tencia del concepto de género en
rio y su puesta en escena, para lo zuela: como el sainete, es una pie­ sexo) y lógica (definida por Aris­ todas las épocas de la historia y
que recogen elementos del *teatro za breve, de carácter popular y tóteles como «el atributo esencial crítica literarias, en las que ha ser­
de la crueldad (A. Artaud), “épico cómico, centrada en el trata­ aplicable a una pluralidad de co­ vido como criterio de clasifica­
(B. Brecht), del “absurdo (S. Bec- miento evasivo de costumbres de sas que difieren entre sí específi­ ción y de referencia ideal, tanto en
kett, E. Ionesco), teatro “pobre la época y en la recreación de ti­ camente»), Dicho término es uti­ el campo de la enseñanza como
(J. Grotowski) y, por supuesto, de pos peculiares (el hortera, el or­ lizado por Cicerón para designar en el de la recepción (editoriales,
la tradición nacional de la farsa y ganillero, el viejo verde, el chulo, una forma artística ideal que sir­ público) y creación; b) es cierto
del esperpento de Valle-Inclán. etc.), como ocurría con los anti­ ve de modelo en la elaboración que ha habido, desde el Romanti­
Aparte de los autores menciona­ guos pasos de Lope de Rueda en de textos: «cualquier asunto que cismo, autores que han negado la
dos surgen en el transcurso de los el siglo xvi o los sainetes de don se aborde con un método racio­ validez crítica de dicho concepto
años setenta diversos grupos de Ramón de la Cruz en el xvm; de nal debe tener como punto de re­ (B. Croce) o han apuntado su es­
actores, directores y dramaturgos la zarzuela imita el canto para al­ ferencia la última forma y la ima­ casa «fecundidad». No obstante,
que, al margen de la organiza­ gunas partes de la representa­ gen de su género» (Orator). en la crítica actual se acepta la va­
ción empresarial de las salas des­ ción. Este tipo de obras consigue La teoría de los géneros literarios lidez de dicha clasificación, enten­
tinadas al gran público, crean un una notable acogida del público a (origen y caracteres de los mis­ dida con carácter descriptivo,
«teatro independiente», sobrio en finales del siglo xix y comienzos mos, evolución, interrelación y como una «institución» que posi­
medios pero original, y abierto a del xx,..con autores como R. de número) cuenta con una larga tra­ bilita unos «tipos de organización
jóvenes, intelectuales y ambientes la Vega, J. López Silva y C. Arni- dición en la cultura occidental. o estructura específicamente lite­
populares: Els Joglars, Els Come- ches y músicos como R. Chapí, Pueden distinguirse tres etapas rarios» (R. Vellek y A. Warren);
diants, Tábano, Los goliardos, Di­ F. Chueca y T. Bretón. Entre las fundamentales en el surgimiento c) los géneros se han entendido
tirambo, Aquelarre, La Cuadra, obras del género chico más so­ y desarrollo de dicha teoría: la co­ desde la etapa grecolatina en dos
Corral de Comedias, etc. Al tiem­ bresalientes cabe citar La Gran nocida como etapa clásica (que acepciones: como géneros teóricos
GÉNEROS LITERARIOS 222 223 GLOSA

(los «modos» de relato en Platón) obras dentro de un género se basa YO, ÉPICA, LÍRICA, MIMESIS, PARE- con lenguas de la India. La pre­
y como géneros históricos o reali­ en su «afinidad genérica», que se M1OLOGÍA, PERIODISMO, POESÍA, sencia de gitanismos es una ca­
zaciones concretas de esos mode­ concreta no en la mera similitud POÉTICA, TEATRO y TRAGEDIA. racterística del llamado «flamen-
los o «tipos»: epopeya, tragedia, argumental o temática, sino en Germanía. Término de origen quismo», entendido como influjo
comedia, etc. En la crítica actual el «reconocimiento de funciones latino (germanus: hermano) con cultural de lo gitano-andaluz en
prevalece la tendencia a concebir análogas», dispuestas según un el que se designa el lenguaje de las formas del lenguaje y en los
los géneros en esta acepción histó- «cierto orden y tensión mutua» y ciertos grupos marginales de la modos de conducta de determi­
rico-descriptiva; d) desde esta que, en el plano del contenido, es­ sociedad del Siglo de Oro, consti­ nados grupos de la sociedad es­
concepción, el género puede defi­ tán desempeñadas por «ciertos tuidos por gentes del hampa: pi­ pañola, que en el siglo xvm llega,
nirse como un conjunto indivisi­ elementos significativos (perso­ caros, prostitutas, delincuentes, incluso, a ciertos representantes
ble de rasgos de composición que najes, lugares de acción, orienta­ rufianes, etc. de la nobleza, según apunta Jove-
atañen a la forma, estructura, te­ ciones afectivas, etc.) que, aunque A este lenguaje marginal se le re­ llanos en la Sátira II a Arnesto.
mática, modos y tono, elementos puedan ser diversos en las distin­ conoce, además, con los nombres Este influjo va en aumento a lo
que lo constituyen como modelo tas obras del género, «permiten su de «jerga» y «jerigonza». Véanse: largo del siglo xix y llega a con­
estructural imitable y como nor­ reducción a unas pocas categorías JÁCARA, JERGA y JERIGONZA. vertirse en moda durante la Res­
ma histórico-literaria, que sirve funcionales bien diferenciadas» Gesto. Movimiento del cuerpo tauración. Ecos de esta presencia
de punto de mira a los escritores (E Lázaro Carreter); g) entre los a través del cual una persona de lo gitano llegan a la literatura a
y de horizonte de expectativas al rasgos del género, en su realiza­ manifiesta o exterioriza un con­ través de dos grandes artistas del
público lector; e) en la historia de ción histórica, figura su carácter tenido interior de la conciencia lenguaje: Valle-Inclán y Arniches.
la crítica literaria, aparte de los gé­ evolutivo, el posible hibridismo (sentimiento, actitud, estado de Glosa. Término de origen latino
neros históricos, se habla también (p. e., la novela dialogada), el plu­ ánimo, etc.) a un interlocutor o (glosa: palabra oscura que nece­
de unos «géneros naturales» (épi­ ralismo o coexistencia de géneros espectador. En el teatro, donde sita ser interpretada) con el que
co, lírico y dramático), que res­ en un mismo texto (p. e., en el el gesto constituye un elemento se designa una composición poé­
ponderían a la triple modalidad Quijote aparecen poemas, discur­ esencial, los actores tratan de re­ tica formada por una estrofa ini­
de emisión o actitud del emisor en sos, novelas intercaladas, cartas), producir los comportamientos y cial (una redondilla, un estribillo
la comunicación literaria (la enun­ etc.; h) en cuanto al número de gé­ sentimientos de sus personajes a popular, etc.), en la que se formula
ciación, correspondiente a la líri­ neros, desde el período clásico ha través de unos gestos perfecta­ el tema, seguida de una serie de
ca, la representación, a la dramá­ sido constante la alusión a tres mente inteligibles por los espec­ estrofas (décimas, coplas castella­
tica, y la narración o modalidad modalidades: épica (con sus for­ tadores. Algunos críticos y direc­ nas, octavas italianas, liras, etc.)
expresiva mixta, a la epopeya y a la mas genéricas épico-narrativas: tores de teatro (p. e., Meyerhold) en las que se «glosa», comenta o
novela) y a las tres maneras funda­ epopeya, saga, leyenda, cantar de utilizan el término latino gestas interpreta dicho tema. La estruc­
mentales de participación del re­ gesta, novela, cuento, etc.), lírica para significar la actitud funda­ tura métrica más frecuente en este
ceptor en esa comunicación litera­ (elegía, égloga, oda, epitalamio, mental de un personaje, como tipo de poemas es la que está for­
ria (identificación, o simpatía con etc.) y dramática (tragedia, come­ «congelada» en forma de «postu­ mada por una redondilla (el texto
las emociones y sentimientos del dia, drama, farsa, entremés, etc.), ra». Véanse: actor, declama­ que va a ser glosado) y cuatro dé­
emisor -lírica-, conmoción trági­ a las que se une, desde Quintilia- ción, DIRECTOR DE ESCENA y cimas, en las que se comenta el
ca o cómica -dramática- y admi­ no, la didáctica (diálogo, trata­ TEATRO POBRE. tema enunciado en aquélla; el ver­
ración ante lo narrado y la forma do, ensayo, artículo, refrán, etc.). Gitanismo. Palabra o giro per­ so final de cada décima es, sucesi­
de contarlo -epopeya y novela-); Véanse: clasificación litera­ teneciente al idioma que hablan vamente, uno de los de la redon­
f) la inclusión de determinadas ria, COMEDIA, DIDÁCTICA, ENSA­ los gitanos, el caló, emparentado dilla. Véase: mote.
GLOSEMÁTICA 224 225 GRACIOSO

Glosemática. Véanse conno­ tras el fuego es la primera colec­ sas partes de Europa: en Alema­ ludo, bellísima) o el himno euca-
tación, CONTENIDO y ESTRUC- ción castellana de refranes, a la nia (los Carmina Burana, el «Ar- rístico Pange lingua, para cantar
TURALISMO. que seguirán las de Blasco de Ga- chipoeta» de Colonia), Inglaterra las glorias de la amada. Otros te­
Gnómica. Término de origen ray, P. Valdés, Hernán Núñez, (Cancionero de Cambridge), Fran­ mas frecuentes son: la primavera,
griego (de gnome: pensamiento, Mal Lara, Sebastián de Horozco y cia (texto manuscrito de Char- la taberna, la fortuna y, sobre
sentencia) aplicado a un tipo Correas, que atestiguan el interés lons-sur-Marne) y España (el todo, el amor, del que surgen
de literatura didáctica en la que de unjpúblico lector por esta lite­ manuscrito de Ripoll, Carmina múltiples canciones.
se incluyen aforismos, refranes, ratura aforística, que tanta cabi­ Rivipullensia, Garcineida y cier­ Gongorismo. Véase cultera­
proverbios y sentencias que ex­ da tiene en obras como La Celes­ tos poemas del Libro de Buen nismo.
presan ejemplos y modelos rela­ tina, el Lazarillo o el Quijote. En Amor). Gozo. Término derivado del la­
cionados con la conducta moral la época contemporánea la poe­ En lo que se refiere a la temática, tino gaudio, con el que se designa
del hombre. Este tipo de literatu­ sía gnómica y didáctica encuen­ uno de los tópicos recogidos por un tipo de poema religioso dedi­
ra gnómica fue cultivado en Gre­ tra un egregio cultivador en este grupo de poetas es el *carpe cado a la Virgen en el que se evo­
cia y Roma: de Hesíodo (Los tra­ A. Machado, que inserta «Pro­ diem, con' su correspondiente can ciertos episodios de su vida,
bajos y los illas) y de Homero verbios y cantares» y «Parábolas» exaltación de los placeres que ha­ relacionados con la de Cristo, su
arranca esta tradición, seguida, en Campos de Castilla. Véanse: cen amable la vida, tan corta: el Hijo, que fueron para Ella moti­
entre otros, por el comediógrafo PROVERBIO y REFRAN. amor (un erotismo exuberante), vo de alegría y satisfacción «go­
Menandro. En Roma circulaban Goliardo. Denominación, de el vino, el juego, el ocio divertido, zosa». Se han relacionado estos
colecciones de aforismos de estos procedencia dudosa (se han su­ la comida (elogio de la gula). poemas con ciertas composicio­
escritores griegos a las que se gerido, como posible origen eti­ Otro tema es el tópico medieval nes del latín medieval, los gaudia,
añadían sentencias de autores la­ mológico, los términos gula y del Contemptus mundi (despre­ término que respondería a la fór­
tinos, como Virgilio. La literatu­ Golías, obispo legendario que los cio del mundo), idea socorrida mula de saludo («ave», «salve» o
ra gnómica española, y, en con­ goliardos imaginaban su antepa­ en los sermones y tratados ascé­ gaude, en versión de jaire, del
creto, la medieval, se nutre, más sado), con la que se alude a un ticos de la época y que ellos rela­ evangelio griego) con la que el
que de esta tradición grecolatina, grupo de poetas medievales, es­ cionan con el mencionado tema ángel Gabriel se habría dirigi­
de otras dos fuentes que han ejer­ tudiantes y clérigos que han de­ del carpe diem: puesto que los do a María en el momento de la
cido gran influencia en ella: la li­ jado una obra, generalmente bienes de esta tierra son perece­ «anunciación» (de su materni­
teratura árabe y la hebrea (los anónima, versificada en latín y deros, han de ser aprovechados dad), acontecimiento que, preci­
libros sapienciales de la Biblia, en estrofas destinadas al canto. antes de que sea tarde. Pero el samente, habría constituido su
uno de los cuales se titula Prover­ Los poemas más conocidos de tema preferido de estos poetas primer «gozo». Entre los textos
bios), de las que han quedado este grupo de clérigos goliardes­ clérigos es el de la crítica de las que aparecen con esta denomina­
ejemplos en Juan Ruiz (refranes y cos son los Carmina Burana. Este instituciones eclesiásticas: así, la ción en la literatura española des­
sentencias) y, sobre todo, en Sem tipo de poetas surge en los si­ utilización lúdica, y a veces bur­ tacan dos poemas de Juan Ruiz,
Tob de Carrión, cuyos Proverbios glos xii y xiii en facultades uni­ lesca, de temas religiosos, de re­ titulados «Gozos de Santa María».
inórales contienen un fondo que versitarias de artes y en ambien­ ferencias bíblicas y litúrgicas, Gracioso. Personaje-tipo del
procede de dichas fuentes y de tes eclesiásticos: en sus poemas profanadas y aplicadas al goce teatro nacional del Siglo de Oro
la propia experiencia del autor. A aparecen frecuentes alusiones y divertido de las realidades huma­ cuya función básica es la de servir
esta obra de Sem Tob alude el citas de Horacio, Ovidio y textos nas. En este sentido, emplean, de confidente del galán y de inter­
marqués de Santillana, cuyo li­ de la liturgia cristiana. Hay testi­ p. e., fórmulas de glorificación de mediario entre la escena y el pú­
bro Refranes que dicen las viejas monios de su existencia en diver­ la Virgen (Avefermosisima: te sa­ blico. Como rasgos caracteriza-
GRADACIÓN 226 227 GROTESCO

dores de este personaje-tipo so­ satisface el objetivo primario del - «Las espigas hacen cosquillas mador de la realidad mediante
bresalen su deseo de bienestar «sediento»); a partir de ese mo­ al viento». «una exageración premeditada,
(descanso, gusto por el vino y la mento se inicia la gradación des­ una reconstrucción desfigurada
buena comida), la huida del ries­ cendente. Véanse: ANTiCLÍMAxy A propósito de las posibles fuen­ de la naturaleza, una unión de los
go, el sentido del humor, la bús­ CLÍMAX. tes en las que pudo haberse inspi­ objetos imposible tanto en la na­
queda del amor (se enamora y se Gramática del texto. Véanse rado, el mismo Gómez de la Ser­ turaleza como en nuestra expe­
desenamora al mismo tiempo que LINGÜÍSTICA DEL TEXTO y TEX­ na advierte que una forma de riencia cotidiana» (M. Bajtin).
su señor), el pragmatismo y la fi­ TO.
escritura análoga se encuentra Entre los subgéneros literarios
delidad. Junto a estos rasgos apa­ Greguería. Término que signi­ ya en algún texto grecolatino más frecuentemente utilizados
rece otro de mayor trascendencia: fica «lenguaje incomprensible», (p. e., en Luciano de Samosata: en la deformación grotesca de
el de complemento del galán (para elegido por R. Gómez de la Serna «Cuando graniza en la tierra es la realidad (ya se trate de seres
dar una visión contrapuesta de la para denominar un tipo de com­ que tiemblan las vides de la humanos, instituciones, valores,
realidad y, en ocasiones, comple­ posición literaria creado por él Luna»), en Shakespeare, Queve­ etc.) figuran la caricatura, la far­
mentaria) y, en alguna obra, el de en el que se combinan la agudeza do, V. Hugo, etc. También alude a sa, la parodia burlesca, etc., cuya
voz enunciadora de una moral conceptual, la expresión metafó­ posibles analogías con el *haiku finalidad puede ser el mero goce
universal, en contraste con los rica y el sentido del humor. Di­ japonéso con la kasida árabe, e estético provocador de la risa o
presupuestos de la conducta de cho escritor la define como una igualmente con ciertas técnicas también la crítica de carácter
aquél, función análoga a la del síntesis de metáfora y humor, y vanguardistas en la creación de moral, político, etc. Esta catego­
coro en el teatro griego. también como «el atrevimiento imágenes y metáforas. En este ría estética fue tomada en consi­
Gradación. Es la presentación de definir lo indefinible». Por su sentido, algunos versos de G. Die­ deración especialmente por los
progresiva y escalonada de una parte, G. Torrente Ballester la in­ go («La guitarra es un pozo / con románticos (V. Hugo, T. Gautier,
serie de elementos interrelaciona­ terpreta como «el resultado de viento en vez de agua») y de Rivas etc.), para quienes el arte, lo mis­
dos que siguen un orden ascen­ una intuición que adivina la sin­ Panedas («Los espejos son lagos / mo que la naturaleza, debe repre­
dente (cuando van en dirección gularidad absoluta de los objetos puestos en pie») hacen pensar en sentar tanto lo bello como lo feo y
del clímax, momento culminante y la expresa en un aforismo por la greguería. Véanse: aforismo, lo deforme.
que responde a la máxima ten­ medio de una comparación, de COMPARACION, HAIKU y METÁ­ En la sociedad contemporánea,
sión del relato o de la enumera­ una imagen o de una metáfora FORA. marcada por la irrupción de fuer­
ción) o descendente (cuando deri­ sustantiva o adjetiva, destacando Grotesco. Término derivado del zas irracionales que han llevado a
van hacia el anticlímax). Ejemplo: ante todo el matiz humorístico italianogrottesco (degrotta: gruta, una situación de caos y de muer­
del objeto». Ejemplos: cueva), aplicado a ciertas figuras te provocados por dos guerras
Porque allí llego sediento, caprichosas o extravagantes (qui­ mundiales, la utilización de lo
pido vino de lo nuevo, - «De la nieve caída en los lagos meras, hombres con cuerpo de grotesco pasa de ser un mero ar­
mídenlo, dénmelo, bebo, nacen los cisnes». animal, etc.) encontradas en las tificio estético-literario a conver­
págolo y voyme contento». - «El rayo es una especie de sa­ pinturas de monumentos roma­ tirse en una concepción sobre la
cacorchos encolerizado». nos excavados en la época re­ vida y en una especie de radio­
(Baltazar de Alcázar) - «Al cerrar una puerta coge­ nacentista. Con dicho término grafía déla sociedad. En este sen­
mos los dedos al silencio». se ha designado posteriormente tido debe entenderse la presencia
En este ejemplo se percibe una - «El arco iris es la cinta que se una categoría estética y literaria reiterada de dicha estética en de­
gradación que llega a su punto pone la naturaleza después de con la que se alude a un tipo de terminados movimientos de van­
culminante en «bebo» (donde se haberse lavado la cabeza». descripción o tratamiento defor­ guardia como el *dadaísmo y el
GRUPO FÓNICO 228 229 GUIRNALDILLA O ESCALERUELA

“expresionismo, en el teatro “épi­ en este tipo de representación y así hasta el final, formando una Vicio jamás heridos de su flecha,
co, en el “esperpento valleincla- dramática, como Polichinelle, Pie- rima en escalera, de forma que estrecha aquí su rigurosa estrella-,
nesco, en el teatro del “absurdo, rrot y Dame Cigogne, en Francia. coincidan las rimas finales de los también sella la rara hermosura
etc. Véanse: absurdo, carica­ En el Siglo de Oro español hay últimos versos. Constituye, por que vio natura, en único dechado.
tura, ESPERPENTO, EXPRESIONIS­ constancia de este teatro de ma­ tanto, una de las varias posibili­ Aquí Amor ha juntado sus tro-
MO, FARSA, PARODIA y SÁTIRA. rionetas, y de ello deja un testi­ dades de jugar con la rima inter­ [pheos
Grupo fónico. Es la parte del monio Cervantes en el Quijote, na (encadenada o enlazada, leo­ yen los dichosos Elíseos pone
discurso que se encuentra com­ en el episodio del retablo de Mae- nina, etc.). Ejemplo: las almas que en mayor deidad
prendida entre dos pausas, al ar­ se Pedro (II, 25 y 26). En la etapa [traspone».
ticular el enunciado. En el len­ contemporánea este tipo de tea­ «Dos amantes más firmes que
guaje versificado, el grupo fónico tro se reserva fundamentalmente [Cupido (Agustín deTejadayPáez)
se corresponde con el verso, aun para un público infantil. Precisa­
en el caso de que exista encabal­ mente para ese público compuso
gamiento y a pesar de la no coin­ F. García Lorca Los títeres de Ca­
cidencia entre la pausa versal y la chiporra («Farsa guiñolesca...») y
que se exigiría por razones de Retablillo de don Cristóbal («Far­
unidad sintáctica. sa para guiñol»).
Guiñol. Nombre de un persona­ Guión. Término utilizado pri­
je popular del teatro de marione­ mordialmente en el cine para de­
tas que se hizo famoso en la ciu­ signar, el texto que sirve de base a
dad de Lyon, donde L. Mourget un director en la realización de
creó, a finales del siglo xvm, el una película, en el que están re­
primer teatro de Guignol, a imi­ cogidos los diálogos, planos, se­
tación del cual surgieron poste­ cuencias y demás orientaciones
riormente otros en Lyon y di­ técnicas para el «rodaje» del fil­
versas ciudades de Europa. La pe­ me. El uso de dicho término se ha
culiaridad de esta forma de tea­ extendido a otro tipo de espectá­
tro es que los muñecos mueven culos sin texto fijo y que se han
sus brazos y busto, accionados de acomodar con elasticidad a un
no por hilos, como en el de ma­ esquema previo, al que se deno­
rionetas, sino por las manos de mina también guión.
un artista oculto bajo el elevado Guirnaldilla o escaleruela.
soporte sobre el cual está situado Es una ingeniosa estrofa de ocho
el escenario abierto al público. El versos endecasílabos, de rima in­
guiñol es, pues, una variante del terna, en la que el final del primer
teatro de marionetas. Tuvo un verso rima con las dos primeras
gran florecimiento en la Europa sílabas del segundo, el final de
medieval y en el Renacimiento, éste con las sílabas segunda y ter­
época en la que surgen los nom­ cera del tercero; éste, a su vez,
bres de personajes consagrados con la tercera y cuarta del cuarto,
231 HAIKU

taoísmo, confucionismo y budis­ haiku se percibe una profunda

H mo zen.
Se ha definido el haiku como una
especie de satori o iluminación
por la que se produce una visión
admiración y cuidado por la na­
turaleza, cuya vida hay que respe­
tar y vivificar en el plano del arte.
Véase, como ejemplo, este haiku
instantánea e intuitiva de la reali­ de Bashoo:
dad, al sobrevenir una imagen
profundamente sentida, en la que Furuike/ya
se refleja, como en un espejo, kawazu / tobikomu
la íntima realidad de las cosas. mizu/no/oto.
Cuando esa experiencia logra
fundirse en una forma expresiva «Viejo estanque/:
adecuada es cuando se realiza el rana / zambullirse
haiku, capaz de provocar en la agua / (= posesor) / ruido».
mente del lector la verdadera ima­
Hagiografía. Término proce­ Haikai o hai-kai. Véase HAI­ gen de la naturaleza. El fin del hai­ «Un viejo estanque; / al zambu­
dente del griego (hagios: santo, y KU. ku no es reflejar simplemente la llirse una rana, / ruido del agua.»
grafía: escrito) aplicado a aque­ Haiku. Término japonés forma­ belleza de las cosas, sino su signi­
(Trad. de F. Rodríguez-Izquierdo)
llas obras en las que se relatan vi­ do por el cruce de dos palabras, ficado profundo, su valor simbó­
das de santos, ya sea en prosa o haikai y hokku, con el que, desde lico: el poeta percibe e interpreta
en verso, en narrativa o en teatro. Shiki Masaoka (1867-1902), se los objetos naturales como sím­ Entre los rasgos estilísticos de
La Vida de San Antonio Abad, es­ denomina un breve poema for­ bolos de estados anímicos o de esta modalidad poética, destacan
crita en griego por San Atanasio mado por diecisiete sílabas, dis­ otras realidades personales: p. e., la sobriedad, contención, senci­
hacia el año 357, es el texto ha- tribuidas en tres versos (5-7-5 sí­ el cerezo, cuya flor cae sin haberse llez y naturalidad, que implica el
giográfico más antiguo. De las labas), que constituye una forma marchitado, simboliza el amor de uso del lenguaje cotidiano pero
recopilaciones de santos poste­ de expresión poética popular y los samuráis, el pino es símbolo liberado de toda vulgaridad y
riores destacan dos obras del si­ característica de la literatura ja­ de vitalidad y longevidad, etc. En descuido.
glo xm: el Speculum Historíale, ponesa. Históricamente, el haiku cuanto al tono, el haiku puede ser A finales del siglo xix y comien­
de Vicente de Beauvais, y la Le­ encuentra su configuración defi­ grave o ligero, religioso o satírico, zos del xx, este tipo de poesía es
yenda áurea, de Jacobo de Vorá­ nitiva en la obra de quien es con­ triste o humorístico, etc. Y, desde conocido en Occidente gracias a
gine. Este tipo de escritos abunda siderado como el mayor poeta el punto de vista de los conteni­ las primeras traducciones al in
en la literatura española durante japonés: Matsuo Bashoo (1644- dos, se advierte un claro predomi­ glés, francés, español, etc. El co­
la Edad Media (Vida de Santa 1694). Sin embargo, dicha com­ nio del tema de la naturaleza (son nocimiento de esta poesía entre
María Egipciaca, asimismo del posición está relacionada, en escasas las descripciones de emo­ los hablantes de español se debe,
s. xm, Vida de Santo Domingo de cuanto a su estructura métrica y ciones amorosas), vista desde la inicialmente, al poeta mexicano
Silos, de Berceo, etc.) yen el Siglo rasgos expresivos, con formas óptica de una estación del año J. J. Tablada, que visitó Japón en
de Oro: Vida de Santa Teresa poéticas anteriores, como el ka- (p. e., el ciruelo o el ruiseñor se 1900, y, entusiasmado por este
de Jesús, de D. de Yepes, Vida de tauta, y, en cuanto a su sentido y evocan en referencia a la primave­ tipo de poemas, compuso una
Santo Tomás de Villanueva, de temas, con la tradición cultural ra) en la que se sitúan las distintas serie de ellos, a la que pertenece
F. de Quevedo, etc. y religiosa representada por el plantas, animales y objetos. En el el siguiente ejemplo:

230
HAMARTÍA 232 233 HELENISMO

«Jirones de espuma una representación espontánea mónides, etc., y de colaboradores que no sean de procedencia bí­
de las olas rotas de un acontecimiento vivido o en las escuelas de traductores, blica. Véanse: ALJAMIADO, ERAS-
tórnanse gaviotas». improvisado y, en todo caso, sin p. e., la de Toledo, al tiempo que MISMO, JARCHA, ROMANCERO,
texto previo. Se ha afirmado que participan en la creación literaria SALMO y SEFARDÍ.
Entre los poetas hispanoameri­ el happening es la respuesta ame­ en el primitivo romance poetas Helenismo. Término polisémi-
canos cultivadores de haiku fi­ ricana a los aspectos más radi­ como Abraham Ibhn Ezra, Jehu- co con el que se alude, por una
guran C. Pellicer, J. Gorostiza, cales de la vanguardia y, en da Halevi, Don Todros Halevi parte, a las formas de expresión y
O. Paz, etc. concreto, del dadaísmo y el su­ Abulafia, etc., autores de jarchas. construcciones peculiares de la
Hamartía. Palabra griega (amar- rrealismo. Esta experiencia tea­ Esta participación continúa en el lengua griega, así como a la pre­
tía: error, desvío) con la que se de­ tral pone al servicio de la repre­ transcurso de la Edad Media y en sencia de dichas construcciones y
signa, en la tragedia clásica, el sentación escénica unos recursos el Siglo de Oro con escritores tan léxico griego en otros idiomas, y,
error cometido por el héroe, cuya estéticos derivados de otras mo­ notables como Dom Sem Tob, por otra, al influjo que la cultura
conducta pone en marcha un pro­ dalidades artísticas, como el mi­ Fernando de Rojas, Mateo Ale­ helénica ha ejercido en distintas
ceso que le conducirá a su perdi­ mo, la danza, la música, el cine, mán, etc. Al igual que estos escri­ civilizaciones. Se ha afirmado,
ción: es el desenlace fatal de la etc., y otros medios ofrecidos por tores, los miembros de la comu­ con razón, que Grecia ocupa en la
«catástrofe». Véase:trágico. la moderna tecnología. El happe- nidad hebrea sentían una íntima historia de las civilizaciones una
Hápax o hapaxlegómeno. He­ ning influirá en ciertos grupos vinculación a la cultura hispana, posición «singular» en lo que se
lenismos (hapax: una sola vez, y americanos como The Living de la que formaban parte; lo cual refiere a realizaciones artísticas
legonienon: lo que se dice) con los Theatre, Open Theatre, Bread and explica que, al ser expulsados de religiosas y políticas, y que la «cul­
que se denomina una palabra, Puppet y en diferentes grupos España por los Reyes Católicos, tura», en rigor, «no comienza
expresión o construcción que europeos de teatro experimental. se llevaran consigo, junto a la len­ antes de los griegos» (W. Jaeger).
aparece una sola vez en la lengua Hebraísmo. Término con el gua, un acerbo literario del que Esta cultura aporta una nueva
de un autor, escuela, obra litera­ que se alude, especialmente, a la son un testimonio las canciones concepción del hombre (valorado
ria, etc. P. e., en el Lazarillo de presencia de léxico, construccio­ y romances mantenidos durante como individuo y como miembro
Torines se documenta una sola nes y giros propios de la lengua siglos por tradición oral. de la sociedad) y del mundo, en­
vez la palabra «trebajando» o hebrea en otra lengua, en este Un medio fundamental de in­ tendido bajo las ideas de «cos­
«trebejando» (en las ediciones de caso el español. La influencia de fluencia del pensamiento hebreo mos» y de «naturaleza», como un
Amberes y Alcalá), con el sentido la cultura hebrea en la española en la literatura hispánica ha sido todo ordenado en el que cada cosa
de juguetear, o la expresión «tan­ es importante, debido a la convi­ la Biblia, fuente de inspiración en ocupa una posición determinada
to por contadero» (con cuenta­ vencia, prolongada durante si­ el tratamiento de determinados y adquiere un sentido. En la mis­
gotas). glos, ele una amplia comunidad temas religiosos, didáctico-mo- ma línea, aparece un nuevo con­
Happening. Término de origen judía en distintas poblaciones es­ rales, ascéticos, etc., p. e., en la li­ cepto del Estado, en el que la pai-
inglés (to liappen: suceder, ocu­ pañolas (Toledo, Córdoba, Gra­ teratura ascética y mística del deia aborda la educación del niño
rrir) aplicado a un tipo de nada, etc.) hasta su expulsión en Siglo de Oro, en las comedias y desde esa concepción del hombre,
espectáculo teatral realizado al 1492. En el transcurso de esa con­ autos sacramentales, etc. En este concorde con los ideales marca­
margen de los esquemas conven­ vivencia, los judíos realizan valio­ sentido, no deja de ser significati­ dos por la comunidad. Todas las
cionales, en salas reducidas, o en sas aportaciones de tipo científico vo el hecho de que, a pesar de la actividades educativas están pen­
un café, y en medio del público, al y filosófico a la cultura española larga permanencia de la comuni­ sadas en relación con este ideal cí­
que se le invita a participar junta­ a través de pensadores como Avi- dad judía en España, apenas han vico-humanista: la gimnasia y la
mente con los actores. Se trata de cebrón, Bahya Ibn Paquda, Mai- pasado al español hebraísmos medicina (al servicio de cuerpos
HEMISTIQUIO 234 235 HERMENÉUTICA

vigorosos y de mentes sanas), la so; por ello no se produce *sina- sílabas 1.a, 4.a, 7.a, 10.a, 13.a y 16.a jarchas, en los hemistiquios de
retórica, la filosofía (especialmen­ lefa (entre la vocal final del pri­ («ínclitas razas ubérrimas, sangre los cantares de gesta y en la cua­
te la ética, tan importante en Só­ mer hemistiquio y la vocal inicial de Hispania fecunda», Rubén Da­ derna vía, y pervive hasta el si­
crates, Platón, Aristóteles y los es­ del segundo) en el interior de un río); la segunda es la del verso glo xx en numerosos poemas de
toicos), la política, la matemática, verso separado por dicha cesura. compuesto por dos hemistiquios: Lorca, Guillén, Alberti, etc.; figu­
el arte y la música, etc. En cuanto a En el cómputo silábico, a partir uno heptasílabo y otro decasílabo. ra en cuartetas, redondillas, liras,
la literatura, era considerada en la del último acento de cada hemis­ Los acentos van en la 2.a, 6.a, 9.a, romances, etc.
polis griega como el medio más tiquio sólo se cuenta una sílaba, 12.a y 15.a («En busca de quietud / Hermenéutica. Término de ori­
importante en el desarrollo de además de la acentuada. Gene­ bajé al fresco y callado jardín...», gen griego (ermeneia: explicación;
esta paideia. Por otra parte, en ralmente los hemistiquios tienen Rubén Darío); la tercera presenta errneneutike techne: arte de la in­
Grecia surgieron los principales el mismo número de sílabas; sin un verso formado por un heptasí­ terpretación) con el que se desig­
géneros literarios desarrollados embargo, en la épica medieval, labo y dos pentasílabos, sin acen­ na un método de interpretación
en la cultura occidental: épica tanto el número de sílabas de tuación regular en sílabas fijas de textos, y también una teoría fi­
(Homero, Hesíodo), lírica (amo­ cada verso (en el Cantar de Mió («Dios salve al rey del verso / que losófica contemporánea (abierta
rosa, con los epitalamios de Safo; Cid oscilan entre 10 y 20 sílabas) con su canto/ de bronce impera», a la crítica literaria), de la que el
elegiaca, con Calino, Teognis, etc; como el de cada hemistiquio José Santos Chocano). francés P. Ricoeur y el alemán
la oda, con Alceo, Píndaro, etc.), es irregular. Al contrario, en las Heptasílabo. Verso de siete sí­ H. G. Gadamer son los represen­
dramática (tragedias de Esquilo, obras del Mester de Clerecía (Ber- labas. En la métrica española se tantes más conocidos y cuyos
Sófocles y Eurípides; comedia de ceo, Libro de Alexandre, Libro de producen diferentes tipos de hep­ precursores inmediatos serían
Aristófanes y Menandro) y didác­ Apolonio) se utiliza el verso ale­ tasílabo, según la diversa posición W. Dilthey, E. Husserl y M. Hei-
tica (fábulas de Esopo, oratoria de jandrino con gran regularidad: de sus acentos rítmicos internos. degger. Para Ricoeur, la herme­
Demóstenes, historia de Herodo- 14 sílabas divididas en dos he­ De todas formas, lleva siempre néutica, entendida como meto­
to, Tucídides, etc.) mistiquios de 7-7. Ejemplo: acento en la sexta sílaba. Los dología de interpretación de
La lengua griega se convierte en tipos más frecuentes en que se textos, se remonta a la exégesis bí­
vehículo transmisor de esta cul­ «Avié y grand abondo / de bue- presenta el heptasílabo son el blica y a la explicación de mitos y
tura a las distintas lenguas. En lo [nas arboledas, dactilico, con acentos en 3.a y 6.a oráculos en la antigua Grecia. Sin
que se refiere al español, en el milgranos e figueras, / peros e sílabas («Eres puro elemento», embargo, el surgimiento de la
transcurso de su historia se han [manzanedas, Jorge Guillén); el trocaico, que hermenéutica, como disciplina fi­
ido incorporando diversos hele­ e muchas otras fructas / de diver­ lleva acentos en 2.a, 4.a y 6.a («El losófica, se debe, especialmente, a
nismos por diferentes caminos. jas monedas, humo al cielo sube», Manuel Ma­ W. Dilthey, que en un ensayo de
Se han documentado «más de Mas non avié ningunas / podrí- chado); el heptasílabo mixto: con 1909 (El nacimiento de la herme­
17.000 vocablos españoles deri­ idas nin azedas». acentos en 1.a, 4.a y 6.a («Madre néutica), la concibe como un in­
vados del griego» (C. Eseverri (Berceo) del alma mía», Salvador Rueda); tento de búsqueda, en una época
Hualde). el heptasílabo polirrítmico: se dominada por el positivismo, de
Hemistiquio. Las partes en que Heptadecasflabo. Verso de die­ produce en ciertas estrofas en las una metodología científica capaz
se divide un verso, y que están se­ cisiete sílabas. Presenta tres for­ que se combinan versos trocai­ de conferir a las ciencias históri­
paradas por una *cesura, se de­ mas métricas diferentes, según la cos, dactilicos y mixtos. cas una validez equiparable a la de
nominan «hemistiquios». Esta distinta distribución de sus acen­ Históricamente, el heptasílabo las ciencias de la naturaleza. Se
cesura cumple una función simi­ tos rítmicos. La primera es la lla­ tiene una larga tradición en la li­ trata de elaborar una crítica del
lar a la de la pausa final de un ver­ mada dactilica, con acentos en las teratura española: aparece en las conocimiento histórico similar a
HERMENÉUTICA 236 237 HÉROE

la crítica kantiana del conoci­ cree que es posible obtener una En relación con esta tradición experiencia y verdad con expe­
miento de la naturaleza, que sería «experiencia de la verdad» por hermenéutica, de la que se siente riencia y verificación empíricas.
un método de interpretación del otros métodos de acercamiento a continuador, P. Ricoeur muestra La hermenéutica filosófica y lite­
espíritu en todas sus manifesta­ la realidad, y en concreto a través especial interés por investigar raria, teniendo en cuenta esta ca­
ciones y formas. En cuanto a Hei­ de la experiencia estética puesta ciertos aspectos y recursos de la pacidad de transfiguración de lo
degger, son conocidas sus indaga­ en relación con la conciencia his­ comunicación y de la lengua lite­ real mediante el lenguaje poético,
ciones filosóficas sobre el ser, y tórica. Esta conciencia histórica raria en los que está en juego la puede hablar también de una
sus preferencias, en la última épo­ es capaz de trasladar toda obra de donación del sentido del ser y del «verdad metafórica».
ca, por el análisis del lenguaje (en arte a las condiciones de su pro­ mundo: p. e., el símbolo, la metá­ Héroe. Es el protagonista de la
particular, el poético) como hori­ ducción y de situarla en su mundo fora, el mito y el relato, en general. «historia» en el relato épico-na­
zonte de aparición del ser. Éste, originario. Cada acto de interpre­ En cuanto a la metáfora, P. Ri­ rrativo o en una obra dramática.
que en el lenguaje científico se tación de las obras del pasado su­ coeur la pone en relación con el G. W. F. Hegel y N. Frye han rea­
presenta forzado como objeto pone situarlas en el marco de una relato para destacar ciertos rasgos lizado sendas tipologías del hé­
descrito, y en el técnico aparece tradición en la que es posible el comunes: en ambos se produciría roe, que pueden complementar­
modificado para su utilización descubrimiento hermenéutico de una innovación semántica con­ se. N. Frye (1957) distingue los
pragmática, en el poético se ma­ su ser histórico por medio del len­ sistente en la aproximación lógi­ siguientes tipos de héroe, que co­
nifiesta en su realidad originaria, guaje. Es en el lenguaje donde se ca entre elementos heterogéneos: rresponden a otros tantos mode­
ya que sólo él es capaz de «conme­ hace presente esa tradición, y en dos términos distintos en la metá­ los de relato: un primer modelo
morar» el ser, que es «presencia» y el que las obras de esa tradición fora (con una nueva pertinencia es el de los relatos míticos, cuyo
es «historia» y se manifiesta a tra­ continúan viviendo y actuando. Y de predicación y un nuevo senti­ héroe es un dios; el segundo es el
vés del lenguaje. La hermenéutica es que el lenguaje no es un mero do) y una «puesta en intriga» de de los cuentos maravillosos, le­
es una forma de pensar el ser instrumento intelectual para de­ diversos acontecimientos en el yendas, relatos fantásticos, etc.,
«conmemorándolo», que es un signar y comprender la realidad, relato para configurar una histo­ en los que el protagonista es un
modo de pensar «originariamen­ sino que es el medio fundamental ria dotada de sentido. Al mismo ser superior a los hombres que se
te» todo en el «decir». Heidegger de la experiencia y de la significa­ tiempo, se produce una transfigu­ mueve en un entorno de hadas,
concibe, pues, esta disciplina ción que el mundo tiene para el ración de la realidad mediante magos, personajes encantados,
como una metodología herme- hombre: es su forma de experi­ una «redescripción metafórica» etc.; el tercer tipo correspondería
néutico-histórica, fundamenta­ mentar la verdad del mundo. El de la misma en el tropo mencio­ al héroe de los poemas épicos de
da en el enguaje. Por su parte, lenguaje es constitutivo del mun­ nado y una configuración mimé- Homero y de la tragedia griega:
H. G. Gadamer conecta con los do del hombre: hay una identifi­ tica de dicha realidad en la ficción es de sangre real, o de proceden­
planteamientos filosóficos de Dil- cación éntre ser y lenguaje. Desde narrativa del relato. P. Ricoeur cia aristocrática, y de unos pode­
they, Husserl y Heidegger. En re­ esta perspectiva, la hermenéutica advierte que en esa redescrip­ res y cualidades extraordinarios.
lación con el primero comparte es una disciplina filosófica que ción metafórica y configuración Su conducta debe ser ejemplar,
su preocupación por el tema de la trata de investigar la realidad del mimética de la realidad se ponen para que los espectadores, iden­
validez de las ciencias históricas y mundo tal como se manifiesta en al descubierto aspectos inéditos, tificados con él, puedan ser al­
culturales. Frente a la pretensión la tradición del lenguaje. En el cualidades y valores de esa reali­ canzados por la catarsis, provo­
positivista de que el método de las lenguaje el hombre realiza, con dad, que no aparecen en el len­ cada por un sentimiento de ad­
ciencias naturales sea el único ca­ conciencia histórica, su propia guaje referencial. Desde este su­ miración hacia su grandeza de
paz de garantizar un riguroso co­ experiencia del mundo y su des­ puesto, debería revisarse la pre­ ánimo o de piedad por su des­
nocimiento científico, Gadamer cubrimiento de la verdad. tensión positivista de identificar gracia. Este personaje lucha con­
HETERODIEGÉTICO 238 239 HIATO

tra un destino aciago, ante el historia, p. e., Lázaro de Tormes. acento en las sílabas impares («Y tado con más imitadores ha sido
cual, fatalmente, acaba sucum­ En la tragedia neoclásica y en el al fulgor de perla y oro de una luz en la etapa modernista.
biendo: Edipo encarnaría este Romanticismo reaparece la figu­ extraterrestre», Rubén Darío); el Hexasílabo. Verso de seis síla­
modelo, que, en la tipología de ra del héroe perseguido por hexadecasílabo dactilico simple, bas que presenta diversos tipos
Hegel, se conoce como «héroe el destino, que sucumbe ante él con acentos en 3.a, 6.a, 9.a, 12.a y según la posición que ocupan sus
trágico». Otro modelo de dicha (don Alvaro, p. e.). En cuanto a 15.a («Y encendida mi mente, ins­ acentos rítmicos. La quinta sílaba
tipología es el denominado «hé­ los protagonistas de la novela pirada con férvido acento...», siempre va acentuada. T. Navarro
roe dramático», que es capaz de realista y naturalista, algunos son G. Gómez de Avellaneda); el he­ Tomás distingue tres tipos de he-
conciliar la fuerza de sus pasio­ víctimas del medio social, p. e., xadecasílabo dactilico compuesto, xasílabos: el trocaico, que lleva
nes con el medio social en que se Pepe Rey (Doña Perfecta) su­ que consta de dos hemistiquios acento en sus sílabas impares
desenvuelve, con lo que evita su cumbe ante una sociedad conser­ octosílabos, acentuados ambos («Linda zagaleja», J. Meléndez
fracaso: p. e., el protagonista de vadora y puritana. En la novela en 1.a, 4.a y 7.a («Manes del hé­ Valdés); el dactilico, acentuado
La vida es sueño, Segismundo, y el teatro del siglo xx la figu­ roe cantado, sombra solemne y en la 2.a y 5.a («la vi tan graciosa»,
que, después de una experiencia ra del héroe va a ser puesta en en­ austera...», A. Reyes); el hexade­ marqués de Santillana); y el poli­
desafortunada, aprende, «desen­ tredicho desde una perspectiva casílabo polirrítmico, que se pro­ rrítmico: combinación de versos
gañado», que «obrar bien es lo social (para Brecht no son las duce en estrofas en las que se dactilicos y trocaicos.
que importa», con lo que termina personalidades, sino los grupos combinan versos trocaicos y dac­ Históricamente, el hexasílabo
venciendo a «la inclemencia del sociales los que marcan la mar­ tilicos. procede de la métrica latina me­
hado». En la literatura medieval cha de la historia) o filosófica: no Hexámetro. Verso de la métri­ dieval: fue utilizado en la poesía
aún subsisten modelos de héroe son posibles los héroes en un ca grecolatina, utilizado en poe­ gallego-portuguesa, aparece en
superior en los relatos caballeres­ mundo en el que el hombre apa­ mas cuyo tema exige un ritmo la literatura castellana ya en el
cos (el caballero noble o hijo de rece como un ser desquiciado, grave y solemne, como el de la Libro de Buen Amor («Serrana
reyes: Valtario, p. e.) o hagiográ- absurdo (La náusea, de Sartre; poesía épica. Está compuesto por de Tablada»), continúa en el si­
ficos (el santo), que responden al Esperando a Godot, de Beckett), seis pies, de los que los cuatro glo xv con las serranillas de San­
esquema de valores del estamen­ o que no puede comportarse primeros pueden ser dáctilos tillana, etc.
to aristocrático y religioso, res­ como un héroe en una sociedad (una sílaba larga y dos breves) o Hiato. Se produce cuando dos
pectivamente. A partir del Rena­ degradada, ante la cual se siente espondeos (dos sílabas largas); el vocales que, al ir contiguas, po­
cimiento, en los ámbitos de la inerme y grotesco, p. e., Max Es­ quinto es generalmente un dácti­ drían formar diptongo se pro­
emergente cultura burguesa, los trella, protagonista de Luces de lo y el sexto un espondeo o tro­ nuncian como dos sílabas distin­
protagonistas, tanto de la novela bohemia. Véanse: personaje y queo (larga y breve). Desde el si­ tas. Ejemplo:
«realista» como de la comedia, PROTAGONISTA. glo xvi (E. M. de Villegas ..en el
son seres normales, no superio­ Heterodiegético. Véase voz. s. xvii y Sinibaldo de Mas en «Con un manso ru-i-do».
res a los demás hombres ni a su Hexadecasílabo. Verso de die­ el xix) se ha intentado adaptar el (Garcilaso de la Vega)
ambiente. Este modelo corres­ ciséis sílabas (llamado también hexámetro latino a la métrica
ponde al cuarto tipo de héroes octonario: 8+8) que presenta di­ castellana a través de diferentes El hiato se puede producir dentro
analizado por N. Frye. En ciertos versos tipos, según la distinta dis­ procedimientos, entre los que de una palabra, como en el caso
relatos se parodia al anterior hé­ tribución de sus acentos rítmicos. destaca el considerar como síla­ anterior, o entre la vocal final de
roe caballeresco medieval (es el El primero es el hexadecasílabo bas tónicas las sílabas largas lati­ una palabra y la inicial de la otra,
caso de El Quijote) o se convierte trocaico compuesto, formado por nas y, como átonas, las breves, con lo que se hace imposible la
al antihéroe en protagonista de la dos hemistiquios octosílabos con pero cuando dicho verso ha con­ ^sinalefa. Esto puede ocurrir por
HIMNO 240 241 HIPOTIPOSIS

exigencias métricas cuando entre Siglo de Oro, la temática del him­ En estos versos, el poeta aplica el historia de la literatura española
ambas vocales media la cesura no y sus formas de expresión pa­ adjetivo «rápido» al cielo, cuan­ hay períodos y autores en los que
que separa dos hemistiquios o recen haberse desplazado hacia la do, lógicamente, esa característi­ se produce una marcada tenden­
cuando lo pide el cómputo silábi­ oda: así, ciertas composiciones de ca corresponde al relámpago, cia a la desmesura e, incluso, a la
co de un verso, p. e., «De rfspera Fray Luis de León («A Santiago», que se proyecta con gran veloci­ estridencia: Quevedo («Érase un
corteza se cubrían». Este verso de «A nuestra Señora», etc.). A par­ dad por el firmamento. Véase: hombre a una nariz pegada...»)
Garcilaso (soneto XIII) presenta tir del siglo xvin las referencias ENÁLAGE. en el Barroco y Valle-Inclán en el
hiato entre la primera y segunda religiosas ceden paso a motivos Hipérbaton. Es un procedi­ siglo xx, con sus caricaturas gro­
sílabas porque, de pronunciarse de exaltación de la naturaleza y miento expresivo que afecta al tescas, reflejan, en el plano del
con sinalefa, no sería verso ende­ del cosmos (Himno al sol y A la nivel sintáctico, alterando el or­ arte, una concepción hiperbólica
casílabo, exigido en dicho soneto. luna, de J. de Espronceda), de un den normal de las palabras (rup­ de la realidad.
Himno. Término de origen grie­ país, de una comunidad de cultu­ tura de sintagmas: «formidable Hipocorístico. Término de ori­
go (¡limos, de imneo: exaltar, can­ ra (Salutación del optimista, de de la tierra bostezo» por «formi­ gen griego (de hipo-korisomai:
tar, celebrar) con el que se designa Rubén Darío), etc. dable bostezo de la tierra»; verbo empequeñecer, balbucir como un
una composición poética desti­ Hipálage. Término de origen al final, como en latín: «sus que­ niño) con el que se alude a los di­
nada a cantar la gloria de un dios, griego (hypalage: conmutación) jas imitando», etc.) tanto en pro­ minutivos afectuosos y a ciertos
un héroe o un personaje relevan­ con el que se designa una figu­ sa como, sobre todo, en verso. apelativos formados por abrevia­
te, una victoria o un aconteci­ ra retórica que consiste en apli­ Este procedimiento era frecuente ción o modificación de ciertos
miento memorable, objeto o si­ car a un objeto una cualidad o en los escritores del siglo xv, que nombres propios en el habla colo­
tuación que provoca la admi­ una actividad que corresponde imitaban, por hipercultismo, el quial. Ejemplos: Cris (Cristina),
ración de un poeta. Este tipo de a otro que se encuentra próximo hipérbaton latino. En los si­ Nacho (Ignacio), etc.
cantos es una de las más antiguas dentro del mismo texto. La hi­ glos xvi y xvii se emplea, sobre Hipóstasis. Utilización de una
formas de creación poética, y de pálage se entiende principal­ todo, en poesía por motivos esté­ palabra en una función sintáctica
ella hay testimonios en la cultura mente como un fenómeno de ticos, tratando de potenciar la diferente de la que le correspon­
sumeria, acádica, egipcia (Him­ desplazamiento de la relación belleza y sonoridad de ciertos vo­ de, dada su categoría gramatical.
nos a Aton, el Himno al Nilo, etc.), gramatical (y también semánti­ cablos o de intensificar el valor P. e., emplear un sustantivo en
griega (Himnos homéricos a Apo­ ca) de un adjetivo que, en vez de semántico y la posición de algu­ función de adjetivo o viceversa.
lo y Deméter; fragmentos de Al- concordar sintácticamente con nas palabras. A veces, responde a Ejemplo:
ceo y Píndaro, destinados al canto el sustantivo al que está vincula­ exigencias de ritmo y de cons­
coral) y romana, p. e., el Carmen do en el nivel semántico, con­ trucción métrica. «Era un clérigo cerbatana [...] era
saeculare, de Horacio. Esta tradi­ cuerda con otro sustantivo del Hipérbole. Figura retórica con­ archipobre y protorniseria».
ción del himno religioso se renue­ contexto. Ejemplo: sistente en ofrecer una visión (Quevedo)
va con los escritores cristianos a desproporcionada de una reali­
«En el cielo rápido, Hipotiposis. Término de ori­
partir de San Ambrosio y pervive dad, amplificándola o disminu­
entre dos portazos, gen griego (de hipo-tipoo: dise­
a lo largo de la Edad Media (Ave yéndola. La hipérbole se concre­
chorreando dardos ñar) con el que se denomina la
morís stella, etc.). En el Renaci­ ta en el uso de términos enfáticos
del yunque de ocaso, presentación o descripción de
miento aparecen poemas dedica­ y expresiones exageradas. Este
abría el relámpago una persona o de un objeto, he­
dos ya a temas no religiosos, p. e., procedimiento es utilizado con
sus sinfines trágicos». cha con gran riqueza plástica de
el Himno a la Filosofía, de Ron- frecuencia en el lenguaje colo­
sard. En la literatura española del (J. R. Jiménez) quial y en la propaganda. En la anotaciones y matices sensoria­
HISPANISMO 242 243 HISTRIÓN

les, de forma que pueda produ­ mino «hispanismo» alude a una ción literaria y en el marco de de la estilística, de la Nouvelle
cir, al lector o receptor, la sensa­ disciplina científica cultivada por unos géneros, de unos movi­ Critique, etc. No obstante, desde
ción de presencia o evidencia de especialistas extranjeros que se mientos o escuelas y del contexto los años setenta de dicho siglo, se
dicho objeto. En ocasiones, se dedican al estudio e investiga­ histórico y cultural de la época. advierte una recuperación del in­
utiliza para expresar aspectos de ción sistemáticos de la cultura El historiador de la literatura, terés por esa disciplina, especial­
naturaleza abstracta a través española, preferentemente la len­ utilizando el metalenguaje cien­ mente desde la aparición de los
de los mencionados rasgos sen­ gua y la literatura, el arte, la his­ tífico elaborado por la teoría y estudios de H. R. Jauss y la Es­
soriales. Ejemplo: toria, el derecho, la economía, las crítica literarias y una metodolo­ cuela de Constanza, que propo­
formas de vida, etc. También se gía de investigación que le es pro­ nen construir una historia litera­
«Este señor era uno de los que aplica dicho término a la asocia­ pia, aborda el estudio de dichas ria basada en la recepción de los
Cristo llamó sepulcros hermo­ ción de estudiosos de la mencio­ obras, comenzando por los as­ textos. La teoría de la recepción
sos, por defuera blanqueados y nada materia, a los que se conoce pectos referidos a la autoría, gé­ permite comprender el sentido y
llenos de molduras, y por de den­ con el nombre de hispanistas. nesis y evolución de las mismas la forma de las obras literarias a
tro pudrición y gusanos». Esta denominación es común­ (problemas de datación, fecha de partir del estudio de la variedad
mente aceptada desde los años composición del texto, influen­ de interpretaciones que sobre
(Quevedo)
treinta del presente siglo. Con cias recibidas, utilización de ellas se han ido produciendo en
Hispanismo. Entre las diversas anterioridad, algunos críticos es­ fuentes, etc.), transmisión (po­ el decurso de la historia. Véan­
acepciones del término figura, en pañoles utilizaban los vocablos sibles transformaciones o co­ se: CLASIFICACION LITERARIA,
primer lugar, la referida al léxi­ «hispanólogo» e «hispanófilo», rrupciones del texto, modifica­ COMENTARIO DE TEXTOS LITE­
co: se entiende por hispanismo sobre todo este último. ciones de una edición a otra, etc.), RARIOS, COMPARADA (LITERA­

cualquier vocablo o giro de la Historia de la literatura. Tí­ clasificación (inclusión en géne­ TURA), ESCRITOR, GENERACIÓN,

lengua española introducido o tulo con el que se designa una ros, escuelas, estilos, etc.), des­ GÉNEROS LITERARIOS, MOVI­

empleado en otro idioma. El disciplina que, junto con la teoría cripción y análisis de la obra en MIENTOS, PERÍODOS LITERARIOS

mencionado término, en su ver­ de la literatura, la crítica literaria sus diferentes aspectos (estructu­ y RECEPCIÓN.
sión latina (hispanismus), apare­ y la literatura comparada, consti­ ra, temas, forma y tono) y, final­ Historieta. Véanse cómic y fa-
ce ya utilizado en el siglo xvii por tuye una de las cuatro ramas en mente, la recepción de la misma. CECIA.
el alemán Kaspar von Baarth, las que se subdivide la ciencia de La historia de la literatura, que en Histrión. Término de origen
en el sentido de «lengua españo­ la literatura. Frente a la crítica li­ el siglo xix gozó de un elevado latino (histrio, -onis: cómico) con
la». La época en que dicha lengua teraria, que se centra en un análi­ reconocimiento como disciplina el que se aludía a un actor cuya
alcanza mayor difusión y presti­ sis sincrónico de los elementos científica gracias a una tradición función era divertir al público
gio internacional, el Siglo de Oro formales y temáticos de los tex­ investigadora prestigiada por fi­ durante la representación teatral
(época en la que se traducen al tos, la historia de la literatura tie­ guras como M. Menéndez Pela- en los juegos escénicos latinos
francés, inglés, italiano y alemán ne por objeto el estudio diacróni- yo en España, A. Villemain y (Indi scaenici). Parece que, en un
grandes obras españolas como co de los mismos en relación con J. J. Ampére en Francia, los Schle- principio, se trataba de actores
Amadís de Gaula, La Celestina, su pasado (posibles fuentes) y gel en Alemania, F. P. Veselovsky de *mimos, que imitaban accio­
Lazarillo de Tormes, El Quijote, con su devenir: influencias y de­ en Rusia, G. Ticknor en Estados nes o historias por medio de ges­
etc.), coincide con la introduc­ rivaciones. Más concretamente, Unidos, etc., en la primera mitad tos. Más tarde, por influencia de
ción del mayor número de hispa­ el cometido de la historia de la li­ del siglo xx comienza a perder los actores etruscos llegados a
nismos en dichos idiomas. teratura es el estudio de las obras, interés y prestigio entre los re­ Roma, los histriones acompaña­
En una segunda acepción, el tér­ situadas en la serie de la tradi­ presentantes del New Criticism, ban su actuación mímica con
HOKKU 244 245 HONOR

textos cantados, sin una precisa Homilía. Término de origen La conducta de los personajes, en nombre, que puede empañarse
conexión argumental entre ellos griego (omileo: reunirse, conver­ los dramas que se centran en el con gran facilidad ante la más
(las saturae), al son de la música sar) con el que se designa la alo­ mencionado tema, se rige por un leve sospecha. La idea de «que el
que modulaba un flautista. Di­ cución o plática religiosa que di­ complejo e implacable Código del honor es cristal puro / cualquiera
cho término se ha abierto, en el rige el sacerdote a los fíeles al honor, que recuerda el concepto golpe le basta» (La estrella de Se­
transcurso del tiempo, a una rica terminar la lectura de los textos de fatalidad de la tragedia clásica. villa) se repite en diversas formu­
polisemia: actor del teatro clási­ bíblicos en una celebración cul­ Dicho tema está relacionado con laciones. La tercera acepción del
co, artista que realiza distintos tual. La homilía, lo mismo que el otros dos términos que comple­ término «honor» es el llamado
ejercicios para divertir al públi­ sermón, forma parte de la deno­ tan su significado (el de fama u caso de honra. En el Siglo de Oro
co (acróbata, poeta, titiritero, minada oratoria sagrada, de larga «opinión» y el de honra) y se uti­ la lengua literaria distingue entre
etc.), bufón (personaje que asu­ tradición en la historia de las igle­ liza en tres acepciones: en primer honor y «caso de honra»; mien­
me comportamientos grotescos sias cristianas, desde los primiti­ lugar, existe lo que se ha dado en tras esta cualidad no se haya per­
para hacer reír), etc. Finalmente, vos Padres de la Iglesia (Ambro­ llamar el honor estamental, pro­ dido, se habla de honor; cuando
al margen del espectáculo, ter­ sio de Milán, Agustín de Hipona, pio del rey y de la nobleza; está éste se siente derruido o merma­
mina aplicándose a la persona etc.) a los grandes predicadores vinculado al concepto de sangre do, comienza a hablarse de hon­
«que se expresa con afectación o del Medievo y Renacimiento, y, por tanto, es un valor heredita­ ra, que sería, en definitiva, «la vi­
exageraciones propias de un ac­ como Alberto Magno, Savonaro- rio. En la sociedad estamental, el vencia del honor ya maltrecho»
tor teatral» (DRAE). la y Fray Luis de Granada. Duran­ honor sintetiza la posición que (A. Castro). Por eso, en ciertos tí­
Hokku. Véase haiku. te el Siglo de Oro abundan textos un miembro de dicha sociedad tulos de los dramas del honor se
Homeoteleuton u homoteleu- de oratoria sagrada, algunos de ocupa en su conjunto. Este honor utiliza dicho término: El médico
ton. Términos de origen griego ellos recogidos en libros de los estamental implica, en quien lo de su honra, El pintor de su des­
(omoios: semejante, y teleute: grandes escritores ascéticos. En la posee, una especie de «imperati­ honra, etc.
final) con los que se alude a la actualidad, la homilía vuelve a su vo categórico» que le mueve a En estos dramas de honor, las
igualdad o semejanza fónica en primitiva sencillez, de comenta­ comportarse como caballero, se­ pautas de conducta de los prota­
la terminación de dos o más pa­ rio de los textos sagrados con una gún la expresión «soy persona de gonistas siguen un mismo esque­
labras seguidas o próximas en el proyección hacia la realidad y el honor». En la mujer, este sentido ma, que responde a los requisitos
discurso, o a la semejanza del fi­ contexto social en el que viven los del honor se convierte en obse­ del código del honor. Los mari­
nal de aquellas palabras con las creyentes. Véase: oratoria. sión por su honestidad, y por la dos comienzan albergando sos­
que terminan los miembros de Homodiegético. Véase voz. «opinión», que hay que conser­ pechas sobre la fidelidad de la es­
una frase o con las que acaban Honor. Tema clave del teatro del var como un bien superior a la posa. A partir de ese momento se
dos o más frases en un período. Siglo de Oro y, especialmente, de vida. Con ello se entra en su se­ inicia una etapa de vigilancia,
Ejemplo: ciertas obras de Calderón de la gunda acepción: el honor como poniendo especial cuidado en di­
Barca y Lope de Vega. Éste era «opinión» y fama. En la sociedad simular su desconfianza y en re­
«Así que esperan galardón, sacan consciente del gran interés que del Siglo de Oro «el sentido total primir sus celos como indignos
baldó//; esperan salir casndns, sa­ dicho tema despertaba en su pú­ de la existencia se cifraba en la de un «hombre de honor», y en
len amengufldfls [...]. Oblíganse blico, según advierte en el Arte opinión ajena» (A. Castro). Ésta ser deferentes con su mujer. Sin
a darles marido, quítanles el ves­ nuevo de hacer comedias: «Los es la impresión que producen los embargo, en los soliloquios se
tido». casos de honra son mejores / personajes de los dramas del manifiestan turbados por una ín­
porque mueven con fuerza a toda honor: viven obsesionados por tima lucha frente a las exigencias
(La Celestina) gente». mantener, a toda costa, su buen del código del honor, que llega
HORIZONTE DE EXPECTATIVAS 246 247 HUMANISMO

a parecerles cruel e inhumano. siglo xiv que se proponía crear clásicos latinos: descubre y hace en las universidades y en algunos
Cuando creen haber descubier­ una nueva cultura, basada en la copiar una serie de códices de sectores del clero y de la burgue­
to la infidelidad culpable de la educación del hombre según el obras ignoradas, comenta y ano­ sía. Hay tres personalidades que
esposa, se enfrentan primero al modelo de la paideia clásica, con ta la Eneida de Virgilio, etc.; b) el destacan en el desarrollo de esta
ofensor; después, la mujer es eli­ el fin de lograr su perfecta forma­ rechazo de la cultura vigente, la fase ascendente del humanismo
minada secretamente para que ción como persona y como ciu­ de los escolásticos, que habían europeo: Erasmo, J. L. Vives y
el deshonor no se haga público dadano. Esa educación se apoya­ degradado u olvidado la admira­ G. Budé. De los tres, es Erasmo el
(«... porque dijo la venganza / lo ba en el dominio de la lengua y ble tradición de los saberes reci­ que mejor representa la continui­
que la ofensa no dijo»). literatura grecolatinas y en la asi­ bidos de la Roma clásica: letras y dad con el pensamiento de Pe­
El tema del honor ha seguido pre­ milación de un esquema de refe­ artes liberales, ciencias de la na­ trarca y Valla y el que ejerce ma­
sente en el teatro español (tam­ rencias intelectuales y valores turaleza, derecho, etc. yor influjo en la cultura y en la
bién en la novela) del período ro­ morales que conformaban un L. Valla (1407-1457) recoge este vida social y religiosa de la época.
mántico (p. e., en Don Alvaro o la tipo de hombre y un estilo de legado humanista de Petrarca, a Sobre el pensamiento erasmista y
fuerza del sino, del Duque de Ri- vida inspirados en el citado mo­ quien le unen opiniones y objeti­ su influjo, puede verse *erasmis-
vas), posromántico (Un drama delo clásico. Aunque, en la actua­ vos comunes: rechazo de la esco­ mo.
nuevo, deM.TamayoyBaus;Ren- lidad, a dicho movimiento se lástica, alejada del progreso de Por lo que respecta al humanis­
lidad, de B. Pérez Galdós, etc.) y lo conoce como «humanismo las ciencias y de las realidades mo español, desde finales del si­
posteriormente con El curandero renacentista» o, simplemente, de la vida; restauración de la cul­ glo xv determinadas personali­
de su honra, de R. Pérez de Ayala, «humanismo», en sus orígenes se tura clásica mediante los studia dades políticas y religiosas como
y Los cuernos de don Friolera, de le designa como studia hurnani- /lumflmtatís y la recuperación del la citada reina Isabel, el cardenal
R. M.a del Valle-Inclán, obra en la tatis y humanitas, marbetes alu­ latín (para enriquecer las letras Mendoza, el duque de Alba, etc.,
que se configura una visión es- sivos al conjunto de disciplinas a y las artes, el derecho, etc., y se rodearon de humanistas italia­
perpéntica del honor. través de las cuales se transmi­ alumbrar una nueva civiliza­ nos (L. Marineo Sículo, P. Mártir
Horizonte de expectativas. tían los saberes de esa cultura ción); conciliación de la sabidu­ de Anglería y los Geraldini) que
Véase recepción. grecolalina: gramática, retórica, ría de los clásicos con la fe cristia­ contribuyeron a crear un am­
Humanidades. Véase huma­ poesía, historia y filosofía moral. na, aspecto que será compartido biente favorable al estudio de las
nismo. Del término Humanitas deriva el por los humanistas de la siguien­ humanidades en algunos secto­
Humanismo. Término utiliza­ español «humanidades», palabra te generación: Erasmo, J. L. Vi­ res de la nobleza. Pero el verda­
do para designar diversas co­ que alternaba con los sintagmas ves, etc. dero iniciador y promotor del
rrientes contemporáneas de pen­ «letras de humanidad», «ciencias A finales del siglo xv y comien­ humanismo fue E. A. de Nebrija,
samiento («Humanismo exis- de humanidad», etc. zos del xvi, cuando el humanis­ que en 1481 escribe sus Introduc-
tencialista», «Humanismo cris­ En los orígenes del humanismo mo se encontraba ya consolidado tiones latinae, obra considerada
tiano», «Humanismo socialista», renacentista aparece una figura en Italia, se produce una acogida «como la piedra angular del Re­
etc.) que coinciden en convertir a clave, Petrarca (1304-1374), que excepcional en algunos países nacimiento español» (F. Rico).
la persona en el tema clave de su consigue canalizar en su obra los europeos, en los que el apoyo de Lo mismo que hicieran Petrarca
reflexión filosófica y de su visión incipientes conatos de restaura­ ciertos mecenas (Carlos VIII en y Valla, Nebrija esperaba facili­
del mundo. Sin embargo, dicho ción de la antigua cultura roma­ Francia, Isabel la Católica y Cis- tar, con el dominio del latín (su
término se aplica primordial­ na y abre camino al naciente hu­ rteros en España, Federico de Sa­ modelo preferido es Cicerón), el
mente a un movimiento cultural manismo en dos aspectos: a) la jorna en Alemania, etc.) contri­ desarrollo de las letras y las «ar­
surgido en Italia a mediados del recuperación de textos y autores buyó a su expansión en la corte, tes que dicen de humanidad».
HUMANISTA 248 249 HYBRIS

Véanse: erasmismo, ilustra­ jeto pasivo (el excéntrico y, con­ mo «manera de enjuiciar, afron­ como el pareado, cuarteto y ser-
ción, POÉTICA, RENACIMIENTO secuentemente, risible) a sujeto tar y comentar las situaciones ventensio, son fáciles de recor­
y RETÓRICA. activo, que posee el sense of hu­ con cierto distanciamiento inge­ dar. Ejemplo:
Humanista. Véase humanis­ mour, al representar una excen­ nioso, burlón y, aunque sea en «Todo en amor es triste,
mo. tricidad calculada. Entre los es­ apariencia, ligero. Linda a veces mas, triste y todo, es lo mejor que
Humor. Término latino (hu­ critores que introducen en su con la comicidad, la mordacidad [existe» (10).
mor: líquido) utilizado en la obra esta faceta de lo cómico y la ironía, sin que se confunda
medicina clásica para designar figuran J. Swift, H. Fielding, con ellas...». Véanse: caricatu­ Hybris. Término griego («so­
ciertas secreciones internas del W. M. Thackeray, Ch. Dickens, ra, cómico (lo), entremés, berbia») con el que se alude al or­
cuerpo humano descritas por etc. En la literatura francesa, el GROTESCO, IRONÍA, PARODIA, gullo arrogante y obstinado del
Hipócrates (s. v a.C.), a quien se término humour aparece en el sainete y sátira. héroe de la tragedia griega, que
atribuye una doctrina fisiológica transcurso del siglo xvm; Voltai- Humorada. Término utilizado se mantiene en sus decisiones
conocida como «teoría de los hu­ re y madame de Staél aluden a su por Ramón de Campoamor para y se niega a claudicar a pesar de
mores» según la cual en el cuerpo origen-y sentido: «La alegría pro­ denominar una modalidad de las indicaciones y advertencias
humano se distinguen cuatro hu­ ducida por la combinación del sus poemasbreves (doloras, can­ en contrario. El héroe es cons­
mores (sangre, atrabilis o humor ingenio y la jovialidad que los in­ tares y humoradas) en los que ciente de que, al entrar en con­
negro, bilis y flema): del predo­ gleses llaman humour» (Stael). aparecen «pensamientos adolo­ flicto con los poderes superiores,
minio de uno de ellos en cada ser Por lo que respecta a la lengua y rados» de carácter filosófico y se encamina hacia su perdición.
humano depende su tempera­ literatura españolas, entre las moral con clara intencionalidad En esto consiste la condición de
mento: sanguíneo, atrabiliario o acepciones que el término «hu­ didáctica, en clave de humor y lo trágico: se trata de un conflicto
melancólico, colérico y flemáti­ mor» presenta en los escritores con un trasfondo sentimental de irremediable e insoluble, de un
co. Esta teoría de los humores es del Siglo de Oro destacan la de su resignado pesimismo. Están es­ destino fatal que conduce al hé­
utilizada por un dramaturgo in­ sentido original latino (líquido, critos en versos «deliberadamen­ roe, inevitablemente, al fracaso.
glés del siglo xvii, Ben Jonson sangre: p. e., en los conocidos te prosaicos» y en estrofas que, Véase: tragedia.
(autor de dos comedias de éxi­ versos de Quevedo: «Venas que
to: Cada cual según su humor y humor a tanto fuego han dado»)
Cada cual fuera de su humor, y la relacionada con las peculiari­
1599), para la configuración de dades del temperamento. En el
personajes en la comedia de ca­ Diccionario de Autoridades, ade­
racteres, iniciando así un modo más de las acepciones apuntadas
de utilización cómica de los hu­ aparece la de carácter agudo y
mores. Esta vinculación de dicho festivo; se dice «hombre de hu­
término con la comicidad no era mor» al que posee «genio jovial,
desconocida en la lengua inglesa, festivo y agudo». Pero el moder­
en la que humour se asociaba a no concepto de humor, entendi­
cierta excentricidad de carácter, do como forma de expresión es­
y humotirs, a chanzas y extrava­ tética y literaria, se vincula
gancias divertidas. A lo largo del primordialmente al término hu­
siglo xvm, se pasa de una con­ morismo que en la edición del
cepción del humorist como su­ DRAE, de 1992, es definido co­
251 IDENTIFICACIÓN

se funda la certeza del ser de las ejemplos de la primera podrían


cosas. Para Berkeley, la existencia citarse, p. e., el Cantar de Mío
de los seres se reduce a estar en la Cid, el Libro de Buen Amor, La
conciencia (esse estpercipi); para Celestina, el Lazarillo, etc; como
Kant, los objetos sólo podrían ser ejemplos del «idealismo» culto:
conocidos como» fenómenos», Garcilaso de la Vega, la novela
los cuales no existen en sí mis­ pastoril, Góngora, Juan Ramón
mos sino en la conciencia. Por su Jiménez, etc. (más que de idealis­
parte, Fichte cree que la realidad mo, convendría hablar en este
del mundo se reduce a pura «re­ caso de «idealización»). Final­
presentación» del sujeto pensan­ mente, se ha aplicado el término
te, cuyo espíritu es el verdadero «idealista» a una corriente de crí­
creador del ser. En cuanto a He­ tica literaria (la ^estilística) que
gel, considera a la idea como el tiene como iniciadores al italiano
origen del ser, que se desarrolla B. Croce, al alemán L.’ Spitzer y a
Icono. De los tres tipos de sig­ Idealismo. Término puesto en dialécticamente en el devenir, ex­ los españoles Amado y Dámaso
nos estudiados por C. Peirce circulación por el filósofo ale­ teriorizándose en la naturaleza, Alonso.
(icono, índice y símbolo), el pri­ mán G. W. Leibniz para califi­ la cual, a su vez, constituye un Identificación. Actitud del lec­
mero es definido como «un signo car como idealistas a Platón y progresivo desenvolvimiento del tor de un relato o del espectador
que está determinado por su ob­ otros pensadores partidarios de espíritu en sus diversas formas. A de una obra teatral al sentirse re­
jeto dinámico en virtud de su na­ su doctrina, según la cual las partir de Hegel se producen va­ presentado en la manera de pen­
turaleza interna». En el icono «ideas» constituyen la realidad rias corrientes de pensamiento sar (ideología) o de actuar de un
aparece la misma configuración primera y el origen de todo ser. en las que reaparece una con­ personaje e imaginarse viviendo
de cualidades que en el objeto al Con más precisión, el término cepción idealista: el llamado ese papel desde el interior de di­
que se refiere. Es, pues, como una «idealismo» designa una co­ neokantismo (H. Cohén, P. Na- cho personaje. Esta identifica­
imagen del objeto, p. e., un retra­ rriente filosófica que, aunque tie­ torp, E. Cassirer, H. Rickert), el ción puede ser: a) de admiración
to, una radiografía, los planos de ne sus antecedentes en el plato­ neohegelianismo (D. F. Strauss, ante el héroe «perfecto»; b) de
una casa. Por eso, se habla de len­ nismo, se manifiesta de manera B. Bauer, K. Fischer, K. Rosen- compasión ante el héroe «imper­
guaje icónico en todos aquellos plena a partir de la Edad Mo­ kranz, etc.), el idealismo fenome- fecto»; c) de emoción trágica (ca­
medios en que aparece la ima­ derna con R. Descartes, G. Ber- nológico de E. Husserl, etc. tártica) ante el héroe «oprimi­
gen: el cine, la televisión, los car­ keley, Leibniz, D. Hume, I. Kant, Por otra parte, el término «idea­ do»; d) de sorpresa ante el héroe
teles de publicidad, los cómics, J. G. Fichte, F. W. J. von Schelling lismo» ha sido utilizado por al­ «desaparecido»; o de pesar frente
etc. En la literatura hay textos y G. W. F. Hegel. Descartes repre­ gunos críticos españoles como al «antihéroe», etc.
poéticos, como los caligramas, senta el inicio del idealismo gno- contrapuesto a «realismo», al La identificación de los especta­
en los que la presentación gráfica seológico de la Edad Moderna; el considerar ambos rasgos como dores en una obra teatral respon­
de dicho texto puede ofrecer un núcleo central de su pensamien­ característicos de la literatura de a un concepto de la repre­
marcado carácter icónico a tra­ to idealista radica en la tesis de española, en la que estarían pre­ sentación como «imitación» e
vés de una imagen figurativa del que es en el interior de la con­ sentes con cierta recurrencia una «ilusión» de realidad. Frenre a
mensaje del texto. Véase: cali- ciencia y en la in-tuición de las vena «popular realista» y una «co­ este juego de ilusión reacciona
grama. «ideas claras y distintas» donde rriente idealista culta». Como B. Brecht, proponiendo un dis-
250
IDILIO 252 253 ILUSTRACIÓN

tanciamiento como medio de ac­ Idiolecto. Término de origen en desacuerdo con ella. En teo­ Ilustración. Término de ori­
tivar la capacidad de percepción griego (¡dios: propio, y lecto: ha­ ría del teatro se aplica dicho tér­ gen latino (illustratio, -onis: ac­
lúcida del espectador, que ha de bla) con el que se alude a los ras­ mino para designar el autoenga- ción de iluminar) con el que se
pasar de una actitud conformista gos que caracterizan el lenguaje ño conscientemente aceptado alude en español a un movi­
y aprobatoria, propia de la iden­ peculiar de un hablante o, en su por los espectadores que asisten miento cultural producido en
tificación, a una posición crítica. caso, el estilo de un escritor, esti­ a una representación dramática toda Europa a lo largo del si­
Véase: ilusión. lo que se configura como una dispuestos a tomar como reali­ glo xviii y que se conoce con
Idilio. Término de origen grie­ «variedad personal» del uso de la dad lo que es mera imitación de los nombres de «Siglo de las
go (eidyllion: imagen o cuadro lengua respecto de los demás un acontecimiento o situación luces», les Lumiéres, Enlighten-
pequeño) con el que se denomi­ miembros de su comunidad. Di­ de vida. Ha sido en el teatro rea­ ment, Aufklarung, etc. Sus pun­
na una composición poética de cho término es correlativo de lista y naturalista donde más tos de referencia son el pensa­
tema pastoril, cultivada en Gre­ *sociolecto, entendido como con­ intencionadamente se ha pre­ miento filosófico de I. Kant, las
cia por Teócrito (Idilios) y en junto de peculiaridades del len­ tendido crear esa sensación de ideas políticas y sociales de
Roma por Virgilio (Bucólicas) y guaje correspondientes a un de­ «vida real»-, mediante la confi­ Montesquieu y Rousseau, las teo­
Ausonio. Aunque no todos los terminado grupo social. guración de un decorado a base rías económicas de los fisiócra­
poemas de Teócrito versaban Idio tismos. Expresiones y giros de objetos de la realidad cotidia­ tas franceses y del liberalismo
sobre asunto pastoril, el título peculiares que rompen con las le­ na, y una atención especial a los de Adam Smith, los plantea­
de «idilio» se ha reservado para yes del sistema de construcción temas, lenguaje, indumentaria e mientos pedagógicos de J. Locke
aquellas composiciones de tipo gramatical y, especialmente, con interpretación de los personajes y J. H. Pestalozzi y, en crítica lite­
eglógico cuyas características la concordancia de género y nú­ que intensifique esa «ilusión de raria, la retórica grecolatina, ac­
quedan fijadas en su obra: en mero. P. e., «a pie juntillas», «a realidad» en los espectadores. tualizada por Boileau en Francia,
cuanto al contenido (tema amo­ ojos vistas». Se entiende también En el teatro contemporáneo, por L. A. Muratori en Italia e I. Luzán
roso, sensualidad, idealización por idiotismo todo giro o modis­ el contrario, se ha buscado un en España; pero, sobre todo, la
del campo y de la apacible vida mo, propios de una lengua, que mayor distanciamiento respecto Enciclopedia o Diccionario razo­
rural) y la forma: poemas cortos, no encuentra traducción literal de la acción representada, de nado de las ciencias, artes y los
en hexámetros. Dado que en Vir­ con sentido o estructura sintácti­ forma que el público sea más oficios, publicada en Francia de
gilio el término con el que se re­ ca equivalente en otra lengua: consciente de que está asistien­ 1750 a 1780 y convertida en sím­
conocen estos poemas es el de p. e., «a tontas y a locas», «a tro­ do a una imitación de la reali­ bolo de esta corriente ilustrada
«égloga», a veces se han confun­ che y moche», etc. dad misma. Dos personalidades en toda Europa. Este movimien­
dido ambos tipos, que tratan, Ilocutivo. Véase actos de ha­ tan distintas como V. E. Meyer- to cultural europeo es seguido en
además, el mismo asunto. Sin bla. hold y B. Brecht coinciden en España con vivo interés a través
embargo, el idilio en la literatura Ilusión. Término procedente que se debe devolver al teatro su del intercambio de libros, como
española se diferencia de la églo­ del latín (illusio, -onis: engaño, condición de artificio y de jue­ recuerda M. J. Quintana, al evo­
ga por su mayor brevedad y por imagen o representación sin ver­ go dramático, con el fin de que car el surgimiento, por esas fe­
su métrica (versos cortos). Así, dadera realidad) con el que se los espectadores puedan descu­ chas, de la llamada «Escuela Ilu-
en el Siglo de Oro, Villegas utiliza alude a una forma de ironía, brir las reglas de ese juego de fic­ minista» de Salamanca:
el heptasílabo, y en el neoclasicis­ consistente en la simulación ción y para que, en opinión de
mo, Meléndez Valdés heptasíla- de conformidad con la opinión Brecht, puedan ofrecerse imáge­ «Empezaba ya a formarse aquella
bos o hexasílabos («La ausen­ del contrario, cuando por el nes reales de la vida. Véase: épi­ escuela de literatura, de filosofía
cia») y Jovellanos el heptasílabo. contexto se deduce que se está co (teatro). y de buen gusto que desarraigó
IMAGEN 254 255 IMAGINISMO

de pronto el ceño desabrido y gó­ transmitir. Con el fin de plasmar e) Imágenes táctiles: tora y combinatoria. En unos ca­
tico de los estudios escolásticos, una realidad en su corporeidad sos, se atribuye a la fantasía la
«Como rápida caricia: función creadora y a la imagina­
y abrió la puerta a la luz que bri­ sensible, el poeta tiende a susci­
pie desnudo sobre el camino, ción la reproductora; en otros
llaba a la sazón en toda Europa», tar en el lector idénticas sensa­
dedos que ensayan el primer aparece una atribución inversa, y
gracias a «los buenos libros que ciones a las que él experimenta [amor, en el caso de Kant, se concede a la
salían de todas partes y que iban ante esa realidad o ante el objeto
sábanas tibias sobre el cuerpo so­ imaginación la doble función:
a Salamanca como a centro de de su imaginación. Esto lo in­ litario». reproductora, en cuanto síntesis
aplicación y de saber». tenta creando una serie de imá­
genes que van dirigidas a los (Cernuda) unificadora de la diversidad de lo
Quintana apunta varios de los diferentes sentidos (vista, oído, dado en la intuición, y produc­
rasgos fundamentales de ese pen­ olfato, gusto, tacto). f) Imágenes sinestésicas: se dan tora, cuando se considera al en­
samiento ilustrado: a) el cultivo a) Imágenes cromáticas: cuando se realiza un trasvase de tendimiento como la unidad de
de la razón como vía de acerca­ sensaciones de un sentido a otro: la «apercepción» en relación con la
«Entonces tú, panadera, apare­ síntesis trascendental de la imagi­
miento a la verdad, al margen de
jaste, «Que el alma que hablar puede nación. Con respecto al mundo
prejuicios escolásticos de autori­
blanca de luna, de flores y de ha- [con los ojos del arte, varios pensadores, entre
dad y de tradición; b) el estudio
[rina». también puede besar con la mi­ ellos Dilthey y Croce, han des­
de las ciencias (matemáticas, físi­
trada». tacado el carácter creador de la
ca) y la observación de la natura­ (J. R. Jiménez)
leza; c) la atención a las humani­ (Bécquer) fantasía frente a la función bási­
b) Imágenes auditivas: camente combinatoria de la ima­
dades clásicas y a las lenguas
modernas, así como a las doctri­ «Cabalgaba por agria serranía, Véanse: comparación, metá­ ginación.
nas jurídicas y políticas; d) el in­ una tarde entre roca cenicienta. fora, SÍMIL y SINESTESIA. En el campo de la literatura y crí­
terés por la difusión de la cultura El plomizo balón de la tormenta Imaginación. Término de ori­ tica literarias se ha mantenido,
a través del libro, una de las gran­ de monte en monte rebotar se gen latino (imaginado) con el generalmente, la indiferenciación
des preocupaciones de los ilus­ [oía». que se traduce el vocablo griego de sentido entre ambos términos.
trados españoles, empeñados en «fantasía» (de phantasein: repre­ Véanse: ficción, psicoanálisis
(A. Machado)
promover la felicidad del pueblo sentar, imaginar), utilizado por Y PS1COCRÍT1CA LITERARIA, REA­
mediante la educación. Véase: c) Imágenes olfativas: Aristóteles para designar una fa­ LISMO y SIMBÓLICA (crítica).

NEOCLASICISMO. cultad gnoseológica consistente Imaginismo. Término con el


«El olor agrio y almizclado se iba
Imagen. Término de origen la­ en la posibilidad de suscitar o que se conoce un movimiento li­
transformando en otro olor más
tino (itnago: semejanza, retrato, combinar imágenes o representa­ terario de carácter vanguardista
ligero, como de violetas anima­
copia) que sugiere la idea de re­ ciones de la realidad. Los filóso­ surgido entre 1908 y 1912 e inte­
les».
presentación sensible de un obje­ fos escolásticos utilizan indistin­ grado por un grupo de escritores
to o de una persona. La literatura (R. Sánchez Ferlosio) tamente los términos «fantasía» e ingleses y norteamericanos (Ezra
opera con imágenes creadas por «imaginación», uso que se man­ Pound, R. Aldington, F. S. Flint,
d) Imágenes gustativas:
la fantasía del escritor. Estas imá­ tiene hasta el siglo xviii, cuan­ D. H. Lawrence, Amy Lowell,
genes cumplen la función de re­ «La nuez sabrosa en cuatro par­ do comienzan a distinguirse dos Hilda Doolitle, J. Gould Fletcher
presentar, de dar forma sensible tes presa, y, disfrazando en agrio, funciones en dicha facultad: una, y T. E. Hulme, a los que se asocia,
a ideas, conceptos, intuiciones, la manzana...». productora y creadora de imáge­ marginalmente aveces, S. Eliot e,
sensaciones que el poeta desea (Lope de Vega) nes; otra, meramente reproduc­ incluso, ]. Joyce) cuyos plantea!
IMAGINISMO 256 257 IMPRECACIÓN

mientos estéticos se dan a cono­ tad, pues estimamos que la por Aldington, pero ya como re­ naturaleza», y su correlato, la «ve­
cer entre 1912 y 1917 a través de individualidad del poeta capitulación evocadora. rosimilitud» de la acción repre­
revistas como Poetry, The Egoist, puede ser expresada mejor Imitación. Término de origen sentada (o narrada), han sido
Poetry ami Drama, etc., y de se­ en esa forma que con las latino (imitatio: reproducción, se­ considerados como norma de
lecciones antológicas de sus res­ formas convencionales [...]. mejanza) que en teoría de la lite­ creación artística y criterio de va­
pectivos trabajos. En los orígenes 3. ° Conceder libertad absoluta ratura se utiliza en una doble loración de la calidad estética de
de este movimiento se sitúa la en la elección del tema. No acepción: la primera, referida a la una obra. En esa línea, los realis­
fundación de una especie de aso­ significa hacer buen arte es­ formación del estilo (imitación de tas y naturalistas del siglo xix tra­
ciación poética conocida como cribir malamente en torno a modelos),y la segunda, ala repre­ taban de presentar personajes, si­
The poet’s Club, iniciada en 1908 aeroplanos y automóviles; no sentación estética de la realidad tuaciones y espacios «sacados del
por Hulme, Flint y otros poetas es necesariamente mal arte en las obras de arte. En el primer natural», para darla impresión de
jóvenes, a los que se asoció en escribir bien sobre el pasado sentido, la imitación de modelos estar ante una escena que podría
1909 Ezra Pound, a quien se con­ [...]. tuvo una gran importancia en las haberse producido en la realidad
sidera portavoz inicial del idea­ 4. ° Presentar una imagen -de escuelas latinas de retórica: Quin- de la «vida misma». Sin embargo,
rio del grupo. En 1914, E. Pound aquí el nombre de imaginis­ tiliano, en el libro X de su Institu- este concepto de imitación «ilu­
publica la primera antología de tas-. No somos una escuela tio Oratoria, presenta una lista de soria» es combatido por ciertos
textos pertenecientes a escritores de pintores, pero creemos poetas y prosistas griegos y lati­ autores y críticos contemporáne­
del grupo: Des Imagistes, an An- que la poesía debe reflejar nos cuya lectura aconseja a los fu­ os, para quienes esa reproducción
thology. En 1915, Amy Lowell, exactamente lo particular y turos oradores y describe una se­ o representación de la realidad no
poetisa norteamericana, pone en no tratar de vagas generali­ rie de ejercicios basados en la es sino el fruto de una «conven­
marcha la publicación de una dades, por muy magnificen- imitación de esos modelos. Pe­ ción», ya que lo que se imita o re­
nueva antología (Some Imagist tes y sonoras quesean [...]. trarca (lo mismo que los huma­ presenta son las imágenes que se
Poets) con un prefacio de R. Al- 5. ° Hacer una poesía que sea nistas del Renacimiento: L. Valla, tienen sobre la realidad, de acuer­
dington, que constituye un ver­ precisa y clara, nunca borro­ P. Bembo, Erasmo, etc.) sigue esta do con el «código» estético con
dadero manifiesto, en el que se sa o indefinida. pedagogía de la imitatio, pero no el que cada autor se acerca a ella.
enuncian los principios de orden 6. ° Finalmente, la mayoría de de manera servil sino como una Véanse: épico (teatro), fic­
estético-literario que animan a nosotros creemos que la con­ forma de estímulo o de aemulatio. ción, IMAGINACIÓN, MIMESIS,
los imaginistas en la creación de centración es la verdadera Esta imitación de los modelos clá­ NATURALISMO, REALISMO y VE­
sus obras: esencia de la poesía». sicos será especialmente notoria ROSIMILITUD.
en el neoclasicismo, tanto en lo Imprecación. Recurso expresi­
(cit.G. de Torre) vo con el que una persona mani­
«1." Usar el lenguaje de la con­ referente al estilo como en temas y
versación ordinaria, pero Al igual que otros movimientos géneros. En la segunda acepción, fiesta el deseo de que sobrevenga
empleando siempre la pala­ de vanguardia, el imaginismo el término imitatio responde al un mal a quien ha sido el causan­
bra exacta, no la aproxima­ tiene una corta vigencia: se pue­ concepto aristotélico de mimesis, te de su desgracia:
da o decorativa. de decir que con la última antolo­ aplicado a las artes y, en especial,
«Villanos mátente, Alfonso,
° Crear nuevos ritmos como
2. gía publicada por A. Lowell fina­ al teatro. En determinadas épocas
villanos, que no hidalgos. [...]
expresión de nuevos esta­ liza su existencia, como grupo, a y movimientos de la historia li­
teraria (Renacimiento, neoclasi­ Mátente con aguijadas,
dos de ánimo [...]. Lucha­ pesar de que en 1930 volverá
no con lanzas ni con dardos».
mos por el verso libre como a aparecer una antología final cismo, realismo, naturalismo) el
por un principio de liber­ (Imagist Anthology), preparada principio de la «imitación de la (Romancero: «Jura de Santa Gadea»)
IMPRESIONISMO 258 259 ÍNCIPIT

Otra figura retórica que está rela­ de color en manchas y puntos; ha creído ver signos de «un deca­ ni buenas costumbres, antes es li­
cionada con la imprecación es la e) sustitución de la forma espa­ dentismo mórbido y neorro- bro de mucho entretenimiento lí­
*Execración, que consiste en de­ cial y lineal de los objetos por una mántico al tiempo que de una cito, mezclado con mucha filoso­
sear uno el mal para sí mismo: visión armónica de luz y de color técnica descriptiva de pintor im­ fía moral; puédese dar licencia
que ha de percibirse a cierta dis­ presionista» (E. de Nora), lo mis­ para imprimirle. En Madrid, a
«Si eso sabía vuestra merced -re­ tancia;/) utilización de los colo­ mo que Azorín: sus descripcio­ cinco de noviembre de mil seis­
plicó Sancho- mal haya yo y toda res, no como cualidades vincu­ nes de paisajes (Castilla, Los cientos y quince».
mi parentela». ladas a los objetos, sino como pueblos) muestran un estilo «im­ (Gutierre de Cetina)
(Cervantes) «fenómenos cromáticos abstrac­ presionista», cargado de plastici­
tos incorpóreos». dad y lirismo. Iti medias res. Expresión pro­
Impresionismo. Movimiento El impresionismo tiene en Fran­ El adjetivo «impresionista» se ha cedente del Arte Poética de Hora­
artístico surgido en Francia en cia y en el resto de Europa su aplicado también a un tipo de cio (Setnper ad eventum festinat
el último cuarto del siglo xix y reflejo en la literatura. Se ha rela­ crítica literaria basada especial­ et in medias res ...auditoretn rapit:
constituido inicialmente por un cionado con dicho movimiento mente en la sensibilidad y en la «Siempre tiene priesa por llegar
grupo de pintores entre los que a una serie de escritores que percepción subjetiva de los valo­ al acontecimiento e... introduce
sobresalen Monet, Pisarro, De­ reaccionan contra la estética del res estéticos. Véanse: decaden­ al oyente en el centro del asun­
gas, Renoir, Manet, Cézanne, naturalismo y se consagran a la tismo y SIMBOLISMO. to») con la que se alude a la téc­
Sisley, Bazille y Morisot. Las ca­ creación de un mundo de belle­ Imprimátur, Forma pasiva del nica de iniciar un relato en el
racterísticas de esta corriente pic­ za, producto artificioso de la verbo latino imprimere (3.a per­ momento crucial o en el aconte­
tórica son: a) concepción sub­ imaginación artística. Estos es­ sona del singular del presente de cimiento central de la historia, es
jetiva de la percepción de la critores sienten especial atrac­ subjuntivo pasivo: «sea impre­ decir, en la mitad de la obra, si
realidad, frente al objetivismo de ción por aquellas etapas de la his­ so») con la que una autoridad ésta comenzara linealmente des­
la pintura «realista» anterior. toria de la cultura en las que ha eclesiástica concede a alguno de de el principio (ab ovo). Un ejem­
b) consideración de la realidad prevalecido un gusto refinado y sus súbditos la licencia para im­ plo de esta técnica narrativa, que
como un continuo fluir y, en con­ artificioso: el helenismo, la últi­ primir un escrito. El imprimátur ya se encuentra en la Ilíuda y en
secuencia, disolución de la ima­ ma etapa de la literatura latina, supone un control por parte de la los romances viejos, lo ofrece
gen del objeto como algo estático etc., períodos que coinciden con Iglesia para preservar la ortodo­ gran parte de las novelas poli­
y acabado para dar paso a una un cierto cansancio de formas xia del dogma católico. Una for­ cíacas, que inician el relato con
impresión de realidad en proceso anteriores y una sensación oto­ ma de imprimátur era la «apro­ la narración de un crimen, con la
y no terminada; c) sensación de ñal de decadencia. En los escri­ bación» o licencia para imprimir detención del delincuente o el
pintura improvisada, como con­ tores «decadentes» (Baudelaire, que necesitaban los escritores en juicio en el que se va a recons­
secuencia de pinceladas rápidas, Verlaine, Huysmans, Oscar Wil- el Siglo de Oro para poder publi­ truir todo el proceso de la histo­
trazos sueltos, puntos parpa­ de, etc.) se percibe una mezcla de car sus obras. Véase, como ejem­ ria. Véanse: flash back y re­
deantes, que tratan de plasmar refinamiento artístico, espiritua­ plo, la que antecede a la II parte trospección.
esa realidad cambiante; d) susti­ lidad y hedonismo, rasgos que del Quijote: Incipit, Término latino (3.a per­
tución de la imagen táctil por la también aparecen en autores es­ sona del singular del presente de
visual, con un esfuerzo por con­ pañoles como Valle-Inclán (en «Por comisión y mandado de los indicativo del verbo incipere: em­
seguir la representación de la luz, las Sonatas hay muestras de he­ señores del Consejo, he hecho pezar) con el que se designa el co­
del aire y de la atmósfera, y des­ donismo, espiritualidad y deca­ ver el libro contenido en este me­ mienzo de un escrito. El incipit
composición de las superficies dentismo), G. Miró, en el que se morial; no tiene cosa contra la fe constituye una forma de prese
INCUNABLE 260 261 INSINUACIÓN

tación del libro. Juan Ruiz ante­ rización del inquisidor general mentos más al índice de 1790: en derante es el indio) son Raza
pone al Libro de Btien Amor una F. de Valdés. En 1559 se publica el 1844 y 1848. Véase: censura. de bronce (1919), del boliviano
oración precedida de este íncipit: primer Index de Roma. Ese mis­ Indigenismo. Término con el A. Arguedas; Huasipungo (1934),
«Esta es oración qu’el aippreste mo año se publica el segundo de que se designa un tipo de novelas del ecuatoriano J. Icaza, y El
fizo a Dios quando comentó este Valdés, de un gran rigor, pues se hispanoamericanas surgidas en mundo es ancho y ajeno (1941),
libro suyo». Véase: éxplicit. incluyen en él libros de escritores la primera mitad del siglo xx del peruano C. Alegría.
Incunable. Término proceden­ tan venerables como Fray Luis de que presentan en común una Desde el punto de vista ideológi­
te del latín (incunabula: cuna) Granada o el P. Juan de Ávila. En temática, referente espacial, es­ co, estas novelas responden a un
con el que se designa los prime­ 1570 el duque de Alba encarga a tructura narrativa y personajes deseo de búsqueda de identidad
ros libros «nacidos» de la im­ Arias Montano redactar un índi­ similares. En estas obras se des­ nacional y de afirmación de las
prenta, desde su invención (me­ ce (el de Amberes) para los Países cribe un marco geográfico rural propias raíces y tradiciones cul­
diados del siglo xv) hasta finales Bajos, en el que determinadas (la pampa, la selva, la sierra y la turales autóctonas, incardinadas
de dicho siglo. Véase: libro. obras no son prohibidas sino «ex­ costa) en el que se desarrolla en su entorno físico, al tiempo
Indicadores. Término aplicado purgadas» de pasajes que podían la vida de unos grupos raciales que implican cierto carácter do­
a los deícticos de espacio y tiem­ afectar a la doctrina católica o a marginados y explotados (el gau­ cumental y de toma de concien­
po. Véase: DEÍCTICO. su moral, con lo que se podían cho, el indio, el negro, el mestizo) cia de la propia marginación y
Indice. Véase signo. seguir leyendo, una vez elimina­ cuyas tradiciones, costumbres, explotación social. Por lo que
índice de libros prohibidos. dos los fragmentos correspon­ formas de vida y situación socio­ respecta a las técnicas narrativas,
Desde que en 1502 los Reyes Ca­ dientes: esto es lo que ocurrió económica y cultural se trata de son relatos de narrador omnis­
tólicos prohíben la impresión y con el Lazarillo expurgado. En reflejar. El tratamiento de esta te­ ciente, en tercera persona, aun­
venta de libros sin previa licen­ 1583 se edita el llamado índice de mática da origen a dos tipos de que en el de C. Alegría aparecen
cia, comienza la persecución de Quiroga, y en 1612 el de Sando- relato: la «novela regionalista» y frecuentes cambios de perspecti­
libros heréticos, que se hará más val, en el que aparece una orde­ la «novela indigenista». Modelos va y puntos de vista. Estética­
intensa a partir de la aparición de nación alfabética de los autores de la primera son La vorágine, de mente se evidencian ciertas téc­
las doctrinas de Lutero y de la ce­ por sus'hombres. Por lo que res­ E. Rivera (su escenario es la selva nicas del naturalismo junto a
lebración del Concilio deTrento pecta a la literatura, en este índi­ colombiana y sus tipos son los otras procedentes de la narrativa
(1545-1563). En 1545 se elabo­ ce se incluye La Celestina (que ya gaucheros, aprisionados por una vanguardista, especialmente en
ra un primer catálogo de libros había sido introducida en el índi­ naturaleza avasalladora y explo­ C. Alegría.
prohibidos que se envía a los in­ ce de Almeida, 1581). Otros índi­ tados por las compañías comer­ Información. Véase perio­
quisidores para el debido control ces del siglo xvn son los de Zapa­ ciales de ese producto), Doña dismo.
de la impresión, venta y distribu­ ta (1632) y Sotomayor (1640). En Bárbara, de R. Gallegos (centra­ Inquisición y literatura.
ción de dichas obras, con los con­ el siglo xviii se publican los índi­ da en la sabana de Venezuela), y Véanse censura e índice de li­
siguientes castigos a los infracto­ ces de D. S. Valladares y V. Marni Don Segundo Sombra, del argen­ bros PROHIBIDOS.
res. En 1551 se elabora el primer (1707) y el índice de A. Rubín de tino R. Güiraldes, en la que el Insinuación. La insinuatio era
índice de libros prohibidos sobre Cevallos (1790). En el siglo xix personaje central es el gaucho, en la retórica grecolatina un pro­
la base del catálogo de Lovaina la Inquisición continúa vigente enmarcado en su entorno natu­ cedimiento indirecto mediante el
(1546), al que se añaden ochenta (salvólos dos paréntesis de 1813- ral: la pampa. Modelos de la se­ cual el orador pretendía ganarse
títulos españoles. Dicho índice se 1814 y de 1820-1823) hasta 1834, gunda (cuyo espacio se sitúa en la benevolencia del público o de
conoce como «el de Valdés», por en que es definitivamente aboli­ el entorno de la cordillera andi­ los jueces a favor de la causa de­
haber sido realizado con la auto­ da. Aún se publicarán dos suple­ na, donde el tipo racial prepon­ fendida, ya desde el comienzo de
INSPIRACIÓN 262 263 INTERPRETACIÓN

su discurso. Se dice también de mos, etc., que regulan la crea­ terarias (la historia de la literatu­ jornadas de la comedia era un
un tipo de enunciado sugerente ción, transmisión y recepción de ra) forma parte también de la así entremés.
en el que se da a entender, sin ma­ las obras literarias. Por lo que llamada «institución» o «institu­ Interpolación. Inserción, en un
nifestarlo o expresamente, algo respecta a la creación, el escritor ciones literarias». Véanse: aca­ determinado texto, de elementos
que va implícito en el propio parte de una larga tradición cul­ demia, BIBLIOTECA, CENSURA, que no pertenecen a la edición
mensaje. tural, constituida por distintas CERTAMEN, CLASIFICACIÓN LI­ original del mismo. Esta interpo­
Inspiración. Término proce­ escuelas y movimientos estéti­ TERARIA, CRÍTICA LITERARIA, lación ha podido ser realizada
dente del latín (inspirare: soplar, cos, empeñados en la confección GÉNEROS LITERARIOS, JUEGOS, por el propio autor de la obra con
comunicar) utilizado en el cam­ de una lengua literaria sujeta LECTOR, MOVIMIENTOS LITERA­ ánimo de corregirla o perfeccio­
po de la teología y en el de la esté­ a distintos códigos de referen­ RIOS, RECEPCIÓN y TERTULIA. narla o bien por alguna persona
tica para designar un estado del cia normativa, tanto gramatical Interlocutor. Es el receptor o extraña al texto que, por razones
espíritu en el que el profeta cree como retórica, y en la demarca­ destinatario del mensaje. Eirun ideológicas, estéticas o de otra ín­
percibir una comunicación divi­ ción de tipos de estilo, de géneros relato o en un texto dramático, lo dole, ha pretendido reorientar el
na y el artista un estímulo de cre­ literarios, de estructuras métri­ mismo que en cualquier otra si­ sentido de la misma. En el caso
ación espontánea y de invención cas en el verso, etc. En cuanto a la tuación comunicativa, son inter­ del Lazarillo, la edición de Alcalá
sin esfuerzo. En sentido literario, transmisión, la institución litera­ locutores todas las personas que presenta varias adiciones o inter­
se denomina «inspiración» al es­ ria abarca fenómenos tan diver­ participan en un diálogo. polaciones que intensifican el
tado sobrevenido a un escritor en sos como el mundo editorial (el Interludio. Término proceden­ carácter amargo y pesimista del
el que se siente como iluminado libro, las revistas, la prensa perió­ te del latín (interludere: jugar a texto.
interiormente para encontrar la dica, la publicidad, etc.), la insti­ intervalos) utilizado en teoría Interpretación. Término pro­
clave y los recursos expresivos tución escolar (con sus textos, musical (lo mismo que «prelu­ cedente del latín (interpretado,
de su creación literaria. Ciertos programas, seminarios, congre­ dio») como título de piezas del -onis: explicación, traducción)
escritores hablan de momentos sos, etc.), los establecimientos de tipo de la suite o de las sonatas. con el que se designaba en la re­
de inspiración y de momen­ difusión de la cultura (salones, Con él se designa también una tórica clásica una figura consis­
tos de «sequedad», lenguaje que academias, ateneos, bibliotecas, composición musical que se to­ tente en la explicación o acla­
recuerda el de los místicos. En al­ etc.), mecanismos de control po­ caba en el intermedio de los ac­ ración, mediante uno o más si­
gunas épocas de la literatura se lítico o religioso (censura, ór­ tos en una obra teatral, mientras nónimos (glosa sinonímica) o
ha dado más importancia al pro­ ganos de promoción y apoyo, se cambiaba el decorado. Este in­ enunciados equivalentes (pará­
pio esfuerzo y a la técnica (re­ sociedades literarias, premios: terludio preparaba el tono en el frasis interpretativa), una palabra
cuérdese el Mester de Clerecía: Nobel, Goncourt, Cervantes), que se iba a desarrollar el resto de o expresión difícil, ambigua o
«A sílabas cuntadas, ca es grand etc. Por lo que atañe a la recep­ la representación. Se denomina polisémica, o bien un. cultismo,
maestría») que a la inspiración; ción, forman parte fundamental también «intermedio», aunque arcaísmo o extranjerismo, o una
en otras, a esta última, p. e., en el de dicha institución los distintos este nombre engloba toda pieza idea o tema complicados. Dicho
Romanticismo. Los grandes poe­ tipos de lectura, interpretación musical, coro, ballet, danza o, término presenta, además, otra
tas, sin embargo, han combinado y crítica literaria, así como los incluso, sainete, interpretados, acepción, relacionada con el con­
inspiración y técnica. mecanismos relacionados con la cantados o ejecutados en los en­ cepto correspondiente al térmi­
Institución literaria. Expre­ promoción del «consumo» de treactos de la-obra. En el teatro no griego ermeneudke, con el
sión imprecisa con la que se alu­ la obra literaria entre los lectores. español del Siglo de Oro, el «in­ que se alude a un arte o método
de al conjunto de normas, códi­ La historia de las sucesivas for­ termedio» que solía representar­ de interpretación de textos que
gos estéticos y literarios, organis­ mas de recepción de las obras li­ se entre la primera y segunda cuenta con una larga tradición
INTERROGACIÓN RETÓRICA 264 IRONÍA
265

histórica, desde la explicación de jeto provocar el asentimiento del se») de los espectadores o lectores inventar o encontrar) con el que
oráculos y mitos en la antigua oyente al mensaje que se le comu­ hasta el desenlace final. De acuer­ se designa la primera de las cinco
Grecia hasta la exégesis bíblica nica. Ejemplo: do con el tema central del relato, se partes de la retórica (junto a la
realizada por los rabinos o los pueden producir diversos tipos de dispositio, elocutio, memoria y
. t •’ apóstoles y Padres de la Iglesia. «¿Qué se hizo el Rey Don Juan?
1 i:. intriga: de descubrimiento del actio o promintiatio) destinada a
Relacionada con esta tradición, Los infantes de Aragón,
culpable (relato policíaco), de re­ la búsqueda de argumentos con
surge, posteriormente, una disci­ ¿qué se hicieron?
conocimiento del héroe (relatos o los que defender una determina­
plina filosófica conocida como ¿Qué fue de tanto galán,
dramas en los que el tema clave es da causa o tesis. La inventio surge
hermenéutica, cuyo plantea­ qué fue de tanta invención
la *anagnórisis), de puesta a prue­ vinculada a la oratoria y se desa­
miento se debe a W. Dilthey y como trayieron? [...]
ba del protagonista (el caso de Se­ rrolla fundamentalmente en el
cuyo objetivo sería enunciar los ¿Fueron sino devaneos?».
- = J- gismundo en La vida en sueño), campo jurídico, ya desde la Retó­
principios en los que se funda­ (J. Manrique) etcétera. rica de Aristóteles. A la inven­
mentan las «ciencias humanas». En el teatro español existe un tipo ción corresponde el hallazgo de
Sin embargo, el mencionado tér­ Intertexto. Véase intertex- de obras, denominadas precisa­ las pruebas y argumentos que el
mino se utiliza especialmente en TUALIDAD. mente comedias de intriga o co­ orador habrá de organizar en la
■i. el campo preciso de la interpreta­ Intertextualidad. Término uti­ medias de enredo (los dos signifi­ dispositio, de acuerdo con las dis­
ción de textos literarios, aspecto lizado por una serie de críticos cados del verbo intricare) en las tintas fases del discurso. El mate­
que se trata en otras entradas de (J. Kristeva, A. J. Greimas, R. Bart- que abundan disfraces, simula­ rial sobre el que opera la inventio
este Diccionario, p. e., en *co- hes, etc.) para referirse al hecho de ción de situaciones para justificar es de tres tipos: intelectual (da­
mentario de textos literarios y en la presencia, en un determinado encuentros ocultamente conveni­ tos, pruebas y argumentos en los
^crítica literaria. texto, de expresiones, temas y ras­ dos, aparición de personajes con que se fundamentará el orador
•■ •
Finalmente, en teoría del teatro gos estructurales, estilísticos, de el mismo nombre en sitios dife­ para convencer por la razón),
se entiende por interpretación la género, etc., procedentes de otros rentes, malentendidos, etc. Tam­ moral (basado en la garantía de
determinación del sentido de un textos y que han sido incorpora­ bién en narrativa se provoca una honestidad que ofrece la conduc­
texto dramático mediante la ac­ dos a dicho texto en forma de ci­ situación análoga en los lectores: ta ejemplar del propio orador) y
ción conjunta del director de es­ tas, alusiones, imitaciones o recre­ p. e. la novela policíaca, novela de afectiva (los recursos con los que
cena y de los actores (en el marco aciones paródicas, etc. suspense y de misterio, novela ne­ el orador cuenta para pulsar la
de un dispositivo escénico ade­ Intratexto. Véase texto. gra y novela de espionaje. Véanse: emotividad y pasiones del públi­
cuado: * iluminación, ^decorado, Intriga. Término de origen lati­ ENREDO, NOVELA DE ESPIONAJE, co, dadas las peculiares circuns­
efectos teatrales, etc.) o, también, no (de intricare: enredar, intrigar) NOVELA NEGRA y SUSPENSE. tancias que presenta la causa y
la representación de un persona­ utilizado en teoría narrativa y dra­ Introito. Pieza breve que, en el el encausado). Véanse: disposi­
je por parte de un actor. Véase: mática en una doble acepción: teatro del Siglo de Oro, servía de ción, ELOCUCIÓN, LUGAR CO­
HERMENÉUTICA. como núcleo o entramado funda­ introducción a la obra dramática MUN, ORATORIA y RETÓRICA.
Interrogación retórica. Figu­ mental de un relato y como serie y en la que se adelantaba una sín­ Ironía. Es un procedimiento in­
V- ra literaria cuya finalidad no es de conflictos u obstáculos que se tesis del argumento o del tema y genioso por el que se afirma o se
indagar sino poner en evidencia producen en el desarrollo de una se pedía el beneplácito del públi­ sugiere lo contrario de lo que
y resaltar, con cierto énfasis y acción y que los protagonistas han co. Cumplía la misma función se dice con las palabras, de forma
solemnidad, algo de lo que pre­ de superar hasta lograr sus objeti­ introductoria que la loa. que pueda quedar claro el verda­
■■■■
viamente se está seguro. Es un re­ vos, obstáculos que contribuyen a Invención. Término proceden­ dero sentido de lo que se piensa.
curso expresivo que tiene por ob­ mantener la curiosidad («suspen­ te del latino inventio (acción de La ironía es un recurso funda­
-a-.v
IRREGULAR (MÉTRICA) 266 267 ISOTOPIA

mental en la literatura humorís­ tísticos y literarios de vanguardia duración (salvo el surrealismo), El isosilabismo es preponderante
tica. Está en relación con la sátira que se desarrollan en las primeras etc. Véase: vanguardismo. - hasta el siglo xx, época en que la
y el sarcasmo. De hecho, el sar­ décadas del siglo xx y cuyas de­ Isocolon. Figura retórica consis­ irregularidad silábica, la polime-
casmo no es más que una ironía nominaciones terminaban con el tente en la correspondencia simé­ tría y la ametría parecen ser la
llevada a un grado de dureza, sufijo -ismo, razón por la cual se trica entre dos o más miembros de nota predominante en la llamada
crueldad o cinismo amargos. En los agrupa con ese marbete. El un conjunto, ya sea éste una frase, «poesía vanguardista». No obs­
general, la expresión irónica va mismo crítico aporta un inven­ una oración, un período o una es­ tante, en los grandes poetas del
acompañada de una determina­ tario de «ismos» literarios y artís­ trofa. Existen diversos tipos de 27 y de las generaciones de post­
da entonación para que sea per­ ticos señalados en Documents isocolon: atendiendo al número y guerra pervive el cultivo del iso­
cibida como tal. En la lengua es­ internationaux de l’Esprit Nou- extensión de sus miembros, puede silabismo y de las formas métri­
crita, el lector debe descubrirla a veau (1929): "futurismo, "expre- ser bimembre (dicolon), trimem- cas tradicionales.
través del contexto. sionismo, "cubismo, "ultraísmo, bre (tricolon), cuatrimembre (te- Isotopía. Término introducido
Irregular (métrica). Se dice "dadaísmo, "surrealismo, puris­ tracolon), etc. Por lo que respecta por Greimas, que define la isoto­
del tipo de versificación que no se mo, "constructivismo, neoplasti- a su estructura y significado, el pía como «conjunto de categorías
rige por el isosilabismo (igual nú­ cismo, abstractivismo, babelis- isocolon puede presentarse, p. e., semánticas redundantes que hace
mero de sílabas en cada verso). mo, zenitismo, simultaneísmo, en estos fragmentos del Lazari­ posible la lectura uniforme de
Sin embargo, no debe conside­ suprematismo, primitivismo y llo, en forma de antítesis («... Mi una historia tal como resulta
rarse como irregular la estructu­ panlirismo. A este inventario hay trabajosa vida pasada y mi cerca­ de las lecturas parciales de los
ra de algunas estrofas compues­ que añadir otros ismos importan­ na muerte venidera»; dicolon) o de enunciados después de resolver
tas de forma sistemática por dos tes: "creacionismo, "imaginismo, gradación («... por lo cual fue pre­ sus ambigüedades». Según esta
tipos de versos: p. e., endecasíla­ "neorrealismo, "existencialismo, so y confesó y no negó y padeció definición, existe una isotopía
bos y heptasílabos (lira, sexteto "objetivismo, letrismo, iracun- persecución por justicia...»: tetra- cuando, a lo largo de un texto, se
lira, silva, estancia) y octosílabos dismo, frenetismo, personalismo, colon) o, también, de acumulación constata una recurrencia de ele­
y tetrasílabos (copla manriqueña vorticismo, fauvismo, rayonismo, («... allí se me representaron de mentos semánticos jerárquica­
o de pie quebrado), etc. Ejemplos concretismo, etc., algunos de los nuevo mis fatigas y torné a llorar mente organizados sobre uno o
de versificación irregular se pro­ cuales no corresponden estric­ mis trabajos; allí se me vino a la más ejes semánticos, que confor­
ducen ya en los comienzos de la tamente a la cronología de los memoria la consideración que ha­ man dicho texto como un todo
literatura castellana con el Mester movimientos de vanguardia más cía cuando me pensaba ir del cléri­ unitario y coherente y posibilitan
de Juglaría. Véanse estos versos significativos. Entre los rasgos go... Finalmente allí lloré mi traba­ una lectura uniforme a partir de
del Cantar de Mío Cid: comunes a dichos movimientos, josa vida pasada...»: tricolon), etc. las lecturas parciales de los enun­
Torre señala el «internacionalis­ Isosilabismo. Se dice de los ciados. Junto a estas isotopías
«I estava doña Ximena con cinco mo» (varios de estos movimien­ versos que tienen el mismo nú­ de contenido, se habla también de
[dueñas de pro tos trascienden las fronteras del mero de sílabas. En la literatura isotopías de la expresión, entre las
rogando a San Pedro e al criador: país en que surgieron: p. e., el castellana de la Edad Media, a la cuales figurarían las recurrencias
¡Tú que a todos guías, val mió futurismo, surrealismo, cubismo, irregularidad métrica del Mester sintácticas, fonemáticas, métri­
(Qid el Campeador». etc.), el «antitradicionalismo» de Juglaría sucede el isosilabismo cas: la rima, p. e., podría ser con­
(rechazo de normas y gustos vi­ o regularidad del Mester de Cle­ siderada como una forma de iso­
Ismos. Término utilizado, entre gentes y búsqueda de nuevas for­ recía. topía.
otros, por G. de Torre para desig­ mas de expresión artística), el su-
nar una serie de movimientos ar­ cederse vertiginoso y la escasa
269 JARCHA

E. García Gómez, se compo­ las hermanas o amigas («yerma-


nía para «encuadrar una jarcha nelas») o incluso el amigo («el
preexistente». Estas cancionci­ que mima»).
llas aparecen con una estructu­ Un problema abordado por la
ra métrica variada: más de la crítica ha sido el de la relación
mitad presenta la forma de una de estas cancioncillas mozárabes
cuarteta, de cuyos versos, gene­ con el resto de la tradición lírica
ralmente, sólo riman los pares, peninsular y de la románica. En
aunque hay ocho casos con el primer aspecto, D. Alonso re­
rima abrazada abab y uno de saltó las «múltiples coinciden­
rima común aaaa. Otras cons­ cias» (p. e., la figura de la madre o
tituyen un pareado, o bien un las hermanas de la enamorada
tríptico; hay dos casos de sexti­ hechas copartícipes de su pena
na, y uno de quintilla, septina y amorosa, etc.) entre la jarcha, la
octava, respectivamente. El tipo canción de amigo gallega y el
Jácara. Composición escrita en tadas por actores situados en di­ de versos más frecuente en estas villancico castellano, de lo que
forma arromanzada, en la que se versas zonas del teatro, con lo cancioncillas es el hexasílabo, infiere la idea de que el núcleo
relatan hechos de personajes del que los espectadores se sentirían seguido por el octosílabo, hep- lírico popular en la tradición his­
mundo del hampa, rufianes, pi­ más implicados aún en el espec­ tasílabo y pentasílabo (J. Solá pánica sería el villancico. En el
caros, etc. Se trata de una pieza táculo. Entre los escritores de já­ Solé). segundo aspecto, sigue siendo
breve, integrada en el espectácu­ caras-más conocidos figuran La temática de las jarchas es, prin­ válido el juicio de A. Deyermond
lo teatral del Siglo de Oro, al igual Quiñones de Benavente, Calde­ cipalmente, amorosa: el sufri­ (1979): «parece casi seguro que
que las loas y los entremeses, rón y Quevedo. Véanse: baile, miento de la amada por la ausen­ las jarchas son parte de una tra­
y que, generalmente, constituía ENTREMÉS, LOA y MOJIGANGA. cia del amigo, que se encuentra dición románica común y fuerte­
la parte final de la representa­ Jarcha. Término árabe (harga o enfermo o que ha partido a otro mente arraigada, así como que
ción. Podía ser recitada o canta­ jarya: salida, final) utilizado por lugar, etc.; la doncella se lamenta constituyen la base de la moaxaja
da por un solo actor; en otros ca­ los poetas de Al-Andalus para de esta ausencia, a veces con ex­ (y, por tanto, también del zéjel)».
sos estaba concebida en forma de designar una especie de estribi­ clamaciones de dolor y de angus­ Ejemplos:
diálogo: es lo que se denomina llo (markaz), compuesto en dia­ tia. Otros temas son el panegírico
jácara entremesada. La temática lecto mozárabe o bien en árabe, de un amigo, o de un personaje serie árabe:
más frecuente de estas piezas se con el que terminaba la última político, o el tema del vino como XXI
relaciona con el mencionado estrofa de la moaxaja, poema en liberación del sufrimiento causa­
YÁMAMMÁ, ME-WIL-HABIBE BAIS
mundo del hampa: pendencias árabe o en hebreo, que se escri­ do por la pena amorosa, etc.
E NO MÁS TORNARÁDE. GÁR KÉ
entre rufianes, o broncas entre bía en'el sur de España entre los Los personajes que aparecen o se
FARÉYO, YA MAMMÁ: ¿NO UN
éstos y sus compañeras, y alusio­ siglos xi y xii. Parece que la jar- mencionan en estos poemas son,
nes a su final desgraciado: casti­ cha, o «cancioncilla mozárabe», aparte de la doncella (es la que, [bezyéllo lésaráde?
gos corporales, condena a galeras formada por un número variable generalmente, enuncia los ver­ «Madre, mi amigo / se va y no
o la horca. El público debía ser de versos (aunque predomina sos de la jarcha), el confidente, tornará más. / Dime qué haré,
muy aficionado a estas piezas, el de cuatro), constituía la base que normalmente es la madre madre: / ¿no me dejará [siquiera]
que, en algunos casos, eran can­ de dicho poema, que, a juicio de («mamma») y, en algún caso, un besito?».

268
JERGA 270 271 JORNADA

SERIE hebrea: Tanto el argot como las jergas de «Quien quisiere ser culto en sólo texto una melodía de ecos africa­
oficios y profesiones se han in­ [un día, nos:
IV
corporado, con fines estéticos, a lajeri (aprenderá) gotiza siguiente: «Yombe soy, soy lucumí,
Garid bos, ayyermanéllas, determinadas obras literarias: en fulgones, arrogar, joven, presiente,
mandinga, congo, carabalí».
kóm kontenér-hé mew málé, este tratamiento han sido maes­ candor, construye, métrica ar-
«¡ Mayo mb e-b o mbe - m ayo mb e!»
Sin al-habíb non bibréyo: tros E de Rojas, Cervantes, los [monía [...]».
¿ad ob l’iréy demandare? autores de la picaresca, Galdós, Véanse:
creacionismo y ono­
Valle-Inclán y C. Arniches. Véan­ Jitanjafora. Término aplicado matopeya.
(YehúdáHalevI) Jocoserio. Véase jocoso.
se: GERMANÍAy JERIGONZA. por A. Reyes a un tipo de com­
«Decid vosotras, ay hermanillas, / Jerigonza. Término procedente posición poética constituida por Jocoso. (Del latín iocosus: gra­
cómo he de atajar mi mal. / Sin el del occitano gergons (préstamo, a palabras o expresiones, las más cioso, chistoso, festivo.) Cuali­
amigo no puedo vivir: / ¿adonde su vez, del francés antiguo jargón: de las veces inventadas, carentes dad de ciertas obras literarias es­
he de ir a buscarlo?». gorgeo de los pájaros, según Co- de significado en sí mismas, y critas en clave de humor y tono
rominas) que habría dado en el cuya función poética radica en festivo cuya finalidad es divertir
(Trad. de E. García Gómez)
castellano antiguo «girgonz» y sus valores fónicos, que pueden a los posibles lectores o especta­
Véanse: cantiga de amigo, ca­ «gingon^a». Aparece ya en su for­ cobrar sentido en relación con el dores. Es un tipo de obras des­
sida, MOAXAJA, VILLANCICO y ma definitiva (jerigonza) en el texto en su conjunto. Aunque tinadas especialmente al teatro
ZÉJEL. Lazarillo. S. de Covarrubias ofre­ comúnmente se atribuye la crea­ (pasos, entremeses, jácaras, pie­
Jerga. Variedad lingüística (so­ ce la siguiente definición: «Geri- ción de la jitanjáfora al poeta cu­ zas del llamado «género chico»,
bre todo, el léxico) especial que gonza. Un cierto lenguaje par­ bano M. Brull (traductor de Va- etc.), aunque también aparece
utilizan los miembros de ciertos ticular de que usan los ciegos con léry), se han encontrado tes­ dicho tono en poemas evasivos,
grupos sociales (toreros, estu­ que se entienden entre sí. Lo mes- timonios de este tipo de expre­ de sátira de costumbres (en el
diantes, grupos marginales) y de­ mo tienen los gitanos, y también sión poética en la poesía popu­ Libro de Buen Amor, de Juan
terminadas profesiones y oficios forman lengua los rufianes y los lar o en escritores influidos por Ruiz, en la Gatoniaquia, de Lope
(médicos, deportistas, etc.) en el ladrones, que llaman germanía». ésta. de Vega, en las Fábulas de T. de
ámbito de su propia actividad. El término «jerigonza» como La jitanjáfora fue cultivada por al­ Iriarte, etc.) y en textos narrati­
Una forma peculiar de jerga es la «sinónimo de «jerga» y de «ger­ gunos representantes de las van­ vos como Id Autobiografía de D.
conocida con los nombres deger- manía» aparece en Rinconete y guardias, especialmente por los Torres Villarroel, el Fray Gerun­
nianía y jerigonza, con la que en Cortadillo, de Cervantes, para de­ dadaístas. Entre los poetas espa­ dio del P. Isla, etc. G. Bleiberg de­
la literatura de los Siglos de Oro signar la lengua secreta de los ñoles, aparece en algún texto de signa con el término «jocoserio»
se designa el habla de los ladro­ marginados del hampa sevillana. R. Alberti, y en la literatura hispa­ o tragicómico un tipo de escritos
nes, tahúres y demás gentes del Quevedo utiliza, además, el tér­ noamericana la utilizan E. Baila- frecuentes en la literatura espa­
hampa. Se suele identificar jerga mino «jerigonza» en el sentido de gas, L. Palés Matos, N. Guillén, ñola, en los que se percibe una
con argot, y, sin embargo, hay una expresión retorcida y extraña, V. Huidobro, etc. Puede aparecer coexistencia de aspectos festivos
diferencia notable: este último para referirse, con intención pa­ como jitanjáfora pura o en forma y graves.
(entendido como lenguaje del ródica y burlesca, al lenguaje cul­ de onomatopeya. En N. Guillén se Jornada. Nombre con el que se
hampa) implica una precisa in­ terano de Góngora y, más aún, a construyen, a veces, a base de to­ designaban en el Siglo de Oro los
tención críptica: se trata de un sus epígonos, a los que dedica su pónimos africanos o con voces actos en que se dividían las co­
lenguaje cuyo sentido es reserva­ «Receta para hacer Soledades en afronegroides, que actúan como medias. De hecho, se alternaban
do y sólo accesible a los iniciados. un día»: puros significantes y confierenjd ambas denominaciones, como
JÓRURI 272 273 JUGLAR

puede constatarse en El viaje en­ tero (Hikita) y cantor (Menuki­ brados periódicamente con mo­ (juegos) se utilizaba tanto para
tretenido, de A. de Rojas Villan- ya) decidieron conjuntar sus res­ tivo de festividades, o de otro referirse a las actividades depor­
drando, cuando, al mencionar pectivas funciones, de forma que orden, y en los que ocupaban tivas como a las representaciones
las partes de que constaba un es­ mientras Menukiya cantaba su un papel importante, junto a las teatrales celebradas en las fiestas
pectáculo teatral, advierte: «Ha­ relato acompañando el texto con competiciones deportivas, las re­ dedicadas a los dioses.
cían cuatro jornadas, / tres entre­ su shamisen, Hikita movía las presentaciones y el canto o la de­ En la Edad Media existía una for­
meses en ellas, / y al fin con un marionetas de acuerdo con lo clamación de himnos a los dioses ma peculiar de festejos en los lla­
bailecito / iba la gente contenta». que se contaba en el relato. Dada o de poemas a los vencedores en mados juegos escolares, algunos
Véase: acto. la gran aceptación del naciente dichas competiciones. Entre los de los cuales consistían en repre­
Jóruri. Con la denominación de espectáculo por parte del público juegos (fundamentalmente de­ sentaciones de tema religioso, en
Ningyo Jóruri se conoce un teatro y la acogida del mismo en la corte portivos) unidos a festivales reli­ latín, realizadas por clérigos o es­
de marionetas que a finales del del emperador, el Nyngio Jóruri giosos en Grecia destacan los tudiantes. Aparte de esto, se ini­
siglo xvi comienza a desarrollar­ termina convirtiéndose en una Olímpicos (en honor de Zeus), cian en la baja Edad Media los
se en Japón gracias a la obra forma de teatro popular estable, los Píticos (dedicados a Apolo, denominados «Juegos florales»,
conjunta de un titiritero (Hiki- en competencia con el kabuki, en Delfos; había competiciones cuya primera manifestación ocu­
ta Awaji-nojó) y un cantor de otra modalidad teatral japonesa. musicales de himnos al dios), rre en Toulouse (Francia) en
Jóruri (Menukiya Chózaburó), Véanse: haiku, kabuki y kyó- ístmicos (dedicados a Poseidón, 1323 y en los que participan di­
que acompañaba su canto con la gen . en el istmo de Corinto), Ñemeos versos poetas con sus composi­
música de un shamisen, una es­ Jota. Copla popular que acom­ (en honor a Zeus, se realizaban ciones para competir en dicho
pecie de laúd de tres a cinco cuer­ paña al baile del mismo nombre, en Nemea). Aparte de estos jue­ concurso. Este tipo de «juegos
das. En Japón existía una antigua el cual se danza en Aragón y en gos, había dos grandes festivales: florales» se introducen en Espa­
tradición de titiriteros ambulan­ otras regiones de España. Dicha uno (las Panateneas), dedicado a ña a través de Cataluña a finales
tes que recorrían el país con su composición, en el aspecto mé­ la diosa Atenea, en el que se de­ del siglo xiv. En el siglo xv apa­
caja de títeres (Ningyo, en japo­ trico, aparece generalmente en sarrollaban competiciones gim­ recen en Castilla en forma de jus­
nés) de trapo y madera. Por otra estrofas de cuatro versos, prefe­ násticas, concursos musicales, tas literarias. En las ^academias
parte, existían también cantores rentemente octosílabos, que ri­ coreográficos, etc., y otro, el de renacentistas y en los colegios de
o recitadores de relatos extraídos man en asonante los pares. Se las fiestas Dionisias, dedicadas al jesuítas continuó esta práctica de
de las epopeyas de los samurais. conoce algún caso en el que se dios Dioniso: se celebraban en los concursos literarios. En el si­
Uno de los relatos más conocidos ha añadido un quinto verso, que primavera, durante seis días, de glo xix, M. Milá y Fontanals, V.
era el que narraba la triste histo­ rima en consonante con el terce­ los cuales en el tercero y el sexto Balaguer y J. Rubio y Ors restau­
ria de la joven Jóruri, que, des­ ro. Ejemplo: había concursos de ditirambos y ran en Barcelona (1859) los Jocs
pués de encontrar a su esperado representaciones teatrales. En el floráis; posteriormente, se ex­
«Si mí madre fuera mora
amigo, lo volvía a perder de nue­ siglo v a.C. cada concursante tiende ese modelo de certamen
y yo nacido en Argel,
vo. Este relato, cantado y escu­ presentaba una trilogía trágica y por otras ciudades españolas.
renegara de Mahoma
chado a lo largo de generaciones, un drama satírico. En Roma se Véanse: certamen y festival.
sólo por venirte a ver,
terminó por convertirse en la de­ celebraban igualmente festivales Juglar. Véase mester de ju­
hermosa y blanca paloma».
nominación del nuevo arte dra­ y competiciones; el término ludí glaría.
mático que estaba a punto de na­ Juegos. Término con el que se
cer. Efectivamente, a fines del designaban en Grecia y en Roma
siglo xvi, los mencionados titiri­ unos espectáculos públicos cele­
275 KITSCH

flictivas entre las apetencias de la de mal gusto) con la que, en la

K naturaleza y la ley moral, en las


que termina venciendo el sentido
del deber y el cumplimiento de
primera mitad del siglo xix, se
designaba un tipo de arquitectu­
ra cuyas formas imitaban las del
las exigencias de la moral públi­ pasado medieval (gótico), rena­
ca. En el siglo xvm, el kabuki, centista o barroco. Este modelo
que ya se había consolidado de construcción lo utilizó en Ale­
como forma teatral, pasa por una mania la alta burguesía, tratando
etapa de esplendor (a pesar de la de emular el lujo de la arquitectu­
competencia del teatro de mario­ ra palaciega de la antigua noble­
netas, que gozaba de una gran za (a la que había suplantado en
simpatía), y ha seguido mante­ el poder) para sus mansiones y
niendo el interés del público has­ quintas de recreo. Esta moda ar­
ta la actualidad. Entre las obras caizante del Kitsch se extenderá
más importantes de este teatro por otros países europeos, entre
Kabuki. Palabra japonesa que se habían ido incorporando ele­ suele citarse Las batallas de Co- ellos España, donde se producirá
significa «canción, danza y facul­ mentos dramáticos del No y del xinga, de Takeda Izumo y Nami- -una gran floración de edificios
tades artísticas». El kabuki, que Kyógen, fue evolucionando hacia ki Sozuke. Véanse: kyógen y jó- neogóticos, sobre todo en cons­
constituye una de las manifes­ una forma teatral autónoma y RURI. trucciones eclesiásticas. A finales
taciones más importantes del definida gracias a la intervención Kasida. Véase casida. del siglo xix se desarrolla, gra­
teatro clásico japonés, surge a de diversos actores como Naka- Katauta. Véase haiku. cias a las posibilidades de repro­
comienzos del siglo xvn, por mura (s. xvii), Sakata Tójuró Kathakali. Nombre con el que ducción en serie, una industria
iniciativa de la sacerdotisa Oku- (1647-1709, actor y creador, a su se designa una forma de repre­ de imitación de obras de arte, es­
ni, bailarina del templo sintoísta vez, de obras dramáticas), etc., y sentación teatral india, acompa­ pecialmente en escultura y pintu­
de Izumo, en Kioto, que organizó sobre todo del dramaturgo Chi- ñada de música y danza, en la ra: las imitaciones «de pacotilla»,
una serie de actuaciones de dan­ kamatsu Monzaemon (1635- que los personajes desarrollan un que constituyen una de las mani­
za ritual y canto en diversos luga­ 1725), creador de diversas obras mimo siguiendo el recitado del festaciones peculiares del «arte
res de la capital para recaudar dramáticas destinadas al teatro texto, cuya temática se inspira en Kitsch». Dicho término se apli­
fondos destinados a la recons­ de marionetas (Jóruri) y de una los libros de Rámayana y-del có también en Alemania a un
trucción de dicho templo, asola­ modalidad del kabuki conocida Mahábhárata. En este teatro, los tipo de literatura sentimental (las
do por el fuego. Más tarde, dada como Sewamono, teatro de cos­ gestos y posiciones (mudrá), sus obras de E. Marlitt, H. Courths-
la favorable acogida que encon­ tumbres cuya trama y personajes esplendorosos vestidos y el ma­ Mahler, etc.) y patriótica (K. May
tró esta experiencia, Okuni co­ se sitúan en el estrato popular de quillaje (de gran diversidad, con y ciertas obras de exaltación del
menzó a ensayar, con unas mu­ comerciantes, artesanos, etc. De un simbolismo cromático dife- amor a la tierra y a la raza de la
chachas, breves escenas dialo­ acuerdo con la función atribuida renciador de cada personaje), jo­ época nazi) cuyas características
gadas, acompañadas de música, al teatro en la sociedad japonesa, yas, collares, etc., están perfecta­ serían: a) un mimetismo, degra­
canto y danza, que representaban de educar al pueblo mediante la mente codificados. dados de obras del pasado, que
en un parque público de Kioto. presentación de modelos de con­ Kitsch. Palabra alemana (usada se produce por falta de originali­
En 1607 se trasladó a Yedo, actual ducta, Chikamatsu coloca a sus en el sentido de baratija de bisu­ dad creadora; b) copia reiterativa
Tokio. Esta danza ritual, a la que personajes en situaciones con­ tería e imitación artística cursi y de técnicas empleadas en mode­
274
KRAUSISMO Y LITERATURA 276 277 KRAUSISMO Y LITERATURA

los anteriores y de temas de gran­ parte de M. Duchamp. Véase: pa- miento deductivo, inicia el des­ estatal sobre los pueblos; son par­
des autores, cuyas obras triviali- RALITERATURA. censo, desde el ser absoluto hasta tidarios de una asociación federa­
za, p. e., en libros con llamativas Krausismo y literatura. Co­ las esencias finitas. En este siste­ tiva mundial de países e institu­
declaraciones de amor a la tierra rriente filosófica surgida del pen­ ma, lo absoluto y la humanidad ciones.
(que recuerdan el vínculo pro­ samiento de K. C. Krause, filósofo constituyen los dos términos del En el pensamiento krausista se
fundo con la naturaleza de las alemán del siglo xix, cuya obra es proceso descendente en el que el atribuye gran importancia a la
obras de K. Hamsun) o en los que continuada por sus discípulos en mundo y el hombre están inmer­ moral, al derecho, al Estado, a
aparece una seudoconciencia re­ Alemania (H. Leonhardi), Bélgica sos en una comunidad de esen­ la religión y a la ciencia, como
ligiosa que hace pensar en la in­ (H. Ahrens) y España (J. Sanz del cias, de las que Dios es la suprema medios de perfección del hom­
tensa búsqueda de Dios de un Río, F. Giner de los Ríos, etc.). El esencia. Y así como espíritu y na­ bre. Pero tan importante como la
Dostoievski; c) desfiguración de krausismo original responde a un turaleza forman una unidad en el ciencia para el progreso de la hu­
la realidad en un intento de fuga deseo de recuperación del pen­ hombre, así mundo y Dios for­ manidad es el arte, cuyas obras
hacia lo idílico, lo irracional samiento kantiano, deformado, a man una comunidad de esencias, son «una viva y progresiva reve­
y sentimental, en una vuelta al juicio de Krause, por las incorrec­ pero entendida no como puro lación de la divinidad entre los
mundo de los antepasados, que tas interpretaciones hechas por panteísmo, sino como «panente- hombres». Las diferentes formas
se evoca con nostalgia, etc. En la Fichte, Schelling y Hegel. El pen­ ísmo» («todo en Dios»), En el sis­ de arte (escultura, pintura, músi­
misma línea, aparece en Francia samiento krausista es conocido tema es importante dicho con­ ca, coreografía, arte dramático,
un tipo de literatura sentimental en España a través de la obra de cepto de la unidad de espíritu y etc.) responden a las característi­
(M. Dekobra, Delly: Esclava o rei­ Sanz del Río, que adaptó a las ne­ naturaleza, como símbolo de la cas originales de la vida de los
na, 1909; La infiel, 1921, etc.) y de cesidades intelectuales y al con­ armonía entre los seres y entre las países en los que surgen. En
tono épico y patriótico (P. Dérou- texto cultural del país El ideal instituciones humanas, a través cuanto al tema de la literatura y
léde: Cantos del soldado, 1872), de la Humanidad para la vida de las cuales la humanidad cami­ su influencia en el desarrollo de
junto a novelas de gran tirada, (1860), de Krause. Ese mismo año na hacia su destino de perfección las naciones, apenas es abordado
con trama estereotipada y temá­ Sanz del Río publica Sistema de la y de unidad universal. Este cami­ por Krause y Sanz del Río. Serán
tica similar (evocación nostálgi­ Filosofía Metafísica en el que sin­ nar tiene como guía lo absoluto, los krausistas españoles F. Gi­
ca del pasado, glorificación de tetiza su pensamiento, denomi­ hacia el que converge la humani­ ner de los Ríos, M. de la Revilla,
la naturaleza, etc.; a las que se nado «racionalismo armónico». dad a través de las distintas fases Clarín, etc., los que realicen una
ha calificado igualmente como Este sistema consta de dos partes: de la historia de los pueblos y por reflexión precisa sobre estética,
kirsch). En la época de las van­ la analítica y la sintética. En la medio de las diversas culturas, crítica y creación literarias. F. Gi­
guardias, el kitsch llega a utilizar­ analítica se estudian las condicio­ instituciones y asociaciones. En­ ner concibe el arte y la literatura
se como material de recreación nes del-conocimiento humano, en tre éstas, cobran especial trascen­ como medios para lograr la ar­
artística, por distanciamiento la línea del pensamiento de Kant. dencia las asociaciones naturales monización social y el progreso
irónico, respecto de determina­ Según Krause, el entendimiento de finalidad universal (familia, humano de los pueblos. Dado
dos temas y obras de arte. Ejem­ humano parte de un conocimien­ nación) frente a las que limitan la que, a su juicio, las creaciones li­
plos de este tratamiento serían los to de lo múltiple, distinto y par­ libertad (Iglesia y Estado), para terarias son la expresión más
realizados por los surrealistas so­ cial, para ir elevándose posterior­ conseguir «la perfección armóni­ viva del «espíritu» y la psicología
bre el personaje de Fantomas (La mente a lo simple, idéntico y total, ca de todo el hombre». Los krau- de los pueblos, en ellas se pue­
Complainte de Fantomas) o, en que finaliza con el conocimiento sistas se oponen a la concepción den descubrir las «aspiraciones»,
artes plásticas, la utilización de intuitivo del ser absoluto. En la absolutista del Estado y a las dis­ «grandezas» y «extravíos» que
un cromo de la Gioconda por sintética, utilizando el procedi­ tintas formas de tiranía del poder explican las profundas mutacio-
KYÓGEN 278

nes operadas en la historia de pero no adscrito a una confesión


cada comunidad: «Suprímase la religiosa, y de gran rectitud mo­
literatura de un pueblo y en vano ral. Por su parte, Clarín recrea
se apelará para reconstruir su pa­ la figura de un krausista en un
sado a su historia política». cuento, Zurita, en el que su pro­
Los krausistas españoles dedica­ tagonista vive una peripecia exis-
dos al estudio de las cuestiones tencial que podría considerarse
estéticas y de crítica literaria pre­ como una transposición miméti-
tenden un mayor rigor en el aná­ ca, en el plano de la ficción litera­
lisis de dichos temas y promover ria, de la trayectoria histórica del
un renacimiento de la creación krausismo español. Finalmente,
literaria. En este sentido, son un es obligado resaltar la labor inte­
modelo los artículos orientado­ lectual de krausistas eminentes
res de Giner de los Ríos sobre La como Azcárate, Sales y Farré
Fontana de Oro y La familia de y, sobre todo, Giner de los Ríos,
León Rock, de B. Pérez Galdós, y autor de valiosos estudios de filo­ Laberinto. Término de origen do sin posible salida, en una si­
los de Clarín sobre teoría literaria sofía del derecho, pedagogía y griego (labyrinthos: lugar de en­ tuación desesperada que confina
(p. e. «Del naturalismo») y crítica sociología y fundador de la Insti­ crucijadas de difícil orientación y con la locura o la muerte. Tal
de textos narrativos, p. e., de Pe­ tución Libre de Enseñanza e ins­ salida) con el que se alude en la imagen ha sido utilizada fre­
reda, Valera, Galdós, etc. pirador de otras instituciones mitología griega al enredo de ca­ cuentemente en los textos litera­
Por otra parte, el krausismo es como el Museo Pedagógico Na­ minos que el rey Minos mandó rios como metáfora relativa a la
objeto de tratamiento literario cional (1882), la Junta para la construir a Dédalo, en el interior vida humana, considerada como
por ciertos escritores que asu­ Ampliación de Estudios (1907), del palacio de Creta, para ence­ un enigma, una encrucijada o
men una posición crítica frente a la Residencia de Estudiantes rrar al Minotauro, el monstruo emboscada o como signo del sin­
dicho fenómeno cultural (p. e., (1910), etc., de las que surgirá un mitad hombre y mitad toro que sentido y absurdo de la misma:
Valera, en El racionalismo armó­ verdadero renacimiento científi­ se alimentaba de carne humana y «laberinto de errores» es la vida
nico, 1873) y frente al tipo social co y cultural en la España de 1920 al que había que entregar todos para Pleberio, en La Celestina,
del krausista, del que ofrecen una a 1936. los años siete doncellas y siete al contemplar, desesperado, el
caricatura degradadora de la que Kyógen. Nombre con el que se muchachos atenienses a los que cadáver de su hija; espacio labe­
podría ser modelo la que realiza designa una breve pieza cómica daba muerte. Este monstruo será ríntico, con una atmósfera opre­
Pereda en «Un sabio» (Tipos tras­ del teatro japonés, representada vencido por Teseo, que, conde­ siva: esto es el mundo para Franz
humantes, 1877). Frente a esta como entreacto en un espectácu­ nado con sus trece compañeros Kafka.
imagen caricaturesca, se ha creí­ lo de No. El Kyógen cumple una de infortunio a tan desgraciado El término «laberinto» es utili­
do ver en las figuras galdosianas función similar a la del entremés final, logra eliminar al Minotau­ zado en métrica para denomi­
de Pepe Rey (Doña Perfecta) y en el teatro español del Siglo de ro mientras éste dormía, gracias nar un tipo de poema elaborado
León Roch una exaltación del Oro, ya que sirve de contraste hu­ a la ayuda de Ariadna, hija del rey con tal ingenio y artificio que
krausista, como hombre culto, morístico frente a la seriedad de Minos y enamorada del héroe. sus versos pueden leerse al dere­
modesto, equilibrado, amante de los asuntos abordados en los dra­ Esta imagen del laberinto evo­ cho y al revés o en otras direc­
la ciencia y de la investigación, mas del No. Véanse: haiku, jó- ca una angustiosa sensación de ciones sin que dejen de tener
racionalista y creyente a la vez, RURiy KABUKI. claustrofobia, de sentirse atrapa­ sentido.

279
281 LEIXA-PREN, LEXAPRÉN O LEIXAPRENDEIDEJA Y TOMA)
LATINISMO 280

mente humana es el origen del Leitmotiv. Palabra alemana


Latinismo. Véase cultismo. TARIO y RECEPCIÓN (ESTÉTICA
Lay. Breve poema amoroso, de DELA)'."' sentido que tenemos sobre toda («motivo recurrente») proceden­
origen franco-provenzal, com­ Lectura. En la moderna crítica la realidad. Para Gadamer, apli­ te del campo de la música con la
puesto en sextillas, en versos literaria, la figura del lector ha cado dicho principio a un texto que designa un tema melódico
adquirido una especial relevan­ literario, la realidad significativa que va apareciendo de forma re­
hexasílabos y con dos rimas con­
sonantes agudas: una en los ver­ cia, sobre todo a partir de la lla­ de éste depende de la mente de su currente a lo largo de una pieza
sos primero, segundo, cuarto y mada «estética de la recepción». intérprete y de las coordenadas musical. En la literatura se deno­
quinto y otra en el tercero y el Previamente, en las reflexiones históricas y culturales en que se mina leitmotiv a una determina­
sexto. Véase el siguiente ejemplo de algunos estructuralistas y se- encuentra y que condicionan su da palabra, expresión, verso o
de un poeta del siglo xv: miólogos se hacía hincapié en la percepción del sentido. En la mis­ figura literaria (metáfora, sím­
consideración del texto literario ma línea, W. Iser cree que las «ex­ bolo) que reaparece a intervalos
«Ay, triste de mí, como una realidad y un mensaje periencias» de vida de cada intér­ a través de una obra. Se emplea
¿porqué padescí abiertos, que necesitan del lector prete o lector son las que dan tanto en poesía como en narrati­
sin lo merescer? para que se desarrollen todas sus origen a diferentes lecturas de un va o en teatro.
Pues siempre serví virtualidades de significación. determinado texto literario. Y es Leixa-pren, lexaprén o leixa-
leal fasta aquí Tal es la posición de R. Barthes y que los mismos textos se prestan, prende (deja y toma). Expre­
a mi entender». de U. Eco. Para el primero, exis­ a su vez, a esas diversas lecturas, siones con las que se denomina
ten textos «cerrados» (su sentido ya que presentan, en su enuncia­ una peculiaridad métrica de la
(Juan de Torres) ción, «huecos» o «lagunas» que poesía gallego-portuguesa (tam­
es patente y delimitado) y otros
Lector. En la teoría de la «re­ en los que se invita al lector a el intérprete debe rellenar. Así, bién se encuentra en la provenzal
cepción» de la obra literaria se utilizar distintos «códigos» para cuando alguien se va adentrando y en la castellana) consistente en
descubrir las diversas «voces» en la lectura de un texto el senti­ la repetición de una o varias pa­
ha elaborado una precisa tipolo­
gía del lector, de manera análoga que pueden surgir de dicho tex­ do del relato se va transformando labras de un verso en el comienzo
a lo ocurrido con el narrador en to. Desde este punto de vista, el paulatinamente. Los juicios o ex­ del verso siguiente o del último
lector se convierte en auténtico pectativas formados sobre los verso de una estrofa en el prime­
la teoría del relato. En este senti­
do, se habla de un lector real o «productor» de sentido al dar su personajes y su conducta deben ro de la estrofa siguiente. Esta re­
empírico (el que, de hecho, se interpretación de la obra. Algo si­ modificarse ante nuevos compor­ petición puede presentar otras
milar apunta U. Eco a propósito tamientos. En definitiva, el lector modalidades, como las de reite­
acerca a un determinado texto),
de un lector supuesto (el que un de sus conocidas definiciones de ha de ir completando el sentido rar todo un verso con la misma o
escritor imagina que va a ser su obra «abierta» y «cerrada», según del texto a medida que avanza en con distinta ordenación en el si­
lector, dados el nivel cultural, los el texto exija la colaboración del su lectura, y ha de irlo recreando guiente o bien la de repetir el pri­
gustos e ideas del público al que lector en la producción del senti­ en su conciencia. Su interpreta­ mer verso como primera parte
se dirige), un lector ideal capaz do o en la explicitación de las po­ ción es, pues, una creación de del segundo, o bien, en can­
tencialidades significativas del sentido, tanto por lo que se refiere tigas de más de dos estrofas,
de comprender todas las posibi­
mismo. a las «lagunas» como por la ade­ comenzar la tercera estrofa repi­
lidades de sentido de un texto,
La teoría de la recepción formu­ cuación de perspectivas y, sobre tiendo el segundo verso de la pri­
y un lector implícito concebido
lada por W. Iser y H. R. Jauss pre­ todo, por la conversión del texto mera y completándola con otro
corno estrategia textual: el autor
senta ciertas vinculaciones con la en propia «experiencia». Véan­ verso de igual rima. Véase, a con­
o el narrador dan por supuesta
su existencia, aunque no le nom­ fenomenología de E. Husserl y se: HERMENÉUTICA, LECTOR y tinuación, un ejemplo de leixa-
H. G. Gádamer. Para Husserl, la RECEPCIÓN (ESTÉTICA DE LA). pren, perteneciente a una cantiga
bren. Véanse: lectura, narra-
LENGUA LITERARIA 282 283 LENGUA LITERARIA

de amigo gallega, de Bernal de tura existen los denominados verso (metro y rima), en las - La semantización global del
B onaval (es un diálogo en el que «lenguajes especiales» (científico simetrías y paralelismos, en mensaje, rasgo por el cual,
se pregunta a una muchacha y técnico, jurídico, literario, etc.), figuras como la anáfora, re­ gracias a la interdependencia e
que a quién ha venido a esperar que presentan unas característi­ duplicación, concatenación, interacción de sentido que se
lejos de la ciudad, y ella respon­ cas peculiares. En este aspecto, retruécano, anadiplosis, etc. produce entre significante y
de que a su amigo) en la que la p. e., el lenguaje científico y técni­ Otro elemento recurrente, en significado, todos los constitu­
tercera estrofa se abre, reiteran­ co es fundamentalmente deno­ el verso como en la prosa, es el yentes de un texto se «semanti-
do el segundo verso de la prime­ tativo, monosémico y sin ambi­ ritmo, que es una marca lite­ zan» (I. Lotman).
ra y se completa con otro de la güedad, rasgo que dificultaría la raria explícitamente reconoci­ - La ficcionalidad, entendida
misma rima, y la cuarta estrofa claridad y precisión de concep­ da en la tradición poética y por los estudiosos de la prag­
se abre, a su vez, con el segundo tos exigidas en estas disciplinas. crítico-literaria. mática (J. L. Austin, J. R. Sear-
verso de la segunda estrofa y se Por eso, no tendría sentido utili­ - La perdurabilidad del mensaje le, R. Ohmann, etc.) como un
completa igualmente con otra zar, en un texto científico, recur­ poético, destinado a su repro­ rasgo de la lengua literaria que
de idéntica rima: sos expresivos peculiares del len­ ducción literal: «Esta capaci­ supone un uso desviado del
guaje poético, como la rima, el dad de reiteración [...], esta lenguaje, en el sentido de que
«Ay, fremosinha, se ben ajades! el narrador ficcional simula
hipérbaton o la polisemia, que, conversión de un mensaje en
Longi de vila quen asperades?» realizar actos ilocutivos. La
además de improcedentes, entor­ algo duradero [...] representa,
« Vin atender tneu amigo.»
pecerían la transmisión y com­ en verdad, una propiedad in­ ficcionalidad, entendida, ade­
«Ay, fremosinha, se gradoedes! prensión del mensaje. Es, preci­ herente y efectiva de la poesía» más, como capacidad de crea­
Longi de vila quen atendedes?» samente, en estos niveles (fónico, (R. Jakobson). ción de mundos posibles en la
«Vin atendertneu amigo.» sintáctico y semántico) donde se - La ambigüedad y plurisignift- esfera de la imaginación poéti­
perciben con más claridad las di­ cación, características del len­ ca, mediante el arte verbal,
«Longi de vila quen asperades?» ferencias que separan el lenguaje guaje literario frente a otros constituye un criterio para
«Direy-vo-l’eu, poys me pregun- literario de los demás lenguajes lenguajes monosémicos (cien­ sancionar si un texto es o no li­
[tades: especiales y de la lengua de uso tífico, lógico, jurídico) y que terario (K. Hamburger).
vin atender tneu amigo.» cotidiano. convierten a aquél en portador - La autonomía del lenguaje lite­
«Longi de vila quen atendedes?» Teniendo en cuenta las nociones de una carga significativa múl­ rario, destinado a crear una
«Direy-vo-l’eu, poi-lo non sabe- sobre lengua poética de los for­ tiple. obra de arte verbal. El lenguaje
[des: malistas rusos y de estudios pos­ - La connotación, peculiaridad literario no responde a una fina­
vin atender metí amigo». teriores realizados en teoría de la del lenguaje literario por la lidad práctica (la mera comuni­
literatura y en disciplinas como la que la configuración repre­ cación), sino estética. A este ob­
Lengua literaria. Los hablan­ semiótica y la pragmática, se pue­ sentativa del signo verbal no jetivo se encamina el realce de la
tes de un idioma tienen la posi­ den señalar ciertos rasgos obser­ se agota en un contenido in­ forma expresiva a través de los
bilidad de relacionarse entre sí vados en la tradición literaria, telectual, ya que presenta un «artificios» o recursos, conoci­
por medio de la lengua común que pueden considerarse como núcleo informativo impreg­ dos como figuras, que afectan
o estándar, aceptada por todos caracterizadores de la lengua y nado de valores afectivos, a todos los niveles de la lengua
como vehículo normal de comu­ los textos literarios: expresivos y evocativos que (R. Jakobson).
nicación. Aparte de esta modali­ - La recurrencia, evidente en las se añaden al valor denota­ - El lenguaje figurado es ur. ras­
dad lingüística, en determinados reiteraciones fónicas (alitera­ tivo del signo lingüístico go fundamental de la lengua li­
campos de la ciencia y de la cul­ ción, paronomasia, etc.), en el (Ch. Bally). teraria. Se puede afirmar que
LENGUAJE 284 285 LIBRETO

«el lenguaje poético es siempre forma "de villancicos, diferen­ y la lexicografía, cuyo cometido torno a héroes, cuya existencia
un lenguaje figurado y ciándose de éstos por la nota es la técnica o el arte de elabo­ histórica, a veces, no puede ser
que sin figuras no hay poesía». satírica que las caracteriza. En ración de un diccionario, en el comprobada, como es el caso de
(J. A. Martínez). el Siglo de Oro, aparecen algu­ que se ofrecen informaciones Bernardo del Carpió (protago­
Véanse: alegoría, ambigüe­ nas letrillas de gran perfección, de orden etimológico, categorial, nista de romances), o en torno a
dad, CORRELACIÓN, FICCIÓN, como «Poderoso caballero es combinatorio, semántico y con­ personajes históricos de los que
FIGURAS, LÍRICA, LITERATURA, don dinero» (F. de Quevedo), textual sobre cada uno de los tér­ apenas quedan en el relato más
METÁFORA, METONIMIA, PARA­ «Da bienes Fortuna» y «Ande yo minos censados. Aparte de los que sucesos puramente legenda­
LELISMO, POESÍA, POLISEMIA, caliente y ríase la gente» (L. de diccionarios, la lexicografía se rios, como ocurre con el rey visi­
SÍMBOLO, TROPO, etc. Góngora). Ejemplo: ocupa del estudio de otras obras godo don Rodrigo, del que los
Lenguaje. Véanse código, dis­ en las que se recogen determina­ romances viejos evocan hechos
curso, FONEMA, FUNCIÓN, LÉ­ «Da bienes Fortuna dos «corpus léxicos», cerrados o fantásticos, (p. e., sus amores con
XICO, NORMA, etC. que no están escritos, abiertos, como son los glosarios, la Cava). Incluso una figura his­
Leonina. Se dice de la rima con­ cuando pitosflautas, vocabularios, concordancias, «te­ tórica tan conocida como Rodri­
sonante que se produce al final cuando flautas pitos. soros», diccionarios enciclopédi­ go Díaz de Vivar es objeto de
del primer hemistiquio de dos o ¡Cuán diversas sendas cos, enciclopedias, etc. diversos relatos legendarios. Al­
más versos seguidos. Ejemplo: se suelen seguir Lexicografía. Véase léxico. gunas secuencias del cantar son
en el repartir Leyenda. Relato transmitido pura leyenda: la de las arcas de
«En la fresca flor, el verso sutil: honras y haciendas! inicialmente por tradición oral, arena, el episodio del león, la
el triunfo de Amor en el mes de A unos da encomiendas, en prosa o en verso (en algunos afrenta de Corpes, etc. Otro tipo
[abril: a otros sambenitos. casos, se basa en acontecimientos de leyendas son las hagiográfi-
Amor, verso y flor, la niña gen- Cuando pitosflautas históricos y, en otros, es fruto de cas, que abundan en la literatura
[til». cuando flautas pitos [...]». la fabulación popular), en el que medieval y en el teatro del Siglo
(Rubén Darío) (Góngora) prevalecen elementos fantásticos de Oro: p. e., en los Milagros de
o maravillosos, frecuentemente Nuestra Señora, de Berceo, en las
Letrilla. Composición poética Léxico; Es el sistema o conjunto de origen folclórico. Puede tener Cantigas de Alfonso X, etc. Un
formada por estrofas de versos de unidades léxicas que compo­ como protagonista un personaje, período de especial creatividad
octosílabos o hexasílabos que nen una determinada lengua. un espacio misterioso («El mon­ es el Romanticismo, tanto en ver­
pueden rimar en consonante o Dejando a un lado la semántica, te de las ánimas», de Bécquer) o so (poemas legendarios del du­
en asonante y van acompañadas que se ocupa indirectamente de un acontecimiento. Buena parte que de Rivas, Zorrilla, etc.) como
de estribillo. Presenta la forma de los lexemas en cuanto unidades de los poemas épicos conocidos en prosa: entre las más originales
un villancico o de romance con lingüísticas portadoras de rasgos tienen como base una leyenda figuran las Leyendas de G. A. Béc­
estribillo, y, a veces, está com­ semánticos (semema sería el con­ previa, lo cual es evidente en la li­ quer, de las que cabe destacar,
puesta por redondillas o quinti­ junto de semas o rasgos semánti­ teratura española, donde varios por su calidad estética y mayor
llas dobles. Los temas de que tra­ cos presente en un lexema), hay cantares de gesta, romances y acogida de los lectores, Maese
ta son generalmente de carácter dos ciencias que se centran espe­ obras dramáticas de tema histó­ Pérez el organista, El monte de las
festivo o satírico, pero también cíficamente en el estudio del léxi­ rico legendario incluyen o se ánimas, La rosa de pasión, etc.
las hay de asunto religioso y eró­ co: la lexicología, que tiene por apoyan en este tipo de relatos. Libelo. Véase panfleto.
tico. Históricamente, las letrillas objeto determinar el origen, for­ Efectivamente, en la épica caste­ Libreto. Escrito de carácter dra­
aparecen en el Renacimiento en ma y significado de las palabras, llana aparecen estas leyendas en mático que sirve como texto de
LIBRO 286 287 LIBROS DE CABALLERÍAS

una ópera, una zarzuela o un sai­ Hasta 1474, año en que se edita más difícil su lectura. Por el con­ siglo xx, los clásicos de la litera­
nete del llamado «género chico». en una imprenta de Valencia Tro- trario, en el siglo xvm se percibe tura española han ido aparecien­
En el caso de la ópera, toda la le­ bes en lohor de la Verge María, una evidente mejora en la elabo­ do, en ediciones dirigidas al gran
tra del libreto viene anotada con primer incunable español, el li­ ración del libro, y una tipografía público (Espasa Calpe, Losada,
música; en la zarzuela y el sainete bro aparecía siempre manuscri­ más cuidada. Grandes imprentas Aguilar, Noguer, Destino, Plaza y
solamente algunas partes están to. En algunos casos, estos códi­ de la época son las de J. Ibarra Janés, Seixy Barral, Planeta, Tau-
destinadas al canto o a la inter­ ces, escritos por copistas (impresor de la Real Academia rus, Alianza Editorial, etc.) o
pretación musical, el resto es re­ especializados, presentan una Española) y A. de Sancha, en Ma­ acompañadas de una cuidadosa
citado por los actores. Libretistas riqueza ornamental y artística drid, B. Monfor t en Valencia y Pi- introducción, notas y, en su caso,
españoles importantes han sido notable: dibujos, miniaturas, or­ ferrer en Barcelona. Como mo­ del pertinente aparato crítico
Ricardo de la Vega, Carlos Arni- las decorativas, oro. A partir de la delo de calidad en este período, especializado (Anaya, Castalia,
ches, M. Ramos Carrión, José citada fecha comienza la impren­ se cita la edición del Quijote, de Cátedra, Crítica, etc.). Véanse:
López Silva, etc. Véanse: ópera y ta a producir los primeros incu­ Sancha (1780). En el siglo xix, BIBLIOGRAFÍA, BIBLIOTECA, CÓ­
ZARZUELA. nables. Entre éstos figuran algu­ durante la primera mitad, se ad­ DICE, EDICIÓN, INCUNABLE y
Libro. Procedente del término nos clásicos de la literatura como vierte un auge tanto en la canti­ MANUSCRITO.
latino líber, J. Corominas precisa Tirant lo Blanc, de J. Martorell, en dad de producción bibliográfica Libros de caballerías. Deno­
el sentido original: «Parte inte­ 1490; Las Siete Partidas, en 1491; (numerosas ediciones del Quijo­ minación aplicada en el Siglo de
rior de la corteza de las plantas las Coplas de J. Manrique, en te, novelas históricas, libros de Oro a un tipo de relatos noveles­
que los romanos emplearon a 1492; el Cancionero de Juan del viaje, de escritores costumbris­ cos (Amadís de Gaula, Esplan-
modo de papel, de donde luego la Encina, en 1496; La Celestina, de tas, etc.) como en la riqueza tipo­ dián, Palmerín de Oliva, etc.) que
acepción libro». En la cultura ju- F. Rojas, en 1499, etc. gráfica (letra gótica, romana, in­ tienen como protagonistas caba­
deocristiana el «libro» por ex­ Hay imprentas importantes ins­ glesa, redonda, negrita, etc.) y en lleros andantes, cuya vida de fic­
celencia era la Biblia, plural del taladas en España desde finales la originalidad de las ilustracio­ ción transcurre en tierras lejanas
griego biblion, correspondiente al del siglo xv, como las de Fadri- nes, según diversos procedi­ o exóticas y en un pasado remo­
líber latino. De hecho, cuando se que de Basilea en Burgos, P. Ha- mientos (calcografía, xilografía y to. Dichos personajes participan
alude a determinadas partes de la genbach en Toledo, J. Rosenbach litografía: en este último aspecto en aventuras fantásticas, en las
Biblia se designan con el término en Barcelona, S. Polono en Sevi­ colaboran pintores como F. Ma- que, frecuentemente, intervienen
«libro»: «Libro de Job», «Libros lla, etc. En el siglo xvi surgen im­ drazo, J. Pérez-Villamil, etc.). En seres extraños o maravillosos
sapienciales», etc. Esta forma de prentas en Alcalá de Henares, la segunda mitad del siglo co­ (encantadores, magos, gigantes,
designación pasó a ciertas obras Madrid y Granada, y mantienen mienzan a aparecer empresas edi­ endriagos, etc.), enmarcados en
de la literatura española, y no es su auge las ya existentes. En el si­ toriales con proyectos de gran al­ unos espacios de misterio: ínsu­
extraño que fueran precisamente glo xvii las imprentas españolas cance, como la de Rivadeneyra- las desconocidas, el fondo de un
las de tema religioso o escritas sienten la competencia de las que Aribau, que inicia la publicación lago habitado, mansiones que
por clérigos las que se denomina­ han surgido en Flandes, en Vene- de la Biblioteca de Autores Espa­ aparecen y desaparecen por arte
ron así: Libro de Alexandre, Libro cia y en Basilea. Tal vez eso expli­ ñoles (BAE), de gran interés para de magia, etc. Sobre las caracte­
de Apolonio, fórmula que fue se­ que el descenso de calidad del pa­ la historia de la literatura espa­ rísticas de estos libros de caballe­
guida por otros autores: Libro de pel y la presentación de los libros, ñola. En Barcelona surge la Casa rías, así como sobre su evolución
los enxiemplos del Conde Lu- escritos en letra romana e itálica, J. Espasa y Cía. (1861) y la edito­ y recepción hasta la llegada de la
canor, Libro del Caballero et del con tintas de escaso realce, que, a rial Montaner-Simón (1864). A gran parodia de los mismos rea­
escudero, etc. veces, calan la hoja, lo que hace partir de entonces, y a lo largo del lizada por Cervantes en el Quijo­
LICENCIA POÉTICA (O LICENCIA MÉTRICA) 288 289 LINGÜÍSTICA DELTEXTO

te, puede verse caballeresca partir del siglo xvi, comienza a camente, adquieren su plenitud la gramática tradicional, estruc­
(novela). recuperarse el valor del texto en significativa. Históricamente los tural o generativa. Gracias a los
Licencia poética (o licencia un tipo de canciones cultas cono­ primeros trabajos realizados so­ estudios de los iniciadores de
métrica). Posibilidad que tiene cidas como Kunstlieder (cantos bre esta materia aparecen vincu­ la nueva disciplina (S. Schmidt,
el poeta de transgredir ciertas le-* artísticos). Durante el siglo xvn lados a la gramática generativa, H. Isenberg, J. S. Petófi, T. A. Van
yes fonéticas y morfosintácticas se cultiva una modalidad de can­ cuando sus cultivadores tratan Dijk, H. Weinrich, etc.), el texto
o de alterar la forma de determi­ ción (los Gesellschaftslieder: can­ de explicar fenómenos sintácti­ deja de ser considerado como
nadas palabras para superar las tos de sociedad) de temática ana­ cos y semánticos (p. e., la coordi­ un simple conjunto de frases y
dificultades o responder a las ne­ creóntica en la que se exalta la nación de oraciones) que, a su pasa a convertirse en la unidad
cesidades métricas de un poema. naturaleza, la amistad, el vino, el juicio, han de ser estudiados no comunicativa fundamental del
Entre las licencias más frecuente­ amor, etc. En los poetas del Sturm en frases aisladas sino en el con­ lenguaje y objeto de estudio es­
mente tomadas por los poetas und Drangy en el Romanticismo junto de la sucesión de oracio­ pecífico de la nueva disciplina
cabe citar la 'sinalefa, la 'diéresis, se desarrollan breves poemas cen­ nes, es decir, en un nivel trans- conocida como lingüística del
la 'sinéresis y la 'apócope. Véan­ trados, igualmente, en el canto a frásico o textual. En esta primera texto.
se: Abl'RESlS, D1ÁSTOLE, ELISIÓN, la naturaleza y en sentimientos etapa, los invéstigadores creían En el desarrollo de esta ciencia
EPÉNTESIS, PARAGOGE, PRÓTE­ como el amor, la nostalgia, la so­ que bastaba ampliar los límites han tenido especial importancia
SIS, SÍNCOPA, SÍSTOLE, etc. ledad, etc. Grandes creadores de de la gramática oracional para los tempranos estudios de la Es­
Lied. Palabra alemana (en plu­ Heder en esta época son Goethe, solventar estas y otras cuestiones cuela de Praga (relativos a la arti­
ral, Heder: canciones) con la que Heine, etc. planteadas y concebían, en este culación funcional de la frase en
se designa un breve poema, de Lingüística del texto. Expre­ sentido, el texto como el último «tema» y «rema», a la progresión
carácter lírico y temática varia­ sión con la que se designa una de los estratos lingüísticos, for­ temática producida en la sucesión
da (amorosa, espiritual, religio­ disciplina que tiene por objeto mados por unidades del estrato de frases integradas en un texto
sa, anacreóntica, etc.) compuesto el estudio del texto, entendido inferior (oraciones), de forma si­ coherente, aspectos abordados
por estrofas regulares de versos como unidad comunicativa fun­ milar a como las oraciones están por F. Danés, B. Palek, etc.), los
rimados. También se conoce con damental del lenguaje y como integradas por sintagmas, y és­ trabajos de investigadores rusos
dicho término una pieza musical «discurso» o «acto de habla» tos, a su vez, por palabras y mor­ sobre el texto como unidad comu­
cultivada en diferentes formas se­ completo. El desarrollo de esta femas. Sin embargo, el problema nicativa, sobre coherencia textual,
gún las épocas y que en el Ro­ disciplina se funda en el supues­ está en que el «salto» de la frase modelos formales, etc. (Vigotsky,
manticismo obtuvo un gran de­ to de que el estudio del lenguaje al texto es de diferente tipo que el A. N. y A. A. Leonf ev, Martem’ja-
sarrollo gracias a compositores no ha de limitarse al dominio de del sintagma a la frase, etc. Y es nov, etc.), los de estudiosos ale­
tan conocidos como Schumann, la estructura fraseológica u ora­ que, mientras que los estratos manes como H. Isenberg (sobre el
Beethoven, Brahms, etc. Como cional, sino que debe trascender­ anteriores al texto pueden expli­ concepto de texto, tipología tex­
texto literario, aparece en la Edad lo, ya que la comunicación plena carse de acuerdo con unos prin­ tual y modelo de texto), Schmidt,
Media con los 'Minnesinger, no se desarrolla en el nivel del cipios y métodos estrictamente Weinrich, Petófi, etc., los de los
siempre acompañado de música. enunciado, sino en unidades su­ sintácticos, el texto precisa, ade­ narratólogos franceses A. J. Grei-
La importancia de la música se periores denominadas «textos». más, de unas referencias de ín­ mas, C. Brémond, T. Todorov,
acrecienta, con menoscabo del En este nivel del texto o del dis­ dole semántica y pragmática, ya G. Genette, etc. Uno de los investi­
texto, en los conocidos como curso es donde los enunciados, que se trata de un fenómeno co­ gadores citados, H. Isenberg, en
Volkslieder, cantos populares, que a través de una articulación municativo que trasciende las un trabajo sobre tipología textual
abundan en los siglos xiv y xv. A coherente, establecida jerárqui­ posibilidades de explicación de (1983), hacía un repaso de las
LIRA 290 291 LIRICA

principales aportaciones realiza­ Lira. Estrofa de cinco versos en con el modelo abCabC. Ejem­ ser cauce de expresión de la sub­
das en esta disciplina y citaba, en­ la que se combinan heptasílabos plos: jetividad del hombre, de sus sen­
tre otros aspectos, el estudio y co­ ( l.°, 3.° y 4.°) y endecasílabos (2.° timientos y emociones al obser­
nocimiento de las propiedades de y 5.°) que riman en consonante a) Lira varse a sí mismo y al contemplar
los textos (coherencia, coordina­ (el l.° con el 3.° y el 2.° con el 4.° y a «Si de mi baja lira el mundo en el que está inmerso.
ción, conclusividad comunicati­ 5.°). La estructura más frecuente B tanto pudiese el son que en un La expresión poética de ese mun­
va, relaciones semánticas diversas es la de aBabB. Esta estrofa surge [momento do de sentimientos y emociones
entre las frases de un texto, estruc­ en Italia (B. Tasso: Amori, 1534) y a aplacase la ira se realizaba en la cultura grie­
turación, macroestructura, etc.), es incorporada a la poesía espa­ b del animoso viento ga en un tipo de composiciones
el análisis de determinados tipos ñola por Garcilaso en la Canción B y la furia del mar y el movi- que, en forma de canto, iban
de textos (narración, comentario V (Ode adflorera Gnidi), en cuya [miento». acompañadas por el sonido de
político, texto argumentativo, de­ primera estrofa («Si de mi baja la lira y con una doble modali­
cisión judicial, etc.), la creación de lira») se alude al instrumento (Garcilaso déla Vega) dad: coral y monódica. La prime­
modelos de clasificación textual y musical (la lira), nombre con el ra era cantada por un coro y
b) Cuarteto lira
la elaboración de tipologías tex­ que, a partir de entonces, se de­ acompañada por la lira. Homero
tuales, etc. A las aportaciones signará dicha estrofa. La lira tuvo A «¡Cuán solitaria la nación que menciona diversos tipos de com­
mencionadas habría que añadir la una gran acogida entre los poetas [un día posición (himnos, epitalamios,
de la creación de un metalenguaje españoles del Renacimiento (H. b poblara inmensa gente, himeneos, etc.), que serán culti­
científico y la precisión de una se­ de Acuña, Fray Luis de León, San A la nación cuyo imperio se ex­ vados por Alemán, Simónides,
rie de conceptos de gran utilidad Juan de la Cruz, etc.), pero decae pendía Píndaro y Baquílides. En cuanto a
tanto para la lingüística como durante el Barroco; en el neocla­ b del Ocaso al Oriente!» la lírica monódica, también can­
para la teoría literaria, p. e., la de­ sicismo renace el gusto por dicha tada y acompañada por la lira, sus
finición de *texto (y su relación (Espronceda)
estrofa (J. Meléndez Valdés y L. creadores más conocidos son
con los conceptos de ^enunciado Fernández de Moratín), que ad­ c) Sexteto lira Anacreonte, Safo y Alfeo. De
y *discurso) y contexto, los de quiere mayor auge durante el Ro­ Roma apenas se conservan restos
cohesión y coherencia, los de tema manticismo (duque de Rivas, a «¡Oh llama de amor viva, de lírica coral: algunos fragmen­
y rema, la diferenciación entre J. Zorrilla, E. Echeverría, etc.). La b que tiernamente hieres tos de himnos religiosos en latín y
textura y ^estructura, etc. En lo lira garcilasiana ha sufrido tres C de mi alma en el más profun­ el Carmen Saeculare, de Horacio.
que atañe a la teoría literaria, hay variaciones a lo largo de su histo­ do centro! La lírica monódica no se destina
ciertas cuestiones abordadas por ria: la primera, el llamado cuarte­ a Pues ya no eres esquiva, al canto, sino a la lectura. Es culti­
la lingüística del texto que presen­ to lira, combinación de cuatro b acaba ya, si quieres; vada por Horacio, Catulo, Pro-
tan especial importancia, p. e., la versos heptasílabos y endecasíla­ C rompe la tela de este dulce en­ percio, Ovidio, Virgilio, Marcial,
mencionada clasificación o tipo­ bos, utilizada, según el modelo cuentro!» Ausonio, etc. En conjunto, tanto
logía textual, la creación de mo­ AbAb, por Fray Luis de León, J. en la tradición poética popular
(S. Juan de la Cruz)
delos de lingüística textual y el Meléndez Valdés, J. Espronccda, como en la creación culta de Gre­
estudio de las relaciones entre Rubén Darío, etc. La segunda Lírica. Término de origen-grie­ cia y Roma se desarrolla una am­
estilística y lingüística del texto, modalidad es el llamado sexteto go (lyrikos: relativo a la lyra, ins­ plia tipología de poemas que, por
etc. Véanse: contexto, estilís­ lira, cultivado por Fray Luis de trumento musical de cuerdas) su temática, tonalidad y rasgos
tica, PRAGMÁTICA, REMA, TEMA León con la estructura métrica con el que se designa un género formales están en el origen de la
yTEXTO. aBaBcC y por San Juan de la Cruz literario que se caracteriza por posterior lírica occidental: éneo-
LÍRICA 292 293 LÍRICA

mió o ‘panegírico, ‘epitalamio, zaro, P. de Ronsard, Ben Jonson, dad adversa y la búsqueda de eva­ las que adquiere gran importan­
'‘epigrama, *himno, ‘oda, etc. J. Milton, W. Shakespeare, Garci- sión nostálgica en las ficciones de cia la musicalidad y la magia de la
En la Edad Media, la poesía po­ laso de la Vega, San Juan de la la fantasía, el ensueño, lo miste­ palabra poética. Esta ruptura se
pular románica produce nuevas Cruz, Lope de Vega, L. de Góngo­ rioso, lo exótico, el pasado, etc. inicia ya en escritores como
formas líricas, como la cantiga de ra, F. de Quevedo, etc., que culti­ Grandes poetas románticos culti­ Ch. Baudelaire, J. N. A. Rimbaud,
amigo gallega, el villancico caste­ van dicho género. vadores de la lírica son, entre S. Mallarmé, los parnasianos y
llano, la jarcha mozárabe, el re- Pasada la etapa neoclásica, en la otros, Byron, S. T. Coleridge, los simbolistas franceses, que in­
frain provenzal o los refrains del que tanto la reflexión teórica M. G. Shelley, J. Keats, V. Hugo, fluyen en los modernistas espa­
norte de Francia, que surgen al como la creación literaria (culti­ A. de Lamartine, A. de Musset, ñoles e hispanoamericanos: Ru­
margen de la tradición clásica. vo del lidilio, la ‘anacreóntica, la F. von Schiller, F. Hólderlin, No- bén Darío, Juan Ramón Jiménez,
Por otra parte, la poesía de los poesía ‘bucólica, la ‘fábula, etc.) valis, H. Heine, A. S. Pushkin, A. y M. Machado, Valle-Inclán,
trovadores provenzales inicia, in­ siguen de cerca los tratados y mo­ G. Leopardi, J. de Espronceda, etc. Dicha ruptura y la creación
dependiente de dicha tradición, delos grecolatinos, en el Roman­ G. A. Bécquer, etc. de nuevas formas de expresión lí­
un tipo de lírica con nuevas for­ ticismo y, sobre todo, en la estéti­ Ya en el siglo xx, y en el marco de rica se manifiestan de manera
mas poemáticas como la '‘can­ ca de Hegel se encuentran una la reflexión teórica sobre los gé­ más intensa y radical en los poe­
só, el ‘sirventés, la ‘pastorela, la definición, delimitación y encua­ neros literarios, adquieren espe­ tas representativos de los movi­
‘tensó, el tornejamen, etc. Otro dre específicos de la lírica en el cial relevancia los estudios de los mientos de vanguardia: F. T. Ma-
tanto ocurre en la poesía gallega marco de los géneros literarios. formalistas rusos. R. Jakobson rinetti y V. Maiakovski, T. Tzara,
con la ‘cantiga de amor, o en la Para Hegel, la lírica representa la pone en relación las peculiarida­ F. Werfel y G. Trakl, V. Huidobro,
castellana con la ‘serranilla, el expresión de la autoconciencia des de los distintos géneros con G. Diego y J. Larrea, G. Apolli-
‘romance épico-lírico, la ‘can­ del hombre y responde a la nece­ las funciones del lenguaje y las naire, Max Jacob y P. Reverdy,
ción castellana, la ‘glosa, el ‘plan­ sidad de manifestar «lo que sen­ tres personas gramaticales. Des­ A. Bretón, P. Éluard, R. Alberti,
to, etc. timos y contemplamos en la de esta perspectiva, la lírica se ca­ F. G. Lorca, V. Aleixandre, L. Cer-
En el Renacimiento, se fija la de­ manifestación de nuestros senti­ racteriza por la modalidad enun- nuda, etc. Las características de
nominación del género lírico, mientos». Por otra parte, en el ciadora en primera persona y esta lírica contemporánea son, a
que en la obra de S. Minturno Romanticismo se percibe un pro­ por el predominio de la función juicio de H. Friedrich: a) la «des­
(Arte poética, 1564) se designa fundo cambio que afecta a la con­ emotiva y expresiva, lo cual ex­ composición» del mundo exte­
como poesía «mélica o lírica». En ciencia que el poeta tiene de sí plica la frecuente presencia de rior («inerte obstáculo que se
este período, se actualizan algu­ mismo y de sus relaciones con el formas exclamativas, vocativos, opone al hombre») para crear,
nas de las formas líricas de la tra­ mundo, que se torna problemá­ interjecciones, como manifesta­ «en lo profundo del alma», un
dición clásica, como la ‘oda, la tico y extraño, como problemáti­ ción del estado de ánimo del poe­ «mundo nuevo»; b) la búsqueda
‘égloga, el ‘himno, la ‘elegía, el cas son las relaciones del hombre ta, de sus sentimientos y emocio­ de una poesía pura, como acerca­
epigrama, etc., y se crean, o se consigo mismo y con la sociedad, nes. miento a la «esencialidad» de las
consolidan, otras nuevas como la en la que se siente como «ajeno» y En la creación literaria aparecen cosas y el rechazo délo cotidiano,
‘canción petrarquista, el ‘sone­ «desterrado». De ahí el cultivo nuevas formas de expresión poé­ utilitario, didáctico y de «todo
to, el ‘madrigal, etc. Además del predominante de formas de poe­ tica (que suponen cierta ruptura sentimiento vulgar»; c) con este
gran maestro de la lírica rena­ sía lírica (en verso y prosa poéti­ con la lengua literaria tradicio­ rasgo se relacionan el intelectua-
centista, Petrarca (s. xiv), apa­ ca: ‘balada, elegía, himno, ro­ nal) cargadas de sugerencias, lismoyla ‘deshumanización»; d)
recen en los siglos xvi y xvn mance, ‘leyenda, etc.), en las que símbolos y connotaciones me­ la potenciación del carácter má­
eminentes poetas como J. Sanna- se advierte la huida de una reali­ tafóricas de difícil acceso y en gico y sugestivo de la lengua poé­
LITERARIEDAD 294 295 LITERATURA

tica: el poema debe esbozarse a to, por su estructura y funciona­ y xx se reafirma esta significa­ estética de la recepción, de la se­
partir del poder sonoro y sugeri­ miento, en obra literaria. Tinia- ción, aunque el término sigue miótica y de la ciencia empírica
dor del lenguaje, como vía previa nov considera la obra literaria abierto a otras acepciones: con­ de la literatura, se atribuye al pú­
para conferir a un texto su pleno como un «sistema de factores en junto de obras relacionadas entre blico receptor un papel capital en
significado; e) el carácter de «po­ correlación» y de procedimien­ sí por la pertenencia a un deter­ la determinación de qué textos
esía alógica», hermética y oscu­ tos jerarquizados en dependen­ minado género o subgénero, por deben ser considerados como li­
ra, etc. A propósito de esta os­ cia de un elemento «dominante». su temática u objetivos comunes, terarios. Según S. J. Schmidt, es la
curidad, cree Friedrich que es Este elemento configura, de ma­ etc. («literatura picaresca», «lite­ sociedad la que, de acuerdo con
una característica de la poesía nera primordial, un determina­ ratura mística»), producción li­ unas determinadas convencio­
moderna española (en conso­ do escrito como obra literaria. teraria de una época, estilo, es­ nes estéticas, señala «qué objetos
nancia con su tradición: Roman­ Para J. Mukarovski, este factor cuela, movimiento, etc. («lite­ deben ser valorados y tratados
cero -con su estilo lacónico y os­ dominante es la «función estéti­ ratura del siglo xvi», «literatura como objetos literarios». De for­
curo-, Góngora, etc.), de la que ca», que hace que su componente barroca», «literatura de vanguar­ ma similar, J. M. Ellis afirma que
hace un merecido elogio: «Desde básico, que es la lengua, deseche dia»), una rama de la ciencia lite­ «en un sentido importante es la
principios del siglo xx florece en su carácter utilitario para con­ raria («literatura», por historia comunidad quien convierte los
España una lírica de tal abun­ vertirse en signo autónomo vol­ de la literatura), etc. Entre las di­ textos en literatura, no los auto­
dancia y calidad que los críticos cado sobre su propio mensaje ferentes acepciones menciona­ res. Ciertamente éstos les confie­
del país hablan de un segundo Si­ artístico. Para Jakobson esta fun­ das, importa destacar, en primer ren las calidades que son la causa
glo de Oro de su literatura, y los ción dominante es la función lugar, la que se refiere al concepto de que la comunidad los trate así.
del extranjero se ven obligados a poética. Véanse: lengua lite­ de creación estética y al conjunto Pero lo que los convierte en lite­
darles la razón. La obra de Anto­ raria, literatura y poesía. de obras que pueden considerar­ ratura es el acuerdo de la comu­
nio Machado, Juan Ramón Jimé­ Literatura. Derivado del latino se como específicamente litera­ nidad». El segundo criterio de
nez, García Lorca, Rafael Alberti, littera, el término litteratura es, rias. Ahora bien, ya en la delimi­ discernimiento atañe al mensaje.
Gerardo Diego, Vicente Aleixan- según Quintiliano, un calco del tación de este último aspecto Es un hecho que la obra literaria
dre y otros es quizá el tesoro más griego grammatiké, relacionado surgen diversos interrogantes: presenta una forma determinada
valioso de la lírica europea con­ con el arte de leer y escribir y con ¿Qué se entiende por «específica­ de mensaje verbal, y que es, en el
temporánea». Véanse: géneros dos disciplinas básicas de la cul­ mente literario»? ¿Con qué crite­ plano de la expresión verbal, don­
LI TERARIOS, LENGUA LITERARIA, tura grecolatina: la gramática y la rios se puede discernir un texto de se manifiesta más propiamen­
LITERATURA, METÁFORA, POE­ retórica. Hasta el siglo xvm, se literario de otro que no lo es? Y, te el carácter de «literariedad»
MA en prosa, poesía y las entra­ alude con dicho término a la en definitiva, ¿qué es literatura? del texto considerado como poé­
das correspondientes a los di­ ciencia en general, y más propia­ Considerando la literatura como tico en relación con el lenguaje
ferentes tipos de poema lírico mente a la del hombre de letras. un acto de comunicación, la res­ cotidiano. Los formalistas rusos
enumerados en el transcurso de Sin embargo, a finales de este si­ puesta a los interrogantes plantea­ (Jakubinski, Jakobson, Sklovski,
esta exposición. glo, cuando el término «ciencia» dos habrá de venir de una refle­ etc.), en sucesivos estudios sobre
Literariedad. Término con el se especializa para abarcar los xión sobre los tres pilares de esa la lengua poética, llegan a la con­
que se ha vertido en español un dominios de las ciencias experi­ comunicación literaria: el emisor clusión de que su carácter pe­
vocablo empleado por los forma­ mentales, el de «literatura» se va (autor), el mensaje (texto) y el re­ culiar radica en el valor «autó­
listas rusos (literaturnost) con el orientando hacia lo que consitui- ceptor (público). Comenzando nomo» de ese lenguaje poético,
cual se alude a aquellas caracte­ rá su propio campo, el de la crea­ por este último, hay que subrayar que trasciende la mera finalidad
rísticas que convierten un tex­ ción estética. En los siglos xix que entre los cultivadores de la práctica de comunicación, a la
LITERATURA 296 297 LOA

que se reduce la lengua cotidiana. responde a las exigencias del or­ rienda suelta a la facultad de teraria, HISTORIA DE I.A LITE­
Este valor autónomo consiste en den práctico. Por su parte, los ro­ creación o evocación de mundos RATURA, LENGUA LITERARIA y
el relieve o realce que toma la mánticos conciben la obra de posibles y a la ensoñación de si­ POESÍA.
«forma» de la expresión poética arte como un universo autóno­ tuaciones placenteras, denegadas Literatura comparada. Véase
gracias a la mayor presencia de mo, y el arte y la belleza como un con frecuencia por una realidad COMPARADA.
artificios o recursos (fonéticos valor absoluto. No obstante, en áspera y prosaica; e) la evasión en Literatura oral. Véase oral.
-recurrencias, aliteraciones, rit­ distintas etapas de la historia de el tiempo (vuelta a la infancia, a Literatura sefardí. Véase se­
mo, rima, etc.-, morfológicos, la cultura y en diversas escuelas y un pasado histórico recreado con fardí.
sintácticos y semánticos: aná­ autores literarios, se han asig­ nostalgia de paraíso perdido o Litote. Término griego (litotes:
foras, paralelismos, metáforas, nado a la literatura (aparte de proyección sobre un futuro de sencillez, de litios: pequeño) con
símbolos, etc.) que «desautoma­ su objetivo primordial de crear utopía) y en el espacio (naturale­ el que se designa una figura retó­
tizan» y convierten esa expre­ obras de arte del lenguaje) las si­ za, culturas y paisajes lejanos rica de atenuación consistente en
sión, como tal, en el centro de guientes funciones: a) la de ser y exóticos); f) una función de decir menos de lo que se piensa
la atención del discurso (véase fuente de conocimiento: en el Ro­ ★compromiso por parte del escri­ para dar a entender, por el tono y
’ lengua literaria). El tercer pilar manticismo aparece la idea del tor que crea su obra con el objeti­ el contexto, que se quiere expre­
sobre el que se basa el texto lite­ poeta como desvelador de los se­ vo de influir ideológica y polí­ sar más de lo que se ha dicho.
rario, como hecho de comunica­ cretos y el misterio del mundo; ticamente en la transformación Ejemplos: «No es tan ingenuo
ción, es el emisor o autor. Aunque b) servir de instrumento de iden­ de la sociedad; g) servir de base como parece» (es astuto), «es
no es criterio válido de discerni­ tificación con el propio grupo para el aprendizaje de la lengua a muy poco educado» (es un gro­
miento la intencionalidad artísti­ mediante la transmisión de valo­ través de la lectura de obras de sero), etc. Con razón, se ha rela­
ca del escritor para conferir la ca­ res, normas y sistemas de una co­ grandes escritores, que son, en cionado esta figura con la hipér­
tegoría de literario a un texto, munidad a sus miembros, a tra­ definitiva, maestros en el domi­ bole y con la ironía.
debe advertirse, no obstante, que vés de los textos literarios. De nio del lenguaje (riqueza de vo­ Loa. Pieza breve con la que solía
es la pieza fundamental en la hecho la lengua y la creación lite­ cabulario, recursos lingüísticos, comenzar la representación tea­
enunciación del mensaje, yque el raria constituyen la base funda­ corrección idiomática y sensibi­ tral en el Siglo de Oro. Servía
significado del mismo depende, mental sobre la que se configu­ lidad estética). para iniciar el contacto con el pú­
en primer lugar, de la «intención ran la tradición de un pueblo, su Finalmente, la literatura, enten­ blico y prepararlo para el espec­
del autor». cultura y la propia identidad na­ dida como creación estética o táculo: la representación de una
En cuanto a las funciones de la cional; c) la ★catarsis, término arte del lenguaje, es tema especí­ comedia y unos entremeses in­
literatura, desde que Horacio utilizado por Aristóteles para re­ fico de una ciencia cuyo objeto tercalados entre los actos o jor­
asignó a la poesía la doble finali­ ferirse a la situación anímica que material son los textos literarios nadas. En dicha pieza se hacía un
dad de aut prodesse aut delectare se produce en el espectador, que y cuyo objeto formal es la refle­ breve avance del tema de la co­
(instruir, deleitar), en la poética durante la representación dra­ xión teórica sobre el sistema de media o bien se aludía a las virtu­
occidental se ha atribuido a la li­ mática se identifica con el héroe conceptos generales y modelos des y méritos de la persona a
teratura esa doble función: peda- trágico y, movido a «compasión con los que poder describir, ana­ quien se dedicaba la obra o a la
gógico-moral y placentera. Sin y temor», experimenta una «pur­ lizar y clasificar dichos textos. calidad de los actores y del drama
embargo, en la Crítica del juicio gación» de sus pasiones (Poética, Sobre este tema véanse *ciencia que iba a comenzar. En algunos
(1790), de 1. Kant, se afirma la 1453b); d) la función liberadora y de la literatura y* teoría de la lite­ autos sacramentales de Calde­
idea de la autonomía de lo bello y gratificado™, tanto en el escritor ratura. Véanse, además: compa­ rón la loa que los precede sirve
de que el sentimiento estético no como en los lectores, al poder dar rada (literatura), crítica li­ para adelantar una breve síntesis
LOCOS AMOENUS(LUGAR AMENO) 298

del contenido y para presentar el de estos temas o «tópicos» de la


elenco de personajes alegóricos
que van a intervenir en el auto. A
este tipo de loa se la denomina
loa sacramental. Véanse: baile,
literatura grecolatina han pasado
a la literatura española, como,
p. e., el * carpe diera (aprovecha el
tiempo o la ocasión: es un tema
M
COMEDIA, ENTREMÉS, JÁCARA y utilizado por Garcilaso en el so­
MOJIGANGA. neto XXIII), el de la Edad de Oro
Locus amoenus (lugar ame­ (Cervantes lo evoca en el cap. XI
no). Tópico heredado de la li­ del Quijote), etc. E. R. Curtius ha
teratura clásica, especialmente estudiado los principales topoi de
cultivado en la medieval y rena­ la literatura grecolatina; son los
centista y que, en diversas formas, siguientes: I. Tópico de la conso­
ha estado presente en la literatura lación ante el hecho de la muerte:
posterior. Se trata de un bello y aceptación del destino ineludi­
umbrío paraje en el que no pue­ ble. 2. Tópicos históricos: relati­
den faltar, como elementos esen­ vos a tiempos y espacios de enso­ Macrotexto. Obra compuesta sonante; puede quedar algún
ciales, uno o varios árboles, un ñada perfección: Edad de Oro, por un conjunto de composicio­ verso suelto. El tema suele ser
prado y una fuente o arroyo, a los paraíso terrenal, Campos Elíse­ nes autónomas. Los cancioneros amoroso; a veces, enmarcado en
que pueden unirse el canto de las os, etc. 3. Tópico de la falsa mo­ medievales, las series de cuentos un ámbito pastoril, y, en todo
aves, la brisa refrescante del vera­ destia, utilizado por los oradores reunidos y entroncados en un caso, tratado graciosa y delica­
no y la presencia de las flores, re­ al comienzo de sus discursos (V. *marco narrativo (p. e., Las mil y damente. Este poema, lo mismo
galando los sentidos con su per­ Fortunato: «me abruma el tema y una noches, el Decamerón, de que su denominación, surge en
fume y diversificado cromatismo. la lengua me falla»). Otros tópi­ Boccaccio, etc.), los epistolarios, Italia, en el siglo Xiv, y apare­
Locutivo. Véase actos de ha­ cos mencionados por Curtius etc., constituyen ejemplos de ma­ ce asociado al canto. Entre sus
bla. son el de la invocación a la natu­ crotexto. Por macrotexto se en­ grandes cultivadores figuran Pe­
Locutor. En la teoría de la co­ raleza, el del mundo al revés, el tiende, también, la serie de textos trarca, Ariosto y Sannazaro en
municación, es el codificador y del niño y el anciano, los tópicos pertenecientes a una escuela, co­ Italia, V. Voiture, L. des Benssera-
emisor del mensaje, el sujeto ha­ del exordio y conclusión de los rriente literaria o período cultu­ de en Francia y L. Barahona de
blante. discursos, etc. ral determinados. Soto, P. de Espinosa y, sobre todo,
Lugar común. Expresión con La expresión «lugar común» se Madrigal. Término de origen G. de Cetina en España. A este
la que se han vertido al castellano utiliza también con la acepción italiano (madrigale), de etimolo­ último pertenece el siguiente
las correspondientes expresiones peyorativa de «expresión trivial y gía dudosa (tal vez proceda del poema, considerado como un
griega (koinos topos) y latina (com- vulgar» (DRAE), aludiendo con latino matricalis), con el que se modelo perfecto:
munes loci) con las que se desig­ ello a temas, formas de expresión designa un breve poema lírico
nan ciertos temas o motivos con­ y recursos estilísticos que en al­ formado por un número variable «Ojos claros, serenos,
vencionales que utilizaban, como gún tiempo fueron originales de versos (generalmente entre si de un dulce mirar sois alaba­
recursos, los oradores y también pero que, con el uso, han venido ocho y quince) heptasílabos y en­ dlos,
los poetas en la elaboración de a convertirse en fórmulas o cli­ decasílabos, distribuidos libre­ ¿por qué, si me miráis, miráis ai-
sus discursos y poemas. Algunos chés envejecidos. mente por el poeta, a la manera [rados?
de la *silva, y que riman en con­ Si cuanto más piadosos
MALDICIÓN 301 MANIFIESTO
300

más bellos parecéis a aquel que que los estudiosos del arte de ese la literatura para designar un es­ rían, a juicio de H. Hatzfeld, «una
[os mira, país, a mediados del siglo xvi, tilo que se produce en Europa en retórica de fuegos artificiales, un
no me miréis con ira designaban las peculiaridades un período de transición del Re­ eludir lo decisivo y evitar lo dra­
porque no parezcáis menos her­ de un artista y, de manera espe­ nacimiento al Barroco y cuyas fe­ mático, un virtuosismo y precio­
írnosos. cial, el estilo o maniera de Miguel chas de desarrollo varían según sismo estilístico, una búsqueda
¡Ay, tormentos rabiosos! Ángel, que se convierte en el pro­ los diferentes países (Italia, entre de metáforas raras e innovado­
Ojos claros, serenos, totipo imitado por otros pintores 1530 y 1570; España, entre 1570 y ras, el gusto por la expresión agu­
ya que así me miráis, miradme al (Pontormo, B. Cellini, etc.) y en 1600; Francia entre 1590 y 1640), da, la sutileza intelectual y el con­
[menos». el punto de partida del movi­ a juicio de H. Hatzfeld. Repre­ traste, la tendencia (también en
miento manierista europeo que sentantes de este manierismo li­ los pintores) a destacar en sus
(Gutierre de Cetina) obras un asunto en detrimento
se desarrolla entre la segunda terario serían, según el mismo
Véase: anacreóntica. mitad del siglo xvi y la primera crítico, T. Tasso y G. Marino en de los demás, etc. Véanse: ba­
Maldición. Término con el que del xvn. Una versión francesa de Italia, F. de Malherbe en Francia, rroco, CULTERANISMO y RENA­
se designa una figura retórica dicho movimiento la represen­ J. Donne y T. Middleton en Ingla­ CIMIENTO.
consistente en una manifesta­ ta la Escuela de Fontainebleau terra y Gón'gora en España. Las Manifiesto. Término de origen
ción vindicativa por la que se de­ (Primaticcio, Rosso, Fiorentino, diferencias entre Renacimiento latino (manifestare: dar a cono­
sea un mal a alguien, al que se etc.), en la que se han observado, y manierismo serían notables a cer) con el que se alude a la publi­
cree responsable de la desgracia como rasgos característicos, el juicio de E. Carilla, para quien, si cación de un texto breve (en una
en que uno se encuentra. Se de­ gusto por las formas geométri­ el primero se caracteriza por su hoja suelta, folleto, periódico,
nomina también ^imprecación. cas, por la deformación de pers­ clasicismo, búsqueda del equili­ revista, etc.) por parte de una
Cuando es uno mismo el que se pectivas, por la línea «serpenti­ brio y de la armonía, por su obje- personalidad, un grupo o un
convierte en objeto de la propia na», etc. En España el pintor más tividad y propensión al didactis- movimiento político, religioso,
maldición, ésta se designa con el representativo del manierismo mo, el manierismo supondría filosófico, artístico o literario, en
nombre de * execración. Ejem­ sería el Greco. Este movimiento cierta reacción frente a lo clásico, el que se exponen y defienden
plos: artístico responde a una situa­ una potenciación de la subjetivi­ unas determinadas doctrinas o
ción de cambio y crisis cultural dad y de la fantasía y una concep­ programas de acción que, en la
(Imprecación) ción aristocrática del arte, cuyos mente de sus promotores, conlle­
producidos en Europa hacia me­
«Que nuestra vergüenza común rasgos más salientes serían el in- van novedosas o revolucionarias
diados del siglo xvi y que tendría
[caiga en él, telectualismo, el refinamiento y formas de progreso respecto a lo
su expresión plástica en una es­
se marque en su frente nuestra el culto a la ornamentación. Por anteriormente establecido en los
pecie de tensión espiritual y agi­
[maldición [...]». el contrario, las fronteras entre respectivos campos. Aunque esta
tación, perceptible en las formas
(Espronceda) distorsionadas de un Tintoretto o manierismo y Barroco no apa­ acepción del término «manifies­
en las figuras alargadas y angulo­ recerían bien delimitadas (el to», al menos en lo que se refiere
(Execración) sas del Greco, en contraste con la Manierismo podría llegar hasta a la crítica literaria, es relativa­
«Infierno, abre tu boca y trága- sensación de equilibrio armóni­ 1620), e, incluso podrían coexis­ mente reciente, la noción de sur­
[me». co que trasluce la pintura del Re­ tir ambas tendencias en un mis­ gimiento y afirmación de una
nacimiento, p. e., los cuadros de mo autor, p. e., en Góngora y nueva escuela que da a cono­
(Duque de Rivas) Quevedo o, en pintura, en el Gre­ cer su programa, supuestamente
Rafael.
Manierismo. Término deriva­ El concepto de «manierismo» se co. Los rasgos caracterizadores más progresivo que lo anterior­
do del italiano maniera con el ha aplicado también al campo de de este manierismo literario se­ mente consolidado, es ya anti­
MANR1QUEÑA (COPLA) 302 303 MANUSCRITO

gua: en la literatura española, un novela experimental, de É. Zola, en la etapa del Renacimiento es­ p. e., los «escribas» egipcios, los
propósito de estas características para el naturalismo, etc. Sin em­ pañol (diversos poemas de Gu­ librarii latinos, los monjes me­
es el que parece animar al autor bargo, el término «manifiesto» tierre de Cetina, D. Hurtado de dievales (a cuyo trabajo en los
del Libro de Alexandre (s. xm) sólo comienza a utilizarse, con el Mendoza, etc.), siguieron trans­ scriptoria de los monasterios de
cuando manifiesta, ufano: «Mes­ significado preciso apuntado al mitiéndose por vía manuscrita. Bobbio, Saint-Gall, etc., se debe
ter trayo fermoso, non es de jo­ comienzo, desde finales del si­ Históricamente, la primera ma­ la conservación de muchos tex­
glería: / mester es sin pecado, qua glo xix, y tendrá su período de nifestación del manuscrito (de­ tos clásicos), los copistas de ofi­
es de clerecía: / fablar curso rima­ esplendor en las dos primeras jando aparte las grabaciones en cio de los siglos xiv y xv, antes
do por la quaderna vía, / a sílabas décadas del siglo xx con la apa­ madera, piedra o metal) se pro­ de la aparición de la imprenta. En
contadas, qua es grant maestría». rición de los movimientos de duce en los llamados «rollos» de cuanto a los autógrafos, pueden
Sin embargo, al estudiar aquí el vanguardia: en 1909 surge el pri­ papiro (rotulas), formados por ti­ presentar diversas formas: borra­
concepto de manifiesto, hay que mer «Manifiesto del futurismo», ras entrecruzadas y prensadas dor (en el que previsiblemente
circunscribirse a la noción espe­ de Marinetti, en 1918 el «Mani­ (sobre cuya superficie se escribía habrá frecuentes correcciones,
cífica del término, que hay que si­ fiesto dadá», en 1919 «Ultra, un en columnas) que se enrollaban dato de especial relevancia para
tuar en los inicios del siglo xix. manifiesto a la juventud litera­ alrededor de un bastoncillo- (vo­ descubrir la evolución del texto),
Parece que es en el campo de lo ria», de R. Cansinos-Assens, en lumen). Entre los siglos iii y iv original autógrafo (copia hecha
político-social donde el mencio­ 1924 el primer Manifiesto surrea­ d. C. comienza a utilizarse el có­ por el autor sobre el borrador) y
nado término adquiere un mayor lista, de A. Bretón, etc. Véanse: dice de pergamino (codex), for­ copia autógrafa (realizada sobre
auge en torno a las fechas indica­ ISMOS, MOVIMIENTO LITERARIO mado por pliegos encuadernados el original o sobre otra copia).
das. En la historia española, a y VANGUARDISMO. a la manera del libro poste­ Las copias no autógrafas pueden
raíz de la invasión del país por las Manriqueña (copla). Véase rior. Un tipo especial de códice lo haberse realizado en forma de
tropas de Napoleón, se constata COPLA. constituye el palimpsesto, nombre apógrafo, es decir, un manuscrito
una efervescente floración de Manuscrito. Término de ori­ aplicado a aquellos manuscritos de un copista que ha contado con
manifiestos, en distintas ciuda­ gen latino (manu-scriptus) con el en los que el copista, debido a la el autógrafo e, incluso, en algún
des de España (p. e., «Manifiesto que se designan unos textos «es­ escasez o carestía del pergamino, caso, ha podido ser supervisado
del español ciudadano y solda­ critos a mano», de manera espe­ borraba un texto escrito y super­ por el autor (A. Blecua).
do», Madrid, 1808, «Manifiesto cial aquellos que presentan algún ponía uno nuevo en el mismo có­ Desgraciadamente, se conservan
dirigido a los franceses», 1808, valor histórico, artístico o litera­ dice. Un ejemplo: A. Mai descu­ pocos manuscritos autógrafos de
etc.). En el transcurso del si­ rio, y, sobre todo, los surgidos brió una obra de Cicerón (De textos literarios anteriores al si­
glo xix se suceden escritos de antes de la aparición de la im­ Republica) encima de cuyo texto glo xvm: p. e., se desconoce el
esta índole, entre los que desta­ prenta, a los que se denomina, se había escrito un comentario de paradero o se han perdido to­
ca, por su proyección internacio­ con más propiedad, códices. La San Agustín sobre los Salmos. dos los autógrafos de la obra de
nal, el «Manifiesto comunista» importancia del manuscrito en el Por lo que respecta a la autoría Shakespeare, Corneille, Moliere,
(1848), de K. Marx y E Engels. estudio de los textos literarios es del manuscrito, éste puede ser Cervantes, etc. Sin embargo, por
Desde el punto de vista de la lite­ fundamental, ya que toda la pro­ autógrafo (procede de la mano lo que atañe al teatro español, se
ratura, se han considerado como ducción grecolatina, bíblica y del autor déla obra) o copia. Con encuentran en la Biblioteca Na­
manifiestos avant la lettre el medieval se ha transmitido en di­ relación a esta última, desde la cional de Madrid varios autógra­
«Prefacio» de Cromwell (1827), cha forma de escritura. Incluso antigüedad ha habido personas fos de obras dramáticas de Lope
de V. Hugo, texto de afirmación después de establecerse la im­ especialmente dedicadas a la es­ de Vega, Tirso de Molina, Cal­
del movimiento romántico; La prenta, muchos textos poéticos, critura y transcripción de tqxtos: derón, etc. Véanse: autógrafo,
MARAVILLOSO 304 305 MÁSCARA

BIBLIOTECA, CÓDICE, EDICIÓN, Esta categoría es reivindicada tecimientos vividos o presenta­ lo sensorial, la tendencia a la aso­
LIBRO y TRADICIÓN DIPLOMÁ­ por el ^surrealismo con su teoría dos por el narrador, o bien leídos ciación de elementos contradic­
TICA. del «azar objetivo» y los encuen­ o escuchados a otro relator. Este torios (esplritualismo y sensuali­
Maravilloso. Categoría estética tros fortuitos con lo prodigioso procedimiento narrativo figura dad, religiosidad y erotismo) y el
alusiva a un mundo fantástico en en momentos inesperados de la ya en las colecciones de cuentos culto por la hipérbole. Esta ten­
el que pueden ocurrir fenóme­ vida. Otra forma de búsqueda orientales, como la del Pancha- dencia a la exageración va unida
nos que escapan a las leyes espa­ de lo maravilloso se produce en tantra, y en versiones occidenta­ a una riqueza de imágenes y me­
cio-temporales a las que están la literatura de ciencia-ficción les como las castellanas del Calila táforas que tienden a promover
sujetos la naturaleza y el hombre. (J. Verne) y de las llamadas «cien­ e Dinma, el Sendebary el Barlaam en el lector la sorpresa y la fasci­
La irrupción de lo maravilloso es cias ocultas» (F. Lieber, J. Vanee, o en Las mil y una noches, en El nación, objetivo fundamental del
una constante en la historia de la C. Moore, etc.) y, por supuesto, conde Lucanor, de don Juan Ma­ poeta, según Marino: causar me­
literatura universal, desde los re­ en ciertos relatos de la narrativa nuel, los Cuentos de Canterbury, ra viglia. Esta extrañeza se provoca
latos míticos de las culturas pri­ contemporánea hispanoamerica­ de Chaucer, el Decamerón de no solamente a través de esplen­
mitivas hasta los mitos grecolati- na conocida con los rótulos de Boccaccio, etc. Por lo que respec­ dorosas manifestaciones de be­
nos, pasando por los «milagros» «realismo mágico» (G. García ta a estos dos últimos, el relato lleza, sino también prestando
bíblicos, tanto del Antiguo como Márquez) y de «lo real-maravillo­ marco viene constituido por el atención a ciertas realidades de la
del Nuevo Testamento (el derrum­ so» (A. Carpentier). Véase: rea­ hecho de que una serie de perso­ existencia que la estética rena­
bamiento de los muros de Jericó al lismo mágico. najes, que se han encontrado por centista había marginado: lo feo,
sonido de las trompetas o el cese Marco., Término utilizado en diversos motivos (la peste, un lo deforme, lo grotesco. Véanse:
de las tempestades, dóciles a la pintura para designar el cerco viaje, la peregrinación, etc.), co­ barroco y manierismo .
voz de Cristo, que increpa a los en el que se encierra un cuadro y mienzan a narrar historias para Marionetas. Véanse guiñol y
vientos), las Metamorfosis de recogido en teoría literaria para evadirse o divertirse en el trans­ TÍTERES.
Ovidio o El asno de oro de Apule- aludir a un conjunto narrativo en curso de dichos acontecimientos Máscara. Palabra procedente del
yo; desde Las mil y una noches el que «la historia principal se ve o situaciones. Véase: cuento. árabe (másjara: antifaz) con la
(«Aladino y la lámpara maravi­ interrumpida en su desarrollo Marinismo. Corriente literaria que se designa el disfraz utilizado
llosa») hasta los cantares de gesta por la inserción de relatos conta­ surgida en Italia a fines del si­ para ocultar o desfigurar el ros­
medievales (el episodio del león dos por los personajes de la na­ glo xvi y comienzos del xvn bajo tro de una persona. En la cultura
sometido mansamente al Cam­ rración inicial» (M. J. Lacarra). la inspiración de Giambattista mediterránea las máscaras eran
peador en el Cantar de Mió Cid), La historia principal sirve de Marino (de donde le viene el utilizadas inicialmente en los ser­
etc. En la etapa contemporánea, «marco» en el que se engastan las nombre a dicha corriente), rode­ vicios religiosos: los sacerdotes
el romanticismo vuelve sobre el historias secundarias, a las que se ado de un grupo de imitadores egipcios usaban máscaras de ani­
sentido de lo maravilloso (menos denomina, por ello, «relatos con (G. Petri, G. Fontanella, F. della males (león, ibis, toro); entre los
cultivado en el período anterior) marco» o enmarcados. El rela­ Valle) y de adversarios (T. Stiglia- griegos, en los ritos dionisíacos,
mediante la evocación de un mun­ to marco o historia principal ge­ ni y L. de Capua), enfrentados en tanto el dios como los miembros
do misterioso y un pasado legen­ neralmente se mantiene inaltera­ una áspera polémica sobre la lite­ de su séquito iban enmascarados;
dario (V. Hugo, G. A. Bécquer, do, mientras que las narraciones ratura del Barroco. El marinismo los latinos conservan la costum­
J. Zorrilla, etc.) y la búsqueda de insertadas pueden intercambiar­ representa una versión italiana bre, heredada de los etruscos, de
realidades exóticas en las cultu­ se por otras. Los relatos engasta­ del Barroco europeo, con el que venerar máscaras funerarias que
ras aborígenes y mediterráneas dos suelen situarse en un tiempo comparte el culto a la profusión representan a los antepasados.
(Chateaubriand, V. Hugo, Byron). pasado, y en ellos se narran acon­ imaginística, la fascinación por En la literatura grecolatina la más­
MASCARILLA 306 307 MELODRAMA

cara se utilizaba, además, en to­ suplantada por el maquillaje; la ría su término genérico. Ejem­ de mecenazgo algunos monarcas
das las representaciones teatra­ autodisciplina del actor, que in­ plos: (Alfonso X, Juan II, Carlos V, Fe­
les, ya fuesen tragedias, come­ moviliza sus gestos faciales y lipe IV y Carlos III), ciertos no­
dias o farsas de carácter satírico; consigue, en ese caso, suplir la «La sangre se hereda y la virtud bles, como los duques de Alba
dentro de la representación, cada materialidad física, logrando un se aquista, y la virtud vale por sí (Juan del Encina y Lope de Vega
personaje era reconocido por su objetivo similar: convertir el sola lo que la sangre no vale». tuvieron relación con la Casa de
máscara peculiar: para la trage­ rostro humano en caricatura. En «No te ciegue la pasión propia en Alba) o el conde de Lentos (Cer­
dia, se han encontrado alrededor esta línea, Valle-Inclán emplea la causa ajena». vantes, Góngora) y dignatarios
de treinta tipos diferentes. En Es­ una serie de términos para ca­ (Cervantes) eclesiásticos (Cisneros, etc.). Al­
paña, al final de la Edad Media, el racterizar a sus personajes es- gunos de estos escritores busca­
uso de la máscara aparece atesti­ perpénticos, constituidos en for­ Véanse: paremiología y sen­ ban en este mecenazgo, aparte
guado en un canon del Concilio ma de «máscara» psicológica, tencia. de ayuda económica, protección
de Aranda (1473), en el que se pro­ a los que designa como «fanto­ Mecenas. Cayo Cilnio Mecenas frente a posibles suspicacias por
híben representaciones de «más­ ches», «peleles», «muñecos», «títe­ (69 a.C.-8 a.C), consejero del em­ parte de la Inquisición.
caras, monstruos, espectáculos y res» y «marionetas». Véase: mas­ perador Augusto y amante de Medida. Véanse cómputo si­
otras ficciones deshonestas» en carilla. la cultura y de las letras (él mis­ lábico y metro.
los «juegos escénicos» que se ce­ Mascarilla. «Máscara que sólo mo escribió algunos poemas y Melodía. «Dulzura y suavidad
lebraban en las iglesias. El uso de cubre el rostro desde la frente al diálogos), se rodeó de un grupo de la voz o del sonido de un ins­
las máscaras vuelve a tener plena labio superior» (DRAE). Es un de escritores (Horacio, Virgilio, trumento músico» (DRAE). Di­
vigencia en la ★Cornmedia delíAr­ tipo de máscara utilizado espe­ Propercio, Vario, etc.), a quienes cho término es utilizado en teo­
te italiana (siglos xvi al xvm): a cialmente en la ★Commedia dell’- protegió y ayudó generosamente. ría literaria para designar la
los zantii o criados (Arlecchino, Arte italiana. Con el nombre de Algunos de estos poetas dejaron cualidad musical de un poema o
Pulcinella, Scaramuccia, etc.), se mascarille se conoce un tipo de en sus obras constancia de su de un fragmento en prosa, cuali­
les reconocía por sus máscaras ballet francés, recogido por Mo­ gratitud hacia el benefactor: «De dad que surge de la organización
grotescas. Por esas mismas fe­ liere de dicha Commedia, en el claros reyes claro descendiente, / rítmica de los sonidos mediante
chas existe en Inglaterra un es­ que los actores utilizaban la men­ Mecenas, mi honra toda y grande la distribución de los acentos y,
pectáculo teatral denominado cionada mascarilla o loup y del amparo», dice Horacio (Oda I). en su caso, de la rima, así como
★Masque, realizado sobre textos que aparecen algunos ejemplos El nombre de Mecenas ha llegado de la alternancia de las fases as­
poéticos recitados por unos acto­ en obras del citado dramaturgo, a ser sinónimo de quienes prote­ cendente y descendente que mar­
res enmascarados que los inter­ como Las preciosas ridiculas gen y ayudan económicamente a can la curva tonal de la frase o de
pretaban en un marco de música (1659), etc. escritores, artistas y sabios para la estrofa. Véanse: música y li­
y danza. En las farsas de Moliére Masque. Véase máscara. el desarrollo de la cultura y de teratura y tono.
aún perviven las máscaras. En Máxima. Es la expresión de un la ciencia. A lo largo de la histo­ Melodrama. Es un drama mu­
el siglo xx, autores y directo­ pensamiento moral en el que se ria ha habido mecenas famosos sical, de procedencia italiana,
res de escena como B. Brecht, sintetiza una norma de conducta. como Carlomagno, Francisco I o conocido en el resto de Europa
J. Grotowski, J. Copeau, etc., han La máxima presenta carácter de Richelieu en Francia, los Médi- por las obras de P. Metastasio y
redescubierto el valor de la más­ validez universal. Es (como el cis y los papas Alejandro VI, Ju­ C. W. von Gluck, cuyo Alceste
cara para realzar el carácter «tea­ *adagio, el ^aforismo, el *prover- lio II y León X en Italia, los Wit- (1776) puede considerarse como
tral» de toda representación dra­ bio o el *refrán) una variedad telsbach en Alemania, etc. En prototipo de esta modalidad de
mática. A veces, la máscara es concreta de la *sentencia, que se­ España ejercieron esta función piezas. A finales del siglo xvm,
MEMORIAS 308 309 MESTER DE CLERECÍA

desprendiéndose de la música, se relatos folletinescos y, en nues­ Mensaje. Conjunto de signos o los elementos del signo literario
transforma en un texto dramáti­ tros días, a través de los seria­ señales, estructurados según un (fonológicos, morfosintácticos,
co que conserva el fuerte tono les radiofónicos y de televisión, código determinado, que un emi­ métricos, etc.) adquieren un va­
sentimental de sus orígenes y se que son objeto de consumo sor transmite a un destinatario lor semántico que deriva de sus
adapta al modelo del drama bur­ del gran público. Véase: folle­ por mediación de un canal. Exis­ relaciones entre sí y con el texto
gués iniciado en Francia por D. tín. ten diferentes tipos de canales en su conjunto. Véanse: código,
Diderot. Dirigidos a un público Memorias. Relato autobiográ­ (sonidos, colores, luces, música, CONNOTACIÓN, DENOTACIÓN y
popular, estos dramas presentan fico, escrito en retrospectiva, en etc.) y de códigos, tanto lingüísti­ TEXTO.
unos personajes estereotipados, el que una persona real narra cos como paralingüísticos: len­ Mester de Clerecía. Título con
ejemplos de bondad o de malicia, acontecimientos relevantes de su guaje oral, escritura alfabética, el que se denomina a un conjunto
que se enfrentan a situaciones ex­ vida, enmarcados en el contexto morse, braille, alfabeto digital de de obras poéticas de la literatura
tremas en las que la desgracia o la de otros eventos de orden políti­ los sordomudos, sistema mari­ española de los siglos xm y xiv
dicha sobrevienen de manera fa­ co, cultural, etc., en los que ha nero de señales con banderas, có­ (las de Berceo, el Libro de Alexan-
tal. Esta situación provoca una participado o de los que ha sido digos kinésicos, gestuales, etc. dre, el Libro de Apolonio, etc.) que
actitud compasiva en los espec­ testigo. El género autobiográfi­ Del uso combinado de canal y presentan, como rasgos comu­
tadores, que se conturban ante el co abarca diversas modalidades código depende la forma del men­ nes, una configuración predomi­
destino aciago del héroe o bien se (^confesión, *autorretrato, *dia- saje, que, en todo caso, es una ca­ nantemente narrativa, un trata­
entusiasman con su triunfo, sig­ rio> *autobiografía, etc.), y antes dena de signos codificados. En la miento didáctico de los temas y
no de la virtud recompensada. de que este último término se comunicación lingüística, emi­ una renovación del lenguaje poé­
Desde el punto de vista socioló­ convirtiera en la designación téc­ sor y receptor conocen la correla­ tico y de las formas métricas, en­
gico, el auge de estas obras coin­ nica de un preciso subgénero li­ ción del doble plano de esos sig­ tre las que sobresale, como carac­
cide en Francia con el fracaso de terario, cualquier relato de re­ nos (expresión y contenido) y terística, la ^cuaderna vía. Estos
la Revolución y el asentamiento cuerdos de la propia vida recibía gracias a ese conocimiento es poemas de clerecía, y, en concreto,
de la nueva burguesía, cuya men­ el nombre de «memorias». No posible el acto comunicativo me­ las obras de Berceo, surgen en el
talidad política se va transmi­ obstante, aunque las fronteras diante la codificación del mensa­ entorno de ciertos monasterios y
tiendo a las capas populares a entre ambas modalidades narra­ je por parte del emisor y la deco­ de la recién creada Universidad
través de una propaganda que tivas sean difíciles de marcar, se dificación o interpretación por de Falencia, a la que se considera
encuentra en estos melodramas perciben notables diferencias: parte del destinatario. En el caso como foco inicial de esta corrien­
una forma de sublimación alie­ mientras en la autobiografía se del mensaje literario, los signos te literaria, vinculada a las ten­
nante de los conflictos sociales hace hincapié en la narración y pueden cumplir una doble fun­ dencias renovadoras que en esa
del momento. descripción de la vida privada y ción: denotativa y connotativa. época se producen en Francia y
Este género de obras ha seguido del desenvolvimiento de la per­ Dichos signos, en efecto, presen­ otros países románicos. Esta re­
cultivándose a lo largo de los si­ sonalidad del autor, en las memo­ tan, junto al significado inmedia­ novación se manifiesta, en lo lite­
glos xix y xx; primero, a través rias adquiere especial relevancia to, objetivo y primario de la len­ rario, en el florecimiento de una
del llamado teatro de bulevar (en la atención a los acontecimientos gua (denotación), unos valores nueva poesía latina basada en el
el teatro del Boulevard du Tem­ y al contexto social, político, cul­ semánticos subjetivos y secunda­ ritmo y en los acentos (p. e., la de
ple, de París, se representaban tural, etc., en el que se ha desen­ rios (connotación) que respon­ los goliardos, que presentan, ade­
melodramas y comedias senti­ vuelto la vida del memorialista. den a un código artístico propio más, una ordenación en estrofas
mentales durante el siglo xix), Véanse: autobiografía, con­ del lenguaje poético o literario. de cuatro versos monorrimos de
posteriormente, por medio de fesión y diario. En este plano connotativo todos 7 x 6) y de una poesía narrativa y
MESTER DE CLERECÍA 310 311 MESTER DE JUGLARÍA

lírica en lengua romance. La lle­ a sílabas contadas, qua es grant la treintena, aunque de algunas con las figuras del trovador, se-
gada a España de esta renovación [maestría. de ellas, hoy perdidas, sólo se tie­ grel, etc. En ese texto dicho tro­
literaria se produce lo mismo en ne noticia de su título o tema. En­ vador se dirige al rey Alfonso X
el campo de la poesía neolatina Este mester (ministerio, servicio) tre las conservadas, pertenecen de Castilla, de reconocido presti­
que en el de la poesía lírica y es realizado por clérigos (sinóni­ al siglo xiii las obras de Berceo gio en la materia, quejándose de
narrativa romance. Esta última mo de hombres de cultura) que (Vida de San Millón, Vida de que hombres «sin cultura, de vil
tendría su manifestación en los viven en torno a los monasterios Santo Domingo de Silos, Mila­ conducta» y escasa preparación
mencionados poemas de clerecía. o a las nacientes universidades y gros de Nuestra Señora, etc.), el estén degradando la función de
Precisamente, G. de Berceo apa­ que, frente a los juglares no eru­ Libro de Alexandre, el Libro de la juglaría, que «nació para mo­
rece vinculado a la citada Univer­ ditos, tratan de aportar su saber Apolonio y el Poema de Fernán ver a los buenos hacia la alegría y
sidad de Palencia, en la que algu­ al pueblo, marcando las distan­ González, y al siglo xiv el Libro el honor». En el mencionado do­
nos de sus primeros profesores cias respecto a sus competidores de Buen Amor, de Juan Ruiz, el cumento se delimitan los nom­
eran de procedencia francesa, lo y presentando un tipo de poesía Rimado de Palacio, del canciller bres y funciones de cuantos se de­
que explicaría ciertas coinciden­ cuyos rasgos serían la belleza y la Ayala, y la Vida de San Ildefonso, dican al arte de divertir al público
cias temáticas, de métrica y estilo perfección formal («mester trayo del Beneficiado de Úbeda. con su creación literaria (trova­
entre los poemas del Mester de fermoso», «mester es sin peca­ Mester de Juglaría. Expresión dores), música instrumental (ju­
Clerecía españoles y la poesía di­ do») derivadas de unas técnicas con la que se denomina el arte glares), mimo y pantomima (re­
dáctica francesa coetánea. Estos estilísticas más cuidadas y una (mester, del latino ministerium: medadores), etc. Aparte de estas
poemas son fruto de un nuevo es­ nueva estructura métrica. Por oficio) de los juglares (del latino •« figuras mencionadas por el Rey,
tilo literario que se manifiesta medio de esta nueva técnica y de jocularis: el que divierte), perso­ en algunos textos citados por
casi al mismo tiempo en países los temas que van a tratar estos najes que en la Edad Media «se Menéndez Pidal se habla de otros
como Francia, Italia y España, clérigos esperan divertir al pue­ ganaban la vida actuando ante tipos de juglares: los «zaharro­
donde el «Mester de Clerecía» se blo («solaz», «grant plazer») y un público, para recrearle con la nes» o «zamarrones» (disfraza­
articula como tal «mester» a par­ cultivarlo al mismo tiempo. La música, con la literatura o con dos o enmascarados que se mez­
tir de una obra clave, Libro de renovación métrica de la que ha­ la charlatanería, o con juegos de claban como comparsa entre el
Alexandre, que habría servido de bla el autor del Alexandre consis­ manos, de acrobatismo, de mí­ público en las fiestas, para diver­
modelo estilístico y de repertorio te en la composición regular de mica, etc.» (R. Menéndez Pidal). tirlo), «trasechadores» (prestidi­
enciclopédico de motivos y temas cuatro versos isosilábicos (cator­ Dicho «mester» tiene su mayor gitadores), «juglares de cuchillos»
para el resto de los autores y, en ce sílabas) llamados alejandrinos desarrollo entre los siglos xn (jugadores de esgrima), «nigro­
concreto, Berceo. Es en este Libro (nombre que se deriva del poema y xiv, época en la que surgen las mantes», etc. Se resalta igualmen­
de Alexandre donde se alude por francés Román de Alexandre, en obras más significativas del gé­ te la presencia de mujeres «jugla-
primera vez a dicho mester y sus el que se utiliza el verso largo 6 + nero épico, cuya recitación cons- ' resas», «soldaderas», «cantaderas»
características: 6, que equivale al 7 + 7 castella­ tituía una de las posibles acti­ y «danzaderas». Finalmente, en
no), con una misma rima conso­ vidades de ciertos juglares. Se el texto de Riquier se cita a los «ca­
Mester trayo fermoso, non es de nante en los cuatro, formando la conserva un precioso documen­ zurros», que van cantando por las
[joglería; estrofa denominada «cuaderna to de un trovador del siglo xiii, calles y plazas una poesía popu­
mester es sin pecado, qua es de vía» o también tetrástrofo o te- Giraut Riquier, de Narbona, refe­ lar chabacana, compuesta de ver­
(clerecía; trástrico monorrimo. rente a los distintos tipos y fun­ sos sin concierto, con el único
fablar curso rimado por la (¡ua- El conjunto de obras escritas en ciones de juglar existentes en esa objeto de ganarse la vida «vil­
[derna vía, cuaderna vía en castellano ronda época, así como a sus relaciones mente» y con «deshonor». Un tipo
METÁBOLA O METÁBOLE 312 313 METÁFORA

de juglar no citado con su nom­ Uno de los méritos del Mester de Metáfora. Es un procedimiento mir el nexo comparativo («co­
bre preciso por Riquier (habla Juglaria.es haber creado una nue­ lingüístico y literario consistente mo») y asociar dicho término
del que es capaz de contar «no­ va tradición de poesía narrativa y en designar una realidad con el real al de la imagen correspon­
vas» y relatos poéticos) es el lla­ lírica en lengua romance (cuyos nombre de otra, con la que man­ diente. De hecho, todos estos
mado «juglar de gesta», al que se mecanismos expresivos tratan de tiene alguna relación de seme­ términos e imágenes han sido
le reconoce también como «ju­ descubrir) para unos pueblos janza. Así, p. e., en estos versos de utilizados como metáforas por al­
glar de boca» y «juglar de voz». de la Edad Media que ya no en- J. Manrique: gunos poetas: «corrientes aguas,
a aceptación de la que gozan los
1. ten-dían la lengua de los «cléri­ puras, cristalinas» (Garcilaso de la
«Nuestras vidas son los ríos
cantares de gesta recitados por gos», el latín. Véanse: cantar de Vega); «los suspiros se escapan de
que van a dar en la mar,
juglares es certificada en las Par­ GESTA, ÉPICA, JUGLAR y ORAL su boca de fresa» (Rubén Darío);
que es el morir...»
tidas de Alfonso Xy en el Libro de (literatura). «cítaras de pluma» (Góngora).
Apolonio, donde se dice que «no Metábola o metábole. Térmi­ se denomina «ríos» a la vida y El fundamento de esas metáforas
cabie en las placas» la multitud no griego (metábole: cambio) «mar» a la muerte porque se per­ radicaría en la semejanza o ana­
que se agolpaba para escuchar a utilizado en retórica para desig­ cibe semejanza e’ntre río y vida logía entre la realidad significada
la juglarera Tatiana. En las cróni­ nar cualquier cambio o altera­ (el fluir, la vida pasa como el agua por el término real y la de la ima­
cas se valoran y se utilizan como ción del código lingüístico en sus del río) y entre el mar y la muerte: gen evocada, es decir, entre el
documentos estos cantares de diferentes niveles: fono-morfo­ la vida desaparece en la muerte, agua y el cristal (la transparen­
gesta, que son designados con lógico (metaplasmo), sintáctico como el río en el mar. cia), la boca y la fresa (cromatis­
distintos nombres. Así en la Pri­ (metataxis) y semántico (metase- Desde la retórica grecolatina (Aris­ mo rojo), las cítaras y los pájaros
mera Crónica General se habla de ntema), así como aquellos cam­ tóteles, Quintiliano) se viene con­ (el sonido musical). Partiendo de
«cantares de las gestas», «fablas bios que afectan al plano de la ló­ siderando la metáfora como una esta similitud, la retórica con­
de gesta», «cantares», «roman­ gica (metalogismos). Dentro de la comparación implícita, fundada temporánea, a la hora de explicar
ces» y «fablas». acepción general de metábola sobre el principio de la analogía los mecanismos lingüísticos que
Entre los temas abordados por caben, pues, todas las figuras re­ entre dos realidades, diferentes están en la base de la construc­
estos juglares en los cantares de tóricas, las cuales suponen un en algunos aspectos y semejan­ ción metafórica, centra su inte­
gesta primitivos destaca el de las cambio, alteración o desvío con tes en otros. En toda compara­ rés, más que en el aspecto com­
luchas internas entre las familias respecto al código o a la «nor­ ción hay un término real que sir­ parativo, en el hecho previo de la
nobles castellanas (venganzas, ma», alteraciones que se produ­ ve de punto de partida, y un semejanza, en virtud de la cual se
amor y honra, infidelidad y trai­ cen especialmente cuando se de­ término evocado al que se desig­ hablaría de comparación implí­
ción); hasta la invasión almorá- sarrolla la función poética de la na generalmente como imagen. cita en la retórica tradicional. Se­
vide y la conquista de Valencia lengua. Estas alteraciones surgen Así, en las siguientes comparacio­ gún esto, la metáfora consistiría
por parte del Cid no aparecen te­ en virtud de cuatro operaciones nes («el agua es como un cristal»; no en un proceso de compara­
mas alusivos a la guerra nacional básicas: supresión, adición, su­ «la boca es como una fresa»; «los ción, sino de transposición, tras­
de reconquista, entendida como presión-adición y permutación. pájaros son como cítaras de plu­ lación o desplazamiento de sig­
empresa épica colectiva. En esta Sobre la definición de las cuatro ma»), el término real sería agua, nificado de un término a otro
línea estarían el Cantar de Mío Cid formas de metábola consignadas boca y pájaros, y la imagen: cris­ por la semejanza existente entre
(vencedor del rey de Marruecos), anteriormente y la correspon­ tal, fresa y cítaras de pluma. Se­ las realidades designadas por
el de Fernán González (batalla de diente incardinación de las dis­ gún la retórica tradicional, todas ambos términos. Esta traslación
Lata y Hacinas) y el del Abad Juan, tintas figuras en dichas formas, estas comparaciones se converti­ de significado se opera, en unos
vencedor de Almanzor. véase figuras. rían en metáforas con sólo supri­ casos, mediante un proceso de
METÁFORA 314 315 METALOGISMO

asociación de ambos términos y, «luna» sustituye a «pandero»), ne», V. Aleixandre) y b) zoomór- incultura («bino» por «vino»); o
en otros, de sustitución. En el sintagma proposicional («Sierpe fica, si se asignan comportamien­ bien en un cambio de orden de di­
primer caso se producirá lo que de plata», Calderón de la Barca; tos o realidades del mundo ani­ chas letras (p. e., en la ^metátesis,
se viene llamando metáfora im­ se refiere al arroyo que serpen­ mal al hombre: o en el *anagrama); o en una es­
pura, en la que el poeta conserva tea) o de acumulación: pecial distribución de las letras en
el primer término (lo que la retó­ «Desnuda está la tierra, el espacio, de tal manera que for­
rica tradicional llama «término «Sobre trastes de guijas y el alma aúlla al horizonte pálido men el dibujo de una figura alusi­
real») y la imagen: «El jinete se cuerdas mueve de plata como loba famélica». va al significado del texto escrito.
acercaba / tocando el tambor del Pisuerga, hecho cítara doliente, (A. Machado) En este último aspecto, caen de
llano» (F. García Lorca). En este y en robustas clavijas lleno en el concepto de metagrafo
ejemplo, «llano» sería el término de álamos las ata Finalmente, en relación con el lé­ los *caligramasylos textos poéti­
real, y «tambor», la imagen meta­ hasta Simancas que le da su xico, existe una serie de metáforas cos del letrismo.
fórica. Se produce una metáfora [puente». en el lenguaje ordinario que pre­ Metalepsis. Término griego
pura cuando se sustituye el tér­ (Góngora) sentan una forma cristalizada: (meta-lepsis: cambio, transposi­
mino real por la imagen: «Poco a «boca-manga», «brazo de mar», ción) con el que se designa una
poco las hojas secas van cayen­ (El río Pisuerga sería como una «valle de lágrimas», «fondo de la especie de metonimia consisten­
do / de mi corazón mustio, do­ cítara cuyas cuerdas de plata cuestión», etc. A este tipo de ex­ te en la transposición de un tér­
liente y amarillo» (Juan Ramón -agua- están sujetas a las clavi­ presiones se las denomina metá­ mino a otro mediante un con­
Jiménez). En estos versos se ha jas -los álamos- hasta el puente foras lexicalizadas. cepto sobreentendido con el que
sustituido el término real (árbol) de la cítara, que sería Simancas), Metáfrasis. Término griego guarda una relación de contigüi­
por la imagen (corazón: que tam­ etcétera. (meta-frasis: interpretación) con dad (de causa a efecto, de antece­
bién tiene ramificaciones arteria­ b) Metáfora adjetival: «De túnica el que se denomina, en el comen­ dente a consiguiente, o viceversa,
les; de ahí su semejanza); tras las impalpable y niveo seno» (M. Rei­ tario de un texto, el hecho de etc.): «Ganarás el pan con el su­
«hojas secas», se intuyen las espe­ na). explicar, en términos más senci­ dor de tu frente». En este ejemplo
ranzas e ilusiones perdidas. c) Metáfora verbal: «... volvía por llos, una frase, verso o pasaje di­ el sudor es la consecuencia de un
Se han realizado diversos inten­ el campo balando mi amargura» fícil de entender, al tiempo que esfuerzo físico, de un trabajo fa­
tos de clasificación de la metáfo­ (Juan Ramón Jiménez). se procura no alterar el conteni­ tigoso; el término «sudor» es,
ra desde el punto de vista grama­ d) Metáfora adverbial: «Viscosa­ do de dicho texto. Véase: pará­ pues, la transposición de otro
tical y semántico: mente fuiste sólo un instante mía, / frasis. sobreentendido, el de «trabajo»,
1. Desde una perspectiva morfo- y pasaste, pasaste, inexorable y Metagrafo. Término de origen con el que guarda una relación de
sintáctica se pueden distinguir larga» (V. Aleixandre). Aquí se griego (meta-grafo: escribir de efecto a causa. Con la metalepsis
los siguientes tipos: alude a una mujer a la que se des­ manera diferente, y meta-gram- se traslada, en ocasiones, el sen­
a) Metáfora nominal: cuando la cribe con rasgos de culebra. ma: transposición de letras) con tido no de una sola palabra,
imagen poética se concreta en 2. Desde el punto de vista se­ el que se designan ciertos meta- como en la metonimia, sino de
un sustantivo en forma de aposi­ mántico, S. Ullman distingue dos plasmos o figuras de dicción que toda una oración, p. e., Recuerda
ción («Amapola, sangre de la tie­ tipos de metáfora: a) antropo- operan en el nivel gráfico del lo que prometiste, por cúmplelo.
rra», Juan Ramón Jiménez), de mórfica» si se atribuyen caracte­ discurso y consisten en la sustitu­ Véanse: metáfora, metonimia
sustitución («Su luna de perga­ rísticas humanas a seres inani­ ción de letras, con el fin de pro­ y sinécdoque.
mino / Preciosa tocando viene», mados, plantas y animales («Las ducir un efecto de arcaísmo («de- Metalogismo. Véanse figuras
F. García Lorca; en este caso, hojas son murmullos de la car­ zir» por «decir»), vulgarismo e y METÁBOLA.
METANO VELA 316 317 MÉTRICA

Metanovela. Discurso narrati­ más que actores a quienes se les Metonimia. Es la sustitución de Métrica. Es una disciplina que
vo en el que se relata la forma en ha asignado un «papel» que re­ un término por otro, fundándose trata de investigar la organiza­
que se está elaborando el relato: presentar en la vida: «Pero yo, en relaciones de causalidad, pro­ ción rítmica del discurso lite­
novela dentro de la novela. Véa­ Autor Soberano, / sé bien qué pa­ cedencia o sucesión (relaciones rario estructurado en forma de
se: ANTINOVELA. pel hará / mejor cada uno, así va / de contigüidad, las denomina poema, teniendo en cuenta los
Metaplasmo. Término en el repartiéndolos mi mano: / haz tú R. Jakobson) existentes entre los principios y normas que rigen la
que se engloban las llamadas «fi­ el Rey...». Esta técnica «metatea- significados de ambos términos. versificación en sus diferentes mo­
guras de dicción», por las que se tral» ha sido utilizada, al margen Según los diferentes modos de dalidades. Dicha disciplina tiene
modifica la estructura de las pa­ ya de este planteamiento filosófi­ contigüidad, se producen diver­ por objeto el estudio teórico de
labras, ya sea por adición de ele­ co y religioso, por P. Corneille, sos tipos de metonimia. Ésta los mencionados principios y
mentos que no les pertenecen P. C. Mar iva ux, M. Tamayo y aparece: a) cuando se designa normas, la definición y análisis
por etimología (^prótesis, * epén­ Baus (Un drama nuevo), L. Pi- una causa por medio de su efecto de los elementos constituyentes
tesis, *paragoge), ya sea por su­ randello (Seis personajes en bus­ («Ana fue la alegría de la fiesta»: del ritmo y de la versificación
presión (*apócope, ^aféresis, Mi­ ca de autor, obra que puede con­ fue la causa de la alegría de la (acento, pausa, rima, comple­
sión, ^síncopa), por contracción siderarse como arquetipo de la fiesta); b) cuando se alude al efec­ mentos rítmicos, etc.), la clasifi­
(*sinéresis, * contracción) o trans­ ruptura de fronteras entre el tea­ to por medio de la causa («Le cación de los diferentes tipos de
posición (Metátesis). Se deno­ tro y la vida), B. Brecht, etc. hizo daño el sol»: le hizo daño versos y sus combinaciones es­
mina también metaplasmo al En la actualidad se incluye tam­ el calor producido por el sol); tróficas, los usos métricos de una
cambio de género de una palabra: bién bajo esta denominación todo c) cuando se denomina un objeto determinada literatura en el de­
p. e., el término latino locus (lu­ el trabajo de reflexión y elabora­ por medio del lugar donde curso de su historia, etc. Esta di­
gar) era masculino en singular y ción de la «puesta en escena», se produce o de donde procede versidad de temas de estudio ha
neutro en plural (loca). que implica una interpretación («Un rioja»: un vino de Rioja); motivado el surgimiento y desa­
Metasemema. Véanse figu­ del texto dramático en todos sus d) cuando se designa a un pintor, rrollo (dentro de esta disciplina)
ras y metábola. aspectos: espacio, personajes, ges­ soldado, torero, etc., por medio de tres ramas, que ya fueron
Metataxis. Véanse figuras y tos, dispositivo escénico, etc. del instrumento que maneja («Es enunciadas por el investigador
METÁBOLA. Metátesis. Término de origen un gran pincel»; «es el corneta ruso V. Zirmunskij: métrica teó­
Metateatro. Término con el que grecolatino (metathesis, de meta, del regimiento»; «es un buen es­ rica, descriptiva e histórica. A és­
suele designarse una serie de obras en otro lugar, y thesis: colocación) pada»); e) cuando se menciona tas habría que añadir una cuarta:
dramát icas en las que el tema cen­ con el" que se alude a un fenóme­ una obra por el autor de la misma la métrica comparada. En la mé­
tral es la tesis de que el mundo es no prosódico y gráfico consisten­ («En el Museo del Prado hay va­ trica teórica se abordan los prin­
un escenario donde se desarrolla te en la alteración del orden de los rios Rubens»: varios cuadros de cipios que sirven de fundamento
el gran drama de la vida humana. fonemas que constituyen una pa­ Rubens); f) cuando se designa al análisis descriptivo de los fe­
Este tema, llamado teatro en el labra, p. e., «Grabiel», «prejudi- una característica moral por me­ nómenos métricos y al estudio
teatro, encuentra sus grandes ex­ ca», «cocreta», etc. En la historia dio de una realidad/Zsica («No tie­ histórico de los mismos: la defi­
ponentes en Shakespeare (Ham- de la lengua es un fenómeno que ne corazón»: es una persona sin nición del verso frente a la prosa,
let) y Calderón de la Barca. Este aparece ya en textos medievales y sentimientos); g) cuando se em­ los conceptos de ritmo, metro,
último, en Elgran teatro del mun­ persiste en La Celestina y el La­ plea el signo para designar la cosa verso, etc. La métrica descriptiva
do, parte de una tesis según la zarillo, al que pertenecen los significada: «La medialuna domi­ se ocupa de la definición y clasifi­
cual Dios es el gran autor y dra­ siguientes ejemplos: «tomalde», nó España» (los árabes). Véanse: cación de los diferentes tipos de
maturgo y los hombres no son «castigaldo», «dejaldo», etc. METÁFORA y SINÉCDOQUE. versos (regular e irregular, de arte
METRO 318 319 MIMESIS

mayor y menor, libre, etc.), estro­ den fijo de acentos, pausas y ri­ te, también se ha identificado terio. En la literatura castellana
fas (pareado, estrofas de tres, cua­ mas» (A. Bello). Así, para com­ metro con medida o cómputo si­ no hay constancia de que existie­
tro, cinco y seis versos, septeto, poner un hexasílabo dactilico, el lábico: en ese caso, preguntar por ra una versión teatral del «mila­
etc.) y series no estróficas (serie verso debería constar de seis sí­ el metro de un verso sería pre­ gro», a pesar de la importancia
épica, romance, etc.). Exposicio­ labas con acento en la 2.a y 5.a guntar por su número de sílabas. que adquiere la versión narrativa
nes descriptivas de los distintos («Busquélos atajos / angostos los Milagro. Término con el que y poética de estos relatos en las
tipos de versos y estrofas de la posos...»); si se pretende elaborar inicialmente se denominaba en la obras de Berceo y Alfonso X. El
métrica española pueden encon­ un cuarteto, habrá que unir cua­ literatura francesa medieval (mi­ milagro se escribe tanto en verso
trarse en las correspondientes tro versos de arte mayor, con la rarte, del latín, miraculum) un como en prosa.
entradas de este Diccionario. La estructura ABBA; si, por el con­ pequeño texto donde se narraba Miles gloriosus. Véase perso­
métrica histórica se centra en el trario, la estructura presenta la la vida de algún santo, en la que naje.
estudio del origen, desarrollo y distribución de rima ABAB, ya había intervenido milagrosa­ Mimesis. Término de origen
evolución (períodos de mayor no será un cuarteto sino un ser- mente la Virgen (u otro santo), griego (mimesis, de mimeomai:
cultivo, decadencia y posible rea­ ventensio. Cuando en una com­ que le había liberado de un peli­ imitar, representar) utilizado en
parición o transformación) de posición poética los versos sólo gro grave para su salvación. Ya un principio para designar la imi­
las formas métricas en el decurso coinciden en tener igual número desde el siglo xi comenzaron a tación de una persona, o de cual­
histórico de una literatura. Por lo de sílabas, pero presentan una surgir colecciones de milagros de quier otra realidad, a través de la
que atañe a la literatura española, acentuación irregular, se habla la Virgen, escritas en latín o des­ palabra o del gesto. Dicho térmi­
sigue siendo una obra fundamen­ de metro polirrítmico o libre. No tinadas a predicadores, para que no adquirió posteriormente una
tal la Métrica española (1956) de obstante, todos los versos deben pudieran ilustrar sus sermones acepción más precisa en el campo
T. Navarro Tomás, en la que se es­ respetar el acento en la penúlti­ con estos ejemplos. En los si­ de la reflexión estética para signifi­
tudia la aparición y cultivo de los ma sílaba. glos xn y xm aparecen coleccio­ car la imitación o representación
diferentes versos y estrofas en las El metro es, por otra parte, el ras­ nes en lengua vernácula, como de la realidad a través de los proce­
sucesivas escuelas, movimientos go distintivo del verso en rela­ los Miracles de Notre-Dame dimientos peculiares de las diver­
o corrientes: Juglaría, Clerecía, ción con la prosa. En este senti­ (1218), de Gautier de Coincy, y sas artes. El concepto de mimesis
Gaya ciencia, Renacimiento, Si­ do, dice T. Navarro Tomás que los Milagros de Nuestra Señora, en la obra de arte del lenguaje fue
glo de Oro, etc. La métrica com­ «la línea que separa el campo del de Berceo (c. 1252). En el trans­ objeto de un tratamiento específi­
parada trata de investigar las verso del de la prosa se funda en curso del siglo xm se configura el co en las obras de Platón y en la Po­
relaciones de semejanza o diver­ la mayor o menor regularidad de milagro como subgénero dramá­ ética de Aristóteles. El primero
sidad, influencias, trasvases o los apoyos acentuales. El lengua­ tico. Se conserva una colección concibe la mimesis, en referencia
préstamos de formas métricas de je adquiere forma versificada tan de Cuarenta milagros de Nuestra al arte poético, como forma de re­
unas literaturas nacionales a pronto como tales apoyos se or­ Señora que debieron de ser re­ presentación de la realidad. En
otras. Véanse: acento, cesura, ganizan bajo proporciones seme­ presentados en París a lo largo este sentido, distingue tres formas
CÓMPUTO SILÁBICO, ENCABAL­ jantes de duración y sucesión». del siglo xiv. También en la lite­ genéricas: la primera, fundamen­
GAMIENTO, ESTROFA, HEMISTI­ En algunos autores se identifica ratura catalana medieval hay da­ talmente mimética, es la represen­
QUIO, POEMA, RIMA, RITMO, VER­ el concepto de metro con el de tos sobre la existencia de este tipo tación teatral (tragedia y come­
SÍCULO y VERSO. verso, de manera que ambos tér­ de obras. Parece que en el trans­ dia); la segunda, básicamente
Metro. Es la estructura rítmica minos vienen a ser sinónimos: curso del siglo xv el subgénero expositiva o narrativa (el ditiram­
de un verso o de una composi­ así, se habla de metro alejandri­ del «milagro» es suplantado por bo); la tercera es aquella en la que
ción poética; se basa en un «or­ no, endecasílabo, etc. Finalmen­ otra modalidad afín, la del ★mis­ conviven mimesis y narración o
MÍMICA 320 321 MINNESINGER

«diégesis» (epopeya) (República, sis, del que se apartarán de nuevo Herodas (s. m a.C.), el verdadero formas de representación (coin­
lib. III,7). Aristóteles concibe la las corrientes estéticas del *sim- maestro de este subgénero. En cidentes en la ausencia de la pa­
mimesis poética no como una re­ bolismo, ^modernismo, Creacio­ Roma el mimus surge hacia el si­ labra) son diferentes en su ori­
producción fiel de la realidad (ta­ nismo, etc. En la crítica literaria glo iií aC. como una breve pieza, gen y en su concepción actual. Se
rea que compete al científico o al contemporánea, el concepto de la que, con el tiempo, irá suplan­ entiende por pantomima la re­
historiador con respecto a la rea­ mimesis aristotélica ha sido obje­ tando a las farsas atelanas como presentación gestual que trata de
lidad «fáctica»), sino como una to de sucesivos análisis, entre los complemento final del espectá­ reproducir con cierta exactitud
«imitación» o representación de lo que cabe citar los de E. Auerbach, culo teatral en el que se represen­ una historia tal como podría ex­
que verosímilmente puede acae­ R. Wellek, P. Ricoeur, etc. Este úl­ taban las tragedias. En el mimus presarse en palabras. Por el con­
cer. El poeta es un imitador (mi- timo insiste en que el concepto de (texto en prosa) se imitaban, al trario, el mimo no se pliega a una
metes), por medio del lenguaje, de mimesis en Aristóteles no es el de igual que en Grecia, escenas de la historia determinada, sino que
las acciones humanas «como son, copia o reproducción de la reali­ vida diaria, especialmente de juega con las posibilidades crea­
o bien como se dice o se cree que dad, sino el de creación artística tema amoroso, en relación, p. e., tivas de la expresión corporal
son, o bien como deben ser» (Poé­ de una nueva realidad o recrea­ con el adulterio, tratado de for­ con plena autonomía y dejando
tica, 145 la y 1460b). ción metafórica de la misma. Vé­ ma frívola y desvergonzada: en al espectador la libertad de inter­
El pensamiento aristotélico sobre anse: FICCIÓN, IMITACIÓN, REA­ este contexto surgen los consabi­ pretación del espectáculo mími­
la mimesis (y la verosimilitud) es LISMO y VEROSIMILITUD. dos tipos de la esposa infiel, el co. De acuerdo con estas diferen­
compartido por los tratadistas Mímica. Es el arte de expresar marido burlado, el amante y la cias se pueden distinguir tres
latinos Horacio y Quintiliano, así un mensaje mediante movimien­ criada. Durante la Edad Media el formas de mimo: el llamado
como por la estética clasicista del tos faciales y gestos del cuerpo. mimo es uno de los elementos de mimo puro (el gesto «abstracto y
Renacimiento, del Barroco y del Puede servir para apoyar una co­ actuación de los juglares y del te­ depurado», no sujeto al relato de
neoclasicismo del siglo xvm. Por municación verbal o contrade­ atro ambulante. En el siglo xvi, la una historia), el mimo-danza
el contrario, en la segunda mitad cirla, y puede realizarse al mar­ Commedia dell’Arte italiana revi­ (gesto estilizado que, acompaña­
del siglo xvm, a partir del Sturrn gen y con total independencia de taliza esta forma de representa­ do de música, se asemeja al ba­
und Drang y del Romanticismo, la palabra: en esto consiste preci­ ción mímica, sobre la que volve­ llet) y el mimodrama, que supo­
dicho principio de «imitación» es samente el *mimo. En aquellas rá en el siglo xix J. G. Deburau. ne la creación de una historia
sustituido por el de «creación». representaciones teatrales en que Pero es en el siglo xx cuando se por medio del gesto; es lo que en­
En consonancia con el pensa­ se utiliza la *máscara, la mímica se produce su verdadera revalori­ tenderíamos, en realidad, por
miento filosófico de Fichte y He- reduce a los gestos corporales, zación por obra de E. Decroux, pantomima (P. Pavis). Véase:
gel, el poeta romántico se consi­ qué’ádquieren una gran virtuali­ que se convierte en el gran maes­ PANTOMIMA.
dera dotado de una capacidad dad expresiva. tro del mimo y de la pantomima, Mimodrama. Pieza dramática
ilimitada para crear, en su imagi­ Mimo. Término de origen grie­ el cual será llamado para dar en la que la palabra ha sido susti­
nación, mundos posibles que han go (mimos: imitador) con el que cursos a las compañías del Ac- tuida por gestos, mímica, danza
de tomar forma en expresiones en un principio se designaba una tor’s Studio de Nueva York, y música y cuyo texto se reduce a
artísticas originales. Sin embargo, pequeña pieza, dramática (so­ el Piccolo Teatro de Milán, etc. un conjunto de anotaciones y
el realismo y ^naturalismo del si­ bre escenas de la vida diaria, De su escuela han surgido gran­ notas útiles para la puesta en
glo xix, así como las diversas ex­ sobre un mito, etc.) cuya primi­ des virtuosos del mimo, como escena. Véanse: jviimo y pan­
presiones de realismo social del tiva forma teatral habría sido ini­ J. L. Barrault, etc. A pesar de que tomima.
siglo xx, volverán a poner de ac­ ciada por Sofrón de Siracusa frecuentemente se confunde el Minnesinger. Véase trova­
tualidad el principio de la mime­ (s. v a.C.) y perfeccionada por mimo con la pantomima, ambas dor.
MISCELÁNEA 322 323 mito

Miscelánea. Término de origen puede sobrevenir al hombre no ascética y mística. Esta literatura Contrarreforma en los místicos
latino (miscere: mezclar) con el en virtud del propio esfuerzo, se desarrolla a lo largo de cuatro del período de plenitud: San Juan
que se alude a un escrito en el que sino como don gratuito de Dios. períodos, según la cronología es­ déla Cruz y Santa Teresa; d) valo­
se tratan diferentes materias sin Esta experiencia, que, en ocasio­ tablecida por P. Sainz Rodríguez: ración de la ascética: sobriedad y
una aparente conexión o relación nes, pudiera estar acompañada - Período de importación e ini­ contención en el plano de los
entre ellas. Ejemplos de este tipo de visiones, éxtasis, etc., es inefa­ ciación: desde el Medievo hasta sentimientos; e) afán vulgariza­
de obras son la Silva de varia lec­ ble, aunque puede ser sugerida 1500. dos/) activismo y sentido realis­
ción (1540), de P. Mexía (en la por medio de expresiones apro- - Período de asimilación: desde ta de la vida en algunos de los
que se abordan diversos temas: ximativas y translaticias de ca­ 1500 hasta 1560. En esta etapa las místicos más destacados: Santa
científicos, históricos, morales, rácter metafórico y simbólico. doctrinas místicas recibidas son Teresa, San Juan de la Cruz, el
etc., extraídos de autores clásicos Dicha experiencia mística sobre­ expuestas por ciertos religiosos beato Juan de Ávila. Éste fundó
y de humanistas italianos del si­ viene, según los teólogos, al final considerados como los «precur­ quince colegios universitarios,
glo xv), Miscelánea (1952), de de un largo itinerario de acerca­ sores» de la creación mística que mantuvo (al igual que Santa
L. Zapata (colección de escenas miento a Dios («camino de per­ autóctona: Fray Francisco de Osu­ Teresa sus conventos) gracias a
sobre la vida de la época, anécdo­ fección»), en el que el alma va na, Fray Bernardino de Laredo, el sus dotes administrativas y a su
tas y dichos, escritos sin aparente pasando por tres etapas: vía pur­ beato Juan de Ávila, etc. habilidad para encontrar ayudas;
concierto, como surgidos en una gativa, iluminativa y unitiva. A - Período de plenitud y de pro­ g) cultivo de la calidad expresiva,
tertulia), etc. las dos primeras corresponden ducción nacional característica de con logros literarios de alto valor
Misterio. Pieza dramática me­ dos formas de relacionarse con la mística española (1560-1600),' en los grandes ascetas y místicos:
dieval en la que se representan Dios a través de la oración: el del que son prototipos Santa Te­ fray Luis de León, Fray Luis de
episodios de la Biblia (especial­ recogimiento y la quietud. La resa de Jesús (1515-1582) y San Granada, San Juan de la Cruz y
mente acontecimientos de la vi­ práctica de estas formas de acer­ Juan déla Cruz (1542-1591). Santa Teresa.
da de Cristo: nacimiento, pasión, camiento a Dios mediante la ora­ - Período de decadencia y com­ Mito. Término de origen griego
muerte y resurrección) y biogra­ ción, acompañada de una purifi­ pilación doctrinal que se desa­ (inythos: fábula) con el que se
fías de santos. Se celebraban es­ cación moral y una práctica de rrolla a lo largo del siglo xvn. aludía a ciertos relatos primitivos
tos misterios en las fiestas de la las virtudes, constituye el objeto Las características de la mística cuya historia servía de fuente de
Navidad y de la Pascua en el ám­ de una disciplina llamada *ascé- española son: a) aparición tar­ inspiración a los poetas en sus
bito de las iglesias, y actuaban, tica. El final de ese «camino de día: se produce lo más original a cantos y a los autores dramáticos
como intérpretes, gentes del pue­ perfección» está representado partir del Renacimiento, cuando en la elaboración de sus trage­
blo y aun los mismos clérigos. por la vía unitiva, a la que corres­ en Europa había sido un fenóme­ dias. Para Aristóteles, el mito, en­
Ejemplos de este tipo de piezas ponde también una forma o esta­ no medieval; b) carácter armoni-, tendido como el conjunto y «orde­
serían el Auto de los Reyes Magos do de oración denominado de zador: entre platonismo y tomis­ nación de los sucesos» de la
(siglos xii al xm) y el Misterio de «unión» con Dios. Esta etapa mís­ mo, entre razón y sentimientos, historia dramatizada, constituye
Elche (s. xv), sobre la muerte y tica es, a su vez, objeto de estudio entre acción y contemplación, «lo supremo y casi el alma de la
asunción de la Virgen. de otra disciplina conocida con el entre expresión popular y len­ tragedia». El mito aparece vincu­
Mística. Término de origen grie­ nombre de mística. guaje cuidado en aras del buen lado no sólo a las primeras crea­
go (mystikos: cerrado, oculto) con En la historia de la cultura espa­ gusto, etc.; c) rigor doctrinal y ciones literarias, sino también a
el que se designa un estado espi­ ñola, y especialmente a lo largo sólido contenido de origen bíbli­ la filosofía en sus inicios y, sobre
ritual consistente en la experien­ del siglo xvi, ha surgido una co, teniendo como centro la figu­ todo, al marco ritual de las reli­
cia directa de la divinidad, que le abundante literatura espiritual ra de Cristo. Aceptación de la giones primitivas. Es en este cam-
MITO 324 325 MODERNISMO

po donde se descubre el sentido mito y ciertas formas literarias, etc. Al mismo tiempo, determi­ «le aseguro», «espero que», etc.),
originario del mito, entendido como cuentos, leyendas, relatos nados escritores han recreado los adverbios («posiblemente»,
como relato de una historia sa­ novelescos, etc. En este sentido, una serie de símbolos poéticos «quizá», «seguramente»), etc. La
grada, de unos acontecimientos N. Frye cree ver en los relatos mi­ que, sorprendentemente, coinci­ frecuencia de aparición, en un
ocurridos en el comienzo de los tológicos de los oráculos y de los den con elementos míticos de las texto, de estos modalizadores in­
tiempos, en los que participan ritos de las religiones primitivas primitivas religiones agrarias: re­ cide en una mayor o menor carga
seres divinos o héroes. Mitos (p. e., los relativos al ciclo solar y cuérdense los símbolos telúricos de subjetividad en el discurso.
son, pues, los relatos donde se la fertilidad de la tierra) el origen de Lorca y su evocación de la Modalizador. Véase modali­
cuentan las diversas irrupciones de determinadas formas narrati­ luna, la fecundidad, la sangre, el dad.
de lo sagrado en el mundo, irrup­ vas y géneros literarios (el cuento toro, etc. Véanse: cuento, fol­ Modelo. Construcción teórica o
ciones que provocan la aparición heroico, la tragedia, la comedia, clore, oral (literatura) y esquema de representación de
del cosmos o de ciertas realida­ la sátira, etc.) con los que com­ PSICOANÁLISIS Y PSICOCRÍTICA. una serie de fenómenos o proce­
des primordiales del mismo: la parten notables semejanzas en el Mitocrítica. Véase simbólica. sos de realidad que han de ser in­
vida vegetal o la humana, p. e., en modelo de configuración del Moaxaja o muwassaha. Es un terpretados y expresados bajo
los mitos cosmogónicos de crea­ protagonista, en la presencia de tipo de canción amorosa, escrita forma de operaciones deducti­
ción del mundo, del hombre, o personajes auxiliares u oponen­ en árabe o hebreo, formada por vas. El concepto de modelo ha
los de la fecundidad de la tierra. tes del mismo, en las fases fun­ varias estrofas de cinco, seis o sido aplicado al estudio de las
En la actualidad, el término «mi­ damentales del desarrollo de la más versos cortos; su estructura relaciones internas de distintos
to» presenta múltiples acepcio­ historia relatada, etc. Véase sim­ métrica se configura siguiendo el tipos de obras literarias: Lévi-
nes: se dice de personalidades re­ bólica. modelo establecido en la última Strauss lo utiliza en el estudio del
levantes convertidas en mito La relación entre mito y literatu­ de las estrofas, cuyos versos fina­ origen («modelos genéticos») y
(García Lorca, los Beatles), de un ra es una constante en la historia les constituyen una jarcha o can- estructura de los mitos. Para
personaje literario considerado de la creación literaria popular y cioncilla, escrita total o parcial­ T. Todorov, en el estudio de un
como arquetipo y encarnación culta. En cuanto a la literatura mente en lengua romance (las texto literario el último paso del
de ideales (don Quijote), de una grecolatina, la presencia de los hay también en lengua árab e). análisis de la significación será la
realidad u objetivo utópicos (la grandes mitos clásicos es eviden­ Sobre los orígenes de la moaxaja, reconstrucción del modelo de
«Edad de Oro», el «progreso»), te en la epopeya (Homero y Vir­ véase: jarcha. la obra. El modelo da cuenta, si
de una forma prelógica de pensa­ gilio) y la tragedia, así como la Modalidad. Categoría lingüís­ bien en forma esquemática, de
miento propia de los pueblos pri­ persistencia de esos mitos clási­ tica mediante la cual se expresa la las relaciones estructurales exis­
mitivos, etc. Por otra parte, el cos en las literaturas románicas actitud de un sujeto frente a un tentes en el interior del texto y del
mito ha sido abordado desde di­ y, en concreto, en la española, en enunciado, cuyo contenido pue­ modo en que se conectan sus ele­
ferentes disciplinas: la historia de la que aparecen también mitos de ser considerado por él como mentos constituyentes para con­
las religiones, la antropología, el bíblicos como el del «paraíso cierto, probable, dudoso, inacep­ figurar dicho texto como obra de
psicoanálisis, la filosofía y, por perdido», el «satanismo», el «cai- table, imposible, etc. Para indicar arte del lenguaje.
supuesto, la crítica literaria. Den­ nismo», etc. A su vez, la literatura esta posición subjetiva, el emisor Modernismo. Término con el
tro de esta última, ciertos investi­ posterior ha ido generando nue­ cuenta con unos modalizadores que se designa un movimiento li­
gadores, como A. J. Greimas, vos mitos en personajes de fic­ determinados: los adjetivos va- terario surgido en diversos paí­
N. Frye, G. Dumézil, etc., han ción elevados a la categoría de lorativos («dudoso», «incierto», ses de lengua española a finales
tratado de establecer analogías héroes míticos: don Quijote, don «discutible», «magnífico», etc.), del siglo xix, al tiempo que se
entre la estructura narrativa del Juan, Fausto, Robinson Crusoe, los verbos de actitud («yo creo», produce en Europa una renova-
MODERNISMO 326 327 MODO

ción estética en las artes plásticas do y Juan Ramón Jiménez. Los rodean al hombre; con el simbo­ dos (alejandrino, dodecasílabo,
(Art nouveau, Modern style) y en escritores modernistas aportan lismo comparten los modernis­ eneasílabo, etc.) y la creación de
la literatura. En este campo se de­ una nueva temática: a) búsqueda tas la idea de que la realidad mis­ otros nuevos (versos de dieciséis
sarrollan en Francia dos corrien­ de un mundo exótico, como me­ teriosa e inefable del universo es a veintiuna sílabas), la utilización
tes que van a influir en la apari­ dio de evasión de la realidad pro­ asequible a través de un lenguaje del verso libre y la alternancia
ción del modernismo español e saica, a través de la introspección poético cargado de musicalidad de metros, asonancias internas,
hispanoamericano: el parnasia- en la conciencia («galerías del y de símbolos sugerentes (Juan consonancias intermitentes, etc.
nismo y el simbolismo. El objeti­ alma» de Á. Machado), del des­ Ramón y A. Machado);^) vuelta Véanse: decadentismo, fin de
vo fundamental del movimiento cubrimiento de realidades insóli­ a los mitos clásicos como fuente SIGLO (CRISIS de), GENERACION
modernista es la ruptura con el tas cercanas (mundo misterioso, de inspiración y de respuesta a DEL 98, PARNASIANISMO y SIM­
prosaísmo y vulgaridad de la cul­ de la Galicia campesina en Valle- algunas preocupaciones temáti­ BOLISMO.
tura burguesa anterior y la bús­ Inclán) o distantes (el París ver­ cas de estos escritores: p. e., la Modismo. «Expresión fija, pri­
queda de un lenguaje poético ba­ sallesco de Rubén'Darío); b) el mencionada recurrencia de lo vativa de una lengua, cuyo signifi­
sado en el culto supremo a la erotismo, concebido como anhe­ erótico (Venus, Adonis, ninfas, cado no se deduce de las palabras
bellezay en una exigencia artísti­ lo de liberación (P. Verlaine) o sátiros, etc.) en Rubén Darío, etc. que la forman» (DRAE). El mo­
ca depurada. como tendencia decadentista de Pero, más que en el contenido, es dismo está compuesto por varias
Esta nueva estética aparece ya autodestrucción (Baudelaire); c) el en_el„nivel del lenguaje poético palabras que se insertan, como un
entre 1875 y 1882 en la prosa ju­ indigenismo, visto por los poe­ donde mejor se muéstrala ruptu- bloque, en la comunicación de un
venil de José Martí y M. Gutié­ tas hispanoamericanos desde la ra del modernismo con la tradi­ mensaje y que no constituyen, de
rrez Nájera, en la que se advierte nostalgia de un pasado legenda­ ción literaria anterior, en concre­ por sí, una oración completa. A
la influencia del parnasianismo y rio, cuyos héroes (Caupolicán, to en el culto a la palabra como este tipo de expresiones corres­
del simbolismo. Sin embargo, la Moctezuma), dotados de cuali­ portadora de belleza, vehículo de ponderían los idiotismos (giros
figura clave de dicho movimien­ dades primigenias (inocencia, sonoridades y evocación de sen­ peculiares en los que se rompen
to es Rubén Darío, creador de un fortaleza, valor), contrastan con saciones: cromatismo, olor, tacto, las leyes de concordancia y cons­
nuevo lenguaje poético y de una la artificiosidad y degradación musicalidad. Esa aportación de trucción gramatical, p. e., «a pie
verdadera revolución en los rit­ de la sociedad contemporánea; belleza a través de la palabra ex­ juntillas», «a ojos vistas», etc.),
mos y formas métricas. En cuan­ d) sincretismo filosófico y reli­ plica el uso de un vocabulario ciertas locuciones adverbiales
to al modernismo español, su co­ gioso: de los griegos recogen la alusivo a realidades exóticas o ex­ como «sin ton ni son», «a tontas y
mienzo y final se sitúan entre los idea del ritmo como constitutivo quisitas, de nombres de héroes, a locas» o construcciones que
inicios de los años ochenta del si­ del universo (Pitágoras), la exal­ dioses y personajes mitológicos, cumplen función de adjetivo («de
glo xix y 1916, año de la compo­ tación de la música, del erotismo de obras de arte y tipos que evo­ armas tomar»), preposición («en
sición del Diario de un poeta y del vino (religión órfico-dioni- can realidades misteriosas o aris­ aras de») o conjunción («como
recién casado, de Juan Ramón Ji­ síaca) y de la armonía entre la tocráticas (pagodas, castillos, sa­ quiera que»), etc.
ménez, y de la muerte de Rubén mente y la sensibilidad (Sócra­ lones versallescos), la frecuencia Modo. Categoría narrativa con
Darío. Este largo período presen­ tes); del budismo reciben la idea de palabras esdrújulas seleccio­ la que se alude a las diferentes for­
ta dos etapas diferenciadas: la de la concepción cíclica de la nadas por razones de ritmo y mas de discurso o modos de con­
primera, de mayor influjo parna­ existencia y la de la ascesis que musicalidad, etc. Esta renovación tar que pueden ser utilizados por
siano (S. Rueda), y la segunda, de conduce a la serenidad y paz inte­ formal es evidente también en un narrador al relatar una histo­
carácter simbolista, representada rior; e)I ocultismo: interés por co­ la métrica, con la recuperación de ria. Entre las distintas clasifica­
por la obra poética de A. Macha- nocer misterios y enigmas que metros olvidados o poco utiliza­ ciones de modos narrativos pre­
MOJIGANGA 328 329 MONÓLOGO INTERIOR

sentadas por los críticos destaca de subordinación, de forma que tituida por secuencias rápidas cial atención de la crítica el solilo­
la de G. Genette, que distingue el discurso del personaje aparece en las que se desarrolla una in­ quio y el llamado monólogo inte­
los siguientes: el llamado estilo como fundido con el del narra­ triga caracterizada por el juego rior. El primero consiste en una
directo, el indirecto o «discurso dor, que se ha contaminado de de la doble intención y las alu­ «transcripción directa» de conte­
transpuesto», del que sería una las expresiones de aquél. Ejem­ siones satíricas, los gestos pro­ nidos de conciencia analizados
variante el «indirecto libre», y el plo: «Don Alvaro no se apresura­ vocativos y un clima de caos al de manera lógica por un perso­
denominado «discurso contado» ba. Esta vez estaba seguro. Pe­ que, en ocasiones, se pone fin naje, en forma de autoanálisis
o relatado. A éstos podría añadir­ ro no quería “brusquer”, según con la irrupción de una sarta de o de confesión, lo que implica
se el denominado «discurso di­ pensaba él en francés, un ata­ golpes o la alegría de un baile cierta relación dialógica consigo
recto libre». Tratando de precisar que»; d) el discurso directo: surge con aire carnavalesco. Véanse: mismo o con un supuesto recep­
las formas de realización de estos cuando se reproduce textual­ BAILE, CARNAVAL, ENTREMÉS y tor. Sobre el segundo, véase mo­
modos de discurso en un texto mente el discurso del personaje JÁCARA. nólogo INTERIOR.
como La Regenta, de Clarín, se (o el diálogo entre dos o más) con Monólogo. Término de origen Monólogo interior. Expresión
pueden ofrecer las siguientes de­ sus mismas palabras. El narrador griego (mono-logos: palabra de traducida del francés (Le Mono­
finiciones y ejemplos: a) el modo tan sólo interviene, previamente, uno sólo, soliloquio) con el que logue intérieur, 1931, de E. Du-
del discurso relatado: se produce para introducir dicho discurso se designa el acto de exteriorizar jardin) cuyo contenido viene a
cuando el narrador informa so­ mediante los llamados «verbos un personaje sus pensamientos ser análogo al de otra expre­
bre el acto de habla (discurso ex­ de lengua» («dijo», «contestó», y sentimientos sin esperar res­ sión utilizada originalmente por
terior) o de pensamiento (discur­ «pensó»). Ejemplo: puesta de un posible interlocu­ W. James (Stream of conscious-
so interior) de un personaje, pero tor. El monólogo se utiliza tanto ness: corriente de conciencia) pa­
sin especificar o sin desarrollar el «-¿Quiere usted verle? -dijo Ana en poesía como en teatro o en ra designar el proceso mental de
contenido de su mensaje. Ejem­ volviéndose al magistral. novela. En el teatro, los monó­ la conciencia que, a su juicio, se
plo: «Le recordó (Ana) mil episo­ Don Fermín contestó: logos cumplen unas funciones desarrolla en forma de «río» o
dios de la vida conyugal siempre -Con mucho gusto». precisas: rememorar aconteci­ «corriente», ya que «los pensa­
tranquila y armoniosa»; b) el dis­ mientos imprescindibles para la mientos fluyen». Rasgos peculia­
curso indirecto ocurre cuando se e) el discurso directo libre consisti­ comprensión de la intriga, des­ res de este monólogo interior
enuncia el contenido del discurso ría en la reproducción textual del cubrir el mundo interior de un son, aparte de la no interferencia
(exterior o interior) de un perso­ discurso del personaje, pero sin personaje, etc. En el teatro del Si­ del narrador, la afluencia incon­
naje pero sin reproducir su forma que medie la introducción del na­ glo de Oro son frecuentes dos trolada del inconsciente y de sus
de expresión. Ejemplo: «Ana con­ rrador. Ejemplo: «¡Qué miserable formas de monólogos: el deno­ formas de manifestación en el
fesó al cabo que habían dormido soy en estas horas de desaliento! minado *aparte y el monólogo campo de la conciencia, la emer­
juntos pero que había sido sin ¡Qué infamias estoy pensando...!». dubitativo y razonador. gencia desorganizada y confusa
querer»; c) el discurso indirecto li­ Mojiganga. Término con el En narrativa se produce el monó­ de imágenes, sensaciones, sen­
bre aparece cuando el narrador que se denominaba inicialmente logo cuando un personaje exte­ timientos e ideas expuestas sin
reproduce tanto el contenido de una mascarada popular que se rioriza en sus palabras el conte­ ilación lógica, por medio de li­
la intervención del personaje celebraba en los días de Carna­ nido de su mundo interior, sin bres asociaciones, con la consi­
(oral o de pensamiento) como su val y que en el siglo xvii pasó a interferencia del narrador y en guiente alteración o disolución
peculiar forma de expresión (en designar una breve pieza cómica ausencia de posibles interlocuto­ del tiempo y del espacio.
todo o en parte); para ello se su­ emparentada con el ^entremés y res. De los diferentes tipos de EL monólogo interior logra su
primen los signos gramaticales la *jácara. Dicha pieza está cons­ monólogo, han merecido espe­ mayor perfección en las novelas
MONORRIMO 330 331 MORISCO

de J. Joyce, W. Faulkner, V. Woolf, cuadros autónomos que consti­ guárdate de sospecha, / et siem­ ral (que representa a la pruden­
etc. En la narrativa hispánica ha tuyen la obra dramática, con el pre será la tu fama derecha», etc. cia, justicia, fortaleza y templan­
sido especialmente cultivado por fin de conferir al conjunto una La moraleja es, igualmente, un za dirigiendo las conductas de
F. Ayala, Max Aub, E. Sábato, determinada dirección. recurso utilizado en los textos de los hombres) de D. Sánchez de
J. Lezama Lima, M. Vargas Llosa, Por lo que respecta a la novela, el literatura parenética y ascética Badajoz. Estas farsas y moralida­
C. Fuentes, G. Cabrera Infante, término «montaje» equivale a la del Siglo de Oro, así como en de­ des preanuncian el modelo de
L. Martín Santos, etc. «sintaxis mediante la que se es­ terminadas obras de teatro: p. e., personificación alegórica de los
Monorrimo. Término de ori­ tructuran los episodios de la his­ en La vida es sueño: futuros autos sacramentales.
gen griego (monos, único y rith- toria en un discurso narrativo» Morisca (novela). Véase mo­
mos, ritmo, rima) con el que se (D. Villanueva). «... Mas sea verdad o sueño, / risco.
designa una estrofa o poema cu­ Moraleja. «Lección o enseñan­ obrar bien es lo que importa». Morisco. Término con el que
yos versos llevan la misma rima. za que se deduce de un cuento, (Calderón de la Barca). se alude a un tipo de creaciones
Esto ocúrre con el pareado, la fábula, ejemplo, anécdota, etc.» literarias, en verso (romance
cuaderna vía, las series asonanta- (DRAE). Se trata de una breve re­ También en la literatura del si­ morisco) y en prosa (novela mo­
das de los cantares de gesta, etc. flexión que recoge y resume, al fi­ glo xvm se cultiva el menciona­ risca), que se desarrollan en Es­
Montaje. Término utilizado ini­ nal de un texto, la consecuencia do recurso, especialmente en las paña, principalmente entre los
cialmente en el lenguaje cinema­ moral que se deriva del ejemplo fábulas de T. de Iriarte y F. M.a de siglos xv al xvii, y que se cen­
tográfico para designar el proce­ abordado en el mismo. Samaniego. tran en la figura del «moro»,
so de estructuración de un filme a Este tipo de enseñanza conden- Moralidad. Género dramáti­ convertido en héroe caballeres­
partir de una serie de secuencias sada en forma de máxima es fre­ co surgido, probablemente, en co, aureolado por su nobleza y
que, una vez conexionadas según cuente en aquellas épocas en que Francia al final de la Edad Media. sus costumbres refinadas. Este
un determinado ritmo y orden abunda la literatura didáctica en Presenta la forma de un diálogo motivo literario tiene su contex­
narrativo, dan a la obra su confi­ sus diferentes formas: apólogos, entre personificaciones alegóri­ to histórico en la existencia del
guración definitiva. Dicho tér­ cuentos, ejemplos, fábulas, etc. cas (a través del cual se realiza un reino de Granada como último
mino, aplicado al teatro, se utili­ Esto ocurre, p. e., en la cultura comentario satírico sobre las cos­ reducto de la presencia árabe
za en tres acepciones: a) Como grecolatina con las obras fabu- tumbres y la actualidad política y en España. En el siglo xv surge en
sinónimo de puesta en escena. lísticas de Esopo y Fedro o en la religiosa de la época) y ciertos Castilla una especie de fascina­
b) Como conjunto de actividades Edad Media con las recopilacio­ rasgos y recursos teatrales análo­ ción por la vida y costumbres de
que hacen posible esa puesta en nes de sermones, sentencias, fá­ gos a los de la farsa. A este tipo de los árabes granadinos, de quie­
escena: elección de un proyec­ bulas, etc. En este sentido desta­ obras pertenecen, en la literatura nes se admira la belleza y hijo de
to escénico, a partir de una deter­ can tres obras importantes: el francesa, Le Concite de Bale (1432), su arquitectura, el buen gusto
minada obra; reparto de papeles Libro de los ejemplos por abe, de Bien avisé et mal avisé (1439), etc., en el vestir, sus modos exquisi­
a los actores, ensayos, prepara­ Sánchez de Vercial, el Libro de y, en la española, ciertos debates tos de relación, su elegancia y
ción del *vestuario, ^utilería y Buen Amor, de Juan Ruiz, y El en los que surgen figuras alegóri­ destreza en la equitación y en el
^decorado; disposición de la lu­ Conde Lucanor, de Don Juan Ma­ cas como la fe, el pecado, la vir­ combate y hasta el desarrollo de
minotecnia, efectos especiales, nuel. Con respecto a este último, tud, el buen consejo, etc. Aunque sus técnicas agrarias. Esta ad­
maquillaje, etc. c) Composición en los dos versos con que termi­ el nombre de «moralidad» no miración por el moro granadi­
de la estructura y ritmos narrati­ nan sus cuentos se resume un aparece expresamente mencio­ no es especialmente notable en
vos de un espectáculo teatral a mensaje aleccionador en forma nado, a este género de obras per­ una serie de romances moriscos
partir de escenas fragmentarias o de moraleja: «Faz siempre bien et tenecen textos como la Farsa mo­ surgidos tras la conquista de
MOTE 332 333 MOZÁRABE

Granada (centrados en perso­ GLOSA destino, el amor contrariado por cida, a la que deben someterse
najes ficticios que lo represen­ Consintiendo cativarme la sociedad, etc. Determinados sus miembros, ya que, en princi­
tan como caballero y galante: el de vuestra gracia y beldad, motivos pueden influir, además, pio, se trata de una corriente que
«gallardo Aben Humeya», «el mi vida y mi libertad en la caracterización de ciertos se va abriendo paso y que se ma­
valiente moro Tarfe», etc.) y, so­ olvidé para acordarme. personajes y constituir el tema nifiesta en unos supuestos ideo­
bre todo, en la novela morisca: Para acordarme de vos central de la obra: la avaricia, los lógicos y estéticos compartidos
Historia del Abencerraje y de la amor manda, quiere y pide celos, la venganza, etc. Cuando un por autores coincidentes en el re­
hermosa Jarifa (1561), Historia que de mí mismo me olvide motivo concreto aparece de for­ chazo de la escuela previamente
de los bandos de los Zegríes y pues que tal os hizo Dios. ma recurrente a lo largo de una asentada. Por otra parte, en la
Aben cerrajes (más conocida co­ Cativo sin libertarme obra puede constituir lo que se configuración de un movimiento
mo Guerras civiles de Granada, de fuerza y de voluntad, denomina un ^leitmotiv. es importante la presencia de un
1595), de G. Pérez de Hita, y Oz- mi vida y mi libertad Movimiento literario. Expre­ guía, rasgo que puede aparecer
mín y Daraja, intercalada en el olvidépara acordarme». sión con la qué se alucié a una co­ también en otros tipos de asocia­
Guzmán de Alfarache (1599), de rriente ideológica, artística y li­ ción, p. e., en una generación lite­
Mateo Alemán. Véanse: casida, Véase: glosa. teraria y al conjunto de autores raria.
GACELA, MOAXAJA, ROMANCE y Motivo. Es la unidad mínima en y obras integradas en dicha co­ Mozárabe. Término de proce­
ZEJEL. que pueden descomponerse los rriente, la cual implica un cam­ dencia árabe (mustá rib, de ahí mo­
Morisco (romance). Véase mo­ elementos constituyentes de la bio (o ruptura) en relación con el zárabe) con el que se designaba en
risco. fábula o el tema de una obra na­ sistema establecido. Todo movi­ ese idioma a los que practicaban
Mote. Es un tipo de glosa cultiva­ rrativa o dramática. Para B. To- miento supone la agrupación de la lengua romance, denominada
da por algunos poetas de los siglos machevski, los motivos, com­ unos escritores o artistas com­ en árabe al ayamiya (aljamía, en
xv y xvi que consta de tres partes: binándose entre sí, forman la es­ prometidos de alguna forma con castellano), es decir, lengua ex­
un verso inicial o «mote» (en el tructura temática de una obra. los objetivos y principios susten­ tranjera. El término «mozárabe»
que se enuncia el lema de dicha Como ejemplo de motivos cita tados en el ideario del grupo, así vino a aplicarse al ciudadano que,
composición), una redondilla o los siguientes: «Declinó la tarde», como en su desenvolvimiento y «sin ser árabe, se hacía semejante
una quintilla (que acaba con el «Raskolnikov asesinó a la vieja», propagación. En el transcurso de a los árabes» (A. Galmés de Fuen­
verso del mote) y una copla caste­ «El héroe murió», etc. Son frac­ la historia del arte y de la literatu­ tes). A medida que fue avan­
llana o real, que finaliza igualmen­ ciones temáticas mínimas, no ra han aparecido diferentes for­ zando la reconquista, entre los
te con el mote y en la que se glosa o descomponibles. Hay diversos ti­ mas de agrupación designadas si-glos xi y xui, en las ciudades
comenta lo mismo que en la estro­ pos de motivos: libres (si pueden con diversos nombres: acaderrjia, conquistadas seguían los mozá­
fa anterior, el lema propuesto en el suprimirse sin afectar al entra­ círculo, capilla, cenáculo, salón, rabes manteniendo elementos de
primer verso del poema. Entre los mado causal-temporal de la fá­ tertulia, grupo, generación, es­ cultura árabe. Su actitud frente a
autores de este tipo de composi­ bula), obligados (si no se pueden cuela, etc. Algunas de estas deno­ la duplicidad de cultura en la que
ciones figuran J. Manrique, C. de omitir), dinámicos (los que mo­ minaciones (academia, tertulia estaban inmersos (la de su len­
Castillejo, J. del Encina, etc. A es­ difican una situación o la trans­ y generación) se estudian en su gua y tradición hispanorroma-
te último pertenece el siguiente forman) y estáticos (si no modifi­ entrada correspondiente de este nas y la árabe oficial) fue evolu­
ejemplo de «glosa con mote»: can la situación). Diccionario; de otras se habla en cionando en el transcurso de los
En teoría dramática el concep­ * clasificación literaria. siglos desde una posición inicial
«MOTE to de motivo aparece vinculado La noción de movimiento no su­ de defensa heroica de la cultura,
Olvidé por acordarme. al de tema: p. e., la lucha contra el pone la idea de doctrina estable­ religión y lengua romance frente
MUDANZA 334 335 MÚSICA Y LITERATURA

a las presiones del árabe (si­ SÍ casare bien O no. (Versodevuelta) ta; Terpsícore, la danza; Erato, posterior. Así, p. e., en los himnos
glos vm-x) hasta un repliegue a Dizen queme case yo: la poesía lírica (especialmente la y epitalamios de la poesía griega,
la vida privada (el mozárabe se no quiero marido, no [...]». erótica) y el canto coral de tipo lí­ el verso formaba parte del canto,
mantiene como habla familiar) a rico; Melpómene, la tragedia; Ta­ que iba acompañado de música
partir de la invasión almorávide (Gil Vicente) lla, la comedia y la poesía bucóli­ con la cítara y con la lira. Otro
(s. xi). Ésta provoca la huida en ca; y Urania, la astronomía. Estas tanto ocurría con los salmos bí­
masa de cristianos hacia el norte, Véanse: villancico y zéjel. funciones aparecen enunciadas blicos y los cantos litúrgicos de la
con la consiguiente decadencia Muletilla. Palabra o expresión en el siguiente soneto de Mora- Iglesia, en los que la música ser­
de la comunidad mozárabe de que, por hábito defectuoso, se re­ tín: vía de apoyo al canto, resaltando
Al-Andalus. Sobre la creación li­ pite innecesariamente en la con­ el contenido del texto poético-re-
teraria en mozárabe, véanse: jar- versación o emisión de un texto «Sabia Polimnia en razonar sonoro ligioso. En la literatura española,
cha y MOAXAJA. («¿no entiendes?», «Va y dice...», verdades dicta, disipando errores, ya desde la lírica primitiva, las
Mudanza. Estrofa que en el vi­ «¿Verdad?») y que constituye una mide Urania los cercos superiores jarchas, las canciones de amigo
llancico, zéjel y canción medieval especie de «tic» lingüístico que de los planetas y el luciente coro. gallegas y los villancicos castella­
sigue a la cabeza o estribillo. En el sirve de apoyatura a la comunica­ Une en la historia abinterés decoro nos eran textos poéticos desti­
villancico está formada general­ ción. Ciertos escritores utilizan Clío, y Euterpe canta los pastores; nados al canto. En la poesía tro­
mente por una redondilla, y en el con especial destreza este recurso mudanzas de la suerte y sus rigores vadoresca aparecen numerosos
zéjel por los tres versos monorri- para caracterizar a determinados Melpómene feroz, bañada en lloro; poemas acompañados de músi­
mos. Ejemplos: personajes: p. e., el «pa chasco» Calíope victorias; danzas guía ca; p. e., en las Cantigas de Santa
que B. Pérez Galdós pone en boca Terpsícore gentil; Erato en rosas María de Alfonso X el Sabio, sal­
Villancico: de los Izquierdo, en Fortunata y cúbrelas flechas del Amor y el arco: vo una, todas las composiciones
Jacinta, como muletilla familiar pinta vicios ridículos Talía poéticas vienen igualmente acom­
«Partir quiero yo, (Estribillo)
que se repite en tío y sobrina. en fábulas, que anima, deleitosas, pañadas de música. La música fi­
mas no del querer,
Musas. Término de origen grie­ y ésta le inspira al español Inarco». gura también en los inicios del
que no puede ser.
go (mousai, en latín musite) con (L. Fernández de Moratín) teatro con los dramas litúrgicos
El triste que quiere (Mudanza)
el que se designa en la mitología a de Navidad y de Pasión (Autos) y
partiry se va,
adonde estuviere un grupo de divinidades femeni­ Música y literatura. Las rela­ en los «Misterios» catalanes y va­
sin sívevirá: nas relacionadas con la música, ciones entre música y literatura lencianos. Al final de la Edad Me­
la danza, las ciencias y la literatu­ son evidentes en los textos poéti­ dia y en los comienzos del Rena­
mas no que porna (Verso de enlace)
ra, en sus diversos géneros. Su cos sujetos a una métrica, en los cimiento aparece una serie de
en otra el querer,
número queda definitivamente que el ritmo acentual, la rima composiciones musicales que sir­
que no puede ser».
establecido en la Teogonia de He- (cuando existe), las recurrencias ven de acompañamiento a textos
(Cartagena) síodo, donde aparecen mencio­ fónicas y paralelismos compor­ poéticos del mismo nombre: el
nadas las nueve musas. En lo re­ tan un valor melódico indudable. madrigal, el villancico, la canción
Zéjel:
ferente a sus funciones, parece Pero es que, además, música y y los romances. Entre los roman­
«Dizen que me case yo: (Estribillo) que ya en los últimos tiempos de poesía han coexistido como par­ ces con música para vihuela re­
no quiero marido, no. Roma cada musa presidía una fa­ tes integrantes del canto desde los sultan los más conocidos el
Mas quiero vivir segura (Mudanza) ceta del arte: Calíope, la poesía inicios de las literaturas bíblica y «Conde Claros», «Paseábase el
n’ esta sierra a mi soltura épica; Clío, la historia; Polimnia, grecolatina, que constituyen el rey moro» y «Triste España sin
que no estar en ventura la pantomima; Euterpe, la flau­ sustrato de la literatura europea ventura», este último de Juan del
MÚSICA Y LITERATURA 336 337 MUTIS

Encina. En el Siglo de Oro, es en llancicos», etc. Entre sus zarzue­ mientos de vanguardia, en fuente el teatro del Siglo de Oro, la de­
el teatro donde la música obtiene las más conocidas figura Las se­ de inspiración para la búsqueda marcación de las escenas se reali­
su mayor acogida. En las listas de gadoras de Vallecas (1768), con de recursos melódicos y de nue­ za a través de las acotaciones en
miembros de las compañías de música de A. Rodríguez de Hita. vos ritmos (en Rubén Darío y los las que se especifican las entradas
teatro se incluían músicos que a También la ópera tuvo un gran modernistas) y en modelo de y salidas de los personajes. La sali­
lo largo de la representación tea­ cultivo en esta época, gracias a la composición del poema para es­ da o retirada de escena se indica
tral participaban en los entreme­ llegada de Farinelli y P. Metasta- critores como G. Diego, para con las expresiones «vase» (si es
ses, bailes, jácaras y mojigangas. sio a Madrid. Durante el siglo xix quien «la más pura e inaccesible un personaje), «vanse» (si son va­
En los autos sacramentales la mú­ continúa el gusto por la ópera. poesía empieza donde concluye rios), «vase y calla», etc. El térmi­
sica era igualmente un elemento Existen intentos de creación au­ la palabra y nace la música [...]». no «mutis» se utiliza en diversas
fundamental. Hay, no obstante, tóctona por parte de músicos Véanse: ópera y zarzuela. expresiones peculiares del len­
dos formas de representación y escritores relevantes. Larra Mutis. Voz de origen latino (mu- guaje teatral: «hacer mutis» (salir
dramática en las que la música escribió en 1832 el libreto para tare: cambiar de sitio; mutus: de escena), «hacer mutis por el
está íntimamente vinculada al una ópera de estilo «rossiniano» mudo, silencioso) «que emplea el foro» (salida del personaje por el
texto: la ópera y la zarzuela. Los cuya música era de T. Genovés; apuntador en la presentación tea­ fondo o foro del escenario), «me­
dos primeros creadores de ópera G. A. Bécquer compuso también tral o el autor en sus acotaciones dio mutis»: cuando un actor si­
en España son Lope de Vega (con el libreto de la ópera de J. Espín, para indicar que un actor debe mula retirarse de la escena y entra
La selva sin amor) y Calderón titulada Esmeralda, etc. En el si­ retirarse de escena» (DRAE). En nuevamente.
(con La púrpura de la rosa, 1660). glo xx, la interrelación entre mú­
La primera zarzuela de la que se sica y literatura se incrementa
conserva la partitura es Los celos notablemente. Un hecho llamati­
hacen estrellas, de J. Vélez de vo es la presencia de piezas musi­
Guevara con música de Juan Hi­ cales que toman su asunto de tex­
dalgo. tos literarios: p. e., M. de Falla
En el siglo xvm la música ad­ compu&o la música para El reta­
quiere un auge excepcional en blo de Maese Pedro, adaptación
las representaciones dramáticas. escénica de un episodio del Qui­
Surgen nuevas piezas que consi­ jote, y utilizó textos de Verdaguer
guen una gran acogida del públi­ para la Balada de Mallorca y La
co, p. e., La espigadera (1788), de Atldntida, que dejó inconclusa;
Ramón de la Cruz, con música J. Turina compuso Rima (1911)
de P. Esteve; Los menestrales, de sobre un poema de G. A. Bécquer;
C. M.“ Trigueros, con música I. Albéniz escribió una ópera so­
de B. de Laserna, y Las bodas de bre Pepita Jiménez, de J. Valera, y
Camocho, con letra de J. Melén- P. Sorozábal compuso otra (Adiós
dez Valdés y música de Esteve. a la bohemia, 1933) con libreto
Por su parte, Ramón de la Cruz de Pío Baroja, etc.
introduce en sus sainetes compo­ En la literatura contemporánea la
siciones musicales como los «co­ música se ha convertido, a su vez,
ros», «minués», «pastorelas», «vi­ desde el simbolismo y los movi-
339 NARRATIVA

lato es narración de una historia, naje es aludido directamente por


el productor del mismo es el na­ el narrador y se encuentra inte­
rrador, que es quien cuenta los grado en el texto. Existe, además,
hechos de esa historia, presenta a otro tipo de destinatario, exte­
los personajes, los sitúa en un es­ rior al texto, al que G. Genette
pacio y tiempo determinados, (1972) denomina «narratario ex-
observa sus hechos externos y su tradiegético», que se identificaría
mundo interior y describe sus con el llamado «lector virtual»
reacciones y comportamientos, supuesto por el autor. Ejemplo de
y, todo ello, desde una perspecti­ «narratario intradiegético» (in­
va determinada que condiciona terior al texto) es el destinatario
la comprensión de esta historia de la carta que dirige el prota­
narrada por parte del receptor de gonista-narrador del Lazarillo:
ese relato. El narrador es, ade­ «... Pues vuestra merced escribe
más, el elemento que distingue al se le ecribamuy por extenso...».
Narración. Término con el que yo niño de ocho años, achacaron género narrativo del dramático o Las funciones del narratario son
se designa el acto de contar una a mi padre ciertas sangrías...». el lírico. Al narrador le competen las siguientes: «Constituye un ne­
historia. En todo hecho narrati­ Una narración es anterior cuan­ unas funciones básicas que, de xo entre el narrador y el lector,
vo se pueden distinguir tres as­ do se realiza un relato «predicti- acuerdo con G. Genette, serían ayuda a precisar el marco de la
pectos esenciales: la historia (el vo», tal como ocurre en los libros las siguientes: a) narrativa: el he­ narración, sirve para caracteri­
contenido narrativo constituido proféticos, en los sueños premo­ cho de contar la historia; b) orga­ zar al narrador, pone de relieve
por los acontecimientos), el relato nitorios, etc. La narración simul­ nizativa: articulación interna del determinados temas, hace pro­
(que es el texto narrativo o el con­ tánea es aquella en la que coinci­ texto; c) comunicativa: el diálogo gresar la intriga, se convierte en
junto de palabras que forman el den los tiempos de la historia que el narrador puede mante­ portavoz de la moral de la obra»
discurso o enunciado del narra­ contada y de la narración, p. e., ner con el *narratario presente, (G.Prince).
dor) y, finalmente, la narración en los diarios autobiográficos. El ausente (el caso de la novela epis­ Narrativa. Término polisémico
(que es «el acto narrativo pro­ tiempo de estos relatos es el pre­ tolar) o ^lector supuesto; d) testi­ utilizado en diversas acepciones:
ductor» del relato). sente. Finalmente, la narración monial: cuando el narrador su­ acción o facultad de narrar; géne­
Desde el punto de vista de la his­ intercalada es aquella en la que la giere cuáles son las fuentes de ro literario (épico, en oposición
toria que se cuenta, y a la hora de historia y la narración pueden información de que parte, la po­ a lírico y dramático), circunscri­
determinar el tiempo en el que se enredarse o entrecruzarse, de sible fiabilidad de sus recuerdos, to normalmente a la novela y al
realiza, la narración o acto de na­ manera que la narración influye etc.; e) ideológica: consistente en cuento; conjunto de relatos vincu­
rrar puede ser ulterior, anterior, en el desarrollo de la historia, las intervenciones o comentarios lados por razones temáticas,
simultánea e intercalada. La na­ p. e., en el relato epistolar, en el explicativos o justificativos del de técnica narrativa, de escuela,
rración ulterior, que es la más fre­ que la carta es a la vez el médium narrador sobre el desarrollo de la geográficas, etc. («narrativa his­
cuente, es aquella en la que el na­ de la narración y elemento de in­ acción. Véanse: modalización, panoamericana», «narrativa del
rrador emplea el tiempo pasado; triga. PUNTO DE VISTA y VOZ. exilio», etc.); ciencia que tiene
p. e., en el Lazarillo, el picaro Narrador. Es el sujeto primor­ Narratario. Personaje al que el por objeto el estudio de textos na­
adulto narra su pasado de picaro dial e imprescindible en la confi­ narrador de una historia de fic­ rrativos que mantienen, como es­
niño y adolescente: «Pues, siendo guración de un relato. Si todo re­ ción destina su relato. Este perso­ tructura básica común, el relato
338
NARRATIVA HISPANOAMERICANA 340 341 NATURALISMO

y que abarcan desde el mito a las ción, voz, aspectos, modos, tiem­ lepsis; ‘prolepsis, *elipsis, etc.), de Ch. Darwin (El origen de las
tiras cómicas o al cine. En esta úl­ po, espacio, personajes, etc. Estos los aspectos y modos (‘punto de especies, 1859) y de C. Bernard
tima acepción, dicha ciencia se elementos de composición y las vista, ‘focalización o perspecti­ (Introduction a l’étude de la mé-
reconoce bajo diferentes denomi­ mencionadas categorías del relato va, distancia, alternancias, ‘mi­ dicine expérimentale, 1865). El
naciones: «Gramática narrativa», han sido estudiados sistemática­ mesis y ‘diégesis, etc.), la ‘voz principio de que las leyes de la
«Semiología del texto narrati­ mente por diferentes investigado­ como instancia narrativa múlti­ herencia condicionan la conduc­
vo», «Semiótica narrativa», «Se­ res, entre los que destacan los ple, ‘niveles narrativos, ‘funcio­ ta del hombre (Dr. Lucas) forma
miología del relato», «Narrativa», formalistas rusos (V. Sklovski, nes del narrador, ‘narratario, etc. parte de la concepción determi­
«Teoría de la narración» y, final­ B. Tomachevski, etc.), V. Propp, Para el estudio de todos estos nista de la vida que late en la obra
mente, narratología, designación C. Lévi-Strauss, M. Bajtin, T. To- conceptos se remite al lector a las de Zola, principio reforzado por
que se va imponiendo en los estu­ dorov, R. Barthes, G. Genette, etc. entradas correspondientes en este la aceptación de otros condicio­
dios de los últimos años. Véase: Ha sido^este último quien ha lo­ Diccionario. Véanse: cuento, nantes formulados por Taine:
NARRATOLOGÍA. grado sistematizar una sólida y EPISODIO, FÁBULA, NARRACION, los de raza, medio y momento. Es­
Narrativa hispanoamerica­ bien estructurada teoría del rela­ NARRADOR, NARRATARIO, NA­ te determinismo se consolida con
na. Véanse antinovela, gau­ to, recogiendo eclécticamente las RRATIVA, NOVELA, RELATO SE- el magisterio de C. Bernard (cuyo
chesca, INDIGENISMO, NATU­ aportaciones de los investigado­ CUENCIAL, TIEMPO, TRAMA y método experimental, aplicado a
RALISMO, NEGRISMO, NOVELA res precedentes. VOZ. la fisiología, intentará Zola tras­
HISTORICA, NUEVA NOVELA, Para ello, Genette comienza defi­ Naturalismo. Término con el ladar a la literatura) y con el con­
REALISMO MAGICO y ROMANTI­ niendo los tres elementos esen­ que se designa un movimiento li­ cepto darwiniano de la lucha por
CISMO. ciales en la configuración de un terario surgido en Francia en la la vida como móvil de conduc­
Narratología. Término con el texto narrativo: la ^historia (los segunda mitad del siglo xix y ta de los individuos y grupos so­
que se denomina una ciencia que acontecimientos) el *relato (el extendido por varios países de ciales. Esta lucha por la vida ori­
abarca y sistematiza los conoci­ «enunciado verbal» de esa histo­ Europa, entre ellos España, don­ gina una selección natural de los
mientos de teoría del relato en sus ria: el texto) y la ^narración (el de se desarrolla en la década de mejor dotados (por su vigor, in­
diferentes aspectos. Dicha ciencia acto de narrar). A continuación los años ochenta. Dicho término teligencia y creatividad) y pres­
se divide en dos partes funda­ estudia las relaciones entre relato es utilizado por É. Zola, iniciador cribe el puesto que el hombre
mentales: narratología temática e historia, entre relato y narra­ de este movimiento, con un sig­ va a tener en la sociedad. Sin em­
(centrada en la «historia» del rela­ ción y entre historia y narración, nificado nuevo, procedente del bargo, la actual organización so­
to) y narratología/orniu/ o modal, teniendo como punto de partida campo de las ciencias «natura­ cial ha provocado que la selec­
en la que se analizan los relatos en las tres categorías siguientes: les», que entonces gozaban de ción ya no sea natural, sino
cuanto modos de representación a) el * tiempo: «donde se expresa gran prestigio. En la formación producto artificial de las condi­
de esa historia. A la narratología, la relación entre el tiempo de la del naturalismo,"como estética li­ ciones socioeconómicas y socia­
como ciencia global, corresponde historia y el del relato»; b) el * as­ teraria y como doctrina, influ­ les por las que una minoría, que
el estudio de la teoría del relato pecto: «la manera como la histo­ yen, en cuanto a las técnicas ha concentrado los resortes del
con sus diferentes elementos de ria es percibida por el narrador»; narrativas, Balzac, Stendhal! y poder, explota al resto y lo reduce
composición (unidades narrati­ c) el *modo: «el tipo de discurso G. Flaubert, y, en su transferido a condiciones de existencia em-
vas, acción y función, fábula y utilizado por el narrador». antropológico y social, las obras brutecedoras. El novelista ha de
trama, estructura, niveles narrati­ De acuerdo con este esquema es­ del Dr. Lucas (Traité de V héredité describir en sus obras estas for­
vos, etc.) y otras categorías funda­ tudia las peculiaridades del tiem­ naturelle, 1850), de H. Taine (Es- mas sociales y las circunstancias
mentales como las de focaliza- po del relato (*anacronía, ‘ana- sais de critique et d’histoire, 1857), (trabajo, vivienda, etc.) degrada-
NATURALISMO 342 343 NEGRISMO

doras de la vida de los indivi­ Bazán, B. Pérez Galdós) y quie­ des novelistas, como Clarín (Su y de una antología: Mapa de la
duos, sin ocultar las realidades nes lo rechazan: P. A. Alarcón, único hijo, 1891), Galdós (desde poesía americana, 1946), N. Gui-
más repulsivas. J. M.a de Pereda y J. Valera. E. Par­ Ángel Guerra, 1890-1891), E. Par­ llén (Motivos de son, 1930; Són-
De estos presupuestos estéticos e do Bazán publica, en 1883, su do Bazán (Una cristiana, 1890), goro Cosongo, 1931), el cita­
ideológicos derivan los rasgos ensayo sobre el naturalism^o: La etc., han abandonado ya los mé­ do A. Carpentier, Rosa-Nieves,
del naturalismo: a) concepción cuestión palpitante.\ Desde]* co­ todos y temática naturalistas. M. del Cabral, etc. La temática
determinista de la vida, antropo­ mienzos de los ochenta aparecen Véanse: novela experimental predominante gira en torno a los
logía materialista (los instintos, las primeras novelas naturalistas y realismo. problemas de afirmación social
sexual, de posesión y de poder, de Galdós: La desheredada (1881), Negrismo. Término con el que del negro y de sus peculiaridades
condicionan la conducta del hom­ El doctor Centeno, Lo prohibido se reconoce un movimiento lite­ culturales: mestizaje, esclavitud,
bre) y un pesimismo fatalista res­ (1885), etc. En cuanto a las nove­ rario surgido en la segunda déca­ rechazo de la civilización euro­
pecto al destino del ser humano las de Pardo Bazán (Los Pazos de da del siglo xx en Centroamérica pea, descubrimiento del «alma
en la actual organización social; Ulloa, 1886, La Madre Naturale­ y América del Sur que convierte negra», de la mujer mulata, vuel­
b) en cuanto a técnicas narrati­ za, 1887), el influjo de la heren­ al negro y su problemática hu­ ta a las raíces folclóricas y cultu­
vas: objetivismo, basado en la cia, la degradación bestial de mana -especialmente social- en rales del pueblo negro, etc.
observación, experimentación ciertos personajes, la presión tema fundamental de sus preo­ Entre los rasgos estéticos pecu­
y documentación; descripciones de los instintos, etc., responden cupaciones y de su creación esté­ liares de esta poesía negra sobre­
minuciosas de ambientes, espa­ más bien a los tópicos de un na­ tica. Aunque este tema del negro salen una expresividad evoca­
cios y personajes, con prevalente turalismo «aparente», utilizado tiene antecedentes en algunos dora de los ritmos de la danza
atención a los grupos humanos como instrumento literario in­ poetas del Siglo de Oro (Gil Vi­ negra, la sencillez de recursos es­
(personaje colectivo: la mina, la cluso en alguna novela de Pereda cente, Lope de Vega y Quevedo) y tilísticos, la relevancia de los va­
fábrica, etc.); presentación de ti­ (La Montálvez), de Palacio Valdés en escritores hispanoamericanos lores acústicos de la lengua, con
pos individuales dominados por (LaEspuma, 1891), etc. de los siglos xvii al xix (Silvestre sus virtualidades sugeridoras y
el «temperamento» y el medio y A comienzos de la década de los de Balboa, 1563-1649;y los cuba­ rítmicas, la presencia de léxico
en muchos casos embrutecidos; noventa se produce un cambio en nos Domingo del Monte, 1804- afronegroide («Yoruba soy, soy
c) la acción de estas novelas, muy los gustos de escritores y público 1853, y J. F. Manzano, 1797-1854, lucumi / mandinga, congo, cara-
extensas, es de escasa compleji­ en Europa. En Francia, a raíz de que era negro y esclavo), es ahora balí») y de topónimos africanos;
dad; d) en relación con el lengua­ la publicación de La tierra (1887), cuando se desarrolla en plenitud la rima aguda, en la métrica, lo
je y estilo, sencillez y vigor ex­ de Zola, surge una crispada reac­ dicho movimiento. Su expresión que intensifica las resonancias
presivos, abundancia de léxico ción entre jóvenes escritores (Ma­ literaria, aunque aparece en la rítmicas de la danza negra; y,
científico y de vocablos de argot, nifiesto de los cinco) que critican la modalidad narrativa (p. e., la no­ como figuras literarias peculia­
utilización del estilo indirecto li­ vulgaridad y la pseudoexperi- vela Ecue-Yamba-O, de A. Car- res, la *onomatopeya y la *jitan-
bre (herencia de Flaubert), etc. mentación científica presentes, a pentier), logra su mayor desarro­ jáfora. En cuanto a los motivos,
El movimiento naturalista, con­ su juicio, en la narrativa de Zola. llo en la llamada poesía negra, además de los apuntados, el de la
solidado en Francia en la década Por esas fechas, en España, a ex­ mulata o afroamericana. Entre mujer mulata («mulata, mora,
de los setenta, comienza a cono­ cepción de V. Blasco Ibáñez (que sus cultivadores figuran L. Palés morena», de N. Guillén), la ser­
cerse en España a finales de esa se autoproclama discípulo de Matos (Canción festiva para ser piente («Sensemayá», de Gui­
misma década y provoca una Zola y cuyo influjo es evidente en llorada y Tuntún de pasa y-gr¡fe­ llén), la magia, los hechizos, etc.
agria polémica entre escritores varias de sus novelas, como Ca­ ria, 1937), E. Ballagas (autor de Némesis. Término griego (ne-
partidarios (Clarín, E. Pardo ñas y barro, 1902, etc.), los gran­ Cuaderno de poesía negra, 1934, mesis: indignación, venganza) que
NEOCLASICISMO 344 345 NEOLOGISMO

en la tragedia clásica evoca la ac­ con la denominación de «neocla­ rica de los errores y vicios socia­ Neologismo. Palabra nueva que
ción de la justicia divina que sicismo». les) con la manifestación de los surge en una lengua, ya sea por
irrumpe fatalmente sobre el hé­ Por lo que respecta a España, sentimientos, que sustentan el creación, composición, deriva­
roe en castigo de su error (amar- aunque con la Poética (1737) de desarrollo de la trama y provo­ ción o imitación de otras existen­
tia: pecado, error), consistente I. Luzán culmina la ruptura con can su desenlace, en el que que­ tes en dicha lengua o bien por
en haberse excedido en sus atri­ el Barroco (iniciada con la publi­ dan a salvo la verdad y la virtud. préstamo de vocablos proceden­
buciones o en el orgullo u obsti­ cación del I volumen del Teatro Véanse: clasicismo, ilustra­ tes de otros idiomas. La apari­
nación (hybris) en persistir en su Crítico Universal, 1726, de Fei- ción, PRERROMANTICISMO y RO­ ción de neologismos se debe a
propósito a pesar de las adver­ joo) y se va imponiendo la Ilus­ COCÓ. necesidades de designación de
tencias para que desista de su tración (una expresión estética Neoclásico. Término acuñado nuevos conocimientos científi­
empeño. Este comportamiento del movimiento ilustrado sería, por la moderna historiografía me­ cos, técnicos, usos y realidades
suscita la ira de los dioses, que según J. Arce y J. Caso, el *roco- diante la amalgama de dos voces: sociales y a la búsqueda de ma­
aplastan el orgullo del protago­ có, predominante entre 1765 y neo (del griego neos: nuevo) y clá­ yores posibilidades expresivas
nista trágico y provocan su inme­ 1780), es el período que va de sico, del latino classicus, con el que de un idioma en el campo de la
diata caída. 1780 a 1808 el que podría consi­ se designaba a la clase social más creación estética y literaria. El
Neoclasicismo. Corriente lite­ derarse como propiamente neo­ alta y, en el plano del arte, a aque­ neologismo puede ser léxico, si es
raria que se produce en España clásico, ya que, por una parte, en llos autores selectos (classici) con­ un término nuevo en su signifi­
y en el resto de Europa en el si­ él se afirma dicha corriente des­ siderados como modelo de imita­ cante y significado (p. e., «glose-
glo xvm en la que se propugna de el punto de vista de los princi­ ción por la perfección de su estilo. mática»), o semántico, en el caso
una vuelta a la estética literaria pios (segunda edición de la Poé­ La palabra «clásico» es utilizada de que un vocablo, ya existente,
del clasicismo, que presenta, co­ tica de Luzán) y, por otra, se pro­ por los escritores del siglo xvm adquiera con el transcurso del
mo notas peculiares, la imitación duce lo más significativo de la para designar, especialmente, a tiempo un nuevo significado; p. e.
de los escritores grecolatinos, a creaciónlieoclásica en poesía y, los autores de la cultura grecolati- «afeitar» designaba en el siglo xvii
los que se considera como mode­ sobre todo, en teatro a través de na elegidos como modelos, pero no rasurar la barba, sino «quitar­
lo, y la aceptación de las normas la comedia de Leandro Fernán­ también a aquellos escritores se los hombres el cabello», según
estilísticas de la preceptiva clási­ dez de Moratín. En sus cinco españoles del Siglo de Oro que S.de Covarrubias (1611).
ca: verosimilitud, imitación de la obras (El viejo y la niña, 1790; El comenzaron a ser considerados En la historia de la lengua y de la
naturaleza, respeto a las reglas de Barón, 1803; La mojigata, 1804; como tales en el llamado «neocla­ literatura españolas ha habido
cada género (entre ellas, las tres La comedia nueva, 1792, y El sí de sicismo». En dicho siglo, autores épocas en las que se advierte una
unidades de acción, tiempo y lu­ las niñas, 1806), sobre todo en como Garcilaso, Boscán, Fray Luis mayor afluencia de neologismos,
gar), exigencias del decoro, etc. esta última, consigue elaborar el de León, Lope de Vega, Góngora, coincidente con grandes cambios
Dicha estética clasicistá se desa­ modelo de una comedia neoclá­ Quevedo, Calderón, etc., son con­ de tipo cultural y estético. Esto
rrolla y perfecciona en Italia a lo sica que respeta, sin forzar, las siderados modelos «clásicos» por ocurre, p. e., al final de la Edad
largo del siglo xvi, es asumida en tres unidades y demás exigencias los miembros de la Academia del Media (abundancia de neologis­
Francia en el siglo xvn y sistema­ de la comedia clásica, incluidas la Buen Gusto de Madrid (1749- mos de procedencia latina en
tizada en el Arte poética (1674) verosimilitud, el decoro y la sen­ 1751), considerada como «el pri­ J. de Mena), en el Barroco (ten­
de Boileau y se expande nueva­ cillez y naturalidad en los com­ mer cenáculo poético al que es lí­ dencia cultista en Góngora y crea­
mente, bajo el influjo cultural de portamientos y expresión de los cito llamar neoclásico» (D. T. Gies tividad lingüística en Quevedo),
Francia, por el resto de los países personajes. A ello se une la armo­ y R. P. Sebold). Véanse: clásico, en el siglo xvm (afluencia de ga­
latinos a lo largo del siglo xvm nía de lo intelectual (visión satí­ ILUSTRACIÓN y NEOCLASICISMO. licismos) y en la transición del
NEOPOPULARISMO 346 347 NEORRETÓRICA

xix al xx: proliferación de hele­ en este culto a las formas métri­ velistas E. Vittorini, C. Pavese, Neorretórica. La expresión
nismos y voces de otros idiomas cas de la poesía tradicional (ro­ I. Calvino, V. Pratolini, C. Cassola, «nueva retórica» aparece con el
en los poetas modernistas, crea­ mance, coplas, villancicos, zéjel), P. P. Pasolini, etc., tiene en sus ini­ título de una obra de Ch. Perel-
ción de neologismos por deri­ y, en el teatro, Lope de Vega, Tir­ cios un compromiso (impegno) man y L. Olbrechts-Tyteca (Trai-
vación en Unamuno y, ya en el si­ so de Molina, etc., los insertan en social y político. Conciben la obra té de Rargumentation: la tiouvelle
glo xx, incorporación, con fines sus obras teatrales. Esta tenden­ de arte como una forma de cultura Rhétorique, 1958) en la que se
estéticos, de léxico jergal y caló cia reaparece con los románti­ y de responsabilidad cívicas y produce una revalorización de la
en textos de Valle-Inclán, etc. La cos (uso frecuente del romance), como una búsqueda de interpre­ retórica grecolatina y, en concre­
creación de neologismos es tam­ pero es en el siglo xx, con poetas tación crítica de las realidades so­ to, de la de Aristóteles, de la que
bién abundante en la experimen­ como Machado, Lorca, Alberti, ciales. Rasgos peculiares de esta recoge el tratamiento que dicho
tación verbal de ciertos nove­ etc., cuando el cultivo de las di­ narrativa de la Resistenza son la filósofo dedica a la argumenta­
listas hispanoamericanos, como versas formas de poesía popular abundancia de diarios, crónicas, ción.
J. Cortázar, G. Cabrera Infante, adquiere gran relevancia. memorias y relatos inspirados en A partir de los años sesenta del
S. Sarduy, etc. Neorrealismo. Término con el dicha realidad política, la atención siglo xx, una serie de lingüistas y
Neopopularismo. Corriente li­ que se designa una corriente lite­ a la tradición narrativa popular a estudiosos de la teoría de la lite­
teraria que se manifiesta en algu­ raria y cinematográfica que se la que se sienten ligados, la impor­ ratura (R. Barthes, T. Todorov,
nos poetas de la Generación del produce en Italia entre 1940 y tancia concedida a las realidades G. Genette, J. Dubois, etc.) han
27, especialmente en F. G. Lorca y 1950 y que ya había sido utiliza­ colectivas, la objetividad como contribuido a recuperar el cono­
R. Alberti, y que responde a una do por el crítico A. Bocelli hacia técnica narrativa (el atenerse a las cimiento y valor de la retórica
tendencia recurrente en la litera­ 1930 para clasificar un conjunto cosas «que hablan por sí solas»), la clásica y a relacionar, desde los
tura española a volver sobre las de obras surgidas como reacción preponderancia de elementos no­ presupuestos de la lingüística
fuentes de la tradición oral, el fol­ a la literatura esteticista y forma­ minales, congruente con el objeti­ contemporánea, los mecanismos
clore y la poesía popular como lista de la época y que se distin­ vismo, y la coexistencia de niveles expresivos de la lengua literaria
base de inspiración temática y guían por su tendencia a la ob­ lingüísticos diferentes: regionalis­ correspondientes con las figuras
formal. Dicha tendencia se ad­ jetividad en el análisis de la mos, jergas, etc. y tropos que en la retórica greco
vierte ya a finales del siglo xv, en conducta de los personajes y de En España se conoce también latina se integraban en la elocutio.
la etapa de los Reyes Católicos, los ambientes sociales, al estilo con el nombre de «neorrealis­ Uno de los grupos que más ha
en la que músicos y poetas (J. del de Los indiferentes (1929), de mo» un movimiento literario sur­ contribuido a potenciar el valor
Encina, Gil Vicente, etc.) se inte­ A. Moravia. La aplicación del tér­ gido hacia 1950 (al igual que en de la retórica ha sido el llamado
resan por cantos populares, vi­ mino mencionado a la escuela ci­ Italia, coincide en su aparición Grupo de Lieja, o Grupo M, diri­
llancicos y romances. Este gusto nematográfica italiana ocurre con con una corriente cinematográfi­ gido por J. Dubois, que trata de
por lo popular se muestra igual­ la aparición de la película Obse­ ca del mismo signo: p. e., la pelícu­ recuperar, desde la lingüística
mente en el culto a los dichos y sión (1942), de L. Visconti, deno­ la de J. A. Bardem, Muerte de un contemporánea, los valores de
refranes (como muestra de sabi­ minación que asume el mismo ciclista, surge en 1955, año en que la antigua retórica con respecto
duría del pueblo) por parte de director. Obras clave en la conso­ se publica la novela de R. Sánchez al lenguaje literario. Éste es con­
los humanistas, que seguían en lidación de dicha escuela son Ferlosio El Jarama) y protagoni­ cebido como un «desvío» de la
ello el magisterio de Erasmo. Gran­ Roma, ciudad abierta, de R. Ros- zado por escritores como I. Alde- norma; diferentes formas de ex­
des escritores del Siglo de Oro, sellini; Ladrón de bicicletas, de coa, R. Sánchez Ferlosio, J. Fer­ presión de este «desvío», conoci­
como Lope de Vega, L. de Góngo­ V. de Sica, etc. El neorrealismo nández Santos y C. Martín Gaite. das como *metáboles, se estu­
ra, F. de Quevedo, etc., participan literario propugnado por los no­ Véase: neorrealismo social. dian desde los diversos planos
NEW CRITICISM 348 349 NEW CRITICISM

(expresión-contenido) y niveles de la antigua retórica (inventio, duce en Estados Unidos a partir se interaccionan. Objetivo prio­
lingüísticos (morfológico: *me- dispositio, memoria y actio), di­ de los años treinta del siglo xx y ritario del crítico es descubrir di­
taplasmos; sintáctico: *metata- cha ciencia se perfila como una cuyos representantes más conoci­ cha estructura y la organización
xis; semántico: *metasememas); retórica general, conformadora dos son J. C. Ransom, A. Tate, C. retórica de un texto en sus dife­
hay un cuarto tipo de metáboles de mecanismos de análisis de los Brooks, R. P. Warren, etc. Inicial­ rentes niveles de significado. En
que pertenecen a la lógica y afec­ diferentes textos y, en especial, de mente, este grupo de críticos con­ el análisis de los textos poéticos,
tan a la relación signo-referen­ los textos literarios. La retórica se cuerda en su oposición a la crítica hay que tener en cuenta tanto esa
te: los *metalogismos. Los meta- convertiría, de esta forma, en una anterior, lastrada, a su juicio, de estructura (que revela el compo­
plasmos y metataxis son figuras ciencia del texto. Por lo que res­ psicologismo, moralismo e histo- nente racional) como la textura,
de la expresión; los metaseme- pecta a la pragmática, entendida ricismo y carente de rigor cientí­ consistente en los elementos no
mas y metalogismos lo son del como práctica de la comunica­ fico, al utilizar un vocabulario relevantes lógicamente (metro,
contenido. De acuerdo con este ción y mutua influencia entre cargado de expresiones emotivas rima, etc.), que son específicos
esquema ordenan y definen el emisor y receptor, esta rama de y de impresiones subjetivas en de la lengua poética; 2) recha­
funcionamiento de las figuras y la semiótica concuerda con la re­ vez de analizar los textos con un zo de la separación clásica entre
tropos, reproduciendo, en defi­ tórica clásica en su concepción léxico apropiado a la especifici­ fondo y forma, aspecto en el que
nitiva, las cuatro operaciones de del lenguaje como medio de ac­ dad del objeto poético como obra concuerdan con el formalismo
la retórica clásica: supresión, ad­ tuación sobre el receptor. La prag­ de arte. Entre las influencias reci­ ruso, con el que comparten, ade­
junción, supresión-adjunción y mática ha contribuido a revalo­ bidas por dicho grupo, se apun­ más, la insistencia en dar priori­
permutación. Véase: ^figuras. rizar dos partes de la retórica tan las de A. Richards (al que dad a los valores estrictamente
En el último cuarto del siglo xx, antigua olvidadas hasta ahora y siguen en su distinción entre len­ formales y estéticos de la obra li­
desde distintos campos de la lin­ que atañen a la dimensión prác­ guaje referencial y lenguaje emo­ teraria y en la búsqueda de una
güística y de la crítica literaria tica de esta ciencia, entendida tivo y su afirmación del carácter crítica inmanente, al margen de
(*pragmática, lingüística del como arte de la representación: polisémico y ambiguo del len­ referencias al autor y contexto;
texto, ^semiótica, sociolingüís- la memoria y la actio. Por otra guaje literario), y las de Eliot, que 3) el método de análisis ha de
tica, etc.), la retórica se ha ido parte, se ha subrayado la estrecha propone un análisis de la obra li­ ser descriptivo y pormenorizado,
convirtiendo en punto de con­ relación existente entre la prag­ teraria como «estructura verbal atendiendo a los diversos niveles
vergencia de dichas disciplinas, mática y la dispositio. En definiti­ autónoma» al margen de las in­ (función de determinados ele­
lo mismo que ocurriera en la va, la neorretórica trata de recu­ dagaciones de tipo histórico, bio­ mentos gramaticales, ritmo, si­
época grecolatina con la Retórica perar el material conceptual de la gráfico, del autor o de posibles metrías y contrastes, recursos re­
de Aristóteles, en la que con­ retórica clásica y de reorganizar fuentes, aspectos irrelevantes, a tóricos, etc.), pero especialmente
fluían conceptos procedentes de los esquemas de las «partes» de la su juicio, para analizar los valores al semántico, para descubrir la
la poética, de la dialéctica, de la misma, en sus mutuas relaciones estéticos en dicha obra. estructura interna del poema:
ética, etc. En esta convergencia, de sucesión e interdependencia Ransom, en su libro The New valores denotativos y connotati-
la neorretórica se concibe como y en su posible corresponden­ Criticism, expone los criterios que vos, ironía, ambigüedad, para­
una disciplina abierta, por su cia con los niveles de descrip­ informan esta corriente de crítica dojas, juegos de palabras, imáge­
método, a distintos campos del ción lingüística. Véanse: figu­ literaria: 1) necesidad de una críti­ nes, símbolos y, sobre todo, las
saber y entendida como una cien­ ras, PRAGMÁTICA y RETÓRICA. ca «ontológica» del texto literario metáforas, a cuyo estudio dedi­
cia general de los discursos. Am­ New Criticism. Denominación considerado como una estructu­ can estos críticos una atención
pliando su reflexión, más allá de con la que se alude a una corrien­ ra (pattern o esquema subyacen­ primordial; 4) no existe un méto­
la elocutio, a las demás partes te de crítica literaria que se pro­ te) en la que todos sus elementos do uniforme para el análisis de
NORMA 350 351 NOUVELLE CRITIQUE

todos los textos: cada obra, por verbales que le son peculiares y le ★clásicos grecolatinos. El modelo ciones y presupuestos básicos de
su originalidad y características diferencian del resto de los len­ normativo va cambiando ~ de la antigua crítica académica, co­
peculiares, exige un acercamien­ guajes no literarios. acuerdo con la evolución de las mo verosimilitud, objetividad,
to específico y un método in­ Norma. Término utilizado en tendencias y gustos estéticos a gusto y «claridad». Tras desmon­
ductivo. Para llevar a cabo ese lingüística en una doble acep­ través de los diferentes períodos tar los presupuestos de dicha crí­
acercamiento y análisis de las di­ ción: prescriptiva y descriptiva. y movimientos literarios, que ge­ tica, expone su propia concep­
ferentes obras, se han de evitar En el primer caso, el carácter nor­ neran su propia estética y códi­ ción de la literatura y de la crítica
ciertas ilusiones o «falacias»: a) la mativo incumbe especialmente gos estilísticos. en los siguientes puntos, que po­
falacia «intencional» (la «inten­ a la Real Academia de la Len­ Noticia. Véase periodismo. drían constituir una especie de
ción» del autor), consistente en gua, que admite y sanciona un Nouveau román, Véase obje­ manifiesto programático de la
buscar la interpretación de un uso que se ha generalizado entre tivismo. Nouvelle Critique: 1. Hay que par­
texto tratando de indagar su gé­ los hablantes y lo convierte en Nouvelle Critique, Denomina­ tir del respeto a la «especificidad
nesis y los rasgos psicobiográ- «norma». En sentido descriptivo, ción con la que se conoce una co­ de la literatura» y del lenguaje li­
ficos de su autor; b) la falacia se entiende por norma el conjun­ rriente de crítica literaria que se terario, que es esencialmente sim­
«afectiva», consistente en querer to de usos comunes y constantes desarrolla en Francia en el trans­ bólico. 2. Esta especificidad de la
determinar los valores de un que constituyen la realización es­ curso de los años sesenta del si­ literatura no es puramente estéti­
poema por los efectos que la lec­ tándar de la lengua hablada. Los glo xx y que implica una profun­ ca, como pretende la antigua crí­
tura del mismo produce en sus lingüistas (a partir de Coseriu) da renovación en la metodología tica. La especificidad global de la
lectores; c) la falacia «experimen­ ponen en relación el concepto de de investigación y análisis de tex­ literatura implica un dominio de
tal» o creencia de que un texto norma con el de habla (cualquier tos literarios, basada, sobre todo, la lógica, la historia y el psicoaná­
sólo llega a la plenitud de su for­ actualización posible de la len­ en el estructuralismo lingüístico lisis. 3. La lengua simbólica en la
ma cuando se cree haber logrado gua por parte de los parlantes de y en el conocimiento de la teoría que están escritas todas las obras
una interpretación correcta de la misma) y sistema: el conjunto del formalismo ruso. Participan literarias tendría múltiples senti­
los contenidos conceptuales del de leyes que rigen las relaciones en el surgimiento de dicha co­ dos. Las reglas a las que se aco­
mismo, siendo así que los aspec­ entre las unidades constituyentes rriente lingüistas y antropólogos moda el lenguaje literario son
tos lógicos y racionales no cons­ de una lengua y que permiten su (R. Jakobson y C. Lévi-Strauss), lingüísticas, por las que el crítico
tituyen el elemento esencial en la funcionamiento. La norma es la psicoanalistas (J. Lacan), semió- trata de comprender las ambi­
significación de un poema. De que sanciona la posible correc­ logos (A. J. Greimas, J. Kriste- güedades del lenguaje y de dar un
hecho, el significado de un texto ción o incorrección de los actos va, etc.), escritores (J. Ricardou, «estatus científico» a las fluctua­
poético viene marcado por sus del habla. Ph. Sollers, etc.) y estudiosos de ciones del sentido. 4. Hay que
rasgos de ambigüedad, polise­ En crítica literaria se entiende teoría y crítica literarias: R. Bar- distinguir entre crítica literaria
mia y su carácter simbólico y me­ por norma el conjunto de reglas y thes, T. Todorov, G. Genette, (búsqueda del «sentido particu­
tafórico, rasgos que serían los procedimientos expresivos que L. Goldmann, Ch. Mauron, J.P. We- lar» de una obra) y ciencia de la
distintivos de la lengua poética. se han de seguir para confor­ ber, etc. El maestro y portavoz de literatura, que consiste en un
El New Criticism, en último tér­ marse a un ideal estético repre­ esta nueva crítica es R. Barthes, «discurso general» cuyo objeto
mino, trata de resaltar la autono­ sentado por las obras de ios escri­ que, en respuesta a la crítica con­ sería la pluralidad de los sentidos
mía de la obra literaria, insistien­ tores considerados como «mode­ servadora, que había tachado de de la obra. 5. El objeto de estu­
do en la especificidad del hecho lo» de estilo. En el Renacimiento falta de base y de rigor su estudio dio de esta ciencia de la literatura
literario como fenómeno estéti­ y en el neoclasicismo este mode­ sobre Racine (Sur Racine), some­ no serían tanto los autores y sus
co, regido por unas estructuras lo normativo se encuentra en los te a una revisión implacable'no- obras (que han de analizarse co­
NOVECENTISMO 352 353 NOVECENTISMO

mo punto de partida), sino el len­ ruso, aplicación de un contenido G. Miró y E. D’Ors, portavoz del nueva esperanza en el porvenir
guaje en sus dos niveles: el de los conceptual y una terminología Noucentisme catalán, cuyos plan­ del país y se muestran dispuestos
signos inferiores a la frase (figu­ derivados de la lingüística con­ teamientos filosóficos y estéticos a transmitir al pueblo la cultura
ras, fenómenos de connotación, temporánea, consideración del concuerdan en diversos aspec­ elaborada por las minorías, a tra­
etc.) v los signos del discurso su­ texto literario como un sistema tos con los de este grupo de escri­ vés de instituciones educativas y
periores a la frase: las diversas de signos, inserción de la poética tores. Dicho grupo es designado de los medios de comunicación.
unidades de las que puede «indu­ en la lingüística, considerada co­ también con el marbete de Gene­ - Marcada actitud europeísta,
cirse una estructura del relato, mo una rama de la semiología o ración de 1914 por J. Marichal, comenzando por el mentor de
del mensaje poético, del texto semiótica, aceptación de la me­ que considera a esta generación esta generación, Ortega, abierto
discursivo», etc. 6. Hay que crear todología de análisis estructural como la «más importante de la a las corrientes del pensamiento
una gramática del texto y una en el estudio de las obras litera­ historia intelectual de la España filosófico alemán (discípulo de
lingüística del discurso, «una ver­ rias, etc. moderna». Una y otra denomi­ H. Cohén en Marburgo y educa­
dadera ciencia de la literatura, Finalmente, dos campos en los naciones vienen siendo utilizadas do en la tradición neokantiana,
conforme a la naturaleza verbal que se ha producido un gran por los críticos para aludir a los deriva luego hacia un pensa­
de su objeto». 7. Mientras tanto, avance en esta corriente crítico- mencionados escritores, que, en miento perspectivista y «racio-
existen ya ciertos modelos de literaria son el de la narratolo- su época, aportaron una nueva vitalista»).
análisis del lenguaje literario he­ gía (con los estudios de R. Bar- sensibilidad intelectual y estética - Por lo que respecta a la crea­
redados de la antigua retórica y thes, A. J. Greimas, C. Brémond, y constituyeron una generación ción artística y literaria, se perci­
enunciados también por el mo­ G. Genette, T. Todorov, etc., so­ puente entre el modernismo y las be un cultivo complementario de
derno psicoanálisis y que permi­ bre el relato, en continuidad con vanguardias. Los rasgos de tipo los valores intelectuales y de la
ten explicar, p. e., cómo «se esta­ los estudios del formalismo ru­ intelectual, estético y literario que sensibilidad en la línea pedagógi­
blecen las cadenas de símbolos». so) y el de la revalorización de la caracterizan a esta generación de ca auspiciada por la Institución
Así, se conocen ciertos modelos retórica grecolatina como punto escritores son los siguientes: Libre de Enseñanza. Esa idea es
de transformación lingüística de partida para la creación de - Superación de la tendencia evidente en el pensamiento de Or­
como la sustitución (metáfora), una nueva retórica, concebida autodidacta y un tanto anárquica tega y de Azaña (necesidad de
omisión (elipsis), desplazamien­ como una «ciencia general de los de los escritores del 98 y búsque­ la educación estética y moral del
to (metonimia), etc., en las dis­ discursos» (Todorov). Véanse: da de la especialización en un individuo como requisito para
tintas «cadenas de símbolos, ho­ ESTRUCTURALISMO, FORMALIS­ determinado campo del saber: una adecuada iniciación políti­
mología de relaciones», etc. En MO, LINGÜÍSTICA DEL TEXTO, NA- p. e., A. Castro, Sánchez Albor­ ca) y en la narrativa de Pérez de
este desvelamiento de los símbo­ RRATOLOGÍA y NEORRETÓRICA. noz y Madariaga son historiado­ Ayala.
los que constituyen una obra es Novecentismo. Término con el res, Ortega y D’Ors son filósofos, - Valoración de la literatura co­
en lo que consistiría el descubri­ que se alude a una generación sur­ Cajal y Marañón, médicos, Me- mo medio de influencia y de trans­
miento del sentido déla misma. gida en España en torno a 1914, néndez Pidal, Navarro Tomás y misión de cultura, sobre todo a
Los representantes de la Nouvelle de la qu'é forman parte J. Ortega y A. Alonso, lingüistas y estudio­ través de un género especialmen­
Critique mencionados al prin­ Gasset (líder intelectual del gru­ sos de crítica literaria. te cultivado por los escritores de
cipio han coincidido en los si­ po), R. Pérez de Ayala, G. Mara- - Rechazo de la actitud pesimis­ esta generación, el ensayo: Orte­
guientes presupuestos críticos, ñón, S. de Madariaga, A. Castro, ta del 98, respecto de las posi­ ga, Castro, Madariaga, Marañón,
metodológicos y temáticos: opo­ C. Sánchez Albornoz, M. Azaña, bilidades de recuperación de Es­ D’Ors, etc., son maestros en la
sición a la anterior crítica aca­ etc., y a la que algunos críticos paña. Los intelectuales novecen- elaboración de esta literatura en-
démica, apertura al formalismo asocian a Juan Ramón Jiménez, tistas aparecen animados por una sayística. Modelo de este tipo de
NOVELA 354 355 NOVELA

obras son las dedicadas por Orte­ Dada la gran diversidad de mo­ sía para crear un mundo imagi­ intriga frente al estudio de la psi­
ga al tema de España (España in­ delos que presenta la novela a lo nario, en el que se funden «expe­ cología de los personajes. Ejem­
vertebrada), al de la crisis de la largo de su historia, es compren­ riencia soñada y experiencia.vi­ plo: las novelas de W. Scott.
sociedad occidental en los años sible el hecho de la multiplicidad vida», rasgo que diferencia a la - Novela de personaje: aquella
veinte (La rebelión de las masas), de definiciones ofrecidas por novela («imagen de la vida») del en que el desarrollo de la acción y
al arte de vanguardia (La deshu­ autores y críticos sobre esta mo­ cuento maravilloso, donde el na­ la descripción del entorno están
manización del arte), etc. dalidad narrativa. Véanse como rrador puede, p. e., hacer hablar a supeditados al análisis psicológi­
- Desde el punto de vista de la ejemplos indicativos los siguien­ los animales o a los objetos, etc. co del personaje, p. e., Werther,
lengua y del estilo literarios, fren­ tes: «Obra fabulosa compuesta a Es evidente que en este concepto de J. W. Goethe.
te a la preponderancia, en el mo­ partir de las más singulares aven­ de novela caben tanto la novela - Novela de espacio: aquella en
dernismo, de la sensación, la me­ turas de la vida de los hombres» (extensa), como la novela corta y que la descripción de los ambien­
táfora y el símbolo, se afirma la (marqués de Sade, s. xvm); «una el cuento. La diferencia entre los tes o del marco histórico consti­
imagen como entidad creada o novela es un espejo que se pasea a dos últimos y la novela depende­ tuye el eje central sobre el que se
recreada; frente a la tonalidad lo largo de un camino» (Sten­ ría, más que de la mayor o menor desarróllala trama: Germinal, de
subjetiva y el predominio del dhal, s. xix); «imagen de la vida extensión, de la construcción, el É. Zola.
sentimiento, se consolida el pla­ es la novela, y el arte de compo­ ritmo y el tono que presenta. Así, De la variada gama de novelas
no conceptual. Hay que destacar, nerla estriba en reproducir los ca­ el cuento y la novela corta supo­ conocidas, buena parte puede en­
además, la excepcional riqueza racteres humanos...» (B. P. Gal- nen una técnica de condensación cuadrarse en alguno de los tres
lingüística de estos escritores. dós, 1898); «fusión de objetividad y concentración sobre la acción tipos mencionados. Así, dentro
Véanse: fin de siglo (crisis de), y fantasía, de mito e historia, de básica del relato, mientras que la de las novelas de acción caben
GENERACIÓN DEL 98, MODERNIS­ experiencia soñada y experien­ novela supone un ritmo más len­ las de aventuras, viaje, policíaca,
MO y REGENERACIONISMO. cia vivida» (M. Vargas Llosa), etc. to y una amplitud congruente espionaje, etc.; a las novelas de
Novela. Término procedente del En estas definiciones dispares se con el diseño de un mundo más personajes corresponderían, en­
italiano novella (derivado, a su perciben ciertos rasgos coinci­ complejo, la configuración pro­ tre otras, la picaresca, autobio­
vez, del latino nova: noticias) con dentes con los que es posible gresiva de los personajes, intriga gráfica, psicológica, sentimental,
el que se denomina en aquel idio­ aproximarse a la noción de nove­ más complicada, mayor recu­ etc.; a la de ambiente: la novela
ma un relato de ficción interme­ la, que, en definitiva, se concibe rrencia de diálogos, descripcio­ social, la pastoril, la de costum­
dio entre el cuento y el romanzo como el relato de una historia de nes y análisis psicológicos por­ bres, etc. Sin embargo, hay otros
o narración extensa. La palabra ficción en el que se cuentan he­ menorizados, etc., por lo que tipos de novelas que pueden cla­
«novela», que en el castellano del chos supuestamente ocurridos podría definirse la novela como sificarse según la temática, la téc­
Siglo de Oro mantuvo su acep­ en un mundo imaginario, rasgo un relato extenso y demorado de nica narrativa y la confluencia
ción original de relato breve (en que la distingue de otros subgé­ una compleja historia deficción. con otros géneros, cuando estos
este sentido la utiliza Cervantes neros narrativos como la biogra­ En cuanto a la clasificación de la aspectos caracterizan la escritura
en sus Novelas ejemplares), pos­ fía, el diario de viajes, etc., en los novela, W. Kayser distingue tres de la obra: p. e., en el apartado de
teriormente servirá para desig­ que se relatan acontecimientos grandes tipos, de acuerdo con el la técnica cabrían la novela epis­
narla narración extensa (corres­ realmente sucedidos. Este carác­ predominio de uno de estos tres tolar, la experimental, el llamado
pondiente al italiano romanzo y ter de historia de ficción no impi­ elementos fundamentales en todo Nouveau román, etc. Véanse: an-
al francés román), mientras que de que el novelista pueda utilizar relato: TINOVELA, AVENTURAS, BIZAN­
el relato breve será denominado materiales extraídos de la reali­ - Novela de acción: aquella en TINA (NOVELA), CABALLERESCA
★novela corta. dad, transmutados por la fanta­ que predomina el interés por la (NOVELA), CUENTO, DESCRIE-
NOVELA DE APRENDIZAJE (O BILDUNGSROMAN) 356 357 NOVELA DOCUMENTAL

CIÓN» EPISODIO, ESPACIO, FÁBU­ vid Copperfield, de Ch. Dickens, lo largo del siglo xvi había surgi­ jidad», mientras que la novela cor­
LA, HISTORIA, MODO, MOTIVO, etc., y, en la literatura española, la do ya una serie de relatos que po­ ta se centra tan sólo en un frag­
NARRACIÓN, NARRADOR, NOVE­ primera serie de los Episodios Na­ dían ser clasificados como nove­ mento de la realidad, en una parte
LA DE APRENDIZAJE, NOVELA cionales, de B. P. Galdós (en los que la corta: El Abencerraje, de autor de ese mundo. Véanse: cuento,
CORTA, etC., PERSONAJE, PUNTO el protagonista, G. Araceli, va lo­ anónimo; El Tuzaníde la Alpuja- NOVELA y PATRAÑA.
DE VISTA, RELATO, SECUENCIA, grando, a través de su trayectoria, rra, de G. Pérez de Hita; Ozminy Novela cortesana. Véase cor­
TIEMPO, TRAMA y VOZ. una personalidad madura y un Daraja, de M. Alemán, etc. En el tesana.
Novela de aprendizaje (o Bil- prestigio social), Pedro Sánchez, de siglo xvn se produce un amplio Novela de costumbres. Deno­
dungsroman). (De bildung: edu­ J. M.a Pereda; Amor y pedagogía, cultivo de esta modalidad de no­ minación aplicada a una serie de
cación, y román: novela.) Es un de M. de Unamuno; Camino de velas, entre las cuales cabe citar novelas de carácter realista en las
tipo de relato cuyo protagonista perfección, de P. Baroja, etc. La casa del placer honesto (1620), que se presentan conductas hu­
va desarrollando, a lo largo de la Novela de aventuras. Véase de A. J. de Salas Barbadillo, Nove­ manas de personajes y tipos ana­
historia narrada, su personali­ AVENTURAS. las amorosas y ejemplares (1637), lizados en su contexto histórico y
dad en esa etapa clave que va des­ Novela bizantina. Véase bi­ de María de Zayas, La garduña de social como representantes sig­
de la adolescencia y juventud zantina. Sevilla (1642), de A. de Castillo nificativos de un grupo humano
hasta la madurez. En dicho pe­ Novela caballeresca. Véase Solórzano, etc. y de su esquema de valores en el
ríodo se modela su carácter, con­ CABALLERESCA. Por lo que respecta a las relacio­ marco de una sociedad concebi­
cepción del mundo y destino, en Novela corta. Expresión utili­ nes entre cuento, novela corta y da como totalidad. A este tipo de
contacto con la vida, que le sirve zada en la crítica literaria espa­ novela (román), los dos primeros obras pertenece gran parte de las
de escuela de aprendizaje a tra­ ñola para significar un tipo de presentan ciertos rasgos comu­ novelas del realismo del siglo xix,
vés de las más diversas experien­ relato que, en extensión y estruc­ nes: predominio del argumento p. e., la extensa producción de
cias. Estas experiencias de su iti­ tura narrativa, se diferencia del sobre la descripción de tipos y H. de Balzac, B. Pérez Galdós,
nerario existencial (obstáculos, cuento y de la novela extensa. El ambientes, ausencia o escasa re­ etc. Véanse: costumbrismo, na­
riesgos, soledad, encuentro de término novela, procedente del levancia de personajes secunda­ turalismo y REALISMO.
maestros, descubrimiento del italiano novella (de nova: noti­ rios, una sola o preponderante Novela documental. Expre­
amor, etc.) constituyen hitos im­ cias), al incorporarse al español vibración emocional. Sin embar­ sión aplicada a una serie de
portantes en esa carrera de apren­ mantuvo inicialmente el sentido go, hay una primera diferencia relatos en los que aparecen do­
dizaje y desarrollo del héroe has­ que tenía en su lengua de origen: externa, la extensión: un relato cumentos de tipo sociológico,
ta alcanzar la madurez. Como un relato breve, en contraste con de diez o quince páginas difícil­ periodístico, jurídico, etc., deli­
antecedente de esta novela de la narración larga del romanzo mente podría considerarse una beradamente insertos en el uni­
formación se han citado las no­ (román, en francés), término del novela corta uno de cuarenta o verso novelesco. Ejemplo de es­
velas picarescas: p. e., Lázaro que carece el español. Cervantes, cincuenta no puede ser un cuen­ te tipo de novelas serían las de
considera a sus amos, y, en con­ en su prólogo a las Novelas ejem­ to. La novela corta implica más T. Capote (A sangre fría, 1966,
creto, al ciego, como maestros. plares, se muestra convencido de extensión, más descripción de narrada con técnica de reportaje
Sin embargo, las obras que repre­ haber sido el primero en escribir caracteres y ambiente y más diá­ periodístico), O. Lewis (Los hijos
sentan con mayor precisión el obras de este tipo en castellano, logo que el cuento, y en relación de Sánchez, 1961) y, en la litera­
modelo de Bildungsroman son al crear una novela corta, origi­ con la novela, ésta, aparte de la tura española, las de E. Mendoza
el Wilhelm Meister, de Goethe, el nal en sus argumentos, en el do­ mayor extensión, constituye un (La verdad sobre el caso Savolta,
Émile, de Rousseau, L’Éducation minio del diálogo, en la perspec­ intento de reflejar un «mundo 1975), J. Semprún (Autobiografía
sentimentale, de G. Flaubert, Da­ tiva múltiple, etc. No obstante, a con toda su diversidad y comple­ de Federico Sánchez, 1977), etc.
NOVELA POR ENTREGAS 358 359 NOVELA GÓTICA

Novela por entregas. Véanse relato se desarrolla, sobre todo, en estética, que tratará de llevar a la lógico son A. Hoyos y Vinent,
ENTREGA y FOLLETÍN. el área anglosajona a partir de la práctica en sus propias novelas, A. Insúa, J. Belda y P. Mata, que,
Novela epistolar. Relato de fic­ Primera Guerra Mundial, duran­ consideradas por él como «expe­ en realidad, fue quien supo «acli­
ción escrito en forma de carta que te la Segunda y en la etapa llama­ rimentales». En el naturalismo matar plenamente al gusto bur­
un emisor (el narrador) envía a da de la «guerra fría». Los temas español, algunos novelistas, como gués medio la fórmula erótico-
un destinatario interno al relato más frecuentes son la búsqueda E. López Bago, A. Sawa, etc., in­ naturalista» (E. de Nora). Para
(*narratario) para contarle aspec­ de secretos militares, políticos tentando ser consecuentes con ello se sirve de un erotismo insi­
tos referentes a su propia vida. En y de nuevas tecnologías, el se­ los preceptos teóricos de Zola, nuante e incitador, pero exento
la literatura española este tipo de cuestro de científicos, etc. Los produjeron ciertas novelas de de toda crudeza para no escan­
relato encuentra en la novela *pi- personajes son espías y contraes­ «estudio» médico y social, lastra­ dalizar, unido a una tendencia al
caresca su modelo arquetípico. La pías, que tratan de neutralizar los das por una parcialidad de pers­ melodrama de la novela de folle­
primera de estas novelas, el Laza­ comportamientos delictivos de pectiva, circunscribiéndose a pre­ tín. Entre sus obras de mayor éxi­
rillo de Tormes, conecta con una aquéllos. Aunque una buena par­ sentar la parte «enferma» de la to figuran Corazones sin rumbo
tradición coetánea de escritura si­ te de estas novelas figura entre sociedad, que aparece en distin­ (1916), Muñecos (1920), El hom­
milar: las llamadas «cartas-confe­ los productos de la llamada *pa- tas novelas como «esencialmente bre que se reía del amor (1924),
sión», lettere volgari y caríe me- raliteratura (las obras de J. Bu- fea, monstruosa», según apuntó etc. La acogida, por parte del pú­
saggiere. A partir del siglo xvm, chan, P. Nord, E. Ambler, etc.), A. Sawa a propósito de dos obras blico, de esta literatura erótica
el relato epistolar es utilizado por sin embargo también han sido de López Bago: La prostituta y La parece que fue muy notable gra­
J. Cadalso (Cartas marruecas, cultivadas por escritores emi­ pálida. Véase: naturalismo. cias a la difusión realizada por
1793), J. Valera (Pepita Jiménez, nentes como E. A. Poe (La carta Novela galante (o erótica). El ciertas publicaciones periódicas
1875), B. Pérez Galdós, (La incóg­ robada), J. F. Cooper (El espía), término «galante», que aparece como El cuento semanal, El cuen­
nita, 1889), C. J. Cela (Mrs. Cald- C. Doyle (La última aventura), en la denominación de una revis­ to galante, La novela semanal, Bi­
well habla con su hijo, 1955), etc. J. Conrad (El agente secreto), ta (Vida Galante, 1898) y de una blioteca erótica, Biblioteca galan­
En la literatura francesa, la novela G. Greene (El agente confiden­ colección de novelas eróticas (Ga­ te, etc. Una situación análoga
epistolar cuenta, entre sus mani­ cial), J. Le Carré (El espía no vuel­ lante), dirigidas por E. Zamacois, se produjo en la década de los
festaciones más conocidas, con. ve), etc. En la literatura española se utiliza aquí para designar un ochenta del siglo xx, en la que
Las cartas persas (1721), de Mon- actual, A. Muñoz Molina ha utili­ tipo de literatura erótica que se lograron un éxito considerable
tesquieu, La nueva Eloísa (1761), zado recursos narrativos de la escribe en España a finales del si­ ciertas novelas eróticas del tipo
de J.-J. Rousseau, y Las amistades novela de espionaje en El invier­ glo xix y durante las tres prime­ de Las edades de Lulú (1989), de
peligrosas (1782), de P. Ch. Lacios. no en Lisboa (1987) y en Beltene- ras décadas del siglo xx y que se A. Grandes.
Véase: carta. bros (1989). manifiesta en las novelas del cita­ Novela de folletín. Véase fo­
Novela erótica. Véase novela Novela existencialista. Véase do Zamacois (Incesto, 1900; El se­ lletín.
GALANTE. EXISTENCIALISMO. ductor, 1902; Memorias de una Novela gótica. Nombre con el
Novela de espionaje. Subgé­ Novela experimental. Título cortesana, 1904, etc.) y F. Trigo que se reconoce una serie de nove­
nero narrativo relacionado con la de un ensayo en el que É. Zola (La sed de amar, 1902; Las Evas las pertenecientes al tipo de relatos
novela policíaca, la de suspense y (1880) expone los principios del Paraíso, 1909; El médico ru­ de misterio y de terror cuya intriga
la de aventuras, con las que com­ ideológicos en los que se funda la ral, 1912, etc.), considerados los se desarrolla en un viejo castillo
parte el interés por la acción, el estética naturalista, así como re­ maestros de este subgénero. Otros gótico en el que suceden aconteci­
viaje y la descripción de distintos ferencias a la técnica y recursos autores que han merecido la aten­ mientos extraños e inquietantes.
espacios y ambientes. Este tipo de metodológicos propios de dicha ción de una crítica de tipo socio­ Elementos esenciales de estas no­
NOVELA HISTÓRICA 360 361 NOVELA LÍRICA

velas son la situación angustiosa tras más significativas son las cional. A este tipo de novelas his­ rucho; Mansura (1984), de F. de
de la protagonista (una joven en obras de R. Húmara (Ramiro, con­ tóricas «indianistas» pertenecen Azúa; El embajador (1988), de
grave riesgo), el amor y una at­ de de Lucena, 1823), R. López So­ las obras del mexicano E. Ancona A. Prieto, etc.
mósfera de misterio, potenciada ler (Los bandos de Castilla, 1830), (La cruz y la espada, 1864, y Los Novela de lenguaje. Véase
por la intervención de seres fantás­ J. Espronceda (Sancho Saldaña, mártires de Anáhuac, 1870), de NUEVA NOVELA.
ticos o espeluznantes que provo­ 1834), M. J. de Larra (El doncel de G. Gómez de Avellaneda (Guati- Novela lírica. Marbete con el
can la ansiedad y el terror. Ejem­ don Enrique el Doliente, 1834), mozín, último emperador de Mé­ que se alude a un tipo de relatos
plos de este tipo de obras son las de E. Gil y Carrasco (El señor de xico, 1846), del dominicano M. de en los que la narración está do­
A. W. Radcliffe (La novela del bos­ Bembibre, 1844), etc. La apari­ J. Galván (Enriquillo, 1882), etc. minada por la afirmación de la
que, 1791, Los misterios de Udolfo, ción de este modelo de obras res­ Relevantes novelas de tema his­ subjetividad y en los que se perci­
1794), H. Wal-pole (El castillo de ponde a un deseo de evasión ha­ tórico se escriben, además, en el be un especial cuidado de la for­
Otranto, 1764, etc.), de W. Godwin cia el pasado (consecuente con su transcurso de la primera mitad ma, en la línea de la tradición
(Aventaras de Caleb Williams, rechazo de un presente ingrato) del siglo xx, como las de P. Baro­ marcada por la prosa poética.
1794), M. Lewis (Ambrosio o el recreado desde un punto de vista ja (Aviraneta o la vida de un Como antecedentes de esta nove­
monje, 1795), Ch. R. Maturin arqueológico, proyectando sobre conspirador,*1913-1935), J. Díaz la lírica se recuerdan ciertos re­
(Melmoth el errabundo, 1820), etc. una época lejana (Edad Media; o, Fernández (El blocao, «Novela latos de G. de Nerval (Aurelia),
Novela histórica. Aunque la en los escritores hispanoamerica­ de guerra marroquí», 1928), Huysmans (A rebours), O. Wilde
historia ha sido base frecuente en nos, la América primitiva) los es­ R. J. Sender (Mister Witt en el (El retrato de Dorian Gray),
la elaboración de relatos litera­ quemas culturales de la ideología Cantón, 1935; La aventura equi­ etc., y, como ejemplos más nota­
rios (epopeya clásica, cantares de y estética románticas. Se trata de noccial de Lope de Aguirre, 1964, bles, algunas obras de T. Mann
gesta, dramas del Siglo de Oro, una recreación fantástica en la etc.), Max Aub (la serie Campos (La muerte en Venecia), H. Hes-
etc.), es con el Romanticismo que abundan lo maravilloso, las sobre la Guerra Civil de 1936, se (Sidharta), V. Woolf (Las
cuando mayor interés cobra di­ apariciones de fantasmas, aluci­ escrita entre 1943 y 1965), etc. olas), A. Gide (Sinfonía pastoral),
cho tema, especialmente en el gé­ naciones, etc., seguidas de una Desde finales de los años setenta M. Proust (En busca del tiempo
nero narrativo y, en concreto, posterior aclaración lógica. La y durante la década de los años perdido), etc. En la literatura es­
en un tipo de novela surgida con novela histórica española llega ochenta (época en la que se tra­ pañola, la novela lírica se desa­
W. Scott, a la que se conoce, pre­ hasta la etapa del realismo, donde ducen ciertos best-sellers de tema rrolla en las tres primeras déca­
cisamente, como «novela históri­ se va a producir la obra ingente de histórico: Yo Claudio, de R. Gra­ das del siglo xx, gracias a algunas
ca». En la literatura francesa, el B. Pérez Galdós, cuyos Episodios ves, Memorias de Adriano, de obras de Azorín, Valle-Inclán,
elemento histórico aparece en la Nacionales van a ser una simbio­ M. Yourcenar, juliano el Apósta­ R. Pérez de Ayala, G. Miró, B. Jar-
obra de P. Mérimée (Crónica del sis de novela histórica y de cos­ ta, de G. Vidal, El nombre de la nés, A. Espina, R. Chacel, F. Aya-
reinado de Carlos IV), V. Hugo tumbres, pero con el tratamiento rosa, de U. Eco, etc.) aparece nue­ la, J. Chabás, etc., en las que se
(Nuestra Señora de París), A. Du- peculiar de la estética realista. vamente un marcado interés por descubren importantes coinci­
mas (Los tres Mosqueteros), Sten­ En la literatura hispanoamerica­ las novelas de tema histórico, dencias temáticas, técnicas y es­
dhal (El rojo y el negro, crónica na surge una abundante produc­ de las que son ejemplo Extramu­ tilísticas con los mencionados
de 1830), etc. En España tiene ción de novelas históricas, escri­ ros (1978) y Cabrera (1981), de novelistas extranjeros. Valle-In-
una considerable floración du­ tas, las más de ellas, con propósito J. Fernández Santos; Urraca clán, autor de relatos de esta na­
rante el Romanticismo, de forma didáctico, al menos en su fase ini­ (1982) de L. Ortiz; Las naves que­ turaleza (Sonatas), resaltó el ca­
que viene a ser la novela caracte­ cial: recordar a los distintos pue­ madas (1982), de J. J. Armas rácter lírico en La pata de la
rística de ese período. Sus mues­ blos de América su tradición na­ Marcelo; Pamela (1983), de J. Pe­ raposa, de R. Pérez de Ayala, en la
NOVELA MORISCA 362 363 NOVELA DEL OESTE

que el protagonista manifiesta a dente en la riqueza de léxico, se­ res, desde un enfoque realista y Continental Op (creado por Ham-
su amada una «ternura íntima lecto y preciso, en la atención al sociopolítico. Gracias a sus gran­ mett), etc.
y contenida» que se acerca a la ritmo musical de la prosa y en la des maestros, se ha convertido en Entre los autores más notables de
«poesía lírica y amatoria». recurrencia de elementos plásti­ un subgénero narrativo de indu­ esta novela negra debe citarse
Entre los rasgos técnicos y forma­ cos y recursos poéticos. dable prestigio literario, avalado al ya mencionado D. Hammett
les más significativos de esta no­ Novela morisca. Véase moris­ por los juicios elogiosos, p. e., de (El halcón maltes, 1930; La llave
vela «poemática» figura la utili­ co. A. Malraux, A. Gide o L. Cernuda de cristal, 1931, etc.), W. R. Bur-
zación del relato autobiográfico Novela naturalista. Véase na­ hacia la obra narrativa del inicia­ nett, R. Chandler, Ch. Himes,
(en forma epistolar o de *memo- turalismo. dor de dicha novela, D. Ham- J. Thompson, etc. Esta novela
rias, *diario, * autorretrato, etc.), Novela negra. Expresión surgi­ mett. norteamericana cuenta con imi­
el carácter intelectual de los diá­ da en Francia (román noir) para El contexto económico y socio- tadores en Europa, especialmen­
logos entablados entre los perso­ designar una serie de novelas político en el que surgen estos te a partir de la Segunda Guerra
najes (diálogos en los que el tema pertenecientes a un subgénero relatos es la sociedad americana Mundial: P. Jeney, J. Hadley Cha-
artístico y literario es relevante, relacionado con la novela poli­ de los años veinte, caracteriza­ se y J. Symons en Inglaterra; Bo-
p. e., en las obras de Jarnés), la cíaca (que aparece en Estados da por la aparición de una cul­ ris Vian, P. Boileau-T. Narcejac
ausencia de un desarrollo orde­ Unidos en la segunda década del tura de masas (aglomeraciones en Francia; L. Sciascia en Italia,
nado y pormenorizado de la in­ siglo xx), que fueron traducidas urbanas, revolución de los me­ F. Dürrenmatt en Suiza; M. Váz­
triga, así como la visión fragmen­ y publicadas en la colección Ga- dios de comunicación: prensa, quez Montalbán, J. Madrid, P. Ca­
taria de la realidad y de la vida llimard (1945) y que J. Prévert radio, cine), exaltación del ideal sáis, A. Martín, etc., en España,
(momentos significativos en los denominó Série Noire por llevar del bienestar y del consumo y donde, a mediados de los ochen­
que se intensifica el lirismo y la el color negro las pastas de di­ también del triunfo de la vio­ ta surgió una colección titulada
sensibilidad poética) y el predo­ chos libros. En España coexiste lencia y de los negocios sucios, «Etiqueta Negra» en la que se han
minio de la retrospectiva como esta denominación «novela ne­ en busca de rápidas y grandes publicado más de ciento treinta
medio de evocación y rememora­ gra» con las de «novela de cri­ fortunas. En este ambiente, sur­ obras de este subgénero. Véase:
ción de un pasado (al estilo de men» o «novela criminal» y «no­ gen bandas organizadas que NOVELA POLICÍACA.
Proust), y, también, la fijación es­ vela policíaca». Aunque estos trafican con el alcohol, el juego Novela neorrealista. Véase
tática de un momento que se vive relatos siguen el esquema de la y la prostitución, amparándose NEORREALISMO.
contemplativamente con sensa­ ★novela policíaca (presencia de en ciertas instituciones y perso­ Novela objetivista. Véase ob­
ción de eternidad. En esto es mo­ un crimen, investigación por un nas de la administración (al­ jetivismo.
delo Azorín. En Miró la descrip­ detective, descubrimiento y per­ caldes, jueces, policías) sobor­ Novela del Oeste. Relato de fic­
ción lírica del espacio contribuye secución de los culpables) y una nadas por un gansterismo po­ ción, surgido en Estados Unidos,
también a sentirse fuera de la ex­ organización análoga en el desa­ deroso. Frente a este mundo en el que se evoca la conquista del
periencia del tiempo fluyente. rrollo de la historia (relato a la in­ degradado, surge la figura de un Oeste contra los indios por parte
Otro de los procedimientos utili­ versa, etc.), se diferencia de aqué­ nuevo detective, duro y justicie­ de los colonizadores, que se dedi­
zados, en concordancia con el ca­ lla en que el interés primordial ro, que, al margen de la policía, caban fundamentalmente a la ga­
rácter autobiográfico del relato, no radica tanto en la resolución se enfrenta (junto a abogados y nadería, ámbito en el que aparece
es el uso del monólogo interior. del enigma cuanto en la configu­ periodistas) a esa sociedad del la conocida figura del cow boy o
Finalmente, es característica co­ ración de un cuadro de conflictos gansterismo y del crimen orga­ vaquero. Con la introducción del
mún a todos estos novelistas la humanos y sociales, además de nizado. Ejemplos de este nuevo ferrocarril, este conductor de ga­
decidida voluntad de estilo, evi­ un cuidado estudio de caracte­ detective serían Race Williams, nado perderá su utilidad, al tiem­
NOVELA PASTORIL 364 365. NOVELA POLICÍACA

po que se irán imponiendo unas espectáculos de consumo en to­ vación y razonamiento, el en­ velas policíacas (p. e., las de
nuevas formas de relación social dos aquellos países donde se ha cuentro de la solución (después A. Christie) caen dentro de lo
basadas en la explotación agríco­ ejercido una mayor influencia de de desechar las hipótesis no fun­ que se ha llamado *paraliteratu-
la de la tierra. Frente al cow-boy la cultura americana. Algunas de dadas y haber comprobado la va­ ra, otras son de innegable valor
surge entonces la figura del agri­ estas películas han logrado una lidez de la que en principio pare­ por su perfección en cuanto a es­
cultor sedentario, que pondrá fin innegable calidad estética, como cía menos creíble un orangután, tructura, desarrollo de la intriga
a la conquista del Oeste, hecho La diligencia (1939), de J. Ford, El causante de esas muertes) y, y arte de narrar. De hecho, presti­
que repercute en la configura­ forastero (1940), de W. Wyler, etc. finalmente, presencia de un de­ giosos escritores han incorpora­
ción definitiva de dicha modali­ Novela pastoril. Véase pasto­ tective (C. A. Dupin), como per­ do a algunas de sus obras ciertas
dad de novela, basada en la opo­ ril. sonaje fundamental, a cuya inda­ técnicas narrativas de la novela
sición entre agricultor sedentario Novela picaresca. Véase pica­ gación se debe la resolución del policíaca, p. e., Graham Greene,
y vaquero. Los personajes-tipo resca. caso, y no a la policía oficial. Este A. Robbe-Grillet, Dürrenmatt,
de estas novelas son el menciona­ Novela policíaca. Relato en el esquema se mantendrá, en lo etcétera.
do cow-boy y la muchacha rubia, que se narra la historia de un cri­ esencial, en su desarrollo poste­ Por lo que respecta a la literatura
cándida y bondadosa, que se men, cuyo autor se desconoce, y rior: su característica más sobre­ en lengua española, suelen citar­
enamora de él; el sheriff, la banda en el que, a través de un procedi­ saliente es la técnica del relato a la se, como antecedentes, El clavo
de forajidos, los indios, etc. El miento racional, basado en la ob­ inversa, ya que empieza por el fi­ (1853), de P. A. de Alarcón, La in­
protagonista cow-boy, como los servación e indagación (llevada a nal de la historia (una muerte, la cógnita (1889), de B. Pérez Gal-
antiguos caballeros andantes, se cabo, normalmente, por un de­ desaparición de una persona o dós, La gota de sangre (1911), de
convierte en el héroe solitario tective), se logra descubrir al cul­ de un objeto de valor) y se en­ E. Pardo Bazán, etc. Entre los
que cabalga por tierras de Texas pable o culpables. La denomina­ camina hacia el comienzo de la años veinte y la Guerra Civil sur­
u O regó n con un halo misterioso ción de esta modalidad de relatos misma (la comisión del asesina­ gen algunas colecciones de nove­
de hombre justiciero, invencible varía según los distintos países: to, secuestro o robo) y el descu­ las de crimen y relatos policíacos,
y bueno; al llegar a un poblado, detective novel, román policier y brimiento del culpable. como Detectives y Biblioteca de
este héroe «forastero» se enfrenta román no ir, Kriminalroman, etc. Entre los cultivadores más nota­ Oro; esta última continuó du­
al «malo» y demás forajidos, has­ Dichas denominaciones figuran bles de la novela policíaca figu­ rante la dictadura (1939-1975),
ta que consigue liberar al pobla­ también en la crítica española: ran los británicos A. Conan Doy- etapa en la que surgen la «Serie
do de las injusticias que pesan novela de detectives, novela poli­ le (creador del detective privado Wallace» y ciertos relatos de
sobre él. Finalmente, optará por cial, novela negra, novela cri­ Sherlock Holmes: Las aventuras M. Lacruz (El inocente, 1953),
casarse con la muchacha o reini­ minal, etc. Suele considerarse a de Sherlock Holmes, 1892; Las García Pavón, M. de Pedrolo,
ciar el «solitario cabalgar» en E. A. Poe como el iniciador de la memorias de Sherlock Holmes, T. Salvador, A. Núñez Alonso,
busca de otros poblados que «li­ novela policial con su obra Los 1894, etc.), A. Christie (que con­ etc., que pueden considerarse
berar». Entre los cultivadores crímenes de la calle Morgue figura al detective H. Poirot: El novelas policíacas. En este perío­
de este subgénero figuran Zane (1841), en la que aparece ya el es­ misterioso caso de Styles, 1921), do, en algunos países hispanoa­
Grey (El último llanero, Los jine­ quema básico y los caracteres pe­ los norteamericanos E. Wallace, mericanos se cultiva el relato po­
tes de la pradera roja), O. Henry culiares de este tipo de relatos: un W. Irish, S. van Diñe, etc., los licíaco, con obras de verdadera
(Corazón del Oeste), R. Hogan, crimen misterioso (dos mujeres franceses E. Gaboriau, M. Le- calidad literaria, especialmente
C. Adams, etc. Muchas de las no­ asesinadas en una estancia impe­ blanc, P. Souvestre, P. Boileau y en Argentina: Un modelo para la
velas del Oeste han sido adapta­ netrable), una investigación del Th. Narcejac, el belga G. Sime- muerte (1946), de J. L. Borges y
das al cine y se han convertido en caso a través de minuciosa obser­ non, etc. Aunque bastantes no­ A. Bioy Casares, Los que aman,
NOVELA PSICOLÓGICA 366 367 NOVELA DETERROR

odian (1947), de A. Bioy Casares una gratificación de sus deseos Novela sentimental. Véase cial. En la etapa de postguerra, la
y S. Ocampo, etc. A partir de los de felicidad, imaginada en la SENTIMENTAL. publicación de Réquiem por un
años setenta es cuando surge una consecución de un matrimonio Novela social de preguerra. campesino español (1953) coinci­
novela policíaca y criminal o ne­ ideal. El argumento, de gran sim­ Marbete con el que se designa un de, en el tiempo y en las preocu­
gra en España, sobre todo con las plicidad, se basa en el encuentro conjunto de obras narrativas pu­ paciones estéticas y sociales, con
obras de M. Vázquez Montalbán de una muchacha y un joven que blicadas entre 1928 y 1936 por un la aparición del segundo grupo
(con el detective Pepe Carvalho topan con ciertas dificultades grupo de escritores a los que se de escritores del realismo social
como protagonista), J. Madrid para la formación de pareja, mo­ les conoce como «novelistas so­ en España (1954-1962). Tanto en
(creador del detective Toni Ro­ tivadas por la diferente extrac­ ciales»: J. Díaz Fernández, J. Zu- los temas (luchas e injusticias so­
mano), A. Martín, J. Martínez ción social; a pesar de ello, el gazagoitia, J. Arderius, C. M. Ar- ciales, situación del campesina­
Reverte, P. Casals, F. González amor termina por superar es­ conada, M. D. Benavides, A. Ca- do, etc.) como en la selección de
Ledesma, etc. tos impedimentos. Es un tipo de rranque de Ríos, J. Corrales Egea, los espacios (campo, calle, minas,
Novela psicológica. Es el rela­ relato caracterizado por una R. J. Sender, etc. Es Díaz Fernán­ fábrica), en el objetivo (testimo­
to novelesco cuya intriga se orga­ ausencia de sentimientos pro­ dez quien inaugura este ciclo de nio de unas situaciones sociales y
niza a partir del análisis y des­ fundos, suplantados por un fácil novelas con El blocao (1928), ba­ políticas, compromiso moral del
cripción del mundo interior y de erotismo, condicionado, a su vez, sada en sus recuerdos sobre la escritor) y en la estética realista,
la evolución psicológica de los por una aparente y falsa mora­ guerra de Marruecos. Entre las los novelistas sociales de los años
personajes. La novela psicológica lidad. Desde el punto de vista novelas más relevantes de este re­ treinta son precursores de los de
presenta diferentes variantes: la narrativo, dichos relatos están alismo social de preguerra cabe la generación del medio siglo. En
novela-confesión (Nudo de víbo­ configurados con técnicas de la citarlas de J. Zugazagoitia (El bo­ cuanto a las influencias recibidas,
ras, de F. Mauriac), la novela epis­ novela de ^folletín del siglo xix y tín, 1929, y El asalto, 1930, sobre ya se advirtieron en su tiempo las
tolar (J. Valera: Pepita Jiménez), la ciertos recursos propios del *me- la historia del socialismo vas­ de V. Blasco Ibáñez (del que ha­
novela-diario (Diario de Ana lodrama. La acción se desenvuel­ co), J. Arderius (Justo el Evangé­ brían recogido el carácter de cró­
Frank; Diario de un cura de aldea, ve en espacios deslumbrantes, lico, 1929; Campesinos, 1931), nica y reportaje que presentaban
de G. Bernanos), la novela auto­ que invitan a la ensoñación de si­ C. M. Arconada (La turbina, algunas de sus novelas), de Dos-
biográfica (El amigo Manso, de tuaciones de una felicidad sin 1930, y Reparto de tierras, 1934), toievski y Gorki, de P. Baroja y de
B. Pérez Galdós), la novela de aná­ problemas. Entre sus cultivado­ M. D. Benavides (Un hombre de los novelistas norteamericanos
lisis (Adolfo, de B. Constant, o La res figuran R. Pérez y Pérez (El treinta años, 1933), A. Carranque de los años veinte: J. Dos Passos,
puerta estrecha, de A. Gide), etc. hada Alegría, 1930, Madrinita de Ríos (Uno, 1934), J. Corrales W. Faulkner, etc.
Novela realista. Véase realis­ buena, 1932), C. de Icaza (Cristi­ Egea (Hombres de acero, 1935) y Novela de terror. Tipo de rela­
mo. na Guzmán, profesora de idio­ R. J. Sender (Imán, 1930, Siete do­ tos que tienen su antecedente
Novela regionalista. Véanse mas, 1935), Concha y María Lui­ mingos rojos, 1932, La no&he de en la llamada *novela gótica, en
COSTUMBRISMO y INDIGENISMO. sa Linares Becerra (Barba-Azul, las cien cabezas, 1934), que co­ los que intervienen seres fantásti­
Novela romántica. Véanse 1940, Doce lunas de miel, 1941), necta con la tradición realista cos (vampiros, brujas, hombres-
NOVELA HISTÓRICA y ROMANTI­ y, sobre todo, Corín Tellado, es­ que va de la picaresca y Cervan­ lobo, animales y seres monstruo­
CISMO. critora de prodigiosa fecundidad tes hasta Baroja: Mister Witt en sos o personas de ultratumba)
Novela rosa. Término aplicado y amplia acogida del público: el Cantón (1935) es un ejemplo que provocan la ansiedad y an­
a una serie de relatos dirigidos a ¡Era el amor! (1949), Compraré de ese realismo en su simbiosis de gustia de los personajes. Entre
un público de escasa cultura que un marido (1958), Caprichos de novela histórica a lo Galdós, los creadores del género figuran
busca una evasión ensoñadora y millonario (1961), etc. de relato psicológico y novela so­ M. Shelley, autora de Frankenstein
NOVÍSIMOS 368 369 NUEVA NOVELA

o El moderno Prometeo (1818), arte, el deseo de experimenta­ rrollo de la acción. Este conflicto tada, 1931) y, sobre todo, O. Gi-
J. W. Polidori (El vampiro), B. Sto- ción formal, la potenciación puede ser de orden psicológico y rondo (Espantapájaros, 1932; En
ker (Drácula, 1897), E. A. Poe, de los valores sensoriales y de moral o de tipo social. La salida la masmédula, 1934). Éste ejer­
con relatos de terror como El gato la imaginación, el cuidado de la del mismo hacia un final feliz o cerá una notable influencia en
negro, El corazón delator, El pozo lengua y del estilo, una visión lú­ desgraciado es fruto de un acon­ J. L. Borges, que es su verdadero
y el péndulo, etc. A lo largo de los dica de la creación poética, una tecimiento decisivo que favorece descubridor y el teórico que se
dos últimos siglos ha proliferado vuelta a determinadas formas de el ^desenlace: p. e., la muerte del adelanta, con sus reflexiones so­
esta literatura de terror. Entre los expresión de las vanguardias (su­ comendador en Fuente Ovejuna, bre el arte de narrar, a los presu­
escritores más conocidos figuran rrealismo, técnicas de escritu­ de Lope de Vega, es el aconteci­ puestos de esta nueva novela.
W. W. Collins (La casa encanta­ ra automática, collage, etc.), her­ miento liberador que rompe el En la década de los años cuarenta
da, 1868), R. L. Stevenson (El ex­ metismo, culturalismo (especial­ nudo de la opresión sufrida por aparecen los primeros relatos en
traño caso del Dr. Jekyll y Mr. mente visible en L. A. de Cuenca el pueblo y adelanta el desenlace. los que se percibe ya claramente
Hyde, 1886), G. Leroux (El fan­ y L. A. de Villena) y una apertu­ Nueva novela. Expresión con el distanciamiento respecto de la
tasma de la ópera, 1925), etc. ra a determinados temas de la la que se designa un conjunto de novela realista, p. e., en el mismo
Novísimos. Término aplicado, cultura popular, procedentes del novelas de gran calidad artística Borges (Ficciones, 1944; El aleph,
a raíz de la publicación de la cine, cómic, etc. Se evidencia, al y sorprendente originalidad que 1949), A. Bioy Casares (Plan de
antología de J. M. Castellet (Nue­ mismo tiempo, un cambio en los aparecen en diversos países his­ evasión, 1945), M. Á. Asturias (El
ve novísimos poetas españoles, modelos estéticos que sirven de panoamericanos en el transcur­ Señor Presidente, 1946), A. Yáñez
1970), a un grupo de poetas que referencia a los nuevos poetas, so de los años cincuenta y sesenta (Alfdo del agua, 1947), E. Sábato
comienzan a publicar a media­ modelos procedentes de la lite­ del siglo xx. El punto de partida (El túnel, 1948), A. Carpentier
dos de la década de los sesenta ratura europea y norteamerica­ de esta nueva novela es la supera­ (El reino de este mundo, 1949),
del siglo xx y que en la mencio­ na (Ch. Baudelaire, Rimbaud, ción de la poética vigente en el etc. En los años cincuenta conti­
nada obra se reducen a nueve M. R. Saint-John Perse, marqués realismo de la narrativa regio- núan escribiendo los narradores
(P. Gimferrer, M. Vázquez Mon- de Sade, T. S. Eliot, Ezra Pound) e nalista e indigenista, cuyas últi­ apuntados: Carpentier (Los pa­
talbán, G. Carnero, A. Martínez hispanoamericana: J. L. Borges, mas muestras serían Huasipungo sos perdidos, 1953), M. Á. Astu­
Sarrión, J. M.a Álvarcz, E de Azúa, O. Paz, J. Lezama Lima, etc. Entre (1934), de J. Icaza, y El mundo es rias (El papa verde, 1954), Bioy
V. Molina Foix, A. M.a Moix y la producción poética de este ancho y ajeno (1941), de Ciro Casares (El sueño de los héroes,
L. M.a Panero), nómina amplia­ grupo'de escritores cabe recor­ Alegría. De hecho, ya en los años 1954), etc. A ellos se añaden cier­
da, en antologías posteriores, a dar la obra de P. Gimferrer (Arde treinta se produce la primera in­ tos novelistas que llegarán a ser
poetas como J. L. Jover y J. Siles, el mar, 1966 -en la que se perci­ corporación de algunas técnicas grandes narradores de la «nueva
A. Colinas, J. J. Padrón, J. Caro ben ya los rasgos caracteriza- narrativas y recursos formales novela», como J. C. Onetti (La
Romero, J. Munárriz, J. L. Gi­ dores de la estética novísima- (monólogo interior, renovación vida breve, 1950), Juan Rulfo (Pe­
ménez Frontín, L. A. de Villena, y la recopilación de su obra en del lenguaje, etc.) que serán ca­ dro Páramo, 1955), G. García
M. R. Barnatán, L. A. de Cuenca, castellano: Poesía: 1966-1969), racterísticas de la «nueva novela» Márquez (La hojarasca, 1955),
J. M. Ullán, J. Talens, A. Carvajal, G. Carnero (Elsueño de Escipión, y que ciertos escritores hispano­ C. Fuentes (La región más trans­
D. J. Jiménez, A. Hernández, etc. 1971; El azar objetivo, 1975), etc. americanos de esa época recogen parente, 1958), J. M. Arguedas
En oposición a la poesía «social» Nudo. Serie de acontecimientos de los experimentos narrativos de (Los ríos profundos, 1958), etc.
anterior, lo que caracteriza a este o situaciones conflictivas que en­ J. Joyce, M. Proust, etc., p. e., En el transcurso de los años se­
grupo de poetas es la afirmación redan o complican, en un mo­ V. Huidobro (Cagliostro, 1934), senta comienza a ser conocida y
de la autonomía de la obra de mento dado del drama, el desa­ J. Torres Bodet (Proserpina resca­ valorada en Europa y Estados
NUEVA NOVELA 370

Unidos esta narrativa hispanoa­ 1974), García Márquez (El otoño


mericana, especialmente a través
de ciertas editoriales españolas y
a premios como el «Biblioteca
del patriarca, 1975), Roa Bastos
(Yo, el Supremo, 1974), etc.
Esta «nueva novela» presenta
N
Breve», de Barcelona, consegui­ unos rasgos comunes entre los
do por novelas como La ciudad y que figura el predominio del es­
los perros (1962), de M. Vargas pacio urbano sobre el rural (en
Llosa; Tres tristes tigres (1964), de obras de Sábato, Cortázar, Fuen­
G. Cabrera Infante; Cambio de tes, Onetti, etc.), el tratamien­
piel (1967), de C. Fuentes, o El obs­ to de aspectos sociales, políticos
ceno pájaro de la noche (1969), de (Los ríos profundos, de J. M. Ar-
J. Donoso. En esta década se pu­ guedas), históricos (p. e., la revo­
blican algunos de los grandes lución mexicana es tema recu­
textos de la «nueva novela», rrente en Fuentes, Yáñez, Azuela,
como La tregua (1960), de M. Be- etc.) y de denuncia social (Astu­
nedetti, El astillero (1961), de rias, Sábato, Fuentes, etc.). Otros Ñaque. Es uno de los ocho ti­ dos o tres loas, llevan una barba
J. C. Onetti, Sobre héroes y tum­ rasgos significativos son: la inno­ pos de compañías de teatro am­ de zamarro, tocan el tamborino y
bas (1961), de E. Sábato, La vación formal relativa a las técni­ bulante mencionados por A. de cobran a ochavo, y en esotros rei­
muerte de Artemió Cruz (1962), cas narrativas (uso del monólogo Rojas Villandrando en El viaje nos a dinerillo; [...] viven conten­
de C. Fuentes, Bomarzo (1962), interior, al estilo de Joyce; nuevas entretenido (1603). Es la más ele­ tos, duermen vestidos, caminan
de M. Mujica Lainez, Rayuela formas de presentación del tiem­ mental y rudimentaria, tras el desnudos, comen hambrientos y
(1963), de J. Cortázar, Paradiso po; flash-back, secuencias en pa­ Bululú, y está integrada por dos espúlganse en verano entre los
(1966), de J. Lezama Lima, Cien ralelo, yuxtaposiciones, acumu­ actores o «representantes» que trigos y en invierno no sienten
años de soledad (1967), deG. Gar­ laciones, etc.) y al tratamiento del «hacen un entremés, algún poco con el frío los piojos». Véase:
cía Márquez, Conversación en la lenguaje: estos narradores parten de un auto, dicen unas octavas, COMPAÑÍA.
Catedral (1969), de M. Vargas del lenguaje oral para crear una
Llosa, etc., y aparecen nuevos na­ lengua escrita que pudiera ser
rradores como S. Sarduy (De característica de la cultura his­
donde son los cantantes, 1967), panoamericana. Para ello, prac­
S. Garmendia (La mala vida, tican un ejercicio de experi­
1968), M. Puig (Boquitas pinta­ mentación verbal a través de la
das, 1969), etc. En esta década, el creación de neologismos, distor­
panorama político se deteriora, siones morfosintácticas y semán­
sobre todo, por el surgimiento de ticas, juegos con la ambigüedad y
dictaduras militares: Argentina, polisemia del léxico, recreación
Chile, etc. La narrativa se hace paródica de lenguajes profesio­
eco de esta realidad al surgir las nales y determinados sociolec-
novelas más importantes del lla­ tos, glosolalias yjitanjáforas, etc.
mado «ciclo del dictador»: A. Car- Véanse: antinovela y realis­
pentier (El recurso del método, mo mágico.

371
373 OCTAVA

y comprometida de J.-P. Sartre, cuerpo quedaron; testigos el cie­

o A. Camus, etc., al pretender una


obra puramente formalista, con
plena neutralidad, tanto en lo
lo y la tierra, delante de quien pa­
decí [...]».

(Fray Luis de Granada)


ideológico como en el aspecto del
lenguaje y del estilo, dada su des­
confianza de la retórica. Su apa­ Octava. Estrofa de ocho versos
rente novedad radica, sobre todo, que presenta múltiples formas a
en la ruptura con el tipo de novela lo largo de su historia: puede ser
concebida como relato de una his­ de arte mayor y menor, isométri-
toria, al prescindir de la intriga e, ca o polimétrica (p. e.» la octava
incluso, de personajes dotados de alirada consta de heptasílabos y
una conciencia que pudiera ser endecasílabos), de rima conso­
analizada'psicológicamente. En nante o asonante. Sus modelos
consecuencia, dicha tendencia na­ principales son:
Objetividad. Calidad atribuida ción de la realidad, lo que obliga rrativa rompe con la tradición de 1. Octava castellana o copla
a ciertos relatos en los que se na­ al escritor o al artista a registrar y la novela construida sobre bases de arte mayor. Es una estrofa de
rra, en tercera persona» una his­ describir fría e imparcialmente de «ilusión» realista o de análisis ocho versos dodecasílabos, com­
toria sin interferencia del autor dicho objeto en su integridad psicológicos de personajes y de puestos de acuerdo con la si­
implícito. Dicha cualidad depen­ y autonomía. Dicho término se una concepción del relato como guiente distribución de versos:
de fundamentalmente del tipo de aplica especialmente a una ten­ desarrollo de una acción en un ABABBCCB, ABBAABBA.
modalización asumida en el de­ dencia narrativa desarrollada en decurso temporal preciso, desde
sarrollo del discurso narrativo; Francia entre 1953 y 1970, a la que el principio al fin. Para estos no­ A «Al muy prepotente don Juan
así, resulta más evidente dicha se ha dado diversas denominacio­ velistas el cometido del escritor es [el segundo,
cualidad en los denominados nes: «escuela de la mirada», «anti­ describir el mundo tal como apa­ B aquél con quien Júpiter tovo
modo dramático (en el que se sus­ novela», «objetalismo», objeti­ rece, prescindiendo de supuestos [tal celo,
tituye el narrador por unas sim­ vismo y Nouveau román. Dicha sentidos latentes en las cosas. A que tanta de parte le fizo del
ples indicaciones o acotaciones tendencia se circunscribe a la no­ Obtestación. Término de ori­ [mundo
que dan paso a la voz predomi­ vela, y sus representantes más sig­ gen latino (ob-testari: poner por B quanta a sí mesmo se fizo en el
nante de los personajes) y modo nificativos son: A. Robbe-Grillet, testigo, invocar) con el que se de­ [cielo;
cinematográfico (como un «cá­ teórico del grupo y creador (El signa una figura de pensamiento B al grand rey de España, al Cé-
mara» que registra una secuencia mirón, 1955; Los celos, 1957; En el que consiste en una afirmación o [sar novelo,
de acontecimientos sin interferir- laberinto, 1959), M. Butor (Pasaje negación de algo, poniendo por C al que con Fortuna es bien for­
sc, ordenando o seleccionando). de Milán, 1954), N. Sarraute (Los testigos a Dios, a los hombres o
frutos de oro, 1963), C. Simón (El tunado,
Véanse: objetivismo y punto a objetos de la naturaleza. Ejem­ C aquél en quien cabe virtud e
DE VISTA. viento, 1957; La ruta de Flandes, plo: [reynado,
Objetivismo. Corriente estética 1960), M. Duras (Moderato Can-
B a él la rodilla fincada por sue-
y literaria que establece la prima­ tabile, 1958), etc. Estos escritores «... Testigosson esta cruz y clavos
representan una alternativa a la li­ [lo».
cía del objeto sobre el punto de que aquí parecen; testigos estas
vista del sujeto en la representa­ teratura anterior existencialista llagas de pies y manos, que en mi (J. de Mena)
372
OCTAVILLA AGUDA 374 375 OCTOSÍLADO

2. Octava real, llamada también 3. Octava aguda (conocida tam­ lizada en el siglo xvm por J. Me- tes modelos de octosílabo: 1. Oc­
octava heroica: es una estrofa de bién, dada su procedencia, como léndez Valdés, L. Fernández de tosílabo trocaico, que lleva acento
ocho versos endecasílabos que ri­ «octava italiana»): estrofa de Moratín, etc., y en el siglo xix por en las sílabas impares («Que por
man en consonante y cuya es­ ocho versos, generalmente ende­ J. Espronceda, autor de la si­ mayo era por mayo / cuando
tructura es ABABABCC. Como casílabos (también las hay de guiente estrofa con la que se ini­ hace la calor...», Romancero).
se observa, los dos últimos versos eneasílabos y de otros metros), cia la Canción del pirata: 2. Octosílabo dactilico, con acen­
constituyen un pareado y los seis organizados en dos semiestrofas, tos en la 1.a, 4.a y 7.a sílabas
primeros presentan una rima que llevan acento en la última sí­ «Con diez cañones por banda, («Cuando en la noche te envuel­
alternante. Conocida, en Italia, laba de los versos 4.° y 8.° y que viento en popa, a toda vela, ven...», G. A. Bécquer). 3. Octosí­
como octava rima, es introdu­ puede tener versos sueltos. Se no corta el mar, sino vuela,” labo mixto: a) Con acentos en 2.a,
cida con tal nombre en España introdujo en España en el si­ un velero bergantín: 4.a y 7.a. b) Con acentos en 2.a, 5.a
por Boscán (en su poema Octava glo xvm, con la denominación de bajel pirata que llaman, y 7.a. Ejemplos:
ritna) y utilizada por Garcilaso de octava italiana de pie quebrado. por su bravura, el Temido,
la Vega en su Égloga III. A. de Er- La octava aguda exclusivamente en todo el mar conocido «Yo me era mora Moraina
cilla la consagró como estrofa endecasilábica fue utilizada por del uno al otro confín». (2.a, 4.ay7ia: mixto a)
apta para la poesía épica en La S. Bermúdez de Castro (creador morilla de un bel catar...».
(Espronceda)
Araucana, poema al que pertene­ de un tipo especial de octava, (2.a, 5.a y 7.a: mixto b)
ce la siguiente estrofa: la *bermudina), G. A. Bécquer, Octodecasílabo. Verso de die­ (Romancero)
A. Reyes, M. de Unamuno, etc. ciocho sílabas que presenta dos
A «Chile fértil provincia y seña- Ejemplo: modelos de acuerdo con la dife­ 4. Octosílabo polirrítmico. Es la
fiada rente posición de sus acentos in­ forma más usada del octosílabo,
B en la región antártida famosa, «Tu aliento es el aliento de las flo- ternos: el octodecasílabo dactili­ en la que se combinan las moda­
A de remotas naciones respetada [res; co, que lleva acentos en la 2.a, 5.a, lidades anteriores:
B por fuerte, principal y pode­ tu voz es de los cisnes la armonía; 8.a, 11.a, 14.a y 17.a sílabas («El
rosa: es tu mirada el esplendor del día, nido amoroso de granzas y plu­ «En París esta' doña Alda,
A la gente que produce es tan y el color de la rosa es tu color. mas del drbol colgado...», Salva­ (3-5-7: trocaico)
dor Rueda), y el octodecasílabo la esposa de don Rolda'n;
[granada, Tú prestas nueva vida y espe­
B tan soberbia, gallarda y beli- trocaico, compuesto por dos he­ (2-5-7: mixto b)
ranza trescientas damas con ella
[cosa, mistiquios de nueve sílabas, que
a un corazón para el amor ya (2-4-7: mixto a)
C que no ha sido por rey jamás llevan los acentos en las sílabas
[muerto; para la acompañar».
[regida, 4.a y 8.a: «Su ciega y loca fantasía /
tú creces de mi vida en el desierto (3-5-7: trocaico)
C ni a extranjero dominio some- corrió arrastrada por el vérti­
como crece en el páramo la flor».
[tida». go...» (Rosalía de Castro). (Romancero)
(Bécquer) Octonario. Véase hexadeca-
(A. de Ercilla) sílabo. El octosílabo es el verso más anti­
Octavilla aguda. Estrofa com­ Octosílabo. Verso de ocho síla­ guo (aparece en las jarchas), y
La misma estructura de esta es­ puesta por ocho versos de arte bas que presenta diferentes tipos, está presente en todas las épocas
trofa, compuesta por versos oc­ menor y que presenta las mis­ de acuerdo con la distribución de la literatura española hasta la
tosílabos, se llama octavilla real mas características de la octava interna de sus acentos. T. Nava­ actualidad. Figura en diversas es­
(abababcc). aguda. Procede de Italia y fue uti­ rro Tomás distingue los siguien­ trofas (pareados, redondillas, co­
ODA 376 377 OPERETA

pías, etc.) y poemas, especial­ conocidos de este poema figuran único modelo de relato en el que «Uco, uco, uco, uco.
mente el romance. F. de Herrera, Villegas y Góngora resulta verosímil la omniscien­ Abejaruco».
Oda. Término de origen griego (Oda a la toma de Larache) en el cia del narrador es el relato auto­
(García Lorca)
(ode: canto) que se aplicaba en la Siglo de Oro, Meléndez Valdés y biográfico. Véanse: narrador,
literatura griega tanto a las com­ R. J. Quintana (A la invención de NATURALISMO y PUNTO DE VIS­ Véanse: aliteración, armo­
posiciones que Píndaro dedicaba la imprenta) en el siglo xvm, J. de TA. nía IMITATIVA y JITANJÁFORA.
a los vencedores en los Juegos Espronceda (Vida del campo. Onomatopeya. Término de ori­ Ópera. Obra teatral compues­
Olímpicos como a las canciones Imitación de Horacio) en el si­ gen griego (onomato-poiia: for­ ta íntegramente para el canto
amorosas de Safo. En la literatura glo xix y F. García Lorca (Oda a mación del nombre) con el que se y acompañamiento orquestal y
latina es Horacio el gran cultiva­ Salvador Dalí) y P. Neruda (Odas alude a un fenómeno lingüístico formada por arias, conjuntos,
dor de este poema: se conservan elementales) en el siglo xx. y a una figura retórica que con­ coros y recitativos interpretados
unas ciento tres composiciones Omnisciente. Término de ori­ sisten en el hecho de que los com­ por cantantes y por una obertura
suyas, centradas en una gran va­ gen latino (omnis-scientia: cono­ ponentes fónicos de una palabra e interludios ejecutados por la
riedad de temas: política, amor y cimiento de todo) con el que se imitan, sugieren o reproducen orquesta. En la ópera confluyen
amistad, placeres de la comida alude, en crítica literaria, a un acústicamente la realidad signifi­ diversas manifestaciones artísti­
y del vino, viajes, satisfacciones tipo de narrador que, por deci­ cada por ella. A través de este cas: música, danza, escenografía,
de la vida en el campo, etc. En la sión del autor, conoce todo lo re­ procedimiento han surgido di­ artes plásticas (decorado, ves­
Edad Media se recupera este lativo al desarrollo de la acción y versos vocablos que presentan tuario, etc.) y literatura: en este
poema lírico gracias a la obra de al mundo interior y motivacio­ una evidente configuración ono- aspecto, grandes óperas, como
Petrarca. A partir del Renaci­ nes de la conducta de sus perso­ matopéyica: «zumbido», «susu­ Otelo y Macbeth, de G. Verdi, Ro­
miento el cultivo de esta compo­ najes. Esta modalidad de narra­ rro», «tictac», etc. La onomato­ meo y Julieta, de H. Berlioz, se
sición se intensifica en Italia dor omnisciente, que utiliza la peya forma parte de un tipo de basan en los conocidos dramas
(T. Tasso), Francia (P. de Ron- tercera persona en su relato, es recursos expresivos (aliteracio­ de W. Shakespeare; Fausto, de
sard, F. de Malherbe) e Inglaterra característica de la novela ante­ nes, recurrencias fónicas, armo­ Ch. Gounod, en el de J. W. Goe­
(J. Milton: Oda de la Navidad). rior al naturalismo decimonóni­ nía imitativa) con los que los the, etc. Esta confluencia de di­
En España, el introductor de este co: un ejemplo singular de dicho poetas dan vida a unas virtualida­ versas artes en la configuración
poema es Garcilaso de la Vega tipo podría ser Cide Hamete en des de comunicación basadas en y desarrollo de un espectáculo
con Oda a la flor de Guido, escrita El Quijote: «Pinta los pensamien­ el juego de sonidos miméticos y dramático aparece ya en el teatro
en liras, estrofa que utilizará tos, descubre las imaginaciones, sugerentes, que potencian la ca­ grecolatino, en los dramas litúr­
también Fray Luis de León, tanto responde a las tácitas [pregun­ pacidad comunicativa de un tex­ gicos medievales, en los melo­
en la traducción de las odas de tas], aclara las dudas, resuelve los to o se convierten en mensajes dramas renacentistas, surgidos a
Horacio (Maecenas atavis, Bea­ argumentos; finalmente, los áto­ autónomos carentes de conteni­ finales del siglo xvi en Italia, en
tas Ule, Cuta tu Lydia, O navis, mos del más curioso deseo mani­ do conceptual. Un modelo de el teatro español del Siglo de Oro,
etc.) como entre sus composicio­ fiesta» (II, 40). Los naturalistas este tipo de creaciones es \ajitan- etcétera.
nes originales: A Francisco Sali­ del siglo xix rechazan esta om­ jdfora. Ejemplos de onomato­ Opereta. Pieza teatral en la que
nas, Profecía del Tajo, Canción de nisciencia del narrador por «an­ peya: alternan el canto y el diálogo ha­
la vida solitaria, etc. Otras estro­ tinatural»: el hombre no posee el blado y en la que aparecen ele­
«En la tristeza del hogar golpea
fas utilizadas en el Siglo de Oro don déla ubicuidad ni el de pene­ mentos de parodia y sátira. Sur­
el tic-tacdel reloj».
son la estancia, la silva y la estrofa tración en el mundo interior de ge en Francia por evolución de
sáfica. Entre los cultivadores más las conciencias. En realidad, el (A. Machado) la ópera bufa y en su configura­
OPTACIÓN 378 379 ORATORIA

ción intervienen especialmente fábulas, ejemplos, etc.), cuentos, público determinado. La ora­ en la que se pretende captar el
E Hervé (El pequeño Fausto, relatos épicos, diversos tipos toria puede considerarse como interés y la atención del públi­
1869) y J. Offenbach (Orfeo en los de canción amorosa tradicional, ejercicio de elocuencia o bien co), proposición (enunciación
infiernos, 1858; La bella Elena, cuentecillos, facecias, historietas, como disciplina. Una y otra tie­ del tema que se va a tratar), divi­
1864; etc.), y es cultivada poste­ anécdotas y, por supuesto, diver­ nen sus orígenes conocidos en la sión (enumeración de los apar­
riormente en Austria por E Le­ sas formas actuales de expresión cultura grecolatina, que surge tados o cuestiones incluidas en
ñar (La viuda alegre, 1905), Jo- poética oral, p. e., ciertas cancio­ como enseñanza en Sicilia por el tema enunciado), confirma­
hann (II) Strauss (El murciélago, nes difundidas a través de los obra de Tisias y Corax. Adaptada ción (pruebas y argumentos en
1874; El barón gitano, 1855), etc. medios audiovisuales. Sobre la por Gorgias al ideal pragmático que se apoya la tesis sustentada
Optación. Figura retórica con­ importancia que esta tradición de la sofística griega, será obje­ en la enunciación), refutación
sistente en la enunciación vehe­ oral ha tenido para la historia to de un estudio sistemático en la (demostración de la falsedad o
mente de un deseo. Ejemplo: de la humanidad, baste recordar Retórica de Aristóteles. Éste dis­ inconsistencia de los argumen­
que las civilizaciones arcaicas tingue tres clases de oratoria: de­ tos en que se basa la tesis contra­
«Bernarda: ¡Encerradla! han sobrevivido (p. e., en las dife­ liberativa (su objeto es la refle­ ria), epílogo (conclusión en la
María Josefa: ¡Déjame salir, rentes etnias africanas, asiáticas xión y persuasión sobre temas que se sintetizan las ideas bási­
Bernarda! [...] ¡Quiero irme de o indioamericanas) gracias a esa cívicos relativos a legislación y cas del discurso que confirman
aquí! ¡Bernarda! ¡A casarme ala tradición. Lo mismo ocurre ac­ formas de gobierno, defensa del la validez de la tesis propuesta) y
orilla del mar, a la orilla del mar!». tualmente con las culturas mar­ país, guerra y paz, fiscalidad, peroración (o final emotivo, ten­
(García Lorca) ginales en los países desarro­ etc.), demostrativa o epidéctica dente a recabar la adhesión defi­
llados. (cuyo objeto es instruir sobre va­ nitiva del público al mensaje de­
Oral (literatura). Expresión Se pueden distinguir tres tipos lores: virtud, justicia, templanza, fendido). La preceptiva literaria
creada por P. Sévillot en 1881 y de oralidad: primaria (la que no prudencia, etc.) y forense, rela­ ha reducido a cuatro las partes
utilizada para designar determi­ tiene contacto con la escritura), cionada con los procesos judicia­ que se juzgan más importantes
nadas formas de discurso tra­ mixta (cuando, existiendo la es­ les: sus temas de razonamiento en el discurso: exordio, proposi­
dicional como mitos, cuentos, critura, su influencia en la tradi­ son la ley natural y positiva como ción, confirmación y epílogo.
leyendas, proverbios, etc. Este ción oral sigue siendo externa, norma de justicia, criterios para De los distintos tipos de oratoria
conjunto multiforme de manifes­ parcial y tardía) y secundaria: medir la gravedad del delito, ob­ mencionados, los que merecie­
taciones de la tradición oral es cuando esa expresión oral se re­ servaciones sobre leyes, testigos, ron mayor atención en la etapa
objeto de investigación de di­ compone a partir de la escritura contratos, etc. En el libro III estu­ grecolatina fueron la forense y la
versas disciplinas: antropología, (P. ZUmthor). Véanse: canción, dia Aristóteles las técnicas de política. La oratoria forense, apli­
folclore, lingüística, historia lite­ cantar de gesta, cuento, go­ elocución (claridad de dicción, cada a los procesos judiciales,
raria, etc. Se entiende por litera­ liardos, MESTER DE CLERECÍA, selección de léxico, propiedad y tuvo grandes cultivadores, tanto
tura oral «toda comunicación MESTER DE JUGLARÍA, PÚBLICO, pureza de lenguaje, ritmo de la en Sicilia como en Atenas (Lisias
poética en la que la transmisión y ROMANCERO y TROVADOR. prosa, figuras literarias) y las dis­ e Isócrates) y Roma (Catón, Ci­
la recepción, por lo menos, pasan Oralidad. Véase oral. tintas partes en que debe organi­ cerón). La oratoria política, desa­
por la voz y el oído» (P. Zum- Oratoria. Es el arte de la elo­ zarse el discurso. rrollada en sociedades y épocas
thor), definición en la que caben cuencia, consistente en el domi­ Desde los retóricos sicilianos, el en las que se exigía una interven­
diferentes modalidades discursi­ nio de los recursos expresivos y discurso oratorio se ha solido di­ ción más activa de los ciudada­
vas, como las de carácter gnómi­ de las técnicas encaminadas a vidir en siete partes fundamen­ nos en la gestión pública, contó
co y moral (proverbios, refranes, convencer, instruir o agradar a un tales: el exordio (introducción en Atenas con eminentes cultiva­
ORIGINAL 380 381 OXÍTONA

dores como Pericles, Demóste- una serie de procedimientos rela­ una redondilla. Los pareados se transmiten. Ejemplos: «rugido ca­
nes, Esquines, etc., y en Roma, tivos a la disposición de las ideas forman con un octosílabo segui­ llado» (Rubén Darío), «soledad
Catón, Cicerón, Plinio el joven, (figuras de pensamiento) y a la do de un verso quebrado que le sonora» (S. Juan de la Cruz),
etc. En la actualidad, la oratoria expresión lingüística (figuras de sirve de eco. La redondilla-se ini­ «desmayo dichoso» (Fray Luis de
política se desarrolla en el Parla­ dicción) que sirven, al mismo cia con la misma rima del último León), «rudo artificio», «vivo ca­
mento, en mítines y otras mani­ tiempo, para embellecer el dis­ verso quebrado y encadena los dáver» (Calderón), «payaso trági­
festaciones públicas a través de curso y llamar la atención del tres quebrados en su verso final. co», «trágica mojiganga», «broma
los medios de comunicación: ra­ oyente con el fin de inclinarlo ha­ Ejemplos: macabra» (Valle-Inclán).
dio, cine y televisión. cia la aceptación del mensaje. El Oxítona. Término griego (oxis:
Un arte de elocuencia, peculiar ornato puede producirse tanto en (pareados) agudo; tonos: sonido) con el que
de las instituciones religiosas, es el nivel de la palabra individual «¿Quién menoscaba mis bienes? se denominan las palabras que lle­
la oratoria sagrada, que se pre­ (sinónimos y tropos) como en el Desdenes. van acento en su última sílaba:
senta en diversos tipos: homilía de las combinaciones de palabras Y ¿quién aumenta mis duelos? «laúd», «azul». Aplicado dicho
(comentario exegético de los li­ (figuras de dicción, de construc­ Los celos. término a la métrica, se habla de
bros sagrados), sermón (explica­ ción y de pensamiento). Estos ti­ Y ¿quién prueba mi paciencia? verso oxítono cuando su última
ción de aspectos doctrinales del pos de ^figuras pueden producir Ausencia. sílaba acentuada coincide con
dogmaydelamoral),p/dficn (re­ el ornato por tres procedimien­ la sílaba final de dicho verso:
(redondilla)
flexión ascética y moral en tono tos: adición, detracción y orden;
De este modo, en mi dolencia «Olas de plata y azul».
sencillo y coloquial), oración fú­ en el caso de los tropos se produ­
ningún remedio se alcanza,
nebre (meditación sobre el senti­ ce mediante la sustitución. (Espronceda)
pues me matan la esperanza
do de la vida y la muerte, a pro­ El concepto de ornatus, en la re­
desdenes, celos y ausencia». A la hora de determinar la medi­
pósito de la desaparición de un tórica grecolatina, estaba en rela­
personaje relevante), ^panegírico ción con los diferentes tipos de (Cervantes) da silábica de estos versos, debe
(exaltación de la vida ejemplar de estilo y sus correspondientes fi­ contarse una sílaba métrica más.
algún santo), etc. nes: p. e., al estilo sencillo (genus Oxímoron. Figura literaria con­ A la rima que se produce en este
Finalmente, una forma especial humilis) se le asignaba la finali­ sistente en la unión de dos térmi­ tipo de versos se la designa como
de oratoria demostrativa es la dad de enseñar (docere) y demos­ nos de significado opuesto que, rima oxítona. Véanse: cómputo
denominada oratoria académica, trar (probare). Cualidades pro­ lejos de excluirse, se complemen­ SILÁBICO, PAROXÍTONA, PROPA­
de carácter didáctico y expositi­ pias de este estilo serían la pureza tan para resaltar el mensaje que ROXÍTONA y RIMA.
vo, limitada en la actualidad a lingüística (puritas: evitar barba-
discursos de ingreso en las rea­ rismos, arcaísmos y solecismos),
les academias, apertura de curso la claridad (perspicuitas: evitar la
de universidades, disertaciones oscuridad, el desorden, la am­
de tipo científico o conferencias bigüedad sintáctica, polisemia,
pronunciadas en ocasiones so­ etc.) y la precisión. Con estas cua­
lemnes. Véase: retórica. lidades se puede lograr un estilo
Original. Véase manuscrito. que, aun sin ornato, sea elegante.
Ornato. Término de origen lati­ Véanse: estilo y figura.
no (ornatus: adorno, belleza) uti­ Ovillejo. Estrofa de diez versos
lizado en retórica para designar compuesta por tres pareados y
383 PANEGÍRICO (O ENCOMIO)

mas, tanto si se lee de izquierda Ahora yo quiero


a derecha como si se lee a la in­ trocar lo triste en apacible y dulce
versa: p. e., «oro», «asa», «dábale con tal que tú a mi amistad regre­
arroz a la zorra el abad». La lite­ ses
ratura clásica ofrece un ingenio­ y tu alma a mí devuelvas
so ejemplo de todo un verso (de al retractarme yo de tus opro­
Sidonio Apolinar, s. v) que puede bios».
leerse de derecha a izquierda, sin (Trad. de J. Alcina)
perder sus componentes léxicos
ni su significado correspondien­ Panegírico (o encomio). Tér­
te: Roma tibí súbito motibüs ibit mino de origen griego (patiegy-
amor. rikos: discurso laudatorio ante
Palinodia. Término de origen toda la asamblea; enkomion: ala­
griego (palinodia: repetición del banza) con el que se alude a una
canto, pero al revés) con el que se composición «encomiástica» en
Pacto narrativo. Se dice del ha borrado el texto primitivo y se denomina la retracción públi­ la que se ponderan las cualida­
que se establece implícitamente ha vuelto a escribir, sobre el per­ ca de ideas, sentimientos o con­ des, virtudes y hechos meritorios
entre el emisor de un texto narra­ gamino o el papel, un nuevo tex­ ducta mantenidos hasta entonces de una personalidad a la que se
tivo y sus destinatarios, por el to. Este fenómeno del raspado por una persona. Históricamen­ considera digna de elogio. Entre
que éstos aceptan que lo que se de textos antiguos para escribir te, ha habido casos relevantes de los elogios conservados en la lite­
les va a relatar es una ficción ar­ otros ocurrió en épocas en las palinodia religiosa, política, filo­ ratura latina figuran el Panegíri­
tística, la cual goza del estatuto que el material de escritura (per­ sófica literaria y sentimental. Un co de Trajano, escrito por Plinio
de la «verdad poética» y, por tan­ gamino o papel) era escaso o ejemplo de esta última es la pro­ el Joven, y los llamados Panegy-
to, no está sujeta a las leyes de la muy caro; en los monasterios tagonizada por Horacio en su rici latini, de C. Mamertino,
verificación. En virtud de ese medievales fue una costumbre oda «O niatrepulchra», en la que Eumenio y Pacato, dedicados a
pacto, los receptores del mensaje frecuente. A través de ciertos se retracta ante su hija de ciertas once emperadores romanos: Ma-
narrativo entran en el juego de reactivos ha sido posible recupe­ muestras de desconsideración, ximiano, Constantino, Teodosio,
esa ilusión de realidad que el rar diversas obras de autores gre- vertidas en un poema, que a ella etc. En la literatura medieval
emisor pretende crear en el texto, colatinos, p. e., De Republica, de le habían resultado ofensivas: abundan los panegíricos integra­
dando por supuesto que, aunque Cicerón, sobre cuyo texto se ha­ dos en poemas elegiacos (plan­
se trata de una historia de fic­ bía copiado un comentario so­ «¡Oh, hija, más hermosa que tu tos, defunciones, etc.) como una
ción, ésta, por verosímil, bien bre los Salmos, realizado por San [madre, de las partes esenciales de los
podría haber ocurrido en la rea­ Agustín. Véase: manuscrito. que también es hermosa! mismos, entre los que cabe recor­
lidad. Palíndromo. Término de ori­ Decreta tú a mis yambos ofensi­ dar el dedicado por Juan Ruiz a
Paleográfica. Véase edición. gen griego (palin: de nuevo, y vos Trotaconventos, la Defunción de
Palimpsesto. Término de ori­ dromos: recorrrido) con el que se el fin que tú gustares como quie­ don Enrique de Villena y el Plan­
gen griego (depalin: de nuevo, y designa una figura retórica, arti­ ras: to de la reina Margar ida, del
psao: raspar: raspado de nuevo) ficiosa, que se produce cuando Ya los hagas ceniza en las llamas, marqués de Santillana, y, sobre
con el que se designa un tipo es­ una palabra, oración o verso pre­ ya despojo confuso en el Adriáti­ todo, las Coplas a la muerte de su
pecial de manuscrito en el que se senta la misma sucesión de for­ co [...] padre, de J. Manrique, cuyo en-

382
PANFLETO 384 385 PARÁBASIS

coinio consta de tres estrofas en ¡Qué razón! de estos panfletos destacan la sarrollo de estas formas de repre­
las que se desarrolla una relación ¡Qué benigno a los sujetos! parcialidad tendenciosa, el dog­ sentación desde sus primeras
de las excelencias del difunto. En ¡Y a los bravos e dañosos, matismo y la superficialidad y, manifestaciones conocidas en
el Siglo de Oro hay dos grandes qué león!». en lo referente al tono y estilo Grecia, hasta el siglo xix, puede
encomios que constituyen el mo­ «panfletario», la agresividad, des­ consultarse *mimo. En dicho si­
delo de este tipo de composición: Panfleto. Escrito breve, en pro­ mesura, vulgaridad e incluso gro­ glo se produce un renacer de la
el Panegírico al Duque de Lerma, sa o en verso, de carácter satírico sería. Véase, como ejemplo, un pantomima en Francia gracias a
de Góngora, y el Panegírico a la y agresivo, que se utiliza como fragmento que aparece en la cita­ Gaspar Deburan y Paúl Legrand,
majestad del Rey nuestro Señor medio de combate en contro­ da publicación de El Látigo, de renacer que se consolida en el si­
don Felipe IVen la caída del Con­ versias ideológicas o literarias o Alarcón: glo xx a impulsos de E. Decroux
de Duque, de Quevedo. En la poe­ como instrumento de difama­ y de la compañía teatral de A. Ar-
sía contemporánea merece des­ ción, en cuyo caso se denomina «Duro, pues, a los farsantes que taud. Esta revalorización de la
tacarse el panegírico que forma libelo infamatorio. Como ejem­ se han apoderado de la revolu­ pantomima se produce igual­
parte del Llanto por Ignacio Sán­ plo de este tipo de escritos suele ción para descuartizarla [...], mente en otros países, a través de
chez Mejías, de Lorca. Véanse, a mencionarse las Provinciales de duro, en fin, a los bribones que grupos como el Actor’s Studio
continuación dos coplas del pa­ B. Pascal (1656-1657) contra los hacen el mal a sabiendas, y no ha­ de Nueva York, el Piccolo Tea­
negírico que J. Manrique dedica jesuítas y la Sorbona. En España, cen más daño porque afortuna­ tro de Milán, la compañía del
a su padre: una parte de la literatura satírico- damente su malicia se contiene Teatro Pobre de J. Grotowski, Els
social y política del siglo xv (Co­ en los límites de su ignorancia. Joglars, etc.
«Aquél de buenos abrigo, plas del Rey don Henrique, etc.) ¡Latigazo y tente, perro!». Papel. Término con el que se
amado por virtuoso presenta el tono mordaz del pan­ alude tanto a la función desarro­
de la gente, fleto, al igual que cierta sátira li­ Pantomima. Término de ori­ llada por un personaje en una
el maestre don Rodrigo teraria del Siglo de Oro (p. e., la gen griego (pantos-mimos: todo obra como a la parte del texto
Manrique, tanto famoso de Quevedo contra J. Ruiz de imitación) con el que se designa que le corresponde interpretar e,
etan valiente: Alarcón, Góngora, etc.) o el es­ una representación teatral cons­ incluso, a la interpretación que
sus hechos grandes e claros crito difamatorio lanzado por tituida únicamente por los gestos de un determinado personaje
non cumple que los alabe, Lope de Vega contra la familia de de los actores, que desarrollan realiza un actor concreto. En el
pues los vieron, los Velázquez tras la ruptura con una historia, sin palabras. En montaje de una obra teatral se
ni los quiero hacer caros, Elena Osorio. Desde el punto de esto se diferencia del mimo, el procede a un «reparto de pape­
pues que el mundo todo sabe vista político, durante el período cual no trata de dramatizar un les», y, según la valía profesional
cuáles fueron. de Carlos IV, la Guerra de Inde­ episodio concreto, sino que se de los actores y sus cualidades
pendencia y el Trienio Liberal centra en una expresión autóno­ peculiares, se les encomienda
¡Qué amigo de sus amigos! abunda la literatura panfleta- ma, y deja al público en libertad un papel «principal» o «secunda­
¡Qué señor para criados ria (El Zurriago, El Gorro Frigio, de interpretar el espectáculo, rio», un papel «de carácter» (lo
e parientes! etc.), lo mismo que en el llamado mientras que la pantomima in­ que supone un actor entrado en
¡Qué enemigo de enemigos! Bienio Progresista (El Látigo, de tenta representar dicha historia años) o un papel «de prueba»
¡Qué maestro de esforzados P. A. de Alarcón), el Sexenio De­ con cierta fidelidad, ocupando el para un actor novel. Véanse: es­
e valientes! mocrático iniciado con la Revo­ gesto el lugar de la expresión tereotipo, PERSONAJE, ROL y
¡Qué seso para discretos! lución de 1868 (La Gorda, La Fla­ oral. Sobre las relaciones de la TIPO.
¡Qué gracia para donosos! ca, Gil Blas), etc. Entre los rasgos pantomima con el mimo, y el de­ Parábasis. Véase coro.
PARÁBOLA 386 387 PARALELISMO

Parábola. Término de origen tes de un enunciado. Así, en la ex­ «Por ti nos vivifica esta tu muerte, y matar los hombres.
griego (parabole: comparación) presión «una ocurrencia feliz», el por ti la muerte se ha hecho nues­ [...] Venciendo moricos,
con el que se designa una forma adjetivo «feliz» presenta una rela­ tra madre...». fuertes como un roble,
de relato que guarda relación con ción sintagmática con los térmi­ de Ciudad Reale
nos «ocurrencia» y «una», que (Unamuno)
la fábula y con la alegoría. Con la viene vencedora [...]».
primera tiene en común la expo­ están presentes en el enunciado, Paráfrasis. Término griego
(Lope de Vega, Fuente. Ovejuna)
sición sencilla de una anécdota y, a la vez, mantiene una relación (para-phrasis: explicación añadi­
que sirve de punto de partida paradigmática con otros adjeti­ da) con el que se alude al desarro­ Paragrama. Sustitución o trans­
para extraer una lección moral; vos que podrían sustituirlo: «ino­ llo explicativo de un texto, sin al­ mutación de una palabra en otra
se diferencia en que, generalmen­ portuna», «ingeniosa», «chocan­ terar su contenido, para hacerlo por el cambio de uno de sus fo­
te, los personajes de ese relato son te». En el análisis estilístico de las más asequible. En teoría literaria nemas. Si el cambio es involunta­
seres humanos y no animales, obras literarias habrá de tenerse se aplica dicho término a los escri­ rio, se trataría simplemente de
como en la fábula. Con la alego­ en cuenta el tipo de elecciones tos en que se recrea o interpreta, un «lapsus». Por el tono (humor,
ría comparte el hecho de que, de­ realizado por un autor, a partir de amplificándolo, un texto anterior. ironía) y contexto se puede dedu­
trás de ese relato sencillo, late una las posibilidades de sustitución Ejemplos conocidos de paráfrasis cir si dicho cambio es o no inten­
interpretación intelectual y una paradigmática en relación con el serían los poemas en tercetos de cional. Ejemplo: «El general tenía
alusión a un sentido más profun­ campo semántico en el que ha se­ Fray Luis de León en su Exposi­ un alto sentido del horror» (ho­
do, que es donde radica la ense­ leccionado el material léxico. ción al Libro de Job, en los que se nor-horror).
ñanza moral o religiosa, como Paradoja. Término de origen vierte el argumento de cada capí­ Paralelismo. Procedimiento es­
ocurre, p. e., en las parábolas del griego (paradoxon: fuera de la tulo de dicho libro, después de ha­ tilístico caracterizado por la re­
Evangelio. opinión común, raro) con el que ber realizado un comentario en currencia simétrica de palabras,
Paradiástole. Véase separa­ se denomina una figura lógica prosa al texto original. estructuras sintácticas y rítmicas
ción. consistente en la oposición y ar­ Paragoge. Término de proce­ o contenidos conceptuales a lo
Paradigma. Término proce­ monización de conceptos apa­ dencia griega (par-agoge: adición) largo de un texto. Véase, como
dente del griego paradeigrna: rentemente contradictorios. Por con el que se designa una licencia ejemplo, el siguiente cosaute de
modelo, plan de arquitecto, es­ su medio, lo que, a primera vista, poética consistente en la adición D. Hurtado de Mendoza, padre
quema de un conjunto. En la gra­ parecía un mensaje absurdo ter­ de un fonema vocálico (general­ del marqués de Santillana:
mática tradicional se designa con mina revelando una idea razona­ mente la «e», llamada «e paragógi-
«A aquel árbol que mueve la foxa
dicho término el conjunto de for­ ble o una profunda verdad. Es un ca») al final de una palabra con la
algoseleantoxa.
mas que, en la declinación de un recurso frecuentemente utili­ que termina el verso. Esta adición
Aquel árbol del bel mirar
sustantivo o en la conjugación de zado en la literatura mística y ba­ ocurre especialmente en la épica
rroca. En la época contemporá­ face de manyera flores quiere
un verbo, sirven de modelo en los (cantares de gesta, romances vie­
nea se considera un rasgo pe­ [dar;
diferentes tipos de flexión. Así, jos y nuevos), en ciertos poemas
culiar del estilo de Unamuno.
algo seleantoxa.
en latín, rosa o dies sirven de líricos anteriores al siglo xvn y en
Ejemplos: Aquel árbol del bel veyer
paradigma para la primera y algunos textos dramáticos del Si­
face de manyera quiere florecer;
quinta declinaciones. En la lin­ glo de Oro. Ejemplo:
«Vivo sin vivir en mí, algo se le antoxa [...]».
güística contemporánea se habla
y tan alta vida espero,
de relaciones «paradigmáticas» «Sea bienvenido Puede constatarse en este poema
que muero porque no muero».
por oposición a «sintagmáticas», el Comendadora, un paralelismo verbal completo
entre los elementos constituyen­ (Santa Teresa) de rendir las tierras en los versos 2, 5 y 8, y parcial en-
PARALITERATURA 388 389 PAREMIOLOGÍA

t re el 1,3 y 6 y entre el 4 y el 7» así largo de la historia: p. e., los ro­ Paremiología. Término de ori­ Mileto). También Sócrates y los
como un paralelismo de estruc­ mances fueron considerados, en el gen griego (par-oitnia: refrán, y sofistas utilizan, en su paideia,
turas sintácticas en estas dos últi­ momento de su aparición, como logos: tratado) con el que se de­ elementos de esta sabiduría po­
mas series. Este recurso poético objeto de consumo de «gentes de nomina la ciencia que recoge y pular. En Roma, son conocidas
se basa en el principio de la repe­ baja e servil condición» (marqués estudia las distintas formas de sa­ las colecciones de adagios de Ci­
tición o recurrencia. En un poe­ de Santillana). Por otra parte, se ha biduría popular presente en los cerón (Ad agendum), los Dísticos
ma pueden aparecer diversas for­ resaltado la calidad estética de refranes, apotegmas, adagios, de Catón, etc.
mas de recurrencia: el mismo ciertas expresiones paraliterarias, proverbios, máximas, sentencias, En la literatura española la pre­
número de sílabas, acentos, pau­ p. e., los cómics de Asterix o Ma- aforismos, etc. El cultivo y reco­ sencia de elementos paremio-
sas, rima, etc.; el paralelismo im­ falda. Es indudable, además, la lección de este tipo de expresio­ lógicos en forma de refranes,
plica, además, el factor de las función de «reserva» de temas, gé­ nes paremiológicas y gnómicas, sentencias, proverbios, etc., utili­
simetrías fijas, que confieren neros, personajes y formas de len­ aunque adquiere su mayor auge zados de manera consciente y ar­
una especial fuerza y cohesión al guaje que ciertas expresiones pa­ en el Renacimiento, cuenta con tística, se advierte ya en el Libro
poema. raliterarias han cumplido para la notables precedentes en la litera­ deBuen Amor, que incluye un co­
Paraliteratura. Nombre con el creación de obras consideradas ya tura bíblica, grecolatina y medie­ pioso refranero, quizá el más an­
que se alude a una serie de obras o clásicas (recuérdese la presencia val. En realidad, todas las cul­ tiguo en lengua española. Culti­
de expresiones gráficas u orales de materiales de folletín en las no­ turas conocidas, aun las más ar­ vadores de este tipo de literatura
que se producen al margen de la li­ velas de Galdós o de recursos caicas, presentan, por vía oral o son Dom Sem Tob (Proverbios
teratura oficial, consagrada por expresivos de una paraliteratura escrita, un legado de sabiduría Morales), el Arcipreste de Talave-
los códigos estéticos e institucio­ paródica y «de arrabal» en los es­ práctica, condensado en breves ra, el marqués de Santillana (pri­
nales de una determinada época y perpentos de Valle-Inclán). En sentencias, que ha servido de mera colección de adagios popu­
cultura. Entre los ejemplos más esta línea, a partir de los años se­ orientación gnoseológia y moral lares en su Refranes que dicen las
conocidos de paraliteratura se tenta del siglo xx, determinados a sus respectivos pueblos. Por lo viejas tras el fuego), F. de Rojas,
mencionan las novelas de *folletín novelistas han aprovechado pro­ que atañe a las fuentes de la etc. Pero es en el Renacimiento
y la literatura de cordel en el si­ cedimientos narrativos de la nove­ cultura románica, tanto la bíblica cuando, con la aparición de la
glo xix y, en el siglo xx, distintas la policíaca y negra para recuperar como los textos grecolatinos, obra de Erasmo (Adagia, 1500),
formas de novela de consumo po­ el valor de la narratividad: U. Eco, ofrecen una rica tradición pare- se produce una exaltación de los
pular: *novela rosa, del *Oeste, de J. Benet, E. Mendoza, etc. Véanse: miológica. De las obras bíblicas, refranes como fuente para cono­
*espionaje, *ciencia-ficción, la fo- BEST SELLER, CÓMIC, FOTONOVE- destacan por su contenido sa­ cer el fondo de verdad, morali­
tonovela, el cómic, etc., y determi­ LA, KITSCH, PLIEGOS DE CORDEL y piencial Job, Proverbios, el Ecle- dad y justicia que la naturaleza
nados best-sellers que responden POPULAR (LITERATURA). siastésy Sabiduría. puso en el hombre. Esta doctrina
a los gustos y esquema de valores Pareado. Estrofa de dos versos Por lo que respecta a Grecia, de la erasmista fue divulgada en Espa­
de la sociedad de consumo. No que riman entre sí en consonante etapa anterior a Sócrates y los so­ ña por J. de Mal Lara en su Filoso­
obstante se ha subrayado la difi­ o asonante y que pueden tener el fistas se conserva una serie de fía Vulgar (1568). Este culto a la
cultad de establecer fronteras fia­ mismo o distinto número de síla­ fragmentos parenéticos y pare- sabiduría popular (latente en
bles entre este tipo de producción bas. Ejemplo: miológicos, p. e.: «Lo óptimo: la grandes obras literarias, como el
y la literatura «oficial», dificultad mesura» (Cleóbulo); «No corra Lazarillo, El Quijote, comedias
«Doy consejo, a fuer de viejo:
incrementada por el hecho de la tu lengua más que tu entendi­ de Lope de Vega, etc.) responde a
nunca sigas mi consejo».
variabilidad de los códigos estéti­ miento» (Quilón); «Difícil es co­ un deseo renacentista de vuelta
cos y los juicios de la crítica a lo (A. Machado) nocerse a sí mismo» (Tales de a la naturaleza (alterada por la ci­
PARLAMENTO 390 391 PARODIA

vilización), cuyo orden espontá­ detnoiselle deMaupin (1835), lan­ mas como el soneto, la oda, el preexistentes con el objetivo de
neo se manifestaría en los juegos za la consigna de «el arte por el rondel, etc.) con una utilización conseguir un efecto cómico. Esta
de los niños, en los cantares y arte». La corriente parnasiana se rigurosa de la métrica, sin conce­ última forma de parodia tiene
proverbios del pueblo y en la desarrolla desde comienzos de siones a «licencias poéticas» ni al sus orígenes en la literatura grie­
apacible vida de la «aldea» (me­ los años cincuenta (en 1853, versolibrismo. c) Obsesión por el ga (Aristófanes parodia en Las
nosprecio de corte). Véanse: Ch. Leconte de Lisie publica Poé- logro de una perfección formal, y ranas obras trágicas de Esquilo y
ADAGIO, AFORISMO, MÁXIMA, mes antiques, al que sigue L. Mé- de una sublimación de la rea­ Eurípides), continúa en la época
PROVERBIO, REFRÁN, REFRANE­ nard con sus Poémes, 1855, y lidad, liberándola de toda feal­ medieval con obras de tema
RO y SENTENCIA. Th. de Banville con Odesfunam- dad y vulgaridad. Descripción de religioso (imitaciones burlescas
Parlamento. «Entre actores, re­ bulesques, 1857; ese mismo año esta realidad por medio de nota­ de himnos litúrgicos por parte de
lación larga en verso o prosa» se reedita Emaux et Camée, de ciones visuales dotadas de un los goliardos) y se mantiene en el
(DRAE). Intervención de un per­ Gautier), y se consolida con la rico cromatismo y gran plastici­ Renacimiento: Gargantúa y Pati-
sonaje a través de un largo dis­ aparición de Le Parnasse contem- dad y de una variada adjetiva­ tagruel, de Rabelais, con su espí­
curso en el que expresa sus senti­ porain (1866), revista a la que en­ ción ornamental, d) Evasión de la ritu «carnavalesco». La obra
mientos, ideas y razonamientos, vían sus creaciones treinta y siete realidad vulgar hacia mundos cumbre de la literatura paródica
de forma a veces retórica, para jóvenes poetas que van a ser co­ exóticos, que pueden situarse universal es el Quijote-, a través
provocar la reacción de los oyen­ nocidos con el nombre de «par­ en la cultura griega (en los poe­ del cual Cervantes somete a críti­
tes. Ejemplo de parlamento dra­ nasianos». Junto a Gautier, Le­ mas de Leconte de Lisie), bíblica ca el código de valores ideológi­
mático sería la interpelación de conte de Lisie, Banville, Mendés, (Banville), medieval o en países cos y estéticos latentes en los li­
Laurencia al concejo de Fuen­ etc., aparecen J. M.a de Heredia, ensoñados de recóndita belleza y bros de caballerías, al tiempo que
te Ovejuna, tras liberarse de la F. Coppée, Sully Prudhomme, de misterio: España, Egipto, In­ afirma una nueva estética y un
opresión del comendador. Champfleury y tres grandes pro­ dia, etc. El parnasianismo cederá nuevo lenguaje. Por su parte,
Parnasianismo. Término con mesas: S. Mallarmé, P. Verlaine y paso al movimiento simbolista e Lope de Vega escribe una regoci­
el que se alude a una tendencia Baudelaire. influirá en el modernismo hispa­ jada parodia de la épica en La Ga-
estética y literaria iniciada por un Los principios estéticos en los noamericano, a través de Here­ toniaquia. Elementos de parodia
grupo de poetas franceses que que concuerdan los diversos dia y Rubén Darío. Parnasianos, satírica aparecen en el Fray Ge­
en 1866 publican conjuntamente representantes de esta corrien­ simbolistas y modernistas com­ rundio, del P. Isla, en relación con
sus composiciones poéticas en te parnasiana son: a) Rechazo partirán un mismo culto a esa la oratoria sagrada del barroco
la revista Le Parnasse contempo- de los presupuestos románticos nueva poesía, caracterizada por la tardío, lo mismo que en La come­
rain. Esta nueva estética surge mencionados. El blanco de sus búsqueda de perfección formal y dia nueva o El Café, de Moratín,
como reacción contra el Roman­ ataques no será V. Hugo (admira­ la creación de belleza como objeti­ respecto de las «comedias desati­
ticismo en_dos aspectos:, crítica do todavía, al menos el Hugo de vo primordial. Véanse: decaden­ nadas» del mismo estilo. Otros
del principio de libertad absoluta las Orientales), sino el poeta La­ tismo, FIN DE SIGLO (CRISIS DE), ejemplos de parodia, en este caso
en la creación artística ,(que ha-^ martine, por la carga sentimental MODERNISMO y SIMBOLISMO. grotesca, aparecen en los esper­
bía conducido a un descuido de y política de algunas de sus crea­ Parodia. Es la imitación irónica pentos de Valle-Inclán (Los cuer­
la forma) y abandono de la con­ ciones. b) Frente a los «versos o burlesca de personajes (defor­ nos de don Friolera, p. e.), o
cepción utilitaria del arte al ser­ fáciles e incoherentes» de la tra­ mación caricaturesca de uñ ras­ la parodia hilarante que realiza
vicio de ideales políticos, socia­ dición romántica, propugnan la go físico o moral), de conductas P. Muñoz Seca sobre los dramas
les, etc. Frente a esta concepción, creación de un tipo de poesía ex­ sociales (farsa satírica y desmiti- neorrománticos, en La vengan­
Th. Gautier, en el prefacio a Ma- quisitamente elaborada (en poe­ ficadora) o de textos literarios za de don Metido. Véanse: BUR-
PARONIMIA 392 393 PASTORELA

l.ESCO, CARICATURA, CARNAVAL- cuentes en español, por eso no esposo o el amante de la mujer llamado teatro menor de carácter
CARNAVALESCO, ESPERPENTO, llevan signo diacrítico, a no ser amada? ¿Qué puede ser más do­ cómico, véase: entremés.
FARSA y GROTESCO. que terminen en consonante que loroso: la muerte de la amada o su Pasquín. Escrito anónimo, en
Paronimia. Véase paronoma­ no sea n o s. Se denomina verso infidelidad?, etc. Véanse: debate, prosa o en verso, colocado en un
sia. paroxítono, o llano, aquel cuyo RECUESTA y TENSÓN. lugar público y en el que, con
Paronomasia. Término grie­ último acento recae sobre su pe­ Pasaje. Término utilizado para un lenguaje crítico y agresivo, se
go (par-onomasia: semejanza de núltima sílaba, y rima paroxítona denominar un determinado frag­ satiriza o difama a personas o
nombre) con el que se designa o llana la que se produce en ver­ mento de un texto literario que, instituciones. Véase: panfleto.
una figura retórica consistente en sos paroxítonos. Ejemplo: por presentar un sentido com­ Pastiche. Galicismo procedente
asociar, dentro de un mismo tex­ pleto, puede ser objeto de refe­ de la palabra italiana pasticcio,
to, palabras que presentan una «Si de mi baja lira rencia, lectura o comentario utilizada inicialmente en pintura
semejanza fónica y distinto signi­ tanto pudiese el son que en un autónomo. Dicho término, aun­ para designar las imitaciones de
ficado. Se denomina también pa­ [momento que no siempre, se aplica espe­ cuadros realizadas con tal habili­
ronimia y parequesis (sonido se­ aplacase la ira cialmente en obras de literatura dad que pudieran pasar por sus
mejante). Esta figura se adecúa del animoso viento ascética y mística, en sermones y originales. Dicho término se ha
especialmente al juego de pala­ y la furia del mar y el movimien­ homilías y en comentarios bíbli­ aplicado también a las imitacio­
bras y a la agudeza de ingenio y to». cos. nes de obras literarias, aunque, en
sentido del humor, ya sea como (Garcilaso de la Vega) Pasos. Breve pieza teatral en la principio, ha adquirido un ma­
mero pasatiempo divertido o que se representa una situación tiz peyorativo: imitación afectada
bien con intencionalidad irónica Véanse: oxítona, proparoxí­ propia de personajes populares del estilo de un autor. La técni­
y satírica. Sirvan como ejemplo tona y rima. de los que se remedan costum­ ca del pastiche es utilizada delibe­
estos versos de Unamuno, en los Partimen (o joc partit). Tér­ bres y lenguaje en un tono de hu­ radamente por ciertos escritores,
que se subraya un pensamiento mino utilizado en la literatu­ mor burlesco. Los pasos encuen­ al imitar diversos textos y estilos
existencial con el mismo procedi­ ra provenzal para designar una tran su verdadera configuración en una misma obra (a veces,
miento de la paronomasia: composición poética en la que un en la obra de Lope de Rueda, ya incluso, de géneros llamados «su­
trovador propone un problema que es él quien crea el repertorio bliterarios») o contraponer diver­
«Le puso el piso en que pasa
con dos alternativas de posible de situaciones, tipos y fórmulas sos niveles de lenguaje con finali­
hondo hastío; donde posa
solución, y ofrece a su oponente expresivas que luego pasarán al dad paródica o exclusivamente
sin coser; es otra cosa,
elegir primero, para luego defen­ entremés. Al mismo tiempo, rea­ estética. Ejemplo de contraposi­
no lo que quiso; no casa.
der él la opción contraria, su­ liza la gran innovación de su­ ción paródica de diversos regis­
Presa del piso, sin prisa,
puestamente más difícil. Se trata, plantar el verso por la prosa, con tros de lenguaje sería el que Va-
pasa una vida de prosa».
pues, de una forma de debate en lo que se posibilita la desenvol­ lle-Inclán pone en boca de Max
Véase: poliptoton. la que es más importante la exhi­ tura y tono realista del diálogo Estrella (Luces de Bohemia) en su
Paroxítona. Término de origen bición del propio ingenio, agili­ y conversación normal. Entre respuesta sarcástica al capitán Pi-
griego (para: junto a, y oxítono: dad y agudeza intelectual que la los pasos más característicos de tito: «Yo también chanelo el ser-
tono agudo) con el que se de­ defensa-de una determinada opi­ Lope de Rueda deben mencio­ mo vulgaris».
signa la palabra que lleva acento nión en cuanto tal. La temática de narse Las aceitunas y La tierra de Pastorela. Término proceden­
en su penúltima sílaba: «cara», estos juegos dialécticos versa so­ Jauja. Para un estudio sobre la te del occitano (pastorela: pas­
«pantano». Las palabras paroxí- bre diversos aspectos del amor historia y características de este toreóla) con el que se designa
tonas o llanas son las más fre­ cortés, p. e., ¿qué es mejor: ser el tipo de piezas teatrales y otras del una composición lírica de origen
PASTORIL 394 395 PATRAÑA

provenzal cuyo tema es el en­ plia creación artística centrada ven con personajes sobrehuma­ caída, la muerte), que generan
cuentro de un caballero con una en la exaltación de la vida del nos (ninfas, dioses) y que, tras sentimientos de piedad (eleos) y
pastora a la que aquél intenta se­ campo y del amor entre pastores, diversos lances, acaban encon­ de terror (phobos) en los especta­
ducir. En el diálogo que entablan, lo que constituye un tópico pro­ trando su felicidad en el amor o dores, al tiempo que les mueven a
la pastora puede dar largas y abo­ cedente de la poesía grecolati- aceptando sabiamente su sole­ la catarsis o purgación de sus pa­
car a un final evasivo o bien ac­ na (Teócrito y Virgilio), recreado dad en el marco de una naturale­ siones. Lo patético es, pues, una
ceder a los deseos del galantea­ en la Edad Media (Carmen Bu- za idealizada. Temas básicos de peculiaridad de determinadas si­
dor, previa promesa de algún colicum, de Petrarca; Ninphale la obra son el amor (concebido tuaciones dramáticas que con­
regalo, o, en otros casos, rechazar d'Ameto, de Boccaccio) y en el Re­ como deseo de belleza y eleva­ mueven al público y le motivan
bruscamente el requerimiento, nacimiento (Aminta, de T. Tasso; ción espiritual, según los-con­ para una identificación con la
para lo cual no dudará, si es pre­ Arcadia, de J. Sannazaro), y que, ceptos recibidos de León Hebreo causa vivida por los personajes.
ciso, en solicitar la intervención en la literatura española, pene­ y B. de Castiglione), la natura­ Véanse: folletín, melodrama
de sus familiares, que, en las cer­ tra en la poesía lírica (Églogas, de leza, diseñada como un escena­ y SENTIMENTALISMO.
canías, andan ocupados en las Garcilaso de la Vega), en el teatro rio platónico -prado, estanque, Patraña. Nombre de dudosa eti­
faenas del campo. Un rasgo pe­ (Juan del Encina, Lucas Fernán­ arroyo, fuente, árboles, choza-, mología (J. Corominas lo hace
culiar de la pastorela es la locali­ dez, Gil Vicente) y, especialmen­ y la fortuna, dispensadora velei­ derivar de pastoránea: consejas
zación del encuentro en un espa­ te, en la llamada novela pastoril dosa del bien y del mal, a quien de pastores) utilizado, con el sen­
cio geográfico preciso («Entre de J. de Montemayor, Gil Polo, se atribuye el cambio de estado y tido de cuento verosímil, por
Lérida e Belvis»). La misma ca­ Cervantes, etc. Al margen de esta condición de las personas. Juan de Timoneda, que la define
racterística aparece en pastorelas influencia grecolatina, el tema Constituida como modelo del como «fengida traza, tan linda­
francesas y gallego-portuguesas, pastoril se había cultivado en la género, la Diana tuvo varias mente amplificada y compuesta,
así como en las serranas y serra­ literatura medieval española, en imitaciones, entre las que desta­ que parece que trae alguna apa-
nillas castellanas: recuérdese la posible relación con la pastorela ca la Diana enamorada (1564), rencia de verdad». Por su parte,
serranilla del marqués de Santi- provenzal, p. e., las «serranillas» de Gil Polo. Vinculadas con este C. Suárez de Figueroa la relaciona
llana: «Mo^uela de Dores / allá do de Santillana. tipo de obras surgen La Galatea con las novelas, a las que consi­
la Lama». Otra peculiaridad es la Sin embargo, el término pastoril (1585), de Cervantes; La Arca­ dera como «patrañas o consejas
contraposición de dos estamen­ se ha reservado expresamente dia (1598), de Lope de Vega, etc. propias del brasero en tiempos de
tos sociales, con sus códigos res­ para designar un tipo de novela Véanse: bucólica, égloga, idi­ frío». Se puede considerar la pa­
pectivos (el aristocrático, con su que surge en España en el si­ lio, PASTORELA y SERRANILLA. traña como una de las primeras
«cortesía», y el popular, con sus glo xvi y que tiene su mode­ Patético. Véase pathos. expresiones de la novela corta en
maneras rústicas), puestos en lo arquetípico en la Diana de Pathos. Término griego («sufri­ España, a imitación de las tiove-
evidencia en el diálogo, elemento J. de Montemayor. Dicho mode­ miento») que alude a los sen­ lle italianas. El mismo Timone­
básico en el poema. Es opinión lo presenta los siguientes rasgos timientos de emoción provoca­ da indica que sus relatos se de­
común que las pastorelas france­ característicos: relato en prosa, dos por el desarrollo de una nominarían en lengua toscana
sas, las gallego-portuguesas y las alternando con el verso, y un determinada acción dramática «novelas». De hecho, se han seña­
serranillas castellanas son deri­ lenguaje culto y refinado, en el en los espectadores. Para Aristó­ lado notables coincidencias entre
vaciones de las provenzales. Véa­ que se cuentan diversas historias teles, el pathos se relaciona con varias de estas patrañas con rela­
se: SERRANILLA. amorosas protagonizadas por aquella parte de la tragedia en la tos de Boccaccio (2.a, 15.“ y 22.a),
Pastoril. Bajo el rótulo de litera­ pastores (de ficción unos, otros que sobrevienen acontecimien­ Masuccio (3.a), Bandello (7.a),
tura pastoril se engloba una am­ reales, disfrazados) que convi­ tos dolorosos para el héroe (la Ariosto (8.a y 19.a), etc. En el libro
PAUSA 396 397 PERIODISMO

de Timoneda cada patraña va Pentadecasílabo. Verso de quin­ la 1.a y 4.a sílabas («Blanca tor­ expresamente con fines estéticos
precedida por una redondilla, en ce sílabas que presenta diversos tuga / luna dormida», F. García para realzar o sublimar una rea­
la que se sintetiza el núcleo de modelos según la diferente dis­ Lorca). 3. Polirrítmico, cuando lidad mediante un proceso me­
la acción que se va a narrar y en la tribución de sus acentos rítmi­ en un poema alternan trocaicos y tafórico, metonímico, etc.: es
que, a veces, se insinúa una mora­ cos o su distinta composición dactilicos. la perífrasis poética o literaria.
leja. Ejemplo. interna. Navarro Tomás distin­ Perífrasis. Término griego (perí­ Véanse dos ejemplos de perífrasis
gue tres tipos de pentadecasíla­ frasis: decir con un rodeo, cir­ literaria que aluden, mediante una
Paira fia séptima cunlocución) con el que se de­ metáfora, al cisne y a la muerte,
«La duquesa de la Rosa bo: 1. Dactilico, que lleva acentos
en 2.a, 5.a, 8.a, 11.a y 14.a sílabas nomina una figura retórica con­ respectivamente:
siendo sin culpa culpada,
(«... en tanto que ardiente brota­ sistente en aludir a una realidad
por justicia fue librada, «... aquel ave
se la vida en el mundo...», G. Gó­ no con el término preciso sino
dándola por virtuosa». que dulce muere y en las aguas
mez de Avellaneda). 2. Compues­ sustituyéndolo con una frase:
[mora».
Pausa. Descanso o silencio que to, que presenta dos modalidades: p. e., «elséptimo arte» (cine), etc.
se produce en medio de dos he­ a) formado por un hexasílabo y El uso de la perífrasis es frecuen­ (Góngora)
mistiquios de un verso compues­ un eneasílabo, ambos con acen­ te en la comunicación ordinaria,
to, al final de un verso o al final p. e., cuando se trata de eludir «Y cuando llegue el día del últi-
tos irregularmente distribuidos
de una estrofa. Según el lugar situaciones problemáticas, insi­ [mo viaje,
(«... tus pupilas mustias, / vagas
donde se produce dicho descan­ nuar un deteterminado mensaje, y esté al partir la nave que nunca
de pensar abstracciones», A. Ñer­
so, se denomina pausa estrófica crear una ambigüedad intencio­ [ha de tornar [...]».
vo); b) formado por un hep-
(al terminar la estrofa), versal (al tasílabo y un octosílabo, acen­ nadamente o, por el contrario, (A. Machado)
fin de cada verso) e interna (entre tuados en 2.a y 6.a y en 3.a y 7.a aclarar un concepto o un mensaje
los dos hemistiquios). Esta últi­ sílabas, respectivamente («in­ intrincados, etc. De acuerdo con Véase: eufemismo.
ma impide la sinalefa y hace que móviles reposan / en el lecho de estas circunstancias surgen di­ Periodismo. Término con el
el cómputo silábico del primer la muerte», M. González Prada). versos tipos de perífrasis: defini- que se designa tanto la profesión
hemistiquio sea idéntico al que se 3. Ternario, formado por tres toria, cumple la función de acla­ de periodista como la actividad
realiza con el final de un verso: si pentasílabos polirrítmicos («Teje rar o explicitar el significado del relacionada con la publicación de
termina en aguda, se cuenta una el enjambre / la aluda música / de léxico, p. e., «proceso inflamato­ periódicos. En esta segunda acep­
sílaba más, si es una palabra es- su tropel» S. Rueda). rio de las amígdalas» (amigdali­ ción, se trata de «una modalidad
drújula, se cuenta una sílaba me­ Pentasílabo. Verso de cinco sí­ tis); gramatical, de tipo verbal de la comunicación de masas que
nos. Ejemplo: labas métricas que presenta di­ («no ha hecho más que llegar»: ha tiene como fin específico la difu­
versas modalidades según la llegado), nominal («la musa de la sión no-intencional de hechos
«Mi infancia son recuerdos / de documentables y la propuesta de
diferente posición que ocupan historia»: Clío), adverbial («a la
[un patio de Sevilla comentarios limpiamente subje­
sus acentos rítmicos internos. La chita callando»), etc.; eufemísti-
y un huerto claro donde / madu- tivos, u opiniones acerca de acon­
sílaba cuarta va siempre acentua­ ca, cuando, por ciertas normas
[ra el limonero: tecimientos socialmente relevan­
da. T. Navarro Tomás distingue de cortesía, o por el deseo de no
mi juventud, veinte años / en tie- tes» (J. L. Martínez Albertos).
los siguientes tipos de pentasíla­ herir la sensibilidad del oyente,
[rra de Castilla; Esta definición vale para los dife­
bo: 1. Trocaico, que lleva acentos se evita una palabra tabú: p. e.,
mi historia, algunos casos / que rentes tipos de periodismo, inde­
en su 2.a y 4.a sílabas («Guillén «mujer de vida airada» en vez de
[recordar no quiero». prostituta. Finalmente, hay un pendientemente del soporte que
Peruza / murió en la Palma», Anó­
(A. Machado) nimo). 2. Dactilico, con acentos en tipo de circunlocución surgida utilicen: escritura, radio, televi-
PERIODISMO 398 399 PERIODISMO

sión. Los tres comparten un mis­ Lima. Sin embargo, es en el si­ pular, que en países como Italia ¿dónde?, ¿por qué?) y sus posibles
mo y peculiar mensaje (la noti­ glo xix cuando comienza el pe­ o España se manifiesta especial­ consecuencias. Para que una noti­
cia), basado en el relato de unos riodismo moderno con La Co­ mente en revistas gráficas de tira­ cia provoque el interés de los lecto­
hechos que se pueden documen­ rrespondencia de España (1848), da semanal, entre las que abunda res, debe ser de actualidad, cerca­
tar/explicar (periodismo infor­ El Imparcial (1867) y La Van­ la llamada «prensa del corazón» na, con posibles repercusiones,
mativo e interpretativo) y de guardia (1881). y «prensa sensacionalista», del relevante, sobre un hecho no habi­
unas opiniones o comentarios En la historia del periodismo con­ tipo de la antes mencionada. En tual, o conflictivo, emotivo, o que
sobre los mismos (periodismo de temporáneo se suelen distinguir, la cuarta etapa (últimos lustros se refiera al sexo, o que afecte al
opinión) realizados con honesti­ desde el punto de vista del trata­ del siglo xx), se inicia un perio­ progreso de la humanidad. El
dad profesional. D.e los tres tipos miento del mensaje, cuatro eta­ dismo de investigación y docu­ modo de escritura utilizado en la
de periodismo aludidos, en rela­ pas. Una primera, la del llamado mentación basado en la búsque­ redacción de la noticia es la narra­
ción con el canal utilizado (im­ periodismo ideológico (que llega­ da directa de datos (no se fía de ción o la descripción de hechos. Su
preso, radiofónico y televisivo), ría hasta el final de la Primera las fuentes oficiales) para elabo­ estilo literario ha de ser claro, pre­
aquí se trata especialmente del Guerra Mundial), en la que pre­ rar el llamado «reportaje en pro­ ciso, escueto, obj etivo y correcto.
periodismo impreso. domina el comentario doctrinal fundidad» (p. e. el del caso Wa- Dentro del periodismo informa­
Históricamente, la prensa perió­ sobre la información, la cual está tergate). Junto a este periodismo tivo, una modalidad fundamen­
dica surge con la aparición de la mediatizada por la mentalidad de la prensa escrita, pasa a pri­ tal es la del reportaje objetivo, a
imprenta, aunque de forma bas­ de unos profesionales al servi­ mer plano otro de gran audien­ través del cual se pretende expli­
tante rudimentaria, a través de cio de ideales políticos, sociales, cia, fundamentalmente informati­ car cómo han sucedido unos he­
las «hojas volanderas» en el si­ religiosos, etc. Una segunda, a vo: el de la radio y la televisión. chos actuales o recientes pero
glo xvi y de las gacetas hebdoma­ partir de los años veinte, en la Las diferentes modalidades de pe­ que, en general, ya no son es­
darias del siglo xvii, así como de que surge en los países anglosa­ riodismo aludidas en esta referen­ trictamente noticia. El modo de
las «gacetas de información ofi­ jones, especialmente en Estados cia histórica se insertan en lo que escritura es tanto la narración
cial» de algunos gobiernos y Unidos, un periodismo esencial­ se viene denominando, entre los como la descripción; el que lo
de los llamados mercurios (de mente informativo que se centra profesionales y docentes de esta escribe es, lógicamente, un re­
Alemania, Francia e Inglaterra), en el relato objetivo de los hechos materia, géneros periodísticos, que portero; y el estilo es más per­
que informaban mensualmente y que exige de sus profesionales son, fundamentalmente tres: sonal, pero esencialmente ob­
sobre actividades comerciales, una mayor competencia y hones­ El periodismo informativo, que en jetivo. Hay diferentes tipos:
cuestiones políticas y culturales. tidad intelectual. Aparte, aparece la actualidad ha sido casi absorbi­ a) reportaje de acción, que es un
En España, hasta 1661 no apare­ una prensa sensacionalista, con do por la radio y la televisión, dada relato vivo y dinámico de los
cen referencias sobre la primera marcado interés económico, en la mayor rapidez con que se pue­ acontecimientos en el que el re­
gaceta oficial del gobierno, que la que se destacan noticias provo­ den transmitir las noticias. En este portero se sitúa como enrolado
en 1697 se edita con el título de cadoras de emociones fuertes por primer nivel de información el ob­ en el devenir de los mismos; el
Gaceta de Madrid y que no llega­ su rareza, «suspense», «morbo» jeto fundamental del mensaje es la modo de escritura es funda­
rá a ser diaria hasta 1785. En sexual, escándalos, corrupción, noticia o relato del hecho en sus mentalmente narrativo; b) re­
1758 se inicia el Diario noticioso, violencia, etc. En una tercera eta­ datos esenciales (el lead), enmar­ portaje de acontecimiento: es
de Nipho, que más tarde se desig­ pa, en torno a los años cincuenta, cado en las circunstancias*’que lo una exposición de los hechos no
na con el título de Diario de Ma­ surgen un periodismo de inter­ hacen explicable (se trata de la res­ en su desarrollo, sino como algo
drid. En 1792 surge el Diario dé pretación o explicación y un pe­ puesta a las consabidas cinco pre­ que ya se da por concluido y que
Barcelona y en 1794 el Diario de riodismo po­ guntas: ¿quién?, ¿qué?, ¿cuándo?, es objeto de una información
PERIODISMO 400 401 PERÍODOS LITERARIOS

ordenada y objetiva; el modo de hechos sobre los que informa camino entre la literatura y el pe­ centrados en personalidades po­
escritura es básicamente des­ pero situándolos en su contexto, riodismo» (Martínez Albertos) y líticas relevantes: el «Siglo de Pe-
criptivo; c) reportaje de segui­ en el que adquieren toda su signi­ cumplen una función de entrete­ ricles» (v a.C.), la «Época de los
miento: se realiza sobre un acon­ ficación. Se ha advertido que este nimiento por medio del humor, la Reyes Católicos» (siglos xv al xvi),
tecimiento que ha constituido periodismo de interpretación fá­ ironía, la agudeza y el desenfado. etc. En los manuales de historia
noticia y cuyo interés exige se­ cilmente puede derivar hacia el Perí o do s literario s. Exprés i ó n de la literatura se opera con el
guir informando sobre él. Otra periodismo de opinión. Sin em­ con la que se alude a una modali­ concepto de siglo (p. e., «literatu­
modalidad del periodismo in­ bargo, es clara la diferencia entre dad de ordenación cronológica ra del siglo xix») y, dentro de
formativo es la entrevista, tam­ una columna interpretativa y un de la historia de la literatura en cada siglo, con el de época: p. e.,
bién llamada «reportaje de ci­ artículo de opinión: la primera se espacios de tiempo determina­ dentro del llamado Siglo de Oro
tas», que consiste en una serie de queda en el campo de la exposi­ dos en los que se enmarcan una se estudia la literatura en la «épo­
preguntas y respuestas entre el ción de los hechos y de las ideas, serie de obras literarias y sus au­ ca de Carlos V», «época de Felipe
periodista y el entrevistado, con basándose en pruebas objetivas, tores respectivos, que, a su vez, II», etc. (J. L. Alborg).
incisos descriptivos y narrativos mientras que el segundo se desa­ pueden incluirse en otras formas Desde el campo de la historia
por parte de aquél, para comple­ rrolla en la línea de la argumenta­ de ordenación (o asociación), de la filosofía y de la cultura
mentar la visión que sobre la ción con razones probatorias de como generaciones, escuelas, mo­ (W. Dilthey, J. Ortega y Gasset),
personalidad o pensamiento del carácter persuasivo y puntos de vimientos, corrientes, etc. La his­ se ha introducido un nuevo con­
entrevistado se desea ofrecer al vista personales, para ayudar al toria de la literatura se ha venido cepto, el de generación, que ha
público. Mención aparte mere­ lector a enjuiciar lo ocurrido, va­ parcelando, inicialmente, en uni­ sido aplicado a la historia litera­
ce la crónica: ha sido definida lorarlo adecuadamente y sacar dades cronológicas derivadas de ria, especialmente en Alemania y
como «una información inter­ sus conclusiones al respecto. En­ la historiografía política y cultu­ en España, donde se han consoli­
pretativa y valorativa de hechos tre los «géneros», a través de los ral. Esto ocurría con la primitiva dado los siguientes marbetes ge­
noticiosos, actuales o actualiza­ cuales se desarrolla el periodismo división de la historia en edades, neracionales: «Generación del
dos, donde se narra algo al pro­ de opinión, figuran el editorial, la que procedía de Petrarca, para 98», «Generación del 14», Gene­
pio tiempo que se juzga lo na­ columna o comentario, el artículo quien el mundo se dividía en tres ración del 27», «Generación del
rrado» (G. Martín Vivaldi); lo de ensayo, el suelto, la crítica, el grandes etapas: Edad Antigua, o 36», etc.
específico de esta modalidad es artículo de costumbres, la carica­ Edad de Oro de la cultura (repre­ La historiografía contemporánea
narrar y describir. Hay dos tipos tura, etc. Sobre todos ellos puede sentada por la historia de Grecia ha introducido el concepto de pe­
de crónica: la de lugar o ambien­ consultarse la entrada correspon­ y Roma), Edad de las Tinieblas ó ríodo literario para ordenar cro­
te (de corresponsales de viajes, diente a * artículo. de los siglos oscuros (que luego nológicamente aquellas obras o
de guerra, etc.) y la de temas Además de los reseñados, hay un se denominará Edad Media) y la autores„YÍnculados entre sí por
(parlamentaria, crónica de suce­ periodismo ameno o literario, que Edad Nueva, caracterizada por el determinadas preferencias de
sos, taurina, deportiva, etc.). goza de una larga tradición en la renacer de las luces y el alumbra­ orden estético, preocupaciones
Relacionado con el periodismo cultura occidental y, en concreto, miento de una cultura moderna, temáticas y por la adhesión a
informativo aparece a mediados en la española. En esta línea de pe- conocida después como Renaci­ ciertas normas o convenciones
del siglo xx lo que en Francia se riodismov«literario» habría que miento. literarias imperantes en una de­
denominó periodismo de explica­ situar ciertos artículos de J. Cam­ A esta división simplificadora terminada época. Así, en el trans­
ción y, en Estados Unidos, perio­ ba, C. González Ruano, F. Um­ sucederá el fraccionamiento en curso del siglo xix se desarrollan
dismo de interpretación (interpre- bral, M. Vicent, M. Vázquez Mon- unidades menores. Aparecen, así, dos períodos perfectamente dife­
tative Reporting): parte de los talbán, etc., que «están a medio los conceptos de siglo y de época, renciados (Romanticismo y rea­
PERIPECIA 402 403 PERSONAJE

lismo) y se sientan las bases de un teoría literaria ha acuñado, o re­ orador trata de resumir, de for­ término griego correspondiente
nuevo período -el modernismo- cogido de otras disciplinas, una ma convincente, los argumentos (prosopon: rostro), utilizado en el
que abarca la última década del serie de términos con los que se esenciales de su intervención y teatro con el significado de «pa­
siglo xix y continúa hasta 1916, ha tratado de delimitar y denomi­ de conmover al auditorio, cau­ pel». Tanto en el teatro como en
año de la muerte de Rubén Darío. nar los períodos más importantes sándole una impresión profunda los relatos narrativos el persona­
Otros conceptos utilizados como de la historia de la literatura: *re- que le empuje a la adhesión final je constituye el eje dinamizador
criterio de periodización son los nacimiento, ^manierismo, *Ba- a su mensaje. Véanse: oratoria sobre el que gira todo el desarro­
de escuela, movimiento, corrien­ rroco, *rococó (términos proce­ y retórica. llo de la acción. La historia del
te, etc. El concepto de escuela res­ dentes de la historia del arte), Perqué. Poema formado por una teatro y de la creación narrativa
ponde a la idea de una agrupación ^neoclasicismo, ^Romanticismo, serie de pareados contrapuestos, presenta una rica variedad de
o asociación artística o literaria * realismo (surgidos en el ámbito precedidos casi siempre de una personajes que se pueden clasifi­
que implica la existencia de maes­ literario, aunque el de «realismo» redondilla o de una quintilla car de acuerdo con los siguientes
tros transmisores de una cultura y se aplicó desde un principio tanto cuya rima final se repite en el pri­ criterios:
unos ideales estéticos y de unos a la pintura como a la literatura), mer pareado. Los pareados están a) Por su configuración y grado
discípulos que comparten esos ^modernismo (de procedencia enlazados entre sí por la rima que de individualidad, los personajes
ideales; p. e., los trovadores pro- eclesiástica: el «modernismo» teo­ queda en suspenso al final de pueden ser: 1) estereotipos, cuan­
venzales, los escritores del Mester lógico), vanguardias (término cada uno de ellos, para ser com­ do responden a un retrato prefi­
de Clerecía, etc. Se entiende por de origen político-militar), etc. pletado en el primer verso del si­ jado y reiterativo, p. e., el miles
movimiento una agrupación de Véanse: clasificación litera­ guiente. Véase como ejemplo el gloriosus (soldado fanfarrón) de
escritores o artistas que compar­ ria, GENERACIÓN y MOVIMIENTO primer perqué del que se tiene la comedia latina, que llega hasta
ten unos ideales estéticos y que, LITERARIO. noticia, escrito probablemente a el Centurio de La Celestina; 2) ti­
de alguna forma, están compro­ Peripecia. Del griego peripeteia finales del siglo xiv: pos, que consisten en un conjun­
metidos con el desarrollo y pro­ (cambio inesperado, suceso im­ to de rasgos psicológicos y mora­
pagación de los principios anima­ previsto), término con el que se «Pues no quiero andar en corte les peculiares de un modelo ya
dores de esa tendencia estética, de designaba en la tragedia clásica el nin lo tengo por deseo, configurado por la tradición pero
su desenvolvimiento y propaga­ momento en que la trayectoria quiero fer un devaneo que carecen de la reiteración
ción. Otro concepto importante existencial del héroe tomaba un con que haya algún deporte mecánica y superficialidad del
es el de corriente, noción que se derrotero imprevisto. Aristóteles y qualque consolación: estereotipo, p. e., el avaro o el mi­
halla vinculada a la de período, en lo situaba en el paso de una situa­ ¿Por qué en el lugar de Arcos sántropo, de Moliere; 3) perso­
el sentido de línea de pensamien­ ción de felicidad a la de desgracia o no usan de confesión? najes-tipo, cuyo ejemplo se en­
to que procede de una etapa ante­ viceversa. Utilizado en plural, el ¿Por qué la disputación cuentra en las figuras del teatro
rior y que fluye durante el nuevo término peripecias no alude al mo­ faze pro a las devegadas? nacional del Siglo de Oro (el * ga­
período, subyacente o superpues­ mento decisivo de una acción, sino ¿Por qué malas peñoladas lán, la Mama, el ^gracioso, la cria­
ta. Un ejemplo sería la perviven- a la serie de percances o aventuras fazen falsos los notarios? [...]». da, el caballero y el rey), fuerte­
cia de una corriente popularista, por las que pasan los personajes en mente individualizadas y desig­
que se manifiesta ya en la Edad el desarrollo de la trama. (D. Hurtado de Mendoza) nadas con un nombre propio,
Media y continúa durante el Re­ Perlocutivo. Véase actos de p. e., Pedro Crespo, el villano y
nacimiento, Barroco, etc., a través HABLA. Personaje. Término derivado «caballero» defensor del honor
de los romances y otras formas Peroración. Es la parte conclu­ del latín (persona: máscara), que, de su hija en El alcalde de Zala­
de poesía popular. Finalmente, la siva de un discurso en la que el a su vez, recoge el significado del mea, de Calderón; 4) personajes
PERSONIFICACIÓN 404 PICARESCA
405

individuales, cuyos modelos emi­ siones, como compacta muche­ países de Europa, como Francia Garcilaso de la Vega, F. de Herre­
nentes podrían ser Celestina, dumbre (lafoule), como pueblo (los poetas de La Pléyade y, en ra, Fray Luis de León, Góngora,
don Quijote, Hamlet o madame (Le peuple des mineurs), como un menor medida, P. Ronsard, reci­ Quevedo, etc.) no va a ser en el
Bovary. solo hombre. ben la influencia de Petrarca), plano temático (gran parte de los
h) Por su gradación jerárquica f) Por las funciones desarrolladas Inglaterra (T. Wyatt, H. H. Su- motivos de la poética petrarquis­
en el desarrollo de la acción, los en la narración y acción de la obra: rrey, etc.) y España, donde se de­ ta eran comunes a la de los can­
personajes pueden ser principa­ un personaje puede ser protago­ sarrollará intensamente en los si­ cioneros) sino en el nivel de la
les (el ^protagonista) o secunda­ nista narrador (Lázaro de Tor­ glos xvr y xvn. Aunque en el expresión formal: renovación mé­
rios, que, en la tragedia griega, se mes), narrador testigo (el mismo siglo xv surgen imitadores (p. e. trica, sobre todo en la perfección
designaban como *deuterago- Lázaro, p. e., toma una posición de Tebaldeo en Italia) y poetas que de los sonetos y canciones y en el
nistas (segundo papel), trita- observador en el tratado V, como reciben su influencia (J. de Mena, manejo magistral del endecasíla­
gonistas (tercero), etc. Al opo­ testigo de los engaños del buldero) el marqués de Santillana y Au- bo, y en la elaboración discipli­
nente del héroe se le denominaba o portavoz de la mentalidad y pro­ sias March en España), el ver­ nada de la lengua poética, tan­
^antagonista. blemática del autor (p. e., el prota­ dadero' redescubrimiento de la to en los recursos literarios como
c) Por su génesis y desarrollo, los gonista y la narradora de San obra de Petrarca se realiza en el en la selección del léxico, en bus­
personajes pueden considerarse Manuel Bueno, mártir, de M. de siglo xvi, gracias a los escritos de ca de una sencillez elegante, con
como seres prefijados y estáticos Unamuno), etc. P. Bembo, que, en su Prosse delta el consiguiente rechazo de la afec­
(p. e., Amadís de Gaula, que per­ Personificación. Atribución volgar lingua (1525), le presenta tación y la vulgaridad.
manece inalterable al paso del de cualidades o comportamien­ como modelo de la lengua poéti­ Picaresca. Nombre con el que
tiempo) o en proceso de evolu­ tos humanos a seres inanimados ca, que él estudia técnicamente se designa un tipo de novela que
ción: p. e., la figura de Lázaro de o abstractos, como ocurre en las en un comentario al Canzoniere. surge en España a mediados del
Tormes, el picaro cínico al servi­ fábulas, cuentos maravillosos y El mismo Bembo ofrece en sus siglo xvi con el Lazarillo de Tor­
cio del arcipreste de San Salva­ alegorías. En los autos sacramen­ Rime (1530) una muestra de su mes (1554), se constituye como
dor, es radicalmente distinta del tales aparecen ejemplos de per­ capacidad creadora en la imita­ nuevo subgénero narrativo en el
niño ingenuo que recibe el ciego: sonificación alegórica: la culpa, ción del estilo de Petrarca. A par­ Guzmán de Alfarache (1.a parte,
las sucesivas desventuras y la la sabiduría, la gracia, etc. Tam­ tir de estos escritos se produce 1599,11.a, 1604), de M. Alemán,
compañía corruptora de sus dis­ bién se aplica el término al hecho en Italia y en el resto de Europa yse consolida con la Vida del Bus­
tintos amos han ido moldeando de representar una cualidad, vir­ un renacimiento de la poética cón llamado Pablos (1604, publi­
su personalidad. tud o vicio a partir de determina­ petrarquista, que se va a conver­ cada en 1626), de Quevedo, y La
d) Por su grado de complejidad, dos rasgos de una personalidad tir en arquetipo de la perfección picara Justina (1605), de F. López
los personajes pueden ser «pla­ que se convierte en prototipo: formal y de la nueva sensibilidad de Úbeda. Los rasgos esencia­
nos», si son de una gran simplici­ así, p. e., el Don Juan es la perso­ poética renacentista. Entre los re­ les de la novela picaresca, esboza­
dad, o «redondos», si suponen un nificación del seductor. Véase: presentantes de este movimiento dos en el Lazarillo y confirmados
mayor grado de complejidad, am­ PROSOPOPEYA. italiano figuran B. Tasso, V. Co- en el Guzmán de Alfarache, son:
bigüedad y riqueza psicológicas. Perspectiva. Véase punto de lonna, L. Tansillo y, sobre todo, - Es un relato autobiográfico: las
e) Por su unidad o pluralidad, el VISTA. ■ ■ J. Sannazaro, cuyas obras influi­ novelas mencionadas están escri­
personaje puede ser individual o Perspicuidad. Véase ornato. rán directamente en Garcilaso de tas en primera persona y en for­
colectivo. Modelo de este último Petrarquismo. Movimiento li­ la Vega, J. de Montemayor, etc. ma de carta: «Pues sepa Vuestra
es «la mina» en Germinal, de Zola, terario surgido en Italia en el si­ En España la influencia mayor de Merced, ante todas cosas, que a
donde los mineros actúan, en oca­ glo xv que se extiende a otros Petrarca (evidente en Boscán, mí llaman Lázaro de Tormes».
PICTO GRAMA 406 407 PLAGIO

- Es un relato articulado de las obras mencionadas, surgen otras verso o parte de un verso. En ese Pieforzado es el tipo de verso que
experiencias personales vividas que se han relacionado con dicho sentido se habla de «pie de roman­ se produce cuando a un poeta le
por el protagonista en los diver­ subgénero: el Guzmán deAlfara- ces», «pie cortado», «pie quebra­ han impuesto las palabras finales
sos episodios de servicio a distin­ che, apócrifo (1602), del plagia­ do» y «pie forzado». Se denomina de los versos de una composi­
tos amos. En el Lazarillo, el autor rio M. Lujan de Sayavedra, el pie de romance al verso formado ción, p. e., un soneto compuesto
anónimo recoge anécdotas y fa- Guitón Honofre (1604), de Gre­ por dos hemistiquios, p. e.: por Sor Juana Inés de la Cruz, del
cecias procedentes del folclore y gorio González, La hija de Celes­ que extractamos el primer cuar­
de la tradición literaria, articu­ tina (1612), de A. J. de Salas Bar- «Otro día de mañana / cartas de teto:
lándolas en la biografía del pro­ badillo, la Vida del escudero [fuera le traen;
tagonista, cuya personalidad se Marcos de Obregón (1618), de Vi­ tintas venían de dentro, / de fue- «Inés, cuando te riñen por bella-
va transformando a golpes de la cente Espinel, etc. [ra escritas con sangre, [í'íl,
adversa fortuna y del ejemplo co­ Pictograma. Véase cómic. que su Roldán era muerto / en la para disculpas no te falta nc/ui-
rruptor de sus amos hasta con­ Pie. Es un término con varios sig­ [cazade Roncesvalles» [...]». [qt/e
vertirse en un ser desengañado, nificados. En primer lugar, desíg­ porque dices que traque y que
(Romance de DoñdAlda) [barraque;
cínico e insensible: el picaro. nalas distintas unidades métricas
- Es un relato retrospectivo, en el de que se compone el verso latino Los versos llamados de pie cor­ con que sabes muy bien tapar la
que se da «entera noticia» (Laza­ o griego, que constan de un nú­ tado, o de cabo roto, constituyen [caca [...]»,
rillo) de la vida del personaje des­ mero prefijado de sílabas largas y un experimento lúdico utilizado Pieza. Término con el que se
de la infancia hasta el momento breves. Así, existe el pie trocaico por algunos poetas del siglo xvii, designa normalmente (también
en que se efectúa la narración. El (dos sílabas: larga-breve), yám­ p. e., Cervantes en la 1.a parte del se habla de «pieza musical») una
narrador escribe desde el presen­ bico (breve-larga), dactilico (tres Quijote: obra dramática en un acto. La ac­
te de picaro adulto sobre su pasa­ sílabas: larga-breve-breve)., ana­ «De un noble hidalgo manche- ción gira en torno a un episodio
do: genealogía deshonrosa, servi­ péstico (breve-breve-larga), an- contaras las aventu-, básico, ambientado por medio de
cio a diversos amos, estado actual fibráquico (breve-larga-breve). a quien ociosas letu-, breves referencias al contexto en
desde el que se escribe el relato. Andrés Bello ha tratado de ejem­ trastornáronla cabe- [...]». que se desarrolla, generalmente
- Es un relato explicativo, en el plificar la posible correspondencia con un ritmo rápido.
que los diferentes sucesos y epi­ de ese ritmo métrico latino con el Los versos de pie quebrado son los
Plagio. Término de origen grie­
sodios están concebidos y subor­ español, reemplazando las sílabas que, en una composición, apare­
go (plagios: falso) con el que se
dinados a un proyecto final: mos­ largas latinas por las tónicas caste­ cen combinados con otros versos
designa la acción de «copiar en lo
trar el estado de deshonor en el llanas en los siguientes versos: tro­ cuya medida silábica es, general­
sustancial obras ajenas, dándolas
que vive el personaje al terminar caico («Díme - pues, pas-tor ga­ mente, el doble, p. e. los tetrasí­
como propias» (DRAE). El con­
la narración. Dicho estado es rrido»), yámbico («¿Adón-de vas - labos que combinan con octosíla­
cepto de plagio, aplicado a las
fruto de la mencionada genealo­ perdí -da?»), dactilico («Suban al - bos en las Coplas de J. Manrique a
obras artísticas y literarias, que
gía, que ha determinado la per­ cerco de 0-límpo na-ciente»), la muerte de su padre:
en la sociedad actual es conside­
sonalidad desde su nacimiento, y anapéstico («De sus hi-jos la tor­ «Nuestras vidas son los ríos rado como un delito que atenta
de unas circunstancias sociales pe abutnr-da») y anfibráquico que van a dar en la mar, contra el derecho de propiedad
que él satiriza con cinismo des­ («Con crines - tendidas - andnr los que es el morir; intelectual (el copyright), es relati­
vergonzado. - cometas»). allí van los señoríos vamente moderno. En la Edad
Constituido y consolidado el El segundo significado que se derechos a se acabar - Media no parece que hubiera una
subgénero picaresco con las atribuye al término «pie» es el de e consumir [...]». conciencia de este derecho, como
PLANTEAMIENTO O EXPOSICION 408 409 POEMA DRAMÁTICO

tampoco un concepto riguroso Planto. Término de origen lati­ el lenguaje poético aparece mol­ p. e., la canción, la égloga, la ele­
ele autoría; de allí el carácter no (planctus: llanto) con el que se deado y sujeto a las leyes del ritmo gía, etc. Así, la Canción I de Gar-
abierto de algunos textos, como designa un poema elegiaco en el métrico y de la rima. En este sen­ cilaso consta de cinco estancias, la
el de Juan Ruiz, que no tiene in­ que se lamenta la muerte de una tido, el estudio del poema consti­ segunda y tercera de seis, etc.
conveniente, a la manera jugla­ persona (pariente, amigo, pro­ tuye el campo específico de una Para la clasificación de composi­
resca, en que «Qualquier omne tector, etc.) o la desgracia sufrida ciencia, la métrica, que trata de ciones de verso libre en la poesía
quel oya, si bien trobar sopiere, / por una comunidad: una ciudad inventariar, clasificar y analizar contemporánea, F. López Estra­
más á y añadir e emendar, si qui­ destruida por la guerra o asolada los distintos tipos de poema que da habla de poema simple y poe­
siere» (e. 1629). En la historia li­ por la peste, etc. Un ejemplo de han aparecido en la tradición lite­ ma complejo. El poema simple
teraria se han producido algu­ este tipo de poemas sería el Planto raria de una determinada lengua. sería el compuesto por una serie
nos casos que la comunidad denostando y maldiciendo la muer­ Una primera clasificación es la ininterrumpida de versos, mien­
literaria ha juzgado como claros te de Trotaconventos, que aparece que diferencia los poemas en es­ tras que el complejo estaría for­
ejemplos de plagio, p. e., en el Si­ en el Libro de Buen Amor, de Juan tróficos y no estróficos. Estos últi­ mado por conjuntos de versos
glo de Oro, el Quijote (1614) de Ruiz. mos sori aquellas composiciones separados (un conjunto de otro)
A. Fernández de Avellaneda, y la Playera. Véase seguidilla. poéticas que no están configura­ por un espacio en limpio o seña­
Segunda parte del Guzmdn de Pleonasmo. Término de origen das o no pueden dividirse en es­ lados por un número. Véanse:
Alfarache (1602), deM. Luján de griego (pleonasmos: redundan­ trofas. El primer ejemplo lo dan POEMA DRAMÁTICO, POEMA EN
Sayavedra. cia) con el que se designa una fi­ los cantares de gesta, constituidos PROSA, POESÍA y POÉTICA.
Planteamiento o exposición. gura retórica que consiste en la por largas tiradas de versos que Poema dramático. En el teatro
Términos con los que se alude a utilización (o repetición) de pa­ riman en asonante. Entre los poe­ griego, al texto que servía para
los datos informativos que, en labras innecesarias para la com­ mas estróficos los hay monoestró- la representación escénica se lo
una obra de teatro, proporciona prensión del mensaje, pero que, ficos o poliestróficos. Los primeros consideraba como «poesía dra­
el dramaturgo a los espectadores en un determinado contexto, pue­ están formados por una sola estro­ mática», uno de los tres géneros
sobre los antecedentes de la ac­ den aportar un valor expresivo y fa. Los poliestróficos se pueden enunciados en la poética clásica.
ción que se está representando. estético: «... y vano cuanto piensa subdividir según el número de es­ Pero en ese texto estaban presen­
Normalmente, esta información el pensamiento» (Lope de Vega). trofas y según \a forma en que és­ tes, a la vez, lo épico (en algunos
viene dada en los inicios de la Cuando dicha redundancia es tas se presentan. Atendiendo al de los relatos de los personajes) y
obra a través de los diálogos de fruto de un uso inadecuado e in­ número de estrofas, un poema lo lírico (en los himnos y cantos
los personajes, que comunican correcto del lenguaje, se produce puede ser limitado o cerrado e ili­ del coro), convertidos en drama
su identidad o relatan su pasado una forma viciosa de esa figura, mitado o abierto. El poema po- a través de la acción y el diálogo
y las circunstancias que les han que, en ese caso, se denomina liestrófico cerrado es aquel que de los personajes. En la literatura
conducido a la situación presen­ tautología (de to auto logas: decir tiene ya prefijado en su estructura francesa de los siglos xvn yxvm
te. Con ello, la exposición entra a lo mismo). métrica el número de estrofas de se habla de «poesía dramática»,
formar parte del desarrollo de la Pliegos de cordel. Véanse po­ que consta: p. e., un soneto está for­ entendiendo por tal el texto poé­
acción misma. En algunos dra­ pular (literatura) y ROMAN­ mado por dos cuartetos y dos ter­ tico de una obra teatral, como
mas, donde la intriga es menos CERO. cetos (el soneto con estrambote entidad autónoma, cuyo valor
relevante, las informaciones ex­ Poema. Obra de arte del lengua­ sería una excepción). Poema po- dependía de la calidad estricta­
positivas van apareciendo de je en verso o en prosa. En la actua­ liestrófico abierto o ilimitado es el mente literaria (métrica, figuras,
forma dispersa a lo largo de la lidad, se alude con dicho término que admite en su composición perfección estilística) al margen
obra. a toda creación literaria en la que una serie indefinida de estrofas, de su posible escenificación. Ésta
POEMA EN PROSA 410 411 POESÍA

se juzgaba casi como innecesaria. la palabra «poética», un mundo cede su voz a los personajes (epo­ poesía responde a una profunda
Hoy se considera que la puesta de ficción enmarcado en los do­ peya), aquel en el que únicamente aspiración estética del ser huma­
en escena del texto es un requisi­ minios de la fantasía y del arte. interviene la voz del poeta (diti­ no, que anhela el encuentro con
to imprescindible para que una Desde la cultura grecolatina, poe­ rambo) y la representación dra­ una suprema belleza y un paraíso
obra adquiera todo su sentido y tas y estudiosos de teoría literaria mática (tragedia y comedia). En vislumbrado a través del arte.
valor de drama (acción). han tratado de definir el concep­ esta teoría aristotélica se encuen­ Para otros, la poesía es una mo­
Poema en prosa. Expresión uti­ to de poesía y de explicar su ori­ tran ya enunciadas las tres formas dalidad especial de conocimiento,
lizada por Baudelaire en el título gen, propiedades y funciones, así o tipos de poesía que constituyen o de «revelación» de realidades
de uno de sus libros (Pequeños como las peculiaridades del len­ la tríada genérica (épica, lírica y misteriosas e inefables: en este
poemas en prosa, 1869) para refe­ guaje poético. Platón, en Apología dramática), recogida en la poética aspecto, Rimbaud la entiende
rirse a una modalidad de expre­ de Sócrates, se refiere a la inspira­ horaciana, transmitida por Dió- como una visión de lo «desco­
sión literaria en la que se elabora ción como fuente de creación poé­ medes a las Artes Poeticae medie­ nocido», de lo «inaudito», de lo
una prosa que, libre de las exi­ tica, surgida de la aptitud innata vales y definitivamente sistemati­ «inefable». Otros poetas (J. R. Ji­
gencias del metro y de la rima, del autor y de la presencia, en él, zada en la poética clasicista del ménez, Borges, Huidobro, etc.)
comporta un grado tal de musi­ de un poder divino. Sin embargo, Renacimiento, que pervive, en lo insisten en el concepto de poesía
calidad y de belleza artística que en el Timeo, la inspiración apare­ esencial, hasta el neoclasicismo. como acto creador: la. palabra
puede adaptarse a «la expresión ce contrapesada por el concepto A partir del Romanticismo se poética es capaz de crear la «cosa
de los mandamientos líricos del de mimesis, según el cual los poe­ inicia una revisión del concepto misma» al nombrarla. La poesía
espíritu». Este tipo de poema en tas son considerados más bien de poesía como «mimesis» y una es concebida por otros escritores
prosa había sido ensayado ante­ como artistas que crean tratando reflexión sobre la experiencia y como una forma de comunica­
riormente por A. Bertrand en de representar un objeto o de imi­ proceso de creación poética, las ción de realidades insondables
Gaspar de la Nuit (1842), obra tar un modelo. Sobre este concep­ funciones de la poesía, los temas del mundo de la conciencia: p. e.,
en la que aparece un lenguaje rít­ to de la mimesis, realiza Aristóte­ que pueden ser objeto de trata­ para A. Machado, la poesía tiene
mico y recursos poéticos adapta­ les un estudio sistemático en miento poético, etc. En esta refle­ por objeto expresar «hondos es­
dos a la prosa que influirán en torno al origen, objeto, medios, xión participan simultáneamente tados de conciencia».
Baudelaire, Rimbaud, O. Wilde, modos y tipos de realización de la poetas (E. A. Poe, G. A. Bécquer, Un aspecto abordado por varios
T. S. Eliot y otros poetas simbo­ poesía. En cuanto a su origen, la Ch. Baudelaire, P. Valéry, Juan poetas es el de las relaciones entre
listas y surrealistas posteriores. poesía habría surgido de la ten­ Ramón Jiménez, etc.), póétas- inspiración e inteligencia o razón,
Por lo que respecta a la literatura dencia innata del hombre a la imi­ críticos (T. S. Eliot, P. Salinas, y su influjo respectivo en el acto
española, se advierten signos de tación y del goce que siente al rea­ J. Guillén, D. Alonso, etc.), filóso­ creador. G. A. Bécquer postula
esta elaboración poética de la lizarla o contemplarla. El objeto fos (G. W. F. Hegel, F. Nietzsche, una conjunción armónica entre
prosa en G. A. Bécquer (Leyen­ de la imitación poética son las ac­ J. Ortega y Gasset, J. Maritain, ambas, a las que describe como
das), R. Darío (Azul), Valle-In- ciones de los hombres, y los me­ etc.) y teóricos de la literatura «embriaguez divina / del genio
clán (Jardín umbrío), J. R. Jimé­ dios para expresarlas, el ritmo, el (L. Spitzer, R. Jakobson, M. Rif- creador» (inspiración) y «armo­
nez (Platero yyo), G. Miró, etc. canto y el metro, utilizados de di­ faterre, R. L. Levin, etc.). nioso ritmo / que con cadencia y
Poesía. Término de origen grie­ ferentes maneras según los diver­ En torno al concepto de poesía, número / las fugitivas notas en­
go (poiesis: creación) con el que sos tipos de poesía. En cuanto a diversos escritores manifiestan cierra en el compás» (razón). Para
se alude a uno de los rasgos esen­ los modos de imitación, se alude a su opinión a partir de su propia Baudelaire, la inspiración es un
ciales del fenómeno literario; la tres tipos: el relato en el que, alter­ experiencia poética. Para unos «estado excepcional del espíritu
capacidad de «crear», mediante nativamente, habla el poeta o bien (Poe, Baudelaire, R. Darío) la y de los sentidos», una «verdade­
POESÍA ANACREÓNTICA 412 413 POÉTICA

ra gracia, como espejo mágico en guaje poético en relación con la dades prácticas, moralidades, sen­ laya (Las cartas boca arriba, 1951;
el que el hombre es invitado a lengua común, aspecto que pue­ timientos vulgares, sino también Cantos iberos, 1955, etc.) y B. de
verse bellamente». de consultarse en *lengua lite­ la embriaguez del corazón y has­ Otero (Pido la paz y la palabra,
En cuanto a las funciones desem­ raria. Véanse: épica, géneros ta las mismas cosas» (G. Sieben- 1955; En castellano, 1960; Que
peñadas por la poesía en el trans­ LITERARIOS, LÍRICA, LITERATURA, mann). Este tipo de creación trata de España, 1964; etc.) las
curso de la historia, T. S. Eliot POEMA, POEMA EN PROSA y VERSO. poética se desarrolla en el ámbito que, especialmente, desarrollan
recuerda, en primer lugar, la fun­ Poesía anacreóntica. Véase del intelecto, de la fantasía y de la los temas y caracteres estéticos
ción mágica que cumplía en las ANACREÓNTICA. sugestión verbal. peculiares de esta poesía social,
sociedades primitivas. Una se­ Poesía bucólica. Véase bucó­ El concepto de poesía pura ha conocida también con los califi­
gunda función es la de transmi­ lica. sido aplicado también a una co­ cativos de «comprometida», «tes­
sión de información y de conoci­ Poesía cancioneril. Véase rriente vanguardista, el Crea­ timonial», etc. Véanse: antipoe-
mientos: p. e., en el Romancero CANCIONERO. cionismo, en la que la noción de MA y COMPROMISO.
español, determinados poemas Poesía cortés. Véase cortés. pureza sería sinónima de auto­ Poesía trovadoresca. Véanse
realizan directa o indirectamente Poesía dramática. Véanse dra­ nomía frehte a la realidad y de cansó, cortés, partimen, pas­
un cometido noticiero. Otro co­ ma y POEMA DRAMÁTICO. capacidad de crear mundos poé­ torela, sirventés, tensón y
metido es el de la expresión de Poesía elegiaca. Véase elegía. ticos, al margen del mundo real. TROVADOR.
sentimientos y valores, tanto in­ Poesía épica. Véanse cantar Otro concepto de poesía pura es Poesía visual. Véanse cali-
dividuales como colectivos. Eliot DE GESTA, ÉPICA, EPOPEYA y MES- el que se deriva de su oposición a grama y METAGRAFO.
destaca, en este aspecto, la im­ TER DE JUGLARÍA. la conocida como poesía «impu­ Poética. Término de origen
portancia de que «todo pueblo Poesía experimental. Véase ra», humanizada, comprometida griego (poietike: creación) con el
tenga su propia poesía» como ANTIPOEMA. y social, que encuentra en P. Ne- que Aristóteles tituló una obra
manifestación consciente de sus Poesía gauchesca. Véase gau­ ruda su más firme valedor. Véan­ suya, que es el punto de partida
sentimientos más profundos. Fi­ chesca. se: COMPROMISO, CREACIONIS­ de una disciplina cuyo objeto es
nalmente, no hay que olvidar Poesía goliardesca. Véase go­ MO y poesía social. la elaboración de un sistema de
otra función de la poesía: «dar liardos. Poesía satírica. Véase sátira. principios, conceptos generales,
placer». Sobre esta y otras fun­ Poesía lírica. Véase lírica. Poesía social. Expresión con la modelos y metalenguaje científi­
ciones (catarsis y liberación, eva­ Poesía mística. Véase mística. que se designa la producción de co para describir, clasificar y
sión, compromiso, etc.), véase Poesía oral. Véase oral (lite­ un grupo de poetas (G. Celaya, analizar las obras de arte verbal.
Literatura. ratura). B. de Otero, etc.) que, en los años Efectivamente, en la Poética de
Otro punto tratado por poetas y Poesía provenzal. Véase cor­ cincuenta del siglo xx, encarnan Aristóteles aparecen ya anali­
críticos es si hay teínas específi­ tés. una tendencia literaria marcada zadas, o al menos esbozadas,
camente poéticos y, por tanto, li­ Poesía,pura. Expresión utili­ por el compromiso político y so­ algunas de las cuestiones más
mitados o si, por el contrario, zada por diferentes poetas y crí­ cial derivado de «su sentido éti­ importantes que constituyen el
cualquier realidad o asunto pue­ ticos para referirse a un tipo co, su afán de justicia, su solidari­ programa de dicha materia: con­
de ser objeto de un tratamiento de poesía «químicamente pura» dad con el oprimido, su clamor cepto de poesía y lengua poética;
poético. (P. Valéry), «desnuda» de artifi­ contra el opresor» (J. Hierro). noción, naturaleza, objeto y mo­
Finalmente, un tema estudiado, cios retóricos (J. R. Jiménez), Aunque estos rasgos aparecen en dos de la mimesis poética; con­
sobre todo por lingüistas e inves­ «esencial», libre de «estorbos», otros poetas coetáneos (V. Cré- cepto y criterios de diferencia­
tigadores de la teoría literaria, es entendiendo por tales «no sólo mer, E. de Nora, el mismo J. Hie­ ción de los géneros literarios;
el de las peculiaridades del len­ anécdotas, fines monitorios, ver­ rro, etc.), son las obras de G. Ce- definición, estructura y función
POLIFONÍA 414 415 POPULAR (LITERATURA)

de determinadas realizaciones ratura, CRÍTICA LITERARIA, signo-significación) utilizado ini­ que se denomina una figura lite­
genéricas como la tragedia, co­ GÉNEROS LITERARIOS, LENGUA cialmente por M. Bréal para de­ raria caracterizada por la recu­
media, epopeya, etc. Dicha disci­ LITERARIA, NEORRETÓRICA, RE­ signar una palabra que puede rrencia de nexos coordinantes a lo
plina, en el transcurso de la his­ TÓRICA y TEORÍA DE LA LITERA­ tener dos o más significados"dife- largo de un texto para unir pala­
toria, ha sido conocida con otras TURA. rentes. Así, la palabra «escudo» bras, sintagmas o proposiciones,
denominaciones: Arte poética Polifonía. Véase dialogismo. puede significar: arma defensiva, en marcado contraste con el pro­
(Horacio), Poetria (J. de Garlan- Polimetría. Es la variedad mé­ diversos tipos de moneda antigua cedimiento habitual de vincular
de, en cuya obra se sistematizan trica que se produce cuando (de oro y plata), etc., y, en sentido únicamente los dos últimos ele­
las Artes Poeticae medievales), coexisten diversos tipos de ver­ figurado, amparo y protección. La mentos de dichas unidades o
Preceptiva literaria (título de sos y estrofas en un poema. Mo­ polisemia es un rasgo característi­ conjuntos. Utilizado intenciona­
ciertos manuales del siglo xix y delos de polimetría, por sus dife­ co del habla humana, y un ins­ damente como recurso estilístico,
comienzos del xx en los que se rentes estrofas, son el * zéjel, el trumento capital en la creación el polisíndeton confiere al texto
impartían nociones y normas re­ ^villancico, la *glosa o el *soneto. del lenguaje literario. En este sen­ una sensación de lentitud, inten­
tóricas y estilísticas recogidas de Polipote. Véase poliptoton. tido, debe relacionarse el término sidad de expresión y, en algunos
los preceptistas clásicos), etc. En Poliptoton. Término griego (po- «polisemia» con los de «ambigüe­ casos, de solemne gravedad:
la actualidad, esta diversa no­ lyptoton: de muchos casos) con el dad», «plurisignificación», «poli­
menclatura ha dado paso a una que se designa una figura retóri­ fonía», «connotación», etc., utili­ «Esto cantó el pastor y, suspirando,
más precisa denominación y cla­ ca consistente en la reiteración de zados por lingüistas y estudiosos calló con gran gemido.
sificación de la materia, partien­ una palabra en diversas formas y de la literatura para caracterizar el El prado y valle y gruta y ríoyfuen-
do del concepto general de cien­ funciones gramaticales dentro de lenguaje poético. Véanse: ambi­ [te
cia de la literatura, entendida un enunciado o en enunciados güedad, connotación, deno­ responden a su canto entristecido
como fundamentación teórica vinculados entre sí. Coincide con tación y sinonimia. con acento doliente,
de los estudios literarios en su la paronomasia en que ambos Polisílabo. Se dice del verso que de Galatea el nombre resonando...».
conjunto, disciplina que abar­ producen cambios morfológicos consta de más de una sílaba. En
realidad, todos los versos son ne­ (Ede Herrera)
ca cuatro ramas: la *teoría de en las palabras, pero se diferencia
la literatura, la crítica literaria, la de ella en que el significado de cesariamente polisílabos: es impo­
>hLstoria de la literatura y la ''li­ dichas palabras permanece inva­ sible un verso monosílabo, puesto Popular (literatura). Es la que
teratura comparada. Es, precisa­ riable («pobre» - «pobrecita»), por que su única sílaba habría de ser tiene como destinatario directo al
mente, la primera de estas cuatro más que cambie su forma o su necesariamente aguda u oxítona, y pueblo. Esta literatura, histórica­
ramas, la teoría de la literatura, función sintáctica, mientras que equivaldría a dos silabas métricas. mente, ha sido transmitida tanto
la que, recogiendo el conteni­ en la paronomasia puede alterarse Sobre los diferentes tipos de po­ en forma oral (la poesía épica pri­
do de la antigua poética, consti­ («puso» - «piso»). Ejemplo: lisílabos (^bisílabo, *trisñabo, te­ mitiva, los romances, los cuentos
tuye una teoría sistemática sobre trasílabo, ^pentasílabo, *hexasí- y relatos folclóricos, etc.) como
los conceptos generales (lengua «Velador que el castillo velas, labo, *heptasílabo, ^octosílabo, escrita. Desde la invención de la
poética, literariedad, géneros li­ vélate bien y mira por ti». ^eneasílabo, ^decasílabo, Ende­ imprenta hay constancia de una
terarios, verso, prosa, etc.), ter­ casílabo, ^alejandrino, etc.) pue­ forma peculiar de transmisión de
(Lope de Vega)
minología (metalenguaje) y mo­ den consultarse las correspon­ este tipo de literatura a través de
delos con los cuales han de ser Véase: paronomasia. dientes entradas del Diccionario. los denominados «pliegos suel­
estudiados los textos literarios. Polisemia. Término de origen Polisíndeton. Término griego tos»: cuadernillos de pocas hojas
Véanse: ciencia de la lite­ griego (poly: numeroso, y sema, (poZy-5Íní/eton; muy atado) con el en los que se propagan textos lite-
POPULARISMO 416 417 PRAGMÁTICA

parios o paraliterarios destinados ración y acogida de lo popular en recuperar los logros estéticos de Ejercicio del juego en su sentido
a un público de escasos medios los escritores cultos. Así, Juan las vanguardias europeas de pre­ del humor y de la ironía, dentro de
económicos y culturales. Hay Ruiz en sus cantigas de serrana o guerra y, en concreto, del surrea­ su dramatismo existencial, emer­
constancia de que, p. e., el roman­ en las trovas cazurras, el marqués lismo, del que recibe su idea de gente en la sensación de soledad y
cero viejo, en su casi totalidad, de Santillana en sus serranillas, considerar el subconsciente como de angustia ante lo absurdo de lo
fue transmitido en pliegos sueltos Juan*del Encina, Gil Vicente, Lope cantera de donde se extrae «la cotidiano. Actitud lúdica que le
o de cordel. Una forma de litera­ de Vega, Tirso de Molina, etc., en materia en bruto de toda creación permite una gran libertad de crea­
tura popular muy en boga en el sus obras dramáticas (al insertar pura». La imaginación poética, ción, tanto desde el punto de vista
siglo xix es la novela por entregas canciones populares anónimas o exaltada sincrónicamente por los temático como formal: imágenes
y de ^folletín, cuyo público lector crearlas a imitación de aquéllas), resortes del inconsciente y los ele­ inusitadas, condensaciones, au­
será tenido en cuenta por escrito­ etc. En el siglo xix este acerca­ mentos sensoriales procedentes sencia de puntuación, etc.
res como B. Pérez Galdós, V. Blas­ miento a lo popular se manifiesta del mundo exterior, es la que pro­ Pragmática. Término de origen
co Ibáñez, P. Baroja, etc., que in­ en los cuadros y escenas costum­ porciona la sensación de belleza, griego (pragmatike: acción) con el
tentan captar su atención hacia bristas, así como en la novela rea­ objetivo primordial del arte y de que se designa una disciplina filo­
una literatura de mayor calidad lista y en el teatro (especialmente la poesía. En la obra poética de sófica y lingüística que tiene por
estética en la que dicho público los sainetes), obras en las que sus Ory se advierten la influencia de objeto el estudio de los signos en
podría encontrar respuesta a sus autores tratan de captar y repro­ A. Bretón, de T. Tzara y A. Artaud, relación con sus intérpretes o
apetencias de fantasía, acción y ducir miméticamente los diferen­ y ciertas coincidencias con la acti­ usuarios y del lenguaje como ac­
aventura. tes registros y formas de expre­ tud filosófica y existencial de F. ción comunicativa o «acto de ha­
En el siglo xx, con el avance de las sión del habla y de la cultura Nietzsche: amor a la vida y moral bla» en un contexto determinado.
técnicas de impresión, la apari­ popular. A finales del siglo xix y vitalista, descubrimiento de lo En el ámbito de la filosofía del len­
ción de nuevos medios de comu­ en las dos primeras décadas del si­ dionisíaco y lo apolíneo, concep­ guaje, la pragmática ha sido defi­
nicación de masas (radio, cine, glo xx, coincidiendo con la revalo­ ción trágica de la existencia, etc., nida como una «parte de la semió­
televisión) y la progresiva erradi­ rización del folclore, de la antigua así como algunas concomitancias tica que trata del origen, usos y
cación del analfabetismo, surge poesía popular (villancicos, le­ con la filosofía oriental y una es­ efectos producidos por los signos
una literatura popular transmitida trillas, canciones), y con el descu­ pecie de panteísmo cósmico, cen­ en la conducta dentro de la cual
a través de la fotonovela, el cómic, brimiento de ciertas formas de la trado en el culto a la naturaleza, aparecen» (Ch. Morris). Este filó­
las series televisivas, la canción, el primitiva lírica peninsular (p. e., cuyas fuerzas estarían representa­ sofo, que concebía la semiótica
consumo masivo de los best-sellers» ciertos poemas arábigo-andaluces, das en la interioridad del hombre. como una ciencia general de los
etc. Véanse: cómic, folclore, jarchas, etc.), surge una nueva ma­ De ahí esa búsqueda de liberación signos, articulaba dicha ciencia en
ORAL (LITERATURA) y PARALITE- nifestación de dicha tendencia en mediante la introspección. tres ramas fundamentales: la sin­
RATURA. poetas como A. Machado, F. García La renovación de las técnicas ex­ táctica (cuyo cometido sería estu­
Popularismo. Se dice de la ten­ Lorca, R. Alberti, etc. Véanse: neo- presivas del lenguaje poético en el diar las relaciones que se estable­
dencia de determinados escrito­ POPULARISMO y POPULAR (LITE­ postismo es congruente con el cen entre los signos), la semántica
res a recoger, imitar o inspirarse RATURA). mencionado concepto de la poe­ (encargada de analizar la relación
en creaciones real o supuestamen­ Postismo. Movimiento literario sía como actividad lúdica: juegos de los signos con su designata y,
te populares para la elaboración cuyo nombre coincide con el títu­ con el ritmo musical del poema, por tanto, con los objetos denota­
de sus propias obras. En la litera­ lo de una revista de poesía promo­ la rima, la asonancia, la alitera­ dos por ellos) y la pragmática (que
tura española ha sido un fenóme­ vida en 1945 por Carlos Edmun­ ción, la recurrencia de ideas y pa­ se ocupa de las relaciones entre los
no casi permanente el de la valo­ do de Ory con el objetivo de labras-clave, los contrastes, etc. signos y sus intérpretes). Desde
PRAGMÁTICA 418 419 PRECIOSISMO

el punto de vista de la teoría lin­ Por lo que se refiere a la teoría de la lector en «una secuencia de pe­ Preciosismo. Término con el
güística, la sintaxis determina las literatura, de las aportaciones de ticiones, aserciones, preguntas, que se designa una tendencia li­
reglas según las cuales una expre­ los investigadores al desarrollo etc.». El lector se comporta como teraria surgida en Francia en la
sión está bien formada, la semánti­ de la pragmática, presentan un es­ un «observador, y no como un primera mitad del siglo xvii
ca estudia las reglas de acuerdo pecial interés la teoría de los actos participante en complicadas res­ que se corresponde con otras
con las cuales dicha expresión es de habla y la noción de "'contexto. ponsabilidades convencionales. similares desarrolladas en algu­
portadora de significado y la prag­ Ambos conceptos son objeto de En este sentido, se acerca a la obra nos países europeos durante
mática «se ocupa de la formula­ especial tratamiento en las entra­ literaria con distanciamiento esté­ el período del Barroco: el *eu-
ción de las reglas según las cuales das respectivas de este Dicciona­ tico». fuismo inglés, el ^marinismo
un acto verbal es apropiado en re­ rio. En la referida a los actos de ha­ Por otra parte, entre las discipli­ italiano y el ^culteranismo y
lación con un contexto» (T. A. Van bla se alude a las aportaciones de nas afines a la pragmática se en­ *gongorismo españoles. Dicha
Dijk). Austin, Searle y R. Ohmann en re­ cuentra la retórica, ciencia que tendencia aparece vinculada a
En los estudios actuales de prag­ lación con la naturaleza especial ya Morris consideraba como una moda social (la poussée pre­
mática se considera esta disci­ de los actos poéticos realizados «una forma restringida y tem­ cíense) que responde a un deseo
plina como una rama de la lin­ por los autores de textos literarios. prana» de pragmática. En esta lí­ de elevación y refinamiento en
güística y de la teoría de la Una obra literaria sería para Oh­ nea, H. Lausberg, estudioso de los modales, costumbres y gus­
comunicación que trata de los mann un discurso cuyos enuncia­ la retórica, considera estádisci- tos sentido por una parte de la
principios reguladores del uso dos «carecen de la fuerza ilocutiva plina como «un sistema más o alta sociedad parisina como re­
del lenguaje en relación con los que les correspondería en condi­ menos estructurado de formas acción a lo que consideraba for­
factores concretos que determi­ ciones normales; su fuerza ilocuti­ conceptuales y lingüísticas que mas vulgares de la corte de Enri­
nan la utilización del mismo y va es mimética»: imita una serie pueden servir para conseguir que IV. Esta nueva moda es
que trascienden el estudio me­ de actos de habla que inducen al el efecto pretendido por el ha­ propugnada especialmente por
ramente gramatical. Se trata de lector a imaginar «un hablante, blante en una situación». Véan­ un grupo de mujeres: la marque­
aquellos factores extralingüísti­ una situación, un conjunto de se: ACTOS DE HABLA, FICCIÓN, sa de Rambouillet, mme. de La-
cos que afectan a la emisión de acontecimientos anexos, etc.». La LINGÜÍSTICA DEL TEXTO, NEO- fayette, mme. de Sévigné, ntlle.
los enunciados en determinadas misma creación del mundo físico RRETÓRICA y RETÓRICA. de Scudéry, etc. A juzgar por la
condiciones o situaciones de co­ y social imaginado es fruto igual­ Preceptiva literaria. Título con versión caricaturesca creada por
municación y a su correcta in­ mente de «cuasi descripciones». el que se denominaba la antigua la literatura satírica de la época
terpretación por parte de los Por otra parte, el escritor invita disciplina impartida en la En­ (en la línea de la imagen dada
destinatarios. Estos factores se al lector a «constituir actos de señanza Media en la que se pre­ por Moliére en Précieuses ridicu-
refieren a las condiciones del habla» en consonancia con sus sentaba una síntesis de conoci­ les), este grupo de mujeres esta­
emisor y destinatario (en rela­ enunciados y a que «participe en mientos y normas retóricas y ría marcado por la obsesión del
ción con el acto de transmisión la construcción imaginaria o, al estilísticas recogidas de los pre­ raffinementyias belles manieres.
y recepción de enunciados), a la menos, tanto como sea necesario ceptistas clásicos (Aristóteles, Ho­ En cuanto a la tendencia litera­
intención comunicativa del emi­ para dar a los actos de habla una racio, Cicerón, Quintiliano), del ria, entre sus escritores más re­
sor, al contexto verbal, al entor­ adecuada localización». Final­ Renacimiento y de la Ilustración presentativos figuran Gambervi-
no espacio-temporal del acto mente, la literatura es considerada (especialmente, Luzán), para ini­ lle, mme. de Scudéry (Clélie,
comunicativo, al conocimiento como «un juego», donde los enun­ ciar a los alumnos en el arte de 1654) y V. Voiture (1597-1648),
de la realidad del que parten los ciados, al carecer de la fuerza habi­ hablar y escribir con corrección y maestro en el arte de la conversa­
interlocutores, etc. tual, no implican directamente al «elegancia». Véase: poética. ción distinguida y galante y cu-
PREMIO LITERARIO 420 421 PRÓLOGO

yos poemas (sonetos, estancias, belleza del paisaje (asociado a la municación ordinaria existen do, p. e., en los mensajes proféti-
epístolas, madrigales, etc.), dota­ situación anímica del escritor), el ciertas expresiones peculiares cos, los sueños premonitorios y
dos de un lenguaje culto y refina­ gusto por las descripciones de la de la preterición («no hace falta en ciertos relatos en primera per­
do, carecen, sin embargo, de hon­ naturaleza en la estación otoñal: recordar que...», «no voy a con­ sona que, por su carácter retros­
dura, autenticidad y lirismo. Un las hojas caídas, el tibio atardecery tar...», «dejo para otra ocasión...», pectivo, se prestan a la anticipa­
:■ < aspecto relevante es su preferencia la tendencia a la emotividad de­ etc.) con las que, al tiempo que se ción. Véase: narración.
por los escritores españoles (Gón- presiva, a la tristeza y a la obsesión sugieren algunos datos relevan­ Prólogo. Término de origen grie­
gora, Hurtado de Mendoza) frente por la muerte, en relación con el tes, se consigue recabar el interés go (prologos: palabra o discurso
a los italianos y su gusto por las tema de la noche y del cementerio del oyente o lector y conferir al previo) con el que se designa la
novelas caballerescas. (poemas de Young, Gray, etc.). tema una mayor relevancia. parte que antecede al texto de
Premio literario. Véanse cer­ Este cambio de sensibilidad con­ Pretexto. Véase texto. una obra y cuya finalidad es faci­
;Áj
tamen y juegos. llevaría un rechazo de la estética Princeps. Véase edición. litar su comprensión o acogida
Prerromanticismo. Término neoclásica y de su preceptiva poé­ Privilegio. En el Siglo de Oro se por parte del público lector o
con el que se designa una supues­ tica. denominaba privilegio real a un espectador. Así, en La Celestina
ta corriente literaria que se ha­ En España, tradicionalmente se documento por el cual se res­ aparece un prólogo en el que se
bría manifestado en Francia a venía aplicando el término «pre­ guardaban los derechos de un hace una breve semblanza de los
partir de la segunda mitad del si­ rromanticismo» a una parte de la autor sobre su propio libro du­ principales personajes y se resu­
glo xvm y que, apartándose de la producción literaria de escritores rante diez años, prohibiendo edi­ me lo esencial de la trama, dando
'.w preceptiva neoclásica, preanun­ de la segunda mitad del xvm, ciones clandestinas del mismo paso inmediato a la acción del
ciaría la sensibilidad estética del como J. Cadalso (Noches lúgu­ en el reino de Castilla por parte primer acto. En algunas obras
Romanticismo. Entre los escri­ bres), J. Meléndez Valdés, N. Álva- de otros editores. Véanse: tasa y teatrales del Siglo de Oro, el pró­
tores pertenecientes a esta co­ rez Cienfuegos, J. Quintana, etc. testimonio de erratas. logo o parte introductoria llega a
rriente, figurarían J.-J. Rousseau, Sin embargo, la crítica actual dis­ Prolepsis. Figura retórica con­ configurarse como pieza autóno­
: •:. • •
D. Diderot, B. de Saint-Pierre, cute la validez de este criterio de sistente en la anticipación gra­ ma que, con el nombre de *loa,
A. F. Prévost, etc. Un movimien­ periodización, teniendo en cuen­ matical de un elemento pertene­ figuraba al comienzo de ciertas
to similar se habría producido en ta que hasta la tercera década del ciente a una unidad sintáctica comedias y autos sacramentales.
Inglaterra a través de las obras de siglo xix no se producen real­ posterior, a la que sirve de intro­ Entre los diferentes tipos de pró­
E. Young, S. Richardson, S. T. Co- mente las primeras muestras de ducción. Ejemplo: logo, escritos con finalidades di­
leridge, J. Keats, etc., y en Alema­ la estética romántica en el drama versas (didáctica, de recomen­
nia con el Sturin und Drcmg. Los y en la poesía. «El cascarón, ¡mirad el cascarón! dación, de panegírico, etc.), sobre­
rasgos peculiares de esta literatu­ Preterición. Término de ori­ ¡Cómo viene del África a New salen aquellos en los que el autor,
ra prerromántica serían la aten­ gen latino (praeteritio: acción de [York!». o alguien solicitado por él, realiza
ción a las expresiones de la vida pasar por alto) con el que se de­ la presentación o defensa de una
’ r •.
interior (Confesiones, de Rous­ signa una figura retórica que se (García Lorca) tendencia literaria o nueva estéti­
seau) y del sentimiento como produce cuando se da la impre­ ca implícitas en dicha obra: tal es
fuente y norma de valores mora­ sión de que no se va a hablar de En narratología se denomina el caso del prólogo de Alcalá Ga-
les frente a las constricciones ex­ un asunto del que, sin embargo, prolepsis al relato «predictivo» en liano a El moro expósito, del duque
teriores de la ley, la preocupación se está dando, como de pasada, el que se altera el orden de exposi­ de Rivas (una especie de manifies­
por lo social, la emoción suave y información sobre aspectos im­ ción de los sucesos, adelantando to romántico), o del de Zola a su
la percepción melancólica de la portantes del mismo. En la co­ algunos que aún no han ocurrri- propia obra Thérése Raquin.
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PROPAROXÍTONA 422 423 PROSOPOPEYA (O PERSONIFICACIÓN)

Proparoxítona. Término de ori­ cismo en escritores como Baude- diferencias entre el ritmo del ver­ Prosaísmo. Defecto de estilo,
gen griego (pro-para-oxi-tonos: laire, Verlaine y Rimbaud en so y el de la prosa fronteriza con acusado especialmente en poe­
antes de ló inmediato al acento Francia o Bécquer, R. Darío, Va- el verso: la prosa poética. En el sía, que deriva de una falta de
agudo) con el que se denomina lle-Inclán y Juan Ramón Jiménez verso se combinan los ritmos inspiración y emoción lírica en la
una palabra que lleva el acento en en España, creadores de «poe­ cuantitativo y acentual y, secun­ expresión de los sentimientos y
su antepenúltima sílaba: «incólu­ mas en prosa» y de prosa poéti­ dariamente, el de timbre o rima, de una carencia de originalidad
me», «vértice». En métrica se co­ ca. Y es que el lenguaje de la con periodicidad marcada. En la en la elección del vocabulario
noce como verso proparoxítono prosa literaria no se diferencia *prosa poética aparecen los rit­ poético. Estas deficiencias con­
o esdrújulo aquel cuyo último esencialmente (son diferencias mos cuantitativos, acentuales y, llevan notables defectos de for­
acento recae en la antepenúltima de grado) del de un poema por la en algunos casos, incluso de tim­ ma: reiteración de hallazgos aje­
sílaba: «Adoro la hermosura, y en utilización de procedimientos bre, «pero no lo hacen con perio­ nos, frialdad y racionalización,
la moderna estética» (A. Macha­ estilísticos especiales (figuras y dicidad suficiente para que el es­ vulgaridad en el empleo del léxi­
do). Véanse: cómputo silábico, tropos están presentes en ambas quema rítmico se imponga sobre co, ripios en la construcción mé­
OXÍTONA, PAROXÍTONAy RIMA. formas expresivas) ni por la au­ el lingüístico» (I. Paraíso). trica, etc. Defectos similares pue­
Prosa. Término de origen lati­ sencia de ritmo y sonoridad o Prosa poética. Denominación den producirse en la prosa.
no derivado posiblemente de musicalidad en la prosa (que de una modalidad de escritura Prosificación. Término con el
provorsa o proversa (proverte­ también se producen en ella), surgida en el marco de la estética que los estudiosos de la poesía
re: dirigir delante) y relacionado sino por la peculiaridad con que del Romanticismo en el que las épica medieval aluden a la trans­
también con la expresión retóri­ aparecen y por la diferente inte­ fronteras entre la prosa y la poesía cripción, en prosa, de ciertos can­
ca prorsus oratio (discurso hacia racción de elementos fónicos y se hacen más borrosas, lo mismo tares de gesta que fueron utiliza­
adelante), con la que se aludiría semánticos en ambas modalida­ que entre los géneros. En esta pro­ dos como documentos históricos
al carácter peculiar de esta mo­ des. sa se potencian los aspectos musi­ en algunas crónicas. Así, p. e., en la
dalidad discursiva (la prosa), di­ Por lo que atañe al ritmo, las dife­ cales del lenguaje (recurrencias Crónica de los XX Reyes se hallaría
ferenciada de la reiteración o rencias entre la prosa y el verso fónicas, asonancias, ritmo, para­ prosificado, según R. Menéndez
vuelta atrás propia del verso: re­ radicarían en el hecho de que en lelismo, etc.) y las imágenes poé­ Pidal, el Cantar de Mió Cid.
currencias acentuales, rimas, pa­ la primera se produce un único ticas. El escritor, libre del en- Prosopografía. Descripción de
ralelismos, etc. Este decurso de esquema melódico (el de la ento­ corsetamiento de la regularidad un personaje en su aspecto físico,
la prosa y la no sujeción a medi­ nación lingüística en función del métrica y de la rima, puede dar de acuerdo con unos planos de
da y ritmo determinados serían significado) y en el verso dos: la rienda suelta a la expansión lírica observación que, en lo esencial,
marcas distintivas de esta moda­ entonación lingüística, de carác­ de su espíritu. Esta modalidad de perviven en las diferentes épocas
lidad expresiva. Sin embargo, es­ ter semántico, y la entonación escritura, que en Francia tiene sus (cabeza -cabellos, ojos, nariz,
tas diferencias entre prosa y len­ rítmica. La tensión entre el es­ antecedentes en la prosa musical boca, tez-, estatura, talle, manos,
guaje poético en verso, evidentes quema rítmico y el semántico se­ de Marmontel en Incas (1777) y etc.), aunque sujetos a una pers­
si se compara la llamada prosa ría la «característica fundamen­ de Chateaubriand (Memorias de pectiva y valoraciones estéticas
coloquial con el verso rimado, tal que separa el ritmo del verso ultratumba, 1848), la cultivan que varían con el canon aceptado
resultan problemáticas si se rela­ del de la prosa» (J. Mukarovsky). en lengua española, a partir del en cada etapa cultural. Véanse:
ciona un poema de versos libres Un ejemplo de esta tensión es el Romanticismo, G. A. Bécquer, ETOPEYA y RETRATO,
con la denominada «prosa litera­ encabalgamiento. Es, precisa­ R. Darío, Juan Ramón Jiménez, Prosopopeya (o personifi­
ria o poética», sobre todo la que mente, en el nivel del ritmo fóni­ Valle-Inclán, etc. Véanse: poema, cación). Es una figura lógica
se produce a partir del Romanti­ co donde se perciben mejor las POEMA EN PROSA y POESÍA. consistente en la atribución de
PROTAGONISTA 424 425 PSICOANÁLISIS y PSIC0CRÍT1CA LITERARIA

cualidades o actividades humanas Prótesis. Figura consistente en vo de los cuentos maravillosos ru­ ciones de la «fantasía», proyec­
a seres inanimados (piedras, la adición, al comienzo de una sos, para indicar la tarea difícil que ción de deseos ocultos y recuerdo
agua), animados (plantas, ani­ palabra, de un elemento que eti­ ha de realizar el héroe antes de su de acontecimientos vividos por el
males) y a conceptos abstractos mológicamente no le pertene­ reconocimiento. Entre las pruebas escritor durante la infancia.
(sabiduría, culpa; p. e., en los autos ce. Ejemplos: «espíritu», «espe­ señaladas figura la del «fuego» (la­ Partiendo de la hipótesis de que
sacramentales). En la retórica clá­ rar» (de spiritusy sperare). A este varse en agua hirviendo o en un las «fantasías» del poeta se corres­
sica se consideraba también pro­ tipo de prótesis pertenecen cier­ baño de hierro fundido), la de la ponden con los «sueños diurnos»
sopopeya al recurso literario de tos vulgarismos, signo de grave «adivinanza» (plantear una adivi­ del adulto y que las obras literarias
atribuir la palabra a personajes incultura, como «amoto», «arra­ nanza insoluble, explicar un sue­ son fruto de la proyección de los
ausentes, a los que se evoca en acto dio», «ajuntar», etc. ño, etc.), la «selección», entre doce deseos ocultos del escritor, pare­
de comunicar sus ideas y senti­ Proverbio. Máxima o sentencia muchachas muy parecidas, de ce lógico aplicar a la interpreta­
mientos. La personificación de la breve de carácter moralizador, aquella que se busca, las pruebas ción de dichas obras las técnicas
naturaleza es un procedimiento como el refrán, y del que se diferen­ de «fuerza», «astucia», «valor», del desciframiento del sueño. Es
frecuentemente utilizado por los cia por su posible origen culto. Este etc. Véanse función y héroe. sabido que para Freud los sueños
poetas, que la convierten en desti- subgénero, perteneciente a la lite­ Psicoanálisis y psicocrítica son una manifestación de los im­
nataria y confidente de sus propias ratura gnómica y sapiencial, fue literaria. Las relaciones entre pulsos del inconsciente reprimi­
vivencias y sentimientos. Ejemplo: cultivado en la Edad Media por psicoanálisis y literatura parten dos durante el estado de vigilia
Sem Tob, rabino de Carrión de los de las investigaciones sobre el in­ (deseos sexuales, de agresividad,
«Con mi llorar las piedras enterne­ Condes, que en sus Proverbios mo­ consciente realizadas por S. Freud ambición, etc.) y que esos deseos
cen rales continúa la tradición de los li­ en torno a algunos temas y as­ pasan al campo de la conciencia,
su natural dureza y la quebrantan; bros sapienciales de la Biblia, con pectos vinculados a la literatura evadiendo la censura del superyó
los árboles parece que s’inclinan; cierto influjo también de la litera­ (personalidad del escritor, leyes mediante un proceso de transfor­
las aves que m’escuchan, cuando tura aforística árabe. Ejemplo: psíquicas que rigen el proceso mación y de disfraz, según las le­
[cantan, creador y el mundo de ficción, yes de desplazamiento, conden­
con diferente voz se condolecen «Non ay mejor riqueza personajes y mitos literarios, sación de imágenes simbólicas,
y mi morir cantando m’adevinan». que la buena hermandad, etc.), en sus estudios sobre la Gra- etc. Al recordar durante la vigilia
(Garcilaso de la Vega) nin tan mala pobreza diva, de W. Jensen (1907); sobre dichos sueños, se muestran como
commo es la soledad». Hamlet, El mercader de Venecia y un rompecabezas, cuyo sentido
Protagonista. Palabra de ori­ El reyLear, de Shakespeare; Edipo hay que descifrar. Es esto lo que
gen griego (protos: primero, y w (Sem Tob de Carrión) rey, de Sófocles; Los hermanos intenta realizar el psicoanalista,
ot'o/i; combate, diálogo) con la Karamazov, de Dostoievski, etc. tratando de reestructurar los ele­
que se designaba en el teatro clá­ Sobre el uso y función délos pro­ Freud extrae, además, de la litera­ mentos del relato en un texto co­
sico al actor principal; al segun­ verbios y otras formas de expre­ tura las denominaciones de cier­ herente, teniendo en cuenta las
do se le denominaba detiterago- sión paremiológica en la literatu­ tos complejos y desviaciones de mencionadas leyes y el hecho
nista. En terminología dramática ra bíblica, grecolatina y española, tipo sexual (narcisismo, sadismo de que los elementos oníricos
coexisten en la actualidad la de­ véase paremiología. Véanse y masoquismo, complejos de Edi­ (imágenes, símbolos, etc.) pre­
nominación de «protagonista» y además: adagio, aforismo, má­ po y de Electra, etc.) y recoge da­ sentan un carácter ambiguo y
la de «personaje» principal. La xima, REFRÁN y SENTENCIA. tos para el conocimiento de la polisémico. Este mismo carácter
misma nomenclatura se emplea Prueba. Concepto utilizado por psiquis humana, convencido de muestran las «fantasías» de los
en teoría narrativa. V. Propp, en su estudio comparati­ que las obras literarias son crea­ textos literarios.
PSICOANÁLISIS Y PSICOCRÍTICA LITERARIA 426 427 PUNTO PE VISTA

Algunos discípulos de Freud han noche-invierno —> muerte o des­ cia que, según Freud, se manifies­ que el público esperaba, dicha
intentado aplicar este método trucción. A cada fase del mito del ta en la forma de elaboración del obra se convierte en un «libro de
psicoanalítico a mitos, leyendas, «ciclo solar» correspondería un sueño, es decir, en su retórica. éxito». Por otra parte, es una idea
cuentos y otras creaciones litera­ arquetipo de los diversos géneros Elipsis y pleonasmo, hipérbaton ampliamente aceptada por la críti­
rias, textos que, en opinión del literarios, p. e., la del ocaso, a la o silepsis, regresión, repetición, ca que el tipo de público al que va
maestro, podrían considerarse tragedia y la elegía. aposición, tales son los despla­ dirigido un texto condiciona la
como «productos de la psicolo­ Una aplicación de las teorías psi- zamientos sintácticos; metáfora, elaboración del mismo. Así, en
gía de los pueblos». Partiendo de coanalíticas a la crítica de las catacresis, antonomasia, alegoría, la Edad Media, en la que la gran
este concepto, C. G. Jung habla obras literarias (p. e., de Racine, metonimia y sinécdoque, las con­ parte del público no sabía leer, los
de un «inconsciente colectivo» de Baudelaire, Mallarmé, etc.) ha densaciones semánticas, donde autores escribían su obra pensan­
la humanidad en el que se encon­ sido llevada a cabo por investi­ Freud nos enseña a leer las inte­ do que había de difundirse oral­
trarían conformados determina­ gadores como Ch. Mauron, ini­ racciones ostentatorias o demos­ mente: p. e., la poesía épica (desti­
dos «arquetipos» o imágenes pri­ ciador de una metodología de trativas, de disimulación o de nada a la recitación, por parte del
mordiales que se manifiestan en análisis denominada psicocríti­ persuasión o de seducción, por juglar), los cuentos, los sermones
las representaciones artísticas y ca, que se centra en el estudio medio de las cuales el sujeto mo­ (concebidos, primordialmente,
también literarias, como el cuen­ de las obras en su especificidad dula su discurso onírico». para la oratoria sagrada) y poe­
to, la leyenda, el mito, etc. Por su literaria. Para la psicocrítica, Público. Término de origen lati­ mas narrativos en cuaderna vía,
parte, N. Frye, recogiendo esta todo texto se configura en dos ni­ no (publicus: común, del pueblo) como los de Berceo, destinados a
teoría de los «arquetipos» de veles: uno, constituido por los con el que se designa un «conjun­ un público de fieles devotos o a
Jung, analiza la relación entre elementos sintácticos, rítmicos y to de personas que participan de peregrinos que visitaban los mo­
mito y literatura. En su opinión, léxicos elegidos conscientemente unas mismas aficiones o con pre­ nasterios. Véanse: recepción
los mitos, que son relatos de ac­ por el escritor, y otro, por las re­ ferencia concurren a determina­ (estética de la) y sociología
ciones representadas en ciertos des de asociaciones semánticas do lugar»; en este sentido se dice DELA LITERATURA.
ritos, muestran una estructura (de ideas, metáforas y símbolos) que «cada escritor, cada teatro tie­ Punto de vista. Expresión con
narrativa similar a la de los cuen­ en las que se interfiere el fondo ne su público» (DRAE). En socio­ la que se alude al ángulo de vi­
tos, que, al igual que otras formas emocional e inconsciente del logía de la literatura se entiende sión o punto de mira en el que se
literarias, tendrían su origen en autor. Estas estructuras incons­ por público el conjunto de per­ sitúa un narrador para relatar
esos mitos. Este tipo de relatos se cientes potencian el «contenido» sonas a las que un autor dirige su una historia. Dando por supues­
encuentra en las religiones de la del texto, mientras que las cons­ obra. Ésta puede ir destinada a la to que el principal objetivo del
naturaleza: p. e., el mito del ciclo cientes inciden en «la forma». recitación o a la lectura pública narrador es transmitir adecua­
solar, que relaciona el decurso de Finalmente, el psicoanalista J. La- (auditorio), a la representación damente su relato, el autor tendrá
las fases del día, estaciones del can, volviendo sobre los presu­ (espectadores) o bien a la lectura que sopesar de qué medios de in­
año y ciclos de la vegetación con puestos del freudismo clásico, privada (lectores). formación le dota para conocer
el desarrollo biográfico del héroe afirma que el inconsciente huma­ Los vínculos que relacionan a un la historia y relatarla, en qué per­
del relato: salida del sol-primave­ no «está estructurado como un escritor con su público se fundan sona la va a contar (primera, se­
ra-fertilidad —> nacimiento del lenguaje», por lo que utiliza reite­ en una comunidad de cultura gunda o tercera), desde qué posi­
héroe; mediodía-verano-madu­ radamente conceptos derivados (ideas, creencias, etc.) y de len­ ción va a narrar esa historia
ración de cosechas —> matrimo­ de la lingüística y de la retórica: guaje (modalidades de expresión, (desde una conciencia omnis­
nio del héroe; puesta del sol-oto­ «Es en la versión de un texto don­ formas literarias, etc.). Cuando un ciente, desde el protagonista de la
ño-recolección —> ocaso del héroe; de está lo importante, importan­ autor logra expresar en su obra lo obra, desde un personaje secun­
PURISMO 428 429 PURISMO

dario, desde la perspectiva de c) Focalización externa: cuando el medida de galicismos, surgen dos lución del pensamiento y del
varios personajes, etc.) y a qué narrador no está inmerso en los posiciones contrapuestas: una progreso. Sin embargo, con la
distancia va a quedar el lector hechos narrados, ni asume la primera de reacción purista en creciente intercomunicación li­
respecto de esa historia narrada. perspectiva de los personajes, sino quienes, como Forner, se oponen teraria, científica y cultural que
Ha habido varios intentos de clasi­ que se limita a relatar lo que ve o a la introducción de neologis­ se produce desde finales del si­
ficación de los posibles tipos de escucha a estos personajes, ya que mos, considerando que la propia glo xix entre España y ciertos
puntos de vista (N. Friedman, posee menos información que lengua es autosuficiente; y una se­ países europeos, surgen frecuen­
G. Genette, etc.). Para evitarla im­ ellos; esta focalización se emplea gunda, iniciada por Feijoo, que tes llamadas a la defensa de la
precisión atribuida a la clasifica­ en la novela objetivista, p. e., en Le defiende la necesidad de acoger propia identidad (Mesonero,
ción de Friedman (que mezcla el voyeur (1955) de A. Robbe-Grillet las aportaciones léxicas de otras Fernán Caballero, Alarcón, etc.),
punto de vista y la voz narrativa: a o en El Jarama (1955) de R. Sán­ lenguas para evitar el empobreci­ supuestamente amenazada, y,
veces no coincide «el que ve» con chez Ferlosio. miento expresivo del idioma. En más concretamente, de la len­
«el que cuenta»), G. Genette pro­ Purismo. Término de origen la­ su opinión, dada la necesidad real gua. En el transcurso del si­
pone el término «idealización», tino (ppritas: limpieza), utilizado de nuevas voces (hay escasez de glo xx, los riesgos vendrán de la
que puede ser de tres tipos: a) Fo­ para designar la actitud de quie­ «términos abstractos», partici­ invasión de extranjerismos in­
calizarán cero: cuando el narra­ nes, preocupados por preservar pios y nombres para «innumera­ controlados a través de los me­
dor no se sitúa desde el punto de la pureza del idioma, tratan de bles acciones»: excavar, mezclar, dios de difusión: prensa, radio y
vista de los personajes, ya que es evitar «consciente y afectadamen­ desmenuzar, etc.), no se puede televisión. Dada la rapidez con
omnisciente y posee más informa­ te los extranjerismos y neologis­ carecer de ellas o intentar buscar que se producen descubrimien­
ción que todos ellos e incluso co­ mos que juzgan innecesarios» «agregadas de distintas voces», tos científicos y tecnológicos y la
noce sus más íntimos pensamien­ (DRAE). Esta preocupación se porque esto sería «vestir el idio­ necesidad de designarlos con los
tos. La novela realista del xix vive con especial intensidad en el ma de remiendos». En conse­ correspondientes tecnicismos, es
(Galdós, Balzac) utiliza esta idea­ siglo xviii, cuando la degrada­ cuencia, «es lícito el uso de voz de casi inevitable la aceptación de la
lización cero, b) Focalización in­ ción de las formas del lengua­ idioma extraño, cuando no hay nomenclatura impuesta por los
terna: cuando el narrador asume je y del estilo provocada por la equivalente en el propio», e inclu­ países (frecuentemente de habla
un único personaje (en ese caso se decadencia del Barroco, sobre so se puede justificar la entrada inglesa) donde ha surgido dicho
trata de una focalización fija; esto todo en el teatro y en la oratoria de una nueva voz siempre que descubrimiento. De ahí la abun­
ocurre en el caso del narrador- religiosa (crítica del P. Isla en tenga «más propiedad, o más dancia de xenismos («flash»,
protagonista que relata en prime­ Fray Gerundio), suscita una reac­ hermosura, o más energía». No «baile», etc.) y calcos (incluso
ra persona: p. e. Lázaro de Tor- ción dignificadora de los usos obstante, la elección de nuevas en crítica literaria: stream of
mes) o bien varios personajes que del idioma en escritores como voces ha de hacerse con «tino su­ consciousnes: corriente de con­
van dando sucesivamente diferen­ J. P. Forner, J. Cadalso, L. Fernán­ til» y con «discernimiento delica­ ciencia). Ante esta situación es
tes perspectivas, y, en ese caso, se dez de Moratín, G. M. de Jove- do», sin afectación ni exceso. comprensible una reacción mo­
habla de focalización variable llanos, etc., que muestran su Una actitud análoga muestra, deradamente purista para evitar
(p. e. en Pepita Jiménez: Don Luis, admiración por la sobriedad y en el siglo xix, M. J. de Larra, en la irrupción de extranjerismos
el deán, don Pedro y el transcrip­ sencillez elegante de los grandes quien se concilian el respeto por innecesarios y, sobre todo, de
to r) ._S i sejtrata de un mismo acón- autores del siglo xvi. Por otra la tradición y la tendencia inno­ construcciones gramaticales aje­
tecimiento descrito por diver­ parte, ante la necesidad de reno­ vadora, convencido de que la len­ nas a la estructura del idioma.
sos personajes «focalizadores», se var y enriquecer el caudal léxico gua ha de responder a la evo­ Véase: real academia.
denomina focalización múltiple. de la lengua con la entrada des­
431 QUINTILLA

ternas, que son interpretadas En el siglo xviii el quinteto ad­


por los espectadores a partir de quiere una nueva modalidad con
esa comunicación gestual. El Meléndez Valdés y Cadalso, que
gesto es el medio de expresión introducen un heptasílabo, como
fundamental en determinadas verso final. Véase: quintilla.
modalidades dramáticas, como Quintilla. Estrofa de cinco ver­
el mimo y la pantomima. sos de arte menor, con dos rimas
Quinteto. Estrofa de cinco ver­ consonantes que se combinan
sos de arte mayor y rima conso­ en diferentes formas (de las que las
nante. Sigue los mismos tipos de más frecuentes son: abaab, abbab,
rima de la quintilla. Los más fre­ ababa), lo mismo que el * quinteto.
cuentes son: ABAAB, ABBAB y Es preceptivo que ningún verso de
ABABA. Ejemplo: la quintilla (o del quinteto) puede
quedar libre o sin rima, que no
A «Ese vago clamor que rasga el puede haber más de dos versos se­
Quebrado (pie). Véase pie. cambio del orden de las palabras [viento guidos con la misma rima y que
Quiasmo. Figura de dicción que que origina una inversión del B es la voz funeral de una cam­ los dos últimos versos no pueden
consiste en la ordenación cruza­ sentido: pana: formar un pareado. Ejemplo:
da de los miembros constituyen­ A vano remedo del postrer la-
tes de dos unidades sintácticas «Es el engaño traidor [ mentó a «Con sus notas argentinas
que se organizan en secuencias y el desengaño leal: A de un cadáver sombrío y ma- b turba de pronto el reposo
paralelas, de forma que en la se­ el uno dolor sin mal, [cilento a de las ondas cristalinas
gunda se invierte el orden de la el otro malsín dolor». B que en sucio polvo dormirá b un concierto melodioso
primera. Ejemplo: [mañana». a de nereidas y de ondinas».
(Diego de Silvay Salinas)
«Da bienes Fortuna (J. Zorrilla) (S. Rueda)
que no están escritos: Quinésica. Disciplina que for­
cuando pitos, flautas, ma parte de la ciencia de la co­
cuando flautas, pitos». municación y que se ocupa del
gesto, la expresión facial y el mo­
Hay dos clases de quiasmo: sim­ vimiento como vehículos de
ple y complejo. En el primero, la transmisión del mensaje. Esta
inversión del orden se produce disciplina tiene especial impor­
entre palabras o sintagmas, y los tancia en el campo del teatro, so­
elementos con la misma función bre todo en relación con la pues­
sintáctica se sitúan en posición ta en escena y en lo que atañe a la
especular: p. e., «Madrid en Gal- interpretación de los actores. A
dós, Galdós en Madrid». El quias­ través del movimiento del cuer­
mo complejo afecta a proposicio­ po y del rostro un actor expresa
nes u oraciones y consiste en un sus sentimientos y vivencias in­
430
433 REAL ACADEMIA

regionales y dialectales e, incluso, ha llegado a su vigésimo primera

R las de ciertos grupos marginales:


voces de germanía que figuran
en textos literarios. Este trabajo
de «inventario» se publica entre
edición en 1992: Diccionario de
la Lengua Española. Paralela­
mente, la RAE edita, a partir de
1927, un Diccionario Manual e
1726 (primer volumen) y 1739, Ilustrado en el que se prescinde
fecha de edición del sexto y últi­ de ciertas voces anticuadas y se
mo volumen. incorpora gran cantidad de ame­
Con la publicación de la Ortogra­ ricanismos, tecnicismos y pa­
fía en 1741, la RAE aporta una labras extranjeras comúnmente
normativa precisa sobre ortogra­ aceptadas. Desde 1946 se viene
fía y puntuación, y logra la unifi­ trabajando en la redacción de un
cación de criterios y su acepta­ Diccionario Histórico de la Len­
ción enfre los estudiosos, hasta gua Española, cuyo objetivo es
entonces divididos entre parti­ «registrar el vocabulario de todas
Ralentí. Término con el que se Estatutos de la RAE) resume di­ darios de criterios fonéticos y las épocas y ambientes, desde el
alude en narratología a una téc­ chos objetivos. etimológicos, respectivamente. señorial y culto hasta el plebeyo,
nica de alteración del ritmo na­ En la primera acta de sesiones (3- En 1771 la Academia edita una desde el usado en toda la exten­
rrativo en un relato en virtud de VIII-1713), los académicos se Gramática normativa de la len­ sión del mundo hispánico, hasta
la cual el tiempo de la historia imponen la tarea de elaborar un gua española, que se irá reimpri­ el exclusivo de un país o región
(que puede ser breve, cronológi­ diccionario de la lengua castella­ miendo en ediciones sucesivas (al­ española o hispanoamericana,
camente) se alarga en el tiempo na, para lo que cuentan con una guna de ellas reformada) hasta desde el más duradero hasta el de
del discurso por medio de ciertos obra previa, el Tesoro de la lengua la actualidad. En 1973 la RAE pu­ vida más efímera» (R. Lapesa).
recursos estilísticos, como la ‘am­ castellana o española (1611), de blicó el Esbozo de una nueva gra­ Para la realización de este traba­
plificación, etc. Covarrubias, y con varios mode­ mática de la lengua española jo, se contaba ya en 1998 con
Real Academia. La Real Aca­ los de diccionario, entre ellos el redactada por los académicos 55.800.000 registros informati­
demia Española de la Lengua italiari’o de la Academia de la S. Gili Gaya y S. Fernández Ramí­ zados que integran el Corpus
(RAE) surge en 1713 con el pro­ Crusca (ed. 1691) y el de la Aca­ rez, en el que se pretendía reno­ Diacrónico del Español, base
pósito de «cultivar y fijar la pu­ demia Francesa (1694). En la lí­ var la tradición gramatical a la fundamental para la elaboración
reza y elegancia de la lengua cas­ nea de estos dos, el Diccionario luz de los avances producidos en del mencionado diccionario.
tellana, desterrando todos los de Autoridades español no in­ la lingüística contemporánea. En Por otra parte, la Real Academia
errores que en sus vocablos, en cluirá las voces relativas a las «ar­ 1981 la Comisión Administrativa realiza otras tareas encomenda­
sus modos de hablar o en su tes liberales y mecánicas» ni tam­ encargó al académico E. Alarcos das a distintas comisiones (de
construcción ha introducido la poco los nombres geográficos e Llorach la redacción de una nue­ diccionarios, de gramática, de vo­
ignorancia, la vana afectación, el históricos de lugares y personas, va gramática, que se publicó en cabulario técnico, de vocabulario
descuido y la demasiada libertad con los que se marca la distancia 1994. de ciencias humanas, etc.), pro­
de innovar». El emblema del cri­ entre diccionario léxico y enci­ En 1780 aparece, por primera mueve la edición de textos anti­
sol al fuego con la inscripción clopédico. Sin embargo, a dife­ vez, derivado del Diccionario de guos y clásicos, organiza con­
«Limpia, fija y da esplendor» (que rencia del francés y del italiano, Autoridades, el llamado Diccio­ ferencias, homenajes, etc. Pero
aparece en la publicación de los en el español se introducen voces nario de uso, común o usual, que entre sus actividades hay una de
432
REALISMO 434 435 REALISMO MÁGICO

suma trascendencia para el futu­ * realismo socialista, el * realismo ría esencial que condiciona el de­ mo en el que se considera al hom­
ro de la lengua: su colaboración mágico, etc. Respecto de la pri­ sarrollo del relato, la configura­ bre y su entorno inmersos en un
con el resto de academias corres­ mera acepción, el lector puede ción de personajes, las técnicas mundo de fantasía y de misterio.
pondientes que, a partir de 1870, consultar los conceptos de ★fic­ narrativas y peculiaridades del Entre los novelistas más signifi­
comienzan a fundarse.en las na­ ción, ★mimesis y ★verosimilitud, lenguaje. 2. La mimesis o imita­ cativos de esta corriente del «rea­
ciones de la América hispana. El que aparecen, como entradas, en ción de la realidad como requisi­ lismo mágico» figuran M. Á. As­
23 de abril de 1951 se celebró el este Diccionario, en las que se to para lograr esta verosimilitud, turias, A. Carpentier, J. L. Borges,
primer Congreso de Academias aborda el tema del realismo fruto de una observación obteni­ J. Rulfo, G. García Márquez,
de la Lengua Española en la ciu­ como categoría estética. En rela­ da del «estudio directo» del «na­ J. Cortázar, etc. Estos escritores
dad de México, en el que se creó ción con las corrientes literarias tural» y de una descripción de los recogen de las vanguardias euro­
una Comisión Permanente que mencionadas, se pueden consul­ «caracteres humanos [...] y de peas la superación del prejuicio
redactó los estatutos de la Asocia­ tar también en sus entradas co­ todo lo espiritual y lo físico que racionalista consistente en creer
ción de Academias de la Lengua rrespondientes. nos rodea», y del lenguaje, vi­ que la realidad es sólo cognosci­
Española (ALE). Sus reuniones I’ En su acepción como concepto vienda, vestidura, etc. 3. Esta ob­ ble a través de la observación, de
plenarias se realizan en los con­ de periodización literaria, el tér­ servación y descripción de los la lógica y el razonamiento de la
gresos que desde 1951 se vienen mino «realismo» se utiliza para caracteres vienen precedidas de conciencia. Con los surrealistas
celebrando en distintas capitales significar un movimiento estéti­ un conocimiento profundo de comparten la idea de que es posi­
de la comunidad hispánica (Mé­ co europeo que se produce en los móviles de conducta de los ble acceder a otro tipo de reali­
xico, Madrid, Bogotá, Buenos Ai­ la segunda mitad del siglo xix y personajes y de su mundo inte­ dad (lo fantástico y maravilloso)
res, Quito, Caracas, etc.), a través que tiene como representantes a rior por parte de un narrador a través del inconsciente, del sue­
de los cuales las Academias de la Hf de Balzac y G. Flaubert en omnisciente. 4. La imbricación de ño, de la alucinación, etc. Esta
Lengua ejercen su función nor­ Francia, Ch. Dickens en Inglate­ historia y ficción (p. e., persona­ forma de percepción de la reali­
mativa y orientadora en el ámbito rra, I. S. Turguéniev, L. Tolstoi y jes ficticios que conviven con dad la descubren, a su vez, en
de la comunidad de hispanoha­ A. P. Chéjov en Rusia y, en Espa­ personajes históricos, en los Epi­ ciertas expresiones literarias de
blantes. Fruto reciente de la cola­ ña, a J. M.a de Pereda, B. Pérez sodios Nacionales de Galdós), así las culturas aborígenes preco­
boración en esta tarea normativa Galdós, J. Valera, L. Alas «Cla­ como la coetaneidad de los suce­ lombinas presentes en relatos
es el nuevo texto de la Ortografía, rín», etc. Entre las primeras ma­ sos narrados en la historia de fic­ fantásticos de transmisión oral,
consensuada entre las veintidós nifestaciones del realismo espa­ ción con los de la historia real del cuentos populares, mitos, leyen­
Academias de la Lengua Españo- ñol (cuyos antecedentes remotos lector. Véanse: ficción, imita­ das, etc. En esta línea de conver­
la en 1999. Véase: academia. serían las obras de Cervantes y la ción, MIMESIS, NATURALISMO, gencia de ambas fuentes se mue­
v Realismo. Término polisémico picaresca, e inmediatos las de los NEORREALISMO, REALISMO SO­ ve la narrativa de M. A. Asturias
con el que se alude a una catego­ costumbristas) cabe señalar las CIAL, REALISMO SOCIALISTA y (El Señor Presidente), que recoge
ría estética o rasgo de las obras novelas iniciales de Galdós (La VEROSIMILITUD.' elementos de la cultura maya de
literarias (consistente en su refe­ Fontana de Oro, 1870; El audaz, Realismo mágico. Expresión Guatemala, la de A. Carpentier,
rencia o vinculación con la reali­ 1871; Doña Perfecta, 1876, etc.), utilizada por A. Uslar Pietri para que pone al descubierto ese mun­
dad, imitada o representada en Valera (Pepita Jiménez, 1874) y referirse a un tipo de narrativa do de lo real-maravilloso (expre­
ellas) y a un período literario (el Pereda (Don Gonzalo, 1879). hispanoamericana que, superan­ sión acuñada por él y cuyo conte­
«realismo del siglo xix») y a cier­ Los presupuestos de la estética do el positivismo filosófico y los nido es similar a la de «realismo
tas corrientes literarias del siglo realista, en estos escritores, son: procedimientos del realismo del mágico») en obras como El reino
xx, como el ^realismo social, el 1. La verosimilitud, como catego­ siglo xix, crea un peculiar realis­ de este mundo (1949) o Los pasos
REALISMO MARAVILLOSO 436 437 RECEPCIÓN (ESTÉTICA DE LA)

perdidos (1953) y parte de la pro­ queta (1959), de A. Ferres; La ción estética y literaria propug­ realista hispana. Véase: novela
ducción narrativa de J. L. Borges, mmí7.(1960), de A. López Salinas; nada por artistas y escritores social de preguerra.
J. Cortázar, Gabriel García Már­ La zanja (1961), de A. Grosso; y comprometidos con la revolu­ Recepción (estética de la).
quez, cuya obra Cien años de so­ Dos días de septiembre (1962), de ción rusa. M. Gorki (conside­ Expresión con la que se designa
ledad puede considerarse como J. M. Caballero Bonald. En la crí­ rado por Lenin como el mejor una corriente crítico-literaria en
«arquetipo de esta narrativa del tica de las formas de conducta y representante de la literatura la que se propone, frente a la pri­
realismo mágico, etc. Véanse: esquema de valores de la moral «proletaria») apoyó dicha ex­ macía concedida anteriormente
NUEVA NOVELA y ROMANCE O RO­ burguesa se centran Nuevas amis­ presión por lo que suponía de al autor y al texto de una obra, in­
MAN. tades (1959) y Tormenta de vera­ vínculo de la tradición literaria vestigar la influencia de los lecto­
Realismo maravilloso. Véan­ no (1962), de J. García Hortela­ rusa (Turguéniev, Pushkin, Tols- res en la creación y estructura de
se REALISMO MÁGICO y ROMAN­ no; Últimas tardes con Teresa toi y Dostoievski son realistas) determinadas obras literarias y la
CE O ROMAN. (1966), de J. Marsé, etc. con el futuro deseado para la consideración del hecho de la re­
Realismo social. Marbete con En lo que atañe a las técnicas na­ Unión Soviética: una sociedad cepción como condicionamiento
el que se alude a una corriente li­ rrativas, resalta el objetivismo del «socialista», en la que habrían de de lo literario en cuanto tal.
teraria en la que se encuadran relatojel conductismo, la conden­ desaparecer las clases. La litera­ Entre las influencias recibidas
ciertos escritores nacidos entre sación de la acción narrativa, la tura habría de estar al servicio por los iniciadores de la estéti­
1924 y 1935 que publicaron sus presentación cinematográfica de del advenimiento de esa nueva ca de la recepción, se mencio­
primeras obras a lo largo de la los espacios, etc. En el uso de di­ sociedad. Por su parte, G. Lukács na a E. Husserl, M. Heidegger,
década de los cincuenta: J. López chas técnicas, se percibe el influjo concebía la tarea creadora del es­ H. G. Gadamer y R. Ingarden
Pacheco, A. Grosso, A. López Sa­ de la tradición realista española critor como una contribución a (fenomenología y hermenéuti­
linas, L. Olmo, A. Ferres, J. M. Ca­ (desde los clásicos hasta Galdós, la reforma de la sociedad futura. ca) y a J. Mukarovsky y F. Vodic-
ballero Bonald, L. Goytisolo, Baroja y los narradores del realis­ En la década de los años treinta ka, representantes de una ver­
J. Marsé, J. García Hortelano, mo social de preguerra), así como el realismo socialista ruso influ­ tiente estructuralista e histórica.
J. Goytisolo, etc. Es preocupa­ de los neorrealistas italianos (Pra- ye en ciertos escritores europeos Para H. G. Gadamer, discípulo
ción común de dichos escritores tolini, Pavese y Silone) y los nor­ comprometidos en la lucha con­ de Heidegger, las obras literarias
ofrecer un testimonio de denun­ teamericanos Dos Passos, Faulk- tra la dictadura nazi y fascista: no presentan un sentido perfec­
cia de la realidad socioeconómi­ ner y Hemingway. En cuanto a las p. e., L. Aragón, P. Éluard, A. Mal- tamente definido y acabado des­
ca y política del país en dos cam­ formas de expresión y al esti­ raux, B. Brecht, R. Alberti, etc. de su creación, sino que dicho
pos precisos: el de la injusticia lo, buscan una prosa funcional, El Congreso para la defensa de la sentido depende de cada situa­
social de la que son objeto los construida con una sintaxis de cultura, celebrado en París en ción histórica en la que se en­
trabajadores del campo y de la frases breves y fácilmente com­ 1935, es un exponente de esta cuentran sus diversos intérpre­
industria y la falta de conciencia prensibles y el uso frecuente de actitud comprometida. Algunos tes. La comprensión de un texto
moral de las clases dirigentes res­ giros coloquiales y formas lin­ representantes españoles de la responde a los interrogantes a
ponsables de esta situación, en güísticas populares. Véase: neo­ llamada «novela social de pre­ que pueda ser sometido en un
especial la burguesía. Al primero rrealismo. guerra», como J. Zugazagoitia, determinado contexto. La her­
corresponderían las siguientes Realismo socialista. Expre­ C. Arconada, J. Arderius, etc., menéutica, como método de
obras: Central eléctrica (1958), sión impuesta en el Estatuto de podrían considerarse vincula­ acercamiento a los textos litera­
de J. López Pacheco; La resaca la Unión de Escritores Soviéti­ dos a este movimiento estético y rios, intenta descubrir esa serie
(1958), de J. Goytisolo; Las afue­ cos, en 1934, para designar el mé­ político, aunque con las peculia­ de interrogantes a los que la
ras (1958), de L. Goytisolo; La pi­ todo más idóneo para la crea­ ridades inherentes a la tradición obra ha pretendido responder
RECEPCIÓN (ESTÉTICA DE LA) 438 439 RECOLECCIÓN O RECOPILACIÓN

en su diálogo con la historia, en de la literatura debería concebirse real, ideal, implícito o «modelo», una serie o «pluralidad» de pala­
una fusión entre pasado y pre­ como un «proceso de recepción potencial, etc.), puede verse lec­ bras «diseminadas» a lo largo del
sente. H. G. Gadamery R. Ingar- y producción estética que se rea­ tor. mismo. Los términos «recolec­
den constituyen la fuente de liza en la actualización de los tex­ Receptor. Es el destinatario de ción» y «diseminación» fueron
donde recogen los dos represen­ tos literarios por el lector recep­ un mensaje, que ha de interpre­ empleados por Dámaso Alonso
tantes más conocidos de la esté­ tor, por el crítico reflexionante tar de acuerdo con el conjunto de en su estudio sobre la ^correla­
tica de la recepción (W. Iser y y por el propio escritor nueva­ reglas o señales que constituyen ción en la poesía renacentista y
H. R. Jauss) la metodología fe- mente productor». Para ello, es el código conocido por él y por el barroca. Véase la aplicación de
nomenológica y hermenéutica. importante reconstruir el hori­ emisor. En el caso de una obra li­ estos conceptos al análisis del si­
W. Iser considera la lectura como zonte de expectativas (gustos, nor­ teraria, el destinatario extradie- guiente soneto:
un acto de creación de sentido, y mas, modelos, categorías lite­ gético es el *lector. Para interpre­
el hecho de la recepción como rarias, etc., de un determinado tar adecuadamente dicha obra, el «El humo que formó cuerpo fin-
elemento esencial en la configu­ contexto) que contribuyó en el lector debe conocer el código del [g'do,
ración del texto. El significado pasado a la producción y recep­ escritor, formado por la lengua y que cuando está más denso para
de una obra es fruto de la interre­ ción de una obra y tratar de des­ por la tradición retórica y litera­ • [enriada;
lación del lector y el texto: a tra­ cubrir los interrogantes a los que ria en la que se realiza su escritu­ el viento que pasó con fuerza ai­
vés de la lectura, se realiza una ésta respondía, para vislumbrar, ra, así como el mundo cultural e jada
producción de imágenes en la así, cómo la entendían los pri­ ideológico en el que se mueve. y que no pudo ser en red cogido;
fantasía del lector, al tiempo que meros receptores. La estética de Recitativo. Término de origen
éste constituye un mundo y una la recepción intenta situar cada el polvo en la región desvanecido
italiano con el que se denominan,
visión de la realidad. Esta visión obra en la «sucesión literaria» de la primera nube dilatada;
en el lenguaje de la ópera y de la
va transformándose a medida que para descubrir el desarrollo de la sombra que, la forma al cuerpo
cantata, aquellas partes declama­
avanza la lectura y que se ponen su comprensión y su significa­ [hurtada,
das en las que el texto recitado se
en juego «estrategias» de orde­ ción históricas. En este último dejó de ser habiéndose partido.
pliega en lo posible a las inflexio­
nación, descubrimiento y com­ aspecto, dicha corriente crítico- nes y ritmos acentuales del dis­ Son las palabras de mujer. Si viene
prensión de la estructura del tex­ literaria pretende aclarar cuál ha curso hablado. Dicho término se cualquiera novedad, tanto le
to. Dicho texto contiene unas sido la función de la literatura en ha aplicado también al teatro para [asombra,
virtualidades de sentido y unos relación con la historia general, significar un tipo especial de de­ que ni lealtad ni amor ni fe man-
«vacíos» que han de ser llenados teniendo en cuenta que en los clamación (existe el precedente [tiene.
por el lector, que es quien actua­ textos de diferentes épocas pue­ de la tragedia griega) y para resal­
liza esas virtualidades y comuni­ de hallarse una imagen «ideali­ Mudanza ya, que no mujer se
tar determinados pasajes, monó­
ca al texto su cohesión inter­ zada, satírica o utópica de la exis­ [nombra,
logos, temas o momentos de tran­
na. Siguiendo el pensamiento de tencia social». pues, cuando más segura, quien
sición en el desarrollo de ciertas
W. Iser y recogiendo las aporta­ Finalmente, cabe subrayar que la [la tiene,
obras dramáticas.
ciones de dos representantes de estética de la recepción propues­ tiene humo, polvo, nada, viento y
Recolección o recopilación.
la Escuela de Praga (Mukarovsky ta por Jauss e Iser guarda cierta [sombra».
Término con el que se alude a un
y Vodicka), que interpretan la relación con la llamada «teoría artificio literario, utilizado espe­ (Lope de Vega)
historia literaria como una his­ del lector» elaborada por U. Eco. cialmente por escritores del Siglo
toria de la recepción de la obra, Sobre los diferentes tipos de lec­ de Oro, que consiste en recoger, D. Alonso destaca la existencia
H. R. Jauss opina que la historia tor sugeridos por la crítica (lector en el verso final de un poema, de dos pluralidades de córrela-
RECONOCIMIENTO 440 441 REFERENTE

ción reiterativa en este soneto: la en una estrofa similar del latín dicional de la retórica implícito puesta en escena de una obra dra­
primera está «diseminada» por medieval. En la literatura espa­ en ciertas figuras como el *pleo- mática o a la proyección de una
los dos cuartetos (humo, nada, ñola, la estructura de la redondi­ nasmo, la * repetición y la ^du­ película retiradas de la progra­
viento, polvo y sombra); la se­ lla figura ya en una jarcha de Ye- plicación, que presentan un rasgo mación durante algún tiempo.
gunda está «recolectada» en el hüda Halevi, y desde el siglo xv común (la iteración de elemen­ Referencia. Función por la que
verso último del soneto. se halla como estrofa integrante tos) en su realización. Esta redun­ un signo lingüístico remite a un
Reconocimiento. Véase anag- de villancicos, cantigas y coplas dancia responde a una caracterís­ objeto del mundo extralingiiísti-
nórisis. compuestas, función que man­ tica clave del lenguaje poético: co, real o imaginario. A lo que di­
Recuesta. Término de origen tiene durante el Siglo de Oro. Di­ el principio de recurrencia. En rectamente remite esta función re-
latino (requaesitare: preguntar) cha estrofa ha perdurado hasta el este sentido, en los textos litera­ ferencial del signo no es al mundo
con el que se denomina una com­ siglo xx. Ejemplo: rios se produce un doble tipo de de los objetos reales, sino al del
posición poética utilizada en los redundancia: fónica (metro, rima, pensamiento, es decir, «al mundo
«La tprde más se oscurece;
cancioneros del siglo xv en la ritmo, aliteraciones) y semántica captado a través de las formacio­
y el camino que serpea
que un poeta plantea a otro, en (anáforas,* estribillos, pleonas­ nes ideológicas de una cultura
y débilmente blanquea
forma de pregunta, una adivinan­ mos, etc.), redundancias que con­ dada» (J. Dubois). Se habla, tam­
se enturbia y desaparece».
za, enigma o problema de tipo tribuyen a una mayor expresivi­ bién, de referencia textual para de­
filosófico, amoroso, etc. A esta (A. Machado) dad del texto. signar la relación o referencia a la
recuesta o «pregunta», el poeta Reduplicación. Repetición de realidad mediante diversos me­
interpelado tenía que dar una A partir del Romanticismo algu­ una palabra o grupo de palabras dios textuales: p. e., en el soneto de
«respuesta», ajustándose, estric­ nos poetas han utilizado la es­ dentro del mismo verso o frase o Lope de Vega «Suelta mi manso,
tamente, a la clase y número de tructura métrica de la redondilla a comienzo del verso siguiente. mayoral extraño», los sintagmas
los versos y a la forma y disposi­ con rima asonante. A. Quilis ha­ Es un recurso estilístico que res­ «mi manso» y «mayoral extraño»
ción de las rimas de dicha pre­ bla de «cuarteta asonantada o ti­ ponde al fenómeno de la recu­ implican una clara referencia deno­
gunta. La recuesta presenta la rana» y aporta como ejemplo rrencia, fundamental en el len­ tativa a un pastor, «dueño» del
misma estructura métrica del esta rima de Bécquer: guaje poético, tanto en el nivel cordero («manso»), y a su raptor
* decir. El número de estrofas en fónico como en el léxico y sintác­ («mayoral extraño»), al mismo
estos poemas es variable: una «Por una mirada, un mundo; tico. Este procedimiento expresi­ tiempo que una referencia conno-
gran parte están formados por por una sonrisa, un cielo; vo es utilizado, p. e., en los ro­ tativa al tipo de relaciones amoro­
dos o tres; sin embargo, los hay por un beso... ¡yo no sé mances viejos: sas entabladas con la dama por el
más extensos. qué te diera por un beso!». poeta y su rival. Véase: referente.
Se ha relacionado esta composi­ «Fonte frida, Fronte frida, Referencial. Véanse función y
ción con la tensó provenzal y Redundancia. Término utiliza­ Fonte frida y con amor [...]». referencia.
con el *partimen. do en teoría de la comunicación Referente. Es la realidad extra­
Redondilla. Estrofa de cuatro para significar el exceso de ele­ (Romancero) lingüística a la que remite el sig­
versos de arte menor, preferente­ mentos constitutivos de un men­ no lingüístico. Dicha entidad ex­
mente octosílabos, que riman en saje, innecesarios en circunstan­ Véanse: anadiplosis, anástro­ tralingüística no debe entenderse
consonante en dos modalidades: cias normales para la adecuada fe y EPANADIPLOSIS. como un dato inmediato de la
con rima cruzada (abab) o abra­ interpretación o decodificación Reestreno. Término utilizado realidad, ya que la función refe­
zada (abba). Históricamente, la del mismo. Dicho término res­ en el lenguaje teatral y cinemato­ rencial del signo envía no direc­
redondilla tiene sus antecedentes ponde, además, a un concepto tra­ gráfico para aludir a la nueva tamente al mundo de los objetos
REFRÁN 442 443 REGLAS

reales, sino a la percepción que «A buen entendedor pocas pala­ cia generalizada que se produce a tad popular, suplantada por las
de ellos se tiene en el pensamien­ bras». raíz del desastre colonial de 1898, decisiones de los oligarcas o «pri­
to, dentro de un contexto ideoló­ «Allégate a los buenos y serás que lleva a un grupo de intelec­ mates».
gico y cultural determinado. Esa uno de ellos». tuales déla época (J. Costa, L. Ma- El pensamiento «regeneracionis-
entidad extralingüística puede, «Cada uno dice de la feria como llada, R. M. Picavea, D. Isern, etc.) ta» influye en algunos de los escri­
incluso, ser meramente imagina­ le va en ella». a diagnosticar las causas de esta tos de la llamada Generación del
ria, como ocurre con determina­ «A río vuelto, ganancia de pesca­ decadencia y proponer los reme­ 98. Véanse: fin de siglo (crisis
dos signos que aparecen en el dores». dios «terapéuticos» imprescindi­ de) y GENERACIÓN DEL 98.
universo de ficción de los textos «Haz el bien y no cates a quién». bles para «regenerar» el país. El Regiduría. Organización del es­
literarios, p. e., los «encantado­ iniciador de este movimiento es cenario teatral durante los ensa­
res» o «gigantes» a los que se re­ Véanse: adagio, aforismo, apo­ J. Costa, vinculado inicialmente al yos y la representación de una
fiere don Quijote. tegma, MÁXIMA, PAREMIOLO- krausismo y a la Institución Libre obra dramática. Si el director de
Refrán. Término (posiblemente GÍA, PROVERBIO, REFRANERO y de Enseñanza y estudioso de te­ escena es el encargado de la con­
relacionado con el occitano re- SENTENCIA. mas relacionados con la sociolo­ cepción y dirección artística glo­
franh: estribillo) con el que se de­ Refranero. Libro en el que se gía, economía y derecho (sobre bal del espectáculo, el regidor lo
signa un dicho popular y anónimo recogen refranes, máximas, ada­ todo, agrarios). Una de sus apor­ es de la organización material de
en el que se sintetiza un pensa­ gios, aforismos, etc. El primer taciones más relevantes es el aná­ la puesta en escena.
miento de carácter gnómico o sen­ testimonio de este tipo de obras lisis de las causas de la degrada­ Reglas. Serie de preceptos y
tencioso. El refrán pertenece al gé­ en la literatura española es el del ción del sistema socioeconómico orientaciones de carácter artís­
nero paremiológico (del griego marqués de Santillana (Refranes y político de la Restauración, aná­ tico que condicionan la creación
paroitnia: sentencia), lo mismo que dicen las viejas tras el fuego), lisis que realiza en su obra más co­ literaria de los escritores de una
que el *adagio y el ^proverbio. Es al que siguen las Cartas en refra­ nocida: Oligarquía y caciquismo determinada época de acuerdo
un recurso fundamental utilizado nes (1541), de Blasco de Garay; como la forma actual de gobierno con los códigos estéticos vigen­
tanto en el habla coloquial como el Libro de refranes (1549), de Pe­ en España. Urgencia y modo de tes. Estas normas pueden ser es­
en el lenguaje literario. En este úl­ dro de Vallés; los Refranes o pro­ cambiarla (1902). Dicha degrada­ trictamente técnicas (p. e., las
timo cumple una doble función: verbios en romance (1555), de ción tendría su origen en el hecho reglas de las «tres unidades») o
cognoscitiva y estética. Tanto el Hernández Núñez; La Philosop- de que una oligarquía de «pro­ bien estéticas, p. e., las leyes del
refrán como otras formas de ex­ hia Vulgar (1568), de J. de Mal hombres o notables» estaría ejer­ «decoro» (el autor del Lazarillo
presión paremiológica (máximas, Lara; Refranes glosados y Teatro ciendo el poder arbitrariamente, atribuye al narrador un «grose­
sentencias, aforismos, etc.) cuen­ Universal de Proverbios (1.a edic., administrando en su provecho el ro estilo», congruente con la ex­
tan con una larga tradición en las 1915), de Sebastián de Horozco, y país por mediación de los gober­ tracción social y cultural del pi­
culturas de Oriente Medio y en la Vocabulario de refranes (1.a edic., nadores civiles y los caciques y caro) y de la «verosimilitud»,
literatura bíblica, grecolatina y 1906), de G. Correas. Véanse: pa- desnaturalizando, a través del con­ heredadas de la preceptiva clási­
medieval, a las que se hace referen­ REMIOLOGÍA y REFRÁN. venido turno de partidos, el fun­ ca grecolatina. Esta preceptiva
cia en el artículo dedicado a pare- Regeneracionismo. Movimien­ cionamiento legal de las insti­ es actualizada en el Renacimien­
miología. Véanse algunos ejem­ to ideológico surgido en España tuciones. Como consecuencia, se to a través de los tratadistas ita­
plos de refranes reunidos ya en el en la última década del siglo xix habría corrompido la función de lianos (Cinthio, Castelvetro, etc.)
siglo xv por el marqués de Santi- como reacción ante la crisis políti­ esos partidos, falseado el sistema y asumida por Boileau en Uart
llana en su colección de Refranes co-social del sistema de la Restau­ de elecciones y la representación Poétique. Véanse: preceptiva y
que dicen las viejas tras elfuego: ración y la sensación de decaden­ parlamentaria, y con ella la volun­ UNIDADES.
RELATO 444 445 RENACIMIENTO

Relato. Enunciación oral o es­ miento de las unidades mínimas dades. Los grandes maestros de A finales del siglo xv y comien­
crita de hechos realmente ocurri­ narrativas, a los conceptos de ac­ ese Renacimiento (L. Valla, Pico zos del xvi, la nueva cultura pro­
dos o imaginados que consti­ ción y función, a las categorías de la Mirándola, J. L. Vives, etc.) movida por los humanistas (Eras-
tuyen una historia. El relato se narrativas de focalización, voz, estaban convencidos de que la re­ mo, T. Moro, E. A. de Nebrija,
distingue tanto del acto de enun­ modo, niveles narrativos, tiem­ cuperación de la lengua y litera­ J. L. Vives, F. Rabelais, etc.) se ha
ciación (narración) como de la po, etc., conceptos que pueden tura clásicas iba a proporcionar a extendido ya por Europa y afecta
historia narrada, objeto de dicho consultarse en las entradas co­ las nuevas generaciones una edu­ a los diversos planos de la vida
relato, término que se reserva rrespondientes de este Diccio­ cación integral del hombre, no social, desde el económico hasta
para la designación del texto na­ nario. Véanse, además: cuen­ sólo intelectual, sino también el religioso. Tal vez sea en este
rrativo a través del cual el narra­ to, NARRACIÓN, NARRATOLOGÍA, moral, promoviendo una con­ campo donde resulte más llama­
dor enuncia la historia mencio­ NOVEL-A y NOVELA CORTA. ducta pública y privada tan aten­ tivo el cambio, con la aparición
nada. Rema. Véase tema. ta al desarrollo individual como de nuevas formas de espirituali­
Se ha afirmado que, en todos los Remate. Véase canción ita­ al bienestar de la comunidad. dad, crítica a la degradación del
pueblos y culturas de la humani­ liana. Para ciertos humanistas, como L. clero y del Papado, auge de los es­
dad, el relato está presente como Renacimiento. Término con el Valla, el retroceso intelectual, pe­ tudios bíblicos y, sobre todo, Re­
estructura fundamental o esque­ que se denomina un movimiento dagógico y moral ocurrido en los forma y Contrarreforma.
ma básico de los más diversos cultural que surge en diversos «tiempos oscuros» de la Edad Para el estudio de este plano reli­
textos narrativos: «el mito, la le­ países de Europa occidental a fi­ Media se habría producido por gioso y el de otro aspecto capital
yenda, la fábula, el cuento, la no­ nales de la Edad Media y cuyos una triple degradación: la co­ del Renacimiento, el cultivo de
vela, la epopeya, la historia, la tra­ rasgos caracterizadores son, en rrupción bárbara del latín (idio­ las humanidades, pueden verse
gedia, el drama, la comedia, la opinión de J. Burckhardt, los si­ ma dotado de gran claridad y respectivamente: *erasmismo y
pantomima [...], el cine, las tiras guientes: vuelta a la antigüedad belleza), la depauperación del ★humanismo. Finalmente, ade­
cómicas, las noticias policiales, clásica grecolatina, descubrimien­ legado filosófico griego y la pér­ más del cultivo de las humanida­
la conversación» (R. Barthes). to del hombre y del universo, dida del mensaje original del des clásicas, el Renacimiento
Distintos investigadores en an­ individualismo, secularización, Evangelio. Esta depauperación conlleva una profunda renova­
tropología, folclore, semiótica, crisis de fe y de la moral tradicio­ arrancaría de Boecio y del aristo- ción de la creación literaria en
lingüística, etc,, han intentado nal y una nueva relación econó­ telismo latino y tendría su culmi­ lengua romance. Por lo que res­
descubrir modelos de descrip­ mica y cultural entre nobles y nación en la escolástica. Desde pecta a España, esta renovación
ción de estructuras de relato que burgueses en el marco de la vida esta perspectiva, se entiende que se produce gracias al influjo de
pudieran servir para interpretar urbana. Esta nueva cultura se los humanistas del Renacimiento grandes figuras del Renacimien­
la pluralidad de relatos apuntada. manifiesta en los más diversos lucharan, a la vez, por una recu­ to italiano (Petrarca, Sannazzaro,
En esta línea se ha propuesto un campos: economía, relaciones so­ peración de la lengua y literatura etc.) en los poetas iniciadores del
modelo morfológico (V. Propp), ciales, política, religión y, sobre grecolatinas y de la filosofía grie­ Renacimiento español (Garcila-
actancial (A. J. Greimas), lógico todo, humanidades: artes, filoso­ ga, con el consiguiente rechazo so de la Vega, Boscán, etc.), que
(C. Brémond), genético (Lévi- fía, lengua y literatura. En este úl­ de la escolástica, y por un conoci­ asimilan e incorporan nuevas
Strauss), gramatical (Todorov y timo aspecto, por «Renacimien­ miento directo de las fuentes del formas de la lengua poética (ver­
Van Dijk), etc. En narratología se to» se entiende un movimiento Antiguo y Nuevo Testamento: de sos, estrofas y poemas: endeca­
estudia una serie de categorías y de restauración del ideal educati­ ahí el interés por los estudios de sílabo, terceto, lira, octava real,
métodos de análisis descriptivo vo de la antigüedad clásica: la hu- filología bíblica en humanistas estancia, silva, soneto, égloga,
del relato que afecta al descubri­ manitas, o cultivo délas humani­ comoErasmo. etc.), mantiene una postura de
RENGA 446 447 RESEÑA (O RECENSIÓN)

acercamiento a los clásicos (Virgi­ Reportaje. Véase periodismo. Representación. Término uti­ parte de Rojas Villandrando en
lio, Horacio, Ovidio) y tratamien­ Reposición. Término utilizado lizado en la doble acepción de su Viaje entretenido (1603):
to de los temas mitológicos, bucó­ en el lenguaje teatral para desig­ imitar y hacer presente y que des­
licos, etc. nar la puesta en escena de una de Aristóteles se aplica a dos artes «... digo que Lope de Rueda,
Renga. Véase haiku. obra o un espectáculo que ya ha­ fundadas en el procedimiento es­ gracioso representante
Reparto. Término con el que se bía sido estrenado en una tempo­ tético de la «mimesis»: la pintura y en su tiempo gran poeta,
denomina, en el léxico teatral, rada anterior y que, después de y la creación literaria. Esta úl­ empezó a poner la farsa
tanto la acción de asignar los di­ haberlo retirado de la cartelera, tima, dentro de una concepción en buen uso y orden buena».
ferentes papeles de una obra a vuelve a ser representado por la realista, sería una imitación o co­
determinados actores como la misma compañía con el mismo o pia de la realidad, teniendo, como En el lenguaje actual del mundo
relación o conjunto de los actores parecido montaje y reparto de requisito fundamental, la verosi­ del teatro y del espectáculo se en­
que han de interpretar los diver­ actores o intérpretes. militud. Circunscrito al teatro, tiende por representante a la perso­
sos personajes de dicha obra. Represa. Recurso poético utiliza­ dicho término se refiere princi­ na o agente encargado de contratar
Repertorio. Término utilizado do en ciertas composiciones medie­ palmente al acto de hacer presen­ una compañía o a determinados
en el campo de la música y del vales (cantigas, canciones, glosas, te, en el escenario, una historia actores y artistas, a la vez que se
teatro para designar un conjunto villancicos, etc.) y que consiste en la relatada previamente en un texto ocupa de su promoción artística y
de piezas musicales o de obras repetición del tema enunciado al determinado. Las relaciones en­ económica. Véase: cómicos.
dramáticas que pueden ser inter­ comienzo del poema (p. e., el pri­ tre el texto y la representación Representatividad. Se dice de
pretadas o representadas en el mer verso, o el estribillo en el caso dramática han sido objeto de una obra o de un autor en los que
transcurso de una temporada. Se del villancico) al final de cada una diferente tratamiento en el trans­ se manifiestan, de manera ejem­
habla también de repertorio de de las estrofas que lo componen. curso de los siglos. En deter­ plar, los aspectos temáticos, el
papeles representados o que pue­ Este procedimiento, que tiene sus minadas épocas, el texto y la esquema de valores y los códigos
den ser interpretados por un ac­ antecedentes en las cantigas gallego- representación escénica se han estéticos de una determinada épo­
tor o un cantante determinados. portuguesas, figura en ciertos poe­ considerado como realidades au­ ca o movimiento literario. En
Repetición. Figura retórica con­ mas de los cancioneros de Baena y tónomas. Ello explicaría que cier­ este sentido, La vida es sueño se­
sistente en la reiteración de pala­ Estúñiga, en glosas y en villancicos. tas obras fueran destinadas tanto ría una síntesis representativa del
bras u otros recursos expresivos, Véase un ejemplo de represa en la a la representación como a la lec­ pensamiento ético-religioso y es­
procedimiento que genera una repetición del tema «no pueden tura teatralizada (p. e., La Celesti­ tético del Barroco del siglo xvn,
relevancia poética. En todo poe­ dormir» en el siguiente villancico: na). Sin embargo, en el siglo xx y, lo mismo que Jovellanos sería el
ma aparecen elementos reiterati­ especialmente, a partir de las ex­ símbolo representativo de la Ilus­
«No pueden dormir mis ojos periencias escénicas de A. Ar- tración española del siglo xviii.
vos con esa función: ya sea el
no pueden dormir. taud, la representación se consi­ Reseña (o recensión). Es un co­
acento, las pausas, la aliteración,
Pero, ¿cómo dormirán dera un requisito indispensable mentario bibliográfico sobre una
el isosilabismo, la rima, el estribi­
cercados en derredor para el análisis del texto y de su obra de creación literaria o de in­
llo, etc. Existen diferentes formas
de soldados de dolor, puesta en escena. vestigación en la que se informa
de repetición utilizadas en el len­
que siempre en armas están? Representante. Nombre con el sobre el contenido de la misma y
guaje poético, entre las que so­
Los combates que les dan, que se reconocía a los actores en se realiza un análisis crítico sobre
bresalen la *anáfora, *reduplica-
no los pudiendo sufrir, el teatro del Siglo de Oro, según las aportaciones que implica y sus
ción, * concatenación, *retruéca-
no pueden dormir [...]». se deduce de la atribución de di­ valores o deficiencias en relación
no, ^paralelismo, *anadiplosis,
*epífora, ^amplificación, etc. (C. de Castillejo) cho título a Lope de Rueda por con el contexto de los estudios rea­
RESUMEN 448 449 RETÓRICA

lizados en su propio campo. En las tán los teatros alumbrados, y se troducida en Atenas por un dis­ en el texto modelo de la retórica
revistas especializadas existe una ven las gentes las caras, y se cono­ cípulo de Empédocles, el sofista «clásica», en el que se sistemati­
sección dedicada expresamente a cen,^..? Gorgias. Platón, conocedor de zan pedagógicamente los saberes
la información bibliográfica. - ¿Qué dice usted? ¡Ya se ve! Esos los métodos de educación de los retóricos de los tratadistas grie­
Resumen. Término utilizado en franceses son tan pintureros...». sofistas (que preparan a los jóve­ gos y latinos. Esta disciplina, que
narratología para designar el pro­ nes en el dominio de los recursos en la Edad Media se concibe
cedimiento por el cual el tiempo (Larra) y artificios oratorios para triun­ como una ciencia del lenguaje y
de la historia es condensado en far en la política), critica la in­ arte verbal, adquiere gran rele­
el tiempo del discurso, es decir: Retórica. Término de origen consistencia científica de estos vancia en el Renacimiento como
unos acontecimientos ocurridos griego (rhetorike, de rheo: decir) artificios, basados en la capaci­ parte fundamental de la forma­
en el transcurso de meses o años con el que se designaba una téc­ dad seductora de la palabra me­ ción humanística. Relevancia
(historia) son resumidos en una nica o arte de hablar (rhetorike diante el ornato déla forma y una que mantiene hasta el Romanti­
breve secuencia del discurso. Así, techne) que implicaba un con­ argumentación fundada en la «ve­ cismo, período en el que los es­
en La familia de Pascual Duarte el junto de orientaciones y reglas rosimilitud» y no en la «verdad», critores la rechazan por conside­
protagonista dedica apenas dos que servían para la elaboración en la doxa u opinión y no en la rarla una traba para la libertad
páginas al relato retrospectivo de de discursos cuyo fin era conven­ episteme o ciencia, defendida por creadora y sinónimo de artificio­
tres años pasados en la cárcel. cer a sus destinatarios. Conside­ los filósofos. sa ornamentación e inautentici­
El procedimiento opuesto al re­ rada como disciplina científica, Por su parte, Aristóteles, tenien­ dad.
sumen se denomina *ralentí, que la retórica tiene por objeto el do en cuenta estas reflexiones y Sin embargo, en el siglo xx se
se produce cuando se amplifica estudio del discurso oratorio experiencias, realiza un estudio produce un renacimiento de di­
en el discurso el tiempo de la his­ desde el punto de vista genético sistemático sobre la composición cha disciplina sobre todo a partir
toria: un ejemplo arquetípico es (producción del texto en sus di­ de los discursos (fases u operacio­ de los estudios de C. Perelman y
el Ulysses, de Joyce, novela en la ferentes fases u operaciones: in­ nes, estructura, etc.), desarrolla L. Olbrechts-Tyteca, que recupe­
que se relatan dos días de la vida vención, disposición, elocución, una teoría de la argumentación ran el concepto aristotélico de
de L. Bloom. memoria y acción) y de su estruc­ vinculada a la lógica y dialéctica argumentación y reelaboran una
Véase: tiempo. tura interna (organización en filosóficas y analiza una opera­ teoría del discurso basada en los
Reticencia. Figura retórica con­ partes: exordio, narración, argu­ ción clave en el desarrollo del dis­ esquemas argumentativos de la
sistente en el corte intencionado mentación y epílogo) y externa curso, la elocución, o leixis: sus retórica grecolatina. Por otra
de una frase, dando por supuesto (en su relación con el emisor, el cualidades (claridad, corrección, parte, una obra como la Rhéto-
que el receptor intuye o sobreen­ destinatario, el referente y el con­ naturalidad y propiedad o ade­ rique génerale (de J. Dubois y
tiende el sentido pleno de la co­ texto). cuación al tema y a la situación), otros), centrada fundamental­
municación interrumpida. Es un Históricamente, el sistematiza­ los recursos y figuras de la expre­ mente en el estudio de los recursos
recurso que dota al mensaje de dor de la retórica, como discipli­ sión, los rasgos del estilo apropia­ elocutivos, recupera el esquema
mayor expresividad y capacidad na, es Aristóteles, que recoge las do a cada género, etc. Estas apor­ conceptual de la retórica clásica y
sugestiva. En el texto escrito se primeras reflexiones y experien­ taciones de la retórica griega son la convierte en una renovada teo­
reconoce por los puntos suspen­ cias sobre el arte de hablar en pú­ recogidas en Roma por Cicerón ría literaria. Finalmente, se ha
sivos: blico, realizadas en Siracusa (s. v (que en su libro De oratore une su planteado la posibilidad de que
a.C.) por Córax, Tisias y Empé- experiencia oratoria a una refle­ una retórica de base textual lle­
- «Pues, ¿qué diría usted si le docles, considerados como los xión teórica) y Quintiliano, cuya gue a constituirse en ciencia ge­
añadiese que en el extranjero es­ iniciadores de esta disciplina, in­ Institutio Oratoria se convierte neral de los discursos y en el lu­
RETORNELO 450
451 REVISTA

gar de encuentro de diversas co­ Y tú me dirás: ¿Qué tienes?


bitos de conducta, criterios, es­ que el sentido de esta última for­
rrientes de crítica y teoría litera­ Y yo miraré hacia el suelo.
quema de valores, gustos, afi­ me contraste o antítesis con el de
ria como la semiótica, la pragmá­ Y tú me dirás: ¿Qué tienes?
ciones y todo aquello que pueda la anterior» (DRAE). Ejemplo:
tica y la lingüística del texto. Y yo miraré hacia el cielo [...]».
contribuir a dar consistencia y «Ni son todos los que están, ni es­
Véanse: disposición, elocu­
(J. R. Jiménez) coherencia a ese mundo interior tán todos los que son». Es un
ción, epílogo, EXORDIO, FIGU­
del personaje de ficción. Véan­ procedimiento expresivo en el
RAS, INVENCIÓN, LINGÜÍSTICA
se: BIOGRAFÍA, CARICATURA, que confluyen diversas figuras li­
DEL TEXTO, NEORRETÓRICA, ORA­ Retrato. Es la descripción de
ETOPEYA, MEMORIAS, PROSO­ terarias: la repetición, la antítesis
TORIA, POÉTICA, PRAGMÁTICA y una persona en su aspecto físico
(prosopografía) y en sus rasgos POGRAFÍA y SEMBLANZA. y el quiasmo. De hecho, es una
TROPOS.
psicológicos y morales (etope- Retrospección. Término con forma de repetición de los mis­
Retornelo. Término utilizado
ya). La técnica del retrato, en la el que se alude a una técnica y a mos sonidos, palabras o frases,
en música para designar la «re­
una modalidad de relato en el pero invirtiendo en forma cruza­
petición de la primera parte del literatura de ficción, se desarro­
lla en el siglo xvii, aunque sus que se interrumpe el orden cro­ da y simétrica dichos elementos
aria, que también se usa en algu­
presupuestos siguen vigentes nológico lineal de la narración de y generando un sentido antitéti­
nos villancicos y otras cancio­
hasta la novela realista del xix: los acontecimientos para volver co. Ejemplo:
nes» (DRAE). En métrica se alude
la descripción comenzaba por la sobre unos hechos ocurridos en
con dicho término a la reitera­
fisonomía o aspecto físico del un tiempo anterior y que afectan «... ¿Siempre se ha de sentir lo
ción de rimas y repetición o re­
personaje, pero subrayando la a la historia que se está contando. que [se dice?
presa de versos dentro de la mis­
íntima relación entre los rasgos Esta técnica narrativa, conocida ¿Nunca se ha de decir lo que se
ma estrofa. El fenómeno iterativo
de la apariencia exterior con su también con el nombre de ana- siente?
de versos es frecuente en la poe­
temperamento y carácter. En los lepsis, ha sido muy utilizada en la
sía popular, y en poemas como la (Quevedo)
grandes novelistas del siglo xix novela contemporánea (J. Con-
cantiga de amigo, la glosa, el vi­
(H. de Balzac, G. Flaubert, rad, J. Joyce, etc.) y en el teatro
llancico, la canción trovadoresca,
F. Dostoievski, B. Pérez Galdós) (A. Miller, J. B. Priestley, etc.). Se Véanse: dilogía y quiasmo.
etc. En los tres primeros, la men­
esta interrelación se hace mu­ ha sugerido la idea de una posi­ Revista. Término correspon­
cionada iteración versal se pro­
cho más compleja: la descrip­ ble influencia de la técnica cine­ diente al inglés review (informe,
duce en forma de estribillo; sin
ción del aspecto exterior del matográfica del flash back; no examen crítico o reseña de una
embargo, el retornelo se diferen­
personaje abarca múltiples ma­ obstante, debe recordarse que obra) que designa un tipo de pu­
cia de éste en que no es un añadi­
tices relativos a su figura, así éste es un procedimiento habi­ blicación impresa, de periodici­
do o apéndice de la estrofa, sino
como al entorno ambiental: vi­ tual en la novela policíaca, la cual dad variable (entre semanal y
que forma parte de ella. Normal­
vienda, mobiliario, cuadros, ob­ se inicia generalmente con el re­ anual), dedicada a la informa­
mente, el retornelo se enmarca
jetos personales, etc. Pero esta lato de un crimen para investigar ción y valoración sobre materias
en poemas con estructuras para­
descripción de la fisonomía y posteriormente los acontecimien­ propias de su especialidad. Di­
lelísimas, simétricas y correlati­
entorno del personaje, así como tos y circunstancias que prece­ cho término aparece, por prime­
vas. Ejemplo:
las referencias a su pasado, mar­ dieron al delito. Véase: flash ra vez con ese cometido, en Ingla­
back. terra: Edinburgh Review (1802).
«Tú me mirarás llorando co social, etc., se orienta a lo
fundamental en el retrato: la Retruécano. Figura retórica con­ En 1828 surge en Francia La Re-
-será el tiempo de las flores-,
configuración del carácter: ras­ sistente en la «inversión de los vue des deux Mondes, seguida de
tú me mirarás llorando,
gos psicológicos y morales, há­ términos de una proposición o la Revue de París (1829), dedica­
y yo te diré: no llores [...]
cláusula en otra subsiguiente para da exclusivamente a temas lite-
RIMA 452 453 RIMA

rai jos, y de la Revue Indópen- pañola desde las jarchas y canta­ «Irme quiero madre, «Mi pobre alma pálida
dante (1830). De 1833 data la Re­ res de gesta (siglos xi-xn) hasta a aquella galera era una crisálida.
vista Española, donde colaboran los poetas del siglo xx, sin ol­ con el marinero Luego, mariposa
R. de Mesonero Romanos, S. Es- vidar que aparece también en a ser marinera». de color de rosa [...]».
tébanez Calderón y M. J. de La­ la tradición literaria el verso
rra y en la que se defiende la es­ suelto. Al estudiar dichos fenó­ (Luis de Camoens) (Rubén Darío)
tética del Romanticismo. Para menos, se descubren diferentes
una información precisa sobre tipos de rima, que se pueden - Esdrújulo o proparoxítona: - Abrazada: cuando en una es­
las principales revistas de crea­ clasificar según tres principios cuando el acento final de los ver­ trofa de cuatro versos riman el
ción y de crítica literarias, surgi­ básicos: la identidad acústica de sos rimados recae en palabras es- primero con el cuarto y el segun­
das en España e Hispanoaméri­ los últimos sonidos de cada ver­ drújulas: do con el tercero: abba.
ca desde el siglo xvm hasta el so, la posición del acento en la
siglo xx, puede consultarse Re­ última palabra de cada verso y
la distribución o disposición «Mi pobre alma pálida a «Este amoroso tormento
vista en el DTL.
Rima. «Es la total o parcial iden­ de la rima. era una Crisálida». b que en mi corazón se ve,
tidad acústica, entre dos o más a) Por la identidad acústica de b séquelosientoynosé
(Rubén Darío)
versos, de los fonemas situados a los últimos fonemas de cada a la causa porque lo siento».
partir de la última vocal acentua­ verso, la rima puede ser (como
da» (A. Quilis). Según esto, exis­ ya se ha dicho) consonante (se c) Por la distribución o disposi­ (Sor Juana Inés de la Cruz)
te rima consonante cuando todos llama también rima total o per­ ción de la rima, ésta puede ser de
los fonemas a partir de la última fecta) y asonante (parcial o im­ varios tipos: - Cruzada o encadenada: se pro­
vocal acentuada son idénticos, perfecta). - Continua: cuando varios ver­ duce cuando dos rimas se alter­
p. e., en los dos versos de este pa­ b) Por la posición del acento en sos seguidos mantienen la mis­ nan en una estrofa: abab.
reado: «Aunque se vista de seda / la última palabra de cada verso, la ma rima:
la mona, mona se queda» (T. de rima puede ser: a «Lapiladeaguabendita
Iriarte). Se produce rima parcial • Aguda u oxítona: cuando el «Para todas mugeres tu amor b que está en el rincón umbrío,
o asonante cuando son idénticos acento final de los versos rima­ [non convién; a es silvestre margarita
solamente los fonemas vocálicos dos recae en una palabra aguda: non quieras amar dueña que a ti b llena de fresco rocío».
a partir de la última vocal acen­ [non avién:
tuada, p. e.: en su amor baldío, de grand lo- (M. Gutiérrez Nájera)
«Mi verso es como un puñal [cura vien,
que por el puño echa flor: siempre será mesquino quien - Interna: es la que se produce en
«¡Campo de Baezn, mi verso es un surtidor [amorvano tien». el interior de los versos. Entre las
soñaré contigo que da un agua de coral». diferentes formas de rima interna
cuando no te ven!». (Juan Ruiz) destaca la llamada rima leonina,
(José Martí) que se produce al final del primer
(A. Machado) hemistiquio de cada verso:
- Gemela o pareada: cuando los
- Llana o paroxítona: cuando el versos se agrupan de dos en dos
El fenómeno métrico de la rima acento final de los versos rima­ con la misma rima, como parea­ «El verso sutil que pasa o se posa
es una constante en la poesía es­ dos recae en palabras llanas: dos: sobre la mujer o sobre la rosa,
455 RITO Y REPRESENTACIÓN TEATRAL
RIMA PARTIDA 454

beso puede ser, o ser mariposa. sos consecutivos;/) en la asonan­ predomina. El ritmo se produce que afectan al ritmo narrativo,
En la fresca flor, el verso sutil; cia pueden alternar vocales y tanto en la prosa como en el ver­ por disminución o por aumento
el triunfo de Amor en el mes de so. En la prosa se advierte en el de la velocidad narrativa, son,
diptongos y asimismo palabras
[Abril: esquema de entonación de cada respectivamente, el *ralentí y el
llanas y esdrújulas, pero no agu­
Amor, verso y flor, la niña gentil». frase, en la distribución de los * resumen o panorama.
das y llanas».
Rima partida. Véase cabo roto. acentos, en las recurrencias de Rito y representación tea­
(Rubén Darío)
Ripio. Palabras de relleno, frases grupos fónicos, palabras, sintag­ tral. En la dramaturgia contem­
mas, proposiciones y oraciones poránea se advierte un intento de
hechas, clichés estereotipados,
- Redoblada: se produce cuando de estructura similar. En el verso, vuelta a los orígenes del teatro y
que aparecen en determinados
las dos últimas palabras de cada los factores creadores del ritmo de recuperación de sus valores
poemas (a veces por mera exi­
verso riman entre sí, como pro­ son mucho más precisos y su específicos, basados en la capaci­
gencia de rima) degradando la
duciendo un eco. Véase, como normativa más codificada: nú­ dad expresiva y mágica de la pa­
calidad de la composición y deri­
ejemplo, el primer cuarteto de un mero de sílabas (isosilabismo o labra, del gesto y del objeto, de
vando hacia el prosaísmo y la
soneto de Lope: irregularidad silábica), rima (con­ acuerdo con su primitivo marco
vulgaridad:
sonante, asonante o rima cero), ritual. En este marco surgió el
«Peligro tiene el más probado distribución métrica de los acen­ teatro griego como evolución del
[Vado; «Son unas horas después, tos (que genera distintos ritmos: ditirambo, himno a Dioniso can­
quien no teme que el mal le im- y vense en un gabinete, anapéstico, anfibráquico, dactili­ tado en las fiestas religiosas en el
[pida Pida, Inés en un taburete co, trocaico, yámbico, mixto), que se relataban episodios de la
mientras la suerte le convida y don Enrique a sus pies [...]». pausas, repeticiones anafóricas, vida del dios.
[Vida, (Echegaray) paralelismos, etc. Sobre los di­ En estas celebraciones rituales
y goce el bien tan sin cuidado versos tipos de ritmo surgidos de aparece ya una serie de elementos
[Dado la diferente distribución de los que pasarán al teatro: un relato
Ritmo. Término procedente del
acentos métricos en cada verso, y mítico, una víctima sacrificial (el
(Lope de Vega) griego rhy tinos (movimiento re­
su posible correspondencia con toro o el macho cabrío), unos pa­
gulado y medido) con el que se
La preceptiva tradicional enu­ el verso latino, véase: pie. peles asignados a los intérpretes y
designa la sensación acústica pro­
mera una serie de reglas a las que Ritmo narrativo. Categoría re­ al coro, unos objetos simbólicos
ducida por la distribución regu­
se ha de sujetar el poeta para ferida al tiempo con la que se alu­ (el tirso o bastón coronado de ho­
lar de los elementos fónicos de
lograr una rima perfecta. T. Na­ de a los cambios de velocidad na­ jas de yedra o viña que llevan las
la cadena hablada. El ritmo es la
varro Tomás las sintetiza así: rrativa que se producen en el bacantes), una vestimenta pecu­
consecuencia de tres elementos
«a) una palabra no debe ser con­ discurso. Dichos cambios se per­ liar y un conjunto de palabras
combinados: la duración de los
sonante de sí misma; b) es débil o ciben al contraponer la duración y gestos de representación del
sonidos (cantidad), la altura mu­
pobre la rima en que figura la cronológica del tiempo de la his­ mito. Y, además, un concepto del
sical o tonal de los mismos (tono)
misma palabra con acepciones toria (minutos, horas, días, me­ tiempo y del espacio que rompe
y la energía de emisión de dichos
distintas; c) deben evitarse en fin ses, años) a la amplitud del tiem­ con el de la vida cotidiana de los
sonidos (intensidad). En la mé­
de verso las palabras inacentua­ po del discurso, la cual se puede participantes en el rito: el tiempo
trica grecolatina se atendía, sobre
das; d) la rima es tanto menos efi­ observar teniendo en cuenta la mítico y el espacio sagrado.
todo, a la cantidad o duración de
caz cuando más obvia y fácil pa­ extensión del relato en el texto En el teatro del siglo xx este de­
los sonidos articulados; en las
rece; e) no es costumbre emplear (número de líneas o de páginas). seo de vuelta a las fuentes rituales
lenguas germánicas y romances
la misma rima en tres o más ver­ Las dos técnicas fundamentales del drama es especialmente per-
es el acento de intensidad lo que
ROCOCÓ 456 457 ROMANCE

ccptiblc en autores como A. Ar- Romance o román. Términos «Alora, la bien cercada, F. García Lorca: Romancero Gita­
taud, J. Grotowski, etc., como propuestos por distintos estu­ tú que estás a par del río, no, etc.) y en las generaciones
puede verse en los artículos dedi­ diosos de teoría y crítica litera­ cercóte el Adelantado posteriores: M. Hernández, L.
cados a TEATRO DE LA CRUEL­ rias para denominar un tipo de una mañana en domingo, Panero, G. Celaya, B. de Otero, J.
DAD, teatro pobre, etc. Véanse relato__ extenso y en prosa en el de peones y hombres d’armas Hierro. En definitiva, el romance
también: teatro y tragedia. que se crea un mundo imagina­ el campo bien guarnecido [...]». es el tipo de poema de mayor vi­
Rococó. Término de origen fran­ rio donde los personajes y suce­ gencia en la tradición literaria es­
cés utilizado originalmente en ar­ sos, bordeando la frontera de lo Históricamente, las primeras pañola.
quitectura y artes plásticas (ar- verosímil, se mueven en la esfera muestras de romances escritos Ha habido varias propuestas
chitecture rocaille) y, a partir de de lo insólito, lo «peregrino» (en aparecen en el siglo xv, pero has­ de clasificación de los romances
siglo xtx, en historia de la litera­ expresión de Cervantes) y mara­ ta el siglo xvi no se regulariza su (A. Duran, M. Menéndez Pelayo,
tura para denominar un estilo villoso. Existe un acuerdo entre composición métrica, ya que hay etc.) ateniéndose a diversos crite­
que se habría desarrollado en al­ los investigadores sobre la con­ mezcla de asonancia y consonan­ rios. M. Débax propone los si­
gunos escritores franceses del si­ veniencia de proponer una de­ cia y algunos romances se escri­ guientes: a) Historia: por relación
glo xviii (Marivaux, Crébillon, nominación precisa para desig­ ben en hexasílabos. En dicho si­ a ella, los romances pueden ser
etc.). Los temas y rasgos estilísti­ nar este tipo de relato con los glo se consolida la composición primitivos, viejos, nuevos (a par­
cos predominantes en dichos es­ mencionados términos «román» octosilábica y se encamina hacia tir del Romancero General de
critores serían los siguientes: con­ y «romance», respectivamente. el predominio de la asonancia. 1600) y modernos, b) Geografía:
cepción de la vida como búsqueda A. Deyermond alude con el tér­ En el siglo xvn, Lope de Vega, por su lugar de procedencia: p. e„
de felicidad en contacto con la na­ mino romance a los «libros de Góngora y Quevedo escriben ro­ romances sefardíes de Marrue­
turaleza, fuente de tranquilidad y caballerías» y de «ficción senti­ mances en la forma ya consolida­ cos, de Oriente Medio, etc. c) Au­
sencillez; valoración de los goces mental», mientras que J. B. Ava­ da: se excluye definitivamente la tor: anónimo, juglaresco, trova­
de esa vida natural, especialmente lle Arce propone utilizar el gali­ consonancia y se evita la rima doresco, de Lope de Vega, etc.
la amistad y el amor, manifestado cismo román (con el que se aguda. Pervive el cultivo del ro­ d) Transmisor: de transmisión
en tiernos idilios y también en un refiere al «género literario de mance con el neoclasicismo y se oral, escrita, de ciego, «de cordel».
erotismo refinado; y, en el aspecto ambiente caballeresco, en prosa incrementa su presencia en los e) Función: noticiero, de baile, de
formal, un preciosismo estilístico, o en verso» que se desarrolla en poetas románticos, con sus ro­ siega, etc./) Materia o asunto: se­
cierta frívola elegancia, el gusto la Península desde el siglo xni mances históricos (duque de gún el origen del tema (caballe­
por la ironía, la afectación senti­ hasta «los albores del Renaci­ Rivas) y de temas legendarios resco, épico-nacional, carolingio,
mental y un leve tono de melanco­ miento») para evitar confusio­ (J. Zorrilla, J. Espronceda, etc.). histórico, bíblico, clásico, fronte­
lía (V. M. de Aguiar). nes con la voz «romance», con­ G. A. Bécquer compone en forma rizo, morisco, novelesco, religio­
En cuanto a la literatura españo­ sagrada desde la Edad Media asonantada la gran parte de sus so); según el contenido (romances
la de la segunda mitad del si­ para designar los poemas épico- rimas. En el modernismo man­ de mocedades del héroe, de cau­
glo xviii, se ha señalado la pre­ líricos, etc., que integran el Ro­ tiene su vigencia, tanto en los tivos, de vuelta del marido, de
sencia del estilo rococó en la mancero. poetas hispanoamericanos (J. Mar­ amor fiel, de adulterio, etc.); se­
abundante poesía anacreóntica Romance. Poema formado por tí, R. Darío, etc.) como en los es­ gún los protagonistas (romances
creada por entonces. J. Meléndez una serie indefinida de versos oc­ pañoles: Juan Ramón Jiménez, del Cid, de Bernardo del Carpió,
Valdés, el poeta más logrado de tosílabos que riman en asonante A. Machado, etc. El interés por el de Fernán González, etc.), g) Esti­
ese período, representaría «la los pares y quedan sueltos los im­ romance persiste en los poetas lo: romance épico-lírico, lírico,
cima del gusto rococó» (J. Arce). pares. Ejemplo: del 27 (G. Diego, R. Alberti, erudito, artificioso, etc.
459 ROMANTICISMO
ROMANCERO 458

Por lo que respecta a la métrica, Lucas Rodríguez. En 1600 se edi­ alemán tiene una primera fase
(editor del Catálogo general del
en cuanto al número de versos, ta el Romancero General, con lo de desarrollo entre 1797 y 1801:
romancero, 1982), A. Rodríguez
aunque el predominante es el ro­ que se inicia el Romancero nue­ la llamada etapa de Jena, ciudad
Moñino, P. Benichou, S. G. Ar-
mance octosilábico, ya desde el vo, así llamado por la aparición donde convergen tres filósofos
mistead (editor del Romancero
siglo xv aparece un tipo de ro­ sefardí), etc. de temas que no figuraban en el (J. G. Fichte, F. W. von Schelling
mance menor, denominado ro­ Un primer problema abordado tradicional (moriscos, pastori­ y F. Schleiermacher) que influ­
mancillo, compuesto por hexa- les, etc.) y por la entrada de nue­ yen en la conformación del pen­
por los investigadores es el de los
sílabos o heptasílabos; los hay orígenes de este tipo de poemas. vos poetas (Lope de Vega, Gón- samiento romántico: la idea del
también en eneasílabos, decasíla­ Juan de Mena y el marqués de gora, Quevedo) en el grupo de «yo» de Fichte y Schelling dará
bos, endecasílabos (con los que se Santillana dan fe de su existencia creadores de romance. Por otra origen a la del «genio indivi­
compone el denominado roman­ en el siglo xv. Algunos romances parte, se introducen romances en dual» romántico en búsqueda
ce heroico), etc. Véase: roman­ históricos evocan hechos ocurri­ el texto de muchas comedias. En permanente de lo absoluto. Al
cero. dos en el siglo xiv, p. e., el alusivo los siglos xviii y xix se reeditan grupo de Jena pertenecen los
Romancero. Denominación al cerco de Baeza en torno a 1368 antiguos romances en pliegos (p. hermanos A. W. y F. von Schle-
con la que se designa el conjunto (Cercada tiene a Baeza). Otros e., Gerineldo, Bernardo del Car­ gel, que configuran el ideario
de romances viejos (históricos, pueden datarse con cierta pre­ pió) y se crean otros nuevos de fundamental de la estética del
épico-literarios y legendarios que cisión, p. e., Gentil dona, gentil carácter noticioso, sobre acon­ Romanticismo con sus estudios
componen el llamado Romance­ dona (1421), de Jaime de Olesa. tecimientos coetáneos, canta­ sobre la obra de Shakespeare,
ro tradicional español), eruditos En cuanto a su publicación, en dos especialmente por ciegos Cervantes y Calderón. Por lo
(Romancero «medio») y artísti­ la primera mitad del siglo xvi co­ que vendían los famosos «plie­ que respecta a Francia, Chateau­
cos (Romancero nuevo), así como mienzan a editarse romances: gos de cordel» o «romances de briand, con Atala (1801) y Rene
los de creación popular y culta o bien insertos en Cancioneros ciego». Sobre la escritura de ro­ (1802), mme. de Staél (Corinne,
desde el siglo xvii al xx. Dicha (Cancionero General de Hernan­ mances a partir del Romanticis­ 1807) y B. Constant (Adolphe,
denominación aparece ya en do del Castillo, de 1511) o en mo, véase: romance. 1816) inician dicho movimien­
1579, con la colección de Lucas pliegos sueltos de gran tirada. A Romancillo. Véase romance. to: en los personajes de estas no­
Rodríguez (Romancero historia­ mediados de siglo surgen las pri­ •* Romanticismo. Movimiento velas se percibe el malestar de la
do), y se consolida con el Roman­ meras colecciones de romances literario que surge a finales del conciencia y la disociación inte­
cero General de 1600. en libro: Cancionero de romances siglo xvm en Inglaterra y Ale­ rior, rasgos peculiares de la sen­
La génesis y formación del Ro­ (c. 1548), de Martín Nució, y Sil­ mania y que, en las primeras dé­ sibilidad romántica. Este movi­
mancero ha sido objeto de am­ cadas del siglo xix, se extiende a miento triunfa en la generación
va de varios romances (1550-
plia investigación, realizada si­ 1551), de E. G. de Nájera. A fina­ otros países de Europa y Améri­ de V. Hugo (maestro de un gru­
multáneamente a la recogida y les del xv y comienzos del xvi ca. Los inicios del Romanticis­ po formado por A. de Vigny,
edición de fuentes de la tradición aparecen romances de nueva crea­ mo se sitúan en Inglaterra, don­ A. de Musset, A. Dumas, etc.),
oral y escrita. Iniciada en los co­ ción, llamados trovadorescos (Juan de destacan un grupo de poetas a partir de la representación
mienzos del siglo xix por A. Du­ del Encina y Gil Vicente), y artifi­ (W. Blake, S. T. Coleridge, del Hernani (1830), y se con­
ran, F. J. Wolf, etc., esta obra de ciosos, los de la segunda mitad W. Wordsworth, J. Keats, P. B. She- solida con la obra de Stendhal,
recuperación ha sido continua­ del xvi. Editados inicialmente en lley, Byron) y el creador de un A. de Lamartine, G. de Nerval,
da por M. Milá y Fontanals, pliegos, se integran posteriormen­ relato peculiar de la narrativa G. Sand, E. Sue, etc. El Romanti­
M. Menéndez Pelayo, R. Menén- te en libros autónomos como el romántica, la novela histórica: cismo francés es el que más in­
dez Pidal, D. Catalán y su equipo Romancero historiado (1579), de Walter Scott. El Romanticismo fluye en el español gracias a la
ROMANTICISMO 460 461 ROMANTICISMO

traducción de obras de Chateau­ misterio ylo sobrenaturalydiacia Quijote como afirmación del La temática predominante en mu­
briand, V. Hugo, A. Dumas, un ideal inefable que no pueden ideal) convertidos en símbolo de chos de estos poemas es el amor
G. Sand, E. Sue y del costum­ alcanzar. Es ésta una de las raíces la rebeldía del romántico ante los (cargado de pasión y melancolía,
brista Jouy (su libro, Lesfranjáis de su frustración, incrementada, códigos morales y las institucio­ de desesperación o resignación
peints par eux-mémes, tendrá su además, por la sensación de estar nes. Este héroe romántico es un ante la pérdida del objeto ama­
correlato en Los españoles pinta­ viviendo en un mundo inarmóni­ ser misterioso (en su pasado hay do), la reflexión filosófico-moral
dos por sí mismos) y gracias tam­ co, desacralizado y desnaturali­ un secreto), insumiso, seductor (destino del hombre, sentido de
bién a la presencia de escritores zado. De ahí que la exaltación (en algunos casos, con cierto ma­ la vida, etc.), lo social (exaltación
franceses en España (Chateau­ romántica de la subjetividad de­ tiz diabólico), proscrito (la gente de los marginados: el pirata, el
briand, P. Mérimée, G. Sand, rive, en último término, hacia sé aparta de él porque cree que mendigo, el reo de muerte, etc.),
V. Hugo) y de españoles exilia­ una conciencia «desgarrada». conlleva la perdición) y perse­ histórico (los Romances históri­
dos en Francia (F. Martínez de la Búsqueda de «otra realidad»: los guido por el destino. Así apare­ cos, de Rivas) y legendario (las Le­
Rosa, Rivasy Espronceda). románticos, y sus personajes, in­ cen, p. e., don Alvaro, del drama yendas, de Zorrilla). Mención
Las características fundamenta­ seguros ante una realidad hostil del duque de Rivas, don Juan Te­ especial merecen los Romances
les del Romanticismo son las si­ (p. e., René, de Chateaubriand), se norio, del de J. Zorrilla, don Félix históricos del duque de Rivas, las
guientes: evaden hacia un mundo acogedor, de Montemar en El Estudiante de Leyendas de Zorrilla y, sobre
Ruptura con el neoclasicismo, ma­ creado por la fantasía, el arte y Salamanca, de J. Espronceda, etc. todo, las Rimas de Bécquer, que
nifestada en la cpncepción_de la la literatura. La búsqueda de ese Desde el punto de vista de los gé­ constituyen la creación poética
re a 1 i d a d. (a r m ó nica y sujeta, a 1 e - mundo de «autoexilio» se con­ neros literarios, en el Romanticis­ más valiosa del Romanticismo.
yes en el neoclasicismo; conflic­ creta en una vuelta al pasado (la mo español se advierte una pre­ Otros géneros cultivados son el
tiva, dinámica y evolutiva en el Edad Media: eso explica el gusto ferencia por la poesía lírica, el costumbrismo (de S. Estébanez
Romanticismo), en la percepción de Chateaubriand por el gótico, de teatro, la novela histórica y, en la Calderón, R. de Mesonero Ro­
poética de la misma (predominio los románticos españoles por el última etapa, por el artículo de manos y Larra), la novela históri­
dé aspectos racionales en el neo­ Romancero, etc.), en una búsque­ costumbres. En la década inicial ca (Sancho Saldaña, de Espron­
clasicismo; de la imaginación y de da de lo exótico y desconocido (los años treinta) el género más ceda, El Doncel de don Enrique el
los sentimientos en eLRomanti£ (naturaleza salvaje, países orien­ cultivado es el dramático: La con­ Doliente, de Larra) y el periodis­
cismo) y en la expresión estética: tales y mediterrá-neos), en un via­ juración de Venecia (1834), de Mar­ mo (Larra y Bécquer, p. e.).
naturaleza estilizada en el neocla­ je hacia el mundo interior de la tínez de la Rosa; Macías, de Larra; El Romanticismo tuvo una gran
sicismo («jardín», «estanque»), conciencia, hacia lo misterioso, lo Don Alvaro o la fuerza del sino repercusión en Hispanoamérica,
agreste y libre en el Romanticismos- fantasmal, lo lúgubre, incluso. (1835), del duque de Rivas; El donde se advierte la influencia
gusto por los paisajes abiertos y Creación de un peculiar tipo de Trovador (1836), de A. García Gu­ conjunta de escritores franceses y
embravecidos, como el bosque, el héroe romántico: Byron configu­ tiérrez; Los amantes de Teruel españoles. Entre los temas abor­
mar, la tormenta, etc. ra dicho tipo, vinculando rasgos (1837), de J. E. Hartzenbusch; dados figuran el indianismo e in­
Nueva concepción del yo, como de personajes como Werther y Don Juan Tenorio (1845) y Trai­ digenismo, la exaltación de la na­
fuente y norma de creación lite­ René (melancolía, pesimismo, de­ dor, inconfeso y mártir (1849), de turaleza y del pasado nacional de
raria y como facultad dotada de sesperación, etc.) con otros deri­ J. Zorrilla, etc. cada país, el costumbrismo, etc.
poderes que le empujan a la bús­ vados de algunos mitos clási­ En cuanto a la poesía románti­ En narrativa destacan, como
queda incesante de lo absoluto. cos (Prometeo), bíblicos (Satán, ca, 1840 es el año de consolida­ novelas importantes, María, del
De ahí que los personajes román­ Caín) y de la literatura española ción, con los libros de Espronce­ colombiano J. Isaacs, Amalia,
ticos se sientan atraídos hacia el (don Juan, como rebelde; don da (Poesías y El Diablo Mundo). de J. Mármol, El matadero, de
RONDEL 462

J. Echeverría, Cumandd, del ecua­ en la reiteración simétrica de ri­


toriano J. L. Mera, y las obras del mas y conceptos. El término apa­
peruano R. Palma. Como ejem­ rece citado por el marqués de San-
plo del teatro romántico cabe tillana (s. xv) y Fernando de la
recordar Muñoz, visitador de Torre, quien compone varios poe­
México, de I. Rodríguez Galván. mas de este tipo, combinando ras­
Véanse: costumbrismo, neo­ gos de canción cortesana con ron­
clasicismo, NEORROMANTICIS- deau francés. En el modernismo,
MO, NOVELA HISTÓRICA y PRE- J. del Casal imita el poema francés
RROMANT1CISMO. en sus Tres rondeles, formados por
Rondel. Poema breve formado redondillas y quintillas. Compo­
generalmente por redondillas oc­ siciones de este tipo figuran tam­
tosilábicas y de tema amoroso. bién en A. Ñervo, A. Reyes y M.
Coincide con el rondeau francés Machado (Rondelflamenco).

Sáfica. Se denomina estrofa sá- Saga. Término de raíz germáni­


fica la formada por tres versos ca (sagen: decir; segja: narrar)
endecasílabos sáficos con acen­ con el que se denomina un tipo
tos en 4.a, 8.a y 10.a y un pentasí­ de relato en prosa (puede incluir
labo adónico, con acentos en 1.a también fragmentos en verso),
y 4.a. Puede ir sin rima o con generalmente anónimo, destina­
rima consonante o asonante. do, en sus inicios, a la narración
Ejemplo: de la historia de determinadas fa­
milias (reales, principalmente) y
«Dulce vecino de la verde selva, de sus pueblos respectivos. Su
huésped eterno de abril florido, origen parece estar en los monas­
vital aliento de la madre Venus, terios de Islandia: de hecho, sus
céfiro blando». iniciadores son dos clérigos, Asi
Thorgilsson y Saemundr Sigfus-
(E.M. de Villegas) son, que en el siglo xn habrían
compuesto las primeras sagas,
Esta estrofa, cuyo modelo proce­ sobre cuyo modelo habría elabo­
de de la poesía grecolatina (Safo, rado Snorri Sturluson (siglos xn-
la poetisa griega, habría sido su xm) las sagas reales compiladas
iniciadora) e italiana, se comien­ en el Heimskringla, en las que se
za a usar en España en el Siglo de relata la historia de Noruega des­
Oro por parte de B. de Alcázar y de sus orígenes (míticos) hasta el
E. M. Villegas (Oda «Al céfiro», a siglo xiii. Por otra parte, apare­
la que pertenece la estrofa trans­ cen las llamadas sagas familiares
crita en el ejemplo). islandesas, en las que se narra la
463
SAINETE 464 465 SÁTIRA

historia de los primeros coloni­ función de pieza cómica repre­ de El santo de la Isidra (1898), y otros escritores religiosos de la
zadores de Islandia (s. ix) y sus sentada en los entreactos de la será recurrente en el resto de sus época.
descendientes. Posteriormente, obra teatral: parece que en el si­ sainetes. Véase: género chico. Salón. Véase clasificación li­
surge un nuevo modelo de sagas glo xvm el entremés figuraba en­ Salmo. Término de origen grie­ teraria.
(p. e. las Volsungasaga), de tipo tre la primera y segunda jorna­ go (psalmos: pulsación de cuerdas Sarcasmo. Término de origen
legendario, inspiradas en primi­ das, y el sainete entre la segunda de un instrumento musical) con griego (sarkasmo: mofa, escar­
tivos relatos germánicos de ca­ y la tercera. A lo largo de dicho si­ el que se denomina una composi­ nio) con el que se designa una
rácter épico. Este fondo tradicio­ glo, se advierte una progresiva ción poética dirigida a la divini­ burla irónica y cruel, dirigida a
nal de relatos ha inspirado a consolidación del sainete, gra­ dad y destinada al canto en el ám­ ofender a personas o institucio­
escritores contemporáneos de la cias, sobre todo, a Ramón de la bito de la liturgia judía. En Israel nes. Añade sobre la ironía el ca­
literatura nórdica, como H. Ib- Cruz, considerado como el ma­ se cultivan, desde sus orígenes rácter de crueldad y ensañamien­
sen, A. Slrindberg, etc. estro de este subgénero. como pueblo, diversas formas de to, que, cuando se dirige contra
En la literatura española, dicho En el siglo xix, durante la Res­ poesía lírica: cantos triunfales personas indefensas (condición
termino ha sido aplicado a deter­ tauración, van a adquirir gran (Ex. 15),-poemas amorosos (Can- que algunos tratadistas de retóri­
minados relatos en los que se na­ auge tanto los sainetes dramáti­ tarde los Cantares), cantos elegia­ ca ponen como peculiar del sar­
rra la historia de una familia y sus cos como los musicales, en el cos (II Sam., 1, 17-27), etc. Sin casmo), supone un especial gra­
posibles ramificaciones. En senti­ marco de lo que se dio en llamar embargo, el mayor acervo de poe­ do de vileza en sus autores. Suele
do irónico lo utiliza Galdós en La «género chico». Conocidos sai­ sía hebrea se encuentra en lo que recordarse, como ejemplo clási­
desheredada («La saga de los Pe­ neteros son Ricardo de la Vega se conoce como Libro de los sal­ co de sarcasmo, el que los líde­
ces», cap. 12). Se ha aplicado tam­ (autor de La verbena de la Palo­ mos, un conjunto de ciento cin­ res religiosos de Israel cometen
bién a los personajes de dos gene­ ma, con música de Bretón), J. Ló­ cuenta poemas, de los que una con Cristo cuando, condenado a
raciones de una misma familia (la pez Silva (que escribe con C. Fer­ gran parte lleva título. muerte en la cruz y ya totalmente
saga de los Rius) en las novelas de nández Shaw La Revoltosa, con Los salmos, aparte de su función desvalido, expresan ante él un co­
I. Agustí: Mariona Rebull (1944) música de Chapí), Javier de Bur­ litúrgica, constituyen una fuente mentario escarnecedor: «A otros
y El viudo Rius (1945). gos, etc., que llevan a escena am­ de inspiración religiosa y literaria salvó y a sí mismo no puede sal­
Sainete. Breve pieza teatral, de bientes madrileños de las clases en la historia de las comunidades varse. ¡El Cristo, el Rey de Israel,
carácter cómico y popular, que, media y baja con sus costumbres, judía y cristiana. En la literatura que baje ahora de la cruz, para
desde el Siglo de Oro hasta me­ sus peculiaridades de lenguaje española deben recordarse, por que lo veamos y creamos» (Me.,
diados del siglo xix aparece in­ y sus tipos castizos. En el «género su especial significado y valor, los 15,29).
tercalada en los intermedios o chico» participan los hermanos comentarios de J. de Valdés y la Sátira. Composición literaria en
entreactos de una obra dramáti­ Alvarez Quintero, creadores de versión poética de Fray Luis de prosa o verso en la que se realiza
ca y en la que, a veces, alternan la sainetes como El traje de luces León realizada sobre 21 salmos una crítica de las costumbres y
recitación y el canto. Dicha pieza (1898), etc., que son cuadros de en liras (salmos I, XII, XXIV, etc.), vicios de personas o grupos so­
participa de los rasgos del entre­ costumbres andaluzas. Una aten­ serventesios (salmo XVIII), ter­ ciales con propósito moraliza-
més: brevedad, tonalidad jocosa ción especial merece C. Arniches, cetos encadenados (salmo XVII), dor, lúdico o intencionadamente
e instrascendente, crítica burles­ que, recogiendo los esquemas de etc., así como la utilización fre­ burlesco. La sátira surge en Gre­
ca de tipos y costumbres de la so­ la tradición del género en cuanto cuente de los mismos como pun­ cia y tiene como principales re­
ciedad coetánea, uso del lengua­ a forma y contenido, los estiliza y to de partida para las propias re­ presentantes a Aristófanes (sáti­
je popular, etc. De hecho, sainete confiere una notable calidad es­ flexiones ascéticas en las obras de ra contra el demagogo Cleón, el
y entremés cumplen la misma tética y una estructura que, des­ Santa Teresa, San Juan de la Cruz fanfarrón Lámaco, etc,), Menipo
467 SEGUIDILLA
SECUENCIA 466

(acerada crítica de los vicios so­ ciertos elementos léxicos del ca­ que se festejan acontecimientos
en el que se emplea para denomi­
ciales), Luciano de Samosata, etc. talán, aragonés, portugués, he­ familiares: canciones de bodas,
nar «una sucesión no interrum­
Sin embargo, es en Roma donde breo, francés (influye en el si­ de nacimiento, circuncisión, etc.
pida de planos o escenas que en
se configura como verdadero sub­ glo xix a través de la Aliance Is- Un aspecto importante de esta
una película se refieren a una
género literario, dotado de una raélite Universelle) y otros incor­ tradición poética conservada es
misma parte o aspecto del argu­
mayor diversidad temática y for­ porados de la lengua hablada en el "Romancero, en el que se reco­
mento» (DRAE). Dicho término
mal (fábula, diálogos, verso y pro­ los países que los acogieron: ára­ gen, junto a romances anteriores
se utiliza también en teoría lite­
sa, etc.). Grandes cultivadores de raria por parte de ciertos narra- be, griego, turco, etc. a la expulsión, otros posterio­
la sátira latina son M. T. Varrón tólogos en sus análisis sobre Por lo que respecta a las expre­ res, que aluden a acontecimientos
(introductor del modelo griego la estructura del relato. P. e., siones culturales en sefardí, entre ocurridos después de 1492, como
de las sátiras «menipeas»), Per- V. Propp entiende por secuencia, los primeros textos escritos figu­ el romance del Testamento del rey
sio, Horacio (Sermones), Juvenal ran los de tema religioso, entre Felipe II o poemas con temática
dentro de un cuento, el desarrollo
(Sátiras), Séneca y Petronio (Sa- de la acción que va desde una los que cabe destacar la llamada de la cultura judía, como El sacri­
tiricón). En la Edad Media la sá­ «carencia» inicial (p. e., un rapto) Biblia de Ferrara (1553), traduci­ ficio de Isaac. En el género narra­
tira continúa en los diferentes hasta su desenlace, representado da al judeoespañol (o mejor ladi­ tivo aparecen cuentos maravillo­
tipos de "farsa, "moralidad y *fa- por una función terminal, que no, que es el judeoespañol en el sos y relatos hagiográficos.sobre
bliaux, en ciertos poemas de los pudiera ser el matrimonio, la re­ que se traducen los textos clási­ figuras bíblicas. En cambio, no
"■goliardos, en las "cantigas de compensa, el encuentro de la cos hebreos, p. e., los textos bí­ figura una tradición novelística
escarnio y de maldecir gallego- persona o del objeto buscado, blicos), la versión políglota del propia. En cuanto al teatro, hay
portuguesas, en algunas compo­ la reparación de un mal o la con­ Pentateuco de Constantinopla traducciones de obras de Racine
siciones del Libro de Buen Amor, secución de ayuda para salvarse (1547, en hebreo, arameo, griego y de Moliere al judeoespañol, de­
en la Danfa general de la Muerte y ladino) y las glosas, interpreta­ bido a la mencionada influencia
en la persecución: «cada nueva
(s. xv), las Coplas de Mingo Re­ carencia origina una nueva se­ ciones y comentarios a textos de francesa a partir del siglo xix. En
vulgo, etc. Un tono satírico anima cuencia». Por eso, en un cuento la Biblia, conocidos como Me'arn este género surge cierta produc­
diversos pasajes de la literatura habrá tantas secuencias (puede lo 'ez y realizados en el transcurso ción original, tanto de teatro cos­
española posterior: La Celestina, constar de una sola) corno caren­ de los siglos xvm y xix. tumbrista (obra de A. Ben-Guiat),
el Lazarillo y otras novelas pica­ cias ocurran en el relato. En cuanto a la producción lite­ como de tragedias (Abraham
rescas, El Quijote, el teatro de Sefardí. Término de proceden­ raria, los sefardíes han cultiva­ Cappón).
L. Fernández de Moratín, los ar­ cia dudosa (Sefarad podría ser la do poemas de temática religiosa En relación con la lengua, pervi­
tículos de Larra y Clarín, las (vinculada con las fiestas de la li­ ve el sistema fonológico medie­
denominación que en la Biblia
novelas de El Ruedo Ibérico, de correspondiera a España) con el turgia judía, como la Pascua), mo­ val del castellano.
Valle-Inclán, etc., sin olvidar los que se alude a los descendientes ral (coplas de musar) o de exalta­ Seguidilla. Copla popular que
poemas satíricos de grandes es­ de judíos expulsados del territo­ ción de figuras relevantes de. la generalmente aparece en for­
critores del Siglo de Oro, relati­ rio español a finales del siglo xv, historia bíblica (Abraham, Moi­ ma de estrofa pero que también
vos a temas políticos (Quevedo) así como a su lengua y literatura. sés, José, los Macabeos), etc. En puede constituir un breve poe­
y literarios (Góngora, Lope de Muchos de estos sefardíes han su mayoría, se trata de composi­ ma autónomo. Como estrofa, a
Vega, Quevedo, etc.). Véanse: conservado hasta el siglo xx el ciones anónimas. Dentro de esa lo largo de su historia ha tenido
BURLESCO, IRONÍA ySARCASMO. idioma judeoespañol, que es una producción se sitúan algunas can­ diversas formas, pero la más fre­
Secuencia. Término proceden­ variedad dialectal del castellano ciones líricas relacionadas con cuente ha sido la de cuatro ver­
te del lenguaje cinematográfico hablado en el sur de España, con las celebraciones religiosas en las sos, de los cuales el primero y el
SELECCIÓN 468 469 SEMIÓTICA

tercero son heptasílabos y van tiva, además, la seguidilla arro­ que se designaba en medicina la do a su sentido, combinaciones
sueltos y el segundo y cuarto son manzada, llamada así porque a técnica de diagnóstico y segui­ posibles, etc., al tiempo que estu­
pentasílabos y riman en asonante: lo largó de toda la composición miento del curso de la enfer­ dia sus diferentes usos: informati­
7a-5b-7c-5b. Ésta era la estructu­ se mantiene la misma asonancia. medad a través de sus síntomas. vo (transmisor de mensajes),
ra métrica con que aparecía en las Selección. En lingüística, es el Dicho término (derivado de se- valorativo (utilidad para la elec­
jarchas hispano-hebreas de los si­ acto de elegir, en el plano para­ meion: signo) lo utilizaron desde ción de objetos), iniciativo (pro­
glos xi y xn, en la poesía gallego- digmático, entre las unidades los sofistas hasta los estoicos para vocador de respuestas) y siste­
portuguesa del siglo xi u y en los alternativas de que se dispone, denominar una rama de la filoso­ mático (sirve para organizar la
cancioneros castellanos del si­ aquellas que han de figurar en fía conocida como «teoría de los conducta).
glo xv. Ejemplo: la combinación sintagmática de la signos». El interés por esta cien­ En el campo de la lingüística y de
cadena hablada para transmitir cia es notable entre lógicos y gra­ la crítica literaria europeas, van
«Ojos de mi señora, adecuadamente un mensaje. En máticos medievales y perdura a influir en la formación de esta
y vos ¿qué avedes? la Estilística de Bally, dicho tér­ hasta la época moderna, como lo nueva ciencia: J. Mukarovsky (que
¿Por qué vos abaxades mino implica el hecho de esco­ demuestra la obra de G. W. Leib- aplica la categoría de signo a las
cuando me vedes?». ger, entre las posibles variantes niz y J. Locke. Éste concibe dicha obras de arte: la función estética
(Cancionero Herberay) estilísticas susceptibles de expre­ ciencia como una «teoría de los sería lo peculiar de la obra litera­
sar un mismo concepto, aquella signos verbales». De Locke reci­ ria) y L. T. Hjelmslev (a quien se
En el siglo xvn hay ejemplos de que presente mayor efecto evoca­ birá el lógico norteamericano deben, además, dos conceptos
seguidillas de tres versos del tipo dor. Dentro de las variedades de Ch. S. Peirce (considerado el ini­ clave en teoría literaria: “denota-
5-7-5: utilización social y cultural de la ciador de la semiótica contempo­ ción y connotación; así como la
lengua, los escritores tienen en ránea) el nombre para esta disci­ definición de la literatura como
«Callad un poco, cuenta las diversas posibilidades plina, entendida como ciencia una «semiótica connotativa») y
que me matan llorando de selección que le ofrecen los di­ general de los signos. R. Jakobson, que, partiendo del
tus dulces ojos». versos subsistemas de la misma. La semiótica anglosajona tiene “formalismo ruso y la lingüística
(Lope de Vega) Semblanza. Término de origen como promotores iniciales a Peir­ de Praga, conecta con el “estruc-
latino (similare, semejante, del ce y a Ch. Morris. Al primero se turalismo francés y la semiótica
A lo largo del xvn aparece la lla­ que proceden semblar y semblan­ deben importantes precisiones americana, de la que recoge los
mada seguidilla compuesta, que za, en castellano, y semblanza, en sobre conceptos básicos de dicha conceptos de icono, signo y sím­
añade a la seguidilla simple de catalán) con el que se denomina ciencia, como los de *icono, ^sím­ bolo (Peirce). Por otra parte, tiene
cuatro versos otra estrofa de tres, la descripción física y moral de bolo y signo. A partir de este con­ en cuenta la teoría de la informa­
con la siguiente estructura: 7-5- una persona, acompañada de un cepto, Ch. Morris estudia las ción, al elaborar el esquema de las
7-5:5-7-5. En el modernismo, breve bosquejo biográfico. Para características del lenguaje huma­ funciones del lenguaje, aplicadas
M. Machado recoge una nueva algunos tratadistas, semblanza es no, según las peculiaridades del al texto literario. A la consolida­
modalidad, la seguidilla gitana o sinónimo de retrato; en realidad, signo lingüístico (pluralidad, ca­ ción de los estudios semióticos
playera (6a-6b-l lc-6b: «Las que se trata de una conexión de este pacidad combinatoria dentro de han contribuido también investi­
se publican / no son grandes pe­ último con la biografía, reducida un sistema, inteligibilidad compar­ gadores procedentes de la “lin­
nas: / las que se callan y se llevan a algunos datos relevantes. Véan­ tida por emisor e intérprete, cons­ güística del texto (T. A. Van Dijk,
dentro / son las verdaderas»). En se: MEMORIAS y RETRATO. tancia de significado en diversas J. Petófi), la semiótica de la cultu­
la Generación del 27, F. García Semiótica. Término de origen situaciones, etc.), del que elabora ra (I. Lotman, B. Uspenski), etc.
Lorca («Los cuatro muleros») cul­ griego (semiotike tejne) con el una precisa clasificación atendien­ Finalmente, una sistematización
SEMIÓTICA 470
471 SENTIMENTAL (NOVELA)

de la semiótica, como disciplina, representación y unos estereoti­


Véanse además: connotación, profundo, espiritual o trascen­
se encuentra en el.Tratado de se­ pos que le facilita la propia len­
SIGNO y TEXTO. dente. En la semiótica actual
miótica general, de U. Eco (1977), gua y el ámbito cultural en que se
Sentencia. Término de origen ambos términos podrían tradu­
que revisa la división tripartita de mueve. Esta información la pue­
latino (sententia: opinión) apli­ cirse por los de denotación (el
Peirce (índice, icono, símbolo), de realizar de una forma denota-
cado a una máxima «que aparece significado permanente y obje­
propone una clasificación exhaus­ dora (para ello basta con utilizar
con la pretensión de alcanzar va­ tivo que el código lingüístico
tiva de ios signos y considera a la la lengua con propiedad y exacti­
lidez como norma reconocida atribuye a un signo) y connota­
semiótica como la ciencia que es­ tud) o puede implicar significa­
para el conocimiento del mundo', ción (los diversos sentidos que
tudia todos los fenómenos cultu­ dos connotados, bien por expre­
relevante para la vida, o como pueden ser suscitados por dicho
rales como sistemas de signos y sa voluntad del emisor o por
norma para la vida misma» (H. signo en un determinado con­
fenómenos de comunicación. intromisión de su inconsciente, o
Lausberg). Puede definirse tam­ texto, dada la polisemia y ambi­
A partir de estos presupuestos, y por la estructuración global del
bién como una «reflexión pro­ güedad del signo literario). Por
considerando los textos litera­ texto, que ha de ser analizado en
funda expresada sucinta y enér­ otra parte, el sentido de un texto
rios como sistemas de signos es­ relación con el contexto cultural
gicamente» (F. Lázaro Carreter). depende no sólo del nivel del
téticos, ha surgido una teoría se­ en el que ha surgido. Dicho con­
Ejemplo: «Acaba con infamia el significado, sino también del ni­
miótica de la literatura, cuyos texto está formado por el sistema
que se arrastra ante el poderoso» vel de significante: elementos
temas de estudio son el análisis conceptual y cultural vigente,
(Empédocles). fonológicos (p. e., en la alitera­
del signo y discurso poéticos, su por el conjunto de temas, mitos y
La sentencia puede presentarse en ción, onomatopeya, etc.) y mor-
funcionamiento y relación con estereotipos, así como por los
distintas formulaciones: a) Como fosintácticos.
otros sistemas de signos, el trata­ códigos estéticos y las corrientes
un aserto («Nada en demasía», Sentimental (novela). Deno­
miento de los textos como pro­ estilísticas de una determinada
Solón), b) Como una exhortación minación con la que se alude a un
ductos semióticos, el carácter época o escuela, y también por
(«Sea tu oráculo la mesura», Tales tipo de relato de amor cortés, con
denotativo y connotativo de sus los textos con los cuales tiene re­
de Mileto). c) Como una interro­ elementos de novela caballeres­
enunciados, los códigos con los lación de dependencia o *inter-
gación retórica («¿No es una in­ ca, que se desarrolla en España
que se ha de interpretar el men­ textualidad. De hecho, los estu­
dignidad burlarse del desgracia­ desde 1439 (fecha de aparición
saje literario, los tipos de cultura diosos de semiótica de la cultura
do?», Anónimo), d) Como una de Siervo libre de amor, de Rodrí­
en los que se insertan dichos (Lotman, Uspenski) creen que
exclamación: «¡Oh ingratos mor­ guez del Padrón) hasta mediados
mensajes y códigos, etc. Desde la en el análisis de los textos se pue­
tales, jamás conoscéis vuestros del xvi y que logra su modelo de­
perspectiva de esta ciencia, el den descubrir ciertos rasgos im­
bienes sino cuando dellos cares- finitivo y su fijación como tal
texto literario es considerado puestos por su «modelo cultu­
céis!» (Fernando de Rojas). subgénero narrativo en Cárcel de
como un mensaje que un emisor ral», perceptibles en el plano del
Sentido. En teoría lingüística, amor (1492), de Diego de San Pe­
(el autor) dirige a un destinatario significante lingüístico (varian­
es el conjunto de rasgos semán­ dro.
(el lector) en condiciones espe­ tes geográficas, sociales, estilísti­
ticos que componen una unidad Los rasgos señalados por la críti­
ciales: no hay posibilidad de diá­ cas, etc.) y de los contenidos: mi­
de significado. Se dice, por tan­ ca como peculiares de estos rela­
logo entre emisor y receptor. El tos, temas, modelos axiológicos,
to, del significado de un mensa­ tos son los siguientes: carácter
emisor es el responsable de la or­ etc.
je. En la literatura medieval se autobiográfico en la mayor parte
ganización semiótica del texto, y, Finalmente, sobre metodología
hablaba ya de un doble sentido de ellos; amor no correspondi­
en su mensaje, codifica ciertas y técnicas de análisis semiótico
en determinados mensajes: lite­ do, como tema fundamental; aná­
experiencias de la realidad de de textos, puede verse comen­
ral, o de significación inmedia­ lisis minucioso de las propias vi­
acuerdo con unos esquemas de tario DE TEXTOS LITERARIOS.
ta, y alegórico, o de significado vencias de ese amor (la dama se
SENTIMENTALISMO 472 473 SEXTETO

muestra altiva y distante), causa Rousseau; Pablo y Virginia, de Sermón. Modalidad de la ora­ Serventesio. Estrofa de cuatro
de ansiedad, reiteradas quejas y B. de Saint Pierre), Inglaterra (las toria sagrada que se desarrolla en versos endecasílabos de rima con­
desesperación en el enamorado; obras de Richardson) y Alema­ el marco de una celebración li­ sonante y cruzada de tipo ABAB.
sublimación de la figura de la nia (Werther, de Goethe). En Es­ túrgica y que tiene por objeto la Esta estrofa se usaba en la poesía
mujer amada, cuya hermosura y paña se advierten indicios de esta explicación de aspectos doctri­ provenzal para ciertas compo­
rango social (generalmente más corriente sentimental en la poe­ nales del dogma y de la moral, siciones satíricas denominadas,
elevado que el del amante) pro­ sía lírica de J. Meléndez Valdés, basados en la Biblia y en el ma­ precisamente, sirventés, nombre
vocan en éste una actitud de ad­ en obras «lacrimosas» del tipo gisterio de la Iglesia. Véase: ora­ con el que se designaba también
miración idealizadora y de ren­ de El delincuente honrado, de toria. en el siglo xvi a la redondilla, que
dido vasallaje, propio del *amor G. M. de Jovellanos, y en buena Serranilla. Breve poema lírico tiene la misma estructura de rima
cortés; desenlace trágico; breve­ parte de la producción poética y en hexasílabos u octosílabos que cruzada (abab), pero con versos
dad, trama argumental simple, dramática del Romanticismo. Al puede estar compuesto en forma de arte menor.
escasez de descripciones, espa­ igual que en Francia, este senti­ de romance, villancico o canción Sexta rima. Estrofa procedente
cios normalmente lejanos y con mentalismo se encuentra en el medieval. El tema es el encuentro de Italia, compuesta por cuatro
frecuencia imaginarios y alegó­ ★melodrama y en muchas novelas de un caballero o clérigo con una endecasílabos que riman en alter­
ricos, poca relevancia de la tem­ de folletín (de W. Ayguals de Izco, pastora o serrana a la que aquél nancia, seguidos de un pareado,
poralidad; en algunas novelas E. Pérez Escrich, M. Fernández y intenta seducir. Este tipo de poe­ también endecasílabo (ABABCC).
(Proceso de cartas de amores, de González, etc.), que eran objeto mas, a los que se ha emparenta­ Ejemplo.
J. Segura, p. e.), narración en de consumo de un público, sobre do con la «pastorela» provenzaly
forma epistolar o intercambio de todo femenino, del que sería un su imitación gallego-portuguesa, A «Mas no le falta con quietud
misivas por medio de cartas símbolo literario la protagonista tendría su origen en una antigua [segura
(Cárcel de amor); presencia de de La desheredada, de Galdós. tradición española de villanci­ B de varios bienes rica y sana
elementos religiosos (citas bíbli­ Véanse: folletín, novela rosa cos y cantos populares con tema [vida:
cas, alusiones a temas sacros), y PRERROMANTICISMO. de viajes: son los llamados por A los anchos campos, lazos de
etc. Su composición es multifor­ Separación. Figura de dicción R. Menéndez Pidal «villancicos [aguapura:
me: tratado didáctico, sermón y, consistente en señalar la diver­ de caminantes», en los que se re­ B la cueva, la floresta divertida,
sobre todo, epístola, que se con­ sidad de significado que existe lata el encuentro de éstos con una C las presas, el balar de los ga-
vierte en la forma fundamental entre palabras que presentan, a pastora. Ejemplo de este tipo de [nados,
de este tipo de relatos. primera vista, una significación poemas son las llamadas «canti­ C los apacibles sueños no inquie­
Sentimentalismo. Tendencia parecida. Ejemplo: gas de serrana», del Arcipreste de tados».
estética que se manifiesta a par­ Hita, y las «serranillas» de Santi- (N. Fernández de Moratín)
tir de la segunda mitad del si­ «Pero nótese que el censurar está llana. Estéticamente, el realismo
glo xviii y cuya característica muy lejos del murmurar, porque de las serranas del arcipreste, tos­ Sexteto. Estrofa de seis versos,
esencial es la exaltación del senti­ aquél dice indiferencia y éste pre­ cas y poco agraciadas, contrasta generalmente endecasílabos, con
miento frente al predominio de la determinación a la malicia». con la atmósfera de idealidad y rima consonante y distribución
razón, evidente en la literatura perfección estilizada de las serra­ variable. Pueden también apare­
(B. Gracián)
neoclásica. Las primeras mues­ nillas del marqués, p. e., la dedi­ cer versos de arte menor, como
tras de esta corriente se producen Esta figura se denomina también cada a la «Mo^uela de Bores» en ocurre en el llamado sexteto-lira,
en Francia (La vida de Marianne, *paradiástolc. su serranilla IX. Véase: pasto­ estrofa iniciada por Fray Luis de
de Marivaux; La nueva Eloísa, de Serie. Véase tirada. rela. León, en la que se combinan ver-
SEXTILLA 474
475 SIGNIFICANTE

sos endecasílabos y heptasílabos. rique quien dio celebridad a esta


liferan en las academias literarias lación con los nuevos conceptos
Ejemplos: estrofa, al utilizarla en las Coplas
seudónimos extraídos de la no­ de la historiografía y crítica lite­
a la muerte de su padre. Véase: raria actuales. Véanse: barro­
Sexteto: menclatura de las obras clásicas.
COPLA MANRIQUEÑA.
«Oye, Júpiter sumo, mis quere­ En la literatura española e his­ co, HUMANISMO, MANIERISMO,
Sextina. Ingenioso poema com­ panoamericana los seudónimos PERÍODOS LITERARIOS y RENACI­
dlas, puesto por «seis estrofas de seis
y haz, disparando rayos y cente­ más consolidados han surgido MIENTO.
endecasílabos sueltos cada una, Significación. Es el sentido de
llas, en los siglos xix y xx: «Fígaro»
en las que se repiten como termi­ una palabra o expresión. En teo­
que muera este animal vil y ti- (Larra), «Fernán Caballero» (Ce­
nación de los versos las mismas ría lingüística, es la relación que
[rano, cilia Bóhl de Faber), «Clarín»
seis palabras bajo seis combina­ se establece entre un significante
plaga fatal para el linaje humano; (L. Alas), «Azorín» (José Martí­
ciones distintas» (Navarro To­ (imagen acústica) y un significa­
y si vos no lo hacéis, Hércules sea nez Ruiz), «Neruda» (Neftalí Ri­
más). Dicho poema termina con do o concepto (F. de Saussure),
quien acabe con él y su ralea». cardo Reyes), etc.
un terceto en el que cada verso entre la «referencia» o concepto
Siglo de Oro. Expresión utili­
(E M. de Samaniego) presenta al medio y al final dos de de una cosa y el signo que la evo­
zada en el estudio y la enseñanza
esas palabras hasta repetir las ca (Odgen y Richards), entre una
Sexteto-lira: de la historia de la literatura es­
seis.
pañola para designar un período realidad (objeto, acontecimiento,
«¡Oh llama de amor viva Este poema, de origen provenzal,
de dicha historia que abarca, noción, etc.) y el signo capaz de
que tiernamente hieres habría sido recreado en Italia por
aproximadamente, desde la obra representarla (P. Guiraud).
de mi alma en el más profundo Dante y definitivamente perfila­
[centro!
de Garcilaso de la Vega hasta Significado. Es el concepto que,
do por Petrarca. Fue introducido unido a un significante o imagen
Pues ya no eres esquiva, la de Calderón de la Barca, inclu­
en España en el siglo xvi, y se co­ acústica, constituye el signo. Apli­
acaba ya si quieres, sive. Parece que la mencionada
nocía entonces con el nombre de
expresión fue utilizada inicial- cado dicho término al análisis de
rompe la tela de este dulce en­ «sextina italiana».
mente en un sentido político por textos literarios, se pueden dife­
cuentro». Seudónimo. Término de ori­ Bartolomé de Góngora en El Co­ renciar distintos «niveles» de sig­
(San Juan de la Cruz) gen griego (pseudes-onoma: falso nificado. Cada palabra es un haz
rregidor sagaz (1656), al calificar
nombre) alusivo al nombre dis­ potencial de significados, que ad­
la época de Felipe II como «aque­
Sextilla. Estrofa de seis versos frazado con que un autor publica quiere su significado preciso den­
lla edad a mi parecer Siglo de
de arte menor, generalmente oc­ su obra, ocultando su verdadera
Oro». La aplicación de dicho tro de un texto determinado en
tosílabos, con rima consonante, denominación. Hay seudónimos
concepto a la literatura fue obra relación con la frase, el idiolecto
que puede distribuirse de varias tan consolidados en la historia de
de los ilustrados del siglo xvm, del autor y el conjunto del texto.
formas: alterna (ababab), corre­ la literatura (Moliere, Voltaire,
para quienes el Siglo de Oro Además de los significados pro­
lativa (abc:abc) y simétrica (aab: Gorki) que a muchos lectores les
comprendía la época anterior a la pios del lenguaje denotativo, las
ccb). En el siglo xv aparece la resultará extraño descubrir que
corrupción y decadencia sobre­ palabras pueden adquirir una
sextilla en la composición de co­ se trata de un seudónimo. Hay
venidas en el Barroco. La investi­ carga de significados connotati-
plas de pie quebrado, que constan testimonios de su utilización, al
gación y estudios realizados a lo vos, debido a las posibles cone­
de dos sextillas, cada una de las menos desde la Edad Media, p. e.,
largo del siglo xx sobre los auto­ xiones metafóricas y simbólicas
cuales está formada por versos en escolásticos, como Alberto
res y géneros literarios cultivados en el conjunto de un texto litera­
octosílabos (primero, segundo, Magno (Albertus Grotus), To­
en los siglos xvi y xvn ha contri­ rio. Véase: connotación.
cuarto y quinto) y tetrasílabos más de Aquino (Melinto Leutro-
buido a precisar y consolidar el Significante. Es la imagen acús­
(tercero y sexto). Fue Jorge Man­ nio), etc. En el Renacimiento pro-
concepto de «Siglo de Oro» en re­ tica que se une a un concepto o
SIGNO (LINGÜÍSTICO Y LITERARIO) 476 477 SILEPSIS

significado para constituir el sig­ grandemente nuestra intuición U. Eco ha propuesto una minu­ La crítica literaria de orientación
no lingüístico. Esa imagen senso­ del significado» (D. Alonso). ciosa división de los signos: a) Na­ semiótica contempla los textos li­
rial «no es el sonido material, Signo (lingüístico y litera­ turales, subdivididos, a su vez, en terarios como signos complejos.
cosa puramente física, sino su rio). Entidad lingüística surgida síntomas y en índices. Los sínto­ El texto, como signo complejo, es
huella psíquica, la representa­ de la asociación de una imagen mas presentan una relación de interpretado como un mensaje
ción que de él nos da el testimo­ acústica o significante y de un causalidad o contigüidad con la que un emisor (el escritor) envía
nio de nuestros sentidos» (F. de concepto o significado. La exis­ realidad a la que hacen referencia: a un destinatario (el lector) a tra­
Saussure). Al aplicarlos al análi­ tencia de los signos responde a p. e., la fiebre puede ser síntoma de vés de un canal (el libro) y de
sis de textos literarios, D. Alonso una necesidad de la organización enfermedad. Los índices, a su vez, acuerdo con un sistema de reglas
matiza los conceptos saussuria- mental de los seres humanos y es se dividen en huellas (marcadas y normas que constituyen los có­
nos de significante y significado. imprescindible para lograr la co­ por la relación de causalidad, p. e., digos estéticos y literarios de su
En primer lugar, el significante municación y la pervivencia de manchas de sangre, huellas digita­ época. Lo que constituye al signo
no siempre conlleva un concepto las instituciones y de la vida so­ les, etc.) e indicios (relación de literario, en cuanto tal, es su fun­
(p. e., las interjecciones); por otra cial. Constantemente se están contigüidad: p..e., la daga encon­ ción poética (R. Jakobson ). Los
parte, un mismo significante pue­ utilizando signos: lingüísticos, trada por don Gutierre en el apo­ signos literarios que constituyen
de representar dos o más concep­ de escritura, de cortesía, de tráfi­ sento de su mujer en El médico el discurso poético están caracte­
tos a la vez (metáfora). Además, co, de intercambios económicos, de su honra e interpretada por él rizados, fundamentalmente, por
el significante es una entidad políticos, religiosos, artísticos, como un indicio de que alguien su polisemia, ambigüedad, ri­
compleja, constituida por una se­ etc. Toda comunicación implica está poniendo en peligro su ho­ queza de connotaciones, seman-
rie de «significantes parciales»; un sistema de signos, a partir nor). b) Artificiales, que se dividen tización de todos los elementos
no sólo la imagen acústica de una de los cuales un emisor envía, a en productivos (y que pueden ser significantes, etc. Véanse: con­
palabra es relevante, sino tam­ través de un canal, un mensaje, ostensivos, caracterizadores, etc., notación, LENGUA LITERARIA,
bién el tono, la intensidad, la ve­ compuesto por signos, a un des­ según los diferentes modos de SIGNIFICACIÓN y TEXTO.
locidad, el matiz vocálico, la ten­ tinatario que habrá de interpre­ producción de significados) y sus- Silepsis. Figura de construcción
sión articulatoria con que se tarlos de acuerdo con un código titutivos, entre los que figuran los que consiste en la ruptura o alte­
pronuncia. Todos estos signifi­ compartido por ambos. Los sig­ signos lingüísticos, las señales de ración de la concordancia grama­
cantes parciales proceden de «os­ nos que configuran ese mensaje tráfico, los emblemas, etc. tical de género, número, tiempo o
curas querencias» del hablante pueden ser naturales (aquellos El estudio de los signos constitu­ persona. Ejemplos: «Su Majestad
y son percibidas por el oyente cuyo origen está en la esencia o ye el objeto de una serie de cien­ está ocupado», «Carlos I llega a
como matices que modifican el naturaleza de las cosas: el humo cias que estudian las relaciones España en 1517». En cuanto a la
contenido conceptual. Estos va­ es un indicio del fuego) o artifi­ de unos signos con otros (sinta­ silepsis de persona, puede pro­
lores afectivos forman parte del ciales (cuando son creados por el xis), de los signos y el referente ducirse en diferentes formas,
significado o del concepto. Por hombre y utilizados intencional­ (los objetos «denotados») expre­ p. e., cuando se usa la tercera per­
eso no se puede reducir el signifi­ mente para la comunicación se­ sado por ellos (semántica) y de sona en vez de la primera («El
cado a un sentido meramente gún diferentes códigos: lengua, los signos con el sujeto que los que suscribe desea ser recibido
conceptual. Los significantes par­ escritura, Morse, etc.). utiliza (pragmática). La ciencia por usted», en vez de «Deseo ser
ciales dan al signo un «valor afec­ A partir de esta división clási­ que tiene como cometido el estu­ recibido por usted») o la segunda
tivo» y descriptivo o plástico. En ca y de la distinción, hecha por dio general de los signos se deno­ persona en vez del uso imperso­
definitiva, significante sería «todo Ch. S. Peirce, de los signos en mina semiótica (Peirce) o semio­ nal («En el autoservicio puedes
lo que en el habla modifica leve o ^índices, ^iconos y ^símbolos, logía (Saussure). hacer la compra sin prisa», en vez
479 SIMBOLISMO
SILVA 478

En éste la relación entre el ele­ do de investigar las distintas for­


de «se puede hacer la compra sin en su forma tradicional de hepta­
mento simbolizante y el simboli­ mas de articulación de los sím­
prisa»), etc. Una forma de silep­ sílabos y endecasílabos como en
zado es motivada (p. e., el agua, bolos en los relatos míticos. Con
sis es el ^anacoluto. Finalmente, otras combinaciones de metros.
como símbolo de purificación y ello intentan descubrir el univer­
se denomina también silepsis un De entre estas innovaciones, me­
vida, sugiere esas realidades que so imaginario latente en esos mi­
tropo consistente en utilizar una rece mención especial la silva
no podrían ser representadas, tos, al tiempo que extienden su
palabra con sentido recto y figu­ arromanzada, con rima asonan­
p. e., por el lodo o la arena) y no aplicación a otras formas de rela­
rado dentro de la misma frase o te. Véase: estancia.
necesaria (el agua mantiene sus tos de ficción o textos poéticos
texto. Ejemplo: «El frío de la casa Simbólica (crítica) y mitocrí-
propias funciones al margen de que, mediante símbolos, ofrecen
hacía más molesto aún el frío re­ tica. Con las expresiones «críti­
la idea de purificación: p. e., una forma peculiar de represen­
cibimiento por parte de aquella ca simbólica» y «mitocrítica» se
saciar la sed, etc.). El símbolo tación del mundo.
señora displicente». alude a un doble aspecto de una
comporta, en consecuencia, cierta Un aspecto importante de la mi­
Silva. Serie indefinida de ver­ metodología crítica que tiene por
homogeneidad entre el simboli­ tocrítica es el estudio de las rela­
sos endecasílabos y heptasílabos objeto el estudio de los símbolos,
zante y el simbolizado. Conlleva, ciones entre mito y literatura,
combinados libremente por el bien en sí mismos, bien forman­
además, un poder de evocación y que han sido abordadas, entre
poeta y que riman en consonan­ do parte de un mito, que desa­
resonancia afectiva, que moviliza otros, por N. Frye, para quien los
te; algunos versos pueden quedar rrolla la comprensión de un de­
los diversos niveles (conscientes mitos constituyen una informa­
sueltos. Existen silvas formadas terminado símbolo (mitocrítica).
exclusivamente por versos ende­ e inconscientes) del psiquismo al ción simbólica sobre el sentido
En el primer aspecto, el término
concitar y armonizar, en torno a de ciertos ritos y, en definitiva,
casílabos, octosílabos, etc. Aun­ «simbólica» puede referirse, se­
una expresión o realidad sensi­ constituyen un relato de la histo­
que, generalmente, esta compo­ gún los diversos campos de in­
ble, las fuerzas instintivas y las ria en ellos representada. En estas
sición figura como una tirada vestigación, a la hermenéutica o
potencias intelectuales del hom­ narraciones ritualizadas podrían
continua de versos, a veces apa­ arte de la interpretación de los
bre. encontrarse, a su juicio, los oríge­
rece fragmentada en grupos de símbolos, al conjunto de relacio­
Entre los rasgos caracterizadores nes del cuento en las diversas cul­
versos que recuerdan la forma nes e interpretaciones suscita­
del símbolo está el ser elemento turas. Para una mayor precisión
de la estancia. No obstante, la di­ das por un determinado símbolo
mediador entre una realidad sen­ en este punto véase psicoanáli­
ferencia entre ambas es neta: las (agua, árbol, fuego, etc.) o tam­
sible (agua, fuego, árbol) o abs­ sis y psicocrítica. Véanse ade­
estancias de un poema tienen to­ bién a esa corriente de crítica lite­
das la misma estructura, fijada raria aludida, que aborda el es­ tracta (una figura geométrica, un más: MITO, SIGNO y SÍMBOLO.

ya en la primera estrofa; por el número, etc.) y su sentido pro­ •*- Simbolismo. Término utiliza­
tudio de los textos tratando de
fundo, indefinible, al que sustitu­ do por J. Moréas (1886) para de­
contrario, en la silva el poeta se descubrir las redes o asociacio­
ye y se ofrece como intuición o nominar una nueva estética en la
mueve libremente en cuanto al nes de símbolos recurrentes que
presentimiento. El símbolo cum­ que converge un grupo de escri­
número de versos y su posible pueden configurar la estructura
ple, pues, con una función explo­ tores franceses conocidos por el
combinación. La forma métrica profunda de dichos textos (véase
radora de lo desconocido, oculto público gracias al libro de P. Ver-
de la silva cuenta con precedentes PSICOANALISIS Y PSICOCRÍTICa).
e inefable. En cuanto al mito, laine (Les poétes maudits 1884),
en Italia. En España aparecen, a En el análisis de las peculiarida­
dado que constituye la expresión dedicado a ellos: S. Mallarmé,
comienzos del siglo xvn, ejem­ des del símbolo se ha tenido en
narrativa o dramática de una J. N. A. Rimbaud, Ch. Cros, etc.
plos de esta combinación en cuenta su relación con el signo y
historia que desarrolla la com­ Estos poetas compartían la nece­
Góngora, Lope de Vega, Queve- el mito. Respecto a las peculiari­
prensión de un símbolo, los estu­ sidad de una ruptura con el rea­
do, etc. La silva ha sido muy cul­ dades del signo y sus diferencias
tivada en el modernismo, tanto con el símbolo, véase ^símbolo. diosos déla mitocrítica han trata­ lismo y positivismo anteriores
SÍMBOLO 480 481 SÍMIL

(descripción objetiva de la reali­ La producción literaria del simbo­ palabra por otra, con la corres­ zado. Se trata de una intuición
dad, didactismo, tono declama­ lismo francés no se reduce al cam­ pondiente traslación de signifi­ puramente emotiva y «envolven­
torio), coincidiendo en ello con po de la poesía (en el que destacan cado. La noción de símbolo re­ te» de lo «misterioso» simboliza­
los parnasianos y con J. K. Huys- los escritos de Mallarmé: Siesta de sulta más asequible y precisa si do. Tal vez por eso el lenguaje
mans (antiguo discípulo de tm fauno, 1876; Verlaine: Roman­ se matizan sus diferencias con el simbólico sea un componente
É. Zola), que en 1884 había pu­ zas sin palabras, 1874, etc.; P. Va- concepto, más general, de signo. esencial de la expresión mítica y
blicado A rebours, relato cuyo léry: Orfeo, Álbum de versos anti­ Según O. Ducrot, mientras que religiosa y explique la coinciden­
protagonista encarnaba, precisa­ guos, 1890-1900, etc.), sino que se en el signo el significante y el sig­ cia entre determinados símbolos
mente, la nueva estética deca­ extiende a la narrativa (E. Dujar- nificado mantienen una relación que aparecen en religiones de
dentista, alimentada por sus lec­ din: Los laureles cortados, 1888) y inmotivada (los sonidos no han ámbitos culturales diferentes y
turas de E. A. Poe, Baudelaire, al teatro (Cabeza de oro y La ciu­ sido elegidos por su adecuación los utilizados por los místicos y los
Mallarmé y Verlaine. Sin embar­ dad, de P. Quillard, etc.). o correspondencia con su con­ poetas: símbolos universales co­
go, a partir de 1885, esta tenden­ Fuera de Francia, el simbolismo cepto) y a la vez necesaria (signi­ mo el agua, la luz, el fuego, la no­
cia decadentista va cediendo da origen a obras de gran valor li­ ficante y significado se necesitan che y las tinieblas, etc. Véanse:
paso a nuevas preocupaciones terario en países como Bélgica mutuamente para existir como ALEGORÍA, METÁFORA, MITO,
ideológicas y artísticas, más con­ (creación poética de E. Verhaeren tal signo), en el símbolo, por el PSICOANÁLISIS Y PSICOCRÍTICA
cordes con el pensamiento y la es­ y teatral de Maeterlinck), Ale­ contrario, simbolizante y simbo­ LITERARIA, SIGNO y SIMBÓLICA
tética de Mallarmé. Se produce, mania (Stefan George), Austria lizado presentan una relación (crítica).
así, la superación de un impre­ (H. von Hofmannsthal y R. M. Ril - motivada (p. e., la balanza, como Símil. Figura retórica que con­
sionismo sensualista (Verlaine) y ke) Inglaterra (Oscar Wilde y signo de la justicia -en virtud del siste en poner en relación dos
la apertura a una concepción de T. S. Eliot). En España e Hispano­ concepto de equilibrio y ponde­ términos por la semejanza o
la poesía como producto más es­ américa, parnasianismo y simbo­ ración de los argumentos en pro analogía que existe entre sus res­
piritual, exigente y hermético, lismo están en el origen del mo­ y en contra-, sugiere una rela­ pectivos conceptos o entre las
fundado en los valores sugestivos dernismo en poetas como Rubén ción analógica con la idea de jus­ realidades en ellos representa­
del lenguaje y su capacidad de Darío, M. Gutiérrez Nájera, J. del ticia que no podrían representar das. Dichos términos se vincu­
mediación entre la realidad y la Casal, J. R. Jiménez A. Machado, otros objetos, p. e., una rueda, lan en el discurso a través de
idea, a través de su carácter me­ etc. Véanse: decadentismo, mo­ símbolo del azar o la fortuna) y unas partículas o morfemas
tafórico y su musicalidad evoca­ dernismo y PARNASIANISMO. no necesaria (la balanza existe, y nexivos («como», «igual que»,
dora. Los simbolistas parten de Símbolo. Es un signo cuya pre­ tiene su propia función al mar­ «tan») o bien por medio de enun­
la idea de que existen capas pro­ sencia evoca otra realidad suge­ gen de la idea de justicia). ciados comparativos («es lo mis­
fundas de la realidad que no pue­ rida o representada por él: p. e., el El símbolo, en cuanto signo, evo­ mo que», «es semejante a», etc.),
den ser percibidas a través de los olivo representa, en la cultura ca una realidad que trasciende el p. e.: «la vida del hombre pasa
sentidos ni del intelecto, sino por mediterránea, la idea de paz; esta objeto simbolizante y comporta fugaz como el agua del río». Tra­
medio de la intuición poética que misma idea la sugiere la paloma un sentido oculto y misterioso dicionalmente se ha visto en el
se produce en el lenguaje simbó­ en la cultura bíblica; olivo y palo­ que apela al fondo irracional del símil la base de la ^metáfora, en
lico. Para Mallarmé, la poesía es ma son símbolos de la paz. En la inconsciente, del sentimiento y de la que subyace una comparación
la expresión de las relaciones y retórica clásica el símbolo es un la emoción. Por ello, en el térmi­ no expresada como tal, ya que se
correspondencias que el lenguaje tropo que, al igual que la metáfo­ no simbolizante no se percibe o ha suprimido el nexo compara­
crea entre lo material y lo ideal, ra, la metonimia o la alegoría, intuye directa, ni racionalmente, tivo. Así, el símil anterior apare­
entre lo concreto y lo abstracto. consiste en la sustitución de una el término o el concepto simboli­ ce en una formulación metafóri­
SIMILICADENCIA 482 483 SINONIMIA

ca en las Coplas de J. Manrique: «Con asombro de mirarte, laciones de un conjunto con sus marían dos sílabas distintas) en
«Nuestras vidas son los ríos». con amiración de oírte, partes y viceversa. Se distinguen una sola sílaba métrica, en forma
Por ser el símil una forma de com­ no sé qué pueda decirte, varios tipos de sinécdoque: a) La de diptongo. Ejemplo:
paración, suelen usarse indis­ ni qué pueda preguntarte». que se produce cuando se desig­
tintamente ambos términos; sin «Pintado el caudaloso río se vía».
na la parte para representar el
embargo, la comparación en su (Calderón
todo: «Veinte abriles» (años), b) (Garcilaso de la Vega)
sentido original y en el nivel sin­ de la Barca)
El todo por la parte: «La universi­
táctico implica una valoración Sinestesia. Procedimiento que
Sinalefa. Fusión de la vocal final dad está revolucionada» (los es­
consiste en una transposición de
cuantitativa en la relación de los de una palabra con la vocal ini­ tudiantes). c) El continente para
términos del enunciado (compa­ sensaciones, es decir, en la atri­
cial de la palabra siguiente. Si se designar el contenido: «Tomaron
rativo de igualdad, inferioridad, bución de una sensación a un
trata de un verso, dichas vocales unas copas» (licor), d) El objeto
superioridad), mientras que en la sentido que no le corresponde.
fusionadas se cuentan como una por la materia de que está hecho:
similitud se realiza una valora­ Aunque esta figura era utilizada
sola sílaba métrica. Ejemplo: «Menea fulminando el hierro in­
ción cualitativa: se subraya la ana­ ya en la literatura grecolatina, su
sano» (espada), e) Cuando se uti­
logía que existe entre la cualidad «Y en tanto que’/ cabello, qu’en la mayor auge lo adquiere en el
liza un singular para referirse a
de un término y la del otro. Por vena...». Barroco y en el simbolismo. Poe­
una realidad plural o viceversa:
eso se ha apuntado la idea de re­ tas como Baudelaire, Rimbaud,
(Garcilaso déla Vega) «El niño es un ser indefenso» (los
servar el uso del término compa­ Verlaine, Juan Ramón Jiménez,
niños)./) Cuando se emplea un
ración para la sintaxis y el de símil V. Aleixandre y otros poetas del
Un fenómeno contrario se pro­ número determinado para indi­
para el plano estilístico o poético. 27 han creado atrevidas sineste-
duce en el hiato. car otro indeterminado: «Ya se ha
El símil es un recurso expresivo sias. A Juan Ramón pertenecen
Síncopa. Supresión de fonemas repetido mil veces» (muchas ve­
fundamental del lenguaje, y en es­ expresiones como «se oye la luz»,
o silabas en el interior de una pa­ ces). g) Empleo de un término
pecial del lenguaje literario. «azul sonoro». La sinestesia es
labra. abstracto para designar una rea­
Similicadencia. Figura retóri­ una figura relacionada con la
Como ejemplo de pérdida de sí­ lidad concreta: «La ignorancia
ca que se produce cuando en el metáfora y frecuentemente vin­
laba interna suele mencionarse el es atrevida» (los ignorantes).
decurso de un período, estrofa o culada a ella. Ejemplo:
de «Navidad» por «Natividad». h) Cuando se alude a la especie a
poema las frases o versos que los Sincronía. Véase diacronía. través del género o viceversa: «El «Sabe, si alguna vez tus labios ro-
integran terminan con palabras Sinécdoque. Recurso expresivo animal embistió con furia» (el [jos
que tienen los mismos morfemas que implica una traslación de toro), i) Cuando se utiliza un tér­ quema invisible atmósfera abrá­
flexivos o accidentes gramatica­ significado de un término a otro mino de significado más amplio is ada,
les: sustantivos o adjetivos con el en virtud de sus relaciones de para designar a otro de conte­ que el alma que hablar puede con
mismo género y número (y caso, contigüidad. Es, pues, un tropo nido más restringido: «El perso­ [los ojos
si se trata del latín), verbos en el de carácter semántico, lo mismo nal de la fábrica está en huelga» también puede besar con la mi-
mismo tiempo, modo, número y que la metáfora (que se basa en (es de suponer que los directivos lra da».
persona, etc. Ejemplos: relaciones de semejanza) y que la no estén en huelga y, sin embar­ (Bécquer)
«... el procurador que nos defien­ metonimia, fundada, igualmen­ go, también forman parte del
de, el guro que nos avisa, el ver­ te, en relaciones de contigüidad «personal»). Sinonimia. Fenómeno lingüís­
dugo que nos tiene lástima [...]». de tipo causal, espacial o de tiem­ Sinéresis. Recurso poético con­ tico consistente en la posibilidad
po, mientras que la sinécdoque lo sistente en la contracción de dos de sustitución de dos o más tér­
(Cervantes) es de integración cuantitativa: re­ vocales (que normalmente for­ minos entre sí en un determina­
S1IUMAOSIRMA 484 485 SITUACIÓN

do contexto, dada su semejanza o capazos» («a espuertas»), «media mología del término sirventés se Toda obra literaria, concebida,
identidad de significado entre mandarina» («media naranja»: la ha relacionado con el hecho de desde una perspectiva semiótica,
ellos, p. e., dentista y estomató- esposa), etc. que el poeta «se sirve» de estrofas como un mensaje (o *texto) que
logo. Sirima o sirma. Es la última y melodías preexistentes, y tam­ un emisor (autor) envía a un des­
La sinonimia es, además, una parte de la *estancia, que consta bién con la circunstancia de que tinatario (lector), está constitui­
figura retórica que se produce de tres partes: fronte o cabeza, es un tipo de poesía escrita por el da por un sistema de signos es­
cuando en un enunciado se acu­ volta o eslabón y sirima o «coda». servens o sirviente de un señor. El tructurados de acuerdo con unos
mulan intencionadamente pala­ La sirima presenta una rima dis­ sirventés se diferencia de la can­ códigos estéticos imperantes en
bras de análogo significado. El tinta de la fronte y está compues­ só no en los aspectos formales, cada época. A su vez, dicha obra
escritor utiliza frecuentemente ta, como ella, de versos heptasíla- sino en el contenido temático, en puede estar en relación con otro
este recurso, tanto para evitar bos y endecasílabos, dispuestos el que predomina el discurso conjunto de.. textos (*macro-
la reiteración como para elegir de forma variable en rima y nú­ moralizante, la defensa o el ata­ texto) pertenecientes al mismo
aquellos términos que en un de­ mero, aunque generalmente ter­ que político y la polémica o la sá­ autor, o con un género concreto
terminado contexto se adaptan mina en un pareado. Ejemplo: tira literarias. (las novelas picarescas, p. e.), es­
mejor al tono general, compar­ Se ha relacionado el sirventés cuela, período estético determi­
ten una especial carga de emo­ «Con un manso rüido cabeza con la ^cantiga de escarnio galle­ nados (el Barroco, p. e.) y formar
ción y expresividad o inciden en d’agua corriente y clara ga y con el * decir castellano del parte de un conjunto de expre­
la intensificación del ritmo meló­ cerca el Danubio una isla que pu- siglo xv. siones estéticas conformadoras
dico del discurso. Ejemplo: [diera Sistema. Concepto utilizado de la cultura de una época. En su
ser lugar escogido por F. de Saussure al definir la conjunto, esa cultura es, a su vez,
«Lentamente, poco a poco, para que descansara lengua_ como «un sistema de un gran sistema de signos, los
como se empaña el cristal, quien, como esto yo agora, no es­ signos» interrelacionados por cuales comportan una estructura
te miro y pienso en los copos tuviera: vínculos de solidaridad, depen­ análoga a la del texto literario.
que no se acaban jamás». do siempre primavera eslabón dencia u oposición. Cada una de Sístole. Licencia poética por la
(L. Panero) parece en la verdura sirima las unidades de dicho sistema se que se retrotrae el acento a una
sembrada de las flores; define por el conjunto de rela­ sílaba anterior dentro de la pala­
Otra variante del uso de la sino­ hacen los ruiseñores ciones que mantiene con las bra por razones de ritmo o de
nimia es la que se produce en la renovar el placer o la tristura otras unidades y por las oposi­ rima. Así, en el siguiente ejem­
literatura de humor para suscitar con sus blandas querellas, ciones en que se integra. Si se su­ plo, el poeta R. Caro escribe im­
la sorpresa provocadora de un que nunca, día ni noche, cesan prime o cambia alguna de las pío en lugar de impío para lograr
efecto cómico. Un especialista en [dellas». unidades que componen el siste­ un endecasílabo:
el empleo de este recurso es Arni- ma, se altera la configuración y
ches, tanto en la sinonimia de (Garcilaso de la Vega) estructura interna de dicho sis­ «impío honor de los dioses con
palabras («pestaña», «párpado», Véase: estancia. tema. Por otra parte, el sistema afrenta».
«monocle» como sinónimos de Sirventés. Término con el que lingüístico implica una organi­
«ojo» y, en un nivel connotativo, se designa un poema de la litera­ zación de todos sus elementos Situación. En teoría del lengua­
de atención, viveza, perspicacia) tura provenzal cuya estructura en niveles (fonológico, morfoló­ je es la operación mediante la
como en modismos y expresio­ métrica (de cinco a siete coblas y gico, sintáctico, léxico-semánti­ cual los objetos denotados «se
nes estereotipadas, p. e., «a dos bu­ una tornada) imita o recoge la de co) y planos: sintagmático y pa­ vinculan con las personas impli­
jías» (en vez de «a dos velas»), «a la cansó de amor cortés. La eti­ radigmático. cadas en el discurso y se ordenan
SKETCH 486 487 SOCIOLOGÍA DE LA LITERATURA

con respecto a las circunstancias situación que implica una atmós­ (económico e ideológico) en el sión del mundo constituida por
espacio-temporales del discur­ fera sentida y vivida por los per­ que surge y que trata de investi­ un sistema de ideas, valores y
so» (E. Coseriu). Esta situación sonajes y que se crea en la puesta gar los procesos de emisión, me­ sentimientos que responden al
puede ser posesiva («mi, tu, su, en escena. diación y recepción de los textos tipo de relaciones del hombre
nuestro libro») y localizadora o Sketch. Palabra inglesa, que sig­ literarios. De acuerdo con los con el mundo y de los hombres
deíctica («éste, ése, aquél»). Tam­ nifica «apunte» o «esbozo», con la planteamientos de J.-P. Sartre, la entre sí, vigentes en una determi­
bién se entiende por situación el que se denomina una breve pieza sociología de la literatura res­ nada sociedad. El escritor puede
contexto de una enunciación, es cómica centrada en la imitación pondería a dos preguntas bási­ estar de acuerdo o en oposición a
decir, la serie de elementos ex­ paródica de un personaje, situa­ cas: quién escribe las obras y para la ideología dominante en la mis­
tralingüísticos que concurren en ción o texto conocido por los es­ quién se escriben esas obras. A la ma. En un texto se puede descu­
todo acto de comunicación (es­ pectadores. Este tipo de escenifi­ primera pregunta corresponde­ brir tanto el punto de vista del
pacio, tiempo, circunstancias am­ cación es frecuente en el cine, en ría una rama de dicha ciencia que autor como las diversas voces que
bientales de tipo cultural, religio­ la televisión, en espectáculos de podría denominarse sociología responden a las «conciencias» de
so, social) y que establecen unas variedades y en los llamados *ca- de la escritura, o creación y emi­ los distintos grupos sociales re­
premisas formalizadas (un acto fés-teatro. Estas piezas, por su sión de los textos, y a la segunda, flejados en dicha obra. Por ello,
académico) o informales (una brevedad, parquedad de medios y la sociología de la lectura, relativa es interesante indagar la posición
fiesta de amigos) entre los ha­ recursos expresivos, se asemejan a los mecanismos de recepción y social del escritor.
blantes, que condicionan dicha al ^entremés clásico español y al consumo por parte del público La sociología de la literatura se
comunicación. *sainete, que son también cua­ de lectores. Conectado con este preocupa también de investigar
En teoría narrativa, el término «si­ dros animados en los que el último aspecto estaría el de los los medios de transmisión de las
tuación» se ha utilizado con diver­ apunte cómico y burlesco consti­ mecanismos de transmisión de obras literarias. Su difusión y aco­
sas acepciones: a) como conjunto tuye el elemento esencial. los textos literarios. gida depende de las técnicas de
de elementos que posibilitan e in­ Sociocrítica. Véase socioló­ Es con Sociologie de la littérature comunicación, que pueden ser:
tegran el acto de narrar: narrador, gica (crítica). (1958), de R. Escarpit, y los tra­ transmisión oral (p. e., la poesía
acontecimiento, público destina­ Sociolecto. Es el conjunto de bajos posteriores de la denomi­ épica), manuscritos, lectura co­
tario; b) como estado de la interre­ variedades y marcas lingüísticas nada Escuela de Burdeos cuando lectiva (práctica atestiguada en el
lación de los personajes en un mo­ que derivan del ambiente social comienza a desarrollarse la so­ Quijote y en otros documentos
mento preciso del relato; c) como al que pertenecen los hablantes. ciología de la literatura como de la época) o la imprenta.
«situación narrativa» derivada de Dada la movilidad y los contactos ciencia empírica, cuyo cometido Un aspecto fundamental en esta
la combinación del apunto de vis­ entre diferentes estratos socia­ es el estudio de la producción disciplina es la consideración so­
ta y de la *voz narrativa. les, los sociolectos no son rígidos. literaria, entendida como comu­ bre el público receptor de esas
En lenguaje teatral la situación Cuando determinadas palabras y nicación a través del libro o de obras y su posible influjo en el es­
dramática comprende las cir­ expresiones son características otras formas de expresión gráfica critor al concebir y crear dichas
cunstancias de espacio y tiempo, de una sola variedad lingüística, y oral y sujeta a los mecanismos obras. Una «sociología del públi­
la mímica y la expresión corporal constituyen «marcas estilísticas» del mercado para satisfacer unas co» supone un estudio de las di­
de los actores, el marco escénico, de esa variedad (C. Segre). necesidades de consumo por ferentes capas o estratos sociales
el tipo de relaciones psicológicas Sociología de la literatura. parte de un determinado públi­ de que consta, atendiendo a su
y sociales entre los personajes, Ciencia cuyo objeto es el análisis co. Desde el punto de vista de estatus económico, nivel cultu­
etc. Esta situación es la que da la de las relaciones existentes entre la sociología de la escritura, las ral, mentalidad, gusto, etc. Final­
clave de interpretación del texto, la literatura y el medio social obras literarias presentan una vi­ mente, la sociología de la litera­
SOCIOLÓGICA (CRÍTICA) 488 489 SOLEÁ

tura se ha desarrollado en parale­ literarias. Para Marx y Engels, el junto de las realidades sociales de artista revelan las situaciones o
lo, o en confluencia, con otras arte y la literatura pertenecen a la esa época, en las que quedarían cambios de una sociedad a través
disciplinas, como ciencias de la que ellos denominan «superes­ patentes sus contradicciones, in­ de su obra, y eso mediante las in­
información (p. e., en el estudio tructura» ideológica, que es pro­ dependientemente de la ideología novaciones técnicas: su poder re­
de los mecanismos de difusión ducto de las condiciones econó­ del escritor. Por ello, concibe el volucionario consiste en la revo­
de textos a través de los medios micas y sociales y reflejo de los realismo, y más concretamente lución de las formas artísticas.
de comunicación de masas), la intereses de la clase dominante. el socialista, como la fórmula es­ Con la crítica sociológica se rela­
crítica literaria (sobre todo la crí­ Sin embargo, su desarrollo esta­ tética más idónea para interpre­ ciona también una corriente sur­
tica sociológica y la estética de la ría menos mediatizado por di­ tar las realidades sociales y dar gida en el ámbito de la *Nouvelle
* recepción, escuela que investiga chas condiciones que otras for­ una visión integradora del mun­ Critique francesa a la que se reco­
las obras literarias en relación mas de ideología como el derecho do, frente al modelo de cier­ noce con el nombre de sociocríti-
con las espectativas del público, o la filosofía. L. Trotski habría su­ tos narradores contemporáneos ca, que se centra en el estudio de
etc.), la antropología social, la gerido, incluso, la idea de que la (J. Joyce, M. Proust, F. Kafka, la significación social e ideológi­
historia de las mentalidades, etc. literatura responde a unas leyes W. Faulkner,'etc.), cuyas obras ca de los textos literarios pero sin
Véanse: escritor, público y peculiares de desarrollo propias presentarían una visión frag­ depender de la crítica marxista
SOCIOLÓGICA (CRÍTICA). del arte, lo que implicaría cierta mentada, individualista y absur­ tradicional en su metodología de
Sociológica (crítica). Bajo esta autonomía respecto al desarrollo da de las realidades sociales. análisis, ya que emplea procedi­
denominación se engloban diver­ socioeconómico de la sociedad. Dentro de la crítica sociológica mientos derivados de la semióti­
sas corrientes y autores de crítica Por su parte, Lenin concibe la li­ figuran igualmente los integrantes ca, neorretórica y hermenéutica
literaria que coinciden en el co­ teratura como «reflejo» de las re­ de la llamada Escuela de Frank- para el estudio de las estructuras
mún objetivo de analizar e inter­ laciones de clase, por lo que pue­ furt: T. Adorno, M. Horkheimer, textuales. Entre los cultivadores
pretar la producción, estructura de ser utilizada para provocar H. Marcuse y W. Benjamín. Aun­ de este tipo de crítica figuran
y función de los textos literarios una «toma de conciencia» sobre que vinculados al marxismo, re­ P. Macherey, E. Cros (en sus estu­
en relación con el contexto eco­ las condiciones de vida y es­ chazan el modelo soviético y el dios sobre Quevedo), H. Mit-
nómico, sociopolítico y cultural quema de valores de una socie­ «realismo socialista» propugna­ terand (en sus trabajos sobre
en el que han surgido. Aunque las dad. Posteriormente, los críticos do por Lukács y proponen una É. Zola), etc. Estos investigadores
relaciones entre sociedad y crea­ oficiales soviéticos (K. Radek y metodología crítica que tiene en tratan de descubrir las depen­
ción literaria han sido objeto de A. Zhdánov, etc.) creyeron descu­ cuenta los procedimientos de las dencias existentes entre las es­
reiterada atención en los dos últi­ brir en la tradición del realismo ciencias sociales, del psicoanáli­ tructuras sociales y las textuales
mos siglos (p. e.» mme. de Staél, ruso del siglo xix (Lenin admira­ sis de Freud y del marxismo, apli­ patentes en el plano del discurso,
H. Taine, etc.), es, sobre todo, a ba a A. S. Pushkin y a M. Gorki) cados al arte y a la literatura. En así como entre el contexto socio­
partir de la aparición del marxis­ las bases para la nueva estética conjunto, se oponen al realismo económico de la producción tex­
mo y con la llegada de la revolu­ marxista. En esta línea se orienta como modelo único, rechazan la tual y la conformación de las
ción rusa (1917) cuando mayor la obra de G. Lukács, después de visión exclusivista de la literatura mentalidades. Véanse: realis­
interés han ido cobrando las re­ sus primeros trabajos, influidos como mero «reflejo» de los sis­ mo, REALISMO SOCIALISTA y SO­
flexiones críticas sobre la función por la estética de Hegel. En sus temas sociales, así como la desca­ CIOLOGÍA DE LA LITERATURA.
de la literatura en relación con las estudios sobre los escritores rea­ lificación soviética del arte de Soleá. Copla popular andaluza
transformaciones sociales y la in­ listas del siglo xix (H. de Balzac, vanguardia como símbolo de de­ formada por tres octosílabos, con
fluencia del contexto social en la É. Zola, L. Tolstoi, M. Gorki, etc.) cadencia o degradación. Benja­ rima asonante en el primero y en
génesis y estructura de las obras descubre una descripción del con­ mín subraya que un escritor o un el tercero; el segundo va suelto.
S0LEAR1YA 490 491 STURM UND drang

M. Machado compuso una va­ B en verdes hojas vi que se tor- El soneto, que procede de Italia editor, después de un examen
riante de esta composición, la lla­ [naban (Dante y Petrarca le dieron su riguroso de variantes, está en
mada soleariya, formada por tres A los cabellos qu’el oro escure- forma definitiva) y se integra en condiciones de demostrar con
versos, de los cuales el primero y [cían: la métrica española gracias a Bos- seguridad la existencia de un
el tercero (hexasílabos) riman en cán y Garcilaso de la Vega (intro­ arquetipo y de unos subarqueti­
asonante y el segundo (de diez a A de áspera corteza se cubrían ductores del modelo petrarquis- pos, elabora el stemma codicum.
doce sílabas) va suelto. B los tiernos miembros que aún ta), es uno de los poemas de Véanse: autógrafo, códice,
[bullendo ‘staban: mayor vigencia en las distintas EDICIÓN, MANUSCRITO y TRADI­
Soleá B los blancos pies en tierra se épocas de la literatura española. CIÓN DIPLOMÁTICA.
«El ojo que ves no es [hincaban Entre las variantes del soneto Studia hunianitatis. Véase hu­
ojo porque tú lo veas: A y en torcidas raíces se volvían. manismo.
destacan el llamado soneto con
es ojo porque te ve». Sturm und Drang. Título de
C Aquel que fue la causa de tal estrambote y el sonetillo, que es
(A. Machado) [daño, un soneto compuesto en versos un drama de F. M. von Klinger
D a fuerza de llorar, crecer hacía de arte menor, desde trisílabos (Sturm undDrang: «Tempestad y
Soleariya E este árbol, que con lágrimas hasta eneasílabos. empuje», 1772) con el que se de­
«Eres como el sol: [regaba. Soneto con estrambote. Véa­ nomina un movimiento literario
cuando tú vienes se hace de día se ESTRAMBOTE. desarrollado en Alemania en los
en mi corazón». C ¡Oh miserable estado, oh mal Stemma. Término griego (stem­ años setenta y ochenta del si­
[tamaño, ma: corona, cinta) con el que se glo xvm y cuyos representan­
(M. Machado) D que con llorarla crezca cada designa en crítica textual el árbol tes se integran en dos grupos: el
Soleariya. Véase soleá. [día genealógico que recoge y ordena de Frankfurt, al que pertenecen
Soliloquio. Véase monólogo. E la causa y la razón por que 11o- los manuscritos e impresos a tra­ J. G. Herder, J. W. von Goethe,
Sonetillo. Véase soneto. [ rabal». vés de los cuales se ha transmiti­ etc., y el de Góttingen, formado
Soneto. Poema formado por ca­ (Garcilaso de la Vega) do un determinado texto. Toda por G. A. Bürger, M. Claudius,
torce versos, distribuidos en cua­ edición crítica incluye dos fases F. Schiller, etc. Este movimiento
tro estrofas: dos cuartetos y dos Aunque este modelo clásico del fundamentales: la «recensión» de surge como reacción a la Aufklíi-
tercetos. Su rima es consonante: soneto ha sido el más frecuente­ todos los testimonios que existen rungy su concepción racionalis­
en los cuartetos puede ser de dos mente utilizado hasta la actuali­ sobre un texto y la «constitu­ ta del mundo y contra la rígida
clases: abrazada (ABBA-ABBA) dad, se han compuesto, a lo largo ción» del texto original, dentro normativa estética del neoclasi­
o bien alterna o cruzada (ABAB- de la historia, sonetos de los más de lo posible. La configuración cismo. En este sentido, si la crea­
ABAB); en los tercetos puede pre­ variados metros (desde trisílabos del stemma es la culminación de ción artísticay literaria, entre los
sentar dos o tres rimas, distribui­ hasta alejandrinos, polimétricos la primera fase, que se produce ilustrados, respondía a una téc­
das de forma variable, aunque las y con pies quebrados) y técnicas después de haber realizado la re­ nica y a unas reglas clásicas per­
más frecuentes han sido CDC- (acrósticos, encadenados, conti­ cogida y análisis de los testimo­ fectamente establecidas y asimi­
DCD y CDE-CDE. Ejemplo: nuos, con eco, con estrambote, nios ofontes criticae, el cotejo de lables por el aprendizaje, en la
etc.). La estructura interna del las diversas lectiones o varian­ nueva estética se concibe como
A «A Dafne ya los brazos le cre- soneto facilita un desarrollo pro­ tes que presentan y el examen y un misterio surgido de fuentes
[cían gresivo del tema, que se plantea selectio de las variantes que se arcanas (inspiración e intuición)
B y en luengos ramos vueltos se en los dos cuartetos y deriva ha­ han de tener en cuenta en la cons­ radicadas en el ámbito de lo irra­
[mostraban; cia su solución en los tercetos. titución del texto. Cuando un cional y del sentimiento. En esta
SÚPLICA 492 493 SURREALISMO

concepción estética aparecen co­ religiosas y frente a las rígidas (1919). El iniciador de este movi­ En sus escritos posteriores (Se­
mo ideas fundamentales las del convenciones de la sociedad es­ miento es A. Bretón, militante en gundo manifiesto del surrealis­
«genio» artístico (dotado de una tablecida. En este último aspecto, un principio en el dadaísmo, de mo, 1929; Tercer manifiesto del
capacidad de percepción de lo el drama Los bandidos, de Schi- cuyo grupo se separa en torno a surrealismo, 1930; etc.) se confi­
inefable y de creación de un 11er, es clave para conocer la ideo­ 1922 para formar el suyo, en el gura el movimiento surrealista
mundo poético propio), origina­ logía revolucionaria y la estética que participan P. Éluard, Ph. Sou- como doctrina, cuyos puntos bá­
lidad, sentimiento, subjetividad, del Sturm und Drang, que viene a pault, L. Aragón, etc., a los que se sicos serían: a) Una concepción
libertad y naturaleza. De todas ser el preludio del futuro Roman­ unirán posteriormente S. Dalí y epistemológica que sustituye el
ellas, la idea clave es la de la natu­ ticismo alemán. L?BuñueE En 1924 Bretón publi­ primado de la razón por el de la
raleza, fuente y modelo de la nue­ Súplica. Es un ruego vehemente ca el Manifiesto del surrealismo y mentalidad mágica, tal como se
va estética. En nombre de esa para obtener un bien que se desea. funda la revista La révolution su- desarrolla en el discurso infantil
naturaleza se liberan estos escri­ Esta figura literaria se denomina rréaliste, en la que aparecen críti­ o de los pueblos primitivos, en
tores de la normativa clásica, de también deprecación. Ejemplo: cas a lás instituciones (políticas, los que prevalecen la imagina­
las convenciones sociales y del religiosas y militares, a la univer­ ción, intuición, inspiración y
racionalismo abstracto, que en­ «¡Oh, suene de continuo sidad, etc.) y encuestas sobre te­ asociación libre y se da gran im­
torpecen la libre creación del ge­ Salinas, vuestro son en mis oídos, mas tabú: sexualidad, suicidio, portancia a los sueños. A través
nio, el cual debe seguir los impul­ por quien al bien divino etc. Esto, unido al compromiso de estas vías (sueños provocados,
sos de su propia inspiración. En despiertan los sentidos, político de Aragón, Éluard y Bre­ hipnosis, delirios simulados, etc.)
busca de la naturaleza vuelven quedando a lo demás adorme- tón con el Partido Comunista se produciría el encuentro con lo
estos escritores hacia las grandes [cidosl». desde 1927, evidencia el objetivo maravilloso, frecuente en la na­
creaciones propias del genio de v- (Fray Luis de León) ideológico de este movimiento turaleza y en la vida humana.
cada pueblo y cultura: Homero, de vanguardia, concretado por b) Armonización de las realida­
la Biblia, la poesía popular ale­ Sujeción. Figura retórica con­ Bretón: «Cambiar la vida, decía des contradictorias del cosmos y
mana. sistente en un monólogo en el Rimbaud; transformar el mun­ de la existencia humana (vida y
De toda la producción literaria que el hablante se dirige pregun­ do, decía Marx; para nosotros, muerte, realidad e imaginación,
del Sturm und Drang (abarca los tas deliberativas («¿Qué he de de­ esos dos lemas sólo forman etc.) que reconciliaría al hombre
tres géneros), es la novela episto­ cir?», «¿Qué es esto?») a las que él uno». En el citado manifiesto de consigo mismo, de acuerdo con
lar de Goethe, Cartas del joven mismo responde. Esta figura se 1924 se postula la autonomía del una moral liberadora, tendente a
Werther (1774), la obra de mayor relaciona con la percontatio de la arte respecto de la razón, de la «cambiar la vida» y la sociedad y
trascendencia sociocultural del retórica clásica: el orador dirigía moral y de la estética; se rechaza fundada en tres principios bási­
movimiento (en Europa provocó preguntas al público, a las que la importancia concedida en las cos: la libertad, el amor, como
una ola de mimetismo entre los respondía él mismo; esta res­ cienciasy en la vida al racionalis­ imperativo supremo, y la poesía.
jóvenes: indumentaria, ruptura puesta se denominaba en latín mo y se defienden otras formas c) Una nueva estética, en la que la
de convencionalismos morales, subjectio (sujeción). de conocimiento ligadas a la ima­ creación artística se convertirá en
suicidio) y la que constituye la sín­ Surrealismo. Término corres­ ginación y al inconsciente (ori­ un medio de conocimiento y ex­
tesis del pensamiento y actitudes pondiente al francés surréalisme, gen último de la poesía según presión del ser del hombre y del
de los escritores que lo integran: adoptado por A. Bretón y Ph. Sou- Bretón), cuya interpretación, por mundo y en un instrumento para
sentimentalismo, subjetivismo, pault para designar una nueva parte de S. Freud, permite explo­ el cambio revolucionario. Entre
exaltación de la naturaleza, re­ estética desarrollada en su obra rar campos de la realidad huma­ las técnicas de esta nueva estética
beldía frente a las ideas morales y conjunta Los campos magnéticos na desconocidos hasta entonces. figuran la escritura automática,
SUSPENSE(NOVELA DE) 494 495 SUSTENTACIÓN

transcripción de sueños, simula­ sivo no es surrealista (no cultiva la trama. Estas obras, que, en la poema, que es cuando se intro­
ción de delirios, collages, el llama­ la imagen subconsciente como modalidad de misterio y terror, duce un nuevo elemento que es­
do «azar objetivo», como vía de Aleixandre), sino que deriva de la encontraron una gran acogida en clarece el significado del texto, en
encuentro con lo maravilloso en tradición poética hispana (S. Juan los siglos xviii y xix, han conoci­ un sentido, a veces, inesperado.
la vida diaria, así como el «hu­ de la Cruz, Góngora, etc.) y del do en el siglo xx un resurgimiento Esta figura se denomina también
mor» y ciertos «juegos» surrealis­ simbolismo francés (Baudelaire, notable gracias a las obras de Wil- sustentación.
tas cuya intención es la subver­ Rimbaud). De todas formas, no liam Irish (autor de Pesadilla, Ma­
sión del «mundo». Dicha estética hay acuerdo entre los críticos rihuana, El plazo expira al amane­ XXI
ha sido aplicada en diversos cam­ sobre el verdadero influjo del su­ cer, La mujer fantasma), E. Lina
«¿Qué es poesía?, dices mientras
pos de la creación literaria y artís­ rrealismo francés en el español: White (El museo de la muerte),
tica: poesía y narrativa (A. Bre­ para unos, se trataría tan sólo del [clavas
E. S. Holding (Una mujer acosada)
tón, P. Éluard, L. Aragón, etc.), en mi pupila tu pupila azul;
uso de técnicas surrealistas; para y R. Bloch, autor de Psicosis, lleva­
teatro (A. Artaud, R. Vitrac), cine otros su verdadero influjo «no ¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo pre­
da al cine por A. Hitchcock. Véan­
(L. BuñuelyS. Dalí, Un perro an­ fue sólo técnico», sino que apor­ se: INTRIGA, NOVELA GÓTICA’y
guntas?
daluz, 1928; La edad de oro, tó una «nueva actitud moral» Poesía... eres tú».
NOVELA DE TERROR.
1930), pintura (M. Ernst, M. Du- compartida por los escritores an­ Suspensión. Figura literaria (Bécquer)
champ, J. Miró, S. Dalí), etc. teriormente mencionados en re­ que se produce cuando se tiene
Por lo que respecta a la difusión lación con dicho movimiento. pendiente al lector hasta el final Sustentación. Véase suspen­
internacional del surrealismo, Véanse: creacionismo, da­ de una frase, período, estrofa o sión.
cabe destacar, en relación con Es­ daísmo, GENERACIÓN DE 1927 y
paña, el papel de iniciador que PSICOANÁLISIS Y PSICOCRÍTICA
ejerció J. Larrea para el conoci­ LITERARIA.
miento y difusión del surrealis­ Suspense (novela de). Término
mo en poetas como Aleixandre, de origen inglés (suspense) con el
Alberti y Lorca. Para 1928 ya han que se alude a la expectación crea­
surgido las primeras muestras de da por el desarrollo de la trama en
esta influencia (en Sobre los ánge­ una obra narrativa y teatral o en
les, de Alberti); ese año inició una película, cuando se ha llegado
Aleixandre La evasión hacia el a una situación crucial cuyo in­
fondo (que aparecerá en 1935 con cierto desenlace mantiene en vilo
el título de Pasión de la tierra); al lector o a los espectadores. La
por esas fechas encuentra Cernu- llamada «novela de suspense» es
da en el surrealismo la forma y es­ una modalidad de la narrativa de
tilo capaces de plasmar su «caóti­ intriga con la que se relacionan la
co estado emocional» en Un río, novela «gótica», la de «misterio» y
un amor (1929). En cuanto a Lor­ la de «terror». Es característica co­
ca, aunque en Poeta en Nueva mún a este tipo de obras la situa­
York (1930) coincide con el tono ción de ansiedad y permanente
de rebeldía de dicho movimien­ amenaza a la que están sometidos
to, sin embargo su sistema expre- los personajes en el transcurso de
497 TEATRO

no es «políticamente correcto» Teatro. Término griego (thea-


censurar. tron: mirador) que, en su sentido
Tanka. Véase haiku. original, alude al ángulo de vi­
Tasa. Consignación del precio sión o perspectiva desde la que se
de venta que debía figurar en todo observa una acción o aconteci­
libro impreso; cantidad que, en el miento. Dicho término ha sido
Siglo de Oro, fijaba expresamen­ utilizado con las siguientes acep­
te el Consejo Real y a la que de­ ciones: a) como edificio desti­
bían someterse impresores y li­ nado a espectáculos y a repre­
breros. Como ejemplo, véase la sentaciones dramáticas; b) como
que precede al texto de la prime­ escenario; c) como género lite­
ra parte del Quijote-. «... tasaron rario: el dramático; d) conjunto
cada pliego del dicho libro a tres de obras de un autor (el teatro de
maravedís y medio; el cual tiene Calderón), de una época (el tea­
ochenta y tres pliegos, que al di­ tro del Barroco) o de un país (el
labiado. Término de origen la­ nar el pavimento de dicho esce­ cho precio monta el dicho libro teatro inglés); e) espectáculo tea­
tino (tabulatum: suelo de tablas) nario. En sentido figurado, se ha­ docientos y noventa maravedís y tral. En este último sentido, el
con el que se designa el «pavi­ bla de «pisar bien las tablas» con medio [...] y mandaron que esta teatro implica un espacio escéni­
mento del escenario de un tea­ el significado de «estar y mover­ tasa se ponga al principio de di­ co, unos actores, una acción dra­
tro» (DRAE). En los inicios del se el autor en la escena con natu- cho libro y no se pueda vender mática y un público asistente que
teatro romano la representación ralidad-y desembarazo» (DRAE). sin ella [...]». entra en el juego de la «ilusión
de los juegos escénicos se realiza­ Véase: decorado. Teatralidad. Cualidad por la que de realidad», participando en la
ba sobre un tablado: el primer Tabú. Palabra de origen poline­ un texto dramático, al ser puesto experiencia de la acción repre­
teatro del que se tiene noticia sio utilizada en esta lengua para en escena, deja de ser mera litera­ sentada. Como soporte de dicha
(179 a.C.) era de madera. En designar «lo sagrado», con un tura para convertirse en un es­ representación se encuentra un
la Edad Media, para las repre- matiz de prohibición, por el que pectáculo propiamente teatral. texto con todas sus virtualidades
sen-taciones del teatro litúrgico, determinados objetos o personas La esencia de la teatralidad radi­ de «teatralidad». Ese texto dra­
cuando comienza a representarse relacionadas con la divinidad (es­ caría no en el texto mismo, sino mático deja de ser literario para
fuera de las iglesias, se utilizan tatuas, amuletos, sacerdotes, rey) en ese conjunto de signos y sen­ convertirse en espectáculo tea­
tablados rudimentarios, o bien son intangibles so pena de que se saciones que se producen en el tral gracias a la puesta en escena
carros sobre los que se monta el ponga en riesgo el mana (poder escenario a partir de la represen­ mediante un concurso de pro­
escenario; lo mismo ocurre en mágico de la tribu) y caigan tre­ tación de la obra, que es percibi­ cedimientos de tipo verbal (de­
el Siglo de Oro con la actuación mendos castigos sobre el trans- da por los espectadores como un clamación, entonación), mími-
de compañías ambulantes y en gresor del tabú. Dicho término, entramado de «artificios sensua­ co-gestual (gestos, ademanes,
las representaciones de los autos en nuestro ámbito cultural, se les, gestos, tonos, distancias, lu­ movimientos, etc.), indumenta­
sacramentales. Con el escenario aplica a una serie de objetos, ac­ ces, que sumergen el texto en la ria y dispositivo escénico: distri­
estable de los corrales o de los ciones y palabras relacionadas plenitud de su lenguaje exterior» bución del espacio, iluminación,
teatros a partir del siglo xvn, si­ con lo sexual, excrementos, etc., (R. Barthes). Véase: teatro. sonido, decorados, utilería, etc.
gue manteniéndose la realidad y que no es decoroso mencionar, o Teatralización. Véase teatra­ Desde una perspectiva histórica,
el nombre de tablado para desig­ de personas e instituciones que lidad. el teatro surge en el marco de ce-
496
TEATRO 498 499 TEATRO DE CÁMARA

Jebraciones rituales, p. e., en Gre­ Media al Renacimiento emerge sión del texto en medio disponi­ da Commedia dell’Arte italiana o
cia: las tragedias de Esquilo ha­ en diversos países europeos un ble al servicio de un espectáculo del que surge en espectáculos de
brían surgido del ditirambo, un teatro ambulante, que encuentra total, aprovechando recursos pro­ mimo, pantomima, etc.
canto coral entonado en honor en España un impulso renova­ cedentes del mismo teatro de títe­ Teatro callejero. Llamado tam­
de Dioniso (véase: tragedia). dor en autores-actores como Lope res, circo, cine, music-hall; digni­ bién «teatro al aire libre» (en fran­
En cuanto al espacio para la re­ de Rueda y B. Torres Naharro, el ficación de los comediantes y cés, Théátre de boulevard; en
presentación, se construyen los cual incorpora las nuevas técni­ capacitación para lograr destreza inglés, Street entertainment), tér­
primeros teatros estables sobre cas del teatro italiano y acomoda en la expresión corporal, gestua- minos con los que se designa un
la base de un graderío en piedra los recursos de la comedia clásica lidad, mimo, declamación, etc. tipo de representación teatral
situado en la pendiente de una de Plauto y Terencio a las exigen­ (K. Stanislavski, V. Meyerhold, cuyo espacio escénico se sitúa en
colina excavada en semicírculo cias estéticas y sociales de su épo­ Copeau); transformación de las plena calle ante unos espectado­
(p. e., el de Dioniso en Atenas); ca y público. Esta renovación condiciones espaciales de la re­ res que, normalmente, asisten de
en el rellano se sitúan el escena­ dramática proseguida por Juan presentación para lograr una pie al desarrollo del espectáculo.
rio destinado a los actores (ske- de la Cueva y Cervantes y consu­ mayor participación de los es­ Esta forma de representación al
ne) y el espacio reservado al coro mada por Lope de Vega dará ori­ pectadores: teatros circulares, es­ aire libre cuenta con una larga
(órkhestra), En Roma se pasa del gen a un teatro consolidado que cenarios móviles, vuelta al teatro tradición en la historia del teatro
modesto espacio de madera ini­ adquiere su espacio estable en los ambulante (La Barraca, de Lor­ español, desde el religioso medie­
cial (el pulpitum de los actores ^corrales. En el aspecto arquitec­ ca, p. e.) en la calle, en el café, val hasta el teatro popular * ambu­
era un escenario de tablas: tabula- tónico, en el siglo xvi se configu­ en la escuela, etc.; renovación de lante, que acude a plazas y otros
tum) a los primeros teatros de pie­ ra en Italia el modelo de espacio las formas expresivas del lengua­ espacios abiertos hasta que se es­
dra, como el de Marcelo, construi­ escénico, que se hará extensivo al je dramático, para conmover y tabiliza en los corrales. En el si­
do en la época de Augusto. resto de Europa (de 1580 data el asombrar a los espectadores: len­ glo xx, ciertas experiencias de
Desde la caída del Imperio hasta teatro Olímpico de Vicenza: es­ guaje provocador (Artaud), sim­ teatro político del período de en­
el final de la Edad Media, el teatro cenario, foso para la orquesta, bólico (Lorca), destructor de la treguerras (promovidas por Pis-
clásico desaparece como espec­ platea y pisos en forma semi­ realidad que expresa (Ionesco, cator, B. Brecht, etc.) y de la déca­
táculo y como lugar específico de circular) y que continúa, prácti­ Vian, Genet) o revelador del sen­ da de los años sesenta se llevaron
representación. En el transcurso camente sin cambios, hasta el sin­ tido o sinsentido de la misma a cabo en escenarios al aire libre
de la Edad Media, junto a las glo XIX. (Adamov, Beckett) o deformador (plazas, mercados, campus de
muestras de representación ju­ En el siglo xx se advierte un am­ y esperpéntico (Valle-Inclán)/ universidad, lugares anejos a fá­
glaresca (mimos, farsas, juegos plio movimiento de renovación Teatro del absurdo. Véase ab­ bricas, minas, etc.). Un ejemplo
de escarnio), surge un teatro de gracias a grandes dramaturgos y surdo. llama-tivo lo constituyen las re­
tema religioso ('misterio, 'mila­ directores de escena (L. Piran- Teatro ambulante. Véanse presentaciones del grupo Bread
gros), desarrollado inicialmente dello, A. Artaud, E. Ionesco, AMBULANTE y CÓMICOS. and PuppetTheatre realizadas en
a partir del drama litúrgico de B. Brecht, J. Grotowski, etc.) que Teatro de autor. Marbete apli­ el transcurso de manifestaciones,
Navidad y Semana Santa (Offi- vuelven a los orígenes del teatro, cado a las representaciones tea­ como las de las famosas «mar­
cium pastorum y Visitado se- vivido como espectáculo festivo trales basadas en textos escritos chas por la paz» de esa época.
pulchri), cuyas representaciones en la tragedia griega, misterios pertenecientes a un determinado Teatro de cámara. Llamado
se habrían trasladado del espacio medievales, Commedia delíArte autor, para diferenciarlo del tea­ también «teatro íntimo» (Strind-
litúrgico a los atrios de las igle­ italiana, etc. Las líneas básicas de tro de creación colectiva al estilo berg). Expresión con la que se
sias. En la transición de la Edad esta renovación serían: conver­ del que ponía en escena la llama­ designa un tipo de representa­
TEATRO DEI.A CRUELDAD 500 501 TEATRO EXPERIMENTAL

ción teatral que se desarrolla paz de sacudir al público y de po­ ción, de personajes y escenas teatro una problemática cargada
en una sala de tamaño reducido nerlo «en trance» mediante «vio­ históricas. Las fotografías mos­ de alto sentido moral, filosófico
pensada para un pequeño públi­ lentas imágenes físicas» que pue­ traban descarnadamente la atro­ o político (en las obras de Ib-
co, que necesariamente ha de dan hipnotizar «la sensibilidad cidad de la guerra [...]. Estas sen, B. Pérez Galdós, M. Gorki,
seguir el espectáculo a corta dis­ del espectador, arrastrado por el imágenes debían producir en la J.-P. Sartre, B. Brecht, A. Buero
tancia del también reducido gru­ teatro como un torbellino». Para masa proletaria una sacudida Vallejo, etc.) cuyo objetivo es pro­
po de actores, lo cual influye en ello, habrá que dirigirse al orga­ más fuerte que cien artículos» vocar en los espectadores una
la creación de un ambiente cáli­ nismo entero del hombre a través (E. Piscator). Utilización de ele­ toma de conciencia sobre esa pro­
do que, normalmente, ha de fa­ de un lenguaje integral: el de los mentos documentales aparecen, blemática y, en su caso, un com­
vorecer una mayor intercomuni­ objetos, gestos, sonidos, ritmos, igualmente, en ciertas obras de promiso personal al respecto.
cación entre actores y espectado­ luces, colores, etc., creando, para B. Brecht, R. Hochhuth (El vica­ Teatro épico. Véase épico.
res. Estas condiciones de espacio ello, un «espectáculo total, donde rio, 1962), P. Weiss (Discurso so- Teatro experimental. Título
y ambiente influyen también en el teatro recobre del cine, del mu­ bre'Viet-Nam, 1968), etc. con el que se alude a una fórmula
las características de las obras, las sic-hall, del circo y de la vida mis­ Teatro educativo. Marbete de de creación dramática en la que
cuales deben responder a esa ma lo que siempre fue suyo». significado amplio en el que ca­ ocupa un lugar importante la in­
atmósfera intimista, de reflexión Teatro documental. Expre­ ben, en líneas generales, desde el vención de nuevas formas de re­
y, en cierta medida, de confiden­ sión con la que se alude a un tipo teatro de contenido religioso y presentación y producción tea­
cia: obras de hondo contenido de obra dramática en cuya con­ moralizador de la Edad Media tral (p. e., creación colectiva de
existencial, referidas a conflictos cepción y puesta en escena el au­ y del Siglo de Oro (los autos sa­ obras por parte de un director
personales que atañen a la condi­ tor utiliza fuentes documentales cramentales, obras como El con­ de escena y sus actores), así como
ción humana: soledad, comuni­ procedentes de textos históricos, denado por desconfiado, de Tirso la posible integración, en la obra
cación, alienación, problemas de reportajes, fragmentos de pelícu­ de Molina, etc.) hasta el teatro de teatro o en su puesta en esce­
la vida en común, especialmente las, etc., como base de un texto ilustrado del siglo xvm, que, si­ na, de técnicas procedentes de
en pareja, búsqueda de sentido, dramático concebido, general­ guiendo la normativa clásica, pre­ otros espectáculos (circo, cine,
amor. mente, desde una perspectiva y tende cumplir con el doble obje­ teatro de títeres, etc.) o las inno­
Teatro de la crueldad. Título una función políticas. Entre las tivo de divertir y enseñar vaciones relativas a otros aspec­
acuñado por A. Artaud para de­ primeras muestras de esta moda­ (delectare et docere). Éste es el tos de la realidad teatral, como la
nominar una modalidad teatral lidad de creación teatral figura lema que recuerda G. M. de Jove- preparación de los actores, la or­
que presenta un carácter de ri­ La muerte de Danton (1835), en llanos en su Memoria para el denación de la sala (para lograr
tualidad violenta y mágica con el la que su autor, G. Büchner, in­ arreglo de la policía de espectácu­ una mayor participación de los
pretendido fin de provocar al es­ corporó materiales recogidos del los y diversiones públicas (a pro­ espectadores), la adecuación del
pectador, sacarle de su pasividad mismo proceso. En 1925, E. Pis- pósito de la necesidad de susti­ dispositivo escénico: luz, sonido,
y obligarle a entrar en el desarro­ cator desarrolla su original pues­ tuir ciertos dramas corruptores etc. Ejemplos de este teatro expe­
llo de la representación, que aspi­ ta en escena de A pesar de todo, de «la inocencia del pueblo» por rimental han sido el teatro-labo­
ra a convertirse en un juego ri­ en la cual «toda la representación otros «capaces de deleitar e ins­ ratorio de J. Grotowski, el Living
tual y festivo. Para devolver al fue un solo montaje gigantesco truir») y que es compartido por Theatre, The Open Theatre, Bre­
teatro sus virtualidades primige­ de discursos auténticos, escritos, otros ilustrados europeos como ad and Puppet Theatre, las expe­
nias, Artaud propone terminar recortes de periódicos, procla­ D. Diderot, Voltaire, G. E. Lesing, riencias realizadas por directo­
con la «superstición de los tex­ mas, prospectos, fotografías y etc. En los siglos xix y xx diver­ res como R. Planchón, P. Brook,
tos» y recuperar un lenguaje ca­ películas de guerra, de la revolu­ sos dramaturgos plantean en su L. Ronconi y, en España, por los
TEATRO HINDÚ 502 503 TEATRO DETÍTERES

grupos del llamado * teatro inde­ Séneca, La Celestina (a juzgar lo esencial del teatro, desechan­ Teatro político. Denominación
pendiente. por lo que se dice en la cuarta co­ do lo que denomina «teatro ri­ bajo la que se engloban diversas
Teatro hindú. Véase katha- pla de Proaza: «leyendo a Calisto co», que utiliza, en el montaje, experiencias de teatro de compro­
kali. mover los oyentes...») o, en el si­ recursos de otras artes o espec­ miso político y social, como el
Teatro independiente. Deno­ glo xix, Espectáculo de un sillón, táculos, como el cine, el circo,,Ja Agit Prop (teatro de agitación y
minación aplicada a una serie de de A. de Musset, Manfred, de By- televisión, etc., con el fin de com­ propaganda, montado después
grupos teatrales surgidos en Es­ ron, etc. petir con esos medios. Cree, por del triunfo de la revolución rusa
paña en la década de los años se­ Teatro de marionetas. Véase el contrario, que se puede recu­ de 1917), el teatro proletario
senta y comienzos de los setenta MARIONETAS. perar la teatralidad de la repre­ (1920-1921), el teatro del pue­
del siglo xx, preocupados por Teatro de parábola. Denomi­ sentación dramática con pobreza blo (1924-1927) y el teatro políti­
crear un teatro innovador y de nación que engloba una serie de medios: prescindir de la dico­ co (1929), dirigidos por E. Pisca-
exigente calidad artística, al mar­ de obras de dramaturgos como tomía tradicional escenario-pú­ tor durante las fechas indicadas, e
gen de las salas comerciales, abier­ M. Frisch y F. Dürrenmatt en las blico (hay puestas en escena en igualmente las piezas de B. Brecht
to a las jóvenes generaciones, que se representan diversos con­ las que los actores pueden actuar conocidas como Lherstiick (La
principalmente estudiantes y tra­ flictos humanos a través de una entre los espectadores), abando­ decisión, 1930; La madre, 1932,
bajadores. Preocupados por lo­ trama frecuentemente grotesca, nar los efectos de luces, suprimir etc.) o su obra Terror y miseria del
grar una rigurosa capacitación aunque coherente, y que consti­ el maquillaje (el actor puede Tercer Reich (1938), el Groupe Oc-
profesional de los actores, crean tuye una especie de ejemplo dra­ cambiar de tipo, de carácter,"de tobre de los franceses Pierre y Jac-
sus escuelas de formación, donde matizado del que se deriva una silueta «usando sólo su cuerpo y ques Prévert, el teatro de guerrilla
se imparten cursos y se realizan idea moral; no obstante, sus au­ su oficio») y el vestuario específi­ de R. Alberti y M.a Teresa León,
tareas de investigación de técni­ tores insisten en que está ausente co y lujoso, que es suplantado así como una parte de la produc­
cas, lenguaje teatral, puesta en un explícito fin moralizador. Las por trajes «sin valor autónomo», ción dramática de J.-P. Sartre,
escena, etc. Entre los numerosos obras de Dürrenmatt presentan, que encuentran su sentido en re­ J. Osborne, S. O’Casey, P. Weiss,
grupos surgidos a partir de los en su visión parabólica, una crí­ lación con las funciones del ac­ etc. De los autores mencionados,
años sesenta cabe recordar Aque­ tica de ciertas actitudes humanas tor. Se prescinde igualmente de la es E. Piscator quien ha formulado
larre, Els Comediants, Els Jo- y comportamientos sociales, co­ música que no haya sido produ­ de la manera más tajante su con­
glars, El Tricicle, La Abadía, La mo el de la corrupción moral, cida por los mismos actores. La cepción política del teatro en su
Cuadra, La fura deis baus, Los provocada por el dinero (La visi­ representación se funda definiti­ obra titulada, precisamente, Tea­
goliardos, etc. ta de la vieja dama), el de la re­ vamente en lo que es esencial al tro político: «Nosotros no conce­
Teatro japonés. Véanse jOru- ducción de la libertad humana en teatro: el actor, que, al entregarse bimos el teatro tan sólo como el
RI, KABUKI yKYOGEN. un Estado rígidamente jerarqui­ totalmente a su cometido, me­ espejo de una época, sino como
Teatro leído. Con esta expre­ zado (Frank V), el de la responsa­ diante una técnica del «trance», el medio de transformar esa épo­
sión se alude a la función asigna­ bilidad moral de los científicos es capaz de integrar todas sus po­ ca». Véase: teatro documen­
da por el autor de un texto dra­ (Losfísicos), etc. tencias psíquicas y corporales. El tal.
mático a la recepción del mismo Teatro pobre. Título aplicado teatro tiende a recuperar, de esta Teatro simbolista. Véase sim­
por el público espectador o lec­ a un modelo de representación forma, el sentido ritual primige­ bolismo.
tor. En este sentido, parece que teatral, creada por el director po­ nio de descubrimiento de lo hu­ Teatro en el teatro. Véase me­
determinados textos fueron con­ laco J. Grotowski, que en el Insti­ mano, de vuelta a las «raíces» del tate ATRO.
cebidos por su autor para ser leí­ tuto de la Investigación del Actor «alma mítica» en el buceo de los Teatro de títeres. Véase títe­
dos, p. e., la obra dramática de (Wroclaw, 1965) trata de llegar a mitos y arquetipos primordiales. res.
TEATRO TOTAL 504 505 TEORÍA DE LA LITERATURA

Teatro total. Expresión utiliza­ detrás de la embocadura, mien­ el contenido inicial y prevalente literatura comparada. Históri­
da por W. Gropius (Totaltheater) tras se representan delante breves de la información, mientras rema camente, dicha disciplinaba sido
para referirse al intento de abar­ escenas episódicas y permite mu­ es cada añadido o desarrollo su­ conocida con otras denominacio­
car, en la obra teatral, la realidad, dar, a su espalda, la decoración» cesivo» (C. Segre). nes, como poética, crítica litera­
no ya en sus aspectos parciales, (DRAE), Temporalización. Término uti­ ria, ciencia de la literatura, etc.
sino en «su totalidad». Para ello Tema. Término utilizado con lizado en narratología para alu­ Sin embargo, este último mar­
se pretende representarla desde diversas acepciones, según las dir al proceso de transformación, bete se reserva en la actualidad
distintas perspectivas y medios diferentes corrientes de crítica li­ en un relato, del tiempo de la his­ para designar el conjunto de ra­
en una escena en la que conver­ teraria. En una concepción tradi­ toria en el tiempo del discurso, de mas aludidas al principio. Entre
jan, en una fusión homogénea, cional, basada fundamentalmen­ acuerdo con los principios del or­ ellas existen claras diferencias en
todas las artes (pintura, escultu­ te en el análisis de los contenidos den temporal y del ritmo narrati­ cuanto a su objeto formal; el ob­
ra, arquitectura, música, litera­ de un texto, se entiende por tema vo. Véanse: analepsis, prolep- jeto material de todas ellas lo
tura), en la línea délo auspiciado la idea central en torno a la que SIS/TIEMPO. constituyen los textos literarios.
ya en su tiempo por R. Wagner. gira un poema, relato u obra dra­ Tensó. Véase’TENSóN. Por lo que se refiere a la teoría de
Es también la idea del «espec­ mática: p. e., la idea del desenga­ Tensón. Término relacionado la literatura, su objeto formal es
táculo integral» de A. Artaud, el ño sería tema central en una serie con el francés arcaico tendón (en la reflexión teórica sobre el siste­
cual matiza, no obstante, que de obras del Barroco; otros temas latín existe con-tentio: disputa, ma de aspectos constantes y es­
el teatro no debe confundirse en básicos serían el amor, los celos, certamen) y con tensó, palabra pecíficos de dichos textos. Su
ningún momento «con la músi­ la caducidad del tiempo, la muer­ con la que se denomina una com­ función es básica con respecto al
ca, la pantomima o el baile, y en te, etc. En literatura comparada posición poética provenzal con­ conjunto de los estudios litera­
particular con la literatura». Este se aplica dicho término para de­ cebida en forma de controversia. rios, y su cometido es establecer
teatro total exigiría, a juicio de signar determinados mitos, ideas Ésta se desarrolla entre dos tro­ los fundamentos teóricos de la
J. L. Barraull, que el conjunto del o motivos que reaparecen en di­ vadores, los cuales defienden cada ciencia de la literatura y, en con­
dispositivo escénico (decorado, versas culturas: el tema del cai- uno su propia opinión en estro­ creto, construir un metalengua-
utilería, iluminación, música, nismo, del descenso a los infier­ fas alternas. La temática de estos je-¿ partir del cual sea posible es­
ruidos) se humanice y «llegue a nos, el mito de Prometeo, etc. poemas es muy variada (aunque tudiar con rigor cualquiera de
servir al teatro en su totalidad». Para ciertos formalistas, tema es predomina lo relacionado con el las cuestiones que se formulen
Véanse: teatro de la cruel­ la «unidad significativa mínima, amor), lo mismo que el tono, que en las mencionadas ramas de di­
dad y'teatro POBRE. reiterada a lo largo de una obra» puede ser en unos casos idealista cha ciencia.
Telón. Gran lienzo que en las sa­ (B. Tomachevski); un rasgo esen­ o espiritual y en otros incluso La creación de este metalengua-
las de teatro cierra la embocadu­ cial del tema es que constituye un obsceno: p. e., qué partes del cuer­ je ha sido obra de sucesivas ge­
ra (telón de boca) del escenario; sistema global que hace inteligi­ po de la mujer resultan más exci­ neraciones a partir de la cultura
se levanta al comenzar la repre­ bles los significados de una obra. tantes. Relacionada con la tensó griega y, en especial, desde la Po­
sentación y se baja al terminar, En semiótica se habla de *rema provenzal y con el *partimen está ética de Aristóteles, cuya impor­
ocultando así la escena durante como concepto complementario la ^recuesta castellana del siglo xv. tancia es fundamental en la gé­
los entreactos. Se denomina telón de tema. Si tema es el sujeto del Teoría de la literatura. Es una nesis de esta ciencia, ya que en
de foro, o de fondo, al que cierra enunciado o del discurso, aquel de las cuatro ramas en las que se dicha obra se abordan varias de
la escena formando el frente de la de quien se habla, rema sería la divide la ciencia de la literatura: las cuestiones que siguen ocu­
decoración. El telón corto es «el información que se aporta de teoría de la literatura, crítica lite­ pando la atención de los estu­
que se coloca inmediatamente nuevo sobre ese sujeto. «Tema es raria, historia de la literatura y diosos: el concepto de poesía y
TERCERILLA 506 507 TESTIMONIO DE ERRATAS

de lengua poética, la diversidad tribillo o también como intro­ C se cantará de ti por todo el mente, en torno a Valle-lnclán, a
del lenguaje artístico en verso y ducción de alguna composición [mundo, F. García Lorca y A. Rodríguez
en prosa, la noción, naturaleza, poética; así ocurre en la Serrani­ D que en cuanto se discurre, Moñino en el Café de Lyon y la
objeto y modos de la mimesis, el lla de Bores: [nunca visto que pudiera considerarse como
concepto, origen y criterios de C de tus años jamás otro segun- prototipo, la del Café de Pombo,
diferenciación de los géneros li­ «Motílela de Bores [do [...]». animada por Gómez de la Serna.
terarios, definición y análisis de allá do lo lama Véanse: academia e institu­
la estructura y funciones de la púsome en amores...». (Garcilaso de la Vega) ción LITERARIA.
tragedia, de la epopeya, come­ (Marqués de Santillana) Tesis. Término de origen griego
dia, etc. Sobre la pervivencia de Una variante de dicha estrofa es (de tizemi: exponer) utilizado en
esta teoría literaria en Roma, las Tercerillo o tercetillo. Véase el llamado tercerillo o tercetillo, dicha lengua, tanto en filosofía
interferencias entre poética y re­ TERCETO. que es un terceto en versos de (con el sentido de «afirmación»,
tórica en la cultura grecolatina, Terceto. Estrofa de tres ver­ arte menor. La rima puede ser de exposición de doctrina y de
su posterior fusión en la deno­ sos, generalmente endecasílabos, consonante o asonante. punto de partida del silogismo
minada «poetria» medieval, el que, en una serie encadenada, ri­ Tercia rima. O terza rima. Véa­ en el que se basa una demostra­
redescubrimiento de la obra de man en consonante el primero se terceto. ción) como en teoría literaria,
Aristóteles en el Renacimiento y con el tercero y el segundo con el Tertulia. Reunión periódica de para designar el descenso rítmi­
sus múltiples comentarios, la primer verso del terceto siguien­ personas en torno a algún escri­ co o tiempo fuerte de un pie mé­
adhesión de los neoclásicos te. Ésta es la forma que tenía ori­ tor o escritores, en su domicilio, trico. En la literatura del siglo xix
a esa tradición aristotélica y ho- ginalmente la tercia rima italia­ en un café o en el marco de una se produce un tipo de novelas a
raciana, puede consultarse en na, que aparece en la Divina institución pública, para tratar las que se califica como «de ten­
poética. Sobre la renovación de Comedia de Dante y que Boscán de temas culturales, especialmen­ dencia» o de tesis, en las que el
la teoría literaria en el transcur­ introduce en España en dos epís­ te estéticos y literarios. Dejando compromiso con una ideología
so del siglo xx, se remite nueva­ tolas. Garcilaso de la Vega utiliza aparte las academias del Siglo de religiosa, moral o política condi­
mente al lector a los ar­ dicha estrofa en dos elegías. El si­ Oro, desde el siglo xviii hay ciona la configuración de las mis­
tículos sobre “poética, “'ciencia guiente fragmento corresponde constancia de este tipo de reu­ mas en su estructura, creación de
de la literatura y “neorretórica. al final de su elegía primera: niones periódicas entre escrito­ personajes y concepción estética
Véanse además: crítica lite­ res: recuérdense la de N. Fernán­ global, p. e., Doña Perfecta, de
raria, HISTORIA DE LA LITERA­ A «Yo te prometo, amigo, que dez de Moratín, T. de Iriarte, B. Pérez Galdós; De tal palo, tal
TURA, LITERATURA COMPARA­ [entretanto J. Cadalso, etc., en La Fonda-de astilla, de J. M.“ de Pereda, El es­
DA y NARRATOLOGÍA. B que el sol al mundo alumbre y San Sebastián, o las de El Pama- cándalo, de P. A. de Alarcón, etc.
Tercerilla. Estrofa de tres ver­ [que la escura sillo en el Café del Príncipe (don­ Testimonio de erratas. Re­
sos de arte menor que puede A noche cubra la tierra con su de se reunían R. de Mesonero quisito previo a la autorización
presentar diferentes formas de [manto, Romanos, Bretón, Espronceda, del Consejo Real para publicar
estructura métrica (aba; abb; B y en tanto que los peces la Gil de Zárate, M. J. de Larra, un libro en el Siglo de Oro. Con­
etc.) y de rima: consonante o [hondura etc.), o, ya en el siglo xx, la del sistía en la presentación de dos
asonante. Lo mismo que el terce­ C húmida habitarán del mar Gato Negro (iniciada por J. Bena- ejemplares editados, junto con el
to, puede aparecer en estrofas [profundo vente), la de la Revista de Occi­ texto original (examinado, ante­
encadenadas. A veces, la terce­ B y las fieras del monte la espe- . dente (promovida por J. Ortega y riormente), para comprobar la
rilla ha sido utilizada como es­ [sura, Gasset), las surgidas, sucesiva­ completa coincidencia, lo que su­
Tl-TRADECASÍLABO 508 509 TEXTO

ponía que se habían incluido las la Historia Troyana y en pies que­ mando un «tejido» verbal. En la léxica, etc.) y la iteratividad de
enmiendas exigidas. Véase, como brados de poemas del Libro de lingüística contemporánea se con­ las "‘isotopías, tanto gramaticales
ejemplo, el testimonio de erratas Buen Amor, y pervive hasta el si­ sidera el texto como un enuncia­ como semánticas, harían posible
que aparece antes de la primera glo xx, Ejemplo: do coherente, de extensión varia­ la cohesión y progresión de un
parte de El Quijote: ble, oral o escrito, al que se ha texto.
«Veinte presas definido como «una secuencia de Aunque el término «texto» con­
«Este libro no tiene cosa digna hemos hecho frases y de sintagmas ligados que viene tanto al discurso oral como
que no corresponda a su original; a despecho progresa hacia un fin» (D. Slak- al escrito, cuando se trata de un
en testimonio de lo haber correc­ del inglés [...]». ta). Algunos lingüistas han to­ texto literario se piensa funda­
to, di esta fee. En el Colegio de la mado ciertos conceptos de la mentalmente en la modalidad de
(Espronceda)
Madre de Dios de los Teólogos de retórica para explicar los meca­ la escritura. Esta característica
la Universidad de Alcalá, en pri­ Tetrástico. Término de origen nismos de ensamblaje y progre­ del texto literario implica una
mero de diciembre de 1604 años». griego (teatrastijos: de cuatro fi­ sión del discurso o texto, p. e., la peculiaridad en el plano de la co­
(El Licenciado Francisco Murcia las) con el que se designa la estro­ "anáfora-(reiteración, a lo largo municación: emisor y destinata­
déla Llana) fa de cuatro versos alejandrinos, de un texto, no sólo de palabras, rio no son interlocutores inprae-
característica del *Mester de Cle­ sino también de personajes, ac­ sentia. Esto supone que el autor
Tetradecasílabo. Verso de ca­ recía, más frecuentemente deno­ ciones y objetos interrelaciona­ emite su mensaje sin saber quién
torce sílabas. Fue utilizado origi­ minada * cuaderna vía o *tetrás- dos a través de formas deícticas), va a ser su destinatario, y éste
nalmente en los poemas del Mes- trofo monorrimo. la "recurrencia, "correferencia desconoce el contexto en el que el
ter de Clerecía. A este verso se le Tetrástrofo. Expresión formu­ (presencia de un referente co­ emisor ha redactado ese mensa­
denominaba también * alejandri­ lada por cuatro voces de origen mún a varias palabras), sinóni­ je. Esta circunstancia obliga al
no, posiblemente por ser el verso griego (tetra-strophos: cuatro cuer­ mos, paráfrasis, así como la con­ emisor a sugerir en la obra una
empleado en el poema francés das, y monos-rhytmos: de un úni­ tigüidad léxica y semántica. En serie de referencias al contexto en
del siglo xn Román d' Alexan- co ritmo, o rima) con la que se cuanto a la progresión del texto, el que se ha generado para que el
dre, cuyo tema, vida de Alejandro denomina una estrofa peculiar cada frase o enunciado comporta texto logre su autonomía. El re­
Magno, reaparece en el español del *Mester de Clerecía, conoci­ un material informativo o *tema ceptor habrá de reconstruir por
Libro deAlexandre (s. xm). da también como cuaderna vía, (relativo a personas, objetos, sí mismo el contexto e interpre­
El alejandrino presenta, según que está compuesta por cuatro acontecimientos) ya desarrolla­ tar el mensaje de acuerdo con las
T. Navarro Tomás, las siguientes versos de catorce sílabas, o ale­ do anteriormente, a la vez que pautas sugeridas por el emisor
modalidades: trocaica (con acen­ jandrinos, que llevan una misma suministra un nuevo aporte in­ para facilitar la función decodifi­
to en 2.a y 6.a sílabas de cada he­ rima consonante. Véase: cua­ formativo, "zemíi. Todo texto pro­ cadora de la lectura. La diferente
mistiquio), dactilica (con acen­ derna vía. gresaría en virtud de esa alter­ posición del emisor hacia los
tos en 3.a y 6.a), mixto (acentuado Texto. Término de origen latino nancia de temas y remas: el rema destinatarios y de éstos hacia el
en 1.a y 6.a) y polirrítmica, cuan­ (textus: tejido) con el que se de­ de la primera frase o enunciado mensaje, así como la diversa fina­
do se combinan los modelos men­ signa tanto el soporte material constituiría el tema de la segun­ lidad del mensaje textual y la va­
cionados. Véase: cuaderna vía. donde se plasma el contenido de da, y así sucesivamente. En este riación de la relación entre texto
Tetralogía. Véase trilogía. un mensaje (manuscrito o volu­ sentido, la sintaxis (pronombres, y contexto, estarían en la base de
Tetrasílabo. Verso de cuatro sí­ men impreso) como el mensaje artículos, sucesión de tiempos los distintos tipos de textos: no­
labas con acento obligatorio en la mismo cuyos componentes léxi­ verbales, etc.), el léxico (recurren­ vela, poemas líricos, épicos, cuen­
tercera. Comienza a usarse en cos están interconexionados for­ cia, correferencia, contigüidad tos, dramas, etc. Otro tanto ocu­
TEXTURA 510 511 TITERES

rre con los géneros y subgéneros, lación de los distintos niveles relatar esa historia. Véanse: flash Títeres. Término con el que se
cuya elección determina la forma constitutivos de un texto), ma- BACK, PROLEPSIS y RETROSPEC­ designan unas figurillas de ma­
del mensaje en el acto de su crea­ crotexto (conjunto de textos par­ CION . dera, cartón o pasta que se mue­
ción o emisión e influye en la cial o totalmente autónomos que Timbre. Es una de las cualida­ ven, manipuladas, en un peque­
coherencia interna del texto, ba­ se agrupan en un texto más am­ des esenciales del sonido articu­ ño escenario. Los tipos de títeres
sada en la correlación de argu­ plio: p. e., el Cancionero, de Pe­ lado: tono, timbre, cantidad e in­ más utilizados desde la Edad Me­
mento, género y procedimientos trarca; El Conde Lucanor, de Don tensidad. El timbre es el matiz dia son los llamados de hilos o
lingüísticos y estilísticos. Esta co­ Juan Manuel), etc. Véanse: con­ característico de un sonido, que cuerdas (muñecos suspendidos
herencia interna implica, a su texto, INTERTEXTUAL, LINGÜÍS­ puede ser agudo o grave según la de hilos que, unidos a la cabeza,
vez, una estructuración del texto TICA DEL TEXTO y MACROTEXTO. altura de la nota que corresponde hombros, manos y rodillas, van a
en diferentes estratos o niveles Textura. Véase new criticism. a su resonador predominante. parar a las manos del titiritero,
caracterizados por una función Tiempo. Categoría abstracta Tipo. Personaje que reúne un que dirige los movimientos de di­
específica en relación con el con­ relativa a la duración, sucesión y. conjunto de rasgos físicos, psico­ chos muñecos) y los de guante
junto de la obra. De estos niveles, orden de los fenómenos. Es un lógicos y morales prefijados y re­ (figura formada por un armazón
unos (fonológico, morfológico y concepto fundamental en teoría conocidos por los lectores o el de tela al que se sujetan la cabeza
sintáctico) pertenecen al plano literaria sin el cual un drama o público espectador como pecu­ y las manos, en cuyo interior se
del discurso, y otros (enunciati­ un relato narrativo serían in­ liares de un «rol» ya conformado dejan unos orificios por los que
vo, semántico y simbólico) a los comprensibles. Ahora bien, el por la tradición. El tipo encarna se introduce, a modo de guante,
contenidos de ese discurso. tiempo en que se desarrollan las figuras representativas de grupos la mano del titiritero, que dirige
En torno al concepto de texto la vidas de ficción de unos perso­ sociales reducidos, a los que se los movimientos del muñeco, ac­
crítica ha acuñado una serie de najes es distinto del cronológico, caracteriza por un rasgo psicoló- tivando la cabeza con el índice y
términos complementarios, tales en el que suceden los fenómenos ' gico o moral (p. e., el avaro, el se­ las dos manos con el pulgar y el
como antetexto (el conjunto de de la realidad. Por ser un tiempo ductor), una actividad (el bulde- medio). A veces el muñeco lleva
materiales que preceden a la re­ «creado», el autor de un relato ro, el aguador) o un medio social una cachiporra en una mano; de
dacción definitiva de una obra: puede manipularlo a su arbitrio. (el picaro, el bandido), etc. ahí su nombre de títeres <le cachi­
esbozos, primeras copias, sucesi­ Una misma historia de ficción Tirada. Serie indefinida de ver­ porra o también Cristobitas (p. e.,
vas redacciones, etc.),pretexto (el puede ser contada en diferentes sos de medida variable que man­ en las piezas para el teatro de gui­
texto es un mensaje que adquiere tiempos; en presente, en pasado, tienen una misma rima asonan­ ñol, de F. García Lorca). En los Si­
su plena significación en la lectu­ adelantando acontecimientos, te. En los cantares de gesta se glos de Oro hay constancia de que
ra autónoma del destinatario: así volviendo en flash back sobre suceden tiradas de versos de di­ en los teatros ambulantes funcio­
el texto se convierte en un pre­ unas experiencias remotas, etc., versa extensión, y su inicio y final naban retablillos con títeres de
texto), contexto (circunstancias y es que en un relato se pueden se reconocen por el cambio de guante y de hilos. Cervantes se
socioculturales y código de refe­ distinguir dos formas de orga­ rima con respecto a la serie an­ hace eco de estos teatros de títeres
rencias artísticas y literarias que nización del tiempo: el de la ★fá­ terior y posterior. Este cambio de en El Retablo de las Maravillas
condicionan la creación del tex­ bula, o tiempo de la historia (el rima suele producirse cuando y en El Quijote. El retablo de tí­
to), intertexto (conjunto de citas, orden cronológico en que suce­ varía el contenido, los personajes teres pervive a lo largo de los si­
fórmulas, rasgos estilísticos que dieron los acontecimientos de que intervienen o el espacio en glos xvm y xix. En el siglo xx
relacionan al texto con otros tex­ esa historia), y el de la ★trama o que se desarrolla la acción del re­ esta expresión dramática popular
tos o modelos literarios de los tiempo del discurso: el orden en lato. es recogida por grandes auto­
que depende), intratexto (interre­ el que el narrador los presenta al Tirana. Véase redondilla. res como Valle-Inclán en su tea­
TÍTULO 512 513 TRADICIÓN

tro esperpéntico (Los cuernos de «Lajeri aprenderá gonza siguien­ que en ocasiones suplanta): asun­ disminuye la frecuencia, asciende
don Friolera y los «melodramas te» (jerigonza). tos relativos a ambientes popula­ o desciende el tono. Se llama en­
para marionetas»; La rosa de pa­ res, preferentemente madrileños. tonación a la línea de altura musi­
(Quevedo)
pel y La cabeza del Bautista) y Están escritas en verso, con es­ cal determinada por la serie de
García Lorca en sus farsas para Tonadilla. Canción popular, de trofas pertenecientes a la tradi­ sonidos sucesivos que componen
guiñol: Retablillo de don Cristóbal métrica variable y asunto ligero ción popular: copla, seguidilla y un grupo fónico. Esta entonación
y Tragicomedia de don Cristóbal y y desenfadado, que tiene cierto romance. Entre sus cultivadores puede ser ascendente (anticaden­
la señó Rosita. Véase guiñol. auge en el siglo xviii. Testimo­ figuran Ramón de la Cruz (La gi­ cia) o descendente cadencia),
Título. Palabra o frase con la nios de este tipo de composicio­ tana pastora, El cazador), Esteve aguda o grave, uniforme, etc. A la
que se denomina un texto, ma­ nes son las tonadillas anónimas (La dama del bueri gusto), Gue­ diferente elevación o descenso de
nuscrito o impreso, o cada una «El chasco del perro», «Los gita­ rrero, Misón, etc. la voz que se produce al final de la
de sus partes o divisiones. Apli­ nos» y «Los pastores amantes», a Tonema. Véase tono. emisión de un grupo fónico se
cado a una obra literaria, el título la que pertenece el siguiente sex­ Tónica (sílaba). VéaseTONO. denomina tonema.
cumple las funciones de identifi­ teto: Tónico. Se dice del acento meló­ En crítica literaria el término
cación, información sobre su con­ dico (característico, p. e., de la «tono» se ha puesto en relación
tenido y llamada de atención so­ « Arróyuelos, aves y flores, lengua griega), que consiste en con el estilo para significar la ac­
bre su interés para los lectores. el objeto de mis amores, una elevación del tono de voz al titud que asume un escritor en el
Un título puede ser simple (Bo- mi Gabino, ¿dónde estará?, pronunciar la sílaba acentuada. tratamiento de un tema o la de un
marzo, de M. Mujica Lainez) o que al camino salí a buscarle Se da también la denominación narrador frente al relato y sus
compuesto de título y subtítulo y no pude verle ni hablarle, de tónico al acento de intensidad personajes. Así, un tema puede
(Fortunata y Jacinta, Dos histo­ ¿si otra senda tomado habrá?». (propio del español) que se tra­ ser tratado en tono grave o jo­
rias de casadas, de B. Pérez Gal- duce en un mayor esfuerzo expi- coso, pesimista u optimista, ale­
dós), de primer título y título se­ En el siglo xviii surge también ratorio y que recae sobre una de­ gre o desgarrado y patético; o un
cundario (Doña Rosita la soltera, con el nombre de tonadilla una terminada sílaba de una palabra. autor puede mirar a sus persona­
o El lenguaje de las flores, de pieza teatral corta, a modo de A esta sílaba se la designa como jes en un tono benevolente y de
F. García Lorca), de primer títu­ entremés musical. Inicialmente sílaba tónica, mientras que a la simpatía o con distanciamiento
lo, título secundario y subtítulo eran canciones con estribillo de­ precedente se la llama protónica, irónico.
(Zadigoel destino, historia orien­ nominadas tonadillas escénicas, y a la que sigue, postónica. Véase: Topos. Véase lugar común.
tal, de Voltaire). con las que finalizaban los entre­ ACENTO. Tradición. Término de origen
Tmesis. Término griego (tmesis: meses o bailes entremesados en Tono. Término utilizado en inú latino (de trnederc: entregar, trans­
corte, separación, parte), hereda­ dicho siglo. Con el tiempo, este sica (la medida riel intervalo entre mitir a la posteridad) utilizado
do de la retórica grecolatina, con tipo de tonadillas, dotadas de ar­ dos sonidos), en pintura (se habla en diversas acepciones: jurídica
el que se alude al hecho lingüísti­ gumento y orquestación propia, de tonos «calientes» o «fríos», se­ (transmisión de propiedad), teo­
co y literario de la fragmentación adquieren autonomía y llegan a gún se acerque al color anaranja­ lógica (depósito de revelación,
de una palabra compuesta al in­ constituir un subgénero peen do o al azul) y en prosodia y confiado a la Iglesia) y literaria
tercalarse otra palabra entre los liar con una técnica de composi entonación (altura musical de un (conjunto de obras, temas, técni­
elementos constituyentes de la ción y realización especializadas, sonido emitido por la voz hu­ cas expresivas y estilos de origen
primera o al mediar una pausa sobre todo en lo que se refiere al mana). El tono depende de la popular y culto que conforman el
métrica que la separa entre dos canto. Estas piezas presentan te­ frecuencia de vibraciones que pasado cultural en cuyo contexto
versos. Ejemplos: mas análogos a los del sainete (al produce el sonido: si aumenta o surge toda creación artística). En
TRADICIÓN DIPLOMÁTICA 514 515 TRAGEDIA

las más diversas culturas ha exis­ ceversa (traducción inversa). Es­ bargo, la primera obra conserva­ Rufo. Se conservan nueve trage­
tido una tradición *oral, forma­ ta versión puede ser literal, si se da (los Persas, c. 472 a.C.) per­ dias de Séneca, escritas según el
da por creaciones de tipo popu­ atiene a la traducción rigurosa de tenece a Esquilo; en ella está ya modelo griego (Agamenón, Me-
lar, generalmente anónimas, y palabra por palabra, y libre, si diseñada, en lo esencial, la es­ dea, Edipo, etc.). Posiblemente
pertenecientes a los distintos gé­ se prima la búsqueda de mayor tructura de la tragedia. Sus ele­ estaban destinadas a la lectura.
neros que constituirán, más tar­ exactitud en la traslación del sen­ mentos básicos son los cantos co- Tras su desaparición en líl Edad
de, la tradición culta: coplas y tido sobre la fidelidad a la expre­ rales'ácómpañados de música y Medía, 13 tragedia resurgirá con
canciones líricas, leyendas épi­ sión lingüística del idioma tradu­ los diálogos recitados por lós ac­ vigor en el Renacimiento gracias
cas, baladas, cuentos, apólogos, cido. tores. Las partes fundamentales al conocimiento de las obras gre-
refranes, etc. Txaggdia. Término jde origen son: a) eVprologos, consistente en colatipas y a los comentaristas y
Tradición diplomática. Ex­ gjiegq_(tra^ps; macho cabrío, y un monólogo o diálogo que sirve críticos (Scaligero, Costelvestro,
presión con la que se designa el odé: canción) con el que, origi­ de iniciación al espectáculo tea­ etc.) que forniulan una teoría dra­
«conjunto de manuscritos o im­ nalmente, se denominaba el can­ tral, antes del ingreso, del coro, y mática sóbre la tragedia, concor­
presos que han transmitido hasta to ejecutado por un coro al sacri­ en el que se podía esbozar el ar­ de con la normativa clásica. Los
nosotros un texto literario (tradi­ ficar el macho cabrío a Dioniso. gumento de la obra; b) la paro- principios reguladores de la tra­
ción directa), así como de sus Posteriormente, dicho término dos, o canto entonado por el co­ gedia renacentista son: se desa­
fuentes literarias, sus traduccio­ se utiliza para designar la repre­ ro mientras entra en la escena; rrolla en cincp actos; la acción
nes a otras lenguas, comentarios, sentación dramática de úna ac­ c) los epeisodia, cuadros o es­ comienza felizmente y termina
alusiones, citas, imitaciones, pa­ ción grave (su protagonista su­ cenas representadas por los acto­ en desgracia; se respetan las tres
rodias, etc., que puedan ayudar cumbe fatalmente a un destino res; d) los stasinia, cantos realiza­ unidades: acción, tiempo y lugar;
de algún modo a fijar el citado aciago) en la que intervienen per­ dos por el coro desde la orchestra; por ley del decoro, serán protago­
texto (tradición indirecta)» (F. Lá­ sonajes nobles (dioses, héroes, re­ señalan el final de cada episodio nistas de la tragedia dioses, reyes
zaro Carreter). Cuando se prepa­ yes, etc.) y de la que se sigue un y, normalmente, aluden a la si­ y alta nobleza, y en su lenguaje
ra la edición crítica de un texto, la efecto purificador en los especta­ tuación creada en escena en el aparecerá el estilo sublime (verso
primera tarea es, precisamente, dores. transcurso del episodio anterior; largo, elocución elevada); los te­
reunir todo ese material con el El origen de la tragedia es ritual: e) el éxodos o salida: escena con la mas serán sacados de la realidad
fin de poder restaurar el texto inicialmente aparece vinculada que finaliza la tragedia. La acción histórica o mitológicos; promo­
original de una obra o acercarse al ditirambo, poema cantado por dramática se desarrolla en tres verá en los espectadores los sen­
a él lo más posible, partiendo de un coroy un solista en las fiestasj fases: *prótasis o planteamiento, timientos de piedad y temor.
los elementos proporcionados de Dionisq. Con Tespis el solista *epítasis o tensión y * catástrofe o Con absoluto respeto a estas nor­
por la mencionada tradición di­ se convierte en un primer actor, desenlace. En cuanto a los temas, mas surgirá en Francia, desde
plomática: es lo que se conoce al que Esquilo añadirá un segun­ la mayor parte de las obras pre­ mediados del siglo xvi, un movi­
con el nombre de recensión. Vé­ do y Sófocles un tercero, con lo sentan argumentos basados en miento creador de tragedias del
anse: AUTÓGRAFO, EDICIÓN, MA­ que se configura el cuadro.de los mitos. que son grandes autores Cornei-
NUSCRITO y STEMMA. tres papeles principales de la re­ En Roma el introductor dé la tra­ lle (Medea y Le Cid) y Racine
Traducción. Es la versión de presentación dramática: prota­ gedia griega, mediante adapta­ (Andrómaca, Berenicey Atalía).
una comunicación oral o de un gonista, deuteragonista y tritago- ciones, es. Livio Andrónico (s. m En cuanto a la estructura y temá­
texto escrito desde una lengua nista., Tespis obtuvo el premio a a.C.).’ Dos obras que merecieron tica de dicha tragedia, el modelo
extranjera hasta la propia del tra­ su trilogía de tragedias en las fies­ el elogio de Quintiliano son Me- figura ya en Cleopatra cautiva:
ductor (traducción directa) o vi­ tas dionisias del 533 a.C. Sin em­ dea, de Ovidio, y Tiestes, de Vario cinco actos, presencia del coro,
TRÁGICO 516 517 TRAMA

que interviene al final de cada rnuno, etc. Para Hegel, lo trágico y literaria de dicha categoría: lo estamentos sociales (nobleza y
acto y, a veces, en diálogo con consiste en que «en un conflicto trágico sobreviene como fruto de pueblo) y de diversos niveles de
los personajes, alternancia de las dos partes contrapuestas ten­ un conflicto insoluble e insos­ lenguaje: el culto o elevado de los
escenas con relatos y fragmen­ gan razón, pero que no puedan layable que ocurre fatalmente personajes aristocráticos y el co­
tos lí-ricos, temas de la antigüe­ alcanzar el verdadero contenido cuando el héroe se enfrenta, a loquial de los estratos populares.
dad grecolatina, de la Biblia y de su finalidad sino negando e hi­ través de sus acciones, con la di­ La tragicomedia es cultivada en
contemporáneos. riendo a la otra fuerza, que tam­ vinidad, encarnada en unos prin­ los siglos xviii y xix por el Sturm
En el Sturm und Draw^(Schiller) bién tiene los mismos derechos, y cipios morales o religiosos. El und Drang (Goethe) y por el dra­
y en el Romanticismo (V. Hugo) de este modo se hacen culpables héroe contraviene ese orden su­ ma burgués y romántico y, en la
la tragedia goza de una gran aco­ en su moralidad y por esta misma perior, no por un pecado moral etapa contemporánea, por auto­
gida. Desde finales del siglo xixy moralidad». Para Nietzsche, el sino por un error inevitable. En res como Ionesco, Dürrenmatt,
a lo largo del siglo xx ha seguido sentido trágico de los griegos ese enfrentamiento fatal, el héroe C. Arniches («tragicomedia gro­
vigente en diferentes formas y consistiría en el deseo de volver a acepta con dignidad su destino tesca»: La señorita de Trevélez),
concepciones, por obra de auto­ lo primigenio y de purificarse de aciago y su-cumbe afirmando su etc. Véanse: comedia, drama,
res tan diversos como H. Ibsen, la grari falta o pecado de la exis­ propia libertad, al tiempo que se TRAGEDIA y TRÁGICO.
E. O’Neill, L. Pirandello, J. Gi- tencia, que es la individualidad. reconcilia con la moral suprema Traiectio. Interposición de una
raudoux, J.-P. Sartre, A. Miller, El hombre, al aceptar el destino, en beneficio de la colectividad. o más palabras entre otras dos
S. Beckett, E. Ionesco, etc. lograría una sensación de pleni­ De esta manera, su muerte pro­ vinculadas entre sí por el sentido
En la literatura española mere­ tud vital. La tragedia es una reali­ duce en él una sublimación y en o por su relación sintáctica nor­
cen destacarse la Tragedia de San dad confortante para los caracte­ los espectadores una catarsis o mal. Ejemplo:
Hermenegildo, obra anónima del res y las épocas fuertes que son purificación moral y una libera­
siglo xvi, La Numancia de Cer­ capaces de enfrentarse al dolor y ción espiritual que se manifiesta «... por manos de Vulcano artifi­
vantes, El caballero de Olmedo, convertirlo en causa de placer. en un doble sentimiento: de pie­ ciosas».
de Lope de Vega, La dama del Unamuno proyecta el concepto dad y de terror. Véanse: catar­
(Garcilaso de la Vega)
aire, de Calderón, y, ya en el si­ de lo trágico sobre la existencia sis, DRAMA, HAMARTÍA, TRAGE­
glo xx, Bodas de sangre, Yerma concreta de cada hombre: su tra­ DIA y TRAGICOMEDIA. Trama. Término utilizado en na-
y La casa de Bernarda Alba, de gedia radicaría en la permanente Tragicomedia. Término utili­ rratología como opuesto a fábu­
F. García Lorca. Véanse: catar­ lucha y tensión agónica entre la zado por Plauto en el Anfitrión la. Los formalistas rusos entien­
sis, COMEDIA, DRAMA, EPISO­ razón y la fe, entre la razón y para designar una obra dramáti­ den por fábula el conjunto de
DIO, TRÁGICO y TRAGICOMEDIA. la esperanza. Lo trágico tendría ca en la que intervienen dioses y acontecimientos de una historia
Trágico. Categoría filosófica y es­ en él una raíz existencial de or­ seres humanos, compartiendo según el orden causal y temporal
tética que responde a una deter­ den religioso (fe en la inmortali­ sus vidas y sentimientos en un en el que, supuestamente, ocu­
minada concepción de la existen­ dad, como creyente, y desespe­ tono de marcada comicidad. A rrieron. V. Sklovski y B. Toma-
cia humana y que se manifiesta ranza como hombre apoyado en partir del Renacimiento, resur­ chevski contraponen a este con­
en distintas formas de expresión la razón) y psicológico: la lucha ge la tragicomedia en Italia (Ve- cepto el de trama o «intriga»
artística y literaria, una de las entre la autenticidad e inautenti­ rardi), Francia (Garnier), Espa­ (Sjuzet), que sería el relato de
cuales, primordial, es la tragedia. cidad, entre su deseo de unidad y ña (F. de Rojas, Lope de Vega) e esos acontecimientos en la forma
Como concepción filosófica ha la profunda escisión interior. Inglaterra. Como rasgos peculia­ en que el autor o el narrador se
sido abordada directamente por En la tragedia clásica aparece, res de estas obras figura la pre­ los presenta al lector en la obra.
Hegel, F. Nietzsche, M. de Una- además, una concepción estética sencia de personajes de diferentes Véase: fábula.
TRAMOYA 518 519 TRILOGÍA

Tramoya. Conjunto de máqui­ DECORADO, DIRECTOR DE ESCE­ muestras en la literatura heléni­ que espanta», A. Gómez Jaime);
nas e intrumentos con los que se NA, ESCENOGRAFÍA, TABLADO, ca, p. e., los trenos presentes en c) tridecasílabo compuesto de un
efectúan, durante la representa­ TELON y VESTUARIO. las tragedias, en los que se evoca hexasílabo y heptasílabo y con
ción teatral, los cambios de deco­ Transmisión textual. Véanse al héroe muerto o en desgracia. acentos en 2.a, 5.a, 8.a y 12.a («¿Sus
rado y los efectos especiales. La AUTÓGRAFO, CÓDICE, EDICIÓN, En la literatura bíblica existe un dioses? El miedo, / las sombras y
utilización déla tramoya aparece MANUSCRITO, STEMM A y TRADI­ tipo especial de treno en las llama­ la muerte», M. González Prada);
ya en el teatro grecolatino: se dis­ CIÓN DIPLOMÁTICA. das Lamentaciones de Jeremías, d) tridecasílabo ternario: forma­
ponía de grúas para hacer posi­ Tremendismo. Término con el en las que se llora una desgracia do por tres núcleos tetrasilábicos
ble el ascenso o descenso de los que se designa una tendencia es­ pública sobrevenida al pueblo de más la sílaba final átona. Lleva
dioses (de ahíla expresión latina tética que se desarrolla, sobre Israel o se predice un futuro de­ acentos en la 4.a, 8.a y 12.a: «En el
*Deus ex machina), de placas que, todo, en la novela española de los sastre. jardín / hay un olor/ de primave­
mediante percusión, simulaban años cuarenta del siglo xx y en la Tríada. Véase epodo. ra...» (E. González Martínez).
truenos y de antorchas que, mo­ que se percibe una especial cru­ Triángulo. Término utilizado Trilogía. Término de origen grie­
vidas súbitamente, producián el deza en la presentación de la tra­ para designar la relación amoro­ go (Tri-logia, de treis-logos: tres
efecto del rayo, etc. La tramoya ma (recurrencia de situaciones sa entre dos mujeres y un hombre discursos o textos) con el que se
ha ido ganando en complejidad a violentas) y en el tratamiento de o entre una mujer y dos hombres. designaba en la Grecia clásica el
lo largo de la historia del teatro, y los personajes (frecuentemente Es un tema frecuente en la narra­ conjunto de tres tragedias presen­
de ello son testimonio máquinas seres marginados, con taras físi­ tiva y teatro del siglo xix; en al­ tadas a concurso por los autores
como la araceli medieval (para cas o psíquicas, criminales, pros­ gunos casos, como en Madame que competían por conseguir el
elevar la estatua de la Virgen en el titutas, etc.) y del mismo lengua­ Bovary, de G. Flaubert, La Regen­ premio en los certámenes que se
Misterio de la Asunción), el bofe­ je, bronco y desgarrado. Estos ta, de Clarín, y Fortunata y Jacin­ celebraban en las Dionisias, fiestas
tón del Siglo de Oro (para levan­ rasgos estéticos podrían corres­ ta, de B. Pérez Galdós, el adulte­ en honor de Dioniso. Cada con­
tar o hacer descender o desapare­ ponder a la amarga experiencia rio constituye el tema central y cursante presentaba, además de la
cer a los actores) o el pescante del vivida por sus autores durante la elemento dinamizador del relato. mencionada trilogía, un drama
siglo xviii (con el cometido de contienda civil, la cual habría con­ Tridecasílabo. Verso de trece sí­ satírico. Este conjunto de cuatro
trasladar a los actores en sus vue­ dicionado su manera de ver y labas, utilizado, sobre todo, por piezas fue denominado por los fi­
los, apariciones y desaparicio­ presentar la realidad en el mundo los poetas modernistas, que pre­ lólogos alejandrinos tetralogía. De
nes) o la invención de la «caja de del arte: «El asco de lo presencia­ senta diversas modalidades según las diferentes trilogías que, según
truenos» en el teatro romántico, do y sufrido» explicaría ese «esti­ la estructura interna del mismo la tradición, fueron premiadas en
etc. Sin embargo, es en el siglo xx lo brutal», según advierte T. Bo- y la diferente distribución de sus estos concursos, se conserva la
cuando, con los adelantos de la rrás, escritor relacionado con acentos rítmicos. T. Navarro To­ Orestiada, de Esquilo, integrada
técnica, se incrementan las posi­ esta tendencia. Entre las novelas más distingue cuatro tipos: a) tri­ por Agamenón, Las Coéforasy Las
bilidades de innovación de la tra­ más representativas de dicha es­ decasílabo dactilico: lleva acentos Euniénides. Dicho término se uti­
moya; mediante la introducción tética figura La familia de Pas­ en las sílabas 3.a, 6.a, 9.a y 12.a («Te liza en la actualidad para designar
del disco y foro giratorio, de apa­ cual Duarte (1942), de C. J. Cela. saludo si puro matizas las /lores», un conjunto de tres obras centra­
ratos especiales para lograr efec­ Treno. Término de origen grie­ G. Gómez de Avellaneda); b) tri­ das en un mismo tema o persona­
tos sonoros y de iluminación, de go (threnos: lamento) con el que decasílabo compuesto de un hep- je, ya se trate de textos narrativos o
recursos escenográficos deriva­ se designa un poema cantado en tasílabo y un hexasílabo, con acen­ dramáticos. En la literatura espa­
dos de otras artes como el cine, el ceremonias individuales o pú­ tos en 2.a, 6.“, 9.a y 12.a («Las ñola, un novelista fecundo en tri­
circo, la televisión, etc. Véanse: blicas; de él existen abundantes garras del salvaje / con /aria logías es P. Baroja.
trisílabo 520 521 TROVADOR

Trisílabo. Verso de tres sílabas, plazan más allá del campo con­ política, fácil de asimilar y trans­ es imitada en Alemania por los
con acento en la segunda. Es de es­ ceptual del término suplantado mitir. En ocasiones, respondían a Minnesinger, que utilizan tres ti­
casa presencia en la poesía espa­ (metonimia) y, finalmente, otros auténticas campañas, que podían pos de poemas: *lied (canción)
ñola. Aparece como verso inde­ se producen por un «salto» de ser neutralizadas por otros tro­ leich (*lay) y Spruch (significa
pendiente a partir del siglo xvin. una «esfera semántica» a otra vadores al servicio de otros no­ sentencia, proverbio). La poesía
Ejemplo: (metáfora e ironía). bles. Otro tipo de poemas muy trovadoresca influye también en
Troqueo. Pie de la métrica gre- frecuentes en la literatura pro- los poetas de la corte de Sicilia,
«Tan dulce / suspira / la lira / que colatina constituido por una síla­ venzal son los debates, que pre­ los cuales, a su vez, van a incidir
hirió / en blando / concento / del ba larga seguida de otra breve sentan dos formas peculiares: la en los de Toscana, donde surgirá
viento / la voz». (-u). En la métrica española se tensó (diálogos sobre un tema, elDolceStilNovo.
(Espronceda) reconoce como ritmo trocaico al desarrollados con libertad) y el En España, el influjo provenzal se
que se produce en la sucesión al­ partimen ojoc partí, en el que se advierte en tres focos: Cataluña
Tropo. Termino procedente del ternante de sílaba tónica y átona. plantea un problema con dos po­ (donde poetas como Berenguer de
griego (tropos: cambio, vuelta) Ejemplo: «Sordo acento lúgubre» sibles soluciones: cada uno de­ Palou, Guillén de Berguedá y Cer-
con el que se designa en la retóri­ (Espronceda). fiende la contraria de su oponen­ verí escriben en lengua occitana),
ca clásica la sustitución de una Trovador. Término con el que te. Otras composiciones poéticas Castilla (la presencia de trovado­
palabra o expresión por otra. La se designa en la literatura pro- son la pastorela (encuentro y diá­ res data de la época de Alfonso VII
lengua literaria presenta frecuen­ venzal al creador de canciones logo entre un caballero y una y tiene su apogeo en la de Alfon­
temente ejemplos de utilización poéticas, que, además, compone pastora), el alba (poema de ena­ so X) y Galicia, cuya lengua será
de este recurso para la creación de la música de las mismas. Los tro­ morados que han de separarse al utilizada por los poetas castellanos
nuevos sentidos o asociaciones vadores eran, entre los siglos xu amanecer), etc. (p. e„ Alfonso X) en sus creaciones
de sentido gracias al cambio de y xiv, profesionales que vivían Esta poesía del sur de Francia líricas; por eso, las primeras mues­
significación que se produce al en la corte al servicio de nobles o irradia pronto hacia el norte, tras de esta poesía trovadoresca
sustituir una palabra o expresión reyes y que, a su vez, contaban donde un grupo de poetas llama­ aparecen en gallego-portugués,
por otra que se relaciona con ella, con juglares líricos que recitaban dos trouvéres imitan a los pro- idioma en el que escriben desde
basándose en una semejanza o o cantaban sus poemas, respe­ venzales en cuanto a los temas y Martín Codax hasta Álvarez de
asociación entre los significados tando los textos creados por aqué­ en los modelos de poemas (chan- Villasandino. Véanse: alba, can­
de las dos palabras o expresiones. llos. Entre los temas preferidos son, servantois), a los que añaden só, CANTIGA DE AMOR, CORTÉS
por estos escritores sobresale el otros de origen popular: ron- (poesía y amor cortés), par-
Entre los estudiosos de la retóri­
del amor cortés (cantado en la deau, *rondel, *virelai, etc. A par­ timen, PASTORELA, SIRVENTÉS y
ca no hay unanimidad a la hora
cansó), seguido del tema políti­ tir de 1170 la poesía trovadoresca TENSÓN.
de precisar el número de tropos.
H. Lausberg los fija en diez, de co: los nobles tenían a su servicio
los cuales uno cae dentro del a estos poetas que, en caso nece­
campo de la sinonimia (la meta- sario, los defendían con su plu­
lepsis), otros se producen por des­ ma. El tipo de poema utilizado
plazamiento de límites, pero den­ en este cometido es el sirventés, a
tro de la esfera conceptual del través del cual se canalizan las
término sustituido (perífrasis, si­ diatribas satíricas contra los ene­
nécdoque, antonomasia, énfasis, migos del señor. Estos poemas
litote e hipérbole), otros se des­ cantados servían de propaganda
523 ULTRAÍSMO

Ultraísmo. Movimiento litera­ do lúdico de la creación estética,


rio español e hispanoamericano un profundo lirismo, agudeza
de vanguardia desarrollado en­ conceptual y sentido del humor.
tre 1918 (primer manifiesto) y La *greguería prefigura un nuevo
1922, año en que deja de publi­ modelo de escritura, cuyo influjo
cársela revista Ultra, neologismo se descubre en algunos poemas
(dellatino ultra: más allá) puesto ultraístas de G. Diego, P. Garfias
en circulación por G. de Torre y y J. Rivas Panedas. Este movi­
tomado por R. Cansinos-Assens miento contará con tres revistas:
para titular el mencionado mani­ Grecia (en la que aparecen tra­
fiesto, en el que se enuncia el pro­ ducciones de G. Apollinaire,
pósito fundamental del grupo: P. Reverdy, F. T. Marinetti, Tris-
abandonar las técnicas de expre­ tan Tzara, etc.), Cervantes (con­
sión poéticas del modernismo vertida por Cansinos-Assens en
decadente (F. Villaespesa, E. Mar- portavoz del ultraísmo entre 1919
Ubi sunt? Expresión latina tística en las Coplas a la muerte de quina, etc.) y crear un arte nuevo, y 1920) y Ultra (1921), en la que
(«¿Dónde están?», «¿Qué ha sido su padre, el maestre don Rodrigo, abierto a los movimientos de colaboran Cansinos-Assens, Gó­
de ellos?») con la que se designa de J. Manrique. vanguardia europeos. Los inicia­ mez de la Serna, Borges, G. Die­
un «tópico» que consiste en la Los procedimientos estilísticos dores de este movimiento, apar­ go, etc.
enunciación de una serie de in­ más usados en el Ubi sunt son aná­ te de Cansinos-Assens y G. de Los rasgos más salientes de la
terrogaciones retóricas sobre el foras, interrogaciones retóricas y Torre, son G. Diego y los argenti­ nueva estética, según G. de Torre
paradero final (la muerte) de per­ metáforas, cargadas de connota­ nos J. L. Borges y E. González La- y J. L. Borges, son los siguientes:
sonajes famosos de la historia. Di­ ciones referidas a la caducidad de la nuza. a) en cuanto a los géneros litera­
cho tópico recoge un tema que existencia humana. Véase, como El ultraísmo surge en un contex­ rios: predilección por la poesía
procede del Eclesiastés y que rea­ ejemplo, la siguiente copla: to europeo de renovación artísti­ lírica y culto a la imagen (fusión
parece en la literatura medieval: ca y literaria que es seguida en de imágenes y estados anímicos:
la consideración ascética sobre la «¿Qué se hizo el Rey don Juan? simultaneísmo) y a la metáfora;
España con gran interés gracias a
Los infantes de Aragón, b) en el contenido: supresión de lo
vanidad de la existencia humana la información de ciertas revis­
¿quésehizieron? tas, entre las que destaca Pro­ sentimental y erótico, del confe-
y su mundo de valores. Este tema
¿Qué fue de tanto galán, sionalismo y posibles referencias
figura en ciertos poemas elegia­ meteo (1908-1910), dirigida por
cos (planto, defunción, etc.) surgi­ qué fue de tanta invención R. Gómez de la Serna, que com­ morales. Preferencia por temas
dos a lo largo de la Edad Media como traxieron? de la «vida moderna» (tratando de
parte el objetivo renovador de
con ocasión de la muerte de algún Las justas e los torneos, descubrir sus connotaciones líri­
este movimiento y colabora con
paramentos, bordaduras cas) y deseo de ver todas las cosas
personaje relevante (Defunción de sus greguerías y artículos en
e cimeras. en su «primicial floración» (Bor­
don Enrique de VillenayPlanto de revistas ultraístas como Grecia,
la reina Margarida, ambos del ¿Fueron sino devaneos? Ultra y Tableros. En su obra se ges); c) en el plano lógico y sintác­
marqués de Santillana; Planto a la ¿Qué fueron sino verduras tico, se suprimen las cadenas de
advierten ya algunos rasgqs ca­
délas eras?». nexos y las fórmulas de equiva­
muerte de Santillana, original de racterísticos de la poesía ultraís-
Gómez Manrique, etc.) y logra su (). Manrique) ta: abundancia de imágenes y lencia («como», «semejante a»), se
máxima resonancia y calidad ar­ Véase: planto. metáforas sorprendentes, senti­ eliminan los adjetivos, etc., con lo
522
UNIDADES 524 525 UTILERIA

cual se rompe la continuidad del po en veinticuatro horas. Maggi contradictorios (B. Brecht). Véa­ aparte del mobiliario, decorado o
discurso, resaltando las «percep­ añadió la unidad de lugar (la ac­ se: ACCIÓN. indumentaria de los personajes.
ciones fragmentarias»; d) en el ción se ha de desarrollar en un Uso. Concepto relacionado con Se distingue entre utilería de esce­
aspecto formal: supresión de ele­ único lugar, constituido por una el de *norma y que es utilizado na (cuantos objetos aparecen en
mentos «ornamentales»; desapa­ ciudad o una región de pequeña con frecuencia como criterio de el escenario, como complemento
rición de la rima y de ciertos extensión). Finalmente, Castel­ corrección lingüística en cuanto del decorado) y utilería de perso­
valores retóricos y musicales y vetro, traductor y comentador de representa la utilización media o naje: los objetos o instrumentos
atención a los valores visuales la Poética (1570), elevó a regla normal que los hablantes hacen que llevan los personajes durante
y plásticos: los ultraístas relacio­ permanente la doctrina de las de su propia lengua. Se habla de la representación, p. e., la espada
nan la poesía con la pintura y la tres unidades. El teatro clásico lengua de uso o también de lengua de Rosaura o la medalla con el re­
arquitectura, se entusiasman con francés observó dicha regla en coloquial para designar aquella trato de ésta que cuelga del cuello
el cubismo; de ahí su interés por obras de Racine y Corneille per­ modalidad lingüística que em­ de Astolfo en La vida es sueño;
imitar gráficamente los objetos fectamente logradas; no .obstan­ plean los hablantes de una lengua ambos objetos constituyen, ade­
sugeridos en el poema por medio te, sin someterse al rigorismo en sus relaciones ordinarias. más, lo que se denomina utilería
de una presentación tipográfica dogmático exigido por los pre­ Utilería. Conjunto de objetos y enfática, por ser signos revelado­
en la que juegan los espacios en ceptistas italianos. En el teatro útiles necesarios para la puesta en res de aspectos importantes de la
blanco, las alineaciones quebra­ español, los dramaturgos del xvi, escena de una obra dramática, intriga.
das, las ondulaciones y círculos y en la práctica, no observaron esa
otras figuras geométricas. regla, que fue explícitamente re­
Unidades. Se denomina «regla chazada por los del xvn (por ve­
de las tres unidades» a la norma­ rosimilitud y coherencia con la
tiva establecida por los comenta­ realidad «natural», según Lope
ristas italianos del Renacimiento de Vega) ,-salvo la unidad de ac­
(Segni, Magni y Castelvetro), que, ción, aceptada normalmente en
interpretando erróneamente la la teoría y en la práctica. En el si­
Poética de Aristóteles en este pun­ glo xvin la tragedia y la comedia
to, le atribuyeron la exigencia de neoclásicas seguirán la normati­
unidad de acción, unidad de tiem­ va de las tres unidades. En El sí de
po y unidad de lugar como requi­ las niñas, L. Fernández de Mora-
sito de toda obra dramática. En tín cumple a la perfección dicha
realidad, Aristóteles sólo formu­ normativa.
ló expresamente la regla de la Con el Romanticismo se rompe
unidad de acción: las acciones se­ definitivamente con la preceptiva
cundarias estarán subordinadas clásica. El teatro contemporáneo
a la principal, deben comenzar al la ha hecho inviable desde el mo­
principio de la obra y proseguir mento en'que ha disuelto la uni­
hasta el desenlace y no pueden dad de conciencia del héroe
suprimirse sin que la acción prin­ (L. Pirandello, S. Beckett), base
cipal se torne inexplicable. Fue de la unidad de acción, que, a su
Segni quien fijó la unidad de tiem­ vez, se descompone en procesos
527 VERSICULO

diversas correcciones, adiciones, rosimilitud, según la entiende el


expresiones superpuestas, redac­ público. Este concepto de la vero­
ciones parciales, etc., de un de­ similitud es recogido por Hora­
terminado texto, que ha llegado a cio (Epistula ad Pisones, 338-340)
nosotros en uno o varios manus­ y por la poética clasicista, vigente
critos o ediciones. Véanse: edi­ desde el Renacimiento hasta el
ción, MANUSCRITO, STEMMA, neoclasicismo. En el Siglo de
TRADICIÓN DIPLOMATICA. Oro, tratadistas y escritores alu­
Vejamen. Composición poéti­ den con frecuencia a esta noción
ca de carácter burlesco que en de la verosimilitud, que será, cla­
ciertas universidades se dedica­ ve en la producción literaria del
ba a los participantes en algunos neoclasicismo, en el siglo xviii.
certámenes académicos. Por ex­ En cambio, en el ^Romanticismo
tensión, poema satírico en el se rompe con esta concepción
que se ponen de manifiesto los mimético-realista de la obra lite­
Vanguardismo. Término de ca­ lismo) continúan en la década de defectos físicos o morales de una raria y se exige una libertad de
rácter militar aplicado en Francia los treinta y aun después de la Se­ persona. creación imaginativa y fantásti­
a un movimiento literario (Litté- gunda Guerra Mundial. En cuan­ Verosimilitud. Término de ori­ ca, admitiendo, no obstante, que
rature d’avantgarde) que da ori­ to al ámbito geográfico, si en algu­ gen latino (verus: verdadero, y la coherencia interna sea la única
gen a sucesivos «ismos» (dadaís­ nos casos se circunscribe a un similitudo: semejanza) con el que norma. Por el contrario, en el
mo, cubismo, surrealismo, etc.) espacio reducido (p. e., el imagi­ se designa una categoría estética movimiento realista y naturalista
interrelacionados con las artes nismo norteamericano), en otros y literaria que consiste en la apa­ se vuelve al concepto de verosi­
plásticas, la música, el cine, etc. se extiende a una amplia comuni­ riencia de realidad que provocan militud al considerar la obra de
Su denominador común es la dad lingüística (el ultraísmo se determinadas obras en el lector o arte como un «espejo», «copia» y
ruptura con la tradición estéti­ produce en España, Argentina, espectador, dado el carácter mi- «reflejo» déla realidad. De todas
ca anterior (realismo naturalis­ Uruguay, Chile, México, etc.) y en mético de las mismas. El concep­ formas, la verosimilitud de una
ta, simbolismo, etc.) y el espíritu otros (p. e., el futurismo) se desa­ to de verosimilitud aparece ya en obra literaria depende ríe la ade­
pionero en la búsqueda de nue­ rrolla en países culturalmente tan la Poética de Aristóteles al seña­ cuación al código y a las reglas
vas formas de expresión artística dispares como Italia (Marinetti) y lar que al poeta no le correspon­ del género al que pertenece. En
y literaria, así como el deseo de li­ Rusia (V. V. Maiakovski, 13. Paster- de reproducir una realidad fácti- último término, serán los lecto­
beración (y de rebeldía icono­ nák, etc.). Finalmente, en el caso ca (lo cual es competencia del res y espectadores de la obra los
clasta): de las trabas morales, po­ del surrealismo, se trata de un fe­ historiador), sino referir las co­ que decidirán, de acuerdo con su
líticas y religiosas que impiden la nómeno que se implanta en múl­ sas «que podrían acaecer, las propia idea de lo que es creíble en
emancipación y desarrollo inte­ tiples países de Europa y América. cosas posibles según lo verosímil su entorno cultural, si la acción
gral del hombre. Dicho movi­ Véanse: creacionismo, dadaís­ (to eikos) o necesario». Dicho con­ representada en aquélla les pare­
miento se desarrolla a partir de mo, EXPRESIONISMO, FUTURIS­ cepto está en relación con la ★mi­ ce o no verosímil.
1910 (futurismo) y tiene su ma­ MO, GENERACIÓN DE 1927, SU- mesis o imitación de las acciones Versículo. Sinónimo de verso li­
yor auge en la década de los años RREALIMO y ULTRAÍSMO. humanas, que no ha de ser me­ bre, no sujeto a rima ni a la re­
veinte, aunque algunas de sus Variantes. Término con el que cánica, sino acomodada a las exi­ gular distribución de acentos y
manifestaciones (p. e., el surrea­ se designan, en crítica textual, las gencias de la credibilidad o ve­ pausas ni a las exigencias del
526
VERSIFICACIÓN 528 529 VERSO

cómputo silábico de la métrica irregular de los cantares de gesta 15 Antes de la noche / en Burgos cuentra su mayor cultivo en la
tradicional. Ejemplo: hasta la regular, predominante des­ del entró su carta [...]». poesía, tanto de tipo tradicional
de el Mester de Clerecía («a síla­ como cortesana y renacentista.
«El universo tiene sus bordes bas cuntadas») hasta el modernis­ La versificación libre se produce Temas de la tradición cortesana
[dentados mo. A partir del vanguardismo, la cuando los versos no están suje­ vertidos a lo divino son el de la
y es todo él de un color nuevo ra- versificación libre ha sido la más tos a rima, ni a cómputo silábico, caza de amor («tras de un amoro­
[rísimo utilizada en la poesía del siglo xx. ni a una distribución regular de so lance», de San Juan de la Cruz),
de un ignorado nombre filatélico La versificación de la métrica sus acentos. Véase: versículo. el del pastor herido de amor, la
El universo tradicional está sujeta a una nor­ La nota común en todas estas oposición «muerte-vida», etc.
quiso besar a Dios mativa muy precisa, basada en el modalidades de versificación es Verso. Palabra o conjunto de pa­
y al cruzarse un vuelo de ángeles cómputo silábico, la distribución el ritmo interior que debe conse­ labras cuya distribución produce
se quedó pegado en la mejilla regular de los acentos y la rima. guirse en todo poema, ritmo que un efecto rítmico; dicho conjun­
del más lento Según esto, se habla de versifi­ en la versificación tradicional to va delimitado entre dos pausas
el de las alas en cresta de fuego...». cación regular cuando un poe­ castellana se funda en recurren­ métricas y, al ser transcrito, ocu­
(G. Diego) ma está compuesto por versos cias fónicas, mientras que en la pa una línea, distinta del resto de
de igual número de sílabas o versificación libre se obtiene a la serie de versos que constitu­
Este tipo de verso responde al de­ bien por una combinación de través de las simetrías concep­ yen la estrofa o el poema:
seo de dar rienda suelta a la ins­ versos largos con sus quebrados tuales y la reiteración de palabras
piración poética, al margen de correspondientes, distribuidos y estructuras sintácticas, parale­ HA «Enhiesto surtidor de som­
las normas métricas que pudie­ según un esquema prefijado. lismos, etc. (recursos que tam­ bra y sueño/
ran aprisionarla. Véase: lira. bién aparecen en la tradicional). 11B que acongojas el cielo con tu
El verso libre mantiene de la mé­ La versificación irregular es aque­ Véanse: métrica, pie, versícu­ lanza./
trica anterior un elemento clave lla que carece de regularidad silá­ lo y verso. 1 IB Chorro que a las estrellas
que le da consistencia: el ritmo, bica. Esto ocurre en los poemas Versión a lo divino. Expresión casi alcanza /
no basado en la regularidad fó­ del Mester de Juglaría y en algu­ con la que se designa un fenóme­ 11A devanado a sí mismo en
nica (ya sea acentual o de rima) nos romances épico-tradiciona­ no literario, aparecido en España loco empeño / [...]».
sino en las simetrías y paralelis­ les, en los que, sin embargo, exis­ entre los siglos xv y xvn, que (G. Diego)
mos conceptuales, en las recu­ te un ritmo acentual y una rima consiste en la espiritualización
rrencias de palabras y estructu­ asonante, que es continua en los de obras, temas y modalidades En este cuarteto, cada verso es
ras sintácticas. cantares de gesta y solamente en estilísticas procedentes de la lite­ un conjunto de palabras delimi­
Versificación. Organización del los versos pares en los romances. ratura profana para transmitir tado por la pausa versal que se
discurso poético en unidades mé­ Véase un ejemplo de asonancia un mensaje religioso. Esta con­ produce al final de cada línea
tricas denominadas versos, suje­ continua e irregularidad silábica versión de la literatura profana (aquí señalada por la barra). Es­
tos al principio del ritmo y, en el en este fragmento del Cantar de en religiosa se produce tanto en tos versos están sujetos a un
caso de la métrica tradicional, a la Mió Cid: la novela como en el teatro y en la cómputo silábico (todos tienen
rima y a una determinada distri­ poesía. En cuanto a la primera, once sílabas), a un determinado
bución de los acentos. La versifi­ 17 «Convidar le ien de grado / un ejemplo de novela pastoril a lo ritmo acentual (que es constante
cación española presenta, a lo lar­ mas ninguno non osaba: divino es la obra de Fray Bartolo­ en la penúltima sílaba de cada
go de su historia, una evolución 14 el Rey don Alfonso / tanto mé Ponce: Clara Diana a lo divi­ verso) y a una
progresiva desde la versificación avie la grand saña. no (1599). Este fenómeno en­ determinada distribución de la
VERSO 530 531 VIAJES (LITERATURA DE)

rima: abrazada (ABBA). Según tra en la consecución de un ritmo «En la fresca flor, el verso sutil, subgénero literario que en sus di­
esto, los versos pueden clasificar­ interno basado en ciertas recu­ el triunfo de Amor, en el mes de versas modalidades (libros de via­
se en distintos tipos, de acuerdo rrencias de orden lógico, repeti­ [abril jes, crónicas de descubrimiento y
con diversos criterios: estructura, ción de palabras y estructuras Amor, verso y flor, la niña gen- de exploración, itinerarios de pe­
rima, número de sílabas, distri­ sintácticas, paralelismos, sime­ [til». regrinos, cartas de viajeros, rela­
bución de los acentos, etc.: a) por trías, etc.: ciones, diarios a bordo, novelas
(Rubén Darío)
su estructura, los versos pueden de viaje, etc.) es un elemento re­
ser simples o compuestos. Son «Ha debido pasar mucho tiempo. Verso libre. Véase versículo. currente en la manifestación cul­
versos simples los que en su inte­ Ha debido pasar el tiempo lento, Verso suelto o blanco. Véase tural de distintas épocas y países.
rior no llevan pausa que haga im­ [lento, minutos, siglos, eras. VERSO. Entre los documentos más cono­
posible la sinalefa: «devanado a sí Ha debido pasar toda la pena del Vestuario. El teatro, al igual que cidos de esta literatura de viajes
mismo en loco empeño». Es ver­ mundo, como un tiempo lentísi- los ritos religiosos,.con los que se figuran el Libro de Marco Polo
so compuesto el que lleva una [mo [...]». relaciona en su origen, ha utiliza­ (s. xm), en el que rememora sus
pausa que divide el verso en dos (D. Alonso) do, en sus representaciones, el andanzas desde Armenia hasta
hemistiquios e impide la sinalefa vestuario como elemento porta­ China, y vuelta a Venecia (1295),
entre la vocal final del primer he­ c) por el número de sílabas, los dor de significado. Histórica­ las Cartas (1493) de Colón a los
mistiquio y la primera del si­ versos se dividen en versos de mente, se ha atribuido a la indu­ Reyes Católicos, así como su Dia­
guiente: «Y cual halcón que cae arfe menor (los que tienen entre mentaria de los actores una rio y Relaciones de viaje (el cuar­
herido / en la laguna pestilente». dos y ocho sílabas) y de arte ma­ función múltiple y cambiante se­ to está fechado el 7-VII-1503),
Este verso octodecasilábico está yor (los de más de ocho sílabas, gún las épocas: la de caracterizar las Cartas de relación de Hernán
compuesto por dos eneasílabos; desde el eneasílabo en adelante); al personaje en cuanto al sexo, Cortés y los Naufragios, de A. N ú-
b) atendiendo a la presencia o d) por la posición del acento en edad, condición social, etc.; ser­ ñez Cabeza de Vaca.
ausencia de rima, los versos pue­ la última palabra del verso, éste vir de indicio del carácter de la El tema del viaje constituye tam­
den ser rimados, blancos o suel­ puede ser agudo u oxítono cuan­ acción dramática, de la situación bién objeto de tratamiento estéti­
tos y libres. Verso rimado es el do el acento va en la última sí­ y de la atmósfera en que ésta se co en la literatura de ficción de
que está sujeto a la rima, ya sea laba del verso («que no ha de desarrolla; constituirse en sínte­ diversas épocas y culturas, p. e.,
consonante o asonante. Verso entrar, vive Dios»), llano o paro­ sis coherente del resto de los sig­ en la literatura grecolatina, en la
blanco o suelto es aquel que no xítono (cuando el acento cae en nificantes escénicos: decorado, Odisea, las novelas de Aquiles la­
está sujeto a rima, pero sí al cóm­ la penúltima sílaba del verso: maquillaje, máscaras, coloí', etc. cio (Historia de Leucipa y Clito-
puto silábico y al ritmo acentual: «Enhiesto surtidor de sombra y El vestuario representa, en este fonte), Heliodoro (Tedgenesy Ca-
sueño») y esdrújulo o proparoxí­ sentido, una especie de «decora­ riclea), Longo (Dafnis y Cloe),
«Dulce vecino de la verde selva, tono (cuando el acento estrófico do ambulante», y es un requisito etc. En la literatura medieval, di­
huésped eterno del abril florido, cae en la antepenúltima sílaba de importante a la hora de configu­ cho tema reaparece en los Cuen­
vital aliento de la madre Venus, dicho verso: «Adoro la hermosu­ rar la «postura» de los persona­ tos de Canterbury, de Chaucer
Céfiro blando». ra, y en la moderna estética...»). jes, a la vez que condiciona sus (como *marco del relato), y, en
(E. M. Villegas) En los tratados de métrica apa­ gestos, actitudes y desplazamien­ España, en el Libro de Apolonio,
recen otras denominaciones de tos en la escena. Véanse: deco­ en las novelas caballerescas, etc.
Verso libre es aquel que prescinde versos, p. e., *pie quebradoyver- rado y MÁSCARA. En los Siglos de Oro, el viaje es un
de la rima, del cómputo silábico so leonino, compuesto por dos Viajes (literatura de). Expre­ elemento importante en el Viaje
y aun del ritmo acentual y se cen­ hemistiquios que riman entre sí: sión con la que se designa un de Turquía, atribuido a A. Lagu­
VILLANCICO 532 533 voz

na, en la novela picaresca (p. e., en Mudanza I." el estribillo del zéjel está forma­ nido de estrofas de cuatro versos
el Lazarillo, desde Salamanca has­ El triste que quiere do normalmente por dos versos, octosilábicos; el primer verso de
ta Toledo), en la de aventuras partir y se va, mientras que en el villancico pue­ la primera estrofa constituye un
(Vida del capitán Alonso de Con­ adonde estuviere de variar de dos a cuatro versos. refrán o estribillo, que se repite
iferas, c. 1630), en la bizantina sinsívevirá: Villano. Personaje-tipo del tea­ total o parcialmente en el verso
(Persilesy Sigismundo, de Cervan­ Vuelta tro nacional del Siglo de Oro en­ final de las demás estrofas.
tes), etc. En los siglos xviii a! xx se más no que porná raizado en el medio campesino y Visión. Véase punto de vista.
produce en diversas literaturas eu­ (verso de enlace) convertido en símbolo de la vida Vodevil. Tipo de comedia ligera
ropeas una gran floración de rela­ en otra el querer, natural de la aldea, en la que rei­ y evasiva (desde sus inicios alter­
tos de viaje, entre los que cabe citar que no puede ser. nan la alegría fraternal, la paz y la na el diálogo con el canto y la mú­
Las cartas persas (1721), de Mon- Mudanza 2.a sencillez, frente al mundo artifi­ sica), con una intriga complicada,
tesquieu; Los viajes de Gulliver D’aqueste partir cioso y corrompido de la corte, en la que el ingenio y el sentido
(1726), de J. Swift; Cándido (1759), sin dubda procede: representado en el noble, opresor del humor desempeñan un papel
de Voltaire; Robinson Crtisoe partiendo morir injusto. Lope de Vega y Calderón importante en el desarrollo de la
(1819-1820), de D. Defoe; La vuel­ la vida bien puede, han creado algunos personajes acción. Esta pieza es de origen
ta al mundo en ochenta días Vuelta excepcionales (Peribáñez, los cam­ francés: Olivier Baselin compuso
(1873), de J. Verne; La isla del teso­ mas no que me quede pesinos de Fuente Ovejuna, Pe­ en el siglo xv una serie de cancio­
ro (1893), de R. L. Stevenson, etc. (verso de enlace) dro Crespo), convertidos en hé­ nes satíricas denominadas vaude-
Véanse: aventuras, bizantina con vos el querer roes populares y portavoces de villes. Las primeras expresiones
(novela), caballeresca (no­ que no puede ser». los mencionados valores cívico- del vodevil son canciones licen­
vela) y picaresca. morales, entre los que sobresalen ciosas y burlescas que en el siglo
Villancico. Poema popular tra­ (Cartagena) el sentimiento de la propia digni­ xvni aparecen insertas en piezas
dicional, compuesto preferente­ dad y la honra, basada en la lim­ teatrales. A finales del siglo xviii
mente por versos octosílabos o El nombre de villancico alude pieza de sangre. Al ser puestos en y primera mitad del xix la come­
hexasílabos, distribuidos según probablemente a su carácter po­ entredicho estos valores por el po­ dia de vodevil consigue una gran
un esquema fijo: un estribillo o pular. En los cancioneros del si­ deroso opresor (p. e., el comenda­ acogida del público gracias a los
cabeza del poema, de dos a cuatro glo xv aparece ya en su estructura dor Fernán Gómez en Fuente Ove­ grandes cultivadores del género:
versos, en los que se enuncia el definitiva con versos octosílabos juna), el personaje del villano se Barré, Desfontaines y, especial­
tema; la mudanza, constituida por o hexasílabos y, como temas pre­ erige en defensor de la colectivi­ mente, Scribe, al que pertenecen
una estrofa (o varias), que fre­ ferentes, el amor o la religión. En dad y sus principios, alcanzando La Veuve du Malabar (1822), La
cuentemente es una redondilla; y el Siglo' de Oro, el villancico de la categoría del héroe dramático Demoiselle á marier (1826), etc.
la vuelta, formada por un verso de tema religioso lo cultivan Juan del que logra sobreponerse a la injus­ Voz. Término empleado en na-
enlace y uno o dos versos que re­ Encina, Santa Teresa, Lope de ticia y restablecer el orden social rratología para aludir al emisor
piten total o parcialmente la cabe­ Vega, etc. perturbado, con el asentimien­ de un relato, que enuncia o cuen­
za del poema o estribillo. El villancico presenta una estruc­ to posterior de la autoridad del ta la historia contenida en ese
tura similar a la 'letrilla y al 'zéjel. Rey. relato. No debe confundirse voz
Estribillo Se diferencia de este último por la Viñeta. V éase cómic. narrativa con persona gramati­
«Partir quiero yo, forma de la mudanza: en el villan­ Virelai. Poema francés muy en cal; de hecho, una misma perso­
mas no del querer, cico es una redondilla, y en el zéjel, boga al final de la Edad Media, na gramatical puede ser utilizada
que no puede ser. tres versos monorrimos. Además, formado por un conjunto indefi­ en voces o actitudes narrativas
VUELTA 534

diferentes: p. e., tanto el narrador continuación de la mudanza. De


del Lazarillo de Tormes como, en
ocasiones, el de El Quijote (1.a IX)
usan la primera persona en su
relato y, sin embargo, lo hacen
ese conjunto de versos, el prime­
ro (verso de enlace) rima con el
último de la mudanza, y los de­
más riman con la cabeza o estri­
Y
desde distintas posiciones: el pri­ billo. Véanse: mudanza, villan­
mero, como protagonista, para cico y zéjel.
contar su propia historia; el se­ Vulgarismo. Fenómeno lin­
gundo, para contar la del hidalgo güístico que consiste en una in­
manchego. Esta diferente posi­ correcta utilización de las pala­
ción o actitud del narrador frente bras o expresiones de la lengua
a la historia narrada (que es lo en los aspectos fonético, morfo­
que constituye la voz narrativa) lógico o léxico y que denota una
da origen a dos tipos de relato di­ degradación aplebeyada e ina­
ferentes, denominados relato ho- ceptable en la lengua de uso. En
modiegético (cuando el narrador determinados textos literarios, Yambo. Pie de la métrica greco- Yaraví. Palabra de origen que­
participa en la historia contada por exigencias de la representa­ latina constituido por una sílaba chua con la que se designaba
por él) y relato heterodiegético (si ción artística, al reproducir el breve y otra larga (u -). En la mé­ un tipo de poema de tonali­
no participa). Cuando un perso­ habla de personajes enmarca­ trica española se produce ritmo dad melancólica que era canta­
naje-narrador no sólo participa dos en las capas populares los yámbico cuando llevan acento las do y acompañado con música de
en la historia que cuenta sino grandes escritores han procura­ sílabas pares de un verso. El efec­ quena o flauta de hueso. Es un
que, además, es el protagonista do crear un lenguaje adecuado to producido por la ordenada al­ canto tradicional de la cultura
de la misma, da origen a un relato al estatus social y al nivel cul­ ternancia de acentos que recaen incaica precolombina, desarro­
autodiegético. tural de esos personajes. Véan­ sobre las sílabas pares es de aquie- llado en Perú, Bolivia y Ecuador.
Vuelta. Se dice del conjunto de se: GERMANÍA, GITANISMO y tamiento y serenidad. Ejemplo de Durante el Romanticismo algu­
versos que en el villancico van a JERGA. versos con ritmo yámbico: nos poetas peruanos escribieron
breves poemas amorosos de va­
«Movióla el sitio umbroso, el ga y sosegada tristeza, a los que
[manso viento, denominaron «yaravís», reme­
el suave olor de aquel florido morando la antigua poesía lírica
[suelo». délos aborígenes.
(Garcilaso de la Vega)

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537 ZÉJEL

ración de este subgénero, dando generalmente octosílabos, distri­


a la zarzuela una orientación po­ buidos según el siguiente esque­
pular, introduciendo un tono más ma: un estribillo de uno o dos
realista (p. e., en Las segadoras versos y la mudanza, compuesta
de Vallecas, 1768, con música de por tres versos monorrimos y
A. Rodríguez de Hita), al tiempo uno de vuelta, que rima con el es­
que amplía el repertorio de temas, tribillo. Ejemplo:
que, en el Siglo de Oro, habían
sido principalmente mitológicos, Estribillo
épicos y de aventuras. En el si­ a «Dicen queme case yo:
glo xix logra un desarrollo excep­ a no quiero marido, no.
cional con la Restauración, tanto Mudanza 1.a
en su modalidad de «zarzuela b Más quiero vivir segura
grande» (con visos de ópera o en b n’esta sierra a mi soltura
la línea de la opereta vienesa) b que no estar en ventura
Zarabanda. Tipo de baile que minación procede del nombre como en el llamado «género chi­ a si casaré bien o no (Verso
se danzaba al final de las repre­ de un pequeño palacio construi­ co». Durante un largo período, [devuelta).
sentaciones dramáticas en los do erpel monte de El Pardo, cer­ que va de finales del siglo xix has­ Estribillo
teatros españoles, desde finales cano a Madrid, por el cardenal ta los años treinta del xx, la zar­ Dicen que me case yo:
del siglo xvi, y que, junto a la infante don Fernando, hermano zuela mantiene una gran vitalidad no quiero marido, no.
chacona, la danza de portugue­ de Felipe IV. En dicho palacete, y acogida entusiasta del público: Mudanza 2.a
ses, etc., constituía el repertorio lugar de residencia temporal del Gigantes y cabezudos (1898, de Madre, no seré casada
de danzas con música que contri­ Rey cuando iba de cacería, se ce­ Fernández Caballero), La alegría por no ver vida cansada,
buían a potenciar el carácter de lebraban representaciones de di­ de la huerta (1900, de F. Chueca), o quizá mal empleada
«espectáculo total» en el teatro. verso tipo (églogas, loas, farsas, La venta de don Quijote (1902, de la gracia que Dios me dio
La zarabanda era un baile provo­ comedias con música, etc.) cuya Chapí), Báñennos (1904, de A. Vi­ (Verso devuelta).
cativo, que en 1583 fue condena­ característica común era la men­ ves), etc. La zarzuela representa Estribillo [...]
do por su carácter lascivo, aun­ cionada alternancia de canto y un subgénero teatral que ha de ser
que siguió manteniendo una gran declamación. Las primeras mues­ valorado con la misma considera­ (Gil Vicente)
acogida popular durante las dos tras de zarzuela de las que se tie­ ción que otras modalidades aná­
primeras décadas del xvii. A par­ ne noticia pertenecen a Calde­ logas europeas: la ópera cómica o Los orígenes de este poema es­
tir de este siglo se expande por rón: El jardín de Falerina (1649) bufa francesa e italiana, el Sings- trófico, según T. Navarro Tomás
Europa, donde se transformará y El laurel de Apolo (1657), obra piel alemán o la opereta vienesa, y E. García Gómez, habría que
en un baile más reposado, y será en cuya loa se mencionan los con la que comparte, en su confi­ buscarlos en la *moaxaja, forma
convertido en un movimiento rasgos de este subgénero teatral: guración, la alternancia de canto, métrica cultivada por los poe­
de suite instrumental en obras de «No es comedia, sino sólo / una música y declamación. Véanse: tas árabes españoles que sirve de
Purcell, Hándel y Bach. fábula pequeña / en que, a imita­ GÉNERO CHICO, MÚSICA Y LITE­ «modelo» sobre el que se forma
Zarzuela. Representación tea­ ción de Italia / se canta y se re­ RATURA y OPERA. el zéjel. La estructura de este últi­
tral (en la que alternan declama­ presenta». En el siglo xvui, R. de Zéjel. Composición poética de mo presenta, por otra parte, no­
ción, canto y música) cuya deno­ la Cruz va a influir en la configu­ origen árabe, formada por versos tables semejanzas con el villanci-
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ZEUGMA 538

cu castellano, la cantiga de amigo nal. Véase un ejemplo de este úl­


gallega y algunas formas métri­ timo:
Bibliografía
cas de la poesía provenzal.
El nombre de zéjel se usa indis­ «Tras el invierno el verano,
tintamente para significar tanto tras la noche el día claro,
la estrofa (aabbba) como todo el tras lo enfermo lo sano,
poema de estructura zejelesca tras el mal viene el reparo».
compuesto por varias estrofas. El
zéjel es semejante, en su estruc­ (D. Hurtado de Mendoza)
tura, al "villancico, pero se dife­
rencia, sobre todo, por la forma Por relación a la morfología del
de la mudanza: en el villancico término, se habla de zeugma sim­
está constituida por una redon­ ple cuando la palabra sobreen­
dilla (abba), yen el zéjel, por tres tendida presenta idéntica forma
versos monorrimos y uno de vuel­ que la expresada. Ejemplo:
ta (bbba). Véase: casida. Aguiar e Silva, V. M.: Teoría de Álvarez Barrientos, J., y Ro­
Zeugma. Procedimiento sintác­ «Se fue muy contento, dejándome la literatura, Madrid, Gredos, dríguez Sánchez de León,
tico y recurso estilístico (similar a mí más». 1972. M.a P. (coord.): Diccionario
a la "elipsis) mediante el cual un Albaladejo Mayordomo, T.: de literatura popular españo­
término, que relaciona dos o más (Lazarillo de Tormes) Retórica, Madrid, Síntesis, la, Salamanca, Ediciones Co­
enunciados en una frase, sólo se 1989. legio de España, 1997.
expresa en uno de ellos y se so­ Zeugma complejo sería aquel en Alborg, J. L.: Historia de la Li­ AmoróS, A., y otros: El comen­
breentiende en los demás. Ejem­ el que la palabra sobreentendida teratura Española, 6 vols., tario de textos, 4 vols., Ma­
plo: «Porque verá la falta el que varía morfológicamente respecto Madrid, Gredos, 1972-1998. drid, Castalia, 1973.
en tanta me hace vivir» (Lazari­ al término expresado. Ejemplos: Alonso, A.: Materia yforma en Andrés, A., y Díez Borque,
llo de Tortnes; se sobreentiende: poesía, Madrid, Gredos, J. M.a (coord.): Historia de los
«en tanta falta»). Atendiendo ala «¿Vas, Leonor, a casarte, 1955. espectáculos en España, Ma­
posición que dicho término ocu­ o por ventura lo estás?» (casada). Alonso, D.: Poesía española. drid, Castalia, 1999.
pa en el conjunto de la frase, sue­ Ensayo de métodos y límites Andioc, R.: Teatro y sociedad
le distinguirse entreprotozeugma «Pues, ¿tú tristezas conmigo; estilísticos (1950), Madrid, en el Madrid del siglo xvm,
(si el término se expresa en el pri­ tú, señor? Gredos, 1971. Madrid, Castalia, 1976.
mer enunciado), mesozetigma (si -Que no lo estoy» (triste). Alvar, C., y Gómez Moreno, Arce, J.: «Rococó, neoclasicis­
se sitúa en el intermedio) e hipo- A.: La poesía lírica medieval, mo y prerromanticismo», en
zeugma, si va en el enunciado fi­ (Lope de Vega) Madrid, Taurus, 1988. El padre Feijoó y su siglo n,
- La poesía épica y de clerecía Oviedo, Cátedra Feijoó, 1966,
medievales, Madrid, Taurus, pp. 447-477.
1988b. Arellano, I.: Historia del tea­
Alvar, M.: El romancero: tradi- tro español del siglo xvn, Ma­
cionalidad ypervivencia, Bar­ drid, Cátedra, 1995.
celona, Planeta, 1970. Aristóteles: Poética, ed. de

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