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DE PSICOLOGIA
DE LA PERSONALIDAD
EDICIONES RIALP
© Copyright 2003, Aquilino Polaino-Lorenre, Javier Cabanyes Truffino
y Araceli dei Pozo Armentia
Instituto de Ciências para la Família. Universidad de Navarra.
Ediciones Rialp, S. A.
ISBN: 84-321-3468-6
Depósito legal: M. 38.821-2003
Prólogo................................................................................................... 13
Capítulo 1: INTRODUCCIÓN AL CONCEPTO DE PERSONALIDAD, por
Aquilino Polaino-Lorente .................................................................. 17
1. Introducción ................................................................................. 17
2. Algunas dificultades en el estúdio de la persomdicdd................. 22
3. Persona y personalidad ................................................................. 27
4. Persona, libertad y formación de ia personalidad ........................ 31
5. <Por qué los estúdios de ia personalidad resultan insuficientes
para el conocimiento de la persona? ............................................ 37
6. Algunas notas características de la persoini.................................. 40
6.1. La persona tiene intimdad.................................................. 40
6.2. La persona es un ser irrestrictamente abíerto ..................... 41
6.3. La persona es un ser cuya singularidad ontológica es inco-
municable ............................................................................. 42
6.4. La pen^tsnaasunyycoqjpóí^ .............................................. 44
6.5. La pe^iooaasunsercapez detener, dary recibir............... 45
6.6. La penKsneasuneerdialóóico ............................................. 46
6.7. La petsoneaslibre................................................................ 47
6.8. La penrsoedss.lueineneí misma......................................... 48
6.9. La aigniaaa de la petsone.................................................... 50
7. Bibhograaíi.................................................................................... 51
Capítulo 2: El desarrollo de la personalidad en el niNo y adoles
cente, por Aquilino Polaino-Lorente y Arac^i dei Pozo Armentia ... 53
1. Gênesis y formación de la eersnnalidaa. Factores que influyen
en el aesdrrnlln .............................................................................. 53
2. El temperamento y el desarmUo de la enrsondlidaa en los prime-
ros anos de la vida ............. ........................................................... 55
3. El desarmUo de la pnrsnnalidaa y los estúdios sobre el apsgo 55
4. Influencias parnntdlns diferenciales: mdtereidacFpedctnlded ....... 58
5. Estilos educativos y tipos de família: el clima famiilia................ 64
& Tre^■»r-i/'riÁn Amílíor* la rlf*l mníieln ....................................... 67
6 ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
AL CONCEPTO DE PERSONALIDAD
Aquilino Polaino-Lorente
1. Introducción
ción o rol representado por alguien (el director general, por ejemplo, de
una empresa), sustituye a su peesondlidad, a la que dice definir.
Pero la personalidad de esa persona no se identifica con el papel por
ella representado. El papel que representa o la acción que acomete es ape
nas uno de los muchot efectos en que su pertoM se manifiesta. La perso-
na es siempre mucho más que tu propio obrar o manifestarsn. Su pertom-
lidad también.
Otras veces, la pntsonalidad se ha entendido como el conjunto de dis-
ponibilÚ^ks, cualídades y características personales, que permiten a una per
sona ser reconocida como quien es. Se tupone que estas mdnlfnstacionns se
han generado como consecuencia de que esa persam es actor de sí mismo.
Estas cualídades de tu persondliddd tienen una cierta estabilidad en
el tiempo, lo que permite que esa persona sea reconocldd por ellas como
tal pertom. Estas cualídades no se derivan o explanan en la mera acua-
ción de la pnesona, como tampoco la sustituyen, tino que es la pnrtana,
precisamente, la que las hace posibles.
En otros contextos, se emplea el término de pertonalidad para refe-
rirse a la persona como sujeto de derechosy deberes ante la ley. Por esta vía se
incide en otras ptopiedadns que, por estar mejor vinculadas a la persona,
son más propias de esta que de la personalidad. Este es el caso, por ejem-
plo, de conceptos como dignidad, respeto y autoridad.
Acerca de la permanência o lo permanente de la personalidad, hay
que afirmar que lo que a ella le caracteriza es una cierta versatilidad, la que
viene exigida por una doble condición: la necesidad de adaptarse al medio
(siempre cambiante) y el dinamismo y creaaividad de la persona, en tanto
que ser leeesteiciamnnte abierto, en que aquella se fundamenta.
Entre esas manifestaciones de la peesondliddd, en función dei con
texto, puede haber algunas de ellas un tanto contradicioeias, lo que prue-
ba, de una parte, que la esltabilidad de la pers^iu^l^í^idui no es tinónimo de
inmutabiliddd, y, de otra, que el contexto puede ejercer una importante
presíón sobre el moldeamiento de la peetondliddd.
La persona es sempre la misma —en el sentido, de que hay en ella
rasgos y características que resisten y sobreviven a todos lot câmbios—,
pero no se comporta ni • experimenta siempre lo mismo, en función dei
contexto social en que está.
La persona es siempre la misma —lo que mdnifinsta el núcleo de su
identidad, al que han de enfnelese todas las cosas—, pero ni se tiente, ex
perimenta y manifiesta de la misma manera, lo que en modo alguno con-
tradice tu identidad.
Esta última caracterización puede manifestar una cierta limítación
de la persona, pero también la condición de potibilidad de la vdeidbilidad
y mudanza de su personalidad y, por tanto, de tu libertad.
20 FUNDAMENTOS DE PSICOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD
ello no sea un oUsváculo para que los factorcs eo que puede descompo-
nerse —por razones de estúdio, por ejemplo—, sean objevo de un análi-
sis matemático.
Eo esve senvido, oo resulvan nada afortunadas expresiones —por ovra
parte, muy usuales—, que se predicao de ovros, como «vieoe mucha per
sonalidade» o «no vieoe ninguna personalidad». Tener o no veoer persona-
lidad, eo el senvido aludido, implica haber confundido el ser coo el veoer
(Polaino-Lorenve, 1976).
La pnrsondliddd es Io que se es —fruvo, eso sí, de una síovesis muy
amplia: factores genevicos, biológicos, familiares, socioculvurdles, evc.— y
oo algo superpuesvo al ser y poseído por esve, fácil al cambio como si de
una prenda epidermica se vravara.
3. Persona y personalidad
persona haga emerger eo ella las facultades, que sin duda viene, y que tal
vez ya habían sido intuidas por quieo desea cooocerla. Esa apelacióo a los
estímulos y a los comportamientos reactivos puede constituir un poderoso
reduccionismo, cuando sólo desde ellos se trata de dar alcance a lo que sea
esa persooa.
Es ciervo que los estímulos ambientales puedeo suscitar la manifesta-
cióo de ciervas facultades personales. Pero coo sólo asumir esta verdad oo
se puede dar alcance a la vovdliddd de Ia persona. Y es que el estímulo,
cualquiera que esve sea, no suscita oecesariamenve el desoeramien1o de
esas facultades que estáo ocultas eo la persona. Entre otras cosas porque,
cuando la persona percibe uo estímulo sensitivo oo responde auvomdvicd-
meote como si este fúera el específico y único desencadeoanve de val ma-
nifiestación.
La inteligência sentiente —por' emplear un termino de Zubiri— lo
percibe pero sólo bajo la form^i<dad de su realidad abierva a la perfec-
cióo, lo que determina que pueda pooer en marcha esta o aquella reac-
dón o incluso oo responder eo absoluto. Seria demasiado simple suponer
que la ausência de la manifestación de uoa facultad determinada, coosvi-
tuye una prueba de que val facultad oo es val en esa persooa.
La persona puede responder de muy diversas formas y manifestar
esta o aquella habilidad, aún cuando su «inteligência seovienve» oo haya
recibído el impacto de ningúm estímulo ambiental. Esto significa que la
persooa puede elicitar sus disponibilidades sio la presencia real dei estí
mulo. Con independencia de que las manifiesve o oo, el hecho es que
muchas de esas facultades y/o habilidades soo reales y están disponibles
en esa persona.
Sea como fuere, el hecho es que la persona puede responder a los es
tímulos dei medio ambiente —como de facto, suele hacer de forma habi
tual— pero tdnUien puede hacer propuestas —que, en ciervo modo, son
rnspunstds—, sin que coocurra oiogún dnscncadendn1c estimular que las
pooga en marcha.
La persona es, por iíovo, sujeto de respuestas y propuestas. Más aún,
la persona puede responder ante el más absoluvo vacío estimular, como
vambien puede proponerse a sí misma estímulos que son inexistente o
irreales y, —lo que es todavia más sorpreodeove—, responder rcdlmcnvc a
ellos.
Dicho de otra forma: la persona oo ncccsdriamenve coos1ruyn la rea-
lidad modificando o reioverpretando los estímulos que configuran su am
biente, como propooe hoy el constructivismo. La persona es ella misma
una realidad capaz de maoifestarse de forma real en público y, por consi-
guienve, de transformar la realidad dei mundo a traves de sus accioncs
que, en certo modo, vambieo resultam transformadoras de sí misma.
34 FUNDAMENTOS DE PSICOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD
bre un sujeto que pueda nnelqunceesn más. Nadie alcanzi en ningún mo
mento de tu biografia Ii plenitud absoluta.
Por eso mismo, la foemlcinn de la personilidad no acibi nunca. Li
vertebración de li peetondlidld, a través de esa formación, precisi que li
Ijbertad personil comparezci y quede allí comprometida. De aqui que
pueda if^marse, que no elegimos lo que somos, pero si somos, en algún modo,
lo que elegimos,
La capacidad de apertura dei ser humanr es una nota que, prr rb-
via, casi podría dejar aqui de mnncioerese. Pero es probable que sea con
veniente recordarlo a algunas personas, a pesar de su obviedad. El mismo
impulso a conrcer lo que no es ella misma, ya está gritando acerca de esa
apertura. Lo mismo sucede si contemplamos como es el crmpoetamiener
humanr respecto dei querer. Ciertr que cada persona se quiere sobre
todo a sí misma; pero nr es menrs ciertr que cada persona necesita igual
mente dei querer de los demás (cfr., Polaino-Lorente, 2003b).
Esta capacidad de apertura tiene una significación muy especial en
todo lo que se refiere al otrr, a la relación con el rtro. En el encuentro in-
terpersonal las distancias se disuelven y hasta dnspaencee, cuandr una in-
timidad es drnada y acogida libreimente por las respectivas pers^as.
Nr obstante, esta apertura encierra y oculta serias dificultades, de las
que ya se tratO en rtrr lugar (cfr. Polaino-Lornete, 2000b). Baste aqui se-
eaiae que lo propio de esa relación leeerpersonrl es el hecho de compar-
tle. Pero frente a él siempre es prsible encontrar formas de relación mor-
bosas como la Júsión o las mutuas exclusiones.
«En la persrna la relación ——escribe Ferrer, 2002— es tan primaria y
constitutiva como es la subsistência». En efecto, sin la comparecencia dei
otro, dei «tú», no es posible la acertada trma de conciencia dei «yo». Me
diante Ia relación, el rtrr comparece en presencia de la persona como
42 FUNDAMENTOS DE PSICOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD
quien le delimita quiem es, al mismo viempo que, tomando ocasióo dei
otro, brinda la posibilidad a la persona de que se identifique como uo
«yo».
Eo el âmbito de la conciencia dei «yo» —oo de la conciencia de la
persona— el eocueotro con el «tú» es anterior y coodicióo de posibilidad
de la corccrcí dei «yo». Dicho de otra forma, sin la coocícocíí de al-
guiem que oo sea el propio yo, la condencia dei «yo» se ofuscaria y sofo-
caría sin coc□ovtatsc coo el propio yo. Eo este sentido se afirma que el
eocuentro coo el .<^t!ú» desvela la condencia dei «yo». El «yo» se desvela y
toUusvece eo la relacióo coo el «tú», porque es predsdmcovc em el «tú», eo
«lo-que-oo-es-yo», donde revertarao los primeros destellos balbucientes
dei yo.
«EI yo —escrita Ferrer, 2002— es la actualización propia y revrore-
fernoddl de quiem es ya persona eo su tnaliddd, aum aotes de ser conscien
te.» Cuando la persona dice «yo» es porque experimenta la occcsi^dd de
tnldciondrse coo otro interlocutor que oo es yo, que es el «tú».
La comunico —que funda la conuoidad de personas— acontece no
cuando lo que une a las personas es el mero ioteres personal, sino cuaodo
lo que los reúne es la adhesióo en su conciencia dei bieo o el valor que,
personalizado, vieoe t^mbiem una dimensión exvrdpnrsoodl, es decir, comu
nitária, consolidando uo motivo que justifica la dedicddón eo comúo.
Cuando esvo sucede la vivência personal se convierve en coo-viveR-
cia, la unióo eo comunico y la existência en co-existencia. Eo ese caso ya
oo hay pcr1cneodds eo solitário e incomuoicables, sino que vodo el «ha-
ber» de cada persona, en su singulariddd, se vraRsfotnd en uoa co-perte-
nendd que sirve de fundamento a la emergencia dei «nosotros».
Y ese «nosovros» es algo m^or y más poderosamente fundado que los
meros eocuentros inesperados y fugaces, por muy impactaotes que seao.
La emergencia o eclosión dei «nosotros» surge y va pareja con la conden-
cia dei conptoniso con los ovros, que tanto se aproxima al eRttccruzd-
nicnvo biográfico y vital, donde si se aísla cada vida individual puede lle-
gar a perder por completo su sentido y significado (Nedomcelle, 1997).
cer en ella una lnclinacinn natural y más fundamental que aquellas a las
que, precisamente, unifica e integra tnleolngicamente, por constituir en
todo caso meros fines seceoreiales, prrcirles y siempre transitórios, que a
sí misma se dio.
Cualesquinea que fueren los fines prrcíales y subordinados que jalo-
nan la existência pnesoeal —a veces como verdaderos y relevantes hitos
biográficos—, el hecho es que Ia ercine de fin en sí misma, preside,
orienta, Íntegra e identifica la trtalidad de las realizaciones llevadas a
cabo por ella. Este principio unificadoe saln garrnte de la unidrd y unici-
dad, de la s^gularidrd n identidad per-sínales.
Lo que demuestra que eíeguea de la accionns emprendidrs prr la
persona ns absoluta, a pnsar de los intentos de absolutización de la acción
llnvados a cabo en rlgunos sectores de la posmodemidad. Porque ningunr
de nllas ns fin en sí misma de la persona. Sólo la persona en sí misma tiene
un cierto caracter rbsrluto, al que naturrlmente han de estar sometidos
cuaíesquierr otros fines que sn propongr alcaezae, por ser relativos.
7. Bibliografia
EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD
EN EL NlftO Y ADOLESCENTE
Aquilino Polaino-Lorente
Aracnli dei Pozo Armeniir
Tipos de apego
- La madre constituye una base se - Búsqueda de contacto si está inte- - El nino explora con independencia - Evitación activa en la exploración.
gura, desde la que el nifio explora. resado. de la conducta de su madre. - Distanciamiento, evita el contacto
- Exploración de juguetes. - Busca inmediatamente el contacto - Se distancia de la madre para ex ocular.
- Admiten al extrafio en presencia de y lo mantiene, plorar durante el período prévio a - Conducta negativa en el contacto
la madre. - El contacto extingue su estrés. la separación. corporal con su madre.
- La exploración dei nino es pobre. - Conducta de saludo (se muestra - Escaso afecto compartido. - Puede alterar la evitación con la
- Manifiesta dificultades para sepa- feliz al ver a su madre). - Raramente lloran en la separación. reunión.
rarse y explorar. - Iniciación activa de la interacción. - Acepta al extrafio incluso cuando la - La conducta de evitación es más
- Se muestran prudentes ante nue- - Dificultades para reconciliarse du madre está ausente (no manifies intensa en la segunda reunión.
vas personas y situaciones. rante la sesión. tan preferencia por ella). - No evita al extrafio.
- Manifiestan episodios de ansiedad - Puede combinar la búsqueda de - La experiencia dei nifio parece dis-
que les ímpiden jugar confortable- contacto con el contacto negativo torsionada.
mente. (pataleos, rechazo a los juguetes, - Parecen aturdidos por la sesión.
golpes, etc.). - Sus posturas revelan depresión,
- Puede continuar llorando y alboro- confusión o aprensión.
tando. - Cuando se aproximan a sus figuras
- Puede mostrar una clara pasividad. de apego apenas sí realizan algún
- Conductas de enfado y protesta, ya contacto ocular.
que no confia en la disponibilldad
de la madre.
60 FUNDAMENTOS DE PS1O3LOGÍA DE LA PERSONALIDAD
yor o menor facilidad para que el oifio adquiera ciertas cooductas o ex-
tioga otras. A ello se aRade el apreodizaje (oUserodciondl) por ímitacióR
que el nifio hace de las cooductas que observa eo sus padres. Esta imita-
ción, oo consciente, le conducirá a interiorizar, asumir e iden1ificdrsn coo
la cooducta de sus progeoitores.
Lógic^ente, las relaciones afectivas que mediam las relaciones entre
padres e hijos dan origeo a vínculos afrctioos entre ellos, que consolida-
rán todavia más los dprnndizajns que se hagan. A traves de la identifica-
cióo entre el hijo y sus padres, se inicia el proceso de socialización eo el
oifio, a cuyo traves adquiere uo conjunto de aptitudes, ctnnRcias, valores
y pautas de comporvamiento que le identificaráo VdnUiéo coo el grupo
cultural y social de penemeRcia (Vargas y Polaino-LoreRVe, 1996).
El papel dei padre y de Ia madre pemiveo establecer ciertas diferen
cias en el modo eo que protagonizam las diversas pautas de criaoza de sus
hijos. En la actualidad, no se atriUuye al padre el papel secundário —casi
siempre de mero observador y deInoador de la educacióm de sus hijos—
que, viempo atrás, se le atribuyó. Hay diferencias, a que dudarlo, eotre el
modo como d padre y la madre se comportam hoy respecto de sus hijos.
Los padres sueleo ser más creavivos que las madres en las dcvioidades
lúdicas y, de ordinário, adoptan diferentes cooductas ya sea que interac-
túeo coo uo hijo varóo o uma hija sueleo prestar mayor contacto visual a
los primeros y ser afectiví^menve más expresivos con las hijas. Su ausência
dei contexto familiar incide más profunda y gravemeove em los hijos que
en las hijas, sobre todo en lo tnldvioo a los problemas de la ideotidad de
gênero (Polaioo-Lotcnve, 1993; v^^eTalla 3).
Las madres, en cambio, sueleo ser más competentes en la savisfacción
de ovras oecesidades iofaoriles, como la higiene y el aseo, el vestido y la
dlimeotdción. Y tamUieo su comporvamieovo varia según ioteracvúeo con
uo hijo o uoa hija. Los dos, sin embargo, son oecesarios para la educación
de los hijos, los cuáles tieoeR derecho a iRVcracvudr con ambos, puesto que
a través dei apego con ellos es como los hijos ioicían su proceso de sociali-
zacióo, proceso eo el que resultam itreouociables las aponaciooes de los
padres, especialmeote las que se refieren a la gênesis de aptitudes y habili
dades cognitivas, así como la iRtetiorizdción de normas y valores.
En la actual sociedad, como consecuencia de uoa grave crisis cultu
ral, aproximadamente el 22% de los oifios oorveamericaoos menores de
uo afio vivem con uno solo de los progeoitores. En las últimas decadas se
han podido estudar las repercusiooes de estas ouevas coRfioutacionns fa
miliares (BroRfeobrenner, 1993)-
A traves de ciervos procedimientos, como por ejemplo las ofdeo-grd-
Uaciones, se ha observado que el comportamieoto dd nino, en distintas si-
tuacioRes, varia segúo que sea el padre o la madre quiem ioteranvúe coo el.
EL DESARROLLO DE LA PER&DNALUDAD EL EL NINO Y ADOLESCENTE 61
Segundo afio Mayor atencton a tos fs que a ias hijas, Estimulación de la sodabilidad, desarrollo
aumenta to hecuenda de ias verbaSzactones dei lenguaje, afectiwdad y atención
varones.
Más positivos y flextotes con las hijas.
vos que las madres (Stuckey, McGhee y Bell, 1982), especialmence con
los Rijos varones. Con las hijas, por el contrario, estimulan más la sociali-
zación y son cracadas de un modo más positivo (véase Tabla 3).
Los resultados de escos estudios confirman algo evidente: la impor-
cancia de ambos roles en la educación de los hijos. La ausência de uno de
ellos puede suponer serias consecuencias en el proceso de desarrollo dei
hijo.
Se ha estudiado con más profimdidad el caso de la ausência de la fi
gura dei padre. La ausência dei padre en la configuración familiar, es un
fenômeno de nuescro tiempo llegando incluso a ser considerado como
un síndrome.
Polaino-Lorente (1993) se refiere al «síndrome dei padre ausente» defi-
niéndolo como «el conjunto de privaciones afectivas, cognitivas, físicas y
espiricuales que sobrevienen al hijo como consecuencia dei vacío que se
opera en las relaciones patemo-filiales» (Polaino, 1993, p. 429). Designa la
feita de dedicación dei padre a la educación de sus hijos, independiente-
mente dei tiempo presencial que el padre pase en el hogar.
La etiología de este síndrome está todavía en estudio, pero entre las
causas más relevantes se senalan las siguientes:
— La desintegración familiar
— El cambio de roles en la maternidad/paternidad.
— La actividad laborai desequilibrada por parte de uno de los dos
cónyuges.
— La ausência de la figura paterna o materna dei domicilio familiar.
- Miedo hada la figura paterna. • El consumo de tabaco por la ausência dei padre.
dei eterno miRo. Esve cuadro tieme su origeo en uoa educadém deficitária,
causada por la ausência de la figura paterna —los estúdios posteriores y
ac^uales, iotroduceo tambiem la ndtcrRd— y la ndoifnstdción dei cuadro
patológico queda representado en la figura dei niOo, al que se le ha con
sentido todo desde pequeno, que oo ha recibido uoa educdcióo sólida, y
cuyo crecimiento psicológico se ha detemido en la etapa dei egocentris
mo. Son características eo estos oinos las llamadas coostaotes de ateocióo
y la acesm dependencia, ocoerdlncovc de la madre.
En teIdción con este tema, se han esvudiado tdnbieo las consecueo-
cias, que para el miRo pueda veoer la situdcióo de uo cooviouo y pema-
neove conflicvo eovre los padres (Escudero y col., 1998; Bueodía y col.,
1999). Algunos datos ípurvír y confirmam que puede ser peor la situa-
cióo de cooflicto que incluso la nuetvc de uo padre, auoque otros estú
dios pomeo en eotredicho esva afirmación (Fumam, 1994, 1999). En uo
estúdio sobre poblacióm espanola llevado a cabo em el afio 1993 sobre de-
pfesión infantil, Poldioo-Loteovc y ViIIdmisar (1993) cocuenvtao una de-
pendencia, estddísticancnte significativa eotre el modo eo que se articula
el núcleo familiar, en cuaoto a la composicióo y csttuctutd de la familia,
y la iRcidêRcid de la depresión en los hijos.
Es imponaote que, em la gênesis y formacioR de la pctsoodliddd dei
hijo, tanto el padre como la madre sean congruentes coo los valores so-
cioculvurales dei contexto social eo el que vive el oifio, para evitar así la
aparición de cooflictos. Es lógico que sea así, puesto que dutdovc la pri-
metd iofaocia el conportdmieoto dei oiOo es muy plástico y oulRetdbIe a
las experiências vempramas con sus padres, a traves de las cuales adquiere
dnvctnioddds pautas de conduca.
64 FUNDAMENTOS DE PSICOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD
Etapas Sintomas
Etapa De aproximadamente tres meses de duradón, está caracterizada por astenia, irnitObUdad,
reactiva excesiva dependencia dei medio, angustia, dificultades alimentarias, alteradones dei
sueno y reaccrooes de oposidón.
Etapa de Acontece cuando han transcumdo dnco meses continuados de pnvadón materna y se
hospitalismo caracteriza por pasividad, inércia, aislamiento, despego, hermetismo, retraso psicomotor
y un importante déficit intelectual y Kngjístico, que configuran un cuadro de retraso global
No todos los modelos con los que se identifica el nifio están ador
nados de valores positivos; muchos de ellos, por el contrario, están ribe-
teados también con los defectos de los padres. De aqui la gran responsabi-
lidad de los progenitores en relación con la formación de la personalidad
de sus hijos.
En muchas ocasiones, esos modelos son disenados por los progenito
res y se alzan sobre el propio proyecto existencial, que tal vez los padres
barruntaron como ideal en su juventud y que fueron incapaces de alcan-
zar. En otras ocasiones, la identidad dei adulto está disgregada y como es-
cindida por los ffacasos mal encajados, cosechados a lo largo de la vida.
Hay padres que, al parecer, no logran completar su identidad, a no ser al
PUMTMMdkTOS DE PSICOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD
bre las primeras impresiones se fijan casi como un milagro y casi nunca
pueden modificarse.
Nunca se insistirá suficientemente en las poderosas influencias de los
padres en la futura personalidad dei nino a través dei modelado de su
conducta en estos primeros anos de la vida.
La dependencia o independencia, tal y como es vivida por los padres
respecto de los hijos ejercen influencias de muy lejano alcance en las bio
grafias de estos Ultimos, tal y como Erikson (1968), entre otros, han de
mostrado.
8. La etapa adolescente
dad. Dichas crisis se encuentran condicionadas en gran parte por los acon-
tecimientos y circunstancias vítales que la persona se ve obligada a afron
tar en las diversas etapas de su desarrollo.
La identidad es un complejo término que en los últimos afios no
suele faltar en muchas corrientes psicológicas que estudian el desarrollo.
Erikson aportaba ya en 1968 una definición dei término considerando la
identidad como un sentimiento subjetivo de sí mismo con una cierta
continuidad a través dei tiempo. En diferentes lugares, y en diversas si
tuaciones sociales la identidad provee a la persona dei sentido de ser
siempre ella misma (Kroger, 2000).
Erickson considera que es precisamente en la etapa de la adolescência
donde se gesta y asienta el proceso en que se adquiere la identidad. Aun
que es obvio que no se inicia ni se conduye en esta etapa, sin embargo, es
el momento en que más poderosamente se condiciona dicho proceso.
Su teoria acerca dei desarrollo 'de la personalidad es una de las más
relevantes, en lo que se refiere al desarrollo de la identidad personal.
Erickson parte de las teorias psicoanalítícas clásicas, aunque transformán-
dolas mucho al adaptarias a una perspectiva cultural y social. Es aqui don
de radican las diferencias con Freud, porque Erickson sostiene que el de-
sarrollo no se detiene a los 20 anos, sino que se prolonga durante toda la
vida. Para Erickson el desarrollo no tiene lugar en el vacío, sino en un
contexto social muy concreto y distingue ocho etapas o estádios, caracte
rizados, cada uno de ellos, por la aparición de una crisis. La crisis o tarea
que la persona tiene que resolver concluye en un logro o un fracaso; si la
resuelve de un modo adecuado el desarrollo seguirá una evolución nor
mal y supondrá una base sólida para afrontar la crisis que caracteriza a la
etapa siguiente. De la resolución de cada crisis, emerge un sujeto que ha
incorporado a su yo una virtud psicosocial. Si no resuelve la crisis satis
fatoriamente el desarrollo continuará, pero surgirán problemas que re-
percutirán de forma negativa en el futuro de su vida personal.
Los logros obtenidos son también el resultado dei modo en que el
ambiente influye en el yo, o bien, dei modo en el que el yo reaccíona
ante el ambiente, como consecuencia de la interacción entre los factores
biológicos y sociales. En la tabla 7 se sintetizan las principales caracterís
ticas de las etapas evolutivas descritas por Erickson.
Las características específicas de las crisis en la adolescência son debi-
das a variables muy concretas. El factor biológico es, sín duda alguna, el
más destacable junto al hecho, necesario y doloroso, de la diferenciación
personal; tal vez porque supone la gran ruptura con la identificación que
el adolescente hizo hasta ese momento con sus propios padres.
El padre al llegar a k ado^cênck ya no significa fo que antes sigm-
ficaba para el nino. El adolescente ha de ser independiente, ha de ser él
EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD EL EL NINO Y ADOLESCENTE 75
1 .* estádio: El nino durante eta estapa desarrolla un sentimiento de confianza s son atendidas
primeros doce sus necesidades tàsícas; si no es así, experimenta depívaciones y en |ugar de
meses de vida adquirir ia virtud elaborará patrones de desconfianza. La crisis se denomina con los
(primera infarraa) términos confianza versus desconfianza. La virtud es la esperanza
2." estádio: El nino necesita empezar a actuar por sí mismo, pero si es protegido en exceso
primer a tercer ano puede experimentar conflictos entre sus propíos deseos y los de sus padres. De
(ninez temprana)
estas relaciones resultarán estructuras de autonomia o de insegurdad La crisis se
denomina con los términos autonomia versus vergúenza. La virtud es la voluntad.
35 estadío: El nino necesita que le valoren en todas sus inüdaijvas y aportadones, necesita
4? estadío: Las relaciones personales dei nino se amplían y la relación social con sus
6 a 11 anos companeros le dará ocasión para adquirir sentimientos de competência y confianza
(edad escolar) en sus propias responsabil^da(Ces; si no es así, el sentimiento que emerge será de
i^r(M^o^ríCaC. La crisis se denomina con los términos competência versus ^(0^^.
La virtud es la competência.
5.° estadío: El adolescente necesita consolidar su identidad y por eso experimental roles
15a 18 anos y ensaya esquemas de conducta. Los grupos sociales en los que se mueve y la
(adotescenaa) escuela pueden contribuir a que el adolescente encuentre su propia íCentiCad.
La crisis se denomina con los términos íCentidaC versus confusión de la iCentíCaC.
La virtud es la Me^dacl.
6.° estadío: Las relaciones sociales se hacen más restringidas, más íntimas, d^erendadas
18-35 anos y profundas y el fracaso en estas relaciones puede llevar al aislamiento y la
(juventud) sotedad. La crisis se denomina con los términos i^timiCaC versus aislamiento.
La virtud es el amor.
7.° estadío: Los adultos están ocupados en las tareas de la patem^, generación, ayuda a la
35-65 anos sguente generación y a mismo tiempo se intenta consolidar ta proíeswn; cuanfo
(edadíKUtta) no se logra se cae en el estancamiento. La crisis se denomina con los términos
generatrvidad versus estancamiento. La virtud es el cuidado.
8.° estadío: La vejez puede ser una etapa de integriCaC en la que se alcanza la madurez plena,
65 anos en adeiante pero en ocasiones la falta de salud, los problemas econômicos y la expectativa de
(madurez) la muerte pueden Nevar a la desesperadón. La crisis se denomina con los términos
integridad versus desesperai. La virtud es la sabiduría.
9. Bibliognadfía
1. Consideraciones iniciaies
ticas dei indivíduo, quc por dcfiRición son csvables y consistentes, la coo-
ducta vambiem dcberá serio (Bicsaoz y West, 2000).
3. Como coRsccucncia dc lo dovcrior, la medida dc las caracterís
ticas pcrsonalcs permitirá una elevada capacidad dc prediccióR.
9- Bibliografia
1. La tradición tipológka
2. Tipologias constitucionalistas
3. Tipologias hormonales
4. La tipologia de Pavlov
5. El modelo de Strelau
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BIOTIPOS Y PSICOTIPOS 121
EL ACERCAMIENTO FENOMENOLÓGICO
AL ESTÚDIO' DE LA PERSONALIDAD
1. Introducción
3.2. Oiganímw
3.3. 5/ mismo
3.10. Furxiooamientitpleno
4.1. Fundamentos
Abra-ham Maslow es otro de los autores que tiene también una im
portante influencia de la escuela fenomenológica. Además, dei propio
existeneíalísmo extrae aspectos que sustentan su formulación teórica de la
personalidad aunque tomando solamente aquellos que tienen una clara
orientación vital positiva, en contraste con las corrientes filosóficas dei
momento. Por tanto, Maslow parte de un optimismo radical sobre las
cualidades y capacidades dei hombre. Su empeíio fue remarcar, en senti
do muy positivo, el potencial humano aunque, con frecuencia, sus for-
mulaciones teóricas carecen de un verdadero fundamento científico.
Con todo, Maslow no llegó a desarrollar una autêntica teoria de la
personalidad sino que se centro en estudiar y formular teóricamente lo
que mueve a la persona a actuar y a hacerlo de una forma positiva y hu-
manitaria. En este plano de estúdio, Maslow (1954, 1970) se interesa
también por los aspectos de la personalidad que influyen en esa manera
de el ser humano. De este modo, intenta identificar esos aspectos
de la personalidad y estudia cómo surgen, cómo se desarrollan y cómo
lnteIáetúan con los otros elementos de la personalidad.
Maslow parte dei supuesto de que hombre se mueve siempre por
metas personales que dan sentido a su vida y le sarisfacen. El hombre, se
gún Maslow, desea siempre algo y tras la consecución de ese deseo, inme-
diatamente, surge uno nuevo que vuelve a ser motor de su conducta en
un proceso ininterrumpido. En definitiva, lo que mueve al indivíduo son
motiváciones que surgen de una serie de necesidades. Esas motivaciones
son, pues, innatas, situadas en el âmbito instintivo y de tipo compensató
rio. Desde este punto de partida, Maslow elabora su teoria motivacional.
^^TtJRBÃMEWroSDÊpSiCÕ]
4.2. Necesidades
se a ella por el miedo, sino veria tal y como es y valoraria con objetividad.
Es una persona que se respeta a sí misma y que respeta a los demás y a la
naturaleza. Su conducta tiene las earáeterístieas de espontaneidad, simplici-
dad y naturalidad, no está, por tanto, limitada por factores externos que
eondleíonen su modo de manifèstarse. Es una persona orientada hacia pro
blemas que van más allá de sus necesidades imediatas. Tiende a buscar Ia
intimidad y se muestra desligada de lo que le rodea. Es autônoma e inde-
pendiente, confiando profundamente en sus capacidades y recursos. Sin
embargo, está empátlcámente muy cerca de los demás, siendo capaz de es-
tablecer profundas relaciones interpersonales, mostrando interés por las di
ferentes cuestiones sociales y manteniendo una actitud tolerante y aberta
hacia los demás. Al mismo tiempo, la persona actualizadora distingue clara
mente los médios de los fines, ve las cosas con sosiego y moderación pero
se resiste a la medloeridad, trascendiendo el ambiente y siendo eieátivo.
En conjunto, se podría afirmar que, aún con tódas las limitaciones
metodológicas dei planteamiento propuesto por Maslow, el enfoque de la
psicologia humanista-existencialista tiene notable interés para el estúdio
dei eoneepto de felicidad desde la perspectiva dei desarrollo dei potencial
de la persona (Sumerlin y Bundrick, 2000).
6. Bibliografia
Aquilino Polaino-Lorente
1. Introducción
desde ningún otro punto tampoco puede aharcarse por entero a sí mis-
mi Solo desde él puede adoptar decisiones importantes, tomar partido
por algo o hace donación de si misma. Todos estos son actos de la perso
na. Soy yo quien ha de adoptar decisiones, tomar partido, etc. Este es el
yo personal que a la vez es un yo anímico que pertenece a esta alma y tie-
nc en ella su lugar propio» (Stein, 1998, p. 155)-
La estructura deiyo —el nivel superficial o profundo en que se asien-
te en el alma— dependerá dei modo en que con sus determinacíones ac-
tualice o no sus facultades. Cuando sus actuaciones no son las correctas,
entonces la persona no vive una vida en plenitud, en cierto modo Ia per-
sona no está dei todo en sus propias manos. Es decir, la persona es libre
de eiegir esto o aquello, pero si el yo es desacertado en su elección o elige
erróneamente, el comportamiento que surge de esa elección no será el
correcto.
En cierta forma, esto es lo que expresa mejor el grado de inmadurez
dei yo cuando afirmamos que una persona es inmadura. Es decir, que el
mal uso de la libertad hace que esta no pueda zambullirse en la búsqueda
de sí misma y tomar posesión de sí. En ese caso el alma no logrará Regar
a la plenitud de su ser, lo que es culpa de la persona.
Esto demuestra que a la personalidad, gracias a la vida anímica, le ha
sido conferida la posibilidad de dirigir su propio desarrollo. «Qué quiere
decir —se pregunta Edith Stein— que el hombre es rnsponsabLn de si mis-
mot Quiere decir que de él depende lo que él es, y que se le exige hacer
de sí mismo algo concreto: puede y debe formam a sí mismo. Él es alguien
que dice de sí mismo yo». (Stein, 1998, p. 141).
La persona es, por consiguiente, reponsable porque es libre. Por eso
mismo también ha de responder ante sí mismo de lo que de sí misma ha
hecho. Según esto el «hacerse» de Ia persona es un proceso de configura-
ción progresiva; un configurarse desde dentro que constituye un peculiar
modo de ser. «Lo que configura desde dentro es el principio de vida a
que Aristóteles denomino con el término de alma o entelequia y Tomás
de Aquino designo como forma interna» (Stein, 1998, p. 65).
Toda acción humana, todo comportamiento tiene un propósito, un
fin, un sentido. Cuando alguien se conduce sin fintólidad alguna, cuando su
conducta no apunta a la consecución de ningún fin en concreto, décimos
que esa persona ha perdido el norte, que se ha extraviado, que ha perdido
el juicio.
La acción o el comportamiento humano es teleológico, es decir,
apunta siempre a un «telos», a un fin que a su vez tiene un poder confi-
gurador de la propia personalidad. El proceso de configuración también
tiene su «telos». Y su acción cs incesante a lo largo de toda la vida, más
intensa y * dinamicamente cuanto más joven se es.
EL ACERCAMIUENTO FENOMENOLÓGICO EN EDITH STHIN... 151
De acuerdo con Edith Stein, «el individuo humano aislado es una abs-
tracción. Su existência es existência en un mundo, su vida es vida en co-
mún. Y estas no son relaciones externas que se anadan a un ser que ya exis
te en sí mismo y por sí mismo, sino que su inclusión en un todo mayor
pertenece a la estructura misma dei hombre» (Stein, 1998, p. 245).
«La humanidad es un gran todo: procede de una misma raiz, se dirige a
un mismo fin, está implicada en un mismo destino (...); en los anímales hay
ya comunidades de vida (famílias, clanes), pero no una co-pertenencia que
trascienda el tiempo y el espacio. Ello se debe a la naturaleza espiritual dei
hombre, que le permite ejecutar actos en común» (Stein, 1998, pp. 27-28).
«Lo que el hombre es en el mundo social no es lo único que deter
mina la configuración de todo su ser corporal-anímico, pero sí es un fac-
tor ct-determinante dei mismo. Así, en tanto no investiguemos en qué
medida está determinada por su ser social, no habremos comprendido la
estructura de la persona humana individual» (Stein, 1998, p. 246).
En el desarrollo de esta importante cuesrión, la autora asume con
ceptos fundamentales de la sociologia, relativos al ser social dei hombre,
como son los actos sociales realizados por él, las relaciones sociales, las es-
tructuras sociales y los tipos sociales.
En cierta forma, lo que aqui se está postulando es que una persona
no seria ella misma si se hubiese aislado de todos los demás. Tal vez por
que uno de los principales hitos a estudiar en la apertura irrestricta de la
condicíón humana es precisamente la relación.
Para Uegar a ser quien se es, se precisa dei encuentro y la relación con
el otro. Muchos de los gestos, comportamientos, expresiones verbales y
estilos de comportamiento que definen a alguien como la persona que es,
se han originado gracias a múluples encuentros y relaciones intttpetsona-
les muy variadas, sólo que cada persona toma determinados segmentos
de ellos y los adecúa —y luego también los expresa y manifiesta— según
su peculiar y singular forma de ser.
Tan craso error seria considerar que la persona no debe nada a nadie,
como considerar que su entera personalidad está determinada por el todo
social al que pertenece.
154 FUNDAMENTOS DE PSICQLQGÍA DE LA PERONALDAD
7. Bibliografia