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UNIVERSIDAD CIENTIFICA
DEL PERÚ
MONOGRAFIA:
CURSO:
ESTUDIANTES
VI
DOCENTE
B) ANTECEDENTES LEGISLATIVOS
Ya el código penal de Santa Cruz para el Estado sud- peruano reprimía el
encubrimiento y la receptación en el artículo 12°. Son delincuentes como
encubridores o receptadores:
1° los que dan asilo, prestan su casa o protegen de cualquier modo a uno o
más delincuentes, sabiendo que han cometido o pretenden cometer un delito.
2° los que reciben, ocultan, venden o compran a sabiendas los instrumentos
que sirven para cometer el delito, o las cosas obtenidas por medios criminosos.
Posteriormente, la sección tercera, título I, de la parte general del Código penal
de 1863 contenía el delito de encubrimiento personal en el art. 16: “son
encubridores, los que sin ser autores ni cómplices de un delito, intervienen en
él después de perpetrado, a sabiendas, y de alguno de los modos siguientes:
1° Aprovechándose o auxiliando a los autores o cómplices para que se
aprovechen de los efectos del delito.
2° Destruyendo u ocultando el cuerpo del delito, sus vestigios o sus
instrumentos con que se cometió, a fin de impedir su descubrimiento.
3° Ocultando a los autores o cómplices, o facilitándoles la fuga.
El artículo 17° establece las causas de exención de responsabilidad para el
encubrimiento personal y real: “está exento de responsabilidad criminal, el
encubridor de su cónyuge o de sus ascendientes, descendientes, hermanos o
afines en los mismos grados, a menos que se halle comprendido en el primer
inciso del artículo anterior”.
El modelo de este esquema está dado por el Código penal francés de 1810. En
la legislación española por mucho tiempo también se contempló este delito en
la parte general; sin embargo, el codificador penal de 1863 tuvo el cuidado de
no confundir el encubrimiento con alguna forma de participación en el delito. De
esta manera se diferencia de lo establecido en otras legislaciones penales de
entonces que consideraban el encubrimiento como una forma más de
complicidad. Esto en contra del elemental razonamiento que sostiene la
imposibilidad de tomar parte en algo que ya se ha consumado.
Otros antecedentes de esta figura típica son los artículos 362. Inc. 1°, 4° y 363
del proyecto del Código penal de 1916, el artículo 331 del código Penal de
1924 – que tuvo como fuente el artículo 269 del Anteproyecto suizo de 1918; el
artículo 544 del Ante- Proyecto de Código Penal de 1927 y el artículo 408 del
Proyecto de Código Penal de 1928.
C) GENERALIDADES
La intervención del sujeto activo del delito precedente que se ayuda a encubrir
puede ser en calidad de autor, cómplice o instigador.
Se producirá el delito de encubrimiento aun cuando el delito precedente haya
sido consumado o tentado. En este último caso, debe tratarse de una tentativa
acabada, pues de lo contrario el favorecimiento se convertiría en participación.
No se configura el encubrimiento, si la necesaria existencia del delito
precedente es desvirtuada por la existencia de alguna causa de exclusión de la
antijuricidad o de responsabilidad y, también si la punibilidad del delito ha
prescrito.
En conclusión, tanto el encubrimiento personal como el real suponen la
realización de un delito precedente. En ambos casos el auxilio es siempre
ulterior, porque está fuera del ámbito de la participación. Si la cooperación
fuera prestada durante la ejecución del delito, habría coautoría y no
encubrimiento. En el encubrimiento personal, la ayuda es directa a la persona
como tal. No se trata, sin embargo, de una ayuda a cualquier persona, ni de
todo tipo de ayuda. Se trata de un auxilio que se destina a la persona que
cometió un delito, sustrayéndola de la acción de la autoridad.
D) BIEN JURÍDICO
Al castigar la conducta encubridora, se tutela la correcta marcha de la
Administración de justicia, específicamente, en su actividad encaminada a
individualizar a los autores o partícipes de un delito y aplicarles la sanción
penal o cualquier otra medida ordenada por la justicia, a la que se han hecho
merecedores.
Un amplio sector de la doctrina considera que el ámbito de protección penal de
esta figura se restringe a la actividad desplegada en el proceso. Así, en el caso
del encubrimiento de una persona perseguida por la autoridad, se traba o
entorpece el accionar de la Administración de justicia, se altera la función
concretamente desplegada por ella en un proceso. Esto porque el objetivo
mismo del procedimiento, que no es el de castigar, sino el de esclarecer y
declarar la verdad- como condición previa a todo pronunciamiento condenatorio
o absolutorio, es lo que el entrometimiento perjudica. Por todas estas razones
se sostiene que el encubrimiento supone un ataque a la eficacia de la justicia.
E) TIPO OBJETIVO
E.1.- SUJETO ACTIVO: Puede ser cualquier persona, exceptuándose al
coautor del delito precedente, aunque su participación se hubiere limitado a
instigar al autor, prometiéndole sustraerlo de la acción de la justicia después de
la realización del hecho delictivo.
E.2.- SUJETO PASIVO: Es el Estado, por ser el único titular del bien jurídico
vulnerado.
F) ACCIÓN TÍPICA
Sustraer significa quitar. Aquí tiene el significado de impedir que la autoridad
concrete su acción sobre el sustraído quitando a éste de la persecución de
aquélla o de la aplicación de una pena, con lo cual se ve que el sustraído
puede ser un perseguido o condenado.
Sin embargo, el tipo delictivo se amplía al establecerse que el encubrimiento
personal abarca la sustracción de una persona a “otra medida ordenada por la
justicia”. En este último supuesto típico encajaría, por ejemplo, la sustracción
de una persona sobre quien pesa un mandato de detención o de captura.
La sustracción de la persona que se pretende encubrir debe realizarse después
de haber cesado la actividad del encubierto o de una vez consumado el delito
precedente. Por consiguiente: después de la cesación de la tentativa, después
de la consumación del delito o después de la cesación del delito permanente.
La persecución de que es objeto el sustraído puede ser en calidad de
sospechoso, imputado, procesado o condenado. La sustracción puede
concretare por medio del ocultamiento de la persona, por la facilitación de su
fuga o por cualquier otro medio que implique una actividad asumida con aquella
finalidad.
El encubrimiento personal debe tener lugar antes de meditar la absolución o el
sobreseimiento, pues, de otro modo, ni se entorpece no obstaculiza la acción
de la justicia, ni es posible pensar en encubrir un hecho no delictuoso o un
autor no culpable. El auto encubrimiento no es punible cuando los medios
adoptados no constituyan por sí mismos delito (cohecho, resistencia a la
autoridad, falsificación de documentos, etc.)
El delito de encubrimiento personal continúa siendo único, no obstante, la
pluralidad de los delitos cometidos por el agente encubierto.
H) TIPO SUBJETIVO
El encubrimiento personal es, sin duda, un delito doloso. El dolo abarca el
conocimiento de que el sustraído es persona sindicada como autora o partícipe
de un delito. El encubridor sabe que está ayudando al sujeto encubierto a eludir
la investigación de la autoridad, la ejecución de una pena o cualquier otra
medida ordenada por la justicia. La voluntad de favorecer o encubrir al
implicado de un delito no requiere un acuerdo previo con el favorecido, es
suficiente que sea una voluntad unilateral del encubridor.
El encubridor debe saber que el sujeto a quien sustrae de la persecución penal
o de la aplicación de una pena debe ser quien ha sido sindicado o
efectivamente ha participado (como autor o partícipe) en el delito precedente.
Por esta razón, el sustraído puede ser un condenado, procesado o imputado.
Es distinto el móvil último que inspira la acción. Ni siquiera la creencia de estar
protegiendo a un inocente a un inocente excluye el delito; el autor no es la
persona llamada a decidir sobre ello.
I) CONSUMACIÓN
El encubrimiento personal se consuma cuando el favorecido logra eludir la
persecución, la ejecución de una pena u otra medida ordenada por la justicia,
aunque sea provisionalmente.
Es un delito de resultado. Si el auxilio fue efectivamente prestado, se
perfeccionará el delito, aunque la finalidad de sustraer a un delincuente de la
persecución penal o de la aplicación de una pena no se logre definitivamente, o
sea, por ejemplo, cuando después de la fuga la autoridad recaptura al fugitivo.
Se admite la tentativa.
CAPITULO II: ARTÍCULO 405: ENCUBRIMEINTO REAL
G) BIEN JURÍDICO
El bien jurídico tutelado es el normal y correcto desarrollo de la administración
de Justicia. La administración de Justicia, como estructura orgánica
contemplada por la Constitución Política consagrada para que el Poder Judicial
pueda cumplir la misión jurisdiccional que constitucionalmente le fue concedida,
tiene la unidad y exclusividad de la función jurisdiccional. De acuerdo con el
artículo 138 de la Constitución Política del Estado, la potestad de administrar
justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial a través de sus
órganos jerárquicos con arreglo a la Constitución y a las Leyes.
La Administración de Justicia, función que nuestra normativa tiene asignada en
la materia que nos ocupa al Poder Judicial y sus órganos jurisdiccionales, lo
que permite la aplicación del Derecho Penal a quienes han infringido la norma y
brindar tutela efectiva, conforme lo establecen los artículos 138 y 139 de
nuestra Constitución Política y 26 del Texto Único Ordenado de la Ley
Orgánica del Poder Judicial.
H) TIPO OBJETIVO
a. SUJETO ACTIVO
Puede ser cualquier persona, siempre que no se trate del coautor o participe
del delito precedente.
b. SUJETO PASIVO
Es el estado, como único titular del Bien jurídico administración de Justicia.
J) ACCIÓN TÍPICA
Al igual que en el encubrimiento personal, presupuesto del encubrimiento real
es la práctica de un delito anterior. El delito precedente puede ser patrimonial o
no, consumado o tentado.
La hipótesis típica contiene dos modalidades de acción. La primera es procurar
la desaparición de las huellas o pruebas de un delito. Procurar significa hacer
diligencias o esfuerzos para lograr algo. En este caso importa tratar de hacer
desaparecer o suprimir las huellas o pruebas de un delito, como, por ejemplo,
intentar lavar las manchas de sangre de la víctima de un homicidio para así
entorpecer la acción de la justicia. Por tanto, para que se configure esta
modalidad no es necesario que el agente tenga éxito es su cometido. Nos
hallamos ante un delito de actividad, no de resultado.
La segunda modalidad consiste en ocultar los efectos de un delito, es decir,
esconderlos o quitarlos de las posibilidades de ubicación por parte de la justicia
o de los funcionarios que colaboran con esta. La ocultación no exige el traslado
del objeto o su desaparición física de una esfera determinada: es suficiente su
disimulación por cualquier medio; por supuesto que ahí queda comprendida la
destrucción del objeto cuando con ello se realiza la voluntad de hacerlo
desaparecer con el fin de ocultarlo, es decir, que no lo puedan encontrar los
terceros.
Tanto en la primera como en la segunda modalidad del encubrimiento real, la
procura de la desaparición de las huellas o pruebas del delito como la
ocultación de sus efectos están dirigidos a evitar el encubrimiento del hecho
ilícito o dificultar el establecimiento de una relación entre ese hecho y sus
autores.
La acción desplegada por el agente debe ser idónea para procurar o
efectivamente, dificultar la acción de la justicia. Así, no se configura el tipo si el
sujeto activo pretende ocultar los efectos del delito, por ejemplo, guardando el
automóvil hurtado en el jardín de la casa del que lo sustrajo. En este caso, la
actividad del encubridor carece de la idoneidad suficiente para, al menos,
procurar entorpecer la localización del bien sustraído.
Por prueba del delito se debe entender todo aquello que en el proceso pueda
conducir a la determinación de los elementos necesarios del juicio. La prueba
del delito es aquella que confirma o desvirtúa una denuncia o acusación. La
prueba ayuda a descubrir la verdad materia o real de los hechos materia de un
proceso.
En este delito no se considera los productos sceleris como objetos lucrativos o
de valor, sino como elementos de prueba, con el mismo criterio con que se
aprecian los rastros y todas las cosas materiales o documentos que pueden
fundar una prueba real o documental. Los efectos del delito son aquellos
productos que se han obtenido directamente de su comisión, por ejemplo, la
moneda falsa, el ganado hurtado, etc.
En opinión de la Corte Suprema de Justicia, para que se configure el delito de
encubrimiento real debe existir una vinculación entre encubridor y el sujeto
encubierto que ha practicado el delito precedente. Tal vinculación acreditaría la
existencia del dolo en el encubridor, quien, conociendo a los autores del delito
precedente, dificulta la acción de la justicia al desaparecer los objetos de
prueba, que hubieran podido servir para comprobarlo.
En un caso parecido la Sala penal de la Corte Suprema ha declarado , de
conformidad con lo dictaminado con el Fiscal, que “si bien el ganado constituía
objeto de prueba para determinar si habían sido utilizados por los
narcotraficantes como medio para transportar droga, también es cierto que el
sacrificio de dichos animales no prueba en modo alguno que los procesador
hayan tenido intenciones dolosas de dificultar la acción de la justicia, más aun
cuando estos encausados no se encuentran vinculados en forma alguna con
los sujetos procesados por tráfico de drogas” (Sala Penal “C”. CONS. N° 1933-
96. Lambayeque/Dictamen Fiscal N° 5568-96-IFSP-MP)
K) TIPO SUBJETIVO
El citado injusto requiere insoslayablemente que el procesado haya actuado
con dolo, es decir, que tal conducta por sus características propias debe ser
intencionada y sin que medie excusa de ningún tipo que justifique o pretenda
justificar dicho ocultamiento.
Las dos modalidades del encubrimiento real, solo admiten la comisión dolosa.
El encubridor debe tener conocimiento del delito anterior. Tal conocimiento,
positivo y actual en el momento de prestar el auxilio, no puede ser sustituido
por un debía saber, ni mucho menos por un sistema de presunciones derivadas
de la mera tenencia de objetos provenientes del delito.
En la primera modalidad de encubrimiento real, la intención del agente es
dificultar la acción de la justicia procurando la desaparición de huellas o
pruebas de un delito. La finalidad de hacer desaparecer puede procurarse por
medio de la destrucción o no del objeto; en este segundo sentido hace
desaparecer el que saca el objeto de la esfera dentro de la cual puede utilizarlo
la autoridad de justicia o los funcionarios encargados de colaborar con esta.
En la modalidad del encubrimiento real, que consiste en ocultar los efectos de
un delito, el designio del sujeto activo es, también, dificultar la acción de la
justicia. Con esta finalidad, el agente evita que los efectos del delito puedan ser
utilizados en contra del autor del delito precedente.
Al igual que en el encubrimiento personal, el encubrimiento real el autor deber
ser consciente de que la persona a la que va a ayudar en cualquier forma, ha
intervenido en la ejecución del delito precedente como autor o participe. No es
preciso que el encubridor conozca con plena concreción la naturaleza jurídica
del delito precedente (hurto, robo, apropiación indebida, estafa, etc.) cuyos
efectos procura desaparecer o ayuda a ocultar.
La intención dolosa de ocultar pruebas y documentos que sirvan de prueba,
debe comprobarse mediante elementos de pruebas idóneas y suficientes que
denoten la intención de dificultar la acción de la justicia. En este sentido, la
Corte Suprema ha declarado no haber nulidad en un auto recurrido, que
declara no haber mérito para pasar a juicio oral contra una persona a quien se
le imputa – entre otros delitos- el delito de encubrimiento real, pues “si de autos
no emergen elementos de prueba idóneos y suficientes que denoten intención
dolosa de desobedecer las órdenes impartidas por el Fiscal Provincial, ni de
ocultar pruebas y documentos que sirvan de prueba o de dificultarla acción de
la justicia, queda arreglado a ley lo resuelto por el Colegiado que declara no
haber mérito para pasar a juicio oral” (Sala Penal de la Corte Suprema. Exp. N°
3228-97. Lima)
Si el hecho se cometió por el fin específico de procurarse a sí mismo o procurar
a un tercero provecho y este consiste en adquirir, recibir u ocultar dinero u otras
cosas provenientes de un delito, o en mediar para hacerlos conseguir, recibir u
ocultar, al título de encubrimiento se sustituye el de receptación.
L) CONSUMACIÓN
La modalidad de encubrimiento real que consiste en procurar la desaparición
de las huellas o pruebas de un delito, se consuma desde el momento en que el
agente trata o intenta hacerlas desaparecer. Es pues, un delito de actividad, no
de resultado.
En el caso del ocultamiento de los efectos del delito, segunda modalidad del
encubrimiento real, la consumación exige un resultado. Así, el delito se
consuma desde el momento en que el sujeto activo consigue quitar del alcance
de ubicación de la justicia o de los funcionarios que colaboran con esta; los
efectos del delito. Por tratarse de un delito de resultado, admite la tentativa.
1. GENERALIDADES.
Este artículo reconoce el derecho que tienen algunas personas para sustraer
de la persecución penal a los que han cometido un delito. Para ello se toma
como presupuesto necesario que las relaciones con la persona favorecida sean
estrechas. En este caso el vínculo que une al encubridor con el encubierto
puede ser de naturaleza efectiva, familiar o amical. Se reconoce legalmente la
naturaleza incoercible de estos afectos. Tanto en el encubrimiento personal
como en el real concurren factores humanos que afectan a la posibilidad de
exigir siempre y a todas las personas una colaboración con la justicia; es decir
esta eximente consiste en una aplicación del principio ético-jurídico nemo
tenetur se excusare.
Es necesario tener en cuenta que nuestro codificador no ha restringido esta
excusa absolutoria para serle aplicable solo a los familiares del encubierto.
Conforme a la redacción del artículo 406° solo se exige que las relaciones con
la persona favorecida sean estrechas como para excusar el encubrimiento.
La punibilidad queda excluida y el delito impune en ciertos casos declarados
por la ley. Algunos de estos casos se estudian en relación con las personas,
casos de la inmunidad en relación con la inmunidad de los Jefes de Estado
extranjeros y de los representantes diplomáticos extranjeros. Pero además de
estas causas de impunidad, existen otras llamadas “excusas absolutorias”
mediante cuya concurrencia hechos definidos por la ley como delito, quedan
impunes. Se diferencian de las causas de justificación en que el acto ejecutado
es antijurídico, ilícito y de las causas de inimputabilidad en que el agente es
imputable, y, sin embargo, no obstante ser el hecho culpable y antijurídico, no
se castiga. La excusa absolutoria es, en realidad, un perdón legal.
Jiménez de Asúa, las define diciendo qu, son “las causas de impunidad
personal que hacen que, a un acto típicamente antijurídico, imputable a su
autor y culpable, no se le asocie pena alguna por razones de utilidad pública”.
Ahora bien, debemos señalar que “el fundamento doctrinario de las excusas
absolutorias lo encontramos en la definición que de ellas nos da Jiménez de
Asúa: “causas de impunidad personal que hacen que, a un acto típicamente
antijurídico, imputable a su autor y culpable, no se le asocie pena alguna por
razones de utilidad pública”, es decir que son causas de impunidad utilitatis
causa
3. CONCEPTO
Son causas personales legalmente previstas que, sin eliminar el carácter
delictivo a la acción, excluyen la pena, pues para el Estado (por política
criminal) no es necesario establecer pena alguna contra tales hechos pues
dichas circunstancias revelan una mínima peligrosidad, en miras a causas de
utilidad pública. Entre otras se encuentran:
a) Encubrimiento entre parientes, o personas ligadas por sentimientos de
amistad
b) Homicidio o lesiones imprudenciales a Parientes próximos.
c) Aborto en caso de embarazo por motivo de violación, culposo o
terapéutico.
d) En razón de arrepentimiento y mínima peligrosidad del agente.
5. FUNDAMENTACIÓN.
En este ámbito de estudio de las excusas absolutorias, las cuestiones de
política criminal van a decidir por razones, generalmente utilitarias o de
conveniencia, cuándo un hecho que reúne todos los requisitos para
considerarse un delito, se considera conveniente no castigarlo.
Podemos agruparlas en:
Señala claramente la norma penal, aquellos casos, en los que, por la calidad
personal del agente en relación con la víctima, no pueden ser objeto de
represión penal. Tema de gran debate a nivel doctrinario, asimismo, objeto de
diversas consideraciones entre lo real y la finalidad del derecho penal. De esta
manera queda claro, que tales requisitos o excusas, lo que hacen es impedir la
punibilidad, no extinguir el delito, el delito sí existe, lo que no se puede hacer,
en estos casos únicos, es el de, sancionar al autor de conformidad con los
alcances del artículo 208°.
7. DELITOS COMPRENDIDOS
Se ha considerado los delitos de hurto, apropiaciones ilícitas, defraudación y
daños, entendiéndose como tales a las figuras o tipos básicos de tales delitos.
Por otro lado, sostiene Peña Cabrera “La exclusión de determinados delitos en
las disposiciones generales obedece a la calidad obedece a la calidad del
sujeto pasivo como a la gravedad del hecho. Así el robo simple, el agravado y
el robo seguido de muerte”, además “La norma excluye implícitamente a los
delitos de receptación, extorsión, chantaje, insolvencia fraudulenta y
usurpación”
8. AUTORES BENEFICIADOS
Como beneficiarios de tales excusas, denominadas también “causas
personales de exclusión de punibilidad, previstas en el texto del artículo 208,
son los siguientes:
A) LOS CÓNYUGES
El Código Penal refiere solamente la calidad de cónyuge de la víctima, por lo
tanto, sería indiferente que la pareja se encuentre haciendo o no, vida en
común, de igual manera en relación con el cumplimiento o no de lo estipulado
como derechos y obligaciones en el Código Civil vigente. Tem aparte,
constituyen los casos de los matrimonios religiosos, toda vez que haciendo una
interpretación de la norma, la misma estaría haciendo referencia la situación de
los “cónyuges” de conformidad con lo prescrito en el Código Civil, es decir el
caso específico del matrimonio civil. En todo caso, la situación de los casados
en virtud del matrimonio religioso estaría considerada bien en la referencia que
se hace, dentro de estas excusas, a los “concubinos”.
B) LOS CONCUBINOS
Constituyen la situación de las uniones de hecho, realidad social que tiene
reconocimiento jurídico en el país para los fines propios del ordenamiento
familiar peruano. Así dice el artículo 326 del Código Civil “La unión de hecho,
voluntariamente realizada y mantenida por un varón y una mujer, libres de
impedimento matrimonial, para alcanzar finalidades y cumplir deberes
semejantes a los del matrimonio, origina una sociedad de gananciales, en
cuanto le fuere aplicable, siempre que dicha unión haya durado por lo menos
dos años”.
El concubinato pueden conceptuarse como “la convivencia habitual, esto es
continua y permanente, desenvuelta de modo ostensible, con la nota de
honestidad o fidelidad de la mujer y sin impedimento para transformase en
matrimonio”, de donde se infiere que no solamente hay relación sexual
esporádica y libre de comercio carnal, sino también la convivencia violatoria de
alguna insalvable disposición legal relativa a los impedimentos para contraer
matrimonio, queda excluida del concepto estricto de Concubinato”. Por lo tanto,
de acuerdo a esta posición doctrinal, el caso de las uniones de hecho, por
ejemplo, entre dos personas que aún mantienen, vínculo matrimonial vigente
con sus parejas anteriores, quedaría excluido de esta excusa absolutoria, en
todo caso constituye un tema de discusión, formal y doctrinaria sobre el punto.
C) ASCENDIENTES Y DESCENDIENTES
Se entiende por ascendientes a los parientes en línea recta ascendiente, es
decir, padres, abuelos, bisabuelos, y demás progenitores. Mientras que, los
Descendientes vienen a ser los parientes consanguíneos en línea recta
descendente, es decir, los hijos, los nietos, bisnietos, etc., los mismos que
provienen de un tronco común. Señala Fidel Rojas “El contexto de los
ascendientes, descendientes no tiene una línea de demarcación temporal,
dependiendo de la onticidad de la relación, es decir de la presencia de vida en
los extremos parentales; incluyéndose aquí los hijos adoptivos, no siendo
comunicable tal circunstancia a los padres biológicos de vivir éstos”. En este
punto, es importante señalar que el Código, tampoco hace referencia a la
situación real de los mismos, es decir, si se trata de hijos dentro o fuera del
matrimonio, siendo el caso particular del adoptado una situación de debate
doctrinal.
EXCUSA ABSOLUTORIA:
Constituyen la razón o fundamento que el legislador consideró para que un
delito, a pesar de haberse integrado en su totalidad, carezca de punibilidad.
Puede ser por:
1. Por estado de necesidad, se presenta en función de que el sujeto activo
se encuentra ante un estado de necesidad (aborto terapéutico).
2. Por temibilidad mínima, en función de la poca peligrosidad que
representa el sujeto activo, tal excusa puede existir por arrepentimiento.
3. Por culpa o imprudencia, un ejemplo es el aborto causado por
imprudencia de la mujer embarazada.
4. Por no exigibilidad de otra conducta, un ejemplo común es el
encubrimiento de determinados parientes y ascendientes y de otras personas.
5. Por innecesaridad de la pena, se presenta cuando el sujeto activo sufrió
consecuencias graves en su persona o por senilidad (Calidad o estado senil.
Período de la vida que puede iniciarse en cualquier época, pero que
corrientemente acompaña a la vejez) o precario (la complejidad de una
institución aparentemente simple) establece la pena.
CONDICIONALIDAD OBJETIVA. Está constituida por requisitos que la ley
señala eventualmente para que pueda perseguirse el delito.
AUSENCIA DE CONDICIONALIDAD OBJETIVA. Es la carencia de ellas hace
que el delito no se castigue. De hecho, constituye una especie de atipicidad.
CONCLUSIÓN