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Jueves 1ra Semana de Adviento Ciclo B, Impar (Is 26, 1-6; Mt 7, 21.

24-27)

INVOCACION DEL ESPIRITU SANTO

✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.

✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén

✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: VEN, QUE NADA HAGA POR MÍ MISMO”
 «Colina de Hattin? Jesús: No todo el que me dice Señor, Señor…».

 «Así pues, todo el que oye estas palabras mías y las pone en práctica,
es como aquel hombre sensato que edificó su casa sobre roca».
 «Si las practica: ni las lluvias, torrentes, ni vientos derrumbaran la
casa, porque está fundada sobre la roca».
 «Sin embargo, el que escucha estas palabras mías y no las practica:
contra aquella casa, su ruina será grande».

1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Sal 17, 50; 21, 23

Te alabaré entre las naciones, Señor; contaré tu fama a mis hermanos.


Monición de entrada
Se celebra hoy la memoria de san Francisco Javier, presbítero de la Orden de la
Compañía de Jesús, evangelizador de la India. Nacido en Navarra, en el castillo de
Javier, el año 1506, fue uno de los primeros compañeros de san Ignacio de Loyola.
Movido por el deseo de anunciar a Cristo, viajó a innumerables pueblos de la India, a las
Molucas y a otras islas, llegando incluso a Japón. Convirtió a muchos a la fe y,
finalmente, murió el año 1552, frente a las costas de China, «cansados los brazos de
bautizar» y consumido por la fiebre y los trabajos.

Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado
Misa de la Memoria. San Francisco Javier, presbítero, memoria obligatoria. 03 de
Diciembre 2020
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.

✞ ✞ ✞ Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

• Señor, Señor… haz que mi fe y mi amor se realicen de una manera muy concreta en
mi vida.
• Señor Jesús, al aproximarse tu venida, te pido que esta oración vaya preparando mi
corazón para recibirte con alegría esta Navidad y así pueda transformar mi vida para
seguirte fielmente en el cumplimiento de tus enseñanzas.

✞ ✞ ✞ Introducción por el Celebrante.

Dios, nuestra roca (Is 26,1-6; Mt 7,21.24-27)


La Primera Lectura procede de un encarte en el libro de Isaías, que seguramente fue
escrito en un período posterior. Habla del juicio de Dios y de la victoria de Dios sobre las
“ciudades del pecado”. Pero Jerusalén, comunidad de Dios, ciudad de Dios,
permanecerá. Los que son fieles a Dios pueden fiarse de Él. Él es fiel y sólido como una
roca.
Evangelio. Los que aceptan el llamado retador de las palabras de Jesús, viviendo como
discípulos, están edificando sobre roca. Esto se realiza tanto en el discípulo individual,
como en la comunidad de la Iglesia.

✞ ✞ ✞ Acto penitencial

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Te pido perdón Señor por mis pecados cometidos. Y ya que tú siempre te muestras
misericordioso con el pecador, dame fuerzas para convertirme es un mejor hijo de Dios,
siendo obediente en todo al Padre.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!

✞ ✞ ✞ Gloria a Dios.

El canto del Gloría se omite durante el Tiempo de Adviento, excepto en dos casos: para
lo Solemnidad de la Inmaculada Concepción (08 de diciembre) y para la Fiesta de
Nuestra Señora de Guadalupe (12 de diciembre, solemnidad en México). Se vuelve a
entonar en la Misa de nochebuena, el 24 de diciembre.

✞ ✞ ✞ Oración Colecta:

• Oh, Dios, adquiriste para ti pueblos numerosos por la predicación de san Francisco
Javier, haz que los fieles se apasionen con su mismo celo por la fe, y que la santa Iglesia
se alegre de ver crecer en todas partes el número de sus hijos. Por nuestro Señor
Jesucristo.
• Señor Dios nuestro: Para los que confían en ti y viven el evangelio de tu Hijo tú eres
una roca sólida, segura y fiable. Que nuestra fe no se tambalee en las tormentas y
tensiones de nuestro tiempo, antes bien, danos el valor de vivir, de un modo coherente
y radical, según creemos, para que como Jesús cumplamos tu voluntad y vivamos en tu
amor ahora y por los siglos de los siglos.

2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Isaías 26, 1-6

Que entre un pueblo justo, que observa la lealtad.


1 Aquel día se cantará este cantar en la tierra de Judá: «Tenemos una ciudad fuerte;
Dios la ha protegido con fortificaciones y murallas.
2 ¡Abrid las puertas, para que entre el pueblo justo, que se ha mantenido fiel!
3 Está firme su ánimo, mantiene la paz, porque ha puesto en ti su confianza.
4 ¡Confiad siempre en el Señor, que el Señor es la roca perpetua!
5 Doblegó a los que habitaban en lo alto; derribó a la ciudad encumbrada, la derribó
hasta el suelo, la arrojó en el polvo,
6 y será pisoteada por los humildes, por los pasos de los pobres».
PALABRA DE DIOS. R/TE ALABAMOS, SEÑOR
www.evangelizacion.org.mx

Meditatio
Esta lectura nos presenta las características del pueblo que ha de participar de la alegría
del Reino. Debe ser fiel, de ánimo firme para conservar la paz y con una infinita
confianza en Dios. Si esto se esperaba del pueblo del Antiguo Testamento, ¿cuánto más
no será para la Iglesia que ha sido revestida con el poder del Espíritu Santo?
De esta manera, el Adviento se nos presenta como una oportunidad en nuestro diario
caminar para revisar si estos valores están presentes en nuestra vida. Pensemos si
vivimos la fidelidad, principalmente a nuestros compromisos bautismales y si éstos se
proyectan en una vida de fidelidad a los que debiéramos amar; revisemos si en medio
de este mundo turbulento somos capaces de conservar la paz, y si somos un
instrumento para que esta paz se desarrolle en nuestros ambientes, de manera principal
en nuestras familias.
Pensemos si todo esto nos ha llevado a tener una confianza tal en Jesús, que aunque él
retrasara su llegada, nosotros la esperamos y la continuamos preparando con la
seguridad de que su llegada será un momento glorioso para todos lo que hemos buscado
vivir de acuerdo a su Evangelio. Haz de este Adviento un verdadero camino hacia el
encuentro con el amor de Dios.
Oratio
Dirige, Señor, mis pasos, que me lleven hasta ti, pues tú eres mi baluarte, escudo y
fortaleza; ayúdame a permanecer fiel a ti, a tener un ánimo firme para mantener la paz;
humilla mi soberbia, pero mi pobreza tórnala en abundancia y mi humildad en gloria
delante tuyo.
Actio
Hoy evaluaré si realmente soy consciente a cada instante de que Dios es mi única
fortaleza y le diré constantemente: "Tú eres mi fortaleza, Señor".
www.santaclaradeestella.es

• El himno de acción de gracias del profeta es muy denso teológicamente hablando y se


expresa en la doble proclamación del auxilio del Señor que da un sólido sostén a la
ciudad «fuerte» de Jerusalén (v. 1), en oposición a la soberbia Babilonia.
El himno lo cantan los habitantes de la ciudad, que necesita ser reconstruida y levantar
murallas garantes de su seguridad. Pero a veces las "murallas" no sólo defienden de los
enemigos; pueden convertirse en una especie de defensa del propio bienestar, en
barrera contra los humildes.
Aparece una imagen muy bella en la que el profeta invita a abrir las puertas de la ciudad
donde mora un pueblo no encerrado en sus propias seguridades, sino abierto al mundo.
La ciudad se convierte en refugio también para otros, llamados «pueblo justo» (v. 2). La
descripción de la gente que puede entrar en la ciudad en busca de refugio nos lleva a
pensar que los moradores, sus habitantes, no son habitualmente ni justos, ni fieles, ni
interiormente seguros.
Se invita a ese grupo étnico unido por vínculos de sangre, de autoridad e historia común
a abrirse al «pueblo justo», «que se ha mantenido fiel» (v. 2). Solamente así, con esta
apertura al otro, al pobre, los habitantes de la ciudad encontrarán la verdadera salvación
y seguridad.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

Ciudad inexpugnable. Isaías 26,1-6. « ¡Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de


los hombres!». La ciudad pagana había confiado en el espesor de sus murallas; ahora
yace como un montón de estiércol.
El punto de partida del «Apocalipsis de Isaías» fue, al parecer, una devastación del
territorio moabita. ¡Qué alegría para Israel ver por tierra a su viejo enemigo!... Ante el
anuncio del desastre, los habitantes de Jerusalén se congratulan tanto más vivamente
cuanto que les cabe la suerte de vivir en una ciudad fortificada naturalmente y provista,
además, de doble muralla. Aparte de esto, confía en Dios; Yahvé, la roca eterna, guarda
la ciudad. Jerusalén, puedes alegrarte: la ciudad inaccesible ha sido abatida, ¡pero tú
puedes abrir tus puertas!
El salmo 117 conserva el recuerdo de una ceremonia de acción de gracias celebrada en
el templo. Las puertas se abren ante el peregrino, rodeado de sus familiares y amigos, y
los sacerdotes de servicio le felicitan por haber preferido la fuerza de Yahvé a la de los
poderosos de la tierra.
www.fraynelson.com

1. Una casa firme


1.1 Poco a poco vamos entrando en el espíritu del adviento. Creo que ya comprendemos
la metodología que ha precedido la elección de las lecturas: una profecía, en algún texto
del Antiguo Testamento, con preferencia, Isaías; y su cumplimiento, a menudo
sobreabundante, en algún texto de los Evangelios. Hoy el tema es la firmeza: Dios
anuncia firmeza, Cristo muestra el camino de una vida de sólidos cimientos.
1.2 La Biblia nos enseña consecuentemente que la firmeza está ligada a la confianza.
Puesto que nadie lo puede todo por sí mismo, su firmeza depende en el fondo de
quiénes son sus aliados y cuáles son sus alianzas. El mensaje es: "si haces alianza con
el más fuerte, puedes confiar y mirar al futuro con paz, porque tu vida será firme". El
Señor Dios recibe así un elogio singular: la "Roca perpetua".
1.3 En contraste con la ciudad que se edifica sobre esta Roca, está la ciudad
encumbrada, la ciudad altiva. ¿En qué pensaba el profeta cuando hablaba así? Lo más
probable es que, más que en un lugar en el mapa, el profeta estuviera describiendo
simbólicamente el destino de la soberbia humana, que nada puede esperar sino su
estruendosa caída.
www.caminando-con-jesus.org

La nueva Jerusalén está protegida por su Salvador que ha derrotado a sus enemigos.
Una ciudad amurallada, en sentido físico y espiritual, está defendida contra los invasores
y la idolatría, que son sus principales enemigos. En la sociedad siempre encontramos
gente con rectitud de corazón y gente violenta y propensa al fraude y la venganza. Pero
Dios protege a todos a causa de unos pocos que buscan la paz, cumplen sus promesas y
confían en él.

✞ ✞ ✞ Salmo

Sal 117,1.8-9.19-21.25-27a
R/. Bendito el que viene en nombre del Señor.
V/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Mejor es
refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que
fiarse de los jefes.
R/. Bendito el que viene en nombre del Señor.
V/. Abridme las puertas de la salvación, y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la
puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella. Te doy gracias porque me
escuchaste y fuiste mí salvación.
R/. Bendito el que viene en nombre del Señor.
V/. Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad. Bendito el que viene en
nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios, él nos
ilumina.
R/. Bendito el que viene en nombre del Señor.

✞ ✞ ✞ Aleluya:

Aleluya Is 55, 6
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Buscad al Señor mientras se deja encontrar, invocadlo mientras esté cerca.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

✞ ✞ ✞ Lectura del Santo Evangelio según: Mateo 7, 21.24-27

El que hace la voluntad del Padre entrará en el reino de los cielos.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
21 -No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos, sino el que
hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
24 El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, es como aquel hombre
sensato que edificó su casa sobre roca.
25 Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y se abatieron sobre la
casa; pero no se derrumbó, porque estaba cimentada sobre roca.
26 Sin embargo, el que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, es como
aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena.
27 Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, se abatieron sobre la casa,
y ésta se derrumbó. Y su ruina fue grande.
PALABRA DEL SEÑOR. R/ GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

✞ ✞ ✞ “Que por el Evangelio sean perdonados nuestros pecados veniales”

Papa Francisco, Homilía en santa Marta 5-diciembre-2019


Solo Jesús es pues el fundamento seguro, las apariencias no ayudan, y eso se ve
también en el confesionario: solo quien se reconoce pecador, débil, deseoso de
salvación, demuestra tener una vida basada en la roca, porque cree y cuenta con Jesús
como su salvación. Convertirse a lo que no se derrumba ni pasa: eso le pasó a san
Francisco de Borja en 1500, cuando este caballero de la corte, ante el cuerpo ya
putrefacto de la Reina Isabel, tomó conciencia de la caducidad y de la vanidad de las
cosas terrenas y eligió al Señor y fue santo. No podemos edificar nuestra vida sobre
cosas pasajeras, sobre las apariencias, disimulando que todo va bien. Vayamos a la
roca, donde está nuestra salvación. Y allí seremos felices todos, todos.
Lectura espiritual breve que nos comparte el Padre Juan José Paniagua:
Jesús recrimina a los fariseos, porque conocen sus mandamientos los enseñan y los
repiten con la boca, pero no los cumplen en su vida: “son buenas palabras”, pero si no
se ponen en práctica no sólo no sirven, sino que hacen daño: nos engañan, nos hacen
creer que tenemos una casa bonita, pero sin cimientos.
La roca sólida es Cristo. Cuando Él es el centro de nuestras vidas, naturalmente vamos a
buscar poner por obra lo que nos ha enseñado. Si Él es lo más importante para
nosotros, podemos estar tranquilos, porque muchas cosas podrán faltar en la vida, pero
lo esencial ya lo tenemos y por lo tanto podemos seguir avanzando, con la confianza
puesta en Él.
Seguir a Cristo implica lucha. Él nunca nos dijo que si estamos con Él no tendremos
dificultades y todo nos saldrá bien. El Señor nunca ha dicho que no habrán enemigos,
que no habrán tentaciones, que no nos toparemos con nuestras fragilidades. Todo lo
contrario. Y lo dice de manera muy gráfica en el Evangelio de hoy: caerá la lluvia por
arriba, vendrán los torrentes por abajo, soplarán los vientos por los costados, es decir,
los enemigos vendrán por todos lados, pero la casa no caerá. Porque la promesa del
Señor, aquella de la cual no podemos dudar, es que no seremos derrotados, si le somos
fieles. Si Jesús es nuestra roca, si Él es el centro de nuestras vidas, podemos construir
nuestra vida con la certeza que nada la derrumbará.

1 Contexto. La palabra se ilumina.


www.sanJeronimo.Brown,Fitzmyer,Murphy

Descripción de una escena en el juicio final. Engañarse a sí mismo. (7, 21-23).


Dios es el juez, Jesús el abogado (en contraste con Mt 25,31-46). El v. 22 está influido
por Jr 14,14 y 27,15 (34,15 según los LXX).
21. ¡Señor, Señor!: Esta invocación, « ¡Señor, Señor!», refleja la experiencia de la
Iglesia primitiva. Es también muy verosímil que la alusión a la profecía, el exorcismo y la
taumaturgia tengan que ver con la experiencia de la Iglesia primitiva. La devota
invocación de Jesús como Señor y la recepción del carisma del apostolado no respaldan
a nadie como verdadero discípulo. También Pablo dice que estos dones son vanos sin el
amor (1 Cor 13,2). En Mt, la prueba es hacer la voluntad del Padre (Le 6,46: «haciendo
lo que yo os digo»).
22. en aquel día: Jesús declarará en el juicio escatológico que no los conoce.
23. apartaos de mí, malvados: Procede del Sal 6,9. La única fuente sinóptica es Q (cf.
Lc 6,46). Los paralelos se encuentran en Mt 10,32-33; 25,1-13.31-46; Lc 13,23-30; Mc
8,38; Ap 3,5; 2 Clem 3-4; Justino, Apol. 1.16.9- 11; Dial. 76.5.
El tema dominante desde el v. 13 al v. 23 es que nadie podrá aparecer victorioso en el
juicio final solamente por haber dicho lo correcto o por haber realizado hechos
espectaculares con el poder del espíritu. Sólo valdrá una vida de amor y justicia. Este
tema refleja la característica conexión que establece Mateo entre la ética y la
escatología, y su visión de la Iglesia como cuerpo formado por santos y pecadores hasta
la evaluación final que Dios realizará (en contraste con la doctrina sobre la Iglesia como
comunión invisible de santos). La visión de Mateo desafía la complacencia cristiana y su
arrogante seguridad de salvación. Esta perspectiva parece oponerse a la de Pablo, pero
también el apóstol se esforzó en prevenir a sus seguidores de extraer conclusiones
inmorales o amorales de su evangelio, y advirtió a los cristianos que también ellos serían
juzgados (p.ej., 1 Cor 3,13-15). Aun así, puede haber diferentes énfasis pastorales, uno
para los excesivamente escrupulosos y otro para los laxos.
23. La fórmula de condenación es una cita de Sal 6,9; ni Mt ni Lc citan los LXX
exactamente. La forma de la sentencia en Lc 13,26-27 («Hemos comido y bebido
contigo, y tú has enseñado en nuestras calles») hace que vaya directamente contra los
judíos. En Mt va contra los falsos discípulos dentro de la comunidad cristiana.
Casas construidas sobre roca y arena. Oyentes y cumplidores. (7,24-29). Cf. Lc
6,47-49. Esta parábola, que Mateo transforma en una parábola sobre el sabio y el necio,
concluye el sermón retornando al tema de los dos caminos de la teología de la alianza
(cf. comentario sobre 7,13-14). Es habitual en la Misná concluir un tratado legal con un
breve relato o una parábola. El contraste en nuestro caso, desarrollado en estricto
paralelismo antitético, se establece entre «escuchar» y «hacer», y «escuchar» y «no
hacer», mientras que el contraste de los w. 21-23 se desarrollaba entre «decir» y
«hacer» o «no hacer».
Las palabras de Jesús son una llamada y un reto para la acción; no son mera doctrina, y
entenderlas sólo así es una respuesta insuficiente. El desafío es serio; si no se acepta,
viene la catástrofe: «grande es la caída». Se trata, una vez más, de la catástrofe
escatológica.
24. palabras mías: Esta frase remite al mismo sermón entendido como una especie de
Torá. Para Mateo, cumplir las palabras de Jesús es sabiduría para la vida. (Este énfasis
sapiencial está ausente en Lucas.)
24. sobre la roca: La comparación de los constructores presupone una situación
palestinense. Lucas no estaba familiarizado con ella: describe cómo se excavan unos
cimientos profundos (6,48). Resulta más bien chocante el hecho de que los edificios
helenísticos en Palestina estuvieran edificados sobre cimientos más profundos que las
construcciones anteriores; pero esta práctica se observaba para levantar casas grandes
o edificios públicos, no viviendas ordinarias. La inundación a que se refiere Lucas es la
producida por un río. Mateo conoce las lluvias de invierno en Palestina, que forman
grandes corrientes de agua. Estas lluvias no sólo llenan los cauces de los torrentes
(wadis), sino que erosionan los flancos de las colinas. El suelo es barrido rápidamente
por debajo de la casa que no esté cimentada sobre roca. La casa construida con adobes
resulta especialmente vulnerable. Es la acción, no el conocimiento o la profesión de fe, la
que proporciona una base segura para la vida del discípulo; el amor, del que dice Pablo
que sin él son vanos los carismas, es acción, no mera profesión de fe.
25. cayó la lluvia: La situación natural refleja el tipo de tormenta común en tierra
santa en la estación invernal.
www.santaclaradeestella.es

• Las dos imágenes evangélicas antitéticas del hombre prudente y del hombre necio y
de los dos resultados contrapuestos corresponden a las fórmulas de la alianza de Dios
con Israel, fórmulas que -según los diversos testimonios del Antiguo Testamento-
concluyen siempre con una serie de bendiciones y maldiciones. Las frases conclusivas
del sermón de la montaña nos dan a entender que bendición y maldición, salvación o
destrucción no nos vienen dadas del exterior; son más bien la manifestación de la
diversa consistencia del actuar humano y del cimiento en que se funda. Naturalmente
que cuesta más construir sobre roca (v. 27), es mucho más cómodo edificar sobre
extensas llanuras de arena, pero tales construcciones sin cimientos sólidos están
destinadas a ser arrasadas por aguaceros y ventoleras (v. 27), Por consiguiente, es
capital la calidad del cimiento; sólo apoyando las obras propias en una Palabra
imperecedera de verdad es como la vida humana logra su realización, prescindiendo de
exterioridades: «No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el reino de los
cielos» (v. 21). Ésta fue la tentación por parte de los carismático-entusiastas de la
comunidad primitiva tendente a buscar obsesivamente milagros y manifestaciones
espectaculares. Estos grupos olvidan que sólo una obediencia filial y seria a la voluntad
del Padre indica la calidad del seguimiento de los discípulos de Jesús (cf. Mt 7,21-23).
www.evangeliodeMateo.GiorgioZevini

Las diferentes enseñanzas referidas en el capítulo 7 parecen simplemente yuxtapuestas;


sin embargo, considerándolas en el interior del sermón de la montaña, se vuelve más
evidente su hilo conductor.
Sigue un sencillo criterio para evaluar a los que se presentan como «profetas»: cada
árbol se reconoce por sus frutos. La imagen de las dos casas extiende la comprobación
de la autenticidad a todos los discípulos: es preciso fundamentar de manera concreta la
propia vida sobre «estas palabras» de Jesús para ser reconocidos por Él en el día del
juicio y entrar en el Reino del que Él es Señor.
www.sermonwriter.com

Mateo 7:13-27: anchas puertas y falsos profetas


Nuestra lección del Evangelio es parte de una unidad más grande (vv. 13-17) en la que:
• Jesús nos advierte de las puertas anchas y carreteras amplias que llevan a la
destrucción. Nos pide que pasemos por las puertas pequeñas y las carreteras estrechas
que llevan a la vida (vv. 13-14). No solo somos tentados por pecados obvios (el mal uso
del sexo, el dinero, y el poder), pero también somos tentados a tomar atajos para crear
el reino. Recuerdo una señal delante de una iglesia que anunciaba, “Menos hablar, más
‘rock’.” Habíamos estado buscando un lugar donde venerar pero, después de ver la
señal, dimos la vuelta, nos metimos en el coche, y encontramos otra iglesia. La iglesia
que se preocupa más por llenar los bancos que por crear discípulos seguramente no
cumplirá ninguna de esas dos preocupaciones.
• Jesús nos advierte de falsos profetas, lobos feroces disfrazados de ovejas – que
quieren ser conocidos por sus frutos (vv. 15-18). En el tiempo de Mateo, la iglesia
estaba luchando contra persecución de fuera, y también contra falsos líderes en su
interior.
• Jesús advierte que cada árbol que no dé buenos frutos será cortado y echado al fuego
(v. 19).
• Jesús advierte que solo los que hacen la voluntad del Padre en el cielo pueden esperar
entrar en el reino del cielo (vv. 21-23).
• Jesús advierte que los que no actúan según sus palabras son como una casa
construida en la arena – dirigida hacia un gran colapso (vv. 24-27).
Cada una de estas advertencias describe dos tipos de gente – aquéllos que escogen el
camino correcto y aquéllos que escogen el camino equivocado – aquéllos que producen
buenos frutos y aquéllos que no lo hacen – aquéllos que cumplen la voluntad del Padre y
aquéllos que no la cumplen – y aquéllos que construyen sobre roca o aquéllos que
construyen sobre arena. “El concepto de dos caminos se refleja en el amplio espectro de
textos judíos (cf. Deuteronomio 11:26; 30:15-20; Salmo 1:6; Jeremías 21:8;… y el libro
completo de Proverbios)… El epílogo del Sermón de Jesús contiene la huella de esta
tradición. Para Mateo, hay dos caminos diferentes por los que viajar, dos maneras
distintas para construir, aquí y ahora. Al final, estos dos caminos tendrán fines
diferentes (cf. las parábolas del final en capítulo 25). Por lo tanto, escoger el camino
correcto es de suma importancia” (Gardner). A lo largo de la vida, hacemos selecciones
que llevan a la vida o a la muerte – a la salvación o a la condenación.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
www.sermonwriter.com

Mateo 7:21-23: no todo el que me dice, “Señor, Señor”


Jesús describe gente que aparenta cumplir un gran ministerio. Esta gente no solo le
llama a Jesús ‘Señor,’ sino que también logra hacer actos espectaculares en el nombre
de Jesús. Ellos profetizan, expulsan demonios, y cumplen grandes hazañas por la causa
de Cristo. “Debemos recordar que señales y maravillas pueden venir de otros lugares
que no sean de Dios, incluyendo el mundo demoníaco y el mundo de fabricación
humana” (Blomberg, 131). Pensamos, por ejemplo, de los evangelistas de la
televisión – actores que les dicen a minusválidos que tiren sus muletas para el
beneficio de la cámara – venden pañuelos de oración para sacar dinero – su
tiempo televisivo se dedicada más a la recaudación de fondos que al ministerio
– explotan a los vulnerables por motivos personales.
Pero no debemos suponer que Jesús dirige estas palabras solo a los demás. ¿Quiénes
somos nosotros para decir que gente con pequeños ministerios permanecerá exenta?
¿Es posible que Jesús rechace a una persona que haya dedicado su vida al ministerio?
¿Es posible que Jesús rechace un clérigo con años de experiencia, un diácono, un
miembro del coro, un profesor de catecismo, o el presidente de una junta? Si es así,
¿por qué? ¿Por cuál criterio se nos juzgará? ¿Cómo decidirá Jesús si aceptarnos o
rechazarnos?
La línea divisora es si hemos cumplido con la voluntad del Padre o no (v. 21). “La
enseñanza del Sermón en el Monte no es para ser admirada, sino para ser obedecida”
(R.T. France, citado en Blomberg, 133). Ningún título teológico ni un gran número de
años de oficiar en una iglesia nos podrán salvar. Un currículo que impresionaría un
comité de búsqueda pastoral no influiría al Señor con su capacidad de ver a través de las
cosas – capaz de ver hasta lo más profundo de nuestros corazones espirituales.
Es muy fácil ocuparnos del trabajo de la iglesia sin pararnos a pensar si de verdad
estamos obedeciéndole a Jesús – ocuparnos de programas mientras que nos olvidamos
de las personas – preparar sermones mientras que nos olvidamos de rezar – hacer
grandes cosas en el nombre de Jesús mientras que nos olvidamos de Jesús – suponer
que bancos llenos validan nuestro ministerio cuando el hecho es que hemos perdido
contacto con el Señor.
“Entonces, no es suficiente que la comunidad cristiana se pregunte ‘¿se centran en
Cristo?’ Ni es bastante… preguntar ‘¿ganan personas para Cristo?’ También deben
preguntarse, ¿buscan ellos hacer y mover a gente para que cumpla la voluntad del
Padre como ésta se muestra en las enseñanzas de Jesús?’” (Bruner, 286).
Si cumplir la voluntad del Padre es tan importante, ¿cuál es la voluntad del Padre? Para
Mateo, la voluntad del Padre es guardar el Tora según lo interpretó Jesús. En el Sermón
en el Monte, Jesús nos dice que obediencia requiere pobreza de espíritu, lamentación,
timidez, hambre y sed por la verdad, piedad, pureza de corazón, y hacer la paz (5:2-
11). Requiere que:
•Dejemos brillar nuestra luz (5:16);
•Guardemos los mandamientos (5:17-20);
•Tratemos ira y resolvamos conflictos (5:21-26);
•Mantengamos relaciones matrimoniales apropiadas (5:27-32);
•Hablemos honestamente sin fanfarrias ni juramentos (5:34-37);
•Actuemos de manera cariñosa y generosa – hasta con nuestros enemigos (5:38-48);
•Demos limosna y recemos en secreto (6:1-6);
•Perdonemos (6:14-15);
•Busquemos primero el reino de Dios (6:24-34);
•Nos abstengamos de juzgar (7:1-5).
En la continuación de este Evangelio, Jesús ofrece más información de la voluntad de
Dios. Hemos de mostrar merced (9:13); decir la palabra que Dios nos da hasta en
circunstancias adversas (10:19-20); cuidar a los pequeños y buscar y salvar a los
perdidos (18:10-14); resolver conflictos (18:15-17); preservar justicia, merced, y fe
(23:23); alimentar al hambriento, dar de beber al sediento, dar la bienvenida al
extranjero, vestir al desnudo, visitar al prisionero (25:31-46); y hacer discípulos de
todas las naciones (28:16-20).
Esto nos hace pensar de la salvación por medio de obras. ¿Somos salvados por lo que
Jesús ha hecho, o por lo que nosotros hacemos? Sería fácil malinterpretar el requisito de
Jesús de hacer la voluntad de Dios. Jesús no defiende la salvación por medio de obras
sino la fe autentica que rinde buenos frutos – que nos impulsa a actuar de acuerdo con
la voluntad de Dios – que nos guía hacia la acción leal.
“En aquel día” (v. 22) se refiere al Día del Juicio. “Profecía” no es “simple ni
principalmente una predicción del futuro, aunque eso pueda estar incluido (Hechos
11:27-28; 21:10-11), también es una proclamación de la verdad en su sentido más
amplio, hasta que en la posesión de poder” (Hagner).
En v. 23 Jesús advierte que repudiará cualquier relación con el anomia, que la NRSV
traduce como “obradores de maldad.” Anomia viene de la palabra griega para ley
(nomos). La “a” con la que empieza la palabra reversa el significado, entonces, anomia
significa “sin ley” – el rechazo del Tora según fue interpretado por Jesús.
“Juicio y gracia no están separados en la narrativa de Mateo, como si una viniese de un
Dios furioso y la otra de un Jesús cariñoso. En vez, juicio y gracia son, ambos,
dimensiones del movimiento de Dios hacia el mundo” (Brueggemann, 353).
Mateo 7:24-25: Un hombre prudente, que edificó sobre la peña
Jesús puede hablar con autoridad sobre la construcción de casas. Como un carpintero
(Marcos 6:3), Jesús comprende la construcción de casas. Aquí habla como un arquitecto,
aconsejándonos sobre el principio más importante de construcción – establecer los
cimientos. Ningún plan puede ser finalizado antes de tener un lugar en el que construir,
y nada es más importante que tener fuertes cimientos en ese lugar. Cimientos fuertes
hacen posible que la casa sobreviva al pasar por tormentas terribles.
Cuando describimos una casa, podemos hablar del color de la pintura, el número de
habitaciones, o el diseño de la cocina. Jesús habla solo de los cimientos. Lo que
distingue esta casa de otras es que, siendo construida sobre fuertes cimientos, puede
sobrevivir el peor clima imaginable. Su fuerza fue establecida al principio – con los
cimientos.
Anote que la casa no se libra de las tormentas. Su supervivencia no depende de si está
protegida o no. Esto sugiere que Dios no protege a los cristianos de las tormentas de la
vida (enfermedades, accidentes, muertes, perdidas de trabajo, etcétera). Mientras que
la fe puede reducir nuestro nivel de estrés y la oración puede, en algunas circunstancias,
llevar a curas milagrosas, cristianos deben estar preparados para vivir las tormentas y
las tragedias tan comunes para el ser humano.
La prueba final, por supuesto, es “la última prueba, el día del juicio” (Keener, 167). Ese
día, Dios eliminará todos los pretextos. Aquéllos que solo aparentan tener fe se
quedarán tan desechos como una casa floja en medio de un gran huracán.
¿Qué es lo que nos da cimientos fuertes? Oír y cumplir con las palabras de Jesús (v. 24).
“El estándar de la ortodoxia, del bien, se encuentra en las palabras de Jesús, no en las
palabras del Tora” (Hagner).
Antes de poder cumplir las palabras de Jesús, las debemos oír. La fuente más creíble de
las palabras de Jesús está en las escrituras, la predicación y enseñanza de la iglesia, y
en el misterio de los sacramentos. También podemos oír las palabras de Jesús en libros
cristianos, música, y prensa, y también en el consejo de amigos cristianos. Además,
hasta que es posible que Cristo nos hable por medios menos tradicionales – libros
seculares, obras, películas, música, o experiencias personales. Sin embargo,
necesitamos reconocer que lo menos tradicional que sea el medio, lo menos creíble que
será el mensaje. Debemos examinar cada posibilidad, poniéndola al lado de la escritura
para verificar su validez.
Mateo 7:26-27: Un hombre insensato que edificó sobre la arena
Jesús nos contó del hombre sabio. Ahora nos cuenta del hombre tonto. La palabra griega
es moros – de la que sacamos la palabra morón.
El hombre sabio y el hombre tonto se encuentran en circunstancias idénticas – lluvia
devastadora, diluvios, y viento. La diferencia no se encuentra en las circunstancias de
cada hombre, sino en la casa (que sirve de metáfora para el hombre mismo). La casa
del hombre sabio sobrevive porque la construyó sobre roca (las palabras de Jesús). La
casa del hombre tonto se cae porque éste la construyó sobre arena. La diferencia está
en si han hecho lo que Jesús enseñó o no.
Nuestra cultura secular nos dice que no es tan simple. Insiste en que la sabiduría
verdadera requiere una buena educación – un porfolio de inversiones diversificado – un
seguro contra catástrofe – sexo protegido – ejercicio – una dieta nutritiva – una visita
anual al médico. Irónicamente, gente que rechaza el fervor religioso, creyéndolo
fanático, a menudo es la gente más fervorosa sobre estas cosas. En muchos casos, el
dinero y la salud se han convertido en su Dios.
Antes en este sermón (el Sermón en el Monte), Jesús se refirió a este materialismo,
diciendo: “No os congojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o con
qué nos cubriremos? Porque los Gentiles buscan todas estas cosas: que vuestro Padre
celestial sabe que de todas estas cosas habéis menester. Mas buscad primeramente el
reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (6:31-33).
La gente que Jesús describe como ‘sabia’ o ‘tonta’ es gente religiosa. Han tratado de
obedecer las palabras de Jesús. “La casa que se derrumba es la casa cristiana que
encuentra las palabras de Jesús como algo bastante importante de oír, pero no lo
suficientemente realista para vivir” (Bruner, 290).
Mateo 7:28-29: Les enseñaba como quien tiene autoridad
“Como Jesús acabó estas palabras” es la señal de Mateo que una sección importante de
enseñanza ha concluido (véase 13:53; 19:1; 26:1 – también 11:1).
Jesús “les enseñaba como quien tiene autoridad.” Sus palabras tienen autoridad, no solo
para instruir pero también para sanar. En este Evangelio, le dirá a un leproso, “Sé
limpio,” y el leproso será inmediatamente curado (8:3-4). Le dirá a un centurión, “Ve, y
como creíste te sea hecho,” y el sirviente del centurión será curado en ese momento
(8:13). Le dirá a un paralítico, “Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa” y el hombre
hará exactamente eso (9:6-7). Las palabras de Jesús tienen autoridad convincente.
La autoridad de Jesús se distingue dramáticamente de la práctica escribiente de deferir a
la autoridad. “Los escribientes citaban a las autoridades; (Jesús) hablaba con autoridad”
(Buttrick, 335). Escribientes, autoridades reconocidas por su interpretación de las
escrituras, citaban a los famosos rabíes para sostener sus argumentos. Jesús, sin
embargo, “enseña sin apuntes; basa su enseñanza en su propia autoridad” (Long, 85).
En este sermón (el Sermón en el Monte), Jesús repite una y otra vez, “Oísteis que fué
dicho,… más yo os digo” (Mateo 5). Los escribientes sacaron agua añeja de cisternas
cerradas. Pero las palabras de Jesús eran como un arroyo; limpio, fresco, con el poder
de apagar la sed del alma” (Buttrick, 335).
www.ocarm.org

Oración inicial
Despierta tu poder, Señor, y ven a socorrernos con tu fuerza; que tu amor y tú perdón
apresuren la salvación que retardan nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amen.
Del santo Evangelio según Mateo 7,21.24-27
Reflexión
El evangelio de hoy cuenta la parte final del Sermón de la Montaña. El Sermón de la
Montaña es una nueva lectura de la Ley de Dios. Empieza con las bienaventuranzas (Mt
5,1-12) y termina con la casa construida sobre la roca.
• Se trata de adquirir la verdadera sabiduría. La palabra de Dios, expresada en la ley de
Dios, es fuente de salvación. La verdadera sabiduría consiste en sentir y practicar la
Palabra de Dios (Lc 11,28). No basta decir “¡Señor, Señor!” Lo importante no es decir
unas bonitas palabras sobre Dios, sino hacer la voluntad del Padre y ser una revelación
de su amor y de su presencia en el mundo.
• Quien escucha y practica la palabra construye la casa sobre roca. La solidez no viene
de la casa en sí, sino del terreno, de la roca. ¿Qué significa la roca? Es la experiencia del
amor de Dios revelado en Jesús (Rom 8,31-39). Hay personas que practican la palabra
para poder merecer el amor de Dios. Pero el amor no se compra, ni se merece (Cnt
8,7). El amor de Dios se recibe gratuitamente. Ponemos en práctica la Palabra no para
merecer el amor, sino para decir gracias por el amor recibido. He aquí la buena tierra, la
roca, que da seguridad a la casa. ¡La verdadera seguridad viene de la certeza del amor
de Dios! Es la roca que sostiene en los momentos de dificultad y de tormenta.
• El evangelista termina el Sermón del Monte (Mt 7,27-28) diciendo que la multitud
queda admirada por la enseñanza de Jesús, ya que “enseñaba con autoridad y no como
los escribas". El resultado de la enseñanza de Jesús es la conciencia crítica de la gente
ante las autoridades religiosas de la época. Admirada y agradecida, la gente aprueba las
preciosas enseñanzas de Jesús, que son diversas.
www.santaclaradeestella.es

Conmemoración de San Francisco Javier. Francisco Javier nació el 7 de abril en


Javier (Navarra). Ya maestro de Filosofía y profesor en la Universidad de París,
abandonó una prometedora carrera para seguir a Ignacio en la fundación de la
Compañía de Jesús. Tras ser ordenado sacerdote, fue enviado como misionero a la
India. Desde 1542 ejerció una inmensa actividad apostólica a lo largo de las costas de la
India, en Malaca, en las islas Molucas (Indonesia) y en Japón. Murió el 3 de diciembre de
1552 en la isla de Sanciono, frente a China, a donde quería entrar para llevar el
Evangelio. El amor a Dios y el celo apostólico cualificaron su vida y le convirtieron en el
mayor apóstol de los tiempos modernos. Es patrono de las misiones y modelo de los
misioneros.
• Francisco Javier se quedaría, a buen seguro, de piedra al ver que hoy ninguna parte
del mundo dista más de treinta horas de vuelo de otra y que la comunicación telemática
es prácticamente instantánea, siendo que él tenía que viajar durante meses sólo para
desplazarse de una ciudad a otra de la India y que recibía una carta al año de su
superior san Ignacio. Ahora bien, tras esa primera impresión, y con la tenacidad que le
caracterizaba, unida a sus modales tan amables, probablemente nos recordaría nuestro
primer compromiso como cristianos: la difusión del Evangelio.
En un mundo donde los ídolos del dinero y del poder encuentran cada día a personas
dispuestas a matar y a morir, ¿estamos nosotros preocupados de verdad por dar
testimonio del Evangelio con nuestra vida? ¿Es importante para nosotros que todos
puedan saborear la Buena Noticia? ¿Estamos animados, como el santo misionero jesuita
cuya memoria celebramos hoy, por el deseo irrefrenable de dar a conocer a Cristo
Salvador en los lugares donde transcurren nuestros días, en el trabajo, en la escuela, en
la familia, en el mundo? Se trata de una tarea difícil, pues nuestra fe se muestra a
menudo débil frente al miedo de vernos ridiculizados en público por nuestro vivir, que ya
no está de moda.
Francisco Javier tampoco nació santo, también él estuvo marcado como nosotros por el
pecado, y su santa obra en la difícil tierra asiática no estuvo, ciertamente, exenta de
errores. Sin embargo, Francisco se dejó iluminar por el Espíritu Santo, permitió a Cristo
habitar en su corazón inquieto y fue conducido por Dios Padre por los caminos del
mundo, sintiéndose capaz de todo «en aquel que me da la fuerza». Nuestra fe, a
menudo tan opaca y apagada, recibe brillantez y pasión de la figura y el ejemplo de este
santo, ¿que nos incita a convertir nuestra vida en un testimonio viviente de la Buena
Noticia: Dios, que lo puede todo, nos llama a ser sus hijos.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

Mateo 7,21.24-27. Jesús pone punto final a su enseñanza en la montaña. Advierte


categóricamente a los que querrían reducir su palabra a un mero objeto de análisis y de
discusión. Su palabra es palabra de vida, y el hombre debe dejarla fructificar en sí.
La roca desnuda, la arena y el torrente de agua que se precipita sobre el reseco lecho
son otras tantas imágenes que le sirven a Jesús para ilustrar un pequeño apólogo en
alabanza del hombre previsor que construye su casa sobre valores seguros. Pero ¿qué
valor más seguro que la persona de Jesús, a quien el salmo 117 llama la piedra angular?
« ¡Tenemos una ciudad fortificada! ¿Quién podrá derrocarnos?... ¡Somos dueños
de la mitad del mundo! ¿Quién podrá igualarnos?» Extensa letanía del orgullo humano,
en la que van desfilando los títulos de seguridad, seguidos, como un estribillo, por el eco
de las guerras, el clamor de los explotados y la muerte de los oprimidos. Basta que se
produzca una inesperada devaluación del oro, y veréis temblar en sus cimientos a esa
gente que vive en nuestras ciudades cimentadas sobre arena. ¿Acaso no se escribe la
historia sobre la base de las civilizaciones destruidas?
Pero el hombre es incorregible, y media un abismo entre nuestros relatos de historia y la
Historia vista desde el lado de Dios, en ese Reino inaudito en el que la gente pobre goza
de consideración y los humildes rebosan de alegría. «No tenemos aquí ciudad
permanente... Nuestra morada está destinada a permanecer eternamente»...
¿Construimos para cien años o construimos para siempre? ¿Cuál es nuestra
Jerusalén? ¿La que se jacta de tener muro y antemuro o «la que baja del cielo
engalanada como una novia ataviada para su esposo»? ¿Ciudad protegida contra la
guerra o ciudad inerme abandonada al amor? ¿Ciudad de los hombres o ciudad de Dios?
«Los que confían en el Señor son como el monte Sión», dice otro salmo. Pero un día,
Sión fue, a su vez, arrasada... ¡El que pone su confianza en el Señor no morirá jamás!
Hombre, ¿en qué tienes puesta tu confianza? ¿En el dinero, en el poder, en la
seguridad...? Sábete que tu derrumbamiento será total. Porque sólo hay un valor
seguro, y ese valor se llama «Dios».
www.fraynelson.com

2. La firmeza de la experiencia
2.1 Cristo nos habla también de firmeza, con la conocida imagen de las dos casas, una
sobre roca y otra sobre arena. La casa sobre la roca corresponde a aquel que ha puesto
en práctica la palabra: un hecho que cabe destacar, porque la solidez no proviene aquí
de un sentimiento o de una valoración subjetiva sino de la experiencia que al parecer
dan solamente las obras. Conoce la verdad de la palabra quien ha puesto a prueba la
palabra.
2.2 ¿Qué amenaza a estas casas? Vientos y crecidas. Su rostro particular o su nombre
propio será diferente en la vida de cada uno de nosotros, pero lo que debe quedarnos
claro es que nuestra existencia como cristianos recibirá amenazas. No existe algo así
como una "pacífica posesión" de la vida de la gracia. Ser de Dios y soportar torrentes y
tempestades es una misma cosa en esta tierra.
3. Encontrar firmeza
3.1 Volvamos a Isaías. Hay júbilo en sus palabras. Ha encontrado firmeza. La ciudad es
fuerte, está guarnecida por Dios. Es una experiencia grata que tiene su plenitud en
aquel que no cambia, porque es Roca Perpetua. Volver a Dios que no cambia; volver a
Dios y saber que él siempre está ahí, que su amor es indeclinable, que su misericordia
no conoce ocaso. ¡Qué dulce este mensaje para el alma que peregrina!
3.2 Es lo que sentimos al celebrar la Eucaristía o al adorar el misterio de Jesús en el
altar y en el sagrario. Cuando hemos tenido oportunidad de viajar miles de kilómetros y
de pronto encontramos una iglesia católica, y tímidos nos acercamos al sagrario, ¡qué
grato y qué reconfortante es saber que allí está el mismo Jesús que nos despidió cuando
salíamos de viaje! Él nos despide y Él nos aguarda. Así será también, por su bondad, a
la hora de nuestra muerte: él, en su viático nos despide, él en su gloria nos acoge.
www.elmisericordioso.me-Pildorasdefe.net

Conversando con el amor


Señor, solo Tú me llenas con tu amor y no me abandonas en ningún momento. Te
entrego hoy mi corazón con todas las buenas emociones que soy capaz de darte, porque
necesito estar cerca de Ti para encontrarle sentido a mi vida. Confío Señor en tu amor
que me cobija. Amén
Evangelio del día. La roca del amor de Dios te sostiene siempre.
Reflexión del Papa Francisco
Sobre el Evangelio de hoy - Jesús dice: "Quien escucha mis palabras y las pone en
práctica será semejante a un hombre sabio que ha construido su casa sobre la roca..."
En cambio el que escucha las palabras pero no las hace suyas, las deja pasar, es decir
no escucha seriamente y no las pone en práctica, será como aquel que edifica su casa
sobre la arena". Y conocemos el resultado...
Cuando Jesús pone en guardia a la gente de los pseudo profetas, dice: "Por sus frutos
los conocerán". Y aquí, de su actitud: tantas palabras, hablan, hacen prodigios, hacen
cosas grandes pero no tienen el corazón abierto para escuchar la Palabra de Dios, tienen
miedo del silencio de la palabra de Dios y estos son los pseudo cristianos, los pseudo
pastores. Es verdad, hacen cosas buenas, es verdad, pero les falta la roca.
Les falta la roca del amor de Dios, la roca de la Palabra de Dios. Y sin esta roca no
pueden profetizar, no pueden construir: aparentan, porque al final todo se derrumba.
Son los pseudo pastores, los pastores mundanos; también los pastores o los cristianos
que hablan demasiado, tienen miedo del silencio, quizá hacen demasiado. Pero no son
capaces de escuchar, hacen lo que dicen, hacen de lo propio, pero no de Dios.
Recordemos estas tres palabras, son un signo: hacer, escuchar, hablar. Uno que sólo
habla y hace, no es un verdadero profeta, no es un verdadero cristiano, y al final se
derrumbará todo: no está sobre la roca del amor de Dios, no está firme como la roca.
Uno que sabe escuchar y de la escucha hace, con la fuerza de la palabra de otro, no de
la propia, ese permanece firme. Si bien sea una persona humilde, que no parece
importante, pero cuántos de estos grandes hay en la Iglesia.
Cuántos obispos grandes, cuántos sacerdotes grandes, cuántos fieles grandes que saben
escuchar y de la escucha hacen
Un ejemplo de nuestros días es la Madre Teresa de Calcuta que no hablaba, y en el
silencio ha sabido escuchar y ¡ha hecho tanto! No se derrumbó ni ella, ni su obra. Los
grandes saben escuchar y de la escucha hacen porque su confianza y su fuerza están en
la roca del amor de Jesucristo. (Homilía en Santa Marta, 25 de junio de 2015)
Oración para el Evangelio de hoy.
Señor mío, quiero estar claro que mi objetivo en la vida es buscar la santidad. Por eso
quiero construir mi fe en base a tus promesas y mandatos.
No todo el que te diga "Señor, Señor" compartirá la Gloria contigo. Por eso, dame tu
gracia para que mi vida responda a la fe con un corazón sincero.
Que mis palabras se transformen en acciones, que mi deseo de amarte traspase
barreras y sea trampolín de esperanzas para mis semejantes.
Dame un corazón humilde pero apasionado, que cumpla tu voluntad y se fortalezca bajo
la roca de tu Palabra, un corazón dócil que te ame sin medida.
Me llamas a una vida nueva, a retomar el sendero que conduce a la vida, y no podré
conseguirla si mis pensamientos vagan en aspiraciones terrenales.
Necesito intensificar mi relación contigo con la oración, renunciar a todo lo que me
aparta de Ti y me roba momentos preciosos y valiosos a tu lado
Confío en que me acompañas y me llenas de bendiciones para cumplir esta misión,
aunque a veces eso implique ir contracorriente y soportar rechazos.
Me pongo en tus manos, todo lo que tengo y todo lo que soy. Ven con tu poder y
permite que tu Espíritu Santo sea el motor de mi corazón. Amén
Recomendado.
En la oración del día incluiré una acción de gracias a Dios. Pediré su protección y que
pueda cubrirme con la coraza de la fe en todo momento.
www.evangelizacion.org.mx

El Reino de los cielos se construye obedeciendo la Palabra de Dios.


¿De qué nos sirve que Jesús nos haya dejado su Palabra si no la conocemos o si aun
conociéndola no estamos interesados en obedecerla? Ciertamente no toda la Palabra de
Dios es fácil de vivir, sin embargo, aún ésta es necesaria si verdaderamente queremos
que el Reino de los cielos se haga una realidad en nuestras vidas.
El tiempo de Adviento nos invita, no sólo a profundizar en la Palabra, sino a buscar la
forma de que ésta se haga una realidad en nuestra vida. No nos permitamos construir
sobre la arena. Esfuérzate hoy por poner en práctica algo de la Palabra de Dios, la casa
se construye de ladrillo en ladrillo.
www.evangeliodeMateo.GiorgioZevini

Las enseñanzas de Jesus en el Sermon de la montaña son como rocas graníticas, y ellas
mismas constituyen un monte elevado: tras haberlo contemplado, ¿que decidimos? «El
que escucha estas palabras mías y las pone en práctica pone la sólida roca de la
voluntad de Dios como fundamento de su propia existencia, y quien hace la voluntad de
Dios permanece para siempre (cf. 1 Jn 2,17). Si nuestra elección es sencilla y clara, si
somos capaces de renovarla cada dia, en las circunstancias ordinarias, no deberemos
temer las inevitables tempestades de la vida: la hora en la que constatemos nuestra
precariedad extrema será, al mismo tiempo, la hora de gracia en la que podrá hacerse
más intensa la experiencia de la fidelidad del Padre que nos sostiene y conforta,
haciéndonos saborear en lo íntimo cosas buenas precisamente allí donde los hombres y
las situaciones parecen ofrecer únicamente el cáliz de la amargura. Vivir el Evangelio, o
más bien esforzarnos por vivirlo superándonos siempre a nosotros mismos y nuestros
propios intereses, es una elección contracorriente; Jesus no se hace ilusiones («..Son
pocos los que...o»), pero tampoco nos desilusiona: «Pedid, y recibiréis; buscad, y
encontrareis; llamad, y os abrirán» Su promesa abarca no solo el tiempo presente, sino
también la eternidad. Nosotros, que hemos escuchado sus palabras, debemos decidir si
las tenemos en cuenta. El mismo Señor nos presenta una rápida síntesis: «Todo cuanto
queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos». Ojala los
hermanos puedan recoger frutos buenos y abundantes de nuestra vida, una vida que se
haya vuelto auténticamente profética por la adhesión a la Palabra de Jesus.
www.catholic

Una respuesta muy concreta. "La voluntad de Dios". Esto es algo que a menudo
escuchamos pero que desgraciadamente su sentido muchas veces se ha ido
difuminando.
Cumplir la voluntad de Dios no es obligarme a hacer lo que más cuesta…, lo último que
quiero hacer. No es una imposición, no es un "servicio social" al cual estoy sometido…
Muy al contrario, es un camino de amor.
Un camino que el Dios que tanto nos ama nos va señalando. Un camino que Él conoce
mucho mejor que nosotros pues tiene una visión infinitamente más grande.
Seguir la voluntad de Dios es, al mismo tiempo, ir descubriéndose a sí mismo pues es en
el seguimiento de lo que Dios nos pide donde encontramos sentido, donde encontramos
plenitud, aunque a veces las dificultades que este seguimiento conlleva nos nuble la
belleza del camino.
Seguir la voluntad de Dios es una respuesta muy concreta de amor hacia Dios; es una
confirmación sólida en la fe; es construir la propia vida sobre una roca, la cual, nada ni
nadie podrá destruir.
• Los animo a renovar la confianza en el Señor y a salir sin miedo, a dar testimonio de la
alegría del Evangelio, que hace felices a muchos. Que esta confianza en el Señor,
renovada cada día en el encuentro con Él en la oración y en los sacramentos, los ayude
también a estar abiertos al discernimiento, para examinar la propia vida, buscando
hacer la voluntad de Dios en todas sus actividades y proyectos. (Homilía de S.S.
Francisco, 22 de junio de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees
que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Intentar tomar un tiempo para hacer un examen de conciencia buscando escuchar
atentamente lo que Dios quiere de mí en este día.
www.BibliaStraubinger

21. Entendamos bien lo que significa hacer su voluntad. Si buscamos, por ejemplo, que
un hombre no le robe a otro, para que la sociedad ande bien, y no para que se cumpla la
voluntad de Dios, no podemos decir que nuestra actitud es cristiana. Ese descuido de la
fe sobrenatural nos muestra que hay una manera atea de cumplir los mandamientos sin
rendir a Dios el homenaje de reconocimiento y obediencia, que es lo que Él exige.
¡Cuántas veces los hombres que el mundo llama honrados, suelen cumplir uno u otro
precepto moral por puras razones humanas sin darse cuenta de que el primero y mayor
de los mandamientos es amar a Dios con todo nuestro ser!
http://www.ciudadredonda.org

Queridos amigos y amigas:


Cuando Isaías describe al pueblo justo dice: “que observa la lealtad; su ánimo está firme
y mantiene la paz, porque confía en Dios”. Sería bonito que nuestro mundo nos
identificara también porque somos gente de ánimo firme, que no se viene abajo con
cualquier contratiempo y que hacemos todo lo que está en nuestras manos para
mantener la paz. A veces me pregunto si no es así porque nuestra confianza en el
Señor, a pesar de todo, no es tan fuerte.
O en palabras del evangelio de hoy, se trataría de ser gente que no se queda en
palabras bonitas (¡Señor, Señor!) sino que cumple la voluntad de Dios, que expresa su
fe con gestos concretos, con hechos. En definitiva, que nuestra vida se va construyendo
sobre roca y no sobre arena.
San Francisco Javier, a quien celebramos, como testigo de vida y ejemplo misionero,
puede ser otra enorme ayuda para nosotros. Todo su proceso vital es el retrato de
alguien que, ciertamente, se fio de Dios, construyó su casa sobre roca y por eso tuvo la
libertad suficiente para ir cambiando el rumbo según soplaba el Espíritu en la vida de
cada día. Sin estar preso en apariencias o en grandilocuentes hazañas. Su modo de
morir lo expresa muy bien.
Al parecer, un 21 de noviembre, la fiebre comenzó a minar su salud. Tuvo que
abandonar el barco en que se hallaba y un comerciante le condujo a una pobre cabaña
de palos, donde fue debilitándose, hasta morir un 3 de diciembre. Tenía 46 años. Toda
la pompa y reconocimiento a sus andanzas misioneras se tradujeron en un entierro con
su amigo Antonio, un portugués y dos esclavos. ¿Qué más señales necesitamos para
seguir confiando en quien realmente nos da la vida?, ¿qué más necesitamos para
desconfiar de grandes fachadas y aparentes éxitos como garantía de fidelidad a Dios?
http://www.aqplink.com/roguemos

El Señor nos pide que le oigamos y hagamos lo que dice. Así, no basta oír, sino que hay
que hacer lo que nos dice. Nuestra es la religión del amor. En el amor, las palabras no
bastan. Llega un momento que estas tienen que manifestarse con hechos prácticos,
concretos.
Todo lo que nos manda el Señor es amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo
como a nosotros mismos. Debemos imprimir este mandato y ponerlo en un lugar visible
de modo tal que todos los días y a cada rato lo veamos.
No hay mayor secreto para alcanzar la vida eterna que amar. Eso es todo lo que nos
manda el Señor. Si lo hemos oído, no resta nada más que ponerlo en práctica. ¿Por qué
no lo hacemos? Hay que pasar de las declaraciones, de la poesía a los hechos.
Ésta es tarea de todos los días. 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año, tal
como se promocionan muchos servicios. En el cristianismo, en el amor, no hay horario,
ni descanso, ni privacidad, ni vacaciones. ¿Amas o no amas? Todo el tiempo y sin
condiciones.
¡Ese es el amor! No la “historia de amor” que protagonizó un Ministro peruano con una
chica 15 años menor que él, por la que dejó a su esposa e hijos, la llevó de asesora y a
los 4 días la ascendió al máximo cargo, dice que por amor.
¡Ese no es amor! ¡Es un capricho, un gusto, pero no es amor! La palabra amor está muy
manoseada, por eso ha perdido su sabor. Cuando tenemos dudas respecto al amor,
debemos ver la cruz de Cristo. Allí tenemos el mejor ejemplo de amor.
El amor, para ser tal, tiene que ser gratuito. Quiere decir que uno tiene que amar,
darse, sin condiciones. Así nos amó Dios antes que naciéramos. Él nos ha amado
siempre y no por ningún mérito nuestro, sino porque esa ha sido Su voluntad.
No confundamos, entonces el amor, con el gusto, el capricho, la pasión o la atracción
sexual. Mucho menos con la cópula. Eso de “hacer el amor” es un disparate total. El
amor no es una práctica física, sino una forma de vida que demanda entrega y renuncia.
El que oye estos mandatos del Señor y los pone en práctica, es el hombre prudente.
Nada ni nadie podrán obligarlo a faltar o traicionar al amor. El amor no tiene límites.
Leamos lo que dice Corintios 13 respecto al amor y esforcémonos en ponerlo en práctica
cada día
Oremos: Padre Santo, te pedimos tu Gracia para entender la fuerza extraordinaria y
sobre natural del amor, que debe ser el cimiento de la familia y la sociedad. Que
procuremos la felicidad plena que solo puede dar el amor…Te lo pedimos por nuestro
Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos…Amén. Roguemos al Señor… Te lo pedimos Señor.
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En este pasaje de Mateo, Jesús se refiere a los que acogieron la palabra y se


convirtieron, cumpliendo de esta manera la voluntad del Padre. Pero si no aprovechan el
tiempo del primer entusiasmo para construir su vida con esos cimientos necesarios que
son la meditación bíblica, el desprendimiento, la lucha contra los «afectos
desordenados», las obras de caridad, todo se vendrá abajo.
1. No basta “creer” lo que Jesús enseña, hay que ponerlo por “obra.”
Si se comprenden los profetas verdaderos y falsos, también se pueden entender los
cristianos falsos y verdaderos. No basta “creer” lo que Jesús enseña, hay que ponerlo
por “obra.”
La doctrina que aquí se enseña afecta a toda la obra del Reino. ¿Quién “entrará en el
Reino de los cielos” “El que hace la voluntad de mi Padre”. El plan que trazó el Padre
sobre el Reino tiene creencias y exige obras. No basta un ingreso idealista y soñador. No
basta decir: “¡Señor, Señor!”
En su momento histórico estas palabras de Jesús deben referirse a algún tipo de
cristianos que ya había ingresado en el Reino, pero cuyas obras no respondían a su fe, o
si no es un aviso programático para los que fuesen a ingresar, para que supiesen que su
“justicia” tenía que “superar a la de los escribas y fariseos” (Mt 5:20), porque de ellos
dice: Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque
dicen y no hacen. (Mateo (SBJ) 23,3).
2. Lo que evangeliza al hombre es el evangelio
Lo que evangeliza al hombre es el Evangelio, porque evangelizar es convertir,
cristianizar, reconciliar, enseñar y así nos lo pidió Cristo: "Id y enseñad a todas las
naciones" (Mt 28,19), ¿pero enseñad qué? El Evangelio de Jesucristo. La salvación, llega
a través de la Revelación comunicada al mundo por Cristo, Él es Verdad y Luz que da
Vida Eterna. (Jn 14,6-10). Él es el Pan de la Vida, la Luz del Mundo, la Puerta, la
Resurrección, el Camino, El glorifica al Padre. Jesucristo le da un sentido nuevo a
nuestra vida, vino a salvarnos, se quedó con nosotros, "Yo estaré con vosotros hasta la
consumación de los siglos, me serviréis de testigos hasta los confines de la Tierra" (Hech
1,8).
3. El cristiano auténtico
La autenticidad cristiana en el Reino está en las obras. “Aquel, pues, que escucha mis
palabras y las pone por obra” es el cristiano auténtico. Ni vale como excusa el haber
“profetizado en tu nombre” o el haber exorcizado “demonios” o el haber hecho
“milagros” (v.22). No sólo los apóstoles, sino también otros “discípulos” habían recibido
estos poderes “carismáticos” (Lc 10:1-9.17-20). Entonces debe de tratarse de algunos
discípulos que estuvieron unidos a Él, pero que no tuvieron una entrega plena al mismo
(Jn 6:60-64).
4. “La fe sin obras es fe muerta” (Sant 2:17; 2:14-26)
A quien se dirige este relato?, en el versículo 22 relata “Muchos me dirán aquel Día:
"Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y
en tu nombre hicimos muchos milagros?" , pero también a la hora de la composición del
evangelio, la sentencia debe de estar recogida para censurar además, concretamente, a
grupos cristianos que, dotados de “carismas” - profecías, exorcismos, o milagros -,
confiaban en ellos como garantía de su auténtico cristianismo. Podían ser grupos o
personas al estilo de los “carismáticos” de Corinto (1 Cor c.12-14). San Pablo dirá que si
uno tuviese profecías, o actos heroicos, milagros, y no tuviese caridad, “nada soy” (1
Cor 13:1-3). Ante la perspectiva de estos cristianos idealistas de la Iglesia primitiva,
Mateo trae esta sentencia del Señor con una oportunidad excelente. Como dirá la carta
de Santiago: “La fe sin obras es fe muerta” (Sant 2:17)
5. Mi Padre que está en el cielo.
Y así es como Jesús no enseña, “No todo el que me dice “¡Señor, Señor!” entrará en el
Reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Jesús llamó a su Padre “mi Padre” en sentido excepcional. Cuando habla para otros dice
“vuestro Padre,” o “tu Padre,” pero, al contraponerle con El, es “mi Padre.” Mt, que
confiesa en su evangelio la divinidad de Jesús (Mt 12:6.8; 11,), con esta expresión habla
de su filiación divina.
6. Una parábola en dos imágenes encontradas
Jesús ilustra y confirma la enseñanza propuesta. La descripción de Mateo no sólo es
literariamente bella, sino que refleja exactamente el medio ambiente palestino. Su
descripción tiende a ilustrar genéricamente la idea central de los que, “oyendo” la
palabra de Jesús, luego no la practican o no la ponen por obra. Aparte que Jesús dice:
“El que escucha mis palabras y las pone por obra, se puede comparar”. Por eso toda
precisión o matiz en este sentido no pasa de ser una alegorización subjetiva por
“adaptación,” como los que veían en la “lluvia” las tentaciones carnales, en los “ríos” la
avaricia, en los “vientos” la vanagloria y soberbia, etc.
7. Imágenes más o menos semejantes
En la literatura rabínica se encuentran imágenes más o menos semejantes para tratar
la siguiente cuestión: “¿Qué es más grande, el estudio (de la Ley) o la práctica (de la
misma)? Rabí Tarfín: la práctica es más grande. Rabí Aqiba: el estudio es más grande” Y
Elíseo bar Abuya decía que el que hace muchas obras y estudia mucho la Ley se podría
comparar a un hombre que da a su obra un cimiento de piedras y encima construye con
ladrillos; por eso cuando sobreviene una gran inundación no le conmueven las piedras.
Pero el que estudia mucho la Ley es como el que pone por cimientos ladrillos y
construye encima con piedras; a esto basta una pequeña inundación para que todo se
derrumbe. (Comentario Biblia Nacar-Colunga).
8. El que “oye” y “practica” las enseñanzas de Jesús
El que “oye” y “practica” las enseñanzas de Jesús es semejante a una persona sensata,
es decir prudente. No se trata en este contexto bíblico del hombre inteligente o intuitivo,
con un gran sentido práctico, sino del que cree y obedece estas enseñanzas del Señor y,
en general, el que hace esto con el Evangelio. Este término se contrapone al insensato o
necio y significa aquí ligero, en la práctica de su vida religiosa.
La conclusión es clara: la vida cristiana está sólidamente construida, como el edificio
bien cimentado, si la fe se traduce en hechos, no en expresiones de deseos. En ello va la
condena de una cierto inacción religiosa; posiblemente bastante acentuada en ciertas
comunidades cristianas: ¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: Tengo fe, si
no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe? (Santiago (SBJ) 2,14), Porque así como el
cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. (Santiago (SBJ)
2,26)
Jesús nos dijo: Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la Practican (Lc 11, 28)
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- ¿Soy de los que dicen “Señor, Señor”, o de los que ponen en práctica la palabra?
6.- ¿Observo la ley para merecer el amor y la salvación o para dar gracias a Dios por su
amor y su salvación?
7.- ¿Es Jesús lo más importante en tu vida?
8.- ¿Hay alguna otra cosa que no es Dios, que está ocupando el lugar que Dios debería
tener en tu corazón?
9.- ¿Has identificado cuál es el principal enemigo que busca apartarte de Dios en este
tiempo?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Tú construyes sólidamente la paz, Señor, para quienes confían en ti. Te pedimos por
los responsables de la paz entre los pueblos, para que construyan el futuro sobre la roca
de la justicia; por los que poseen los bienes de este mundo, para que abran a todos las
puertas del bienestar; por los cristianos que invocan tu Nombre, para que traduzcan su
fe en actos de amor y de solidaridad con los más pobres. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 Os ruego, ángel bienamado a cuya custodia he sido confiado, que estéis siempre
dispuesto a socorrerme. Presentad mis oraciones al oído misericordioso de Dios, nuestro
Señor. Que Él me conceda, por vuestra mediación, la gracia de hacer el bien y de
perseverar hasta el fin. Alejad de mí, por la fuerza de Dios omnipotente, toda tentación
de Satanás, y que lo que no merecen mis acciones, viciadas siempre por algún mal, me
lo obtengan vuestras plegarias ante Dios. Y que cuando esta vida haya llegado a su
término, no permitáis que los demonios me aferren ni me dejéis caer en la
desesperación. No me dejéis sin haberme conducido a la visión beatífica de Dios, para
gozarme siempre con vos, con la bienaventurada María, Madre de Dios, y con todos los
santos. Amén. www.santaclaradeestella.es
3 ¡Alabad a Yahvé, todas las naciones, ensalzadlo, pueblos todos! Pues sólido es su
amor hacia nosotros, la lealtad de Yahvé dura para siempre. (Sal 117)
Despierta tu poder, Señor, y ven a socorrernos con tu fuerza; que tu amor y tú perdón
apresuren la salvación que retardan nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amen. www.ocarm.org
4 ¡Oh Señor, Dios de palabra y palabra de verdad! Que mis pasos, obras y fe me dirijan
hacia ti por siempre. Reconozco mi indignidad y mis pecados por causa de la débil roca
construida a través de mi vida, pero al conocer a Jesús, tu hijo y Cordero, mi lucha y de
la mano de mi buen Pastor, va resistiendo las lluvias y tormentas de mi destino.
Infúndeme tu espíritu Santo para no desviarme y poner en práctica sus palabras de Vida
Eterna. Y que por tu gracia, mi sabiduría se enriquezca más y más de tus palabras para
llevarlas a todos los confines de la tierra y cantar alabanzas con mi Iglesia unida, al
Padre eterno por causa de nuestros buenos frutos. Amen. www.dario.res
5 Te damos gracias, Señor Jesus, Verbo encarnado, por las palabras de vida eterna que
nos has comunicado. Tú nos enseñas a vivir como hijos del Padre, en la confianza orante
y en la fraternidad sincera. No permitas que, tras haber escuchado tus enseñanzas,
edifiquemos sobre otros fundamentos nuestra vida; ahonda, más bien, todavía más
nuestras raíces en la Palabra que no pasa, para que en los lances tempestuosos de la
vida podamos permanecer firmes y dar frutos abundantes de caridad y de paz en todo
tiempo. www.evangeliodeMateo.GiorgioZevini
5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el
corazón de los Padres.
Me he debatido en muchos peligros durante esta travesía [...]. He visto derramar
muchas lágrimas a bordo. Dios nuestro Señor quería someternos a prueba a través de
estos peligros, demostrarnos que por nuestra parte somos impotentes si confiamos sólo
en nuestras fuerzas o si basamos nuestra confianza en las cosas terrenas, y
demostrarnos también todo nuestro poder cuando, abandonando fatuas esperanzas, nos
dirigimos con fe al Creador del mundo, que nos hace fuertes, hasta el punto de poder
hacer frente a los peligros a los que su amor nos ha expuesto.
Los que se encuentran frente a tales peligros y los afrontan en su nombre se dan
cuenta, sin el menor asomo de duda, de que todo lo creado obedece al Creador y saben
que el consuelo divino en esos momentos es mayor que el temor a la muerte, pues la
vida del hombre debe tener también un fin. Cuando los temores y los peligros han
pasado, no es posible describir los momentos vividos, aunque queda el recuerdo de que
no podremos dejar de servir a tal maestro, ni en el presente ni en el futuro, esperando
que el Señor, cuya misericordia no conoce límites, nos dé siempre la fuerza de servirle
(J. Brodrick, San Francesco Saverio, Parma 1961, p. 211 [edición española: San
Francisco Javier, Espasa-Calpe, Madrid, s.f). www.santaclaradeestella.es
«Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos»
(Mt 7,12). Obrando así, amaremos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Cuando
procuramos al prójimo el bien que deseamos para nosotros y sentimos una sincera
compasión por el al verle sufrir el mal que tampoco nosotros queremos, lo amamos
verdaderamente. Hacer otra cosa sería carecer de caridad fraterna.
Por consiguiente, quien quiera vivir en la caridad con el prójimo, que evite todo lo que le
pueda ofender, siempre que, no obstante, la razón o los deberes que tenemos con Dios
no exijan que nos comportemos de una manera diferente. Haciendo la voluntad de los
otros y evitando todo lo que les ofende, la caridad será duradera e irá aumentando. San
Juan, el discípulo predilecto de Jesus, nos da muchas y variadas recomendaciones y
exhortaciones sobre la caridad fraterna. Dice: «Si nosotros nos amamos los unos a los
otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su perfección» (1
Jn 4,12).
En efecto, la caridad verdadera y perfecta hace que tratemos al prójimo del mismo
modo que deseamos ser tratados nosotros, y esto en cada cosa, tanto en las
adversidades como en la prosperidad. Nadie es tan insensato que no experimente
disgusto con su propio mal, si lo siente, y que no experimente, en cambio, placer con su
propio bien, si lo conoce; que no desee que tengan misericordia con él y le den tiempo
para enmendarse cuando se ha equivocado; que no tema el castigo divino y no desee
poder evitarlo. En efecto, cuando nosotros cometemos el mal, sabemos excusarlo ante
Dios con nuestra fragilidad e imperfección y le pedimos que no nos trate como enemigos
y rebeldes, sino que nos perdone mirando nuestra pobreza y debilidad. Pues bien,
también nosotros debemos tratar de este modo a nuestro prójimo. La misericordia
procede de la caridad. Afirma la Escritura: «El hombre compasivo se hace bien a sí
mismo» (Prov 11,17). Lo repite Jesucristo: «Dichosos los misericordiosos, porque Dios
tendrá misericordia de ellos» (Mt 5,7). Y, hablando a los fariseos, dijo: «Entended lo que
significa: misericordia quiero y no sacrificios» (Mt 9,13) (Dionisio el Cartujano, en AA.
VV., Un itinerario di contemplazione, Edizioni Paoline, Cinisello B. 1986, 309-311,
passim). www.evangeliodeMateo.GiorgioZevini
6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «No todo el que me dice: ¡Señor, Señor!
entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que
está en el cielo» (Mt 7,21).
Repite a menudo y vive hoy la Palabra: «Todo lo puedo en aquel que me da fuerza»
(Flp 4,13).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
Pero la respuesta raramente resulta difícil al primer llamamiento. La dificultad llega más
tarde, cuando los errores, el cansancio, los fracasos y el decaimiento han invadido el
alma del apóstol. Se había disparado como una flecha: «Vais a ver lo que vais a ver.
Ellos (los viejos) no comprendieron nada». Pero un día, como el profeta Elías, se
comienza a murmurar: «Basta, Yavé! Lleva ya mi alma, que no soy mejor que mis
padres» (1 Re 19,4). [...] Al apóstol le sucede lo mismo que al profeta: su verdadera
respuesta, su verdadero compromiso, no vienen sino en un segundo tiempo. [...]
[...] Lejos de ser una contraindicación, la prueba del acerbo descubrimiento de nuestra
incapacidad fundamental constituye el auténtico punto de partida: lo anterior no había
sido más que un galope de ensayo, cuyo aspecto brillante ocultaba su fragilidad. Dios
tiene su método, y raramente lo cambia. [...]
Es capital para los apóstoles comprender la necesidad de esta purificación: Dios prende
en nosotros una llama, pero es preciso que ésta consuma primero b más humano de
cuanto hay en nosotros, nuestras atracciones, nuestra naturaleza, nuestras
inclinaciones. No es que la naturaleza y la inclinación de nuestras actitudes sean malas;
Dios elige a sus servidores y los califica, pero es necesario que todo eso desaparezca en
una alquimia misteriosa hasta tener como único motivo de acción el llamamiento de
Dios, que envía: «In nomine Domini» (la divisa de Pablo VI) (J. Loew, Perfil del apóstol
de hoy, Verbo Divino, Estella 31969, pp. 32-34, passim). www.santaclaradeestella.es
No juzguéis, dice el Señor. No juzguéis significa: «No os erijáis en jueces de nadie»; no
condenéis, no juzguéis mal, no encerréis a la gente en un juicio definitivo y, de este
modo, tampoco vosotros seréis encerrados en un juicio sin perdón. Pienso en Jesús, que
alaba al centurión romano, al extranjero, a la mujer que corre tras él para tocarle el
borde del manto... La suya es una alabanza cordial. La alabanza es la cumbre de la
oración precisamente porque es, al mismo tiempo, la cumbre del amor. Nosotros no
sabemos alabar. Lo que sabemos es condenar, juzgar. En la familia donde no florece la
alabanza se eliminan unos a otros recíprocamente, se va en busca de vigas y motas
antes que de talentos, huellas centelleantes de Dios en el- cielo de toda alma. Motas hay
muchas, lo sabemos, pero ¿por qué nos encarnizamos en la fragilidad del otro? El riesgo
grande es perder el sentido de las proporciones, cambiar las vigas por motas y las
motas por vigas, por bloques, por obstáculos en las relaciones. El Señor nos convoca
ante el espejo de nuestra alma para que también nosotros nos planteemos esta
pregunta: « ¿Por qué no te das cuenta de la viga que hay en tu ojo?». Concentras tu
atención en escrutar a los otros y pierdes la capacidad de verte a ti mismo. Tu mirada se
convierte en una mirada alienada. No eres ante el hermano ni juez ni fiscal. El mundo
no es un tribunal en el que, por encima de todo, te pongas siempre de parte de la razón
y de parte del poder. El Señor nos llama a vivir con sencillez las relaciones, con una
medida que incluya también la alabanza y, también y sobre todo, la comprensión. No
juzgues, intenta comprender y comprender y después también comprender, y, si lo
consigues, prueba a alabar a tu hermano y se encenderá de luz el cielo de tu alma (E.
M. Ronchi, Dietro i mormorii dell'arpa, Sollo il Monte - Bérgamo 1999, 218-221, passim).
www.evangeliodeMateo.GiorgioZevini

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✞ ✞ ✞ Profesión de Fe

Solo los Domingos y Solemnidades.

✞ ✞ ✞ Intenciones (Oracion de los fieles)

Oremos a Dios, nuestro Padre: su misericordia es eterna.


- Para que la Iglesia sea, edificada sobre la roca, que es Cristo, reciba de él firmeza y
cohesión. Roguemos al Señor.
- Para que la fe no sea marginada en la vida social, y el testimonio de los cristianos sea
fecundo para la construcción de un mundo más justo y digno. Roguemos al Señor.
- Para que todos los cristianos, a la luz de la Palabra de Dios, vivan en entrega generosa
a los humildes y pobres de la tierra. Roguemos al Señor.
- Para que nosotros cumplamos la voluntad del Padre no solo con palabras, sino con
obras. Roguemos al Señor.
- Para que la gente encuentre en la fe y el amor de nuestras comunidades cristianas el
apoyo necesario para ser fieles a Dios y entregados solidariamente los unos a los otros,
roguemos al Señor.
- Para que los que sufren sigan poniendo su confianza en Dios y encuentren fortaleza en
Cristo crucificado, roguemos al Señor.
- Para que nosotros aprendamos a confiar y a fiarnos los unos de los otros como
hermanos en Cristo, roguemos al Señor.
Señor, en ti confiamos, tú eres nuestra roca perpetua, acoge nuestras plegarias. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
• En la memoria:
Invoquemos, hermanos, a Dios todopoderoso, fuente de toda verdad para que inspire
nuestra oración.
- Por la santa Iglesia de Dios, para que el Señor suscite en ella misioneros apasionados
por Cristo como san Francisco Javier. Roguemos al Señor.
- Por los gobernantes de las naciones, para que pongan todo su empeño en el reinado
de la justicia, de la libertad, del progreso y de la paz. Roguemos al Señor
- Por los misioneros de todo el mundo, para que, según el ejemplo de san Francisco
Javier, se sientan acompañados por Cristo en el difícil anuncio del Evangelio. Roguemos
al Señor.
- Por los que no tienen fe o viven alejados de ella, para que no les falte la ayuda de los
que están consagrados al anuncio de la Palabra de Dios. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, para que acojamos la Palabra de Dios que nos llega por medio de
quienes, con corazón ardiente, se han dejado alcanzar por Cristo. Roguemos al Señor.
Padre nuestro, te pedimos por intercesión de san Francisco Javier, que entregó su vida a
la predicación del Evangelio, la abundancia de tus dones. Por Jesucristo, nuestro Señor.

3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)

✞ ✞ ✞ Oración sobre las Ofrendas

*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

• Señor, recibe los dones que te presentamos en la memoria de san Francisco Javier, y
concédenos que, así como él llegó a tierras lejanas impulsado por el deseo de la
salvación de los hombres, también nosotros, dando testimonio eficaz del Evangelio,
sintamos la urgencia de llegar a ti con todos los hermanos. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
• Señor Dios nuestro: Acepta este pan y este cáliz como signos de que, con tu Hijo,
deseamos fiarnos de ti y contar siempre contigo. Danos el Espíritu de tu mismo Hijo,
para que no seamos arrastrados por cualquier novedad o moda pasajera. Guarda,
profundamente arraigadas en ti, nuestra fe, confianza y esperanza, y ayúdanos a vivir
en consecuencia movidos siempre por tu amor; por medio de Jesucristo nuestro Señor.

✞ ✞ ✞ Plegaria eucarística (Prefacio)

Introducción a la plegaria eucarística


Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El
sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de
las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio.

a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio I de Adviento. Las dos venidas de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en
todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Quien, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de
redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación eterna, para que
cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su
obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos
alcanzar.
• Gracias Buen Jesús por este llamado a la conversión, que me permite disponer mejor
mi corazón para tu venida esta Navidad. Al estar mi vida fundada sobre Ti, Roca sólida,
estaré confiado y seguro en el cumplimiento de tu Plan de Amor. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros
celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta o recita
las alabanzas a Dios.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de
Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para salvación de quienes
la reciban.

Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa; es la
transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de
Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el Santísimo sacramento
del Altar!

Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de Cristo
Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando principalmente su
bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.

Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu


resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno de los
participantes.

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su


admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te
ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima por cuya
inmolación quisiste devolvemos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un
solo espíritu.
Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto
con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, (san
N.: santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener
siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al
mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu
servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y
diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
g) Intercesiones. Con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la
Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros, vivos y difuntos.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen del
pueblo.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de nosotros y de
abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma alegría y amor.

a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a cada
persona de la tierra.

• Oremos a nuestro Padre misericordioso nos conceda la gracia de edificar nuestra vida
en roca segura; en Cristo Jesús y su Palabra de Vida eterna .
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…por fuerte que sean los vientos
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan
mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.

Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.

R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.


Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no
tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes. R/. Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Danos la paz.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor, que nos dice: “No son los que me dicen: "Señor, Señor", los
que entrarán en el Reino de los Cielos”.
• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.

R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la comunión
de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)

Antífona de comunión Cf. Mt 10,27


Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, dice el Señor; y lo que os digo al oído,
pregonadlo desde la azotea.

✞ ✞ ✞ Oración después de la Comunión

• Oh, Dios, que tus sacramentos enciendan en nosotros aquella ardiente caridad que
inflamó a san Francisco Javier por la salvación de las almas, concédenos que, viviendo
más dignamente nuestra vocación, consigamos con él la recompensa prometida a los
buenos servidores. Por Jesucristo, nuestro Señor.
• Señor Dios nuestro: Gracias por hablarnos con las palabras y obras de tu Hijo, y por
fortalecernos con su cuerpo y con su sangre. Danos la sabiduría de una fe tranquila y
sólida que nos haga vivir coherentemente como creemos y que nos mueva a apoyarnos
y ayudarnos unos a otros mientras caminamos juntos hacia ti. Y que podamos dar un
poco de solidez y certeza a los que, entre nosotros, vacilan y buscan sinceramente. Te lo
pedimos por Cristo nuestro Señor.

4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que
cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.

✞ ✞ ✞ Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!

Consagración a María
Pide la intercesión de María rezando esta oración:
Madre del Redentor, Virgen fecunda puerta del Cielo siempre abierta, estrella del mar
ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar. Ante la admiración de cielo y
tierra, engendraste a tu Santo Creador, y permanecés siempre Virgen, recibe el saludo
del ángel Gabriel y ten piedad de nosotros pecadores.

Oracion a San Miguel Arcángel.


San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde
súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo
para la perdición de las almas. Amén

✞ ✞ ✞ Bendición

Hermanos: Construyamos nuestra casa sobre roca. Edifiquemos nuestra vida sobre el
Señor y su Evangelio, y nunca nos sentiremos decepcionados, ya que Dios nos ama y
está con nosotros.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre
nosotros y permanezca para siempre.
R/ Amén.
Pueden ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.

✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16

OTRAS LECTURAS
Catena Aurea: comentarios de los Padres de la Iglesia por versículos

1. San Jerónimo
21. Así como había dicho antes que aun los que llevan el vestido de la buena vida no
deben ser recibidos si hay maldad en sus enseñanzas, así ahora dice, por el contrario,
que no debe oírse a los que, enseñando buena doctrina, la destruyen con sus malas
obras. Una y otra cosa es necesaria a los que sirven al Señor: que las obras se prueben
con las palabras y las palabras con las obras. Y por ello añade: “No todo el que me dice
Señor, Señor…”
Es costumbre en la Sagrada Escritura el tomar los dichos por los hechos, según cuya
interpretación dice el Apóstol: “Confiesan que conocen a Dios, pero lo niegan con los
hechos” (Tit 1,16).
26-27. Toda predicación de los herejes se funda en arena movediza, que no puede
hacerse compacta, y así se desmorona.
2. San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 24,1
21. En estas palabras parece que se dirige especialmente a los judíos, que ponen toda
su atención en los dogmas. Por ello San Pablo los denuncia, diciéndoles en la segunda
carta a los Romanos (Rom 2,17): “Si, pues, te llamas judío y descansas en la ley…”
No dijo: “El que hace mi voluntad”, sino “la del Padre”, porque, entre tanto, era
conveniente decir esto para acomodarse a la ignorancia de aquéllos; mas ya por esto les
insinuó ocultamente aquello: “No es otra la voluntad del Hijo que la del Padre”.
24. Como había de haber algunos que admirarían lo que había dicho Jesús, pero que no
harían ostensible con obras esa admiración, previniéndoles, los aterra, diciendo: “Pues
todo aquel que oye estas mis palabras y las cumple, comparado será a un varón sabio”.

3. San Agustín, de sermone Domini, 2, 25


21. Debemos cuidar de no ser engañados en el nombre de Cristo por los herejes, o por
los que lo entienden mal, o por los que aman el mundo, y por ello dice: “No todo el que
me dice: Señor, Señor…” Pero veamos cómo puede concordar con esta sentencia aquella
otra del Apóstol: “Ninguno puede decir: Señor Jesús si no lo dice inspirado por el
Espíritu Santo”. No podemos decir que aquellos que no entran en el reino de los cielos
tienen el Espíritu Santo, pero el Apóstol puso propiamente esta palabra (1Cor 12,3):
dice, para dar a conocer la voluntad y el entendimiento del que habla. Habla con
propiedad aquel que manifiesta su voluntad y su pensamiento por medio de la voz. El
Señor puso aquí en general la palabra decir. Parece que también dice aquel que ni
quiere ni entiende lo que dice.
No creamos que pertenece a aquellos frutos de que había hablado antes, si alguno dice
a nuestro Señor: “Señor, Señor”, y que por ello nos parezca que es árbol bueno, sino
que aquellos frutos son cumplir el designio de Dios. Por ello sigue: “Sino el que hace la
voluntad de Mi Padre…”
24-27. Cuando la lluvia se pone como significando algún mal, se toma por la
superstición nebulosa. Los rumores de los hombres se comparan a los vientos, el río a
las concupiscencias de la carne, como que corren por la tierra. El que es inducido por las
prosperidades es quebrantado por la adversidad, lo cual no teme el que tiene edificada
su casa sobre piedra, esto es, el que no sólo escucha los preceptos del Señor, sino que
también los practica. Más se expone a peligro en todas estas cosas aquel que oye y no
obra. Ninguno afirma en sí lo que percibe de Dios, ni lo oye, sino practicándolo. Debe
considerarse que cuando dijo: “Y todo el que oye estas mis palabras”, bien manifiesta
que estas palabras comprenden todos los preceptos en que se funda toda la vida del
cristiano, para que con razón los que quieran vivir según ella sean comparados a los que
edifican sobre piedra.

4. San Hilario, homiliae in Matthaeum, 5-6


21. El camino del reino de los cielos es la obediencia al designio de Dios, no el repetir su
nombre.
24-27. También significa con las lluvias las seducciones de los blandos placeres, que se
desprenden poco a poco por todas las rendijas (cuando éstas están abiertas) para
humedecer la fe, después de las cuales llega el oleaje de los ríos (o torrentes), esto es,
el empuje de los placeres más criminales, y de todas partes soplan los vientos con todo
su furor, esto es, todo espíritu del poder diabólico entra en la lid.

5. Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 19-20


21. Como ya nos había enseñado a distinguir los verdaderos y los falsos profetas por sus
frutos, ahora ya nos manifiesta de una manera terminante cuáles son los frutos por
medio de los que se distinguen los maestros buenos y los malos.
Cuál sea el designio de Dios El mismo nos lo enseña: “Esta es la voluntad de Aquel que
me envió, que todo el que ve a su Hijo y cree en El obtenga la vida eterna” (Jn 6,40). La
palabra creer afecta lo mismo a la confesión que a la acción. El que no confiesa o no
vive, según la palabra de Jesucristo, no entrará en el Reino de los Cielos.
24-27. No dijo, pues: “Consideraré como un varón sabio a aquel que oye y hace”, sino:
“Será comparado a un varón sabio”. Luego el que se compara es hombre ¿a quién se
asemeja? A Cristo. Cristo, pues, es el varón sabio que ha edificado su casa (esto es, su
Iglesia) sobre la piedra (esto es, sobre la firmeza de la fe). El hombre necio es el diablo
que ha edificado su casa (esto es, todos los impíos) sobre arena (esto es, la inconstancia
de la infidelidad), o sobre los hombres mundanos, que se llaman arena por la
esterilidad, y como no están unidos entre sí, sino que están divididos por una multitud
de opiniones, son innumerables. La lluvia es la enseñanza que riega al hombre, y las
nubes son de donde sale la lluvia. Unos son encendidos por el Espíritu Santo, como los
profetas y los apóstoles; otros son agitados por el espíritu del diablo, como son los
herejes. Los vientos favorables son los espíritus de las diversas virtudes, o los ángeles,
que obran de una manera invisible en los sentidos de los hombres y los inclinan a obrar
el bien, y vientos perjudiciales son los espíritus inmundos. Los ríos benéficos son los
evangelistas y los maestros del pueblo. Ríos malos son los hombres llenos del espíritu
inmundo e instruidos en la palabra, como son los filósofos y los demás profesores de las
ciencias humanas, de quienes brotan ríos de aguas pantanosas.
A la Iglesia que Cristo fundó no la corrompe la lluvia de la enseñanza falaz, ni el hálito
del demonio la empuja, ni la conmueven las corrientes de los ríos más violentos. No se
opone a esto el que caigan en ello algunos de la Iglesia, pues no todos los que se llaman
cristianos pertenecen a Cristo, sino que El conoce los que son suyos (2Tim 2,19). Pero la
lluvia de la verdadera doctrina cae contra la casa que el diablo edificó. Soplan los
vientos, esto es, las gracias espirituales o los ángeles; se hinchan los ríos, esto es, los
cuatro evangelistas y los demás sabios; y así cae la casa, esto es, la gentilidad, para que
se levante Cristo. Y su ruina ha sido grande.
Disueltos los errores, convencidas las mentiras y destruidos los ídolos en todo el mundo.
Es, pues, semejante a Cristo el que oye sus palabras y obra según ellas, esto es, el que
edifica sobre fuerte roca, esto es, Cristo que es todo lo bueno para que sobre cualquier
especie de bien que alguno edificare aparezca que ha edificado sobre Cristo. Como la
Iglesia, una vez edificada por Cristo, no puede ser destruida, así el cristiano, que edifica
sobre Cristo no puede ser derribado por ninguna adversidad, según las palabras del
Apóstol a los Romanos (Rom 8,35): “¿Quién, pues, nos separará de la caridad de
Cristo?” Es semejante al diablo, el que oye las palabras del Señor, pero que no obra
según ellas. Las palabras que se oyen y no se practican andan separadas y esparcidas, y
por ello se asemejan a la arena. Arena es también toda malicia u otros bienes propios
del mundo. Así como se destruye la casa del diablo, así todos los que viven fundados
sobre la arena de la malicia son destruidos y caen, y la ruina es grande si uno ha sufrido
algún detrimento en la fe, mayor que si hubiese fornicado o hubiese cometido algún
homicidio, porque tiene el medio de levantarse por la penitencia como se levantó David.

6. Rábano
27. También puede entenderse por ruina grande lo que Jesucristo habrá de decir a
aquellos que lo oyen y no obran: “Id al fuego eterno” (Mt 25,41).

Homilías, comentarios, meditaciones desde la Tradición de la Iglesia

1. San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia, Sermón 179, 8-9; PL 38, 970
Poned en práctica la Palabra, no os contentéis con escucharla, eso sería engañaros.
No os confundáis, hermanos, si habéis venido con diligencia a escuchar la palabra sin
poner en práctica lo que oís. Pensad bien en ello; si bueno es escuchar la palabra, es
mucho mejor ponerla en práctica. Si no la escuchas, si no practicas lo que has oído, no
construyes nada. Si la oyes y no la pones en práctica, construyes una ruina… escuchar y
poner en práctica, es construir sobre roca. Y el solo hecho de escuchar, es construir.
En cuanto al que escucha estas palabras continua el Señor, y no las pone en práctica, es
semejante al insensato que construye su casa. También él construye, pero ¿qué
construye? Construye su casa pero dado que no pone en práctica lo que oye, tiene buen
oído, pero construye sobre arena…
Puede que alguien me diga: “¿Para qué escuchar lo que no tengo la intención de
cumplir? ¿Ya que construiré una ruina si escucho sin ponerlo en práctica, no es más
seguro no escuchar nada?”. En este mundo, la lluvia, los vientos, los torrentes no cesan.
¿No es mejor construir sobre roca para que cuando vengan los torrentes, no te
arrastren?… Sin protección y sin el menor tejado, vas a ser irremediablemente abatido,
arrastrado, sumergido.
Reflexiona pues sobre el partido que vas a tomar. Es malo no escuchar, es malo
escuchar sin actuar, resulta que hay que escuchar y poner en práctica. Sed personas
que “ponen en práctica la Palabra, y no se contentan sólo con escucharla”; lo contrario
sería engañarse.
2. Bienaventurado John Henry Newman (1801-1890), Sermón «Ver», PPS vol.
4, n°22
Para entrar en el Reino de los cielos…, hay que hacer la voluntad de mi Padre.
Año tras año, el tiempo pasa en silencio; la venida de Cristo está cada vez más cercana.
¡Sí solamente, como él se acerca a la tierra, pudiéramos nosotros acercarnos al cielo!
¡Oh, hermanos míos, pedidle que os dé el coraje para buscarlo con sinceridad! Pedidle
que permanezcáis ardientes… Pedidle para que él os conceda eso que la Escritura llama
«un corazón bueno y honrado» o «un corazón perfecto» (Lc 8,15; Ps 100,2), y, sin
esperar, comenzar de inmediato a obedecerle con el mejor corazón que tiene. Cualquier
obediencia es mejor que nada.
Tenéis que buscar su rostro (Sal 27,8), la obediencia es la única manera de buscarlo.
Todos vuestros deberes de estado son obediencia… Hacer lo que él pide, es obedecerle,
y obedecerlo, es acercarse a él. Todo acto de obediencia nos acerca a él que no está
lejos, aunque lo parezca, sino muy cerquita de este marco material.
La tierra y el cielo no son más que un velo entre él y nosotros. Llegará el día en que se
desgarrará el velo, y se nos mostrará. Y entonces, según como lo hayamos esperado, se
nos recompensará. Si lo hemos olvidado, no nos conocerá.
Sin embargo, “Dichosos los siervos a quienes el Señor, cuando venga, los encuentre
velando» (Lc 12,37)… ¡esta es la parte de cada uno de nosotros! Es difícil lograrlo, pero
más lamentable no conseguirlo. La vida es corta, la muerte es segura, y el mundo
venidero es eterno.

3. Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas


Misioneras de la Caridad, Camino de sencillez, cap. 7
Escuchad lo que os digo.
Ante todo hay que dedicar tiempo a la contemplación y al silencio, sobre todo si vivimos
en las grandes ciudades como Londres y Nueva York, donde todo es agitación. Por esto
he decidido abrir nuestra primera casa de hermanas contemplativas, cuya vocación es
orar durante la mayor parte del día, en Nueva York y no en el Himalaya, porque sentía
que en las grandes urbes hay más necesidad de silencio y de contemplación.
Yo comienzo la oración siempre por el silencio. Pues es en el silencio del corazón donde
habla Dios. Dios es amigo del silencio y debemos escucharle porque lo que cuenta no
son nuestras palabras sino lo que él dice, y lo que dice a través de nosotros.
La oración nutre el alma: lo que la sangre es para el cuerpo, es la oración para el alma.
Nos acerca a Dios, purifica y limpia nuestro corazón. Una vez purificado el corazón
podemos ver a Dios, hablarle y descubrir su amor en la persona de cada uno de
nuestros hermanos humanos. Si vuestro corazón está puro, vosotros seréis
transparentes en la presencia de Dios, no disimularéis nada, y entonces le ofreceréis
libremente lo que él espera de vosotros.
4. San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia,
Sermón sobre el Cantar de los cantares, n° 61
Cimentado en la roca.
“Paloma mía, en las oquedades de la roca, en el escondrijo escarpado, déjame ver tu
figura, déjame escuchar tu voz” (Ct 2,14). Alguien ha reconocido en estas oquedades las
heridas de Cristo. Y tiene razón, porque Cristo es la roca.
¡Dichosas cavidades que permiten elevar el edificio de la fe en la resurrección y dan
testimonio de la divinidad de Cristo! “Señor mío y Dios mío” dijo el apóstol (Jn 20,28).
¿De dónde ha salido esta exclamación tantas veces repetida, sino de las oquedades de la
piedra? El gorrión ha encontrado un refugio y la tórtola un nido para sus polluelos (Sal
83,4). La paloma, escondida en su refugio, mira sin temblar al halcón que traza círculos
alrededor de ella. Por esto el Esposo dice: “Paloma mía en las oquedades de la roca”, y
la paloma responde: “Él me ha establecido sobre la roca” y “Él ha afianzado mis pies
sobre la roca” (Sal 26,5; 39,3).
El hombre sabio construye su casa sobre la roca, para que no la destruya ni la violencia
del viento ni las inundaciones. ¿Qué bien no proporciona la roca? sobre la roca, yo me
levanto, me siento seguro, me mantengo firme; me refugio del enemigo y me protejo de
sus ataques, porque yo estoy por encima de la tierra y todo lo que es tierra es
perecedero y caduco.
Que nuestra vida esté en el cielo y no tengamos miedo de caer ni de ser derribados. La
roca se eleva hasta el cielo y nos proporciona seguridad; es el refugio de los indefensos
(Sal 103,18). En efecto, ¿dónde podrá hallar nuestra debilidad un descanso seguro y
tranquilo, sino en las llagas del Salvador? En ellas habito con seguridad, sabiendo que él
puede salvarme. Grita el mundo, me oprime el cuerpo, el diablo me pone asechanzas,
pero yo no caigo, porque estoy cimentado sobre piedra firme. Si cometo un gran
pecado, me remorderá mi conciencia, pero no perderé la paz, porque me acordaré de las
llagas del Señor. Él, en efecto, fue traspasado por nuestras rebeliones. ¿Qué hay tan
mortífero que no haya sido destruido por la muerte de Cristo? Por esto, si me acuerdo
que tengo a mano un remedio tan poderoso y eficaz, ya no me atemoriza ninguna
dolencia, por maligna que sea.

5. Vida de san Francisco de Asís llamada «de Perusa» (siglo XIV), §102
La roca de la humildad y de la pobreza.
Desde el principio de su conversión, el bienaventurado Francisco, prudente como era,
quería, con la ayuda de Dios, establecer, sólidamente y a la vez, él mismo y su casa, es
decir, su Orden de Hermanos menores, sobre una roca sólida, a saber, sobre la muy
grande humildad y la muy grande pobreza del Hijo de Dios.
Sobre una profunda humildad: porque desde el principio, cuando los hermanos
empezaban a multiplicarse, les prescribió residir en los hospicios para servir a los
leprosos. En aquel momento, cuando los postulantes se presentaban, fueran nobles o
plebeyos, les advertía que tendrían que servir a los leprosos y residir en sus hospitales.
Sobre una muy gran pobreza: en efecto, dijo en su Regla que los hermanos debían
habitar en sus casas «como extranjeros y peregrinos, y que no debían desear nada de lo
que está bajo el cielo», si no era la santa pobreza, gracias a la cual el Señor les llenará
de alimentos corporales y de virtudes, lo cual les servirá como herencia para la otra
vida, el cielo.
También para él mismo, Francisco escogió este fundamento de una humildad perfecta y
una perfecta pobreza; si bien es cierto que fue un gran personaje en la Iglesia de Dios,
por una opción libre quiso mantenerse en la última hilera, no sólo en la Iglesia sino
también entre los hermanos.

6. Juan Pablo II, Homilía (extracto), en Pelplin (Polonia) el 06-06-1999


3. ¿Qué dice Cristo al respecto en el pasaje evangélico de hoy? Al terminar el sermón de
la Montaña, dice: «Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será
como el hombre prudente que construyó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los
torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero no cayó, porque
estaba cimentada sobre roca» (Mt 7,24-25). El caso contrario del que edificó sobre roca
es el hombre que edificó sobre arena. Su construcción resultó poco resistente. Ante las
pruebas y las dificultades, se derrumbó. Esto es lo que Cristo nos enseña.
El edificio de nuestra vida debe ser una casa construida sobre roca. ¿Cómo construirlo
para que no se desplome bajo el peso de los acontecimientos de este mundo? ¿Cómo
construirlo para que, de «morada terrestre», se convierta en «edificio de Dios, una
morada eterna, no hecha por mano humana, que está en los cielos»? (cf. 2Co 5,1). Hoy
escuchamos la respuesta a esa pregunta esencial de la fe: los cimientos del edificio
cristiano son la escucha y el cumplimiento de la palabra de Cristo. Al decir «la palabra
de Cristo» no sólo nos referimos a su enseñanza, a sus parábolas y sus promesas, sino
también a sus obras, sus signos y sus milagros. Y sobre todo a su muerte, a su
resurrección y a la venida del Espíritu Santo. Más aún: nos referimos al Hijo mismo de
Dios, al Verbo eterno del Padre, en el misterio de la Encarnación. «Y el Verbo se hizo
carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que
recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad» (Jn 1,14).
Con este Verbo, Cristo vivo, resucitado, san Adalberto vino a Polonia. Durante siglos
vinieron con Cristo también otros heraldos, y dieron testimonio de él. Por él dieron la
vida los testigos de nuestros tiempos, tanto sacerdotes como seglares. Su servicio y su
sacrificio se han convertido para las generaciones sucesivas en signo de que nada puede
destruir una construcción cuyo cimiento es Cristo. A lo largo de los siglos han venido
repitiendo, como san Pablo: « ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?,
¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?
(…) Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó» (Rm 8,35-37).
4. «Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen». Si, en el umbral
del tercer milenio, nos preguntamos cómo serán los tiempos que van a venir, no
podemos evitar a la vez la pregunta sobre el fundamento que ponemos bajo esa
construcción, que continuarán las futuras generaciones. Es preciso que nuestra
generación construya con prudencia el futuro; y constructor prudente es el que escucha
la palabra de Cristo y la cumple.
Desde el día de Pentecostés, la Iglesia conserva la palabra de Cristo como su más
valioso tesoro. Recogida en las páginas del Evangelio, ha llegado hasta nuestro tiempo.
Hoy somos nosotros quienes tenemos la responsabilidad de transmitirla a las futuras
generaciones, no como letra muerta, sino como fuente viva de conocimiento de la
verdad sobre Dios y sobre el hombre, fuente de auténtica sabiduría. En este marco
cobra actualidad particular la exhortación conciliar, dirigida a todos los fieles «para que
adquieran ‘la ciencia suprema de Jesucristo’ (Ph 3,8), ‘pues desconocer la Escritura es
desconocer a Cristo’ (san Jerónimo)» (Dei Verbum, DV 25).
Por eso, mientras durante la liturgia tomo en las manos el libro del Evangelio y como
signo de bendición lo elevo sobre la asamblea y sobre toda la Iglesia, lo hago con la
esperanza de que siga siendo el libro de la vida de todo creyente, de toda familia y de la
sociedad entera. Con esa misma esperanza, os pido hoy: entrad en el nuevo milenio con
el libro del Evangelio. Que no falte en ninguna casa polaca. Leedlo y meditadlo. Dejad
que Cristo os hable. «Escuchad hoy su voz: ‘No endurezcáis vuestro corazón’…» (Ps
95,8).
5. A lo largo de veinte siglos la Iglesia se ha inclinado sobre las páginas del Evangelio
para leer del modo más preciso posible lo que Dios ha querido revelar en él. Ha
descubierto el contenido más profundo de sus palabras y de sus acontecimientos; ha
formulado sus verdades, declarándolas seguras y salvíficas. Los santos las han puesto
en práctica y han compartido su experiencia del encuentro con la palabra de Cristo. De
ese modo se ha desarrollado la tradición de la Iglesia, fundada en el testimonio mismo
de los Apóstoles. Si hoy interpelamos el Evangelio, no podemos separarlo de ese
patrimonio de siglos, de esa tradición.
Hablo de esto porque existe la tentación de interpretar la sagrada Escritura separándola
de la tradición plurisecular de la fe de la Iglesia, aplicando claves de interpretación
propias de la literatura contemporánea o de los medios de comunicación. De esa forma
se corre el peligro de caer en simplificaciones, de falsificar la verdad revelada e incluso
de adaptarla a las necesidades de una filosofía individual de la vida o de ideologías
aceptadas a priori. Ya san Pedro apóstol se opuso a intentos de ese tipo. Escribe: «Ante
todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por
cuenta propia» (2P 1,20). «El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios (…)
ha sido encomendado sólo al magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre
de Jesucristo» (Dei Verbum DV 10).

7. San Ireneo, Tratado contra las herejías, Lib.3 cap.24


Los herejes destruyen su salvación.
…Por tanto, quienes no participan de él, ni nutren su vida con la leche de su madre (la
Iglesia), tampoco reciben la purísima fuente que procede del cuerpo de Cristo. “Cavan
para sí mismos cisternas agrietadas” (Jr 2,13), se llenan de pozos terrenos y beben
agua corrompida por el lodo; porque huyen de la fe de la Iglesia para que no se les
convenza de error, y rechazan el Espíritu para no ser instruidos.
Enajenándose de la verdad, revolotean de error en error, andan fluctuando, opinando
ora de un modo, ora de otro, según las ocasiones, y nunca llegan a afirmarse en una
doctrina estable. Prefieren ser sofistas de las palabras, a ser discípulos de la verdad. No
están fundados sobre una Piedra, sino sobre arena (Mt 7,24-27) ¡que esconde muchos
sepulcros! Por eso se fabrican muchos dioses. Su excusa es decir que andan buscando
(¡como ciegos!), pero de hecho nunca encuentran. Blasfeman contra el Demiurgo, o sea
el verdadero Dios, que es quien nos concede encontrarlo, creyendo que han encontrado
sobre Dios a “otro Dios”, “otra Plenitud” y “otra Economía”.

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