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Presentado por:
Lidia M. Ortiz S.
2018-0165
Presentado a:
Masculinidad Hegemónica
Grupo 002
Tema:
Fecha de entrega:
En tiempos pasados el hombre divisaba a la mujer como alguien a quien podían controlar con
el mínimo esfuerzo, ya que las veían como un ser débil e inferior el cual siempre debía seguir
las órdenes del hombre, esto fue así ya que la mujer al no poder hacer algunos trabajos que el
hombre si podía; también las veían como un ser que no se podía comparar con su
“superioridad”, por lo que empezaron a ejercer su poder sobre la mujer. pero con el pasar de
los años esto fue cambiando y la mujer se volvió un ser libre el cual puede tomar sus propias
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decisiones.
La mujer se volvió una víctima del patriarcado después de que el hombre se diera cuenta de
las debilidades de ellas, como cuando la mujer quedaba embarazada, ya que no podía realizar
los mismos trabajos que antes, la mujer cazaba y recolectaba al igual que el hombre, por lo
que se vio obligada a ejercer su rol en la casa, criando y cuidando a los hijos, y defendiendo
su hogar; esto fue cuando las sociedades empezaron a crearse, incluso con el pasar de los
siglos aún quedan rastros de cómo, mientras que el hombre está trabajando, la mujer se ve
obligada a quedarse en la casa y hacer las tareas de hogar, en algunos casos. Y en la
actualidad gracias a la lucha en busca de sus derechos la mujer se volvió un ser libre el cual
puede tomar sus propias decisiones
“(…) se refiere a los padres literales que tienen el derecho de dirigir a la familia, incluyendo a
los hijos. Cuando los hijos se casan, se convierten en cabezas de su propia familia y cuando
lo hacen las hijas, se someten a las reglas de sus maridos. En las sociedades patriarcales, las
mujeres son excluidas de las posiciones de poder dominante y se les niega la autonomía en
sus propias vidas. Esto fue impuesto por ley y las expectativas sociales durante la mayor parte
de la historia registrada. En las culturas cristianas, la idea del patriarca se relacionó
estrechamente con la idea de Dios, el Padre. Aunque es probable que Dios fuese representado
como padre porque el concepto de padre como alguien que ama y disciplina y debe ser
respetado y obedecido era ya ampliamente aceptado, el cristianismo lo perpetuó como un
imperativo moral.” (Helen Pluckrose (10/07/2017), Areo; Cómo saber si vivimos en un
patriarcado: Una perspectiva histórica).
Cuando hablamos del patriarcado en la historia nos referimos a cuando los hombres tenían
total poder sobre las mujeres, es decir que mientras el hombre era el dominante, la mujer era
la dominada, la que no poseía derecho a hacer lo que quisiera. Esto que llamamos la
dominación del hombre sobre la mujer existió desde la historia inglesa medieval e incluso en
la edad moderna temprana. Exigían a las mujeres a que obedecieran a sus maridos, y cuando
3 la mujer se iba a casar, o era por la familia o por alguna necesidad económica que poseyera
esta. Las esposas no tenían derecho de poseer propiedad, ni derecho a decidir sobre sus
propios movimientos, ni a trabajar sin el permiso de su esposo, esto fue hasta 1870.
La diferencia cultural que existe en el mundo provoca que el patriarcado sea diferente en cada
parte del mundo, es decir que en algunos lugares la mujer no se puede vestir de determinada
manera, pero en otros sí; que aquí está permitido el divorcio y allá no; en algunas partes del
mundo la mujer es libre de hacer lo que le gusta, en otras se tiene que regir por las reglas
creadas por el hombre. Como todo sistema, el patriarcado posee algunos pilares que lo
ayudan a mantenerse en pie:
Por otro lado, está el tema de la valoración de la mujer, que es cuando se les da el lugar que
les corresponde en la sociedad, además de eso también es cuando ellas mismas toman
conciencia de como son, de lo que quieren y no le hacen caso a los demás, por fin son
quienes quieren ser, pueden hacer todo lo que alguna vez fue “únicamente” trabajo de
hombres, pueden ser taxistas, militares, diputadas, jefes de gobierno, o cualquier otra cosa
que quieran sin que se vean afectadas, con el toque de que ahora existe más igualdad de
género que en los tiempos anteriores. Pero, aunque esto sea así aún se conservan algunas
diferencias entre el trabajo del hombre y de la mujer, como por ejemplos que la mujer tiene
más posibilidades de lesionarse que el hombre, o que su sueldo es inferior que el del estos;
4 además de estas desigualdades y de los cambios que han surgido en la sociedad, la mujer aún
posee un rol mayoritario en las tareas del hogar, es decir que en algunos casos poseen un rol
sumiso frente al hombre, pero esto se ve cada vez menos.
“La mujer postergada durante siglos como ser inferior y despojado de derechos, hoy, cuando
el nuevo siglo, desplegando sus alas, recorre ya sus primeras rutas, se halla en cauces de
reconocimiento que asientan su dignidad y le confieren el puesto fue su ser personal
demanda.” (Camilo Valverde Mudarra, la mujer y valoración).
Como se mencionó anteriormente, antes el papel de la mujer era casarse, ser madre, y
quedarse en el hogar cuidando a los niños; no tenían derecho a tener alguna aspiración o
algún pasatiempo para despejar la mente de lo que era el matrimonio, lo más que se le
permitía hacer era alguna clase de pintura, tejido, o cualquier cosa que pudieran usar después
para el hogar. Y las mujeres que habían podido obtener una carrera debían abandonarla para
así poder contraer matrimonio y para tener hijos.
Durante los 50`s, aunque el hombre no pudiera sacar adelante un hogar, la esposa tenía
prohibido tener un trabajo, ya que no se veía bien que una mujer casada trabajara en lugar de
dedicarse al hogar; incluso en algunas culturas el que la mujer trabájese se interpretaba como
que el hombre no cumplía con su función de “proveedor de la familia”.
Pero ahora las cosas son distintas, ya que cada día son más las mujeres que pueden conseguir
un puesto laboral, aunque claro, eso no quiere decir que todo sea igual para ambos sexos, ya
que, aunque se le permita a la mujer trabajar, no les dan el mismo trato que al hombre, por
ejemplo, en cuanto al salario, el de la mujer es menor que el del hombre.
También esta lo que dice Simone de Beauvoir en su libro “el segundo sexo”, donde se plantea
que la mujer es un producto cultural que se ha ido construyendo socialmente. A lo largo de la
historia la han definido como madre, esposa, hija, y hermana; pues se considera que la tarea
principal de la mujer es reconquistar su propia identidad específica y desde sus propios
criterios.
Muchas de las características de la mujer les vienen dadas por cómo han sido educadas y
socializadas, no por la genética. Hay una frase que resume esta teoría la cual sería:
“No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico, económico, define la
imagen que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; el conjunto de la civilización
elabora este producto intermedio entre el macho y el castrado que se suele calificar de
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femenino. Sólo la mediación ajena puede convertir un individuo en alteridad.” (Simone de
Beauvoir. Pág. 109; el segundo sexo; Ediciones Cátedra)
En la historia del pensamiento, algunos han defendido a la mujer, mientras que otros han
argumentado diferencias en cuanto al orden biológico y psicológico entre el hombre y la
mujer. Pero, aunque sean distintos en esos aspectos, la mujer se ha incorporado en diversas
tareas y ha demostrado destreza y rigor en estas, por causa de esto, las mujeres en distintas
épocas han sustentado la actitud social de la consideración en rango de inferioridad por
infravaloración.
Una de las eras que le abrió la puerta al mundo del trabajo a la mujer fue la era industrial, en
la cuan se les permitió trabajar en las fábricas. Aunque en esta época se les permitió trabajar,
estas se veían con muchas dificultades, ya que el trabajo en esas fábricas era pesado,
explotaban en su mayoría a las mujeres (y también a los niños), además de eso se podía decir
que no les pagaban por su trabajo, es decir, le pagaban, pero era la cantidad mínima posible,
esto es a lo que se llama “explotación del hombre por el hombre”.
Enfocándonos en otro punto, la mujer es naturaleza, esto se dice ya que al igual que esta la
mujer da vida, al nacer un bebe se puede decir que está creando una nueva vida. Hay
personas que niegan esto, pero esa conexión que existe y se manifiesta a través de los
distintos ciclos que presentan la mujer y la naturaleza: los ciclos de sangre (menarquia,
menstruación, y menopausia), los ciclos del sol y la luna, los de las estaciones. Ambas llevas
en su interior la génesis y regeneración, son la expresión del ciclo de la vida. Por lo tanto, la
idea de que son biológicamente esenciales para el ciclo de vida que va creciendo en el
mundo.
“La personalidad femenina es rica y muy compleja. La mujer es melodía y poesía, es ternura
y momento. Vive el detalle, la concreción y la pequeñez. Su rumbo es la esperanza, la
vitalidad y la fortaleza. Es dispensadora de gracia y firmeza. Su desprendimiento, resistencia
y solicitud no tienen límites. Su índole innata es la capacidad esencial del amor. Derrocha su
propio ser que es el cariño, la seguridad y la moderación. Es la vida, portadora y dadora de
6 vida y afirmación de la vida; por eso va delante, su visión es más amplia, admite la
innovación y avizora un horizonte más ancho. En la penuria y desgracia, es sostén y báculo
de pacificación. En la percepción de la realidad, desecha lo colectivo y viene a lo individual.
Es la familia y es la educación.
En fin, puedo decir que el tema del patriarcado ha influido de una manera muy importante en
la valoración que se le da a la mujer en la sociedad, ya que a causa de ese “gobierno de
padres” en un principio la mujer se vio como alguien sin derecho a dar su opinión, pero ahora
esto ha ido y va a seguir cambiando ya que la mujer merece respeto al igual que los hombres,
ya que no son de distintas especies; son una misma y tienen derecho a lo mismo.
“La mujer es tan libre por Naturaleza como el hombre; como él, tiene idénticas facultades,
tanto físicas que intelectuales y morales, y como él debe gozar de todas las ventajas sociales
que el desarrollo de aquellas proporciona.” (Rafael Dalorme, La libertad de la mujer).
Bibliografía