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LA PROTOHISTORIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.

Hacia el año 1000 a.C., con el inicio de la Edad del Hierro en la Península Ibérica, los pueblos que
la habitaban empezaron a dejar testimonios escritos. Este hecho representa el paso de la
Prehistoria a la Historia. Durante esta etapa las sociedades que vivían en la Península recibieron
la influencia decisiva de pueblos indoeuropeos procedentes de Europa central, así como de
fenicios, griegos y cartagineses, tres pueblos originarios del Mediterráneo oriental. Estos
pueblos influyeron en la configuración de las culturas tartesia, ibera y celta

A) Las migraciones indoeuropeas.

A finales del segundo milenio a.C. empiezan a llegar a la Península, a través de los Pirineos,
sucesivas oleadas de población procedentes de Europa central. Estos grupos compartían una
lengua de origen indoeuropeo y algunas características culturales, como el rito funerario de la
cremación o la metalurgia del hierro, que introdujeron en la Península. Las primeras zonas
donde se asentaron fueron Cataluña, la depresión del Ebro y la Meseta.

El ritual funerario que practicaban los pueblos indoeuropeos era la incineración del cadáver;
luego depositaban las cenizas en urnas que enterraban en necrópolis, por lo que se les conoce
como la cultura de los campos de urnas.

Los indoeuropeos conocían la metalurgia del hierro, que supuso un avance muy significativo ya
que el hierro es más resistente y duradero que el cobre o el bronce, y además se encontraba en
mayor cantidad en la Península.

B) Los pueblos colonizadores.

El primer milenio a.C. en la Península estuvo marcada por la llegada de varios pueblos originarios
del este del Mediterráneo. Fundaron colonias en el área meridional de la Península.

La colonización fenicia.

Los fenicios fueron el primer pueblo mediterráneo que llegó a la Península. Su primera colonia
fue Gadir (Cádiz). Su objetivo era el comercio con los pueblos indígenas, por ello se limitaron a
establecer vínculos comerciales con estos territorios y no los conquistaron. Los fenicios obtenían
principalmente plata, plomo y oro. Se los adquirían a los indígenas de Tartesos a cambio de
joyas, telas, cerámicas, etc. Cultivaban la vid y el olivo para producir vino y aceite, e impulsaron
la pesca y la salazón del atún.

La colonización griega

Los griegos se establecieron en el nordeste de la Península Ibérica, concretamente el litoral


mediterráneo, a partir del siglo VI a. C. La primera colonia griega fue Emporion (Ampurias
(Girona). Como las colonias fenicias, las griegas se fundaron con una finalidad comercial. Se
establecieron, sobre todo, en la costa, donde construyeron puertos desde los que exportaban
los productos que intercambiaban con los indígenas iberos, principalmente cereales que
intercambiaban por productos manufacturados.

La colonización cartaginesa

En el siglo VI a. C. las colonias fenicias entraron en declive y el control de sus colonias pasó a
mano de Cartago, una ciudad del norte de África. A partir del siglo III a. C. los cartagineses, para
frenar el avance romano, se vieron obligados a mantener una presencia militar importante en
las colonias de la Península Ibérica, por lo que pasaron a controlar grandes extensiones de
territorio del sur peninsular e implantaron el pago de impuestos a los indígenas. Fundaron la
ciudad de Cartagena.

C) Tartesos

La llegada de los fenicios supuso un estímulo muy importante para las sociedades indígenas que
habitaban el suroeste peninsular, en las que aparecieron élites que basaban su poder en el
control del comercio con los fenicios. Estas impulsaron aún más es desarrollo de la minería
destinada al intercambio con los fenicios. Así, entre los siglos X y VI a.C., en el Bajo Guadalquivir
se desarrolla una cultura conocida como Tartesos. Tartesos aparece citada en varias fuentes:
por los hebreos de la Biblia, por los fenicios, los griegos y romanos. Todas hablan de una tierra
fértil y rica en minerales. Parece que conocían el torno alfarero, la metalurgia de la plata y una
orfebrería muy desarrollada. Cuando los fenicios entran en declive, los tartesios, a pesar de
entrar en contacto con los griegos y cartagineses, fueron desapareciendo.

D) Las áreas ibera y celta.

Las influencias de los pueblos indoeuropeos y mediterráneos en la Península Ibérica provocaron


que, a partir del siglo VI a.C. se formaran dos grandes áreas culturales y lingüísticas: la ibera y la
celta.

El área ibera: los pueblos iberos habitaron el este y sur de la Península entre los siglos VI y II a.C.
La influencia de fenicios y griegos propició que adoptaran rasgos en innovaciones de estos
pueblos, como el uso de la moneda o la escritura. Se organizaban en tribus lideradas por un
caudillo. Se asentaban en lugares elevados y amurallados. Su base económica eran la agricultura
y la ganadería; también se dedicaban a la minería y las labores artesanales (tejidos, cerámica,
joyas, …). Desarrollaron una intensa actividad comercial con los pueblos colonizadores. Entre
sus manifestaciones artísticas destacan la Dama de Elche o la Dama de Baza.

El área celta: habitaron la zona del centro y norte de la Península entre los siglos V y I a.C.. se
organizaban en tribus lideradas por caudillos, en poblados elevados y amurallados. Eran
ganaderos, aunque también practicaban la agricultura. Trabajan el bronce y el hierro para
fabricar herramientas y armas.

En el área de contacto entre los celtas e iberos del centro peninsular se desarrolló la cultura
celtibera.

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