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Introducción
El mantenimiento de un volumen relativamente constante y de una composición
estable de los líquidos corporales es esencial para mantener los sistemas
orgánicos del cuerpo en correcto funcionamiento. Es importante saber reconocer y
manejar la existencia de desbalances, ya que dentro de la práctica quirúrgica es
común la presentación de este tipo de alteraciones. Los trastornos pueden
clasificarse en tres grandes grupos de acuerdo a su etiología: por volumen,
concentración y composición. En el presente trabajo se abordan éstos tipos, así
como equilibrio ácido base; incluyendo su diagnóstico y tratamiento enfocado en la
práctica quirúrgica;
2. Líquidos y electrólitos
El porcentaje de agua que contiene el cuerpo humano depende de la edad, sexo y
grado de obesidad; en un hombre promedio constituye el 60% de su peso corporal
(42 L). Ésta se distribuye dentro y fuera de las células, por lo que se divide
respectivamente en: a)líquido intracelular ,que representa alrededor del 40% del
peso corporal; y b)líquido extracelular, al que pertenece el 20% restante,
contenido en forma de plasma y líquido intersticial. Dentro de éstos dos
porcentajes se incluye también el nivel sanguíneo, ya que contiene ambos tipos de
líquidos, con un volumen medio del 7% del peso corporal; éste tiene especial
importancia en el control de la dinámica hidroelectrolítica debido a su distribución
en el sistema circulatorio y a la similitud entre el plasma y el líquido intersticial.
Fisiológicamente el volumen de líquidos está en una dinámica constante en la que
la ganancia y pérdida neta, se encuentra alrededor de 0.
Dentro del agua circulan pequeñas moléculas conocidas como electrólitos, todos
ellos con una función diferente y específica que depende de la cantidad en que se
encuentran, por lo que es importante que permanezcan siempre dentro de los
márgenes establecidos. El sodio (Na) es el principal catión extracelular, el potasio
(K) el principal intracelular. En el interior de las células los aniones más
importantes son las proteínas y el fosfato, mientras que en el líquido extracelular
predominan el cloruro (Cl) y el bicarbonato (HCO 3 ).
3. Trastornos de volumen
3.1 Hipovolemia
La hipovolemia se define como el estado fisiológico en que disminuye el volumen
circulante dentro del sistema vascular. En el paciente quirúrgico la disminución de
la volemia se presenta frecuentemente como pérdida de agua y electrólitos. Puede
ser a expensas de líquido sanguíneo, como en traumatismos y hemorragias; o de
líquido plasmático, así como sucede en las pérdidas gastrointestinales (fístulas,
diarrea, vómito, succión nasogástrica), y en pacientes con quemaduras,
insuficiencia renal o sudor abundante. En esta situación los hallazgos en estudios
de laboratorio son: orina concentrada, con una osmolaridad superior a la
plasmática (285mmol/kg), mientras que su contenido de sodio disminuye, desde lo
normal que es de 34 a 85mEq, hasta ser menor de 10mEq. Debido a la reducción
de la perfusión renal, hay presencia de azotemia, que se refleja como aumento de
creatinina y nitrógeno ureico en la sangre (BUN); la relación BUN/creatinina,
aumenta del normal, que es 10:1, hasta 20-25:1.
Los signos clínicos dependen del tiempo de evolución del trastorno. En un
comienzo hay hipotensión con aumento de la frecuencia cardiaca; además de
pérdida aguda del peso corporal total, que según su gravedad se divide en: Grado
I: pérdida del 5% o menor, Grado II: 10%, Grado III: 15%, Grado IV(choque): 20%
o mayor. Conforme progresa se añaden también sequedad de mucosas, oliguria,
disminución de la turgencia de la piel y ojos hundidos. Para un tratamiento
adecuado, es necesario calcular el déficit de sodio por medio de laboratorios y el
déficit del volumen de agua que se estima a través de la pérdida de peso de la
manera mencionada. Si el sodio se encuentra en valores normales, el reemplazo
se hace con solución salina isotónica (NaCl 0.9%); por otro lado, si el sodio se
encuentra debajo de valores normales, se maneja con solución salina hipertónica
(NaCl 3%). Mientras se está tratando al paciente es necesario monitorear la
diuresis y la regresión de los signos.
Cuando existe hipovolemia de manera simple se caracteriza por pérdida de agua
que no está acompañada de electrólitos. Es común que se presente en pacientes
con algún déficit neurológico, como son aquellos que están en coma, o los que
padecen diabetes insípida, sin embargo, puede ser que ocurra en personas con
fiebre. Los hallazgos bioquímicos que están presentes son: hipernatremia (Na
>145), aumento de la osmolaridad plasmática, orina concentrada y con sodio
menor a 15meq/L. Los signos clínicos se deben principalmente a la hipernatremia
o a la enfermedad preexistente. Para el tratamiento es necesaria la reposición de
líquidos, utilizando una solución de dextrosa al 5%, de manera variable ya que
depende de los requerimientos de paciente; sin embargo, de ser posible es
necesario el tratamiento etiológico para evitar reincidencias.
3.2 Sobrecarga de volumen
De manera fisiológica, en el periodo posoperatorio el cuerpo retiene sodio y agua
debido a la acción de la aldosterona y de la hormona antidiurética
respectivamente; por lo tanto es necesario limitar su ingesta y administración. El
exceso de volumen puede deberse a yatrogenia, insuficiencia cardiaca,
enfermedad renal, hipoalbuminemia o falla hepática. En caso de que agrave la
situación, pueden existir complicaciones como edema periférico, principalmente en
extremidades y sacro, aumento de la presión venosa central, edema pulmonar o
ganancia aguda de peso. El tratamiento consiste en restricción de sodio y si hay
hipernatremia, también de agua. Se utilizan diuréticos en pacientes que presenten
comorbilidades como las antes mencionadas. El control del peso diario es la mejor
manera de seguir el progreso
del tratamiento. La velocidad de corrección de volumen debe limitarse a 0,25 a 0,5
kg de peso corporal/día, dependiendo del grado de sobrecarga; más rápido con un
exceso abundante o más lento con menos exceso y otros problemas médicos del
Características/ Pérdida de agua y
Pérdida de agua Sobrecarga de volumen
trastorno electrólitos
Succión nasogástrica, fístulas
Fiebre, estado comatoso,
entéricas, diarrea, Yatrogenia, SIADH1, falla
Causas diabetes insípida, déficits
insuficiencia suprarrenal, cardiaca, hepática o renal
neurológicos.
quemaduras.
Hipernatremia, aumento Es necesario observar
Orina hiperosmolar con Na+
Diagnóstico de osmolaridad signos clínicos ya que la
<15, incremento de BUN y
bioquímico plasmática, orina sodio y osmolaridad pueden
creatinina plasmáticos.
concentrada con Na+ <10 variar.
6. Equilibrio ácido-base
Para mantener un pH normal (7.35 – 7.45) el cuerpo necesita un balance
adecuado entre los elementos ácidos y básicos que circulan en la sangre Si el
equilibrio se pierde y disminuye el pH ocasiona acidosis y si aumenta alcalosis.
Los hidrogeniones conforman el componente ácido de la sangre, circulan unidos a
CO2 a manera de ácido carbónico; por otro lado los elementos básicos son
representados por bicarbonato (HCO3); de esta forma, el equilibrio ácido-base
está controlado por los pulmones y riñones respectivamente.
Alteración/estado Descompensada Compensada
Parámetros pH PCO2 HCO-3 pH PCO2 HCO-3
Acidosis metabólica ↓↓ normal ↓↓ ↓ ↓ ↓
Alcalosis metabólica ↑↑ normal ↑↑ ↑ ↑ ↑
Acidosis respiratoria ↓↓ ↑↑ normal ↓ ↑↑ ↑
Alcalosis respiratoria ↑↑ ↓↓ normal ↑ ↓↓ ↓
6.1. Alteraciones metabólicas
La acidosis metabólica puede deberse a un incremento en el consumo de
ácidos, producción aumentada de los mismos, o pérdida de HCO -3. Para poder
determinar la causa, es necesario medir la brecha aniónica (Anion Gap) con la
siguiente fórmula: Na+(Cl-HCO3), si el resultado es menor a 11, la causa no es
aumento de ácidos, sino pérdida de bases.
La brecha aniónica puede estar elevada por hiperlactatemia, cetoacidosis
diabética, ingestión de metanol, intoxicación por salicilatos e ingestión de etilen-
glicol. En el paciente quirúrgico es común que se presente por aumento de
lactato , ya que su producción aumenta en estados de hipoxemia. Por otro lado, si
el Anion Gap es normal, se debe a pérdida de bicarbonato, principalmente de
origen gastrointestinal, como diarrea, fístulas, uterosigmoidoscopia o por
eliminación renal.
Para el tratamiento de la acidosis por hiperlactatemia es necesario corregir el
trastorno primario que interrumpe el metabolismo del lactato, reestableciendo el
riego sanguíneo cuando sea insuficiente. Se recomienda el tratamiento
alcalinizante cuando el pH es menor a 7.15, administrando NaHCO3 de manera
cuidadosa elevando el pH a un máximo de 7.2 durante 30-40 minutos.
La alcalosis metabólica, es la alteración más frecuente en el paciente quirúrgico.
Dentro de sus causas se incluyen: la pérdida de hidrogeniones por pérdida
gastrointestinal de ácido clorhídrico, o el decremento en los niveles de HCO 3 . Casi
siempre se presenta con hipopotasemia debido a la redistribución que ocurre para
permitir la salida intracelular de hidrogeniones.
Para el diagnóstico se incluyen el examen de electrólitos y el pH de la orina, ya
que para el diagnóstico de hipovolemia debe haber cloro en orina menor a
10mEq/L. Para tratar la alcalosis metabólica deben administrarse líquidos
isotónicos para aumentar el volumen y así disminuir la reabsorción de Na y
aumentar la exceción de bicarbonato. Si existe Hiperpotasemia se debe tratar con
KCl.
6.2 Alteraciones respiratorias
La acidosis respiratoria se presenta se debe a retención de CO 2 secundaria una
disminución de la ventilación alveolar. En el paciente quirúrgico se controla con la
asistencia ventilatoria del paciente .
Finalmente, la alcalosis respiratoria en el paciente quirúrgico se presenta de
forma aguda provocada por hiperventilación alveolar, que puede deberse a
septicemia bacteriana gramnegativa, trastornos neurológicos, salicilatos, fiebre,
tiroxicosis e hipoxemia. El tratamiento es etiológico y si es necesario se controla
con asistencia ventilatoria controlada.
8. Caso clínico
Mujer de 40 años y 58 kg de peso que fue intervenida para reparar un ligamento
de hombro. En el posoperatorio se negaba a comer por sensación nauseosa tras
la anestesia. Sin embargo fue capaz de comunicarse y de caminar a las pocas
horas tras la cirugía. Dos días más tarde tuvo convulsiones tónico clónicas
generalizadas. Había recibido 5% de glucosa en agua, 4 Litros/día desde la
cirugía. A la exploración física estaba afebril, con TA de 50/100, respiraciones:
16/min, Pulso: 64/min. Estaba inconsciente, con reflejos osteotendinosos
hiperactivos y excesiva salivación y lagrimación. Los hallazgos de laboratorio
mostraron: pH: 7.37, pC02: 35, Hb: 13, Na: 109, K: 3.6 mmol/L. Mg: 1.7mg/dL,
HC03: 19.8. Cl: 72, Osmolalidad 213. Orina: Volumen 1200 desde la operación.
Densidad: 1002, pH: 5.5
9. Conclusiones
Es necesario conocer el diagnóstico y tratamiento de las alteraciones
hidroelectrolíticas debido a que el trauma quirúrgico altera los mecanismos
normales de homeostasia. De manera que los trastornos que se presenten
dependen del tipo de intervención quirúrgica y de comorbilidades o antecedentes
específicos de cada paciente.
Es frecuente que los trastornos no se presenten de manera aislada,