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INTRODUCCIÓN
El presente trabajo propone la organización de una comercializadora del sector social que
permita concentrar la oferta de materia prima forestal de los integrantes de la Sociedad de
Productores Forestales Ejidales de Quintana Roo y a partir de un número diversificado y
atractivo de especies y volúmenes desarrollar contactos comerciales con empresas
nacionales y del exterior en beneficio del sector social.
Ello permitirá constituir un stock comercial que resulte atractivo tanto para compradores
como para posibles inversionistas industriales, en el cual la concentración de la oferta y el
surgimiento de formas modernas de comercialización haga previsible el abastecimiento
industrial y permita mejorar los beneficios para los productores.
En un segundo paso se propone ir ampliando progresivamente este servicio a otros ejidos
integrantes de la UMAFOR 2301, que constituye la principal unidad productiva forestal del
estado.
ANTECEDENTES
Durante la vigencia de la concesión MIQROO (19541983) los ejidos que estaban dentro
del área concesionada no tenían acceso al mercado. Bajo la figura de Unidad Industria de
Explotación Forestal (UIEF) estaban obligados a entregar su materia prima a la empresa
concesionaria, recibiendo por dicha acción los denominados derechos de monte, una cifra
fijada con criterios extracomerciales por una comisión intersecretarial en la ciudad de
México. La empresa realizaba un aprovechamiento selectivo basado en la caoba y en
forma secundaria el cedro para la producción de triplay, con pequeños volúmenes
eventuales y erráticos de algunas otras especies. Caso toda la producción maderera del
sur de Quintana Roo se destinó a abastecer la empresa MIQROO. El monto
correspondiente a los derechos de monte era muy inferior al precio comercial de la
madera fuera de la concesión, lo que creó un malestar social generalizado contra la
misma.
En 1983, en ocasión de la finalización de la concesión, se lanzó el Plan Piloto Forestal de
Quintana Roo, con varios objetivos centrales: a) que los ejidos tomaran en sus manos el
aprovechamiento forestal; b) asegurar la continuidad del abastecimiento de la MIQROO y
otras industrias locales en condiciones diferentes a las de la concesión; c) superar el
aprovechamiento selectivo incorporando nuevas especies y d) desarrollar formas de libre
mercado en la compraventa de madera.
Los ejidos formaron un frente de comercialización que integrara la venta de madera en
rollo hacia las industrias forestales de la región y en forma principal a la empresa
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MIQROO, que era la principal industria. Con ese objeto se desarrolló la práctica de
realizar mesas de negociación entre los ofertantes y los demandantes de madera, lo cual
permitía la colocación de nuevas especies y volúmenes ampliados y realizar
negociaciones comerciales de nuevo tipo en las cuales el sector social presentaba una
oferta consolidada.
Para ello se estableció la práctica de entregar la madera puesta en fábrica, lo cual impulsó
que los ejidos realizaran las operaciones de extracción y transporte y calcularan sus
costos. Los ejidos compraron maquinaria de extracción, con lo cual superaron la
dependencia la maquinaria del comprador. Los madereros compraron la madera sin entrar
al monte. El gobierno del estado, por su parte, impulsó que los viejos dueños de
aserraderos instalaran fábricas de transformación secundaria.
En 1986 se fundó la Sociedad de Productores Forestales Ejidales de Quintana Roo
(SPFEQR), teniendo como uno de sus dos objetos sociales centrales la consolidación del
frente de comercialización. A mediados de la década de los 80 los ejidos instalaron sus
propios aserraderos, con lo cual se desarrolló la venta promocional de nuevas especies
hacia mercados del interior del país, principalmente México, Guadalajara y Monterrey. Se
formaron comisiones interejidales para establecer relaciones con compradores de dichas
localidades, lo que permitió a la SPFEQR contar con una cartera relativamente
diferenciada de clientes.
A principios de la década de los 90 los predios integrantes de la SPFEQR fueron las
primeras operaciones forestales comunitarias que recibieron un certificado internacional
de buen manejo forestal en México, aún antes de la formación del Forest Stewardshi
Council. Cuando se creó dicha institución actualizaron su certificación con los estándares
del FSC.
Con la obtención del certificado de buen manejo forestal se abrió para los ejidos socios la
puerta del mercado verde internacional. Con tal motivo los ejidos de la SPFEQR
integraron un fondo de acopio que permitió concentrar la oferta de los mismos. Al mismo
tiempo, con el apoyo del Acuerdo MéxicoAlemania logró establecer relaciones con
organizaciones de artesanos y pequeños productores interesados en la compra de
madera certificada con un escaso grado de intermediación. Ello le permitió realizar ventas
en el Reino Unido, los Países Bajos, Alemania, Estado Unidos y Japón.
La operación de un frente comercial que contaba con un fondo de acopio le permitía
entregar anticipos a los ejidos para asegurar la entrega de las materias primas que había
comprometido en el mercado nacional e internacional. Ello permitió superar la tradicional
dependencia de los vendedores locales de los anticipos del comprador, una práctica que
ha limitado gravemente las posibilidades de desarrollo del mercado del sector primario. De
esta forma el frente pudo trabajar con mecanismos comerciales modernos como cartas de
crédito, pedimentos a distancia, etc. Ello permitió el acopio de la producción ejidal para
ofrecerla en mejores condiciones de venta al mercado nacional e internacional. Este
proceso se consolidó con la certificación FSC, que permitió la venta de madera certificada
destinada a la exportación.
El frente comercial tenía la importante función de concentrar la oferta maderera ejidal y
ofrecer volúmenes previsibles a compradores nacionales y extranjeros. Su operación se
basó en la delegación de las facultades comerciales por parte de los ejidos al encargado
del mismo, con lo cual se logró presentar una sola cara comercial al mercado nacional e
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internacional, aspecto imposible de lograr si cada ejido pretendiera acceder por su cuenta
al mismo.
A principios de los 90 tuvieron lugar dos hechos que modificaron radicalmente la situación.
Por una parte, en 1992 se promulgó la Ley Agraria, la cual promovió la división ejidal, lo
cual en el sector forestal tuvo como resultado la formación de grupos internos en los
ejidos. Por la otra, con el ingreso de México al GATT se inició el proceso de apertura
económica que llevó a la firma del TLCAN.
El fondo de acopio sufrió las consecuencias de una apertura comercial para la cual el
sector forestal no estaba preparado, lo cual sumado a debilidades internas llevaron a su
cierre. A pesar de ello, constituyó un ejemplo de cómo evitar la dispersión de la oferta
forestal entre numerosos pequeños proveedores sin capacidad individual de negociación y
lograr concentrar un volumen que permita acceder al mercado internacional en mejores
condiciones. Este proceso no se limitó al sector social, sino que arrastró también al
privado. Debido a la falta de preparación frente al proceso de apertura casi todas las
industrias forestales de Quintana Roo cerraron,
La desaparición del frente de comercialización ha llevado a una pulverización de las
relaciones comerciales, a lo cual se sumó el cierre masivo de la planta industrial. En la
actualidad las relaciones de mercado han quedado en manos de comerciantes privados
que compran madera en tabla a los ejidoa y la revenden en la misma condición. Tanto la
función de concentración regional de la producción como el procesamiento local de la
materia prima se han perdido.
Ante la falta de una estructura comercial propia los ejidos dependieron cada vez más de
los anticipos del comprador. Los ejidos han perdido los contactos con el mercado y los
únicos que tienen los mismos son los madereros de la región, que no agregan ningún
valor al producto.
A este problema, surgido desde el lado de arriba de la cadena productiva, se sumó por el
lado de abajo la división de los ejidos en grupos internos, lo que pulverizó las relaciones
comerciales locales y dio origen a un aumento considerable de los costos de transacción.
En un principio se formaron grupos internos ejidales, pero posteriormente el volumen
autorizado por SEMARNAT se dividió en forma individual entre los ejidatarios, quienes lo
comercializan en pie. En los últimos años se ha iniciado la venta de dichos volúmenes en
forma antedatada.
Ello ha dado origen a una pesada estructura de intermediación. En el caso extremo un
coyote ejidal compra madera en pie a sus compañeros y la vende en rollo al maderero
regional, que a su vez la asierra utilizando el aserradero ejidal (por maquila o por renta) y
la revende en tabla a un maderero del centro del país. En otros casos el propio
intermediario ejidal asierra la madera y la revende en tabla. Un solo comerciante en el sur
del estado tiene acceso a mercados más diferenciados. En este proceso no surgen
industrias secundarias que creen trabajo e impulsen el desarrollo forestal regional.
El problema de la pulverización de las relaciones comerciales ha limitado a su vez la
diferenciación del mercado. Especies que hace quince años estaban comenzando a
adquirir mercado en la actualidad no se venden. Salvo el caso de las preciosas que se
aprovechan en su totalidad, en cada ejido existen numerosos volúmenes de maderas
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tropicales que no son aprovechados. A ello se suma que las especies comercializadas
varían grandemente de ejido a ejido.
Ello se debe principalmente a la falta de una estructura comercial unificada. Los
comerciantes llegan a cada ejido en forma independiente y sólo compran el reducido
número de especies que les interesa. Ejidos como Caoba aprovechan una fracción
insignificante de maderas blandas por falta de una relación comercial estable. En el otro
extremo Los Divorciados es el único ejido que ha desarrollado una relación comercial
directa con un comprador de Sinaloa para madera de pequeños diámetros.
PROBLEMÁTICA ACTUAL
El proceso de pulverización ejidal que se ha producido en la región en la última década
atenta contra el desarrollo forestal regional, al crear un entorno de negocios francamente
desfavorable tanto para impulsar nuevas alternativas de industrialización ejidal como
nuevas inversiones del sector privado. La pulverización ejidal (consistente en la división
del volumen autorizado por la SEMARNAT entre los ejidatarios para que éstos lo vendan
en forma individual) ha traído aparejados varios efectos muy negativos:
1) desde el punto de vista comercial un aumento desproporcionado de la
impredecibilidad, los riesgos y los costos de transacción,
2) desde el punto de vista del desarrollo local una retrogradación hacia la venta de
volumen en pie,
3) desde el punto de vista económico la pérdida de valor adquisitivo por parte de la
mayoría de los ejidatarios y
4) desde el punto de vista de la equidad social un proceso de desigualdad
creciente.
Las condiciones del entorno forestal regional han registrado un retroceso similar en la
última década. Debido a la falta de preparación para hacer frente a un mercado
competitivo la mayoría de las fábricas cerró y en la actualidad el mercado se limita a la
compraventa de madera en tabla en verde. Los industriales prácticamente desaparecieron
y en la región operan casi con exclusividad comerciantes madereros que son simples
intermediarios y no crean ningún valor agregado local. Especies que habían alcanzado
demanda en el mercado, como el katalox y el chakté kok, han dejado de venderse.
El procedimiento para un particular que requiera abastecerse de madera en Quintana Roo
resulta muy poco atractivo, ya que debe tratar con numerosos grupos dispersos y entregar
grandes montos en concepto de anticipos en efectivos para que la madera sea extraída
del monte, lo que hace de la compraventa una operación lenta (unos dos meses entre el
anticipo y la entrega), con altos costos de transacción y riesgosa. La compraventa de
madera se ha centrado en unas pocas especies, con un gran porcentaje de desperdicios
en el monte y en el aserradero (los compradores llevan sólo la madera de mejor calidad).
El escaso número de compradores en la región ha permitido la formación de mecanismos
tipo cártel, que por un lado amarran a los ejidos a las condiciones que establece el
comprador y por el otro limitan el ingreso de nuevos inversionistas con una visión más
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amplia en lo referente a la utilización de los recursos forestales y el desarrollo de
productos.
El resultado de la pulverización del mercado impide concentrar la producción y ofrecer a
éste volúmenes ampliados en forma estable. Ello no sólo ha impedido mejorar la
condición económica de los ejidos sino también ha resultado un impedimento para el
establecimiento de nuevas industrias forestales que puedan aprovechar dichos
volúmenes. Este proceso arrastró a la certificación de buen manejo, la cual se perdió en
gran parte debido a que los ejidos no controlan el proceso de comercialización, con lo cual
la certificación beneficiaba únicamente al comprador.
El resultado ha sido un proceso progresivo de exclusión social y falta de creación de
fuentes de trabajo en el sector forestal. Ello ha estancado el desarrollo regional del sector.
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Estas debilidades regionales del mercado se dan en una situación internacional altamente
competitiva. Los mercados del centro y norte del país han reemplazado la madera
mexicana por madera tropical importada de Sudamérica y el Sudeste de Asia, lo cual ha
creado una situación difícil para el funcionamiento de todo el sector forestal en el estado.
ÁREA
% DEL AFP
SUPERFICIE FORESTAL
EJIDO SOBRE LA
TOTAL Ha PERMANENTE
SUP TOTAL
Ha
Tres Garantías 43,678 32,265 73.87
Caoba 68,553 32,500 47.41
Botes 19,836 9,124 46.00
N.C.P.E. Guadalajara 28,500 8,000 28.07
Chacchoben 18,450 8,670 46.99
El Cafetal (Limones) 22,681 13,300 58.64
Manuel Ávila Camacho 12,000 1,500 12.50
Los Divorciados 12,000 5,000 41.67
TOTAL 225,698 110,359 48.90
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resulta imprescindible para alcanzar condiciones de competitividad que le permitan
acceder a un mercado más diversificado y exigente.
Para fortalecerse la SPFEQR llevó a cabo una revisión a fondo de sus estatutos y ha
realizado un cambio en sus órganos de gobierno, con el objeto de permitir el desarrollo de
una estructura gerencial, necesaria para la operación de una comercializadora en las
nuevas condiciones.
Con el mismo fin, la SPFEQR está actualmente impulsando un proceso de reorganización
interna en los ejidos para que éstos adopten prácticas de tipo empresarial. Éste constituye
uno de los proyectos centrales de la SPFEQR. El mismo procura modificar los aspectos
de gestión en los ejidos, constituir empresas sociales forestales en los mismos y transferir
las operaciones forestales a organizaciones con una estructura de tipo gerencial.
En el año 2009 la SPFEQR impulsó la formación de una empresa social forestal en el
ejido Tres Garantías y actualmente está trabajando en el fortalecimiento de la misma. En
el actual año 2010 está impulsando la formación de dos empresas sociales forestales en
los ejidos Caoba y Chacchoben y prevé continuar con dicho proceso en el resto de los
ejidos en años subsiguientes.
La visión es reemplazar la estructura actual de una organización regional campesina
integrada por ejidos por una organización regional comercial de carácter especializado
integrada por empresas ejidales comunitarias. Estas condiciones organizativas sentarán la
base para desarrollar una cadena productiva del sector social, con posibilidades de
transformarse en una cadena de valor. El proceso está en sus inicios y debe contar con
apoyos precisos y capacitación en los aspectos de gestión y gerencialidad.
Parte del proceso es la recuperación de la certificación de buen manejo con los
estándares del FSC. En la actualidad se está llevando a cabo la recertificación de los
ejidos Tres Garantías y Caoba, como primer paso para recuperar la certificación al nivel
regional y mejorar las condiciones de acceso al mercado de exportación y a algunas
empresas nacionales con conciencia ambiental a través del sello verde.
En la actualidad la SPFEQR tiene el carácter de Asociación Regional de Silvicultores y en
tal sentido es representante de los predios que integran la UMAFOR 2301. Esta UMAFOR
integra 71 ejidos, varios de los cuales tienen una importancia forestal estratégica debido a
su gran superficie y a las elevadas existencias con que cuentan sus montes (como Noh
Bec y Petcacab). La incorporación futura de un número reducido de ejidos forestales
estratégicos de gran tamaño permitiría aumentar la acción a casi la mitad de la superficie
forestal del estado.
La UMAFOR 2301 constituye la unidad principal en términos de producción forestal en el
estado. La concentración de la oferta maderera de estos predios posibilitaría al sector
social contar con una importante comercializadora con capacidad para negociar la mayor
parte de los volúmenes producidos en beneficio del sector social.
Dentro de una perspectiva a futuro la SPFEQR tiene un papel de consolidación regional
fundamental, ya que la constitución de la comercializadora permitiría mejorar las
condiciones de ingreso en la mayoría de los ejidos forestales estratégicos de Quintana
Roo, así como en numerosos ejidos de importancia productiva menor pero necesitados de
este servicio. Ello sentará una base de negociación y abastecimiento previsible entre el
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sector primario y el secundario, lo cual facilitará asimismo la inversión industrial y la
creación de empleos en el sector forestal.
ORGANIZACIÓN DE UNA
COMERCIALIZADORA EN BENEFICIO DEL
SECTOR SOCIAL
Para superar las limitaciones de la situación actual resulta indispensable la formación de
un ente comercializador que pueda operar con independencia del nudo local de intereses
que bloquean el desarrollo del mercado, con capacidad para ofrecer madera de un modo
predecible en volumen, calidad y tiempo de entrega y sin necesidad de que los
compradores deban entrar en relación directa con los ejidos o ir al monte para obtener la
materia prima.
La situación requiere trabajar a dos niveles: al nivel de la comercializadora fortaleciendo
su estructura interna y estableciendo acuerdos de compraventa con los ejidos, y a nivel de
los ejidos impulsando su reorganización con criterios empresariales.
Ello implica impulsar la formación de la comercializadora sobre nuevas bases, que tomen
en cuenta como aspectos centrales la empresarialidad, el manejo gerencial, la
administración y contabilidad y el control social, a través del desarrollo y consolidación de
tres pilares: el económico (planificación, eficiencia, mentalidad empresarial, administración
de recursos y principios contables); el ambiental (manejo sostenible como base de la
cadena productiva, mejoramiento de la capacidad técnica y diversificación de los
aprovechamientos en especies, calidades y productos) y el social (control social, equidad,
liderazgo y beneficio colectivo)..
Las debilidades del mercado nacional pueden ser superadas accediendo al mercado
internacional de madera con certificación internacional de buen manejo con los
estándares del FSC, la cual representa una importante ventaja competitiva y en muchos
casos es precondición para acceder al mismo. En ejidos sin posibilidades de alcanzar a
corto plazo la certificación se deberá promover los estándares de madera controlada.
Se prevé que la comercializadora tenga un papel regional como estabilizadora del
mercado y como abastecedora de la industria que se establezca en la región. Para ello se
deberá lograr concentrar la oferta de materia prima forestal de los ejidos socios y constituir
un stock comercial que resulte atractivo tanto para compradores como para posibles
inversionistas industriales. La concentración de la oferta hará a su vez previsible el
abastecimiento.
La comercializadora permitirá a los ejidatarios alcanzar mayores utilidades a través de
mejoras en el precio por la materia prima, desarrollando nuevas prácticas como la
consignación y el factoreo. La estrategia de operación de la comercializadora deberá
evitar conflictos con los grupos y formas de comercialización establecidos. Para ello
comenzará sus operaciones comercializando las especies y calidades que tengan poca
demanda en el mercado regional y buscar nichos de mercado para las mismas. Una vez
demostrada su capacidad operativa y los beneficios que pueda generar a favor de los
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ejidatarios la comercializadora irá ampliando progresivamente la capacidad de acopio
incorporando otras especies y calidades.
Para lograr el éxito de la comercializadora resulta estratégica la búsqueda promocional de
nuevos mercados. De no ser así simplemente operará como un intermediario más.
Para esto último la SPFEQR debería desarrollar una alianza estratégica y contar con el
apoyo de Rainforest Alliance, con el fin de capacitarse para la exportación de madera
certificada.
Rainforest Alliance es la principal encargada en México de la certificación de buen
manejo con los estándares del Forest Stewardship Council y a través de su programa
SmartWood realizó la certificación de varios ejidos de la SPFER.
Por otra parte, ha desarrollado una experiencia exitosa en el Petén guatemalteco, donde
las organizaciones forestales de la región han integrado una comercializadora y cuentan
con la facilitación de Rainforest Alliance para acceder con sus productos al mercado
internacional.
Tal alternativa permitiría instrumentar en Quintana Roo un modelo similar al desarrollado
por la misma organización en el Petén guatemalteco, en el cual una organización hermana
de la SPFEQR en alianza con Rainforest
La comercializadora iniciaría sus operaciones con el siguiente esquema:
EMPRESA COMERCIALIZADORA RAINFOREST MERCADO
EJIDAL SPFEQR ALLIANCE INTERNACIONAL
(facilitador)
En el futuro, una vez alcanzada la capacidad comercial, se prevé desarrollar el siguiente
esquema:
EMPRESA COMERCIALIZADORA GERENCIA MERCADO
EJIDAL SPFEQR ESPECIALIZADA INTERNACIONAL
(capacitada por RA)
El lanzamiento en Quintana Roo del programa TREES de Rainforest Alliance, como parte
de un proyecto con financiamiento GEF, con el fin de facilitar el acceso al mercado
internacional de madera certificada a través del mejoramiento de la capacidad empresarial
y gerencial de los ejidos, representa una oportunidad invaluable para instrumentar la
propuesta.
La perspectiva temporal de cinco años del proyecto ofrece un horizonte de mediano plazo
indispensable para apalancar procesos de desarrollo socioeconómico. El mismo prevé la
contratación de expertos en mercadotecnia y administración, necesarios para el
acompañamiento operativo de la propuesta.
Tal oportunidad permitiría instrumentar en Quintana Roo un modelo similar al desarrollado
por Rainforest en el Petén.
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De hecho, Rainforest Alliance a través de su programa TREES y la participación de
expertos guatemaltecos ya ha apoyado la formación de la empresa social forestal de Tres
Garantías, y en la actualidad está impulsando el fortalecimiento de la misma u la
formación de otras dos en los ejidos Caoba y Chacchoben.
Los ejidos socios de la SPFEQR cuentan con una producción propia que representa la
base a partir de la cual organizar la operación de la comercializadora. Los volúmenes
actualmente autorizados para el aprovechamiento de madera en rollo en los mismos son
los siguientes:
TRES
CAOB BOTE CHACCHO DIVORCIA CAFET TOTA
GARANT
A S BEN DOS AL L
ÍAS
PRECIOS
AS
Caoba 497 517 209 651 270 205 2,349
Cedro 255 61 14 330
BLANDA
S
Amapola 61 191 247 499
Chacah 85 55 222 540 26 928
Sacchaca
h 66 182 410 513 146 1,317
Pasa'ak 55 53 108
DURAS
Chaktekok 1 51 14 43 109
Chakté
viga 11 47 58
Chechén 101 270 1,027 1,170 51 2,619
Chicozapo
te 902 282 363 6,168 1,560 440 9,715
Jabín 3 445 165 613
Kanisté 10 61 71
Katalox 93 116 71 685 270 241 1,476
Machiche 22 32 157 211
Pukté 29 139 53 600 821
Ramón 887 787 359 96 1,500 3,629
Tzalam 324 70 1,371 480 403 2,648
Ya'axnik 609 313 922
28,42
TOTAL 2,908 3,450 2,899 11,009 6,390 1,767 3
Los volúmenes correspondientes a Chacchoben, Los Divorciados y Cafetal corresponden
a programas de manejo simplificados, por lo cual deberán ser ajustados, a pesar de lo
cual se cuenta con un volumen considerable. En la tabla anterior no se incluyeron los
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volúmenes autorizados de palizada (madera rústica de pequeños diámetros) cuya
comercialización presenta problemas particulares.
El volumen autorizado de maderas preciosas es aprovechado en su totalidad, mientras
que sólo se aprovecha una fracción relativamente pequeña del volumen autorizado de
maderas corrientes tropicales. La relación es la siguiente:
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% DE
BLANDAS M3 AUTORIZADO APROVECHADO
APROVECHAMIENTO
Esta situación abre una gran posibilidad de crecimiento en la medida en que se logre la
comercialización promocional de nuevas especies. A ello se debe sumar el
aprovechamiento de volúmenes secundarios que actualmente quedan como desperdicios
en el monte.
Una situación similar se registra en la producción de madera aserrada. Tres ejidos de la
SPFEQR cuentan con aserradero y dos de ellos los operan normalmente. La producción
de los mismos es la siguiente:
También en este caso existe una amplia posibilidad de ampliar la producción en la medida
en que se incorporen nuevas especias al aprovechamiento, se mejoren los sistemas de
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clasificación (por ejemplo incorporando las calidades de la NHLA) y se logre un mejor
aprovechamiento de calidades residuales. En este sentido, se trata de recuperar la función
que tuvo el frente de comercialización en la década de los 90, que colocó en el mercado
internacional aproximadamente 12 especies en distintas calidades.
Una utilización más intensiva de especies, un aumento del volumen aserrado de maderas
duras y una mejor selección que reduzca los elevados índices de desperdicio actuales
permitiría un aumento considerable de los ingresos.
Para ello se debe contar con un instrumento centralizado que pueda incidir en las
prácticas de extracción y transformación a través de la demanda, estableciendo, exigiendo
y llevando el control de las calidades y condiciones de entrega. Ésta deberá ser
precisamente la función de la comercializadora que se propone en este proyecto.
La incorporación en un futuro a la comercializadora de nuevos ejidos integrantes de la
UMAFOR 2301 permitirá a su vez ampliar significativamente su potencial comercial.
Tres puntos críticos requerirán del apoyo de Rainforest Alliance en aspectos de gestión
empresarial para lograr una operación eficiente de la comercializadora. Por un lado, la
incorporación al consejo de administración de la SPFEQR de los liderazgos que están
surgiendo en los ejidos en el proceso de constitución de las empresas sociales forestales.
Ello será un elemento fundamental para fortalecer el funcionamiento del mismo. En
segundo lugar, la selección del gerente comercial. El mismo deberá tener experiencia
suficiente, conocer el mercado nacional e internacional de materias primas y productos
forestales y dominar el idioma inglés. Por último, se deberá desarrollar un sistema
eficiente y transparente de contraloría social.
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BENEFICIOS A OBTENERSE POR LA
OPERACIÓN DE LA COMERCIALIZADORA
DIRECTOS
• La comercializadora es la base principal de toda la cadena productiva forestal del
sector social.
• A través de la comercializadora se podrá recuperar la unidad ejidal, ya que
permitirá conjuntar los volúmenes, la oferta maderera y generará una visión
conjunta en los ejidos.
• La comercializadora, al contar con una producción previsible, permitirá a los ejidos
mercadear sus materias primas y productos en el mercado internacional
• Impulsará el desarrollo de las formas de gestión empresarial al nivel local.
• Permitirá dar asistencia técnica contable y administrativa a los ejidos.
• Permitirá impulsar la certificación para alcanzar el mercado internacional
INDIRECTOS
• La comercializadora, a través del impulso a la reorganización de las prácticas de
gestión ejidales, permitirá impulsar el establecimiento de empresas de
transformación locales y dar servicios financieros a sus socios.
• Con el apoyo de la comercializadora se impulsarán pequeños talleres que den
valor agregado a la materia prima y reduzcan la presión sobre la madera en pie.
• Ello permitirá impulsar la formación de una red de empleos permanentes y
especializados en los ejidos.
• La comercializadora impulsará la formación de un pool de maquinaria de
extracción que incida en la racionalización de las operaciones en el monte y
otorgue servicios a los ejidos pequeños.
• Estabilizará los aprovechamientos forestales y le dará la importancia que deben
tener las áreas forestales permanentes.
• Los ingresos que genere la venta de productos permitirá dar solución al problema
del pago de los servicios técnicos forestales y aumentar su calidad.
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