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DOCTORADO EN EDUCACIÓN
Si, por decir algo, se le pregunta al comprador de una mercancía qué entiende
por calidad del producto, podría referirse en términos de -palabras más,
palabras menos- que esté hecho con materiales durables, es decir resistentes;
que tenga buenos acabados para que no muestre ningún detalle defectuoso;
que se perciba como igual o mejor que los restantes de su especie; que
ofrezca una garantía de un tiempo de uso o servicio; y en general que satisfaga
las expectativas del cliente, entre otros atributos.
Ahora bien, para seguir esclareciendo el tema que nos ocupa, situémonos en
un escenario intermedio, digamos una pequeña ciudad de no más de 100.000
habitantes1 donde se cuente con todos los servicios públicos que ofrece la vida
contemporánea. Las calles no están repletas de vehículos luego no se tiene
que sufrir los trancones propios de las grandes urbes; en los bancos y sitios
para pagar servicios públicos no hay que hacer fila porque la demanda es baja;
se puede caminar por las calles sin temor a que un atraco o a la agresión de un
loco; aún se disfruta de aire puro y el canto de las aves; los colegios públicos
generalmente tienen cupos todo el año por lo tanto no es una mayor
preocupación; las salas de urgencia de los hospitales no están a reventar y se
recibe atención casi inmediata aun cuando no de las eminencias del ramo; la
mayoría de las personas del barrio se conocen y se tienen confianza; existen
diversiones gratuitas como ir a bañarse a una fuente de agua o en época de
verano a un río cristalino; el tiempo alcanza porque las distancias son cortas de
tal manera que se puede dedicar más horas al ocio, al deporte o las aficiones
de cada quien o si se quiere se puede llegar todos los días temprano a casa;
es fácil controlar a los niños y jóvenes porque son más escasos los sitios que
tienen a su disposición para frecuentar y menores los riesgos de ser inducidos
por malos hábitos como la droga; se encuentran espacios abiertos para jugar al
aire libre e incluso para parquear los vehículos gratis y sin temor a los ladrones.
En sitios como el descrito sus habitantes se toman las cosas con calma, saben
disfrutar de su vida, de cada momento y se preocupan lo mínimo, algo que les
hace llevar una vida muy saludable, que unido a un entorno natural envidiable y
un lugar fabuloso entre montañas y llanuras configuran un ambiente cargado
de buenos satisfactores de necesidades humanas. En tales condiciones,
excepto porque no se cuenta con algunos satisfactores de orden superior como
universidades de prestigio ni se ofrecen maestrías y doctorados, se podría
decir que la calidad de vida es buena. Una familia con ingresos permanentes y
suficientes para satisfacer todas sus necesidades de orden inferior e incluso
algunas de orden superior, en un entorno como el descrito se podría afirmar
que goza de una buena calidad de vida a pesar de que si quisiera disfrutar de
la ópera, tendría que desplazarse a una gran ciudad.
Vista la situación desde otro ángulo, el contar en las grandes ciudades con
muchas opciones para ir al cine, a la ópera, a conciertos de artistas
internacionales, a bibliotecas y museos para satisfacer necesidades superiores
de orden estético y creador; el contar con prestigiosas universidades que
ofrecen una amplia gama de carreras de pregrado y postgrado para satisfacer
necesidades de conocimiento; el poder disponer de periódicos incluso
gratuitos; de grandes y hermosos parques públicos, entre otras variables, que
ayudan a subir algunos escalones en el nivel de calidad de vida, se llega a la
conclusión que la calidad de vida tiene muchas aristas desde donde verla y
valorarla, pero en general está relacionada con la mayor o menor posibilidad de
las personas de satisfacer sus necesidades de orden superior: filiación,
reconocimiento y autorrealización; una vez desde luego han logrado satisfacer
las necesidades inferiores: fisiológicas y de seguridad (Maslow 1943).
LA CALIDAD DE VIDA DESDE LA PERSPECTIVA DEL CAPITALISTA
La calidad de vida es inversa al número de desocupados en los parques, de policías, de guardias de seguridad,
de agentes de tránsito, de agentes secretos, de mendigos, de gamines, y de leyes y normas. Juan José Sarmiento
Acudimos a Savater (2010) para señalar que los ignorantes son muy peligrosos
para las democracias ya que conforman una mayoría que a la hora de votar no
eligen sus mejores hombres, los más inteligentes, sino a los más astutos, esto
es a los políticos quienes a su vez fincan sus proyectos demagógicos y
populistas en la ignorancia de la mayoría que se impone sobre el silencio y a
veces la apatía de los hombres y mujeres mejor formados que son la minoría.
Por eso cada pueblo se merece el gobierno que elige. Es decir cada pueblo al
elegir a determinados gobernantes elige la calidad de vida que desea darse.
Desde luego que sería más una excepción que una regla que un político
tradicional hubiese leído Desarrollo a Escala Humana o Economía de los pies
Descalzos y que por lo tanto comprendiera muy bien de qué se tratan estas
teorías dirigidas a que los sectores invisibles de la economía se inserten en los
procesos de desarrollo no asumidos como simple crecimiento económico sino
como posibilidades de satisfacer las necesidades de de subsistencia,
protección, afecto, entendimiento, participación ocio, creación, identidad y
libertad en las dimensiones del ser, tener, hacer y estar (Max Neef 1998)
Desde la óptica del Desarrollo a Escala Humana propuesto por Max Neef
(1998) se encuentren problemas comunes en muchas ciudades en relación con
la satisfacción y los satisfactores de las necesidades del ser humano que
inciden negativamente sobre el nivel de vida, así: egoísmo, codicia, avaricia,
estrés, mala salud, contaminación, aceptación social de la desigualdad,
degradación de la persona humana, falta de armonía con la naturaleza, miedo,
alienación, indiferencia, censura, aceptación social de la violencia y leyes
flexibles para los jefes del paramilitarismo, explotación de empresarios a
empleados, calles peligrosas y sucias, superpoblación, falta de espacios
comunes seguros, cinismo, superficialidad, agresividad, promiscuidad,
arrogancia de los funcionarios del gobierno, ruptura familiar, crisis de valores
humanos, aislamiento de algunos sectores de la comunidad, contaminación
visual y auditiva, autoritarismo de las fuerzas del orden, cinismo de algunos
gobernantes corruptos, intolerancia, deshonestidad, desempleo, egoísmo,
congestión, codicia, falta de ratos de ocio, falta de tranquilidad y espacios
privados, conformismo de algunos sectores, descalificación de los demás,
neurosis individuales y colectivas, injusticia por parte de los jueces encargados
de garantizar la justicia, entre otros muchos factores que de una u otra manera
hacen que la persona perciba que su calidad de vida viene en descenso y sus
gobernantes de turno no están adoptando las medidas pertinentes para frenar
su inevitable caída a niveles más bajos.
De otro lado y de nuevo apoyándonos en Max Neef (1997) quien llevó a cabo
un seminario en Bogotá con cincuenta participantes académicos, dentro de las
conclusiones señala que “hay violencia -mucha violencia- en la sociedad
colombiana, pero según lo que revela la lista, se considera que el gran
problema subyacente es el miedo” (pag.72). Tal resultado induce a pensar que
tal vez la calidad de vida en general de Colombia no es tan buena como desde
la epidermis se percibe y se quisiera. Quizá sea necesario ir más al fondo,
porque esta es una afirmación rotunda. Con miedo no puede haber una buena
calidad de vida. Y no es un miedo infundado porque la cifra de desaparecidos,
de desplazados4, de masacres, producto del fenómeno paramilitar-guerrillero
1990-2010 es muy alta frente a lo que reconocen los gobiernos de turno y lo
que se ventila en los medios de comunicación masiva al servicio de los
intereses del Estado. Es un miedo que -no se sabe si con la mirada complacida
o complaciente- de cierta manera patrocinó el Gobierno Uribista en sus dos
periodos con por ejemplo los falsos positivos5, y el señalamiento de
cohonestador con la subversión para las personas que se opusieran a las
políticas de Seguridad Democrática. En tales condiciones es muy difícil
considerar a Colombia como un país que ofrezca una gran calidad de vida.
Podrán gozar de calidad de vida algunas familias adineradas, sin embargo,
dado que la desigualdad social y económica es tan grande, tampoco pueden
ser tan felices ya que para garantizar su seguridad se ven en la necesidad de
restringir su libertad y rodearse de personas extrañas que les guarden las
espaldas. Claro que toda regla tiene su excepción. Seguramente no es difícil
encontrar sitios donde la calidad de vida es óptima, pero lo que sí se puede
asegurar es que no son muchos.
“Como es notorio he tomado esto por oficio, como tan útil y santo; y aunque es cierto que pretendo del algún modo por
este medio subvenir a las notorias escaseces mías y de mi familia, también es notorio que más que del salario que de
uno u otro niño recibo es muy escaso, enseño de balde a la mayoría de ellos” Juan de la Cruz Castelblondo, maestro
6
de la escuela de Sogamoso en 1792
Si en Colombia llueve por otros países no escampa. Una mirada a las políticas
públicas internacionales se establece que apenas hace pocos años empiezan a
preocuparse por el bienestar y la calidad de vida de los docentes. Así por
ejemplo en el artículo 7 de la Declaración Mundial de Jomtien se establece que
es particularmente importante reconocer el papel vital de los educadores y de
las familias. En este contexto, las condiciones de servicio y la situación social
del personal docente, que representan un elemento decisivo para conseguir la
educación para todos, deben mejorarse urgentemente en todos los países
(UNESCO 1990).
Parodiando a Max Neef (1999) quien afirma que en los últimos años muchas
cosas se están deteriorando en el mundo, hay ciudades más sucias y ruidosas,
más contaminación y más stress; podríamos decir, que en los últimos años en
Colombia, cada vez se deteriora más la profesión docente; hay más ruido en
los colegios y los profesores con mayor frecuencia padecen enfermedades
relacionadas con el síndrome de Burnout. Al gremio docente cada gobierno le
agrega más tareas, le colocan más controles, le aumentan los estudiantes por
aula y en general se le da a la profesión un tratamiento desigual en relación
con otras profesiones al servicio del Estado. Ese nuevo escenario definido
como el malestar docente (Bautista 2010) se caracteriza por la sensación que
experimenta un docente en un momento determinado de su vida laboral, donde
se autopercibe falto de los recursos personales necesarios para afrontar el
ejercicio de la profesión de manera adecuada a los requerimientos del
contexto, lo cual puede derivar en cuadros de ansiedad, desmotivación,
confusión mental, indiferencia, apatía, etc
Si se mira desde otro ángulo la calidad de vida del maestro, se puede afirmar
con ESTEVE (1998) que es notable la caída de la imagen social de los
profesores. De forma tal vez paradójica son los profesores los que han sufrido
las consecuencias más negativas de los éxitos obtenidos por el sistema escolar
a través de los años y por la aplicación de sus múltiples reformas. Los
profesores han perdido el respeto y el apoyo social que constituían su
retribución social más gratificante, ante la clara evidencia de que los salarios no
eran ninguna fuente de alegría para los mismos; es evidente en la legislación
colombiana el aumento de las exigencias sobre el profesor en especial para los
nuevos que ingresaron bajo el Decreto 1278 del 2002. Los maestros se
encuentran como en un Vaiven sin Hamaca (Miñana 2010) frente al aumento
de las contradicciones en el ejercicio de la docencia ya que por un lado hay que
formar en valores humanos, pero por otro se deben sacar altos resultados en
las pruebas SABER e ICFES; se le pide profundizar en los temas para una
mayor comprensión por parte de los estudiantes pero a la vez se le señalan
una serie de competencias que solo se desarrollan si se trabaja todo el
programa creando una tensión no resuelta entre profundidad y extensión.
Ahora bien, de acuerdo con Oliveira D (2004) al notable descenso de la
valoración social del profesor se suman otros elementos que hacen de la
profesión hoy día una de las menos atractivas haciendo salvedad de la
estabilidad de los viejos maestros, ya que incluso ésta se ha visto afectada por
las evaluaciones en servicio para los docentes que ingresaron a la nómina
oficial a partir del año 2003. A la arena movediza en que se mueve el maestro
colombiano en la actualidad, se entró por varios caminos, a algunos de los
cuales a continuación nos referimos. Los cambios frecuentes en los contenidos
curriculares, los objetivos, los logros, las competencias, la forma de evaluar los
saberes, entre otros que ponen al docente en una encrucijada desorientadora
por los diversos caminos borrosos que se le abren sin saber muchas veces por
cual coger; aún no asimila un discurso legal para llevarlo al campo del discurso
pedagógico, sin lograr plasmarlo en la mediación pedagógica, cuando ya le
llega uno nuevo. Hay más escasez de recursos materiales y son más
deficientes las condiciones de trabajo dado los consecutivos recortes al
presupuesto asignado para educación en la escuela que es donde se vive la
cotidianidad, contrario a lo que parece sienten los ministros de turno
centralizadores de recursos y decisiones, pero altamente descentralizadores de
problemas: sálvese quien pueda9. Son significativos los cambios en las
relaciones profesor-alumno -no solo la numérica- sino principalmente la
interpersonal; el maestro no sabe cómo desenvolverse frente a estudiantes
perezosos, inapetentes por el saber, irrespetuosos, desobedientes, inclinados a
incumplir las reglas; dados al facilismo e irreverentes, apoyados por los padres,
los gobernantes y los jueces en una errónea interpretación del libre desarrollo
de la personalidad y de los derechos del niño y el adolescente. La
descomposición de la sociedad y las familias por las crecientes estadísticas de
separación de los padres está afectando a la escuela a la cual llegan los niños
tristes y agresivos más con ganas de vengarse de la vida que de estudiar. La
violencia que ha generado miles de niños huérfanos -a su vez violentos y
depresivos- sacude a la escuela y altera el sistema nervioso del maestro,
mientras el gobierno nacional reduce el número de psicoorientadoras y hace
oídos sordos a la necesidad de nombrar psicólogos e incluso psiquiatras en la
escuela. Y así sucesivamente se podría seguir enumerando los males
modernos que la sociedad contemporánea como un lastre le cuelga a la barca
de la escuela llevando a la educación al borde del naufragio y con esta al
maestro su capitán y timonel que por necesidad o vocación no se sube a un
salvavidas y se aleja de tantas dificultades.
Falta de apoyo por parte de los padres de familia que no quieren asumir su rol
de primeros educadores de sus hijos desresposanbilizándose y dejando la
formación a cargo exclusivamente de la escuela y el maestro. Los padres viven
esclavos de sus trabajos. No les queda tiempo ni siquiera para preguntar al
profesor por sus hijos.
CONCLUSIONES.
En cuanto a lo que tiene que ver con el gremio docente, lo muy poco que se
pudo decir indica que la calidad laboral no es buena y que esta incide
negativamente con gran peso sobre la calidad de vida. Para la muestra un
botón. Con menos de un millón de pesos mensuales de ingreso el joven
profesor tendrá que esperar a llegar a viejo para poder adquirir su vivienda
propia porque no se encuentra en el estrato uno o dos para acceder a
subsidios del Estado, pero tampoco le alcanza la plata para comprar una
vivienda de interés social.
BIBLIOGRAFÍA
Referencias.
1
Por Ejemplo la ciudad de Yopal Casanare, situada a aproximadamente 350 kilómetros de la capital de la república,
con una temperatura promedio de 28 grados centígrados, calles de doble calzada pavimentadas, sembradas de
árboles y muy limpias; con el río Cravo Sur pasando muy cerca de sus calles céntricas y los ríos Tocaría, Unete y
Charte situados a menos de media hora en carro por carretera pavimentada cuyas aguas cristalinas en verano se
disfrutan sin ningún costo o con fuentes de agua cristalinas en invierno como la Aguatoca; con baja producción de
basura, bajo niveles de ruido, dotada de todos los servicios públicos; con excelentes áreas verdes que facilitan la
práctica de deportes al aire libre, entre otros atributos que la hacen muy atractiva para vivir. Una ciudad como Yopal,
se podría decir que ofrece una buena calidad de vida con respecto a grandes ciudades como Bogotá ya que se puede
disfrutar de una vida más tranquila y segura.
2
Al menos en grandes ciudades de Colombia no es inusual encontrar a una persona o incluso a una familia completa
de desplazados pidiendo limosna en un semáforo o en una calle totalmente pavimentada en la que pasan carros de
varios millones de pesos y frente a edificios construido con la arquitectura de vanguardia del mundo. Sin embargo del
hecho de que el entorno encaje dentro de los parámetros del mundo capitalista como de alto nivel de confort, la calidad
de vida de esas familias pobres sin duda es muy mala.
3
Mientras no se determine que por cada familia solo puede transitar un vehículo con la restricción del pico y placa, los
estratos altos seguirán comprando dos carros por cada uno de los integrantes de sus familias ocupando las avenidas
que le están vedadas para los más pobres que ni siquiera tienen con qué comprar una automóvil y para las clases
medias que escasamente con grandes sacrificios logran hacerse a un carro familiar.
4
De acuerdo con el Registro Único de Población Desplazada (RUPD) 2010 que lleva Acción social de la Presidencia de
la República, en Colombia 754.539 hogares (3.316.862 personas), han sido expulsados de 1.109 municipios y
corregimientos departamentales cifras que están muy por debajo de lo que Asociaciones como la Geovanny Quevedo
de las Víctimas del conflicto Armado y del Desplazamiento forzado denuncian.
5
De acuerdo con la Fiscalía General de la Nación, son escandalosas las cifras de los crímenes cometidos por los
paramilitares. Se habla de 30.000 homicidios, 1000 masacres y 2500 desapariciones. Es la suma de las confesiones de
cuatro mil desmovilizados paramilitares que, en el marco de la Ley de Justicia y Paz, relatan sus crímenes a los fiscales
para obtener los beneficios de esta ley que promovió Uribe: máximo ocho años de cárcel sin posibilidad alguna de ser
extraditado, aun cuando los crímenes cometidos sean de lesa humanidad. Pero como quedan cerca de 30.000
desmovilizados que fueron soldados rasos, se espera que esta cifra aumente ostensiblemente. Los casos de “falsos
positivos” (civiles asesinados por miembros del Ejército) según la ONU llegan a 1800 en el 2009 de acuerdo con el
informe del 14 de Julio del 2009 del relator Philip Alston, quien estuvo en Colombia investigando estos hechos.
6
Citado por Alberto Martínez Boom en la Conferencia Crónicas del Desarraigo: una reflexión en torno a la historia del
maestro V Congreso Internacional de Filosofía Lationamericana USTA Bogotá 1988.
7
Carta del maestro Juan de la Cruz Castelblondo escrita en 1796 dirigida al Rey de España rogando se le paguen sus
salarios atrazados.
8
Un celador vinculado a través de los antiguos FER (Fondos Educativos Regionales) en el año 2010 con horas extras
nocturnas, reconocimiento de dominicales y festivos logra ingresos promedio de $1´500.000 en tanto que un licenciado
que ingresa al servicio educativo por concurso de méritos, con título universitario de educación superior lo hace de
acuerdo al decreto 1278 del 2002 en la categoría 1A con un salario de $ 949.272 . Ver Decreto 1367 del 26 de Abril de
2010.
9
En una visita realizada por los rectores de colegios participantes en un Congreso Internacional sobre educación
realizada en Compensar Bogotá en Julio del 2009, se programó visita a varios colegios públicos de Bogotá. En el
Colegio Gustavo Rojas Pinilla al observar en el recreo que varios profesores hacían turnos de vigilancia se le preguntó
al rector cómo lo lograba, a lo cual nos contestó que le ayuda el hecho de que en la sala de profesores solo hay
asientos y escritorios para la mitad de tal manera que por obligación la mitad no tienen dónde sentarse por lo tanto se
dedican a rondar los pasillos del colegio más por necesidad que por convencimiento.
10
La Institución Educativa Pública Braulio González del municipio de Yopal Casanare, de la cual es rector el autor de
este artículo, tiene en promedio 2200 estudiantes en la Sede Campestre en una jornada única. En horas de recreo el
ruido producido por esta cantidad de estudiantes se torna poco soportable para personas adultas ya que por el
contrario los niños y los adolescentes se sienten cómodos con los altos niveles de ruido.