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Civilizar: Ciencias Sociales y Humanas, 19(37), 31-42, julio-diciembre de 2019

DOI: https://doi.org/10.22518/usergioa/jour/ccsh/2019.2/a08

Aproximaciones al concepto
ISSN 1657-8953 e-ISSN: 2619-189X

de imaginario social*

Approaches to the Concept of Social Imaginary


Gustavo O. García Rodríguez§

Resumen
*
Artículo de reflexión. Producto de la in- El artículo ofrece una serie de elementos para introducir al lector en la comprensión
vestigación Imaginarios de mujeres que
ejercen la prostitución en Bogotá sobre del concepto de imaginario social, concepto polivalente que cuenta con una
los hombres que hacen uso de sus servi- importante tradición y amerita un acercamiento minucioso; un concepto abierto
cios sexuales (2017) para optar el título que, en la actualidad, se nutre de perspectivas que lo enriquecen y matizan. En
de magíster en Estudios Sociales de la respuesta a dicha situación, se exponen algunos puntos para situar los referentes de
Universidad Pedagógica Nacional.
su discernimiento, lo que a su vez lo diferencia de conceptos y términos que suelen
§
Sociólogo, Magíster en Estudios Socia- ubicarse como equivalentes. También se presentan las ideas centrales que, frente al
les. Profesor de tiempo completo en la
Especialización en Gestión Asociada de
mismo, han desarrollado tres autores que hacen parte de dos corrientes intelectuales:
la Facultad de Ciencias Humanas y Socia- Cornelius Castoriadis, Manuel Antonio Baeza y Juan Luis Pintos.
les, Corporación Universitaria Minuto de
Dios, Bogotá - Colombia. Finalmente, se destaca la riqueza conceptual del imaginario social, su utilidad en el
debate teórico-metodológico y práctico de la ciencia social, así como se pretende esti-
Correo electrónico:
gustavo.garcia-r@uniminuto.edu.co.
mular la discusión e interés al rededor del mismo. En particular, se resalta la posibili-
0000-0002-7159-8439 dad que abre para contrarrestar el anquilosamiento que produce el afán de proponer
y hacer uso de conceptos definidos y cerrados, una suerte de lugar común de la “cien-
Cómo citar:
García-Rodríguez, G. (2019). Aproxima- cia verdadera”, ofreciendo caminos innovadores para el ejercicio de la ciencia social en
ciones al concepto de imaginario social. un contexto tan maleable y dúctil como el contemporáneo y, que al ser situado en el
Civilizar: Ciencias Sociales y Humanas, escenario latinoamericano y nacional, encuentra panoramas contradictorios y por qué
19(37), 31-42. doi: 10.22518/usergioa/ no, hasta irracionales.
jour/ccsh/2019.2/a08
Palabras clave
Ciencia verdadera, imaginario, imaginarios sociales, significaciones imaginarias,
corrientes intelectuales, hermenéutica.
Abstract
This article offers a series of elements to introduce the reader to the understanding
of the concept of social imaginary. This is a polyvalent concept with an outstanding
tradition that deserves a detailed approach and that, at present, is nourished
by perspectives that enrich and nuance it. In this situation, the references of its
discernment are placed, which in turn differentiates it from concepts usually located
as equivalent. The central ideas developed by Cornelius Castoriadis, Manuel Antonio
Baeza and Juan Luis Pintos, who are part of two intellectual currents, are also
presented.
Finally, the text highlights the conceptual richness of the social imaginary and its
usefulness in the theoretical-methodological and practical debate of social science and
aims to stimulate the discussion and interest around it. In particular, it emphasizes
the possibility that it opens to counteract the stagnation produced by the eagerness to
propose and make use of defined and closed concepts, a sort of commonplace of “true
science”. Moreover, the search offers innovative paths for the exercise of social science
in a context as malleable and ductile as the contemporary one and that, when placed
on the Latin American and national scenario, finds contradictory and even irrational
Recibido: 22/03/2019
Revisado: 02/09/2019
views.
Aprobado: 06/09/2019
Keywords
Licencia Creative Commons
Atribución-NoComercial- True science, imaginary, social imaginary, imaginary meanings, intellectual currents,
SinDerivar 4.0 Internacional
(CC BY-NC-ND 4.0). hermeneutics.

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Gustavo O. García Rodríguez

Introducción Ideas introductorias al concepto


Poco a poco, el concepto de imaginario social de imaginario social
ha ido ganando terreno en los debates de la ciencia El concepto de imaginario social ha cobrado
social, así como de la sociología en particular. De un papel relevante en el campo de los estudios
reciente aparición (años ochenta del siglo pasado) en sociales, especialmente en el contexto contem-
el debate académico, ha logrado ganarse un lugar en poráneo; ha permitido revitalizar los debates
las aulas y sobre terreno ―los ejercicios de inves- teórico-conceptuales y metodológicos que en
tigación que apelan a él así lo corroboran― como cierto momento del pensamiento social se vieron
concepto eje para comprender el mundo, así como estancados, y aparece como una “herramienta
para ser cuestionado y discutido1. La ausencia de de interpretación y conocimiento de la realidad
social, utilizada inicialmente a un nivel individual”
una definición unívoca, sus referencias a elemen-
(Arribas, 2006, p. 18). Cobra un papel central en las
tos intangibles de la sociedad y los retos en su tra-
discusiones académicas que optaron por referentes
ducción metodológica, figuran como nodos de sus
alternativos, paradigmas menos estáticos, concep-
críticas y, probablemente, como razones de su lenta
tos menos “claros y distintos” ―para parodiar los
inserción en el escenario académico formal. requerimientos filosóficos racionalistas―. El ima-
Lo anterior no implica, en absoluto, que este- ginario social “estaría alejado de los paradigmas
mos tratando de un concepto que deba deses- clásicos, los cuales operarían jerarquizando el cono-
timarse o asumirse como débil. Su arqueología cimiento. En cambio, este nuevo enfoque propone
puede rastrearse en autores de amplia referencia integrar anomalías, flexibilidad y universalidad”
como Aristóteles o Durkheim, entre muchos otros; (Pintos y Aliaga, 2012, p. 11).
más bien, ha logrado posicionarse en medio de la Manuel A. Baeza (2000) denomina a los ima-
controversia que suscita, generando la inconfor- ginarios sociales como “la propuesta conceptual
midad de las posturas teóricas más férreamente más significativa de los últimos años”, así como un
ligadas a la tradición empírico-racionalista, lógico- concepto “extremadamente potente en su capaci-
racional o nomotética (Cegarra, 2012). El concepto dad de desbaratar muchas de las categorías en uso
de imaginario social permite hacerse a ricas lec- corriente en las ciencias sociales” (pp. 8-9). Podemos
turas de lo social al ofrecer interesantes elementos rastrear sus orígenes en el siglo XIX como un domi-
de juicio y análisis, sin que por ello se sacrifique el nio del espíritu desdeñado por la razón, a la vez que
rigor conceptual o metodológico; invita más bien a íntimamente ligado a la imaginación como facultad
posibilitar perspectivas abiertas y polifónicas que psicológica de engendrar y utilizar imágenes. A
la mayoría de las veces se opacan por la necesidad mediados del siglo XX con el declinar de una cierta
de abrazar la certeza que ofrecen conceptos “más” concepción de la psicología y bajo la presión de las
claros y distintos. ciencias humanas, la perspectiva de la imaginación
fue suplantada por el problema del imaginario: un
Al inicio, trabajar con conceptos como el de
estudio de las producciones de imágenes, sus pro-
imaginario social podría percibirse como un reto de
piedades y sus efectos (Wunenburger, 2003, p. 5;
gran envergadura, sin embargo, y apelando a una
citado por Belli, López, y Romano, 2007, p. 105).
mirada más rigurosa, posee llamativas porosidades
que permiten filtrar universos de sentido y signifi- El imaginario surge como una cuestión indivi-
dual, sin embargo, es necesario aclarar que se torna
cado ricos en contenido, que permiten acercarse al
social en tanto pasa a ser compartido y aceptado por
andamiaje menos evidente de eso que llamamos la
la sociedad, al punto de hacerse común al interior de
vida cotidiana.
grupos concretos.
Así las cosas, léase lo que sigue como una de Los estudios sobre imaginarios sociales vienen a ser
muchas puertas de entrada al universo de los ima- una forma de generación de nuevo conocimiento
ginarios sociales, esperando que sus cualidades y ―y por lo tanto de poder hacer―, especialmente
características llamen la atención del lector por las en un momento en que se percibe en las ciencias
dudas e intereses que puedan fundar, así como por sociales un vacío de carácter ontológico (Coca et al.,
las inquietudes e, incluso, reparos que edifique. 2011; citado por Randazzo, 2006, p. 86).

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Aproximaciones al concepto de imaginario social

Vale resaltar de nuevo que, desde su aparición de la cual estudia la génesis de las significaciones
en las discusiones académicas, el concepto de ima- imaginarias” (p. 84), es decir hace referencia la
ginario social ha debido enfrentarse a los juicios que “creación de nuevas significaciones” (p. 84), lo que
ven en él una noción pre-científica, ligada más a la da la posibilidad de estudiar el curso de transforma-
literatura y las artes que a un ejercicio de la razón ción de los significados que atribuye una sociedad,
científica. La revalorización antropológica de lo así como las prácticas de esas significaciones deri-
imaginario pasa, entonces, por el redescubrimiento vadas. Se trata de “una noción que permite indagar
de una lógica peculiar de lo aparentemente ilógico, el hacer, pues las significaciones sociales imagina-
por la dignificación de aquellos órdenes de la expe- rias son definidas como las formas de ser, pensar y
riencia social irreductibles al modelo del discurso actuar de las personas” (pp. 84-85).
imperante desde la episteme racionalista y su deri- Quizás es por estas cualidades instauradas por
vado, la Ilustración (Carretero, 2004, p. 2). el imaginario social respecto de la racionalidad ilus-
El imaginario hace parte de lo que se acepta trada, que para Solares se le ha tratado peyorativa-
como real; estructura y constituye la realidad mente como una noción pre-científica, en el ámbito
socialmente instituida (Carretero, 2004); descansa de las ciencias humanas:
en un orden experiencial alternativo al paradigma No sólo suele ser fuente de numerosas imprecisio-
racionalista predominante. Paradigma que privile- nes sino, generalmente, de franco rechazo y malos
gió el quehacer científico sobre elementos como la entendidos. Cabe notar que de hecho, tanto en
imaginación; Cornelius Castoriadis puede identifi- español como en francés, el término se inscribe de
carse como uno de los principales intelectuales en manera muy reciente en el vocabulario académico
entrar en su rescate. mientras que en inglés, hasta la fecha, no se tiene
La imaginación fue ignorada, a juicio de Casto- un equivalente preciso. (Solares, 2006, p. 130).
riadis (2002, p. 94), hasta el siglo XVIII, cuando Habitualmente se le liga a las instituciones y las
Kant la retoma como “imaginación trascendente”, representaciones sociales que lo encarnan como la
o sea: «la imaginación requerida para abarcar el Iglesia o el Estado (Randazzo, 2012), haciendo com-
conocimiento cierto y no empírico». Sin embargo, plicado percibir este concepto por los niveles de legi-
Castoriadis afirma que Kant, en la segunda edición timidad que una institución como estas pude llegar
de la obra, finalmente reduce la fuerza y la impor- a tener, “pocas veces es utilizada con pertinencia y
tancia a la imaginación. Heidegger trajo de nuevo el rigor, con lo cual sigue siendo una noción al uso, que
tema como cuestión filosófica, los movimientos de de alguna forma se puede intuir, pero que difícil-
la historia de la imaginación y la crítica a la noción mente se logra explicar” (Randazzo, 2012, p. 78).
kantiana de imaginación trascendental (Hurtado,
Destáquese a este respecto que representaciones
2008, p. 86).
e imaginarios no son figuras equivalentes: las repre-
De allí que la veracidad en el imaginario no se sentaciones sociales operan como precodificaciones
base en los criterios de verdad o falsedad que esta- que el individuo tiene en cuenta para desempeñarse
blece la epistemología de la ortodoxia positivista, en la sociedad, de allí su carácter más subjetivo; pre-
apunta más bien a desmitificar el axioma raciona- codificaciones que no por ello dejan de depender de
lista. Esto no implica que metodológicamente este- una sociedad particular en las que cobran cuerpo.
mos frente a un concepto inoperable desde la inves- El imaginario, por su parte, opera como matriz de
tigación; en efecto, puede estudiársele de forma casi sentido que tiende a imponerse2 como una forma de
literal “a través de temas, relatos, motivos, tramas, leer la vida social (Cegarra, 2012).
composiciones o puestas en escena, capaces de abrir No se pierda de vista que lo imaginario tiene
un significado dinámico dando lugar siempre a su hábitat original en sustratos tan amplios como la
nuevas interpretaciones dado que sus imágenes y danza, los cantos, los chistes, los juegos, los cuentos
narraciones son siempre portadoras de un sentido y leyendas, la abstención, los silencios, las astucias,
simbólico o indirecto” (Solares, 2006, p. 130). En tal la artimaña, la burla, la ironía, el cinismo, el cine,
orden de ideas posibilitaría identificar y analizar las entre otros. Así también, que el imaginario posee un
luchas, tensiones y hasta las emancipaciones que se gran potencial liberador, de oponer resistencia3, de
libran al interior de la sociedad (Randazzo, 2012). generar novedad (Bergua, 2005).
Falleti (2006) refiere que el imaginario social Lo imaginario no es lo mismo que lo simbólico4;
“introduce una perspectiva socio-histórica a partir lo simbólico está ligado a la razón, a lo empírico; lo
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Gustavo O. García Rodríguez

imaginario, a la magia, a lo difuso. Según Bergua un carácter incompleto, dinámico y móvil (Shotter,
(2005): 2002); tienen atributos reales así no se puedan
El tipo de significación que procuran uno y otro anclar al espacio o al tiempo concretos; son formas
registro, el simbólico y el imaginario, es distinto. creativas de vivenciar el futuro construyendo nue-
Mientras el simbólico produce sentido según las vas maneras de vivir; son una creación incesante e
relaciones digitalizadas que se dan entre los signifi- indeterminada (Hurtado, 2004).
cantes, en los que el sujeto y los objetos están re-pre- Ahora bien, las siguientes son otras cualidades
sentados (suplantados), en el registro imaginario el
que el concepto de imaginario social posee y que
efecto de sentido es producido por una relación más
cerrarían esta apretada síntesis de elementos que se
analógica entre las imágenes así como de estas con
la realidad. Por otro lado, el predominio de uno u han venido exponiendo:
otro modo de significación, pone en marcha dos • Su flexibilidad: no opera como concepto
tipos de conocimiento diferentes, el mito y el logos determinante, rígido, permanente y estable.
[Morin, 1988:173]”. (p. 41). Flexibilidad de gran utilidad en sociedades
De igual forma, lo imaginario no se debe con- como en las que vivimos en la actualidad, que
se destacan por la fluctuación, la dinámica, la
fundir con la mentalidad, la mitología, la ideología,
transformación; si se quiere por el caos y la
la ficción, o la imaginería, ni tampoco reducirse a
poca estabilidad social. El imaginario “permite
un signo lingüístico; estaría definido “más por sus y procura la realización de microajustes per-
estructuras antropológicas que por sus referencias manentes que refuerzan su utilidad práctica”
semióticas, empíricas o cuantitativas. Su función (Arribas, 2006, p. 22).
primordial consiste en “reelaborar o crear de nueva
• Su carácter socializante: pues la realidad
forma las conminaciones histórico-sociales dadas y social no debe ser sólo concebida por los
no meramente reflejadas en una pasiva e imperfecta investigadores y/o pensadores, académicos,
adecuattio” (Solares, 2006, p. 132). Para precisar aún especialistas, etc., debe tener en cuenta a la
más la distinción entre el imaginario y la imagina- comunidad de individuos no expertos que lo
ción; vale la pena enfatizar en los siguientes puntos: vivencian en su cotidianidad; de esta forma,
• La imaginación es una capacidad individual puede mostrar potencia en la conformación
que imita o recrea la realidad, la cual, mediante o afianzamiento de la conciencia colectiva de
el uso de imágenes procede a manifestarla. El los sujetos (Arribas, 2006). Esto quiere decir
imaginario, por su parte, no es una facultad que las interpretaciones sobre la vida deben
humana, es más una suerte de gramática, un convalidarse en el grupo social para que puedan
lograr un grado importante de legitimidad, no
esquema referencial que permite interpretar
siendo una cuestión impuesta desde quienes
la realidad, socialmente legitimado, intersubje-
se auto-confieren las últimas palabras frente a
tiva e históricamente determinado.
una situación.
• La imaginación reproduce la realidad; mien- • Es fuente de creación de posibilidades
tras que el imaginario opera como matriz de alternativas de realidad; mediante la
significados que orientan los sentidos que se irrealidad fractura lo considerado como real,
le atribuyen a nociones de la vida compartidas se controvierte como alternativa6 (Carretero,
por una sociedad. 2004).
• La imaginación es entonces una facultad • Es un recurso cultural para hacer frente al des-
humana innata; el imaginario, condición pro- tino del hombre (Carretero, 2004).
pia de la vida en sociedad. • Es el resultado del despliegue de una fantasía
(Cegarra, 2012, p. 3) que intenta restaurar una identidad origina-
Estos son algunos puntos en los que el concepto ria del sujeto, que había sido fracturada como
de imaginario encuentra cierto nivel de consenso consecuencia de las pautas institucionalizadas
y vale la pena destacar: representan esquemas, de socialización que le habían conferido una
identidad racional (Carretero, 2004).
marcos, matrices de sentido5, que permiten a los
sujetos crear, construir/deconstruir, resignificar, • Expresa una demanda por restaurar un
conocer; no son la sumatoria de imaginarios indi- desequilibrio causado por las carencias, los
desajustes y desarreglos culturales; un ansia
viduales; necesitan reconocimiento colectivo; tienen

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Aproximaciones al concepto de imaginario social

por revelarse y trascender el destino natural para la comprensión de la sociedad” (p. 14). Gilbert
(Carretero, 2004). Durand es un exponente contemporáneo de esta tra-
• Es el resultado de una proyección fantasiosa dición, desde una postura antropológica, con su obra
que, una vez solidificada, ilumina modos de Las estructuras antropológicas de lo imaginario, de
reinvención de la realidad (Carretero, 2004). 1960. Allí conjuga los factores arquetípico, simbólico
• Nace del desajuste entre lo real y lo posible; es y mítico para sustentar el concepto de imaginario.
una instancia que busca re-encantar la existen- Cornelius Castoriadis es, sin duda alguna, el autor
cia (Carretero, 2004). más reconocido en materia de imaginarios sociales,
• Remite tanto al aspecto representativo y verba- no solo al interior de esta corriente, sino en el plano
lizado de una expresión como al aspecto emo- general de las ciencias sociales; su obra más reco-
cional y afectivo más íntimo de esta (Solares, nocida es La institución imaginaria de la sociedad,
2006, p. 130).
de 1975, donde el autor “realiza una revisión de la
• El imaginario posee dos dimensiones más a ontología filosófica y logra posicionar el imaginario
considerar: la cognitiva y la hermenéutica. La
como un factor elemental en la configuración de
primera hace referencia a que el imaginario se
liga a marcos “que conforman desde las metas,
la sociedad como parte constitutiva de lo real, y el
formas de actuar y valorar, hasta la política y valor de las significaciones imaginarias en el orden
las instituciones” (Randazzo, 2012, p. 81); una social” (Pintos y Aliaga, 2012, p. 14). Otros dos auto-
suerte de pensar abstracto o capacidad psí- res que son destacados al interior de esta corriente,
quica. La segunda, en tanto permite entender que trabajan al imaginario social en relación con la
el sentido que socialmente se le atribuye a las modernidad avanzada o posmodernidad, son Geor-
cosas, pues son esquemas de significado que ges Balandier y Michel Mafesoli.
nos permiten entender la realidad. De alguna
En el caso español destaca Juan Luis Pintos7 con
forma, predeterminaría lo que es posible de
acontecer en función de lo que puede ser enten-
su libro de 1995 Los imaginarios sociales: la nueva
dido dentro de unos esquemas pre-estructura- construcción de la realidad social; que, apoyado en
dos, pero también engloba las estructuras bien la socio-cibernética propone “un enfoque sociológico
fraguadas, como las instituciones (Randazzo, de acercamiento a los imaginarios sociales desde
2012). el constructivismo sistémico como mecanismo de
Ya contamos con algunos elementos generales comprensión de la realidad y del orden social” (Pin-
que presentan una mirada inicial sobre el concepto tos y Aliaga, 2012, pp. 14-15). Manuel Antonio Baeza,
de imaginarios sociales, huelga decir que el debate chileno, publica en el año 2000 un texto titulado Los
en torno a su concepción ha sido amplio y ha con- caminos invisibles de la realidad social. Ensayo de
tado con matices importantes, esto tal vez y para sociología profunda sobre los imaginarios sociales;
darle cierta robustez teórica al ser concebido por un allí se denota su corte más ligado a la fenomenolo-
sector del público académico como “poco científico”. gía, así como en una producción posterior titulada
Con todo, se ha ofrecido una lectura más detallada Mundo real, mundo imaginario social de 2008.
que aporta unos postulados mejor elaborados en lo Enrique Carretero Pasín, español, presenta en
teórico, los cuales serán presentados a continuación. 2007 su texto Imaginarios sociales y crítica ideo-
Los imaginarios sociales en el discurso lógica. Una perspectiva para la comprensión de la
teórico-conceptual de la ciencia social legitimación del orden social; el autor “se centra en
Pintos y Aliaga (2012) establecen dos corrientes la importancia de diferenciar el imaginario de la
intelectuales importantes sobre imaginarios socia- ideología y comienza a desarrollar un nutrido tra-
les: la francesa y la iberoamericana. La primera, bajo teórico en cuanto a la relación del imaginario
encuentra sus raíces intelectuales en los plantea- y la posmodernidad” (Pintos y Aliaga, 2012, p. 15).
mientos de Emile Durkheim, en sus estudios sobre Otros dos destacados representantes de la corriente
las representaciones sociales, en su obra Las formas iberoamericana son (en línea con la tradición her-
elementales de la vida religiosa, de 1912. Acorde lo menéutica) Celso Sánchez Capdequí, con sus textos
proponen Pintos y Aliaga (2012) “podríamos decir Imaginación y sociedad: una hermenéutica creativa
que posiciona el factor imaginario como relevante de la cultura, de 1999 y Las máscaras del dinero:

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Gustavo O. García Rodríguez

el simbolismo social de la riqueza (2004); y Josetxo Randazzo (2012), en la obra de Castoriadis, los ima-
Beriain, con su texto intitulado Las contradicciones ginarios parecen tener esencia, un carácter propio.
culturales de la modernidad (2007). En las elaboraciones que propuso Castoriadis se
Del escenario latinoamericano, Pintos y Aliaga destaca la idea del imaginario instituyente, el cual
destacan a Armando Silva con su texto de finales hace referencia a ese universo fundante que le da
de los noventa Imaginarios urbanos, asimismo sentido a las sociedades y que tendría por función
resaltan: principal dar cuenta de cómo
El activo grupo de investigadores de la Universidad En la historia, desde el origen, constatamos la emer-
Tecnológica de Pereira dirigido por la doctora Olga gencia de lo nuevo radical, y si no podemos recurrir
Lucía Bedoya (Imaginario femenino y ciudad, 1999) a factores trascendentes para dar cuenta de eso,
que ha incorporado a la investigación urbana plan- tenemos que postular necesariamente un poder de
teamientos constructivistas con muy interesantes creación, un vis formando, inmanente tanto a las
resultados. En la Universidad Nacional de Colombia, colectividades humanas como a los seres singulares
Bogotá, el IECO (Instituto de Estudios en Comu- (Castoriadis, 2002, p. 94).
nicación y Cultura, bajo la dirección, entonces de Para Castoriadis (1997), la idea de un imagi-
la profesora Neyla Pardo) organizó un Seminario nario instituyente puede ser, en principio, difícil de
Internacional sobre Imaginarios sociales y publicó aceptar, puesto que señala a una potencia/poten-
posteriormente una muy interesante obra colectiva cialidad. Por lo tanto, los resultados o productos
bajo el título Proyectar Imaginarios (2006), con
de dicha potencialidad son lo comúnmente iden-
colaboraciones de autores latinoamericanos y espa-
tificable. Así, la imaginación tiene una tremenda
ñoles. (2012, p. 17).
capacidad creadora, de innovar la vida misma tanto
Ahora bien, del grupo arriba señalado, profun- individual como social. El imaginario instituyente
dizaremos en tres autores que se han considerado sería entonces “esa facultad que es constitutiva de
centrales a la hora de establecer una discusión las colectividades humanas, y más generalmente,
teórica de base en materia de imaginarios socia- del campo sociohistórico” (Castoriadis, 2002,
les; Cornelius Castoriadis, por darle una especie de pp. 94-95); de tal forma que “ninguna sociedad
estatus fundacional al concepto, en el marco de las puede perdurar sin crear una representación del
ciencias sociales; Antonio Baeza y Juan Luis Pin- mundo y, en ese mundo, de ella misma” (Randazzo,
tos ya que exponen una interesante convergencia 2012, p. 85).
en medio de la distancia que pueden presentar en La sociedad es un sistema de interpretación del
un primer momentos sus influencias: la de Baeza, mundo propiamente dicho; de allí que Castoriadis
ligada a la tradición fenomenológica, y la de Pintos, desarrolle la idea relativa a la “institucionalización
al constructivismo sistémico. de un magma de significaciones imaginarias que
garantiza la inteligibilidad y solidifica un sentido de
Cornelius Castoriadis (1922-1997). realidad” (Randazzo, 2012, p. 84).
Para Castoriadis, el imaginario es un fenómeno La referencia a Atenas y a los atenienses puede
tanto individual como colectivo, puede compren- dar luces a este respecto: “porque Atenas existe, son
derse como un patrimonio representativo, esto es, necesarios los atenienses y no humanos en general;
“como el conjunto de imágenes mentales acumula- pero los atenienses son creados solamente en y por
das por el individuo en el curso de su socialización” Atenas” (Castoriadis, 1997, p. 5). La sociedad es,
(Dittus, 2006, p. 167); desde su imaginación8, el ser entonces, tanto autoinstitución como autocreación,
particular y específica.
humano se construye una especie de filtros social-
mente reconocidos, en marcos culturales y momen- Para Randazzo (2012), en la propuesta de Cas-
tos históricos específicos (Dittus, 2006, p. 173). Un toriadis hay una división del concepto de imaginario
punto central en la propuesta de Castoriadis es en dos planos, que cuentan con significaciones dife-
rentes e independientes una de la otra:
atribuirles a los imaginarios sociales la calidad de
“factor de equilibrio psicosocial. Esto último ya que Los primarios o centrales, que son creaciones Ex
nihilo, instituciones imaginadas que no dependen
actúan compensando las diferencias y vacíos cog-
sino de su misma idea para referenciarse, como
nitivos, superando el excesivo racionalismo de la
Dios, la familia o el Estado. Los secundarios, que
modernidad” (Dittus, 2006, p. 172); de allí que para surgen y dependen de los primarios, por ejemplo la

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Aproximaciones al concepto de imaginario social

idea de ciudadano no puede concebirse sin la idea caciones sociales imaginarias no surge de procesos
de Estado. Por eso estas representaciones son con- naturales asociales, sino que es la sociedad la que se
sideradas instrumentales, jugando un simple papel instituye así misma por medio de representaciones”
reproductor de los primarios. (pp. 85-86). (Dittus, 2006, p. 172).
Además de la idea de imaginario instituyente, El imaginario se ubica en lo social, es allí donde
resalta la de significación imaginaria social. En se da el movimiento entre lo instituido y lo institu-
principio, las significaciones imaginarias sociales yente. La imaginación tiene un carácter individual9
no señalan una realidad o lógica concretas; sin mientras el imaginario es social: “los imaginarios se
embargo, por vía de manifestaciones particula- refieren a lo social y a la dinámica de lo instituido
res de las instituciones de una sociedad muestran y lo instituyente, a la potencia que tienen éstos en
haberse materializado y legitimado; es este entonces la formación de sujetos sociales” (Hurtado, 2008,
cuando dicha materialización se comprende como p. 91). Esta dinámica entre lo instituido y lo insti-
un imaginario social instituido. Para Castoriadis, “el tuyente goza de la cualidad dinámica y creadora
imaginario social instituido se conforma por las sig- que Castoriadis ha otorgado a al imaginario social.
nificaciones imaginarias sociales y las instituciones “La primera se refiere a que las significaciones
cristalizadas, asegurando en la sociedad la repeti- sociales descansan sobre instituciones cristalizadas.
ción de las mismas formas que regulan la vida en Lo instituyente en cambio, se refiere a ese colectivo
sociedad” (Randazzo, 2012, p. 83). anónimo que dinamiza ciertas transformaciones
Así pues, las significaciones imaginarias socia- sociales” (Etkin, 2017, p. 165).
les se pueden entender con mayor amplitud como El principal cuestionamiento10 que se le hace a
aquel mundo que: los planteamientos de Castoriadis se propone desde
Instaura las condiciones y las orientaciones comu- el plano metodológico; “deja muchas preguntas
nes de lo factible y lo representable, de lo real y lo desde el punto de vista metodológico, ya que no
verdadero, de lo que es considerado objetivo. Las muestran los caminos a transitar cuando de inves-
significaciones imaginarias sociales son las que tigar imaginarios se trata” (Hurtado, 2008, p. 85).
hacen posible que los sujetos existan como sujetos Castoriadis no habría planteado una metodología
y singularmente como una determinada forma de propiamente dicha para acceder a la comprensión de
ser sujetos. Además, es necesario aclarar que ellas, las significaciones que poseen los imaginarios socia-
en tanto hacen posible la existencia de los objetos, les, “sin embargo, sugería la necesidad de definir
no podrán comprenderse por fuera de esa relación para ello un marco de comprensión social-histórico,
del objeto con su referente, ya que siempre éste es pero igualmente una capacidad para comprender,
co-constituido por la significación imaginaria social mediante lo que es dicho, los elementos esenciales
correspondiente (Hurtado, 2008, p. 90). de lo que como tal no es dicho, de lo inefable e invi-
Las significaciones imaginarias sociales son, sible” (Hurtado, 2008, p. 92).
además, creaciones libres e inmotivadas, ex nihilo;
no obstante, coherentes y completas: “crean un Manuel A. Baeza.
mundo propio para la sociedad considerada, son Para Baeza (2000) la comprensión del concepto
en realidad ese mundo: conforman la psique de de imaginario social implica cuestionar la concien-
los individuos. Crean así una representación del cia moderna, en específico, la visión moderna e
mundo, incluida la sociedad misma y su lugar en instrumental de la conciencia; esto figura como cen-
ese mundo” (Castoriadis, 1997, p. 9). tral para el autor pues el imaginario social influye
Para Castoriadis, la oposición individuo/socie- con contundencia los modos de pensar y actuar en
dad carece de sentido: el individuo es producto de la sociedad. Teniendo en cuenta lo anterior,
sociedad mediante la cual esta se perpetúa y desde Un imaginario ―entendido aquí en términos sobre
la que se constata su existencia; no hay una opo- todo sociales― es una manera compartida por gru-
sición tal, “la verdadera polaridad es la polaridad pos de personas de representarse mentalmente el
sociedad/psique” (Castoriadis, 1997, p. 4). Psique y espacio y el tiempo. Algo así como un imaginar o
idear socialmente, en donde se comparten, en una
sociedad son dos polos irreductibles, de tal forma
modalidad simbólica, formas y contenidos, es decir,
que la imaginación individual no puede por sí sola significantes y significados, en los cuales dichos
producir significación social; “la creación de signifi- grupos se reconocen, aun cuando ―en nuestra
Civilizar: Ciencias Sociales y Humanas 19(37), 31-42
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Gustavo O. García Rodríguez

individualidad moderna― las intensidades de de manera simbólica11, son ellos/ellas con su sub-
dichos reconocimientos sean variables. En un nivel jetividad, en un contexto histórico-social concreto,
de mayor abstracción, podemos decir, del mismo quienes los expresan y convierten en prácticas de
modo que lo hace el sociólogo español Juan Luis vida específicas. Por tanto, el imaginario es un
Pintos, que los imaginarios sociales son verdaderos fenómeno individual en su origen: “se presenta, no
esquemas de inteligibilidad de lo que es, en defi-
como una gramática ordenada de inteligibilidad del
nitiva, una realidad invisible. Como tales, dichos
universo, sino como una composición relativamente
imaginarios se levantan como auténticas matrices
de sentido existencial, en ese caso colectivo. (p. 9). libre e irrefutable, en la medida en que no ha de ren-
dir cuentas a ningún tipo de racionalidad” (Baeza,
Así mismo, los imaginarios sociales hacen las 2000, p. 22); construye realidades independiente-
veces de “ejes de articulación del pensamiento y de mente del estatuto ontológico que se les atribuya.
la acción social” y de “formas creativas de vivenciar
lo desconocido” (p. 10). El énfasis lo pone Baeza en la Cuando estos imaginarios originalmente
elaboración de sentidos subjetivos que se le atribu- individuales se hacen sociales, ¿en qué punto son
yen a los discursos o al pensamiento y, en particu- socializados? La respuesta inicial apunta a que un
lar, a la acción social, así esos sentidos figuren como imaginario social no es la sumatoria de imaginarios
opuestos a la racionalidad general (que es debilitada individuales. En concreto, “los imaginarios pasarían
por esta vía); lo que se comprende como punto de a ser sociales porque se producirían, en el marco
vista es el otro elemento que los imaginarios socia- de las relaciones sociales, condiciones históricas y
les ayudan a edificar, pero sin perder de vista que sociales favorables para que determinados imagina-
toda elaboración de los sentidos subjetivos se da en rios sean colectivizados, es decir instituidos social-
medio de un contexto particular, signados por una mente” (Baeza, 2000, p. 25). La institución mayor de
historicidad que los caracteriza: “cada gran época la sociedad es la sociedad misma12, figura que repre-
histórica supone sus propios “paradigmas imagi- senta de buena medida el papel que cumplen las
narios”, a partir de los cuales los contemporáneos instituciones en cuanto a los imaginarios sociales.
deambulan sin horizonte de sentidos” (Baeza, 2000, Finalmente, Baeza expone la que denomina
p. 15). como una definición provisional que estima perti-
Más interesante aún, el imaginario social no nente comprender el concepto de imaginario social:
está preso en la determinación estructural que esta- Son composiciones ya socializadas en el tramado
blecen momentos históricos particulares (la trampa mismo de las relaciones sociales, con el propósito
espacio-temporal dice Baeza), posee un nivel de de dar inteligibilidad al cosmos, al mundo y a la
sociedad, al mundo y a la naturaleza, a la vida desde
autonomía que le permite una mayor plasticidad y
sus orígenes y a la muerte, etc. … deben ser consi-
creatividad; “aun las más fuertes determinaciones derados en tanto que la base misma de ese “mínimo
sociales, antes de poder operar con toda su presunta común denominador” ideacional que cohesiona a los
eficiencia, han de ser procesadas, “digeridas” por grupos sociales, cualquiera sea el tamaño de estos.
subjetividades particulares, pudiendo por ellos ser, (Baeza, 2000, pp. 33-34).
o bien aceptadas, o relativizadas, o hasta evitadas” Provisional, por fortuna, además de central
(Baeza, 2000, p. 18). La relación entre imaginario y importancia en tanto destaca el papel cohesionador
tiempo histórico no es unilateral ni mecánica, sino de los imaginarios.
que la acción del imaginario puede extenderse a lo
que se concibe como sinrazón o sinsentido: Juan Luis Pintos.
Los imaginarios serían entonces construcciones Pintos13, a diferencia de Baeza, se orienta por la
fundacionales ex nihilo, ingenierías elementales con influencia de la perspectiva sistémica, preocupán-
miras a contribuir a la inteligibilidad de lo constan- dose por los problemas relativos al orden social y
temente experienciado, diversas composiciones que su relación con los imaginarios sociales. Establece
incorporan elementos heterogéneos que la activi- tres elementos para la definición de los imaginarios
dad mental puede ser capaz de producir: creencias sociales14:
(categoría de “verdades” propias e indesmentibles),
juicios, etc. (Baeza, 2000, p. 21). 1. Esquemas socialmente construidos: significa que
su entidad tiene un elevado grado de abstracción,
Es el sujeto imaginante, hombres y mujeres de semejante a las referencias temporales que implican
carne y hueso, quienes dan vida al imaginario social una determinada constancia en la secuencialidad,

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Aproximaciones al concepto de imaginario social

priorización y jerarquización de nuestras percepcio- Para Baeza, la forma en que Pintos construye a
nes a través del código relevancia/opacidad social- los imaginarios sociales apunta a aquellas múltiples
mente diferenciado. cosmovisiones (visiones del mundo, cosmologías,
2. Que nos permiten percibir, explicar e interve- mitologías, estereotipos, entre otros) que los hom-
nir: las operaciones complejas a las que se refieren bres construyen de diversa forma para permitir la
estos verbos son posibles para nosotros porque elaboración de sentidos; señala también que los
disponemos de un mundo a nuestro alcance y una imaginarios sociales para Pintos tendrían final-
distribución diferenciada del conocimiento que mente las siguientes características:
posibilita unas referencias semejantes de percep-
ción (espaciales, temporales, geográficas, históricas, a. Serían lugares o ámbitos de creación de imágenes
culturales, religiosas, etc.), de explicación (marcos con sentido que nos permiten acceder a la interpre-
lógicos, emocionales, sentimentales, biográficos, tación de lo social.
etc.) y de intervención (estrategias, programas, polí- b. Representan lugares de lectura y codificación/
ticas, tácticas, aprendizajes, etc.), todo ello referido decodificación de los mensajes socialmente relevan-
al elemento siguiente. tes.
3. Lo que cada sistema social diferenciado se tenga c. Corresponden a esquemas que permiten confi-
por realidad: no hay una única realidad, que se gurar/deformar la plausibilidad de los fenómenos
identificaría necesariamente con una verdad única. sociales.
Nuestras sociedades contemporáneas no se con- d. Serían no-representaciones concretas (signos,
figuran bajo el modelo de sistemas únicos, y de símbolos, etc.), pero sí esquemas (abstractos) de
referencias absolutas, sino que están sometidas a representación hacia los que se orienta la referen-
procesos evolutivos de progresivas diferenciacio- cialidad social (el “poder”, el “amor”, la “salud”, etc.)”.
nes sistémicas [N. Luhmann]. Aparecen así histó- (Baeza, 2000, p. 136)17.
ricamente modos de comunicación diferenciada
por códigos y programas por los que el sistema se Nótese que tanto Pintos como Baeza han fun-
vuelve funcional a las exigencias del entorno pro- gido como interlocutores, ambos han puesto sobre
duciendo ámbitos específicos de operación [política, la mesa un rico debate acerca del concepto de ima-
ciencia, derecho, economía, religión, etc.]. (Pintos, ginario desde sus perspectivas. Si bien existe un
2005, p. 43). distanciamiento entre los dos (tal y como se refirió
El imaginario social opera como un meta-có- antes), lo valioso son las zonas en las que convergen
digo en los sistemas sociales diferenciados, en el
15 y complementan sus puntos de vista, dando mues-
interior de un medio específico y propio de cada tras de un verdadero diálogo de saberes, polivalente
sistema (dinero, creencia, poder, etc.), a través del y dinámico.
código relevancia/opacidad16 (lo visible/lo invisible), Consideraciones finales
con lo que genera formas y modos que fungen como
El estudio de los imaginarios sociales como
realidades (Pintos, 2005).
herramienta conceptual para abordar la compren-
En consecuencia, el imaginario social contaría sión de la realidad ofrece una multiplicidad de
con funciones tales como: “producir una imagen de posibilidades que el estudioso de lo social puede,
estabilidad en las relaciones sociales cambiantes; … con el rigor pertinente, apropiarse: hacerse a los
generar percepciones de continuidad en experien- universos de lo difuso, de los claro/oscuros, de las
cias discontinuas; … proporcionar explicaciones certezas móviles, son en estos momentos casi que
globales de fenómenos fragmentarios; … permitir un requerimiento de la ciencia social pues, como se
intervenir en los procesos construidos desde pers- señaló antes, el anquilosamiento de la reflexión teó-
pectivas diferenciadas” (Pintos, 2005, p. 46). rico conceptual puede sacudirse contemplando vías
Con la propuesta del código relevancia/opacidad alternativas a recorrer.
Pintos no solo ha expuesto una teoría de los imagi- Encontrar en los elementos de la vida social,
narios sociales desde una perspectiva sociológica, aún en los más solidificados de la misma, una serie
también ha situado una apuesta metodológica que de grietas que permiten reconocer niveles poco
funge como herramienta de descripción sociológica conocidos o regularmente esquivos, alentaría mira-
(Torres, 2015). das renovadas, así como propuestas que, con cierto

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Gustavo O. García Rodríguez

grado de novedad, robustezcan el ejercicio com- Baeza, M. (2000). Los caminos invisibles de la realidad
prensivo del mundo circundante. De esa forma, y en social. Ensayo de sociología profunda sobre los
línea con las ideas de Baeza (2000) sobre el imagi- imaginarios sociales. Santiago de Chile, Chile: Edi-
nario, podría abrirse un espacio de comprensión de ciones Sociedad Hoy.
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Desde una perspectiva dinámica, el entendi- nalidad del otro. Athenea Digital, 11, 104-113.
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revisar las caras internas (los reversos) de lo que ginario en la cultura actual. Nómadas, 9, 1-9.
entendemos como instituido, se posibilitan muchos
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aulas, centros de investigación, y demás espacios www.ubiobio.cl/miweb/webfile/media/267/Cas-
donde se produzca conocimiento. toriadis%20Cornelius%20-%20El%20Imagina-
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es ante todo una posibilidad para robustecer y index.php/cientifica/article/view/413
ampliar la capacidad comprensiva del concepto;
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lejos está de convertirse en una razón para omi- ginarios: una posibilidad de comprensión desde
tirlo o descreditarlo, ya que tal posición, además de lo instituido y la imaginación radical. Cinta de
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universo teórico que, en el campo de las ciencias revistas.uchile.cl/index.php/CDM/article/viewFi-
sociales es, ante todo, dinámico. No se olvide la frase le/26119/27418
que se le atribuye a Voltaire cuando de certeza se
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trata, que si bien la duda es incómoda, la certeza es comprender los entramados de las significaciones
ridícula. imaginarias. Revista Latinoamericana de Ciencias
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fcpys.2448492xe.2006.198.42543 7 Para Torres (2015), “Pintos construye una teoría so-
ciológica de los imaginarios sociales (IISS) sobre pila-
Shotter, J. (2002). Realidades conversacionales. La cons- res sociológicamente sólidos. Su planteamiento nace
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la complejidad de la sociedad contemporánea. Pero a
Torres, M. (2015). La evolución del concepto de imagi- esto añade una apuesta metodológica, donde los IISS
narios sociales en la obra publicada de Juan Luis
son herramientas en la descripción sociológica” (p. 2).
Pintos de Cea Navarro. Imagonautas, 6, 1-14. doi:
https://doi.org/10.22517/25393812.12281 8 La imaginación como epicentro de la reflexión filo-
sófica tiene sus raíces remotas en el pensamiento de
Aristóteles cuando afirmó que “el alma nunca pien-
Notas
sa sin fantasma, o sea, sin representación imagina-
1 A este respecto vale la pena destacar el papel que ria. Aristóteles, a juicio de Castoriadis (1998, p. 174),
ha venido desempeñando recientemente la revista descubrió dos tipos de imaginaciones: la imaginación
Imagonautas de la Universidad de Vigo como medio primera, definida como: «esa potencia (o poderes)
de difusión y de debate académico alrededor de los del alma que permiten a esta conocer, juzgar y pen-
imaginarios. Para conocer la revista revisar el link: sar, así como moverse según el movimiento local».
http://imagonautas.webs.uvigo.gal/index.php/ima- Para Aristóteles fue evidente que la imaginación era
gonautas/about algo diferente de la sensación y el pensamiento. Cla-
De igual forma, en el contexto italiano vale destacar ro está que sería la imaginación segunda de Aristóte-
la revista Im@go. A Journal of the Social Imaginary. les la que finalmente se instituyera en su definición
Para conocer la revista revisar el link: http://cab. más trivial y convencional, o sea aquella que la re-
unime.it/johttp://cab.unime.it/journals/index.php/ lacionaba con lo ficticio, con lo irreal, con la sensa-
IMAGO/index ción y con las posibilidades de error” (Hurtado, 2008,
pp. 85-86).
2 “El sujeto simplemente “lo padece” por encima de
sus propias experiencias vitales. Esto no quiere sig- 9 “La imaginación es el resultado de una capacidad
nificar que los imaginarios sociales sean inmodifica- psíquica específicamente humana. Manuel Antonio
bles o históricamente permanentes, por el contrario, Baeza la define como un tipo de pensar abstracto,
cada época histórica a través de los grupos sociales relativamente autónomo del terreno de lo concre-
construye o resignifica los sentidos que desea social- to, pero que es aplicable a lo no abstracto o lo con-
mente transmitir. De allí que se hable de imaginarios creto, por la vía de las propias construcciones”
sociales dominantes y dominados, pero en esencia, (Dittus, 2006).

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Gustavo O. García Rodríguez

10 Otras referencias críticas de los planteamientos de 15 “Ello quiere decir que su operación no se limita a un
Castoriadis desde una perspectiva de izquierda en: sistema diferenciado particular, sino que trabaja en el
Nassif, “Es posible conocer la realidad. Nuevos y vie- campo de la comunicación intersistémica en cuanto
jos debates en el siglo XXI” (2011). que traduce la necesidad de comprensión de los pro-
11 “Los imaginarios son el soporte de esta acción men- gramas de un sistema por el sistema del que es en-
tal, y actúan como un banco de imágenes socialmen- torno o en la interpretación de dos sistemas. Opera
te compartidas que le dan sentido a nuestro entorno propiamente en el campo de construcción de realidad
existencial (Baeza, 2000). Dicho en otros términos, respondiendo a intereses generales, de las organiza-
éstos se nutren de las experiencias cotidianas y de ciones particulares o de los individuos” (Pintos, 2005,
esta forma llenan nuestros vacíos cognitivos adqui- p. 44).
riendo conciencia de lo pasado, lo futuro y lo presen- 16 El código relevancia/opacidad plantea que no existe
te” (Dittus, 2006, p. 167). un punto de vista privilegiado para la observación de
12 “La institución es un conjunto de significaciones legi- la realidad como válido, único o verdadero, el campo
timadas de manera social, independiente de una fun- de definición de la realidad siempre será limitado “ya
cionalidad precisa; la institución, remite por lo tanto que tendremos que asumir que diferentes perspecti-
al ámbito de las aceptaciones colectivas, de las ideas, vas establecerán diferentes relevancias, e ignorarán
de las fantasmagorías, etc., que pasan a formar parte diferentes opacidades” (Pintos, 2005, p. 56).
de nuestro sentido común” (Baeza, 2000, p. 26). 17 El texto de Pintos tenido en cuenta por Baeza en este
13 Para una lectura evolutiva del concepto de imagina- aparte se titula Los imaginarios sociales. La nueva
rios sociales en Pintos, véase: Torres (2015). construcción de la realidad, de 1995.
14 Para M. A. Baeza, esta forma de comprender los
imaginarios por Pintos implica, a su vez, que “rigen
los sistemas de identificación y de integración social, y
que hacen visible la invisibilidad social” (Pintos, texto
inédito; citado por Baeza, 2000, p. 43).

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