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En gran parte de nuestro litoral marítimo patagónico existe un sector de la Pesca Artesanal
que se dedica a la extracción de moluscos bivalvos (mariscos) a través del buceo.
Algunos de estos productos como la vieira, mejillón y panopea se extraen buceando entre
los 20 y 40 mts de profundidad, la temperatura del agua disminuye llegando a los 8° a la
altura de la Provincia de Río Negro y mas al sur se acerca a los 4°. La ubicación de estas
colonias o bancos naturales de mariscos dista nunca menos de una hora entre navegación y
maniobra de extracción de la embarcación, a eso hay que sumarle el hecho que los
asentamientos desde donde estas embarcaciones salen a navegar se encuentran a veces a
enormes distancias de algún centro de salud y en cuanto a los tratamientos para los
accidentes disbáricos las únicas cámaras hiperbáricas se encuentran en Bahía Blanca y
Madryn (esta ultima monoplaza, actualmente no recomendada). Muy pocas para la enorme
extensión del litoral patagónico argentino.
La Prefectura Naval Argentina, ente regulador del buceo profesional en Nuestro País, ha
reglamentado esta tarea de buceo profesional, existes requisitos y exigencias en cuanto al
armado del equipo, profundidades de buceo, características de las embarcaciones,
habilitaciones para la tripulación y buzos. Las cuales en su gran mayoría no son respetadas,
arriesgándose así en cada inmersión. Por otro lado realizar una operación de buceo
correctamente (según Disposición de PNA), respetando los tiempos y profundidades para
estas circunstancias no permitirían a estos buzos realizar un trabajo rentable.
El trabajo de esta gente de mar es realizado en negro, no están afiliados a ningún sindicato,
no poseen obra social ni jubilación de ningún tipo, esto comprueba las malas condiciones
laborales en que desarrollan su tarea. Otra característica propia del sector de la pesca
artesanal, no solo de nuestro país, es la poca asociatividad la cual no permite lograr
objetivos comunes como regularizar el valor de los productos pescados acorde a la tarea
realizada.
El precio abonado por las plantas pesqueras obliga a estos pescadores a que en ocasiones
comercialicen su producción por otros circuitos, eludiendo controles bromatológicos y
sanitarios importantes teniendo en cuenta que son productos vivos y pueden estar
inafectados con marea roja.
Con la intención de lograr mejores capturas, estos equipos de pesca (buzos, patrones y
marineros) en ocasiones infringen reglamentaciones provinciales referidas a cotos o
cantidades de extracción permitidas, peligrando así la supervivencia de los bancos
naturales, futura fuente de trabajo del mismo sector.
www.mesopotamiasur.com.ar
http://www.abp.org.ar/pages/vdato.asp?pa=7030000&gru=7&id=779
http://www.buzoprofesional.com.ar/tesis/trabajofinal1.pdf