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Mi primer acercamiento a la obra de José Vasconcelos fue hace más o menos siete
años, yo tendría unos diecisiete y torpemente comenzaba –un poco tarde, debo
políticos.
Me veo (mal visto, mal dicho, tal vez) como un joven dejándose llevar por la euforia
Acción Nacional.
posición del EZLN; había estudiado en escuelas Lasallistas, estaba entonces bien
A pesar de que en esos días mis objetivos estaban puestos en alcanzar algún cargo
Leí con entusiasmo no sólo sus escritos sobre el PAN, sino también y sobre todo su
ensayo 1915, el cual compré en las oficinas del PAN-DF, ubicado en la Colonia Roma,
sin tener idea de lo que trataba. Hasta la fecha recuerdo mi frase de batalla de aquellos
días, aquella que me sacaba de apuros y me hacía parecer ante mis ignorantes
En varios libros tanto de Gómez Morin como otros del PAN aparecía ocasionalmente el
todo su esplendor; ahí pude ver no sólo la influencia que había tenido sobre ellos, sino
Así comenzó a intrigarme ese nombre propio, esa figura que me resonaba como
en una de mis aún esporádicas visitas al Fondo de Cultura Económica, con un libro de
con la figura de ese oaxaqueño, mucho más fascinado que con los cursis relatos que en
Desde ese momento Gómez Morín y el PAN empezaban a parecerme aburridos junto a
Al día siguiente de culminar mi lectura del libro de Blanco fui entusiasmado a buscar
la Teoría dinámica del derecho (pues en aquellos días quería ser abogado y el hecho de
que Vasconcelos lo fuera me emocionaba aún más para seguir ese camino) y la Raza
Cósmica.
Dinámica tenía años sin reeditarse, de hecho, la Editorial Botas que lo publicó ya ni
Era tal mi ansia vasconcelista que fui inmediatamente a las librerías de viejo de
edición la Estética, que en ese aspecto gastado y antiguo parecía más enigmático e
muchísimo dinero en comparación con los $250 que traía en la bolsa. Desconsolado,
En realidad no sabía de qué trataba ese texto, pero era tal mi necesidad de empaparme
Llegué a mi casa a poner el texto junto a los otros 3 o 4 libros que ya intuían la
suficientemente amplia biblioteca que hoy poseeo; no podía leerlo en ese momento pues
al día siguiente tenía examen de Física y había que estudiar fastidiosos vectores y
Schopenhauer.
Al día siguiente, habiendo cumplido con los asuntos escolares (a medias, pues no
alcancé más que un 7 en el mentado examen de Física…) pude comenzar a leerlo. Pero
por increíble que parezca aún no accedía a Vasconcelos, pues un Prólogo (no recuerdo
Eso me hizo desistir de mi lectura y hacerla ordenadamente (no era tan aventurero
fuera porque Gómez Morín a través de 1915 me había advertido que el método y la
Mi objetivo, entonces, era conseguir el Ulises Criollo lo más pronto posible. Mientras
complicaba un tanto mi búsqueda, pero la fortuna lo puso ante mis ojos rápidamente
Así conseguí el Ulises Criollo, más por “fallas y limitaciones” y un poco de fortuna
Wagner y Carranza; tan ajenos para mí en ese momento que no me decían nada. Yo me
enfocaba tan sólo en los trayectos de Vasconcelos, en sus viajes y actitudes, en sus
sabía Vasconcelos, sino más bien saber qué hacer para ser-Vasconcelos…
Ya han pasado varios años de esa lectura, varías páginas he recorrido desde aquella
asustan y que el asombro por lo griego o la metafísica ha sido mitigado por unas buenas
acompañado por una perplejidad ante las eruditas ocurrencias de Deleuze, vuelvo a
encontrarme con estas páginas de Vasconcelos, frescas pero lejanas… como la carta del
amigo que ha convertido un corto viaje en una estancia permanente en el rincón más
lejano de la Tierra.
que habrá que decir cosas “concretas e inteligentes” sobre para lucirme en clase, que
habrá que detenerse en cada nombre propio y cada acontecimiento histórico que
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varios párrafos para encontrar lugares comunes con otros autores, con su época.
No es lo mismo haberlo leído desde un espíritu necesitado de esa energía, que verlo
hispanoamericana. En aquellos mozos días era la única lectura concebible para mí, la
única que necesitaba, como el niño que ignora todos los juguetes y es capaz de
Fue sorprendente ver cómo ha cambiado mi visión sobre la vida y la filosofía desde
aquellos días. Pasajes de este texto que antes me resonaban como verdades absolutas y
últimas de la existencia, hoy tan sólo son figuras retóricas que mucho tienen de bello
Siento nostalgia por aquel Vasconcelos de mis 17 años, pero no puedo negar que el
que he leído en estos tiempos es más real, más concreto y me ha mostrado qué lejos
serlo.
1959.
Creció en el norte del país por el empleo de su padre, quien era empleado aduanal.
vez estaban aliados a las oligarquías y a los intereses del capital extranjero tanto de
más por eliminación que por vocación. Estando vetado para las matemáticas y a falta de
Como estudiante Vasconcelos se describe a así mismo, desde muy pequeño, como un
genio.
Desde aquí podemos ver ya que la vida de Vasconcelos no se debate sólo entre las
academia y las aulas, del positivismo que desde su juventud había combatido, con un
Deja la rectoría al ser llamado por el Presidente Álvaro Obregón para que ocupe el
educación que tenga como base a la estética y sea capaz de generar un mestizaje cultural
Me he saltado en estos datos biográficos su niñez y lo haré así con otras etapas que he reservado por su
relevancia para cuando entremos al Ulises Criollo y sea desde ahí de donde se revelen dichas etapas.
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plasmada en el siguiente pasaje del discurso que dio con motivo de la inauguración del
En números, su gestión también es bastante rica, en 1920 había 8 171 escuelas, 17206
maestros y 679 897 alumnos; para 1923 la cifras se incrementaron a 13 847 escuelas, 26
∗
065 maestros y 1 044 539 alumnos. (Fuente: SEP, Boletín, II, 1923-1924, p.686)
de todos.
Vasconcelos se va del país por diferencias con el régimen y regresa hasta 1928 para
que podríamos llamar del resentimiento, cuando Vasconcelos cada vez queda más
Raza Cósmica (cómica para muchos críticos…) y su idea de la quinta raza, la cual
nuevos valores.
∗
citado en: Blanco, José Joaquín. Se llamaba Vasconcelos. F.C.E, México, 1977. p. 91
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No será hasta 1940 cuando Vasconcelos retorne a México para dirigir la Biblioteca
una teoría del ritmo (1916), El monismo estético (1918), Estudios indostánicos (1920),
La Raza Cósmica (1925), Indología (1926), Estética (1935), Breve historia de México
(1937) y sus Memorias en tres volúmenes: Ulises Criollo (1935), La Tormenta (1936),
Miembro del Ateneo de la juventud junto con intelectuales como Alfonso Reyes y
Antonio Caso, fundador del Colegio Nacional; político, abogado, educador, filósofo,
suicidó), hasta nazi y mocho en sus últimos años… Vasconcelos, el hombre que quiso
Como nos dice José Joaquín blanco: “Su vida ya fue vivida. Pero en su recuerdo y en
sus libros, los vivos pueden vivirla un poco.” Y si hay un libro en que está posibilidad
3.-Odiseo en Aztlan.
“Atravesaba las calles antiguas y reposadas del rumbo
universitario, adolorido en lo íntimo, mal comido y peor
atrajeado, indiferente a la pompa ajena, pero musitando:
<<Oiréis hablar de mí…>>”
Ulises Criollo, p. 125.
Éste, Odiseo en Aztlan, era uno de los títulos en que Vasconcelos había pensado para el
¿Qué permanece en estos dos títulos, qué se pierde del primero en la elección del
Grecia heroica de Homero, la del viajante en busca de su Ítaca, del apatrida voluntario
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en busca de su propia tierra, de su lugar y su lenguaje. Viaje que a la vez trae inscrito de
Vasconcelos tiene que sacrificar el lugar por una identificación con aquellos que no se
subidas y bajadas, pero a final de cuentas parece que es la idea del indígena alcohólico
Lo homéricamente griego que permanece tendrá que buscar otro lugar, nuevas rutas de
viaje en donde el asentamiento sólo sea un capricho para que la expresión sea plena. Ese
Vasconcelos es capaz, como decía Proust, de hacer con su propia lengua una lengua
extranjera, capaz de apropiarse del lenguaje para sus propósitos más allá de disciplinas y
academias.
Es en el lenguaje donde sublima todos sus viajes, viajes a veces inmóviles al ser los
del espíritu; ahí, en las letras es donde marca los puertos de llegada y salida. El Ulises
Criollo majestuosamente es un finale que opera como esa cartografía donde el lenguaje
de la política no tiene porque ser otro distinto al de la estética que a su vez es el mismo
Vasconcelos intempestivamente quien marca los ritmos y los movimientos, quien dirige
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es su camino, su andar, su rastro, lo que el pone de sí para permear de buen gusto cada
inexplorable rincón, cada minucia, hasta los bordes de la más pequeña de las piedras
Pareciera que los lugares donde está son estéticos, pero no es eso lo que sucede, sino
que él, el esteta, puede concebir lo estético en cualquier parte que se encuentre: desde
Nueva York leyendo a Ruskin, o al lado del ciego que toca el violín en la Sierra Madre
Occidental.
autobiografía: es-Vasconcelos.
Madero donde abandona por un rato la exaltación estética de su figura y la creación para
Lo que nunca pierde es ese ritmo que desde sus años de preparatoria buscaba en la
elipse que regresa a sí: “[…] porque lo mismo en cuadrado que en círculo el
movimiento que vuelve sobre sí mismo es como la vida cotidiana que aburre y
entristece.” (p.131)1
A veces el carácter de memoria parece dudoso, pues es tan buena y fluida la escritura,
tan claro y preciso lo que describe, que pareciera escrito en el mismo momento, como
1
De aquí en adelante todas las citas que haga serán del Ulises Criollo, por lo cual sólo colocaré el número
de página al final de la cita según la edición del F.C.E- SEP.
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una especie de cuadro impresionista que sin ser una copia fiel de la realidad, mantiene
atmósfera que oscilaba entre la Crítica de la Razón Pura y la Estética de Hegel, que se
Que ganas dan de estar ahí entre jóvenes a los cuales no tenían “Ningún género de
travesía que con una megalomanía lúdica Vasconcelos nos hace recorrer en esta obra…
este es el Ulises Criollo: memoria que deja de serlo para convertirse en un recuerdo que
de Tarkovsky sería más que adecuada, con largos planos secuencias y lugares
Sobretodo en esta analogía que hago pensemos en la cuestión de las dos gotas que al
unirse no dan más que una gota, 1+1=1. Ese es el axioma vasconceliano, un axioma que
algo que para el era inconcebible, pues eran uno mismo, estará presente en todo
absoluto. Todo lo que en sustancia tenga a la madre será digno de considerarse estético,
¿Cómo evitar comparar al Ulises Criollo con las Confesiones de San Agustín? Si ella, la
madre “Atenta a las almas, descuidando el cuerpo” lo veía como eso, como aquel que
tenía que conocer el mal pare poder vencerlo. ¿Qué mal? Ese mal de la ciencia que
Vasconcelos enfrentará toda su vida, frente a los positivistas en nombre del espíritu y la
belleza.
Esas últimas pláticas con la madre, esas que a Vasconcelos lo colocaban “Como a
quien se penetra de una música sacra” (p.125), no son más que el preludio de su propia
musicalidad: “Lo que para mí era el pensamiento no me llegaba por imagen ni por
Esa agonía de juventud por no ver más a la madre, ese relato de cómo vivió aquellos
últimos momentos con ella, a través de chorros de lágrimas bajo la cúpula de la iglesia,
son los que nos muestran otro aspecto del movimiento homérico de Vasconcelos: la
Vasconcelos, no pueden más que callar después de comprender los saltos que describe
∗∗
Agradezco los oportunos comentarios de la maestra Alicia Montemayor y de mis compañeros de clase
en este aspecto que en mi lectura y exposición había dejado del lado y que me ha permitido ver otra cara
de las múltiples (pero a final de cuentas, una…) que Vasconcelos muestra.
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en el Ulises Criollo; esos saltos que van del sentimiento materno a la dinámica que
No puede ser más que un monismo estético lo que –más allá de cualquier edípica
a los últimos relatos de su etapa maderista, es cierto que en cada página se siente esa
estela del absoluto configurado por él de su infancia, desde la ternura por su madre que
absolución.
forma a las que sus compañeros se enfocaban, se muestra ese espíritu despierto que
separarse, no se tiene por qué escribir libros por separado con temas diversos, el tema es
Uno y es posible encontrarlo… No todo es uno, pero hay uno en todas partes.2
para él, “En la mecánica intervenía el milagro y quedaba abierto el campo para la
invención”. (p.131)
2
Utilizo aquí una figura deleuziana que aparece en su texto sobre el barroco, El Pliegue: “No todo es
pez, pero hay peces en todas partes.”
En gran medida el espiritu vasconceliano plasmado en su obra es bastante barroco. Una columna barroca
no es un ángel, pero esta formada, llena y plena de ángeles.
De igual forma, la obra de Vasconcelos no es una Estética, pero esta llena de ella. El Uno vasconceliano
sólo puede formarse a partir de otros movimientos que no se identifican con él, pero que son
imprescindibles para su fin.
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poblada; quien hace de su vida el relato de la soledad como una virtud, es la imagen
mesiánica que el hace de sí mismo. Es la que lo impulsará a ser una figura pública que
Pero a final de cuentas, más allá del “entusiasmo científico” que le tomaba todo el día
como estudiante o de su labor como Educador del pueblo de México, siempre es a otro
lugar al que a punta el espíritu de Vasconcelos; siempre queda ese tono en el que añora
aquellas noches de comunión divina: “[…] y por las noches la oración me llevaba al
BIBLIOGRAFÍA.
De José Vasconcelos:
Otros Autores.
-Gómez Morin, Manuel. 1915 y otros ensayos, Parido Acción Nacional-Epessa, 2000.
Recursos en línea:
- <www.colegionacional.org.mx>