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Comportamiento

motor: bases
psicológicas del
movimiento
humano
RECENSIÓN
Y
RESUMEN
IDENTIFICACIÓN DEL LIBRO:

ISBN: 84-338-1880-5
AUTOR: Oña Sicilia, Antonio
TÍTULO: Comportamiento motor: bases psicológicas del movimiento humano /
Antonio Oña Sicilia
EDITORIAL: Antonio Oña Sicilia
PUBLICACIÓN: Granada: Universidad de Granada
AÑO: 1994
MATERIA: Psicomotricidad
DESCRIP. FÍSICA: 269 págs.

(ver ‘justificante’ adjunto del libro del archivo-catálogo de la biblioteca de la UA)

PRESENTACIÓN DEL LIBRO:

El entorno académico y profesional conocido como educación física y deporte, ha tenido


en España un complejo histórico de resistencias, que han impedido consolidarse, como en
otros países, y como cualquier área científica, técnica y universitaria.
En los últimos años ha existido una evidente recuperación de ese retraso, en términos
normativos y de reconocimiento social. La integración plena de sus estudios en la
Universidad, constituye el índice más significativo.
Por ello, este texto quiere ser, en primer lugar, un homenaje a todo ese proceso, como un
producto de la reciente Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la
Universidad de Granada. Corregir las insuficiencias históricas, de un área como ésta, también,
debe hacerse mediante la creación de ciencia básica y su difusión.
Hablar de soporte científico de la educación física y el deporte, es hablar de las Ciencias de
la Motricidad, término que se emplea para denotar el conjunto integrado de perspectivas
científicas básicas (Física, Química, Biología, Psicología y Sociología), cuando se aplican al
estudio del movimiento humano.
Una de las áreas de la Ciencias de la Motricidad, es la que se denomina Comportamiento
Motor, consistente en la aplicación de la perspectiva psicológica.
Este texto, quiere igualmente, llenar un hueco existente en la literatura en castellano sobre
Comportamiento Motor, provocando el rigor y la producción científica cuando se trate este
ámbito.
No es un libro de texto al uso, aunque pueda servir para ello en los cursos de Psicología
Aplicada a la Actividad Física de los INEFs, Facultades de Psicología, Especialidad de
Educación Física de las Escuelas del Profesorado. Pretende ser un libro de referencia para
profesionales, de la educación física y el deporte y de la psicología, y para los universitarios
en general; a los que se invita a penetrar en un mundo como la actividad física y el deporte de
una forma nueva y rigurosa.

A continuación, pasaré a presentar el resumen / recensión de dos de los doce capítulos que
forman e integran este libro referente al Comportamiento Motor desde la base física y
psicológica del movimiento humano. Estos capítulos son los siguientes:

Capítulo 5: Recepción de la información motora


Capitulo 7: Almacenamiento y recuperación de la información motora
RESUMEN / RECENSIÓN:

Capítulo 5: Recepción de la información motora.

I. La información en el control motor

Todos los sistemas y procesos de control motor, precisan de la llegada de información


(input) para su funcionamiento, esa información existe en el medio externo (incluidos los
soportes físicos del sistema) como energía física y actúa sobre los diversos receptores del
organismo, los cuales transforman esa energía física en energía nerviosa (transducción) y por
tanteen información utilizable por el sistema.
Este primario de transformación de energías se denomina SENSACIÓN. La cualidad de
cada sensación depende del tipo de receptor o nervio sensorial que se excita y no de la clase
de energía estimular. Hasta en este proceso tan primario, el sistema funciona de forma activa
modulando y seleccionando información en lugar de convertirse en un receptor pasivo.
La PERCEPCIÓN es un proceso de recepción de información de un nivel superior y que
supone ya principios de organización. Tampoco es un proceso pasivo de asociación mecánica
de estímulos, ya que puede definir la información. Ni separado de todo el proceso cognitivo,
existiendo claras intenciones con otros niveles cognitivos (percibir entraña cierto “saber”
acerca de las cosas percibidas y sus relaciones. Pinillos, 1982).
Ambos procesos de recepción de la información (sensación y percepción), se sitúan en el
nivel de identificación de estímulo del modelo de procesamiento de la información.

II. Fases de la sensación

El proceso por el que el organismo detecta la existencia de una sensación, cambiando la


energía externa constituyente del estímulo, en energía procesable por el sistema y
transmitiéndolo a los niveles de memoria y de identificación del sistema, se ha llamado
CODIFICACIÓN por el modelo de procesamiento de la información.
Basándonos en la explicación biológica, la más extendida, la sensación pasa por las
siguientes fases:
1. Transducción: consiste en la transformación de la energía física que llega al receptor en
energía nerviosa, gracias al potencial de reposo que posee cada célula. Cuando llega la
energía externa, con carga positiva, al receptor, con carga interna negativa, se modifica
ese potencial, despolarizando la célula, permitiendo así la propagación del estímulo.
2. Transmisión: fase en la que se conduce la energía nerviosa generada por los potenciales
anteriores hasta las áreas de proyección primaria del cerebro.
3. Elaboración: después de la proyección en las áreas primarias estos impulsos nerviosos
pasan a las áreas asociativas donde se elabora y produce la experiencia sensorial.

III. Información y receptores sensoriales

La clasificación más aceptad de los tipos de información producida según el tipo de


receptor sensorial, proviene de Sherrington (1906). Existen 3 clases de receptores:
- Interoceptores, que informan del estado de nuestros órganos internos
- Exteroceptores, que informan de la estimulación externa al organismo
- Propioceptores, que informan de la postura y del movimiento del propio cuerpo

Su desarrollo, así como las relaciones con los distintos tipos de energía se puede observar
en la tabla siguiente:
Origen
EXTEROCEPTORES PROPIOCEPTORES INTEROCEPTORES
Estímulo

a) Vestíbulo:
(aceleración,
desaceleración,
gravedad)
a) Piel (tacto-tocar) b) Músculos:
- Tacto: discos táctiles (longitud, husos
de Merckel neuromusculares) Vasos sanguíneos
- Presión: corpúsculos c) Tendones (tensión): (presión):
Mecanorreceptores de Meissner, Órganos tendinosos Terminaciones nerviosas
Pacini, de Golgi
Golgi, d) Articulaciones
Mazzoni (movimientos):
b) Oído (audición): Corpúsculos de
- Sonido: órgano de Ruffini y Pacini
Corti e) Músculos-tendones
(vibraciones): huso
neuromuscular

Piel (temperatura)
Termorreceptores Corpúsculo de Krause
(frío) y de Ruffini (calor)

Ojo (visión):
Fotorreceptores - Luz débil: bastoncitos
- Luz brillantes y colores:
conos

Los propioceptores son los más específicos para el comportamiento motor.


Los interoceptores no tienen funciones directas relacionadas con el movimiento.
Entre los exteroceptores, la visión tiene también funciones en la percepción del movimiento y
su control en las fases de automatización, incluyendo funciones propioceptoras propias.

III. 1. La visión

La energía luminosa es captada por el ojo y transmitida al córtex cerebral. Este receptor
tiene importancia en el ámbito del comportamiento motor por la función de control que
ejerce, tanto sobre el movimiento de los objetos externos, como el de los segmentos propios,
sobre todo en las fases iniciales del aprendizaje. Pero, además, el ojo tiene, en sí mismo,
funciones propioceptoras, informando al organismo de sus posiciones y desplazamiento, lo
cual le ayudará a disponer de una buena referencia para el movimiento en general del
organismo.
III. 1.1. Estructura básica del sistema visual

El término globo ocular expresa la forma esférica de este órgano, que posee 2 partes
diferenciadas, la anterior y la posterior, entre ambas se encuentra la cámara posterior llena de
un líquido llamado humor vítreo.
El globo ocular en toda su periferia está protegido por una membrana opaca y blanca
llamada esclerótica, que en la parte anterior se hace transparente para forma la córnea, detrás
de ella se encuentra el iris que produce el color del ojo y que tiene un agujero en el centro
para dejar pasar la luz a través del cristalino llamado pupila.
El iris está controlado por unos músculos llamados ciliares que pueden modificar el
tamaño de la pupila controlando así la luz que pasa por el ojo. Estos músculos actúan sobre el
cristalino modificando su estructura en función de la lejanía del objeto.
En la parte posterior se encuentra la retina, que contiene las células receptoras
especializadas de la visión de la que sale el nervio óptico hacia las áreas propias de
proyección del cerebro (córtex occipital). Los rayos luminosos convergen en un punto de la
retina llamado fóvea.

III. 1.2. Funciones de los elementos oculares

El cristalino tiene la función de una lente para regular la convergencia de los rayos de luz.
Si el objeto está próximo el cristalino modifica su curvatura, por la contracción de los
músculos ciliares, aumentando así su convergencia sobre la retina, al contrario se produce
cuando el objeto está lejos. La imagen formada en la retina está invertida en relación al objeto
externo.

III. 1.3. Movimientos del ojo

Existen otros músculos llamados extraoculares, que producen el movimiento de los globos
oculares. Los músculos de ambos ojos actúan sinérgicamente, es decir, el movimiento en una
misma dirección es simultáneo. Los movimientos oculares se realizan en los 3 ejes
(horizontal, vertical y rotatorio) gracias a 6 músculos diferentes que se insertan en el globo
ocular y en la órbita.
El ojo está realizando continuamente pequeños movimientos, micromovimientos, que
impiden la proyección constante de la imagen en la retina, facilitando así la capacidad de
captar los contrastes por las células receptoras sino ésta se difuminaría en unos segundos.
A pesar de que utilizamos los 2 ojos para la visión, el objeto lo percibimos como uno solo,
este proceso de fusión se denomina visión o convergencia binocular.

III. 2. Receptores propioceptivos

Estos receptores informan sobre la posición de las partes del cuerpo y del movimiento
realizado activa o pasivamente.
Existen 2 tipos de propioceptores, según su localización anatómica:
a) cinestésicos, localizaos en el aparato locomotor (músculos, tendones,
articulaciones) y en la piel,
b) laberínticos, localizados en el oído interno
A pesar de la diversidad de fuentes de la propiocepción, parece que el sujeto las percibe
unificada, gracias a la integración del sistema de procesamiento de la información y éste se
unifica, a su vez, para el movimiento, con otras modalidades de propiocepción, como la
visual, donde el aprendizaje del sujeto es decisivo.

III. 2.1. Receptores cinestésicos

III. 2.1.1. Receptores cutáneos

La piel tiene receptores especializados en distintos tipos de energía estimular: mecánica,


térmica y nociceptiva. Están constituidos por simples terminaciones de fibras nerviosas
aferentes.
Las células de Merckel informan del tacto y los corpúsculos de Meissner, Golgi-Mazzoni y
Pacini, informan de la presión y las vibraciones.

III. 2.1.2. Receptores articulares

Se localizan en la zona prearticular. Constituidos por estructuras muy simples casi


parecidas a las terminaciones nerviosas libres del tacto. Existen 3 estructuras diferenciadas:
a) receptores de Ruffini, localizados en la cápsula articular,
b) receptores de Golgi, en el ligamento articular, y
c) receptores de Pacini, cercanos al periostio de las inserciones de los ligamentos.
Sus funciones no son aún muy claras, y como muestra lo primario de sus estructuras,
parece que no serán tan precisas y completas como la de los husos musculares o el vestíbulo.
Sí parece que reaccionan, claramente, a las posiciones extremas de las articulaciones, y
poco en las posiciones medias. Pudiendo tener mayor función en el mantenimiento de la
postura que en los desplazamientos, y, de éstos, más bien informarían de una manera poco
precisa durante cambios bruscos y en amplitudes extremas de la articulación. Sin embargo,
parece que cuando actúa complementando a los receptores musculares mejora la información
sobre la precisión del movimiento.

III. 2.1.3. Receptores tendinosos

Éstos están representados por el órgano tendinoso de Golgi, que posee una estructura
simple, consistente en ramificaciones encapsuladas de la fibra nerviosa aferente que llega al
tendón, estas ramificaciones se anclan en el tendón en la zona próxima al músculo.
Son sensibles a cambios de tensión muy pequeños. Su función consiste en informar de la
tensión desarrollada en el músculo.

III. 2.1.4. Husos musculares

Es un receptor localizado en el interior del músculo y su estructura presenta un


componente intrafusal y una fibra nerviosa aferente, llamada anuloespiral, arrollada alrededor
del componente intrafusal. Estos elementos se encuentran encapsulados y rodeados por
líquido. Existe mayor número en los músculos que intervienen en funciones más precisas
(músculos distales).
Reciben una inervación eferente o motora, diferente para cada tipo de fibra intrafusal,
cualquier contracción de las fibras musculares del huso, provinente de neuronas motoras es
captada por las fibras aferentes, que trasladan la información a los centros superiores.
El huso muscular es de gran importancia en el control del movimiento por lo que sus
variadas funciones están relacionadas con el movimiento y la postura, siendo el receptor
cinestésico más fino y completo. Informan sobre la localización de la posición del miembro y
su desplazamiento.

III. 2.2. Receptores vestibulares

Éstos se localizan en el oído interno, junto al órgano de la audición (ver figura). Es una
estructura llena de líquido, llamado endolinfa, que permite informar, a través de sus
desplazamientos, de la posición de la cabeza y sus movimientos, y por ello propiocepción de
todo el cuerpo.
El sistema vestibular se compone de las siguientes estructuras:
a) Los canales semicirculares: señala la aceleración angular y son 3, colocados
perpendicularmente uno respecto a otro, ocupando cada uno un plano del espacio:
horizontal, vertical y sagital. Se comunican con el utrículo y el sáculo a través de la
ampolla, donde se encuentran los receptores sensoriales específicos, compuesto de una
masa gelatinosa que contiene a las células ciliadas que pueden oscilar y obstruye el
acceso al canal semicircular. Cuando nos movemos se desplaza la endolinfa y curva
los cilios, produciendo la descarga de sus aferencias nerviosas. La posición en los 3
planos de los canales semicirculares hace que se curven los cilios de un canal y no los
de otro, dando lugar a la sensación del movimiento angular o sentido de rotación,
b) el utrículo y c) el sáculo, señalan la aceleración lineal en sus componentes
horizontal y vertical. Se localizan en la zona posterosuperior del vestíbulo, cada uno
contiene una mácula donde se encuentran los receptores sensoriales, que están
colocadas perpendicularmente una respecto a otra, así las células ciliadas son
verticales en el utrículo y horizontales en el sáculo, están dirigidas hacia un estructura
gelatinosa con cristales de carbonato cálcico llamados otolitos, que tiene la misma
función que la endolinfa en los canales semicirculares. Su alta inercia a partir de los
movimientos de la cabeza produce la inclinación de las células ciliadas que provoca la
transmisión del impulso nervioso por las fibras aferentes. Los otolitos del sáculo
detectan aceleraciones lineales verticales y los del utrículo aceleraciones horizontales.
Sin embargo, cuando un movimiento es constante no se percibe, debido a que no se
produce movimiento de los otolitos, por tanto de lo que se informa es de los cambios
de movimiento. Igualmente, parece que el sistema vestibular informa de la postura y el
equilibrio participando en su regulación, sobre todo, informando de las variaciones de
postura, lo que provoca un impulso eferente para corregirla de forma inmediata.
IV. Principios de la Psicofísica

La relación ente ambiente físico como emanador de estimulación y la forma de transformar


esa energía física en información útil por el organismo, ha sido una de las primeras
preocupaciones de la psicología científica, a través de la llamada psicofísica.
La cuestión elemental consiste en conocer la correspondencia entre los cambios de
intensidad del estímulo y el cambio en la capacidad de discriminación (diferenciar) del sujeto.

IV. 1. Las teorías de los umbrales

Weber (1846) y Fechner (1860), determinaron esta relación mediante la teoría de los
umbrales. El umbral absoluto es la intensidad mínima necesaria para que un estímulo
provoque la actividad de un receptor sensorial, siendo por tanto la sensación mínima que un
sistema detecta. A la estimulación menor que no es detectada aunque se incremente, se le
denomina subliminal o infraliminal.
A partir de esa cantidad mínima se precisa subir el peso hasta un nivel determinado para
que el sujeto lo discrimine de la anterior, a esa cantidad mínima necesaria para que el sujeto
discrimine entre dos niveles físicos se le llama umbral diferencial, o diferencia perceptible
mínima.
Weber trato de establecer funcionalmente esta relación, k=incremento mínimo E/E donde
E es la intensidad del estímulo y k una constante. Esta ley sólo se aplica a valores medios de
los estímulos y no a los extremos. Así pues, la sensación no se incrementa linealmente con la
estimulación, sino logarítmicamente.
Fechner, en base a este principio, elaboró su ley, S=k lnE, que significa que la estimulación
se incrementa en mayor porción que la sensación que produce.

IV. 2. La ley de Stevens

Las objeciones empíricas a la ley de Fechner abonaron el camino para el enunciado de una
nueva ley, que recogiera los elementos que aquella no explicaba. La primera objeción, ya
comentada, se refiere al incumplimiento en los niveles bajos de estimulación, y la segunda al
incumplimiento de que la diferencia perceptible mínima usada como unidad medida se
mantiene constante a lo largo de la escala de sensación.
Para superar esta falta de universalidad, Stevens (1961) propuso unas modificaciones
enunciando su ley, logS=b logE + logK siendo S=k M^n (M elevado a n), de esta forma, sólo
cuando n>1 se cumple la ley de Fechner. Esta ley se ha cumplido en múltiples condiciones y
con distintos receptores sensoriales.

IV. 3. Los modelos de los dos procesos

Sin embargo, a pesar de las modificaciones de Stevens continuaron existiendo otros


problemas relacionados, fundamentalmente, con la acción del contexto en que se produce la
sensación, ya sea a nivel ambiental o del sujeto. Con respecto a este último se ha comprobado,
repetidamente, la gran variabilidad de resultados entre sujetos y su dependencia de la actitud
de éstos.
Todo ello dio lugar a considerar el valor del proceso de decisión junto al proceso
sensorial, exclusivo este último de las leyes psicofísicas, lo que se concreto en la teoría o los
modelos de los dos procesos.

IV. 4. El modelo de la detección de señales

Pero el modelo más potente de entre los de los dos procesos, es, sin duda, éste (Green &
Swets, 1966), que incorpora los aspectos subjetivos del comportamiento sensorial,
prescindiendo de un elemento básico en las leyes psicofísicas, el concepto de umbral
absoluto.
Para esta teoría, la intensidad del estímulo (señal) necesaria para la producción de una
respuesta, varía según el estado actual del sujeto, sus criterios para determinar la presencia o
ausencia de estímulos, y la sensibilidad de los receptores.
De esta forma, si se solicita al sujeto que responda sí o no a la presencia de estímulos,
puede ocurrir que responda sí cuando éste no existe (falsa alarmar), o responder no cuando
existe (fallo).

IV. 5. La psicofísica en la explicación del movimiento

Como síntesis de los estudios anteriores y aplicación práctica de la psicofísica al


comportamiento motor podemos establecer los siguientes principios:
1. El valor, aunque sólo sea como referencia operativa, de los umbrales absolutos y
diferencial, en función de la modalidad sensorial.
2. La necesidad de consideración de los aspectos contextuales de la sensación, actitud
del sujeto, ruidos, competencia estimular; que exigen la intervención de procesos
superiores de decisión del sujeto.
3. la importancia del aprendizaje, basados en los datos e hipótesis de las teorías de los
dos procesos, sería posible entrenar los umbrales de sensación mediante su habitación,
en situaciones propias de comportamiento motor, como el exceso estimular en la
competición o su sensibilización, aprendiendo a ser más sensibles a ciertos estímulos
exteriores relevantes para la eficacia durante el juego, moderando los no relevantes.

Capitulo 7: Almacenamiento y recuperación de la información motora.

La perspectiva comportamental entiende al hombre como un sistema adaptativo que ante


las demandas del medio va modificando su comportamiento, normalmente haciéndolo más
eficaz, incorporando nuevas conductas a su repertorio (adquisición), y eliminando antiguas
conductas, bien a través de su sustitución por otras más necesarias, o bien debido a su olvido.
El proceso que permite adquirir y eliminar conductas se llama aprendizaje. El proceso por
el que esa conducta se retiene (almacena) en el repertorio del sujeto una vez usada, se puede
recuperar cuando se precisa, o se olvida cuando no se usa, se llama memoria.

I. Medida de la memoria

La retención y el olvido son dos índices complementarios de la memoria. En las


investigaciones sobre la memoria motora se han utilizado tradicionalmente diferentes
procedimientos de medida de la retención, que sobre todo nos informaban de la cuantía del
olvido, tras un período sin práctica (intervalo de retención).
En una situación normalizada se establece un período de adquisición o aprendizaje
original, que es el necesario para situar la conducta en un nivel máximo de eficacia;
posteriormente existe un período sin práctica, y después de él se mide de nuevo el nivel de
eficacia de la conducta (test de retención).
El primer parámetro medido, en estas condiciones, se denomina: retención absoluta y se
define como el nivel de ejecución en los ensayos de retención.
Respecto al parámetro llamado: retención relativa, existen varios índices: puntuación
diferencial (más usado), que representa el nivel de habilidad perdida, y que se calcula
mediante la diferencia entre los ensayos finales en el test de adquisición y los iniciales en el
test de retención, y el otro índice es la puntuación porcentual (PP), que se compone de la
puntuación diferencial dividida por la cantidad de cambio en el aprendizaje original (PA) y
multiplicado por 100.

II. Estructuras y procesos

Para la Psicología actual la memoria no es una facultad, sino un sistema multidimensional


que comprende una serie de estructuras y procesos con propiedades bien diferenciadas.
Existen, pues, dos niveles básicos en la memoria:
a) Estructuras, representa los componentes más estáticos del sistema, suponen
dispositivos que permiten, utilizando modelos de origen más orgánico y de soporte
físico, explicar como se almacena, se mantiene y recupera cada tipo de
información.
b) Procesos, explican los aspectos más dinámicos, como las operaciones de
codificación, de almacenamiento y de recuperación.

III. Estructuras

Las teorías multialmacén constituyen el modelo explicativo de soporte para las estructuras
de la memoria. Para éstas, la memoria está formada por 3 estructuras dispuestas
secuencialmente.
A través de la primera, memoria sensorial, se recibe la información externa,
permaneciendo en ella durante un breve periodo. Esa información, pasa a continuación, a la
memoria a corto plazo, donde sólo se retiene durante unos segundos y un número limitado de
unidades de información. Después de la memoria a corto plazo, la información puede
trasvasarse a la tercera estructura, la memoria a largo plazo, que parece disponer de capacidad
y persistencia ilimitadas, en ella la información permanece desactivada hasta que alguna
conducta la precisa y, entonces, es recuperada pasando de nuevo a la memoria a corto plazo.

III. 1. Memoria sensorial

Broadbent (1958) fue el primero en sugerir un mecanismo de memoria inmediata que


registra toda la información del estímulo durante un breve lapso de tiempo (fracciones de
segundo). Neisser (1967) lo consideró como un registro mnémico precategorial de capacidad
ilimitada y escasa duración, donde la información permanece en un estado previo a toda
interpretación cognitiva. Estableció 2 tipos de memoria sensorial:
− Icónica (visual), algunos experimentos demuestran que toda la información presente en el
estímulo visual es registrada por el sujeto, pero casi inmediatamente se desvanece de su
memoria, la duración media es de 250-500 ms. El icón no es permeable al conocimiento
almacenado por el sujeto y por eso no se da el aprendizaje. Tiene que ver con los aspectos
espaciales de la información y retiene eficazmente la dirección del movimiento.
− Ecoica (auditiva), está especializada en los aspectos temporales de la información
(secuencias de sonido). Su duración media es similar entorno a 250 ms aunque los
resultados no son tan concluyentes como en la anterior.

Atkinson & Shiffrin (1971) suponen la existencia de esta memoria en todas la modalidades
sensoriales, incluido el sistema propioceptivo, hipótesis que aún no ha sido contrastada
satisfactoriamente.

III. 2. Memoria a corto plazo

Es la estructura operativa de todo el sistema, la que controla toda la información desde el


flujo que va desde la memoria sensorial a la de largo plazo. En ella se codifica y elabora la
información precategorial proveniente de la memoria sensorial mediante complejas
operaciones transformándola en un código simbólico (Atkinson & Shiffrin, 1971). La
información permanece en ella activa, operativa. Es una memoria limitada espacial y
temporalmente, puede mantener la información durante 15’-30’ y un máximo de 7 unidades
de información, no físicas, sino psicológicas, como letras, palabras o frases. La
transformación de unas unidades en otras de orden superior se llama recodificación.

III. 3. Memoria a largo plazo

La información que pasa desde la memoria a corto plazo, debe ser elaborada de forma que
se almacene una réplica semántica de ésta. Esta información permanece inactiva, por ello los
procesos de recuperación, contrariamente a los de la memoria a corto plazo, son laboriosos.
Por el contrario, su capacidad y duración parece ilimitada, constituyendo el almacén
permanente del organismo.
Todo el mundo parece aceptar la resistencia al olvido de ciertas habilidades motoras
continuas, como andar, esquiar o montar en bici, hechos contrastados experimentalmente.
Sin embargo, los resultados con tareas motoras discretas son diferentes, tendiendo a
perderse el nivel de eficacia de la habilidad a medida que aumenta el intervalo de retención.
Para la explicación de esa diferencia en retención, existen varias hipótesis, aunque ninguna
de ellas parece hoy ser concluyente.
No obstante, existen algunos hechos empíricos, que se han tomado tradicionalmente como
criterios de cada tipo de tarea, pero no se ha considerado como factores que podrían explicar
las diferencias en tiempo de almacenamiento entre tareas discretas y continuas.
Siguiendo a Schmidt (1988) estos factores están relaciones y son: (a) cantidad de
aprendizaje original y (b) concepto de ensayo.
Parece obvio, que a mayor cantidad de aprendizaje original par la adquisición y
mantenimiento de la tarea, mayor retención. Esto es indudable.
Aunque, debemos plantearnos la relatividad del concepto ensayo. Si consideramos el gesto
singular de una tarea continua como ensayo por analogía estructural a las tareas discretas, en
una sesión se realizan muchos más ensayos cuando se trata de tareas continuas, que cuando se
trata de tareas discretas. Estos factores no se tuvieron en cuenta en la comparación de los
resultados obtenidos con una u otra tarea.

IV. Procesos

El estudio de los factores relacionados con el almacenamiento y recuperación de la


información, comenzó a partir de la década de los 70, debido al énfasis puesto por las teorías
multialmacén en las operaciones de control (De Vega, 1984).

IV. 1. Operaciones de codificación

La codificación es la transformación de los estímulos sensoriales en pautas de información


significativas y asimilables por lo sistemas de memoria, implica operaciones de niveles muy
variados, fundamentalmente, la percepción, y en especial el reconocimiento de patrones.
El concepto de código proviene de la teoría de la comunicación. En general, se utilizan los
términos códigos y codificación como expresión de la sustitución del estímulo físico por el
estímulo funcional, producto de la actividad del sujeto y que puede ser así utilizado por el
sistema de procesamiento de la información.
El proceso de codificación se da básicamente en los primeros niveles de procesamiento,
pero la codificación supone un continuo recurso a la memora para determinar el formato
identificador en cada caso.
Según Craik & Lockhart (1972) los códigos tienen una organización funcional de tipo
jerárquico, es decir, un nivel inferior o superficial (procesamiento de rasgos físicos de los
estímulos) y un nivel superior (extracción de propiedades abstractas de tipo semántico).
También hablan de la persistencia del trazo de memoria que depende de la profundidad de
procesamiento del código. Nivel superficial, trazo breve y volátil. Nivel profundo o superior,
trazo de mayor permanencia.
Actualmente se prescinde del carácter continuo y jerárquico de los niveles, usando lo
denominado dominios del procesamiento (Nelson et al., 1979), para el que la codificación de
un determinado dominio no requiere haber completado la codificación de un dominio previo.
Se puede codificar atributos en todos los niveles, pero las demandas (tarea, instrucciones,
refuerzos) de la situación hacen que ciertas características se codifiquen con mayor
intensidad.

IV. 2. Operaciones de recuperación

Los procesos de recuperación dependen tanto de las operaciones de codificación usadas


durante el aprendizaje, como de los indicios ambientales y las estrategias del sujeto. La fuerza
del trazo, como índice explicativo del grado de recuperación, depende de la frecuencia de
presentación de estímulos, de su duración o de su proximidad temporal.
Siguiendo a De Vega (1984), podemos sintetizar los principios funcionales de los procesos
de memoria en los siguientes enunciados:
1. Existen varios tipos de operaciones o niveles bajo control del sujeto.
2. Estos niveles generan trazos de memoria diferentes (distintos códigos).
3. Los niveles no operan secuencialmente ni se organizan jerárquicamente.
4. Los niveles determinan diferentes probabilidades de recuerdo.
5. Además de los niveles existen otras variables que afectan al recuerdo como las del
material (diferenciación, congruencia) y el sujeto (elaboración, motivación).
6. La eficacia de los índices de recuperación está en función del grado de
solapamiento con los trazos codificados, existiendo un componente activo de
resolución de problemas en la recuperación.
Cuando un sujeto se encuentra aprendiendo una tarea, selecciona un nivel de codificación
adecuado para dicha tarea, ésta es muy flexible por lo que permite estrategias diferentes de
codificación en situaciones análogas (Battig, 1979). Se puede considerar, por tanto, que los
procesos de almacenamiento y recuperación de la información en humanos, son,
fundamentalmente, autorregulados, lo que permite utilizar en cada momento las estrategias
más adecuadas de codificación y recuperación (Paris, 1978; Naus & Halasz, 1979).

IV. 3. Procesos de olvido

La otra cara de la recuperación, es la pérdida u olvido de la información almacenada.


Existen teóricamente 2 procesos de olvido que han dado lugar a dos explicaciones, en muchos
casos enunciadas de forma antagónica, que son las activas y las pasivas.

IV. 3.1. Olvido pasivo

Para los procesos pasivos o de debilitamiento, el trazo de memoria adquirido se debilita


progresivamente con el tiempo, si no se actualiza frecuentemente con la práctica. A partir de
las críticas de McGeoch (1932), esta explicación ha tenido poca aceptación y fue sustituida
por las explicaciones activas. Sin embargo, más recientemente, Wickelgren (1976) las ha
recuperado, planteando que se debe considerar como un proceso a tener en cuenta junto a los
procesos activos.

IV. 3.2. Olvido activo

Las explicaciones activas o de interferencia, por el contrario, mantienen la hipótesis que el


olvido es producido por la acción de una habilidad sobre otra.
Esta explicación se sitúa en el contexto general del problema de la transferencia en el
aprendizaje, y estudia el efecto de la adquisición de una habilidad sobre otra distinta,
pudiendo ser favorecedora (positiva), neutra, o entorpecedora (interferencia) del
almacenamiento y recuperación y, por tanto, causante de los procesos de olvido.
El diseño básico para estudiar la interferencia se basa en comparar la acción del
aprendizaje anterior de una tarea, o tarea de interferencia sobre la tarea objeto (interferencia
preactiva); o bien, el efecto del aprendizaje anterior de la tarea de interferencia sobre la tarea
objeto (interferencia retroactiva).
IV. 4. Decaimiento y calentamiento

Adams (1952) estudió el efecto en el olvido, que se produce como consecuencia del
calentamiento, fenómeno conocido como warm-up. Como resultado, el calentamiento
(ensayos iniciales) puede ser influyente en la recuperación de la información motora. Y ello
es importante tenerlo en cuenta en todas las actividades motoras implicadas, como puede ser,
el descanso en un partido.
Se han utilizado dos explicaciones para este fenómeno:
a) La hipótesis del olvido, que es una extensión de la teoría del debilitamiento del trazo y,
b) La hipótesis de la disposición (set), por la que la pérdida en eficacia de la habilidad se
debe más que a un olvido permanente a la pérdida del estado de disposición, atención
y activación hacia la tarea del sujeto.
Esta última explicación parece más sugerente y se han encontrado datos que lo
confirman (Nacson & Schmidt, 1971).
Parece, pues, según la hipótesis de la disposición, que durante la ejecución de la
tarea se precisa una serie de ajustes (sets) de los procesos de activación y cognitivos,
fundamentalmente, de atención, al contexto concreto donde se realizará, para obtener
su máximo rendimiento. Durante el descanso, esos ajustes concretos no se almacenan.
Estas conclusiones tienen evidente aplicación en actividades que se exige el
máximo rendimiento motor, como en una competición, siendo aconsejable la
realización de algún tipo de actividad durante los períodos de descanso para tener
siempre actualizada la conducta motora.

VALORACIÓN / CONCLUSIÓN PERSONAL:

Esta obra hace un acercamiento al desarrollo de la motricidad desde el campo científico de


la psicología, la Psicofísica, para profundizar en aspectos tan relevantes del comportamiento
motor (control, aprendizaje y desarrollo), procesamiento de la información (modificación,
percepción, recepción, almacenamiento y recuperación, programación de la respuesta,
atención y automatización) y las líneas o teorías que sustentan su estudio, sus modelos
explicativos, las técnicas de control de la motricidad, respuestas motrices, etc.
Antes de seleccionar los capítulos sobre los que he realizado el resumen hice una lectura
rápida y por encima de todos los capítulos del libro, sobre todo, de aquellos que despertaban
cierto interés y motivación no sólo para leerlo sino también para la realización de la
recensión, como los relacionados con procesos perceptivo-motores, recepción,
almacenamiento y recuperación de la información motora y su respuesta. Al final me decanté
por los capítulos 5 y 7 que tratan sobre la recepción, almacenamiento y recuperación de la
información motora, sobre todo por el aspecto anatómico y fisiológico que comprenden estos
procesos y con los que de verdad disfruto, pues todo lo relacionado con el cuerpo y su
funcionamiento a nivel psicológico, cognitivo físico y emocional y la interacción entre ellos
me parece algo sincera y verdaderamente motivante e interesante a la vez que complicado por
el entramado físico, psicológicos, etc., que se dan entre distintas personas en función del
contexto en el cual se hallen.
En conclusión, este trabajo me ha sido de gran ayuda para lograr entender el porqué y el
cómo de determinados mecanismos y funcionamientos del ser humano en sí mismo desde el
punto de vista de la Psicofísica.
Tiempo de:
Búsqueda: 10-15 minutos
Lectura: 3 horas
Elaboración del borrador: 2 horas
Elaboración final: 6 horas
Total tiempo: aprox. 11-12 horas

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