La CARACTERÍSTICA ESENCIAL de este tipo de trastorno es una excesiva preocupación
por la atención y el aspecto físico. Emotividad generalizada y excesiva. Más común entre las personas separadas o divorciadas que entre las casadas. Dándose más a menudo en las mujeres, aunque esta diferenciación podría deberse más a nuestras expectativas sociales. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos. El trastorno Histriónico de personalidad muestra a personas volátiles, intolerante con la inactividad, impulsivo y altamente emotivo y teatral. Es frecuente la expresión exagerada de emociones. Buscan constantemente ser admirados por los demás y adoptan conductas inapropiadas. Solicitan activamente elogios y manipulan a los demás para obtener atención y aprobación: coquetos vanidosos y seductores. Establecen con facilidad relaciones poco elaboradas y fantasías sobre aventuras o romances sexuales que no se ajustan a la realidad. Mantienen una conducta seductora inapropiada y una búsqueda insaciable por ser el centro de atención en cualquier contexto. Utilizan comportamientos como la manipulación, la intimidación, el estallido colérico o las amenazas de suicidios que le garanticen que ellos son lo que se consideran “el alma” de cualquier reunión o fiesta, sin embargo, experimentan un terrible malestar cuando transcurre demasiado tiempo sin que hayan recibido la atención que demandan. En general las personas que padecen este tipo de trastorno tienen facilidad para hacer amistades que pasa rápidamente de lo que él cree gran intimidad al olvido o desprecio más absoluto. Parecen poco sinceros, los demás los perciben como superficiales carentes de autenticidad y abiertamente dependientes. Evitan pensar sobre su mundo interior, emiten juicios irreflexivos, frecuentemente están influenciados por las condiciones del entorno o por ideas y opiniones de los demás, esto puede causarle problemas sociales o laborales. Carecen de estabilidad emocional siendo, por tanto, sus relaciones interpersonales tormentosas y muy insatisfactorias. “Fachada” socialmente atractiva, su rol en las relaciones sociales es la de ser “el compañero atractivo” debido a la preocupación exagerada por parecer físicamente atractivo. La apariencia física la utiliza como medio para garantizar ser el objetivo de las miradas y de las conversaciones. En estas personas las emociones son cambiantes y superficiales, son animados y la impulsividad les lleva a tomar decisiones demasiado rápidas y tienden a entusiasmarse con la misma facilidad con la que se enfadan o se aburren. Las emociones involucradas no están limitadas a las que podemos señalar como negativas, sino que se mueven de la ansiedad, depresión o irritabilidad al entusiasmo, calidez o alegría. Estos pacientes presentan con frecuencia trastornos depresivos y somatizaciones. Pueden alcanzar unos grados de ansiedad que se llegan a confundir con crisis de pánico. Los intentos de suicidio para llamar la atención son frecuentes. Se diferencia del Trastornos Narcisista de la personalidad porque este utiliza la alabanza para aumentar su autoestima ya que subyace el hecho de considerarse superior. Del Trastorno límite de la personalidad porque este se caracteriza por la conducta autodestructivas y coléricas en las relaciones personales. Y del trastorno dependiente de personalidad porque no se muestran con la excesiva teatralidad emocional en sus intentos de que otros tomen decisiones y organicen sus actividades por ello