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LA EVALUACIÓN EN EL AULA

Entendiendo la Orientación Educativa como la ciencia que estudia el proceso y el resultado del
aprendizaje efectivo del hombre, que posibilita el desarrollo y el cambio constructivo de su
personalidad, creo importante evaluar dichos procesos, no menos necesario me resulta
evaluar el contexto sociocultural, sin dejar de lado el económico, en el cual están inmersos mis
alumnos, dado que mucho depende de este, el grado de efectividad de tales procesos
educativos, en este sentido, me puedo dar una idea de los intereses, aptitudes, competencias
desarrolladas, aspiración al logro que mueven al grupo.
La finalidad de este tipo de evaluación, que en Orientación Educativa tendría una tendencia
cualitativa, es justamente para valorar la pertinencia del diseño de los planes de trabajos de los
docentes.
Deseo mencionar que hasta este momento, he ejercido mi función como orientadora a partir de
un bagaje de conocimientos teóricos y una estructura construida por la práctica, sin embargo,
es justo en estos momentos que hago consciente algunos temas como la evaluación; y en este
marco, me cuestiono ¿qué se evalúa en la orientación educativa?; a partir de una reflexión
previa a tener otro tipo de conocimiento o predisposición, he valorado que durante todo este
tiempo, he dado una especial atención a la importancia de las experiencias subjetivas, de los
sentimientos y sus significados en mis alumnos, creo que esto es, debido a mis observaciones
sobre el impacto que lo anterior tiene en la capacidad de respuesta y disposición de los jóvenes
hacia las experiencias de aprendizaje. También me he detenido en mi práctica docente a
evaluar el compromiso empático que mantengo con mis alumnos, la aceptación que ellos
tienen el mundo que les rodea y qué tan válido y significativo les resulta en sus propios
términos, su capacidad de elección y algunas cuestiones cognitivas como los estilos que ellos
utilizan para el aprendizaje.
La forma de evaluación hasta este momento me deja una gran área de oportunidad, ya que
considero le ha faltado la cientificidad que yo quisiera, por ahora puedo decir que mi
metodología ha sido preponderantemente vicaria (a través de la observación), pasando por la
entrevista, algunos casos los someto a cuestionarios, encuestas, opiniones por escrito ya sea
anónimas, cuando el tema así se requiere, o bien, con autoría.
Y menciono que debo reparar en el grado de cientificidad porque requiero que me quede
mucho más claro cuáles son los criterios que utilizo para la evaluación, pudiendo rescatar en
este momento que, he considerado como criterio la necesidad de evaluar alguna situación que
en determinado momento esté moviendo la dinámica de mi grupo, por ejemplo: la capacidad de
que un alumno tomo una decisión asertiva en relación a la responsabilidad con la cual inicie
una vida sexual.
Lo anterior al mismo tiempo, se convierte en un momento de evaluación ya que no todos los
temas mueven en todos los momentos al grupo, respecto al ejemplo anterior he observado que
el tema de la sexualidad resulta aún más necesario en la mitad del bachillerato, cuando mi
reporte estadístico tiende a incrementarse en cuestión de embarazos no deseados. Sin
embargo, intento que la evaluación en todo sentido se vuelva una práctica permanente y
constante, creo que cada día existe algo que evaluar.
Me ha resultado totalmente enriquecedora la experiencia de la evaluación a partir de
involucrar a mis alumnos en esta práctica, por medio de ejercicios como escritos en los
cuales ellos mismos evalúan acontecimientos como: motivos por los cuales su grupo alcanzó o
no los indicadores de calidad en un trimestre, causas de deserción escolar, grado de
efectividad de mi trabajo como orientadora etc.…Al mismo tiempo he practicado la evaluación
entre pares, la cual representa una oportunidad para mejorar y crecer entre ellos mismos,
también se fomenta el desarrollo de competencias como la capacidad de observación objetiva,
de asertividad, de poder retroalimentar a los demás guardando el respeto debido, de
comunicación y manejo de sentimientos, entre otras cosas.
Actualmente, a partir de reflexiones como estas, me daré a la tarea de valorar de manera más
formal prácticas tan relevantes dentro de la docencia, como lo es la evaluación, considerando
que es muy sencillo y común pensar que la orientación educativa, en su calidad de servicio, y
no de asignatura, está exenta de tal práctica, error que nos puede costar a los profesionistas de
la orientación, llevar a esta área por caminos sin sentido.

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