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Henri lefebre. El Concepto de Estructura en Karl Marx.

Zona Erógena. Nº 8. 1991.

EL CONCEPTO DE ESTRUCTURA
EN KARL MARX

HENRI LEFEBRE

Antes de citar los textos en extremo conocidos en los que Marx


determina las relaciones entre la base, la estructura y las
superestructuras de la sociedad, es útil recordar fragmentos menos
célebres pero igualmente ricos de sentido.
En su libro sobre el Origen de la familia, de la propiedad privada y
del Estado, Engels se refiere a Morgan y a un comentario de Marx
sobre los trabajos de Morgan:
La familia, dice Morgan, es el elemento activo; nunca permanece
estacionada sino que pasa de una forma inferior a una superior a
medida que la sociedad evoluciona de un grado más bajo a otro más
alto. Los sistemas de parentesco, por el contrario, son pasivos; sólo a
largos intervalos registran los progresos hechos por la familia a lo
largo del tiempo y no sufren una transformación radical sino cuando
la familia se ha modificado radicalmente...
Después de esta cita de Morgan, Engels agrega, citando
directamente una frase de Marx:
Lo mismo sucede en general con los sistemas políticos, jurídicos,
religiosos y filosóficos.
Este texto aproxima, pues, los "sistemas de parentesco" a otros
"sistemas" que se elaboran en el seno de una sociedad determinada,
por la acción y reflexión de las clases y de los individuos y que Marx
(como veremos) designa superestructuras. Por otra parte, este texto
distingue a incluso opone, hasta un cierto punto, la forma y el
sistema. La forma es una determinación más profunda, más concreta
que el sistema. Ella capta y expresa un momento del devenir. No por
esto el sistema representa una abstracción vacía; no es el aspecto
más profundo y más vivo de la realidad social, pero de allí surge y se
desprende. Los "sistemas" son productos, resultados de fuerzas
históricas (económicas y sociales) que los hacen surgir pero que,
tarde o temprano, los superan. Es posible, pues, extraerlos para
examinarlos, pero no tenemos el derecho de aislarlos; no se los
puede estudiar fuera de un devenir que ya los abandona a un costado
del camino en el mismo momento en que aparecen como constituidos

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y constituyentes de la realidad social. Al no representar ni el aspecto


más profundo, ni el más elevado de esta realidad, sólo se toman
"sistemas" cuando son elaborados, formalizados, vueltos (más o
menos) coherentes. Para elaborarlos de este modo se necesitan
grupos diferenciados, pensadores especializados, conceptos a
ideologías y, desde ya, fuerzas sociales que impongan esas
ideologías.
En el Prefacio a la primera edición de la misma obra Engels
emplea el término estructura en un sentido un poco diferente y más
amplio:
Según la concepción materialista, el factor determinante en la
historia es, en última instancia, la producción y la reproducción de la
vida inmediata. Pero a su vez esta producción es de doble naturaleza.
Por una parte, la producción de los medios de existencia, de los
productos alimenticios, de la ropa, de la vivienda y de los
instrumentos necesarios para producir todo eso; por otra parte, la
producción del hombre mismo, la propagación de la especie. Las
instituciones sociales que rigen la vida de los hombres en una época o
en un país dados, están determinadas por esas dos clases de
producción: por el grado de desarrollo en que se encuentran, por una
parte el trabajo y por otra, la familia. Cuanto menos desarrollado está
el trabajo, menor es la cantidad de sus productos y, por consiguiente,
la riqueza de la sociedad, y tanto más parece dominar el orden social
la influencia predominante de los lazos de sangre. Pero, en el marco
de esta estructura social basada en lazos de sangre, la productividad
del trabajo se desarrolla cada vez más y con ella la propiedad privada
y el intercambio, las diferencias de fortuna, la posibilidad de utilizar el
trabajo de otros y, a la vez, la base de los antagonismos de clase...
Una nueva sociedad organizada en el Estado y cuyas subdivisiones ya
no están constituidas por asociaciones basadas en lazos de sangre,
sino por unidades territoriales, una sociedad donde el régimen de la
familia está completamente dominado por el régimen de la
propiedad, ocupa el lugar de la anterior... (Ibid., págs. 15- 16)
Este fragmento muestra claramente que Engels y Marx jamás
aceptaron el economismo, el determinismo económico, dejando de
lado el elemento biológico (demográfico, familiar) de la sociedad. Sin
embargo, E. Bottigelli tiene razón al observar, a propósito de este
texto, que revela una cierta indecisión en el pensamiento de Engels,
porque coloca en un mismo plano dentro de la estructura social el

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trabajo y la familia, al menos hasta el período histórico en que el


primero triunfa sobre el segundo y pasa a ser determinante.
Mucho tiempo antes en su polémica contra Proudhon, Marx había
expuesto una idea esencial, a saber: que los elementos de los
"sistemas" o de las "estructuras" no existen con anterioridad a éstos:
Tomando las cosas al revés como un verdadero filósofo, Proudhon
no ha visto en las relaciones reales de producción (el crédito, la
moneda, etc.) sino la encarnación de principios y de categorías que
dormitaban en el seno de la razón impersonal de la humanidad. El
economista Proudhon ha comprendido muy bien que los hombres
fabrican el paño, el lienzo, los géneros de seda en determinadas
relaciones de producción, Pero lo que no ha comprendido es que
estas relaciones sociales determinadas también son producidas por
los hombres, así como el lienzo, el lino, etc ....Los mismos hombres
que establecen las relaciones sociales conforme al desarrollo de su
producción material, producen también los principios, las ideas, las
categorías, conforme a sus relaciones sociales. Así estas ideas y estas
categorías son tan poco eternas como las relaciones que expresan.
Son productos históricos y transitorios (Miseria de la Filosofía).
La actividad productora, a la vez vital y social, de los seres
humanos, se ejerce, pues, en varios niveles o grados: la producción
material —la producción de las relaciones sociales— la producción de
los principios, ideas, categorías y "sistemas". Esta formulación suscita
inmediatamente una reserva importante: traicionamos el
pensamiento de Marx si nos imaginamos "niveles" exteriores unos a
otros y mecánicamente superpuestos; en todos los momentos de la
formación económico—social, lo que produce es la actividad creadora
de los seres humanos en grupo. Los resultados de esta producción,
formas, estructuras, sistemas o incluso categorías y "principios",
pueden y deben abstraerse de la actividad productora, pero sin que
esta abstracción sea jamás fetichizada, aislada y "reificada". Los
momentos de la actividad productiva se distinguen mediante el
análisis, sin que éste tenga el derecho de separarlos. La interacción
dialéctica incesante, con las contradicciones que ella crea y desarrolla
históricamente, constituye la profundidad y la riqueza de la vida so-
cial. Es el hombre quien produce y se produce, este hombre total que
crea la sociedad total y allí se pierde y se recupera, se aliena y se
reconoce (dado que la sociedad sólo tiene contenido y sentido por el
hombre y recíprocamente).

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Marx establece así con toda precisión la relación entre los


elementos pasivos de la historia y las fuerzas activas y creadoras.
Estos elementos pasivos son también los elementos determinados y
determinables, los que la ideología elabora, los primeros que
aprehende el conocimiento, ya que no alcanza la actividad creadora
sino a través de sus resultados. Esta teoría sólo cobra su verdadero
sentido si recordamos los movimientos fundamentales del
pensamiento dialéctico. Para éste, la determinación es una negación,
pero una negación concreta y fundada. El resultado es una cosa
muerta si se lo desprende y aísla. Restituido a la actividad productiva
(creadora), permite conocerla. El elemento o aspecto negativo no es
trascendente o exterior al elemento activo de la historia, de la vida
social, del hombre.
En muchos textos bastante poco conocidos, Marx examina desde
otros ángulos las estructuras de la sociedad. A partir de un cierto
momento histórico, el siglo XVIII, las diversas formas de relaciones
sociales se imponen al individuo, a la vez como una necesidad
externa y como un medio para sus fines privados:
La época que produce este punto de vista del individuo aislado es
precisamente la de las relaciones sociales más desarrolladas y, desde
este mismo punto de vista, universales.
La exterioridad de la estructura social con respecto al individuo en
la sociedad burguesa, forma parte de esta estructura. El individuo
halla frente a sí y exteriores a él (en apariencia pero esta apariencia
encierra una cierta realidad) condiciones sociales de existencia,
formas de propiedad y también formas de pensar, de actuar y de
sentir que han sido modeladas por su clase a partir de las bases
materiales y de las relaciones sociales correspondientes. El individuo
las descubre a la vez como condiciones y límites de su actividad,
como datos y trabas. Así en la sociedad capitalista el dinero se
presenta como un poder formal y real a la vez, como una suerte de
individuo (como el individuo de la riqueza general) frente al individuo
humano. No mantiene ninguna relación individual con el individuo
humano, ni tiene ningún nexo concreto y necesario con el desarrollo
humano del individuo. Su relación es extraña: a la vez necesaria y
azarosa en su mutua exterioridad y en su unión. Es así como el
dinero es un todo un objeto (social); contiene determinaciones,
"momentos" íntimamente ligados y, por lo tanto, una estructura
interna; suscita formas particulares y alienadas de la actividad y de la
necesidad, a saber: la necesidad de dinero (ef. ibid., página 133).

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Debemos citar estos textos para recordar la enorme riqueza y la


complejidad del pensamiento marxista, a menudo demasiado
simplificado, dogmatizado reducido a algunas fórmulas cortantes.
Como ocurre siempre en el estudio de las grandes doctrinas las
interpetaciones más simples son también las más claras; en cuanto
se profundiza, esa falsa claridad se disipa y se manifiestan
oscuridades, pero también problemas fecundos.
El texto más conocido de Marx sobre las superestructuras se
encuentra en el prefacio a la Contribución a la crítica de la economía
política:
En la producción social de su vida, los hombres contraen
relaciones determinadas, necesarias, independientes de su voluntad,
relaciones de producción que corresponden a una determinada fase
de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de
estas relaciones de producción constituye la estructura económica de
la sociedad, la base real sobre la que se levanta una superestructura
jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de
conciencia social.
Este texto tan preciso, en razón misma de su precisión ha sido
comentado aisladamente por los exégetas y fijado como un texto
dogmático. De hecho, escrito por Marx en el momento en que se
especializa en economía política (y en la crítica de la economía
política), este famoso fragmento publicado en 1859 determina un
programa, esboza el curso de los estudios de Marx en este campo,
como él mismo lo dice. Pero no resuelve todos los problemas. Los
plantea. No debe hacernos olvidar El Capital y el Prefacio de El Capital
donde el concepto de formación económica social aparece como más
complejo y más rico que los conceptos de base y de superestructura.
Por otra parte, ¿traduce el término "superestructura", correcta y
completamente, la palabra "Überbau"? A veces los comentaristas
consideran estas "superestructuras" como efectos secundarios, como
eflorescencias, de la "base".
Otras, por el contrario, insisten en la eficacia de las
"superestrucuras" y su reobrar sobre la base. Casi todos tienden a
desligar las superestructuras de la base, como el piso superior de una
casa o su techo respecto de sus cimientos o de la planta baja. Ya los
más grandes marxistas (Lenin, Gramsci en especial) han rechazado
este esquema difundido sobre todo por los exégetas stalinistas. Es
evidente que las ideas y las ideologías nacen en las profundidades de
la conciencia social, ligada al conjunto de la práctica social (global).

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Es evidente que los grupos humanos activos y sobre todo las clases
pertenecen a la vez a las fuerzas productivas y a las relaciones
sociales y, por ende, a los dos grados o niveles de la base que no
podemos pues superponer como pisos.
El esquema simplificado deja de lado a la familia. Es evidente que
la familia es parte integrante de las relaciones sociales (ya que la
producción y la reproducción son inseparables). La familia es
evidentemente la forma de pertenencia del individuo a una estructura
social determinada (estructura que sabemos que, en condiciones
históricas igualmente determinadas, se separa del individuo y se opo-
ne a él, en tanto que éste se opone a ella; ¡ pero no por esto la familia
desaparece!).
Por último, las relaciones de propiedad se ubican en la estructura
en tanto formas de las relaciones de producción y, en las
superestructuras, en tanto expresión jurídica de esas relaciones.
La noción de formación económico social engloba este conjunto de
interacciones.
Para resumir, podemos decir que a los diversos sentidos del
término "estructura" en el pensamiento actual corresponden en Marx
términos distintos: Estructura (Struktur), Sistema (System), Forma
(forma social, Gesellschaftform, forma de producción, etc.), Todo
(Totalität), Individuo (Individuum)... Reciprocamente, estos términos
traducen matices que la sola palabra "estructura", en sus acepciones
diversas y a menudo confusas, deja escapar.—

Estructuralismo

La noción de estructura tiene un campo de validez. El conocimiento


(la ciencia) no puede prescindir de ella. En cuanto al estructuralismo,
procede por extrapolación y reducción. Sobre la noción de estructura,
injerta una ideología. Con el estructuralismo, la estructura sobrepasa
sus derechos, sus condiciones de admisibilidad. En particular, absorbe
las nociones vecinas, pero distintas, de forma y de función. Así
procedieron también el formalismo y el funcionalismo; cada una de
esas ideologías abusó de una noción limitada y pasó de lo relativo a
lo absoluto.
El estructuralismo y su éxito resultan de circunstancias exteriores
al pensamiento científico, aunque él se considere la ciencia (la
epistheme). El estructuralismo es la ideología del equilibrio entre las

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fuerzas que actúan en el mundo moderno: Es la ideología del statu


quo.
El dogmatismo de la estructura se inclina a un idealismo (en
sentido clásico) bastante asombroso. Mediante un viejo
procedimiento, el del idealismo, pone al mundo del revés. Ve en la
vida social la obra del lenguaje, en lugar de concebir al lenguaje
como una obra de la sociedad.
En Marx, y sobre todo en las obras de la edad madura que
desarrollan (en este y muchos otros puntos) las nociones ya
presentes en las obras de juventud, el concepto de historia se
profundiza y se desdobla. Comprende, por un lado, la noción de una
historicidad fundamental, constitutiva del ser humano que se crea,
que se forma deviniendo forma de la "naturaleza" mediante su
trabajo y su acción, en sus productos y en sus obras. Por otro lado, el
concepto de historia comprende el de una ciencia, siempre relativa,
incompleta, parcelaria, que con ciertos métodos estudia esa
irrecusable historicidad. La unidad de esos dos aspectos es lo que se
llama "materialismo histórico". Como todos saben hoy en día, esa
concepción del tiempo histórico no es una filosofía de la historia,
aunque asuma sus preocupaciones. Ella se articula con la forma
científica del conocimiento, asegurándole un contenido. Sobre este
punto importante, aquí sólo podemos remitir a otros estudios. En
Marx el Devenir, en cuanto génesis y formación, estructuración y
desestructuración (poniendo el acento en este último aspecto) es,
finalmente, promovido al rango de suprema inteligibilidad.-
H.L.

ESTE TEXTO ES PARTE DEL LIBRO


DE EDITORIAL PAIDOS
"EL TERMINO ESTRUCTURA"

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