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M-19

Después de decenas de guerras civiles, cientos de grupos


revolucionarios, miles de asesinados y millones de desplazados,
Colombia se ha convertido en un país que su mayor lucha a lo
largo de la historia ha sido la violencia. Desde hace mas de 300
años nuestro país ha vivido enfrentamientos continuos entre
pensamientos opuestos. Pero ha sido en los últimos 50 años,
época que ha sido bautizada La Violencia, en que los
Colombianos hemos sufrido las continuas batallas de grupos
armados que por sus propios medios (y poco ortodoxos) buscan
un mejor país. Fue éste periodo el que dio a surgir el M-19.

Durante la segunda mitad del siglo XX se vivieron momentos


duros en nuestro país. Los hechos del 9 de abril de 1948
hicieron crecer el bipartidismo y con ello la violencia, el
ambiente político del país no era sano, la economía no era
estable y el país no se desarrollaba uniformemente. Regía un
gobierno conservador bastante deteriorado a principios de los
50s, el Bogotazo había creado caos en el orden publico mientras
que en el mismo gobierno crecían los descontentos. Hasta que
el día 13 de marzo de 1953, el General Gustavo Rojas Pinilla
derrocó al gobierno de Laureano Gómez para así posesionarse
en el poder como nuevo Presidente de la Republica de
Colombia. Después de 5 años de un gobierno de mano dura,
militarista pero al vez populista, el General Rojas Pinilla renuncia
para darle paso a una nueva era política: el Frente Nacional.
Después de un tratado firmado por el líder liberal Alberto Lleras
Camargo y por el expresidente exiliado Laureano Gómez, quien
era conservador, acordaban una solución hacia la dictaduría del
General Rojas Pinilla y el creciente bipartidismo: acordaban
turnar los turnos presidenciales entre partidos por periodos de
cuatro años. Una vez firmado éste tratado, Alberto Lleras
Camargo subió a la presidencia como primer presidente del
Frente Nacional. Durante el periodo de 1956 a 1962 el General
Rojas Pinilla tuvo su exilio en la Republica Dominicana, donde el
también dictador Rafael Leonidas Trujillo le otorgo asilo político,
Rojas regresó a Colombia lleno de energía y nuevas ideas. Fue
así que creo la Alianza Nacional Popular (ANAPO), un partido
populista que ganaba poder rápidamente. La ANAPO participó
en las elecciones a la presidencia del 62 y el 66, convirtiéndose
en partido principal de la oposición al Frente Nacional, solo
hasta las elecciones del 66 alcanzó un numero significativo en
las elecciones con el candidato José Jaramillo Giraldo.
Finalmente, en el año 1970 la ANAPO participó en las elecciones
presidenciales contra el candidato del Frente Nacional Misael
Pastrana Borrero. El día 19 de abril de 1970 se llevaron acabo
las elecciones a la presidencia, las urnas se empezaron a contar
en horas de la tarde y con ellas se daban resultados parciales. El
General Rojas Pinilla encabezaba la lista en la mayoría de las
localidades donde se había llevado acabo el escrutinio pero fue
en horas de la madrugada en que los resultados finales fueron
publicados: 1.625.025 votos por Pastrana y 1.561.468 votos por
Rojas. El pueblo no creyó en los resultados, el esceptisismo y la
sensación de fraude invadio al pueblo. Hoy en día, aquellos
resultados siguen siendo un enigma completo para los
colombianos, pero aun asi las cosas siguieron; Misael Pastrana
se posecionó como prsidente y la ANAPO fue una vez más fue
derrotada. Pero algo jamás volvio a ser igual despues de ese 19
de Abril…
Despues de cuatro años de constante descontento, siendo el 19
de Abril el dia que les habia causado ese sabor amargo de la
política y justicia social en Colombia, un grupo de jovenes
revolucionarios se unieron para crear el Movimiento 19 de abril
(M-19). Jorge Bateman, como lider, antes miembro de las
juventudes socialistas y más tarde de las FARC. Alvaro Fayad,
Ivan Marino Ospina y Luis Otero Cifuentes, todos exmilitantes de
las FARC. Carlos Toledo Plata, Israel Santamaría, Andres
Almarales, Ever Bustamante, José Cortez, Fabio Hincapié e Ivan
Jaramillo quienes eran representante del Ala Socialista de la
ANAPO. Todos éstos jovenes se unieron por una misma causa, la
lucha armada, por y para el pueblo, para conceguir la justicia
social; buscaban desafiar a los pasados movimientos guerrilleros
y desafiarlos usando un atécnica un poco menos violenta pero
más simbólica. Fue el 19 de Abril la fecha que los motivo para el
movimiento pues, decían ellos: “y tampoco era lógico el pueblo
sin armas, esa era la experiencia histórica del 19 de abril de
1970, cuando el pueblo ganó las elecciones pero no obtuvo el
poder y no tuvo la estructura militar que le permitiera defender
su desarrollo político”. (Behar Olga; Las Guerras de la Paz;
Editorial Planeta, Bogotá, 1985, pág. 86) Así se formó este grupo
revolucionario que desde ahora lo identificaría la consigna: “Con
las armas, con el pueblo, con el poder!”

Poco a poco se fue consolidando el grupo y las ideas se


esparcieron por un pequeño grupo de intelectuales. El M-19 hizo
su primer ataque el 17 de enero de 1947 cuando, en un acto
puramente simbólico, robó la espada de Simón Bolívar. Fue éste
el día en que el M-19 publicó su existencia. La idea surgió del
acto hecho por el grupo guerrillero Los Tupamaros del Uruguay
cuando robaron la bandera de su libertador José Gervasio
Artigas. La idea consistía en devolver la bandera de la lucha
libertadora al pueblo. Todo empezó con unos avisos publicitarios
que salieron en los días 15, 16, y 17 de enero, estos decían:
“Parásitos? Gusanos?, Falta de memoria?, Inactividad? ya viene
M-19”. Esta campaña de expectativa inquieto al pueblo
colombiano aunque muchos terminaron por concluir que solo se
trataba de un nuevo medicamento. El día 17 de enero
nuevamente apareció un letrero que leía “Ya viene M-19”. Ese
mismo día fue el robo de la espada. Empezó a eso de las 5 de la
tarde cuando subalternos de Álvaro Fayad, encargado de la
operación, ataron a los guardias y administradores de la Quinta.
En seguida Fayad rompió la urna que contenía la espada y la
empuñó, más tarde describiría en el libro de Olga Behar: “Tomo
en mis manos la espada. Me impresiona por lo pequeña. Es muy
pequeña. ¡Que sensación tenerla¡ empuñarla!”(Behar Olga; Las
Guerras de la Paz; Editorial Planeta, Bogotá, 1985, pág. 97). El
M-19 entonces sale de la Quinta con espada en mano, dejando
en la habitación que alguna vez fue de Manuelita Sáenz,
panfletos en los que explicaban el nuevo movimiento, M-19. Y
proclamaron: “Bolívar, tu espada vuelve a la lucha!”.

Una vez habían obtenido toda la atención del país por su acto
simbólico, hicieron otro ataque que sacudió el país.
Considerando la falta de armas de lo que decía ser un grupo
armado, tomaron las armas del Ejército Nacional guardadas en
el Cantón Norte de Bogotá. Con la ayuda de un viejo amigo de
Bateman, lograron financiar una casa familiar al frente del
cantón norte por medio de una venta de medicinas que llamaron
“Produmédicos”. Tras 73 días de excavación lograron hacer un
túnel que atravesaba la calle hasta llegar al Cantón Norte. El día
30 de diciembre de 1978 robaron las primeras armas, 2 días
después el M-19 contaba con 4076 armas que alguna vez
habían sido propiedad del Ejercito Nacional de Colombia.

Una vez llamada la atención del pueblo con el robo de la


espada, del gobierno y las fuerzas armadas con el robo de las
armas solo restaba conseguir la atención de otros países y
ganar un poco de reconocimiento internacional. Para esto el M-
19 organizó detenidamente la toma de la Embajada de
Republica Dominicana. El M-19 llamó a ésta: “Operación
Libertad y democracia”. El día 27 de febrero de 1980, día en que
se conmemora la independencia de la Republica Dominicana, se
celebraba un recepción en la embajada para celebrar la
independencia. Había 16 diplomáticos de alto rango en la
embajada a eso del mediodía cuando 12 guerrilleros disfrazados
de jugadores de futbol irrumpieron en la casa. 61 días después
de la toma, el M-19 llega a un acuerdo con el gobierno de Julio
Cesar Turbay. Los rehenes junto con los guerrilleros viajan a
Cuba. Los rehenes son liberados y a los guerrilleros los dejan ir.
Para cuando este evento finaliza el M-19 tiene ya respaldo y
aprobación del pueblo.

Los años pasan y el M-19 continua irrumpiendo en el diario vivir


de los colombianos. El secuestro es ahora parte de las formas de
llamar la atención del gobierno. Jaime Bateman Cayón, líder
máximo, llega a la conclusión de que es hora de dar un paso
hacía adelante, un paso que probablemente le garantizaría
mayores resultados que los que hasta ahora habían sido
obtenidos. Bateman se acercó al presidente en ese entones
(1983), Belisario Betancourt, através del gobierno panameño y
con la ayuda de personajes como el Nobel, Gabriel García
Márquez. Fijaron una cita en Panamá para llevar acabo las
negociaciones así que Bateman, junto con otros cuatro
acompañantes, se monta a una avioneta que nunca llegaría a su
destino final. La avioneta sufre de algún daño mecánico y cae
en algún remoto lugar de la espesa selva panameña. Con la
muerte de su líder el M-19 cambia sus mecanismos para lograr
los mismos fines que alguna vez unió a esos jóvenes
revolucionarios. El M-19 nunca fue el mismo movimiento
ideológico que alguna vez fue.

El 6 de noviembre de 1985 el M-19 hizo el acto que lo llevaría a


su final. Fue la toma del Palacio de Justicia la que rebaso la
copa, no solo del gobierno y el pueblo sino de sus mismo
integrantes. En plena luz del día y en pleno centro de Bogotá, el
M-19 llevó a cabo la “Operación Antonio Nariño por los derechos
del hombre”. 40 guerrilleros armados entraron por la puerta
trasera de empleados del palacio. Tomaron como rehenes a
todos los magistrados allí presentes y comenzaron a quemar
todos los archivos. La toma del Palacio fue un acto patrocinado y
mandado por Pablo Escobar, ésta tenía como fin quemar todos
los archivos de extradición que pudiesen existir en el Palacio. El
Ejercito Nacional, sintiéndose acorralado tomó medidas
drásticas que desobedecían las ordenes del presidente y luego
serían las causantes de decenas de muertes y 11
desaparecidos. Luego de éste terrible hecho para la historia del
país, el M-19 cayó popularmente, políticamente y su poder
nunca fue el mismo.

En el año 1990, bajo la presidencia de Virgilio Barco, Carlos


Pizarro, líder máximo del M-19 empezó negociaciones de paz.
Después de haber garantizado una prolongación a su lucha
socio-política, esta vez sin armas, Pizarro decide firmar por la
paz colombiana. El 8 de marzo de 1990, en el campamento de
Santo Domingo, hicieron la entrega oficial de las armas. Y
nacimiento oficial del grupo político conformado por los
exmilitantes del M-19 y otros seguidores, Alianza Democrática
M-19.
Tan solo meses más tarde la Alianza Democrática M-19 participó
en las elecciones a la presidencia con su candidato Carlos
Pizarro, pero en un avión fue asesinado por sicarios
probablemente mandados por narcotraficantes. Así pues
Navarro Wolf participó en su nombre, logrando el tercer puesto
de cuatro. Fue así que terminó la carrera militante de los
integrantes del M-19, un grupo armado sin igual que por más de
20 años luchó por la justicia social de nuestro país, un grupo que
no tuvo miedo a la firma de la paz pues creyó que sus ideales
permanecerían siempre, su lucha continuaría y con la paz
lograrían mejores cosas para Colombia.

El M-19 después del acuerdo de paz:

Una vez con sus sillas en el parlamento y siendo un grupo


activo y legal en la política colombiana, el M-19 empezó su
propaganda política, esta vez sin expectativas, aun con ideas
revolucionarias pero pocos actos acordes con sus pensamientos.
Jorge Castañeda describe el nuevo movimiento legal como una
traición a sus principios como grupo revolucionario y agrega:
“fundado con la furia y la desesperación provocada por el fraude
electoral, tomó las armas para conquistar el derecho a participar
en las elecciones y no para hacer la revolución, a pesar de que
se autodefinía como movimiento revolucionario”.(Castañeda
Jorge; La Utopía Desarmada; Editorial Joaquín Mortiz; México,
1993, pág. 136) El M-19 se transformo poco a poco para pasar
de ser un grupo armado revolucionario a un partido político
como cualquier otro que nunca logró difundir sus ideas
izquierdistas en el poder, el sueño y propósito al integrarse a la
vida política del país.

Después de haber comenzado a difundir sus ideas con expectativa, energía


y un gran resultado, el M-19 “maduro” y evoluciono para convertirse en un
partido político serio y legal que poco tenia de revolucionario. En sus comienzos,
Carlos Pizarro describió su movimiento con positivas frases de aliento al pueblo
y amenaza a la oligarquía: “Tenemos la convicción de que estamos frente a un
proceso en el que debemos ser creativos sobre las bases de lo que se ha
conseguido en este país en todos estos años de lucha, conquistando la posibilidad
real de la paz, de la democracia, de la justicia social, entonces quienes están
angustiados por la aparición del M-19 es la oligarquía y quienes están a la
expectativa es el país entero y quienes estamos trabajando por el nuevo
reconocimiento del M- 19 en las jornadas de libertad y democracia, somos
nosotros”. (Pizarro Carlos; Guerra a la Guerra; Editorial Tiempo Presente;
Bogotá, Colombia; 1988, pág. 137) Con esta misma energía y entusiasmo el M-
19 empezó su carrera política prometiendo democracia, justicia social, salarios
acordes con las horas de trabajo, y un montón de ideas izquierdistas que azotaron
el país entero. Los sondeos y elecciones mostraban un prospero futuro para la
izquierda política en el país: “Encuestas realizadas en Colombia a principios de
1991 revelaban que un gran número de colombianos (58,5%) creía que el M-19
llegaría al poder y que su dirigente y antiguo candidato Antonio Navarro Wolff,
era considerado el político colombiano con mayores probabilidades de llegar a la
presidencia en la década de los noventa”. (Castañeda Jorge; La Utopía
Desarmada; Editorial Joaquín Mortiz; México, 1993, pág. 136)

Wolff poco a poco se convirtió el comodín del M-19. Ganó poder y jugó
un papel importante al firmar la constitución de 1991 bajo el gobierno de Cesar
Gaviria. El M-19 fu cambiando sus relaciones y sus formas de hacer política,
había cada vez menos dialogo con el pueblo y cada vez mas con los altos mandos
del gobierno. Sus ideas se trasladaron de una izquierda radical a una izquierda
moderada. El pueblo perdió su motivación y apego hacia el grupo que decía ser
hecho por y para ellos. El país se encontraba dividido en dos, aquellos que creían
que el M-19 debía seguir apegado a las ideas originales y que su lucha y
objetivos debían ser los mismos. Y por otro lado: “Otros opinaban que si el M-
19 hubiera seguido apegado a la izquierda y al radicalismo, le hubiera ido aún
peor, dado el conservadurismo imperante en Colombia y en todo el hemisferio.
En todo caso, una cosa estaba clara: el M-19 perdió el contacto con los
movimientos populares que le habían proporcionado el contexto para prosperar
después de deponer las armas”. (Castañeda Jorge; La Utopía Desarmada;
Editorial Joaquín Mortiz; México, 1993, pág. 136- 137)

Por otra parte, los aun integrantes del M-19 decían ser los
mismos revolucionarios que alguna vez fueron y argumentaban
su falta de resistencia con el peligro que corrían en el país.
Petro, miembro aun activo de la política colombiana escribió:
“Medio millón de asesinatos políticos y sociales en medio siglo
nos lleva a pensar que en Colombia no sólo se intentó extirpar
una élite revolucionaria, sino que se intentó eliminar
definitivamente cualquier intento de participar autónoma de la
sociedad en la vida del país”. (Petro Gustavo; De la Guerra y de
la Paz en Colombia) Es así como los integrantes del M-19
buscaron más miembros políticos que compartieran sus ideas de
izquierda para formar y consolidar un nuevo partido al que
llamaron Polo Democrático Alternativo. Uno a uno de los
miembros del M-19 se fue olvidando de su pasado y lo que
alguna vez fueron sus ideales para mezclarse con otras decenas
de políticos que probablemente jamás han visto un arma.
“Como señala el politólogo mexicano, Jorge Castañeda, el M-19
ejemplificó un tránsito inicialmente afortunado de la lucha
armada castrista de los años sesenta a la competencia electoral
casi socialdemócrata de los noventa. Pero en vez de contribuir al
cambio de la democracia colombiana haciéndola más
representativa y legitimada en todos los sectores de la
sociedad, cayó en los mismos vicios que criticaba en los partidos
tradicionales. De cierta manera fue un nuevo partido, con viejos
vicios, que formó parte de un sistema político anquilosado y
desprestigiado, por lo que también entró a compartir el
descrédito que lo rodea.” (M-19: Desde la montaña hasta el
parlamento. Sergio Fernando Sainas Cañas.

Después de este fracaso político de un grupo armado que


decidió desmovilizarse es entendible que los grupos armados
que aun permanecen activos en Colombia teman a la
desmovilización y finalmente desaparición de sus ideales. Sin
importar cuantas promesas les haga el gobierno y cuanta
seguridad y garantía se les dé de su futuro poder político, los
grupos revolucionarios siempre temarán correr con la misma
suerte que corrió el M-19. En conclusión podríamos decir que la
desmovilización del M-19 y la inclusión de sus miembros en el
parlamento colombiano atemorizo a otros grupos armados de
firmar la paz y así pues, en vez de contribuir a la finalización de
la guerra en nuestro país, alejó la paz.

Bibliografía:
• Behar, Olga (1985). Las guerras de la paz.. Bogotá,
Planeta..
• Castañeda, Jorge (1995). La utopía desarmada.. Bogotá:
Ediciones tercer mundo. ISBN.
• Lara Salive, Patricia (1982). Siembra vientos y recogerás
tempestades.. Barcelona, Fontamara..
• M-19: Desde la montaña hasta el parlamento. Sergio
Fernando Sainas Cañas.
• http://www.caracol.com.co/notag3.asp?g=217512&id=217510
• http://www.algonet.se/~demos/pazcol.html.11 de enero de
1996

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