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Art.333 de la Constitución Nacional

Esta Constitución no perderá su


vigencia si dejare de observarse por
acto de fuerza o porque fuere
derogada por cualquier otro medio
distinto al previsto en ella.

En tal eventualidad, todo ciudadano o


ciudadana investida o no de
Ciudadano autoridad, tendrá el deber de
colaborar en el restablecimiento de
Diputado de la fracción Democrática su vigencia. MANOS A LA

De la Asamblea Nacional.

Presente.

Tenemos el agrado de dirigirnos a Ustedes, en la ocasión de enviarle éstas, nuestras


reflexiones, impactados como aún lo estamos por la injusticia y fraude promovido por la
anterior Asamblea Nacional, validado por el Consejo Nacional Electoral por órdenes del
Ejecutivo y su partido político (PSUV), violando una vez más las más elementales normas
del proceso electoral impuesto por ellos mismos en una LOPE. No se explica cómo
después de más de ocho horas de retardo se den unos resultados fraudulentos y sin
ninguna aplicación del texto constitucional y con tal grado de pasividad que deja en el
ciudadano dudas razonables.

Nosotros los abajo firmantes, conscientes de las expresiones de desagrados por tan
lamentable situación, hemos queridos hacernos presentes antes lo que aquí estamos
reflexionando, aupando por lo cual hemos acudidos a las redes sociales con el fin, de
presentarle a su consideración a la brevedad posible de un listado de firmantes que se
acogerían a estas, nuestras observaciones y demandas.

La presente nota es buena para hacerle llegar un ejemplar del documento que un grupo
de Organizaciones Civiles y Ciudadanos elaboraron para transmitirle a la Fracción
Parlamentaria Democrática de nuestra Asamblea Nacional el sentir y preocupación del
Colectivo Nacional por el colapso del Estado de Derecho y la limitación, cada vez más
acentuada y asfixiante, de los Derechos Civiles, Económicos y Políticos, impuesta por el
régimen.

Debemos confiar en que Ustedes, lucharan por la Libertad, sumaran sus esfuerzos en la
dirección señalada en el documento, para que entre todos hagamos posible el cambio del
caudillo comunista por las instituciones y la voluntad totalitaria del jefe político por el
mandato de la ley, como lo prescribe y nos lo ordena la Constitución.
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Señor Diputado; el régimen comunista nos está empujando hacia una confrontación
fratricida, no lo permitan, lleven a sus electores con su ejemplo a la solución egipcia.

Atentamente

Elías A. Buchszer Cabriles

Coordinador del Movimiento de Movimientos

Congreso Federal

Coordinadora Democrática de Acción Cívica

Alianza Militar por Venezuela

Frente Militar Institucional

Foro de Caracas

Formación y Capacitación de Líderes Comunitarios (FCLC)

Asamblea Provida. Asociación del Mercado Enérgatico


Latinoamericano (ASELO)

Fundación Orión.

Expresión Ciudadana.
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SEÑORES DIPUTADOS DE LA FRACCIÓN DEMOCRÁTICA DE LA ASAMBLEA


NACIONAL ELECTOS POR LA GRAN MAYORÍA DE LOS VENEZOLANOS.

Ya es la hora que declaren:

El DESCONOCIMIENTO DE LA
LEGISLACION PRODUCIDA POR LA
RECIEN FENECIDA ASAMBLEA NACIONAL
Y EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA,
QUE CONTRARIEN LOS VALORES,
PRINCIPIOS Y GARANTIAS
DEMOCRATICAS o MENGÜEN LOS
DERECHOS HUMANOS Y QUE FRACTURE
LA ESTRUCTURA ORGÁNICA DEL
ESTADO

Los firmantes del presente documento, convencidos como estamos que el gobierno
totalitario encabezado por Hugo Chávez Frías, se propone la liquidación planificada y
paulatina del sistema democrático y su substitución por un régimen comunista al estilo
Castro-cubano, hemos tomado la iniciativa de plantear a Uds., algunas inquietudes y
puntos de reflexión, a la vez que sugerimos la adopción de una conducta política que
creemos es la opción correcta, en el convencimiento de que en lo substancial de ellas
traducimos las preocupaciones del mayoritario sector democrático nacional.

Para facilitar la mejor comprensión del propósito que nos anima, esquemáticamente
vamos a exponer su contenido:

1.- ESTRUCTURA ORGANICA DEL ESTADO.

De manera sucinta podemos decir que la estructura orgánica republicana venezolana está
concebida en la constitución de 1999, en dos (2) planos integrados: A) Un plano horizontal
que comprende la totalidad de las funciones del Estado, discriminadas en cinco Poderes:
Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral. B) Un plano vertical, que atiende al
criterio de la división política territorial y descentralización, expresado en: Estados
(gobernación y consejos legislativos), Municipios (Alcaldías, Consejo Municipal y Juntas
Parroquiales, ésta eliminada recientemente de facto), Dependencias Federales y dos
Distritos Capitales, uno, como asiento de la Capital de la República. En el año 2007 un
referéndum desechó la propuesta del Ejecutivo para modificar la estructura orgánica del
estado, así como de prorrogar indefinidamente el período constitucional para el ejercicio
de algunos cargos públicos de elección popular. Esa determinación fue tomada por el
pueblo en ejercicio de su condición soberana. Esta decisión clara y sensata de la
comunidad nacional, debe prevalecer sobre las conveniencias y autoritatismo que animen
a intereses políticos e ideológicos, personales o grupales.
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Cualquiera modificación de este cuadro institucional, operada por procedimientos distintos


a los señalados por los artículos 340 al 346, ambos inclusive, del texto constitucional,
tendrá el valor de una derogatoria de facto de la Constitución y configurará,
indefectiblemente, el delito de TRAICION A LA PATRIA.

2.- JERARQUIA DE LA CONSTITUCION; SU VALOR Y FUERZA VINCULANTE.

El articulo siete (7) del Texto Constitucional establece con rigor axiológico que ¨´ La
Constitución es la norma suprema y el fundamento del ordenamiento jurídico. Todas las
personas y los órganos que ejercen el Poder Público están sujetos a esta Constitución´´,
mandato que no deja margen para la duda ni para la interpretación, y al categorizar a la
Constitución como una ´´ norma ´´ nos está indicando que todos sus artículos se
relacionan y condicionan entre sí, por lo que la infracción de uno constituye la violación de
todos.

3.- LIMITE COMPETENCIAL DE LOS PODERES PUBLICOS.

La Constitución, en su condición de Norma Suprema, y única creadora y ordenadora de


los Poderes Públicos, fija y delimita con precisión los ámbitos espaciales y materiales de
cada uno de los Órganos del Poder Público, define las competencias y facultades de sus
titulares y del funcionariado en general, cuyo ejercicio mas allá de esos límites es
sancionado con la nulidad de los actos; operando esta sanción como garantía objetiva del
respeto al Principio de Legalidad. Este principio, que rige los sistemas democráticos,
establece que el gobierno debe ser limitado; y esos límites los establece la propia
Constitución obligando a funcionarios y poderes a someterse a sus mandatos, a
obedecer el contenido de las normas; esto es, a permanecer dentro del Estado de
Derecho, que es lo que confiere al gobierno su legitimidad de ejercicio y compele al
ciudadano a su reconocimiento y obediencia y le imparte su condición de constitucional o
de arbitrario.

En definitiva, el Gobierno no puede ser superior a la Constitución que es su fuente, a


quien está sometido y debe obediencia; es oportuno recordar que toda nuestra cultura
occidental moderna descansa sobre la afirmación de que los poderes del Estado, sin
excepción posible, tienen un límite y de que las personas no estamos sometidas como
esclavas al poder ilimitado del Estado; sino al cumplimiento de deberes y ejercicios de
derecho previamente establecidos en normas jurídicas consensuadas en el seno de la
sociedad civil venezolana.

4.- VALOR JURIDICO CONSTITUCIONAL DE LOS ACTOS EJECUTADOS POR LOS


PODERES PUBLICOS FUERA DE LOS LIMITES DE SU COMPETENCIA.

Cada Rama del Poder Público tiene asignadas sus funciones propias, según la
dogmática constitucional de la división y autonomía de los distintos Poderes sometidos, a
la vez, a un deber de mutua colaboración para la realización de los fines del Estado, pero
la línea divisoria para el cumplimiento de la función de cada Órgano es excluyente y
sagrada como igualmente lo es el que cada Poder, ya individualizado no puede ejecutar
actividad o actos para lo cual no haya sido facultado de manera expresa por la norma
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constitucional . Al salirse de los límites de su campo competencial, esto es, al invadir


áreas de actividad asignadas a otros Poderes o, simplemente, no autorizado para su
realización incurriría en una usurpación de atribuciones o, en el caso menos grave, en una
extralimitación de funciones. Cualquiera sea la circunstancia, esos actos son NULOS de
nulidad absoluta y no producen ningún efecto y la sanción para el funcionario responsable
generalmente es de carácter civil y/o administrativa. Pero existen situaciones en las
cuales el acto ejecutado por el funcionario pudiera alcanzar los máximos niveles de
gravedad previstos en la Constitución y en las leyes penales. Esos actos están vinculados
a cualquier actividad que conspire contra los llamados por el Texto Constitucional
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES, que no son otra cosa que los pilares y bases sobre los
cuales se ha levantado la realidad territorial, histórica, social, jurídica e institucional del
Estado. Estos actos escapan a la sanción puramente civil y administrativa y pasan a
engrosar el elenco de los crímenes más repudiados y más rigurosamente castigados por
la sociedad y las Respectivas legislaciones penales nacionales e internacionales.

Sin embargo el Texto Constitucional (hablamos del venezolano) no es sordo, insensible


ni indiferente a la evolución social; y atendiendo a esta realidad, crea los mecanismos y
los inserta en su cuerpo normativo para que, previo el cumplimiento de sus exigencias
formales, los ciudadanos puedan operar cambios, de forma o substanciales, en la
arquitectura del Estado, en el sensible campo de los derechos y deberes individuales y en
el sistema de gobierno. La Constitución del 99, vigente pero de poca y defectuosa
aplicación, estableció los mecanismos para su modificación concretados en el Titulo IX,
artículos 340 al 346, ambos inclusive, denominados esos mecanismos ENMIENDA y
REFORMA, atendiendo a la profundidad del hecho modificatorio. Fuera de estos
mecanismos no es posible introducir válidamente cambios que afecten a la forma de
Estado, al sistema político de gobierno, ni al régimen de derechos y deberes de los
venezolanos, cualquier intento en ese sentido ( y basta con el intento ) aunque no llegue a
concretarse la conducta violatoria ni consumarse el hecho de predador, genera
automáticamente el delito formal de TRAICION A LA PATRIA tipificado en el artículo 132
del Código Penal y extensible por igual a todas las personas intervinientes en el suceso.

Finalmente, concluimos afirmando que, por mandato de los artículos 138 y 25


constitucionales, los actos legislativos violatorios de la Constitución son nulos absolutos y
no producen efecto alguno.

5.- DEROGATORIA CONSTITUCIONAL.

Toda etapa histórica posee su verdad, sus valoraciones elevadas a la categoría de


PRINCIPIOS, conforme a la cual la sociedad construye sus instituciones políticas,
sociales, culturales y económicas para la realización de sus fines y satisfacción de sus
necesidades. El proceso histórico que se inicio en el año 1999 consignó su verdad y sus
valoraciones en el TITULO I PRINCIPIOS FUNDAMENTALES, constante de nueve (9)
artículos, a partir de los cuales el legislador constituyente hizo los desarrollos
institucionales correspondientes y conformó las estructuras sobre las cuales reposan la
existencia republicana y el diseño socio político de los venezolanos.
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La presente etapa histórica venezolana corresponde a una exigencia de vida republicana,


enmarcada dentro de una Constitución que establece reglas claras, uniformes y generales
que nacen de la voluntad popular soberanamente manifestada en diciembre del año 1999
y ratificada de manera terminante el 2 de diciembre del año 2007, ratificación que expresó
que su perdurabilidad e inmutabilidad deben estar defendidas y aseguradas por el celo
vigilante de los ciudadanos, y que solamente puede ceder por actos similares de
expresión de la soberanía popular. Cualquiera otro medio que utilice el gobernante en uso
de los poderes que los ciudadanos le delegan, o procurándose la indebida e ilícita
colaboración de otras ramas del Poder Público para modificar el esquema orgánico y
funcional solemnemente consensuado, no puede producir obediencia ni acatamiento
ciudadano; y, antes por el contrario, genera un legítimo deber de resistencia como lo
entendió y preceptuó de manera expresa el legislador constituyente del año 99, en el
supuesto segundo del artículo 350 del Pacto Constitucional. Ese mandato es una
obligación vigente, vinculante para todos los ciudadanos, de cuyo cumplimiento
dependerá la integridad de la estructura republicana de la Nación y la sobrevivencia del
sistema democrático de gobierno.

Ahora bien, la Asamblea Nacional, actuando más como partido político que como órgano
legislador, ha dictado una serie de leyes con carácter orgánico que contrarían gravemente
los PRINCIPIOS FUNDAMENTALES sobre los cuales está construido el Estado de
Derecho y el entramado institucional de la República que, entre otros exabruptos, disloca
la vigente y tradicional distribución territorial del Poder y trastoca el reparto de
competencias, afectando medularmente la utilidad, y hasta la existencia de los poderes
Legislativo y Municipal ; y afectando de diversa manera a los otros Poderes. Esto conduce
a un cambio substancial del esquema republicano e institucional, que solo puede
verificarse lícitamente a través de los medios y formas establecidos en el Texto
Constitucional en sus artículos 340 al 346. Es posible que ante este intento (o hecho) de
fracturación orgánica e institucional realizado por vía legislativa estemos ante un colosal
escenario de ´´ concurso real de delitos de TRAICIÓN A LA PATRIA ´´.

A las leyes que de manera general e innominada hemos hecho referencia, habrá que
sumarle las que dicte el Ejecutivo Nacional en uso de la facultad habilitante de que
dispone. Todas esas leyes obedecen a un patrón común: no son instrumentos para
construir un Estado con sentido de permanencia y responsabilidad política y social; son
mecanismos diseñados para el holocausto de una sociedad abierta y para el
trastrocamiento de una cultura y sistema de vida fundados sobre el respeto, la tolerancia
y la convivencia de formas plurales de pensar. Podemos afirmar que en esos
instrumentos normativos, producto de la unidimensionalidad política e ideológica, está la
planificada y segura pérdida de la República y sus instituciones y de la libertad individual y
colectiva. Son instrumentos concebidos para la implantación de la regresión política y el
despotismo como expresión y realidad de gobierno. La vigencia de esas “leyes” y, más
todavía, su injustificable acatamiento comporta una grave alteración del orden
constitucional, y su ejecución una liquidación artera del establecimiento republicano y del
sistema democrático de gobierno. Las “leyes” dictadas a partir del año 2006, ya sea por la
Asamblea Nacional o por el Ejecutivo habilitado son una violación expresa frontal y a
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profundidad del Pacto Social y Político que la comunidad nacional celebró y recogió en el
Texto Constitucional; aceptarlas comportaría una humillación a la condición de ciudadano
y una abdicación de los derechos políticos. Por otra parte es pertinente poner en relieve
que las leyes aprobadas por la Asamblea Nacional , sin excepción, correspondientes a los
meses de noviembre y diciembre del 2010 y en especial las concernientes al llamado “
Poder Popular” ( Ley Orgánica de Comunas, Ley Orgánica de Participación y Poder
Popular, Ley Orgánica para el Fomento y Desarrollo del Sistema Comunal, Ley Orgánica
de Contraloría Social, Ley Orgánica de Planificación Pública) o leyes para la instauración
y funcionamiento del Estado Comunista, son incompatibles con los principios y valores
establecidos en la Constitución, en la Carta Democrática Interamericana y en los
convenios y tratados internacionales referidos al respeto, observancia y práctica de las
reglas democráticas y de los Derechos Humanos. Esas “leyes” son la cancelación del
Estado de Derecho y el comienzo de un régimen no solamente dictatorial sino totalitario,
salvaje y primitivo operado por un gobierno francamente subversivo y aplicando terrorismo
de estado. Estos adefesios normativos carecen en absoluto de legitimidad constitucional.

Además de convertir a la Asamblea Nacional en una herramienta del Ejecutivo para la


destrucción del Estado de Derecho y la imposición del régimen totalitario comunista,
Chávez está utilizando a la Fuerza Armada (principalmente al Ejército y Guardia Nacional
como elemento de desintegración nacional, al asignarle tareas propias de un partido
político para llevar adelante la imposición de un proyecto ideológico, enfrentándola a
densos sectores del colectivo nacional que lo rechaza. Esta ominosa temeridad pretende
restarle, o por lo menos mermarle a la Nación un factor esencial en el cual descansa su
tranquilidad, la garantía de su soberanía y su seguridad existencial.

No es otro el sentido implícito en las órdenes presidenciales impartidas a las Fuerza


Armada para ocupar fincas, hatos, hoteles, inmuebles, etc., que en ejecución de actos
ordenados por el Ejecutivo hacen incurrir a esta histórica Institución en violadora
sistemática del Texto Constitucional, en atención a que su artículo 7 expresa que”la
Constitución es la norma suprema y el fundamento del ordenamiento jurídico. Todas Las
personas y los órganos que ejercen el Poder Público están sujetos a esta Constitución”, la
cual en el articulo115 establece que “se garantiza el derecho de propiedad. Toda persona
tiene derecho al uso, goce, disfrute y disposición de sus bienes. La propiedad estará
sometida a las contribuciones, restricciones y obligaciones que establezca la ley con fines
de utilidad pública o de interés general. Solo por causa de utilidad pública o interés social,
mediante sentencia firme y pago oportuno de justa indemnización, podrá ser
declarada la expropiación de cualquier clase de bienes”. (El subrayado es nuestro). Los
numerosos hechos del día a día nos señalan, de manera inequívoca, que nuestra Fuerza
Armada “Ejercito, Guardia Nacional” está siendo utilizada políticamente por el Jefe del
Ejecutivo para violar, e incluso derogar la Constitución. Esas órdenes, obviamente, están
fuera del marco legal y quien las cumpla incurre en la comisión de grave delito.

Es posible que Chávez se haya propuesto, como lo hizo Fidel Castro destruir la Fuerza
Armada institucional y conformar una fuerza armada que sin mayor preparación por no ser
el resultado de la aplicación de rigurosas normas académicas y burocráticas ( formación
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integral en el plano profesional y manejo y desempeño de la oficialidad en conformidad


con normas de la ortodoxia castrense), atienda mas al sostenimiento de un “proyecto
político” que al concepto de defensa de la integridad territorial y garantía de la soberanía
de la Nación; esto es, dedicada al control interno y a la represión de cualquiera
manifestación que exprese inconformidad política con el sistema de gobierno impuesto.
Esta es una manera de apartarla de su rol constitucional y legal y exponerla al
cuestionamiento y desconfianza pública. Es oportuno recordar que el artículo 333 confiere
a los oficiales militares poder moderador para actuar en defensa de la Constitución al
expresar que “Todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad tendrá el
deber de colaborar en el restablecimiento de su respectiva vigencia”. Al ejercer el papel
de moderador de defensa y garante del sistema político democrático, en circunstancias de
evidente y real colapso, la Fuerza Armada no infringe la pauta en las relaciones cívico
militares que le asigna la Constitución en el artículo 328, sino que atiende responsable e
institucionalmente al cumplimiento efectivo de su deber. Con esa conducta, no asume rol
actoral ni dirigencia política.

6.- QUE NO PODRA HACER LA FRACCION PARLAMENTARIA DEMOCRATICA.

La Asamblea Nacional -antes Parlamento- está integrada por 165 diputados: 65 de la


corriente democrática, 2 de Patria Para Todos (partido de innegables afinidades
ideológicas y compromisos programáticos no cancelados con el chavismo) y 98
oficialistas que conforman una mayoría simple, suficiente para la aprobación de leyes
ordinarias. Lo significativo en esta relación es que la Fracción Parlamentaria
Democrática carece de la fuerza numéricamente suficiente o calificada para producir
actos legislativos de naturaleza alguna y de que no puede evitar que el gobierno realice
válidamente una serie de actos que no van en provecho de un sentir ni línea democrática.
Igualmente, la representación congresal democrática, por su misma minoridad, no podrá
revertir actos ni situaciones ya concretadas, que gravitan en contra de los intereses
nacionales. Y, para agravar y hacer penosa la situación, la Asamblea Nacional habilitó a
Hugo Chávez de facultades legislativas sumamente amplias y con una extensión temporal
que abarca año y medio, equivalentes a 545 días de lo que resta para la expiración del
lapso presidencial.

Traducida esta situación a posibilidades de avances democráticos y recuperación de


institucionalidad, habrá que convenir en que no hay margen para que prospere ninguna
iniciativa sana y democrática y, antes por lo contrario, la presencia de los miembros de la
Fracción Parlamentaria Democrática en el hemiciclo podrá ser aprovechada por el
gobierno para revestir algunos actos francamente antidemocráticos y totalitarios de
legitimidad formal, aún por el simple hecho de votar en contra.

Con la habilitación legislativa de Chávez surge un hecho incuestionable: cada vez que
exista la necesidad de un instrumento normativo con rango, forma y fuerza de ley para
fortalecer el proyecto totalitario-comunista éste se producirá sin ninguna posibilidad real y
efectiva, de que la Fracción Parlamentaria Democrática pueda controlarlo o evitarlo, ni
siquiera mermarlo o enervarlo en su alcance y efectos.
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Pero no solamente aquí se constatará la impotencia de la Fracción, sino que ésta se


pondrá de manifiesto en la no posibilidad de ejercer las funciones consustanciales y
normales a la representación ciudadana, en sus vertientes de aprobación o improbación
de asuntos planteados o de investigación y control efectivo de actos y actuaciones del
Poder Ejecutivo. La Fracción Parlamentaria Democrática, pese al sentido de
responsabilidad y a la calificada competencia de sus integrantes, está condenada a muy
escaso o ningún rendimiento a favor del rescate del sistema democrático por vía
legislativa, al funcionamiento provechoso de las instituciones y al fortalecimiento de la
esperanza ciudadana en las rectificaciones de la acción del gobierno.

A manera simplemente indicativa vamos a señalar un elenco de importantes asuntos en


los cuales la Fracción Parlamentaria Democrática carece de fuerza para impedir su curso
o lograr su modificación: 1.- No podrá ejercer, de manera efectiva funciones de control
sobre los actos del gobierno, sólo denunciarlos. 2.- No podrá dar votos de censura ni
interpelar al Vice-presidente o Ministros, pero si denunciarlos. 3.- No podrá impedir la
autorización de créditos adicionales al presupuesto para cubrir gastos innecesarios, pero
si denunciarlos. 4.- No podrá impedir (desautorizar) el empleo de misiones militares
venezolanas en el exterior, o extranjeras en Venezuela, pero si denunciarlos. 5.- No podrá
impedir la celebración y ratificación por el Ejecutivo de contratos o convenios
internacionales, que comprometan económica o patrimonialmente al país o atenten contra
su soberanía, pero si denunciarlos. 6.- No podrá revocar o anular convenios perjudiciales,
pero si denunciarlos.7.- No podrá impedir al Presidente declarar “Estados de Excepción”,
ni controlarlos después de declarados, pero si denunciarlos.8.- No podrá impedir la
designación caprichosa del Procurador General de la República, pero si denunciarlos. 9.-
No podrá decretar amnistías. 10.- No podrá impedir la promoción de oficiales de la Fuerza
Armada a grados superiores sin tener méritos para el ascenso, pero si denunciarlos. 11.-
No podrá impedir las salidas del país del Presidente por el tiempo que a éste le plazca,
pero si denunciarlos. 12.- No podrá derogar ni modificar ningún tipo de ley: orgánica,
ordinaria o especial. 13.- No podrá impedir la formulación del Presupuesto como lo
disponga el Ejecutivo; esto es, con estimación caprichosa de los ingresos para quedarse
con un porcentaje para gastarlo discrecionalmente, pero si denunciarlos.14.- No podrá
aprobar ninguna ley que repugne al Presidente. 15.- No podrá impedir al Presidente la
ejecución de leyes inconstitucionales (artículo 236.1 Constitución), pero si denunciarlos.
16.- No podrá impedir el desmontaje orgánico e institucional del Estado, pero si
denunciarlos.

No se descarta la posibilidad de que los votos de la Fracción Parlamentaria Democrática y


los votos del bando oficialista, concurran en la aprobación de actos y actuaciones de
acentuado carácter tramitacional y protocolario, y en formulaciones legislativas que no
colidan con el propósito totalitarista del régimen. Por la muestra que aportamos podemos
afirmar, de manera concreta y asertiva, que existen razones suficientes que abonan y
elevan el nivel de preocupación ciudadana y que se deben extremar los esfuerzos por
parte del colectivo nacional (integrado en todos sus componentes sociales, laborales,
empresariales, intelectuales, académicos, estudiantiles, gremiales, patrimonio familiar,
productores agropecuarios, etc.) para responder, con márgenes de seguridad exitosa, a la
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arremetida que con efecto cataclísmico sobre la esperanza de vida democrática de los
venezolanos, lleva adelante el gobierno con el paquete de leyes de intención y contenido
totalitaristas, que representan las violaciones constitucionales más groseras, profundas y
recurrentes que un Jefe del Ejecutivo, en cualquiera época de nuestra historia, haya
cometido contra la forma de vida republicana y de los intereses y valores democráticos de
la comunidad nacional. Acabar con esta tragedia y proceder a las reparaciones urgentes,
requiere de un esfuerzo especial que sobrepasa a la acción particular de la Fracción,
razón por la cual ésta debe proceder a solicitar la participación activa de los ciudadanos
por ser ellos, en definitiva, la fuente única y primaria de la cual nacen las instituciones,
convencidos, como debemos estar, que no hay otras instancias internas a las cuales
recurrir. Al respecto es oportuno citar la acendrada convicción del profesor Antonio
Pascuali, quien nos dijo: “la única manera legítima y eficaz de pararle el trote, será la de
cerrar filas alrededor de la Constitución y dar vida a un gobierno sombra que denuncie día
y noche a su violador, en nombre de los 5.688.986 ciudadanos que le ganamos a Chávez
el 26 de septiembre pasado” (Siete Días 12-12-10).

Debemos recordar a los integrantes de la Fracción Parlamentaria Democrática que el


haber llegado a la dignidad de diputados y disponer de las ventajas de los cargos, no los
desvincula ni libera de cumplir con las obligaciones y deberes que los electores les hemos
confiado; y que ese cumplimiento es la razón de la permanencia y ejercicio de las
representaciones que encarna. La representación congresal, más que la simplificación es
la presencia plural, es la imagen y compromiso del pueblo.

7.- APRECIACION SOBRE LA SITUACION POLITICA Y DE LA LEGALIDAD ACTUAL.

La democracia, más que un sistema de gobierno es, ante todo un derecho de los pueblos,
de las sociedades en esfuerzo sostenido por vivir en tolerancia y alcanzar niveles de vida
cada vez más confortables, dignos y seguros. Es un espacio vital en el cual cada
ciudadano ajusta su conducta a reglas consensuadas y preestablecidas y el Estado, como
instrumento de la sociedad garante de esas relaciones, cumple su mandato con estricto
apego a normas que le establecen sus facultades y limitan con rigor el campo de su
actividad. Este marco en el cual Estado, individuo y sociedad cumplen las funciones que
les son señaladas jurídicamente se denomina “CONSTITUCION”, que es el depositario o
materialización del contenido del pacto social celebrado libre y soberanamente por el
pueblo.

Siendo este el origen y finalidad de nuestra Constitución, sus mandatos imponen fidelidad
absoluta en ejecución y respeto total a su estructura orgánica y al régimen de distribución
y realización de competencias. Cualquiera conducta en contrario, constituye un acto
violatorio, un golpe constitucional.

¿Cuál es el estado actual de la Constitución? Con toda certeza podemos afirmar que
tenemos seis (6) años de vacancia constitucional; acentuada esta vacancia de manera
brutal e irracional a partir del año 2.008 en que principios, valores, derechos e
instituciones que vitalizan y caracterizan el texto constitucional, han sido apartados y
substituidos, progresivamente por construcciones legislativas sin arraigo en nuestra
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cultura social, política, económica, laboral e histórica que, en su conjunto, repugnan a la


forma de vida del venezolano. No cuestionamos en este documento la legalidad del
ascenso inicial del actual Jefe de Gobierno al poder, sino la introducción de la
arbitrariedad y la violencia como política de Estado y el desvencijamiento de sus
estructuras como vía para totalizar la suma de facultades y ejercer dominio absoluto sobre
todos los ámbitos de la comunidad nacional, esto es, la liquidación del Estado de Derecho
y la pérdida individual de la condición de ciudadano.

Hemos sido, y somos, un pueblo celoso de su libertad, concretada en la práctica del


sistema democrático; y bajo ninguna circunstancia la entregaremos obedeciendo a leyes
dictadas en contrariedad a las preceptivas fundamentales consagradas en los siete (7)
primeros artículos del texto constitucional; preceptivo que son las bases sobre las cuales
se sostiene la estructura republicana. Mucho se ha avanzado en el avieso y terco
propósito de liquidar el Estado de Derecho y con ello cancelar el régimen de libertades. Lo
que hace poco tiempo no se concebía, ni siquiera como una posibilidad por creerlo como
un despropósito imposible de arraigar como gobierno, hoy es una realidad vergonzosa e
hiriente que no podemos dejar prolongarse en el tiempo a costa de ver perecer la
República y, con ella la caída de valores diversos construidos a lo largo de doscientos
años de esfuerzo libertario y ciudadano. Si no reaccionamos ahora, cualquier gesto o
acción posterior es seguro que se traducirá en casos de rebeldía heroica pero tardía, no
adecuada para superar y vencer las nuevas y perversas circunstancias. El asumir una vía
clara, definida, para la recomposición de la estructura democrática del Estado y del
restablecimiento del pacto de convivencia política y civil es, más que un deber, un
imperativo categórico que ética y moralmente no podemos rehuir.

Dada la gravedad por la que atraviesa lo que queda de institucionalidad y de vida


democrática, exhortamos a la Fracción Parlamentaria a la adopción de un compromiso
abierto a favor del respeto y acatamiento a la Constitución; de no ser así sus
declaraciones y prédicas democráticas valdrán, ahora y en el futuro, tanto como una
bagatela, porque debe entender que el texto constitucional, como pacto de convivencia
social, sólo tiene vida y utilidad reales en la medida en que todos, ustedes y nosotros, nos
comprometamos de manera honesta y decidida a su defensa integral.

Estamos conscientes que el número de diputados que conforman la bancada democrática


no es suficiente para darnos la seguridad de que no derivaremos hacia un régimen
comunista, que puede ser legitimado en sus extravíos por el voto contrario. Ante esta
evidencia no deben aferrarse ni encriptarse en la búsqueda de soluciones ideales pero
inadecuadas; deben abrirse a la adopción de soluciones material y políticamente posibles,
siempre que estas sean vías lícitas con fundamento en el texto constitucional. Con la
adopción por ustedes de la conducta solicitada no se está simulando pretextos para hacer
oposición retórica al actual gobierno; sino que se está haciendo uso de una causa justa
para evitar que el sistema democrático sea abatido y substituido por una aventura
ideológica que ha demostrado ser inútil y perversa para el manejo civilizado de los
intereses de una nación.
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El acto de conjura para abolir la Constitución no es que está en marcha; ya fue ejecutado
con el paquete de leyes orgánicas expedidas por la Asamblea Nacional y el Presidente
habilitado que modifican la estructura orgánica y funcional del Estado, creada por el
Constituyente de 1.999; estamos asistiendo a la fase de consolidación, con la substitución
progresiva, planificada, de los elementos estructurales del sistema democrático. El
momento de cancelación definitivo del Estado de Derecho está implícito en el plazo de
vigencia de la Ley Habilitante que, a la vez, marca la fecha para la implantación del
régimen totalitario: el mes de junio del año 2.012. Este será el momento de la liquidación
concreta de lo que queda de estructuras democráticas, cuya ejecución sistemática se
viene realizando de acuerdo a un plan político ideológico; esto es, con fría premeditación
y cálculo implacable y metodizado.

8.- ¿QUE ESPERA LA SOCIEDAD DEMOCRATICA DE LA FRACCION


PARLAMENTARIA?

Que defina una conducta unificada acorde con la celeridad que el gobierno imprime a su
propósito de liquidación del Estado de Derecho e entronización de un régimen comunista-
totalitario a imagen y semejanza del castro-comunista. Conducta que origine y señale la
vía apropiada para salir de esta tragedia que ya nos está despojando de la libertad y de la
dignidad, conducta que comporte una responsabilidad que no puede evadir, a menos que
hayamos tenido por dirigentes políticos, encarnados en ustedes, a hábiles diletantes
transformados por la magia mediática en conductores sociales. Ser dirigente político es
estar ennoblecido a la vez que gravado por esta elevada y honrosa condición discernida
por los ciudadanos. Todo indica que este es el momento real para la prueba de los
liderazgos, del coraje y de la responsabilidad. En esta situación límite el pueblo no
concede prórrogas. Las indulgencias con los asesinos de la Constitución y sepultureros
de los Derechos Humanos han caducado para la paciencia ciudadana. “la Constitución ha
de ser asumida con seriedad como norma fundamental”, como lo expresó Monseñor
Ovidio Pérez Morales.

En concreto solicitamos, de la manera más formal y categórica a la Fracción


Parlamentaria Democrática que ya habiendo prestado el juramento de fidelidad a la
Constitución y leyes de la República y al desempeño eficaz de la misión encomendada
declaren el DESCONOCIMIENTO DE LA LEGISLACION PRODUCIDA POR LA RECIEN
FENECIDA ASAMBLEA NACIONAL Y EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, QUE
CONTRARIEN LOS VALORES, PRINCIPIOS Y GARANTIAS DEMOCRATICAS o
mengüen los derechos humanos y que fracture la estructura orgánica del Estado; actitud
con la cual ratificarían el juramento prestado, a la vez que dan prueba fehaciente de
acatamiento a los mandatos de la Constitución contenidos en los artículos 333 y 350. Este
DESCONOCIMIENTO es un grado de respuesta limitada y enmarcada dentro de la
prudencia vigilante de mantenernos apegados a las estructuras orgánicas
constitucionales, que es nuestro deber. De ninguna manera alcanzan entidad de una
“desobediencia civil”, que transversalizaría a la autoridad del gobierno en su conjunto.
Los ciudadanos electores debemos confiar en el buen juicio y la integridad de nuestros
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diputados que, guiados por un interés superior a sus legítimos intereses particulares y
partidistas, adoptarán la juiciosa y abnegada conducta que marque el comienzo de la vía
que nos conducirá a desmontar el diabólico proyecto político contenido en las leyes cuya
repudiación y desconocimiento formal solicitamos, porque mientras esto no ocurra,
mientras esas leyes no sean abolidas, no se recuperará la confianza ni la tranquilidad del
País.

Tengan la seguridad que el colectivo nacional democrático en todas sus expresiones


organizadas o no, ampliamente mayoritario, será absolutamente solidario con ustedes y
sostendrá y llevará adelante cuanto sea necesario para lograr la vigencia del Estado de
Derecho, la permanencia e integridad de las estructuras orgánicas de la República y la
defensa al respeto, acatamiento y obediencia al texto constitucional del año 1.999.

Finalmente, concluimos con la cita literal de una luminosa afirmación hecha por Mario
Vargas Llosa, en ocasión de recibir el Premio Nobel de Literatura correspondiente al año
2.010: “la vida se convierte en un infierno cuando la libertad es conculcada por un tirano,
una ideología o una religión”.

Firmas en depósito.

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