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El lugar donde nacen los poemas

Ir al rescate de los ideales


Por Nissim Sharim Paz*
6 DE NOVIEMBRE DE 2020

El lugar donde nacen los poemas - Ir al rescate de los ideales.


Por Nissim Sharim Paz*
 

T ODO nuestro cariño y homenaje al gran

hombre de teatro y actor comprometido con


todas las causas justas de la humanidad.
Nissim Sharim falleció este 5 de noviembre
de 2020 a los 88 años, pero se queda con
todos nosotros. Las más sentidas
condolencias a su familia y amistades.
Reproducimos dos textos de Nissim Sharim
publicados en Le Monde Diplomatique en
2013 y 2016:
EL LUGAR DONDE NACEN LOS POEMAS
“Los poetas no inventan los poemas;
El poema está en alguna parte, ahí detrás;
Desde hace mucho tiempo está ahí,
El poeta sólo lo descubre.”
La ubicación de un artista frente a su
exploración no siempre es lúcida. En rigor,
generalmente, no lo es. Muchas veces ni
siquiera sabe lo que quiere descubrir, aunque
tenga vagas intuiciones poéticas que le
proporcionen pistas. El artista nunca sabe
bien qué es lo que busca; sólo descubre. Y
cuando descubre nunca está seguro qué
descubrió. “Piedad para nosotros, los que
exploramos las fronteras de lo irreal” grita
Apollinaire El descubrimiento artístico nunca
dejará de asombrarnos, porque el hombre
tiene siempre la tendencia a olvidar; olvidar
el mundo de la vida; es el olvido del ser de
que hablan Husserl y Heidegger . Creo que
todo lo que ocurre en el Teatro, por ejemplo,
es verdad: lo que se extracta y lo que se
inventa. Pascal decía: “La vida es una ruleta
donde todos no tienen más que una
oportunidad para apostar; salvo los artistas
con sus múltiples transformaciones y
develaciones a las que los obligan la
multiplicidad de sus universos.- Quizá, en el
caso del teatro, la posibilidad que da la vida
escénica de ser tantas personas o personajes
que por una u otra razón no pueden ser
editados en la vida social, sea uno de los
estímulos más potentes de la inserción
profunda en la ficción. Quizá porque tus
deseos y convicciones se pueden transformar
en conducta escénica y esta conducta de
ficción, se puede transformar, en definitiva,
en experiencia social. Tal vez porque en la
vida, como la ruleta que concibe Pascal, se
puede apostar una vez nada más y sólo los
artistas pueden hacerlo varias veces al
cambiar su “identidad.” Y tal vez por la
hipóstasis...la posibilidad de compartir con
nuestros espectadores el encuentro de
algunos de sus y nuestros fantasmas. Desde
hace más de 50 años decidí mirar el mundo
(al lugar que inventa y guarda los poemas )
desde mi ubicación teatral, el Teatro ICTUS
DE CHILE.
Cuando decidí, era el año 1962 y el ICTUS
emergía con un atractivo escénico que
ninguno de sus integrantes sospechaba. Mi
interés y necesidad y el interés y necesidad
de mi grupo, en aquellos años 60, por traer a
nuestros escenarios a las nuevas figuras y
formas dramáticas que nacían en Europa, en
los EEUU y en nuestra propia tierra; el
absurdo y la irreverencia, el humor y la
trasgresión a los valores más convencionales
de la época, coincidían con la necesidad de
un grupo social, (si bien minoritario,
importante) por penetrar en ese mundo de
pequeños delirios, aunque sólo fuera a través
del imaginario.- Después de varios intentos
itinerantes en salas como el Petit Rex, el
Teatro de la Satch e incluso el Teatro
Municipal, en los que sólo conocí “El Cepillo
de Dientes”, “Réquiem para un girasol” de
Jorge Díaz y “El Cuidador” de Harold Pinter, el
ICTUS establecía un domicilio que conserva
hasta ahora: el teatro la Comedia. Un
domicilio que obligó a la profesionalización
paulatina del Grupo, a la búsqueda de un
estilo de producción y a la consecución y
mantención de un grupo estable de teatristas
(cosa que nunca se ha logrado del todo). Me
atrevería a decir que allí nacieron muchos de
los teatristas que hoy son ampliamente
reconocidos por el medio, como el propio
Jorge Díaz que a poco andar, estrenaba sus
obras “Variaciones para muertos de
percusión”*, “El nudo Ciego”, “El Cepillo de
Dientes; “Un hombre llamado Isla” ,”
“Introducción al elefante y otras zoologías”
¿Qué eran todas estas obras que
rápidamente salen ya a esta reflexión?
Demostraciones muy claras de algunos de los
resortes fundamentales que caracterizaban la
dinámica social de la época y por qué no
decirlo- algunas de ellas cuya expresividad
era capaz de exceder una época
determinada. La realidad deformada con
modalidades grotescas que no sólo
estimulaban una suerte de humor
encarnizado, sino que también ayudaban a
comprender una protesta profunda por la
exclusión de poesía y poetas. LOS POETAS NO
INVENTAN LOS POEMAS…
La mezcla de la metafísica con el más
elemental de los coloquios, mecanismo que
nos colocaba frente a una realidad conocida,
pero que se nos tornaba extraña, que nos
hacía reír, pero también comprender que
estábamos insertos en mundos cuya lógica
deslinda con el absurdo. La necesidad de
comunicarse; a través de las palabras de los
aparatos técnicos (¡ya en aquel entonces!),
de la amistad, del amor… La idea de
recuperar la palabra… Todo ello tenía que ver
con mecanismos de arte y sociedad que sólo
muchos años más tarde hemos podido
reconocer.
EL POEMA ESTA EN ALGUNA PARTE…
La era de los sesenta representó para el
mundo y para nuestro país, una convulsión
histórica que necesitaba revisarlo y cambiarlo
todo. Con una modalidad a la que por cierto
adhirieron los artistas (y con ellos los
fundadores de ICTUS): se sabía muy bien lo
que no se quería aunque se vacilara,
discrepara o se ignorara aquello que se
quería. A fines de los 60 y comienzos de los
70 vuelve a producirse el encuentro de
necesidades. Queríamos saber como iba a ser
el fenómeno del cambio. Mientras
aplaudíamos la nacionalización del cobre,
explorábamos artísticamente cómo se
produciría la metamorfosis en las relaciones
amorosas a través de obras y formas de
trabajo que surgían por esta necesidad y que
coincidían con las necesidades de un sector
importante de espectadores que buscaba
respuesta a ellas. La idea de descubrir el
anuncio de un porvenir que sólo ahora
podemos reconocer, estaba implícita en la
lucha, elección, montaje y exhibición de obras
como “Lenta Danza en el Patíbulo”, “Billy, el
Mentiroso”, “Libertad, Libertad”…La idea de
compartir carcajadas con el público,
invitándolos a descubrir un mundo real, sin
certezas, tiene que haber informado las
importantes cuotas de humor que
incorporamos a obras como “Cuestionemos
la Cuestión”, “Introducción al elefante y otras
zoologías”, “Tres noches de un sábado”…Y
claro, todo lo anterior, junto a la necesidad
de actores, directores y autores por descubrir
el sentido de sus propias conductas que con
mucha frecuencia estaban llenas de humor,
de absurdo e ironía y que ya antes de las
obras recién citadas, habían tenido lugar
como expresión dramática en el primer
período de indagación social. Todo ello
contribuyó a generar la necesidad de un
estilo de producción que se expresó en la
creación colectiva y sus diversas
modalidades.
“ESTA EN ALGUNA PARTE, AHÍ DETRAS….”
La sociedad siempre ha necesitado y
esperado del Arte una réplica a necesidades
no resueltas en la vida social. Y los artistas,
sabiéndolo o no, siempre han buscado
expresión, a través de su arte, de aquello que
sienten verdadero, individualizador,
contestatario y auténticamente transgresor.
El encuentro de ambas necesidades permite
que se produzca el fenómeno artístico. Jorge
Luis Borges sostiene que la literatura (y el
arte) no son más que un sueño dirigido, un
sueño lúcido que perdura. Así como lo que se
sueña no sólo depende del soñador, la
dirección del sueño casi nunca depende de
inspiradas premeditaciones; más bien
depende de espléndidas pesadillas o de
milagrosos descubrimientos.
DESDE HACE MUCHO TIEMPO, ESTÁ AHÍ…
Durante la época de la Gran restricción, (¡La
Dictadura!) nuestra necesidad fue visceral y la
de nuestros espectadores, también.
Concurrían a la sala para encontrar con
asombro un universo que parecía perdido y
nosotros vivíamos con ellos la magia de la
recuperación. Nuestra vida siempre ha sido
una extraña y singular mezcla entre la poesía
y la historia que es como suelen definirse
nuestros personajes. Atravesamos por
momentos en que ha sido difícil distinguir el
escenario de la vida real. La coexistencia de
nuestra “Primavera con una esquina rota”
con el terrible asesinato del hijo de nuestro
compañero Roberto Parada en 1985 es una
de las demostraciones más patéticas. Le
habíamos rogado a don Roberto suspender la
función; no aceptó: ¡Terminaría la
representación y la dedicaría a su hermoso
hijo vilmente asesinado por la dictadura,
degollado junto a dos de sus compañeros
profesores, por chacales que el chacal
rechazaría; un teatro repleto de dolor desde
donde se expandió una pesadilla miserable..
¡En el escenario ocurría lo que la realidad
confirmaba o quizá en la realidad ocurría lo
que el escenario había anticipado! Lejos de
considerar esta identidad como una
limitación nos ha parecido ganar en el mundo
de la belleza, pues no hay belleza más
emocionante y enriquecedora que la que
proviene de la verdad. Nada repara mejor
nuestro dolor que unirlo al dolor de los
demás. Nada hace más alegre nuestra alegría,
que unirla a la alegría de los demás. Y parece
que el encuentro de necesidades adquiere su
más expresiva dimensión en esta
confrontación entre la realidad y la magia.
Uno de los personajes de Shakespeare
(Próspero en La Tempestad), dice “..estamos
hechos de la misma materia que los
sueños...” Se me ocurre que los teatristas
hacemos teatro para averiguar de qué
materia estamos hechos. Una vez me
preguntaron, qué mensaje le mandaría a la
gente que no le gusta el teatro? Que vayan a
los conciertos, al fútbol. Que escriban. Que
militen en política. Que se apasionen por
algún sueño. Que defiendan alguna idea
grande. Que sean activos. Que se
comprometan con la idea que desde
cualquier plano se puede hacer algo para
enriquecer, hacer más digna y más hermosa
la vida propia y la de los demás. Alguien dijo
que la vejez o la longevidad eran formas de
insomnio existencial. Los artistas -yo por lo
menos – queremos vivir la Longevidad como
juventud acumulada, en plenitud.
EL POEMA ESTÁ AHÍ, DETRÁS.
Siempre recuerdo un recuerdo que cuenta
Ernesto Sábato: se decidió el siguiente
experimento: Se hacía dormir a un hombre,
pero no se le permitía soñar; cada vez que
empezaba un sueño, se le despertaba; y así,
sucesivamente. Se comprobó que el sujeto
estuvo al borde de la locura. El sujeto de
nuestra época es un sujeto social, al que se le
ha pretendido y se pretende impedirle soñar.
“Los sueños son bienes de consumo…” No
sabemos con exactitud que proporción de
locura social le debemos al mercado o a las
dictaduras y holocaustos. ¡Pero qué le
debemos…..¡ya lo creo..!
HACE MUCHO TIEMPO QUE EL POEMA ESTA
AHÍ. SÓLO ESPERA AL POETA QUE LO
DESCUBRA…
Transite por las zonas oscuras de la
existencia; Reúna los silencios necesarios;
penetre la superficie de las cosas; convoque a
hombres y mujeres; invénteles la verdad;
hábleles despacio y con cariño; defienda la
verdad para que no se repita lo abominable;
convierta el misterio en coloquio y luego
transforme el coloquio en algo que seduzca,
encante o conmueva.
Así estará haciendo arte. Se estará moviendo
en el plano de la cultura. Posiblemente
descubrirá el poema… .
Nissim Sharim Paz.-
Artículo publicado en la edición chilena de Le
Monde Diplomatique, julio 2013.
También en el libro
TEATRO https://editorialauncreemos.cl/prod
ucto/teatro-dramaturgia-y-sociedad-edicion-
digital/

Ir al rescate de los ideales


Para que no fallen los buenos tipos
organizados
En la prehistoria de mis recuerdos, algunos
son plenamente nítidos. Cuando ingresé a la
universidad, sentí una suerte de
advenimiento de un desarrollo histórico.
Experimenté la sensación de un crecimiento
personal cuyas causas apenas comprendía,
pero que lejos de asustarme me
envalentonaba.
Yo no sabía nada de nada, pero me sentí
capaz de aprenderlo todo. Desde la
continuación de mi actividad artística, hasta
el contacto con algunas ideas de filósofos a
los que sin conocer bien, admiraba
secretamente. El nuevo status me otorgaba el
privilegio de combinar mis estudios con mi
actividad teatral iniciada varios años antes.
Pero a ello se agregaba la sensación de tener
un nuevo modo de relación
con los profesores y estudiantes. La relación
con mis compañeros era fundamentalmente
distinta. En aquella época la mayoría de los
colegios eran solo de hombres o solo de
mujeres. La universidad modificaba ese
esquema y muchos de nosotros
experimentábamos la sensación de
independencia y madurez que por cierto no
teníamos.
El trabajo paralelo en la radio, los primeros
acercamientos a la práctica de aspiraciones
teóricas, el contacto con las compañeras de la
universidad que contenía la posibilidad de un
desarrollo afectivo que ennoblecía los
impulsos eróticos que hasta entonces sólo
habían tenido precarias expresiones físicas.
Era la época en que la sonrisa de una
muchacha valía por cinco años de
universidad. Todo eso nos abría a la
comprensión e interés por lo ideales. Por
todo lo que posteriormente se tradujo en
actividad estética y participación política.
Y la vida, ese misterioso entrecruzamiento de
fortuna y desdicha, ha transcurrido rápido
como un vértigo, siempre ganando velocidad
y hondura a la luz de un propósito: descubrir
y luchar porque el mundo esté regido por el
placer de la inteligencia y la sensibilidad,
como ya le habíamos escuchado decir a
alguno de nuestros maestros de colegio.
Y es hoy cuando siento que vale la pena
evocar, recordar y rescatar concepciones que
desde la lejana juventud fueron formando la
esperanza de crear una estructura de
pensamiento que permitiera la creación de
un mundo mejor.
Hubo esa época en que bastaba con ser
antinazi, pro judío y pro negro, para ser un
buen tipo.
Pero el asunto pronto dejó de ser tan simple.
El buen tipo
Hubo que enfrentar la posibilidad y la
responsabilidad de convertirse en un buen
tipo. Hubo que comprometer el pensamiento
en una acción práctica que muy pronto nos
ubicó en planos políticos que lenta y
gradualmente fueron deformando el
concepto de buen tipo que teníamos.
Pasó mucha agua bajo ese puente: desde
alcanzar la felicidad a través de una acción
social y política contestaria, hasta entender y
aceptar la terrible advertencia que formula
Carlos Fuentes en una sus novelas: “No hay
peor servidumbre que la esperanza de ser
feliz”.
Penetramos en una dinámica de grandes
esperanzas que se han ido disolviendo a
través de la fuerza bruta y brutal, primero, y
luego por la rigidez y superficialidad de
quienes nos sentimos por mucho tiempo
como un conjunto de buenos tipos
organizados.
Y parece que hay que empezar de nuevo.
Desechar la frivolidad de las farándulas y
volver al rescate de los ideales. No discutir
tanto acerca de tácticas y estrategias
electorales y tratar de entender y poner de
relieve la esencia de las aspiraciones de un
buen tipo por tanto tiempo postergadas.
Volver a la idea matriz de nuestros anhelos en
orden a aspirar que la sociedad sea regulada
por “El placer de la inteligencia y de la
sensibilidad …”.
Creo que un buen tipo debe evitar que la
verdad se confunda con la utilidad, que el
desarrollo se confunda con la acumulación, y
que el tiempo se identifique con el dinero. Un
buen tipo no puede aceptar la sociedad de
mercado que transforma a la educación y al
amor en simples bienes de consumo ¿El amor
es un bien de consumo? ¿La educación, un
bien de consumo?
¿Dios juega a los dados con el mundo?
¿Estará de acuerdo con la sociedad de
mercado?
Educación como derecho
Hay que saber que la educación no es
simplemente un bien de consumo. Es un
derecho de cada individuo y una obligación
del Estado, proporcionárselo.
Hay que aceptar la premisa del viejo sabio de
que “Dios no juega a los dados con el
mundo”; por lo tanto Dios tampoco puede
aceptar la sociedad de mercado.
Creo también que hay que abandonar la
monserga de la renovación como equivalente
a la renuncia de ideales y de principios y
entender que un auténtico renovado es
quien, sin abandonar su ideología, trata de
entender e interpretar con verdad el mundo y
la existencia, sin seguir comulgando con
ruedas de carreta exportadas desde países
que lucraron con la deformación de ideas
importantes.
Nuestros actuales estudiantes trajeron desde
nuestra memoria de buenos tipos, los ideales
que tanto nos inspiraron . La educación, la
salud, la desigualdad material, son parte de
los problemas que no hemos podido resolver.
Y los muchachos de hoy han dado una
interesante lucha para exigir su resolución a
quienes no pueden o no quieren hacerlo.
Olvidemos que tenemos que defender la
institucionalidad porque hemos hecho una
transición desde la barbarie del régimen
militar de Pinochet hasta nuestros días,
preservando la funcionalidad y
funcionamiento de las instituciones:
Resolvamos los problemas y si alguna
institución se ve afectada por ello, ya se verá
la forma de adaptar su función .
Olvidemos toda diferencia secundaria y
rescatemos los ideales que incentivaron
nuestra ilusión. Cuidemos el tiempo. No
pueden volver a dormirse o a fallar los
buenos tipos organizados Nadie puede fusilar
un sueño.
*Actor, director del Teatro Ictus
Artículo publicado en al edición chilena de Le
Monde diplomatique, julio 2016

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al-rescate-de-los-ideales-por-nissim-sharim.html

https://www.vime.usach.cl/actividades/lanzamiento-libro-sobre-el-placer
https://www.youtube.com/channel/UC2-xtZCAF9WCBjSQtqNx9bQ

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