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Mario Vargas Llosa: La invención de una realidad

José Miguel Oviedo

DisponibleBiblioteca de Filología-María Zambrano Depósito-Préstamo


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Un viaje de la poesía a la
novela en la Bienal Vargas
Llosa
La poesía y la narrativa se fundieron en una de las mesas de reflexión de la tercera
Bienal de Novela Mario Vargas Llosa.
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Manuel Vilas y Alberto Ruy se presentaron en la bienal Mario Vargas Llosa


por Taboola

JESÚS ALEJO SANTIAGO


Guadalajara / 30.05.2019 12:04:38

La poesía tuvo su espacio en la tercera Bienal de Novela Mario Vargas Llosa,


a través de dos escritores que no sólo practican la narrativa, sino también
la poesía en forma de libro, y de una autora que lo ha hecho en su vida
cotidiana: Manuel Vilas y Alberto Ruy Sánchez, al lado de Mayra Montero,
unidos también por su cercanía con la literatura erótica.
La lengua y el lenguaje: un viaje de la poesía a la novela, fue el título de la
mesa en la que se reflexionó en torno a la presencia del género a nivel del
mercado, al tiempo de su necesidad como herramienta de expresión: 
“si todo es poesía, menos la poesía, en palabras de Sartre, la puedes encontrar lo
mismo en un libro de poemas, que en una película”, a decir del español Manuel
Vilas.
“Quizá la poesía te la encuentres donde no se le espera. En la cultura popular
anglosajona, los roqueros suelen tener una enorme devoción por la literatura. Se
sienten imbricados en el proceso literario, muchas veces directamente con la
poesía”.
Mayra Montero habló de su vínculo como lectora con la poesía, su
acercamiento más próximo se dio en sus años de periodista, aunque en
realidad ha integrado mucho la poesía a su vida diaria:
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“soy una especie de vampira traicionera: cuando voy a escribir una novela, me
pongo a leer poesía de manera incansable, lo hago para robarme frases, giros o
ideas”.

Al mismo tiempo una oportunidad para reflexionar sobre el estado de


la poesía en cada uno de los países: en España se ha convertido en un
fenómeno mayoritario debido a la presencia de los youtubers y la presencia de
las redes sociales, en palabras de Manuel Vilas.
Mayra Montero alertando sobre la caída de los niveles de lectura en favor de
las películas o de las series, y “la poesía ha decaído aún más en el favor del
público, además de que apenas si quedan librerías en Puerto Rico”, donde la
escritora vive en la actualidad.
Y Alberto Ruy Sánchez recordando la fuerte tradición poética en México,
“cualquier joven que quiera introducirse en la poesía encontrará ejemplos
maravillosos, al tiempo de que existen corrientes y contracorrientes. Incluso, soy
más optimista con lo que sucede con la poesía en internet”.

Entre los libros de Mario Vargas Llosa presenta la riqueza y variedad de la


obra de Mario Vargas Llosa conservada en la Biblioteca de la UCM, desde el
ejemplar de su tesis doctoral defendida en la Universidad Complutense de
Madrid, el 25 de junio de 1971 con el título: García Márquez: lengua y
estructura de su obra narrativa, hasta un ejemplar del discurso ante la
Academia Sueca al recibir el Premio Nobel de Literatura: Elogio de la lectura
y la ficción.

Concebida en varios espacios, se  muestra la vinculación como alumno de


Mario Vargas Llosa con la UCM, desde su época de licenciado (1958-1960) y de
doctorado, así como su extensa obra, analizada en los siguientes
aspectos: Los lugares, los espacios en la obra de Mario Vargas Llosa, Mario
Vargas Llosa y el teatro, El compromiso de Mario Vargas Llosa con la
realidad, Las otras voces: Mario Vargas Llosa y la literatura universal y
Otras miradas: periodismo, cine y literatura.

El doctor Vargas Llosa se


'reencuentra' con Gabo
García Márquez
 La Facultad de Filología de la UCM le entrega un ejemplar
de su tesis doctoral
 El Premio Nobel ha inaugurado una exposición sobre su
obra en el campus
 Ha recordado sus felices años de juventud como
estudiante en Madrid
Ver también: Especial Vargas Llosa Premio Nobel

04.05.2011 | 20:37 horas
 

Por  LAURA G. TORRES


01.37 min
Vargas Llosa vuelve a la Universidad
Han tenido que pasar 40 años para que el Doctor Mario
Vargas Llosa firmara su tesis doctoral, "Gabriel García
Márquez: lengua y estructura de su obra narrativa", calificada
con un sobresaliente cum laude, con fecha 25 de junio de
1971. Convertido en Premio Nobel de Literatura, el escritor
ha vuelto a los pasillos de la Facultad de Filología de la
Universidad Complutense de Madrid (UCM) que recorrió de
veinteañero para cubrir este trámite y
reencontrarse simbólicamente con el que fuera su gran
amigo hasta hace 30 años y a los que la política enemistó. 
En esta visita "nostálgica y muy bonita", como la ha calificado
el doctor Vargas Llosa, la Facultad madrileña le ha entregado
una "maravillosa" encuadernación de su tesis aprovechando
la celebración de la I Semana Complutense de las Letras,
centrada en la figura de tan ilustre exalumno.
En una maratoniana visita, siempre acompañado de su
esposa y rodeado de autoridades académicas, periodistas
y alumnos curiosos, el autor de  Conversación en la
Catedral  (1969) ha inaugurado también una
exposición dedicada a su obra -"Entre los libros de Vargas
Llosa"- en la biblioteca del centro, en la que seguro que
el hispano-peruano dedicó algún tiempo a preparar su tesis o
a hincar los codos para obtener años antes, entre 1958 y
1959, el brillante expediente académico que Filología
también exhibe.   
"Literatura española (s.XVII al XX) -- Sobresaliente;
Comentario estilístico de textos españoles -- Sobresaliente;
El Buscón en la novela picaresca -- Sobresaliente;  El archivo
de Rubén Darío y la Literatura Hispanoamericana --
Sobresaliente", puede leerse en sus calificaciones, que
Vargas Llosa ha repasado con una sonrisa de alivio.
"Yo tenía un poco de temor cuando me dijeron que iban a
exponer mis notas porque me preguntaba con qué me iba a
encontrar, pero estoy muy orgulloso de mí mismo. Veo que
tenía varios sobresalientes, lo que quiere que vine y estudié
de verdad", confesaba el Premio Nobel a la prensa. 
Años de juventud en Madrid
El escritor llegó a Madrid con apenas 22 años, becado por la
Universidad Complutense, cuando apenas había publicado
unos cuantos cuentos y aún temía que "los trabajos
alimenticios me comerían gran parte de la vida y sólo podría
dedicar un resquicio pequeñito a la literatura".
Entonces vivía -ha recordado- en una pensión en la calle
Doctor Castelo, cerca del Parque del Retiro, y se desplazaba
en tranvía hasta Moncloa y luego allí cogía otro de la
Universidad que lo llevaba hasta el campus. Tenía clases por
la mañana y las tardes libres y, pese a su brillante
expediente académico, tenía tiempo de escaparse a la
cafetería siempre a las 11.00 de la mañana para comerse un
bocadillo de tortilla de patatas que costaba una peseta,
"aunque tengo la impresión de que la vida está un poquito
más cara que entonces".
Vargas Llosa, que recuerda estos años como "una
experiencia muy bonita", disfrutaba con las clases del poeta,
crítico literario y Premio Príncipe de Asturias de las
Letras, Carlos Bousoño, al que sigue llamando "maestro".
"Dictaba un curso sobre la teoría y la expresión poética y, a
la vez, iba revisando y añadiendo cosas a la primera edición
de su libro. Su curso tenía un gran éxito porque era un gran
expositor y había que venir temprano para alcanzar asiento
porque sino uno se quedaba de pie el resto de la clase",
cuenta el Premio Nobel.
También asistía a las interesantes clases de Antonio Oliver,
el poeta y crítico literario que justo en esa época rescató y
catalogó el archivo de Rubén Darío, que guardaba su última
mujer, Francisca Sánchez del Pozo, en un pueblecito de la
Sierra de Gredos. "El curso era sumamente interesante
porque utilizaba todos los documentos recién descubiertos
que la viejecita, a la que pude conocer ese año, había
guardado devotamente", explica.
Uno de los primeros trabajos sobre la obra de Gabo
Años después, entre 1970 y 1971, Mario Vargas Llosa
dedicaría "mucho trabajo y con mucho gusto" a la tesis
doctoral sobre la obra de Gabriel García Márquez,
que abarca desde sus primeros textos, cuentos y novelas
hasta Cien años de soledad. "Me imagino que debió ser uno
de los primeros trabajos sobre la obra de de García Márquez,
que solo entonces empezaba a ser muy conocida en Europa
y en toda América Latina", señala el doctor en Filología.
También tiene palabras de admiración hacia el que
fuera director de su tesis, el filólogo, lexicógrafo y
escritor Alonso Zamora Vicente, "un gran maestro y gran
amigo que tenía un amor apasionado por la literatura, como
crítico y como creador, y que era un maestro en toda la
extensión de la palabra porque su magisterio era
permanente". "Era un hombre extraordinariamente cordial y
con verdadera pasión por la enseñanza y me ayudó mucho
con mi tesis", asegura el también Premio Príncipe de
Asturias de las Letras, que también se confiesa alegre por la
desaparición "de uno de los más grandes criminales de
nuestra época", Osama Bin Laden.
A Mario Vargas Llosas le brillan los ojos al recordar esta feliz
época de juventud en un Madrid que reconoce como "parte
central" de su vida y en el que empezó a soñar con
convertirse en el gran escritor que es hoy, pese a que
las obligaciones del Nobel aún le impidan retomar su
rutinaria vida de escritor. "Espero con impaciencia a que
venga el nuevo Premio Nobel de Literatura a relevarme de
todas las obligaciones que acompañan al premio, sobre todo
las mediáticas, que nunca creí que fueran tan exigentes y
destructoras de la rutina del escritor".
Palabra de Nobel. Palabra de Doctor.

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Martes, 10 de marzo de 2020

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Conversación en la universidad: Mario Vargas Llosa


en la UCM (I Semana Complutense de las Letras)
Mª CRISTINA GÁLLEGO RUBIO6 de Mayo de 2011 a las 11:49 h

El 4 de mayo, fue uno de esos días en que me sentí una privilegiada


por formar parte de la Universidad Complutense, porque ello me
permitió asistir a un acto de gran nivel e interés cultural como ha
sido Conversación en la universidad: Mario Vargas Llosa en la UCM.
 
El acto tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad Complutense y
consistió en rendir un homenaje al escritor ganador del premio Nobel
de Literatura 2010 a través de su conversación con el escritor y
periodista español, Juan Cruz y con el escritor, psicólogo y
antropólogo colombiano, Carlos Granés.
 
La presentación del acto homenaje corrió a cargo del profesor José
Manuel Lucía de la facultad de Filología que hizo un breve recorrido
por la estancia a finales de los años 50 de Mario Vargas Llosa en la
Universidad Complutense de Madrid, en la cual presentó su tesis
doctoral sobre Gabriel García Márquez. Señaló que el original de
dicha tesis doctoral se conserva en la Biblioteca de la Universidad
Complutense. Luego hizo referencia a la exposición en homenaje al
premio Nobel que se había inaugurado por la mañana en la facultad
de Filología y que Vargas Llosa había visitado con gran agrado y
satisfacción.
 
A continuación voy a tratar de resumir la conversación mantenida
entre Juan Cruz, Carlos Granés y Mario Vargas Llosa.
 
El primero que inició la conversación con Mario Vargas Llosa fue
Carlos Granés que le preguntó sobre sus recuerdos de los años en la
Universidad Complutense.
 
Vargas Llosa se refirió en primer lugar al grato recuerdo que tenía de
algunos de los que fueron sus profesores, en especial de Carlos
Bousoño y de Antonio Oliver. Dijo que precisamente fue este último
quien localizó a Dª Francisca Sánchez, la amante durante años de
Rubén Darío, y quien la convenció para que donara el archivo del
poeta al Estado Español. Hoy ese archivo se encuentra en la
Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense.
 
Recordó también que en los descansos entre clase y clase iban a la
cafetería de la facultad de Filosofía y Letras y se tomaban unos
grandes bocadillos de tortilla de patatas que costaban 1 peseta.
 
Asimismo nos refirió los recuerdos que tenía del Madrid de esos años
cincuenta que era tan diferente del actual ya que conservaba todavía
el encanto azoriniano. También recordó como recorría la ciudad
siguiendo los itinerarios que Baroja mencionaba en sus novelas.
 
El escritor y periodista Juan Cruz a continuación le formuló una
pregunta de interés periodístico y de actualidad como qué opinión le
merecía la desaparición de Osama Bin Laden.
 
Mario Vargas Llosa, de forma pausada, dijo sentirse un privilegiado
por formar parte de una generación que ha asistido y está asistiendo
a hechos tan relevantes como la caída del comunismo soviético, las
rebeliones de los pueblos árabes y ahora la desaparición de Bin Laden
que, en su opinión, hay que celebrar porque fue una persona que
causó mucho daño.
 
Carlos Granés cambió de tercio al comentar que siempre le ha
llamado la atención el fanatismo de algunos de los personajes de sus
obras a lo que el escritor contesta que, en efecto, siempre ha
sentido gran atracción por el fanatismo, pero por el fanatismo
creativo del que es gran exponente Flaubert y que es muy diferente
del fanatismo incoherente que destruye al contrario.
 
A continuación Juan Cruz preguntó si se ha percatado que al ser
premio Nobel está viviendo un tiempo nuevo y Vargas Llosa dice que
ahora siente que vive una extraña combinación entre cuento de
hadas y pesadilla, una sensación de haberse convertido en estatua y
de haber perdido la libertad al sentirse siempre observado. El premio
es bifronte, mezcla de satisfacción y de servidumbre.
 
Después Carlos Granés le dice que todos los personajes de sus novelas
se encuentran frente a una realidad que detestan y se rebelan contra
ella y le gustaría saber el porqué de su interés por la rebeldía. Vargas
Llosa contesta que siente atracción por las personas que se han
rebelado contra su entorno pues sin ellas no hubiéramos llegado a
conseguir muchas de las cosas que tenemos.
 
Juan Cruz se refiere a cómo ha sido ahora su reencuentro con los
lugares de su infancia y adolescencia a los que ha regresado
recientemente y el escritor dice que toda su infancia y juventud,
vividas en esos lugares, estuvieron centradas en la idea y en el
pensamiento sobre la forma en que debería organizarse para orientar
su vida a escribir y a dedicarse en cuerpo y alma a la literatura. El
haber conseguido este objetivo, la dedicación íntegra a lo que
siempre fue su vocación, ha sido un gran privilegio que no muchos
tienen.
 
Carlos Granés le preguntó si había conseguido su gran obra literaria
y Vargas Llosa dice que ningún escritor que sigue vivo llega a la
conclusión de haber alcanzado la meta. En ese sentido toda obra
maestra de un escritor está por debajo de lo que querría conquistar.
Dice que si comparamos el mundo real con lo que soñamos este
siempre es mediocre y de ahí lo fantástico y maravilloso de la
literatura que nos permite vivir mundos que en realidad no podemos
vivir. Con la literatura podemos vivir la realidad literaria y también
nos da la posibilidad de tener una visión crítica del mundo real.
 
Juan Cruz conversó a continuación con Vargas Llosa sobre su
necesidad de conocer de primera mano los lugares en los que se
sitúan sus obras y él contesta que así es y que de momento no tiene
pensado escribir una novela sobre la Luna. Se declara realista y por
ello necesita conocer los sitios para que le eduquen en la sensibilidad
de lo que quiere contar. Dice, "si quiero hacer una novela situada en
París quiero tocar París para imaginarlo". Asegura que el trabajo de
exploración le toma tiempo pero le ayuda a vencer la inseguridad,
"parto del mundo real para luego idear e imaginar".
 
Carlos Granés señaló que otro tema dominante en sus novelas es el
poder y preguntó si ese interés por el poder tiene que ver con su
interés por los personajes con rebeldía. Vargas Llosa dice que puede
que sí. Comenta que ha vivido en América Latina y ha conocido las
dictaduras y el poder violento y por ello se ha mostrado intrigado y
fascinado a la vez por el poder. Añade que los tiranos no son
fenómenos naturales sino que los crean las sociedades. Dice que tres
de sus novelas (Conversación en la catedral, La fiesta del chivo y La
guerra del fin del mundo) están escritas investigando como la
sociedad adopta estas dictaduras.
 
Finalizando ya la conversación, Juan Cruz hizo referencia a si en esta
última etapa había venido a su encuentro algún tema de
novela. Vargas Llosa contesta que siempre tiene ideas pero que
ahora su gran problema es la falta de tiempo, aunque tiene varios
proyectos no sólo de novela sino también de teatro. En este último
caso se relacionan con la misma idea o tema que hay en los
comienzos de los cuentos del Decamerón de Bocaccio: asediado por
una epidemia de peste que azota a la ciudad de Florencia un grupo
de personas se refugia en una casa y se dedican a contar cuentos.
Dice que le parece un tema para un futuro proyecto: la evasión de
una realidad dura y fea mediante la literatura.
 
Carlos Granés formuló la última pregunta de esta inolvidable
conversación y fue a propósito de haber mencionado el teatro. Le
preguntó si también iba a valorar la posibilidad de verse sobre las
tablas a lo que Vargas Llosa contesta que sería una experiencia
impagable empezar como actor a los 75 años.
 
Aquí terminó esta conversación acaecida en un escenario digno de la
misma como es el Paraninfo de la Universidad Complutense de
Madrid. 

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