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VALORACION DE LA INDUSTRIA

EDITORIAT ESPAÑOIA
DEL SIGLO XVI
Jaime Moll
(Universidad Complutense, Madrid)

Ante todo, queremos precisar el alcance de esta comunicación. Quizás del título de la misma podría
creerse que pretendemos un análisis cuantitativo de la industria editorial española del siglo XVI. No es ésta
nuestra intención. Lo que intentaremos será un análisis de la situación de Ia industria editorial española de
dicha época considerada dentro del conjunto de la industria editorial europea, lo que nos permitirá valorar
su capacidad empresarial y el papel jugado en la difusión de la cultura española en una época de hégemo-
nía. Si nos reducimos al ámbito hispánico, fácil será hablar de una época de esplendor del libro en el
siglo XVI, seguida de un descenso de su calidad externa en el siglo siguiente. Pero analizándola desde el
punto de vista señalado, no encontramos diferencia estructural entre ambos siglos, ya que los parámetros
en que se mueve la industria del libro son los mismos, lo que varia son los aspectos más dependientes de Ia
coyuntura adversa que domina el país en gran parte del sigloXVIIt.

¿Cuál es la situación de la industria editorial española en el siglo XVI ? Nos encontramos con una
industria pequeña, muy dispersa geográficamente, carente de primeras materias buenas y baratas, con un
mercado reducido a su ámbito natural: España y las Indias. La industria editorial no se lanza a la conquis-
ta del mercado exterior, no pudiendo, por lo tanto, estar al servicio de la hegemonía cultural de su propio
país. Excepto algún caso aislado de mecenazgo, por sí sola no afronta falta de expansión comercial
grandes ediciones de difusión internacional, posibles únicamente con - por
una red distribuidora de amplio
-alcance geográfico. Pero incluso en obras de reducida financiación, al lograr éstas una aceptación europea,
no es la industria editorial española la que procura su reedición se hace, es sólo para el mercado
interno - si éstaindustrial
sino los grandes centros editores europeos. Esta debilidad y comercial le impide
difundir -por Europa la parte más internacionalizada de su cultura: son los editores extranjeros los que se
encargarán y beneficiarán de ello.

Obras escritas en castellano


- literarias
aparición) en otros reinos europeos,
o científicas
- son reeditadas
para satisfacer una demanda
(algunas inmediataménte a su
existente. Las numerosas traducciones
de las mismas nunca se editan en España. Aunque no haya que olvidar, que uno de los centros oxtranjeros
de ediciones en castellano se encuentra en Flandes, dominio de la corona española.

Más importante es la edición de obras en latín, idioma internacional de la época. No es exagerado


decir, que ob_ra latina de autor español, que mereciese el interés de los círculos culturales europeos, era
reeditada en el extranjero, una o muchas veces. Y en muchos casos, era el propio autor el que procuraba
editarla por vez primera fuera de su país para lograr una mayor difusión. Es verdad que algunos autores
vivían fuera de España, pero de haber existido una industria editorial fuerte, que hubiese garantizado la
distribución de su obra, quizá hubiesen acudido a su patria para la edición de sus libros. No es necesario
incluir una relación de autores y obras que confirmen lo que acabamos de decir. Cualquiera que haya teni-
do contacto con ediciones de obras latinas de autores españoles de esta época conocerá innumerables

I Sobre problemas del libro en e[ siglo XVII, señalaremos dos análisis recientes, realizados desde puntos de vista dife-
rentes: D. W. Cruickshank, Some aspects of spanish book-production in the Colden Age. The Librar!|, XXXI (1976) l-19;
Christian Péligry. Les difficultés de l'édition castillane au XVIf siécle, á travers un document de lépoque. Mélanges de la
Casa de Velázquez, Xlll (1977) 257-284.

-79 -
4b
üri:
ffi
,ffi,

H
:r+l$lf.
,i&#:

los iüi
de una bibliografía de obras latinas de autores de
casos. Debemos,,sín embargo, señalar la gran utilidad
i{rl:.

permitiría estudiar global- ff


siglos XVI y XVII, i-;;;ñ ianto en ftpunr-"oáo en el extranjeio, que nos
;$;
mente la difusión de una parcela de nuéstra cultura,
habitualmente olvidada' ,ffi
ifil
preciso completar su
Unas son ya señaladas en el propio siglo XVI, aunque es
,r.ffi.
¿Cuáles son las causas ?
j; al mismo tiempo que se hace nece-
número para comprer;;; rlrr""iJ, á. Ia industri4 editoriai espaRola, W

posible influencia a veces indicada de álgunos hechos o instituciones' ffi,


sario.analizar la - - ffit
r,,$'
y chancillería de Granada' el
El l2 de noviembre de lll2,FelipeIl ordena al oidor de la audiencia .1w
personas.que nombráre' haga un informe sobre el
licenciado Diego de Ziñiga,que con la ayuda de otras
estado de ta imprentu * ái"t J"irrdad,'antl "r it.Áá
á. rá baja caüdad de sus impresiones' 1li:::l'"t: üP
:ii9ii:

y "parl que las imprentas de estos rernos sean


lrilili

po, ha de exponer hr ;;;;;G.n...tu.iut para su remedio ¡' probable que el rey soli- iit!
tan caudalosas y de tanta perfición comolo t";i;
q;t;V f""L it."Uás" Es muy 'tñi
i"iroi ¿. Castilla' aunque sólotonozcamos el informe
citase parecidos intorÁi?. áitrt.ir¿u¿., i.-mt
ii.el
un gran interés para ,'"ffii

granadino que, por p-r", va acompañado de la encuesta previa realizada' de su trabajo' junto con
"i.u
conocer las imprenta, ;; ü;i"a"á, ,u *át..iut,
pioducción diaria y otros detalles de ,t$t
,,i
lugar en elmomento en que a la
la encuesta. Esta tiene
las opiniones de los maestros sobre el tema "uutá ¿.
una tarea de gran énvergadura : la impresión de
ffi!,
imprenta española se le presenta la posibilidad de afrontar ;,¡itl
tllrif.
pero
las decisiones del concilio tridentino' Lo intentó'
los libros litúrgicos reviiados como consecr*"iu ¿e considerar el
llryi
este problema' vamos ahora a i!+,,
hasta dos siglos después no pudo hacerlo. Luego analizaremos colegio Imperial de
rl,sr

informe redactado p* Diego ltn:guyros miembrós del claustro der


"i-ri""n.iado
la Cruz gó.unüiu", ltgittu, y el doctor Juan de Fonseca' canónigo y teólo-
Granada, el doctor Suituru. de rr#;i
',!ri
go.
imprentas granadinas' señalan que "los libros que .1jti
Después de exponer el número y estado de las
comúnmente en estas imprentas ," ,-p.r-.n ,on '
Átttt ie Gram?tica' el Vocabulario del maestro Anto- íi.]

obras pequeñas de particulares personas' informa-
nio de Nebrija, historias en lengua castellunu, ufgunus no tienen cau- !i
ÁÉnudas, porque ios dueñoi de las imprentas
:t::!i

ciones de derecho, cartillas, coplas y uri "orut doctos' que sepan latinidad
componedóres y correctores
dal para obras mayores, ni para sustentar en ellas definida la principal causa del
y otras lenguas V ,"uJr"nás ártógrafos-..-t. Ñot .n"tnt.u*o, ciaramente
latina'
para emprender obras mayores, especialmente en lengua
estado de la imprentu i iu fuftu de óapital y posteriormente
para pttpuiut los manuscritos
que evidente-.n," .*ig"r', fu praran"ia de correctores
pruebas, i. ü.,"ro, o mejoidicnó., At componedores de más alta preparación
corregir las V
"o-pon.aor"s, es de mala calidad el fabricado en el
país y
papel :
intelectual. A ello añáden los impresor., .r fioür.*aiet
caro el bueno de imPortación'
proqol:l los informantes lo que
Ante estas causas del estado de las imprentas y sus im.presiones' de v'M'.se pudiesen imprimir
,.parece convendría a.q,rí y'"n ottas purtes de estos reynos
;;;;i;que 5
ir.rán y no llevasen Iós errores y faltas que hasta aquí" :
libros y obras mayores, de qualquier género q"" que se cuide la fabricación del papel o
que se buscasen personas doctas para correctt.", y .o-ionedores,
se vigile ,, i,,,portu"ü;ñ;;Lt;;i",lu
"t..""ru y principat .' qu" uyu mercaderes y p€rsonas caudalosas
q,. p"áun el gran gasto que ay en las impren-
que traten de esto y lo tómen por grangerí".'. V "'l"ntát
tas" ó.

La situación de la industria editorial española del.siglo


XVI está diagnosticada y. valorada con gran
y también señalado's sus remedio-s. Es un
problema estructural' pero no exclusivo
acierto por sus coetáneos
g, un problema de estructura ttonó*itu' con una base social' que afecta a
de la industriu qu" unutiiá*or. sector'
toda la industria Por lo tanto, dificitmente podía solucionarse en un solo
"rpánotu.
siglo XVI' Sín embargo' debemos considerar anali-
y
Acabamos de ver lo que se pensaba en el propio la industria editorial' rros
zar otros aspectos que taábién influyeron rll'u,ii'utiin
creada' Si hablamos de
aunque también se da la del impresor editor' Es
interesa considerar la figura del editor, del librero-editor' peticiones de pago
habitual en España que el impresor tenga ;;;
*pit"i lo que 1e obliga a contínuas
necesari", .r p"p.r. En otrasituación se eniuentra el librero, principalmente
aplazado ¿et consuniible-más La edición
el gran librero i*p*;;;;;;;;;;.d. ¿L¿i[ur'r. a la edición de manera contínua o discontínua'
inversión y una activi-
que puede ,.. uurorfül"r.H ,n'.r."¿" int.iti
i...ig. habitualmente una menor

Hugo de Mena y René Rabut en el año


, ,"* -*rtínez Ruiz. Visita a las imprentas granadinas de Antonio de Nebrija.
Populores' xXlV (1968) 75-l l0'
1573. i";i;;" d, oiotrrtotogio-.tli'od¡'¡on"t
) OP' cit ' 94'
a OP. cit',95'
5 OP' t:it"95'
6 oP. <'it.,96'

-80-
dad en un mercado conocido. La edición de grandes_obras,
principalmente en latín, impone una mayor
inversión. incluso en la preparación del manuJcrito, y
h uno, canales internacionales de distri_
bución' además de Ia báse de b-uenas y grandes i-.pi.ntur,";;;í¿;J.
!r. pi"¿un realizarcon rapidez un trabajo de
calidad' Los mercados nacionales no
iu-eden por sí solos absoruer las ediciones. Sín embargo, Ios libreros-
editores españoles no crean una red distribuid'ora q;;;;;;i;r"i.in"iput",
europeos, ni
piensan en establecer depósitos de sus publicaciones ".rt.*librarias
en los -ir*ot. Las ferias "riiriales
de Frankfurt y
Leipzig no son frecuentadas. si tenemos en cuenta,-además,
que buena parte del gran comercio del libro
está en manos de extranjeros, incluso de miembros
d" i" q;;;Jd-ríu-o, ilu*ur mñltinacionales del libro,
no es de extrañar que no se favoreciese la creación de
una ir.ii. in¿urtria editorial en España, Ia cual
hubiese sido contraria a sus intereses.

Hay otro elemento a tener en cuenta. La especial constitución


de la monarquía española, formada por
la unión de distintos reinos y sín una capitalida¡ real fija rr"rtri!áti,
produjo una serie de centros impreso-
res y editores distribuidos por toda Espiaa. EI estableóimi;;;"
;;i" corre én Madrid
dad sín imprenta
- favoreció, sín dudi' el desarrollo ¿e la misma, pero siempre - como
dentro
se sabe, ciu-
de los parámetros
señalados' La gran imprenta. el gran editor con proyección
internacional no surgieron en la nueva corte, a
pesar del intento de Felipe II al favorecer el estaúlecimiento
de Ia Imprenta Real 7. ¿Sería una de las causas
el estar vinculada dicha imprenta a ra multinacionaif"*iñá;iás
¡unta?
Se ha aducido como freno al desarrollo de la imprenta
española la existencia de libros de gran difu-
sión sometidos a monopolio. No podemos ac_eptar que lo
fuese ál monopolio de las cartillas, los catecismos
o.las A¡tes de Nebrija, pues se imprimían en España y
arrq;;;. i;;.i*i"r"n poi;ix";;;rarmente eran
obras de poca importancia editorial. Podian sár jusiificaaur
rur lu'"1ur a. ro, i*pr.;;;;r" no se benefi-
cia.ban.de este mo.nopolio, pero los que las impiimía,
,.
reducida era suficiente'. Los monopoiios ni promovieron rt
r"!."i", un mayor desarrollo: una instalación
uig. á" us imprentas favorecidas, ni fueron la
causa que impidiese el de los demás talleres. Caso aparte es
el ¿!l Ñu"uo rezado,que precisa de un estudio a
fondo por el interés múltiple que presenta. Sólo seáala;;;;l;;;"s
aspecros que nos inreresa considerar
para afirmar que no fue una causa de la decadencia
de la irnp.'*," espáñola, slno confirmación de su ya
decadente estado.

como hemos dicho anteriormente, la industria editorial española


del siglo XVI no pudo afrontar el
reto planteado por la edición del llamado Nuevo.rezado,
et conjunto de nuevoJlibros litúriicos, fruto de la
revisión e internacionalización promovida por el Conciú"
a" i."rt" E. EI libro litúrgico fue uno de los tra-
bajos en que se ocupó la imprenta españoli desde sus iniciose.
¡tca.¿cterdiocesanoqueteníanoexigía
grandes tiradas y su financiación era habitualmente a
costa de las autoridades eclesiásticas. A pesar de ello,
son bastantes las ediciones encargadas a imprentas extranjeras.
La introducción de los nuevos textos litúr-
gicos representó la exigencia de ámplias edlciones,
técnic"amente más difíciles que las de otros libros, por
requerir su impresión a dos colores, lo que presuponía la
existencia de grandes imprentas bien dotadas,
con un buen número de prensas y personal muy preparado.
Era preciso iriprimir grá;;;;.o de ejempla-
res€n corto tiempo' Los talleres españoles no pudi..on hacerse
targo de esta importante labor, aunque lo
rntentaron, y hasta mediad.os del siglo xvl I I, Flandes, Francia
e Itaia surtieron áe libros iiiúrgicos al mer-
cado español y de las Indias, conilgrrnas excepciones.

Felipell recabó para sí la regalía del control de los nuevos textos


peculiaridades' El gran impresor Plantin, con los buenos litúrgicos, asegurándose algunas
oricios ae genito Añas Montáno y otros amigos
españoles v, no hay que olvidarro, insralado en un rerrito.i"
encar8o de imprimir algunos de los nuevos textos, aunque
d;;.;;;;;;.;;;;;. ur"o;'", recibió el
,rn"u trro privilegio real otorgándole la exclu-
siva de. su edición para España. Al mismo tiempo, impresores
españoles también recibían contratos de
impresión de estos nuevos iextos Iitúrgicos I0. p.ir;;;J;;;iJ;
;.;."ducción era escasa y probablemen_
te no encontrarían ayudas oficiales ni privadas pr.u
a-pliurla, ni hubo entre ellos verdaderos hombres de
empresa' No pudieron, por tanto, satisfacer la demandl,
l" qr"
entre otras las de Lyon y Venecia rr. Julio Junti fue el .r"u.guio "tligó acudir a imprentas extranjeras,
a
po..l laonurterio ael'psco¡al para la ges-

fundación de la Imprenta Real, véase cristóbal Pérez pastor, Bibliografía


*",*l*tiyi.la Madrileña,1, Madrid, I891,
8 Sobreel Nuevorezado.puedeversegl
lllb?ig9..c^hristianPétigry,El
difusión de los libros litúrgicos en España (1573-l¿15). MonasteriodesanLorenzodeElEscorialyla
primeras ¡iríiiÁ'i" Bibtiogra.fía,
e A' odriozola' Libros litúrgicos. Dict'ionorio Madrid, 19.77,465-473.
de Historia Eclesidstit,a de España,ll, Madrid, 1g72, 1326-1330.
I0 Cristóbal Pérez Pastor da numerosas
noticias sobre la intervención de los impresores españoles en sus ry'ol/cias
documentos relatit'os a la hist-o.rio^t' liter.a!ura españolas,lY
;Madrid, 'I éiá,iü.í"rias
/-v' \ '¡v¡e,, d'e la Real ai"J.rrúirpuñola, XI II),'
2A2. 203, 2t t, 213. 214, 219-2t, 224, 227 , 322.',
rr c'PérezPastor,op:cít.,203,206'2oT,224.yensuBibliografiaMaelrileña,
I.Madrid, lggl,xxx,n. IyXXXIII,n.2.

- 8l -
tión de los contratos. Ante esta situación, hubo intentos de sustituir la importación de libros litúrgicos por
la importación de papel para la impresión de los mismos en España 12. La Imprenta Real acomete algunas
ediciones, mas cae pronto en la atonía propia de Ia industria española. La imprenta plantiniana, que desde
el primer momento y de manera discontínua fue uno de los proveedores de libros litúrgicos gana finalmen-
te la batalla a los Junta y acaba siendo casi el único proveedor del monasterio del Escorial, desde 1573
detentor por reales privilegios de Ia exclusiva de distribución de los mismos en los reinos de Castilla y en las
Indias. Hasta 1680 no obtuvo Baltasar Moreto III un contrato de exclusiva de suministro de los libros del
Nuevo rezado al citado Monasterio 13. Por otra parte, Ios reinos de la Corona de Aragón siguieron prove-
yéndose de libros litúrgicos en Francia e ltalia. Lo que hubiera sido posibilidad, en este caso dentro del
propio mercado, de mejorar la situación de la imprenta española no pudoser aprovechada por la debilidad
áe su estructura, inserta en una estructura general industrial del mismo signo y, como hemos dicho, por la
falta de auténticos empresarios.

No queremos dejar de analizar el papel supuestamente negativo en relación al desarrollo de la indus-


tria editorial muchas veces atribuído a la Inquisición. No nos referiremos, pues cae fuera del ámbito de esta
comunicación, a su intervención en el control del comercio de libros importados, en el control de los libros
conservados en las bibliotecas o en poder de particulares. Aquí sólo nos interesa su posible acción limitati-
va de la edición. Como es sabido, Iá Inquisición no ejercía, en España, censura previa, sino a posteriori.
Esta podía afectar al editor de una obra inédita. El que pretendía reeditar una obra ya conocía la actitud
del Tribunal, que se reflejaba en el Indice. El alcance limitativo ejercido por la Inquisición en el campo edi-
torial podía ser doble : miedo a que la edición de una obra inédita fuese prohibida a pesar de las licencias
eclesiástica y civil "in totum", o la imposibilidad de encontrar obras de interés
-para los mercados inter-
-
ya que consideramos fundamental este aspecto desde nuestro punto de vista
nacionales
- - debido a las
pfohibiciones previas de la Inquisición, o sea las listas del Indice. Falta conocer el número de obras prohi-
bidas "in totum" a raiz de su publicación, siendo.ésta legal, por lo tanto con las licencias exigidas, y su
repercusión en la economía del editor. Como es natural, si su actividad era muy reducida, su influencia
sería mucho mayor que la fácilmente soportable de un gran libero-editor. Pero desde nuestro punto de vis-
ta nos interesa considerar el posible impacto negativo de la Inquisición en la actividad de editores que
hubiesen querido publicar obras naturalmente en latín destinadas a su distribución en los mercados
europeos. Es verdad que un
-
cierto número de libros que
-
hubiesen interesado en algunos de estos mercados
estaban incluídos en el Indice, por lo que no podían legalmente reeditarse en España. Sín embargo, son
numerosísimas las obras de autor español y de difusión europea, que editadas inicialmente en España nun-
ca tuvieron problemas con la Inquisicién. Además, gran mayoría de las obras de autor español editadas
por primera vez fuera de España, no fueron incluídas posteriormente en el Indice. Si no se reeditaron en
para su distribución continental no fue debido a ninguna acción limitativa
España
- y sí en otros países -
de la Inquisición. La causa es la repetidamente señalada: la débil estructura de la industria editorial espa-
ñola.y la falta de canales propios para la distribución de sus ediciones en Europa.
Resumiendo lo expuesto, si pretendemos una valoración de la industria editorial española del
sigloXVI, confrontándola con la de los principales países editores, nos encontramos con una industria
limitada al mercado nacional, que no puede abordar las grandes ediciones de difusión internacional e
incluso las ediciones de obras de extensión reducida que han alcanzado dicha difusión. Lafaltade inverso-
res y de hombres de empresa que promoviesen el desarrollo de algunos de los centros impresores y se pre-
ocupasen de establecer los correspondientes canales distribuidores en otros países es, creemos, Ia causa
principal, que, por otra parte, no es privativa de esta rama de la actividad económica, antes de toda la T

!
industria de la época. A ello podemos añadir el coste del papel importado y la mala calidad del nacional y el I

que el gran comlrcio del libio estuviesé casi exclusivamente en manos de extranjeros, muchos de ellos vin- d
!:
'.]
culados a las redes editoras internacionales.

rz C. Pérez Pastor. BibliograJío Madrileña, I. Madrid. 1891. XXXIV. n. l.


tr M. Sabbe.
Viaje a España del librero Baltasar Moreto (ló80).Traducción, prólogo. notas yapéndices por Antonio
Rodriguez Moñino. Madrid. 1944. 60-61.

-82-
EXCURSUS
Quizá extrañe la rotunda negación de la existencia de un privilegio del rey Felipe II a favor de Cristó-
bal P-lantin, por el que se le concedía la exclusiva de edición para España de loi textós litúrgicos del Nuevo
rezado, cuandq "tradicionalmente" se ha admitido su existencia. Nó vamos a hacer la historia de esta "tra-
dición". Nos bastará considerar lo que dice Leon Voet en su magnífico estudio sobre la Oficina Plantinia-
na : ra Felipe II, el I s de febrero de 1571, concedió a Plantin un virtual monopolio de venta de breviarios y
misales en España y en los territorios de Ultramar. Tal afirmación, con una fecha concreta, no se encuentra
justificada en nota al pie de página, tan abundantes como son a lo largo de la obra.
¿No se conserva en el
rico archivo plantiniano el documento acreditativo de este real privilegio ? Es raro qre un documento de
tamaña transcendencia no fuese guardado con cuidado. ¿De dónde, pues, ha tomado Voet la fecha? El ls
de febrero de.l57l, el rey escribió a Arias Montanor5, aprobándole sus conciertos con Plantin relativosa
los breviarios, misales y diurnales que estaba presto a imprimir y comunicándole escribirá al Duque de
Alba para que le entregue dos mil florines de adelanto, que había pedido, y haga lo posible para proporcio-
narle una casa o solar para ampliar su taller. En esta carta a Arias Montano, en la carta del rey ai Duque de
Alba, sín fecha, pero del mismo día o poco posterior, nada se dice del privilegio. ¿Ha habido una mala
interpretación de la carta real ? Cuando se haga Ia historia de la "tradición" del privilegio, quizás se aclare
este interrogante. La realidad es que nadie ha publicado su texto ni indicado dondJse encontraba una
copia. Y su inexistencia viene confirmada por otras fuentes, hechos y silencios.

En el real privilegio de Felipe II, de l3 de julio de 1573, por el que se da facultad al Prior, frailes y con-
vento de el Escorial, para que ellos o las personas que su poder hubieren, y no de otra manera, puedan
hacer imprimir y vender en los reinos de Castilla (poco después lo amplía a las Indias) los libros deiNuevo
rezado y meter en ellos los impresos fuera de los mismos, no hay la menor referencia al privilegio plantinia-
no, antes al contrario, se explicitan las distintas posibilidades que se le ofrecían al Monasterio para pro-
veerse de libros: hacerlos imprimir en España o importarlos de otros países. Lo que en efecto se hizo.
Varias imprentas españolas reciben contratos, al mismo tiempo que imprentas extranjeras. Plantin, bien
relacionado, obtiene algunos contratos, mientras que Julio Junti es encárgado por el Escorial de negociar
los que se firmarán con impresores españoles, franceses e italianos.

De 1575, son las primeras quejas conocidas de la Congregación del Estado Eclesiástico de los Reinos
de Castilla y León. En el capítulo cuarto de §u memorial ró se refieren al alto precio de los libros del Nuevo
rezado. El Rey contesta lo siguiente:

"A lo quarto, que ya se les ha dicho que el Monasterio de San Lorenzo el Real tiene privilegio de su
Magestad para que el dicho Convento, y no otra persona alguna, pueda imprimir e meter en estos
Reinos los Breviarios, Missales y los otros libros de el nuevo Rezado; y paraque los huviesse en
abundancia y en precios convenientes, ha hecho sus assientos en Amberes con Plantino, en Paris
con Erember [= Kerver], en Venecia con los Jenitas [= Juntas], y en Salamanca y en Alcala, Valen-
cia, Zaragoza, Burgos, con otros impressores. Los quales assientos están hechos con mucho apro-
vechamiento y be neficio de el precio de los dichos libros, para poderlos dar a las dichas Iglesiás en
moderados precios, como se los da, de manera que ninguna persona, que se huviera encargado en
particular de esto, los pudiera dar en tan baxo precio, mayormente, dándolos correctos conforme
al original de lo que se deve guardar en España cerca de rezar y decir Missa y los otros Divinos Ofi-
cios, según el Breve de su Santidad Gregorio XIII. Pero que si el Estado Eclesiástico quisiere
tomar a su cargo los dichos asientos y proveer de los dichos Libros por los precios y plazos que el
Monasterio de San Lorenzo los da, dará luego orden como dicho Monasterio dexe libremente el
negocio al dicho Estado Eclesiástico, pagándole el dinero que tiene puesto y anticipado, de que se
les dará verdadera y entera satisfacción, y assimismo obligándose de sacar a paz y ialvo, indémne
al dicho Monasterio de los dichos assientos y negocios"lT.

rápidamente un amplio meicado, que no alcanzabala imprenta española por si sola. Éara ampliar las posi-

Ia Leon Yoet, The Golden Composses, I, Amsterdam, 1969, ó8.


t5 Colect'ión de dot'umentos inéditos para la historia ele España, XLI, Madrid,
l8ó2, I90-193.
ró Publicado por Francisco López OIiver. Representación humilde
ol Re.t, Ntro. Sr. .r monifiesto claro de la razon,.r.ius-
ticía de el Est ado Ec lesiastico de las dos Coronas de Ca_s t illa .y Leon. Por quien' se proponi o su liagestad, para et bien pib,tico
de estos
.Re.vnos, lo
que se discurre conveniente en orden-a establecer en'España'la t*prrnto d, ei'¡¡ueiá nerodo...S"guiaa
Impression. Valencia, Antonio Bordazar de Artazu, 1729,ll-12 (ejemplai en B.N., V.p. +SS-tZ. La primera ediciónls def
mismo año).
t-1 Op.cit.,l2.LópezOliver,oelcopista,noentendiólaletradelmanuscrito,puesescribióEremberporKerveryJenitas
por Juntas.

-83-
bilidades de la misma y evitar la sangría de divisas que representaba la importación, Felipe II favoreció la
instalación de la Imprenta Real, a catgo de los Junta.

Los pedidos a Plantin son discontínuos y llegan a interrumpirse. La situación política de Flandes
impide su normalización, lo que da ventaja a los Junta. Los amigos de Plantin intentan favorecerle, propo-
niá¿o en 1582 la idea de su instalación eñ España,'para imprimir los libros del Nuevo tezado. Y es precisa- t8.
mente el monje del Escorial encargado del mismo, Fray Juan del Espinar, quien se opone a este proyecto
re.
Plantin, en sús reclamaciones al ñy, nunca alude al derecho que le hubiese conferido un privilegio real

Reanudados los contactos con el Escorial, a principios del siglo XVII, los sucesores de Plantin van
casi totalizando los pedidos del Nuevo rezado20. Sín embargo, podía presentarse en cualquier momento
un competidor. Esta inquietud se refleja en el estado de ánimó qui presenta Baltasar Moreto lll en su viaje
con el
a España, en I 680, hastá que logra. su gran victoria : el contrato mercantil de exclusiva que susbribe
Monasterio, documento muy distinto de un privilegio real 2r. Y en 1680, no en 157 l.

Finalmente, de existir un privilegio, Carlos I I I, al aprobar el contrato entre el M onaste rio del Escorial
y la naciente Compañía de Impresoñs y Libreros, lo hubiese derogado22. No era necesario. El privilegio
real nunca había existido.

r8 Cristóbal Pérez Pastor. Bibliografía Madrileña, I. Madrid. 1891. XXXIV' n. l.


re L. voet. The Golden compasses, I, Amsterdam, 1969.89-90. Véase también 213-215.
:o Así lo reconoce Baltasar Moreto Ill.. Véase Yoel, op.. cit',233'
2r Sobre el viaje. véase nota 13. parte del conrrato ha sido publicada por,Christiao Péligry. La Oficina Plantiniana. el
Madrid.
Monasterio de El Escorial-y-Ñri¡ior Litúrgicos en España duünte el sigÍo XVII. cuadernos Bibliogrrilicos.3T,
1978,73.
22 Antonio Rodríguez Moñino, Historia de los ruttilogos de librería españoles (tó61-t840). Estudio bibliogrdfico.
Madrid. 1966.203-220.

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