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EDITORIAT ESPAÑOIA
DEL SIGLO XVI
Jaime Moll
(Universidad Complutense, Madrid)
Ante todo, queremos precisar el alcance de esta comunicación. Quizás del título de la misma podría
creerse que pretendemos un análisis cuantitativo de la industria editorial española del siglo XVI. No es ésta
nuestra intención. Lo que intentaremos será un análisis de la situación de Ia industria editorial española de
dicha época considerada dentro del conjunto de la industria editorial europea, lo que nos permitirá valorar
su capacidad empresarial y el papel jugado en la difusión de la cultura española en una época de hégemo-
nía. Si nos reducimos al ámbito hispánico, fácil será hablar de una época de esplendor del libro en el
siglo XVI, seguida de un descenso de su calidad externa en el siglo siguiente. Pero analizándola desde el
punto de vista señalado, no encontramos diferencia estructural entre ambos siglos, ya que los parámetros
en que se mueve la industria del libro son los mismos, lo que varia son los aspectos más dependientes de Ia
coyuntura adversa que domina el país en gran parte del sigloXVIIt.
¿Cuál es la situación de la industria editorial española en el siglo XVI ? Nos encontramos con una
industria pequeña, muy dispersa geográficamente, carente de primeras materias buenas y baratas, con un
mercado reducido a su ámbito natural: España y las Indias. La industria editorial no se lanza a la conquis-
ta del mercado exterior, no pudiendo, por lo tanto, estar al servicio de la hegemonía cultural de su propio
país. Excepto algún caso aislado de mecenazgo, por sí sola no afronta falta de expansión comercial
grandes ediciones de difusión internacional, posibles únicamente con - por
una red distribuidora de amplio
-alcance geográfico. Pero incluso en obras de reducida financiación, al lograr éstas una aceptación europea,
no es la industria editorial española la que procura su reedición se hace, es sólo para el mercado
interno - si éstaindustrial
sino los grandes centros editores europeos. Esta debilidad y comercial le impide
difundir -por Europa la parte más internacionalizada de su cultura: son los editores extranjeros los que se
encargarán y beneficiarán de ello.
I Sobre problemas del libro en e[ siglo XVII, señalaremos dos análisis recientes, realizados desde puntos de vista dife-
rentes: D. W. Cruickshank, Some aspects of spanish book-production in the Colden Age. The Librar!|, XXXI (1976) l-19;
Christian Péligry. Les difficultés de l'édition castillane au XVIf siécle, á travers un document de lépoque. Mélanges de la
Casa de Velázquez, Xlll (1977) 257-284.
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de una bibliografía de obras latinas de autores de
casos. Debemos,,sín embargo, señalar la gran utilidad
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po, ha de exponer hr ;;;;;G.n...tu.iut para su remedio ¡' probable que el rey soli- iit!
tan caudalosas y de tanta perfición comolo t";i;
q;t;V f""L it."Uás" Es muy 'tñi
i"iroi ¿. Castilla' aunque sólotonozcamos el informe
citase parecidos intorÁi?. áitrt.ir¿u¿., i.-mt
ii.el
un gran interés para ,'"ffii
granadino que, por p-r", va acompañado de la encuesta previa realizada' de su trabajo' junto con
"i.u
conocer las imprenta, ;; ü;i"a"á, ,u *át..iut,
pioducción diaria y otros detalles de ,t$t
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lugar en elmomento en que a la
la encuesta. Esta tiene
las opiniones de los maestros sobre el tema "uutá ¿.
una tarea de gran énvergadura : la impresión de
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imprenta española se le presenta la posibilidad de afrontar ;,¡itl
tllrif.
pero
las decisiones del concilio tridentino' Lo intentó'
los libros litúrgicos reviiados como consecr*"iu ¿e considerar el
llryi
este problema' vamos ahora a i!+,,
hasta dos siglos después no pudo hacerlo. Luego analizaremos colegio Imperial de
rl,sr
ciones de derecho, cartillas, coplas y uri "orut doctos' que sepan latinidad
componedóres y correctores
dal para obras mayores, ni para sustentar en ellas definida la principal causa del
y otras lenguas V ,"uJr"nás ártógrafos-..-t. Ñot .n"tnt.u*o, ciaramente
latina'
para emprender obras mayores, especialmente en lengua
estado de la imprentu i iu fuftu de óapital y posteriormente
para pttpuiut los manuscritos
que evidente-.n," .*ig"r', fu praran"ia de correctores
pruebas, i. ü.,"ro, o mejoidicnó., At componedores de más alta preparación
corregir las V
"o-pon.aor"s, es de mala calidad el fabricado en el
país y
papel :
intelectual. A ello añáden los impresor., .r fioür.*aiet
caro el bueno de imPortación'
proqol:l los informantes lo que
Ante estas causas del estado de las imprentas y sus im.presiones' de v'M'.se pudiesen imprimir
,.parece convendría a.q,rí y'"n ottas purtes de estos reynos
;;;;i;que 5
ir.rán y no llevasen Iós errores y faltas que hasta aquí" :
libros y obras mayores, de qualquier género q"" que se cuide la fabricación del papel o
que se buscasen personas doctas para correctt.", y .o-ionedores,
se vigile ,, i,,,portu"ü;ñ;;Lt;;i",lu
"t..""ru y principat .' qu" uyu mercaderes y p€rsonas caudalosas
q,. p"áun el gran gasto que ay en las impren-
que traten de esto y lo tómen por grangerí".'. V "'l"ntát
tas" ó.
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dad en un mercado conocido. La edición de grandes_obras,
principalmente en latín, impone una mayor
inversión. incluso en la preparación del manuJcrito, y
h uno, canales internacionales de distri_
bución' además de Ia báse de b-uenas y grandes i-.pi.ntur,";;;í¿;J.
!r. pi"¿un realizarcon rapidez un trabajo de
calidad' Los mercados nacionales no
iu-eden por sí solos absoruer las ediciones. Sín embargo, Ios libreros-
editores españoles no crean una red distribuid'ora q;;;;;;i;r"i.in"iput",
europeos, ni
piensan en establecer depósitos de sus publicaciones ".rt.*librarias
en los -ir*ot. Las ferias "riiriales
de Frankfurt y
Leipzig no son frecuentadas. si tenemos en cuenta,-además,
que buena parte del gran comercio del libro
está en manos de extranjeros, incluso de miembros
d" i" q;;;Jd-ríu-o, ilu*ur mñltinacionales del libro,
no es de extrañar que no se favoreciese la creación de
una ir.ii. in¿urtria editorial en España, Ia cual
hubiese sido contraria a sus intereses.
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tión de los contratos. Ante esta situación, hubo intentos de sustituir la importación de libros litúrgicos por
la importación de papel para la impresión de los mismos en España 12. La Imprenta Real acomete algunas
ediciones, mas cae pronto en la atonía propia de Ia industria española. La imprenta plantiniana, que desde
el primer momento y de manera discontínua fue uno de los proveedores de libros litúrgicos gana finalmen-
te la batalla a los Junta y acaba siendo casi el único proveedor del monasterio del Escorial, desde 1573
detentor por reales privilegios de Ia exclusiva de distribución de los mismos en los reinos de Castilla y en las
Indias. Hasta 1680 no obtuvo Baltasar Moreto III un contrato de exclusiva de suministro de los libros del
Nuevo rezado al citado Monasterio 13. Por otra parte, Ios reinos de la Corona de Aragón siguieron prove-
yéndose de libros litúrgicos en Francia e ltalia. Lo que hubiera sido posibilidad, en este caso dentro del
propio mercado, de mejorar la situación de la imprenta española no pudoser aprovechada por la debilidad
áe su estructura, inserta en una estructura general industrial del mismo signo y, como hemos dicho, por la
falta de auténticos empresarios.
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industria de la época. A ello podemos añadir el coste del papel importado y la mala calidad del nacional y el I
que el gran comlrcio del libio estuviesé casi exclusivamente en manos de extranjeros, muchos de ellos vin- d
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culados a las redes editoras internacionales.
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EXCURSUS
Quizá extrañe la rotunda negación de la existencia de un privilegio del rey Felipe II a favor de Cristó-
bal P-lantin, por el que se le concedía la exclusiva de edición para España de loi textós litúrgicos del Nuevo
rezado, cuandq "tradicionalmente" se ha admitido su existencia. Nó vamos a hacer la historia de esta "tra-
dición". Nos bastará considerar lo que dice Leon Voet en su magnífico estudio sobre la Oficina Plantinia-
na : ra Felipe II, el I s de febrero de 1571, concedió a Plantin un virtual monopolio de venta de breviarios y
misales en España y en los territorios de Ultramar. Tal afirmación, con una fecha concreta, no se encuentra
justificada en nota al pie de página, tan abundantes como son a lo largo de la obra.
¿No se conserva en el
rico archivo plantiniano el documento acreditativo de este real privilegio ? Es raro qre un documento de
tamaña transcendencia no fuese guardado con cuidado. ¿De dónde, pues, ha tomado Voet la fecha? El ls
de febrero de.l57l, el rey escribió a Arias Montanor5, aprobándole sus conciertos con Plantin relativosa
los breviarios, misales y diurnales que estaba presto a imprimir y comunicándole escribirá al Duque de
Alba para que le entregue dos mil florines de adelanto, que había pedido, y haga lo posible para proporcio-
narle una casa o solar para ampliar su taller. En esta carta a Arias Montano, en la carta del rey ai Duque de
Alba, sín fecha, pero del mismo día o poco posterior, nada se dice del privilegio. ¿Ha habido una mala
interpretación de la carta real ? Cuando se haga Ia historia de la "tradición" del privilegio, quizás se aclare
este interrogante. La realidad es que nadie ha publicado su texto ni indicado dondJse encontraba una
copia. Y su inexistencia viene confirmada por otras fuentes, hechos y silencios.
En el real privilegio de Felipe II, de l3 de julio de 1573, por el que se da facultad al Prior, frailes y con-
vento de el Escorial, para que ellos o las personas que su poder hubieren, y no de otra manera, puedan
hacer imprimir y vender en los reinos de Castilla (poco después lo amplía a las Indias) los libros deiNuevo
rezado y meter en ellos los impresos fuera de los mismos, no hay la menor referencia al privilegio plantinia-
no, antes al contrario, se explicitan las distintas posibilidades que se le ofrecían al Monasterio para pro-
veerse de libros: hacerlos imprimir en España o importarlos de otros países. Lo que en efecto se hizo.
Varias imprentas españolas reciben contratos, al mismo tiempo que imprentas extranjeras. Plantin, bien
relacionado, obtiene algunos contratos, mientras que Julio Junti es encárgado por el Escorial de negociar
los que se firmarán con impresores españoles, franceses e italianos.
De 1575, son las primeras quejas conocidas de la Congregación del Estado Eclesiástico de los Reinos
de Castilla y León. En el capítulo cuarto de §u memorial ró se refieren al alto precio de los libros del Nuevo
rezado. El Rey contesta lo siguiente:
"A lo quarto, que ya se les ha dicho que el Monasterio de San Lorenzo el Real tiene privilegio de su
Magestad para que el dicho Convento, y no otra persona alguna, pueda imprimir e meter en estos
Reinos los Breviarios, Missales y los otros libros de el nuevo Rezado; y paraque los huviesse en
abundancia y en precios convenientes, ha hecho sus assientos en Amberes con Plantino, en Paris
con Erember [= Kerver], en Venecia con los Jenitas [= Juntas], y en Salamanca y en Alcala, Valen-
cia, Zaragoza, Burgos, con otros impressores. Los quales assientos están hechos con mucho apro-
vechamiento y be neficio de el precio de los dichos libros, para poderlos dar a las dichas Iglesiás en
moderados precios, como se los da, de manera que ninguna persona, que se huviera encargado en
particular de esto, los pudiera dar en tan baxo precio, mayormente, dándolos correctos conforme
al original de lo que se deve guardar en España cerca de rezar y decir Missa y los otros Divinos Ofi-
cios, según el Breve de su Santidad Gregorio XIII. Pero que si el Estado Eclesiástico quisiere
tomar a su cargo los dichos asientos y proveer de los dichos Libros por los precios y plazos que el
Monasterio de San Lorenzo los da, dará luego orden como dicho Monasterio dexe libremente el
negocio al dicho Estado Eclesiástico, pagándole el dinero que tiene puesto y anticipado, de que se
les dará verdadera y entera satisfacción, y assimismo obligándose de sacar a paz y ialvo, indémne
al dicho Monasterio de los dichos assientos y negocios"lT.
rápidamente un amplio meicado, que no alcanzabala imprenta española por si sola. Éara ampliar las posi-
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bilidades de la misma y evitar la sangría de divisas que representaba la importación, Felipe II favoreció la
instalación de la Imprenta Real, a catgo de los Junta.
Los pedidos a Plantin son discontínuos y llegan a interrumpirse. La situación política de Flandes
impide su normalización, lo que da ventaja a los Junta. Los amigos de Plantin intentan favorecerle, propo-
niá¿o en 1582 la idea de su instalación eñ España,'para imprimir los libros del Nuevo tezado. Y es precisa- t8.
mente el monje del Escorial encargado del mismo, Fray Juan del Espinar, quien se opone a este proyecto
re.
Plantin, en sús reclamaciones al ñy, nunca alude al derecho que le hubiese conferido un privilegio real
Reanudados los contactos con el Escorial, a principios del siglo XVII, los sucesores de Plantin van
casi totalizando los pedidos del Nuevo rezado20. Sín embargo, podía presentarse en cualquier momento
un competidor. Esta inquietud se refleja en el estado de ánimó qui presenta Baltasar Moreto lll en su viaje
con el
a España, en I 680, hastá que logra. su gran victoria : el contrato mercantil de exclusiva que susbribe
Monasterio, documento muy distinto de un privilegio real 2r. Y en 1680, no en 157 l.
Finalmente, de existir un privilegio, Carlos I I I, al aprobar el contrato entre el M onaste rio del Escorial
y la naciente Compañía de Impresoñs y Libreros, lo hubiese derogado22. No era necesario. El privilegio
real nunca había existido.
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