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EL ARTE SONORO Y EL RADIOARTE

COMO GÉNEROS ARTÍSTICOS DE LA CONTEMPORANEIDAD.


Autor: Jorge Gómez

Es conveniente resaltar que el término Arte Sonoro es una acepción del siglo XX y significativa-
mente, más de su segunda mitad. Este género amplió sus territorios de significación más allá de la
interpretación y creación musicales e igualmente se abre a otros contenidos, estrategias y organi-
zaciones, expandiendo en algunas ocasiones los límites históricos de la música. Ante el vertiginoso
avance de las tecnologías que han permitido la grabación y manipulación del sonido nunca antes
alcanzada, surgieron primero en Europa y luego en todo el mundo creadores e instituciones que
han producido un gran número de obras, recibiendo el reconocimiento del público y el análisis de
los especialistas y críticos, si bien a nivel cualitativo ya que estas obras exigen mucho del escucha,
quien como en ningún otro caso, debe ser un auténtico cómplice y receptor de las obras que se le
ofrecen.

Arte interdisciplinario por excelencia, el Arte Sonoro está vinculado a aquello que se puede denomi-
nar Arte de los Media, pues está estrechamente asociado a la historia de un poderoso diseminador:
La Radio. Podemos tomar la definición del dramaturgo alemán Klaus Schöning:

“Arte Sonoro: Universo del lenguaje, universo de sonido y de ruido. Lenguaje que tiende a ser
sonido, sonido del lenguaje, música, totalidad sonora, mundo acústico. Simbiosis del universo
de lenguaje-ruido, organización sonora por medio de la técnica. Como oído sensible que regis-
tra: un micrófono. Como soporte se sonido: banda sonora, cassette, disco, microchip. Como
boca: una corneta. Una de sus utopías: un espacio de escucha accesible a todos: la Radio.”

La creación del término Arte Sonoro en los años 70 por este dramaturgo, posibilitó la distinción de
un método particular, de un material estético, o de la forma de otros tipos de Radioarte y Audioar-
te. Es claro que los intentos de crear Arte Acústico y posteriormente Radioarte, se remontan a los
inicios del medio Radiofónico, incluso antes. En 1923 la Radio alemana se convertirá en un medio
privilegiado, rico en experimentaciones y propuestas estéticas como el Hörspiel (Radiodramas o
Radioteatros, también este término significa literalmente juego para el oído), que probó en el trans-
curso de la historia, ser la plataforma más apta para un Arte Sonoro distinto de la música y que
ubican a la Radio alemana en la actualidad a la vanguardia Radiofónica mundial.

La convivencia en el medio técnico Radio y las realizadas por los artistas modernos de las primeras
décadas del siglo XX, tuvieron su apogeo entre los años 1929 y 1935. Se puede afirmar ciertamen-
te que el Arte Sonoro es una consecuencia directa de la intervención de las vanguardias históricas
europeas. En el artículo “La Radia” publicado en 1933 por los italianos Filippo Tomasso Marinetti y
Pino Masnata, creadores entre otros del movimiento Futurista, ya avizoraban las potencialidades
creativas de la Radio, que vendrían a concretarse en las últimas décadas del siglo XX. En el artículo
citado, Marinetti defendía a la Radio como “un nuevo arte que comienza donde cesa el teatro, el
cine y la narración.”

Los futuristas fueron lo promotores iniciales del Arte Sonoro en la Radio, fue un movimiento artístico
que rindió homenaje al dinamismo de las nuevas máquinas que anunciaban con sus ruidos un futu-
ro prometedor; la radio formando parte de este progreso tecnológico resulta un medio atractivo para
muchos artistas. La Radio es un organismo vivo, cambiante, lleno de sensaciones que se trasmiten
por un espacio que se extiende al cosmos (espacio electrónico) en un tiempo veloz que se desva-
nece en la globalidad de las acciones simultáneas. Tendríamos que hacer notar que la materia con
la cual trabaja la Radio es el sonido, por lo tanto el Radioarte es el ordenamiento estético del sonido
que se desarrolla o expresa en el espacio electrónico de la Radiodifusión.

Desafortunadamente la Radio desde sus inicios ha sido casi siempre definida como un medio de
información inmediata, un simple tocadiscos publicitario de programación musical, o un supermer-
cado de productos, es decir funcional. Pero este medio con su materia sonora tiene un aspecto
de intervención artística que requiere una escucha cómplice y reflexiva de parte de unos oyentes
anónimos que pueden obtener algo más que una escucha pasiva y alienada.
Antecedentes tecnológicos y primeras experimentaciones históricas
El fonógrafo y el grabador de imágenes en un filme son prerrequisitos para el desarrollo de dos nue-
vos medios: el Arte Sonoro y el Cine. Dos grandes cineastas fueron responsables para establecer la
base para el Arte Sonoro en la Radio: el ruso Dziga Vertov y el alemán Walter Ruttmann. En 1916 el
primero inauguraba un laboratorio de la escucha donde producía documentales y música. Hablaba
de “sonidos y ruidos fotográficos” y de “cine de Radio”, “los ojos de Radio” o “film de Radio” o “cine
acústico hablado”, términos también utilizados en la época de la Radio en los años XX en Alemania.
Pero fue Ruttmann quien transfirió el arte del montaje del cine para el Arte Sonoro, en una época
cuando la edición de cinta era desconocida. Usó una pista sonora de celuloide para transportar los
sonidos de su obra ”Week End” empleando una edición de grabaciones acústicas para un montaje,
exactamente como una película, evidenciando su habilidad como artista del collage sonoro.

Al final de los años XX la estética para montaje de películas y la estética del Arte Sonoro, habían
alcanzado un nivel de calidad muy superior a aquella lograda por la narrativa para Radio. Un len-
guaje de Arte Sonoro estaba comenzando a surgir.

La base teórica, de lo que sería más tarde este género, la encontramos desde 1913 en el libro
del compositor futurista italiano Luiggi Russolo: L´Arte dei Rumori (El Arte de los Ruidos.), quien
fue uno de los primeros en incorporar los ruidos como principal materia sonora en la composición
musical.

No por coincidencia, figuras como Orson Welles, Bertolt Brecht, Antonin Artaud, Walter Benjamin
Samuel Beckett, Pierre Shaeffer, Glenn Gould, John Cage, Dylan Thomas, Kurt Weill, entre tantos
otros, han reconocido la fuerza de la Radio como instrumento de creación artística y todos ellos rea-
lizaron obras de Arte Radiofónico. Por cierto en el año 1925 Kurt Weill, quien también imaginaba la
existencia de un Radioarte absoluto, con el cual se brindarían a los ritmos y melodías de la música,
nuevos sonidos naturales de agua o viento y sonidos artificiales generados por la manipulación de
frecuencias ante el micrófono. En ese año escribió: “Buscar a través de todo el paisaje sonoro las
fuentes y los medios – indiferentes a si pueden ser llamados o no sonidos o música- para estructu-
rar el arte de uno mismo”

Marshall McLuhan dijo acerca de la Radio que es: “la prolongación de nuestro sistema nervioso
central, a la que solo iguala el habla humana y que ella nos fusiona con su poder de convertir a la
psique y a la sociedad en una sola caja de resonancia”

Pero es preciso que nos detengamos aquí y comprendamos que las prácticas extra-radiofónicas
también darán impulso al Arte Sonoro.

Evidentemente, el residuo acústico de una “acción” artística o de un “Performance”, pueden ser


considerados obras de Arte Sonoro, si así lo decide su autor (s) o si la sociedad pasa, en un mo-
mento dado a “artistificarlo” en esa dirección. Y la tecnología puede estar ausente de ese proceso,
a no ser a efectos de puro registro. Pero lo que ha venido caracterizando, salvo contadas excepcio-
nes como las apuntadas, el despegue de las distintas concepciones de Arte Sonoro es, la tecnolo-
gía electrónica: la electromecánica de grabación, manipulación y reproducción, la electromecánica
de transmisión y recepción de señales a distancia, la electrónica analógica y, más recientemente,
la digital. Con la evolución de la tecnología no solo se ha podido fijar el sonido, sino considerarlo
tan objetual como un bloque de madera o de mármol. Así el artista sonoro recurre a estrategias de
organización, captación o manipulación de esos objetos que transgredían la práctica ortodoxa de
la música, como a aquellas que vinculaban su trabajo al rodaje o montaje cinematográfico, al re-
portaje, el Performance, la ocupación instalativa en un espacio, la coreografía, la poesía o el teatro.

Ya el compositor canadiense, padre del concepto de Ecología Sonora Murray Schafer afirma:
“Los tres mecanismos sonoros más importantes de la Revolución Eléctrica fueron el teléfo-
no, el fonógrafo y la Radio. Con el teléfono y la Radio, el sonido no estuvo por más tiempo
atado al punto que inicialmente ocupaba en el espacio; con el fonógrafo, fue liberado de su
posición en el tiempo.”

Definir el Arte Sonoro y sus límites es pues, tener en cuenta todo lo anterior, y no solo eso, sino
la aplicación de esas prácticas y sus consecuencias a otras disciplinas artísticas (video), soportes
(CD ROM) o medios (Radio-TV., nuevas redes informáticas). El estado actual nos permite definir al
Arte Sonoro como arte que emplea el sonido como materia sensible., es decir:
La organización temporal o espacio-temporal de los objetos sonoros, con intencionalidad artística”

Esta última consideración nos remite al Arte Electrónico. Ese apelativo designa a todas las obras de
arte posibilitadas por la tecnología electrónica en cualquiera de sus fases de creación, producción y
exhibición. En este sentido, son obras asignables a esta categoría tanto las manifestaciones visua-
les y sonoras surgidas en las redes electrónicas de comunicación- TV., Radio, Teléfono, Internet-
como las esculturas interactivas, las instalaciones que emplean la tecnología electrónica, el arte
cibernético, la infografía, la electrografía, el arte multimedia o las video-esculturas. La diversidad
pues, de productos artísticos que se insertan en ese término tiene tan sólo en común el empleo
que en ellos se hace de la tecnología electrónica. Por esa razón el Radioarte forma parte del Arte
Electrónico.

Dentro de las piezas de sonido organizado que conforman el conjunto del Arte Sonoro no sólo
se encuentran las piezas musicales sino también: La Instalación Sonora, El Paisaje Sonoro, El
Radioarte-Performance, El Paseo Sonoro, La Poesía Sonora, La Acción Sonora, El Radioarte On
Line-On Air-On Site, El Hörspiel, El Feature, La Postal Radiofónica, etc.

© Derechos Reservados. 2007

Jorge Gómez Aponte


Músico, Artista Sonoro, Radioasta, Productor Radiofónico de los Programas Espacio Antiguo, Red 23 y Oír es Ver, transmitidos en la
Emisora Cultural de Caracas 97.7 FM Stereo y en Jazz 95.5 FM. Ha representado a Venezuela como jurado en la Bienal Internacional
de Radio en México. Ganador del Primer Premio en el género de Programas Musicales en dicha Bienal en el 2006. Profesor de Arte
Sonoro en el Instituto Universitario de Artes Plásticas Armando Reverón.

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