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« C.
w T j» ^ PEDRO KROPOTKINE
El Apoyo Mutuo
CñPITULO SEXTO
LA AYUDA MUTUA
EN LA CIUDAD MEDIOEVAL
(CONTINUACION)
Colección: SOCIOLOGICA
WOUÍCTUD
&
PEDRO KROPOTKINE
EL APOYO MUTUO
CAPÍTULO s e x t o
CUADERNILLOS «INQUIETUD»
N° 18
de Difusión Cultural
ÍG5 Tin Fiorerei*., la* <*:<~te ' ' a r t e s menores" hicieron su revolu-
ción en los años 1270-82, y la descripción detallada de sus re-
sultados se puede hallar en la obra d e P e r r e r s (H'stoire de
Florence, París, 1877, 3 tornos), y en especial en el t r a b a l o de
G r ò Capp ni, Storia della. R públlca di Firenze, 2* edición,
1876 I, 58-80 (traducida al a l e m á n ) ; en Lyon, al contrario,
cuando en í l año 1402, ee inició un movimiento igual, f u é so-
focado y los artesanos perdieron el derecho a elegir sus pro-
pios jueers. En Rostcck, un movimiento similar se originó en
el rfio 3313; en Zurlch r n 3336; en B e r r a en 1363; en Brauns-
chr™'g en 1374 y en año s i r u i e r t e en H a m b u r g o ; en Líí-
beck en 1376-84, etc. Véase, S?hmoller. S t r a s s b u r g znr Z?it
Z .^ftkampf \ y su S t r a s s b u ' g ' s B'üth^; B-3nt~1.no Arh*¡l-
te-g'lden de* Gegenwart, 2 tomos. Lelpzier, 1871-72; E . Bain,
Merchant and C r a f t Crulrts, Ab*rd^en, 1887, p á g i r a 20-47, 75
e f c. r u a n t o a las opiniones de Gross sobre li. misma lucha
en Inglaterra, v é a r s * la« ob^enraciones de la s^flora de Green
e - su Town Life In t h e F - f t ^ e n t h Century, II, 190-217; y t a m -
bién e* capítulo sobr" la cuestión ob-era y en general todo es-
t e volumen, extraordinariamente interesarte, de la otr-a ci-
t a d a . La-, opiniones de B r e n t a r o sobre la lucha de los artesa-
roa r y p u e s t a s p r c f e r e r t f m e r t e m los p á r r a f o s I H y TV de
su p.ns^vo Sota"» K h ' s t ^ - K v d ^ r r - ' V ^ ' a **"VHts. Fín-
pl'rh fln'ld da Toulmin Smith, siguen Herido c ó s i c a s p a r a est«
c u e - l í * - : las búsquedas posteriores l a s confirmaron u n a y
o t r a ve*.
283 — PEDRO KROPOTKINE
p a r a levantar a las aldeas con- dio con éxito, a pesar de las in-
t r a lea terratenientes y dirigir geniosas máquinas agresivas y
la i n s u r r e c c i ó n ; acep- la tenacidad do los burgueses
taron a las a l d ^ s en f a que los sitiaban. Algunas ciuda-
organización de sus corporacio- des, como por ejemplo Florencia,
nes; y por último iniciaron la Bolonia, y muchas o t r a s en
g u e r r a directa contra la noble- Francia, Alemania y Bohemia,
. za. E n Italia, donde la tierra es- consiguieron liberar a las aldeas
t a b a densamente poblada de OMG las rodeaban, y la recom-
castillos feudales, la g u e r r a asu- pensa de sus esfuerzos f u é una
mió proporciones heroicas y era notable prosperidad y tranquili-
librada por a m b a s p a r t e s con dad. Pero aun en e s t a s ciudades,
e x t r e m a dureza. Florencia tuvo y m á s aun en Jas ciudades * menos
que sostener durante setenta y poderosas o menos emprendedo-
siete años enteros g u e r r a s san- ras, loe comerciantes y los arte-
grientas p a r a liberar su contado sanos, agotados por la g u e r r a y
(es decir su provincia) de los comprendiendo falsamente sus
nobles; pero, cuando la lucha propios intereses, concertaron ta
so terminó victoriosamente (en paz con los barones, vendiéndo-
el año 1181), hubo que empezar l e ^ por asi decirlo, los campesi-
do nuevo. L a nobleza reunió sus no?. Obligaron al barón a pres-
f u e r z a s y formó sus propias li- t a r juramento do lealtad a ia
g a s en contraposición a las li- ciudad; su castillo fué derruido
g a s de lar» ciudades, y recibió el h a s t a los cimientos y él dió su
apovo creciente ya sea de p a r - conformidad para construir una
t e del emperador, o del papa, y casa y vivir en la ciudad, donde
prolongó la g u e r r a aún 130 años SÍ convirtió entonces en conciu-
más. Lo mismo sucedió en la re- dadano (com-bourgeois, conccl-
glón de Roma, en Lombardía, en tadlno), pero en cambio conser-
la región de Génova, por toda vó la mayoría de sus derechos
Italia. sobre los campesinos, quienes de
tal modo recibieron sólo un ali-
Prodigios de valor, audacia y vio parcial de la c a r g a servil
tenacidad fueron realizados por que pesaba sobre ellos. Los bur-
tos burgueses d u r a n t e e s t a s gueses no comprendieron que
guerras. Pero el arco y las se- les e r a menester dar iguales de-
gures de g u e r r a de los artesa- rechos d^ ciudadanía al campe-
nos de las ciudades no siempre sino, en quien tenían que con-
Sa impusieron a los caballeros f i a r en materia de aprovisiona-
vestidos de armaduras, y mu- miento de productos alimenti-
chos castillos resistieron el ase- cios p a r a la ciudad; y debido a
El, APOYO MUTUO 235 —
miento do todo este período. Los tir la. violencia de los reinos e
primer os cinco siglo s del segun- imperios' nacientes. Pero no pe-
do milenio de rwestra era (has- recieron debido a la enemistad
t a el XVI) pueden ser conside- recíproca, y sus errores no fue-
rados, de tal modo, una colosal ren la consecuencia del desarro-
tentativa, de asegurar la ayuda llo insuficiente del espíritu fede-
m u t u a y el apoyo mutuo nn = rativo entre ellos.
g r a n escala, sobre los principios
de la unión y de la colaboración, L a nueva dirección tomada
llevados a través de todas las por la vida humana en la ciudad
manifestaciones de la vida hu-r de la Edad Media tuvo enormes
mana, y en todos los grados po- consecuencias en el desarrollo
sibles. E s t e ir.tentó f u é corona- d»; toda la civilización. A co-
do por el éxito en. grado consi- mienzos del siglo XI, las cuida-
derable. Unió a los hombres, an- das de Eluropa. constituían sola-
tes divididos, les aseguró una mente pequeños grupos de mise-
libertad considerable, decuplicó rables* chozas, que se refugia-
sus fuerzas. En aquella época en ban alrededor de iglesias b a j a s
qtie "multitud de todas clases de y deformes, cuyos constructores
influencias creaban en los hom- apenas si sabían trazar un arco.
bres la tendencia a aislarse de Los oficios, que se reducían prin-
los otros en su célula, y existía cipalmente a la tejeduría y a. la
tal abundancia de causas de dis- forja, se hallaban en estado em-
cordia, es consolador ver y ob- brionario; la ciencia encontraba
servar que las ciudades disemi- refugio sólo en algunos monas-
n a d a s por toda Europa tuvieran terios. Pero trescientos cincuen-
t a n t o en común y que con tal ta años m á s tarde el aspecto
presteza se unieran p a r a la per- mismo de Europa cambió por
secución d e t a n numerosos ob- completa. L a tiei^ra estaba ya
jetivos comunes. Verdad es que, sembírada de ricas ciudades, y
al final de scuentas, no resistie- estas ciudades hallábanse rodea-
ron ante enemigos poderosos. das por muros dilatados y es-
Practicaban ampliamente todos pesos que se hallaban adornados
los principios de ayuda mutua, por torres y puertas ostentosas,
pero, sin embargo, separándose cada una de las cuales consti-
de los campesinos . labradores, tuía una obra de arte. Catedra-
aplicaron estos principios a 'a les concebidas en estilo grandio-
vida de una m a n e r a que no fué so, y cubiertas por numerosos
suficientemente amplia, y priva- ornamentos decorativos, eleva-
das del apoyo de loa eampesiroft ban a lan nubes sus altos cam-
las ciudades no pudieron resis- panarios y 'en su arquitectura
El, APOYO MUTUO 241 —
realización de este ideal (279). ros —por las cuales los campe-
sinos hubieron de pagar tan ra-
La iglesia cristiana, que an- ro—• depositaron entonces tf.s
tes se había rebelado contra el esperanzas en el rey, el empe-
derecho romano y que ahora se rador, el gran laiyaz; y ayudán-
había convertido en su aliada, doles a de&truir el poder de los
t r a b a j a b a en el mismo sentido. señores feudales:, al mismo tiem-
Pue&to que la tentativa d.e foí - po les ayudaron a establecer el
m a r un imperio teocrático en Estado centralizado. P o r último,
Europa, b a j o la supremacía del las guerras que tuvieron que
Papa, no fué coronada por el sostener durante dos siglos con-
éxito, los obispos m á s inteligen- tra los mogolea y los turcos, y
tes y ambiciosos comenzaron a la guerra s a n t a contra lo& mo-
ofrecer entonces apoyo a los que ros en España, y del mismo mo-
consideraban capaceD de recons- do también aquellas guerras te-
tituir el poder ds los reyes de rribles quo pronto comenzaron
Israel y el de los emperadores dentro de cada pueblo entre I >9
de Constantinopla. La iglesia centros crecientes de soberanía:
investía los gobernantes que sur- lie de F r a n c e y Borgogne, Es-
gían, con su santidad; los coro- cocia e Inglaterra, Inglaterra y
naba como representantes de Francia, Lituania y Polonia, Mos-
Dios sobre la tierra; ponía a su cú y Tver, etc., condujeron, fi-
servicio la erudición y el talento nalmente, a lo mismo. Surgís-
de estadista de sus servidores; ron estados poderosos y las ciu-
les t r a í a sus bendiciones y sus dades tuvieron que entablar lu-
maldiciones, SUE> riquezas y fa cha no sólo con las federaciones,
simpatía que ella conservaba en- débilmente unidas entre sí, de
t r e los pobres. Los campesinos, Ion barones feudales o knyaziá,
a los cuales las ciudades no pu- sino con centros fuertemente or-
dieron o no quisieron liberar, ganizados que tenían a su dis-
viendo a loa burgueses impoten- posición ejércitos enteros de
tes p a r a poner fin a las guerras siervos.
interminables entre los caballe-
Lo peor de todo era, sin em-
Colección: SOCIOLOGICA
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N» 5 - El Problema Sexual Dr. O. Ilartfy
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N» 15 - El Apoyo Mutuo - Pedro Kropotbine (Quinta
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