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La clientelizacion de la etnicidad: hegemonia partidaria y subjetividades politicas indigenas Gaston GoRDiLLo University of British Columbia, Canad gordilloqwinterchangeubcca Recibido: 17 de octubre de 2008 ‘Aceptado: 21 de abil de 2008 ‘RESUMEN bibhiogrtias 1, Introduccién En tres oportunidades entre 2003, sgado de Juan Domingo Perén en el pats', Estos programas denunciaron Uno dels exponentes mis paradigmaticos del populism y nacioalismo de mediados el siglo XX en ‘Revista Expaiola de Aniropologia Americana 247 las formas de y candidatos hecho de que la mayor smo como de ascenden: ‘en la regién del Gran Chaco, como en Argentina. No obstante, lo que me iar aqui es el tipo de representaciones sobre lo indigena que aparecen zarlo como punto de partida para hacer jionamiento de las redes politicas hoy en dia hegeménicas en Formosa. En pa en ejemplos del oeste de la provincia (la region con la que fos de otros casos dentro de la geogr: nes de poder que colocan a la mayoria de la poblacién aborigen en ia las practicas denunciadas en «Telenoche investiga». tivas de las pr as indigenas y mostrar, a su vez, c6mo los aborigenes son actores que participan activamente en la produccion, reproduccién yeritica de redes clientelares: ie. relaciones de dependencia basadas en el intercambio {de votos por favores, bienes y recursos (ver Auyero 2001). Ello hace que acciones como las presentadas en «Telenoche Investiga», como la retencidn de documentos de identdado el intereambio de mereaderias por vos, sean realizadas no solo por po- politeo en Formosa est muy lejos de enfren por el otro, ‘blancos») y ‘iones clientelares en la provincia son tan fuertes y estan tan diseminadas que en al- ¢gunos casos la oposicién «aborigenes» vs. «criollos» queda desdibujada frente jones que se vuelven preponderantes en época de elecciones, tales como «copositor» con respecto a fran (como veremos mas adelante) Esta dindmica y en general | inante no como acciones «externas» is (ver Moore 2005). Alo jo de lazos con ONGS u organizaciones religiosas ‘caso de Lhaka Honhat) o ENDEPA (Equipo Nacional ta relativa auto- mn como fuerzas de relativa oposicién a los .@ pesar de que en la actualidad varios de jentelares-partidarias y de que, a su vez, 1 sus practicas y estrategias. En Formosa, mas alld fentes que menciono en las conclusiones, no han similares; no hay una organizacion interét- le a Lhaka Honhat (que aglutina a grupos wichi, chorote, tapiete y tobas, una agrupacin que exprese el tipo de (o obstante, y lismo politico de los dirigent litantes mapuche del CAL mando mi previo hilo argumental sobre la hegemonia, ello no sig luchas indi 1s fuerza o poder, sino que éstas se suelen ar a través de las pugnas q {que en Formosa no existan organ Chaco» y forjada en buena medida por campesinos y colons a venientes de Paraguay y el litoral (en el este), cri en un contexto en el que las n provinciales. El auge de la mi de la de 1970, comenzé a socavar este modelo, y para cuando la dictadura militar de 1983 lego a su fin, los grupos indigenas formoseiios comenzaron a participar cn las disputas pol provincia en forma ereciente y masiva. ‘Montados en su relativa visibilidad y sobre todo en su peso demogritfico-el la de la etnicidad de 2003 y 2007 Gi 70 % de los votos. En ido gobemador, en ambos sjes obtenidos por la formt % (Matacos), 88,75% (Ramon Itado de amplias mn aborigen como cri jas por el PJ en las comunidades aborigenes estén sometidas @ permanentes pre~ 16s y deben ser reproducidas a través de miltiples acciones y negociacioines, que incluyen un complejo entrecruzamiento de act nas y o-indigenas. ‘neste articul, ilustraré como este fendmeno afecta y a su vez moviliza subjetivi- dades politicas aborigenes con dos ejemplos de mi experiencia de trabajo de campo en este de Formosa. El primero se centra en ica de una asamblea realizada en las eventuales autoridades del Instituto de Comunidades Aborigenes smo indigenista provincial. El segundo ejemplo envuelve la dindmica jco-clectorales que se dan en el interior de comunidades tobas. En la 1 trabajo, analizaré como, a pesar de la fuerza hegeménica del Just- de las redes clientelares por parte de actores aborigenes les su vez algunos grupos han abierto ‘caso de Formosa, en este sen- dif undida visién que asume que los gru- a través de una etnicidad imaginada antes que entrelazada con ellos. pos indigenas actian politica ‘como opuesta al Estado y a la politica part 2. «Oficialistas» y por mer lugar, estas pr ser una disputa exclusivament de la presidencia del ICA esco os que eran en buena medida producto de la oposicon entre as dos sno formoserio, El eandidato toba respondia directamente era sobre todo pr largo de varios afios, antes que de una lealtad étnica prim el oeste de la provincia tienen pocos lazos cultu yy en varias oportunidades dirigentes tobas lo hubieran apoyado »». Poco después, lea por su «falta de repre- del ICA quedd sin resolver. El n Provincial y hasta hoy en dia igena que responde al Poder y el conflicto en torno gobierno logré imponer la reforma de la Constit el presidente del ICA sigue siendo una persona n cial, feresa resaltar aqui es como identidades de tipo étnico aparecen in- estas pujas, pero se despli antes que primordial, de la et Dato me refeie ahora ami segundo ejemplo, 3. Clientelismo, aboriginalidad y estrategias electorales itica en el seno de las comunidades tobas del oeste de Formosa panorama presentado en el caso anterior, lo es necesario idad. Y aqui ado en Formosa, jempo en comunidades wr que mucha gente se a menudo desplaza a marcadores Las razones de ello deben rastrearse en la historia de la produccién de etnicidades a region de Formosa. Antes de la llegada de los ciollos y el ejército a fines del cidn étnica XX los grupos del oeste formosefio comenzaron a migrar Jujuy y luego Salta, estas . 2006), hombres y m Gastin Gordillo. la lad luc los englobaba, junto con los demas grupos del Chaco (como los chorote, nivaclé yu “ rotulo: «indios» 0 «aborigenes». Sobre todo a partir de la para hacer desmontes formas de pago y condiciones labo- -cadas en los ingenios bajo condiciones similares, los chorote, wichi, tobas, gi y nivaclé desarrollaron una identidad comin como «aborigenes» que antes no 'y que al ser producida por la experiencia laboral en los cafiaverales adquii6 fuertes componentes de clase. Esta experiencia continud hasta fines de la década de indo los ingenios se mecanizaron y dejaron de et de clase que la gente ion de pobreza (ver Gor s estatales, ONGS y diversas iglesias que durante décadas estos grupos en tanto «aborigenes» marcados por una experi altermidad. Esta digresion historic: jjuega un rol prepot -s importante porque la posicién de sujeto «aborigenes»» r ser mayoria frente a los wichi y intendente del poblado de Pozo 4 para estos lideres de un partido que no fuera tejian sus tedes de se- Gaston Gondillo La clentlizactin deta eticidad © wiehi, quienes a su vez habian sido apoyados por un niimero muy considerable de votantes tobas. En esa época, mi sentido comin daba por sent como «tobas» deberia predominar casi naturalmente frente @ dad en la produccién de lealtades politics y, por ende, esa fragmentacién me perturbaba ¢ intrigaba. Mi actitud inicial ue interpretar este fenémeno como resultado de una suerte de «falsa conciencia» creada por el clientelismo y faccionalismo del PJ; esto «>, veia. al elientelismo como una fuerza que se imponia a los tobas desde un mbito exterior a ellos, los fragmentaba y les impedia ver que sus «verdaderos» intereses pa nfo «tobas», Poco a poco, me fui dando ‘in se basaba en una lectura engafiosa, su- expe- idades cuenta de que, en realidad, esta interp perficial yen ¥ Siguen constituyendo, las subjet aborigenes en la regién. Y esto me Hleva a mi discusion anterior sobre la aboriginalidad en el oeste de For- 'mosa como una posicién de sujeto que es tanto étnica como de clase. En este sentido, las razones que muchos tobas daban para no apoyar a algunos dirigentes de su propio grupo étnico era que éstos se estaban haciendo «ricos» con «la p de alguna forma traicionaba la moral a breza que los deberia det que si a través de favores mes, planes sociales 0 event “andidato wich o criol yar a paisanos tobas «ricos» (Gordillo 2002, 2006). La posicién de sujeto que pesaba por ende, uns identidad étnica: pero no una identidad en tanto ‘tobas» sino en tanto «aborigenes», que al estar asociada a la pobreza tiene compo- nentes de clase y define a lideres indigenas enriquecidos como personas alejadas de su aboriginalidad, Lo paradgjico, entonces, es que esta identidad éinica con elementos de clase hacia gue muchos tobas apoyaran a candidatos no-tobas, ya sca wichi o criollos. A ello se le sumaban rivalidades locales entre distintas comunidades y entre dirigentes dentro de una misma comunidad. El conjunto de estas pricticas estaba, a su vez, manipulada por las redes de punteros y facciones del PJ, que hacian que tanto los candidatos tobas mente «toda» 0 «wichin, sei los en vez de apo- ismo formoseiio. Antes que te tomaba sus decisiones segada o engafiada por u as sobre @ qui dito posible de las redes locales de poder. Como part de documentos de ident candidatos (tobas, wi ‘mesas de pensiones o pl sas promesas y engaf no les impedia, en cada elec- lizar el poder relative que les daba su voto para obtener algunos be- Revista Espatola de Antropotogia Americana 037 ). Pero lo que quiero resaltar experiencias son constitutivas de subjetivi- dades politicas, en un proceso en el que la etnicidad, la clase y el faccionalismo par- tidario convergen para producir un tipo histdricamente especifico de indigeneidad. ui es que, en el caso de Formos: 4. A modo de conclusién: etnicidades, hegemonias y contra-hegemonias Los ejemplos analizados en estas paginas confirman lo que ya numerosos antropo- mo smpo: que la etnicidad como marcador identitario la Cadena y Stam 200° 3s estereotipos que ain {al igual que cualquier otro actor social) actores politicos contradictorios y heteroge- nneos, que estin lejos de formar bloques homogéneos articulados a nivel politico ex- clusivamente por su etnicidad. Como Jo muestran los ejemplos anteriores, muchos la reproduccién de la he- am id as definidas por las pujas, smo provincial, creando un entramado donde lo en otras provincias argentinas, que tengan una cierta autono! io dominante, Pero esta hegemonfa, antes que neutraiz tenido por Roseberry, somunidades nos permite comprender, antes que la existencia de un supues la particular a que adquieren los contlictos y disensiones artic nde la emicidad te mis «progresista» que en provincias vecinas como Salta (por ejemplo en el Chaco (elo, donde siguen sin resolverse viejas demandas territoriales), Pero lejos de ser el resultado de la generosidad oficial, estas politicas han sido en buena medida pro- siones y demandas que diversos actores indigenas imponen a través telares-partidarias. No obstante, y a modo de cierre, es importante resaltar que, siendo un campo per- manente de disputa, la hegemonia del PJ en Formosa esta moldeada por tensiones que nos momentos sacan a la luz, por un lado, las contradicciones en las pricticas oficiales asi como sus componentes represivos, y por el otro, la creacién por parte de actores aborigenes de mayores espacios de autonomia frente a dicho partido. Un ejemplo de lo primero fue la violenta y masiva incursion que la policia provin- cial realiz6 en agosto de 2002 en el Barrio Namgom en las afueras de la ciudad de Formosa, con motivo de la muerte el dia anterior de un policia en un campo privado 4 unos 20 kilémetros de la ciudad, supuestamente como resultado de un enfrenta- miento con cazadores tobas del barrio. En esta incursién, alrededor de cien oficiales de policia realizaron un «rastrillaje» en todo el barrio que incluyé sacar de sus casas mn (que en su gran mayoria apoyaron la medida y resucitaron v aginarios sobre el salvajismo indigena) (Vivaldi 2007). Otro ejemplo del doble discurso oficial fue el hecho de que la Constitucién Provincial reformada en 2003 excluyé varios de los puntos reclamados por dirigentes aborigenes, como la i clusion del convenio 169 de la OIT (que fuera previamente adoptado por el gobierno nacional y reconoce importantes derechos politico-culturales a los grupos indigenas). Ello en su momento generé abiertas criticas al gobiemo de Insfrin entre dirigentes aborigenes por no cumplir con su supuesto compromiso con los derechos indigenas, Como contrapartida de estos procesos, me interesa mencionar aqui dos ejemplos que muestran cémo algunos lideres y militantes aborigenes formosefios han logrado crear espacios de relativa autonomia frente al PJ. El primero lo constituye la Comisién de los Pueblos Indigenas de la Cuenca de 001. El antecedente de esta entidad fue una comisién simi icomayo) organizada en el oeste de Formosa con motivo di Icomayo en 1996, originada por la sedimentacién de los canales construidos por los gobiemos de Argentina y Paraguay en el extremo noroeste de la provincia para garantizar el flujo de a En aquel entonces, aquella comisi6n constituy6 un importante es ‘demandar la realizacién de obs Pilcomayo en Formosa (Gi mayo, no solo de Salta y Formosa sino también de y Paraguay. Rebat ‘Comisién de los Pueblos Indigenas de la Cuenca del ‘mayo», esta entidad se transforms en un espacio articulador de solidaridades i nicas, inter-provinciales ¢ internacionales. Ello ha creado un ambito de debate y Revista Espaola de Antropologia Americana 259 la inacion de las aguas y las demandas jpoyo de Varias ONGs, principalmente Abogados de 1947 cerca de y respondiendo a una demanda de la Fede- los varios sitios conocidos ho de que la causa judi hace que esta demanda n smo formosefio, Pero ini ican una critica abierta a la nal (que en Formosa es celebrada a nivel 10 uno de los gjes de la identidad provincial) y erean el tipo de pricticas p Extos dos ejemplos, actores indigenas logran abrir espacios novedosos en los inste partidaria existente en Formosa. Retomando lo sefialado al comienzo de este trabajo, los programas de «Telenoche Investiga» capturaron parte de la realidad politica experimentada por muchos abori- genes formoseiios pero de una manera que pasa por alto -como suele ser el caso en coberturas medidticas de este tipo las complejidades étnico-politicas que existen den- {ro de sus comunidades. Como espero haber mostrado hasta aqui, una lectura dindmica ctnogritfica del concepto de hegemonia permite dar cuenta de algunas de estas com- incluyen la participacién de actores indigenas tanto en la recreacién tica. Los diversos procesos aqui analizados -hegemnicas pueden adquirir muy diversas recién examinadas, son producidas por actores | del partido dominante; pero muchas otras implican, ntal con las relaciones hegemdnicas de las que son parte, un, ‘campos de fuerza que definen a toda hegemonia y con- is de la hegemonia tre-bopemonia AGRADECIMENTOS. zgentino de Antroy agradezco a Marana Gomez y Ana i sus detallados comentarios criticos a un borrador 260 lopkins University Press Claudia Burones 1996 1m Africa, Chicago: Univ (Comano®F, John, y Jean ComaRorF joulder: Westview Press mn Vol. 2: The Dialecties of Modernity on a Sout Chicago: University of Chicago Press. Apr Conkuin, Beth 1997 «Body Paints, Feathers, and VCRs: Aesthetics and Authenticity in Amazonian Ac- tivismy. 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