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ANTES DE INICIAR CLASES: ¿CÓMO ESTÁ EL LENGUAJE DE MI HIJO?

Por: Néstor Antonio Pardo Rodríguez


Terapeuta del Lenguaje / Fonoaudiólogo Escolar
Titulado por la Universidad Nacional de Colombia
nestorpardo2000@yahoo.com
WhatsApp + 57 3148550899

Antes del inicio del año escolar y de apoyos o nivelaciones académicas, es conveniente
(prácticamente imprescindible) la evaluación por parte del Terapeuta del Lenguaje /
Fonoaudiólogo.

Este profesional se encarga de evaluar el nivel de desarrollo del lenguaje y de las diversas
modalidades comunicativas. Dentro de esto, el nivel de vocabulario y categorización semántica; el
manejo pragmático de la comunicación; las habilidades y competencias comunicativas (oral,
escrita, no verbal); la conciencia fonológica; y alteraciones en la audición, habla, deglución, etc.

La forma básica de comunicación de una persona es el discurso, el cual puede ser oral, escrito,
kinésico, no verbal y por lo general una combinación de los anteriores. Para lo anterior se requiere
competencia lingüística (conocimiento y dominio de la lengua o idioma), pero más allá, la
competencia comunicativa (Hymes, 1972), referida al uso del discurso en actos de comunicación
particulares, concretos y sociales e históricamente situados, mediados por el lenguaje.

El lenguaje, a su vez, es una facultad de la mente humana con base en la cual se codifica o
descodifica un mensaje, operacionalizada mediante una estructura neuropsicológica que está
conformada por una red de alta complejidad de mecanismos y centros nerviosos especializados
genéticamente, desarrollados durante la evolución del hombre, y un proceso de aprendizaje
fundamentado en las experiencias cotidianas y la interacción social del individuo.

La Terapia del Lenguaje / Fonoaudiología es la disciplina profesional de la Ciencia de la


Comunicación Humana y sus Desórdenes, cuyo objeto de estudio es el proceso de interacción
comunicativa del hombre, visto como el intercambio de mensajes en forma intencional y relevante
entre dos o más participantes conscientes, y orientado a la aparición de una conducta o actitud
cognitivo - comunicativa que permita el acceso al conocimiento. Ante todo, busca el bienestar
comunicativo de las personas que propicie un adecuado desempeño social y educativo.

En los cursos tradicionales de español y literatura, la enseñanza se suele reducir a enfatizar la


importancia de la gramática, en cuanto ésta permita alcanzar una buena redacción. Es decir, la
construcción de textos “correctamente” escritos, según los cánones establecidos por las
autoridades del idioma.

Sin embargo, no hay que olvidar que comunicarse no es solo gramática. El proceso de la
comunicación consiste en la transmisión, hombre a hombre, de significados con cierto contenido
intelectual o cognitivo, para evocar en otra persona el mismo contenido, lo cual implica que no es
un simple envío de información con destino a una masa amorfa, sino el intercambio conceptual
entre dos o más interlocutores conscientes, fundamentado en el análisis y orientado a la aparición
o modificación de una conducta.
Retornado a los aspectos evaluados y tratados por el Terapeuta del Lenguaje / Fonoaudiólogo
Escolar, uno de ellos es la cantidad de vocabulario de la persona y su manejo adecuado, dentro de
lo semántico (léxico) y lo pragmático (intencionalidad y aplicación en el contexto). Esta idea de la
significación como dimensión importante del discurso, y como prioridad del desarrollo cultural de
los sujetos, está muy cerca de la concepción vygotskyana, en el sentido de comprender el
desarrollo del sujeto en términos de desarrollo de la función simbólica, diálogo con la cultura,
contacto entre la mente del sujeto y la cultura.

Goodman (1969) expresa que cada niño lleva a la escuela 5 o 6 años de lenguaje y experiencia.
Estos vitales elementos se desarrollan fundamentalmente a través del juego, ocupación primordial
en esta etapa de la vida, el cual sirve como organizador de elementos sensoriomotores,
emocionales, perceptivos, cognoscitivos y lingüísticos que ayudan a crear un modelo interno de sí
mismo y del mundo externo que lo rodea. Jugar involucra la posibilidad de aprender, comunicarse,
modificar, variar, crear, cambiar y el ajuste frente a situaciones y elementos nuevos. Los niños que
no aprenden a jugar, debido a padre y ambientes poco estimulantes, manifiestan problemas en la
escuela y en las situaciones sociales.

El estudiante que no posee un nivel suficiente de vocabulario que le permita tener una adecuada
competencia lingüística y comunicativa, va a presentar notorias dificultades en la definición de
términos, categorización semántica, manejo de ideas principales y secundarias, entre otros, que
van a afectar la comprensión y expresión del discurso, en sus diversas modalidades.

Stemberg y Powell (1983) insisten en que los buenos lectores combinan la información escuchada
o leída con su propio "conocimiento del mundo" en la memoria semántica, para crear una nueva
entidad dentro de la cabeza, que representa el significado del texto o discurso. Y Miller (1979)
explicita que el significado que cualquier elemento tiene para una persona consiste en la historia
total de su interacción con dicho elemento. Obviamente, tal interacción no implica en forma
exclusiva la "manipulación física" del mismo, sino el acceso cognitivo al concepto. De tal manera,
el niño que tenga un insuficiente o imperfecto conocimiento del mundo debido a deficiencias en
alguno o algunos de los factores antes mencionados no estará listo para el procesamiento
semántico de la lectura y la escritura.

Tal información escuchada depende de la atención, discriminación y percepción auditiva,


mediadas por la escucha activa y la conciencia fonológica. Las fallas en estos procesos pueden
llevar a retrasos de habla y lenguaje, alteraciones de la pronunciación y errores en la lectura y
escritura, entre otros.

Se hace necesario, entonces, un abordaje profundo y sistemático para llevar al niño a un estado
eficaz y eficiente de comunicación para la interacción intersubjetiva esencial en la adquisición del
conocimiento académico o general.

Por ello, el Fonoaudiólogo tiene la responsabilidad de profundizar en el estudio de estos eventos y


realizar la correspondiente intervención, liderando la participación activa de los educadores, la
familia y la comunidad.

Acude al Terapeuta del Lenguaje / Fonoaudiólogo, antes de vincular a tu hijo a cualquier tipo de
intervención educativa.

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