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I.- OBJETO:
Que en virtud del carácter mencionado, vengo en tiempo y forma a plantear formal
impugnación administrativa –Art. 41 del Reglamento de Concursos Públicos de
Antecedentes y Oposición – respecto de la calificación de la entrevista personal –Art. 36
y cc. del Reglamento- que resulta del puntaje individual asignado por el Sr. Consejero
Gustavo Olivera, a raíz de los antecedentes y argumentos que expresaré a continuación.-
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II.- IMPUGNACIÓN:
El día 31 de julio del corriente año, en oportunidad de ser entrevistada por el consejo de
la Magistratura, el Consejero Olivera manifestó una actitud hostil hacia mi persona.
Me realizó sólo dos preguntas en forma confusa, relacionadas con el fallo Arancibia
Clavel, y los tratados de derechos humanos. Ninguna de las repuestas que le daba lo
conformaban, gesticulando como que no sabía nada. Ante tal actitud le manifesté que
no entendía lo que me estaba preguntando, que me repitiera la pregunta. Luego no me
realizó ninguna otra pregunta, relacionada con otro tema. Era evidente que contestara lo
que contestara, él estaba dispuesto a no conformarse con cualquier respuesta que le
diera.
Recuerdo a los Sres. Consejeros, que estas preguntas técnicas que el consejero Olivera
me realizara en la entrevista personal fueron realizadas por la Dra. MARIA ANGELICA
GELLI en oportunidad del examen técnico, mereciendo al respecto la más alta
calificación.
El día 1º de agosto del presente año, en el diario Río Negro tomé conocimiento de una
noticia referida al cuestionamiento que realizan los trabajadores judiciales a la
designación de una de las postulantes para el cargo.
Textualmente dice en el segundo párrafo de la noticia de referencia: “Se refirieron
además a Gustavo Olivera, integrante del Consejo de la Magistratura que- indicaron-
repudia las denuncias contra Rossi, “a las víctimas de su accionar y descalifica las
actuaciones sumariales que se le siguen en un claro apoyo a su candidatura para
camarista intentando limpiarla de los antecedentes que obturan su tránsito hacia la
Cámara”.
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relacionada a la situación del integrante del Consejo de la Magistratura Dr. Gustavo
Olivera. El nombrado, en su reciente presentación ante la H. Legislatura Provincial en la
que pide la apertura del juicio político contra todos los integrantes del Excmo. T.S.J.
(Ud. inclusive), hace el panegírico de la Dra. Rossi, elevándola prácticamente a la
cumbre de la jurisdicción y las máximas virtudes republicanas. Pero no se queda en ello
solamente sino que repudia las denuncias en contra de Rossi… ”
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Serán causas legales de recusación:
1° El parentesco por consanguinidad dentro del cuarto grado y segundo de afinidad
con alguna de las partes, sus mandatarios o letrados.
2° Tener el juez o sus consanguíneos o afines dentro del grado expresado en el inciso
anterior, interés en el pleito o en otro semejante, o sociedad o comunidad con algunos
de grado expresado en el inciso anterior, interés en el pleito o en otro semejante, o
sociedad o comunidad con algunos de los litigantes, procuradores o abogados, salvo
que la sociedad fuese anónima.
3° Tener el juez pleito pendiente con el recusante.
4° Ser el juez acreedor, deudor o fiador de alguna de las partes, con excepción de los
bancos oficiales.
5° Ser o haber sido el juez denunciador o acusador del recusante ante los tribunales, o
denunciado o acusado ante los mismos tribunales, con anterioridad a la iniciación del
pleito
6° Ser o haber sido el juez denunciado por el recusante en los términos de la ley de
enjuiciamiento de magistrados, siempre que el Tribunal Superior de Justicia hubiere
dispuesto dar curso a la denuncia.
7° Haber sido el juez defensor de alguno de los litigantes o emitido opinión o
dictamen o dado recomendaciones acerca del pleito, antes o después de comenzado.
8° Haber recibido el juez beneficios de importancia de alguna de las partes.
9° Tener el juez con alguno de los litigantes amistad que se manifieste por gran
familiaridad o frecuencia de trato.
10° Tener contra el recusante enemistad, odio o resentimiento, que se manifieste por
hechos conocidos. En ningún caso procederá la recusación por ataques u ofensas
inferidas al juez después que hubiese comenzado a conocer del asunto.
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No será nunca motivo de excusación el parentesco con otros funcionarios que
intervengan en cumplimiento de sus deberes.
Como lo sostienen los reconocidos juristas, Dr. Roland Arazi y Jorge A. Rojas: la
imparcialidad del juez se constituye en un presupuesto básico que la ley procesal ha
establecido en resguardo del debido proceso legal, viniendo a constituirse la recusación
y la excusación; en un mecanismo tendiente a la regularización de la composición del
órgano jurisdiccional.
Reiterada jurisprudencia ha resuelto que la excusación tiene por finalidad asegurar una
recta administración de justicia y una conducta imparcial e independiente a los
magistrados, obligados a actuar objetivamente y con neutralidad, y hacer insospechables
sus decisiones. Cf. CNFed. CAdm., sala II, 26-11-2002, “ Entel - en liquidación – Inc.
exc. c/Natelco S.A. s/ Contrato Administrativo” .
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Este artículo no limita la excusación a los supuestos taxativamente enumerados en el
artículo 17 del mismo código, sino que también autoriza a hacerlo cuando existan otras
causales que le impongan al magistrado abstenerse de conocer en el juicio fundadas en
motivos graves de decoro y delicadeza. Cf. CNCiv. Sala C, 20-8-2002, “Llamas, Juan
M. c/ De Romaris, José”.
Con respecto al Art. 32, la falta que establece la norma es tan grave que expone al juez
que haya omitido el deber de excusarse a las sanciones previstas en la ley de
enjuiciamiento de magistrados. En el caso específico del Consejo de la Magistratura a
la sanción de remoción, conforme Art. 3º y 4º de ley 2533.
Que no puedo dejar de resaltar a los consejeros en esta instancia, que al evaluar a otro
de los postulantes, específicamente al Dr. Saguez, manifiesta textualmente: “… Que
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La actuación y posteriores calificaciones realizadas por el consejero Olivera transgreden
una prohibición expresa de la ley Nº 2.533, que específicamente establece, en su
Artículo 10; que todo consejero que se encuentre comprendido en alguna de las
causales de recusación deberá excusarse.
Por considerar que estas afirmaciones no son imparciales, y además son agraviantes a
mi persona; me permito responder a cada una de ellas.
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1º) En el transcurso de la entrevista, la cual duró aproximadamente una hora, fui
interrogada por todos los consejeros sobre distintos temas. Las respuestas dadas a cada
una de ellas manifestaron una postura o posición en temas referentes al manejo del
personal en el juzgado, a la función del juez, al rol de la justicia, a distintos problemas
sociales, a la procedencia de la prisión preventiva, a la contaminación en la zona, a los
derechos de las comunidades indígenas, a los cortes de rutas, al tipo de causas que se
manejaban en la Circunscripción Judicial, etc., etc. etc. Esa toma de posición a las
distintas preguntas, evidenciaron una postura crítica de mi parte.
La afirmación del Dr. Olivera: “… la Dra. Demiz me convence como una persona
carente en absoluto de crítica...”, no puede ser considerada seriamente.
Prueba de ello es, que el resto de los consejeros, (a diferencia de Olivera), se mostraron
interesados en saber cuál era mi opinión en distintos temas; y en su calificación
demuestran lo contrario. Con más o menos puntuación, ninguno de ellos me calificó
como una persona carente en absoluto de crítica. Es más, el Consejero ENRY
REBOLLERO, que me calificó con cinco puntos, demostró durante mi entrevista una
actitud de respeto, y de interés a mis opiniones. Lamentablemente no puedo decir lo
mismo del consejero OLIVERA, que contrariamente se mostró hostil desde el inicio de
la entrevista, y totalmente desinteresado a mis opiniones. Evidentemente, antes de
iniciada la entrevista, tenía intención de ponerme cero.
2º) Continúa el Dr. Olivera diciendo: “… Si bien de 10 palabras dos eran derechos
humanos estoy convencido que no podría resolver en base a ellos. Cita el fallo
Arancibia Clavel y desconoce por completo los hechos y sus fundamentos y no puede
explicar porqué nuestra constitución admite explícitamente en unos casos e
implícitamente en otros la aplicación de normativa internacional...”
Como señale precedentemente el Consejero Olivera me realizó sólo dos preguntas en
forma confusa, relacionadas con el fallo Arancibia Clavel, y los tratados de derechos
humanos. Ninguna de las repuestas que le daba lo conformaban, gesticulando como que
no sabía nada. Ante tal actitud le manifesté que no entendía lo que me estaba
preguntando, que me repitiera la pregunta. Luego no me realizó ninguna otra pregunta,
relacionada con otro tema. Era evidente que contestara lo que contestara, él estaba
dispuesto a no conformarse con cualquier respuesta que le diera.
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Estas preguntas técnicas que el consejero Olivera me realizara en la entrevista, personal
fueron realizadas por la Dra. MARIA ANGELICA GELLI en oportunidad del examen
técnico, mereciendo al respecto la más alta calificación.
Por ello sostengo que es inconcebible que este señor manifieste que desconozco por
completo los hechos y sus fundamentos y que no puedo explicar porqué nuestra
constitución admite explícitamente en unos casos e implícitamente en otros la
aplicación de normativa internacional.
Me pregunto lo siguiente: ¿Quién sabe más de Derecho Constitucional, la Dra. MARIA
ANGELICA GELLI o el DR. GUSTAVO OLIVERA?.
Desconocía por completo, que el Dr. Olivera fuera también especialista en derecho
constitucional.
¿Puede un consejero evaluar temas técnicos que ya fueron sometidos a evaluación, por
parte del jurado académico?. ¿Puede un consejero poner un cero, formulando las
mismas preguntas que merecieron una máxima calificación por parte de una jurista,
como es la Dra. María Angelica Gelli?. Es evidente que no; porque de sostenerse lo
contrario, no tendría sentido la metodología adoptada por la normativa de Concursos.
Como lo señala el reglamento de Concurso en su Artículo 36: La entrevista personal
tendrá por objeto valorar su motivación para el cargo, la forma en que desarrollará
eventualmente la función, capacidades para la gestión de personal, sus puntos de vista
sobre temas básicos de su especialidad y sobre el funcionamiento del Poder Judicial, su
conocimiento respecto a la interpretación de las cláusulas de la Constitución Nacional y
de la Provincia del Neuquén, así como los principios generales del derecho.
Serán valorados sus planes de trabajo, los medios que propone para que su función sea
eficiente y para llevar a la práctica los cambios que sugiera; asimismo sus valores
éticos, su vocación democrática y por los derechos humanos, y cualquier otra
información de interés público que, a juicio del Pleno, sea conveniente requerir.
En el ámbito señalado por el art. 36 debía manejarse el consejero Olivera, y no en
temas técnicos, que ya fueron evaluados por personas con amplio conocimiento en la
materia.
3º) Continúa diciendo el Dr. Olivera: “… Es más, no considero que tenga independencia
de criterio conforme pide sea el TSJ quien regule las cuestiones atinentes a la libertad de
expresión e información. Dice concretamente que el TSJ debe dar directivas claras en
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cuanto a la información a dar a la prensa, contraviniendo el derecho a los habitantes a
una información fidedigna y el derecho de todos, inclusive a los jueces a informar y
expresarse...”
Recuerdo a los consejeros que ante la pregunta de uno de los consejeros, referente a que
opino sobre los jueces mediáticos, respondí lo siguiente:
Que no estaba de acuerdo con esa metodología. Que a efectos de no poner en riesgo
los procesos judiciales, (en referencia a la imparcialidad de los jueces sobre futuras
resoluciones), era conveniente que el TSJ, por intermedio de su oficina de prensa
organizara la información a difundir a través de los medios de comunicación.
En ningún momento expresé o dejé entrever, que los habitantes no tengan derecho a
una información fidedigna y mucho menos que los jueces no tengan derecho a
informar y expresarse. Estas son opiniones vertidas por el consejero Olivera, con el
objetivo de justificar su arbitrario accionar, al calificarme.
Recuerdo que nuestra legislación, expresamente el Código Procesal Civil y Comercial
de la Provincia establece, en el Artículo 17 entre otras causales de Recusación con
expresión de causa la siguiente: “… Serán causas legales de recusación…7° Haber
sido el juez defensor de alguno de los litigantes o emitido opinión o dictamen o dado
recomendaciones acerca del pleito, antes o después de comenzado.”.
Cuando opiné que era conveniente difundir la información por intermedio de la oficina
de prensa del TSJ, era a efectos garantizar la imparcialidad en los procesos en marcha.
Como bien lo sostiene la Dra. María Angelica Gelli: “… la imparcialidad es una
cuestión problemática que resuelven, en general, las leyes adjetivas o procesales,
mediante instituciones como la recusación o la inhibitoria... ”.Cf. Página 230,
Constitución de la Nación Argentina, comentada y concordada. María Angelica Gelli.
Editorial La Ley.
A esta relación existente entre dar información a la prensa en los procesos Judiciales
en marcha, a la imparcialidad y a las causales de recusación y excusación; me estaba
refiriendo cuando formulé esa opinión, que deliberadamente tergiversa el consejero
Olivera.
Es notorio que al Dr. Olivera no le interesa respetar esta normativa. Prueba de ello, es
que en base a las causales de recusación y excusación; debió excusarse de participar en
este concurso luego de efectuar la defensa pública de una de las postulantes.
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4º) Continúa diciendo el Dr. Olivera: “… Que remito también al informe psicotécnico.
Que este grado de dependencia descalifica a la Dra. Demiz para ocupar el cargo que
pretende… ”
En este punto me remitiré a las CONCLUSIONES del informe psicoevaluativo, que
textualmente dice:
CONFIDENCIAL
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dejó sin efecto la terna que había aprobado en Consejo de la Magistratura y mandó que
el organismo la elaborara “observando el requisito de publicidad y adecuada
motivación” …”. Cf. Página 326, Constitución de la Nación Argentina, comentada y
concordada. María Angelica Gelli. Editorial La Ley.
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La motivación del acto administrativo tiene por objeto exteriorizar el íter psicológico
que ha inducido al titular del órgano a emanar el acto, de forma tal que haga posible
conocer los momentos fundamentales del razonamiento. Para poder apreciar en qué
medida un acto es conforme al fin que para él quiere el ordenamiento jurídico, es
necesaria una fundamentación precisa y clara, que exprese las razones específicas que
en el caso particular inducen a la Administración a la emanación de un determinado acto
(conf. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, Sala III,
1997/07/03, “Maruba S.C.A. c./Ministerio de Economía y Obras y Serv.Públicos”, La
Ley, 1998A151).
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En cuanto al aspecto funcional, el órgano en cuestión despliega una actividad
materialmente administrativa. Comadira, Julio R., “La ubicación institucional del
Consejo de la Magistratura y el control judicial de algunas de sus decisiones”, en V.A.,
Jornadas Internacionales sobre el Consejo de la Magistratura, Bs. As., 1999, p. 173,
174 y ss.; Ello torna pertinente la exigencia de motivación, que, como es sabido, viene
impuesta para otras esferas del quehacer estatal como presupuesto de la actuación válida
del poder público.
Por su contenido esencial, la valoración de la entrevista personal, se expresa en el
resultado de la evaluación realizada por los Consejeros. Al tiempo que se nutre de una
ponderación y valoración de los méritos acreditados por los postulantes, con la
objetividad e imparcialidad propias de la función encomendada al citado órgano.
Pues bien, la señalada condición atribuida al acto en cuestión, torna aplicable la regla
que impone al consejero Olivera, el deber de motivar su determinación. Esta
obligación, como modo de reconstrucción del iter lógico seguido por la autoridad para
justificar el acto administrativo de alcance particular que afecta situaciones subjetivas, a
más de comportar una exigencia inherente a la racionalidad de su decisión, así como a la
legalidad de su actuar y ser, también, derivación del principio republicano de gobierno
es postulada prácticamente con alcance universal por el moderno derecho público
(CSJN, Fallos 315: 2771, 2930; 319: 1379; 320: 1956, 2590; 321: 174; 322: 3066; 324:
1860).
b) La índole del cometido constitucional del Consejo de la Magistratura determina la
necesidad de motivar sus decisiones. En la amplitud de las atribuciones de selección
conferidas al Consejo por la Constitución (Art. 251) como por su ley reguladora Nº
2533, no cabe afincar la inexigibilidad de la motivación.
Si bien es cierto que la observancia de este requisito esencial no puede desvincularse del
alcance de las potestades atribuidas a la autoridad administrativa por el ordenamiento
(doct. CSJN, Fallos 308: 132) no lo es menos que su modo de concreción depende en
cada caso del contenido de la atribución involucrada y, por ende, del objeto del acto que
la ejercita o expresa. En otros términos, el recaudo de suficiente motivación debe
adecuarse, en cuanto a la modalidad de su configuración, a la índole particular de cada
acto administrativo (CSJN, Fallos 324: 1860).
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En la especie, se trata de una evaluación, concepto que obviamente supone dar cuenta
de un proceso intelectivo y valorativo que justifica lo decidido o propuesto. Forzoso es
concluir que semejante determinación debe hallarse fundada. Más aún en este caso
particular, donde la nota fue cero, produciéndome perjuicio, al promediarse con el resto
de las calificaciones de los consejeros.
c) Por otra parte, exigir que la calificación (en el caso totalmente denigrante en mi
calidad de postulante a un cargo judicial), surja de un acto fundado, no importa
consagrar un avance impropio sobre las competencias constitucionales del Consejo de
la Magistratura; en tanto que al consagrar esta exigencia se auspicia, en todo caso, el
control de la justificación de la decisión valorativa y no, en principio, el de la valoración
misma llevada a cabo.
La propia naturaleza de la actuación involucrada, esto es, el tratarse de una evaluación,
conlleva, de suyo, la exposición del razonamiento justificador.
El actuar del Consejo, conforme al trámite disciplinado en la norma objetiva no refleja
sino el ejercicio de la potestad administrativa con ajuste a la garantía del debido proceso
adjetivo, mientras que el fundar sus decisiones conlleva el respeto al principio
republicano de gobierno. Esto último implica, a dar cuenta de las razones por las cuales
el Sr. Olivera pone cero. Allí radica el vicio de legalidad.
Sin motivación, resulta inverosímil predicar la legitimidad de la evaluación establecida
por el consejero.
La razonabilidad es un requisito esencial de legitimidad que deben observar todos los
actos de las autoridades públicas, entre cuyas manifestaciones se exige la
fundamentación suficiente de la decisión que se adopte para justificar su dictado, en
especial en materia de facultades discrecionales. Ello, con el fin de evitar que se
desvirtúen el principio republicano, que impone a los órganos administrativos dar
cuenta de sus actos, se afecten los derechos de impugnación de los particulares
afectados y se impida la revisión judicial de la legitimidad y razonabilidad de tales actos
( Corte Suprema de Bs. As. causas B. 49.238, “Salanueva”, 31184; B. 48.482, “Salinas”,
sent. de 30687, “D'Gregorio Hnos.”, sent. de 7688, “González Menéndez”, sent. de
27988, “Mendoza”, sent. de 31790, “Pereyra”, sent. de 28295, “Gómez”, sent. de
6896; B. 54.506, “Romero”, “Viera”, sent. de 21297; B.56727, “Blasetti”, sent. de
3111998, etc.)
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De allí pues que, de acuerdo al reiterado criterio de los Tribunales, la deficiencia en la
motivación del acto administrativo, lo torna irrazonable y, por tanto, conlleva su nulidad
(Suprema corte de Bs. As. Causas B. 55.490, “Arrambide”, sent. de 2162000; B.55.953,
“Lozano”, sent. de 722001; B.58.345, “Lara”, sent. de 952001; B 55.957, “Menéndez”,
sent. de 1292001, entre muchas más).
Si, tal cual resulta en la especie, no existe motivación justificadora de la nota CERO
impugnada, entonces, la determinación cuestionada, debe ser dejada sin efecto. Porque
la absoluta falta de motivación apareja la arbitrariedad de las decisiones adoptadas (o
bien, su irrazonabilidad, en términos de la jurisprudencia citada supra.
Como pueden apreciar los consejeros, sólo estoy cuestionando la calificación del
Consejero Olivera, en función de todas las consideraciones vertidas en este escrito de
impugnación. Considero que cuanto menor es la calificación puesta por un consejero
mayor motivación y fundamentación debe tener su decisión discrecional. De sostenerse
lo contrario se estaría avalando la arbitrariedad, concepto rechazado por todo nuestro
ordenamiento jurídico.
Por otro lado, en la calificación a la Dra. Graciela Rossi, como ya lo venía sosteniendo
públicamente antes de sustanciarse el concurso, no ahorra elogios; poniéndole la
máxima calificación posible (veinte puntos). Asimismo manifiesta que el examen
psicotécnico coincide con su opinión. No me extrañaría, que ese examen psicotécnico
(al que hace referencia) no sea mucho mejor que el mió.
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¿Cuá es el objetivo de la impugnación en esta instancia? Entre otras causales, es
evidente que una de ellas es evitar la arbitrariedad por parte de los consejeros.
¿Qué prueba más patente de la arbitrariedad en que ha incurrido el Sr. Olivera, cuando
realizó las conductas que se detallan a continuación?
1º) No se EXCUSÓ teniendo la obligación legal de hacerlo, siendo ello causal de mal
desempeño, conforme art. 4 y 10 de ley 2533, y art. 17 y 30, y 32 de Código de
Procedimiento de la Provincia de Neuquén;
2º) Formuló preguntas técnicas que ya habían sido evaluadas;
3ª) Tuvo una actitud totalmente hostil hacia mi persona, inmediatamente después de
haberse iniciado la entrevista, moviendo la cabeza negativamente, cuando respondía las
preguntas.
4ª) No me realiza ninguna de las preguntas que denoten mi idoneidad para el cargo
conforme lo determina la ley, y que sí realizara el resto de los consejeros,
5ª) Me pone un cero porque se le ocurre, sin dar ningún tipo de fundamentación como
lo exige la constitución nacional y lo sostiene reiterada doctrina y jurisprudencia.
6º) Tergiversa, mis opiniones y miente con respecto a las conclusiones de mi informe
psicotécnico.
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La arbitrariedad, por su parte, es la manifestación caprichosa sin principios jurídicos,
involucrando los conceptos de irrazonabilidad e injusticia. Se exterioriza inclusive
cuando aún apareciendo el acto o la omisión formalmente fundados en ley, ésta es
aplicada con error inexcusable, exceso ritual o autocontradicción, o bien las conductas
cuestionadas derivan de la transgresión de las reglas del debido proceso.
Ambos extremos se evidencian en forma manifiesta, o sea de un modo descubierto,
patente, claro, ostensible, palmario, notorio.
Asimismo pido que se le inicien actuaciones por mal desempeño de sus funciones,
conforme lo determina art. 4º de ley 2.533.
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La inclusión del consejo de la magistratura en el nuevo diseño institucional puede
resultar efectivamente útil para contribuir a la solución de algunos de los problemas que
afectan a la Justicia, en particular los vinculados a la independencia, imparcialidad e
idoneidad de los jueces.
De acuerdo a las ideas expuestas, se delineó la conformación del Consejo de la
Magistratura como un organismo con legitimidad democrática, que pueda legitimar, a su
vez, los nombramientos de los jueces que designará y que estuviera compuesto de modo
tal que la participación representativa de los interesados pueda potenciar la eficiencia de
sus decisiones, incluyendo a los grupos especialmente aptos para contribuir a la mejor
selección.
Este nuevo Consejo de la Magistratura supera ampliamente al sistema de designación de
jueces que lo precedía y su especial diseño resulta funcional para los fines de su
creación.
Ahora, en base a las consideraciones precedentemente expuestas, me pregunto lo
siguiente: ¿Actitudes ilegales y arbitrarias, como la del consejero Olivera, no
desprestigian la institución?, ¿Los reiterados cuestionamientos publicados en los medios
de prensa hacia su persona, contribuyen a la legitimación de los jueces que resultan
seleccionados?. Evidentemente, que no. Actitudes como las denunciadas, no sólo
desprestigian la institución, sino que desprestigian al poder judicial.
Estas manifestaciones resultan de puntual aplicación al sistema de selección y
evaluación de postulantes. Como he señalado, el Consejo es un órgano
constitucionalmente investido de la facultad de materializar esas actividades, concebido
con una composición plural y equilibrada con la finalidad de jerarquizar al Poder
Judicial y desterrar prácticas anacrónicas en la designación de los jueces. Ahora bien,
para llevar a cabo su misión legal y reglamentariamente, el Consejo cuenta con un
diseño procedimental determinado y, paralelamente, quienes concursan para acceder a
las funciones judiciales tienen derecho a que sean respetadas las garantías
constitucionales que les asisten. En mi caso, el Consejero Olivera no ha respetado el
debido proceso y los mecanismos que la Constitución, la ley y el reglamento imponen
para materializar la selección, dentro de las competencias propias y con las
formalidades que su ejercicio requiere.
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El mecanismo de selección de jueces y funcionarios judiciales arbitrados por la
constitución, y por su ley, tienen en cuenta además de los antecedentes, la realización de
una evaluación técnica y la entrevista personal.
La colaboración de juristas reconocidos que exige la constitución provincial tiene por
objetivo, asegurar que las personas que evalúen técnicamente a los candidatos posean
un elevado conocimiento en la materia del derecho a evaluar.
Por su parte, los requisitos exigidos a los consejeros para conformar al consejo de la
magistratura, tienen por objetivo garantizar que las personas que van a seleccionar
candidatos a jueces y funcionarios; reúnan como mínimo las mismas cualidades que los
postulantes. Específicamente, deben poseer condiciones éticas, morales, de
transparencia, de imparcialidad, de decoro y delicadeza.
Un consejero que se ha manejado impunemente, propiciando opiniones, defensas e
incluso formulando recomendaciones para beneficiar a una de las candidatas a evaluar,
que se maneja arbitrariamente fuera de toda lógica y de sentido común; no reúne las
condiciones para el cargo que está desempeñando. En base a las consideraciones
legales establecidas en la Constitución Provincial, en la ley 2.533 y en el código de
Procedimiento Civil y Comercial, solicito se evalúe por el resto de los consejeros la
denuncia realizada. Todo ello en función de haber incurrido en una de las causales de
remoción, como es el “mal desempeño en el ejercicio de sus funciones”.
III. PETITORIO:
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desempeño por no proceder a su excusación. Procédase conforme las disposiciones del
Art. 4º de la Ley 2.533.-
4. Me reservo el derecho de ampliar impugnación al notificarse el
orden de mérito definitivo.
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