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Universidad Jorge Tadeo Lozano

Facultad de Ciencias Sociales

Juan Acha, en el texto “Las culturas estéticas de américa Latina” Describe el mestizaje
cultural que se vivió en Latinoamérica durante la época de la conquista y cómo este
repercuto en la apreciación estética durante los Siglos XVI , XVII y XVIII. El texto
marca como punto de referencia el desarrollo pluricultural tanto en el virreinato de Perú
como en el de Nueva España. Acha expone los principales aportes a la estética tanto en
la arquitectura, la pintura y el dibujo; cuando se encuentra la cultura española con las
culturas indígenas (Mayas y Aztecas principalmente).

El desarrollo de la estética en América Latina en la época de la colonia se vio


influenciada principalmente por la corriente española y su interés por evangelizar y
convertir al pueblo nativo de las Indias a la religión católica, inicialmente con la
prohibición de rituales o ritos autóctonos de los indígenas americanos, dando paso así, a
la división entre la estética hegemónica y la estética popular.

En el siglo XVI la estética hegemónica aunque presentaba un estilo renacentista


mezclado con estética precolombina seguía teniendo un espíritu feudal, mientras que la
estética popular contenía formas feudales pero con un espíritu precolombino, siendo
esta última donde mayor mestizaje fue evidenciado, como muestra de ello aparecen los
dibujos del cronista Huamán Poma, que pese a no ser dibujos artísticos desde el punto
de vista renacentista, contenían un valor estético donde predomina la tradición
precolombina del dibujo informativo, (línea activa) la cual también se evidenciada en el
muralismo de nueva España.

En el siglo XVII la estética encuentra en el barroco la mejor expresión en la colonia. En


la pintura hasta finales del siglo XVII predominó la estética Española centrada en los
retablos de figuras religiosas. Sin embargo, en la arquitectura se notaron mayores
muestras de mestizaje estético, bastante notorio en los marcos de los retablos.

El mestizaje estético empezó a ocurrir en la ciudad del Cusco alejada de la capital del
virreinato del Perú, donde se empezaron a introducir elementos autóctonos dentro de las
obras de contenido católico. La inclusión de elementos nativos dentro de las obras de
arte reformó el estilo barroco sin dejar de mantenerlo.

En el siglo XVIII el arte paso de ser netamente religioso para ser un arte profano, donde
se evidenciaba la vida de criollos e Indígenas los cuales cada vez más promulgaban el
amor a la cultura propia y el desprecio sobre la cultura española, lo cual desencadeno en
múltiples rebeliones tanto indígenas como criollas. A pesar de esto la escisión de la
estética hegemónica y la estética popular seguía vigente ya que la corona española
adoptó todos los medios posibles para controlar las rebeliones y eso mantuvo la estética
hegemónica mientras que la estética popular evidenció una mayor transformación de
mano de entidades como la escuela del Cusco. El mayor cambio de la estética
hegemónica se notó con la creación de la fundación de la escuela de San Carlos en
México a mediados del siglo XVIII.

Del mismo modo, Serge Grunzinski en el texto “La guerra de las imágenes” busca
analizar el poder de las imágenes en el contexto de la conquista en México, además de
investigar cómo los procesos de invasión y trueque que se dieron durante este periodo,
transformaron el tipo de imágenes que construían los indígenas mexicanos y cómo
percuto en sus creencias religiosas.

Los indígenas mexicanos construían imágenes referentes a sus dioses, estas imágenes no
eras copias exactas de la realidad, por el contrario buscaban que sus dioses tuvieran
formas imponentes que si bien tenían relación con la realidad no eran representativa de
ella. Para los españoles estas imágenes se podían interpretar y analizar como la visión
cultural de los indígenas, para los conquistadores este análisis era clave para entender el
adversario y poder tener dominio sobre él. Por ello los españoles decidieron tildar de
demoniaca las imágenes de las deidades.

Con la conquista de los españoles llegó la matanza a las deidades de los indígenas; robo,
implantación y destrucción fueron acciones constantes en la búsqueda de imponer las
imágenes y con ello la creencia de una religión cristiana por parte de los españoles. Pues
al subyugar a sus dioses, podían tener el poder sobre la creencia de quienes eran dueños
del terreno y así adoctrinarlos según la cultura occidental. Los españoles desmitificaron
las deidades señalándolos de objetos demoniacos y a su vez mostrar las imágenes
cristianas las cuales tenían referentes humanos, con el fin de cristianizarlos y educarlos
con las creencias del occidente y así no solo tener el dominio de su territorio sino que a
su vez de sus pobladores.

Lo anterior lleva a pensarse en cómo algunos de los territorios indígenas han dejado de
lado sus creencias en dioses por la religión cristiana. Un ejemplo claro de ello, es el
territorio de San Agustín, Huila, el cual fue un territorio sagrado indígena y aunque en
la actualidad hay un parque arqueológico en donde se puede encontrar parte de su
historia, es muy común encontrar habitantes del sector sin que reconozcan las deidades
agustinas, en cambio con frecuencia se pueden encontrar imágenes de la virgen María o
el pesebre armado en sus casas. San Agustín es un ejemplo claro en dónde la creencia
cristiana se implantó dejando a un lado muy lejano, las creencias precolombinas y
nativas de su propio territorio.

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