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Resumen
La Escala de Identidad Ambiental (EID) ha sido propuesta por Clayton para estudiar la relación entre
identidad y naturaleza. A pesar de ser citada en varias publicaciones, pocas veces ha sido sometida a análisis
psicométrico. El objetivo principal de este estudio ha sido analizar el cumplimiento de criterios de validez de
constructo y convergente de esta escala. Para ello se recurrió a una muestra universitaria de 282 personas quie-
nes completaron un cuestionario compuesto por la EID, y otras medidas afines, como la Escala de Conectividad
con la Naturaleza (CNS), la escala de Inclusión de la Naturaleza en el Self (INS), el Egobiocentrismo y un
autoinfiorme de comportamientos proambientales. El análisis factorial exploratorio de la EID muestra que
subyacen a ella cuatro dimensiones: identidad ambiental; disfrutar la naturaleza; aprecio a la naturaleza; y
medioambientalismo. Todas las correlaciones entre la EID y las variables criterio fueron significativas, y el
medioambientalismo y la identidad ambiental fueron las que mejor predijeron el comportamiento proambiental.
Palabras clave: Identidad ambiental, conectividad con la naturaleza, inclusión del ambiente en el
self, medioambientalismo.
Correspondencia con los autores: Pablo Olivos. E. U. de Relaciones Laborales. Plaza de la Universidad 1, Campus
Universitario CP 02071. Albacete. E-mail: Pablo.Olivos@uclm.es
© 2011 by Fundación Infancia y Aprendizaje, ISSN: 2171-1976 Psyecology, 2011, 2 (1), 15-24
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Introducción
La relación entre identidad y naturaleza ha atraído recientemente la atención
de numerosos investigadores en Ciencias Sociales. Así, por ejemplo, se ha estu-
diado la relación entre activismo medioambientalista e identidad social (Dono,
Webb y Richardson, 2010) o la identidad personal y comportamientos proam-
bientales (Whitmarsh y O’Neill, 2010). Otros autores la han abordado en rela-
ción a la idea de un self supraordenado, similar al propuesto por Turner, Hogg,
Oakes, Reicher y Wetherell (1987), referido a la sensación de pertenencia a una
amplia categoría de seres vivos que incluye a los demás animales y la creencia de
que pueden ser identificados como parte integral del algún tipo de entidad tras-
cendental. Tal es el caso de la identidad inclusiva de los otros, propuesta por
Leary, Tipsord y Tate (2008), caracterizada por una sensación de conexión con
otras personas y el mundo natural, de tal forma que estas personas están menos
interesadas en el poder social, son menos egocéntricas, y están más preocupadas
por los otros, más orientadas hacia las relaciones sociales, los temas ambientales,
y experiencias de tipo espiritual. Otro enfoque en esta misma línea se correspon-
de con el concepto de self metapersonal, que según los estudios de Arnocky,
Stroink y DeCicco (2007), es un predictor de las preocupaciones ambientales
biosféricas, de la cooperación ecológica para la obtención de recursos y de los
comportamientos proambientales.
En un trabajo monográfico sobre las relaciones entre identidad y ambiente
natural, Clayton y Opotow (2003) recogen diferentes acepciones que se han pro-
puesto para describir esta relación, entre ellas la “identidad ecológica” de Tho-
mashow (1995), la “identidad ambiental” de Weigert (1997), el concepto de
“sentido del self en el lugar” de Cantrill y Senecah (2001), el “self ecológico” de
Bragg (1996), y la “afinidad emocional hacia la naturaleza” de Kals, Schumacher
y Montada (1999), entre otras. Clayton (2003), en un análisis detallado de este
concepto, sostiene que mientras algunos investigadores prefieren el término
“identidad ecológica”, por que describe mejor el sentido del self como parte de
un ecosistema y evita la confusión provocada por el hecho de que “ambiente”
puede incluir el ambiente construido e incluso el social, otros prefieren “identi-
dad ambiental”, debido a que posee un significado más intuitivo para las perso-
nas en general, resultando más compresible. Finalmente, la autora entiende la
“identidad ambiental” como un concepto complejo, que envuelve valores, acti-
tudes y comportamientos, siendo el ambiente una fuente importante de creen-
cias auto-relevantes que permiten la autodefinición de una persona.
Un identidad ambiental es una parte del modo en el cual una persona forma su auto-concepto:
una sensación de conexión con alguna parte del ambiente natural no humano, basado en la his-
toria, apego emocional, y/o similarmente, que afecta los modos en los cuales percibimos y
actuamos en el mundo; una creencia acerca de que el ambiente es importante para nosotros y
una importante parte de quienes somos nosotros. Una identidad ambiental puede ser similar a
otra identidad colectiva (como la nacional o la identidad étnica) proveyéndonos de un sentido
de conexión, de ser parte de una totalidad, y con el reconocimiento de similitud entre nosotros
mismos y otros. Así, como una identidad de grupo, una identidad ambiental puede variar en la
definición e importancia entre individuos. (Clayton, 2003, p. 45-46)
Método
Participantes
Participaron 282 estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid. Su
edad promedio es de 21,4 años (DT = 3,58) y su distribución por género fue de
18% varones (n = 51) y 81% mujeres (n = 230).
Instrumento y Procedimiento
El instrumento usado fue un cuestionario autoadministrado compuesto por la
Escala de Identidad Ambiental (EID) de Clayton (2003); la Escala de Conectivi-
dad con la Naturaleza (CNS) de Mayer y Frantz (2004), en la versión adaptada al
español de Olivos, Aragonés y Amérigo (en prensa); la escala de Inclusión de la
Naturaleza en el Self (INS) de Schultz (2001); Creencias Egobiocéntricas (EGO),
de Amérigo, Aragonés, De Frutos, Sevillano y Cortés (2007); y un “autoinforme
de comportamientos proambientales” (BEHAV) desarrollado por Sevillano
(2007) específicamente para la población universitaria.
En promedio tomó 20 minutos completar el cuestionario. Los estudiantes
fueron contactados en las aulas universitarias, y el cuestionario aplicado al princi-
pio de cada clase.
Resultados
Prácticamente todas las escalas tienen niveles aceptables de fiabilidad y, en
promedio, indican una ligera tendencia favorable hacia el medioambiente. La
EID alcanza una alta consistencia interna (a = 0,90), y la puntuación media
alcanzada por la muestra (M = 3,58; DT = 0,51) sugiere que los participantes se
identifican con el ambiente. Lo mismo sucede con la CNS (α = 0,79; M = 3,58;
DT = 0,50), la INS (M = 3,67; DT = 0,96) y el EGO (α = 0,82; M = 4,09; DT
= 0,61). Además, los resultados de la escala BEHAV muestran que los partici-
pantes realizan con cierta frecuencia algunas conductas a favor del medio
ambiente (α = 0,66; M = 3,67; DT = 0,49).
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Componentes 1 2 3 4
1 Identidad Ambiental —
2 Disfrutar la Naturaleza 0,226 —
3 Aprecio a la Naturaleza 0,271 0,256 —
4 Omitido 0,055 0,069 0,043 —
5 Medioambientalismo 0,442 0,344 0,321 0,083
TABLA IV
Análisis de regresión por pasos para predecir el Comportamiento proambiental (BEHAV) a partir de
las medidas de conectividad, dimensiones de la identidad ambiental y creencias ambientales
Discusión
La consistencia interna de la EID obtenida en este estudio está acorde con
otros trabajos ya citados en la introducción lo que viene a avalar la fiabilidad
de la escala como una unidad de medida en su conjunto. Por otra parte, el
resultado del análisis factorial se corresponde parcialmente con las ideas de
Clayton (2003) cuando describe su escala. El factor “Identidad ambiental” se
relaciona con la “identificación” de uno mismo con la naturaleza, sugerida
por la autora. Lo mismo pasa con el “Medioambientalismo”, que se corres-
ponde con la “ideología” relacionada con el apoyo a la educación ambiental y
un estilo de vida sostenible, pues apela a un código moral, un compromiso
ideológico, y una identificación con los ecologistas. En cambio, “Disfrutar la
Naturaleza”, que se correspondería a lo que ella llama la “relevancia de la
identidad”, derivada de la importancia de las interacciones individuales con
la naturaleza, en este estudio enfatiza más la gratificación personal (hedonis-
mo) obtenida a partir de estos contactos. Y el factor “Apreciación de la natu-
raleza”, que se debería corresponder con la dimensión “emociones positivas”,
sugerida por Clayton, en este estudio enfatiza más los elementos de la natu-
raleza que provocan una valoración trascendental (belleza, espiritualidad,
etcétera) más que emocional.
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