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Contenidos:
1. Música
2. Cine
3. Escritura y edición
4. Moda
5. Software: amenazas a la sostenibilidad del software libre
1. Principios básicos
2. Modelos económicos
1. Contexto actual
2. Competición vs cooperación
Anexo:
1. Bibliografía
2. Licencias
3. Adhesiones
PARTE 1: ESTADO DE LA CUESTIÓN
Encarándose a algunos de los lobbies más poderosos formados por las industrias del
copyright, el FCForum es un espacio destinado a crear herramientas para empoderar
a la sociedad civil en lo relativo a la producción y distribución de arte, cultura y
conocimiento en la era digital.
En el primer FCForum que tuvo lugar en el año 2009 analizamos las reformas
legislativas necesarias para promover una era digital beneficiosa para artistas,
ciudadanos y emprendedores. Las propuestas que se elaboraron constituyen la Carta
para la Innovación, la Creatividad y Acceso al Conocimiento.
Como sociedad civil es nuestra responsabilidad oponernos a las prácticas que nos
despojan de nuestro patrimonio común y que bloquean su desarrollo futuro.
Necesitamos defender y extender una esfera en la que la creatividad y el conocimiento
puedan prosperar de forma libre y sostenible.
(Nótese que las conclusiones de cada área de análisis pueden contener ideas
aplicables a todas las demás áreas. No pretendemos ofrecer una descripción
exhaustiva de cada sector, tan sólo sus aspectos más importantes).
1. Música
El sector musical ha sido uno de los más lentos e ineficaces a la hora de comprender
los cambios de paradigma productivo resultantes de la aparición de la era digital y la
predominancia de las redes. Las discográficas se han resistido a abandonar un
modelo pretérito que se ha hundido delante de sus narices. La autonomía obtenida por
músicos y grupos gracias a nuevas tecnologías de grabación y edición y la facilidad
para distribuir la música gracias al P2P, las redes sociales y la web 2.0 han puesto en
jaque los roles que hasta ahora jugaban las discográficas tradicionales.
Como mucha gente ya sabe, el modelo pretérito favorecía que gran parte de los
beneficios derivados de los derechos de autor se quedaran en manos de los sellos
discográficos. Los músicos percibían una cantidad mínima (como se puede apreciar
en la figura 1).
Los y las músicos intentan ponerse un paso por delante de las discográficas y
controlar y gestionar íntegramente sus conciertos y actuaciones en directo como
fórmula para generar beneficios. En un momento en que la tecnología digital está
aumentando la visibilidad e impacto de muchos de estos grupos, ha crecido de forma
exponencial el número de festivales, salas de conciertos y otros espacios en los que
se toca música en directo, y por consiguiente los beneficios recaudados por estas
actuaciones han crecido de forma sostenida durante los últimos años (ver las figuras 2
y 3).
Esto ha permitido que muchos músicos y grupos puedan promover giras más largas
que resultan en un aumento de la sostenibilidad que las discográficas les habían
imposibilitado hasta el momento, favoreciendo así las ventas de música online con
precios más asequibles.
Figura 2: Informe anual en torno a las industrias de contenidos digitales, edición 2009
(Ministerio de Comercio, Industria y Turismo)
Figura 3
Las redes P2P constituyen una parte esencial del circuito de consumo musical. Son
una herramienta que facilita tanto la creación como el consumo de música. Los nuevos
modelos emergentes entienden que estas redes son una parte esencial de este nuevo
paradigma y no un enemigo. Los cambios, obviamente, no acontecen de forma lineal.
Como podemos ver en la figura 4, los y las usuarias de Vuze (cliente para Bit Torrent
usado para transferir archivos a través de los protocolos Bit Torrent) compran más
entradas de cine, DVDs y alquilan más películas que la media de usuarios de Internet.
De esta manera comprobamos que las redes de intercambio de archivos tienen un
impacto positivo sobre la industria y constituyen una vía de entrada para consumidores
con intereses muy específicos.
Figura 4
El sector cinematográfico es una de las industrias culturales que más ayudas públicas
recibe a nivel europeo. Pese a recibir grandes inyecciones de financiación pública,
este sector defiende con vehemencia su integración en un mercado regulado a través
de los derechos de autor. Debido a esta paradoja (sobrevive gracias a fondos públicos
pero se ciñe a dinámicas privadas) y al hecho que los lobbies han construido un
discurso público que lamenta la pésima situación del sector, criminalizando y
rechazando otras formas de producir y distribuir cultura, queremos arrojar algunos
datos que denuncian esta situación tan anómala.
Los siguientes datos demuestran también lo poco cierta que resulta ser la tan repetida
queja de que el intercambio de archivos es responsable de la disminución de los
ingresos de taquilla.
Las políticas detrás de este sistema de subvenciones no son del todo claras. Tanto el
cine como la televisión no son tratados como “productos” normales, debido a su
supuesta “excepción cultural” a las virtudes del libre comercio.
Estas medidas se defienden con el argumento de que ayudan a crear empleo, trabajo
especializado y la innovación tecnológica necesaria para que esta industria exista,
condicio sine qua non para que se puedan seguir produciendo películas.
Problemas:
1. No existen sistemas que permitan un control público del uso de los recursos
públicos invertidos en el sector. De esta forma el dinero público se privatiza
puesto que la explotación comercial de las obras acontece en un ámbito
privado dominado por las reglas de tiempo, acceso e inversiones de un
copyright estricto.
2. Debemos tener en cuenta el rol de las distribuidoras de cine que tienden a
formar monopolios que imponen sus criterios a los cines que se ven obligados
a adquirir grandes películas comerciales para acceder al resto del catálogo.
Estas entidades se han transformado en uno de los mayores obstáculos a la
diversidad y son los que efectivamente controlan que no entren películas con
licencias libres en los circuitos de cine comercial.
3. Este sistema implica que todos los productores se consideren ‘gestores de
derechos’. La mayoría de las leyes de Propiedad Intelectual considera que el
productor es el único interlocutor, excluyendo a autores y a otros agentes de la
posibilidad de obtener derechos de autor de sus trabajos.
4. Un gran número de películas permanecen inaccesibles después de una vida
comercial muy corta. El problema se agrava en el caso de películas
experimentales o de temática singular que agotan rápidamente el circuito de
festivales especializados. De esta forma se desperdicia un increíble recurso
cultural financiado con el dinero de todas y todos.
3. Escritura y edición
La edición y publicación de textos opera a niveles muy diferentes, como son la edición
académica, los blogs, las obras de ficción y ensayo, la edición comercial, etc. Las
estrategias que aquí se presentan buscan analizar por separado los diferentes casos y
sus realidades económicas.
El futuro se articulará sobre un doble modelo de negocio que coincide con dos formas
de lectura no necesariamente incompatibles. Seguramente una u otra acabará
imponiéndose según los distintos segmentos de mercado: algunas formas, así como
las enciclopedias y los manuales técnicos, optarán, como ya ocurre hoy en día, por
formatos digitales; otras, como la literatura infantil y la novela gráfica, seguirán durante
largo tiempo con formatos en papel.
La producción en papel que seguirá las vías más o menos tradicionales en ningún
caso tendría que ser incompatible con la libre circulación en Internet. Los costes por
unidad física seguirán justificando la existencia de librerías y distribuidoras, quizás
cada vez más acompañados de la venta online u otro tipo de iniciativas de distribución
directa.
En esta línea consideramos muy importante establecer vínculos con las diferentes
comunidades de lectores y lectoras para algo parecido a un mercado social. Esto abre
las puertas al crowd-funding y refuerza el modelo de suscripción, lo que contribuye a
edificar un modelo económico basado en la prestación de servicios y no en la venta de
libros. Implica establecer vínculos fuertes y escuchar las necesidades de las
comunidades con las que una trabaja.
Una última estrategia podría ser la venta de servicios asociados a la edición, por
ejemplo liberar el contenido fundamental pero incluir añadidos o mejoras a la edición
digital, links, servicios de búsqueda, impresión en papel bajo demanda u otros todavía
por definir, que pudiesen generar ingresos adicionales. Estos servicios se podrían
vender directamente o bien estar basados en modelos de «comunidad» también por
mecanismos de suscripción o de comunidad de usuarios.
En el caso de los blogs, la principal entrada de recursos viene de la mano de los
anuncios y las suscripciones.
Aun es necesario diseñar mejores sistemas de gestión que ayuden a facilitar que los
autores y los contenidos que generan puedan ser descubiertos. Esto implica
establecer estándares de metadatos, archivos abiertos y la producción de plataformas
comunes que faciliten archivar, compartir y distribuir información. Es necesario trabajar
sobre la interoperabilidad de los archivos y es necesario diseñar mejores indexadores
para que los contenidos libres puedan ser ordenados y así mejorar su visibilidad y
garantizar un fácil acceso para todas aquellas personas interesadas en la edición en
formatos libres.
Otro aspecto importante a tener en cuenta tiene que ver con la edición universitaria y
la publicación científica, que en ambos casos se financian con recursos públicos. Una
vez más insistimos en que es necesario defender que estos conocimientos no sean
privatizados puesto que se han producido con dinero público.
La moda constituye uno de las pocas industrias culturales que apenas intentan
imponer derechos sobre sus trabajos. Tan sólo se puede registrar el nombre de una
marca o su logo. Ha habido intentos de extender los derechos de autor para proteger
prendas específicas, pero en todos los casos han fallado. Blakley sugiere que la
ausencia de derechos de propiedad intelectual en el sector ha contribuido en gran
medida a su éxito comercial, en parte debido a que el ciclo de innovación y producción
no está siendo capturado por costosos procesos y litigios para liberar de derechos a
ciertos diseños. Realmente las dinámicas de copia que tienen lugar en este sector
contribuyen a generar tendencias, que son factores decisivos para mantener los ciclos
de venta estacionales.
Otro factor que es importante a tener en cuenta es que pese a que apenas exista
explotación de derechos en la moda, esto no implica que la propiedad intelectual haya
desaparecido de todo el sector. La competición funciona principalmente a través de la
producción de valor de marca, cosa que dota de poder a quienes puedan invertir en
marketing y en producción de marca, lo desplaza la innovación del producto a las
narrativas generadas y a la logística. Esto conduce a formas de monopolio y
concentración de poder a los que el sector se enfrenta actualmente.
• A nivel de producción material, las fábricas compiten para ofrecer precios cada
vez más baratos para conseguir contratos con las grandes marcas (fábricas
que se mueven de Tailandia a Bangladesh por ejemplo, o la creación de EP
Zones)
• A un nivel de producción inmaterial un elevado número de trabajadores
creativos de Europa y Estados Unidos trabajan por salarios ínfimos (con un
gran número de becarios y trabajadores no remunerados) en todos los niveles
de la cadena de producción inmaterial en compañías que forman parte de los
grandes conglomerados de la moda (LVHM, Inditex, etc.)
• Los trabajadores participan en estas empresas para poder poner un gran logo
en sus currículos.
La innovación real podría venir desde los agentes y autores independientes que entran
en el mercado de la moda desde una perspectiva diferente, a través de las
posibilidades que ofrecen los nuevos sistemas digitales, la producción distribuida y los
procesos de producción colaborativa.
Zoe Romano de Serpica Naro Crew, extraído de http://www.digicult.it/
5. Software libre:
El software libre es una prueba de que los nuevos modelos pueden ser sostenibles.
Durante décadas ha habido grandes proyectos que ahora forman parte de la
infraestructura en la que se basa Internet. El éxito del software libre es de sobra
conocido y, por ello, no hay necesidad de repetirlo aquí. Sin embargo, todavía hay
muchos retos a los que hacer frente.
A pesar de que existe una serie de modelos económicos desarrollados alrededor del
software libre y construidos de acuerdo con las provisiones de servicios y soporte, hay
motivos para preocuparse, puesto que estos representan todavía una parte diminuta
de la industria de la informática y del software. Muchos de los proyectos de mayor
éxito están basados en modelos de licencia dual, que básicamente están construidos
a partir de la venta de versiones de software propietario.
Patentes de software
El software libre es incompatible con las patentes de software. Los y las usuarias de
software libre se ven amenazados por los titulares de patentes que perciben rentas a
partir de los valores creados por las comunidades y empresas de software libre y
aumentan el coste del uso del software libre. Las patentes de software también
representan una amenaza para los y las desarrolladoras de software libre,
especialmente los que trabajan en empresas, que pueden llegar a ser demandados
por crear, distribuir o sacar dinero a partir del software libre. Por todo ello, deberían
abolirse las patentes de software.
A pesar del éxito del software libre, la gente que entiende las ideas básicas relativas al
software libre es la misma que lo desarrolla. Ahora tenemos que ir más allá de estas
comunidades. Para ello, tenemos que promocionar de forma más amplia y apoyar las
campañas de educación sobre el software. En especial, tenemos que promoverlas a
través de
• Mandatos legislativos para el uso de software libre y estándares libres. Algunos
gobiernos han ordenado el uso de formatos o herramientas libres. Estos
métodos descendentes permiten que el Estado se ponga al servicio del interés
público, de modo que cada uno pueda escoger el tipo de software que desee.
Debemos esforzarnos en crear una base a partir de la cual se pueda expandir
el software libre.
• Educación mediante el uso de herramientas de software libre. Tenemos que
promover el papel del software libre dentro de la educación. Esto es importante
porque ayuda a los estudiantes a tomar control sobre el ambiente en el que se
mueven y, al mismo tiempo, contribuirá a crear una amplia base de usuarios
familiarizados con las herramientas de software libre.
• En particular, cuando algunas empresas ceden hardware de forma gratuita
para su uso en las aulas, universidades o la Administración Pública, esta
concesión no debería ligarse al uso de sistemas operativos y/o software
propietarios.
• Por otro lado, existen muchas aplicaciones útiles en el software libre que no
son suficientemente conocidas. La correspondencia sistemática de
aplicaciones propietarias (por ejemplo Photoshop frente a Gimp) de código
abierto debería promocionarse para facilitar la interoperabilidad.
• Estándares libres y abiertos. Los estándares libres pueden funcionar con
herramientas no libres, mientras que los estándares propietarios suponen una
enorme barrera. La promoción de estándares libres ayudará a crear un
ambiente favorable para que el software libre pueda prosperar.
¿Cuáles son los principios que sirven de guía para conseguir una infraestructura
libre y abierta?
Hay que subrayar que no hay un ÚNICO modelo de solución sostenible para todos los
proyectos de colaboración abierta (y su tipología de costes), ni para todas sus fases,
sino que la sostenibilidad puede entenderse como un concepto dinámico y fluido. Las
soluciones sostenibles para proyectos pueden cambiar y evolucionar dependiendo de
la tipología de costes de cada actividad y de la escala de la infraestructura y la
comunidad. A medida que se desarrolla la tecnología y las comunidades crecen y
evolucionan, la infraestructura debe también evolucionar con ellas.
Por otro lado, las instituciones públicas y privadas y las agencias filantrópicas han
mostrado cierto temor a la hora de financiar la cultura producida de forma colectiva,
puesto que difiere de las formas de producción estandarizadas. Los lobbies
tradicionales de las industrias culturales ahora en declive abogan por la criminalización
de las nuevas formas de producción y distribución de la cultura por lo que impiden su
desarrollo. Al mismo tiempo las inversiones públicas en la cultura están sufriendo
severos recortes que ponen en peligro la continuidad de muchas iniciativas y
proyectos culturales.
1. Principios básicos:
[Se presentan aquí algunas sugerencias que pueden adaptarse a diferentes contextos,
no la solución final a todos los problemas]
El orden de la siguiente lista no viene definido por nuestras prioridades ni por lo que
juzgamos mejor o peor. Comienza recogiendo los modelos que más se asemejan a los
aceptados tradicionalmente por las industrias culturales para acabar con los más
cercanos a la idea de compartir propia de nuestra era.
Por tanto, el orden de esta lista se ha diseñado con el fin de posibilitar su adopción de
una forma gradual y “no traumática” .
Este primer modelo es más bien una sugerencia para las industrias deben
reestructurarse para adaptarse a la era digital:
Pongan las cosas fáciles, accesibles y asequibles (se acabaron los pedazos de
plástico a 25 euros); no hagan las cosas obligatorias o estáticas, ni las
criminalizen, háganlas optativas y ofrezcan distintas opciones (véase la
posición de EFF al respecto).
Compartir copias resulta útil para ganarse una reputación, que luego se
convierte en la clave para cobrar por “servicios” que no pueden copiarse, como
las actuaciones en directo, los encargos profesionales, los artilugios atractivos
o el modelo de libre actuación, una estrategia que invita a la gente a intervenir
gratuitamente y a comprar bienes virtuales.
Este modelo incluye asimismo una estrategia relativa al subproducto, donde las
ventas exceden los costes del producto inicial y pueden llegar a hacer
sostenible su distribución gratuita. Un ejemplo clásico de esto es el
merchandising.
3. Publicidad
4. Inversión privada
5. Freemium
6. Contribuciones
7. Crowdfunding
8. Financiación pública
En la economía del compartir, tal y como la define Michel Bauwens -el modelo
de negocio de la Web 2.0-, la gente forma parte de plataformas participativas
en las que comparte los productos de su expresión creativa. Por más que su
participación sea ampliamente voluntaria, los dueños de las plataformas
venden a los anunciantes la atención acumulada de sus comunidades de
usuarios. Este es el caso de YouTube, entre otros, o de algunos sitios de
descarga.
Algunos sindicatos de artistas han fijado en un 15% la tarifa con la que debería
remunerarse a los creadores de contenidos en el ámbito de las artes visuales.
Este parámetro ha inspirado a La-EX (exEXGAE) a proponer que el 15% de los
beneficios obtenidos por las plataformas de distribución de contenidos debería
redistribuirse entre quienes aportaron contenidos a dichas plataformas, según
una estimación de raíz cúbica indirectamente proporcional basada en una
escala de 1 a 1000 que va desde las obras con mayor número de visitas hasta
una cantidad mínima acordada (véase Richard Stallman: el productor de
contenidos que es 1000 veces más exitoso recibe 10 veces más, en vez de
1000), siempre que los autores hagan pública su identidad si desean recibir la
cantidad que les corresponde.
Esta renta puede considerarse una forma de ingreso para todos – ya que todos
participamos en las formas de polinización, de producción cruzada entre pares
y contribuimos en la dinámica económica. Dentro de este contexto serviría para
retribuir por su trabajo a los y las autoras que se verían menos expuesto a la
precariedad en resolver las pautas básicas para sobrevivir.
Tras las denominadas “guerras del copyright” que tuvieron lugar en los EE.UU
y el consiguiente cercamiento digital del procomún, nos encontramos en un
momento de creciente privatización de la cultura y el conocimiento. Debemos
revertir esta realidad para mantener un sistema de producción cultural sano y
productivo. Tal y como defiende Laurence Rassel, necesitamos construir
archivos públicos que nos permitan acceder a los contenidos culturales y
ayuden a evitar la dispersión y pérdida del conocimiento producido de forma
colectiva. Los y las artistas deben de participar de forma consciente en este
proceso, puesto que si ellos no liberan su producción, no tendrá sentido
establecer infraestructuras pensadas para preservar el dominio público.
Estas son algunas de las razones por las que consideramos que todos
aquellos artefactos culturales y bienes producidos con fondos públicos
deberían ser devueltos a la sociedad a través de su puesta en el dominio
público.
Una serie de cambios que han tenido lugar en la esfera económica, política y cultural
han contribuido a posibilitar procesos más democráticos de producción de
conocimiento a la vez que dado pie a que surgieran agentes poderosos que hacen lo
posible por monopolizar el conocimiento producido.
Para crear valor el capitalismo cognitivo se ve obligado a producir una falsa escasez
en plena economía de la abundancia. Las grandes corporaciones han buscado formas
de extraer beneficios del conocimiento común social o “general intellect”: el crowd-
sourcing, el crowd design o el click-working son ejemplos de ello. Esto situa las leyes
de propiedad intelectual e industrial en el centro del debate, ya que son los
instrumentos centrales para la privatización del conocimiento, pese a que muchas
corporaciones negarán el origen colectivo de este conocimiento.
[Para más información sobre el aspecto legislativo véase la Carta por la Innovación,
Creatividad y Acceso al Conocimiento redactada durante el FCForum 2009. En la
misma se analizan las reformas legislativas necesarias para promover una era digital
beneficiosa para artistas, ciudadanos y emprendedoras.]
2. Competición vs Cooperación
De las misma forma que en el paso del feudalismo al capitalismo los terratenientes
ingleses arrebataron los campos comunales a los campesinos a través de una serie de
procesos legales (y no tan legales) que se denominaron cercamientos (enclosures), en
el capitalismo cognitivo existen nuevos cercamientos que deshacen el régimen
comunal del procomún digital.
Los nuevos modelos de negocio que entienden la producción colectiva como algo que
debe ser protegido y fomentado y no como un terreno a explotar toman la cooperación
como régimen natural del mercado. Las experiencias más sugerentes y que han
motivado diferentes movimientos que comparten esta naturaleza colaborativa
provienen de las comunidades de software libre. Como ya es popularmente conocido,
estas comunidades generan una producción colectiva que comparten bajo licencias
abiertas, permitiendo el uso y la modificación del código siempre que se respete la
misma apertura en la obra derivada. Esto se desarrolla bajo una lógica viral, que
generaliza la apertura en las licencias de todas las obras derivadas. La producción
total de código conforma el procomún del software libre, producido, gestionado y
optimizado por toda la comunidad. Estos bienes comunes sirven de base para
diferentes microempresas cuyo modelo de negocio puede basarse en servicios de
implementación y de adaptación del software a proyectos concretos.
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