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PRACTICAS DE CRIANZA EN ANTIOQUIA

Un estudio en Familias Campesinas (1)

Por: María Teresa Luna


CINDE

Definir conceptos: un punto de partida

Asumimos que la comprensión del concepto de prácticas de crianza está directamente


relacionada con el sentido dado a los procesos de socialización y de desarrollo humano. En el
proceso de socialización concurren toda una serie de contenidos y estrategias, susceptibles de
categorizarse, de acuerdo con R. Myers (1.990), así: creencias (valores, mitos, prejuicios),
pautas (patrones, normas, costumbres) y prácticas (acciones), desde las cuales los grupos
humanos determinan las formas de desarrollarse y las expectativas frente a su propio
desarrollo.

Las prácticas de crianza constituyen entonces el conjunto de acciones que los sujetos adultos
de una cultura realizan, para orientar hacia determinados niveles y en direcciones específicas,
el desarrollo de los sujetos, igualmente activos, pero más pequeños, del grupo. Las prácticas
de crianza obedecen a sistemas de creencias que se han legitimado en pautas de
comportamiento, y al igual que éstas, (las creencias y las pautas) tienen un carácter
orientativo del desarrollo. Asuntos como el desarrollo infantil y la crianza deben ubicarse en su
escenario natural que son los procesos de socialización cuyo escenario fundamental es la vida
cotidiana; en este sentido, la investigación sobre la crianza infantil debe aproximarse a la
experiencia de vida cotidiana de los sujetos.

A partir de nuestros saberes sobre la crianza en cuanto actividad simbólica y práctica,


portadora de significaciones y acciones orientados al desarrollo, se tomó la decisión de utilizar
las siguientes categorías, como ordenadoras iniciales del proceso de acercamiento empírico:
condiciones socioeconómicas de la familia, relaciones familiares, condiciones de salud y
nutrición, parto y planificación familiar, salud familiar, desarrollo psico-social de niños y niñas.
El interés por estas categorías se centró en los conocimientos que las familias poseen y las
prácticas que en torno a ellas se estructuran, lo cual señala definitivamente las tendencias en
cuanto a la crianza de los niños.

El trabajo de campo

Atendiendo a los supuestos del enfoque investigativo se consideró que la entrevista individual,
el trabajo con grupos focales, y la observación, eran las estrategias que mejor posibilitan un
acercamiento dialógico en profundidad con los actores. Las entrevistas individuales se
realizaron con madres, en el espacio familiar. Para el trabajo focal se organizaron grupos en
los que estaban representadas las madres, funcionarios del sector educativo (Directores de
Núcleos Educativos y Maestros), funcionarios de salud vinculados al PEFADI y los niños
vinculados al Programa.

Instrumentos. Se hizo una revisión de instrumentos utilizados y validados en investigaciones


sobre prácticas de crianza. Se eligió una guía de entrevista diseñada por Gerardo Roloff y
utilizada en Ecuador en una investigación realizada con el auspicio de UNICEF (1.991/ 1.992).
Resulta pertinente usar instrumentos que han sido validados en contextos más amplios y que
permiten más adelante establecer comparaciones entre diferentes grupos humanos. El
instrumento fue adecuado al contexto regional; además se tomó en consideración la
naturaleza misma del PEFADI, para dar mayor coherencia al contenido del instrumento. Este
instrumento sirvió esencialmente de guía para el diálogo con las madres entrevistadas, en
términos de que permite contar con un temario y un repertorio amplio de temas para la
conversación. Adicionalmente, en la observación se utilizó el diario de campo para el registro
de la información.

Población

Para el acercamiento empírico se seleccionaron al azar cuatro municipios del Departamento de


Antioquia: Dabeiba, Jericó, Urrao y San Pedro de los Milagros, en cada uno de los cuales se
trabajó en dos o tres veredas. En Dabeiba se seleccionaron las veredas La Estrella, Antadó y
Palmichales; en Jericó, Los Patios, La Viña y La Leona; en Urrao, San Matías y San Luis; en
San Pedro, Agricol y Pantanillo. Las distancias entre éstas y los cascos urbanos son variables.
La más distante se encuentra a dos horas de camino aproximadamente. Estos municipios
representan al Departamento en cuanto casos, susceptibles de contener a su interior, formas
de vida contextualizables en marcos culturales más amplios. La intencionalidad no es
generalizar los hallazgos; por el contrario, se trata de focalizar para ir comprendiendo
progresivamente el asunto de la diversidad cultural, pero al mismo tiempo reconocer que las
microculturas se articulan en un entramado cultural más amplio que puede reunir elementos
comunes. La presente investigación es en este sentido propositiva, dado que puede señalar
elementos e hipótesis que orienten nuevas pesquisas en otros contextos.

Se trabajó con treinta y dos familias vinculadas a las acciones educativas del PEFADI
-Programa de Educación Familiar para el Desarrollo Infantil- en un intento por aproximarnos a
las huellas que el programa ha dejado en las prácticas de crianza de estas familias.

Para la selección de las familias, se tuvo en cuenta que en el momento de la investigación


tuvieran al menos un hijo entre cero y tres años; nos interesaba que la madre estuviera
posicionada en el "ahora", respecto a la crianza, para evitar que la información estuviera
basada únicamente en su capacidad para evocar, lo cual podría conllevar imprecisiones en los
datos. Todas las entrevistas fueron grabadas, y procesadas en un primer momento, utilizando
el procesador de datos cualitativos conocido como "Etnograph". Las etapas posteriores del
análisis se convirtieron en una verdadera tarea de tejido conceptual, para generar un
entramado comprensivo sobre el objeto.

Las Familias

Las familias seleccionadas son familias campesinas, en su mayoría con un largo tiempo de
permanencia en las veredas; los casos de migración han obedecido a razones como el trabajo
y el matrimonio. En 29 familias existe pareja conformada; en dos casos, la madre es cabeza
de hogar a causa del fallecimiento del padre; existe un caso análogo por separación. El tipo de
unión que impera es el matrimonio, seguido de la unión libre.

Ocho familias tienen un solo hijo; catorce familias tienen entre 2 y 3 hijos, ocho familias tiene
entre 4 y 6 hijos y dos familias tienen más de 7 hijos; el límite máximo encontrado fue de 11
hijos en una familia. El rango de edad de las madres va de los 18 años de edad a los 41 años;
el grupo más amplio se encuentra entre los 18 y los 35 años. La tendencia mayor en la
escolaridad es el 5º de primaria, pese a que algunas han cursado hasta 6º y aún hasta 11º en
el nivel de secundaria. Estas mismas tendencias se identificaron en los padres.

Se trata de familias campesinas con bajos ingresos económicos. El ingreso familiar es aportado
principalmente por el padre, en los casos en los que éste es reconocido como cabeza de
familia. La ocupación de los padres se inclina preferentemente a las labores agrícolas;
solamente dos hombres se desempeñan en oficios diferentes. La tendencia mayor en la
ocupación masculina es la actividad del "jornaleo" (tipo especial de contratación verbal, en el
que el trabajador recibe un estipendio semanal y que puede terminar por decisión libre de una
de las partes, o cuando cesa la actividad que genera el contrato); esta forma de trabajo
genera bastante inestabilidad laboral y por tanto, hace que los ingresos familiares sean
variables. Las madres se ocupan de las labores del hogar, aunque cuatro de ellas manifiestan
participar temporalmente en actividades agrícolas. Ninguna de la familias posee terrenos
propios para la explotación agrícola. Unas pocas familias poseen pequeños espacios dedicados
a cultivos de "pan coger" (para el consumo propio).

El producto que más caracteriza a estas regiones es el café, aunque la ganadería es también
un renglón importante, excepción hecha en San Pedro en el que la producción lechera tiene
mayor importancia, seguida del cultivo de papa. En todos los municipios tienen sede entidades
que promueven el desarrollo agrícola, no solo desde el punto de vista financiero, sino
educativo. Desde el punto de vista organizativo, puede afirmarse que Urrao y Jericó son los
municipios con mayor número de organizaciones comunitarias.

De acuerdo con lo observado, en general las casas no disponen del espacio suficiente para
albergar en condiciones de comodidad al número total de miembros de la familia, exceptuando
de ello a las familias de un solo hijo. Muchas de las casas poseen servicio de electricidad; en
aquellas que el servicio no existe la preparación de alimentos se realiza en fogón de leña. La
mayoría de casas cuenta con agua proveniente de acueducto veredal o de pozos naturales. La
disposición de excretas sigue siendo un asunto problemático para algunas familias que no
cuentan ni con alcantarillado, ni con pozo séptico. La telefonía rural, no es todavía significativa
en las veredas de referencia. Urrao es el municipio con mayores redes veredales.

En una alta proporción las familias poseen radio y en menos proporción televisor; sin embargo,
participan de este medio en casa de vecinos. Pese a que las familias del estudio, tienen un
bajo nivel socio-económico, podría afirmarse que están relacionadas, de manera importante,
con procesos de modernización; adicionalmente, su vinculación al PEFADI y su condición de
usuarios de sistemas públicos, como la salud, constituyen elementos importantes que
probablemente han expandido su horizonte cultural.

El papel de los padres

En el marco de las teorías de la socialización ha sido tradicionalmente aceptada la


preponderancia de la relación diádica-madre-hijo. En el marco de la cultura, y en sociedades
con tendencia matriarcal como es la Antioqueña, tal primacía parece conservar un alto nivel de
validez. La figura femenina tiene en la cultura Antioqueña una alta preminencia, no solo como
figura de cohesión afectiva y de autoridad moral, sino como reguladora de relaciones con el
entorno y administradora de la economía familiar. En coherencia con este imaginario, las
mujeres del estudio perciben que en la práctica la responsabilidad de la crianza, y de la vida
familiar en las dimensiones señaladas, parece estar preferentemente en sus manos, pese a
que en su gran mayoría piensan que éstas deberían ser responsabilidades compartidas por la
pareja. Esto puede obedecer a que los hombres son los principales proveedores económicos
del hogar, lo que implica poca permanencia en la casa, mientras que las mujeres en su
mayoría refieren como su ocupación principal la de ser "amas de casa"; aquellas que laboran
por fuera del hogar lo hacen solo por temporadas, generalmente en actividades relacionadas
con labores agrícolas.

La figura del padre, cuando se está presente en el hogar, adquiere diversos matices. Por un
lado, su presencia sirve a los propósitos de normatización; algunas madres refieren en este
sentido que una de las debilidades de los hombres es el ejercicio de la autoridad por la vía de
la fuerza, o por el contrario, según reportan otras madres, parece que los hombres
compensaran su ausencia con la permisividad y el "dejar hacer" en los momentos en los que
comparten con sus hijos. Es así que el cuidado y la educación de los hijos como vivencia
cotidiana, continúa estando en manos de las mujeres; los hombres irrumpen de manera
fragmentaria tomando posiciones, que como las ya mencionadas son extremas, si bien en
algunos casos se reconoce la capacidad de diálogo de algunos padres y en casi todos se
reconoce el sentimiento positivo que une a éstos con sus hijos.

Si bien el padre, al igual que la madre, ejerce la autoridad, generalmente lo hace para imponer
la sanción; la madre, figura presente en la cotidianidad, cumple la tarea de valorar la falta y
comunicarla al padre; de ahí que la mujer sea quizás el principal referente moral para los
hijos; ella, discierne sobre el sentido de "lo bueno" y "lo malo", clasifica y juzga las acciones de
los niños en términos del "bien" y del "mal" y finalmente decide quién impondrá la falta; de ahí
que en ocasiones sea ella la que castiga y en otras, sea el padre quien lo haga. Esta autoridad
moral de la mujer-madre es reconocida no sólo socialmente, sino al nivel del núcleo familiar, y
frecuentemente se admite que la mujer es la que castiga con mayor frecuencia.

Según una de las mujeres es difícil encontrar una posición homogénea de la pareja frente al
hijo, aunque hay conciencia de los problemas que tal ambigüedad trae sobre la crianza. No es
realmente claro en nuestro estudio, el nivel de concertación entre la pareja; al parecer y en la
generalidad de los casos, este elemento no se considera sustancial para valorar la calidad de
las relaciones de pareja.

En este orden de ideas, existe una tendencia importante a considerar que las relaciones de
pareja y de ésta con los hijos son buenas, principalmente porque hay un buen trato; según las
mujeres las relaciones se hacen "regulares" o "malas" cuando aparecen el maltrato verbal, los
celos y el consumo de alcohol. Esto nos remite a penetrar en asuntos como el alcoholismo, la
drogadicción, el maltrato a la pareja y la infidelidad como factores de riesgo para la estabilidad
familiar.

El maltrato físico familiar no parece ser un problema ampliamente extendido, y las mujeres
manifiestan abierta oposición frente a éste. "Si me maltrata regreso a la casa de mis padres"
No consideran maltrato físico las prácticas de castigo físico a los niños. La infidelidad no es un
problema sobre el que exista mucha información; sin embargo parece que ésta se presenta
eventualmente. El consumo de alcohol se realiza preferentemente el día domingo por parte de
los hombres, que es el día en que se desplazan al casco urbano para participar en el mercado.
En todos los casos, el alcoholismo, la drogadicción, el maltrato y la infidelidad son atribuidos a
la conducta masculina, y se presentan con mayor frecuencia en el Municipio de Dabeiba. Estos
factores, que constituyen indicadores de riesgo social, se relacionan con el fenómeno de
violencia que se ha ido consolidando en este Municipio, por la presencia de grupos armados y
en conflicto durante los últimos años. Este es un asunto preocupante por los efectos que puede
tener para la crianza de los niños.

Un alto número de mujeres tiene un buen concepto sobre la forma en que los padres
intervienen en la crianza de los hijos, llegando a considerar que las relaciones son mejores con
éstos que con ellas mismas. Nuestra hipótesis en este sentido es que la valoración que las
mujeres hacen respecto a la calidad de la relación del padre en el hogar, tiene que ver más
con el cumplimiento cabal del rol tradicional que se le ha imputado: ejercer autoridad y
proveer económicamente, y también con la ausencia de comportamientos claramente
aversivos; al padre se le juzga por lo que tradicionalmente debe hacer y por lo que se espera
que no haga.

Las mujeres reconocen también debilidades de los padres en la crianza, entre las más
importantes se encuentran la debilidad de carácter y fortaleza para enfrentar el diálogo con los
hijos, el trato fuerte, y la falta de tiempo para participar en la crianza de los niños. Según esta
información, el padre en estas culturas es aún una figura ambigua que se mueve entre el
autoritarismo y la permisividad, entre la fortaleza y la debilidad.

Prácticas relacionadas con la expresión lingüística o táctil del afecto, el manejo de la conducta,
la preparación de alimentos y la internalización de hábitos, son asumidas como parte del
compromiso de ser madres.

Llama la atención la importancia que se le da a la educación formal de los hijos como algo por
lo cual se debe preocupar una madre, pese a que algunas mujeres consideran que el padre
tiene más condiciones para apoyar las tareas escolares; quizás esto obedezca a un posible
rezago en la escolarización y en la expectativa de logro femenina frente a la masculina, en las
poblaciones campesinas en las que se realizó la investigación.

La autoestima de la mujer está exclusivamente centrada en la valoración que otros hacen de


ella, más que en factores de reconocimiento y satisfacción de necesidades propias de sí
misma. Otra tendencia, un poco menos fuerte que la anterior, pero significativa en cuanto a la
autopercepción y satisfacción en relación a la crianza de los hijos, tiene que ver con el
sentimiento de insatisfacción; una de las razones es la falta del padre, en aquellos casos en los
que éste permanece durante períodos prolongados por fuera del hogar por motivos laborales,
o como en uno de los casos, en el que la causa es el abandono del hogar por parte del padre.
El hecho de que ésta sea la primera razón de insatisfacción para estas mujeres, coincide
necesariamente con la importancia que se le da al padre como figura de protección económica
y autoridad física.

La insatisfacción también se relaciona con la percepción que algunas mujeres tienen de no


sentirse capacitadas ("estudiadas") para asumir esta responsabilidad, esto es, con los
conocimientos necesarios para criar a sus hijos, en términos de la comprensión y orientación
que requieren en las diferentes etapas de su desarrollo. Tal percepción es plenamente
coincidente con el comentario realizado previamente respecto a la participación del padre en el
apoyo a las tareas escolares. La primera de ellas es la intolerancia frente a los hijos, pues
según lo refieren algunas "se desquitan con los hijos" "no pueden controlar la ira". Otra es la
sobreprotección, "la alcahuetería". Las reacciones emocionales de carga negativa, acarrean en
la madre un aumento en la sensación de inseguridad frente a la educación infantil, y también
en muchos casos, sentimientos de "remordimiento" que la llevan, en algunos casos, a asumir
posiciones contrarias en el plano de la permisividad. Es importante resaltar cómo la mujer
campesina está siendo permeada por la expectativa social actual, de lograr mayores niveles de
conocimiento formal, en diferentes campos, entre ellos, el del desarrollo infantil. Se evidencia
aquí una ruptura frente a la creencia de que el conocimiento empírico, inserto en la tradición,
legitimado y transmitido de una generación a otra, sea suficiente para realizar una buena
crianza.

La relación con los hijos, al parecer, desborda el ámbito íntimo de la diada madre-hijo y se ve
permeada por otras situaciones: los problemas de pareja, las dificultades económicas, las
presiones derivadas del exceso de actividades que las mujeres deben realizar, se convierten en
factores que empobrecen o enriquecen la relación con los hijos. Admitiendo con
Bronfenbrenner que el desarrollo humano, se produce en el marco de múltiples interacciones y
acomodaciones mutuas entre el sujeto que se constituye y los contextos y entornos en los que
esto sucede, la tesis que se propone es que los contextos del desarrollo son variables no sólo
de un grupo social a otro, o de una familia a otra, sino también al interior de la familia misma;
pareciera ser que las interacciones tienen una naturaleza ondulatoria, que crean ambientes y
contextos diferenciados, manifestando momentos de máxima elevación del clima afectivo, que
conduce a la permisividad, y momentos de máximo decrecimiento en los que la intolerancia se
convierte en el elemento desencadenante de la agresión.
Se encontró un segundo elemento percibido como debilidad por unas pocas mujeres; éste se
relaciona con la dificultad para satisfacer las necesidades físicas de los niños. Quizás las
economías familiares empobrecidas, cuya administración cotidiana está en muchos casos a
cargo de la mujer, sean un factor de frustración para ésta, pues es a ella a quien compete
distribuir los ingresos efectivos (en dinero o especie) que le son entregados para la
supervivencia cotidiana de la familia; pero también la dificultad de atender a los niños en su
dimensión física, se orienta a la carencia educativa para desempeñar esta tarea con mayor
eficacia.

El niño aprende tempranamente, aunque no de manera consciente diversos contenidos para


apoyar la crianza de sus hermanos, incursiona rápidamente en las relaciones de cooperación
en cuanto "deber" que se juzga natural, lo que es mucho más significativo en familias
numerosas. Parece ser que la cooperación es una estructura cognitivo-moral que emerge,
ligada fuertemente a necesidades de orden socio-cultural, y no exclusivamente al desarrollo
cognitivo.

La educación de los niños vista en perspectiva de género

La representación sobre el sentido de lo femenino y de lo masculino, del ser hombre o ser


mujer, determina en gran medida la expectativa de los padres en relación al género de sus
hijos. En la población que sirvió de referencia a la presente investigación existe una importante
tendencia a no sentir especial predilección por uno u otro sexo, pero un pequeño porcentaje de
las mujeres entrevistadas prefiere las niñas frente a los niños, en razón a que son "más
allegadas a la mamá", "más conformes" y "mejores para educar".

Existen otros elementos que dentro de la vida familiar dan cuenta de la forma en que se
representa lo femenino y lo masculino y que necesariamente conducen a legitimar ciertas
estrategias y contenidos diferentes en la crianza de los niños y de las niñas.

Empecemos por la organización del espacio familiar en relación al sexo. Al respecto se


encontró una importante tendencia a pensar que los niños y niñas no deben dormir juntos. Si
bien en las familias entrevistadas, la disponibilidad de espacios en las viviendas no permite
una total independencia entre los hijos en relación a su sexo, muchas madres piensan que
debe haber un momento en el que deben separarse. Así, es viable pensar que los niños y las
niñas pueden compartir la misma habitación pero no la misma cama, excepto en edades
bastante tempranas en las que los "peligros" del contacto son inexistentes. La separación de
niños y niñas tiene como objetivo disminuir los riesgos derivados del contacto físico cercano. A
nuestro juicio, puede pensarse en dos hipótesis para comprender esta práctica. Por un lado, el
lugar importante que el tabú del incesto ocupa en el ámbito cultural Antioqueño, y de otra
parte, el arraigo en la moral religiosa que previene acerca de los riesgos que puede haber en
los juegos y exploraciones corporales.

En los juegos de los niños se observa la subsistencia de estereotipos en cuanto a actividades,


roles, objetos propios del hombre y la mujer. Las madres le ven ventajas al juego conjunto de
niños y niñas porque les sirve para aprender a convivir y respetarse. "Los niños juegan juntos
para que se vayan comprendiendo entre ellos mismos; aunque se le pide a los niños que
respeten a las niñas porque ellas son más débiles." En el juego los niños se identifican con los
roles masculino y femenino de los adultos, es decir la madre como proveedora de hijos y el
padre como proveedor económico. "Los niños juegan al papá y a la mamá, ella es quien tiene
los hijos y EL trae el mercado".

Algunas madres manifiestan unas ideas modernas frente al tipo de juegos permitidos a niñas y
niños. Para ellas es normal que las niñas jueguen con carros y los niños con muñecas porque
son actividades que los adultos realizan y no son exclusivas del sexo masculino o femenino.
También creen que prohibir a los niños jugar con muñecas porque se vuelven afeminados y a
las niñas con carros los traumatiza porque se les meten ideas erróneas en la cabeza"A las
niñas se les permite jugar con carros porque las mujeres también manejan carro, por lo tanto
no hay diferencia en que los niños y niñas jueguen con carros. De igual forma a los niños se
les permite jugar con muñecas porque los hombres también son papás y cargan niñas y las
desvisten. Hay mucha gente ignorante en eso y lo que hacen es psicosiar a los niños."

En general, las madres entrevistadas no establecen diferencias en la alimentación de niños y


niñas en cuanto a la frecuencia y el tipo de alimentos que consumen; sin embargo la cantidad
si varía. Para algunas mujeres, los hombres requieren una mayor cantidad de comida porque
tienen un mayor desgaste por su actividad física que es más fuerte que la de las mujeres.
Otras mujeres consideran que la mujer debe recibir mayor cantidad de alimentación porque
son ellas las que cumplen con el papel de la reproducción biológica."Yo creo que debe ser
diferente para las niñas porque ellas van a crecer y tener familia".

Planificación Familiar

En una alta proporción las mujeres manifestaron tener conciencia a nivel de la pareja de la
importancia de la planificación familiar, de ahí que exista una fuerte tendencia a no querer
tener más hijos. Una menor proporción de casos no planifican porque desean "ajustar la
parejita" en aquellos casos en los que se tiene un solo hijo, o porque "al esposo le gustan
mucho los niños".
Otro método de planificación es la abstinencia durante los días de fertilidad de la mujer.
Aunque los hombres no están de acuerdo con los métodos de planificación médica aceptan los
días de abstinencia.

La mayoría de las mujeres no quiere llenarse de hijos y por ello utilizan a escondidas de sus
esposos los métodos de planificación moderna; en cambio muchos hombres no están de
acuerdo con estas prácticas, ellos siguen deseando tener más hijos y se sorprenden cuando
sus esposas no quedan rápido en embarazo. Las mujeres tienen un amplio conocimiento de los
métodos de planificación moderna.

Los factores económicos son los que más determinan el número de hijos. Las mujeres en su
mayoría piensan que los hijos deben concebirse cuando la pareja lo desee y esté preparada
económicamente para tenerlos, lo cual es compartido en alta proporción por los compañeros.
Se observa en este punto una ruptura con el modelo tradicional, lo cual puede deberse al
aumento de información y educación mediatizada por los programas educativos y los medios
de comunicación que tienen alta presencia en estas comunidades campesinas. Sólo un
reducido número de parejas piensa que los hijos deben tenerse cuando "Dios los mande" y la
creencia en que "cada hijo trae su pan debajo del brazo".

Aunque se trata de comunidades campesinas existe una amplia divulgación y aceptación de los
métodos de planificación modernos tanto para mujeres como para hombres. Aunque las
mujeres siguen siendo las que planifican en la mayoría de los casos, un pequeño porcentaje de
los hombres campesinos ha empezado a utilizar el condón y la vasectomía. La planificación
familiar en este sentido, se ha ido convirtiendo en un proceso cada vez más orientado desde
una racionalidad científica perdiendo espacio los saberes populares. De igual forma las
explicaciones a la infertilidad femenina se encuentran en su mayoría del lado de la ciencia
moderna: - la afección congénita o adquirida del sistema reproductor, los problemas
nutricionales - sólo un porcentaje mínimo se la adjudica a la voluntad Divina.

Una vez iniciado un proceso de gestación no se interrumpe porque el aborto sigue


manteniendo su status de "pecado" y "delito". La connotación ético-religiosa y ético-jurídica
es, a toda luz, la representación más común sobre este asunto.

Esperando un bebé: el proceso de gestación

La mayoría de mujeres asisten al control médico durante la gestación, aunque en ocasiones les
resulta difícil acceder a él por falta de dinero y por la distancia física que separa las viviendas
del centro de salud.

En los cuidados que se prodiga a las mujeres durante el embarazo se identifica una fuerte
influencia del discurso médico y psicológico moderno. La alimentación balanceada es el cuidado
más importante que una mujer embarazada debe procurarse, porque de ella depende el
desarrollo del bebé, igualmente se menciona la importancia de no consumir alcohol y tabaco.
Se suspenden las relaciones sexuales a partir del tercer mes, en otros casos éstas se
prolongan hasta los 6 u 8 meses. Se presenta una disminución del esfuerzo que la mujer hace
para cumplir sus labores cotidianas en el hogar. También se reconoce la necesidad de una
tranquilidad emocional durante la gestación que garantice la buena salud emocional y física del
niño. "Por lo general lo que yo sienta lo va a sentir él en el vientre; si a mí me dan rabias el
pelado va a salir así. Hay que hablarle mucho al bebé, que sienta que se lo quiere porque si no
el pelado va a salir con un complejo".

La llegada del hijo: prácticas alrededor del parto

Se observó una alta tendencia a recurrir a médicos y enfermeras y centros hospitalarios. Sin
embargo, por limitaciones geográficas y económicas, un gran número recurre a parteras
legitimadas dentro de la comunidad.
El sentido de la conservación de la salud familiar

Para atender las enfermedades infantiles se observa una tendencia significativa a consultar al
centro de salud, en un GRAN número de casos se utilizan los remedios caseros como
estrategia previa a la visita médica debido a los costos y A las dificultades de desplazamiento a
las instituciones hospitalarias; la automedicación con productos farmacológicos es una práctica
bastante débil y generalmente tiene que ver con la atención a gripas y estados febriles. No se
acude a los "curanderos" ni otros servicios de salud empíricos . La homeopatía se reconoce
como válida en cuanto ha empezado a incursionar en marcos de cientificidad y legitimidad
socialmente aceptados.

En cuanto a los remedios autopreparados se rescata el uso del suero casero para la diarrea;
guayaba y café, plumilla con "mora niñita", verdolaga y acedera para la diarrea, remolacha con
azúcar y ajos y limón, leche con manzanilla, sidrón, limón, campanilla y flores de sauco para la
gripa, apio para la digestión, borraja (limoncillo) con miel de abeja para la fiebre, poleaco para
la enuresis, malva para los "nervios", hierbabuena con leche para la tos, eucalipto con limón
para la asfixia.

Los niños cuentan con todas las vacunas que requieren.

Las madres conceden una gran importancia al amamantamiento; reconocen en la leche


materna un alto valor nutricional, así como también un elemento importante que aporta
defensas al bebé, lo tranquiliza y estimula; igualmente consideran algunas que es más cómodo
y alivia a la madre; no obstante, se encuentra una tendencia a practicar el destete temprano
(8 meses o antes) aunque algunas madres lo realizan después de esta edad. El destete del
niño/a se debe al reinicio del proceso de planificación, la iniciación de un nuevo embarazo y la
poca producción de leche materna, o pérdida del interés del niño. Cuando la mamá no produce
suficiente leche toman cebada con aguapanela, agua de cáscara de plátano maduro, claro de
mazamorra, hinojo o eneldo con leche, bebida de yaragua y vitaminas.

Se amamanta al niño cuando lo pide mediante el llanto; una tendencia menor se orienta a
establecer horarios para regular la frecuencia a tres o cuatro veces diarias.

El uso del tetero ha disminuido, al igual que la importancia que se le concede como
complemento alimenticio. Este cambio quizás obedece al impacto de las campañas de des-
estimulación de su uso, promovidas esencialmente por el sector salud. Se incorpora al niño a
la dieta alimentaria adulta al año de edad, ésta depende en su gran mayoría del tipo de
alimento que se prepare cada día para el resto de la familia.

Las madres utilizan diferentes estrategias para manejar la inapetencia constante o


momentánea de los niños: investigan la razón de la falta de interés por la comida, debido al
temor de que éste hecho obedezca a enfermedad en el niño; la persuasión a través del
chantaje: "si come, entonces le doy...o lo llevo a..."; indiferencia de la madre respeto a la
autodeterminación del niño; sustitución del alimento que el niño rechaza por otro de su
agrado, pero que a juicio de la madre tenga algún valor nutricional; castigarlo. En muchos
casos estas estrategias se combinan en un mismo momento, o se utilizan alternadamente.

Para las madres es importante que sus hijos coman y estén gorditos porque ésto es un
indicador de su buena salud y felicidad. "Los niños bien alimentados van creciendo y se van
poniendo más gorditos, van cogiendo más alegría. Un niño desnutrido es un niño triste, en
cambio uno bien nutrido es alegre y contento".

Las madres siguen pautas que garantizan una buena higiene: hierven el agua y la leche,
realizan una suficiente cocción de los alimentos, lavan los utensilios de cocina, tapan los
recipientes en los que se prepara la comida para evitar el contacto de los insectos con los
alimentos.
La interiorización de otros hábitos

Para algunos niños el control de esfínteres se inicia a los nueve meses y en algunos casos se
prolonga hasta los cuatro años. Se utilizan diferentes estrategias para lograr este aprendizaje:
imitación, el padre va al baño con el niño y orina en presencia de él; amenazas "Si sigue
orinando le voy a traer un sapo, como ella le tiene tanto miedo a los sapos"; la madre calcula
el tiempo transcurrido entre una y otra.evacuación, de esta forma los niños pasan largos
periodos de tiempo sentados. Las estrategias para enfrentar la enuresis van desde el premio-
castigo, interrumpir su sueño y acompañarlos a orinar, disminuir la ingestión de líquidos antes
de acostarse, el diálogo, hasta el uso de ungüentos. Algunas madres no hacen nada porque no
consideran esto como un problema.

"Le unto pomadas calientes; antes lo bañaba con agua tibia". "Uno los levanta por la noche
para ver si van dejando el vicio". "les pregunto por qué lo hicieron, porque uno no debe
tratarlos mal ni castigarlos".

Algunas madres no permiten que sus esposos participen en el aseo de sus hijos, en especial en
el de las niñas, porque creen que si las ven desnudas desde pequeñas cuando estén grandes
pueden intentar abusar de ellas. "Es muy feo que un papá le esté cambiando los pañales a una
niña, porque hay casos en que llegan a grandes y el papá viola a la niña porque desde
pequeña se enseño a verle el cuerpo. Ese es el temor de uno, mejor uno mismo cambia a la
niña".

El uso de ropa y calzado tiene de por medio la connotación económica pues en ocasiones los
recursos no son suficientes para garantizar una buena dotación de estos implementos. Las
madres refieren que algunos niños no utilizan zapatos por comodidad, prefieren andar
descalzos.

En la mayoría de los casos los niños pequeños duermen con sus padres.

Sobre la atención al desarrollo infantil

En cuanto a las causas de los retardos en el desarrollo lingüístico se cree que obedece a la
falta de estimulación, lo que permite suponer que ante la evidencia de un retraso la estrategia
fundamental es aumentar el estímulo, o consultar al médico; únicamente en el Municipio de
Jericó se identificó una práctica de tipo medicinal para estimular el desarrollo lingüístico.

Si bien, existe una tendencia a estimular el lenguaje desde la etapa gestacional, los momentos
y situaciones en las que ésta se produce son variados. Al parecer la estimulación sucede de un
modo natural a lo largo de la cotidianidad de la vida familiar, el momento de acostarse, el
momento de levantarse, la hora de las comidas o del aseo personal, los momentos de juego o
de trabajo generan contactos diferentes con los niños, en los que se eligen las actividades
lingüísticas más pertinentes para ello: conversar con el niño, cantarle o enseñarle canciones,
contarle cuentos, mostrarle o enseñarle cosas, solicitar de él información, atender sus
requerimientos, son actividades insertas en la plenitud de la experiencia familiar. En ellas,
además, participan todos los adultos que entran en contacto con los niños, padres, hermanos,
familiares, amigos y vecinos, aunque en diferente proporción dependiendo de las
características y amplitud de relaciones sociales que haya construido la familia.

Las madres consideran que la base de la interacción lingüística con el niño está en la
disponibilidad para prestarle atención cuando él habla; es esta tal vez la mejor forma de
estimularlos a hablar; algunas consideran importante ayudarle a "pronunciar" bien las
palabras, y exigirle (a través de preguntas o la solicitud directa) que se exprese verbalmente,
en lugar de acceder a sus peticiones a través de sonidos, y gestos o señales. Otra estrategia
utilizada por las madres para motivar en sus hijos la utilización del lenguaje oral es la
expresión de sentimientos de alegría y complacencia cuando ellos lo hacen.
En los casos en que estas prácticas no se consideran necesarias, las madres señalan que la
experiencia les ha demostrado que los niños tienen condiciones para desarrollar "solos" el
lenguaje, sin requerir un acompañamiento específico.

En cuanto al desarrollo de la motricidad los padres consideran que los niños deben recibir
ayuda, pues si bien cuentan con condiciones naturales, el proceso será de mejor calidad si es
estimulado principalmente por los padres. Aquí, nuevamente, como en el caso del estímulo al
desarrollo lingüístico, se reconoce que la principal facilitadora es la madre, aunque se refiere
ocasionalmente la ayuda de otros miembros de la familia, entre ellos, el compañero. A
excepción de las otras conductas motoras como sentarse y caminar, el gateo no se percibe
como una conducta que deba estimularse pues se adquiere en una forma más natural y fácil
que las otras conductas mencionadas.

La ayuda que se brinda para el acceso a las conductas propias del desarrollo motriz es muy
variada en estrategias. "Cuñar" los niños para favorecer el balance sentado, estimular su
desplazamiento en el gateo y en la marcha utilizando objetos que despierten su interés,
mostrar interés y satisfacción por los intentos que el niño hace, brindar apoyo manual en el
gateo y la marcha. Los retrasos en el desarrollo motor motivan en alto grado la asistencia a la
consulta médica; existe también una importante tendencia a proporcionar vitaminas a los
niños y una tercera tendencia se orienta a estimularlos. Debe reconocerse la importancia que
las madres conceden a la buena alimentación como condición para un desarrollo motor
adecuado.En cuanto a prácticas especiales para atender los retrasos en el desarrollo, se
encontraron básicamente dos: una de ellas consiste en aplicar en las rodillas del niño el
residuo de la clara que queda adherido a la cáscara del huevo. La segunda consiste en bañar al
niño con la leche de vaca que se extrae en la fase inicial del ordeño y dejarla en el cuerpo. Se
aduce que el sobrepeso puede ocasionar una mayor lentitud en el proceso de desarrollo, por lo
cual la dieta es un elemento muy importante para prevenir y tratar estos desórdenes.

A los niños se les estimula la manipulación de objetos: la madre le presenta objetos distintos
en su forma, color y función, se los van nombrando para que el niño aprenda a diferenciar los
colores y las funciones que cumple cada objeto. "Enseñarle qué objeto es, por ejemplo si es un
vaso decirle que sirve para tomar leche".También se le dan distintos objetos para que el niño
empiece a cogerlos, moverlos para que desarrolle habilidades de motricidad fina.

En este proceso de conocimiento del mundo el niño empieza a agarrar y tirar al piso los
objetos que encuentra. Algunas madres le permiten a los niños que arrojen los objetos porque
ellos están conociendo y aprendiendo; otras por el contrario están pendientes de lo que el niño
coge y le dicen que no lo arroje, si no hacen caso le pegan una palmada; estas madres creen
que los niños arrojan los objetos por vicio y por eso lo impiden.

"Uno debe ponerle juguetes de colores cerca de la cuna del niño para que el niño aprenda a
diferenciar los colores e irle enseñando cuál es cada color y decirle si es un carro, una muñeca.
Ponerle objetos cerquita de él para que él sepa y aprenda a hacer movimientos con los
deditos".

Comunicación y afecto

Empecemos por analizar las diversas expresiones de las madres, agentes primarios de
socialización, hacia sus hijos. La tendencia mas importante se orienta a manifestaciones
táctiles como cargarlos y acariciarlos. Otra tendencia se relaciona con el juego como escenario
para establecer contacto afectivo.

La satisfacción de las necesidades cotidianas del niño, en su aspecto físico, y la utilización de


estrategias lingüístico-comunicativas (la conversación y el estímulo lingüístico), hacen también
parte del repertorio con el que las madres cuentan para expresar y educar el afecto.

Para la gran mayoría de las madres las actividades de crianza resultan placenteras. Algunas de
ellas manifiestan un sentimiento de "orgullo" y "felicidad", mientras que otras expresan que la
realización de estas tareas significa su "realización como madres"; este sentido de la
maternidad fue discutido con anterioridad. Dentro de las actividades de la crianza que más
disfrutan las madres se reitera la atención a las necesidades de los niños tales como
alimentarlos, vestirlos, asearlos. Otro elemento que les produce gran satisfacción es la
constatación de sus avances en el desarrollo y las actividades lúdicas que comparten con ellos.
Algunas madres, sin embargo, consideran la crianza como algo problemático, por no tener el
conocimiento adecuado, o por carecer de suficiente "tolerancia" para ello.

La disciplina. El premio y el castigo son estrategias que aparecen ante la valoración, positiva o
negativa, del comportamiento del niño. Una vez más aparece la "desobediencia" de los niños
como un factor crítico en el manejo de la conducta y la formación moral en la familia, ya que
es uno de los motivos más importantes para castigar; otros factores importantes como
desencadenantes del castigo se relacionan con los comportamientos inadecuados como
"contestarle a la mamá", "decir groserías", "hacer daños", "pelear", "decir mentiras" y "hacer
pataletas".

El castigo físico y el castigo por supresión constituyen las prácticas de castigo más frecuentes;
"darle una pela" o "quitarle algo que le guste" son las estrategias mas generalizadas,
solamente se reportaron dos casos en los que se utiliza el aislamiento físico como castigo.
Todas estas formas de castigo se acompañan de verbalizaciones en las que la madre
manifiesta su inconformidad frente al niño, y que en algunos casos se desbordan hasta
constituirse en maltrato verbal. Existe una tendencia significativa a hacer del castigo una
estrategia para que el niño aprenda por expiación; el niño debe "pagar" con dolor, por aquello
que se juzga como inadecuado; lo que reduce las posibilidades educativas de la sanción.

Algunas madres tiene en cuenta que el momento de castigar al niño está estrechamente
vinculado con el estado emocional de ambos: "cuando uno tiene rabia no es el momento
adecuado", "[hay que castigarlo] cuando pueda asimilar mejor el castigo"; este es un criterio
pertinente pues posibilita recuperar el elemento formativo del castigo.

Para el castigo físico se utiliza en algunos casos la mano; subsisten prácticas relacionadas con
el uso de "una rama", por ejemplo berbena, con "fuete", con correa, con "chanclas", objetos
que siguen haciendo parte del bagaje instrumental del castigo; parece existir una tendencia a
castigar con objetos que no dejen "marcas" físicas producto de heridas, "vetas" o hematomas.
Para controlar las peleas entre hermanos, se utiliza tanto el castigo físico, individual y
colectivo, como la reprensión. Los argumentos que se esbozan en este sentido convocan a la
hermandad, a la prevención de accidentes, y de disgustos en los padres. Las denominadas
"pataletas" o "rabietas" infantiles se manejan en forma un poco análoga: castigo físico,
utilizando las manos y también ramas, correa o lanzándole a los niños agua fría.

"Ellos hacen unas rabietas que no sé a que se deben, eso es como un resabio y hay veces que
me veo a punto de pegarle; claro que no le pego sino que lo dejo".

"Uno debe castigarlos y no como otras que antes los apoyan para que más grandes sean unos
gamines".

En relación a los premios, éstos se utilizan cuando el niño hace algo que se considera bueno y
significativo dentro de la cotidianidad; los motivos más frecuentes para premiar a los niños son
los logros escolares, los avances en su desarrollo, la obediencia, la colaboración especial con
las actividades del hogar, la autonomía en el aseo personal y en el trabajo que debe realizar,
pero también existe una tendencia a recompensar a los niños en ocasiones especiales como los
cumpleaños y la navidad. Los regalos ocupan un lugar importante dentro de las estrategias de
recompensa, así sean cosas sencillas como golosinas, o juguetes, así también los estímulos
verbales y táctiles (abrazarlos, besarlos). Los paseos y las salidas se reconocen como
estrategias bastante motivadoras para los niños.

La responsabilidad en el manejo del sistema de castigos está preferentemente en la madre y


en algunos casos en ambos padres; en las recompensas esta relación se invierte. En muy
pocos casos el padre asume solo esta práctica. En general, el padre es una figura bastante
ausente de estas prácticas, debido básicamente a su falta de presencia funcional y en dos
casos, física.

Sentimientos como la tristeza son culturalmente negados a la naturaleza infantil; el miedo y


emociones como la ira son objeto de rechazo por parte de los adultos. Se encontró una
tendencia menor, a pensar que la tristeza en especial no es un sentimiento propio de los
niños; algunas madres afirman que "los niños no saben de tristezas", "la tristeza existe en los
otros, en los niños no la hay".

El miedo es un sentimiento con un reconocimiento mayor respecto a su existencia y


generalmente es manejado por medio de la compañía, la palabra tranquilizadora, la caricia, la
desmitificación de las causas y en general estrategias de apoyo y soporte emocional. Algunas
madres reconocen la fuente de los temores y tristezas infantiles en el mundo adulto.

"Uno le pregunta qué le pasa, por qué está triste, o si tiene miedo; bregar a que ese niño se
sienta protegido,a que no tenga miedo, que sienta que no está solo, que no le va a pasar nada
y el niño se va a sentir protegido y se va a tranquilizar".

Conclusiones: Qué aprendimos sobre las prácticas de crianza?

Reconocemos en primer lugar que aunque existen diferencias en ciertas creencias, costumbres
y prácticas relacionadas con la crianza infantil, entre las comunidades de los cuatro municipios
de referencia, existen patrones comunes de orden cultural fundamentalmente en relación al
papel del padre y de la madre, a la educación en perspectiva de género, a la comunicación
intrafamiliar, a la educación moral y afectiva de los niños.

Es evidente que la tradición en la crianza de los niños empieza a mostrar fisuras. En virtud de
los hallazgos, puede intuirse que en los casos estudiados, está latente una "modernización" de
la cultura campesina. El lugar de lo mítico, es decir de los relatos fundantes, generalmente
vinculados a una cosmovisión sacralizante, empieza a ser ocupado por el "logos" instaurado en
las formas de racionalización propias del pensamiento moderno. Esto quiere decir, que el
conocimiento de estas comunidades campesinas, cada vez se sitúa más del lado de lo que la
ciencia occidental legitima como válido; las mujeres en su voz reclaman "saber más" acerca de
los diferentes asuntos que tocan con la crianza, pero este saber más, parece expresarse en
términos de un conocimiento científicamente validado. Los mitos que instauran ciertas formas
de concebir la realidad, que caracterizan ciertas creencias, que orientan ciertas prácticas, han
venido desplazándose del lugar que ocupaban en la tradición. Pudiera pensarse que la tradición
campesina se ha ido cargando de nuevos discursos, que ha habido un descentramiento de una
única y legítima cosmovisión, y que aparecen coexistiendo (y quizás imponiéndose), nuevos
lenguajes, nuevas visiones del mundo.

Es aquí donde puede apreciarse cada vez un acercamiento mayor entre el mundo campesino y
el mundo ciudadano; los fenómenos de modernización del campo, los cuales pueden
relacionarse con el acceso cada vez mayor de las comunidades campesinas a medios de
comunicación, que como la televisión y la radio, vehiculan formas modernas de ver y ser en el
mundo; así también la participación en programas, que como el PEFADI, trabajan con
currículos que muestran conceptos y formas de validar el conocimiento, enraizados en saberes
provenientes del desarrollo de la ciencia moderna, provoca sustituciones de la validación
empírica por la validación argumentada. Quizás por esto, en los resultados se pone en escena
esa dualidad entre lo que debería ser (el argumento) y lo que sirve (la comprobación
empírica). Casos como el manejo del castigo, la responsabilidad del padre en la crianza dan
cuenta de esto.

Otro elemento que puede estar en la base de estos desplazamientos es la función de desarrollo
del campo, que persiguen algunas organizaciones dedicadas a estimular el sector
agropecuario; las organizaciones que asocian a productores del agro, cumplen así una tarea
importante de modernización y de transformación del imaginario campesino. Es ampliamente
conocida, por ejemplo, la labor que en este sentido cumple en el país y sobre todo en las
regiones cafeteras, la Federación que aglutina en Colombia a los productores del grano. Los
fenómenos de organización de productores, sus estrategias para incentivar y mejorar la
producción, y para garantizar estabilidad económica para el sector, no traen consigo tan sólo
desarrollo tecnológico del campo sino también la transformación de los imaginarios. Sin
embargo, estas hipótesis ameritan continuar con la investigación sobre la crianza, focalizando
el interés ya no exclusivamente en sus contenidos, sino en los fenómenos de movilización
simbólica-cultural que soportan la transformación de éstos. Necesariamente, la investigación
cultural debe convertirse en plataforma para la gestión de las acciones que posibilitarían el
acceso de las comunidades rurales a formas de vida cualitativamente mejores, y a condiciones
de desarrollo más justas y equitativas.

(1) Este estudio fue realizado por CINDE, Fundación Centro Internacional de Educación y
Desarrollo Humano Sede Sabaneta, con financiación del Ministerio de Educación Nacional.
Dirección de la Investigación: María Teresa Luna Coinvestigador: Fernando Peñaranda. Equipo
de campo: Sofía Arango, Doris Asprilla, Silvia Ester Mazo, Angela María Rivera. Medellín,
Colombia. 1999.

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