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Introducción
Es común oír en las últimas dos décadas que la educación impartida al hombre no
responde a la realidad, que le aparte en lugar de acercarle a la misma. No sólo saca al
hombre de la realidad, de su mundo; sino que, no contenta con eso, también le "saca de
quicio", de sí mismo. Esto es en grandes rasgos lo que puede entenderse como
enajenación humana, enajenación que patrocinan los sistemas educativos.
Si hablamos de una pedagogía de la alienación, no es para referirnos a una
escuela pedagógica concreta, como cuando decimos "pedagogía progresivista",
"pedagogía clásica", etc.; con ese nombre queremos indicar más bien una cualidad o
característica, como es la alienación, y que es propia a todas las escuelas pedagógicas, a
la pedagogía en sí. Responde mejor al nombre de "alienación pedagógica".
Si la alienación es un mal de nuestra sociedad, y si este mal se ha filtrado y se
transmite a través de la educación, es importante detectarlo y ver qué se puede hacer.
Son varios los intentos de diferentes pedagogos dirigidos a crear una pedagogía más
humana, una pedagogía de la no-represión, en donde los elementos alienantes sean
mínimos.
En este trabajo se estudiarán aquellos aspectos que tienen que ver, primero, con el
desarrollo histórico de la alienación; luego la relación existente entre la educación y la
alienación, y por fin hablaré de la superación de la alineación.
La alienación es vista generalmente como parte de las calamidades creadas por el
sistema. Es el sistema, siguiendo el pensamiento marxista, quien ha hecho que el mundo,
la naturaleza, las cosas, los demás, uno mismo, se haya vuelto ajeno al hombre. Este no
se experimenta a sí mismo como sujeto de sus propios actos, sino que se experimenta a
sí mismo en las cosas que ha creado, como objeto de su trabajo. El hombre se "relaciona
con el producto de su trabajo como un objeto extraño a él, enajenado" (Marx). La
alienación no es opresión, es dolencia. Su esencia es una forma de inhumanismo; para el
ser humano fue y es una enfermedad.
En una parte de este trabajo acudiremos a una definición operacional de alienación
para el estudio científico de la misma. Este tipo de definición tiene un serio inconveniente,
lo cual hay que tener en cuenta a la hora de interpretar los resultados, y es que la
alienación es un todo, cuya concepción resiste mal el fraccionamiento experimental
(componentes operacionales). Además de que los cuestionarios se dirigen a la
conciencia, por lo que la dimensión inconsciente de la alienación (la falsa conciencia) se
escapa por definición.
Si bien el concepto de alienación en su origen tuvo una relación inmediata con el
mundo del trabajo, últimamente se la ha relacionado con todo tipo de organización e
institución humana. En el trabajo presente haré una exposición de la alienación en el
sistema educativo y de la alienación estudiantil.
Los autores que han estudiado la alienación del hombre contemporáneo coinciden en
una cosa: el hombre actual está enfermo, y la enfermedad más profunda que padece es la
alienación. Su vida normal es una vida alienada y extraña a sí mismo. "El hombre actual
se aburre apartado de los objetos, necesita estar fuera de sí" (Castillo del Pino, 1973 Pág.
113). Vivir tanto fuera de nuestros cuerpos como fuera de nuestras mentes es, para Laing
(1973) una condición normal en nuestra sociedad.
Podríamos enumerar una lista grande de síntomas que detectan la presencia inevitable
de la alienación, pero los que más han sido analizados son aquellos que tienen que ver de
alguna manera con el conformismo, aislamiento, aburrimiento, incomunicación,
despersonalización y falta de creatividad. Como se ve, se trata de un problema
psicosocial, de un problema humano y del hombre individual. En la sociedad actual el
hombre se encuentra progresivamente enajenado, se ve obligado a renunciar a la propia
personalidad espiritual, y tiende cada vez más a quedar reificado, a pesar de los mejores
materiales obtenidos. Detrás de este bienestar se oculta la infelicidad y sufrimiento del
individuo automatizado, impotente e insignificante; deja de ser independiente y comienza
a depender de quienes dirigen los grandes imperios económicos, trayendo como
resultado la aparición de un hombre "enajenado de sí mismo, de sus semejantes y de la
naturaleza" (Fromm, 1955). La iniciativa ha pasado del individuo frente al medio, un
perfecto adaptado, un respetado burócrata del sistema. Marcuse nos describe muy bien
en toda su obra, sobre todo en el "Hombre Unidimensional" las características del hombre
que se desvive en nuestras sociedades tecnológicamente avanzadas, donde la gente se
reconoce en los objetos, en los productos y se identifica con las marcas del automóvil y
enseres electrodomésticos.
3. Causas de la alienación
A diferencia de los pensadores existencialistas, quienes siguen a Heidegger y Sartre,
para los que la alienación y soledad es un destino eterno, casi todos los autores atribuyen
la alienación a acontecimientos históricos, sociales y económicos. Los pensadores
marxistas y neomarxistas ven en las relaciones de propiedad y de los medios de
producción o tecnología las raíces propiamente de la alienación; la enajenación ocurre
básicamente en el mundo del trabajo y en el orden económico. El consentimiento más
general no es que las formas de alineación se deriven del proceso del trabajo, sino que
intervienen otros factores tanto o más importantes que la apropiación de los medios de
producción, como son: la vida, el desarrollo político y la estructura social. Esta última
tendencia expuesta por Pappenheim (1959) parece, sin embargo, ignorar la posición
existencialista en el sentido de que la alienación no es una característica de un período
específico, sino que se manifiesta en todas las épocas de la historia y en todos los
ámbitos de la vida humana.
Podemos decir que son varias las fuentes que engendran permanentemente la
alienación del hombre moderno, empezando por la persona que se aliena de sí misma a
través de los mecanismos de defensa. Uno de los mecanismos más poderosos y sutiles
de la alienación del hombre de hoy se encuentra en una de las instituciones sociales más
criticada, pero todavía la más querida, y es en la educación escolar.
Educación y Alienación
Hasta aquí, casi todas las aseveraciones que se han hecho y citado están
fundamentadas en observaciones, experiencias propias, intuiciones e interpretaciones
teóricas. No quiere decir que tengan más o menos valor que las aseveraciones que
provienen de una investigación en donde se usa el método científico. Aquí expondremos
las aplicaciones de los resultados de las investigaciones hechas en los últimos cinco años
acerca de la alienación de los estudiantes. Estas investigaciones se llevaron a cabo, casi
todas, en escuelas y colegios de Estados Unidos.
La definición operacional que prevalece en las distintas investigaciones es aquella que
contiene, más o menos, estos cuatro componentes: impotencia, conformismo, falta de
significado y aislamiento. Estos componentes representan un tipo de conducta que, de
una u otra forma, acompañan al hombre alienado de nuestra sociedad según los teóricos
de la alienación.
Empezaré con aquellas investigaciones que estudian la relación existente entre la
alienación estudiantil, la burocratización y la organización estructural de la escuela. El
estudio de Anderson (1973), así como el de Hedberg (1973), revelan que la alienación
estudiantil está positivamente relacionada con las estructuras burocráticas. El grado de
alienación aumenta a medida que la organización es más burocrática: la impersonalidad y
el anonimato se prestan en semejante estructura.
En otro estudio llevado a cabo por Marquis (1974) y en donde relaciona la alienación
con la organización educativa, o tipo de escuela (vs la escuela tradicional como grupo de
control, y la escuela progresista como grupo experimental) se encontró que no había
diferencia significativa en cuanto al grado de alienación entre los estudiantes varones de
una y otra escuela. Sin embargo, en las muchachas pertenecientes a la escuela
tradicional mostraron una tendencia hacia el conformismo y a sentirse más extrañas.
Todos los estudiantes eran del noveno grado. Entre los estudiantes del grupo
progresista, los varones tenían un grado mayor de alienación que las muchachas. Entre
los estudiantes del grupo tradicional se apreciaba mayor malestar por estar en la escuela
y más ganas de salir de ella cuanto antes, lo que indica mayor alienación, aunque no
sea significativa.
Dos estudios sobre la alienación y el dogmatismo realizados por Beatty (1973) y por
Morris (1971) dejan ver una relación positiva entre la alienación y el dogmatismo: a
mayor dogmatismo y autoritarismo, mayor grado de alienación. Igualmente existe
relación positiva entre la alienación y el control ideológico de los profesores, de acuerdo
a los estudios de Marquis y de Hedberg respectivamente.
Thompson (1973), en un estudio para la tesis doctoral relacionó el grado de
alienación con las oportunidades de participación estudiantil en la toma de decisiones en
las áreas académica, de dirección, estructura del curso y del currículo y la forma de
evaluar. No hubo diferencia significativa del grado de alienación entre el grupo
experimental (participación estudiantil) y el grupo de control (no participación). A pesar
de que no hubo diferencia significativa entre los dos grupos, había más elementos
alienantes en el grupo de control.
Aquellos estudiantes que solicitan orientación personal indicaron mayor alienación
que los que buscan orientación vocacional, y éstos a su vez mayor alienación que
aquellos que no buscan ninguna orientación (Galassi (1973). Los estudiantes de octavo
y noveno grado están significativamente más alienados que los del sexo (Hedberg). Los
estudiantes de un nivel socio-económico más bajo muestran un sentido más alto de
alienación; las muchachas muestran mayor alienación que los varones; el nivel de grado
escolar no está relacionado con el grado de alienación, pero sí las puntuaciones de
notas (White, 1971).
En otro estudio hecho por Sandhu (1972) sobre la alienación de los profesores,
encontró entre los más alienados los profesores más jóvenes, varones, casados, de un
rango más bajo y peor pagados.
Superación de la Alineación
1. Transformación de la sociedad
Los críticos clasificados bajo esta categoría son todos aquellos que de una u otra forma
parten del supuesto de que el hombre es producto de la historia, que su pensamiento
obedece a la realidad económica, social, política, religiosa y cultural. El hombre está
básicamente determinado por estos factores externos; por lo tanto, de una sociedad
alienada básicamente no cabe esperar un hombre sano. Entre ellos podríamos
mencionar a Marx, Fromm, Marcuse y a toda la Escuela de Frankfort, Pappenheim,
Castillo del Pino.
Marx rechazó la pretensión de "superar la alienación dentro del marco de la
alienación", de superar la alienación de una sociedad que gira en torno a relaciones
mercantiles. Si se desea luchar contra las fuerzas de la alienación, es necesario "luchar
por un nuevo fundamento de la sociedad, por el desarrollo de instituciones económicas y
sociales que ya no estén dominadas por una estructura de explotación" (Pappenheim,
1965). Marx, en "La Sagrada Familia" tiene una frase reveladora: "Si el ser humano es un
producto de sus circunstancias, tendremos que humanizar las circunstancias". El diseño
de una sociedad no-opresora, en la que reine el principio de la libertad y no el de la
realidad, una sociedad donde el individuo no se vea subordinado ni sea objeto de
manipulaciones por parte de ningún otro poder exterior a él mismo, ya sea estado, medios
de comunicación y de producción, educación, o donde el individuo sea activo, creativo e
independiente, lo hayamos a través de toda la obra de Fromm y Marcuse.
Estos autores no esperan gran cosa del sistema educativo, ni de los medios de
información por el hecho de que son, diríamos, "la agencia de publicidad" que le hace a
uno creer que necesita la sociedad tal como está. Lo más que se puede hacer a través
de la educación en una sociedad como la nuestra que permite libertades formales, es vivir
la alienación impuesta como una aceptación "lógica", insuperable e incluso satisfactoria.
Marcuse no cree que la educación pueda ofrecer la posibilidad de preparar, siquiera eso,
la sociedad futura, por el hecho de que esa misma preparación representa una amenaza
para la sociedad presente. "El cambio cualitativo de la educación es un cambio social
cualitativo, y existen pocas posibilidades de que tal cambio se organice y administre"
Marcuse, 1970.
La educación, pues, seguirá siendo la que es, mientras la sociedad sea la que es.
Hablar y proponer una pedagogía liberal, crítica y progresiva no es más que hacer el
juego al sistema y hacer sus defectos más invisibles. Entonces ¿qué hacer mientras llega
el cambio o revolución, si es que algún día llega? Unos se dedicarán a diagnosticar y
poner al descubierto las contradicciones del sistema, pensando en el presente "no en
términos de etapas pasadas, sino en términos de sus propias posibilidades" (Marcuse,
1968). Otros se darán a la tarea de desenmascarar las reformas pedagógicas, por más
liberales que sean e impedir su funcionamiento: "La universidad no puede funcionar, por
tanto hay que impedirla funcionar para que esta imposibilidad se muestre evidente" (Gorz,
1970). Aunque según la lógica marxista, lo propio sería desenmascarar al sistema social
y no al sistema educativo, que es su secuela.
Es bueno dejar saber, que aún con el advenimiento de la Nueva Sociedad no significa
el fin de la alienación del hombre; en ese caso aparecerán nuevas alienaciones, pero no
serán deshumanizantes, o al menos de igual calibre, como las del hombre actual.
2. Transformación de la educación
Aquí muy bien podemos situar a todos los pensadores que hablan de una escuela
libertadora, de la pedagogía de la no-represión, de la nueva educación, de la revolución
de la enseñanza, e incluso de la enseñanza desescolarizada. Pronto nos vienen a la
mente, empezando por Dewey, autores, tales como Freire, Neill, Reimer, Montessori,
Illich. Para todos ellos la educación es importante en cuanto agente de cambio social y
cambio en el individuo, siempre y cuando vaya dirigida hacia la liberación total de la
persona humana. Es posible eliminar elementos alienantes de la educación, es posible
educar sin despersonalizar,. sin represión y para la libertad. La crítica que estos
pensadores hacen a la escuela moderna, tal vez hay que exceptuar a Illich y Reimer, es
pedagógica y política. Se dirige a qué se enseña y cómo se enseña, a las edificaciones y
ambiente; a la política de administración y estructura burocrática. Se proponen nuevos
currículos y métodos de enseñanza, participación y acceso del estudiante en todo el
proceso educativo y administrativo; se favorece, por supuesto, la iniciativa, creatividad,
crítica y concientización; el educador viene a ser educando y el educando educador.
Lo importante es que la pedagogía del oprimido, del alienado, es posible antes de la
revolución. ¿Cómo? ¿Y si es posible tal pedagogía, realmente libera? A partir de los
estudios que se han hecho experimentalmente, muchos de ellos aparecen en este trabajo,
no garantizan que semejante modalidad y novedad educativa traiga consigo un hombre
nuevo, auténtico y mínimamente enajenado. Cada vez son menos las esperanzas que se
ponen en los nuevos métodos y en el currículum, aunque sea un currículum dirigido
expresamente para combatir la alienación, como lo propone Becker (1967), por el hecho
de que es vista la educación como una causa actuante en lo social, y no se advierte que
la educación sea también un producto de otras estructuras sociales, por lo que no es
posible que el estudiante de la nueva educación no refleje el tipo de hombre que una
sociedad tiende a engendrar. Desde este punto de vista, la crítica de Illich a todos estos
intentos de educación liberal es válida, en cuanto que no se pone en tela de juicio a la
institución educativa como tal. Hay que acabar con la escolarización de la educación, con
el "currículum oculto" que es idéntico en todas las pedagogías, tanto liberales como no
liberales; hay que desestablecer la escuela (Illich, 975). Con todo y esto, Illich sigue
creyendo en el poder y la fuerza desalienante que genera la educación. La educación es
irreversible, pero desescolarizando a la sociedad.
Neill, debido a una influencia freudo-neomarxista, toma otros rumbos que creo son más
consecuentes con los supuestos teóricos. No se sitúa al lado de los idealistas reformistas
que creen cambiar el mundo, ya sea transformando a los hombres o cambiando las
estructuras. "Summerhill" se coloca fuera de la sociedad, fuera del mundo alienado. No
niega la sociedad, sino que la yuxtapone. Summerhill no es una anti-sociedad, sino más
bien una contra-sociedad, una contra-institución que contiene su propio fin en sí misma.
El fin de la educación de Summerhil está en el niño, y no en la sociedad alienada. "Neill
se niega a desempeñar el papel de mediador entre la sociedad y los niños" (Laguillaumie,
1973). No es posible una educación liberadora en una sociedad alienante, y por eso es
que busca soluciones prácticas para liberar al niño del peso de la represión, permitiéndole
conocer una realidad no alienada. Neill, consciente de la imposibilidad de encontrar una
solución al problema social por medio de la educación, se niega tanto a ser un pedagogo
crítico, como a ser el agente directo de la ideología burguesa al amparo de una pedagogía
"liberal" y activa.
A pesar de todos los pros y contras que pueda tener Summerhill, esa experiencia
muestra lo que podría ser una sociedad no represiva en la que no sería necesaria la
educación como conjunto de normas coercitivas y sistema de represión.
3. Transformación interna
El pensamiento filosófico y psicológico existencialistas de hoy expresan que la
enajenación del hombre moderno es una condición inalienable e intrínseca en la
naturaleza del hombre. Es inútil pensar erradicarla objetivamente, del mismo modo que
se erradica la ignorancia. A todas partes nos sigue. El hombre está lanzado a un mundo
en el que no hay señales que indiquen el camino y en el que no puede ser instruido sobre
la dirección a seguir y los valores a elegir. La vaciedad, la ausencia de sí, el aislamiento y
la angustia son el punto de partida, es decir, la nada. No hay más remedio que aceptar y
asumir esta realidad con todas sus consecuencias. La semilla de la alienación está
dentro del hombre y es de ella que el hombre está "hecho", pero esto no es una excusa
para aceptarla pasivamente, morbosamente. Precisamente por eso, porque es una
enfermedad, el hombre tiene que hacer algo, a no ser que elija la aniquilación, la
objetivación y reificación. Pero ese hacer del hombre no es transferible, no puede dejarse
en manos de otros o de instituciones sociales. Es el mismo hombre quien tiene que dar la
pelea, sin ayuda de nadie. Es él quien tiene que dar sentido y dirección a su vida. Y
gracias a que los elementos alienantes no desaparecen nunca de la realidad humana, en
la medida que el hombre se enfrenta a ellos, irá transcendiendo la alienación, sin
esperanzas de que suceda una superación definitiva.
Ni la sociedad, ni la educación van a eliminar la alienación, sólo el hombre es quien
puede enfrentarse a ella, aceptarla como cosa propia (conciencia de la alienación), para
luego transcenderla de alguna manera.
Este pensamiento parte del supuesto de que el hombre no es producto de sus
circunstancias, sino de sí mismo. Por lo tanto, todo lo que es el hombre se debe al
hombre mismo.
Conclusiones y Generalizaciones
Bibliografía