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REAACION DE LA FAMILIA Y
LA NECESIDAD DE AYUDA EXTERIOR
El alcohólico que esta padeciendo de una borrachera seca parece incapaz
de tener una evaluación realista de si mismo. En la mayoría de los casos
esto significa que no puede verse a si mismo como lo ven los demás. Por
desagradable que haya llegado a ser su vida, persiste en considerarse
exento de culpa, victima de circunstancias fuera de su control. Mientras
más firmemente convencido esta de su falta de culpabilidad, más tenaz y
listo es para resistirse a la ayuda, ya que el primer paso hacia la
recuperación de su situación consisten en aceptar su responsabilidad de
ella. Para aquellos que sinceramente desean ayudarle, el problema
inmediato consiste en proporcionarle las condiciones y situaciones dentro
de las que pueda empezar a lograr una evaluación realista de si mismo.
Mas adelante se tratara la cuestión de como puede lograrse esto.
Es difícil para la familia del alcohólico proporcionar estas condiciones. Es el
centro de los agravios familiares. La reacción de la familia a su conducta
puede variar desde el desaliento y la confusión hasta la depresión, el
resentimiento y la amargura. Es difícil, pero no imposible, que los
miembros de la familia permanezcan objetivos en su relación con el
alcohólico. Su conducta ha sido descrita como irrealista. Lo que necesita
desesperadamente es precisamente objetividad que la familia no le puede
dar. En algunos casos puede ser necesario hace uso de la coerción para
que el alcohólico se preste a recibir ayuda. La familia que trata de hacer
esto por si misma con frecuencia tiene que enfrentarse a consecuencias
desastrosas tanto para el alcohólico como para ella misma,
particularmente cuando pierden los miembros de ella el control de si
mismos y la objetividad en el proceso de hacerlo.
La ayuda exterior es la alternativa más satisfactoria para todos los
involucrados. Hay centros de remisión, centros de consultora, los grupos
familiares de Al-AISN y A.A. son grupos ampliamente conocidos.
Alcohólicos Anónimos es la mejor fuente para una ayuda inmediata. Los
centros de remisión proporcionan información para la familia, ayuda para
llegar a las decisiones relativas a la necesidad de tratamiento, y remisión
para las fuentes adecuadas de terapia. Los centros de consultora tienen
personal entrenado y capacitado, cuya especialidad son los problemas
derivados del alcohol. Estos centros están equipados para ayudar al
alcohólico a manejar su situación en lo particular. Generalmente son para
consulta externa.
Los grupos familiares de Al-Anon proporcionan a la familia el alcohólico el
apoyo en sus intentos de tratar constructivamente con el alcohólico. Son
particularmente valiosos cuando el alcohólico se muestra resistente a la
ayuda exterior. Los miembros del grupo están muy familiarizados con el
síndrome de la borrachera seca, y pueden proporcionarle a la familia una
riqueza de información práctica. En algunos casos, el padrino de A.A.
puede también ser una valiosísima fuente de ayuda para el alcohólico. En
consecuencia, están en buena situación para ayudar a que se tomen
decisiones. En circunstancias adecuadas, puede ser efectivo par persuadir
al alcohólico de que por si mismo busque ayuda.
MEDIDAS CORRECTIVAS
El alcohólico que padece de una borrachera seca vive una existencia
empobrecida. Su experiencia pasada y su tensión presente le impiden
lograr la satisfacción de que otros disfrutan en la vida. Experimentan
limitaciones agudas en su capacidad para crecer, para madurar y para
beneficiarse de las posibilidades que brinda la vida. Carece de la frescura y
espontaneidad que otros alcohólicos genuinamente sobrios manifiestan,
aun cuando pueda ser impulsivo. Su vida es un sistema cerrado, y sus
actitudes y conducta son estereotipadas, repetitivas y consecuentemente,
predecibles. Carece de la capacidad de escoger, entre alternativas, el curso
de acción que pueda ser mejor para el. Sus opciones son pocas y estériles,
y no puede sorprender a nadie cuando se excede.
Toda la evidencia existente apunta a la necesidad de que aprenda a
conocer la humildad y a darse cuenta de que hay un poder superior a el,
antes de que pueda experimentar una sobriedad genuina. Una medida
desusada de autodisciplina debe acompañar este proceso de
desinflamiento del ego. Al principio, la autodisciplina respecto de
honestidad, paciencia, y responsabilidad será fastidiosa, porque estará
acoplándose a un modo de vivir que le parecerá arbitrario y difícil. Pero,
con un esfuerzo sostenido para el logro de la autodisciplina, crecerá en su
aceptación del malestar y hasta el dolor a corto plazo, conforme trabaja
para llegar a la meta a largo plazo de una sobriedad genuina y duradera.
Vale la pena hacer notar que el alcohólico que Este consciente de la
tensión mental de la borrachera seca instintivamente tratara de
involucrarse más en los asuntos de A.A. Su familia y amigos pueden
oponerse a esta idea, sintiendo que ya esta pasando el tiempo suficiente
en A.A. Deben ser advertidos de que debe, hasta donde le sea posible,
resolver su asociación con A.A.
Se le debe dar todo el ánimo para que medite concienzudamente si los
Doce Pasos de A.A. son todavía validos para el. Es de esperarse que
empezara a darse cuenta de la irónica insensatez del alcohólico que piensa
que su vida se ha vuelto súbitamente gobernable otra vez; cuyo sano juicio
esta fuera de duda; que no ve la necesidad de poner su vida en manos de
un poder superior a si mismo; que piensa que los inventarios personales
son innecesarios, ya que rara vez deja de tener la razón; y que ya no esta
sujeto a la embarazosa necesidad de reparar los daños que haya cometido.
Una vez que se percate de esta ironía: de que el, es todavía ingobernable,
todavía impotente, es quien ha hecho esta "recuperación" notable podrá
sentirse lo suficientemente mortificado para desear cambiar.