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El temor del hombre a la mujer


Una contribución al estudio del complejo de castración

Jorge Silva Garcia

Este Trabajo se presentó en Zürich, Suiza. En ocasión del II Foro Internacional de Psicoanálisis. El 10
de Julio de 1965. "El temor del hombre a la mujer," in: Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y
Psicología, México, Vol. 2 (1966), pp. 13-24.

Copyright © 1966 and 2009 by Jorge Silva-García M.D., Joaquín Romo 171, Tlalpan, 14410 México,
22 D.F., Mexico; E-Mail: jsilvag82[at-symbol]prodigy.net.mx.

“Sohn, mein, wünschest du nicht, die Braut su vanidad y comunicar su problema a un analis-
in die Kammer zu führen, ta. Su relato se acompañó de lagrimas, vergüen-
Dass dir werde die Nacht zur schönen za y profundo dolor. Efectuada esta catarsis,
Halfte des Lebens”. apareció una actitud entre cínica, presuntuosa y
a veces indiferente. Estas actitudes persistieron
(“Hijo, deseas llevar a la novia a la varios meses durante los cuales relató el cúmulo
recámara de sus experiencias sexuales: juegos homosexua-
y la noche será la bella mitad de tu vida”. les e intentos de zoofilia, durante su infancia;
Frase que la madre de Herman dice a su voyerismo y una gama de experiencias hetero-
hijo que quiere casarse. sexuales, exceptuando el coito, desde niño hasta
Goethe: “Herman y Dorotea” la fecha. Hizo gala del favor que encontraba con
las mujeres, incluso con algunas emparentadas
con él.
Antes de abordar el tema del miedo del hombre Al principio de sus análisis, sus recuerdos
a la mujer, desde un punto de vista teórico, del padre fueron negativos, después ambivalen-
quiero presentar una de esas historias clínicas tes, hasta que emergió el cuadro de un hombre
que tan frecuentemente muestran que en el te- bueno pero pasivo y débil, alcohólico ocasional,
mor de castración, tanto en los sueños como en quien a pesar de temer a su esposa, trató de
las actitudes del vivir cotidiano, el agente cas- ayudar a su hijo a liberarse de esa influencia ne-
trante activo es la madre y no el padre, aunque gativa, aunque estos esfuerzos eran débiles e in-
éste es cómplice en su dejar hacer. Paso pues, a directos. Por ejemplo: el paciente era peinado
exponer el siguiente caso clínico: de bucles por su madre hasta los 7 años de
Un hombre de 25 años de edad, busca edad; un día su padre lo llevó, a escondidas a la
ayuda para un problema de impotencia genital, peluquería y luego, con gran temor, ambos re-
del que se apercibió desde que tenía 18 años. gresaron a enfrentar la cólera materna. En la
Unicamente presenta erección normal durante la transferencia fue evidente su deseo de seguir cri-
masturbación o cuando es presa de fuerte exci- ticando y explotando al padre. Su padre murió
tación sexual. Al intentar el coito pierde su erec- cuando él tenía 11 años de edad.
ción. La madre volvió a casarse dos veces más. El
Antes de buscar ayuda en el psicoanálisis, segundo matrimonio duró unos meses y el terce-
pensó ingresar a una orden religiosa, pero no se ro varios años. En ambos casos, el matrimonio
resignó a permanecer impotente. Intentó ayu- se disolvió por divorcio. Ella es una mujer seduc-
darse a sí mismo. Ante su fracaso, decidió vencer tora con fuertes inquietudes sexuales, sin recato

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frente a su hijo: a sabiendas de que la casa tenía en dos cosas: cómo íbamos a respirar allí y
numerosos agujeros, además de un arreglo con- que nos salvaríamos sólo si llegaba otro
veniente de los espejos hecho por él, se desnu- submarino; llegó otro submarino. Luego
daba y permitía que amigas y parientes también había mujeres allí y me tocó una amiga mia;
lo hiciesen, favoreciendo y estimulando el voye- yo quería apresurarme a poseerla para no
rismo de su hijo. El era el encargado de ponerle perder mi erección y lo lograba, pero al
enemas, así como de lavarle la espalda cuando querer retirarme quedaba atrapado mi pene
se bañaba, aún cuando ya tenía 16 años de y su vagina salía alargándose, hasta que al-
edad. Supo que ella leía literatura pornográfica guien de un tajo de cuchillo la cortaba y yo
y en una ocasión, teniendo él 13 ó 14 años de quedaba libre y satisfecho e iba a buscar
edad, la encontró masturbándose en la sala otras mujeres. Hubo polución nocturna”.
hogareña. Lo ridiculizó en sus intentos infantiles
y juveniles de hacerse hombre y lo golpeaba con Sueño típico de retorno al útero materno, mues-
brutalidad en ocasiones. tra el temor profundo del paciente ante tal
Hay un recuerdo descarnado y brutal de la eventualidad que representaría la amenaza de su
abuela materna. Una vieja que abre sus piernas aniquilamiento total, ya que se vería sofocado
y muestra sus genitales desnudos a un niño de 6 por esa madre que él concibe poderosa y domi-
años que juega en el suelo, con el pretexto de nante. En el sueño se ve que de momento nece-
que el niño no espíe. La fascinación y el miedo sita de la ayuda de un hombre adulto, de un
hicieron presa del chico, quien abandonó su padre fuerte, potente, que lo salve y se ven sus
juego llorando y huyó perseguido por las riso- dos miedos conflictivos: el deseo, podríamos
tadas burlonas de la abuela y de la madre. decir psicótico, de regresar al seno materno, y el
Su primer sueño revelador durante su análi- anhelo de ser un hombre, a pesar de su temor a
sis, precedió a una salida a visitar a su madre, la castración, pero por su final, es un sueño que
quien radicaba en provincia. muestra esperanza, aunque vanidosa.
“Soñé que iba en autobús a mi tierra y con- Tiempo después relató otro sueño:
forme me iba acercando me sentía presa de “Me encontraba en mi apartamento y veía
angustia y miedo que aumentaban rápida- a una muchacha con una aguja en sus geni-
mente hasta hacerse intolerables, Bajé del tales; dentro de mí pensaba -”pobrecita,
autobús y pedí que me esperasen; me quité cómo ha de sufrir y hacer sufrir”- quise qui-
mis genitales, buscando desesperadamente tarle la aguja. Una mujer me dió una caja
donde esconderlos; por fin ví un barril con con agujas y dije que con eso no. Fui a bus-
salmuera y allí los dejé, pensando que se car unas pinzas que uso para arreglar anzue-
conservarían bien y que a mi regreso los re- los; al regresar estaban dos amigas platican-
cuperaría. Mi angustia y mi miedo desapa- do con ella, las corrí para poder sacar la
recieron entonces y pude seguir mi viaje”. aguja a la muchacha”.

El terror a su madre como causa de su impoten- Vuelve a soñar:


cia, se hacía cada vez más consciente. Planteán- “Estaba en un cuarto con unas muchachas.
dolo desde otro punto de vista, se diría que Al tener una erección con una de ellas, en-
frente a la madre no se atreve o no desea ser un tró una vieja a ofrecérseme e inmediata-
hombre, por ello en su sueño, pone sus genitales mente perdí mi erección. La vieja estaba
en salmuera. desnuda y yo le veía 2 dientes en su recto.
Una noche en que vió una película de Yo deseaba efectuar el coito con la mucha-
submarinos de guerra, soñó lo siguiente: cha y ya no pude”.
“Estaba en un submarino e íbamos huyen-
do. Entramos en una caverna y se obstruyó Como en los otros sueños, es claro y constante
la entrada. Yo era el ingeniero a bordo y el temor de ver su pene seriamente lastimado,
me di cuenta de que por el gran calado del destruido. Tal vez seria castrado si se atreve a
submarino no podríamos salir y luego pense penetrar la vagina. Pero en el último sueño hay

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una variante importante; los dientes están en el repetidas humillaciones de que hizo objeto al
recto y no en la vagina; ello parece indicar que paciente cuando intentaba actuar virilmente, a
en el fondo, lo atrae más el recto que la vagina, lo que agregó castigos corporales violentos. Al
más lo necrófilo que lo vital; el sueño parece in- aparecer, tan sólo deseaba que el analizado fue-
dicar que su verdadera conexión con la mujer es se un instrumento dócil al servicio de su exhibi-
rectal, es decir, con la puerta de los desperdicios, cionismo: ella le permite que la vea, la espíe, sin
de lo muerto; no está conectado con la vagina importarle que también vea la desnudez de
que es la puerta de la vida. Hay perversión en otras mujeres, lo cual tolera y aún provoca. To-
este sueño del recto, ya que en la vagina, simbó- do esto demuestra, que nunca toma en serio su
licamente, no hay perversiones. Se puede pensar virilidad que ridiculiza y desvalúa. Como voye-
que siendo la vagina peligrosa para él, desplaza rista él está a salvo: mira desde lejos, sano y sal-
su interés. La conclusión final es la arriba descri- vo, no arriesga nada y se conforma con el hecho
ta. Debe señalarse también que él no puede y de que las mujeres lo encuentren atractivo, que-
no quiere usar su pene; frente a la madre, sigue dando fortalecido así su narcisismo. El padre
actuando el papel del niño a quien se le ha faci- coadyuvó a este temor de castración en forma
litado el ver y se le ha prohibido penetrar como significativa, tanto por su propio temor a la es-
un hombre. posa como por su gran pasividad. Su muerte
prematura deja varias incógnitas.
A los 11 meses de terapia relató este sueño: ¿Acaso el paciente atribuyó esta muerte
“anoche soñé que estaba con una muchacha prematura a la madre y sirvió para fortalecer su
que se me ofrecía para tener relaciones miedo a ella?
sexuales; al ir a poseerla veía que tenía unas ¿Habría sido el padre una ayuda, dado su
gasas en sus genitales. Se las quité y desper- gran cariño a su hijo, a pesar de ser tan débil y
té”. medroso y de que el hijo lo despreciaba y lo
explotaba?
Una semana después tuvo un coito normal en ¿Hubiese sido la sola presencia del padre,
sueños: un freno a la seductividad y exhibicionismo de
“soñé que una muchacha me venía a ver; su madre?
pero la llegada de un amigo impidió que Además del temor, hay una fuerte fijación
pasase algo. Se fue mi amigo y entonces tu- materna propiciada por la gran seductividad de
ve una semierección; pensé que mi erección ésta y el despertar precoz de la sensualidad del
debía ser completa y lo fue. Realizé un co- paciente. Hay un anhelo inconsciente de retor-
ito normal. desperté feliz sabiendo que ya nar al útero materno, como lo demuestra el
pronto no sería impotente”. sueño submarino. También se documenta des-
precio y el rechazo al padre débil.
A los pocos días tuvo la evidencia de haber per- Su cinismo, su petulencia y su indiferencia
dido su impotencia genital y ésta no volvió. Casi aparentes, eran su defensa ante su falta de hom-
al año de este evento, se casó y meses después bradía. En su trabajo sólo comenzó a desarro-
hubo de interrumpirse su terapia por motivos llarse después de efectuar su primer coito; ante-
externos. riormente había un huir de la labor cotidiana, la
Aunque el caso ha sido presentado incom- que desempeñaba en su requerimiento mínimo
pleto, creo que se ha logrado objetivar que, en para no ser castigado o despedido. Siempre bus-
primer lugar la madre y en segundo lugar la có placeres pasivos receptivos: el cine, la televi-
abuela, son los agentes causales del temor inicial sión, alcoholismo moderado con borracheras
a la mujer, del temor a la castración, y de su de- ocasionales. Era moderadamente obeso al iniciar
seo inconsciente de no ser un hombre manifes- su psicoanálisis. En otras palabras, su conducta
tado por su impotencia. El temor de castración primordial fue la de un niño que desea aparen-
provocado por la madre, fue sostenido y pro- tar que es viril y fuerte, en tanto permanece fi-
gresivo por su conducta devaluante del hombre jado en una etapa pregenital a una madre des-
en general y de su hijo en particular y por las tructiva.

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A pesar de lo frecuente de este tipo de his- tiva el rechazo narcisista de la mujer por el
toria clínica, ¿o será tal vez por ésto?, el hombre hombre, rechazo que está tan mezclado con el
sigue defendiendo, sosteniendo y afirmando su desprecio en que se las tiene, al llamar la aten-
pretendida superioridad sobre la mujer. El filó- ción sobre el complejo de castración (pág.
sofo Georg Simmel dijo: (29) “Toda nuestra civi- 199)”. “Más por el otro lado, el hombre está
lización es una civilización masculina en que el acostumbrado a proyectar sus propios impulsos
Estado, las leyes, la moralidad, la religión y las internos de hostilidad sobre el mundo exterior,
ciencias son creación de hombres; hasta se mide es decir, se los adjudica a aquellos objetos que
al hombre y la mujer con valores esencialmente encuentra desagradables o al menos extraños a
masculinos”. Esta tendencia se refleja en Freud sí mismo. Merced a este mecanismo se considera
quien fundamenta la supuesta inferioridad de la a las mujeres como fuente de peligro.(pág.
mujer en el hecho de carecer de un pene; como 200)”.
consecuencia ellas envidian a quienes lo poseen En pocas palabras, Freud tampoco atribuye
y anhela a su vez, poseer el preciado órgano. a la mujer mayor contribución al desarrollo de
De lo anterior Freud deriva lo siguiente: el la civilización y también plantea que, si acaso es
superego femenino muestra menos sentido de la peligrosa, lo es tan sólo porque el hombre pro-
justicia, se somete menos a las necesidades de la yecto en ella sus propias hostilidades. De acuer-
vida, es más celoso y su juicio está más influen- do con esta forma de pensar, el hombre consi-
ciado por prejuicios que el superego masculino. dera lícito temer a otro hombre, o que la mujer
Señala, que en las óptimas condiciones de nor- tema al hombre, pero nunca que un hombre
malidad, las mujeres son psicológicamente pasi- tema a una mujer. Dicho de otro modo: no es
vas, narcisistas y masoquistas. (12) Freud sigue posible al narcisismo masculino tomar en serio a
diciendo en su “Psicología de la Mujer” (24) la mujer, por castrante que ésta sea. En conse-
pág. 170): “atribuimos a la mujer mayor canti- cuencia, el papel del padre es de primerísima
dad de narcisismo (y eso influencia su elección importancia y el de la madre, de un orden se-
objetal) por lo que para ellas el ser amadas es cundario: “no conozco necesidad más esencial
una necesidad más fuerte que el amar. Su vani- para un hijo que el tener un padre” (28) Ernest
dad es en parte un resultado de su envidia del Jones (41) se encarga de precisar aún más esta
pene, puesto que su inferioiridad sexual original idea: “Es regla general el que la sociedad ha sido
las lleva a hipervalorar compensatoriamente, sus gobernada en el pasado fundamentalmente por
encantos físicos. Su modestia, considerada la ca- el vigor y la inteligencia masculinas y de perma-
racterística por excelencia de la mujer, es más necer igual la naturaleza humana, estas mismas
bien un mero convencionalismo, diseñado ori- fuerzas gobernaran en lo futuro”; y más adelan-
ginalmente para cubrir la deficiencia de sus geni- te: “El sistema patriarcal conocido por nosotros,
tales,” y les concede que tal vez contribuyeron a reconoce la supremacía del padre... Bien podría
la civilización dándole el arte del trenzado y del decir Freud que el reconocimiento del lugar del
tejido. “Debe considerarse que la naturaleza su- padre en la familia, significó el más importante
ministró el modelo a ser imitado, al hacer que progreso en el desarrollo de la cultura”.
creciese el vello púbico en el período de madu- La premisa freudiana referente a la poca
rez sexual a fin de velar los genitales; lo que les importancia de la mujer, se repite en los casos
quedó por hacer fue unir el pelo en forma per- clínicos de la literatura psicoanalítica clásica,
manente.” donde se desconoce el importante papel psico-
Del “Tabú a la Virginidad” (26) son las si- patogénico de la madre, a pesar de que el mate-
guientes frases: “en todos los casos en que el rial señala su influencia decisiva. Un ejemplo lo
hombre primitivo a impuesto un tabú, es por- encontramos en el caso del pequeño Hans. (21)
que teme algún peligro y no puede negarse que Freud dice allí (pág. 248): “El (Juanito), supuso
todas las reglas señaladas de evitación expresan que todos los objetos animados eran como él
un temor generalizado a la mujer” (pág. 198); mismo y poseían órgano corporal tan importan-
pero en seguida agrega: “el psicoanálisis cree te (pene); observó su presencia en los animales
haber descubierto, en gran medida, lo que mo- mayores y sospechó que ésto también ocurría en

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sus padres, a pesar de la evidencia de sus pro- le corta la cabeza. El reconoce en esta mujer
pios ojos, al rectificar el hecho en su hermana a su madre”.
recién nacida. Se podría decir que hubiese sido
un golpe demoledor a su “Weltanschauung” si Joan Riviere (52, 53) relata sueños muy seme-
hubiere de prescindir de la presencia de este ór- jantes al anterior.
gano en un semejante; este hubiese sido equiva- Karen Horney comienza a desarrollar una
lente a que le arrancase su pené a él. Es proba- teoría del temor del hombre a la mujer (38, 39
ble por ello, que la amenaza de su madre, rela- y 40). En su trabajo “The Dread of Woman”
cionada precisamente a la pérdidad de su “wi- (40), habla de la relación conflictiva del hombre
wimacher”, haya sido también alejada rápida- con la mujer, en que por un lado él teme que
mente de sus pensamientos y sólo más tarde por intermedio de ella puede morir y ser des-
fueron aparentes sus efectos”. Freud nunca llega truído, y al mismo tiempo se siente poderosa-
a señalar cuáles fueron esos efectos. La historia mente atraído hacia ella. Muestra como el hom-
clínica sigue desarrollándose y nos muestra la ac- bre expresa este conflicto una y otra vez en mi-
titud seductora de la madre, su conducta menti- tos, leyendas, etc; como en las experiencias de
rosa para con Juanito, con lo que se trasluce una Ulises con las sirenas; en lo que les ocurre a los
falta de respeto por su hijo. Sin embargo, Freud que no responden a la pregunta de la esfinge; en
(22) concluye, que Juanito a quien teme es a su el símbolo de la diosa Kali; en los ejemplos bí-
padre frecuentemente ausente: “Es por la angus- blicos de Sansón y Dalila, Judit y Holofernes, Sa-
tia de castración por lo que Juanito renuncia de lomé y San Juan bautista. Horney nos dice, ade-
su agresión a su padre”. más (40, pp. 351) “Groddeck una vez dijo pú-
Si la frase anterior parece ser conclusiva, en blicamente: por supuesto que el hombre teme a
“Totem y Tabú” (25) dice: “Más el que mire la mujer”. Y agrega, “que en la pubertad no sólo
atentamente la historia del pequeño Hans, en- tiene el adolescente que liberarse de la fijación
contrará pruebas abundantes de que el padre incestuosa a su madre, sino más aún, deberá
era admirado por ser el poseedor de grandes dominar su temor a todo el sexo femenino”. La
genitales y era temido, por amenazar éstos, los poca extensión de este trabajo no permite discu-
genitales del niño. En el Edipo así como en el tir ciertas afimaciones de Karen Horney, por
complejo de castración, el padre juega el mismo ejemplo, su afirmación de que “la base de la an-
papel de oponente temible de los intereses gustia de castración masculina es primordialmen-
sexuales infantiles. El padre amenaza con la cas- te la respuesta del ego del hombre al deseo de
tración o con la ceguera como substituto de la ser mujer”. (40 pág. 358). Afirmación que pue-
castración”. de ser cierta en algunos casos, pero que como
Nuevamente, en “Moises y el Monoteís- generalización minimiza el temor del hombre a
mo” (27) Freud presenta una historia clínica la mujer y equivoca la dinámica esencial de di-
donde él considera que hay temor al padre por cho temor.
el consabido complejo de castración, pero el Alice Balint (8) hablará del miedo que el
material clínico claramente muestra el miedo hombre tiene a los genitales femeninos, mas tan
que el paciente tiene a su madre y su conducta sólo por ser algo misterioso, no porque se con-
sumisa para con ella. ciba como algo terrible, atrapante, cercenante,
En otro párrafo (23) Freud nos relata un como lo muestran los sueños de nuestro caso
sueño, que a mi juicio no puede representar otra clínico.
cosa que el temor de castración a manos de la Otros autores, como Karl Abraham (1, 2, 3)
madre: y Fenichel (17) mencionan los deseos castrantes
“Un estudiante que sufre actualmente de de la mujer en general o de la madre en espe-
una neurosis obsesiva recordó que cuando cial, sin plantear el efecto que tales actitudes cas-
tenía 6 años, repetidas veces tuvo el si- trantes tienen en los hombres que conviven con
guiente sueño: va al peluquero a que le cor- ellas.
ten el pelo, repentinamente, una mujer A pesar de los trabajos de Karen Horney,
grande con facciones severas, se le acerca y Groddeck, J. Bowlby y sobre todo Erich Fromm,

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muchos analistas minimizan o ignoran el miedo que la vida presenta y además, enfrentar con
que el hombre tiene a la mujer y por ello no se alegría los problemas, los retos, gozoso de utili-
toma en cuenta ese temor, ni aún en aquel ma- zar las propias potencialidades. El hombre en su
terial clínico donde el miedo puede ser más apa- hombradía encara solo la realidad independien-
rente: en algunos casos de impotencia genital te y busca trascender su narcisimo y su miedo. El
masculina, en algunos casos de homosexualidad adulto maduro va aprendiendo a vivir sin vani-
en el hombre o en algunos casos de enuresis in- dad y sin temor, superando aquellas tentaciones,
fantiles. impulsos y deseos que lo alejan de la meta pro-
Cabe preguntarse: ¿No es verdad que en positiva de alcanzar el desarrollo pleno de sus
ocasiones el hombre parece angustiarse más por potencialidades erectivas.
poseer su pene, con las responsabilidades y ries- En el esquema Freudiano del desarrollo del
gos inherentes, que de no poseerlo? ¿No es pro- hombre, aunque no es explícita la diferencia en-
bable que haya mujeres que estan encantadas de tre masculinidad y hombradía, sí correponde la
no poseer un pene, precisamente para no tener segunda al caracter gential, es decir, al hombre
esas responsabilidades y esos riesgos? quien ha resuelto en forma positiva su edipo y
Algunos analistas sólo consideran impor- consecuentemente ha superado sus anhelos in-
tante la vida sexual del hombre y aunque es cestuosos y su temor de castración. La masculi-
verdad que la sexualidad es importante en la vi- nidad corresponde al carácter falico narcisista, es
da, hay otras experiencias que deben tomarse en decir, al hombre que no ha resulto su edipo y a
cuenta, como admirar la belleza, disfrutar la mú- quedado fijado a una etapa de rivalidad genital
sica, etc. Debe señalarse que pueden distinguir con el padre, de ahí que funcione como macho,
tres conceptos del hombre: el concepto socio- como semental y no como hombre.
cultural o sea el concepto de su edad adulta El temor que el hombre tiene a la mujer en
(manhood); el concepto sexual o de su masculi- general y a la madre en particular, pude clasifi-
nidad (maleness), y el concepto caracterológico carse en tres grupos o clases:
de su hombradía (manliness). Uno es exclusivo del hombre y se finca en
Edad Adulta: Cada cultura tiene una dife- las diferencias anatómicas y fisiológicas que dis-
rente definición de lo que es la edad adulta tinguen al hombre de la mujer. No me voy a ex-
(manhood) y esta etapa se alcanza cumpliendo tender en la descripción de un fenómeno que
con los requisitos que la cultura o sociedad exi- Fromm a descrito claramente en su ensayo “Sex
gen, como alcanzar cierta edad cronológica (por and Character,” (32) sólo mencionare que el
ejemplo 18 años), haber cumplido con su servi- hombre tiene que producir una erección para
cio militar, etc. Genitalmente pueden ser poten- poder realizar el acto sexual y que la erección
tes e impotentes, o presentar cualquier grado in- sólo es posible si se ha alcanzado un cierto nivel
termedio de potencia entre estos dos polos. de independencia. Estos hechos ponen a prueba
Masculinidad: Requiere la integridad ana- al hombre en cada ocasión sexual y en cada oca-
tómica de los genitales externos, erección com- sión se esta expuesto al fracaso y al ridículo. El
pleta y eficiente, una penetración potente y du- narcissimo del hombre tiene poca tolerancia al
radera y el logro de un orgasmo satisfactorio: ridículo, sobre todo en lo referente a su relación
pero siempre esta presente el temor a la impo- con la mujer, de ahí que entre mayor sea su nar-
tencia, por lo que se sienten vulnerables y son cisismo, mayor será su miedo al ridículo y por lo
vulnerables. El pene erecto oculta muchas defi- tanto, mayor será su temor a la mujer testigo de
ciencias, muchas dependencias y sobre todo, su posible fracaso.
permite ocultar el temor a la mujer sobre todo En otro grupo se encuentra el temor que se
el temor de perder o enojar a la madre. En los produce como consecuencia de la dependecia
casos de impotencia sexual el temor es evidente, del hombre en la mujer, por lo que el hombre
no así cuando el pene cumple con su función. mantiene a la mujer en calidad de figura mater-
En la Hombradía, no es suficiente poseer na, buscando en ella a la madre. (30, 31) Este
un pene ni tener una erección, se tiene que estar temor se encuentra tanto en hombres como en
siempre dispuesto a enfrentar cualquier situación mujeres.

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El que depende de alguien, evidentemente total o la locura. Desde luego pueden estar
no es dueño de su propia existencia. El que de- presentes ciertos factores constitucionales en
pende, renuncia en una cierta medida a su liber- el hijo por ejemplo: Síndrome de Down,
tad de acción en favor de las decisiones e inpo- etc. para que lo anterior sea posible.
siciones de quien depende y consecuentemente 2. Las madres que impiden el desarrollo de sus
esta obligado a cumplimentar, complacer, agra- hijos infantilizándolos. Este es un proceso
dar, halagar y adular a dicha persona. El que sumamemente interesante y existen diversos
depende, vivirá con el temor constante de ser procedimiento para llevarlo acabo: Median-
rechazado o abandonado. El que depende, vivi- te la seducción sexual, como en el caso clíni-
rá con el temor de perder el refugio que le per- co presentado, donde además hubo ridiculi-
mite eludir toda o una gran cantidad de respon- zación.
sabilidad y riesgo. Prolongando innecesariamente ciertos
Entre las razones que favorecen la relación actos maternales, por ejemplo, el alimentar
de dependencia y fijación a la madre estan, por al pecho hasta los seis, siete u ocho años de
ejemplo, las ausencias prolongadas del padre o edad. Habitualmente esto coincide con la
su muerte; la ineficacia del padre presente, sea interferencia materna en otras actividades
por que es rechazante, frio, indiferente y no de sus hijos, como impedirles socializar li-
comparte nada de su vida con sus hijos, sea por bremente con vecinos o condicípulos, limi-
que el padre a sido anulado como figura de au- tar sus actividades físicas y en ocasiones limi-
toridad en vista de su pasividad, su debilidad y tar el mundo que los rodea hasta mantener-
su cobardía; por que no sólo no tiene autoridad los semisecuestrados o secuestrados.
sino que además se a convertido en el verdugo Se infantiliza a los hijos mediante el so-
de los deseos punitivos de la madre. Resumien- borno: se les soborna con actitudes permisi-
do diria que todo aquello que favorece la falta vas o consentidoras, se les soborna con bie-
de identificación masculina en el hijo varón es- nes materiales, creándoles un mundo de
timula la dependencia en la madre y consecuen- placeres y satisfacciones que no deseen
temente el temor a ella. El padre cruel, hostil y abandonar; se les soborna con adulaciones y
autoritario, queda incluído en este mismo grupo halagos que infla el narcisismo del pequeño
debido a que siendo en el fondo inseguro de su (este tipo de soborno lleva implícita la con-
masculinidad y sobre todo carente de hombra- dición de que “sólo la madre comprende a
día, aterroriza a su hijo y le crea no solo un te- su hijo”), o bien, se estimulan sus razgos ne-
mor de castración sino a la vez aumenta su re- gativos y entonces las madres, como mo-
pudio a la identificación masculina, acentuando dernas Circes, transforman a sus hijos en
la dependencia del hijo en la madre. En este ca- cerdos, en lo físico y en lo psicológico, o en
so, quien originalmente rivaliza por la madre no ambos aspectos.
es el hijo, sino el padre. 3. Además de las madres que niegan la vida y
Entre los factores que favorecen la depen- de las madres que infantilizan, existen las
dencia con la madre, aparecen como mas im- madres que prohiben la maduración de sus
portantes los inherentes a la madre misma, que hijos, no ya a través del soborno o de la se-
los que se relaciona con el padre. Quiero aclarar ducción, sino mediante la educación por el
que aunque señalaré los mecanismos que utilizan terror, sea por el miedo al rechazo, por el
las madres para impedir la maduración de su miedo al rídiculo, o por el miedo al aban-
hijos, no niego que los padres son también fac- dono. Este tipo de madre destructiva, puni-
tores inhibidores o paralizantes de dicha madu- tiva, castiga la rebelión y sólo acepta la su-
ración. Los factores inherentes a la influencia misión incondicional. Es muy común que es-
materna se clasifican en tres grupos: ta sumisión lleve impícita la traición del pa-
1. Las madres que pueden hacer tan desagra- dre y del hombre. En ocasiones no sólo esta
dable la experiencia de vivir, que el hijo so- implícita la traición del padre, sino que es la
lo busca regresar, simbólicamente, al útero condición sine qua non.
materno, aunque ello implique su destrución

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El temor del hombre a la mujer
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Por último, hay una clase de temor a la madre,


sumamente intenso que depende, del grado de
regresión, es decir de el nivel de fijación prege- Referencias
nital a la madre. La consecuencia directa de este
1. Abraham, Karl: “Manifestations of the Female Cas-
grado de regresión es que la experiencia que se
tration Complex.” Selected Papers on Psycho-
tiene de la madre la asemeja a un ser todopode- analysis. The Hogarth Press. London 1949. 4a.
roso, fuente de vida y fuente de muerte, a quien Impression.
no se le debe desobedecer, porque se le necesita 2. Abraham, Karl: “Character Formation on the Geni-
tanto y porque se le vivencia como alguien tal Level of Libido Development.” Selected Pa-
quien nos puede destruir, devorar; así es como pers on Psychoanalysis. The Hogarth Press.
se ve representada con mucha frecuencia en los London 1949. 4a. Impression.
sueños. Este tipo de temor intenso, requiere de 3. Abraham, Karl: “An Infantile Sexual Theory not
la presencia, en la madre, de claros rasgos des- Hitherto Noted.” Inter. Journ. of Psychoan.
Vol. VI. 1925. pp. 444-446.
tructivos, punitivos, ausentes de toda misericor-
4. Adelson, Lester M.D.: “Homicide by Starvation.
dia. A veces matan a su hijos (4,59). The Nutritional Variant of the Battered Child.”
Esta clase de temor a la madre, es común a J.A.M.A. Nov. 2, 1963. Vol. 186. No. 5. pp.
hombres y mujeres. 104-106.
Es esta última clase de temor la de mayores 5. Alexander, Franz: “The Castration Complex in the
consecuencias psicopatogénicas. Bajo el dominio Formation of the Character.” Journal of Home
de este temor, se puede ser impotente, pero lo Economics. Vol. 34. No. 4. April 1942. pp. 11-
que es mas importante, se puede ser potente, se 42.
6. Anónimo: “Willful Injuries to Children.” “What’s
puede vivir la masculinidad sin haber alcanzado
New”. Published by Abbott Laboratories
la hombradía. Es decir, bajo el dominio de este
Summer. 1962. No. 228. pp. 3-5.
temor, el funcionamiento sexual puede ser nor- 7. Anónimo: “The Physically Abused Child.” Com-
mal, sin que realmente el hombre sea un hom- mentary Pediatrics. Vol. 31. No. 6. June. 1963.
bre. pp. 895-898.
En resumen: la experiencia clínica y algunos 8. Balint, Alice: “The Early Years of life. A Psychoana-
datos de la literatura psicoanalítica muestran que lytic Study.” Basic Books, Inc. N.Y. 1st. Edition,
el hombre teme a la mujer y específicamente a 1954.
su madre. Que este temor a la mujer posee un 9. Blum, Gerald, S.: “Psychoanalytic Theories of Per-
sonality.” McGraw Hill Book Co. Inc. 1953.
alto grado de psicopatogenicidad que no le con-
pp. 86-87.
cede la teoría freudiana. Que este temor en el
10. Boehm, Felix: “The History of the Oedipus Com-
hombre es causado por el miedo al ridículo y a plex”. Intern. Journ. of Psychoan. Vol. XII,
la soledad. En hombre y mujeres, este temor es 1931. pp. 431-451.
causado por la relación de dependencia con la 11. Bryan, Douglas: “Speach and Castration: Two Un-
madre o figuras substitutivas. El temor mas in- usual Analytic Hours.” Intern. Journ. of Psy-
tenso a la mujer dependerá: del nivel de fijación choan. Vol. VI. 1925. pp. 317-323.
pregenital y del carácter destructivo de la ma- 12. Deutsch, Helene: “Psychology of Women.” Vol. I.
dre. pp. 37-50. Vol. II. pp. 95-103.
13. Deutsch, Helene: “Psychoanalysis of the Neuro-
Bajo la influencia del narcisismo masculino,
ses.” The Hogarth Press. London. 1951. pp. 50-
el hombre ha caído en la trampa de creer que la 68.
sola posesión del pene lo convierte en un hom- 14. Editorial J.A.M.A.: “The Battered Child Syn-
bre maduro y lo cree aún mas, si es capaz de drome.” Vol. 181. No. 1. July 7. 1962. p. 130.
llevar a cabo una relación sexual normal; el 15. Ellis, Havelock: “Psychology of Sex.” Pan Giant X-
hombre ha olvidado que el proceso para alcan- 33. Pan Books Ltd. 8th. printing 1962.
zar la hombradía es de esfuerzos cotidianos ince- 16. Fenichel, Otto: “The Psychoanalytic Theory of
santes. Neurosis.” W.W. Norton and Co. Inc. N.Y.
El temor del hombre a la mujer lo lleva a 1945.
17. Fenichel, Otto: “Some Infantile Sexual Theories
traicionar al hombre, con todas las consecuen-
not Hitherto Described.” Intern. Journ. of Psy-
cias inherentes.
choan. Vol. IX, 1928. pp. 345-352.

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Copyright © 1966 and 2009 by Jorge Silva-García M.D., Joaquín Romo 171, Tlalpan
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