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La familia como núcleo o unidad de intervención

En este caso, nos referimos a familias en las que se dan fundamentalmente disfunciones a nivel
de comunicación, de relación, es decir, cuando la familia, plantea un problema o necesidad que
se ha generado como resultado de la falta de comunicación o por unas pautas de comunicación
inadecuadas o insatisfactorias para sus miembros. El Educador Familiar trabajará con estas familias
las disfunciones nombradas en orden a cambiarlas o al menos hacerlas explícitas y
comprensibles, teniendo siempre presente que estamos ante un sistema con unas características
de funcionamiento propias y que nuestra tarea es ayudar a que recupere o adquiera pauta que
le permita alcanzar sus objetivos.

Los apartados que podemos señalar dentro de este tipo de intervención son: (Bennett, T. y otros
(1990)

a) Estudio y diagnóstico inicial: Primeramente hay que hacer un estudio pormenorizado de las
características familiares que debe incluir necesariamente:

- Estructura familiar: Descripción de las características de los miembros de la familia, roles que
asumen, etc.
- Interacciones familiares: Forma en que el sistema familia interactúa para afrontar las necesidades
de los individuos, con la consideración específica de los subsistemas marital, parental y fraternal.
- Funciones de la familia: Actividades que realizar para afrontar sus propias necesidades.
- Ciclo en el que se encuentra la familia: Peculiaridades del mismo, mecanismos de
afrontamiento, situaciones de estrés, etc.
- Interacciones extrafamiliares: Consideración de redes informales (familia extensa, amigos, etc.) y
formales.
- Indicadores de medios de cohesión: cercanía, apoyo, toma de decisiones, espacios
compartidos, etc.
- Indicadores de adaptabilidad familiar: estructura de poder, normas en la relación, etc.

Por lo tanto, en el primer paso lo que se intenta conseguir es formular un diagnóstico en el


que se establezca que la familia está pasando por unas dificultades o tiene un problema de
comunicación de relación, que ha de ser abordado a través de una intervención específica que
tendrá como eje central la entrevista familiar.

b) Oferta de ayuda, acuerdo o contrato: Una vez realizado el estudio inicial y establecido el
diagnóstico en el que se refleja claramente que se trata de una problemática de disfunciones de
relación, de comunicación, el educador familiar realiza una primera ENTREVISTA familiar en la que
expone sus conclusiones y ofrece la posibilidad de iniciar un proceso de ayuda que básicamente
ha de estar encaminado a que la propia familia reflexione sobre su problema o necesidad, sobre

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si misma, sobre sus potencialidades, sobre los recursos externos con que cuenta, de forma que
a través de esta reflexión la familia vaya siendo capaz de clarificar la situación y de afrontarla; así
se genera un crecimiento de la familia como grupo que permitirá que en posibles situaciones
similares posteriores pueda asumir su realidad sin necesidad de solicitar ayuda profesional.

La importancia de la primera entrevista con la familia es puesta de relieve por diversos


autores, como Ranquet, M. (1996), Bennett, T y otros (1990), indicando la necesidad de tener
presentes las siguientes consideraciones:

- Establecer claramente el objeto (contenido) y el objetivo por lo que se quiere realizar la


entrevista familiar.
- Realizar la entrevista en un lugar conocido por ellos. El mejor sitio suele ser el domicilio familiar,
pero nunca ha de imponerse.
- Crear una atmósfera positiva, no amenazante. Por ello, es esencial comenzar la entrevista
recordando el objeto y el objetivo de la misma, haciendo énfasis no en los problemas familiares,
sino en las capacidades, en los recursos de la familia. Es decir, es preciso hacer explícita la
realidad de esa familia: que son capaces de asumir que tienen un problema y desean
solucionarlo para el bien de todos.
- Explicar claramente cuál es el papel del educador familiar: Dirigir, coordinar, encaminar la
reflexión de la familia sobre su propia realidad.
- Es preciso alentar la participación de todos los miembros.
- Ayudar a la familia a clarificar las preocupaciones y dudas sobre el trabajo que se les propone.
- Finalizar la entrevista resumiendo lo tratado en ella y poniendo de relieve los acuerdos
alcanzados, que en esta primera entrevista supone la aceptación del inicio de proceso de ayuda,
su duración, articulación y finalización.

c) Proceso de ayuda: Se realizará esencialmente a través de una serie de entrevistas familiares en


las que, como ya hemos señalado, se trata de que la familia reflexione sobre su realidad, sus
problemas, sus necesidades y sus capacidades, para ello se procederá atendiendo al siguiente
esquema:

- Identificación de necesidades, problemas, aspiraciones familiares: La entrevista comenzará,


como en todos los casos, con el recordatorio del objeto y el objetivo de la misma. Para la
concreción de las necesidades familiares es preciso tener siempre presente que éstas adquieren
realidad en la medida en que son sentidas y hechas explícitas como tales por todos los
componentes de la familia. Esto es, es indispensable que todas las personas piensen sobre sus
propias necesidades y en qué medidas éstas se convierten en necesidades familiares. Ello
implica un esfuerzo adicional de escucha y respeto por parte de todos y, asimismo, una decisión
de superar el marco puramente individual para alcanzar el marco grupal de la familia.
- Identificación de fortalezas y capacidades: Obliga a la persona a reflexionar sobre ella misma.

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La identificación de las fortalezas y capacidades familiares se inicia con la concreción de éstas
por parte de cada uno de los componentes de la familia.
- Identificación de apoyos y recursos: Se trata de que la familia sea capaz de concretar las redes
formales e informales de ayuda.

De esta manera la familia habrá sido capaz de construir, de clarificar no sólo sus necesidades,
problemas, aspiraciones, sino también los recursos, los medios con los que cuenta para poder
hacerles frente, pasando a articular de manera precisa cómo van a realizar la intervención, por
dónde van a comenzar, cómo van a controlar los resultados, etc.

En todas las entrevistas, el Educador Familiar comenzará haciendo un recordatorio de la sesión


anterior, comentará la razón de una nueva entrevista familiar y expondrá la tarea que la familia
tiene que realizar en ella. Su papel deberá limitarse a orientar la tarea, ayudar a los miembros de
la unidad familiar a participar, favoreciendo que todos lo hagan en la medida en que lo deseen,
les ayudará en el esfuerzo de alcanzar acuerdos y finalizará haciendo un breve resumen y
poniendo de relieve los acuerdos alcanzados. Recordará el siguiente paso que la familia tiene
que dar, fijando el contenido y fecha de la siguiente reunión.

d) Intervención: La familia afronta de manera concreta sus necesidades conforme a lo que hayan
establecido. Es importante que junto a las tareas también haya quedado reflejado cómo van a
controlar ellos mismos el proceso, de forma que en esta etapa el educador familiar pasa
claramente a un segundo plano. Sólo se realizarán encuentros para evaluar cómo se está
desarrollando el proceso a todos los niveles, incluso en el de los mecanismos de control de la
familia sobre los resultados y en su reacción a los posibles efectos no deseados. Esto supone
que inicialmente se ha concretado todo ello y se ha establecido un calendario preciso.

e) Evaluación y finalización: Se trata de realizar una entrevista final en la que se ayuda a la familia
a evaluar todo lo trabajado. Es importante que el educador familiar refleje que haber realizado el
camino juntos les ha fortalecido aunque las metas concretas no se hayan conseguido
plenamente. Es decir, es necesario que la familia sea consciente del camino recorrido y de que
pueden hacerlo autónomamente.

Este tipo de metodología seguida tiene como dificultad específica el implicar a todos los
componentes de la unidad de convivencia, todos han de ser capaces de realizar el proceso de
reflexión, de discutir, de llegar a acuerdos y tomar decisiones concretas en un nivel de igualdad.
Ello supone que cuando en la familia hay niños pequeños o cuando alguno de los miembros
sufre discapacidad importante que limita esencialmente su capacidad reflexiva y volitiva, sea
necesario considerar que los niveles de comunicación, de reflexión, etc, son totalmente
diferentes, por lo que es necesaria una actuación que tenga en cuenta estas peculiaridades.

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La intervención en los diferentes subsistemas familiares:

Intervención que se dirige a la familia que se encuentra con dificultades por tener que asumir una
situación de crisis, una problemática peculiar que le hace sentirse aislada, implicando una ruptura
o disfunciones en los modelos de comunicación que para ser superadas hacen precisa o
necesaria la comunicación entre iguales; por lo que, en este tipo de intervención, no se trabaja
con ella en su totalidad, sino con los diferentes subsistemas a través de su inclusión en grupos
de iguales.

Nos encontramos, por tanto, con una intervención en la que se considera a la familia como un
sistema y en ella están presentes problemas de comunicación, de relación que cristalizan en
efectos concretos no deseados y que han aflorado por una circunstancia específica claramente
identificable que precisa de una intervención cualitativamente diferente a la anterior.

Cualquier intervención con cualquiera de los componentes de la familia tiene repercusiones en


toda ella. Así todos los miembros de la familia influyen y son influidos por el grupo y cada uno
de sus participantes, estableciéndose una continua y compleja red de relaciones de la que nadie
puede sustraerse. A ello hay que añadir la valoración que se realiza de la comunicación entre
iguales ya que ésta presenta unas características y riqueza que la convierten en un instrumentos
terapéutico de primer orden (Gracia Fuster, E.; 1997). Aunque se esté trabajando de manera
directa con sólo un miembro de la familia, el resto ha de conocer esta intervención y de manera
indirecta se les implica en ella, invitándoles a participar en diferentes actividades.

En estos casos, es importante la creación de grupos de apoyo, ya que supone la constitución de


un marco para tratar los problemas familiares, en un clima adecuado, creando lazos que permiten
la expresión espontánea de las dificultades y sentimientos. Son instrumentos esenciales en la
intervención con familias para abordar problemas, que hacen referencia a tales dificultades de
comunicación, producidos por nuevas situaciones familiares que generan disfunciones leves, de
reajuste y que precisan una intervención grupal basada en el intercambio de información y
experiencias con personas que comparten las mismas o parecidas circunstancias.

Pongamos un ejemplo: el nacimiento en una familia de un niño con alguna discapacidad puede
comprometer y alterar las funciones que tradicionalmente se le reconocen a la familia, como son,
atención y cuidado físico, socialización y educación, etc. Se trata de un acontecimiento
importante, de una crisis en el ciclo vital familiar. La tareas de cuidado y atención aumentan, de
forma que se produce un estrés añadido al que se genera con el mero nacimiento de un niño.

En el ejemplo expuesto, y como educadores familiares, tendríamos que hacer frente a las
necesidades que puedan surgir como son:

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- Información adecuada a la edad sobre la situación del niño y proceso de tratamiento.
- Comunicación con la familia de las repercusiones que para todos ellos tiene la nueva situación.
- Reconocimiento por los padres de los avances del niño.
- Tiempo para él mismo y compartido con los padres.
- Dotarles de estrategias para afrontar las reacciones de los demás y las nuevas cargas y
responsabilidades familiares.

Intervención con familias problema o multiproblema:

Para algunos autores constituye la intervención más habitual de los educadores familiares y que
principalmente se caracteriza por tener muchas carencias tanto en sus procesos internos como
externos. Generalmente son familias distantes en sus relaciones con los sistemas sociales de su
entorno y a los que sólo les queda el apoyo de un profesional o experto en temas de familia.

En estos casos, se necesita de una fuerte intervención tanto a nivel individual como grupal, en
la que, dada la complejidad de la realidad familiar, suele ser necesaria la coordinación de
diversos profesionales de diferentes instituciones o centros, por lo que la intervención puede
estructurarse de la siguiente manera:

a) Solicitud de ayuda por parte de la familia: Se realiza por alguna necesidad que consideran
perentoria. El educador familiar ha de realizar un estudio completo de la familia sin descuidar la
demanda explícita. De esta manera ha de articular cuidadosamente lo que supone la respuesta a
una demanda con la utilización de esta respuesta como instrumento de acercamiento a la familia,
a una realidad mucho más compleja.

b) Puesta en contacto con otros profesionales: En la primera exploración no es infrecuente


encontrar que otros profesionales han intervenido respondiendo de manera puntual y específica
a demandas anteriores, finalizando su intervención con la cobertura de las mismas o con la
derivación a otro servicio, o bien que en ese momento la familia, a través de otro de sus
miembros está en contacto con otros profesionales para la cobertura o la solución de otro
problema. El objetivo es recabar la máxima información e ir preparando una intervención
coordinada.

c) Una vez establecido un diagnóstico inicial del caso es preciso tener una reunión de
coordinación con todos los profesionales que de una forma u otra hayan estado o están
trabajando con la familia y que consideren necesaria una intervención diferente. Se trata de ir
trabajando con la familia para que sea capaz de ir afrontando de manera autónoma su

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funcionamiento. Es imprescindible establecer lo siguiente:

- Diagnóstico inicial de los diferentes miembros de la familia y de ésta como unidad realizado
por todos los profesionales.

- Oferta de ayuda concreta que se realizará a la familia y que servirá como instrumento para
articular una ayuda de mayor alcance. Es decir, se trata de priorizar las diferentes demandas que
la familia haya planteado, racionalizarlas e irles dando respuestas en la medida en que la familia
sea capaz de irse implicando en las mismas. Se comenzará, por tanto, por cubrir totalmente
aquellas que sean consideradas imprescindibles y que no pueden ser asumidas por la familia
inicialmente, para progresivamente ir estableciendo aquellas que han de contar con apoyos
parciales y finalizar por las que deben ser asumidas por la propia familia.

- Nivel de participación de los diferentes profesionales en el proceso con especificación de las


tareas a realizar, calendario de sesiones, etc, estableciendo claramente quién asumirá la
responsabilidad de la coordinación.

- Calendario específico de actuaciones, criterios evaluativos y reuniones de coordinación


(reuniones que quedarán recogidas en actas)

- Oferta de ayuda, acuerdo, contrato: se realizará la oferta de ayuda a la persona que haya
planteado la demanda, presentando esta oferta según lo acordado en la reunión de los
profesionales, es decir, como una intervención que supera el marco puntual y trata de articular la
ayuda en un proceso más profundo. Ello conllevará una serie de entrevistas individuales con
otros miembros de la familia que habrá de finalizar con una entrevista de todos los miembros
familiares implicados e interesados con los que se iniciará el proceso de la forma acordad,
estableciendo claramente las actuaciones, el calendario de las mismas, los criterios de
evaluación, etc.

- Intervención: Se trata de articular los diferentes recursos con la progresiva responsabilidad de


la familia en la utilización de los mismos. Es decir, en la intervención inicialmente tienen un
protagonismo importante los diferentes profesionales en la articulación de los diversos recursos,
pero solo de manera escalonada los diferentes miembros de la familia irán asumiendo este
protagonismo.

- Evaluación y finalización: El proceso finaliza evaluando todo lo realizado. Se trataría de haber


conseguido que la familia no continúe siendo cliente habitual de los servicios sociales por haber
adquirido unas pautas de funcionamiento que le permita ser más autónoma.

Antes de finalizar con este apartado no podemos pasar por alto una de las técnicas más

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empleadas en la intervención con familias, la cual expone una primera visión global de la misma;
estamos hablando del conocido GENOGRAMA, el cual es una representación gráfica de una
familia (con varias generaciones) que registra información sobre los miembros de esa familia y sus
relaciones. Su estructura en forma de árbol proporciona una rápida visualización de las complejas
relaciones familiares y, es una rica fuente de hipótesis sobre cómo un problema clínico puede
estar relacionado con el contexto familiar y su evolución a través del tiempo.

Por lo general el genograma se construye durante la primera sesión y luego se revisa a medida
que se obtiene más información; ayuda al profesional o experto y, a la familia, a ver un «cuadro
mayor», tanto desde el punto de vista histórico como del actual: es decir, que la información
sobre una determinada familia puede interpretarse en forma horizontal a través del contexto
familiar y vertical a través de las generaciones.

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