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Inmigración (i)

Por: Carlos Ardila

"El descontrol de la immigració costarà 11.000.000 milions d'euros al any en gast tangible en
els pròxims 25 anys, més que el deute històric de l'estat en la seva existència..." Josep
Anglada, President de Plataforma per Catalunya, 17 Regidors y 3 Consellers Comarcals, más
del triple de las penúltimas elecciones.

11.000.000 millones.... ¿Existe?, ¿No es como decir medio millón quinientos mil?, ¿Realmente
a cuanto direno se refiere?, ¿A 11 millones?, ¿A 11 mil millones?, ¿A 11 billones?, ¿En cuanto
tiempo?.

Bueno, a parte del simple problema matemático del Sr. President de Partido Político, lo
que aterra es la gente. No paro de ver mensajes en el muro del Facebook del Sr. Anglada con
expresiones como "¿...Y todo eso lo pagaremos nosotros?", "para rizar el rizo nos endosan a
los Cubanos", "Indignante, menos trabajo para nosotros", "Es que los españoles somos tontos,
pagando para que ellos vivan la vida como reyes sin hacer nada", "a los españoles nada de
nada, y para ellos todas las ayudas son pocas, eso no se puede permitir", "La invasión del
Islam está cerca", estos son solo los comentarios de Pablo, María, Carlos, Susana, Ana y
Verónica, pero cada semana se suman más ciudadanos tolerantes al carro del Sr. Anglada,
pronto serán 11.000.000 millones de millones.

¿Qué hacemos?, ¿Que hago?, ¿Como cambiamos esta realidad?, ¿Será que soy yo quién
está equivocado y soy un inmigrante que vivie como rey con los impuestos del sudor de la
frente de los españoles y que además les quito el trabjo? ¿Seré yo el culpable de la crisis?
Pues parece.

Andrea, colombiana, casi Doctora en Derecho por la Universidad de Viena, Máster en


Relaciones Internacionales por la Universidad de Barcelona, con interés en estudiar un
postgrado en Cultura de Paz, le han denegado la estancia de estudiante en España por la
siguiente razón: "Relaciones internacionales no tiene nada que ver con Cultura de Paz",
procede a volver a tu país en un término de 10 días... después de 3 años estudiando en la
bonita y tolerante Barcelona.

Esto se lo dijeron luego de las segundas 4 o 5 horas de fila. En las primeras, la señorita
española que con el sudor de su frente paga mi estancia de rey en este país, no pudo grabarle
en el sistema la solicitud de estudio, porque era verano, y ella tenía que irse porque por la tarde
no trabaja.

En las segundas, esta mañana, le dice que ella "no ve la relación entre los dos estudios". Sin el
derecho a exlpicar a la trabajadora funcionaria la relación que efectivamente existe entre sus
estudios, ésta le dice con su gran sabiduría y discernimiento que no, que no hay relación entre
sus estudios de Doctorado basados en las relaciones Norte-Sur y sus estudios de Relaciones
Internacionales y Países Emergente con la Cultura de Paz. ¿Ah? Eso es inteligencia a la
primera!

¿Cómo hace uno para saber que relación hay entre esos estudios leyendo solo el título de los
mismos?, ¿Que habrá estudiado esa ilustradísima funcionaria para saberlo tan fugazmente?

El hecho es que yo llevo también en la acogedora Barcelona ya 7 años. Grandes amigos me ha


regalado esta ciudad, grandes experiencias, grandes momentos. Pero cuando leo, veo, siento
o escucho a seres humanos idénticos a mí, pero que realmente creen que la delincuencia, los
problemas económicos del país, las esperas en los hospitales, la intesabilidad de la Seguridad
Social, etc. son ocasionados por la inmigración, siento mis pantorrillas de mantequilla y un
mareo de pocas fracciones de segundo que me acerca a un desasosiego más prolongado.

Evidentemente a esta tierra no traje grandes riquezas, ni un invento que desarrollara ninguna
industria, ni una fórmula médica que curara una grave enfermedad, ni una idea tan brillante que
nos permitiera vivir mejor a todos. Traje un maletín de mano, y un corazón bueno a disposición
de cualquiera. Me enamoré de ver pasear personas de todos los países, colores y religiones,
recuerdo todavía la escena muda de los primeros días y la sensación de "Aquí la gente vive en
paz, sabe vivir, sabe respetar". Fue solo cuestión de tiempo (tampoco tanto), cuando escuché
el primer "vienen a quitarnos el trabajo", y unos días mas tarde cuando se dirigieron a mi con
un "sudaca de mierda".

De todas formas no fue hasta que un gran amigo destapó sus cartas que no perdí toda la
ilusión. Escucharlo decir "Es que aquí nos comemos toda la inmigración, porque los africanos
llegan super fácil y los sudamericanos hablan castellano" fue la muerte en vida para mis
ilusiones de "aquí la gente vive en paz, sabe vivir, sabe respetar". Jamás volví a prestar ningún
tipo de atención a ningún tipo de conversación, reclamo, insulto, idea ni sugerencia al respecto.
Entendí que se trataba de un clasismo salvaje en el que no está arriba el que más tiene, sino
que está más abajo el que viene de 4 puntos del mundo, de África, de China, del Este de
Europa y de Suramérica.

Todos podemos pensar lo que queramos, pero que el que piense esto y además se lo enseñe
a su hijo, en un mundo globalizado en el que ya no existen las fronteras comerciales,
comete atentado contra su desarrollo y su felicidad, porque no aprenderá a relacionarse con las
personas por los estúpidos perjucios heredados que ha inculcado en el su progenitor. Que el
que piense esto se lo traslade a su hijo, así sea con todo el amor del mundo, solo estará
alimentando la infinita espiral del odio, el separatismo y la crueldad tan poco necesarias para
mantener la esperanza de que los hombres, quizás un día, podamos vivir en paz, en libertad,
en armonía, en respeto y en tolerancia.

Desafortunadamente los datos más actuales que podrían enfrentar la teoría del Sr. Anglada, si
ella fuera cierta y numéricamente posible, son del año 2006, (Último período en que el Estado
estudió el tema), a través del Estudio de Contribución Económica de la Población Extranjera de
la Oficina Económica de Gobierno que reveló que la imigración extracomunitaria (entiéndase la
parte baja de la pirámide clasista mencionada), ha generado poco más de 23 mil millones de
Euros en el período 2000 - 2005, que en la comunidad que más presupuesto se gasta en
integración es la Comunidad de Madrid, con el 0,4% del presupuesto, y que el gasto público
que generamos es muy inferior a la riqueza que aportamos. Imagínense que todos tuviéramos
derecho al trabajo...

En pleno siglo tecnológico y de las comunicaciones hay solo en este país cientos de miles de
personas que imploran por su derecho básico y fundamental al trabajo, a la dignidad, y muy
desafortunada es su suerte en esta Iberia descompuesta (En Portugal un poco más de lo
mismo), que gasta tantos recursos, energías y debates en discusiones como las de los amigos
de Facebook del Sr. Anglada ignorando a la persona tras el letrero de inmigrante que está en la
esquina, al que nadie le para bolas y que está muerto de las ganas por aportar y demostrarse a
si mismo que es un ser humano y que tiene derecho a una vida digna.

Estoy triste, supongo que al final le diré a Andrea, tranquila, no tienes porque sufrir el desprecio
de estos grandes, sabios, ordenados y desarrollados españoles que tanto hacen por nosotros
los inmigrantes, agradezcamos que no nos fusilan, que no vivimos en Francia, ni Italia, ni
EEUU, y devolvámonos a nuestra tierra, casémonos allá y vivamos otra vez sin
esquivar conversaciones, ni situaciones, olvidémonos de esta etiqueta tan charra, inmigrantes.

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