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LA PARADOJA

Las ideas que defiendo no son mías. Las tomé prestadas de Sócrates, se las pulí a
Chesterfield, se las robé a Jesús. Y si no os gustan sus ideas, ¿las de quién hubierais
preferido utilizar?

La sociedad. Hombres y mujeres se agrupados y organizados para cumplir con metas que
les permitan seguir existiendo. Es tan sencillo y a la vez tan impresionante ver cómo se
coordinan multitudes de cabezas con ideales tan diversos entre sí para la consecución de
un objetivo.

Tal coordinación es trabajo de unos individuos que han sabido hacerse notar por los
demás y que han ganado su confianza para que, sin dudas ni contestaciones, los sigan a
un determinado punto.

Tales personas son los líderes, quienes proporcionan orden, identidad y armonía dentro
de un grupo, y aún más, fuera de él, son puentes de comunicación con otros grupos. Por
tal razón, es importante comprender qué significa ser líder, ya que del liderazgo depende
el éxito o fracaso a nivel grupal e inclusive individual.

Por eso, a continuación se analiza el concepto de liderazgo que propone la obra “La
paradoja”, de James C. Hunter. Se observarán cuáles son las aportaciones que la obra da
al concepto de liderazgo y que modifican la concepción que generalmente se tiene de tal
término.

En el libro, el liderazgo es definido como “el arte de influir sobre la gente para que
trabaje con entusiasmo en la consecución de objetivos en pro del bien común.” Esta
definición coincide con el actual modelo del liderazgo, en el cual se dice que el líder es
un “facilitador de procesos”; sin embargo, el concepto del libro agrega algo más
consecución de objetivos en pro del bien común.

A veces suele verse al líder como “el que manda”, lo cual hace a las personas un poco
reticentes en cuanto a obedecer, pues según esta lógica, se entiende “seguir al líder” como
“someterse a la voluntad de un igual”.

Es pertinente aclarar que un líder no manda, al menos no directamente, no obliga, sino


que influye, induce, estimula a las personas a trabajar, el líder no está por encima de las
personas, está a un lado; en segundo lugar, los colaboradores no hacen lo que al líder se
le pega la gana, sino que son cosas que al final benefician a todo el grupo.

Con esta definición, el líder deja de ser un jefe o un tirano, y se convierte en un agente de
motivación y un coordinador. Sin embargo, aún en el papel de motivador y coordinador,
el líder tiene una responsabilidad muy grande; él lleva la brújula, y de su coordinación
depende el éxito o el fracaso de la consecución del bienestar del grupo.

La voz del líder debe ser recibida con la credibilidad de sus colaboradores, y una vez que
se gana, puede ser ciega, pero muy volátil si no se sabe manejar, ya que se puede perder
fácilmente ante cualquier atisbo de duda en el líder o ante el fracaso inminente, si el líder
no sabe sacar a flote la situación.

En primera instancia, cabe preguntarse ¿cómo un aspirante a líder se gana la credibilidad


de un grupo?

El hermano Simeón, con base en un sistema de gestión basado en la manera en que Cristo
se desenvolvía, observa que este nuevo concepto de liderazgo se basa en una autoridad, o
la influencia que una persona tiene para hacerse obedecer, que se gana con servicio y
sacrificio.

El modelo de liderazgo de “la paradoja” tiene tintes humanistas, ya que no son las
capacidades físicas ni intelectuales las que dan la autoridad, sino las morales: qué tanto
aplica los valores en sus relaciones.

Aquí es conveniente recordar otra de las características que se atribuyen al líder: es un


individuo que constituye un ejemplo a seguir, y en el modelo de Simeón entra
perfectamente tal enunciado: este líder es ejemplo para los demás porque practica el bien
para todos, motiva a los demás a buscar el bien para todos, y dirige actividades cuyos
fines constituirán un bien para todos.

Para poder ser un ejemplo a seguir, es importante que haya congruencia entre palabras y
actos.

Como base de todo este modelo, el hermano Simeón dice que todo surge de una elección.

Esta palabra, en un principio, alude a las personas proactivas, ya que aquél que elige
toma las riendas de su vida; sin embargo, cuando la directora de escuela alude a
Kierkegaard con la frase de que incluso no tomar decisiones es una decisión, surge
entonces una constante más profunda en este modelo de liderazgo que, sin duda, es otra
de las claves del éxito del líder: la responsabilidad, que en el libro es definida como “la
capacidad para responder” y el compromiso, que es entendida como “atenerte a tus
elecciones”.
Aún si el individuo se dice proactivo y toma sus decisiones, no sería un líder íntegro si no
admitiera las fallas de sus actos, y peor aún, si no tiene la capacidad para responder ante
las situaciones adversas que se le presenten.

El concepto de liderazgo en “la paradoja” va más allá de un rol social, o un elemento en


las organizaciones competitivas. Tiene un componente individual importante, el cual es la
nueva perspectiva del liderazgo en esta obra: el liderazgo como factor de crecimiento
personal.
Son los valores que implica liderar y las responsabilidades que implica lo que hace que
ser líder sea más que una tarea de trabajo; si se observa con atención, en todas las
relaciones se tienen responsabilidades, y en más de una se tiene que influir a la otra
persona (o personas), para que hagan algo: piénsese en los padres e hijos, entrenadores y
maestros, o incluso en una pareja cuando las cosas no andan bien para uno.

De todos estos ejemplos, los más significativos son los padres y los maestros, pues todo
lo que deben decir a los hijos y a los alumnos es para el bien de los menores, por lo que
los primeros deben modificar sus maneras de relacionarse con los segundos para ser más
persuasivos y asertivos, con lo que se logrará el propósito de educar a los hijos o
alumnos.

Como guías para llevar a buen grado tales responsabilidades, todo líder debe ser claro
reflejo de los valores, los cuales han sido producto del continuo desarrollo y aprendizaje
de la sociedad.

Para ir concluyendo, sería interesante destacar que el título original de la obra es “The
Servant”, o sea el sirviente, lo cual resume con mucho la aportación que este libro tiene al
concepto general del liderazgo; el líder no es un jefe o un dictador, sino un sirviente al
servicio de las organizaciones.

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